AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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As-tu mon coeur? [Priv] Pos +18
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As-tu mon coeur? [Priv] Pos +18
Una vez fueron amantes a escondidas, pero uno tenía promesas que cumplir y el otro no, era tan solamente un ente que vagaba por doquier. Ahora el vampiro tenía obligaciones, menos tiempo para pensar en su longevidad eterna la cual disfruta sin pavor. Le sonríe a las sombras aunque estas le ensombrezcan la poca luz que tenía. Andaba por el bosque para poder despejar su mente de Mara, de Scarlett aunque fuera por una noche. Necesitaba parar el tiempo y ver todo lo que ha vivido desde que estaba en Paris, desde que empezó a conocer a personas demasiado interesantes que no estaban con él.
Por los jardines del olvido que aumentaban conforme caminaba, él estaba sinceramente perdido entre tantos recuerdos. Caminando por los bosques, llego a lo que parecía una capilla abandonada que, no recordaba que hubiera estado ahí desde un principio. Quizás no lo vio en sus múltiples paseos, pero ¿Quién sabe? Cuando uno se concentra en una cosa, lo demás deja de existir. Su manera de ver las cosas del mundo eran tan retrograda que aún se pensaba que estaba en el siglo XIII, que aún estaba por casarse con Marie. Marie! Era pesada en su mente, la pesaba en su corazón y ella no parecía querer salir de sus pensamientos. ¿Tan fuerte le lanzo el hechizo del amor? ¿O él fue el débil que se dejó hechizar? Marié tenía su encanto, tenía su belleza etérea y esos cabellos oscuros pero que sus ojos blancos con su iris de color azul, lo tenían bajo el control de la que ya no está con él.
Se dirigió hacia la capilla que estaba casi en runas, pero eso a él no le importaba. Era como si…fuera el reflejo del paisaje que adornaban sus pensamientos, sus sueños, sus índoles más deseadas pero que jamás llegaría a tener por ocioso. Llegó a sentarse en las escaleras que estaban rotas y la luna se reflejaba delante suya, sobre aquel hermoso rio que estaba demasiado en calma. Miraba a todos lados, miraba por doquier. Sentía que no estaba solo de repente, una sensación conocida le recorría su cuerpo sin un descanso, pero intento mantenerse seco, quieto, sin emoción alguna que demostrar pues en ese aspecto, había cambiado bastante. Una muchachita llamada Scarlett y dos niñas llamada Mara y Melone, le habían ablandado el corazón. Se rio al pensar que parecían una familia ambulante recogiendo restos que los demás iban dejando por extrañas circunstancias.
No se arrepentía de estar con ellas. Eran lo mejor que le había pasado pero con Scarlett aún tenía sus roces. No estaba siempre con ella pues tenía que estar con su familia y él con sus hijas. Aun se estaban conociendo, pero no sabía porque tenía nervios cuando estaba con ella. Era extraño que no lo recordara desde Marie. Se había olvidado de lo quera estar o comenzar a estar enamorado. Era verdad que era un don juan a veces, pero siempre iba a por una hasta conseguirla.
-¿Uhm? –Escucho algo detrás suya, se levantó y prefirió no haberlo hecho.
Tanto tiempo sin verle.
Tantas líneas de tiempo ocultas en un compás silencioso.
¿ Que hacia ÉL aquí…?
Por los jardines del olvido que aumentaban conforme caminaba, él estaba sinceramente perdido entre tantos recuerdos. Caminando por los bosques, llego a lo que parecía una capilla abandonada que, no recordaba que hubiera estado ahí desde un principio. Quizás no lo vio en sus múltiples paseos, pero ¿Quién sabe? Cuando uno se concentra en una cosa, lo demás deja de existir. Su manera de ver las cosas del mundo eran tan retrograda que aún se pensaba que estaba en el siglo XIII, que aún estaba por casarse con Marie. Marie! Era pesada en su mente, la pesaba en su corazón y ella no parecía querer salir de sus pensamientos. ¿Tan fuerte le lanzo el hechizo del amor? ¿O él fue el débil que se dejó hechizar? Marié tenía su encanto, tenía su belleza etérea y esos cabellos oscuros pero que sus ojos blancos con su iris de color azul, lo tenían bajo el control de la que ya no está con él.
Se dirigió hacia la capilla que estaba casi en runas, pero eso a él no le importaba. Era como si…fuera el reflejo del paisaje que adornaban sus pensamientos, sus sueños, sus índoles más deseadas pero que jamás llegaría a tener por ocioso. Llegó a sentarse en las escaleras que estaban rotas y la luna se reflejaba delante suya, sobre aquel hermoso rio que estaba demasiado en calma. Miraba a todos lados, miraba por doquier. Sentía que no estaba solo de repente, una sensación conocida le recorría su cuerpo sin un descanso, pero intento mantenerse seco, quieto, sin emoción alguna que demostrar pues en ese aspecto, había cambiado bastante. Una muchachita llamada Scarlett y dos niñas llamada Mara y Melone, le habían ablandado el corazón. Se rio al pensar que parecían una familia ambulante recogiendo restos que los demás iban dejando por extrañas circunstancias.
No se arrepentía de estar con ellas. Eran lo mejor que le había pasado pero con Scarlett aún tenía sus roces. No estaba siempre con ella pues tenía que estar con su familia y él con sus hijas. Aun se estaban conociendo, pero no sabía porque tenía nervios cuando estaba con ella. Era extraño que no lo recordara desde Marie. Se había olvidado de lo quera estar o comenzar a estar enamorado. Era verdad que era un don juan a veces, pero siempre iba a por una hasta conseguirla.
-¿Uhm? –Escucho algo detrás suya, se levantó y prefirió no haberlo hecho.
Tanto tiempo sin verle.
Tantas líneas de tiempo ocultas en un compás silencioso.
¿ Que hacia ÉL aquí…?
Benvolio D'Argouges- Inquisidor Clase Alta
- Mensajes : 149
Fecha de inscripción : 11/11/2011
DATOS DEL PERSONAJE
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Re: As-tu mon coeur? [Priv] Pos +18
Alguna vez, deseó muchas cosas que llegaron a su vida, tras las más grandes pruebas e infinidad de sufrimiento y sacrificio. Su vida misma, había empezado, con un estigma que había cargado desde el primer momento en que vio la luz del día. Louis era una persona que se dejaba llevar por impulsos.
Era noventa por ciento corazón y el porcentaje restante, era el destinado a la racionalidad.
Ese era Louis. Alguien joven que había sufrido bastante, pero que aún así, tenía un corazón puro. Si, había cometido algunos tropiezos y algunas acciones de las cuales se avergonzaba. No tenía disculpa para ello.
Pero eran parte del tejido que lo formaba.
Buscó mucho tiempo el amor de una pareja sólida. De una familia.
Cosas que no tuvo de niño. ¿Era tan malo, intentarlo?
El no elegía su camino. Su destino simplemente, había tomado rutas un tanto vertiginosas, y hoy por hoy; que se podía decir, que bien o mal, ya había saboreado eso que anhelaba… ¿Qué le quedaba?
¿Por qué había algo que no terminaba de aclararse en su interior?
Louis se sentía realmente pésimo al respecto. Llevaba semanas pensando lo mismo. El hielo… el hielo estaba volviendo. ¿O nunca se habría ido? El hielo… Habia cosas que extrañaba, pero no sería capaz de expresarlo en voz alta. Cosas que deseaba con una fuerza que escapa a su entendimiento por su mundo. Pero por más que intentase, el voltear atrás por muy doloroso que fuese, era algo que no podía evitar una persona tan masoquista como él.
Una persona que siempre sonríe e intenta hacer sentir bien a los demás. Una persona demasiado cálida, aunque por dentro muera lentamente. Pensar en el pasado lo entristecía. Pensar en el presente, le hacia sentirse perdido y lleno de incertidumbre. Y pensar en el futuro, era… Lo hería.
Por ello, y de alguna forma, respondiendo a su naturaleza, prefería estar alejado por el momento de las personas que amaba. Algunas de ellas… ya no estaban en Paris, ni sus alrededores. Les había perdido la pista, quizás para siempre. Y eso también era una carga pesada para el joven. Cuando eres una persona que siente y se entrega a todo en cuerpo y alma… ese tipo de cosas, se convierten en pequeñas heridas punzantes.
¿Era tiempo… quizás de que él dejara también aquella tierra?
No estaba solo, pero la distancia y la falta de tiempo para compartir, estaban haciendo mella en su relación con el vampiro del cabello de plata. Lo amaba, si. Y el vampiro a él. ¿Pero, el amor es capaz de gastarse? ¿El amor es capaz de sobrevivir, cuando no se alimenta? El amor desbordante se le estaba escapando de las manos.
Y su mente, su alma, su cuerpo, estaban cada vez más débiles. Era como estar enfermo y no saberlo.
Tenía que encontrar la forma de curar aquello. Tenía que ser capaz de encontrar una nueva razón. Un poco más de combustible, para seguir viviendo. Porque… el ser humano, anhela tener certeza de lo que ocurre a su alrededor; pero al mismo tiempo NECESITA de la incertidumbre. Necesita estar en un punto medio. Y Louis no se hallaba allí.
El cambiaformas, hacia tiempo que no emulaba su forma gatuna. Y se sentía desdichado. Era parte de su naturaleza. Pero solía vivir prácticamente como un humano. La sangre bullía en sus venas. Y estaba seguro que en algún momento, eso también explotaría. Tenía ganas de gritar y llorar como nunca antes.
Estaba desesperado.
Quería alejarse de todo.
Y allí estaba. Caminando por senderos que años atrás fueron trazados y hoy… Hoy era difícil transitar por ellos.
Lo cual, en ese momento, le resultaba magnifico. Su cabello era sacudido por la brisa. Vestido con un saco grueso, protegiéndose del frio. ¿Cómo defenderse del frio en su interior?
Sonrió de medio lado. La luz de la Luna le guiaba. Y más adelante, fue capaz de vislumbrar algo que por un momento creyó que era un espejismo. Con paso firme, pero lento, se acercó hasta esa mole de piedra. A pesar de que era seguro que llevaba cientos de años allí, se mantenía en pie. Al menos, en gran parte… considerando la zona y todo eso.
Era ridículo, teniendo en cuenta, que Louis no se considerara un ser creyente en aquellas… cosas; pero… quizás… solo por… una vez… podría intentarlo… Imitar a las personas que él tantas veces observo. Aquí no había nadie….
Oh…
Eso pensó.
Se detuvo. Incapaz de moverse un solo paso más. Su expresión se compuso en una de genuino desconcierto. Y la sorpresa brilló en sus pupilas. No dijo nada.
¿Era un sueño? O ¿Estaba loco?
Dio un paso más, bajando la mirada, pasando su lengua por el labio inferior. ¿Esto era una broma, verdad?
Alzo de nuevo la vista, y con una media sonrisa, y tono suave, quizás algo cansado dejó escapar unas palabras.
-Es que mis ojos me engañan… o tengo la fortuna, de volver a verte, Ben?
Era noventa por ciento corazón y el porcentaje restante, era el destinado a la racionalidad.
Ese era Louis. Alguien joven que había sufrido bastante, pero que aún así, tenía un corazón puro. Si, había cometido algunos tropiezos y algunas acciones de las cuales se avergonzaba. No tenía disculpa para ello.
Pero eran parte del tejido que lo formaba.
Buscó mucho tiempo el amor de una pareja sólida. De una familia.
Cosas que no tuvo de niño. ¿Era tan malo, intentarlo?
El no elegía su camino. Su destino simplemente, había tomado rutas un tanto vertiginosas, y hoy por hoy; que se podía decir, que bien o mal, ya había saboreado eso que anhelaba… ¿Qué le quedaba?
¿Por qué había algo que no terminaba de aclararse en su interior?
Louis se sentía realmente pésimo al respecto. Llevaba semanas pensando lo mismo. El hielo… el hielo estaba volviendo. ¿O nunca se habría ido? El hielo… Habia cosas que extrañaba, pero no sería capaz de expresarlo en voz alta. Cosas que deseaba con una fuerza que escapa a su entendimiento por su mundo. Pero por más que intentase, el voltear atrás por muy doloroso que fuese, era algo que no podía evitar una persona tan masoquista como él.
Una persona que siempre sonríe e intenta hacer sentir bien a los demás. Una persona demasiado cálida, aunque por dentro muera lentamente. Pensar en el pasado lo entristecía. Pensar en el presente, le hacia sentirse perdido y lleno de incertidumbre. Y pensar en el futuro, era… Lo hería.
Por ello, y de alguna forma, respondiendo a su naturaleza, prefería estar alejado por el momento de las personas que amaba. Algunas de ellas… ya no estaban en Paris, ni sus alrededores. Les había perdido la pista, quizás para siempre. Y eso también era una carga pesada para el joven. Cuando eres una persona que siente y se entrega a todo en cuerpo y alma… ese tipo de cosas, se convierten en pequeñas heridas punzantes.
¿Era tiempo… quizás de que él dejara también aquella tierra?
No estaba solo, pero la distancia y la falta de tiempo para compartir, estaban haciendo mella en su relación con el vampiro del cabello de plata. Lo amaba, si. Y el vampiro a él. ¿Pero, el amor es capaz de gastarse? ¿El amor es capaz de sobrevivir, cuando no se alimenta? El amor desbordante se le estaba escapando de las manos.
Y su mente, su alma, su cuerpo, estaban cada vez más débiles. Era como estar enfermo y no saberlo.
Tenía que encontrar la forma de curar aquello. Tenía que ser capaz de encontrar una nueva razón. Un poco más de combustible, para seguir viviendo. Porque… el ser humano, anhela tener certeza de lo que ocurre a su alrededor; pero al mismo tiempo NECESITA de la incertidumbre. Necesita estar en un punto medio. Y Louis no se hallaba allí.
El cambiaformas, hacia tiempo que no emulaba su forma gatuna. Y se sentía desdichado. Era parte de su naturaleza. Pero solía vivir prácticamente como un humano. La sangre bullía en sus venas. Y estaba seguro que en algún momento, eso también explotaría. Tenía ganas de gritar y llorar como nunca antes.
Estaba desesperado.
Quería alejarse de todo.
Y allí estaba. Caminando por senderos que años atrás fueron trazados y hoy… Hoy era difícil transitar por ellos.
Lo cual, en ese momento, le resultaba magnifico. Su cabello era sacudido por la brisa. Vestido con un saco grueso, protegiéndose del frio. ¿Cómo defenderse del frio en su interior?
Sonrió de medio lado. La luz de la Luna le guiaba. Y más adelante, fue capaz de vislumbrar algo que por un momento creyó que era un espejismo. Con paso firme, pero lento, se acercó hasta esa mole de piedra. A pesar de que era seguro que llevaba cientos de años allí, se mantenía en pie. Al menos, en gran parte… considerando la zona y todo eso.
Era ridículo, teniendo en cuenta, que Louis no se considerara un ser creyente en aquellas… cosas; pero… quizás… solo por… una vez… podría intentarlo… Imitar a las personas que él tantas veces observo. Aquí no había nadie….
Oh…
Eso pensó.
Se detuvo. Incapaz de moverse un solo paso más. Su expresión se compuso en una de genuino desconcierto. Y la sorpresa brilló en sus pupilas. No dijo nada.
¿Era un sueño? O ¿Estaba loco?
Dio un paso más, bajando la mirada, pasando su lengua por el labio inferior. ¿Esto era una broma, verdad?
Alzo de nuevo la vista, y con una media sonrisa, y tono suave, quizás algo cansado dejó escapar unas palabras.
-Es que mis ojos me engañan… o tengo la fortuna, de volver a verte, Ben?
Louis J. Bouquet- Cambiante Clase Media
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Fecha de inscripción : 20/01/2011
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Localización : In the 13Gate (?) Ok no, pero, posiblemente más cerca de lo que esperas
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Re: As-tu mon coeur? [Priv] Pos +18
Más sorpresa no podía expresar en su rostro.
-¿Dónde estabas? –Pregunto con curiosidad -…¿Qué ha sido de ti? –Siguió preguntándose estando estático en aquel lugar, pero sus palabras salían por el único orificio por el que podía moverse y aun no se había sobrecogido de la sorpresa. La boca de Benvolio inmediatamente se tornó en una línea horizontal-…Desde que te largaste dejándome con la palabra en la boca, no he sabido nada de ti…-murmuro planteándose que debía de ser difícil para ambos, pero a pesar de todo, era su amigo o algo más ambiguo.
Pedía ya las razones del porque huyo de él la última y única vez que se vieron. No entendió la razón por la que desapareció sin más para no dejar ninguna nota que pudiera brindarle tranquilidad, pero lo ha sabido sobrellevar perfectamente dándole atención a personas que si le correspondían ese cariño. Siempre estaba rodeado de sus mujeres, pero deseaba un varón en la familia, alguien a quien él pudiera tener para contarle sus batallas de caballeros. Las demás solamente le asentían, como si entendieran del tema cuando en realidad no era así.
Suspiro dejando que las hojas caídas del suelo salieran lejos de él, pero solamente tenía atención para Louis-…No sé si acércame a ti…no sé si quiera si eres una mera ilusión de mis poderes que por el anhelo de seguir cerca de ti han conseguido retratarte a la perfección…-Se dijo pues estaba entre la espada y la pared en cuestiones de si se acercaba o no. Pero era demasiado real. No podría ser una ilusión que encima le había hablado.
-….-Se acercó a él, con la mano alzada al frente hasta que rozo la piel ajena y ¡sí! Era verdadera, era el Louis de verdad que estaba esa noche frente a Benvolio, enfrente de su misma persona, termino por abrazarlo contra su pecho pero no derramó lágrimas de sus ojos pues ya no le quedaban sentimientos similares para derramarlos – Louis….eres carne viva…no una mera ilusión…-Sonó aliviado cuando dijo aquello. Estaba con su amigo, aquel con el que había confraternizado bastante bien, sin necesidad de mentir ni de sobreactuar con palabras banas que carecerían de sentido.
-¿Dónde estabas? –Pregunto con curiosidad -…¿Qué ha sido de ti? –Siguió preguntándose estando estático en aquel lugar, pero sus palabras salían por el único orificio por el que podía moverse y aun no se había sobrecogido de la sorpresa. La boca de Benvolio inmediatamente se tornó en una línea horizontal-…Desde que te largaste dejándome con la palabra en la boca, no he sabido nada de ti…-murmuro planteándose que debía de ser difícil para ambos, pero a pesar de todo, era su amigo o algo más ambiguo.
Pedía ya las razones del porque huyo de él la última y única vez que se vieron. No entendió la razón por la que desapareció sin más para no dejar ninguna nota que pudiera brindarle tranquilidad, pero lo ha sabido sobrellevar perfectamente dándole atención a personas que si le correspondían ese cariño. Siempre estaba rodeado de sus mujeres, pero deseaba un varón en la familia, alguien a quien él pudiera tener para contarle sus batallas de caballeros. Las demás solamente le asentían, como si entendieran del tema cuando en realidad no era así.
Suspiro dejando que las hojas caídas del suelo salieran lejos de él, pero solamente tenía atención para Louis-…No sé si acércame a ti…no sé si quiera si eres una mera ilusión de mis poderes que por el anhelo de seguir cerca de ti han conseguido retratarte a la perfección…-Se dijo pues estaba entre la espada y la pared en cuestiones de si se acercaba o no. Pero era demasiado real. No podría ser una ilusión que encima le había hablado.
-….-Se acercó a él, con la mano alzada al frente hasta que rozo la piel ajena y ¡sí! Era verdadera, era el Louis de verdad que estaba esa noche frente a Benvolio, enfrente de su misma persona, termino por abrazarlo contra su pecho pero no derramó lágrimas de sus ojos pues ya no le quedaban sentimientos similares para derramarlos – Louis….eres carne viva…no una mera ilusión…-Sonó aliviado cuando dijo aquello. Estaba con su amigo, aquel con el que había confraternizado bastante bien, sin necesidad de mentir ni de sobreactuar con palabras banas que carecerían de sentido.
Benvolio D'Argouges- Inquisidor Clase Alta
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Re: As-tu mon coeur? [Priv] Pos +18
A juzgar por lo que veían sus ojos, no era el único que se encontraba en un leve estado de shock. De incredulidad. Y eso, por alguna razón, le parecía sumamente… ¿lindo? ¿curioso? ¿raro?
¿Cómo podía Benvolio articular palabras en medio de un reencuentro no esperado, y ansiado en lo más profundo, claro está, como aquel? ¿Le daban sus decenas de años sobre la tierra ese aplomo para afrontar la situación mejor que él?
Y entonces, esa expresión transformaba el rostro del vampiro. Y Jérémie no podía menos que agachar la cabeza apenado, como un crío en medio del regaño de su padre. Pero Benvolio no era eso para Louis. No.
Benvolio era alguien diferente. Y una sonrisa un tanto cansada, curvo levemente los labios del rubio.
¿Cómo hacer cara a ese…. Reproche?
Ni él era muy consciente de cómo había logrado parar sus instintos carnales, para salir huyendo, justamente como lo acababa de mencionar el mayor. Él, que si bien no era muy “libertino” en esos aspectos; nunca antes se había negado de tener la oportunidad. ¿Tanta era la pesadez de la consciencia? No, no debía serlo. Louis se repetía una y otra vez, que solo lo había hecho por fidelidad. Y aunque las cosas habían avanzado bastante…
¿Por qué esas palabras, le dolían? ¿Por qué? ¿Por qué sentía esa desesperación por correr y enterrar el rostro en el pecho frío del vampiro? Los puños del joven asiático, se cerraron; incapaz de decirle alguna cosa. No se sentía con derecho. Al final, Ben hablaba de ilusiones… ¿Quién podría decirle a él, que aquello en realidad, todo, desde el hombre delante de él, hasta el leve aroma a humedad y las estrellas en todo lo alto, no eran un sueño suyo?
Oh, pobre Jéremie, víctima de su febril dramatismo innato.
Tenía que ser Benvolio, el guerrero nacido hacía tantos siglos, que diera muestra de su enorme valor. Si, fue él quien dio el primer paso. Y Louis solo pudo dejarse ir en aquel pequeño contacto. Su cuerpo se estremeció un poco ante la leve frialdad de la piel del más alto. Una a la que estaba familiarizado; si, el estremecimiento tenía otras razones, y las conocí muy bien aunque no se dignara a aceptarlas del todo.
Porque hacerlo, era negar que él ya era un hombre nuevo, verdad? El ya no era el mismo. Era….
¿Estaba atado?
No, simplemente, Arianne había roto sus alas y era un pajarillo herido, en busca de las cosas que le daban seguridad. Un ave que no se atrevía de nuevo a volar.
Y entonces, lo estrechó entre sus brazos y Louis pudo ser capaz de salir de su estado de estupor. Rodeó el cuerpo del otro respondiendo intensamente en aquel simple gesto. La mirada de Ben era sumamente profunda. Y contrario al otro, que al parecer se mantenía sereno, él no podía. Era parte de su ser, el actuar de esa forma. Volvió a esconder su rostro en el pecho ajeno, apenado de que el vampiro pudiera ver aquellas pequeñas gotitas cristalinas que se escapaban fugitivas de sus ojos azules.
Desde ese sitio, se atrevió a volver a pronunciar palabra.
- Aquí estoy. No me he ido. Al menos no mi cuerpo, mi querido Benvolio. –- y es que existen personas con las que puedes mostrar tu alma completamente desnuda. Personas que rara vez aparecen en tu vida; personas que se ganan tu confianza al momento. Como si fueran obra de un acto mágico inesperado. - Soy un hombre ruin, lo sé. No debería ni tener el valor para estar aquí, estrechando tu cuerpo. Como si no quisiera volverte a dejar ir de mi vida…. Cuando fui yo mismo el que puso esa enorme barrera entre nosotros. Fui yo el que huyo como el cobarde que siempre he sido. Que soy y que muy probablemente, sea hasta el final de los tiempos, más allá de donde esta existencia mía pueda alargarse.
El tono de sus palabras, no era amargo, aunque quizás su sentido fuera ese. Era más bien el tipo de tono que usan las personas que se resignan a su realidad. El tipo de personas que están cansadas de alguna cosa. Eltipo de persona que pierde cierto brillo en la mirada.
-Puedo ser carne. Puedes tocarme… pero tengo temor de que el hombre que conociste entonces, se halla evaporado, Benvolio. Tengo miedo de volverte a defraudar. Tengo miedo de convertirme, a pesar de que puedas palpar mi cuerpo, en esa ilusión. Y arrastrarte conmigo a esos confines desconocidos… A esa obscuridad que está seduciendo el alma que antes era tan soñadora. -
Y entonces se apartó bruscamente. Dando la espalda un momento al vampiro. Aprovecho entonces para limpiar lo más decorosamente que pudo, las lágrimas que habían brotado de sus ojos.
Se giró nuevamente en dirección a Ben y le sonrió - Creí que no volvería a verte. ¿Qué te ata a Paris, Ben? ¿Por qué no huyes lejos? ¿Por qué no buscas más aventuras? Tienes todo el tiempo del mundo… ¿Por qué perderlo en esta ciudad que cada día se hunde más?
¿Cómo podía Benvolio articular palabras en medio de un reencuentro no esperado, y ansiado en lo más profundo, claro está, como aquel? ¿Le daban sus decenas de años sobre la tierra ese aplomo para afrontar la situación mejor que él?
Y entonces, esa expresión transformaba el rostro del vampiro. Y Jérémie no podía menos que agachar la cabeza apenado, como un crío en medio del regaño de su padre. Pero Benvolio no era eso para Louis. No.
Benvolio era alguien diferente. Y una sonrisa un tanto cansada, curvo levemente los labios del rubio.
¿Cómo hacer cara a ese…. Reproche?
Ni él era muy consciente de cómo había logrado parar sus instintos carnales, para salir huyendo, justamente como lo acababa de mencionar el mayor. Él, que si bien no era muy “libertino” en esos aspectos; nunca antes se había negado de tener la oportunidad. ¿Tanta era la pesadez de la consciencia? No, no debía serlo. Louis se repetía una y otra vez, que solo lo había hecho por fidelidad. Y aunque las cosas habían avanzado bastante…
¿Por qué esas palabras, le dolían? ¿Por qué? ¿Por qué sentía esa desesperación por correr y enterrar el rostro en el pecho frío del vampiro? Los puños del joven asiático, se cerraron; incapaz de decirle alguna cosa. No se sentía con derecho. Al final, Ben hablaba de ilusiones… ¿Quién podría decirle a él, que aquello en realidad, todo, desde el hombre delante de él, hasta el leve aroma a humedad y las estrellas en todo lo alto, no eran un sueño suyo?
Oh, pobre Jéremie, víctima de su febril dramatismo innato.
Tenía que ser Benvolio, el guerrero nacido hacía tantos siglos, que diera muestra de su enorme valor. Si, fue él quien dio el primer paso. Y Louis solo pudo dejarse ir en aquel pequeño contacto. Su cuerpo se estremeció un poco ante la leve frialdad de la piel del más alto. Una a la que estaba familiarizado; si, el estremecimiento tenía otras razones, y las conocí muy bien aunque no se dignara a aceptarlas del todo.
Porque hacerlo, era negar que él ya era un hombre nuevo, verdad? El ya no era el mismo. Era….
¿Estaba atado?
No, simplemente, Arianne había roto sus alas y era un pajarillo herido, en busca de las cosas que le daban seguridad. Un ave que no se atrevía de nuevo a volar.
Y entonces, lo estrechó entre sus brazos y Louis pudo ser capaz de salir de su estado de estupor. Rodeó el cuerpo del otro respondiendo intensamente en aquel simple gesto. La mirada de Ben era sumamente profunda. Y contrario al otro, que al parecer se mantenía sereno, él no podía. Era parte de su ser, el actuar de esa forma. Volvió a esconder su rostro en el pecho ajeno, apenado de que el vampiro pudiera ver aquellas pequeñas gotitas cristalinas que se escapaban fugitivas de sus ojos azules.
Desde ese sitio, se atrevió a volver a pronunciar palabra.
- Aquí estoy. No me he ido. Al menos no mi cuerpo, mi querido Benvolio. –- y es que existen personas con las que puedes mostrar tu alma completamente desnuda. Personas que rara vez aparecen en tu vida; personas que se ganan tu confianza al momento. Como si fueran obra de un acto mágico inesperado. - Soy un hombre ruin, lo sé. No debería ni tener el valor para estar aquí, estrechando tu cuerpo. Como si no quisiera volverte a dejar ir de mi vida…. Cuando fui yo mismo el que puso esa enorme barrera entre nosotros. Fui yo el que huyo como el cobarde que siempre he sido. Que soy y que muy probablemente, sea hasta el final de los tiempos, más allá de donde esta existencia mía pueda alargarse.
El tono de sus palabras, no era amargo, aunque quizás su sentido fuera ese. Era más bien el tipo de tono que usan las personas que se resignan a su realidad. El tipo de personas que están cansadas de alguna cosa. Eltipo de persona que pierde cierto brillo en la mirada.
-Puedo ser carne. Puedes tocarme… pero tengo temor de que el hombre que conociste entonces, se halla evaporado, Benvolio. Tengo miedo de volverte a defraudar. Tengo miedo de convertirme, a pesar de que puedas palpar mi cuerpo, en esa ilusión. Y arrastrarte conmigo a esos confines desconocidos… A esa obscuridad que está seduciendo el alma que antes era tan soñadora. -
Y entonces se apartó bruscamente. Dando la espalda un momento al vampiro. Aprovecho entonces para limpiar lo más decorosamente que pudo, las lágrimas que habían brotado de sus ojos.
Se giró nuevamente en dirección a Ben y le sonrió - Creí que no volvería a verte. ¿Qué te ata a Paris, Ben? ¿Por qué no huyes lejos? ¿Por qué no buscas más aventuras? Tienes todo el tiempo del mundo… ¿Por qué perderlo en esta ciudad que cada día se hunde más?
Louis J. Bouquet- Cambiante Clase Media
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Re: As-tu mon coeur? [Priv] Pos +18
Sus labios se toparon después de un año con los de aquel cambiaformas al que tanto se había emocionado antaño de poder tener en su poder, hacerlo suyo como siempre le había amenazado sus manos sobre la piel de aquel cambiaformas al que besaba en este mismo instante. No había recordado la suave textura que estos tenían contra los suyos propios, sus manos acercaron a Louis de la cintura lentamente hasta que por fin sintió que estaba cuerpo contra cuerpo. No se dio por satisfecho hasta que sus labios bajaron por el cuello del cambia formas para terminar dejándole una pequeña marca purpura.
-….Louis….¿qué diablos te alejaron de mí? ¿Ha sido el destino tan cruel que me ha tenido separado de lo que más quería antaño? Aunque….-Alzo su mirada para observar esos orbes celestes que el cambiaformas poseía-….Han pasado muchas cosas desde la última vez que nos vimos…que nuestras miradas se volvieron a cruzar bajo este mismo cielo oscuro plagado de estrellas….-Su mano acaricio las hebras doradas de Louis, sintiéndose dichoso por tenerle cerca de él. Era bueno que aún no se hubiera ido, pues esta noche parecía que iba a ser la única que en la vida tuviera junto con Louis, pues a Benvolio le estaban despertando sentimientos hacia una persona en particular y tal y como él sabía que era y seria siempre, él mismo iba a ser fiel a esos sentimientos por mucho que amara a Louis.
-Pues me ata la obligación que tengo con la Iglesia Louis…y tengo una hija a la que ya no puedo vivir sin ella….aunque iría conmigo ya que está bajo mi tutela y protección…-El canto de su dedo índice acaricio la pálida mejilla de Louis -…Estás pálido…. ¿No estarás enfermo? –Él ojala pudiera saber si vivía correctamente pues hasta el momento no se lo había replanteado bien – Louis, querido amigo y mi mas preciado tesoro….que apenas se puede hallar en muchos sitios….París se hunde para en un mañana alzarse con las almas de los victoriosos y se que tengo tiempo…el cual no supe que ahora lo estaría aprovechando con tu compañía esta noche….-Beso su frente y sus manos le volvían a acariciar sus cabellos dorados, terminando en un abrazo sincero y lleno de anhelo.
– Mis brazos echaron en falta tu calor y sinceramente creo que haré algo, que solo haré contigo…-Sus manos se colocaron sobre aquel lazo que colgaba bien atado sobre el cuello del cambiaformas, sus labios los acerco demostrando seguridad en lo que hacía tras haber desecho aquel lazo bien puesto, tras haberle desabrochado los tres primeros botones de su camisa sus labios finalmente besaron la superficie aterciopelada de la pálida piel ajena. Aquel sentimiento era un creciente libido que sentía por el cambiaformas o el momento de esa noche. La tentación rozaba las puntas de sus colmillos para atravesar la superficie de la piel ajena, pero no…no quería morderle ni mordería a nadie por el que él sintiera algo de afecto o amor –Loui…..s….-Su voz enseguida sonó ronca, grave, prepotente, sus manos agarraron las caderas de los pantalones ajenos, giro con Louis en el sitio para después tenerlo contra la corteza de un árbol -….Louis…no ….no permitas que lo haga…-Sus colmillos deseaban hincarle el diente en contra de su voluntad, pero aquel aroma que el cambiaformas desprendía hacia que sus manos le retuvieran cerca de si mismo.
-….Louis….¿qué diablos te alejaron de mí? ¿Ha sido el destino tan cruel que me ha tenido separado de lo que más quería antaño? Aunque….-Alzo su mirada para observar esos orbes celestes que el cambiaformas poseía-….Han pasado muchas cosas desde la última vez que nos vimos…que nuestras miradas se volvieron a cruzar bajo este mismo cielo oscuro plagado de estrellas….-Su mano acaricio las hebras doradas de Louis, sintiéndose dichoso por tenerle cerca de él. Era bueno que aún no se hubiera ido, pues esta noche parecía que iba a ser la única que en la vida tuviera junto con Louis, pues a Benvolio le estaban despertando sentimientos hacia una persona en particular y tal y como él sabía que era y seria siempre, él mismo iba a ser fiel a esos sentimientos por mucho que amara a Louis.
-Pues me ata la obligación que tengo con la Iglesia Louis…y tengo una hija a la que ya no puedo vivir sin ella….aunque iría conmigo ya que está bajo mi tutela y protección…-El canto de su dedo índice acaricio la pálida mejilla de Louis -…Estás pálido…. ¿No estarás enfermo? –Él ojala pudiera saber si vivía correctamente pues hasta el momento no se lo había replanteado bien – Louis, querido amigo y mi mas preciado tesoro….que apenas se puede hallar en muchos sitios….París se hunde para en un mañana alzarse con las almas de los victoriosos y se que tengo tiempo…el cual no supe que ahora lo estaría aprovechando con tu compañía esta noche….-Beso su frente y sus manos le volvían a acariciar sus cabellos dorados, terminando en un abrazo sincero y lleno de anhelo.
– Mis brazos echaron en falta tu calor y sinceramente creo que haré algo, que solo haré contigo…-Sus manos se colocaron sobre aquel lazo que colgaba bien atado sobre el cuello del cambiaformas, sus labios los acerco demostrando seguridad en lo que hacía tras haber desecho aquel lazo bien puesto, tras haberle desabrochado los tres primeros botones de su camisa sus labios finalmente besaron la superficie aterciopelada de la pálida piel ajena. Aquel sentimiento era un creciente libido que sentía por el cambiaformas o el momento de esa noche. La tentación rozaba las puntas de sus colmillos para atravesar la superficie de la piel ajena, pero no…no quería morderle ni mordería a nadie por el que él sintiera algo de afecto o amor –Loui…..s….-Su voz enseguida sonó ronca, grave, prepotente, sus manos agarraron las caderas de los pantalones ajenos, giro con Louis en el sitio para después tenerlo contra la corteza de un árbol -….Louis…no ….no permitas que lo haga…-Sus colmillos deseaban hincarle el diente en contra de su voluntad, pero aquel aroma que el cambiaformas desprendía hacia que sus manos le retuvieran cerca de si mismo.
Benvolio D'Argouges- Inquisidor Clase Alta
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Fecha de inscripción : 11/11/2011
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