Secuestro (Azul)

Varios informes esperan sobre mi mesa, recibiéndome tan solo encender el candil de aceite. Marilyn los ha dejado sobre mi mesa ordenados de menor a mayor relevancia. Me siento en la butaca, miro los papeles y los cojo todos con ambas manos, me acomodo en el respaldo y los pongo en mi regazo. "Pelea en el mercado, un chico intentaba robar unos zapatos. Se le dio un escarmiento al chico y no paso a mayores" Dejo el papel sobre la mesa. "Robo en el mercado..." no sigo leyendo es del mismo agente. Miro el nombre de los siguientes informes, mirando por encima su contenido, la gran mayoría son delitos menores de los cuales el teniente, se ocupa a la perfección durante el día, cubriendo perfectamente mi puesto.

Entre todos los informes uno en especial me llama la atención. "Hoy a las seis de la tarde una mujer ha venido a denunciar un rapto." Solo leer eso llama mi interés y continuo leyendo. "La mujer, Adele Graiçon, dueña de la panadería Bonpá, denuncia que hoy a las cinco menos diez de la tarde, la susodicha victima, Azul Le Ross, una chica de clase baja que vive, según la panadera, con un tal Bard. Cuando la chica salio del establecimiento, tres hombres aparecieron, le pusieron un saco en la cabeza y se la llevaron en un carruaje, se sabe por mas testigos que fueron dirección a la zona abandonada."
Un secuestro de una chica de clase baja. Realmente algo inusual, pero no por ello deja de ser relevante. Dejo los demás informes sobre la mesa, cogiendo tan solo el del secuestro, me levanto y salgo del despacho.

Busco con mi mirada a uno de los policías que han estado toda la tarde aquí y voy junto a él. -Agente, que se sabe sobre el caso de Azul Le Ross?- Le pregunto con mirada seria. El hombre me mira extrañado, y mira el informe. -A ese caso? No tiene mucha relevancia, pero mandemos hombres a buscar en la zona abandonada, pero no encontraron nada. Hay patrullas vigilando la zona.- Me responde explicándomelo todo de forma correcta. -De acuerdo. Saldré a investigar el caso.- Le digo y sin despedirme me giro y me dirijo a la salida.

Solo salir de la comisaría voy al establo, donde me espera el mozo, me saluda con la cabeza y va a buscar a Blade. Sale junto a el ya ensillado. Me monto y ajustándome mi sombrero de comisario, doy un taconazo en el lomo del animal y esté comienza a galopar veloz dirección a las lúgubres y tristes zonas abandonadas de París.

Los cascos de Blade resuenan con cada paso que da sobre los adoquines relucientes de la calzada de la calle principal, decenas de faroles iluminan toda la travesía. Veo a un policía ya muy veterano, con un gran llavero repleto de llaves en su cinturón, y un farol en la mano, caminando en silencio, vigilando el lugar. Es Gru Calne, uno de los policías mas viejos de la comisaria.

Llego al puente que cruza el Sena y giro dirección este, las calles que atravieso cada vez son mas oscuras y de aspecto mas descuidado. El silencio en la zona es sepulcral, miro las fachadas de los edificios del lugar, muchos están sin puertas ni ventanas, dando una visión del interior vació, con sombras tenues dentro del esqueleto de lo que una vez fue el hogar de alguna familia. Me coloco bien el sombrero de comisario, ajustándolo en mi cabeza y tiro con suavidad de las riendas de Blade, haciendo que aminore su paso.

Cada vez me adentro más en la zona abandonada, quedando totalmente rodeado por la oscuridad y las miradas vacías de los edificios en ruinas. La pendiente de la zona, hace que toda esta calle este por debajo del nivel del río, por lo cual con cada crecida todo se inunda. Es un buen lugar para ocultarse. Son cientos de casas, en cual tendrán a la chica?...

De repente al final de la calle, veo la pequeña luz de una vela, atravesando una ventana del piso superior de una enorme mansión, con la fachada completamente cubierta por hiedras, y uno de los laterales totalmente derrumbado. Puede que no sea el lugar que busco, pero por el momento será mejor investigarlo y así poder descartar lo de la búsqueda. Freno a mi corcel, y me desmonto de él. Acaricio su crin, mientras observo a mi alrededor, buscando un lugar donde dejar el animal. Cojo sus riendas y me meto con él en el interior de una casa que aun conserva la puerta. -Vamos compañero, espérame aquí, tal vez te llame mas tardé.- Le digo acariciando su cara, Blade mueve su cabeza arriba y abajo y se tumba en un rincón con un suspiro de relajación. Lo miro con una sonrisa y salgo de la casa.

Me coloco bien la chaqueta de policía y camino a zancadas largas, acercándome a la mansión sospechosa. Llego a la verja de entrada, que extrañamente esta cerrada con una cadena y un candando, de aspecto bastante nuevo. Camino siguiendo el muro de la entrada, hasta la esquina, donde doy un salto para sujetarme en lo alto del muro y echar un vistazo al interior.

Es un gran patio, cubierto por completo de maleza de una o dos décadas. Y la pared derrumbada queda a la vista. Pero ninguna señal de vida. ¿Tal vez solo me pareció ver esa luz? Me pregunto y salto al interior, cayendo sobre un trozo de hierba alta, de inmediato me agacho y miro a mi alrededor. -Quiero salir de aquí!!! Sáquenme!!! Ayuda!!!.- es una voz lejana, pero estoy del todo seguro que viene del interior de la mansión. Corro agachado hasta la pared derrumbada, asomándome con muchísimo cuidado. El interior parece detenido en el tiempo tras una tragedia olvidada. Su mobiliario esta por el suelo, a trozos. Pero ni un alma, doy un salto y me adentro en el enorme edificio.

Paso esquivando una mesa con dos de sus patas rotas, y unas sillas con cientos de agujeros de carcoma, me pongo en un lateral de la puerta, y miro, viendo que da a un gran pasillo. Escucho unos pasos, y un hombre gordo, y de aspecto muy sucio, el olor al menos es fétido, pasa por el pasillo y sube al piso superior por unas escaleras destartaladas. Espero unos instantes, por si hay alguien mas en el lugar y avanzo por el pasillo hasta el pie de las escaleras, donde me oculto bajo la misma, escuchando y observando todo con atención.

La planta baja de la mansión abandonada esta en completo silencio. Salgo de debajo de la escalera y me sacudo los hombros con la mano, quitándome motas de serrín que habían caído sobre mí.
Antes de subir observo que hay tres puertas mas. El hombre gordo que subió al piso superior salio de lo que antaño fuere una cocina, esta completamente oscura y vacía. Las otras dos estancias están oscuras, pero en la segunda me parece ver algo. Solo es una ventana que deja ver un poco de luz del exterior.

Escucho hablar a alguien, parece que esta en el último piso. Escucho claramente como pide a la chica que se calle y escucho una puerta abrirse con una llave y cerrarse. El sonido es débil, las paredes son gruesas, y hacen bien su función de insonorizar el lugar. Pero inequívocamente lo que se escuchan son lamentos de una chica y la voz grabe y burlona del hombre. Sin pensarlo dos veces, comienzo a subir a pasos largos, saltando de una vez el tramo de escaleras. Observo el primer piso agachado en el borde de la escalera, veo varias luces , en dos de las cinco habitaciones. Me pongo de espaldas entre dos de las puertas.
Mas lamentos y gritos llegan desde el último piso. -Eh! Parece que Jean esta como siempre! Vamos sacadle de ahí antes de que la mate!- Escucho una voz a mi derecha, y con mi velocidad, me introduzco en una de las estancias vacías, ocultándome tras el marco permanezco vigilante.

Tres tipos, con trajes, pero totalmente sucios y descuidados, suben corriendo dos plantas más. _ Al parecer la chica es importante, ¿podre encargarme de todos? _ Pienso mientras escucho como suben los escalones a pasos acelerados, levantando nubes de polvo con cada pisada.
Alguien enciende un encendedor en una habitación justo delante de mi. Un tipo alto y de aspecto fuerte se esta encendiendo un cigarro. Sonrío y justo cuando da la calada y retira el brazo aspirando el humo, uso mi velocidad para ir corriendo hacía el y con mi fuerza e impulso, le doy un puñetazo en su cuello. Solo se escucha un crujido sordo, y el mastodonte cae de rodillas al suelo, mirándome con sorpresa, y cae al suelo muerto. Sonrío divertido y miro a mi alrededor y pienso unos instantes.

_ Esta clase de bandas, son muy difíciles de erradicar. Si cierto es que esta en juego la seguridad de la chica. Pero si mi oído no me engaña, esta por venir el jefe. ¿Será el líder de la banda? Y si lo es, tiene muchas cosas que responder y aclarar. Pero primero de todo, dejar el lugar limpio antes de que llegue el jefe y sus “trabajadores”. _

Cojo al grandote por debajo de los sobacos y lo arrastro a un rincón en sombras, ocultándolo un poco y salgo de la habitación. Me quedan tres habitaciones por mirar. Pero una discusión entre varias personas en el último piso me distrae. -Basta ya! Déjala!- Grita uno de ellos. -No!- Grita el de voz grabe y alguien rueda escaleras abajo.

Comienzo a correr para subir al piso superior, donde veo a uno de los que iba con traje, tirado a los pies de la siguiente escalera, en una postura imposible. Su cabeza está demasiado girada.

Observo el rellano de la segunda planta, y al parecer esta vacío, con el revuelo si hubiese alguien en alguna de las oscuras habitaciones, ya habría salido. Camino poniéndome a un lado del tipo que han tirado por la escalera. Su cabeza esta girada con su cuello formando una L, un hilo de sangre sale por su oreja y mi mirada se posa en el liquido rojo, mis ojos se vuelven rojos y mis sentidos se agudizan. En el piso superior escucho los latidos de cuatro corazones, tres de ellos laten mas o menos acompasados, pero uno con sonido mas débil y pequeño, late rápido y desacompasado. Es la chica.

Las voces de los tipos, me indican sus posiciones. Alguien desde dentro de la habitación dice de divertirse con ella. y un segundo desde la puerta, asiente secundando al primero. Y la tercera voz es del tipo que lo provoco todo al parecer, dice de jugar con ella antes que llegue el jefe, pero la contestación del otro tipo me deja unos segundos confundido. _Ha dicho licántropo?_ Parpadeo volviendo al mundo real, y sin perder tiempo doy un salto por encima del tipo muerto, parándome en el segundo escalón. -Billy! Ven vamos a divertir...- Dice uno de los tipos que comienza a bajar los escalones y me ve.

No le doy tiempo a nada mas. En este momento la sorpresa es una gran ventaja. Subo a gran velocidad, parándome frente a él. Alzo mi brazo, sus ojos no pueden seguir el movimiento y le cojo del cuello, cortando su respiración. Le miro fijamente a los ojos y con mi persuasión activa le susurro. -Te apetece matar a tus dos compañeros. Será divertido.-
El hombre me mira como si lo que acabo de decir fuese algo de lógica aplastante y sonríe. Le suelto el cuello. -Sera divertido, voy a matarlos.- Dice el tipo con mirada convencida, mete su mano dentro de la chaqueta, saca una navaja y se gira caminando hasta el mas delgado, esta de espaldas a nosotros, justo en el marco de la puerta. Mi títere se para tras él y sin previo aviso le corta el cuello.

-JAJAJA!- Ríe como loco tras cortar el cuello a su compañero, y lo mira como cae al suelo, con la sangre saliendo aun a chorros por el corte de su cuello. El tipo grande lo mira, su boca forma una “O” perfecta. -Pero que coño? ¿Que has hecho?!- Dice mirando como el traidor se ríe. -Es divertido!- Dice el que lleva la navaja aun riendo con fuerza, desquiciado. Me pongo tras él. -Cuidado!- Llega a decir el tipo gordo y algo mayor, pero es demasiado tarde.

Pongo mi mano izquierda en su mandíbula, la derecha en su hombro izquierdo y con un movimiento rápido, giro la cabeza en el sentido contrario del que giro los hombros, su cuello cruje y muere al instante. El tipo cae desplomado y miro con una sonrisa malvada al tipo gordo. Mis ojos continúan rojos como la sangre, y el olor de la sangre derramada no hace que darme mas sed.
El gordo de inmediato se pone frente la chica y saca un machete de su cinturón. -¿Quien eres?- Me pregunta, pero sin darme tiempo a responder me lanza un machetazo, que esquivo con facilidad dando un paso lateral y le cojo su antebrazo con mis dos manos. Le miro, sonrío, y como si de una rama se tratase le rompo el brazo.
-¡ARGHHHH!- Grita con la cara descompuesta por el dolor, mientras el machete cae al suelo, con un tintineo. Y como si de una señal se tratase, abro un poco la boca dejando crecer mis colmillos al máximo y me lanzo al cuello del tipo. Le muerdo con fuerza, y me abrazo a él, apresándolo. -Para!... ¿¡Que haces!?...- Dice el tipo notando como pierde solo un poco de fuerza, sigo bebiendo de él sin piedad.

Parece como si me golpearan la espalda, y tiren de mi, pero el sabor de la sangre, aunque algo amarga por el alcohol, cada vez me pide beber más. El tipo dice algo, pero su voz se le escapa y trago un último trago y lo dejo caer al suelo, suena como un saco de harina al caer al suelo, Me relamo, y respiro hondo, intentando relajar mi lado vampiro, noto como mis ojos poco a poco recuperan su normalidad, cojo la camisa del gordo y me limpio la boca con cuidado. Miro a la chica, con los pechos levemente cubiertos y la cabeza cubierta por un saco. _Malditos_ Pienso para mi y pongo una rodilla en el suelo frente a ella y le quito el saco de la cabeza.

-Tranquila my lady. Soy Policía ya esta a salvo.- Le digo mientra le desato de pies y manos. -¿Se encuentra bien?-

La chica me mira sorprendida y agradecida mientras acabo de desatar sus pies, rozando su piel con mis dedos, notando su suavidad. Me doy prisa en liberarla. No quiero que este más tiempo en esta situación, no quiero ni pensar lo que habría ocurrido con esta chica si no llego a intervenir. La hermosa rubia sorprendiéndome, se lanza arrodillándose sobre mi, poniendo ambas manos y su cara contra mi pecho, tiembla sin control y llora durante unos instantes. Simplemente la miro y puedo notar  sus nervios y ansiedad. Me dice entre susurros que deberíamos irnos puesto que el jefe debe estar a punto de venir y se separa de mi un poco para mirarme a los ojos. Puedo ver en su mirada el miedo y las ganas de salir de allí.

Aparta sus manos de mi pecho para llevárselas a su cara, con gesto vergonzoso. Me pide disculpas, puedo intuir por sus gestos que pide perdón por su aspecto. Yo la miro sonriendo de forma dulce y protectora. Ahora que la puedo ver mejor me sorprendo de la belleza de la dama. Sonrío cuando veo que, con algo de dificultad, la chica se pone en pie y mira boquiabierta los cadáveres que hay tirados en el suelo.

Sigo con una rodilla en el suelo alzando un poco la vista para mirar a la hermosa chica a los ojos cuando está me devuelve la mirada. Se cubre con sus manos los pechos y tirita. En su mirada veo que puede desmayarse en cualquier momento.

Me levanto y me quito mi chaqueta, me pongo frente a ella mirándole fijamente a los ojos, con una mirada que transmite seguridad y tranquilidad, le pongo la chaqueta sobre el hombro y con ambas manos la cierro sobre su pecho. -Tranquila my lady. En seguida saldremos de aquí.- Le digo con voz suave, intentando calmarla.

Con mi mano izquierda mantengo la chaqueta cerrada y con la derecha pongo mi mano en su mentón con suavidad, alzo su cara un poco para que me mire fijamente, evitando que mire los cuerpos. -No debes tener miedo nadie volverá ha hacerte daño. Cuidaré de ti.- Mi voz suena sincera, y con tono casi de promesa. Miro al cabello dorado de la chica, viendo que tiene una hebra del saco. Con una sonrisa dulce, paso mi mano por su pelo, es suave y sedoso al tacto, -Me encantaría atrapar a quien planeo todo esto. Pero no quiero ponerte de nuevo en peligro.- y quito la hebra marrón, dejándola caer al suelo. Devuelvo mi mirada serena a sus iris azules y no puedo evitar sonreír ante esa mirada tan bella.

Cojo a la chica de su mano derecha y me giro mirando a la puerta. -Será mejor que comencemos a movernos.- Digo oteando por la puerta y escuchando con atención por si se escucha algún ruido. -Bastante acción por una noche. ¿no cree?- Le digo girándome un poco para guiñarle un ojo sonriendo divertido. -¿Podrá caminar my lady?- Le pregunto con gesto tranquilo pero visiblemente alerta.

Sin esperar su contestación comienzo a caminar saliendo de la habitación para pararme en el rellano y mirarla, observando que tal se encuentra mi protegida.

Me giro mirando a Azul cuando me dice que no puede caminar y suelta mi mano sollozando mientras cubre su rostro. La chica me mira a los ojos y puedo ver como su mirada comienza a nublarse, sus pupilas parecen cerrarse por completo dejando sus iris azules por completo y tras un suspiro pesado se tambalea y se cae desmayada. Por suerte mis reflejos son bastante rápidos y la logro sostener a unos centímetros de impactar contra el duro y polvoriento suelo. -¡My lady! ¡My lady! Responda!- Digo en voz alta visiblemente preocupado. La levanto en volandas, la recuesto bien contra mi pecho y comienzo a bajar las escaleras.

Una vez estoy en el segundo piso, me meto en una de las habitaciones, asegurándome que las ventanas no den a la entrada. Me subo al borde de la ventana y me pongo en cuclillas observando el exterior de la mansión abandonada. El ambiente esta tranquilo y en silencio, aunque a unos cientos de metros, logro ver a dos figuras cruzando en perpendicular una de las calles que desde mi puedo ver de principio a fin. Sujeto bien a Azul y salto al exterior, caigo con ambos pies, doblando un poco las rodillas, miro a mi alrededor comprobando que nadie nos haya visto, corro atravesando el muro por una parte derrumbada.

Cuando salgo a la calle, todo sigue igual de silencioso. Camino dando un buen rodeo, alejándome varias calles. Lo último que quiero ahora es enfrentarme a un licántropo. No podría proteger del todo a Azul. Tras unos minutos, cruzo varias calles y callejones, cuando estoy lo suficientemente cerca del lugar donde deje a Blade, y silbo con fuerza. Tras menos de un minuto mi fiel compañero aparece al trote por la esquina. Me pongo a su lado, con Azul en mis brazos, pongo un pie en el estribo, pongo el trasero dela chica en la silla dela chica, me aseguro de sujetarla por la espalda y apoyándome en el estribo, me subo sobre Blade, acomodo a la chica delante de mi, rodeándola con los brazos para coger las riendas.

***

Dejamos atrás la zona abandonada de París avanzando a gran velocidad. Mi objetivo ahora es llegar a mi mansión, apenas quedan dos horas de noche. Miro a Azul, que permanece aun dormida, sonrío admirando lo bonita que es y acaricio su frente volviendo a mirar hacía adelante, centrándome en el camino de regreso.

En apenas veinte minutos llegamos a mi mansión, paro frente al pequeño establo que hay en la esquina este y desmonto de un salto, manteniendo a Azul bien sujeta entre mis brazos. Empujo un poco a mi caballo para que entre al establo, dejándole la silla puesta, y cierro el portón. Camino desde el establo a la entrada de la mansión por un estrecho camino de piedras rodeadas por completo por césped, que ya esta algo largo. Entro a mi mansión atravieso el recibidor y en el salón, esta bien iluminado, y junto al piano blanco esta Nestor, mi mayordomo humano. -Prepara un barreño pequeño con agua fría, paños y una jarra con agua para beber y sube a mi habitación.- Le digo serio y autoritario y sin decir nada mas, subo por las escaleras que hay a la derecha.

Entro en la primera puerta, atravieso el pasillo donde esta mi retrato, y entro en mi habitación. Esta totalmente a oscuras, puesto que no tiene ninguna ventana, pero gracias a mi buen visión veo todo algo mejor. Tumbo a Azul sobre las sabanas y me giro mirando la mesita de noche, cojo las cerillas y enciendo un candelabro. La estancia comienza a iluminarse, las sombras se alargan y dotan a la habitación de un brillo dorado muy hermoso. Nestor entra por la puerta cargado con todo lo que le he pedido, le ayudo cogiendo la jarra con el para dejarlo en la mesita. Tomo el barreño y lo dejo en el otro lado de la mesita. -Nestor, gracias, prepara una sopa caliente, y cuando este lista tráela. Puedes retirarte.- Le digo mirándolo tranquilo. El mayordomo asiente con una leve reverencia y se retira.

Cojo un paño, lo meto en el agua y lo escurro bien para que solo este húmedo. Me siento en un lado de la cama, y comienzo a pasar el paño por la frente de la chica. -Ya estas a salvo.- Le susurro mirándola con una sonrisa dulce.

Azul empieza despertar al sentir el contacto del paño frio sobre su frente, una lagrima se desliza con suavidad por su pómulo justo antes de abrir sus ojos y mirarme embelesada. Yo solo la miro de forma protectora y con una dulce sonrisa dibujada en mi rostro. La chica me da las gracias con un fino hilo de voz, se nota que esta aun muy débil. Sigo unos instantes mirándola con una sonrisa dulce y escucho la puerta abrirse.

Sigo sentado en el borde de la cama y me giro viendo que es Nestor entrando con la sopa. La reacción de Azul me pilla por sorpresa. De repente la chica se abraza a mi con fuerza, parece estar asustada, o mas bien aterrorizada, por que tiembla descontrolada y hunde su cara en mi cuello. Y me pide con susurro que Nestor se marche. La miro extrañado, por que le tiene miedo? La rodeo con mis brazos, cruzando los mismos en su espalda de forma protectora. Miro a mi mayordomo y asintiendo con mi cabeza le indico que se vaya.

Nestor obediente y en silencio, va junto a la mesita, deja la bandeja encima. Noto como los latidos del corazón de Azul se calman un poco, pero sigue aferrada a mi. Sonrío dulce y observo como mi mayordomo se va cerrando la puerta tras él. La dulce rubia, solo escuchar la puerta cerrarse, se despega despacio de mi cuello para mirarme a los ojos y decirme lo siento. Sonrío dulce sin dejar de mirarla a los ojos. Ella me mira contenta, con el rostro iluminado por una felicidad renovada y besa mejilla dándome las gracias por salvarla.

Sonrío divertido por su beso, y paso mi pulgar por su frente, mirando como su flequillo pasa sobre mi dedo, y devuelvo mi mirada a tus intensos y preciosos ojos azules. -No tiene por que darme las gracias my lady. Solo cumplí con mi deber Azul.- Le digo con voz dulce y varonil y recuerdo que ella no sabe mi nombre. Bajo mi mano con una caricia, desde su frente, bajando por la sien y su barbilla, para acabar abrazándola de nuevo protector, -My lady disculpe mis modales, no le dije mi nombre. Soy Zirano Xanaddo un verdadero placer Bella Azul.- le digo con una sonrisa simpática y le doy un casto y suave beso en su frente y la recuesto medio sentada en la cama.

Cojo el plato de sopa, que aun esta caliente, el olor es exquisito y su aspecto aun mas. Miro a la chica, observando su espectacular cuerpo, es tan sexy... -Hoy ha sido un día muy largo my lady. ¿Le apetece un poco de sopa?- Le digo mientras cojo una cucharada y con pulso firme, la levanto acercándosela a su boca. -Vamos prueba querida. Nestor será muy feo, pero en la cocina es el mejor.- Le digo con un tono burlón y una sonrisa divertida dibujada en mis labios.

Cuidaré de ella lo mejor que pueda, pronto deberé llevarla a su casa, seguro que sus familiares deben de estar muy preocupados. Aunque es dulce y hermosa...

Azul abre la boca con una sonrisa dulce en sus labios,y le doy una cucharada. La degusta aun sonriente y asiente ante mis palabras, pero aun parece un poco débil, en silencio sigo dándole sopa. La chica me da las gracias por cuidar de ella, yo tan solo le guiño un ojo y sigo ofreciéndole cucharadas de sopa.

Mientras come va mirando toda la habitación, desde la mesita de noche de nogal noruego perfectamente tallado, pasando por el armario que ocupa toda la pared de lado alado, es de la misma madera que la mesita, pero de superficie lisa y brillante de color caoba oscuro, hasta el sillón de piel roja en una esquina, con un baúl a su lado y me mira a mi. Me pregunta donde estamos, y que la habitación le encanta. Le miro deforma dulce, con una sonrisa casi imperceptible, y le sigo dando de comer, -Esta en mi casa querida. No podía dejarla allí, y la comisaría no es un lugar acogedor, que digamos.- Le digo ampliando un poco la sonrisa, y abriendo la boca a la vez que ella acepta otra cucharada. -Y pensé que aquí es donde mas segura estará.- Le digo con tono varonil y seguro,  y le doy las últimas cucharadas de la sopa. La bella rubia, es dulce y me encanta, sonrío y dejo el plato en la mesita y la miro de nuevo, directamente a sus preciosos y expresivos ojos azules notando que aun esta algo débil, lo que es normal, casi todo un día allí atada, de seguro que no le habían dado de comer.

Sus mejillas se sonrojan y me pide darse un baño, diciendo que quiere revisar sus heridas, le miro las piernas, y si tiene magulladuras, pero son superficiales, y sonrío asintiendo, y tomo el paño que hay en el pequeño barreño, y tras escurrirlo bien, comienzo a dar toques suaves en las rozaduras de sus tobillos, la habían atado con fuerza. -Vamos,vamos que no es nada.- Le digo divertido, y le cojo de la mano a la vez que me levanto, quedándome a su lado.

-Mi casa es su casa, ahora mismo le acompaño al baño. ¿Puede levantarse?- Le pregunto, Me inclino un poco y paso un brazo por la espalda de Azul, y obligándole un poco hago que se quede sentada en el borde de la cama,  y le ayudo a levantarse con cuidado.

-Cuando te des el baño, te dejaré ropa limpia sobre la cama.- Digo mirándole de forma dulce y seductora. Para asegurarme que puede andar, le paso la mano por el interior de mi codo, a modo de asa, y comienzo a caminar. Abro la puerta y salgo al pasillo, donde esta mi retrato. Hay tres puertas, dos en la pared contraria al cuadro y la tercera da a las escaleras. Pasamos la primera y me paro frente a la segunda. -Este es el baño. Cuando este lista la estaré esperando en el salón my lady. Tómese el tiempo que necesite querida.- Le digo sonriendo a la vez que le abro la puerta cortésmente

Azul me dice que no tardará mucho y me sonríe de forma dulce, entra al baño, y cierro la puerta. Salgo hasta las escaleras, bajo al salón y entro en la cocina, donde esta Nestor preparando lo que parece ser un pastel, pero aun esta haciendo la masa.

-Nestor.- Lo llamo interrumpiéndole. -Oui Monsieur.- Me responde dejando el bol con la masa sobre la encimera de mármol negro y se gira mirándome, a la vez que se limpia las manos con un trapo. -Ves y tráeme rápido un vestido bonito para Azul. Yo iré a desensillar a Blade.- Le digo comenzando a salir de la cocina cogiendo un par de manzanas del frutero. -Señor, ya me he encargado yo de Blade.- Me dice Nestor antes de que me vaya, y me giro par mirarlo. -De acuerdo, entonces sigue con lo tuyo, yo elegiré el vestido.- Le digo con una sonrisa amable. Nestor me hace una reverencia. -Como deseé monsieur.-

Salgo al salón, presto un poco de atención y de fondo escucho como el grifo esta abierto. Subo por las escaleras, y giro para caminar por el balcón interior, desde el cual se ve el salón. El balcón rodea por completo la sala, y para unirlo con el techo varias columnas de frio mármol blanco, con el dibujo de lineas gruesas subiendo en espiral, como lianas enrollándose sobre un tronco, con unos dos metros de separación entre cada una, desde el salón parecen ventanales. Tras pasar dos puertas, saco un llavero con varias llaves, y abro la tercera puerta.

Entro en lo que una vez fue la habitación de Mirabel·la. Esta totalmente iluminada por la luna, aun recuerdo que la eligió por que era la habitación donde mas sol tocaba. En el fondo esta su escritorio, me acerco hasta él y miro el libro y la hoja de papel con la pluma sobre él. Aun esta el mensaje a medio escribir de el día que huyo de mí. Me giro intentando no recordarlo de nuevo. “¿Por que se fue?....” Logro deshacerme del recuerdo por el momento, centrándome en buscar un vestido para mi invitada y salir de aquí.
Abro el armario, todos los vestidos de Mirabel·la están bien colgados y perfectamente cuidados por Nestor. Miro los que hay, varios son los que llaman mi atención, pero finalmente elijo un vestido fino de noche de seda roja, me pongo bien la ropa sobre el antebrazo izquierdo para que no se doble, y me agacho abriendo un cajón, donde hay varias joyas, cojo un collar de dos vueltas de perlas blancas, cierro el armario, salgo de la habitación y cierro la puerta con llave.

vestido:

Vuelvo hacía mi habitación, paso por el pasillo de mi retrato pensando que aun estará Azul bañándose, atraviso el pasillo y entro en mi habitación, distraído, con Mirabel·la aun en mente. Pero al abrir la puerta, todos los pensamientos en mi cabeza se evaporan de golpe. Allí esta Azul, desnuda por completo, se intenta tapar pero su bata de algodón blanco cae al suelo, y me mira sonrojada por completo pidiendo disculpas. Mis ojos recorren toda la figura de la joven rubia, de silueta perfecta, y senos preciosos de aspecto suave y tersos. Me muerdo el labio y giro mi mirada hacía la cama con una sonrisa pícara. Realmente es preciosa, respiro hondo controlando mi excitación.

-Vaya terminaste antes de lo que creía. No te disculpes debería haber sido yo quien llamará a la puerta.- Le digo dejando el vestido y el collar sobre la cama. -Aquí te dejo ropa.- Me giro hacía la puerta. Deseos ardientes vienen a mi mente, ambos tumbados en la cama, disfrutando y pecando lujuriosamente en un intenso y excitante baile de pura pasión. La miro de reojo con un deseo completamente carnal, y sediento de ella, pero rápidamente miro al baúl que hay junto a la puerta, y me agacho para abrirlo. Saco un maletín rectangular y me levanto. -La esperare en el salón mientras se viste hermosa dama.- La miro seduciéndola y le guiño un ojo. -Es realmente perfecta mi bella Azul.- Digo con voz varonil y dulce, me giro y salgo de la habitación.

Atravieso el pasillo, bajo mi propia mirada eternamente reflejada en ese cuadro y bajo al salón. Voy a la esquina donde hay dos sofás en dispuestos en “L” con una mesa hecha de un tronco de una encina milenaria, simplemente cortada y pulida. Todo frente a la chimenea, dejo el maletín sobre la mesa y cojo tres troncos algo gruesos y los pongo en el fuego, para así avivarlo.

Me siento dando la espalda a las escaleras, abro el maletín, y saco mi antiguo violín, pero aun en perfecto estado. Sonrío mirándolo y lo pongo en mi hombro izquierdo. Cojo el arco y tras una inspiración profunda empiezo a tocar.



Me concentro sintiendo cada nota, con los ojos cerrados y una sonrisa dulce dibujada en mis labios.