AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Torpeza [Annabelle]
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Torpeza [Annabelle]
Llegué a la playa. No era la primera vez que iba a una. En ocasiones, Edith me llevaba, junto con algunos otros sirvientes, para relajarnos y bañarnos. Eran momentos muy divertidos, en los que podías disfrutar del calor y del Sol como nunca. Ahora ya nunca podría disfrutar del Sol como antes, pero no me dejé entristecer por esa idea. Al menos ahora, por la noche, había muy poca gente en la playa y tenía más espacio para mí solo. Bueno, para mí... y para mi cachorrito Elmo.
- ¡Vamos, chico! ¡Corre!
Como obedeciendo una orden, Elmo se echó a correr por la playa como loco en cuanto se lo dije. Era divertido verlo así de contento. Muy pocas veces tenía el pobre esa oportunidad para echarse a correr en un espacio tan abierto. Mientras corría por la orilla, una ola que acababa de romper lo alcanzó y lo cubrió completamente de agua. El perro se sacudió con energía y siguió corriendo.
Vaya con el chico, pensé, como no le siga se me va a perder.
Obviamente, Elmo no sería tan estúpido de alejarse corriendo así y perder de vista a su dueño, pero igualmente me preocupaba que le pudiera pasar cualquier cosa, y me eché a correr también, tan rápido como pude, pero sin atreverme a acercarme a la orilla.
- ¡Tranquilo, Elmo! - reí.
Mi compañero vio que lo estaba persiguiendo, y corrió aún más rápido, divertido ante la idea de jugar al cazador y la presa.
- ¡Jajajaja! ¡Espera a que te pille, bandido! - le grité, divertido.
Finalmente le agarré. Lo levanté y lo miré a los ojos.
- ¡Te la quedas!
Volví a dejarlo en la arena y esta vez fui yo quien se echó a correr, ahora siendo perseguido por mi mascota, que me ladraba sin parar mientras corría.
Y así estuvimos un rato largo, correteando sin parar como niños pequeños, creyendo estar completamente solos en la playa. Estuvimos jugando a la presa y al cazador durante un buen rato, atrapándonos el uno al otro y alternando puestos. Y así, en un momento dado, mientras Elmo hacía de cazador, miré hacia él sin dejar de correr.
- ¡Ríndete! ¡Nunca me atraparás! ¡Jajaja!
Cuando volví la vista hacia delante, vi demasiado tarde que había una mujer joven justo delante de mí paseando por la orilla. No me dio tiempo a frenar ni a cambiar de dirección y choqué contra ella, haciéndono caer hacia el agua y empapándonos completamente.
- ¡Ay...! - me levanté, un poco aturdido por el golpe.
Fue entonces cuando me di cuenta de la chica a la que había hecho caer al agua.
- ¡Ups! U... usted perdone, señorita... yo... el perro... no la vi... - dije, intentando disculparme.
Elmo nos miraba desde la orilla ladrando con alegría, como si estuviera riéndose de nosotros.
- ¿Se encuentra bien?
- ¡Vamos, chico! ¡Corre!
Como obedeciendo una orden, Elmo se echó a correr por la playa como loco en cuanto se lo dije. Era divertido verlo así de contento. Muy pocas veces tenía el pobre esa oportunidad para echarse a correr en un espacio tan abierto. Mientras corría por la orilla, una ola que acababa de romper lo alcanzó y lo cubrió completamente de agua. El perro se sacudió con energía y siguió corriendo.
Vaya con el chico, pensé, como no le siga se me va a perder.
Obviamente, Elmo no sería tan estúpido de alejarse corriendo así y perder de vista a su dueño, pero igualmente me preocupaba que le pudiera pasar cualquier cosa, y me eché a correr también, tan rápido como pude, pero sin atreverme a acercarme a la orilla.
- ¡Tranquilo, Elmo! - reí.
Mi compañero vio que lo estaba persiguiendo, y corrió aún más rápido, divertido ante la idea de jugar al cazador y la presa.
- ¡Jajajaja! ¡Espera a que te pille, bandido! - le grité, divertido.
Finalmente le agarré. Lo levanté y lo miré a los ojos.
- ¡Te la quedas!
Volví a dejarlo en la arena y esta vez fui yo quien se echó a correr, ahora siendo perseguido por mi mascota, que me ladraba sin parar mientras corría.
Y así estuvimos un rato largo, correteando sin parar como niños pequeños, creyendo estar completamente solos en la playa. Estuvimos jugando a la presa y al cazador durante un buen rato, atrapándonos el uno al otro y alternando puestos. Y así, en un momento dado, mientras Elmo hacía de cazador, miré hacia él sin dejar de correr.
- ¡Ríndete! ¡Nunca me atraparás! ¡Jajaja!
Cuando volví la vista hacia delante, vi demasiado tarde que había una mujer joven justo delante de mí paseando por la orilla. No me dio tiempo a frenar ni a cambiar de dirección y choqué contra ella, haciéndono caer hacia el agua y empapándonos completamente.
- ¡Ay...! - me levanté, un poco aturdido por el golpe.
Fue entonces cuando me di cuenta de la chica a la que había hecho caer al agua.
- ¡Ups! U... usted perdone, señorita... yo... el perro... no la vi... - dije, intentando disculparme.
Elmo nos miraba desde la orilla ladrando con alegría, como si estuviera riéndose de nosotros.
- ¿Se encuentra bien?
Alexalmo- Vampiro Clase Media
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Fecha de inscripción : 16/10/2013
Edad : 29
Localización : Visto por última vez en París. Si lo ve, avise en la comisaría más cercana, por favor.
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Re: Torpeza [Annabelle]
Me desperté apoyada sobre la banca, abrazando a mis libros como si fueran el cojín mas suave no pude evitar saltar y abrir mis ojos como dos enormes bolas de cristal, ya había caído la noche la playa estaba sola y la brisa era más fría pero igual de salada, me había quedado dormida esperando un carruaje que me llevara a casa. Mordí mi labio inferior, me levante de la banca inclinando mi cuerpo hacia la oscura carretera para ver si podía escuchar algunos cascos o ver una tenue luz que me indicara el camino, pero la única luz que veía era un luna creciente que reflejaba en el mar y me ayudaba a observar con dificultad las siluetas de los objetos.
Me senté nuevamente y una brisa fuerte hizo que mi sombrero volara hasta la boca enorme de la oscuridad, mi cabello se movía rebeldemente siendo libre luego de estar prisionero por una cinta, al finalizar la fuerte ventisca acomode mi cabello detrás de mis hombros, mis rizos dorados llegaban mas debajo de mi cadera, era una larga cabellera pero muy ligera y suave, pensé que si me quedaba sentada no lograría irme a casa, y me tocaría pasar vela, tal vez si continuaba caminando a orillas del mar llegaría al puerto y encontraría algo de ayuda, una carreta que pudiera ayudarme; observe el cielo y por la vía supe que debía seguir ese rumbo, pero la calle era muy sola, caminar a orillas del mar me ayudaría con la luna pues no habría arboles que ocultaran su luz. Tome los libros con ambas manos y una pequeña canasta con conchas marinas, me dirigí rumbo a la playa y empecé mi ruta por la orilla.
Procuraba que el agua no tocara mis botas, aunque no era de creer yo no iba a la playa a mojarme con su agua salada y pegajosa, iba a leer o recolectar información referente a mis libros, en mis oportunidades de contacto con el agua nunca daba buenos resultados, con mis experiencias había traído un vestido un poco menos sofocante que los anteriores, aun así, era de noche y deseaba tener mis abrigadores vestidos, distraída observando el reflejo de la luna sosteniendo mis libros con firmeza ignore por completo los lejanos ladridos cuando ya se escuchaban más cerca me asuste y dije:-¡Lobo!- Era tiempo de acelerar un poco el paso, pero siendo sinceros no intenten caminar con un pesado vestido sobre la arena húmeda de la playa, se dificultaba un poco y note que estaba mojado en sus orillas, me detuve para maniobrar entre mis libros, la canasta y levantar mi vestido, después de eso lo demás paso muy rápido.
¿Qué había pasado? Cuando reaccione estaba dentro del mar, mis libros flotaban por las olas como pequeñas barcas naufragas, sentía el mecer del mar mientras que mi vestido pesaba más de mil toneladas, no podía salir, ni tomar un poco de aire, abrí mis ojos y solo vi oscuridad, ¿acaso era la muerte? Sentí que jalaron mi brazo y sentándome en el agua solo tome una bocanada de aire mientras seguía aturdida del choque. Quite el cabello sobre mi cara y limpie el agua salada de mi vista para recordar segundos antes que un hombre me llevaba por delante sin darse cuenta de su torpeza, vi un perro en la seca orilla saltando y moviendo su cola con alegría, escuche al Señor pero solo un balbuceo pues aun tenía algo de agua en mis oídos, como pude trataba de levantarme, pero si este vestido era algo pesado seco, mojado sentía que era un ancla que llegaría al fondo del mar, frustrada el joven me tomo tal cual muñeca y me puso de pie, acaso había oído “¿se encuentra usted bien?” creo que mis mejillas se ruborizaron pero de enojo que suerte que era de noche o si fuera el sol mi rostros sería tan rojo como una manzana. –¿Encontrarme bien? Pues no lo creo eh sido vilmente empujada al mar- dije en un tono más allegado al grito, como pude levante mi vestido y trataba de caminar hacia la orilla, pero era inútil con semejante pesas de tela: - Debería de tener más cuidado y fijar su vista por el camino- a paso lento y llegando a la orilla tropiezo con el armador cayendo hacia la arena de frente mientras una ola me cubría llenándome de arena y decorándome con un alga.
pd: mi vestido el cual se mojo :c
Me senté nuevamente y una brisa fuerte hizo que mi sombrero volara hasta la boca enorme de la oscuridad, mi cabello se movía rebeldemente siendo libre luego de estar prisionero por una cinta, al finalizar la fuerte ventisca acomode mi cabello detrás de mis hombros, mis rizos dorados llegaban mas debajo de mi cadera, era una larga cabellera pero muy ligera y suave, pensé que si me quedaba sentada no lograría irme a casa, y me tocaría pasar vela, tal vez si continuaba caminando a orillas del mar llegaría al puerto y encontraría algo de ayuda, una carreta que pudiera ayudarme; observe el cielo y por la vía supe que debía seguir ese rumbo, pero la calle era muy sola, caminar a orillas del mar me ayudaría con la luna pues no habría arboles que ocultaran su luz. Tome los libros con ambas manos y una pequeña canasta con conchas marinas, me dirigí rumbo a la playa y empecé mi ruta por la orilla.
Procuraba que el agua no tocara mis botas, aunque no era de creer yo no iba a la playa a mojarme con su agua salada y pegajosa, iba a leer o recolectar información referente a mis libros, en mis oportunidades de contacto con el agua nunca daba buenos resultados, con mis experiencias había traído un vestido un poco menos sofocante que los anteriores, aun así, era de noche y deseaba tener mis abrigadores vestidos, distraída observando el reflejo de la luna sosteniendo mis libros con firmeza ignore por completo los lejanos ladridos cuando ya se escuchaban más cerca me asuste y dije:-¡Lobo!- Era tiempo de acelerar un poco el paso, pero siendo sinceros no intenten caminar con un pesado vestido sobre la arena húmeda de la playa, se dificultaba un poco y note que estaba mojado en sus orillas, me detuve para maniobrar entre mis libros, la canasta y levantar mi vestido, después de eso lo demás paso muy rápido.
¿Qué había pasado? Cuando reaccione estaba dentro del mar, mis libros flotaban por las olas como pequeñas barcas naufragas, sentía el mecer del mar mientras que mi vestido pesaba más de mil toneladas, no podía salir, ni tomar un poco de aire, abrí mis ojos y solo vi oscuridad, ¿acaso era la muerte? Sentí que jalaron mi brazo y sentándome en el agua solo tome una bocanada de aire mientras seguía aturdida del choque. Quite el cabello sobre mi cara y limpie el agua salada de mi vista para recordar segundos antes que un hombre me llevaba por delante sin darse cuenta de su torpeza, vi un perro en la seca orilla saltando y moviendo su cola con alegría, escuche al Señor pero solo un balbuceo pues aun tenía algo de agua en mis oídos, como pude trataba de levantarme, pero si este vestido era algo pesado seco, mojado sentía que era un ancla que llegaría al fondo del mar, frustrada el joven me tomo tal cual muñeca y me puso de pie, acaso había oído “¿se encuentra usted bien?” creo que mis mejillas se ruborizaron pero de enojo que suerte que era de noche o si fuera el sol mi rostros sería tan rojo como una manzana. –¿Encontrarme bien? Pues no lo creo eh sido vilmente empujada al mar- dije en un tono más allegado al grito, como pude levante mi vestido y trataba de caminar hacia la orilla, pero era inútil con semejante pesas de tela: - Debería de tener más cuidado y fijar su vista por el camino- a paso lento y llegando a la orilla tropiezo con el armador cayendo hacia la arena de frente mientras una ola me cubría llenándome de arena y decorándome con un alga.
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Annabelle A. Gustav- Humano Clase Media
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Fecha de inscripción : 15/04/2012
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Localización : no seria divertido encontrarme si te digo
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Re: Torpeza [Annabelle]
- Vaya, lo siento mucho. - dije, con toda mi sinceridad - Aunque con todo el ruido que hacíamos Elmo y yo, es extraño que no nos vieras llegar. Además, ¿a quién se le ocurre venir a la playa con esos vestidos?
Era cierto. Llevaba un vestido que parecía sacado de un palacio. Vaya por Dios, con lo ligero que vine yo de ropa y ella tan remilgada.
- O sea, quiero decir. ¡Es una playa! Lo lógico es que te mojes con el agua o te ensucies con la arena, ¿no?
Entonces Elmo, viéndonos, decidió que no le gustaba quedarse al margen de la situación y ser el único en estar seco, de modo que sin pensárselo saltó al mar y empezó a chapotear divertido, salpicándonos con más agua todavía.
- ¡Ah! ¡Perro tonto!
Salí rápido del agua antes de que Elmo cometiera otra travesura. Ayudé a la mujer a llegar a la arena por si su pesado vestido le impedía moverse. En serio, ¿por qué iba vestida así a una playa? A menos que...
- Oye, ¿no serás una princesa o una duquesa o algo por el estilo, verdad?
Fue algo que se me pasó por la cabeza en ese momento. Si era alguien importante y se enteraban sus guardias de que la acababa de humillar arrojándola al agua y destrozando su vestido... un vestido que seguramente fue cosido por varias criadas importantes y diseñado por el más remilgado de los estilistas y que probablemente hubiera costado al menos un millón de francos.
- ¡Oh, Cielo Santo! Lo eres, ¿verdad? ¡Eres una duquesa importante y por eso vas siempre así vestida! Es cierto, ¿verdad? ¡Y como acabo de humillarte públicamente, ahora soy un enemigo del Estado!
Ya me imaginaba los carteles de "SE BUSCA, ¡VIVO O MUERTO!: ALEXALMO, VAMPIRO LOCAL. ACUSADO DE HUMILLAR PÚBLICAMENTE A UN MIEMBRO IMPORTANTE DE LA REALEZA. SI SE LE VE, ACUDIR INMEDIATAMENTE A LA POLICÍA O LA INQUISICIÓN. RECOMPENSA: 500 FRANCOS MUERTO, 1000 FRANCOS VIVO".
Me asusté de verdad, ya podía ver a toda la policía persiguiéndome incesantemente por las calles de París gritando "¡Cogedle! ¡Ese es el bastardo que humilló a la duquesa! ¡El jefe quiere su cabeza en un plato!".
- ¡Oh, Dios mío! ¿En qué lío me acabo de meter ahora? - me arrodillé ante ella y hundí la cabeza en el suelo, suplicando clemencia - ¡Por favor, alteza, no me matéis! ¡Os juro que fue sólo un accidente! ¡No quiero que coloquen carteles con mi cara por todas las calles, no quiero ser un enemigo del Estado! ¡Por favor, le ruego que no mandéis a la policía contra mí, os conseguiré un vestido como sea, ya buscaré la forma de pagarlo! ¡Pero por favor, no me matéis! ¡¡¡NO ME MATÉIS!!! ¡Buaaaaaaaaaaaahhhh! - cuando quise darme cuenta, ya estaba llorando desconsoladamente.
Era cierto. Llevaba un vestido que parecía sacado de un palacio. Vaya por Dios, con lo ligero que vine yo de ropa y ella tan remilgada.
- O sea, quiero decir. ¡Es una playa! Lo lógico es que te mojes con el agua o te ensucies con la arena, ¿no?
Entonces Elmo, viéndonos, decidió que no le gustaba quedarse al margen de la situación y ser el único en estar seco, de modo que sin pensárselo saltó al mar y empezó a chapotear divertido, salpicándonos con más agua todavía.
- ¡Ah! ¡Perro tonto!
Salí rápido del agua antes de que Elmo cometiera otra travesura. Ayudé a la mujer a llegar a la arena por si su pesado vestido le impedía moverse. En serio, ¿por qué iba vestida así a una playa? A menos que...
- Oye, ¿no serás una princesa o una duquesa o algo por el estilo, verdad?
Fue algo que se me pasó por la cabeza en ese momento. Si era alguien importante y se enteraban sus guardias de que la acababa de humillar arrojándola al agua y destrozando su vestido... un vestido que seguramente fue cosido por varias criadas importantes y diseñado por el más remilgado de los estilistas y que probablemente hubiera costado al menos un millón de francos.
- ¡Oh, Cielo Santo! Lo eres, ¿verdad? ¡Eres una duquesa importante y por eso vas siempre así vestida! Es cierto, ¿verdad? ¡Y como acabo de humillarte públicamente, ahora soy un enemigo del Estado!
Ya me imaginaba los carteles de "SE BUSCA, ¡VIVO O MUERTO!: ALEXALMO, VAMPIRO LOCAL. ACUSADO DE HUMILLAR PÚBLICAMENTE A UN MIEMBRO IMPORTANTE DE LA REALEZA. SI SE LE VE, ACUDIR INMEDIATAMENTE A LA POLICÍA O LA INQUISICIÓN. RECOMPENSA: 500 FRANCOS MUERTO, 1000 FRANCOS VIVO".
Me asusté de verdad, ya podía ver a toda la policía persiguiéndome incesantemente por las calles de París gritando "¡Cogedle! ¡Ese es el bastardo que humilló a la duquesa! ¡El jefe quiere su cabeza en un plato!".
- ¡Oh, Dios mío! ¿En qué lío me acabo de meter ahora? - me arrodillé ante ella y hundí la cabeza en el suelo, suplicando clemencia - ¡Por favor, alteza, no me matéis! ¡Os juro que fue sólo un accidente! ¡No quiero que coloquen carteles con mi cara por todas las calles, no quiero ser un enemigo del Estado! ¡Por favor, le ruego que no mandéis a la policía contra mí, os conseguiré un vestido como sea, ya buscaré la forma de pagarlo! ¡Pero por favor, no me matéis! ¡¡¡NO ME MATÉIS!!! ¡Buaaaaaaaaaaaahhhh! - cuando quise darme cuenta, ya estaba llorando desconsoladamente.
Alexalmo- Vampiro Clase Media
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Localización : Visto por última vez en París. Si lo ve, avise en la comisaría más cercana, por favor.
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Re: Torpeza [Annabelle]
Como pude y con su extraña ayuda pude colocarme de pie, estaba tan mojada, tan llena de arena y pegajosa que mi enojo estaba fuera de los niveles de normalidad, es mas era algo tan extraño porque nunca me había enojado de tal manera, gire levemente para ver que el perro mordía y jalaba mi vestido mientras que su cola se movía de par a par, era un simple juego para el cachorro pero yo tenía las ganas suficientes de convertirlo en un hermoso bolso.
Solo pude escucharlo preguntar si yo era una duquesa o miembro de la realeza, sin embargo todo paso tan rápido que cuando me di cuenta su rostro pedía piedad y podía verle arrodillado, quisiera decir que me causaba algo de gracia, pero no, estaba tan furiosa que solo pude gritar tan fuerte que algunas aves que dormían revolotearon : - como yo venga a la playa no es de su importancia, no todos son amantes del sol, del mar salado y pegajoso – goteaba el agua hasta por los codos, cuando gire pude ver mis libros alejándose de mi, me habían abandonado – ¡Mis libros!- corri hacia ellos entrando un poco a la playa pero era inútil estaban ya muy lejos, el pequeño cachorro lo tomo como un juego y de pronto salto sobre mi tumbándome al suelo para lamerme la cara, definitivamente no era mi día. – ¡quitádmelo, quitádmelo!- exclamaba, pidiendo más un auxilio, ahora mi rostro estaba lleno de agua salada y babas de perro, èl pudo retirarlo y solo que quede como inconsciente observando las estrellas, ya ni me movía solo empecé a llorar. – ojala fuera parte de la realeza, te mandaría a cortarte la cabeza a ti a tu perro- decía mientras lloraba y me sentaba en la playa, estaba tan enojada que por más que intentara mis lagrimas no dejaban de salir. – ahora perdí mis libros, estoy lejos de casa y tengo mucho frío- .
Solo pude escucharlo preguntar si yo era una duquesa o miembro de la realeza, sin embargo todo paso tan rápido que cuando me di cuenta su rostro pedía piedad y podía verle arrodillado, quisiera decir que me causaba algo de gracia, pero no, estaba tan furiosa que solo pude gritar tan fuerte que algunas aves que dormían revolotearon : - como yo venga a la playa no es de su importancia, no todos son amantes del sol, del mar salado y pegajoso – goteaba el agua hasta por los codos, cuando gire pude ver mis libros alejándose de mi, me habían abandonado – ¡Mis libros!- corri hacia ellos entrando un poco a la playa pero era inútil estaban ya muy lejos, el pequeño cachorro lo tomo como un juego y de pronto salto sobre mi tumbándome al suelo para lamerme la cara, definitivamente no era mi día. – ¡quitádmelo, quitádmelo!- exclamaba, pidiendo más un auxilio, ahora mi rostro estaba lleno de agua salada y babas de perro, èl pudo retirarlo y solo que quede como inconsciente observando las estrellas, ya ni me movía solo empecé a llorar. – ojala fuera parte de la realeza, te mandaría a cortarte la cabeza a ti a tu perro- decía mientras lloraba y me sentaba en la playa, estaba tan enojada que por más que intentara mis lagrimas no dejaban de salir. – ahora perdí mis libros, estoy lejos de casa y tengo mucho frío- .
Annabelle A. Gustav- Humano Clase Media
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Localización : no seria divertido encontrarme si te digo
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Re: Torpeza [Annabelle]
La verdad es que esa reacción fue un poco excesiva. La chica me gritó con tantas ganas que los oídos me estuvieron pitando durante los siguientes minutos, algunas aves se asustaron y Elmo no pudo evitar gemir. Sobre todo, ¿cómo podía ser tan cruel con el pobre cachorrito? Él sólo quería jugar con ella... qué desagradecida.
- ¡Oh, venga ya! ¡Deja en paz al pobre perrito, que no te ha hecho nada! Bueno... casi nada.
También dijo que si fuera de la realeza habría mandado que nos cortaran la cabeza, bueno, eso significa que no lo es, por lo que de momento, estoy relativamente a salvo. Bien, no habrá carteles de "Se busca" por las calles de París.
- ¡Oh, bueno! Pero eres... ehm... ¿tan guapa como... los de la realeza? - tal vez un halago la haría calmarse un poco, o darle más ganas de matarme, no sé, lo que venga primero - Bueno, aunque tienes razón, a mí tampoco me gusta nada el Sol, ¿sabes? También prefiero salir de noche. ¡Ya tenemos algo en común, jajaja!
Intentaba sonar alegre para animarla, pero me sentía bastante avergonzado por lo que acababa de pasar. Me dio lástima verla tan desconsolada por sus libros perdidos. Sentí un calor en el interior. ¿Qué es esta extraña sensación? ¿Qué es lo que siento? Parece... parece como un fuego salvaje queriendo desatarse... Es como... es como... ¡Sí! ¡Es el sentimiento de aventura y de la necesidad de ser un héroe!
Me levanté violentamente, y Elmo percibió mi energía interior, porque se puso en guardia también.
- Tienes razón. Te he hecho mucho daño. Aunque fuera sin querer y mi única intención fuera la de jugar con mi perrito, te he fastidiado a base de bien. Lo lamento, pero las disculpas no bastan. La única manera de la que puedo volver a dormir tranquilo... ¡es recuperando tus libros! ¡Elmo!
- ¡Guau!
- ¡Tenemos una misión muchacho! ¡Vamos a tener que adentrarnos en las frías y amenazantes aguas el despiadado y salvaje océano para recuperar esos valiosos libros! ¡Podríamos morir de hipotermia o ahogados, o puede que nos coma un tiburón, pero debemos hacerlo! ¡Porque es lo correcto!
Se me esapó una lagrimilla de emoción. Esa situación tan heroica me había conmovido.
- ¡Guau, guau, guau!
- ¡No estoy seguro de si son libros literarios que cuentan fantásticas historias para entretener al lector y hacerlo feliz o si son libros de texto con información importante! ¡Y la verdad es que no es asunto mío! ¡Lo que importa es que se han perdido por nuestra culpa, y debemos recuperarlos para remendar nuestro error! ¿Estás conmigo, amigo?
- ¡Guau!
- ¡Vamos pues! ¡Chicos de la orquesta, tocad una música que sea jodidamente épica!
- ¡Sí, señor!
Y con la adrenalina y la emoción recorriendo todo nuestro ser, Elmo y yo nos adentramos en las frías aguas, nadando incesantemente hasta alcanzar esos libros...
En realidad, lo más lógico es que cuando un libro cae al agua, las páginas, hechas de papel, se echan a perder con el agua, y la tinta se corre hasta el punto en que ya es completamente ilegible. Tal vez alguien debería habérselo explicado a Alexalmo, quien estaba haciendo un esfuerzo completamente inútil, pero... de todas formas él no hubiera escuchado.
Al cabo de un tiempo, volvimos. Yo tenía algunos libros en las manos, y Elmo sujetaba otro con su mandíbula, probablemente rompiéndolo con sus colmillos. Jadeando y tiritando de frío, solté los libros en la arena. Mi perro hizo lo propio.
- Ya... está... hecho... ¡Otra aventura superada, sííííí! ¿A que ahora que has recuperado tus libros estás más feliz? ¿Verdad que te he ayudado? ¿Verdad que te he superado y enmendado mi error? ¿A que lo he hecho bien?
Parecía un niño esperando la aprobación de su madre...
- ¡Oh, venga ya! ¡Deja en paz al pobre perrito, que no te ha hecho nada! Bueno... casi nada.
También dijo que si fuera de la realeza habría mandado que nos cortaran la cabeza, bueno, eso significa que no lo es, por lo que de momento, estoy relativamente a salvo. Bien, no habrá carteles de "Se busca" por las calles de París.
- ¡Oh, bueno! Pero eres... ehm... ¿tan guapa como... los de la realeza? - tal vez un halago la haría calmarse un poco, o darle más ganas de matarme, no sé, lo que venga primero - Bueno, aunque tienes razón, a mí tampoco me gusta nada el Sol, ¿sabes? También prefiero salir de noche. ¡Ya tenemos algo en común, jajaja!
Intentaba sonar alegre para animarla, pero me sentía bastante avergonzado por lo que acababa de pasar. Me dio lástima verla tan desconsolada por sus libros perdidos. Sentí un calor en el interior. ¿Qué es esta extraña sensación? ¿Qué es lo que siento? Parece... parece como un fuego salvaje queriendo desatarse... Es como... es como... ¡Sí! ¡Es el sentimiento de aventura y de la necesidad de ser un héroe!
Me levanté violentamente, y Elmo percibió mi energía interior, porque se puso en guardia también.
- Tienes razón. Te he hecho mucho daño. Aunque fuera sin querer y mi única intención fuera la de jugar con mi perrito, te he fastidiado a base de bien. Lo lamento, pero las disculpas no bastan. La única manera de la que puedo volver a dormir tranquilo... ¡es recuperando tus libros! ¡Elmo!
- ¡Guau!
- ¡Tenemos una misión muchacho! ¡Vamos a tener que adentrarnos en las frías y amenazantes aguas el despiadado y salvaje océano para recuperar esos valiosos libros! ¡Podríamos morir de hipotermia o ahogados, o puede que nos coma un tiburón, pero debemos hacerlo! ¡Porque es lo correcto!
Se me esapó una lagrimilla de emoción. Esa situación tan heroica me había conmovido.
- ¡Guau, guau, guau!
- ¡No estoy seguro de si son libros literarios que cuentan fantásticas historias para entretener al lector y hacerlo feliz o si son libros de texto con información importante! ¡Y la verdad es que no es asunto mío! ¡Lo que importa es que se han perdido por nuestra culpa, y debemos recuperarlos para remendar nuestro error! ¿Estás conmigo, amigo?
- ¡Guau!
- ¡Vamos pues! ¡Chicos de la orquesta, tocad una música que sea jodidamente épica!
- ¡Sí, señor!
Y con la adrenalina y la emoción recorriendo todo nuestro ser, Elmo y yo nos adentramos en las frías aguas, nadando incesantemente hasta alcanzar esos libros...
En realidad, lo más lógico es que cuando un libro cae al agua, las páginas, hechas de papel, se echan a perder con el agua, y la tinta se corre hasta el punto en que ya es completamente ilegible. Tal vez alguien debería habérselo explicado a Alexalmo, quien estaba haciendo un esfuerzo completamente inútil, pero... de todas formas él no hubiera escuchado.
Al cabo de un tiempo, volvimos. Yo tenía algunos libros en las manos, y Elmo sujetaba otro con su mandíbula, probablemente rompiéndolo con sus colmillos. Jadeando y tiritando de frío, solté los libros en la arena. Mi perro hizo lo propio.
- Ya... está... hecho... ¡Otra aventura superada, sííííí! ¿A que ahora que has recuperado tus libros estás más feliz? ¿Verdad que te he ayudado? ¿Verdad que te he superado y enmendado mi error? ¿A que lo he hecho bien?
Parecía un niño esperando la aprobación de su madre...
Alexalmo- Vampiro Clase Media
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Fecha de inscripción : 16/10/2013
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Localización : Visto por última vez en París. Si lo ve, avise en la comisaría más cercana, por favor.
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Re: Torpeza [Annabelle]
No sabía que era más salado, mis lagrimas o el mar, solo podía sentirlas como corrían por mi mejilla hasta ser absorbidas por la arena, eran tibias y tenían mucho dolor, por ser una chica de clase media y vivir sola se me hacia tan difícil conseguir los libros que los valoraba mas por su información si no por su compañía, podrán pensar que estoy un poco loca, pero no podía explicar el cariño que tenia hacia ellos y el vacio que ellos podían llenar en mi, pude darme cuenta de su alago lo vi frotándome mis ojos con la mano retirando algunas lagrimas, estaba mintiendo, como podía mentir, sentía como mis ojos se hinchaban y ardían al entrar un poco de agua salada que escurría de mi cabello hacia mi nariz, al menos tampoco le gustaba el sol y eso ya podía comprenderme un poco, pero no reparaba el daño que me había hecho a mis libros, a mi vestido, y a mi.
Algo tomó mi atención había sido su levantamientos enérgico, era como un niño al recibir una agradable noticia, hasta el viento iba a su favor haciendo mover su cabello, el perro como un gran aliado puso en posición de aventura levantando su pequeña pata delantera su cola meneaba de alegría y emoción, escuche tan atenta a sus palabras que deje de llorar estaba realmente atenta como su voz se escuchaba como el narrador del mercado, si ese hombre fornido que subido sobre una banca relataba asombrosas aventuras en su barca, con vikingos, piratas y un pulpo marino enorme, su voz era llena de valor, decisión y una pizca de locura, quise interrumpirlo pero realmente no podía hacerlo estaba tan decidido que además de pensar que era de mala educación hacerlo, sabría por corazonada que no me haría caso, intente levantarme para detenerlo pero mientras lo hacia este corría aventurado hacia el mar, nadaban rápidamente y con gran decisión dignos de admirar, pero eran muy idiotas, cualquiera sabría que la tinta ya se ha zafado del lienzo y que solo sería un trozo de pergaminos mojados, aun así era más su decisión que su idiotez, como último intento trate de gritarles en símbolo de alerta: - ¡Joooooooveeeeeeeeen!- tome un poco mas de aire - ¡joooven detengaseeee es inutiiiiiiiiiiil!- por un momento recordé el nombre del perro y trate de gritar lo mas fuerte que pude : -¡ Elmooooooo regresaaa!- ese último grito me había hasta mareado pero no había servido de nada ambos ya estaban tomando los libros con gran determinación.
Me toco esperar en la orilla como una niña buena, al momento de su regreso, soltaron los pesados libros sobre la arena, el perrito agotado se estiro en la arena descansando, me acerque y tome los libros uno por uno hasta apilarlos todos me quede viéndolos y levante la mirada hacia el joven que esperaba ilusionado una respuesta de premiación: - están totalmente destruidos, ya no sirven- dije cerrando mis ojos con algo de tristeza en mi voz, él de seguro esperaba un premio pero no había el porqué. – Aun así te agradezco tratar de ayudarme pero no ha servido de nada- hacia el frio suficiente como para –¡ACHU!- estornudar, eso había hecho justo estornude sin controlarme y lo hice frente a su pecho que vergüenza, ahora era yo un pequeño tomate, mi labio superior temblaba graciosamente tornándose de un color morado.
Algo tomó mi atención había sido su levantamientos enérgico, era como un niño al recibir una agradable noticia, hasta el viento iba a su favor haciendo mover su cabello, el perro como un gran aliado puso en posición de aventura levantando su pequeña pata delantera su cola meneaba de alegría y emoción, escuche tan atenta a sus palabras que deje de llorar estaba realmente atenta como su voz se escuchaba como el narrador del mercado, si ese hombre fornido que subido sobre una banca relataba asombrosas aventuras en su barca, con vikingos, piratas y un pulpo marino enorme, su voz era llena de valor, decisión y una pizca de locura, quise interrumpirlo pero realmente no podía hacerlo estaba tan decidido que además de pensar que era de mala educación hacerlo, sabría por corazonada que no me haría caso, intente levantarme para detenerlo pero mientras lo hacia este corría aventurado hacia el mar, nadaban rápidamente y con gran decisión dignos de admirar, pero eran muy idiotas, cualquiera sabría que la tinta ya se ha zafado del lienzo y que solo sería un trozo de pergaminos mojados, aun así era más su decisión que su idiotez, como último intento trate de gritarles en símbolo de alerta: - ¡Joooooooveeeeeeeeen!- tome un poco mas de aire - ¡joooven detengaseeee es inutiiiiiiiiiiil!- por un momento recordé el nombre del perro y trate de gritar lo mas fuerte que pude : -¡ Elmooooooo regresaaa!- ese último grito me había hasta mareado pero no había servido de nada ambos ya estaban tomando los libros con gran determinación.
Me toco esperar en la orilla como una niña buena, al momento de su regreso, soltaron los pesados libros sobre la arena, el perrito agotado se estiro en la arena descansando, me acerque y tome los libros uno por uno hasta apilarlos todos me quede viéndolos y levante la mirada hacia el joven que esperaba ilusionado una respuesta de premiación: - están totalmente destruidos, ya no sirven- dije cerrando mis ojos con algo de tristeza en mi voz, él de seguro esperaba un premio pero no había el porqué. – Aun así te agradezco tratar de ayudarme pero no ha servido de nada- hacia el frio suficiente como para –¡ACHU!- estornudar, eso había hecho justo estornude sin controlarme y lo hice frente a su pecho que vergüenza, ahora era yo un pequeño tomate, mi labio superior temblaba graciosamente tornándose de un color morado.
Annabelle A. Gustav- Humano Clase Media
- Mensajes : 65
Fecha de inscripción : 15/04/2012
Edad : 32
Localización : no seria divertido encontrarme si te digo
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Re: Torpeza [Annabelle]
- Oh, vaya... - respondí, al ver que efectivamente los libros que pudimos recuperar estaban tan mojados que ya no se podían leer.
Me encogí de hombros.
- Bueno... yo hice lo que tenía que hacer. - me crucé de hombros, en una actitud orgullosa.
Ella empezó a estornudar, mostrando que realmente se estaba muriendo de frío. Después de ese baño inesperado, y con toda el agua que su vestido era capaz de absorber, no me extrañaba. Si seguía así...
- Oye... no pretendo hacerme el caballero ni nada de eso, pero en serio... ¿no te da miedo pillar una pulmonía? ¿Vives cerca de aquí? ¿Trajiste algún abrigo? Hmmm...
No demasiado lejos de ahí, había dejado el resto de mi ropa: abrigos, botas, la espada... ¡Mierda, la espada! No debería alejarme tanto de ella. Claro que tuve la precaución de esconderla un poco con el abrigo, pero de todas formas...
- Ehm... Creo que cerca de aquí tengo una chaqueta, si te interesa. ¿Y cómo decías que te llamabas? Yo soy Alexalmo. - dije, con la actitud inocente de un niño conociendo a una amiga nueva en la guardería y olvidando completamente lo sucedido antes, como si simplemente no hubiera pasado nada.
Me encogí de hombros.
- Bueno... yo hice lo que tenía que hacer. - me crucé de hombros, en una actitud orgullosa.
Ella empezó a estornudar, mostrando que realmente se estaba muriendo de frío. Después de ese baño inesperado, y con toda el agua que su vestido era capaz de absorber, no me extrañaba. Si seguía así...
- Oye... no pretendo hacerme el caballero ni nada de eso, pero en serio... ¿no te da miedo pillar una pulmonía? ¿Vives cerca de aquí? ¿Trajiste algún abrigo? Hmmm...
No demasiado lejos de ahí, había dejado el resto de mi ropa: abrigos, botas, la espada... ¡Mierda, la espada! No debería alejarme tanto de ella. Claro que tuve la precaución de esconderla un poco con el abrigo, pero de todas formas...
- Ehm... Creo que cerca de aquí tengo una chaqueta, si te interesa. ¿Y cómo decías que te llamabas? Yo soy Alexalmo. - dije, con la actitud inocente de un niño conociendo a una amiga nueva en la guardería y olvidando completamente lo sucedido antes, como si simplemente no hubiera pasado nada.
Alexalmo- Vampiro Clase Media
- Mensajes : 146
Fecha de inscripción : 16/10/2013
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