El secuestro de M (privado)

por **Hedoné Vlasopoulos** Lun Jul 11, 2011 7:38 pm

Ahí la tenía frente a ella, llevaba tiempo observándola. Miró hacia un lado y hacia otro. Estaba ella completamente sola, era la ocasión perfecta para dar el primer paso y abordar. Era el lugar perfecto para ambas, un entorno apartado del resto y rodeado de frondosos árboles donde la luz del sol casi no penetraba. Se podía escuchar de cerca el murmullo del agua.
Se encontraba algo nerviosa por si alguien llegaba a descubrirla, sabía que eso que pretendía estaba mal pero habían muchas allí y si se llevaba una nadie la echaría en falta. Estaba convencida de ello. Tenía su objetivo a la vista, era más pequeña que las demás que la rodeaban. Nadie notaría nada y taparía el agujero para disimular su desaparición. Nadie sospecharía nada al respecto y ni se imaginarían que Hedoné la llevaría en uno de sus bolsillos escondida. Su plan era perfecto, no habría pruebas del secuestro y tampoco sospecharían de una joven como ella. Tenía en su bolsillo un pañuelo para envolverla y en el otro tenía una pequeña navaja para poder cavar y cortar si hacía falta. Estaba todo calculado meticulosamente.
Dio el primer paso para poder agarrar las hojas pero algo la frenó, un par de mujeres aparecieron de la nada. Se sobresaltó por un instante y escondió sus manos detrás disimulando lo que pretendía hacer. No perdió de vista a las mujeres hasta que desaparecieron. Soltó un gran suspiro y se llenó de valentía para volverlo a intentar.
Hedoné había venido hace un par de días a ver el jardín Botánico de París y mientras paseaba por los hermosos jardines la encontró, su tallo era de color verde oscuro y sus hojas anchas. Cuando la vio no podía creer que en ese lugar pudiera encontrarla, pero efectivamente allí estaba frente a la muchacha. Una sonrisa entre felicidad y maldad se dibujó en su rostro y fue entonces cuando planeó el saqueo. Era una oportunidad única de encontrar una mandrágora en pleno París.
Dio un paso, luego otro y extendió su mano para agarrar las hojas. Esta vez lo conseguiría, sería suya por fin. Nadie vería como ella se la llevaba.

por **Sergei Ivanovich** Lun Jul 11, 2011 8:25 pm

A Sergei le gustaba el Jardín Botánico. Era un buen lugar para pasear, para pensar en sus propios asuntos y, bueno, para regodearse la vista. Si había algo que le encantaba de aquella ciudad respecto a Rusia eran las mujeres. Cada mujer que vería era más hermosa que la anterior. Y la otra todavía más bella. Por no hablar de la de más allá… Y no iban recatadamente vestida, ocultando los atributos que Dios había tenido bien a darles. Aquellos escotes en Rusia no los iba a ver.

Sin duda, había elegido un buen lugar para vivir cuando había salido de San Petersburgo. El único problema es que apenas sí había tenido oportunidad de encontrarse con muchos más brujos desde que había llegado a París.

Pero tal vez aquello pudiera ser incluso algo positivo, ¿no? De acuerdo, no podía hablar de brujería o pociones con casi nadie, pero tenía más libertad para moverse y para actuar como le viniera en gana. Sin otros brujos ni jefes de gremio que le dijeran por dónde podía moverse o por dónde no. Sin obligaciones, sin limitaciones…

Iba pensando en eso cuando al girar una de las esquinas vio pasar un par de bellas damas ante las hizo un caballeroso gesto con el sombrero para saludarlas. E inmediatamente después vio a otra joven cerca de las flores, agazapada, como si estuviera buscando algo entre los arbustos.

Movido por la curiosidad y cierto aire infantil que le asaltaba en ocasiones se acercó a ella sigilosamente, sin golpear el suelo con su bastón para no llamar la atención.

-Disculpe, señorita-dijo una vez que estuvo lo bastante cerca de ella-. ¿Necesita ayuda con algo?-preguntó con tono serio y calmado-¿Se le ha caído algo entre los arbustos?

por **Hedoné Vlasopoulos** Mar Jul 12, 2011 9:01 am

Su mano tenía bien agarrada las hojas de la planta, con la otra sacó su pequeña navaja y empezó a cavar rápidamente. Todo había salido bien y está pequeña plantita estaría en sus manos muy pronto. Sus raíces eran gruesas y estaba bien agarrada a la tierra, le estaba costando un poco poder sacarla, pero no iba a rendirse tan fácilmente. Dio un buen tirón con la mano que agarraba las hojas, ya casi la tenía.
La mandrágora tenía propiedades buenas para realizar algunas medicinas caseras, ella solo podía hacer eso aunque a veces no se le diera muy bien eso de prepararlas. Su padre y sus hermanos sabían ir un poco más allá en la preparación de pociones y hierbas, era un don que siempre estaba en su familia menos ella. En eso se parecía a su abuela, ella tampoco tenía ese don, Hedoné quería poder hacer lo mismo que sus hermanos pero era imposible. En cambio, poseía otros dones, unos iguales a los que tenía su abuela.
Estaba inmersa en sus pensamientos de cómo despedazaría la mandrágora cuando escuchó una voz tras de ella. Sus ojos se abrieron de par en par y su cuerpo se paralizó unos instantes. Todo era perfecto ¿Qué había descuidado? Y lo más importante ¿de dónde demonios salió ese hombre? Volteó su cabeza para ver de quién se trataba. Era un hombre de cabellos rubios y con ojos azules, llevaba un sombrero y en una de sus manos un bastón. Lo miró en silencio durante unos minutos, intentaba pensar que podía hacer o decir en esos momentos. Debía quizá usar algún poder en él, darle a su mente una visión distinta a la que observaban sus ojos o por otro lado usar algún sentimiento para ahuyentarlo. Pero la última vez que usó algo así acabó ella en París y tampoco se merecía ese hombre que le hiciera nada, al menos aún. Soltó una risa nerviosa y tomó aire.

- ehm… no… - seguía inmóvil mientras sus ojos miraron a un lado y a otro del lugar – se me cayó algo si, pero ya lo tengo - sonrió con la esperanza de disimular aunque solo fuera un poco - ¿y usted necesita ayuda en algo?

por **Sergei Ivanovich** Mar Jul 12, 2011 9:28 am

Se podría decir que el brujo disfrutó al ver la reacción de la joven y cómo se paralizaba al oír su voz. O mucho se equivocaba o, no sólo le había asustado, si no que le había pillado haciendo algo que no debería estar haciendo. Pero no dejó de mostrar un rostro amable y afable. El de un extranjero que pasa por allí y trata de ayudar, sólo eso.

-Oh, le ruego que me perdone señorita-. Respondió con un fuerte acento ruso y sin apenas darse cuenta de los errores que cometía al hablar-. No pretendía turbarlo. Sólo pretendía ayudar a joven y bonita damisela.

Tras decir eso se asomó, curioso, para ver qué es lo que había estado tratando de hacer. Y no pudo evitar alzar una ceja, mezcla de incredulidad y sorpresa, al ver en el suelo una mandrágora; Una mandrágora que habían estado a punto de arrancar y de llevarse de allí.
-Qué flor más bonita-dijo mientras daba un paso atrás y empezaba a hacer uso de Encandilamiento. Apenas una pizca, lo suficiente para que la joven no le rechazara de pleno o se mostrara demasiado desconfiada-. ¿Cómo la llaman en francés?-preguntó el ruso, aparentemente interesado en la flor. Claro que estaba mucho más atento a los gestos de la mujer. Podía ser que no conociera qué era aquella planta, que sólo le pareciera bonita y tratara de hacerse con ella por puro capricho.

Pero Sergei había aprendido con el paso del tiempo que las casualidades como aquellas no existían. Y todo apuntaba a que acababa de toparse con otra de su condición. Y lo mejor, la había pillado totalmente desprevenida, algo que le pareció sumamente divertido. Era curioso, además, que hubiera sido justo después de pensar que apenas conocía a Brujos en París. ¿El destino, quizás?

por **Hedoné Vlasopoulos** Mar Jul 12, 2011 2:32 pm

El hombre la observaba y parecía no inmutarse por lo que ella estaba haciendo. No sabía si era porque no se dio cuenta o al contrario se dio cuenta y hacía como si nada.
Se notaba un fuerte acento, el hombre no era de aquí o quizá solo aparentaba no ser de aquí. Entrecerró sus ojos, no sabía si desconfiar o no del otro, había dudas en ese momento y no dejaba de preguntarse que tenía ahora que hacer.

- No… no se preocupe – levantó una de sus manos moviéndola repetitivamente manchada de arena

Sus ojos vieron la mano manchada y la escondió, mientras lo intentaba el hombre intrigado echó un vistazo a lo que ella estaba tramando. Rápidamente, ella con la mano que no sabía donde meter, tapó la prueba del delito. El hombre dio un paso atrás, ella se quedó de espaldas a el mirando la planta. Tomó aire cerrando sus ojos y llevándose el dorso de su mano a los labios. La pregunta del otro le hizo volver a la realidad y levantó sus ojos buscando los del hombre. Se quedó unos segundos en silencio y deslizó su mirada hacia la planta para luego volver a encontrar la del otro. Con uno de sus dedos señaló la planta.

- Ella mandrágora – sonrió mientras se levantaba lentamente – yo Hedoné – alzó su mano para así poder saludarle pero la volvió a esconder cuando recordó que estaba manchada de tierra - ¿y usted? – preguntó intentando tapar con su cuerpo la escena del crimen

por **Sergei Ivanovich** Mar Jul 12, 2011 5:18 pm

-Izvinite…-dijo en ruso casi sin darse cuenta-. Oh, perdone, a veces me cuesta hablar el francés-dijo, algo azorado pero sin perder una sonrisa cordial-. Me llamo Sergei-dijo mientras hacía una reverencia y se quitaba el sombrero con un elaborado gesto-. Sergei Ivanovich, un placer conocerla a usted. Y a la señora Mandrágora. Es una flor muy bonita, ¿sirve para algo? ¿O sólo busca algo que se iguale un poco a su exquisita y delicada belleza?-quiso saber, casi sin darle importancia al cumplido que había usado, mucho más interesado en la planta.

Porque por supuesto que Sergei sabía para qué servía. La había usado muchas veces en sus pociones y ungüentos, pero no dejaba de estar intrigado. Cada vez estaba más convencido de que aquella mujer sabía perfectamente para qué era aquella planta y que la quería usar en algo. ¿Por qué si no trataba de esconderla? ¿Por qué si no se comportaba como si fuera culpable de algo?

Si sólo fuera una planta más no se mostraría tan… bueno, lo cierto es que parecía deseosa de que no le viera. Pero para ello ya era tarde, porque Sergei la había visto, tanto la planta como las manos sucias, manchadas de tierra. El brujo dio un paso más hacia ella, como si tal cosa mientras se volvía a colocar bien el sombrero.

-¿Sois de París?-preguntó, tratando de relajar la conversación-. Yo he llegado hace apenas unos meses y todavía me estoy adaptando a ésta ciudad. Pero he de reconocer que es magnífica.

por **Hedoné Vlasopoulos** Miér Jul 13, 2011 10:53 am

No perdía detalle de cada movimiento y palabra que salía de aquel hombre. Observaba cada gesto y esa sonrisa. Cuando Sergei se excusó por su francés ella negó con la cabeza sonriéndole para que así no le diera importancia. Ella sabía lo que era estar en un país que no era el tuyo y hablar en otro idioma, siempre se colaba alguna expresión o palabra de la lengua materna. Algunas personas no les daban importancia a estas pequeñas expresiones que surgían, otras sin embargo podían mirarle a uno como si fuera algo extraño de otro mundo. Cuando le ocurría eso aun marcaba más su acento y disfrutaba viendo los rostros de los demás al mirarla.

- Igualmente, señor – inclinó suavemente su cabeza en forma de saludo - ¿si sirve…? - quedó pensativa durante unos segundos - Depende para que la quiera la persona puede tener una utilidad u otra… pero yo básicamente la uso para las ensaladas

Mientras hablaba con Sergei, disimuladamente empezó con su pie a echar la arena sobre la planta con el objetivo de volver a dejarla como estaba antes. Ahora tenía que pasar lo más desapercibida posible y ya daba por perdida la planta, debería volver otro día. De vez en cuando de reojo intentaba observar su pierna para ver si hacía bien su labor. Cuando levantó la mirada una de las veces vio como el otro se había acercado un poquito más.

- No, yo soy de Grecia – notó que el pie se quedó enganchado en algo y empezó a dar suaves tironcitos para deshacerse del amarre – al igual que usted llegué no hace mucho, estoy disfrutando de la ciudad, es realmente hermosa

Finalmente, dio un tirón algo más rudo haciendo que perdiera el equilibrio y cayera sentada al suelo. Su mirada recorrió al hombre desde sus pies hasta el rostro. No pudo evitar soltar una risita y notar como se sonrojaba levemente.

- Bueno… ¿de donde dijo que era?

por **Sergei Ivanovich** Dom Jul 17, 2011 3:28 pm

-¿Para las ensaladas?-preguntó, incrédulo pero divertido a la vez-. Pues recuerde curarla o podría ser bastante perjudicial para usted. Pero que seguro que ya lo sabe. Había oído que era una planta medicinal, o eso dicen en mi tierra. Que la usan las brujas para hacer sus pociones y ungüentos. Pero serán sin duda cuentos de viejas…-Sergei guardó silencio y continuó escuchando lo que le decía Hedoné-. ¿De Grecia? Dicen que es un país bonito, aunque el Gran Turco parece que no la quiere soltar, ¿no? Se rumorea que sigue habiendo revueltas de parte de sus compatriotas contra el dominio musulmán.

Mientras hablaba el brujo observó que su interlocutora seguía ocultando el agujero. Y cómo acababa tropezándose y cayendo al suelo de culo. Sergei no pudo evitar sonreír ampliamente, divertido con la situación. Toda aquella situación empezaba a resultar ridículo y estaba esperando a encontrar un buen momento para dar un paso adelante y dar a conocer su naturaleza. Y que de paso la griega hiciera otro tanto de lo mismo.

Sergei se acercó más a ella y le tendió la mano para que se levantara.
-Tened cuidado joven. Éstas ramas son algo peligrosas y podría volver a caerse. Será mejor que salgamos de aquí, no ocurra algún otro accidente.

Una vez que estuvo en pie Sergei respondió a su última pregunta:
-Ah, antes de que se me olvide. Vengo de San Petersburgo, en Rusia. Ha sido un viaje muy largo, pero me alegro de haber dejado aquella dura e inhóspita tierra. Aquí la vida es mucho más fácil y agradable.

por **Hedoné Vlasopoulos** Mar Jul 19, 2011 7:48 am

Su rostro se tornó serio cuando el hombre le mencionó la palabra bruja, parecía que el otro sabía de lo que estaba hablando y solo se hacía el inocente. Ahora lo que había que averiguar si su curiosidad era buena o mala. Observó cada detalle del hombre, empezando por su mirada, sus facciones intentando encontrar cualquier señal que pudiera alertarla de peligro. Sonrió dulcemente sin dejar de mirarle a los ojos.

- Parece señor… que sabe más de esa planta de lo que quiere aparentar – sacó con cuidado un pañuelo de su bolsillo para limpiarse las manos de tierra – mi familia se trasladó a Constantinopla, en el barrio Phanar, es el principal barrio griego de la ciudad. Los miembros de esas familias tienen grandes influencias no solo en Grecia si no también en el Imperio Otomano – levantó su mirada sonriente mientras guardaba su pañuelo cuidadosamente en el bolsillo – no le conviene enfrentarse a esas familias al sultán

Sergei le tendió la mano para ayudarla lo cual ella no rechazó y tomándola se levantó dándole las gracias. Pasó sus manos lentamente por su vestido intentando sacudir los granitos de tierra que habían quedado en la tela. Dio un par de pasos hacía el camino mientras asentía. Levantó su cabeza en silencio mientras observaba al otro escuchándolo hablar. Se preguntaba que pretendía realmente ese hombre, sus preguntas sutiles por la planta con intención de saber el porque ella tenía esa fijación en concreto. Podía ser un brujo como ella, si fuera el caso sería el primero en conocer que no perteneciera a su familia, en caso contrario podía ser alguien el cual pudiera acusarla y con ello sentenciarla a una muerte segura por brujería.
Siguió en silencio sin apartar sus ojos de aquel hombre moviéndose lentamente hacia un lado manteniendo las distancias. Había llegado el momento de percibir lo que el otro podía sentir, escudriñó en el interior del hombre en busca de algún sentimiento que le diera la alarma.

- Lo importante es que uno mismo se sienta bien esté donde esté ¿echa de menos su país? – cerró los ojos y los abrió mirando hacia otro lado sin haber sentido nada, solo un sentimiento de diversión y curiosidad

por **Sergei Ivanovich** Mar Ago 23, 2011 9:09 pm

¿Aquello era una amenaza? Desde luego lo parecía. Si a un sultán no le interesaba meterse con esas familias, no digamos de algún pobre ruso desgraciado. El brujo no dejó de sonreír en ningún momento, encantador como sabía ser en ocasiones. Aunque tal vez fuera un comentario casual hecho a causa de su pregunta. Sin ninguna doble intención.

Podía ser, sí. Pero Sergei hacía mucho que dudaba de las casualidades.

-Oh, claro, por supuesto. Lo importarte es sentirse bien, ¿no? Y la verdad es que aquí en París es difícil no hacerlo. He visto más cosas en ésta maravillosa ciudad en unos meses de las que tal vez podría ver en Rusia. Construcciones imposibles, hombres que discuten en cafés de forma razonable. Mujeres tan bellas que incluso las ninfas de los cuentos sentirían envidia de ellas ¿Por qué no me iba a sentir bien aquí?-preguntó, risueño, con cierto brillo en los ojos-. No, París es un buen lugar para vivir.

Sergei siguió observándola, cada vez más seguro de que ella también sabía lo suyo. Era divertido ver cómo ambos lo sabían, o parecían saberlo, pero ninguno se atrevía a dar el último paso. Aquello era lo malo de París, que todos trataban de ocultar lo que era. En San Petersburgo no hubieran tenido tantos problemas. Pero al brujo le divertía la situación y no tenía intención de dar el último paso.

-Le ruego que perdone mi indiscreción, pero debo admitir que uno de mis defectos es una curiosidad insufrible; ¿cómo es que una señorita como usted ha terminado en una ciudad como esta? ¿Una visita de ocio?-preguntó, bastante curioso e interesado.

por **Hedoné Vlasopoulos** Jue Ago 25, 2011 11:09 am

Rió divertida por los comentarios del ruso, por las palabras que usaba y la forma como lo decía ciertamente estaba encantado de vivir en París. Eso era lo que de verdad era importante y lo que contaba. Ella se sentía a gusto también en París, pensándolo mejor realmente era el lugar que más libertad había tenido pero lo estaba pagando con la soledad. Su hermano mayor pasaba la mayoría del tiempo fuera de casa trabajando y su cuñada haciendo de relaciones sociales puramente de fachada. Echaba de menos los tiempos en que ella vivía en Grecia o Constantinopla, siempre tenía a su otro hermano junto a ella viviendo el día a día. Eso era lo que echaba más en falta.

- Tiene razón, es un buen lugar y bastante distinto a los demás que conozco

Ladeó su cabeza sonriente observándolo. Levantó su mano suavemente indicando si la acompañaba dando un paseo. Miró de reojo a la mandrágora pensando que esta vez la planta había ganado la batalla pero que esto no iba a quedar así y que la joven volvería a por ella en otro momento. Sonrió de nuevo mientras asentía con su cabeza tras escuchar su pregunta volteando ligeramente su cabeza para observarle.

- No lo tome como un defecto, a veces la curiosidad nos lleva a descubrir otras cosas – dio una pequeña pausa – mi hermano mayor es diplomático aquí en París y junto a su esposa tuvieron que trasladarse – sonrió – digamos que estoy exiliada por mi madre… porque quería que me casara con alguien y yo incité un poco esa situación para que no ocurriera

Su madre era la única de la familia que no era bruja y odiaba esa faceta de su marido e hijos. Sabía que su hija había manipulado todo el trabajo que ella había realizado para que pudiera casarse con aquel hombre que le presentó, no hacía falta que se lo confirmaran era totalmente evidente para la mujer. Hedoné no se sentía ni mal ni tampoco arrepentida de lo que hizo, sabía que aquel hombre no era bueno y traería problemas no solo a ella si no también a su familia. Lo único que hizo fue evitarlo como mejor sabía sin que nadie pudiera darse cuenta, excepto su madre, una mujer desconfiada y que odiaba toda la magia.

- ¿Y a usted que le llevó terminar en París? ¿Por qué se decidió por un lugar como esta ciudad?

por Contenido patrocinado

El secuestro de M (privado)

El secuestro de M (privado)

Re: El secuestro de M (privado)

Re: El secuestro de M (privado)

Re: El secuestro de M (privado)

Re: El secuestro de M (privado)

Re: El secuestro de M (privado)

Re: El secuestro de M (privado)

Re: El secuestro de M (privado)

Re: El secuestro de M (privado)

Re: El secuestro de M (privado)

Re: El secuestro de M (privado)

Re: El secuestro de M (privado)