ºLa noche del arlequínº [Night Silvermond]

por **Hayleigh Harley Joke** Miér Ago 25, 2010 10:15 am

La noche de París es oscura y es fría, el aire trae polvo y hojas por las callejuelas de los bajos fondos, solo el arlequín parece encontrar belleza en el mundo donde reina la fealdad y el desprecio, amante de las ratas que corren, huyendo de los gatos negros y los perros callejeros. ¡Ay Hayleigh! En que mundo mas demente vives, las mariposas revolotean por tu cabeza, moradas y negras y de distintas formas, todas ellas amantes de las praderas verdes que jamas podrás apreciar en su total belleza, cuando son bañadas por el sol, el mortal sol del que hay que esconderse.
Camino con paso grácil, meneando la cabeza con el acompañamiento musical de los cascabeles en mi cabeza, haciendo un glang glang glang cada vez que se mueven un poco.
Llego al psiquiátrico, ahí dicen que viven los humanos locos que se han perdido, pero no perderse en un lugar, han perdido su cabeza y ahora viven en su país de las maravilla. Que envidia me dan, yo también quiero irme con ellos, tomar el te con un señor de gorro de copa y vestimenta chillona, acompañados del canto de flores mutantes y los saltos de los duendecillos vestidos de amarillo, naranja y limón. El arlequín vuela por el cielo hasta llegar a tejado del lugar que huele a medicinas y a sangre seca. Anda con cuidado por las cornisas haciendo equilibrio mientras se distrae con el sonido de sus viejos cascabeles. Se pregunta donde estará la Señora Divatto, le regañaría por ponerse en peligro de esa forma, la agarraría y le pegaría con un trozo de madera en la mano y en la cabeza hueca de la mujer pintada, pero Hayleigh solo se reiría y tomaría su sangre esa noche, acabaría con la vida de su maestra de la infancia y dejaría que otros demonios se alimentaran de sus seres queridos mientras la música de Génesis suena entre sus manos como si fueran melodías tocadas por los mismos ángeles que lloran la perdida se sus seres amados en tierra y vida.

por Invitado Miér Ago 25, 2010 10:30 am

No era nada del otro mundo... además, aquella ciudad era más mugrienta de lo que pensaba. Y solitaria. Después de casi cincuenta años encerrada en una mansión, de alimentarme de humanos cualquiera y de jugar con las paredes de mi cuarto, salía a la calle. Por ahora Harrold no podía darme todo lo que necesitaba. Por suerte, para mí, tenía una autoestima alta y sabía que estaría completamente a salvo en las calles. ¡Por el amor de todos los dioses! Ya estaba muerta, ¿qué me podría pasar? Un chucho, sí, podría cruzarme con uno de esos perros que solían colarse en casa. Licántropos... sucias criaturas, monstruos.
Mi intuición, si es que era ese su nombre real, me llevó hacia un edificio aparentemente abandonado. Los ladrillos estaban destrozados, varios cristales habían desaparecido y las malas hierbas se adueñaban poco a poco de los alrededores. Caminé por estos con lentitud mientras dejaba a mi olfato y a mi oido que se encargaran de encontrar alguna presa o indicio de personas habitando el lugar. No me extrañaría lo más mínimo, cosas peores había visto mientras me dirigía al lugar. Fue entonces, mientras estaba rodeando un banco y bailaba al ritmo de una música recién inventada, cuando escuché el sonido de unos cascabeles. Principalmente pensé en un gato pero ningun animalucho querría llevar colgados tantos cascabeles. Y después llegó a mi cabeza la magnífica idea de que aquel lugar no estaría solo. Genial, Night iba a tener una buena cena.

por **Hayleigh Harley Joke** Miér Ago 25, 2010 3:31 pm

Hoy los ángeles y los demonios tiene una tregua. El cambio de estaciones es un momento dulce de tregua entre el bien y el mal donde el calor del día se mezcla con el aire frío que se acerca desde el otro lado del mundo. El arlequín se imagina caminando por la cornisa de forma peligrosa, haciendo equilibrios físicos mientras que su equilibrio mental viene y va según quiere. Pero la arlequín ya no quiere seguir andando haciendo algo que hace todos las noches después de cenar, con un giro sobre sus botas de tacón de aguja y me siento con las piernas cruzadas en el suelo del tejado. Mi rostro pintado se muestra aburrido, al igual que el sonido de los cascabeles sin vida. Hayleigh Harley, Hayleigh Harley ¿Donde dejaste la cabeza? Un ave revolotea juguetona por el aire. Un ave de plumas negras. Mis ojos azules se abren de repente se abren sorprendidos y fascinados. Lentamente me acerco para poder examinar el ave mas de cerca cuando sus alas se abren y vuela por la noche en el cielo de estrellas. El arlequín quiere volar con el, volar juntos mirándonos fijamente a los ojos y espiar a los niños a través de las ventanas. Pero a la señorita Joke hay algo que le distrae de sus planes de esa noche. Un aroma dulce y muerto como ella. Su oído no oye nada pero sus ojos captan sus movimientos. ¡La ha visto! Sus ojos oscuros como la oscuridad se posan sobre mi. ¿Donde estas? ¿Donde estas? Llamemos a mas muertos desdichados y juguemos todos al escondite.

por Invitado Miér Ago 25, 2010 3:53 pm

Con pasos elegantes, como de costumbre, me movía entre algunos arbustos. No corría, no me hacía falta, pero si miraba todo lo que me rodeaba con detalle. Había una, una como yo. El mismo aroma que Harrold. Dulce, como el de una cara fragancia. Mis ojos, de un tono rojizo llamativo, encontraron a quien tanto ansiaban encontrar. Ahí estaba. Una silueta perfecta, o por lo menos así la veía yo, y un gorro estrafalario. Cascabeles. ¿Así que no había niños? ¿aquel lugar estaba abandonado? Me senté en el césped seco y agarré mis piernas contra mi cuerpo, apoyándo mi cabeza sobre estas. Seguro que era hermosa como todos, seguro que en su rostro se marcaban las corrientes ojeras que destacaban en su liso y perfecto rostro. Blánco, como el mío. ¿Por qué no se acercaba? ¿tenía miedo? Quería verla más de cerca, saber si era como los cuadros que daban vida a el hogar en el que me había acogido durante tanto tiempo. Por más que forzaba mis ojos no podía ver más que una silueta oscura y distintas a todas las demás. "Acércate" pensaba constantemente mientras jugueteaba con un mechón de mi pelo. Sí, yo podía subir, pero nunca antes lo había hecho y mi intención no era quedar en ridículo. Permanecí quieta, con el semblante serio y una ceja arqueada. Quería ver su rostro.

por **Hayleigh Harley Joke** Jue Ago 26, 2010 10:42 am

El viento susurra cosas que solo Hayleigh Harley entiende, solo el arlequín sabe escucharlas. Voces celestiales cargadas de alegría y de tristeza me dicen que me observan, claro que me observan, mis danzas y mis cantos son dignas de admiración y no me importa ser observada si me observan con una sonrisa y disfrutan con la magia que desprende.
Bebedora de sangre, cazadora de almas ¿Donde esta la felicidad cuando la arrebatas todas las noches? Los niños de hoyuelos sonrojados y de sangre dulce, los enviados de los ángeles cargados de inocencia pierden su vida en las manos de la mujer muerta mientras sus lagrimas recorren sus pálidas mejillas. Bailo, abrazada a mi misma dando giro sobre mis tacones de aguja. Recuerdo cuando bailaba en esa sala, las demás chicas bailaban con migo y pequeñas monedas volaban y caían cerca de mi, luego eras mías y solo mías.
Ágil y sin vértigo, el arlequín salta del tejado y cae en los jardines de los habitantes del País de las maravillas. Solo se oye un ligero TUM sobre el suelo y los cascabeles gritan en un comas roto y sin ritmo. Oigo pasos en mi cabeza y luego cesan. Mi sonrisa encantadora se marca en mi rostro. El maquillaje blanco y negro tienen una mueca que siempre sonríe. Me giro lentamente, la cabeza agachada con la miara alta. El arlequín tiene modales y hace una reverencia sutil, elegante y bien practicada. Sonrío mostrando mis blancos dientes, perfectos.- La noche es el día y el día es la noche.-Susurro mirando a la joven sentada en el césped. -Buenas Lunas joven princesa- Salude con elegancia y cortesía.

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