AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Our blood, our bed the same roses||Privado +18
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Our blood, our bed the same roses||Privado +18
Esta mañana la encargada, por ponerle así porque no sabe nada ni se encarga de nada más que de las putas así que es otra puta que se cree mi mano derecha pero no lo es porque las mujeres no sirven para eso sino solo para abrir sus piernas y ser folladas nada más, eso es toda su utilidad, pero bueno, esa zorra entro a mi habitación en el burdel, si como todo buen burdelero me gusta dormir ahí, así la mercancía no se escapa o se malogra, las zorras también pelean por clientes y por espacio en el sótano donde duermen todas juntas ¿qué? La habitaciones limpias y ordenas son solo para los clientes, esas sucias duermen en el sótano porque no quiero que se escapen y vayan a terminar luego con una bala en la cabeza, igual no se pueden quejar porque está limpio, ordenado y tiene cada una su cama además de que en la parte de atrás tienen la casa donde comen, se bañan y pasan a practicar los shows para cada noche, les doy buena vida a estas zorras después de todo y solo tienen que pagar con sexo, tan fácil sencillo.
Bien esa mañana la “encargada” entra a despertarme, eran las siete de la mañana con una noticia, una jovencita rubia algo sin gracia quería trabajar de prostituta en el mejor burdel de la zona, en este caso en el burdel donde solo gente de dinero y prominente de la sociedad entra a disfrutar de sus vicios más caros y exquisitos e incluso aberrantes –Largo puta, y hazla pasar, que miré los tubos si es que quiere bailar, o hacer algún show y si quiere de puta que vaya a mi oficina- mascullo levantándome de mala gano, odio levantarme tan temprano.
Asomo la mirada al exterior, mi habitación estaba arriba y para acceder era por una escalera que se tenía que tirar de ella para que bajara y claro de ahí venía un pequeño salido o balcón la puerta y la ventana junto a esta, de ahí veía todo, salí con el pantalón a medio cerrar mirando a la joven, desde donde la miraba se veía tierna de esas jugocitas que los hombres pagarían mucho por abrirle las piernas y bañarla en semen, miré su trasero joven riéndome, baje de mi lugar de reposo
-Bien así que por tu culpa estoy levantado temprano, espero que tengas una buena explicación zorra- me acerco y sin que ella se dé cuenta mi mano azota su culo haciendo que por todo el lugar se escuche el eco –Tierno, muy tierno tienes ese trasero puta, habrá que hacer algo, mientras, ¿por qué sigues vestida?- la miro de arriba abajo, tiene esa actitud de chica rebelde y mala pero no hay zorra que no se pueda domar, todas son domesticables así que esta no sería la excepción –Tu nombre primero verdadero y si ya has trabajado de puta tu nombre de batalla, si no tienes te pondré uno pero para eso tendrás que mostrar lo que tienes y sabes hacer con ello-
Mi ojos se fueron a sus tetas, no las tenía tan grandes como para follarselas en una buena paja, pero quizás algo se podría hacer con eso ¿o no?
Bien esa mañana la “encargada” entra a despertarme, eran las siete de la mañana con una noticia, una jovencita rubia algo sin gracia quería trabajar de prostituta en el mejor burdel de la zona, en este caso en el burdel donde solo gente de dinero y prominente de la sociedad entra a disfrutar de sus vicios más caros y exquisitos e incluso aberrantes –Largo puta, y hazla pasar, que miré los tubos si es que quiere bailar, o hacer algún show y si quiere de puta que vaya a mi oficina- mascullo levantándome de mala gano, odio levantarme tan temprano.
Asomo la mirada al exterior, mi habitación estaba arriba y para acceder era por una escalera que se tenía que tirar de ella para que bajara y claro de ahí venía un pequeño salido o balcón la puerta y la ventana junto a esta, de ahí veía todo, salí con el pantalón a medio cerrar mirando a la joven, desde donde la miraba se veía tierna de esas jugocitas que los hombres pagarían mucho por abrirle las piernas y bañarla en semen, miré su trasero joven riéndome, baje de mi lugar de reposo
-Bien así que por tu culpa estoy levantado temprano, espero que tengas una buena explicación zorra- me acerco y sin que ella se dé cuenta mi mano azota su culo haciendo que por todo el lugar se escuche el eco –Tierno, muy tierno tienes ese trasero puta, habrá que hacer algo, mientras, ¿por qué sigues vestida?- la miro de arriba abajo, tiene esa actitud de chica rebelde y mala pero no hay zorra que no se pueda domar, todas son domesticables así que esta no sería la excepción –Tu nombre primero verdadero y si ya has trabajado de puta tu nombre de batalla, si no tienes te pondré uno pero para eso tendrás que mostrar lo que tienes y sabes hacer con ello-
Mi ojos se fueron a sus tetas, no las tenía tan grandes como para follarselas en una buena paja, pero quizás algo se podría hacer con eso ¿o no?
Sam K. McCruzott- Humano Clase Media
- Mensajes : 77
Fecha de inscripción : 09/12/2013
Re: Our blood, our bed the same roses||Privado +18
Cuando decidió escaparse del orfanato donde había estado viviendo toda su vida desde el momento en que nació no pensó con cordura que dentro de esas cuatro paredes siempre había alimento, agua y un techo donde dormir, y ahora no tenía nada, había bajado un par de kilos desde su huida pero ¿se arrepentía? No.
Solo se arrepentía de no haber robado un par de francos de las limosnas de las misas de los domingos, lo suficiente para tomar un tren lejos de Francia y comenzar de nuevo… pero no, cuando se presentó la oportunidad no se detuvo a pensar la situación que pasaría fuera de ahí, había huido con la cena de la noche anterior en su estomago, un par de vestidos que le habían dado a las madres junto los pantalones de trabajo y la camisa que usaba en aquella ocasión.
Había intentado conseguir algo más decente, ser mucama o costurera o hasta gritona en un mercado ambulante, pero en el París actual donde las ratas vivian entre las ratas necesitabas conocer a alguien para poder conseguir un lugar donde trabajar y vivir, sin recomendación no eras más que una rata que pronto traería problemas, sin ninguna opción más se presentó al burdel del que había escuchado en una cantina cercana donde le dieron un plato de sopa fría por atrapar a unas ratas… que ironía.
- ¿Quién eres y que quieres? – una vieja mujer salió a recibirla, portaba poca ropa y por las ojeras de sus ojos apenas y había dormido en mucho tiempo, eso sería su vida de ahora en más dormir de día… vivir de noche. – Mi nombre es Céline y quiero hablar con el dueño del burdel, me gustaría trabajar para él. – algo típico de Céline es que era directa y jamás hablaría con rodeos, la mujer la examinó de arriba abajo, aunque se sintió algo acosada no dijo nada e intento estar lo más tranquila posible ¿Qué cortesana tenía pudor? Ninguna, parte de su trabajo era permanecer desnuda para cualquier hombre.
La mujer le dejo entrar y la llevo hasta la oficina del hombre. - Quédate aquí y no toques nada si aun quieres tener manos – sentencio la mujer mirando a Céline retadoramente, la joven burlonamente hizo una reverencia exagerada a sus palabras… aquella era la puta mayor, por eso se sentía con el derecho de tratarla de ese modo “Veremos de qué cuero salen más correas” pensó bufando esperando a aquel hombre.
Pasaron quince minutos desde que había llegado y no había rastro ni de la mujer que la había dejado pasar ni del hombre dueño del lugar, pero que gente… pensó cuando una voz irrumpió en sus pensamientos, giro la cabeza en busca del dueño de aquella voz, cuando un golpe seco en su retaguardia la hizo dar un pequeño salto hacia el frente… así que ese patán sería su jefe. - ¿Perdón? Aun no soy tu empleada como para que me hables de ese modo ¿no crees? – se mordió la lengua para no decirle lo que pensaba de él en aquel momento después de todo era su última esperanza si no quería morir de hambre.
– Mi nombre es Céline Clement, no he trabajado antes como puta y la verdad no lo haría sino lo necesitara – se cruzo de brazos de nuevo retándolo con la mirada, algo de aquel hombre le molestaba y no negaría que también le atraía en demasía, nunca antes había sentido nada por un hombre, le parecía algo estúpido entregarse a un hombre que después la botaría como habían hecho con muchas mujeres antes. – Debo estar loca por estar haciendo esto – dijo en voz alta llevándose una mano en su frente.
Solo se arrepentía de no haber robado un par de francos de las limosnas de las misas de los domingos, lo suficiente para tomar un tren lejos de Francia y comenzar de nuevo… pero no, cuando se presentó la oportunidad no se detuvo a pensar la situación que pasaría fuera de ahí, había huido con la cena de la noche anterior en su estomago, un par de vestidos que le habían dado a las madres junto los pantalones de trabajo y la camisa que usaba en aquella ocasión.
Había intentado conseguir algo más decente, ser mucama o costurera o hasta gritona en un mercado ambulante, pero en el París actual donde las ratas vivian entre las ratas necesitabas conocer a alguien para poder conseguir un lugar donde trabajar y vivir, sin recomendación no eras más que una rata que pronto traería problemas, sin ninguna opción más se presentó al burdel del que había escuchado en una cantina cercana donde le dieron un plato de sopa fría por atrapar a unas ratas… que ironía.
- ¿Quién eres y que quieres? – una vieja mujer salió a recibirla, portaba poca ropa y por las ojeras de sus ojos apenas y había dormido en mucho tiempo, eso sería su vida de ahora en más dormir de día… vivir de noche. – Mi nombre es Céline y quiero hablar con el dueño del burdel, me gustaría trabajar para él. – algo típico de Céline es que era directa y jamás hablaría con rodeos, la mujer la examinó de arriba abajo, aunque se sintió algo acosada no dijo nada e intento estar lo más tranquila posible ¿Qué cortesana tenía pudor? Ninguna, parte de su trabajo era permanecer desnuda para cualquier hombre.
La mujer le dejo entrar y la llevo hasta la oficina del hombre. - Quédate aquí y no toques nada si aun quieres tener manos – sentencio la mujer mirando a Céline retadoramente, la joven burlonamente hizo una reverencia exagerada a sus palabras… aquella era la puta mayor, por eso se sentía con el derecho de tratarla de ese modo “Veremos de qué cuero salen más correas” pensó bufando esperando a aquel hombre.
Pasaron quince minutos desde que había llegado y no había rastro ni de la mujer que la había dejado pasar ni del hombre dueño del lugar, pero que gente… pensó cuando una voz irrumpió en sus pensamientos, giro la cabeza en busca del dueño de aquella voz, cuando un golpe seco en su retaguardia la hizo dar un pequeño salto hacia el frente… así que ese patán sería su jefe. - ¿Perdón? Aun no soy tu empleada como para que me hables de ese modo ¿no crees? – se mordió la lengua para no decirle lo que pensaba de él en aquel momento después de todo era su última esperanza si no quería morir de hambre.
– Mi nombre es Céline Clement, no he trabajado antes como puta y la verdad no lo haría sino lo necesitara – se cruzo de brazos de nuevo retándolo con la mirada, algo de aquel hombre le molestaba y no negaría que también le atraía en demasía, nunca antes había sentido nada por un hombre, le parecía algo estúpido entregarse a un hombre que después la botaría como habían hecho con muchas mujeres antes. – Debo estar loca por estar haciendo esto – dijo en voz alta llevándose una mano en su frente.
Céline Clément- Prostituta Clase Baja
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Fecha de inscripción : 30/01/2014
Re: Our blood, our bed the same roses||Privado +18
Hay que ver que las mujeres son osadas, unas putas osadas, qué se creen? Dueñas del mundo y de los hombres, acaso no ven que están para servir y nada más, para abrir su puta boca y chupársela a los hombres que se la pongan delante, porque no saben hacer nada bien hay que amaestrarlas hasta en esas labores tan fáciles, pero claro siempre responden con “el tiempo me da la puta práctica, tenme paciencia” paciencia los putos calzones de la virgen.
Aquella muchachita tenia buen culo, respingón, bien formadito, los hombres pagarían mucho por ella por una noche o quizás no solo uno sino dos o tres tipos a la vez, lo que venga al bolsillo primero, sus piernas algo pequeñas, quizás andar con unos zapatos bien altos arreglaría el problema, bah, al final en la cama todos somos iguales, sus caderas angostas lo que equivale a que es estrecha así que los hombres y mujeres la gozaran con deleite, casi cuerpo perfecto, solo tiene un error, no tiene muchas tetas, ahí me va a dejar en bancarrota, ya que todo hombre les gusta las hembras con buenos pechos y si son pequeños o muy metidos creen que se follan a un hombre
Camino hasta la barra para tomar la botella de ron, destapo con la boca aquello y lo bebo de una, aquella mocosa me estaba provocando, con una idea, o le gusta rudo o esta solo quiere que la ponga de rodillas y le folle la boca –Mira niña, si no quieres trabajar, lárgate y putea en la calle con los malditos borrachos a que termines enferma o muerta en dos semanas, si no, entonces qué esperas, sigues vestida, no te veo el cuerpo, la carne, la mercancía que voy a vender contigo, aunque ya de por si voy bien desperfectos- tomo una buena bocanada de ron haciendo un gesto ardor, a primera hora de la mañana sin comer más que un sanduche medio mal echo y ron no ayuda, la miré sentándome alzando las piernas sobre la mesa –Si no quieres ser mi empleada mueve el culo y sale por esa puerta, no me hagas la santita, que si vienes a esta vida es o porque no se te da bien hacer nada más o no sabes hacer nada más, o porque te gusta que te la metan y te follen rudo y salvaje-
La mujer que la había presentado quería hablar, pero la miré gélidamente con una expresión de “lárgate ahora o me desquitaré contigo” y claro eso basta a las mujeres para que huyan como son, unas cobardes, volví a tomar otro trago mirando a la chiquilla –Y vamos, apúrate que se me pasa el tiempo, y aquí si pierdo tiempo pierdo dinero, muestra que sabes hacer, sabes bailar quitándote la ropa? Sabes bailar en esos tubos? Algún show erótico haces? Dime de una puta vez que sabes hacer, o es que solo sirves para follar, si es así dime cuál es tu mayor especialidad- Directo, no me gusta ir por las ramas, hay que ir al punto y mantener en ese sentido todas las acciones que pretendemos realizar.
No me interesaba saber la triste historia de la jovencita, todas vienen por con una historia de tristeza, abandono y melancolía, siempre rechazadas y no correspondidas en el amor, olvidadas y engañadas, y unas cuantas muy pocas vienen porque les gusta la vida fácil y rápida. A esas no se les da indicaciones ni bien cruzan el umbral de la puerta van desnudas mostrándose sin vergüenza y esa te aquí aún se le notaba muy apegada a su pudor. Esto sería una pérdida de tiempo, una tiempo matutino.
Aquella muchachita tenia buen culo, respingón, bien formadito, los hombres pagarían mucho por ella por una noche o quizás no solo uno sino dos o tres tipos a la vez, lo que venga al bolsillo primero, sus piernas algo pequeñas, quizás andar con unos zapatos bien altos arreglaría el problema, bah, al final en la cama todos somos iguales, sus caderas angostas lo que equivale a que es estrecha así que los hombres y mujeres la gozaran con deleite, casi cuerpo perfecto, solo tiene un error, no tiene muchas tetas, ahí me va a dejar en bancarrota, ya que todo hombre les gusta las hembras con buenos pechos y si son pequeños o muy metidos creen que se follan a un hombre
Camino hasta la barra para tomar la botella de ron, destapo con la boca aquello y lo bebo de una, aquella mocosa me estaba provocando, con una idea, o le gusta rudo o esta solo quiere que la ponga de rodillas y le folle la boca –Mira niña, si no quieres trabajar, lárgate y putea en la calle con los malditos borrachos a que termines enferma o muerta en dos semanas, si no, entonces qué esperas, sigues vestida, no te veo el cuerpo, la carne, la mercancía que voy a vender contigo, aunque ya de por si voy bien desperfectos- tomo una buena bocanada de ron haciendo un gesto ardor, a primera hora de la mañana sin comer más que un sanduche medio mal echo y ron no ayuda, la miré sentándome alzando las piernas sobre la mesa –Si no quieres ser mi empleada mueve el culo y sale por esa puerta, no me hagas la santita, que si vienes a esta vida es o porque no se te da bien hacer nada más o no sabes hacer nada más, o porque te gusta que te la metan y te follen rudo y salvaje-
La mujer que la había presentado quería hablar, pero la miré gélidamente con una expresión de “lárgate ahora o me desquitaré contigo” y claro eso basta a las mujeres para que huyan como son, unas cobardes, volví a tomar otro trago mirando a la chiquilla –Y vamos, apúrate que se me pasa el tiempo, y aquí si pierdo tiempo pierdo dinero, muestra que sabes hacer, sabes bailar quitándote la ropa? Sabes bailar en esos tubos? Algún show erótico haces? Dime de una puta vez que sabes hacer, o es que solo sirves para follar, si es así dime cuál es tu mayor especialidad- Directo, no me gusta ir por las ramas, hay que ir al punto y mantener en ese sentido todas las acciones que pretendemos realizar.
No me interesaba saber la triste historia de la jovencita, todas vienen por con una historia de tristeza, abandono y melancolía, siempre rechazadas y no correspondidas en el amor, olvidadas y engañadas, y unas cuantas muy pocas vienen porque les gusta la vida fácil y rápida. A esas no se les da indicaciones ni bien cruzan el umbral de la puerta van desnudas mostrándose sin vergüenza y esa te aquí aún se le notaba muy apegada a su pudor. Esto sería una pérdida de tiempo, una tiempo matutino.
Sam K. McCruzott- Humano Clase Media
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Fecha de inscripción : 09/12/2013
Re: Our blood, our bed the same roses||Privado +18
Había meditado tan bien las posibilidades que le quedaban de encontrar un buen trabajo o que alguna persona dulce y pura de corazón le tendiera la mano para salir si no es de la miseria, por lo menos le ofreciera las comodidades de un lugar donde dormir fuera del frío y las lluvias torrenciales, pero hace demasiado tiempo que Céline no creía en los cuentos de hadas.
La vida le había demostrado que la realidad era mil veces más cruda y aunque no creyera ni la mitad de las cosas que le habían inculcado las monjas como creer en un ser omnipotente e imaginario; si sabía que su cuerpo era la única cosa que realmente le pertenecía y ahora mismo ese hombre sin más ni menos le había pedido que se desnudara enfrente suyo, Céline se avergonzó sin poderlo evitar, después de todo era virgen en ese momento y aunque sabía que su trabajo consistiría en dejar que los hombres usaran su cuerpo no es lo mismo pensarlo a hacerlo, sobre todo porque ahora mismo con sus palabras aquel hombre había dañado su propio orgullo, sin embargo era una mujer paciente y ya tendría la oportunidad de hacérselo pagar, hay muchas formas de cobrárselas y sobre todo si era a un hombre.
No contestó nada a ninguno de sus comentarios groseros, ¿quería una función? Ella le daría una función,–Eso puede solucionarse - respiró hondo varias veces intentando calmar su molestia cambiándola por un papel más travieso, una actuación que le daría o no el trabajo, eso era una cortesana… además de una amante una actriz.
Lentamente sus manos bajaron por sus pechos hasta su cintura dejando caer el pantalón café que portaba, aun así no podía apreciarse mucho su figura por la vieja y holgada camisa que usaba, pero que ahora sin pantalón le llegaba a los muslos –¿con eso es suficiente?–soltó una suave risa caminando dos pasos hacia atrás, quitándose la liga que sujetaba su cabello dejando que se moviera con libertad al compás de sus pasos.
Seguido de ello llevo las manos hasta su camisa desabrochando lentamente los primeros botones de su camina dejando su escote al descubierto apenas y podía observarse su blanca piel, la idea era dejar a la imaginación a su acompañante –aun no sé si con eso es suficiente – caminó hasta este con las manos a cada lado del sillón encerrándolo contra este, sus labios apenas y rozaron los ajenos aspirando el aroma a whisky que muchas veces sintió repulsivo pero ahora mismo le parecía un tanto delirante y podía notar que algo en su entrepierna parecía reaccionar sintiendo la humedad, tomó el borde de la camisa masculina atrayéndolo un poco hacía ella con media sonrisa
– Asi que, mi querido señor… ¿con esto es suficiente? O quiere que el show continúe? – muerde su labio inferior bajando la mano por la abertura de la camisa masculina hasta donde le permitía la tela haciendo notar apenas sus uñas… y esto es apenas el comienzo.
La vida le había demostrado que la realidad era mil veces más cruda y aunque no creyera ni la mitad de las cosas que le habían inculcado las monjas como creer en un ser omnipotente e imaginario; si sabía que su cuerpo era la única cosa que realmente le pertenecía y ahora mismo ese hombre sin más ni menos le había pedido que se desnudara enfrente suyo, Céline se avergonzó sin poderlo evitar, después de todo era virgen en ese momento y aunque sabía que su trabajo consistiría en dejar que los hombres usaran su cuerpo no es lo mismo pensarlo a hacerlo, sobre todo porque ahora mismo con sus palabras aquel hombre había dañado su propio orgullo, sin embargo era una mujer paciente y ya tendría la oportunidad de hacérselo pagar, hay muchas formas de cobrárselas y sobre todo si era a un hombre.
No contestó nada a ninguno de sus comentarios groseros, ¿quería una función? Ella le daría una función,–Eso puede solucionarse - respiró hondo varias veces intentando calmar su molestia cambiándola por un papel más travieso, una actuación que le daría o no el trabajo, eso era una cortesana… además de una amante una actriz.
Lentamente sus manos bajaron por sus pechos hasta su cintura dejando caer el pantalón café que portaba, aun así no podía apreciarse mucho su figura por la vieja y holgada camisa que usaba, pero que ahora sin pantalón le llegaba a los muslos –¿con eso es suficiente?–soltó una suave risa caminando dos pasos hacia atrás, quitándose la liga que sujetaba su cabello dejando que se moviera con libertad al compás de sus pasos.
Seguido de ello llevo las manos hasta su camisa desabrochando lentamente los primeros botones de su camina dejando su escote al descubierto apenas y podía observarse su blanca piel, la idea era dejar a la imaginación a su acompañante –aun no sé si con eso es suficiente – caminó hasta este con las manos a cada lado del sillón encerrándolo contra este, sus labios apenas y rozaron los ajenos aspirando el aroma a whisky que muchas veces sintió repulsivo pero ahora mismo le parecía un tanto delirante y podía notar que algo en su entrepierna parecía reaccionar sintiendo la humedad, tomó el borde de la camisa masculina atrayéndolo un poco hacía ella con media sonrisa
– Asi que, mi querido señor… ¿con esto es suficiente? O quiere que el show continúe? – muerde su labio inferior bajando la mano por la abertura de la camisa masculina hasta donde le permitía la tela haciendo notar apenas sus uñas… y esto es apenas el comienzo.
Céline Clément- Prostituta Clase Baja
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Fecha de inscripción : 30/01/2014
Re: Our blood, our bed the same roses||Privado +18
Mujeres, mujeres, malditas mujeres es que acaso no entienden su papel en esta sociedad de mierda, o es que uno tiene que trabajar el doble para enseñarles, si es así con un látigo o correa de cuero lo podría hacer y quizás con una botella de whisky y un juguete nuevo que por casualidad me regaló una madame de Londres una noche de visita a mi burdel, así que quizás con ello podría educarlas pero ahora mismo lo que quería era poner a ese chiquilla malcriada que hacía perder mi valioso dinero de tiempo en verla actuar como una puta sin serlo, quería ponerla a mis rodillas y palmearle ese trasero tan fuerte que sus lágrimas pedirían perdón por esta perdedera de tiempo.
Tomé su mano lejos de mi cuerpo con mis ojos negros mirándola con una palabra en ellos “no me toques zorra” lo que más odio es que se quieran hacer las calentonas conmigo sin darse cuenta que para calentar a un hombre como yo primero deben mostrar TODO, pero toda su carne y luego ver como esta se humedece bajo mi tacto, si me tocan es porque recién van a lubricarse y eso no es bueno para el cliente, ya que ellas deben estar mojadas siempre y excitar al cliente es lo que deben hacer pero sin tocarle aun, la mire furioso a la zorra esa –Que te crees que esto es un burdel barato donde tocas a los clientes por aquí y por allá y luego ellos te follaran, te equivocas, si quieres eso ve a los de más abajo, este burdel es de clase, es para clase alta y distinguidos señores, así que lo que se ofrece es una variedad de excitaciones y luego la follada, y tu tacto no excita lo suficiente, debes aprender hasta eso, no sirves para mucho, bueno veamos una cosa antes…- hago que dé la vuelta mostrando su trasero, le levanto al camisa y lo palmeo un cachete haciéndolo sonar por aquel lugar.
Levante el cuerpo de la silla caminando hasta cerrar la puerta del burdel con llave –ANA LUCÍA- grité y la mujer que le había atendido salió sin mirarle a los ojos –Diles a las putas que se encierren no las quiere ver por aquí, si una de ellas sube siquiera la pagará esta noche sin trabajar y será un castigo aun mayor el que yo le daré y tú también- la mujer corrió por una puerta bajando unas escaleras toda nerviosa y temblando, aun cuando era bueno con la paga de las muchachas también era duro y estricto con ellas porque si no luego se creen las dueñas y se suben a la cabeza ínfulas que no son, así que de vez en cuando hay que recordarles su lugar, camine hasta la muchacha tomándole de la camisa abriéndola de una, sus botones saltaron por el lugar, mis ojos se fueron a sus pequeños senos –Son algo pequeños, pero bueno quizás si te lo hacen de atrás podría o quizás de lado, hay que ver, por cierto ¿eres virgen de todo lado o ya has perdido la virginidad?- primera cosa la pregunta, se lo pregunte esta vez relamiéndome los labios, había que catar si me decía la verdad o me mentía en cuyo caso sería peor para ella la mentira.
-Dime que exactamente buscas niñata, porque seamos sinceros no tienes cuerpo para puta, tu culo es mediano, y tus tetas pequeñas no daría mucho dinero, además aun no me has mostrado algo que valga la pena vender, y sigues con ropa lo que me deja ver que tu carne para la venta no es muy agraciada así que solo quedaría tu virginidad y luego quizás te haga masajista o quizás solo bailarina o sirvas los tragos desnuda- miro su cuello fino y elegante, si quizás ella solo sirva para pasar bolas y nada más o quizás como calientapollas, es el trabajo más decente que se le puede dar aunque la paga es menor claro esta y los privilegios también, pero ¿no tendrá algo más que dar esta pequeña putita?.
Tomé su mano lejos de mi cuerpo con mis ojos negros mirándola con una palabra en ellos “no me toques zorra” lo que más odio es que se quieran hacer las calentonas conmigo sin darse cuenta que para calentar a un hombre como yo primero deben mostrar TODO, pero toda su carne y luego ver como esta se humedece bajo mi tacto, si me tocan es porque recién van a lubricarse y eso no es bueno para el cliente, ya que ellas deben estar mojadas siempre y excitar al cliente es lo que deben hacer pero sin tocarle aun, la mire furioso a la zorra esa –Que te crees que esto es un burdel barato donde tocas a los clientes por aquí y por allá y luego ellos te follaran, te equivocas, si quieres eso ve a los de más abajo, este burdel es de clase, es para clase alta y distinguidos señores, así que lo que se ofrece es una variedad de excitaciones y luego la follada, y tu tacto no excita lo suficiente, debes aprender hasta eso, no sirves para mucho, bueno veamos una cosa antes…- hago que dé la vuelta mostrando su trasero, le levanto al camisa y lo palmeo un cachete haciéndolo sonar por aquel lugar.
Levante el cuerpo de la silla caminando hasta cerrar la puerta del burdel con llave –ANA LUCÍA- grité y la mujer que le había atendido salió sin mirarle a los ojos –Diles a las putas que se encierren no las quiere ver por aquí, si una de ellas sube siquiera la pagará esta noche sin trabajar y será un castigo aun mayor el que yo le daré y tú también- la mujer corrió por una puerta bajando unas escaleras toda nerviosa y temblando, aun cuando era bueno con la paga de las muchachas también era duro y estricto con ellas porque si no luego se creen las dueñas y se suben a la cabeza ínfulas que no son, así que de vez en cuando hay que recordarles su lugar, camine hasta la muchacha tomándole de la camisa abriéndola de una, sus botones saltaron por el lugar, mis ojos se fueron a sus pequeños senos –Son algo pequeños, pero bueno quizás si te lo hacen de atrás podría o quizás de lado, hay que ver, por cierto ¿eres virgen de todo lado o ya has perdido la virginidad?- primera cosa la pregunta, se lo pregunte esta vez relamiéndome los labios, había que catar si me decía la verdad o me mentía en cuyo caso sería peor para ella la mentira.
-Dime que exactamente buscas niñata, porque seamos sinceros no tienes cuerpo para puta, tu culo es mediano, y tus tetas pequeñas no daría mucho dinero, además aun no me has mostrado algo que valga la pena vender, y sigues con ropa lo que me deja ver que tu carne para la venta no es muy agraciada así que solo quedaría tu virginidad y luego quizás te haga masajista o quizás solo bailarina o sirvas los tragos desnuda- miro su cuello fino y elegante, si quizás ella solo sirva para pasar bolas y nada más o quizás como calientapollas, es el trabajo más decente que se le puede dar aunque la paga es menor claro esta y los privilegios también, pero ¿no tendrá algo más que dar esta pequeña putita?.
Sam K. McCruzott- Humano Clase Media
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Fecha de inscripción : 09/12/2013
Re: Our blood, our bed the same roses||Privado +18
¿Quién mierda se creía que era? ¿El puto Dios del Universo? No había conocido persona en el mundo que detestara tanto como a ese hombre, era peor que una bestia, un hombre salvaje y vil que detrás de su porte elegante no era más que un cerdo, la forma como le hablaba a Céline no hacía más que causar su rabia, jadeo de dolor al sentir el azote en su culo, aquello le había causado escozor, lo siguió con la mirada hasta la puerta donde le grito a la mujer que le había dejado pasar ¿era de ese modo como trataba a las mujeres que le daban de tragar? Si, sin ellas ese burdel seria un desperdicio de dinero, él las necesitaba mucho más de lo que podía aceptar.
Miró alrededor de la habitación buscando algo que pudiera quebrar en su cabeza si seguía comportándose como un maldito cretino, tal vez hubiera sido mejor morir de inanición antes de convertirse en la puta de ese hombre, entonces la tomo y abrió su camiseta de golpe dejándole completamente desnuda, llevo las manos hacia sus pechos al sentir el aire correr, después de todo era virgen y aun tenía un poco de pudor, lo oyó decirle aquellas palabras sobre su cuerpo, sus pechos pequeños, su culo mediano, se sentía un puto cerdo que vendería en pedazos.
– ¡Eres una bestia! – estuvo a punto de empujarlo pero sabía que podría someterla con su fuerza si deseaba, era mucho más grande que ella y seguramente bastante fuerte, algunas lagrimas de frustración se resbalaron por sus mejillas, apretó los puños intentando controlarse
– Deja de sentirte superior por qué no eres más que escoria, si soy virgen, nadie me ha tocado, no tengo ni un poco de experiencia en el sexo pero ¿Qué más da? Si tu lo único que quieres es que abra las piernas y gima como loca aunque no sienta nada, a ti lo único que te interesa es recibir la paga y a mí me interesa tener un lugar donde dormir y que comer – sentenció mirándolo furiosa, se cruzo de brazos cubriendo su cuerpo con la camisa, esto estaba sacándola de sus casillas y si esperaba que ella se rendiría a sus pies tan fácilmente estaba completamente equivocado.
Céline no era la típica chica que estar frente un hombre se iba a quedar callada y modosita si lo había sido hasta ese momento se trataba únicamente de intentar conseguir el trabajo pero a esa altura del partido poco le importaba conseguir el trabajo aquello se había convertido en un reto personal, la idea de permitir que alguien se mofara de ella en su cara le parecía inconcebible no sabía cómo pero ese hombre se las pagaría una a una, los hombres solo traían problemas y eran unos imbéciles... él y su padre ausente le daban la razón.
Miró alrededor de la habitación buscando algo que pudiera quebrar en su cabeza si seguía comportándose como un maldito cretino, tal vez hubiera sido mejor morir de inanición antes de convertirse en la puta de ese hombre, entonces la tomo y abrió su camiseta de golpe dejándole completamente desnuda, llevo las manos hacia sus pechos al sentir el aire correr, después de todo era virgen y aun tenía un poco de pudor, lo oyó decirle aquellas palabras sobre su cuerpo, sus pechos pequeños, su culo mediano, se sentía un puto cerdo que vendería en pedazos.
– ¡Eres una bestia! – estuvo a punto de empujarlo pero sabía que podría someterla con su fuerza si deseaba, era mucho más grande que ella y seguramente bastante fuerte, algunas lagrimas de frustración se resbalaron por sus mejillas, apretó los puños intentando controlarse
– Deja de sentirte superior por qué no eres más que escoria, si soy virgen, nadie me ha tocado, no tengo ni un poco de experiencia en el sexo pero ¿Qué más da? Si tu lo único que quieres es que abra las piernas y gima como loca aunque no sienta nada, a ti lo único que te interesa es recibir la paga y a mí me interesa tener un lugar donde dormir y que comer – sentenció mirándolo furiosa, se cruzo de brazos cubriendo su cuerpo con la camisa, esto estaba sacándola de sus casillas y si esperaba que ella se rendiría a sus pies tan fácilmente estaba completamente equivocado.
Céline no era la típica chica que estar frente un hombre se iba a quedar callada y modosita si lo había sido hasta ese momento se trataba únicamente de intentar conseguir el trabajo pero a esa altura del partido poco le importaba conseguir el trabajo aquello se había convertido en un reto personal, la idea de permitir que alguien se mofara de ella en su cara le parecía inconcebible no sabía cómo pero ese hombre se las pagaría una a una, los hombres solo traían problemas y eran unos imbéciles... él y su padre ausente le daban la razón.
Céline Clément- Prostituta Clase Baja
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Fecha de inscripción : 30/01/2014
Re: Our blood, our bed the same roses||Privado +18
Sucia, que sucias son las mujeres, pero qué coño les pasa acaso creen que por “insultar” ganaran algo, bueno si ganan, lo que se ganan es que uno les dé una paliza para que sepan cuál es su lugar frente a un hombre como yo, ellas no son superiores son solo mercancías, objetos que se venden y compran, o se cambian también dependiendo de la carne que se compre, pero esta putita se creía “maría magdalena” la puta más grande de todas como si fuera la dueña de su vida, ahora estaba en mis manos si se me paraba la mataba o si no la violaba, creo que es hora de correctivo para que me odie más.
-Gracias por el halago puta, pero veo que quieres ser castigada realmente- masculle moviendo mi mandíbula, el tic que me da cada vez que una nueva perversión se me cruza a la mente, si ella quería odiarme entonces lo haría por el resto e su vida, y me lo gozaría con su odio porque luego me amaría y vendría a mi gateando para que le dé su ración de leche y golpiza cada noche, putas baratas que se creen caras, me acerque tanto que sentía su respiración cerca ese aroma a suciedad de la calle, como lo odio pero bueno había que hacer una excepción –Eres carne para vender, que crees que se consume aquí ¿algodón de azúcar? Donde has estado viviendo niña, por todos lados se respira sexo y más sexo, donde mires solo hay eso, gente follando o queriendo follar, el sexo vende y siempre será así nunca acabará porque todos se llevan mejor con un buen polvo que hayan tirado y tú solo sirves para eso, abrir tus piernas y complacer a los que pagan, a los hombres ricos y poderosos que quieran usarte sin piedad, solo eso sin reclamos de tu boca- le tomé de las mejillas con la diestra haciéndole abrir un poco aquella boquita con la zurda le tomé de la cadera pegándola contra aquella mesa que se tambaleaba con ambos pesos del cuerpo, la inmovilicé con mi cuerpo, ella era menuda así que no me resultaría difícil someterla –Tienes una boca muy grande aun cuando tus labios son pequeños, no sirves así para mis clientes, porque si te quieren hacer algo y tu maldita mente y moralismo no te dejan no podrás y los espantarás, así que ahora tendré que castigarte por usa esa boquita sin que te dé permiso, y como me odias ahora me odiarás más-
Antes que me pudiera protestar o algo la giré, que me dé su espalda empujándola sobre la mesa con la zurda en su nuca para inmovilizarle con mayor fuerza, con mi otra mano libre abrí el pantalón sacando el miembro medio erecto, le abrí las piernas más –ABRE MÁS LAS PIERNAS Y LLORA PUTA, SUPLICA- le grito quería a una bestia, pues tendría a un animal en su primera vez, le empujo esas piernas a que las abra y me muestre ese culo redondo y pequeño, tomo mi miembro en la mano rozando la entrada de su coño –mierda no está húmedo pero no importa se pondrá igual de húmedo luego- levanto mi mano derecha chupando dos dedos parar empapar su intimidad y sin previo aviso empujo mis caderas contra ella, al principio me costó un poco pues la punta no entraba estaba bien cerrada, otro intento más pero nada, ya se me agotó la paciencia, tomo el tronco llevándolo a abrir aquellos pliegues y empujo fuerte, una fuerte arremetida contra ella entrando violentamente en su cavidad, ambas manos están en sus hombros para evitar que se levante y use sus manos –Mierda sí que estas bien estrecha, me costó entrar pero ya estoy adentro del todo, Oh si, mira que estrecha estás, mierda, mierda me ajustas como guante adentro- empujaba sin piedad contra su sexo desvirgado sus paredes latían y junto con mi miembro que se puso más duro dentro de ella, eso me excitaba, sentir su virginidad –En verdad eras virgen, maldita sea pero una virgen difícil mira que me costó entrar en ti pero no importa ya lo hice de un solo golpe- un empujón más y sentía como hasta los testículos entraban en ella –Oh si, que justa estás bien justa, luego de esto podrás hacer de todo-libero su hombro derecho para azotarle el trasero dejándolo rojo de un azote fuerte, moviendo la cadera en círculos sacando el miembro para penetrarla de golpe, se sentí muy bien su carne, su piel su intimidad, todo ella, me recordaba…
La quería adolorida, que cuando se mueva o se siente le duela tanto que me recuerde y sepa que fui yo quien la lastimo, que fui yo quien le quito esa virginidad, que fue violada por mí y que yo seré siempre su primero y que su primera vez fue tan violenta, en sí quería su odio profundo.
-Gracias por el halago puta, pero veo que quieres ser castigada realmente- masculle moviendo mi mandíbula, el tic que me da cada vez que una nueva perversión se me cruza a la mente, si ella quería odiarme entonces lo haría por el resto e su vida, y me lo gozaría con su odio porque luego me amaría y vendría a mi gateando para que le dé su ración de leche y golpiza cada noche, putas baratas que se creen caras, me acerque tanto que sentía su respiración cerca ese aroma a suciedad de la calle, como lo odio pero bueno había que hacer una excepción –Eres carne para vender, que crees que se consume aquí ¿algodón de azúcar? Donde has estado viviendo niña, por todos lados se respira sexo y más sexo, donde mires solo hay eso, gente follando o queriendo follar, el sexo vende y siempre será así nunca acabará porque todos se llevan mejor con un buen polvo que hayan tirado y tú solo sirves para eso, abrir tus piernas y complacer a los que pagan, a los hombres ricos y poderosos que quieran usarte sin piedad, solo eso sin reclamos de tu boca- le tomé de las mejillas con la diestra haciéndole abrir un poco aquella boquita con la zurda le tomé de la cadera pegándola contra aquella mesa que se tambaleaba con ambos pesos del cuerpo, la inmovilicé con mi cuerpo, ella era menuda así que no me resultaría difícil someterla –Tienes una boca muy grande aun cuando tus labios son pequeños, no sirves así para mis clientes, porque si te quieren hacer algo y tu maldita mente y moralismo no te dejan no podrás y los espantarás, así que ahora tendré que castigarte por usa esa boquita sin que te dé permiso, y como me odias ahora me odiarás más-
Antes que me pudiera protestar o algo la giré, que me dé su espalda empujándola sobre la mesa con la zurda en su nuca para inmovilizarle con mayor fuerza, con mi otra mano libre abrí el pantalón sacando el miembro medio erecto, le abrí las piernas más –ABRE MÁS LAS PIERNAS Y LLORA PUTA, SUPLICA- le grito quería a una bestia, pues tendría a un animal en su primera vez, le empujo esas piernas a que las abra y me muestre ese culo redondo y pequeño, tomo mi miembro en la mano rozando la entrada de su coño –mierda no está húmedo pero no importa se pondrá igual de húmedo luego- levanto mi mano derecha chupando dos dedos parar empapar su intimidad y sin previo aviso empujo mis caderas contra ella, al principio me costó un poco pues la punta no entraba estaba bien cerrada, otro intento más pero nada, ya se me agotó la paciencia, tomo el tronco llevándolo a abrir aquellos pliegues y empujo fuerte, una fuerte arremetida contra ella entrando violentamente en su cavidad, ambas manos están en sus hombros para evitar que se levante y use sus manos –Mierda sí que estas bien estrecha, me costó entrar pero ya estoy adentro del todo, Oh si, mira que estrecha estás, mierda, mierda me ajustas como guante adentro- empujaba sin piedad contra su sexo desvirgado sus paredes latían y junto con mi miembro que se puso más duro dentro de ella, eso me excitaba, sentir su virginidad –En verdad eras virgen, maldita sea pero una virgen difícil mira que me costó entrar en ti pero no importa ya lo hice de un solo golpe- un empujón más y sentía como hasta los testículos entraban en ella –Oh si, que justa estás bien justa, luego de esto podrás hacer de todo-libero su hombro derecho para azotarle el trasero dejándolo rojo de un azote fuerte, moviendo la cadera en círculos sacando el miembro para penetrarla de golpe, se sentí muy bien su carne, su piel su intimidad, todo ella, me recordaba…
La quería adolorida, que cuando se mueva o se siente le duela tanto que me recuerde y sepa que fui yo quien la lastimo, que fui yo quien le quito esa virginidad, que fue violada por mí y que yo seré siempre su primero y que su primera vez fue tan violenta, en sí quería su odio profundo.
Sam K. McCruzott- Humano Clase Media
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Re: Our blood, our bed the same roses||Privado +18
Quiso despertar de aquel sueño, de la brutalidad con la que era embestida, dejar atrás aquel dolor latente, pero que aunque era intenso no le molestaba tanto como lo aflicción interna, se odiaba así misma por haber incluso entrado a aquel lugar y haberle dado una sola razón para que ese hombre le pusiera sus cochinas manos encima, podía sentir su miembro entrar y salir sin piedad en su interior, la forma en cómo la tenía sujeta contra el escritorio le parecía una humillación, ¿Cómo había mujeres que permitían que los hombres les utilizaran como una cosa más con el único objeto de saciar su propio placer? ¿Cómo podían encontrar esto como placer? No tenía sentido.
Sentía las piernas entumidas y de no ser por el agarre del hombre caería al suelo cansada de tener que soportar su peso y la fuerza con la que intentaba oponerse sin ninguna oportunidad contra su violador, ese hombre estaba aprovechando esa fuerza bruta que tenía para someterla, para humillarla pero sobre todo para hacerle saber que desde ese momento sería suya, no importaba si se quedaba a trabajar como una maldita prostituta más en ese lugar, ella ya era suya de alguna manera, le había arrebatado su virginidad y no importaba donde estuviera o con quien estuviera jamás podría olvidar el cómo ese hombre le hizo sentir… como un objeto más de sus posesiones.
Las lagrimas no tardaron de hacer su aparición bajando por sus mejillas, eran lagrimas de dolor mezcladas con ira, quiso gritarle lo bestia que era, que no importaba cuanto metiera su miembro en ella, no iba a cambiar lo mierda que era… pero iba a ser peor para ella… y lo sabía, el daño era tan fuerte que no podía evitar removerse y eso causaba un estremecimiento que no pudo evitar, aquello recorrió toda su columna vertebral hasta su sexo que comenzó a humedecerse lentamente sin que ella lo quisiera ¿lo estaba disfrutando? ¡No! ¡Mierda! No puedes estar disfrutando esto que te hace Céline, no debes se dijo así misma, debía hacer algo ya…
Intento gritar que le dejara ir pero en vez de conseguir articular palabra alguna aquel enojo salió en forma de gemido, Céline abrió los ojos como platos, su cerebro le decía que no debía estar pasando esto, el estúpido animal es la estaba violando, pero a su cuerpo no le importo, en cada una de las embestidas aquel primer estremecimiento se extendió por su cuerpo comenzando a calmar aquel dolor que ahora aparecía en oleadas de placer… se removió varias veces más, levantó la cabeza como pudo mordiéndose el labio para no dejar salir ningún gemido, pero inútil salían de forma de suspiros y jadeos… estaba al borde de una sensación asfixiante… su corazón iba a mil por hora… le faltaba el aire… gimió con fuerza cuando su primer orgasmo apareció - Maldito bastardo… - susurró entre gemidos… su violación había traído el primer orgasmo en la joven cortesana.
Le costaba respirar normalmente y las piernas le dolían, todo su cuerpo comenzaba a sentir la tensión que aquel placentero dolor había traído, pero eso no lo iba a detener… si él quería continuar lo haría, después de todo la había reclamado como suya y aunque ella no lo quisiera aceptar en voz alta… ahora le pertenecía.
Sentía las piernas entumidas y de no ser por el agarre del hombre caería al suelo cansada de tener que soportar su peso y la fuerza con la que intentaba oponerse sin ninguna oportunidad contra su violador, ese hombre estaba aprovechando esa fuerza bruta que tenía para someterla, para humillarla pero sobre todo para hacerle saber que desde ese momento sería suya, no importaba si se quedaba a trabajar como una maldita prostituta más en ese lugar, ella ya era suya de alguna manera, le había arrebatado su virginidad y no importaba donde estuviera o con quien estuviera jamás podría olvidar el cómo ese hombre le hizo sentir… como un objeto más de sus posesiones.
Las lagrimas no tardaron de hacer su aparición bajando por sus mejillas, eran lagrimas de dolor mezcladas con ira, quiso gritarle lo bestia que era, que no importaba cuanto metiera su miembro en ella, no iba a cambiar lo mierda que era… pero iba a ser peor para ella… y lo sabía, el daño era tan fuerte que no podía evitar removerse y eso causaba un estremecimiento que no pudo evitar, aquello recorrió toda su columna vertebral hasta su sexo que comenzó a humedecerse lentamente sin que ella lo quisiera ¿lo estaba disfrutando? ¡No! ¡Mierda! No puedes estar disfrutando esto que te hace Céline, no debes se dijo así misma, debía hacer algo ya…
Intento gritar que le dejara ir pero en vez de conseguir articular palabra alguna aquel enojo salió en forma de gemido, Céline abrió los ojos como platos, su cerebro le decía que no debía estar pasando esto, el estúpido animal es la estaba violando, pero a su cuerpo no le importo, en cada una de las embestidas aquel primer estremecimiento se extendió por su cuerpo comenzando a calmar aquel dolor que ahora aparecía en oleadas de placer… se removió varias veces más, levantó la cabeza como pudo mordiéndose el labio para no dejar salir ningún gemido, pero inútil salían de forma de suspiros y jadeos… estaba al borde de una sensación asfixiante… su corazón iba a mil por hora… le faltaba el aire… gimió con fuerza cuando su primer orgasmo apareció - Maldito bastardo… - susurró entre gemidos… su violación había traído el primer orgasmo en la joven cortesana.
Le costaba respirar normalmente y las piernas le dolían, todo su cuerpo comenzaba a sentir la tensión que aquel placentero dolor había traído, pero eso no lo iba a detener… si él quería continuar lo haría, después de todo la había reclamado como suya y aunque ella no lo quisiera aceptar en voz alta… ahora le pertenecía.
Céline Clément- Prostituta Clase Baja
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Fecha de inscripción : 30/01/2014
Re: Our blood, our bed the same roses||Privado +18
Las mujeres siempre dicen que “no” pero su cuerpo siempre dice “si” cuando un buen pedazo de carne se les presenta delante de sus ojos puritanos, y así pasaba con aquella ramera que tenía entre manos, su cuerpo joven y virgen se estremecía con cada movimiento que le hacía, cuando la embestía se arquea esa pequeña espalda y cuando movía las caderas circularmente medio empujándola sentía como se humedecía más, su ahora dilatado sexo estaba todo abierto y sangrando podía sentirlo.
Sus labios hinchados arropaban mi polla y eso hacía que me estremeciera aún más, tan cerrada que quería abrirla completamente meter mi mano en ella y que grite de puro dolor, que me grite piedad, que suplique perdón y que no volverá a ser tan grosera con esa boquita a la que llenaré cada noche de mi, joder, un momento esta putita me recordaba a, no, no era como ella esta tenía más fuego y menos sumisa, apreté con fuerza con mi manos su pequeñas caderas para arremeterle con mayor rudeza, estaba recodando a asa maldita zorra que se embarazó de mi la muy perra, y recordarla me hacía enfurecer más –Vas a pagar- masculle con los dientes apretados empujando más contra ella, podía sentir la punta de la polla empujando su matriz pero no me importaba si esta mujer no se sentaba en días, me tenía sin cuidado.
Sentir su coño todo húmedo hizo que volviera al ahora –Mira putita te gusta que te lo haga con violencia verdad, mira cómo te mojas y como tu cuerpo se pone caliente ahora, ¿qué? No me digas que quieres que pare, vamos si lo estas disfrutando más que yo mi perrita, vamos vamos gime y grita- una caricia en aquel trasero junto a una nalgada fuerte y siento su explosión, ese orgasmo que hace que su sexo succione al mío más adentro –Uh te viniste, y antes de que yo lo haga, mal, muy mal pequeña zorrita- la diestra lleve a mi boca chupando dos dedos para luego llevarlos al sexo de ella tocando su clítoris hinchado y rojo –vamos mueve, sigue moviéndote, sé que lo estas deseando- incliné el cuerpo sobre la espalda de ella mordiendo la oreja de la cortesana, sabía delicioso, los movimientos de mis dedos eran circulares y apenas tiraba de su botón sensible, y entonces…
Entonces retiré mi polla de ella con los rastros de sangre al verlo se me puso más erecto, el tomé de hombros y la tiré al suelo, aquella mesa estaba a punto de quebrarse como la zorra, al verla ahí tirada se me vino una idea, le tomé las piernas juntas cerrándoselas para volver a penetrarla y así lo hice estaba prieta pero ya no tanto como cuando la desvirgué, pero igual me apretaba la polla dentro de ella –Oh si mírate estas con ganas de más- abracé sus piernas mientras la embestía pero esta vez era diferente porque hacía movimientos serpenteantes con la cadera para que su sexo se expandiera y justo cuando iba entrando y ella se negaba a gemir le abría las piernas tomándola de los tobillos cada una –Yo de ti comienzo a masturbarme para acabar antes, si acabas antes que yo te daré una paliza pero si lo haces con tu mano me apiadare de tu cuerpo y te dejaré caminar- una mentira, porque solo quería humillarlas, someterla y sobre todo que le odie más porque ella no saldría de ahí jamás y menos intacta, le quitaría toda la virginidad del cuerpo, alma y mente.
–Quieres un bastardo, te daré un bastardo puta, gracias por alagarme pero no te servirá eso para huir de lo que te mereces- la mirada llena de deseo y de rabia una rabia desmedida -Vamos puta, eso es todo lo que puedes hacer, tócate con ganas, quiero que te toques el coño como si yo te lo tocara- una arremetida más fuerte como castigo a su lentitud mientras voy a sus senos pequeños a lamerle aquellos pezones a que estén duros y apuntando al cielo, luego la dejé y admiré mi obra de arte una rubia que estaba sudando y temblando al ser su primera vez de forma tan violenta.
Una violación sin piedad que no acabaría hasta tenerla a ella toda cubierta por fuera y por dentro de mi esperma.
Sus labios hinchados arropaban mi polla y eso hacía que me estremeciera aún más, tan cerrada que quería abrirla completamente meter mi mano en ella y que grite de puro dolor, que me grite piedad, que suplique perdón y que no volverá a ser tan grosera con esa boquita a la que llenaré cada noche de mi, joder, un momento esta putita me recordaba a, no, no era como ella esta tenía más fuego y menos sumisa, apreté con fuerza con mi manos su pequeñas caderas para arremeterle con mayor rudeza, estaba recodando a asa maldita zorra que se embarazó de mi la muy perra, y recordarla me hacía enfurecer más –Vas a pagar- masculle con los dientes apretados empujando más contra ella, podía sentir la punta de la polla empujando su matriz pero no me importaba si esta mujer no se sentaba en días, me tenía sin cuidado.
Sentir su coño todo húmedo hizo que volviera al ahora –Mira putita te gusta que te lo haga con violencia verdad, mira cómo te mojas y como tu cuerpo se pone caliente ahora, ¿qué? No me digas que quieres que pare, vamos si lo estas disfrutando más que yo mi perrita, vamos vamos gime y grita- una caricia en aquel trasero junto a una nalgada fuerte y siento su explosión, ese orgasmo que hace que su sexo succione al mío más adentro –Uh te viniste, y antes de que yo lo haga, mal, muy mal pequeña zorrita- la diestra lleve a mi boca chupando dos dedos para luego llevarlos al sexo de ella tocando su clítoris hinchado y rojo –vamos mueve, sigue moviéndote, sé que lo estas deseando- incliné el cuerpo sobre la espalda de ella mordiendo la oreja de la cortesana, sabía delicioso, los movimientos de mis dedos eran circulares y apenas tiraba de su botón sensible, y entonces…
Entonces retiré mi polla de ella con los rastros de sangre al verlo se me puso más erecto, el tomé de hombros y la tiré al suelo, aquella mesa estaba a punto de quebrarse como la zorra, al verla ahí tirada se me vino una idea, le tomé las piernas juntas cerrándoselas para volver a penetrarla y así lo hice estaba prieta pero ya no tanto como cuando la desvirgué, pero igual me apretaba la polla dentro de ella –Oh si mírate estas con ganas de más- abracé sus piernas mientras la embestía pero esta vez era diferente porque hacía movimientos serpenteantes con la cadera para que su sexo se expandiera y justo cuando iba entrando y ella se negaba a gemir le abría las piernas tomándola de los tobillos cada una –Yo de ti comienzo a masturbarme para acabar antes, si acabas antes que yo te daré una paliza pero si lo haces con tu mano me apiadare de tu cuerpo y te dejaré caminar- una mentira, porque solo quería humillarlas, someterla y sobre todo que le odie más porque ella no saldría de ahí jamás y menos intacta, le quitaría toda la virginidad del cuerpo, alma y mente.
–Quieres un bastardo, te daré un bastardo puta, gracias por alagarme pero no te servirá eso para huir de lo que te mereces- la mirada llena de deseo y de rabia una rabia desmedida -Vamos puta, eso es todo lo que puedes hacer, tócate con ganas, quiero que te toques el coño como si yo te lo tocara- una arremetida más fuerte como castigo a su lentitud mientras voy a sus senos pequeños a lamerle aquellos pezones a que estén duros y apuntando al cielo, luego la dejé y admiré mi obra de arte una rubia que estaba sudando y temblando al ser su primera vez de forma tan violenta.
Una violación sin piedad que no acabaría hasta tenerla a ella toda cubierta por fuera y por dentro de mi esperma.
Sam K. McCruzott- Humano Clase Media
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Fecha de inscripción : 09/12/2013
Re: Our blood, our bed the same roses||Privado +18
Celine no puede evitar mirarlo con odio, no importaba lo mucho que su cuerpo hubiera disfrutado el orgasmo, no era la forma para tratar a una muchacha y menos para tomar su virginidad la había violado y parecía que aquello no iba a terminar ahí, la respiración no parecía calmarse ni un poco, el corazón le latía tan rápido que le dolía, era un maldito bastardo… era lo único que Céline tenía presente.
No supo cuando pero termino en el suelo y nuevamente su miembro entro en ella con fuerza, gimió bajo tanto del dolor que le causaba como el placer que sintió, su cadera se levanto buscando que entrara más, mientras su espalda se había arqueado por la sensación, recargo su cuerpo con ayuda de sus brazos cerrando los ojos al no saber como reaccionar, si dejarse llevar por sus embestidas o por lo que su cabeza le dictaba, pero a esa altura… era más su placer que su lógica.
Movió las caderas en busca de más placer, cegada ahora mismo por aquella sensación que la invadía, por un segundo no le intereso lo que le dijera, era un bastardo pero ahora mismo se dejaba llevar por sus instintos, gimió de nuevo y llevo la mano hasta su clítoris acariciándolo con lentitud con dos dedos, al primer roce levanto un poco más las caderas podía notarlo hinchado y demasiado sensible, lo miró a los ojos con desprecio cuando volvió a decir aquello moviendo sus dedos con fuerza esta vez, gemía con más y más fuerza siguiendo los movimientos de sus caderas, disfrutando de cada penetración que le daba pero nunca cambio su mirada, su frío mirar, haciéndole notar que solamente era un jodido placer carnal porque ella misma le tenía asco y que no importaba que hiciera, sus sentimientos no cambiarían.
– eres una bestia - susurró entre gemidos, no podía evitar no insultarle, era lo único cuerdo que su cerebro parecía captar, llevo una mano a su cabello cuando noto sus labios contra sus pechos y tiro de este con fuerza, enredando los dedos en su cabello… por un segundo pensó que si él iba a utilizarla a su antojo ella no se quedaría tan quieta y campante como él esperaba, no sabe como consiguió la fuerza de hacerlo girar para quedar ella sobre su miembro sentada, el gemido se le quedo atorado en la garganta cuando lo noto completamente en su interior – eres un asqueroso animal – vuelve a susurrar moviendo las caderas ella sentándose sobre su miembro, lentamente comenzó a moverse con más rapidez cerrando los ojos, dejándose simplemente llevar echando la cabeza hacia atrás disfrutando de aquel frenesí que la llenaba.
No supo cuando pero termino en el suelo y nuevamente su miembro entro en ella con fuerza, gimió bajo tanto del dolor que le causaba como el placer que sintió, su cadera se levanto buscando que entrara más, mientras su espalda se había arqueado por la sensación, recargo su cuerpo con ayuda de sus brazos cerrando los ojos al no saber como reaccionar, si dejarse llevar por sus embestidas o por lo que su cabeza le dictaba, pero a esa altura… era más su placer que su lógica.
Movió las caderas en busca de más placer, cegada ahora mismo por aquella sensación que la invadía, por un segundo no le intereso lo que le dijera, era un bastardo pero ahora mismo se dejaba llevar por sus instintos, gimió de nuevo y llevo la mano hasta su clítoris acariciándolo con lentitud con dos dedos, al primer roce levanto un poco más las caderas podía notarlo hinchado y demasiado sensible, lo miró a los ojos con desprecio cuando volvió a decir aquello moviendo sus dedos con fuerza esta vez, gemía con más y más fuerza siguiendo los movimientos de sus caderas, disfrutando de cada penetración que le daba pero nunca cambio su mirada, su frío mirar, haciéndole notar que solamente era un jodido placer carnal porque ella misma le tenía asco y que no importaba que hiciera, sus sentimientos no cambiarían.
– eres una bestia - susurró entre gemidos, no podía evitar no insultarle, era lo único cuerdo que su cerebro parecía captar, llevo una mano a su cabello cuando noto sus labios contra sus pechos y tiro de este con fuerza, enredando los dedos en su cabello… por un segundo pensó que si él iba a utilizarla a su antojo ella no se quedaría tan quieta y campante como él esperaba, no sabe como consiguió la fuerza de hacerlo girar para quedar ella sobre su miembro sentada, el gemido se le quedo atorado en la garganta cuando lo noto completamente en su interior – eres un asqueroso animal – vuelve a susurrar moviendo las caderas ella sentándose sobre su miembro, lentamente comenzó a moverse con más rapidez cerrando los ojos, dejándose simplemente llevar echando la cabeza hacia atrás disfrutando de aquel frenesí que la llenaba.
Céline Clément- Prostituta Clase Baja
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Re: Our blood, our bed the same roses||Privado +18
La boca de la puta no dejaba de moverse para insultarme y que buena boca que tenía quizás hasta pueda mancillarla también y por qué no si ella ya era mía y se la estaba gozando con mi polla dentro de su cuerpo, oh que cuerpo, con cada embestida sentía como sus paredes me succionaban más a su interior, sus pequeños senos y sus manos todo era digno de puta barata pero la volvería cara le haría una mujer de clase a esa ramera.
Tome sus mejillas con la zurda apretándole, la diestra azotó un cachete de su trasero, el sonido de la nalgada se escuchó por todo el lugar como un eco seco de dolor y placer el mismo que detuve su montura con aquella mano para que sintiera mi polla completamente en su interior –Tu eres más bestia que yo, mírate perra, estas que me mojas toda, eres un sucia porque también te gusta esto verdad, te haces la digna monja, la culo apretado pero bien que te gusta tenerla dentro entonces vamos monta a la bestia, devórate esta bestia putita si es que puedes y si no entonces bájate y lárgate así desnuda – otra nalgada dejándole libre las caderas, esas malditas caderas que se movían como una danza del infierno, la cabeza la tiré hacia atrás abandonándome en el placer de sentir sus movimientos tanto fue lo que me brindaba esa chiquilla que lleve las manos tras mi cabeza aguantando el poder descargarme en ella, un gruñido dejo en la garganta y es ahí que mis ojos ven a la bastarda de aquella puta que se embarazó de mi apropósito, justo en el momento que aquella rubia llevaba sus manos a mi torso impulsándose más a prisa y jadeando cada vez que bajaba, le tome del cabello con fuerza, la ira me estaba gobernando nuevamente.
Acerque sus labios a los míos con ojos furiosos –Escúchame bien, no lo harás, no te preñarás de mi para joderme – muerdo con tanta fuerza sus labios en aquel beso que los dejo hinchados, le tomo de las caderas levantándola tomando sus glúteos en las manos para llevarla contra la pared, era uno de los postes del lugar, su espalda contra aquella madera, empujándome contra su dilatado sexo adolorido y eso me dio una idea, la bajé dándole la vuelta –Si quieres preñarte te va a resultar difícil porque te acabaré aquí – susurro a su oído inclinándola e inmovilizándola con una mano que tomaba sus brazos y la otra que empujaba su cabeza abajo, su trasero quedó expuesto y el miembro erecto apuntando justo su otra entrada, lo acerque lento, muy lento entrando despacio, estaba más estrecho que su primera virginidad pero no me importaba comencé a forzarlo, la mano que estaba en su cabeza la baje para tomar la polla y forzar la entra, dos veces lo intente hasta la nuez, aquel glande entró –UUFF – suelto el aire contenido por la fuerza que tuve que emplear –Mierda creo que vas a ser la consentida de este cerdo puta – la nalgada que azota su trasero soltándole las manos, agarro su cabello tirándolo hacia atrás –Mueve sola o te juro que te voy a romper en gritos, regodéate en tu inmundicia por también disfrutar esto, te gusta y lo anhelas tanto que te mojas y tus pezones se ponen duro con mis palabras puta – la risa escabrosa junto a una mordida en su hombro es lo que le dejo, quería tenerla completamente a mi merced más porque esa maldita rubia me recodaba a esa zorra que mate y que me parió una hija que a lo mejor ya está también muerta.
Tome sus mejillas con la zurda apretándole, la diestra azotó un cachete de su trasero, el sonido de la nalgada se escuchó por todo el lugar como un eco seco de dolor y placer el mismo que detuve su montura con aquella mano para que sintiera mi polla completamente en su interior –Tu eres más bestia que yo, mírate perra, estas que me mojas toda, eres un sucia porque también te gusta esto verdad, te haces la digna monja, la culo apretado pero bien que te gusta tenerla dentro entonces vamos monta a la bestia, devórate esta bestia putita si es que puedes y si no entonces bájate y lárgate así desnuda – otra nalgada dejándole libre las caderas, esas malditas caderas que se movían como una danza del infierno, la cabeza la tiré hacia atrás abandonándome en el placer de sentir sus movimientos tanto fue lo que me brindaba esa chiquilla que lleve las manos tras mi cabeza aguantando el poder descargarme en ella, un gruñido dejo en la garganta y es ahí que mis ojos ven a la bastarda de aquella puta que se embarazó de mi apropósito, justo en el momento que aquella rubia llevaba sus manos a mi torso impulsándose más a prisa y jadeando cada vez que bajaba, le tome del cabello con fuerza, la ira me estaba gobernando nuevamente.
Acerque sus labios a los míos con ojos furiosos –Escúchame bien, no lo harás, no te preñarás de mi para joderme – muerdo con tanta fuerza sus labios en aquel beso que los dejo hinchados, le tomo de las caderas levantándola tomando sus glúteos en las manos para llevarla contra la pared, era uno de los postes del lugar, su espalda contra aquella madera, empujándome contra su dilatado sexo adolorido y eso me dio una idea, la bajé dándole la vuelta –Si quieres preñarte te va a resultar difícil porque te acabaré aquí – susurro a su oído inclinándola e inmovilizándola con una mano que tomaba sus brazos y la otra que empujaba su cabeza abajo, su trasero quedó expuesto y el miembro erecto apuntando justo su otra entrada, lo acerque lento, muy lento entrando despacio, estaba más estrecho que su primera virginidad pero no me importaba comencé a forzarlo, la mano que estaba en su cabeza la baje para tomar la polla y forzar la entra, dos veces lo intente hasta la nuez, aquel glande entró –UUFF – suelto el aire contenido por la fuerza que tuve que emplear –Mierda creo que vas a ser la consentida de este cerdo puta – la nalgada que azota su trasero soltándole las manos, agarro su cabello tirándolo hacia atrás –Mueve sola o te juro que te voy a romper en gritos, regodéate en tu inmundicia por también disfrutar esto, te gusta y lo anhelas tanto que te mojas y tus pezones se ponen duro con mis palabras puta – la risa escabrosa junto a una mordida en su hombro es lo que le dejo, quería tenerla completamente a mi merced más porque esa maldita rubia me recodaba a esa zorra que mate y que me parió una hija que a lo mejor ya está también muerta.
Sam K. McCruzott- Humano Clase Media
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Fecha de inscripción : 09/12/2013
Re: Our blood, our bed the same roses||Privado +18
El placer que la había inundado hasta hace un momento desapareció cuando la obligo a separarse, gruño sin poder evitarlo queriendo sentirlo de nuevo en su interior justo cuando un segundo orgasmo estaba a punto de llegar, sin embargo lo que no se esperaba es aquello que acababa de decirle, así que alguien había querido tener un hijo con él, había mujeres tan locas en el mundo que no le sorprendió lo que si le molesto es que creyera que ella quería ser la madre de un bastardo suyo, era un total imbécil y tenía demasiado amor propio.
Lo que no se esperaba tampoco era la posición que ahora le hacía tomar, su pecho contra aquel muro, sus manos se esforzaron en echarse hacia atrás para quitarlo de encima suyo, sin embargo un dolor hizo que sintiera que se partiera a la mitad, fue un dolor mucho más intenso que el que había experimentado cuando ese hombre le quito la virginidad, era un dolor punzante, un dolor que crecía mientras más entrara, se mantuvo quieta intentaba no ponerse más dura de lo que ya estaba porque así dolía más, claro que esa sensación no le pareció la más agradable del mundo, echo la cabeza hacía atrás entregándose a las primeras oleadas de dolor más intenso, abrió levemente las piernas esperando que ese dolor en verdad no la partiera a la mitad, era momento de rendirse, no había nada que pudiera hacer con su fuerza.
Echo nuevamente la cabeza hacia el frente recargándola contra la fría pared, intento no pensar en aquella sensación tan incómoda y comenzó a mover las caderas lentamente por miedo a que la lastimara realmente, había ganado maldita sea, era suya completamente suya y no podía hacer nada para cambiarlo
– Por favor para… - suplico moviendo las caderas nuevamente mordiéndose los labios que ya le dolían, era suya, no importaba nada más ahora ella le pertenecía e hiciera lo que hiciera, sintiera lo que sintiera por él, no podría cambiar aquello.
Lo que no se esperaba tampoco era la posición que ahora le hacía tomar, su pecho contra aquel muro, sus manos se esforzaron en echarse hacia atrás para quitarlo de encima suyo, sin embargo un dolor hizo que sintiera que se partiera a la mitad, fue un dolor mucho más intenso que el que había experimentado cuando ese hombre le quito la virginidad, era un dolor punzante, un dolor que crecía mientras más entrara, se mantuvo quieta intentaba no ponerse más dura de lo que ya estaba porque así dolía más, claro que esa sensación no le pareció la más agradable del mundo, echo la cabeza hacía atrás entregándose a las primeras oleadas de dolor más intenso, abrió levemente las piernas esperando que ese dolor en verdad no la partiera a la mitad, era momento de rendirse, no había nada que pudiera hacer con su fuerza.
Echo nuevamente la cabeza hacia el frente recargándola contra la fría pared, intento no pensar en aquella sensación tan incómoda y comenzó a mover las caderas lentamente por miedo a que la lastimara realmente, había ganado maldita sea, era suya completamente suya y no podía hacer nada para cambiarlo
– Por favor para… - suplico moviendo las caderas nuevamente mordiéndose los labios que ya le dolían, era suya, no importaba nada más ahora ella le pertenecía e hiciera lo que hiciera, sintiera lo que sintiera por él, no podría cambiar aquello.
Céline Clément- Prostituta Clase Baja
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Fecha de inscripción : 30/01/2014
Re: Our blood, our bed the same roses||Privado +18
Sus movimientos lentos aumentaban mi excitación la polla se endurecía más en su estrecho agujero, las manos en sus caderas disfrutaban de esos pequeños movimientos que hacía contra mi cuerpo, la pequeña putita sabía cómo complacer y se lo haría saber aquella muchachita tenía que saber que estaba ganándose mi preferencia porque ahora cada vez que tenga ganas de follarme a una la llamaría a ella para que me la deje seca.
En la posición en la que estábamos podía admirar mejor ese cuerpo, menudo sin mucha gracia pero con un trasero al cual azoté nuevamente cuando pidió que parase, otra más y otra más, venían una a una los azotes para que gritará me encantaba sus gritos y súplicas; acerque mi pecho a su espalda para levantarla, así tenía mejor vista de esos senos que los agarre firmes con ambas manos, lamí su cuello hasta su oreja –Parar puta, pero si tu estas que lo deseas, mírate cómo estás roja y ansiosa de placer, te mueves porque te gusta menear ese culo frente a las pollas entonces menéalo para mi nena, menéalo que bien que te gusta esto, o es que quieres que te la meta por aquí– la diestra la metí entre sus piernas para con los dedos tocar ese sexo humedecido entre fluidos y con sangre de su virginidad untando su botón sensible con el índice apretándolo.
Comencé a besar ese cuello mordiéndole sin dejar de chocar las caderas contra aquellas nalgas que ajustaban como un guante a mi polla, la zurda la coloque en su cuello para alzarlo y que muestre más sus senos –anda tócate y córrete en tus manos quiero llenes tus manos de ti, vamos puta, hazlo o te golpearé– apretó un poco su cuello, sexo con asfixia podría ella experimentar el mejor orgasmo o quizás la mejor de las muertes, la respiración la tenía agitada con jadeos y gruñidos roncos de lo bien que lo estaba pasando, era la primera vez que follaba con ganas y no solo por follar, esta puta tenía algo especial, su aroma, su cuerpo peo aun así no dejaba de ser solo una puta.
Retiré los dedos de su sexo para dejar que ella lo hiciera por mí, que ella se estimulara, ver a una mujer darse placer es excitante, verlas estremecerse ansiando ser cogidas, y así la mano libre tomó una de sus nalgas estrujándole para darle una zurra, un azote, el mismo que dejaría una marca roja en aquella piel perlada de muñeca, oh sí, eso era ella, una maldita muñeca creada para mi antojo, mi uso y abuso, era mi maldita propiedad, una puta solo para mí –Vamos puta, hazlo, que tu dueño te lo está mandando– una embestida fuerte mientras gruñía con los dientes apretados y la mandíbula tensa por el placer que me brindaba.
En la posición en la que estábamos podía admirar mejor ese cuerpo, menudo sin mucha gracia pero con un trasero al cual azoté nuevamente cuando pidió que parase, otra más y otra más, venían una a una los azotes para que gritará me encantaba sus gritos y súplicas; acerque mi pecho a su espalda para levantarla, así tenía mejor vista de esos senos que los agarre firmes con ambas manos, lamí su cuello hasta su oreja –Parar puta, pero si tu estas que lo deseas, mírate cómo estás roja y ansiosa de placer, te mueves porque te gusta menear ese culo frente a las pollas entonces menéalo para mi nena, menéalo que bien que te gusta esto, o es que quieres que te la meta por aquí– la diestra la metí entre sus piernas para con los dedos tocar ese sexo humedecido entre fluidos y con sangre de su virginidad untando su botón sensible con el índice apretándolo.
Comencé a besar ese cuello mordiéndole sin dejar de chocar las caderas contra aquellas nalgas que ajustaban como un guante a mi polla, la zurda la coloque en su cuello para alzarlo y que muestre más sus senos –anda tócate y córrete en tus manos quiero llenes tus manos de ti, vamos puta, hazlo o te golpearé– apretó un poco su cuello, sexo con asfixia podría ella experimentar el mejor orgasmo o quizás la mejor de las muertes, la respiración la tenía agitada con jadeos y gruñidos roncos de lo bien que lo estaba pasando, era la primera vez que follaba con ganas y no solo por follar, esta puta tenía algo especial, su aroma, su cuerpo peo aun así no dejaba de ser solo una puta.
Retiré los dedos de su sexo para dejar que ella lo hiciera por mí, que ella se estimulara, ver a una mujer darse placer es excitante, verlas estremecerse ansiando ser cogidas, y así la mano libre tomó una de sus nalgas estrujándole para darle una zurra, un azote, el mismo que dejaría una marca roja en aquella piel perlada de muñeca, oh sí, eso era ella, una maldita muñeca creada para mi antojo, mi uso y abuso, era mi maldita propiedad, una puta solo para mí –Vamos puta, hazlo, que tu dueño te lo está mandando– una embestida fuerte mientras gruñía con los dientes apretados y la mandíbula tensa por el placer que me brindaba.
Sam K. McCruzott- Humano Clase Media
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Fecha de inscripción : 09/12/2013
Re: Our blood, our bed the same roses||Privado +18
Estaba tan cansada en ese momento que apenas y podía mover las caderas, las piernas le temblaban que le era casi imposible permanecer en pie, aquel dolor en su recto era insoportable, era como sentir que algo la partía la mitad, ni siquiera el dolor de haber perdido su virginidad se comparaba con aquello, sin embargo no podía hacer nada más que dejarse llevar por los movimientos constantes de aquel hombre, la cortesana cerró los ojos con fuerza, gimiendo pero esta vez era más de dolor que de placer, no entendía que estaba pasando e incluso algunas lágrimas comenzaron a salir de sus ojos, esto era una tortura.
No podía hacer nada más que esperar a que aquel hombre terminara de follarla y lastimarla, echo levemente la cabeza hacia atrás al sentir los besos en su cuello, aquello la estremeció de nuevo, estuvo a punto de volver a suplicarle que le dejara ir, que parase pero sería inútil, él no pararía eso estaba claro, se mordió los labios con fuerza ¿Qué podía hacer más que pensar en ese dolor?, debía hacerle caso si no quería que esto durara más tiempo, llevo la mano hasta su sexo comenzando a masturbarse con lentitud, al principio aquello le causo un pequeño escozor, haciendo que diera un pequeño brinquito, aquello no estaba mal a diferencia de lo que pasaba atrás de ella.
Movió los dedos lentamente presionando su clítoris y luego estimulando con un poco más de intensidad, poco a poco el placer comenzó a recorrerla de nuevo, el dolor parecía desaparece o al menos intercalarse con aquella sensación placentera, incluso aunque al principio no lo parecía aquella penetración comenzaba a gustarle.
Movió sus caderas contra su sexo con más intensidad, sin dejar de masturbarse con fuerza, el llanto dejo de emanar para darle paso a aquellos gemidos que comparados con los anteriores eran mucho más fuertes, se odiaba tanto así misma en ese momento ¿Cómo era posible que aquella joven que se había criado en un maldito convento estuviera disfrutando aquello? Si en verdad Dios existía ¿Qué estaría pensando de aquella tonta?
Intentaba no pensar en aquello que parecía una estupidez, pero su mente se encargaba de hacerla sentir culpable todo lo contrario de lo que su cuerpo sentía, no fue hasta que un segundo orgasmo, más intenso que el anterior la alcanzó borrando de su mente cualquier rastro de culpa, convirtiéndose todo en nada y a la vez en todo… gimió tan alto que seguramente afuera podían oírla, llevó la mano hasta la nuca de él tirando de su cabello con fuerza – Por favor… basta – susurró.
No podía hacer nada más que esperar a que aquel hombre terminara de follarla y lastimarla, echo levemente la cabeza hacia atrás al sentir los besos en su cuello, aquello la estremeció de nuevo, estuvo a punto de volver a suplicarle que le dejara ir, que parase pero sería inútil, él no pararía eso estaba claro, se mordió los labios con fuerza ¿Qué podía hacer más que pensar en ese dolor?, debía hacerle caso si no quería que esto durara más tiempo, llevo la mano hasta su sexo comenzando a masturbarse con lentitud, al principio aquello le causo un pequeño escozor, haciendo que diera un pequeño brinquito, aquello no estaba mal a diferencia de lo que pasaba atrás de ella.
Movió los dedos lentamente presionando su clítoris y luego estimulando con un poco más de intensidad, poco a poco el placer comenzó a recorrerla de nuevo, el dolor parecía desaparece o al menos intercalarse con aquella sensación placentera, incluso aunque al principio no lo parecía aquella penetración comenzaba a gustarle.
Movió sus caderas contra su sexo con más intensidad, sin dejar de masturbarse con fuerza, el llanto dejo de emanar para darle paso a aquellos gemidos que comparados con los anteriores eran mucho más fuertes, se odiaba tanto así misma en ese momento ¿Cómo era posible que aquella joven que se había criado en un maldito convento estuviera disfrutando aquello? Si en verdad Dios existía ¿Qué estaría pensando de aquella tonta?
Intentaba no pensar en aquello que parecía una estupidez, pero su mente se encargaba de hacerla sentir culpable todo lo contrario de lo que su cuerpo sentía, no fue hasta que un segundo orgasmo, más intenso que el anterior la alcanzó borrando de su mente cualquier rastro de culpa, convirtiéndose todo en nada y a la vez en todo… gimió tan alto que seguramente afuera podían oírla, llevó la mano hasta la nuca de él tirando de su cabello con fuerza – Por favor… basta – susurró.
Céline Clément- Prostituta Clase Baja
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Fecha de inscripción : 30/01/2014
Re: Our blood, our bed the same roses||Privado +18
El susurro de sus labios era todo lo que quería se estaba dando placer mientras me la follaba de la forma más aberrante para ella pero para mí era la más deliciosa, con las manos tome esos senos apretándolos con fuerza para dejar que su pequeño cuerpo se moviera, la quería acostumbrada a esa postura porque sería la más usada en las noches mágicas de fiestas y bullicios. Dejé de estimular su pezón derecho para tomar su misma pierna y alzarla de costado, dejando una mejor vista de su sexo expuesto y humedecido, mis caderas no paraban de chocar contra sus nalgas, era una maravilla estar dentro de ella y más sentir como se sonrojaba ese cuerpo.
Sus manos en mis cabellos tirando solo lograron excitarme más de lo que estaba, por todos los demonios aquella mujer flaca y sin gracia hacia hervir mi sangre, ella lograba que mi polla se pusiera tan dura que no quería acabarla tan rápido y solo una mujer lo había logrado tiempo atrás, pero ¿Qué coños decía? Negué empujando más fuerte las caderas contra sus nalgas, le tomé ambas manos para colocarle las palmas contra aquella superficie, estaba cabreado, realmente cabreado –quien te dijo que puedes tocarme puta, ya te dije YO DIGO CUANDO PARAR– azoté ese trasero saliendo de ella abruptamente sin importarme si le dolía, es más quería que le doliese todo ese maldito cuerpo.
Me senté en una de las sillas masturbándome, señalo con la barbilla la mesa que estaba a un lado –Trépate ahí y mastúrbate, quiero que te masturbes tan fuerte que grites, y luego vas a venir cuando estés a punto de llegar y me montas dándome la espalda, entendiste zorra, quiero que seas la mejor y más caliente de este lugar porque te venderé a todos los hombres que lleguen, quiero que seas la mejor puta de todo parís y para ello voy a hacer que pruebes todo para que sepas lo que te espera y te empiece a gustar– Si había un dios no quería conocerlo y ni ganas me daban pero a ella le iba a dar un paseo por el cielo para luego mostrarle su infierno eterno porque no solo sexo le daría si no también golpes y castigos fuertes para que sepa que ella es de mi propiedad ahora –Qué esperas o es quieres que te traiga de los cabellos, a trabajar puta que para eso estas aquí–le grito sin dejar de ver como entre sus piernas va corriendo ese hilo de orgasmos y virginidad, eso me motiva más a la estimulación sexual, pero la mayor estimulación es ver su cara sucia de lágrimas y llena de odio por la humillación.
Sus manos en mis cabellos tirando solo lograron excitarme más de lo que estaba, por todos los demonios aquella mujer flaca y sin gracia hacia hervir mi sangre, ella lograba que mi polla se pusiera tan dura que no quería acabarla tan rápido y solo una mujer lo había logrado tiempo atrás, pero ¿Qué coños decía? Negué empujando más fuerte las caderas contra sus nalgas, le tomé ambas manos para colocarle las palmas contra aquella superficie, estaba cabreado, realmente cabreado –quien te dijo que puedes tocarme puta, ya te dije YO DIGO CUANDO PARAR– azoté ese trasero saliendo de ella abruptamente sin importarme si le dolía, es más quería que le doliese todo ese maldito cuerpo.
Me senté en una de las sillas masturbándome, señalo con la barbilla la mesa que estaba a un lado –Trépate ahí y mastúrbate, quiero que te masturbes tan fuerte que grites, y luego vas a venir cuando estés a punto de llegar y me montas dándome la espalda, entendiste zorra, quiero que seas la mejor y más caliente de este lugar porque te venderé a todos los hombres que lleguen, quiero que seas la mejor puta de todo parís y para ello voy a hacer que pruebes todo para que sepas lo que te espera y te empiece a gustar– Si había un dios no quería conocerlo y ni ganas me daban pero a ella le iba a dar un paseo por el cielo para luego mostrarle su infierno eterno porque no solo sexo le daría si no también golpes y castigos fuertes para que sepa que ella es de mi propiedad ahora –Qué esperas o es quieres que te traiga de los cabellos, a trabajar puta que para eso estas aquí–le grito sin dejar de ver como entre sus piernas va corriendo ese hilo de orgasmos y virginidad, eso me motiva más a la estimulación sexual, pero la mayor estimulación es ver su cara sucia de lágrimas y llena de odio por la humillación.
Sam K. McCruzott- Humano Clase Media
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Fecha de inscripción : 09/12/2013
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