AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
Espacios libres: 11/40
Afiliaciones élite: ABIERTAS
Última limpieza: 1/04/24
En Victorian Vampires valoramos la creatividad, es por eso que pedimos respeto por el trabajo ajeno. Todas las imágenes, códigos y textos que pueden apreciarse en el foro han sido exclusivamente editados y creados para utilizarse únicamente en el mismo. Si se llegase a sorprender a una persona, foro, o sitio web, haciendo uso del contenido total o parcial, y sobre todo, sin el permiso de la administración de este foro, nos veremos obligados a reportarlo a las autoridades correspondientes, entre ellas Foro Activo, para que tome cartas en el asunto e impedir el robo de ideas originales, ya que creemos que es una falta de respeto el hacer uso de material ajeno sin haber tenido una previa autorización para ello. Por favor, no plagies, no robes diseños o códigos originales, respeta a los demás.
Así mismo, también exigimos respeto por las creaciones de todos nuestros usuarios, ya sean gráficos, códigos o textos. No robes ideas que les pertenecen a otros, se original. En este foro castigamos el plagio con el baneo definitivo.
Todas las imágenes utilizadas pertenecen a sus respectivos autores y han sido utilizadas y editadas sin fines de lucro. Agradecimientos especiales a: rainris, sambriggs, laesmeralda, viona, evenderthlies, eveferther, sweedies, silent order, lady morgana, iberian Black arts, dezzan, black dante, valentinakallias, admiralj, joelht74, dg2001, saraqrel, gin7ginb, anettfrozen, zemotion, lithiumpicnic, iscarlet, hellwoman, wagner, mjranum-stock, liam-stock, stardust Paramount Pictures, y muy especialmente a Source Code por sus códigos facilitados.
Victorian Vampires by Nigel Quartermane is licensed under a
Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 3.0 Unported License.
Creado a partir de la obra en https://victorianvampires.foroes.org
Últimos temas
¿Un león en Paris? [Juliet]
2 participantes
Página 1 de 1.
¿Un león en Paris? [Juliet]
– Makenna no considero que sea buena idea que lleves a Tristán al Centro – le indico su madre adoptiva, pero la joven cambiaformas se limitó a sonreírle y asegurarle que no pasaría nada, nadie podía al encanto nato y aquella seguridad que la irradiaba, no importaba que razones le dieran, Makenna contraatacaría con una respuesta mejor.
Después de tanto batallar con su madre, salió de la carreta hacia las jaulas de los animales. – Hola viejo amigo – la cambiaformas saludo al viejo león que bostezaba después de haber oído a la cambiaformas. – se lo horrible que debe sentirse permanecer en esta vieja jaula, pero ¿sabes que haremos hoy? – la cambiaformas caminaba alrededor de la reja buscando la entrada abriéndola de par en par para entrar, el león no tardó en abalanzarse sobre ella llenándole la cara de lamidas – Yo también me alegro de verte, hoy saldrás de esta jaula iremos a dar un paseo – Ambos salieron del campamento que habían formado con las carpas del circo en dirección al centro de Paris, la cambiaformas descansaba recostada en el lomo del animal, el cual andaba con tranquilidad como si conociera el camino de toda su vida.
Y como su madre le había dicho pasear un león por las calles de Paris no había sido una buena idea, algunos policías le habían retado varias veces amenazándola de que se los llevarían a ambos por la seguridad de la gente rica, no importo cuantas explicaciones diera Makenna ni que fuera parte el circo para ellos no importaba más que aquellos que portaban ropas finas y perfumes caros.
No pasaba del medio dia y Makenna ya estaba de un humor de mil demonios, bufó recostándose sobre el lomo del animal con los ojos cerrados y los brazos cruzados sobre su pecho, conforme avanzaban por las zonas más pobres de Paris, el cambio fue drástico, de finas telas a pequeños retazos de tela que cubrían el cuerpo de los jóvenes niños con las caras cubiertas de hollín, incluso el trato de la gente era diferente, los niños se acercaban curiosos hasta la cambiaformas preguntándole cosas sobre el león, ambos se miraron con una sonrisa de complicidad.
-¡ DAMAS Y CABELLERITOS, EL SHOW ESTA POR INICIAR – la cambiaformas hizo una reverencia de pie sobre el lomo del león, el día parecía mucho mejor ahora.
Después de tanto batallar con su madre, salió de la carreta hacia las jaulas de los animales. – Hola viejo amigo – la cambiaformas saludo al viejo león que bostezaba después de haber oído a la cambiaformas. – se lo horrible que debe sentirse permanecer en esta vieja jaula, pero ¿sabes que haremos hoy? – la cambiaformas caminaba alrededor de la reja buscando la entrada abriéndola de par en par para entrar, el león no tardó en abalanzarse sobre ella llenándole la cara de lamidas – Yo también me alegro de verte, hoy saldrás de esta jaula iremos a dar un paseo – Ambos salieron del campamento que habían formado con las carpas del circo en dirección al centro de Paris, la cambiaformas descansaba recostada en el lomo del animal, el cual andaba con tranquilidad como si conociera el camino de toda su vida.
Y como su madre le había dicho pasear un león por las calles de Paris no había sido una buena idea, algunos policías le habían retado varias veces amenazándola de que se los llevarían a ambos por la seguridad de la gente rica, no importo cuantas explicaciones diera Makenna ni que fuera parte el circo para ellos no importaba más que aquellos que portaban ropas finas y perfumes caros.
No pasaba del medio dia y Makenna ya estaba de un humor de mil demonios, bufó recostándose sobre el lomo del animal con los ojos cerrados y los brazos cruzados sobre su pecho, conforme avanzaban por las zonas más pobres de Paris, el cambio fue drástico, de finas telas a pequeños retazos de tela que cubrían el cuerpo de los jóvenes niños con las caras cubiertas de hollín, incluso el trato de la gente era diferente, los niños se acercaban curiosos hasta la cambiaformas preguntándole cosas sobre el león, ambos se miraron con una sonrisa de complicidad.
-¡ DAMAS Y CABELLERITOS, EL SHOW ESTA POR INICIAR – la cambiaformas hizo una reverencia de pie sobre el lomo del león, el día parecía mucho mejor ahora.
Makenna Klijnsma- Cambiante Clase Baja
- Mensajes : 15
Fecha de inscripción : 20/01/2014
Re: ¿Un león en Paris? [Juliet]
El sol ya estaba alto en el cielo cuando Juliet abandono el cementerio de Montmarte para avanzar por las calles de una ciudad que, muy a diferencia de ella, comenzaba a despertar. Los olores y los sonidos llegaron a ella mucho antes que el avistase de la gente, como preparándola para soportar aquel trance de la paz absoluta de la noche al bullicio del gentío con sus quehaceres de media mañana. Y, aun asi, la intensidad de estos, por contraste, pareció exagerada y solo logro que su rostro se contrajera levemente en disgusto aunque no se detuvo o siquiera aminoro la marcha. Esto ya era parte de su rutina y aunque no le gustara admitir, el tedio que sentía se debía mayormente a su cansancio que la hacía deambular en silencio e ignorando a la mayoría de las “sombras” como ella llamaba a los habitantes de aquel circo cotidiano
“ ¿Pero que hace la policía?” escucho “deberían arrestarla”y miles de murmullos similares pronto empezaron a llenar sus oídos provocando que levantase la vista y prestase ahora atención a su entorno solo para encontrarse con la insólita imagen de un león, adulto, caminando con la parsimonia y somnolencia de un perro viejo y vagabundo que bien sabe sus vueltas en la ciudad.
Cerro sus ojos y tomo aire intentando dispersar las nubes que habían invadido su mente con promesas de un sueño reparador y cuando volvió a abrir los ojos para observar al animal, no se centró en este si no en la mujer que antes no había notado sobre él: morocha de piel blanca, fue lo único que pudo entrever en la distancia. “Probablemente muy ligera” pensó mientras los primeros pasos comenzaban a alejarla de su sendero. “Lo suficiente para que el león pueda cargarla sin partirse la columna”. Ahora bien, no se trataba de que Juliet estuviera súbitamente interesada por los animales –no a esta hora de la mañana, al menos- No, lo que le llamaba la atención era el aura que esta parecía desprender, la cual se expandía y retraía en forma de ondas lentas y continuas. Muy diferentes a las del resto de congregados que resplandecían, con diferente intensidades y colores, pero que de otra forma se mantenían estables.
La curiosidad enseguida disperso lo que quedaba del agotamiento y mal humor y la empujo a seguir a aquel misterioso dúo manteniendo una distancia prudencial y escondiéndose entre la gente, esperando ver hacia donde se dirigían y buscando el momento para interceptarlos en caso de que no pudiera presenciar el porqué de esa anomalía. Estuvo a punto de rendirse, cansada de seguir caminando, cuando se detuvieron en los barrios bajos para presentar un arco circense. Sonrió, feliz de haber detenido aquella persecución y de tener una excusa para acercarse y unirse al grupo de niños y adultos que empezaban a rodearlos atraídos por el exótico felino y su encantadora acompañante. Pero a diferencia de todos ellos no se quedo estática en un lugar si no que se mantuvo en movimiento regularmente durante todo el acto. Admiraba la confianza que la chica tenía en una bestia que podía partirle el cuello en un solo movimiento y esto, por momentos, la dejaba estática en el lugar hasta que recordaba lo que la había conducido hasta aquel lugar y continuaba su caminar con paciencia felina y esperando que el acto terminase mientras procuraba entender lo que ocurría frente a sus ojos como una magia muy diferente a la suya.
“ ¿Pero que hace la policía?” escucho “deberían arrestarla”y miles de murmullos similares pronto empezaron a llenar sus oídos provocando que levantase la vista y prestase ahora atención a su entorno solo para encontrarse con la insólita imagen de un león, adulto, caminando con la parsimonia y somnolencia de un perro viejo y vagabundo que bien sabe sus vueltas en la ciudad.
Cerro sus ojos y tomo aire intentando dispersar las nubes que habían invadido su mente con promesas de un sueño reparador y cuando volvió a abrir los ojos para observar al animal, no se centró en este si no en la mujer que antes no había notado sobre él: morocha de piel blanca, fue lo único que pudo entrever en la distancia. “Probablemente muy ligera” pensó mientras los primeros pasos comenzaban a alejarla de su sendero. “Lo suficiente para que el león pueda cargarla sin partirse la columna”. Ahora bien, no se trataba de que Juliet estuviera súbitamente interesada por los animales –no a esta hora de la mañana, al menos- No, lo que le llamaba la atención era el aura que esta parecía desprender, la cual se expandía y retraía en forma de ondas lentas y continuas. Muy diferentes a las del resto de congregados que resplandecían, con diferente intensidades y colores, pero que de otra forma se mantenían estables.
La curiosidad enseguida disperso lo que quedaba del agotamiento y mal humor y la empujo a seguir a aquel misterioso dúo manteniendo una distancia prudencial y escondiéndose entre la gente, esperando ver hacia donde se dirigían y buscando el momento para interceptarlos en caso de que no pudiera presenciar el porqué de esa anomalía. Estuvo a punto de rendirse, cansada de seguir caminando, cuando se detuvieron en los barrios bajos para presentar un arco circense. Sonrió, feliz de haber detenido aquella persecución y de tener una excusa para acercarse y unirse al grupo de niños y adultos que empezaban a rodearlos atraídos por el exótico felino y su encantadora acompañante. Pero a diferencia de todos ellos no se quedo estática en un lugar si no que se mantuvo en movimiento regularmente durante todo el acto. Admiraba la confianza que la chica tenía en una bestia que podía partirle el cuello en un solo movimiento y esto, por momentos, la dejaba estática en el lugar hasta que recordaba lo que la había conducido hasta aquel lugar y continuaba su caminar con paciencia felina y esperando que el acto terminase mientras procuraba entender lo que ocurría frente a sus ojos como una magia muy diferente a la suya.
Última edición por Juliet E. Deveroix el Jue Feb 20, 2014 7:24 am, editado 1 vez
Juliet E. Deveroix- Hechicero Clase Media
- Mensajes : 166
Fecha de inscripción : 08/12/2013
DATOS DEL PERSONAJE
Poderes/Habilidades:
Datos de interés:
Re: ¿Un león en Paris? [Juliet]
Cualquier rastro de mal humor que hubiera en Makenna había desaparecido completamente solo una gran sonrisa permanecía dibujada sobre sus labios, no había un gran escenario, ni una carpa que cubriera a todos los presentes, ni esos ridículos trajes que su madre le hacía usar cuando le tocaba salir a escena, pero todo se sentía como tal. Llueve o nieve, oscurezca o haga de día, el show debe continuar Makenna se dijo así misma dando un salto hacia atrás del lomo del león.
Una pequeña reverencia a un lado del gracioso felino y este se levanta en dos patas haciendo un movimiento similar al suyo, la gente estalla en gritos observando al animal mejor entrenado que hubieran visto antes, el miedo que había reinado al principio termino por desaparecer cuando ambos amigos hacían su rutina, Makenna era tan hábil como Annika, sus delicados movimientos hacían que pareciera que flotaba sobre las puntas de sus pies como bailarina de Ballet, pero su ropaje hacia aparentar a un muchacho muy femenino.
Y no podía evitarlo prefería tener esos viejos pantalones de trabajo a una estorbosa falda que aunque mostraban su belleza le eran estorbosas a la hora de trabajar, no había movimiento que el león no hiciera, casi como reflejo ambos terminaron su espectáculo agradeciendo a su tan deslumbrante público, no hubo muchas monedas esa tarde, su vieja boina apenas pudo recaudar 5 francos, pero las risas y los aplausos… esos eran el verdadero premio.
– Bien hecho viejo amigo – rodeo con su brazo el cuerpo del enorme león quien correspondió al abrazo de su compañera con una pata, los chicos inquietos preguntaron varias veces sobre el león no había forma de conseguir callar a un niño que se encontraba feliz, busco el modo de zafarse de las preguntas sin sonar grosera, había algo que le había llamado la atención durante todo el espectáculo; no algo… alguien, una joven morena que caminaba alrededor de ellos, Makenna camino hasta ella indicándole a Tristan que se mantuviera a cierta distancia – Y dime… ¿disfrutaste el espectáculo? – se balanceaba de un lado a otro como bailando un vals, aquella sonrisa de medio lado tan típica suya se hizo presente en sus labios.
– Mi nombre es Makenna ¿y el tuyo? – ella nunca daba vueltas, rara vez podría decir algo sin ir directo al grano, aun así se mostraba cautelosa con la joven bruja. – He olido tu perfume desde muchos metros atrás… ¿nos ha seguido hasta aquí? – su olfato se había hecho cargo de atrapar esa esencia, llenando sus pulmones de ella, un olor inconfundible de ahora en más, un olor exquisito, inolvidable.
Una pequeña reverencia a un lado del gracioso felino y este se levanta en dos patas haciendo un movimiento similar al suyo, la gente estalla en gritos observando al animal mejor entrenado que hubieran visto antes, el miedo que había reinado al principio termino por desaparecer cuando ambos amigos hacían su rutina, Makenna era tan hábil como Annika, sus delicados movimientos hacían que pareciera que flotaba sobre las puntas de sus pies como bailarina de Ballet, pero su ropaje hacia aparentar a un muchacho muy femenino.
Y no podía evitarlo prefería tener esos viejos pantalones de trabajo a una estorbosa falda que aunque mostraban su belleza le eran estorbosas a la hora de trabajar, no había movimiento que el león no hiciera, casi como reflejo ambos terminaron su espectáculo agradeciendo a su tan deslumbrante público, no hubo muchas monedas esa tarde, su vieja boina apenas pudo recaudar 5 francos, pero las risas y los aplausos… esos eran el verdadero premio.
– Bien hecho viejo amigo – rodeo con su brazo el cuerpo del enorme león quien correspondió al abrazo de su compañera con una pata, los chicos inquietos preguntaron varias veces sobre el león no había forma de conseguir callar a un niño que se encontraba feliz, busco el modo de zafarse de las preguntas sin sonar grosera, había algo que le había llamado la atención durante todo el espectáculo; no algo… alguien, una joven morena que caminaba alrededor de ellos, Makenna camino hasta ella indicándole a Tristan que se mantuviera a cierta distancia – Y dime… ¿disfrutaste el espectáculo? – se balanceaba de un lado a otro como bailando un vals, aquella sonrisa de medio lado tan típica suya se hizo presente en sus labios.
– Mi nombre es Makenna ¿y el tuyo? – ella nunca daba vueltas, rara vez podría decir algo sin ir directo al grano, aun así se mostraba cautelosa con la joven bruja. – He olido tu perfume desde muchos metros atrás… ¿nos ha seguido hasta aquí? – su olfato se había hecho cargo de atrapar esa esencia, llenando sus pulmones de ella, un olor inconfundible de ahora en más, un olor exquisito, inolvidable.
Makenna Klijnsma- Cambiante Clase Baja
- Mensajes : 15
Fecha de inscripción : 20/01/2014
Re: ¿Un león en Paris? [Juliet]
No vayas a creer lo que te cuentan del mundo
(ni siquiera esto que te estoy contando)
ya te dije que el mundo es incontable.
- Mario Benedetti
(ni siquiera esto que te estoy contando)
ya te dije que el mundo es incontable.
- Mario Benedetti
Si a Juliet le hubiesen dicho de un león tan domesticado como un perro, lo hubiera dudado. Si además hubiesen agregado que su maestro se trataba de una mujer pequeña y de movimientos delicados, los hubiera tachado de locos. Aún asi y contra todo pronóstico, tal escena se presentaba ante ella y era tan grácil y natural como los cuentos de antaño que su madre le contaba. No noto la sonrisa que brillaba en sus ojos hasta que esta se posó en sus labios y fue asesinada al instante por un par de parpadeos rápidos y tercos, como su dueña quien se mantuvo estoica en el lugar mientras observaba a los niños rodear a la mujer. Esta respondía sus preguntas, evadiéndolas ocasionalmente mientras el león solo los observaba con la tranquilidad propia de los felinos. Resultaba una escena fantástica, cálida y lejana a la realidad.
Incluso cuando sus ojos se encontraron y la bruja reconoció en aquellos orbes oscuros que había sido descubierta, no sintió en ellos ningún tipo de reproche o acusación. Le sonrió como ofrenda de paz y enseguida asintió a su pregunta – ha sido algo mágico- intentaba escoger con cuidado las palabras – No solo la habilidad del león para seguir sus instrucciones pero la confianza que tiene en él…- no pudo seguir y simplemente negó sonriendo. Envidiaba aquella fe ciega a tal punto que le era imposible ponerle palabras adecuadas. Quiso preguntarle si alguna vez su amistad se había puesto a prueba y el la había lastimado pero se sintió fuera de lugar para indagar de aquel modo, sobre todo cuando noto que tras tanto hablar no se había presentado. Aquello hizo que sus mejillas se coloraran, más aun cuando le informaron que habían descubierto su atrevimiento ¿por su perfume? Ella lo consideraba muy suave, incluso debería estarse desvaneciendo tras una noche en el cementerio y sin embargo la joven lo habia distinguido claro y a distancia - Lo lamento- se disculpó cuando finalmente el color había abandonado su rostro – Mi nombre es Juliet y en efecto, les he estado siguiendo. No he podido evitarlo y la curiosidad se hizo con lo mejor de mí pero se trataba de algo demasiado maravilloso para dejarlo huir – se mordió el labio inferior. No le gustaba admitir sus errores pero suponía que tampoco tenía mucho sentido gastar energía en ocultarlos – ¿Me perdonaría si la invito a un desayuno de media mañana? Aunque me temo que debería ser algo para el camino pues por muy habilidoso que sea tu amigo, no creo que le den silla – le ofreció una sonrisa amistosa aunque diluida por la sensación de vergüenza y culpa, como si estuviera hablando de un horror, de algún mal y no de aplacar su curiosidad por el brillo de su aura – Podría entonces contarme cosas que estoy segura solo tu conoces. Lo se, lo veo …- nuevamente corto su frase, no podía decirle que observaba su aura sin estar segura de que lado jugaba ella en la encrucijada entre los “hijos de Satan” y quienes decían servir a un Dios ausente. No, debía esperar
Juliet E. Deveroix- Hechicero Clase Media
- Mensajes : 166
Fecha de inscripción : 08/12/2013
DATOS DEL PERSONAJE
Poderes/Habilidades:
Datos de interés:
Re: ¿Un león en Paris? [Juliet]
Es importante recordar que todos tenemos dentro de nosotros la magia.
- Joanne Kathleen Rowling
- Joanne Kathleen Rowling
Ni en sus más locos sueños hubiera imaginado que terminaría trabajando en el circo, después de huir del orfanato donde habían pasado la mitad de su vida, las gemelas Klijnsma se vieron bendecidas cuando los dueños de aquel circo se tentaron el corazón salvándolas del frio invernal y de la inanición adoptándolas como parte de ellos, después de tantos años encontraron un lugar a donde pertenecían, donde no importaba su condición animal, un sitio donde todos se querían, una verdadera familia.
Makenna a diferencia de Annika no le interesaban los malabares ni cruzar una pequeña cuerda en lo alto de la carpa, ni hacer piruetas con listones al compás de la música, la cambiaformas prefería permanecer tras bambalinas a salir en un pequeño tutu de color que a su parecer hacían ver a su hermana como un bombón, algo que se puede comer pero que llegaba a ser empalagoso, eso no era para Makenna, pero un día todo cambio…
Cierta tarde ayudando a limpiar el interior de la carpa una leona apareció frente a sus ojos, tan bella y majestuosa que la curiosidad no pudo más con la cambiaformas, lentamente se fue acercando al animal fascinada por su brillante pelaje y la elegancia con la que llevaba a cabo su rutina, pero en la mirada de ese animal no había más que dolor, Makenna podía sentirlo como si fuera su propio dolor.
Un pequeño error, un paso en falso en su ejecución causaron que lentamente aquel bello pelaje se fuera abriendo nuevas heridas cuando el regordete domador rompía el látigo contra su pelaje los rugidos de dolor rompían el silencio del lugar y con ello el corazón de Makenna lentamente se iba haciendo añicos ¿Cómo una persona era capaz de lastimar de aquel modo a un animal de tal belleza?
Antes de que un nuevo latigazo se impactara con la ya lastimada leona, Makenna la cubrió con su propio cuerpo recibiendo el impacto directamente en la cara, el ardor fue menor con la satisfacción que recibió al mirar a los ojos al animal y ver en ellos un gracias… antes de verla desplomándose ante sus ojos, la leona murió pero Makenna oyó un suave latido en su interior, estaba embarazada y por suerte el pequeño sobrevivió con ayuda de la cambiaformas… así fue como Tristán llego a su vida, le cuido y crió como si fuera un pequeño gatito.
Los padres adoptivos de Makenna le dijeron que para que el animal pudiera permanecer con ellos en el circo debía ser entrenado por un profesional, pero la cambiaformas no accedió a que en eso entonces el domador lo entrenara, ella misma se encargo de su entrenamiento como había hecho con su crianza, así fue como la amistad entre el animal y la cambiaformas se fortaleció hasta lo que es hoy – ¿Es raro no? Pero Tristán es al único además de mi hermana que podría confiarle mi vida – sonrió a la mujer contestando su pregunta – Puede que su tamaño haya superado al mío con los años pero para mí sigue siendo un pequeño cachorro, podría jurar que no he notado el cambio en él – .
Sus habilidades como cambiaformas le habían permitido percatarse de ese bello perfume, ahora no era solo una esencia más, ahora tenía un rostro y un nombre… Juliet, tan bello como su portadora, la cambiaformas se inclino levemente hacia el frente haciendo una reverencia a su acompañante quien parecía apenada por haberlos seguido hasta ahí, Makenna no pudo evitar reír por la situación pero asintió a su propuesta, tal vez porque algo en ella llamaba demasiado la atención de la cambiaformas, tal vez estaban destinadas a encontrarse en aquel lugar – Y en su lugar nosotros le daremos una función privada como agradecimiento por el desayuno – sonríe ampliamente a su acompañante unos segundos antes de girarse hacia Tristán para que las siguiera, acaricio el lomo del animal y miro fijamente a su acompañante ¿cosas que yo solo se? Se demasiadas cosas… pero debes ser más especifica en lo que deseas conocer – aseguro tomando la mano de su acompañante al ver a algunos policías caminar calle arriba, llevándola hasta un callejón – No quiero más discusiones con la policía, deberemos ir escondiéndonos un poco, espero que no le moleste, señorita Juliet – tiro suavemente de su mano internándose en Paris, entrando por aquellas callejuelas que las alejarían de todos – Pregunta y yo te contestaré mientras tanto – .
Makenna a diferencia de Annika no le interesaban los malabares ni cruzar una pequeña cuerda en lo alto de la carpa, ni hacer piruetas con listones al compás de la música, la cambiaformas prefería permanecer tras bambalinas a salir en un pequeño tutu de color que a su parecer hacían ver a su hermana como un bombón, algo que se puede comer pero que llegaba a ser empalagoso, eso no era para Makenna, pero un día todo cambio…
Cierta tarde ayudando a limpiar el interior de la carpa una leona apareció frente a sus ojos, tan bella y majestuosa que la curiosidad no pudo más con la cambiaformas, lentamente se fue acercando al animal fascinada por su brillante pelaje y la elegancia con la que llevaba a cabo su rutina, pero en la mirada de ese animal no había más que dolor, Makenna podía sentirlo como si fuera su propio dolor.
Un pequeño error, un paso en falso en su ejecución causaron que lentamente aquel bello pelaje se fuera abriendo nuevas heridas cuando el regordete domador rompía el látigo contra su pelaje los rugidos de dolor rompían el silencio del lugar y con ello el corazón de Makenna lentamente se iba haciendo añicos ¿Cómo una persona era capaz de lastimar de aquel modo a un animal de tal belleza?
Antes de que un nuevo latigazo se impactara con la ya lastimada leona, Makenna la cubrió con su propio cuerpo recibiendo el impacto directamente en la cara, el ardor fue menor con la satisfacción que recibió al mirar a los ojos al animal y ver en ellos un gracias… antes de verla desplomándose ante sus ojos, la leona murió pero Makenna oyó un suave latido en su interior, estaba embarazada y por suerte el pequeño sobrevivió con ayuda de la cambiaformas… así fue como Tristán llego a su vida, le cuido y crió como si fuera un pequeño gatito.
Los padres adoptivos de Makenna le dijeron que para que el animal pudiera permanecer con ellos en el circo debía ser entrenado por un profesional, pero la cambiaformas no accedió a que en eso entonces el domador lo entrenara, ella misma se encargo de su entrenamiento como había hecho con su crianza, así fue como la amistad entre el animal y la cambiaformas se fortaleció hasta lo que es hoy – ¿Es raro no? Pero Tristán es al único además de mi hermana que podría confiarle mi vida – sonrió a la mujer contestando su pregunta – Puede que su tamaño haya superado al mío con los años pero para mí sigue siendo un pequeño cachorro, podría jurar que no he notado el cambio en él – .
Sus habilidades como cambiaformas le habían permitido percatarse de ese bello perfume, ahora no era solo una esencia más, ahora tenía un rostro y un nombre… Juliet, tan bello como su portadora, la cambiaformas se inclino levemente hacia el frente haciendo una reverencia a su acompañante quien parecía apenada por haberlos seguido hasta ahí, Makenna no pudo evitar reír por la situación pero asintió a su propuesta, tal vez porque algo en ella llamaba demasiado la atención de la cambiaformas, tal vez estaban destinadas a encontrarse en aquel lugar – Y en su lugar nosotros le daremos una función privada como agradecimiento por el desayuno – sonríe ampliamente a su acompañante unos segundos antes de girarse hacia Tristán para que las siguiera, acaricio el lomo del animal y miro fijamente a su acompañante ¿cosas que yo solo se? Se demasiadas cosas… pero debes ser más especifica en lo que deseas conocer – aseguro tomando la mano de su acompañante al ver a algunos policías caminar calle arriba, llevándola hasta un callejón – No quiero más discusiones con la policía, deberemos ir escondiéndonos un poco, espero que no le moleste, señorita Juliet – tiro suavemente de su mano internándose en Paris, entrando por aquellas callejuelas que las alejarían de todos – Pregunta y yo te contestaré mientras tanto – .
Makenna Klijnsma- Cambiante Clase Baja
- Mensajes : 15
Fecha de inscripción : 20/01/2014
Re: ¿Un león en Paris? [Juliet]
Bajo la mirada, relamiéndose los labios para intentar esconder una risilla que intentaba escapar de sus labios y que, en cambio, logro sacudir sus hombros –No tienes por qué hacer eso– dijo refiriéndose a la reverencia aunque aplicándolo también a la invitación que en otro contexto, en alguno que no involucrara a un león de 150 kilos, quizás hubiera aceptado sin mayores miramientos al asunto. Una segunda burbuja de risa exploto pero pronto se vio obstruida por el dorso de su pálida mano. Negó buscando recobrar la compostura y prosiguió –He sido yo quien te ha seguido hasta aquí. Si me lo retribuyes seguiré estando en falta contigo- De reojo observo al león acercarse y decidió acomodarse del lado opuesto. No era una distancia que el animal no pudiera zanjar de un movimiento pero si una que le permitirá a ella reaccionar llegado el caso. No encontraba motivos para que el animal o dueña decidieran atacarla pero su experiencia le decía que la gente no necesitaba de estos para desatar sus oscuros o crueles deseos y eso la había vuelto un ser precavido con el paso de los años, sin importar cuan inocente y amigable le pareciera su acompañante
-No se preocupe, se lo …molesta e intolerante que pueden ser ciertos organismos de control– apretó los dientes por un segundo antes de dejar salir un suspiro ligero deseando sorprenderse, quizás asustarse por aquel repentino cambio de dirección pero conocía demasiado bien lo que era esconderse y escapar, incluso sabía que era bajar la cabeza y desviar la mirada para pasar desapercibida. Por supuesto que la policía no era su problema, no. Su pesadilla se escondía en las sombras de una iglesia que prendía hogueras mientras predicaba amor, compasión y cientos de normativas que ignorarían tan pronto se les presentase la oportunidad de quebrarlas.
Apretó los labios queriendo alejar la inquisición de su mente para poder concentrarse en las preguntas que quería hacerle a la joven a su lado, debía frasearlas correctamente para no alertarla. Bajo la mirada con curiosidad a las manos aun unidas y contuvo el primer instinto de alejarse, de liberarse de las aquel amarre que aunque fino y delicado no había tenido inconvenientes en conducirla hasta aquel pasadizo entre las calles, no que ella hubiese puesto resistencia claro, pero se trataba de manos fuertes y hábiles que no tendrían problemas en doblegarla. El conocimiento la había tanto maravillado como puesto ligeramente nerviosa – ¿Como…- se interrumpió para reorganizar las preguntas habiendo de pronto encontrado nuevas que rebotaban en su cerebro y que ansiaban ser respondidas -¿Cómo has logrado amaestrar al león? Sé que has dicho que lo tienes desde cachorro pero lo tuyo debe ser una habilidad especial para controlarlo con la naturalidad que lo haces. He visto perros comportarse de forma ejemplar pero no podrían competir con este animal que solo con un movimiento de su dedo pareciera entenderle– Había levantado el rostro en algún momento de su plática para observar a sus alrededores en busca de alguna panadería. Incapaz de observarla al rostro directamente pero demasiado curiosa no observarla de reojo tan pronto descubrió que únicamente las rodeaban altas paredes de concreto
-No se preocupe, se lo …molesta e intolerante que pueden ser ciertos organismos de control– apretó los dientes por un segundo antes de dejar salir un suspiro ligero deseando sorprenderse, quizás asustarse por aquel repentino cambio de dirección pero conocía demasiado bien lo que era esconderse y escapar, incluso sabía que era bajar la cabeza y desviar la mirada para pasar desapercibida. Por supuesto que la policía no era su problema, no. Su pesadilla se escondía en las sombras de una iglesia que prendía hogueras mientras predicaba amor, compasión y cientos de normativas que ignorarían tan pronto se les presentase la oportunidad de quebrarlas.
Apretó los labios queriendo alejar la inquisición de su mente para poder concentrarse en las preguntas que quería hacerle a la joven a su lado, debía frasearlas correctamente para no alertarla. Bajo la mirada con curiosidad a las manos aun unidas y contuvo el primer instinto de alejarse, de liberarse de las aquel amarre que aunque fino y delicado no había tenido inconvenientes en conducirla hasta aquel pasadizo entre las calles, no que ella hubiese puesto resistencia claro, pero se trataba de manos fuertes y hábiles que no tendrían problemas en doblegarla. El conocimiento la había tanto maravillado como puesto ligeramente nerviosa – ¿Como…- se interrumpió para reorganizar las preguntas habiendo de pronto encontrado nuevas que rebotaban en su cerebro y que ansiaban ser respondidas -¿Cómo has logrado amaestrar al león? Sé que has dicho que lo tienes desde cachorro pero lo tuyo debe ser una habilidad especial para controlarlo con la naturalidad que lo haces. He visto perros comportarse de forma ejemplar pero no podrían competir con este animal que solo con un movimiento de su dedo pareciera entenderle– Había levantado el rostro en algún momento de su plática para observar a sus alrededores en busca de alguna panadería. Incapaz de observarla al rostro directamente pero demasiado curiosa no observarla de reojo tan pronto descubrió que únicamente las rodeaban altas paredes de concreto
Última edición por Juliet E. Deveroix el Mar Abr 15, 2014 9:10 pm, editado 1 vez
Juliet E. Deveroix- Hechicero Clase Media
- Mensajes : 166
Fecha de inscripción : 08/12/2013
DATOS DEL PERSONAJE
Poderes/Habilidades:
Datos de interés:
Re: ¿Un león en Paris? [Juliet]
A cada paso que daban los pequeños comercios y casitas de las zonas más pobres desaparecían de la vista de un momento a otro se vieron rodeadas por altas paredes de concreto provenientes seguramente de las fabricas, el tumulto de personas desapareció, ningún alma parecía acercarse; era mejor permanecer alerta ante cualquier emboscada, pero claro tener un gran león como compañero era una gran advertencia para que mantuvieran distancia, mientras estuviera el viejo animal cerca permanecerían a salvo.
Pero incluso la bruja parecía preferir mantener la distancia entre el animal, Makenna al percatarse de aquello acarició por reflejo el dorso de la mano de su acompañante y con la mano libre hizo un pequeño movimiento indicándole al viejo león que mantuviera un poco la distancia, el león alentó el paso dándoles un poco de espacio, la cambiaformas giro levemente la cabeza mirando sobre su hombro para sonreír de medio lado a su gran amigo agradeciéndole.
La voz de la bruja rompió el silencio, la cambiaformas giro de nuevo el rostro pero esta vez en dirección a la joven, su pregunta era muy simple de contestar pero Makenna no sabía como contestarle exactamente ´Hola soy Makenna, soy una cambiaformas y es parte de mis habilidades innatas comunicarme con los animales como hablo contigo´ pensó, pero era una estupidez siquiera considerar aquello como una respuesta adecuada a su pregunta, ¿cómo podría explicarle de aquello sin parecer una loca? Lo menos que quería era que la joven escapara huyendo y poner en peligro a su familia, sobre todo a su gemela, Makenna no estaba segura si aquella joven se había percatado de su condición sin que ella se lo dijera o esperaba solo que se lo confirmara.
Se rascó la nuca varias veces antes de atreverse a abrir la boca – Bueno, es un tanto complicado de explicar – calló un par de segundos acomodando sus ideas antes de vomitar las palabras, Makenna solía ser de las personas que prefería decir las cosas tal cual pero no siempre era la mejor forma de hacerlo, al menos eso mismo le decía su madre [color=green– Todos nacemos con una habilidad especial ¿no es asi? – [/color]sonrió de medio lado – como las bailarinas, los actores e incluso las personas que cantan, es algo innato, algo que nos hace especiales… pues es algo así lo que yo tengo con Tristán o como tú por ejemplo – guardó silencio al percatarse de la presencia de dos hombres que pasaron frente a ellas pero sin percatarse de su presencia… menos mal, una escena de pánico no ayudaría a ninguno con su plan de escape.
Makenna permaneció en silencio el resto del camino hasta una pequeña zona más alejada de Paris casi al llegar al bosque, encontraron un par de comercios que parecían ser tiendas para los trabajadores de las fabricas y sonrió, podrían comprar algo de pan y salir de la ciudad para continuar con su charla – ahí podremos comprar algo para desayunar y entonces te mostrare un lugar que me gusta mucho de Paris aunque es en medio del bosque ¿Te asusta? – la cambiaformas le dedica una sonrisa, camina hasta la puerta de la tienda y la abre para dejarle entrar a ella primero.
Pero incluso la bruja parecía preferir mantener la distancia entre el animal, Makenna al percatarse de aquello acarició por reflejo el dorso de la mano de su acompañante y con la mano libre hizo un pequeño movimiento indicándole al viejo león que mantuviera un poco la distancia, el león alentó el paso dándoles un poco de espacio, la cambiaformas giro levemente la cabeza mirando sobre su hombro para sonreír de medio lado a su gran amigo agradeciéndole.
La voz de la bruja rompió el silencio, la cambiaformas giro de nuevo el rostro pero esta vez en dirección a la joven, su pregunta era muy simple de contestar pero Makenna no sabía como contestarle exactamente ´Hola soy Makenna, soy una cambiaformas y es parte de mis habilidades innatas comunicarme con los animales como hablo contigo´ pensó, pero era una estupidez siquiera considerar aquello como una respuesta adecuada a su pregunta, ¿cómo podría explicarle de aquello sin parecer una loca? Lo menos que quería era que la joven escapara huyendo y poner en peligro a su familia, sobre todo a su gemela, Makenna no estaba segura si aquella joven se había percatado de su condición sin que ella se lo dijera o esperaba solo que se lo confirmara.
Se rascó la nuca varias veces antes de atreverse a abrir la boca – Bueno, es un tanto complicado de explicar – calló un par de segundos acomodando sus ideas antes de vomitar las palabras, Makenna solía ser de las personas que prefería decir las cosas tal cual pero no siempre era la mejor forma de hacerlo, al menos eso mismo le decía su madre [color=green– Todos nacemos con una habilidad especial ¿no es asi? – [/color]sonrió de medio lado – como las bailarinas, los actores e incluso las personas que cantan, es algo innato, algo que nos hace especiales… pues es algo así lo que yo tengo con Tristán o como tú por ejemplo – guardó silencio al percatarse de la presencia de dos hombres que pasaron frente a ellas pero sin percatarse de su presencia… menos mal, una escena de pánico no ayudaría a ninguno con su plan de escape.
Makenna permaneció en silencio el resto del camino hasta una pequeña zona más alejada de Paris casi al llegar al bosque, encontraron un par de comercios que parecían ser tiendas para los trabajadores de las fabricas y sonrió, podrían comprar algo de pan y salir de la ciudad para continuar con su charla – ahí podremos comprar algo para desayunar y entonces te mostrare un lugar que me gusta mucho de Paris aunque es en medio del bosque ¿Te asusta? – la cambiaformas le dedica una sonrisa, camina hasta la puerta de la tienda y la abre para dejarle entrar a ella primero.
Makenna Klijnsma- Cambiante Clase Baja
- Mensajes : 15
Fecha de inscripción : 20/01/2014
Re: ¿Un león en Paris? [Juliet]
Juliet debía reconocer que, para tener un acento fuertemente extranjero, la mujer sabía guiarse en la ciudad. Apenas habían pasado las fábricas y habían logrado encontrar algunos puestos que la bruja ni siquiera sospechaba se encontraban incluso si ella era residente de aquel basto y variopinto país. Aunque, para ser justos, a pesar de su curiosidad no estaba entre sus costumbres el recorrer barrios periféricos y menos los industriales. Poco deseaba tentar a la suerte entrando con su delicada figura al territorio de hombres que se veían atrapados entre calderas abrasadoras durante interminables horas. Con ese pensamiento rondándole la mente, le sorprendió que lograsen atravesar el lugar sin percance alguno y que su acompañante se hallara lo suficientemente tranquila como para intentar calmarla con caricias suaves que intentaban simplemente calmarla cuando ella no habia dado voz a sus preocupaciones, incluso si sus inseguridades no se transparentaban en su rostro. “Bendita ignorancia” pensó para si mientras se acercaban a una de las tiendas para poder comprar provisiones antes de seguir camino
Su risa escapo, jovial, al verla abrir la puerta como lo hubiera hecho un caballero que se respete. Su mano cubría la medialuna que formaban sus labios mientras negaba y se adelantaba al parador en donde una mujer junto a su esposo las observaba extrañados del inusual par. La francesa los observo por un mero segundo con sus labios aun curvados y los ojos aun brillando alegres antes de acercarse y pedir lo que necesitasen llevar. No estaba segura de la morocha pero el trabajo en el cementerio, la anterior caminata y tan solo el proyecto de la siguiente empezaban a abrirle el apetito y cansarle los músculos, recordándole que era una simple humana y necesitaba detenerse a recuperar energías. Afortunadamente era buena ignorando toda clase de señales en pro de su bienestar y pidió tan solo lo necesario para una merienda de media mañana que fuera suficiente para ambas, incluyendo algunas rodajas de jamon extra para el león.
-¿Debería?– contesto una vez que la mujer desapareció para acercarles el pedido. Una ceja se arqueaba de forma elegante mientras una sonrisa felina y orgullosa se abría paso por sus labios –No le tememos a la oscuridad si no a lo que ella se oculta, signorina. El bosque es sencillamente un lugar, como lo es la ciudad. Debatiblemente más salvaje y misterioso e indudablemente más bello. No me aterra más el concepto de un oso o un lobo que el de un humano podría hacerlo – Se callo a penas segundos antes de que la mujer dejara en sus manos la encomienda y,al igual que la vez anterior, en su rostro perduraban los efectos de la morocha mientras pagaba y se preguntaba porque se dejaba arrastrar a un bosque por una desconocida. “Y maldita curiosidad” anoto para si misma antes de regresar por sus pasos, esperando que la joven la guiara a su escondite
Su risa escapo, jovial, al verla abrir la puerta como lo hubiera hecho un caballero que se respete. Su mano cubría la medialuna que formaban sus labios mientras negaba y se adelantaba al parador en donde una mujer junto a su esposo las observaba extrañados del inusual par. La francesa los observo por un mero segundo con sus labios aun curvados y los ojos aun brillando alegres antes de acercarse y pedir lo que necesitasen llevar. No estaba segura de la morocha pero el trabajo en el cementerio, la anterior caminata y tan solo el proyecto de la siguiente empezaban a abrirle el apetito y cansarle los músculos, recordándole que era una simple humana y necesitaba detenerse a recuperar energías. Afortunadamente era buena ignorando toda clase de señales en pro de su bienestar y pidió tan solo lo necesario para una merienda de media mañana que fuera suficiente para ambas, incluyendo algunas rodajas de jamon extra para el león.
-¿Debería?– contesto una vez que la mujer desapareció para acercarles el pedido. Una ceja se arqueaba de forma elegante mientras una sonrisa felina y orgullosa se abría paso por sus labios –No le tememos a la oscuridad si no a lo que ella se oculta, signorina. El bosque es sencillamente un lugar, como lo es la ciudad. Debatiblemente más salvaje y misterioso e indudablemente más bello. No me aterra más el concepto de un oso o un lobo que el de un humano podría hacerlo – Se callo a penas segundos antes de que la mujer dejara en sus manos la encomienda y,al igual que la vez anterior, en su rostro perduraban los efectos de la morocha mientras pagaba y se preguntaba porque se dejaba arrastrar a un bosque por una desconocida. “Y maldita curiosidad” anoto para si misma antes de regresar por sus pasos, esperando que la joven la guiara a su escondite
Última edición por Juliet E. Deveroix el Mar Mayo 13, 2014 10:04 pm, editado 1 vez
Juliet E. Deveroix- Hechicero Clase Media
- Mensajes : 166
Fecha de inscripción : 08/12/2013
DATOS DEL PERSONAJE
Poderes/Habilidades:
Datos de interés:
Re: ¿Un león en Paris? [Juliet]
El día continuaba mejorando a cada paso que ambas jóvenes daban por las calles de Paris y mientras más se alejaban de la contingencia de gente más contenta se encontraba Makenna y no solo se trataba de alejarse de la ciudad que tanto le molestaba sino más bien que había encontrado a alguien que hacía a Paris sumamente diferente a sus ojos, un lugar donde podría llegar a sentirse comoda y el único motivo estaba delante suyo, Paris se había convertido en un lugar mágico por su presencia.
La joven cambiaformas se encontraba completamente embobada por la bruja aquella sonrisa suya, su cabello, su forma de andar todo en ella parecía cautivar el corazón de la cambiaformas, pero no solo se trataba de su aspecto físico algo en ella llamaba la atención de Makenna, esa luz que veía en ella, aquella que le era incapaz de alejarse de ella y que causaba una sonrisa que cruzaba su rostro.
La dependienta las miró un tanto extrañadas, aquella zona de la ciudad estaba regida casi en su totalidad por hombres que trabajaban en las fabricas desde el alba hasta pasada la tarde, ver a dos jóvenes prepararse para lo que parecía un día de campo sonaba un tanto irreal y ridículo, pero ahí estaban ellas preparadas para adentrarse al bosque sin ningún problema en ello, sin ningún miedo que les perturbara, al menos a Makenna; al ver acercarse a la dependienta instintivamente llevo las manos hasta sus bolsillos sacando un par de francos para pagar los víveres, recordó que ella le había invitado aquel almuerzo y que sería una grosería de su parte no aceptar el regalo.
Apresuró el paso hasta la entrada y la abrió de nuevo para su acompañante después de haber tomado el paquete de víveres con una mano. – Estoy segura que encontrarás el lugar donde te llevaré bellísimo, poca gente disfruta de placeres tan simples como caminar entre los bosques, mirar las estrellas y deleitarse con los aromas de las flores – no echó a andar directamente sino que ofreció su brazo como todo un caballero para comenzar de nuevo con la caminata – ¿ Nos vamos? – giró el rostro hacia su acompañante después de mirar al enorme león recostado bajo los rayos del sol, que al percatarse de la presencia de su ama se levantó preparándose para continuar con su camino.
Después de varios metros en el inmenso bosque llegaron a aquella senda que había descubierto con su gemela no hace mucho tiempo, la sonrisa se dibujo aun más grande en su rostro parándose frente a ella - ¿preparada? – se quitó del medio abriéndole el camino para que caminara hasta el pequeño rio que corría por el lugar.
– Bienvenida a mi escondite – se acomodó la boina mientras el viejo león se tumbaba cerca del río acomodándose para un descanso bien merecido. – Este es el tipo de lugar que la gente se pierde pensando en cosas tan estúpidas como el dinero y las cosas materiales… aseguró sentándose en el suelo, recargando su espalda contra una roca, el día era casi perfecto.
La joven cambiaformas se encontraba completamente embobada por la bruja aquella sonrisa suya, su cabello, su forma de andar todo en ella parecía cautivar el corazón de la cambiaformas, pero no solo se trataba de su aspecto físico algo en ella llamaba la atención de Makenna, esa luz que veía en ella, aquella que le era incapaz de alejarse de ella y que causaba una sonrisa que cruzaba su rostro.
La dependienta las miró un tanto extrañadas, aquella zona de la ciudad estaba regida casi en su totalidad por hombres que trabajaban en las fabricas desde el alba hasta pasada la tarde, ver a dos jóvenes prepararse para lo que parecía un día de campo sonaba un tanto irreal y ridículo, pero ahí estaban ellas preparadas para adentrarse al bosque sin ningún problema en ello, sin ningún miedo que les perturbara, al menos a Makenna; al ver acercarse a la dependienta instintivamente llevo las manos hasta sus bolsillos sacando un par de francos para pagar los víveres, recordó que ella le había invitado aquel almuerzo y que sería una grosería de su parte no aceptar el regalo.
Apresuró el paso hasta la entrada y la abrió de nuevo para su acompañante después de haber tomado el paquete de víveres con una mano. – Estoy segura que encontrarás el lugar donde te llevaré bellísimo, poca gente disfruta de placeres tan simples como caminar entre los bosques, mirar las estrellas y deleitarse con los aromas de las flores – no echó a andar directamente sino que ofreció su brazo como todo un caballero para comenzar de nuevo con la caminata – ¿ Nos vamos? – giró el rostro hacia su acompañante después de mirar al enorme león recostado bajo los rayos del sol, que al percatarse de la presencia de su ama se levantó preparándose para continuar con su camino.
Después de varios metros en el inmenso bosque llegaron a aquella senda que había descubierto con su gemela no hace mucho tiempo, la sonrisa se dibujo aun más grande en su rostro parándose frente a ella - ¿preparada? – se quitó del medio abriéndole el camino para que caminara hasta el pequeño rio que corría por el lugar.
– Bienvenida a mi escondite – se acomodó la boina mientras el viejo león se tumbaba cerca del río acomodándose para un descanso bien merecido. – Este es el tipo de lugar que la gente se pierde pensando en cosas tan estúpidas como el dinero y las cosas materiales… aseguró sentándose en el suelo, recargando su espalda contra una roca, el día era casi perfecto.
Makenna Klijnsma- Cambiante Clase Baja
- Mensajes : 15
Fecha de inscripción : 20/01/2014
Re: ¿Un león en Paris? [Juliet]
Sonriendo, batió las pestañas de forma exagerada e imitando a las mujeres de cuna de oro mientras bajaba los últimos escalones y se sujetaba del brazo que le ofrecían, aliviada de no sentirse sujeta pero conservando el contacto y la sensación de tranquilidad que venía con ello. Sentía, y de alguna forma sabia, que aquel lazo que formaban con sus brazos era solo un refuerzo para la extraña confianza que sentía la otra mujer hacia ella y por ello se negaba a soltarla, dejando atrás toda incomodidad que hubiera sentido de tratarse de otra persona con menos para ofrecerle que el misterio aquel. – Para serte sincera, no he estado fuera de la ciudad en mucho, mucho tiempo – por un instante se acordó de su hogar en las afueras de Niza; las hectáreas de campo que se fundían con el bosque profundo y el mar Mediterráneo que rugía a varios kilómetros parecían casi un paisaje fantástico salido de la imaginación de algún autor cuando lo comparaba con las calles grises y el humo de la capital francesa. Su risa salió en un suspiro seco, agotado y triste – lo mas similar ha sido la plaza Tertre y allí si que hay fauna de todo tipo – La ironía teñía sus labios que se curvaban en una sonrisa casi cruel, burlándose de si misma y la patético que le resulta aquello, ella misma - Lo siento –dijo sacudiendo la cabeza negativamente y quitándose de encima su vida cotidiana – No era mi intención hacer una comparación tan nefasta, estoy segura que el lugar ha de ser magnifico, después de todo eres tú quien me está guiando – la observo de reojo por unos instantes antes que su sonrisa se ablandará, perdiendo todo el rastro negativo que antes cargaba.
Siguió el camino en silencio, dedicándose a escucharla a ella y a todo lo que las rodeaba con toda la atención que su propia mente le permitía mientras se enumeraba las razones por las cuales aquella idea de dejarse guiar a lo desconocido resultaba ilusa, torpe y solo por dejarlo en palabras bonitas, descuidado. Ese extraño y sutil arrepentimiento solo siguió acrecentándose al abandonar la última fila de casas para internarse en el bosque pero para entonces ya no había nada que pudiera hacer, su curiosidad y orgullo la habían empujado a a seguir avanzando y sus piernas parecían seguir a las de su compañera de forma independiente. Tomo aire y cerró los ojos por unos segundos, apretando los dedos en el brazo de Makenna para evitar tropezar y buscando alejar esa desconfianza innata que tenía contra el mundo entero. Levanto la mirada una vez más para observarla de reojo, su expresión alegre y tranquila acompañada por los colores del aura que tanto la había atraído la reconfortaron enseguida y afirmaron la decisión de estar allí, en donde sea que fuera “allí”.
Afortunadamente, esa inquietud no duro demasiado tiempo pues pronto se vieron en un pequeño claro que atravesaba un riachuelo que la detuvo sorprendida mientras observaba el lugar en todo su esplendor y se detenía en los pequeños detalles que la hicieron olvidar todas sus dudas – Tenias razón, es precioso- sus palabras eran lentas y bajas, como si les intimidara el lugar al cual apenas entraban los suficientes rayos de luz para mantener la vegetación viva y mantener un ambiente agradable. Era tan distinto a los bosques húmedos de su pasado que por un breve momento sintió la decepción de no encontrar lo que buscaba, aunque estuviera segura que hasta ese momento no buscaba nada .
- Es realmente único– dijo tras un largo silencio contemplativo que le había permitido ahogarse en recuerdos y pensar un poco más lo que haría a continuación. No le gustaba demasiado a la solución que había llegado, especialmente tras sentirse incluida y privilegiada de ser participe del lugar, peor no encontraba otra forma de saciar su curiosidad que con el paso del tiempo y del cansancio parecía volverse más y más grande devorando todas sus otras preocupaciones, intereses e incluso algunas de sus eticas. Pero ese era el problema, estaba cansada y muy segura que después no solo estaria agotada si no que debería irse y no quedaría tiempo para desayunar –o almorzar, ya casi habia perdido rastro del tiempo- lo que constituiría un gasto energético mayor. Suspiro
-Permiso – dijo sin esperar una respuesta mientras con cuidado se sacaba el calzado y liberaba su cabello de las ataduras para sentarse al lado de su compañera, feliz de recargar la espalda y recibir los calidos rayos del sol en su rostro que la invitaban a dormirse -¿Cómo fue que descubriste este lugar? – dijo intentando mantenerse despierta y girando la cintura hasta sentir el agua fría en los pies, evocandole un suspiro -¿Y cómo es que soy tan afortunada de que lo compartas conmigo? –recostó su mejilla en la piedra fría abriendo los ojos apenas lo suficiente para observar a la morocha a su lado
Siguió el camino en silencio, dedicándose a escucharla a ella y a todo lo que las rodeaba con toda la atención que su propia mente le permitía mientras se enumeraba las razones por las cuales aquella idea de dejarse guiar a lo desconocido resultaba ilusa, torpe y solo por dejarlo en palabras bonitas, descuidado. Ese extraño y sutil arrepentimiento solo siguió acrecentándose al abandonar la última fila de casas para internarse en el bosque pero para entonces ya no había nada que pudiera hacer, su curiosidad y orgullo la habían empujado a a seguir avanzando y sus piernas parecían seguir a las de su compañera de forma independiente. Tomo aire y cerró los ojos por unos segundos, apretando los dedos en el brazo de Makenna para evitar tropezar y buscando alejar esa desconfianza innata que tenía contra el mundo entero. Levanto la mirada una vez más para observarla de reojo, su expresión alegre y tranquila acompañada por los colores del aura que tanto la había atraído la reconfortaron enseguida y afirmaron la decisión de estar allí, en donde sea que fuera “allí”.
Afortunadamente, esa inquietud no duro demasiado tiempo pues pronto se vieron en un pequeño claro que atravesaba un riachuelo que la detuvo sorprendida mientras observaba el lugar en todo su esplendor y se detenía en los pequeños detalles que la hicieron olvidar todas sus dudas – Tenias razón, es precioso- sus palabras eran lentas y bajas, como si les intimidara el lugar al cual apenas entraban los suficientes rayos de luz para mantener la vegetación viva y mantener un ambiente agradable. Era tan distinto a los bosques húmedos de su pasado que por un breve momento sintió la decepción de no encontrar lo que buscaba, aunque estuviera segura que hasta ese momento no buscaba nada .
- Es realmente único– dijo tras un largo silencio contemplativo que le había permitido ahogarse en recuerdos y pensar un poco más lo que haría a continuación. No le gustaba demasiado a la solución que había llegado, especialmente tras sentirse incluida y privilegiada de ser participe del lugar, peor no encontraba otra forma de saciar su curiosidad que con el paso del tiempo y del cansancio parecía volverse más y más grande devorando todas sus otras preocupaciones, intereses e incluso algunas de sus eticas. Pero ese era el problema, estaba cansada y muy segura que después no solo estaria agotada si no que debería irse y no quedaría tiempo para desayunar –o almorzar, ya casi habia perdido rastro del tiempo- lo que constituiría un gasto energético mayor. Suspiro
-Permiso – dijo sin esperar una respuesta mientras con cuidado se sacaba el calzado y liberaba su cabello de las ataduras para sentarse al lado de su compañera, feliz de recargar la espalda y recibir los calidos rayos del sol en su rostro que la invitaban a dormirse -¿Cómo fue que descubriste este lugar? – dijo intentando mantenerse despierta y girando la cintura hasta sentir el agua fría en los pies, evocandole un suspiro -¿Y cómo es que soy tan afortunada de que lo compartas conmigo? –recostó su mejilla en la piedra fría abriendo los ojos apenas lo suficiente para observar a la morocha a su lado
Juliet E. Deveroix- Hechicero Clase Media
- Mensajes : 166
Fecha de inscripción : 08/12/2013
DATOS DEL PERSONAJE
Poderes/Habilidades:
Datos de interés:
Re: ¿Un león en Paris? [Juliet]
No importaba cuantas veces recorriera el mundo, Makenna había encontrado en ese claro un lugar mágico, algo así como un sitio que le pertenecía a ella y solo a ella; al menos así lo sentía. Muchas veces la soledad podía ser una gran amiga, una compañera comprensiva y en ese lugar se convertía en un placer casi indescriptible.
La cambiaformas era una persona extrovertida, su trabajo le mantenía permanecer largas jornadas con gente que no conocía y la sonrisa en su rostro aunque a veces fingida era la diferencia entre la vida y la muerte, pero a veces ella misma necesitaba ese momento a solas lejos de toda la gente del mundo que no parecía percatarse de nada más que de ellos mismos, personas egoístas, humildes… simplemente personas.
Tanto era su celos por ese lugar que ni siquiera su gemela lo había conocido, ¿Por qué la había llevado a ella? Ni siquiera ella misma estaba segura de la respuesta pero verla ahí acomodándose a su lado, descansar su cabeza sobre la fría piedra y sus pies en el agua, le hizo darse cuenta que no había equivocado su decisión ella debía estar ahí, el destino era tan extraño que cuando dos personas que llevaban caminos totalmente diferentes se encontraban no éramos quienes para tomar otra vereda, entonces para Makenna el destino había sido el culpable de que aquellas criaturas se encontraran en ese punto.
– Me pareciste interesante - se limitó a sonreír acomodando su boina sobre su rostro cubriendo parte de su rostro, cruzo sus brazos sobre su pecho empezando a adormilarse, giró el rostro un poco para mirarla descansar a su lado, su mirada se encontraba cansada podía notarlo, apenas podía mantenerse despierta estaba claro, pero ¿decirle que ella velaría su sueño? ¿No era un poco extraño para ser la primera vez que se veían en la vida?
Se mantuvo en silencio varios segundos… ¿Por qué debía ser extraño? Después de todo su primer encuentro no había sido casual, además se trataban de dos chicas, no era una típica relación donde el hombre conoce a su futura esposa en un baile, ni habían cortejado antes, eran unas simples conocidas que habían llamado la atención de la otra y que aun cuando los padres aconsejan a sus hijos no hacerle caso a extraños estaban en las afueras de París sin ninguna dudar de la otra; giró el rostro acariciando su mejilla al quitarle un par de mechones de su cabello.
– Si quieres descansar esta bien, al menos que tengas planes más tarde te acompañare de vuelta a casa, podría llevarte cargando así que no te preocupes, no te pasará nada malo mientras un enorme león este cuidando de nosotras – sonrió solo para ella, poniendo su boina sobre su mejilla ligeramente para cubrirle los rayos de sol que daban directamente.
La cambiaformas era una persona extrovertida, su trabajo le mantenía permanecer largas jornadas con gente que no conocía y la sonrisa en su rostro aunque a veces fingida era la diferencia entre la vida y la muerte, pero a veces ella misma necesitaba ese momento a solas lejos de toda la gente del mundo que no parecía percatarse de nada más que de ellos mismos, personas egoístas, humildes… simplemente personas.
Tanto era su celos por ese lugar que ni siquiera su gemela lo había conocido, ¿Por qué la había llevado a ella? Ni siquiera ella misma estaba segura de la respuesta pero verla ahí acomodándose a su lado, descansar su cabeza sobre la fría piedra y sus pies en el agua, le hizo darse cuenta que no había equivocado su decisión ella debía estar ahí, el destino era tan extraño que cuando dos personas que llevaban caminos totalmente diferentes se encontraban no éramos quienes para tomar otra vereda, entonces para Makenna el destino había sido el culpable de que aquellas criaturas se encontraran en ese punto.
– Me pareciste interesante - se limitó a sonreír acomodando su boina sobre su rostro cubriendo parte de su rostro, cruzo sus brazos sobre su pecho empezando a adormilarse, giró el rostro un poco para mirarla descansar a su lado, su mirada se encontraba cansada podía notarlo, apenas podía mantenerse despierta estaba claro, pero ¿decirle que ella velaría su sueño? ¿No era un poco extraño para ser la primera vez que se veían en la vida?
Se mantuvo en silencio varios segundos… ¿Por qué debía ser extraño? Después de todo su primer encuentro no había sido casual, además se trataban de dos chicas, no era una típica relación donde el hombre conoce a su futura esposa en un baile, ni habían cortejado antes, eran unas simples conocidas que habían llamado la atención de la otra y que aun cuando los padres aconsejan a sus hijos no hacerle caso a extraños estaban en las afueras de París sin ninguna dudar de la otra; giró el rostro acariciando su mejilla al quitarle un par de mechones de su cabello.
– Si quieres descansar esta bien, al menos que tengas planes más tarde te acompañare de vuelta a casa, podría llevarte cargando así que no te preocupes, no te pasará nada malo mientras un enorme león este cuidando de nosotras – sonrió solo para ella, poniendo su boina sobre su mejilla ligeramente para cubrirle los rayos de sol que daban directamente.
Makenna Klijnsma- Cambiante Clase Baja
- Mensajes : 15
Fecha de inscripción : 20/01/2014
Re: ¿Un león en Paris? [Juliet]
Para una persona que se consideraba así misma poco peculiar o incluso aburrida, un comentario como aquel era tanto inesperado como apreciado y no tardo demasiado en hacer efecto sobre la piel de la bruja que debió desviar el rostro hacia el riachuelo de aguas claras para intentar desaparecer el calor que volvía a anidarse en sus mejillas. Su reflejo le devolvió la mirada, ligeramente más despierta por la confesión, en donde vio aquel osado color apoderarse de sus facciones. Paso una mano por sus cabellos, dejándolos caer como una cortina oscura que impidiera que la azulada mirada la viera en aquel estado –Gracias, aunque es difícil de creer cuando eres tu quien lleva un león de mascota- volvió a mirarla con una sonrisa perezosa en los labios -Eres muy amable, Mackenna, pero no puedo permitirme el faltarte el respeto de ese modo, no lo mereces– se estiro, deslizando su cuerpo hasta enderezarse completamente y formar una pequeña curvatura con la espalda. Todo en un intento de sacudirse el cansancio del cuerpo y la mente -Además, el día apenas inicia ¿Por qué malgastar mi tiempo contigo con algo tan cotidiano como el dormir?- mintió, sabiendo que su sol era la luna en el cielo nocturno y estas eran las horas tardías para su cuerpo. Afortunadamente la compañía resultaba agradable, casi idóneamente no exigía esfuerzos y le daba motivos para alejarse del mundo gobernado por Morfeo
Frunció la nariz y sacudió la cabeza para dejar caer la boina en su regazo aunque no la devolvió de inmediato si no que se quedó contemplándola en silencio, interrumpiendo la superficie del agua solo con el movimiento de sus pies que formaban figuras. Dio vueltas al objeto entre sus finos por un instante mientras debatía aun lo que hacer, las palabras habían alcanzado a tener un efecto mas allá de la piel y eso había hecho tambalear sus planes. Lamentablemente era terca y su curiosidad felina no se saciaba con absurdos sentimientos pero se dedicaba a empujarla mas-y es el león el motivo por el que estamos aquí ¿no es cierto?- la sonrisa se extendió sobre sus labios aunque esta vez había en ella un rasgo de tristeza, realmente sentía pena en abusarse de alguien que confiaba tan ciegamente, que desplegaba tanta inocencia. Pero no había nada que hacer ¿o si? Ni siquiera estaba segura de que fuera a funcionar y aunque debiera, eso no la aliviaba. Mucho menos al recordar que eso la expondría como bruja sin siquiera tener la seguridad conseguir respuestas ¿sabría la chica de la diferencia de su aura? Quizás ¿Sabia el porqué de ello?...
Suspiro
-¿Es el único con el cual logras este nivel de…adiestramiento, de obediencia? ¿O tu habilidad te permite comunicarte con otras especies?- Negó con el fantasma de una risa que resultaba ser mas una exhalación que sonido –Perdón si asumo cosas, quizás sea otra tu habilidad y lo que veo es solamente el resultado- dijo retomando la conversación que antes había dejado, interrumpidas por el paso de dos hombres. En el silencio había dejado que la energía restante se concentrara en torno a su deseo, lo habia interiorizado e incluso visualizado el resultado que esperaba obtener. La magia reacciono extendiéndose por el suelo, brotando de cada centímetro de su piel, para ser una venda en los sentidos de los allí presentes. Una que solo les permitiera centrarse en ella, en su figura y en sus palabras como el ciego confía en el lazarillo. –Guiame Makenna, explícame como logras eso que solo tu puedes- sentencio, disfrazando aqella orden en un susurro amable.
Frunció la nariz y sacudió la cabeza para dejar caer la boina en su regazo aunque no la devolvió de inmediato si no que se quedó contemplándola en silencio, interrumpiendo la superficie del agua solo con el movimiento de sus pies que formaban figuras. Dio vueltas al objeto entre sus finos por un instante mientras debatía aun lo que hacer, las palabras habían alcanzado a tener un efecto mas allá de la piel y eso había hecho tambalear sus planes. Lamentablemente era terca y su curiosidad felina no se saciaba con absurdos sentimientos pero se dedicaba a empujarla mas-y es el león el motivo por el que estamos aquí ¿no es cierto?- la sonrisa se extendió sobre sus labios aunque esta vez había en ella un rasgo de tristeza, realmente sentía pena en abusarse de alguien que confiaba tan ciegamente, que desplegaba tanta inocencia. Pero no había nada que hacer ¿o si? Ni siquiera estaba segura de que fuera a funcionar y aunque debiera, eso no la aliviaba. Mucho menos al recordar que eso la expondría como bruja sin siquiera tener la seguridad conseguir respuestas ¿sabría la chica de la diferencia de su aura? Quizás ¿Sabia el porqué de ello?...
Suspiro
-¿Es el único con el cual logras este nivel de…adiestramiento, de obediencia? ¿O tu habilidad te permite comunicarte con otras especies?- Negó con el fantasma de una risa que resultaba ser mas una exhalación que sonido –Perdón si asumo cosas, quizás sea otra tu habilidad y lo que veo es solamente el resultado- dijo retomando la conversación que antes había dejado, interrumpidas por el paso de dos hombres. En el silencio había dejado que la energía restante se concentrara en torno a su deseo, lo habia interiorizado e incluso visualizado el resultado que esperaba obtener. La magia reacciono extendiéndose por el suelo, brotando de cada centímetro de su piel, para ser una venda en los sentidos de los allí presentes. Una que solo les permitiera centrarse en ella, en su figura y en sus palabras como el ciego confía en el lazarillo. –Guiame Makenna, explícame como logras eso que solo tu puedes- sentencio, disfrazando aqella orden en un susurro amable.
Juliet E. Deveroix- Hechicero Clase Media
- Mensajes : 166
Fecha de inscripción : 08/12/2013
DATOS DEL PERSONAJE
Poderes/Habilidades:
Datos de interés:
Re: ¿Un león en Paris? [Juliet]
Makenna cierra los ojos varios segundos, nota un pequeño adormecimiento como si los parpados le pesaran, un sueño que no sabía que tenía le hace bostezar, un olor, una sensación extraña, ¿está aquí? ¿Está allá? Parpadea varias veces y mira a su acompañante que parece estar un poco más segura de lo que ha preguntado, ¿ha usado algo de su magia en ella? ¿Tanta curiosidad tiene por saber que es Makenna? La cambia formas ríe internamente mientras se acomoda más contra las piedras en su espalda resbalándose lo justo para acomodar sus manos sobre su vientre.
¿Por qué le sigue escondiendo aquello que tanto desea saber? Solo por diversión, a esa altura le da igual si sabe o no su naturaleza, ahora mismo le tenía una confianza que era casi imposible negar, no estaba segura porque aquel “hechizo” no había funcionado del todo, pero lo usaría a su favor, Makenna gira el cuerpo un poco para acostarse levemente sobre ella acorralándola con ambos brazos a los lados - ¿quieres saber cómo lo hago? – la sonrisa en el rostro de la cambiaformas se hace más grande, se acerca un poco más y roza sus labios con lentitud abriendo los contrarios con ayuda de los suyos, la besa lentamente varios segundos antes de separarse solo un poco para mirarla – Soy una cambiaformas pequeña brujita – sonríe de medio lado, ahora mismo le acaba de decir que ella también sabía lo que era ella y que sabía lo que había intentado hacerle.
– Puedo convertirme en un bello zorrito negro o también en un enorme lobo – usa una de sus manos para acariciar su mejilla con lentitud quitándole el cabello de la cara, miró sus ojos con lentitud aprendiendo su belleza – No solo con él logro este adiestramiento, supongo que se debo a mi naturaleza animal, tu deberías descansar un poco tus ojos están cansados… y tus poderes apenas y son una ventisca – beso su mejilla esta vez quitándose de encima de ella para acomodarse como antes tomando la boina de entre sus manos para ponerla de nuevo en su cabeza inclinándola un poco para cubrirse los ojos
Intento disimular la sonrisa que se había dibujado en sus labios pero le había sido imposible todo aquel día había sido completamente inimaginable, no pensó que en Paris después de haberle odiado tanto, conocería a esa mujer y mucho menos que una casual coincidencia pudiera convertirse en una bella tarde.
¿Por qué le sigue escondiendo aquello que tanto desea saber? Solo por diversión, a esa altura le da igual si sabe o no su naturaleza, ahora mismo le tenía una confianza que era casi imposible negar, no estaba segura porque aquel “hechizo” no había funcionado del todo, pero lo usaría a su favor, Makenna gira el cuerpo un poco para acostarse levemente sobre ella acorralándola con ambos brazos a los lados - ¿quieres saber cómo lo hago? – la sonrisa en el rostro de la cambiaformas se hace más grande, se acerca un poco más y roza sus labios con lentitud abriendo los contrarios con ayuda de los suyos, la besa lentamente varios segundos antes de separarse solo un poco para mirarla – Soy una cambiaformas pequeña brujita – sonríe de medio lado, ahora mismo le acaba de decir que ella también sabía lo que era ella y que sabía lo que había intentado hacerle.
– Puedo convertirme en un bello zorrito negro o también en un enorme lobo – usa una de sus manos para acariciar su mejilla con lentitud quitándole el cabello de la cara, miró sus ojos con lentitud aprendiendo su belleza – No solo con él logro este adiestramiento, supongo que se debo a mi naturaleza animal, tu deberías descansar un poco tus ojos están cansados… y tus poderes apenas y son una ventisca – beso su mejilla esta vez quitándose de encima de ella para acomodarse como antes tomando la boina de entre sus manos para ponerla de nuevo en su cabeza inclinándola un poco para cubrirse los ojos
Intento disimular la sonrisa que se había dibujado en sus labios pero le había sido imposible todo aquel día había sido completamente inimaginable, no pensó que en Paris después de haberle odiado tanto, conocería a esa mujer y mucho menos que una casual coincidencia pudiera convertirse en una bella tarde.
Makenna Klijnsma- Cambiante Clase Baja
- Mensajes : 15
Fecha de inscripción : 20/01/2014
Re: ¿Un león en Paris? [Juliet]
La magia. Si había algo en que los magos y brujas del mundo podían condecir es que se trataba de una energía femenina; creadora y destructora por igual. Caprichosa y atrapante que como la peor de las drogas y la mejor de las amantes, siempre dejaba a uno con deseos de más. Pero no todos sabían contenerla, no la resistían o bien ella no los elegía para besarlos y entregarle la habilidad de tenerla en sus brazos y contenerla en sus cuerpos, para gobernarla o rendirse ante ella. Era fuerte, como pocos podrían explicar jamás. Destrozaba voluntades, cuerpos y mentes como palillos si se decidía a hacerlo y las amarras no eran lo suficientemente fuerte para sostenerla. Entonces ¿Por qué habría de sorprendernos que el hechizo de la bruja hubiese fallado y peor, efectuado en su contra? Sin la habilidad para dirigirla o las energías para reducirla, el encantamiento no era más que un caballo brío dispuesto a sacarse a Juliet de encima hasta destrozarla por completo y asi correr salvaje por la tierra, con otro de los tantos envases vacios que moraban la existencia
Fue por ello que no se sobresalto cuando se vio acorralada, cuando le rebelaron que sabían el secreto que procuraba esconder de la vista de todos. Estaba siendo presa de su propio encandilamiento, disfrutando ella sola del estar tan embelesada por aquellos ojos grises que sentía realmente miedo. Miedo de que pudiese ver el alma que se escondía tras sus ojos oscuros y descubrieran que era una criatura pequeña asustada, sucia e impura que aun se estremecía con los gestos más suaves y medidos que tan fuera de su comprensión estaban. Y sin embargo a pesar de todo esto, a pesar de que odiase ver su reflejo manchando aquellas orbes, no podía moverse o apartar la mirada. Estaba dominada y a merced de lo que fuera que le acababa de decir que era, aquel pensamiento fue el único que se hiso oír como una queja, un sutil gimoteo que murió en los labios de la joven rusa que tanto se le burlaba y presumía.
Su estómago dio un vuelco cuando finalmente se alejó, llevándose sus caricias consigo, y no fue precisamente la sensación agradable que muchos antes que ella describían. Era incómodo y se sentía como si le faltara algo. “Comida” racionalizo de forma rápida al recordar que todavía no habían desayunado aunque sabía que poco tenía que ver esto con la sensación que tiño su aura de colores azules que mutaba a un peligroso y adormecido rojo. Que le digieran que su magia no funcionaba era como decirle a un pájaro que no podía cantar o volar ¿de qué sirve, después de todo un mago sin su magia? Había extraviado la esencia de su naturaleza, reducida a la sombra de quien pudo ser. Se mordió el labio y levanto las uñas por la pálida piel de sus brazos mientras intentaba que el dolor la guiase a pensamientos menos oscuros habiendo tanto público a su alrededor.
-No. -dijo, agradecida de que en su voz no se notara cambio alguno y recogiendo enseguida las piernas bajo su cuerpo para levantarse ayudada de la gran roca a sus espaldas. Se sentía herida y a su vez, lo suficientemente enojada para lanzar una rabieta que se esforzó por mantener oculta entre sus pensamientos llenos de palabras poco acordes para una dama. Necesito incluso alejarse unos pasos hacia el arroyo y sentir las frescuras de sus aguas golpearle el rostro para poder controlar sus sentimientos porque por primera vez en muchos años, habia lamentado la muerte de su madre. Y no el que hubiera perecido en la carrera, si no lo que habia significado su partida. El deshacerse de toda su magia, el negarse así misma como algo mas que un simple hijo de dios. Apreto los parpados y los dientes chirriaron entre ellos por la fuerza que aplicaba. Porque ese era el precio que había con llevado sobrevivir y no habia otra cosa que pudiera haber hecho. Las noches en el burdel que la salvaron fueron un rápido flash de imágenes que borraron toda la inocencia del gesto anterior dejando nada mas que la piel erizada y los ojos brillantes, como dos pequeños carbones encendidos.
Tomo aire y los labios temblaron
Porque todo aquello no importaba, jamás le había importado antes ¿Por qué ahora que lo mencionaba aquella…cosa? Se volvió a levantar y camino unos pasos hasta recostar la espalda en un árbol, mirándola de nuevo, tan tranquila y sonriente. Era un verdadero demonio lo que tenia en frente; divertido por el caos que producía en ella y despreocupado de las posibles amenazas que una –verdadera-bruja pudiera suponer. Era lo único que tenia sentido en su cabeza, aunque su cabeza estaba envuelta en nieblas de dudas, sentimientos mal digeridos e información incompleta – mis ojos no son los que estan cansados Makenna– continuo tras el prolongado silencio – pero si le desagrada demasiado, podríamos desayunar en este momento y entonces regresar a la ciudad porque me temo que aunque este agotada, no creo conciliar el sueño pronto – su voz sonaba seca y la sonrisa que le ofrecía, distante
Fue por ello que no se sobresalto cuando se vio acorralada, cuando le rebelaron que sabían el secreto que procuraba esconder de la vista de todos. Estaba siendo presa de su propio encandilamiento, disfrutando ella sola del estar tan embelesada por aquellos ojos grises que sentía realmente miedo. Miedo de que pudiese ver el alma que se escondía tras sus ojos oscuros y descubrieran que era una criatura pequeña asustada, sucia e impura que aun se estremecía con los gestos más suaves y medidos que tan fuera de su comprensión estaban. Y sin embargo a pesar de todo esto, a pesar de que odiase ver su reflejo manchando aquellas orbes, no podía moverse o apartar la mirada. Estaba dominada y a merced de lo que fuera que le acababa de decir que era, aquel pensamiento fue el único que se hiso oír como una queja, un sutil gimoteo que murió en los labios de la joven rusa que tanto se le burlaba y presumía.
Su estómago dio un vuelco cuando finalmente se alejó, llevándose sus caricias consigo, y no fue precisamente la sensación agradable que muchos antes que ella describían. Era incómodo y se sentía como si le faltara algo. “Comida” racionalizo de forma rápida al recordar que todavía no habían desayunado aunque sabía que poco tenía que ver esto con la sensación que tiño su aura de colores azules que mutaba a un peligroso y adormecido rojo. Que le digieran que su magia no funcionaba era como decirle a un pájaro que no podía cantar o volar ¿de qué sirve, después de todo un mago sin su magia? Había extraviado la esencia de su naturaleza, reducida a la sombra de quien pudo ser. Se mordió el labio y levanto las uñas por la pálida piel de sus brazos mientras intentaba que el dolor la guiase a pensamientos menos oscuros habiendo tanto público a su alrededor.
-No. -dijo, agradecida de que en su voz no se notara cambio alguno y recogiendo enseguida las piernas bajo su cuerpo para levantarse ayudada de la gran roca a sus espaldas. Se sentía herida y a su vez, lo suficientemente enojada para lanzar una rabieta que se esforzó por mantener oculta entre sus pensamientos llenos de palabras poco acordes para una dama. Necesito incluso alejarse unos pasos hacia el arroyo y sentir las frescuras de sus aguas golpearle el rostro para poder controlar sus sentimientos porque por primera vez en muchos años, habia lamentado la muerte de su madre. Y no el que hubiera perecido en la carrera, si no lo que habia significado su partida. El deshacerse de toda su magia, el negarse así misma como algo mas que un simple hijo de dios. Apreto los parpados y los dientes chirriaron entre ellos por la fuerza que aplicaba. Porque ese era el precio que había con llevado sobrevivir y no habia otra cosa que pudiera haber hecho. Las noches en el burdel que la salvaron fueron un rápido flash de imágenes que borraron toda la inocencia del gesto anterior dejando nada mas que la piel erizada y los ojos brillantes, como dos pequeños carbones encendidos.
Tomo aire y los labios temblaron
Porque todo aquello no importaba, jamás le había importado antes ¿Por qué ahora que lo mencionaba aquella…cosa? Se volvió a levantar y camino unos pasos hasta recostar la espalda en un árbol, mirándola de nuevo, tan tranquila y sonriente. Era un verdadero demonio lo que tenia en frente; divertido por el caos que producía en ella y despreocupado de las posibles amenazas que una –verdadera-bruja pudiera suponer. Era lo único que tenia sentido en su cabeza, aunque su cabeza estaba envuelta en nieblas de dudas, sentimientos mal digeridos e información incompleta – mis ojos no son los que estan cansados Makenna– continuo tras el prolongado silencio – pero si le desagrada demasiado, podríamos desayunar en este momento y entonces regresar a la ciudad porque me temo que aunque este agotada, no creo conciliar el sueño pronto – su voz sonaba seca y la sonrisa que le ofrecía, distante
Juliet E. Deveroix- Hechicero Clase Media
- Mensajes : 166
Fecha de inscripción : 08/12/2013
DATOS DEL PERSONAJE
Poderes/Habilidades:
Datos de interés:
Re: ¿Un león en Paris? [Juliet]
La vida de Makenna había sido más que difícil, había tenido que pasar por muchas desventuras, escaseces y antes de llegar al circo la muerte casi tocaba su puerta, el hambre, el frio, la pobreza; la ingratitud de la gente, la soledad, sin embargo ninguno de esos motivos pareció jamás nublar la sonrisa de la joven de la boina, ese gesto en ella era tan familiar como lo era su peculiar sombrero, parecían cosidos a ella; a veces no se daba cuenta de que podía molestar a la gente con alguno de sus comentarios, pecaba de sincera y en aquella ocasión hablo de más, Juliet era especial, claro que lo era y no solo para ella; lo era en todo su extensión, en su personalidad, en sus poderes, era única, sus poderes no habían funcionado en aquella ocasión porque su cansancio era mucho mayor en ese momento, Makenna no pudo evitar sentirse mal cuando noto un deje de molestia en su forma de hablar, pero lo que no le gustaba en lo absoluto era la distancia que la bruja había tomado.
¿Debía acercarse? Si lo hacía no estaba segura de que pudiera separarse de nuevo, ya había tentado a su suerte y había conseguido lo que quería en ese momento, primero que nada robarle un beso, ¿quería besarla de nuevo? Por supuesto que quería, la idea de que se fueran así, no le agradaba en lo absoluto y no iba a dejar que eso pasara.
Se levantó de su asiento pero mantuvo la distancia, con la boina aun medio inclinada levantó el rostro para poder observarla, pasó la lengua por la punta de su colmillo sin quitarle la mirada de encima ¿Qué debía hacer? ¿Disculparse?, era lo más lógico que se le ocurría en aquel momento, metió ambas manos dentro de sus bolsillos y comenzó dando pasos como un niño pequeño y arrepentido después de haber cometido una jugarreta. – Si tienes hambre, podemos comer cuando quieras y tal vez no tengas sueño para dormir justo ahora, pero tal vez reposar te vendría bien –
Conforme iba hablando se acercaba más, tomo una pequeña margarita silvestre que crecía cerca de un árbol y se la ofreció con una amplia sonrisa que cruzaba su rostro – Estoy segura que si no hubieras estado tan cansada tu poder no hubiera sido evitado por mí – giró en su mano aquella pequeña flor mirándola distraídamente – Si te sirve de consuelo tu magia es lo que me tiene aquí, pero no aquella que puedes controlar. Sino aquella que no te percatas, tu misma – aseguro atreviéndose a acomodarle aquella flor sobre su cabello pasándolo tras su oreja.
– Probablemente mi lado animal fue el que más estaba en este momento, por eso no medi mis palabras pero… - hizo un pequeño puchero que no aguanto mucho rato a causa de la risa que aquello le provocaba – ¿Me disculpa pequeña brujita? – se hinca frente a la bruja intentando mantener un poco más el puchero.
¿Debía acercarse? Si lo hacía no estaba segura de que pudiera separarse de nuevo, ya había tentado a su suerte y había conseguido lo que quería en ese momento, primero que nada robarle un beso, ¿quería besarla de nuevo? Por supuesto que quería, la idea de que se fueran así, no le agradaba en lo absoluto y no iba a dejar que eso pasara.
Se levantó de su asiento pero mantuvo la distancia, con la boina aun medio inclinada levantó el rostro para poder observarla, pasó la lengua por la punta de su colmillo sin quitarle la mirada de encima ¿Qué debía hacer? ¿Disculparse?, era lo más lógico que se le ocurría en aquel momento, metió ambas manos dentro de sus bolsillos y comenzó dando pasos como un niño pequeño y arrepentido después de haber cometido una jugarreta. – Si tienes hambre, podemos comer cuando quieras y tal vez no tengas sueño para dormir justo ahora, pero tal vez reposar te vendría bien –
Conforme iba hablando se acercaba más, tomo una pequeña margarita silvestre que crecía cerca de un árbol y se la ofreció con una amplia sonrisa que cruzaba su rostro – Estoy segura que si no hubieras estado tan cansada tu poder no hubiera sido evitado por mí – giró en su mano aquella pequeña flor mirándola distraídamente – Si te sirve de consuelo tu magia es lo que me tiene aquí, pero no aquella que puedes controlar. Sino aquella que no te percatas, tu misma – aseguro atreviéndose a acomodarle aquella flor sobre su cabello pasándolo tras su oreja.
– Probablemente mi lado animal fue el que más estaba en este momento, por eso no medi mis palabras pero… - hizo un pequeño puchero que no aguanto mucho rato a causa de la risa que aquello le provocaba – ¿Me disculpa pequeña brujita? – se hinca frente a la bruja intentando mantener un poco más el puchero.
Makenna Klijnsma- Cambiante Clase Baja
- Mensajes : 15
Fecha de inscripción : 20/01/2014
Re: ¿Un león en Paris? [Juliet]
Durante los segundos en silencio, Juliet observó de forma obstinada a la cambiaformas como si desease atravesarla y descubrir los secretos de su mente y cuerpo sin tener que acercarse o hablar. Aferrándose a la corteza del árbol que tenía que sufrir su maltrato mientras arrancaba pedazos que caían a su espalda. De alguna forma recordaba a un gato que, furibundo, movía la cola de un lado a otro en largos y poderosos semicírculos que cortaban el aire. Reacciono incluso de la misma forma que un gato callejero, asustadizo y malévolo, cuando vio que la mujer se levantaban para acercarse; intento retroceder, aplastando mas su espalda contra el tronco y presionando su mano en una incómoda posición que se haría notar más tarde cuando regresara a casa. Si es que regresaba claro, y si es que ese era el mayor de sus problemas para entonces
¿En que estaba pensando en cuando se dejo arrastrar hacia un bosque tan alejado? Oh si, en la avaricia del conocimiento que a veces podía ser tan peligrosa como la curiosidad y en el hecho de que no podía despegarse en el brillo de esos ojos y en la sonrisa traviesa y aniñada que adornaba aquel rostro y que volvía aparecer, allí frente a ella. Bueno, sería importante que dejase de mirar esos ojos antes de que cometiera otra estupidez que le costara algo mas que un fortuito paseo ¿verdad? Lamentablemente no desvió el rostro a tiempo y con un escalofrió detallo como se relamía, destacando el brillo húmedo de unos colmillos totalmente carnívoros, preparados para abrir la piel con suma facilidad. Otro estremecimiento la obligo a cerrar los ojos – Si, comer parece buena idea – dijo mas por inercia, mas por simplemente obedecerla que por realmente pensar u opinar lo mismo. Sus manos se movían aún más nerviosas, destrozando la madera del árbol, rezando porque prefiriese realmente la carne ya cortada y procesada a cazar la piel suave y tersa de sus victimas
Sin embargo aquellos pensamientos súbitamente oscuros y nublados por una nefasta combinación de sueño, hambre y desinformación, se vieron interrumpidos cuando sintió que escondían algo en su cabello. No tardo en sacárselo de forma abrupta, como si fueran espinas que la lastimaban para sorprenderse al encontrar que se trataba de una simple margarita que parecía ir en juego con las actitudes de la cambiaforma que no había tardo en disculparse por no dar mas que su opinión, la cual era la mas mera verdad: No era buena bruja y Juliet no se había enojado tanto con ella como consigo mismo o con lo que es peor; con la verdad. Porque mentirle a otros era fácil, porque mentirse y creerse a uno mismo era fácil si te acostumbrabas pero cuando una pedrada de realidad golpeaba sus muros de cristal y lograban destrozar esa pantomima de realidad creado para ella, no quedaba más que retroceder y enojarse. Makenna era solo un blanco mal dirigido de sus broncas internas, de problemas sin resolver.
Tomo aire y paso sus manos por su propio cabello mientras intentaba calmar sus aguas porque entendía que se estaba comportando como una niña caprichosa al cerrarse de aquella manera pero verdaderamente no sentía deseos de hablar y explicarse, le faltaba la voluntad de querer ser una mejor persona y el sentirse dolida y decepcionada de si misma no la estaba ayudando. Pero un rápido vistazo a esos ojos azules hacia mella en sus resoluciones que acabaron con un suspiro – No veo porque te disculpas si fui yo quien intento hechizarte y no es como si hubieras dicho una mentira. De hecho no entiendo cómo es que no estas enojada por haberlo intentado – se levanto de hombros y abrió los ojos para concentrarse en la margarita que giraba con violencia entre sus dedos. Adrede había ignorado su comentario sobre que la mantenía allí pues pensar en ello era mas con lo que podía en ese momento y le arrebato otro suspiro cansado – en todo caso yo debería pedirte perdón –“por intentar usarte” quedo tragado por algún lado de su discurso para ser remplazado por un súbito cambio de tema - ¿Por qué no desayunamos, como prometi en un principio, y me cuentas mas? Prometo comportarme – intento reírse, no lo logro porque seguía mirando la planta casi destrozarse entre sus dedos pero finalmente y a ultimo minuto de que perdiera un pétalo, decidió detenerse y quitarle la boina a la holandesa para dejar allí, entre sus mechones negros, la flor como muestra de paz.
¿En que estaba pensando en cuando se dejo arrastrar hacia un bosque tan alejado? Oh si, en la avaricia del conocimiento que a veces podía ser tan peligrosa como la curiosidad y en el hecho de que no podía despegarse en el brillo de esos ojos y en la sonrisa traviesa y aniñada que adornaba aquel rostro y que volvía aparecer, allí frente a ella. Bueno, sería importante que dejase de mirar esos ojos antes de que cometiera otra estupidez que le costara algo mas que un fortuito paseo ¿verdad? Lamentablemente no desvió el rostro a tiempo y con un escalofrió detallo como se relamía, destacando el brillo húmedo de unos colmillos totalmente carnívoros, preparados para abrir la piel con suma facilidad. Otro estremecimiento la obligo a cerrar los ojos – Si, comer parece buena idea – dijo mas por inercia, mas por simplemente obedecerla que por realmente pensar u opinar lo mismo. Sus manos se movían aún más nerviosas, destrozando la madera del árbol, rezando porque prefiriese realmente la carne ya cortada y procesada a cazar la piel suave y tersa de sus victimas
Sin embargo aquellos pensamientos súbitamente oscuros y nublados por una nefasta combinación de sueño, hambre y desinformación, se vieron interrumpidos cuando sintió que escondían algo en su cabello. No tardo en sacárselo de forma abrupta, como si fueran espinas que la lastimaban para sorprenderse al encontrar que se trataba de una simple margarita que parecía ir en juego con las actitudes de la cambiaforma que no había tardo en disculparse por no dar mas que su opinión, la cual era la mas mera verdad: No era buena bruja y Juliet no se había enojado tanto con ella como consigo mismo o con lo que es peor; con la verdad. Porque mentirle a otros era fácil, porque mentirse y creerse a uno mismo era fácil si te acostumbrabas pero cuando una pedrada de realidad golpeaba sus muros de cristal y lograban destrozar esa pantomima de realidad creado para ella, no quedaba más que retroceder y enojarse. Makenna era solo un blanco mal dirigido de sus broncas internas, de problemas sin resolver.
Tomo aire y paso sus manos por su propio cabello mientras intentaba calmar sus aguas porque entendía que se estaba comportando como una niña caprichosa al cerrarse de aquella manera pero verdaderamente no sentía deseos de hablar y explicarse, le faltaba la voluntad de querer ser una mejor persona y el sentirse dolida y decepcionada de si misma no la estaba ayudando. Pero un rápido vistazo a esos ojos azules hacia mella en sus resoluciones que acabaron con un suspiro – No veo porque te disculpas si fui yo quien intento hechizarte y no es como si hubieras dicho una mentira. De hecho no entiendo cómo es que no estas enojada por haberlo intentado – se levanto de hombros y abrió los ojos para concentrarse en la margarita que giraba con violencia entre sus dedos. Adrede había ignorado su comentario sobre que la mantenía allí pues pensar en ello era mas con lo que podía en ese momento y le arrebato otro suspiro cansado – en todo caso yo debería pedirte perdón –“por intentar usarte” quedo tragado por algún lado de su discurso para ser remplazado por un súbito cambio de tema - ¿Por qué no desayunamos, como prometi en un principio, y me cuentas mas? Prometo comportarme – intento reírse, no lo logro porque seguía mirando la planta casi destrozarse entre sus dedos pero finalmente y a ultimo minuto de que perdiera un pétalo, decidió detenerse y quitarle la boina a la holandesa para dejar allí, entre sus mechones negros, la flor como muestra de paz.
Juliet E. Deveroix- Hechicero Clase Media
- Mensajes : 166
Fecha de inscripción : 08/12/2013
DATOS DEL PERSONAJE
Poderes/Habilidades:
Datos de interés:
Temas similares
» Juliet Brown
» T. Juliet Borgia
» Juliet Deveroix
» Juliet, hija de belcebú
» La última reunión (Juliet)
» T. Juliet Borgia
» Juliet Deveroix
» Juliet, hija de belcebú
» La última reunión (Juliet)
Página 1 de 1.
Permisos de este foro:
No puedes responder a temas en este foro.
Miér Sep 18, 2024 9:16 am por Afiliaciones
» REACTIVACIÓN DE PERSONAJES
Mar Jul 30, 2024 4:58 am por Frederick Truffaut
» AVISO #49: SITUACIÓN ACTUAL DE VICTORIAN VAMPIRES
Miér Jul 24, 2024 2:54 pm por Nigel Quartermane
» Ah, mi vieja amiga la autodestrucción [Búsqueda activa]
Jue Jul 18, 2024 4:42 am por León Salazar
» Vampirto ¿estás ahí? // Sokolović Rosenthal (priv)
Miér Jul 10, 2024 1:09 pm por Jagger B. De Boer
» l'enlèvement de perséphone ─ n.
Sáb Jul 06, 2024 11:12 pm por Vivianne Delacour
» orphée et eurydice ― j.
Jue Jul 04, 2024 10:55 pm por Vivianne Delacour
» Le Château des Rêves Noirs [Privado]
Jue Jul 04, 2024 10:42 pm por Willem Fokke
» labyrinth ─ chronologies.
Sáb Jun 22, 2024 10:04 pm por Vivianne Delacour