-A travez de la ventana-

A los cinco años, una niña estaría corriendo por el jardín persiguiendo a tal cual mariposa, pero la pequeña Annabelle era un ave que no podía volar muy alto, sus abuelos la habían separado de su madre hace ya cinco años, y es que nunca había estado al lado de su madre, las circunstancias que las separaban hacia que la pequeña niña de cabello dorado se sintiera muy sola. Desde muy pequeñas sus abuelos la educaban de manera que se desarrollara su mente, era su propósito en la vida, ser una señorita ejemplar y bien educada, lista para deslumbrar al mundo y complacer sus necesidades, la mezcla de la madre y su padre era la base para crear la muñeca perfecta.

La pequeña niña no se le permitía salir a la luz del sol porque podía quemar su piel y dejaría de parecer porcelana, los libros eres sus muñecas, cada día una nueva lección era aplicada, una noche fría de luna llena, las oscuras calles eran iluminadas por un hermoso color plata, Anabelle que se encontraba en su alcoba aun era muy pequeña para alcanzar la alta ventana, pero ella quería observar de donde salia tan hermoso resplandor, por mas que pudo utilizar su fuerza trato de empujar la pesada silla solo logrando y chillido en el suelo de madera, lo cual hizo acercar a su abuela quien entro ala alcoba con una vela en su mano y la llave de la puerta en la otra:-¿que ha sido ese ruido Annabelle?- la pequeña que temía de su abuela por sus castigos dolorosos no podía mentir pues siempre su abuela lograba descubrirlo y castigarle, agacho su cabeza y señalo la alta ventana: - Solo quería observar Abuela, trate de empujar la silla para alcanzar la ventana- Su abuela levantando una ceja le dio una bofetada arrojándola al suelo: - Las damas no se suben a las sillas, y sabes que debes hablarme mirándome a la cara, ahora ve a la cama inmediatamente- la voz con un tono de superioridad arropaba a la niña en el suelo, sin pasar mas tiempo la abuela le dio la espalda apagando toda vela de la habitación y se marcho escuchándose solo la cerradura de la puerta.

La pequeña se quedo horas en el suelo llorando en silencio, para que ninguna hormiga pudiera escucharle, luego escucho una dulce voz que entraba por la ventana, era un dulce susurro, por su mente paso que podía ser un ángel, se levanto del suelo y se acerco a la alta ventana pero por mas que podía no la alcanzaba:- No llores-Era lo que decía esa joven mujer, Anabelle tuvo la idea de correr y apilar los libros que pudo cargar y formar una pequeña torre la cual se subió mientras su nariz y ojos estaban rojos y hinchados por tanto llorar, al subirse solo si estaba de puntas de pie podía medio observar el exterior, a través de esa ventana vio a la mujer mas hermosa que nunca antes había visto, su cabello era largo y ondulado, sus ojos eres grises y brillantes, era lo único que podía verle, estiro su manito hacia ella para ver si era real, la Dama la cual se ocultaba bajo una túnica oscura estiro su mano hasta tocar la de la pequeña y nuevamente le hablo: - No llores mi pequeña Anabelle- la niña como si de algo mágico sucediera al ser tocada por esa fría mano exclamo en muy baja voz: - Mamá- era la primera vez que la veía aunque con dificultad y reconocía que era su madre la Dama quien le hablaba por la ventana, Se quedo en silencio observando su rostro para nunca olvidadlo y guardarlo en su mente. La hermosa Dama le soltó su mano un momento y luego se la extendió con un collar la niña lo tomo entre sus manitas y al colocarse de puntas de pie ya la dama se había marchado.

Anabelle se sentó sobre los libros observando el hermoso collar, y luego termino de pasar el resto de la madrugada buscando el escondite perfecto el cual por ahora seria
en una pequeña bolsa entre sus zapatos.

el collar de su madre.: