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PARÍS, FRANCIA
AÑO 1842

Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.

Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.

¿Estás dispuesto a regresar más doscientos años atrás?



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Mensaje por Invitado Vie Mar 28, 2014 10:35 am

“Es un principio sin precedentes, un pasado sin base, un final que nunca terminará. Porque vivimos infinitamente, aunque nuestras almas se pudran e intenten liberarse. Solo cuando el blanco cubra los pecados podrás fundirte con la verdadera creación.”
Ni por un segundo pensó que tendría que lidiar con semejante cuervo negro, era testarudo aun estando inconsciente. Y provocaba querer terminar de arrancarle el otro ojo de ser posible, pero su mujer lo controlaba debidamente, lo observaba con esos orbes color esmeralda que pulverizaban cada sentimiento negativo de su cerebro. Era difícil llevarlos a ambos, ella estaba saludable, no estaba ni un ápice herida, pero sería imposible seguirle el paso y el otro hombre, según sabía, llamado Nicolás, estaba con la mitad del alma en el infierno. El vampiro antiguo iba a una velocidad astronómicamente grande, casi como si fuese el viento. No habían pensado en la posibilidad de que la inquisición los siguiera. Pobres ilusos, realmente creían que iba a ser muy fácil, pero habían estado muy cerca de morir y solo por salvar el capricho de Hero, su vampiro imprudente. Suspiró con amargura antes de llegar al acantilado, allí era donde hacía más de cinco mil años se hallaba. Hoyt era un hombre que viajaba de un lado a otro, pero en todos los lugares que pisaba construía una residencia, un hogar donde sentirse fuera de peligro. Claro que ahora tendría que irse y quemar todo el lugar; la iglesia seguramente haría un rastrillaje tan profundo que ni les importaría extinguir árboles con tal de encontrar a aquella familia sobrenatural.
―Amor, sigue tú, déjame aquí, construiré una barrera y esparciré la poción para que nuestra esencia se disperse. No te preocupes, me esconderé apenas termine, estaré a tu lado en menos de lo que tarda el sol en salir. ― Prometió Glenna, una mujer de cabellos rojos, que mantenía su mirada firme aun cuando era acarreada como un maldito saco de papas. Hoyt no tardó mucho en asimilar la situación, aceptando que esa era la mejor forma de evadir el problema. Confiaba en que su mujer era poderosa, tenía sus almas pasadas en el presente, que la ayudaban como si ella tuviese más de cuatro mil años de experiencia. Podía controlar las cosas, hacer pociones más efectivas que ninguna y por ello, estaba seguro de que no fallaría, aunque no por ello dejó de hablar y temer. ― Ten cuidado, a la más mínima señal de emergencia grita mi nombre, te escucharé y apareceré tan rápido como la noche. ― Susurró apretándole la mano, en tanto empezaba a correr más rápidamente, ahora que tenía a la mitad el peso duplicaba su velocidad. Y hasta tuvo un momento, mientras estaba por los aires, de observar a aquel hombre que parecía tener más sangre que piel en la superficie. Pensó que era muy hermoso, sin duda su hijo tenía buen gusto, aunque no le agradaba que fuese un hombre, no estaba seguro de poder entender cómo se habían llegado a amar, pero creía que tampoco era necesario.
Cuando llegaron a la cueva y pasaron el gran arco, fue casi como pasar a otra dimensión. El acantilado, que desde afuera parecía un hogar de animales, por dentro se adornaba de la más fina porcelana. Se alzaban columnas a los costados y había una gran cama con largos sillones a los costados. Era una sala espaciosa, pero allí terminaba todo, no había baño, ni cocina, no eran cosas que él necesitara. Pero se notaba al costado un pequeño recinto donde había comida humana y una gran tina del otro lado. Obviamente el olor a mujer se notaba en el ambiente, el brillo de ella se había impregnado desde el primer momento en que Glenna había puesto un pie en el lugar.  ― Despierta. Si mueres Hero estará muy enojado conmigo… ― Murmuró Hoyt mientras se cortaba la mano con un largo cuchillo y apoyaba su sangre en el ojo ajeno, haciendo que la herida comienza a cerrarse rápidamente. Él tenía la habilidad de la fortaleza, lo que hacía que su sangre de regeneración fuese más fuerte y viscosa. Aceleraba el proceso más del doble de lo normal. ― ¿Tú eres el violinista del diablo? ― Preguntó secamente, mientras seguía curando sus heridas, habiéndolo apoyado anteriormente al cuervo en la cama, que ahora se manchaba vulgarmente de rojo en las sabanas y frazadas blancas.
Glenna estaba a punto de terminar la barrera, quería volver con su amado antes de que aquel otro inmortal despertara, ya que cuando lo estaba salvando, pudo notar su aura, era amenazante y orgullosa. Tenía miedo que fuese a atacar a Hoyt y aunque estaba segura de que no podría matarlo, eso no iba para Nicolás, conocía a su esposo y cuando lo atacaban respondía de la misma forma, hostil, vengativo y furioso.
“No estamos para pelear, debemos unirnos para así poder salvarnos.”


Hoyt: Rojo
Glenna: Verde
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Mensaje por Nicolás D' Lenfent Jue Abr 03, 2014 10:36 pm

Vigor teñido de negro,
alas óbices,
tósigo en la linfa…
Dame muerte si es necesario,
dame aliento y descanso, temor violento.
¡Por favor, tú, mi cripta….cripta del cuervo!

Amargo y lento avanza el tiempo, lamentable trago de ácidos alterados por la sed, el lento engranaje del viento que se percibe y pasa la existencia en los hilos de este templo manipulado por la inercia destructiva de un desdén, había muerto violentamente con el sentimiento desquiciado de odio y tristeza, así ahora se torna, está unido al sentimiento suicida, lagrimas disecadas por la traducción que fluye de la desaparición del control emocional, encontrándose desequilibrado, con el impulso deseo de conseguir la identidad perdida, cuenta con los ojos cerrados, opresor del silencio, renuncia a los sentidos porque lo han asesinado, ¡De todos modos es un cuervo moribundo! Ese templo, ese corazón mortecino se destrozaron, desviando el dolor y la agonía en una danza entre oscuridades de anestesia, le desgarra la garganta, la carne cuelga por las heridas que no le tienen permitido gritar, gimotear o quejarse, pareciese un ahogamiento chalado…

Pero hoy también la linfa se diseca, se encuentra en una realidad con defecto congénito autodestructivo, siendo grabada la piel de las ofensas, sin duda ya no puede ver más allá de sombras y telarañas…Permaneciendo perdido, está agonizando creyendo que al fin la muerte final conocería, ya nada esperaba, el vivir y amar ya no se cruzaban en el intenso dolor de las espinas ex clavadas, las dagas devoraron la culpa, se había alejado de lo que era que ahora mismo se transformaba en lo que siempre fue, ¡Una miserable efímera soledad!...

Entre más pasa el tiempo, desecha aquel beso afrodisiaco-ese que le invito a un sopor lleno de esperanza- la cruda realidad que siempre ha aceptado es el que moriría solo y justamente corre a los brazos de la expiración,  gracias a esa cruz la cual le abrió los ojos, despertaba alejándose de aquel cielo que no merecía, volviendo a caer en espiral a la cripta, las puertas se abren a su paso, delira y va aceptando la destrucción, soledad y tristeza, le estaba dominando el trastorno, el pasado resurgió cuando su ojo fue destruido, no existía más la vista en aquel ojo que desato el torbellino de un miedo, brillando por completo el vacío que era…¡Volviendo a resurgir la ave que había desaparecido! Ya no tiene más alas, ya no tiene plumas que le protejan, poco a poco se queda sin nada, verdades y mentiras se envuelve en la resistencia de un vidrio y sin aliento, dejando que llorara ese sonido de un eco de aguas intranquilas que se percibían, siendo llevado que el solo creía que volaba al fin, a la nada donde pertenecía y recorrería entre plegarias por aquella luz que tanto amo para que siguiera reluciendo, sin importar que estuviese lejos.

¡Descansa en paz, amor mío, aquí te dejo! Apagado pésame que quedo apenas en un deseo de pensarlo, aquellos inquisidores supieron que había luchado para este desenlace, ¿Acaso no sabían que ya estaba lleno de dolor? Sabían que se había lastimado, la decadencia no era sencilla, entonces lentamente recuerda toda su mente ¿Porque se ha vuelto tan frió y se ha agotado toda la esperanza?  Muerto por dentro y fuera, nunca es suficiente para olvidar. Ahora un instrumento de debilidad, vasija de sangre vaciada que seguía recorriendo en su mente ese mar negro que tanto temía, añorando abandonar todo porque ya nada le mantenía existiendo.

--------------------------------
Creyó que oraba al viento, el sonido era hermoso, podía sentir como le acariciaba y esas voces que resonaban como murmuros, ¿Quiénes eran? ¿Sera que se despide el cosmo de él? ¡Déjenme dormir, tan solo quiero dormir! Hablaba la mente con suplicio, más que nada anhelaba la muerte, la invitaba a que le dieran el último golpe de una emancipación del dolor de existir… ¡No! Un golpe intenso en el pecho aniquilo el desvarió…  ¡Detente, no, no, no sigas manteniéndome en este mundo! ¡Quiero desparecer, asesina ese aliento a sangre, disécala, deja que muera de una vez! El silencio es el único que contesta las preguntas del pensamiento, ¿Siempre estaré condenado a esta blasfema tierra? Poco a poco una fuerza le recorría, despertaba el sentir en su piel, sintiendo como se esparcía un líquido en el agujero del rostro, era sangre antigua, reconocía el olor de las existencias, que la sed, maldito demonio se aferraba a seguir, siendo testigo de cómo sanaban el templo… ¡BASTA! Grito en la mente, renaciendo el dolor que emitió quejidos, fue así que intento alza la mano, débilmente toca el brazo ajeno para apartarle pero cae, aun flotaba el debilitamiento.-No…-murmuro dañino.-No…-volvió a inquirir, casi era silencio lo que liberaba…¿Cómo sabia de él? ¿Por qué justo ahora,  el nombre de su amante escuchaba? Ahora, él descansaba en paz, volaba lejos de este trágico mundo, lejos de este cuervo que jamás le podrá dar lo que necesitaba.

No podía moverse, solo un suave movimiento en el único ojo pudo brindar, veía borroso, una distorsionada presencia era lo único que capturaba y esa voz le provocaba dolor en los tímpanos, recobrara los sentidos como una flor al florecer por años…-...No…-ardía, aun el sentir de los aparatos  de tortura conservaba… -¿Por qué lo hizo? ¿Por qué?...-Las palabras con dificultad salían, impidiendo que su sangre se esparciera por el templo…-¡Quíteme esa despreciable  linfa! ¡Deténgase, no quiero que siga...!-Esperaba que la voz se alzara pero era lo contrario, tosió con amargura, obligándose a levantar, comenzó con irse sentando pero su brazo no respondió adecuadamente y se cayó, aun seguiría el paso de la muerte por eso se intentó levantar…-¿Qué sabe de él? ¿Cómo es que… conoce su nombre? …-con la mirada fija en él, eleva la mano a sentir la abertura del ojo que un gemido corto desprendió, se rehusaba a seguir  esa locura de tragar su sangre.-¿Cómo es que sigo aquí? –Aquello se interrogo así mismo, batallando con permanecer de pie, presionando un costado, interpelando demasiadas cosas…-¿Dónde estoy? ¿Qué sucedió en aquel cuarto de espejos?... ¿Quién es usted?...-lento, suave, con una delicadeza por no tose y esparcir las sobras de sangre cicatrizada, sin poder aclarar la mente, el dolor seguía presente, alejándose lo posible de aquella persona, asesinar es lo único que deseaba, un rencor y odio se asemejo en la pupila...¿Porque? ¿Porque estas ganas de acabar con él?¿¡Maldita sea! ¡Maldita sea! ¡Que se pudra, muerte ven a mi de una vez! ¡Matarme, matarme eso es lo único que quiero! 
Quien ha perdido la esperanza,
ha perdido también el miedo:
esta hablando la desesperación...


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Mensaje por Invitado Jue Abr 10, 2014 2:20 pm

“Escucho los gritos de agonía, las suplicas del dolor, el placer de un final cercano, dejar de existir es lo que quiere, pero está confinado a la tierra, por lo siglos de los siglos.”
Hoyt lo sentía sofocante en sus brazos, era una oscuridad abrumadora, que lo sentenciaba a querer alejarse, sin duda eran demasiado similares, con esas expresiones de odio a sí mismo que lo enloquecía algunas veces. Pero él había aprendido a controlarlo, por el solo hecho de querer existir junto a su amada. Esa era la única razón por la cual seguía intentando aletear hacía el futuro. Y por eso mismo, obligaría a aquel cuervo a hacer lo mismo. Aunque se negara, como bien lo estaba haciendo. Escuchar sus “no, no, no” era casi un chiste para él. Pero aun así no quería provocarlo, si un ser antiguo no estaba correctamente en sus cabales era peligroso, claro que poco podría hacerle siendo que su nivel de vida estaba por debajo de la extrema. Pero eso lo haría perder más la cordura y Hero… Hero se enojaría si sabía que había provocado a su pequeño juguete, o al menos Hoyt esperaba que fuese solo un juguete del momento, pensar en que su pequeña alimaña, llena de egocentrismo y amor-propio, se había enamorado era casi ficción. Hoyt sujetaba a aquel vampiro llamado Nicolás con extrema delicadeza, pero como una fortaleza, no lo dejaba escapar, sabía que estaba empezando a recobrar el sentido del tiempo y espacio y sería problemático si empezaba a atacarlos, por lo cual, empezó a apurar el paso.
― Razones, ¿por qué buscas razones? Lo hice porque quise, porque si Hero es infeliz yo también lo soy… Pequeño amante desperdiciado, aférrate a la vida y sujétala, si mueres sufrirás aún más, no hay final después de la muerte, no para nosotros. ― Murmurando aquel hombre de barba avejentada y un carisma frío y melancólico, veía aquel ojo ajeno con tristeza. Era evidente que sus orbes eran hermosos, azules, pero no demasiado oscuros, casi como el color del cielo en la mañana, o al menos eso recordaba, eso había visto en las pinturas. Aquel asiático al que había convertido años atrás era un gran amante de los ojos claros y el cabello reluciente; probablemente por su descendencia oriental, allí era imposible que alguien salga con esa clase de colores, todos eran de cabello oscuro y ojos negros. Aunque Hero le había dicho algunas veces, que eran como el sol, le daban brillo y por eso él brillaba en su interior, ciertamente sus palabras siempre provocaban algo en Hoyt que lo revolvía y derretía. No por nada había caído tan a sus pies. Con fuerzas, pero cuidado, pasó la mano por el cabello de aquel hombre, lo tironeó para que se desprendiera de su carne al aire libre y lo observó con calmada espera, escuchando esos balbuceos mal acomodados, pensando en que quizá, solo quizá debería dejarlo ir.
Los ojos del creador de Hero relucían de una maldad afligida y la necesidad de empezar a torturar a aquel hombre se despertó, tan fugaz y agraciadamente que hasta sintió sus colmillos nacer por debajo de sus dientes, de no ser por una voz fina y helada que se presenciaba en la entrada del lugar, en el principio de la cueva el resonar de unos tacos altos empezaba a escucharse como el frufrú de un vestido. Con una cabellera rojo fuego y unos ojos tan verdes que cegaban el alma, caminó con paso calmado, temeroso pero ajustado a la situación. ― Hombre de un ojo, cuyo nombre es Nicolás, hemos viajado para salvarte, solo por la plegaría del vástago de este hombre. Hero, el cual no es ningún héroe, es la creación de mi marido. Y espero que lo respetes, tal como -él- A ti. ― Su voz se acentuó, cuando observó a su marido con perspicacia, sabía que él estaba a punto de burlarse de aquel cuervo negro, lo sabía porque lo conocía tanto como conocía las hierbas del suelo, los hechizos más antiguos, como si fuese la palma de su mano.  Y había apurado su paso, su barrera y sus poderes, solo por la premonición de que una batalla se alzaría si no llegaba a tiempo. Hundió las manos en su gran bolso y molió hierbas y piedras con ambas manos, procurando hacer un polvo que esparció en el aire en menos de unos segundos. Volvió luego a su armario y de allí saco unos inciensos, los prendió. Uno con olor a vainilla, el otro con olor a jazmín. Era un aroma natural que calmaba las mentes, proponía recordar el porqué de estar en existencia y valoraba el pensar.
― Mi nombre es Hoyt y soy quien creó a aquel hombrecillo llamado Hero Jaejoong, hace poco más de diez años y ella es Glenna, mi mujer desde hace milenios. Y tú, tú eres Nicolás D’Lenfent, el violinista del diablo y no hay nada que puedas hacer para cambiarlo. Debes vivir, porque si no vives mi hijo estará triste nuevamente y yo no podré perdonártelo. Si no bebes, tendremos que obligarte y no quieres eso, ¿o sí? ― Preguntó el más antiguo de la habitación, mientras miraba a su esposa de reojo y ésta, con la habilidad mera de entender a su amante comprendió que debía dominar a aquel cuervo y lo hizo con el debido respeto. Alzó las manos a su pecho y miró al techo, murmurando con la mismísima expresión de un muerto “Luna de la mujer, Sol del hombre, mis dioses me proveen de las habilidades necesarias para buscar lo que los cardinales me ofrecen. Bajo el nombre de mi santidad, bajo el pentagrama de un alma antigua, me meto en su cuerpo para calmar sus heridas, dejen que duerma, sin morir ni pedir, que sean mis favores un anuncio a su luz.”  Los ojos verdes se volvieron celestes y luego grises y en Nicolás un alma luchaba por abrazarle los pedazos rotos, calmarlo para que se siente, para que se recueste y pueda seguir su rumbo. Ellos no pretendían desperdiciar su valiosa eternidad con un hombre como aquel. Pero debían mantenerlo con vida y por ello Hoyt se acercó a mirarlo, Glenna había usado sus poderes para apaciguar los músculos de Nicolás, pero no había tomado su mente, no había tocado su cordura, solo el dolor, estaba sujeto al alma de la mujer, punzante y desesperante y aun así lo soportaba, porque era capaz de todo, por cumplir los pedidos de su esposo.
― Te han torturado hasta el límite, pero ahora estas con vida, podría eliminar ese recuerdo de tu mente, pero no lo haré, debes vivir con él. Debes recordar que siempre hay que estar alerta. Nicolás, Hero está esperándote, él ha perdido algo, él también está sufriendo. ¿Pararás de ser egoísta? ― Preguntó con la frialdad que lo caracterizaba.

“Encontrarás que tan odioso puede ser el mundo.” 
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Mensaje por Nicolás D' Lenfent Sáb Abr 19, 2014 12:36 am


Solo agitando sus alas espiritualmente,
Sobre las llamas de la soledad,
Esta honorable conversación es belleza
Nada más que hermoso saber de tu amado…


Venir corriendo, la celebración comienza, tomen asiento en los mejores lugares, vean como el hombre suplicante se arrodilla ante la destrucción, miren al hereje, él dice que esta noche, ¡él arderá  debe sentir la muerte para volver en esperanza, débil y melancólico,  no desea hablar de la libertad que le ha brindado a su opresor, ese amante que con su sonrisa le encarcelo, la guadaña tensa el hilo de la vida y cuando su grito final murió,  la soledad lo vuelve a consumir, escuchando como eco el llanto de un niño que rompe en silencio, creyó haber sido el de ese ángel que le saco de la ruina, pero caía cenizas, el mismo cuervo ha dejado de llamarse así,  abandono el alma pura de ese quien le ofreció el amor más hermoso y apoderarse del fruto odio que engendraba al herir por haber asesinado lo que le mantenía con vida…Ahora querían servir el vino, eternamente quiere llorar, ocultar lo único con lo que lo habían asesinado, su intensa alma se hará secreto, si, esa alma que había sido llamada “Hero”, rehusándose a sanar las heridas, se aferra a ella para que el daño se tatué y recuerde lo que fue sufrir por alguien y no se olvide.

Y mientras la oscura procesión ha sido completada, un sacrificio, su única esperanza fue derramada y con un ojo ha de descansar por una noche en lo que despierta el salvaje odio a ese mentor. Y el tiempo dice, es momento de despertar, abre el ojo e imagina que las tinieblas es lo único en tu alrededor, habla y avanza entre ellas para poder ser capaz de envolverte en la batalla. Luchar con el oscurecido dolor, fortalecer la mente, endurecer el templo de venganza, traer el terror en esa mirada aun a pesar de que sea melancólica, que dañe su propia tristeza, pronto muy pronto todo se envolverá en oscuridad, cogiendo todos los sucesos, te atemorizaba la locura por el trance de los recuerdos pasados y a su pesar de que ahora sufría porque revivieron el suplicio profundamente, observa en espirales aunque se maree, una asemejada neblina que se desvanecía de su ojo le aclaraba la vista, todo esto le llevaba a la prometedora ira, al comienzo que era el óbito tras haber sido el tironeo el que le enfureciera y ahí con una mirada hacia él de baladí libero.

-No me hable como si conociera, no se iguale a su dispar, Usted que habla de él como si fuese un amor único, calle y déjeme o bien quédese y deje de seguir mi rastro, ¿Quién espera un final? No hay nada que termine en esta inmunda línea, no muestre su insultante conmiseración.-de un intento de alejar esa mano que le sostenía de los cabellos, las palabras a su pesar de que la voz fuese tétrica y acogedora de decaimiento eran vehementes a la aversión, batallando por mantenerse de pie, deteriorando esas palabras que le provocaban asesinarle, despedazarle por referirse bellamente a “él” pero tan pronto percibió una fragancia que calmaba la sed solo por saborear de su sapidez y su voz como el canto de un cisne, siguiendo su voz con la mirada, esplendor vivido, vigor calmante, se acerca y sus cabellos tal cual fuego siente arder en ellos, ojos cual laguna soñada dibujaban sus pupilas pero no basto con sosegar el instante, le escucha, observa lo que hace y sabe que es, solo que al verla se presenta la quema de brujas, afectado por “solo por la plegaría del vástago de este hombre. Hero, el cual no es ningún héroe, es la creación de mi marido…” “¿Aún seguía existiendo? ¿Por qué?" En el interior un alivio se apodero, desprendió una valiosa lágrima la cual pronto perdió esperando que no fuese notoria, aspirando el jazmín junto con la vainilla que añoraba alejarse porque si permanecía ahí jamás dejaría a ese pequeño que escapo de sus manos…

-Nicolás D’ Lenfent, si, así me llamo a veces me es ajeno como ahora mismo, me dice de ¿Vivir? ¿Perdonar? Palabras vacías, carecen de mi apego, ¿Triste? Realmente conozco la tristeza y sé que no ha sido nada con lo que puedo hacerle más adelante a su “hijo”.  Ahora comprendo porque este sentimiento cuando sus ojos miré, semejantes pupilas, mirada que solo un alma invita a abrazar, bello nombre…-se dirigía a ambos con desencanto, sobre esos orbes caracterizo a la señora con debido respeto. Tras conocer lo que significaría aquella mujer, sabía lo que podían hacer, su plegaria le condujo a golpear el vacío, quería rechazarla, pero fue decayendo, el templo carecía de fuerza y en sus manos quedo, veía como avanzaba hacia la cama, recostado como un vegetal, sin poder realizar un movimiento propio, quería la escaramuza y no lo dejaron.

-He vivido en constante agonía, este dolor causado no significaba nada, creía que “él” obtuvo la muerte final de este cosmo, ¡ja!  Supieron jugar con este ojo pero vi claramente su templo arder, ni cenizas quedaba, todo se volvía como una noche en la que yo mismo quise morir, ¿Acaso no he estado en alerta todo este maldito tiempo? ¡Basta! No sabe nada, guarde sus palabras que no necesito ni de ellas, ni de su voz… ¿Me espera? Quizás sea lo mejor, si tanto le preocupa que este triste ¿Por qué lo dejo?  Ha sufrido más de lo que cree y yo mismo he sido uno de los causantes para eso, ¿Lo sabía? Quise devorarlo, consumirlo hasta que no quedara nada, lo herí de mil maneras y viene a decirme que no podrá perdonármelo…  Que más de un sufrimiento más, eso es lo que necesita, yo mismo estoy matándole, Ahora, dígame, ¿Por cuánto tiempo existirá su preciado hijo?- inmóvil, murmuraba las palabras con desde a sí mismo, caer en sueño y no despertar, ser arrojado en la lejanía para no envenenar más las palabras que invadían por la explosión de emociones que confundían…

Cómodamente en la sombra no es¿Qué esperas de mí esperando ...La paz sea con toda el alma .
Ser yo, y nada más que no sea yo ,
Viajar, este vestido en el alma
                                     Pensar y sentir no lo hace tranquilo , ]

Y esa noche me lleva en sus alas,
                                           Perdido cuando el cielo . ]Y la paz que nunca se imaginó que un día,En tantos que corrió sin saber lo que estaba buscando ...Hasta ahora, este estado del ser , que sufrió ...La cogí aquí , pisando lo que él pensó que él quería.


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Mensaje por Invitado Miér Abr 23, 2014 8:12 am

“Creía que el tiempo volvía a las personas razonables, pero simple locura es la que encuentro en ti.”  
Hoyt pensaba seriamente que el muchacho carecía de neuronas en ese momento. ¿Por qué actuaba como si él fuese un enemigo? No lo podía entender, aunque suponía que lo hacía por el dolor, lo había acumulado a tal grado, que quizá deseaba morir. Pero esa era una idiotez, era comprensible, de ser que Hero estaba muerto, pero de otra forma… ¿Es que él ya no amaba a su vástago? Un deje de ira se acumuló en la sangre del antiguo inmortal, pero no pronunció palabra alguna ante aquella descarada forma de hablar del violinista del diablo. Más bien se quedó en silencio observando con ojos calculadores, escuchando los pasos que su mujer daba, con esa aura misericordiosa, que volvía a uno imbécil. Chasqueaba los dientes y se retiraba en silencio, la conversación no era realmente de su importancia. ¿Desde cuándo tenía que escuchar las quejas de un pequeño vampiro que lo único que hacía era molestarse con la existencia? Si fuese otro, le prendería una hoguera y esperaría sentado a que se tire y se haga ceniza. Pero no. Era el enamorado de su hijo, de aquel niño que había criado de mala forma, de carácter impredecible y molestia infernal. Del cual había abusado en actos imperdonables y que por ello mismo había movido las memorias, al punto de que quería hacer que él mismo las olvide. Sí, Hoyt no quería recordarlo, pero como castigo, dejó su mente intacta.
Ella sonrió, mostró sus dientes hermosos y alineados y cerró los ojos, dejando ver sus largas y populosas pestañas teñidas con un matiz oscuro. No había mujer más dulce y fuerte en la tierra, capaz de atravesar miles de años para volver a encontrarse con su verdadero amor. Ese que por siglos y siglos había sido el mismo. Acomodó sus cabellos detrás de las orejas y le sorprendió ver una lágrima caer, era disimulada, pero ella muy bien sabía cómo se ocultaba el dolor y el placer. Aun así, no preguntó nada, la realidad es que podía saber qué le había pasado con solo echar unas hojas a un caldero, con sangre y palabras, podía encontrar la respuesta. Pero no la quería, ella solo deseaba armonizar los caminos. Pensó que él parecía muy hermoso en esos instantes, sufriendo por dentro, restaurándose por fuera. Y siguió con el procedimiento que ya había ensayado anteriormente, lo hizo con fuerzas, con toda la voluntad que tenía y notó como de sus dedos la magia se esparció bellamente. El hombre caía ante sus poderes, lentamente se recostaba, sus músculos se destensaban y buscaba calmar el desamor a sí mismo. ― Nunca debes olvidar tu nombre, es lo único que te aferra a un pasado y un futuro. Es lo único que me ha mantenido a través de los siglos. Y no, él, Hero, no es mi hijo… Yo no soy su madre, tan solo soy la mujer de su creador. No lo he conocido siquiera. Pero me han contado historias de él. ¿Te gustaría oírlas? Oh… Me avergüenzan sus palabras. ―
Glenna respondía con ímpetu, miradas y sonrisas rastreras y mientras tanto Hoyt creía seriamente que era hora que aquel engendro se retirara, no se notaba que tenía celos, pero ahí estaban. Porque ella estaba dándolo todo para ayudar a aquel hombre a calmarse, claro que lo hacía porque él se lo había pedido, pero aun así… Sentía cosas que realmente no debía. Pero no tenía importancia ahora mismo, sabía ocultar sus sentimientos y el aroma delicioso que ella había colocado en el ambiente empezaba a relajarlo tal como a Nicolás. Hoyt se recostó a un lado, escuchó las plegarias del cuervo negro con curiosidad, entrecerrando los ojos, intentando comprender las verdaderas palabras de aquel poeta muerto. Nunca había sido demasiado de acertijos, más bien Glenna era quien decodificaba aquellos tipos de palabreríos, lo que sí podía notar, era que hablaba de amor y dolor. Los rostros, nunca cambiaban. ― Todos hemos sufrido a lo largo de nuestra existencia y eso es lo único que nos hace crecer. Lo blanco se ensucia, tarde o temprano. ¿Por qué debería ser diferente en él? ¿Piensas que no se lo merece? ― Preguntaba el mayor de la sala con una sonrisa de lado y recordaba la cantidad de maldades que Hero había hecho cuando chico. Como un pequeño diablo con cara de ángel. Glenna le miró, frunciendo levemente el ceño, en clara señal de “eso no es prudente”. Pero Hoyt levantó un hombro a modo de réplica y volvió la mirada al techo, desviándola cansinamente hacia Nicolás. ― Hero existirá todo el tiempo que él quiera, ahora dime tú, ¿por qué simplemente no te aferras a la existencia una vez más? Tu cuerpo volverá a tomar disposición de tus palabras cuando la herida de tu ojo se cierre. En ese momento serás libre de ir a donde quieras. ―
Con calma, Glenna se giraba y acariciaba los ungüentos con la yema de los dedos, untándolos para próximamente ir hacia el cuervo negro, pasó con la yema de los dedos la crema en el rostro ajeno, era un elixir que había creado durante siglos, lo recordaba perfectamente, en sus anteriores vidas pasadas había intentado hacer un antídoto para los vampiros y luego de muchos, los había conseguido. Nicolás no era el primero en usarlo, sabía que funcionaba, también sabía que quemaba y enfriaba, hasta endurecer la piel y unirla lentamente. ― Sentirás calor, luego frío y tu piel se unirá, más rápido de lo que puede hacerlo. ¿Por qué haz sufrido? ¿Te lo merecías? ― Terminaba de pasar la crema, le veía y se sentía mal por no ofrecerle un baño, estaba claramente derramado en sangre, pero eso no estaría bien, no quería ver a Hoyt enojado, era simplemente curarlo y dejarlo volar o al menos aletear hasta que vuelva a caer en la tierra. ― Hoyt siempre me ha dicho que me parezco a él, ¿extraño, no? Supongo que algo similar debo tener, ya que tus palabras son similares. Será mi egocentrismo. Siempre obtengo lo que quiero cuando de verdad quiero algo. Como él contigo… ―
“Palabras que emocionan.”

 
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Mensaje por Nicolás D' Lenfent Dom Mayo 04, 2014 1:39 am

“Si mi estilo fuera áspero y ronco, cual conviene para describir el sombrío pozo sobre el cual se apoyan todas las otras rocas, expresaría mucho mejor la esencia de mi pensamiento.”
¿Es que nadie comprendía el dolor engendrado? Ahí tendido como un espécimen de la muerte, maldiciéndose, consumiéndose en un llanto que no producía lagrimas más que lamentos susurrados en esas palabras que de su voz recobraba la fuerza y no abandonaba su melancolía, trágicamente su voz vibraba hasta el sosiego infierno de una agonía, padeciendo de vitalidad, enfermiza mirada que arrasa al asesinar aquello que se refleje, desdeñando a ese maldito creador, su esencia liberaba un destello al cual añoraría desvanecer, carcomer de 1, 2 ,3 ...y desaparecerla. ¡Demasiado odio, destrucción causaba verlo! Gruñía, se alocaba el desdén por él, no bastaba la tristeza en esa aureola hasta que esa mujer se apareció…”Glenna” ¿Por qué sacudía la paz en ese humo esparcido? Esplendorosa, embellecedora sonrisa que asesina el abismo y se apodera de este silencio escondido, invitando a vendar las heridas por un instante, tocando la enfermedad con su alma, enclaustrando las avocaciones grisáceas, siendo arrastrado como una barca hacia el infernal de los sinsentidos,  absorbiendo la inquietud de la mente por un demencia existencial, intentando montar una interpretación personal para solapar la melancolía, ¡No había más daño que la mente, no hay dolor donde se pueda tocar, el dolor existe, es como la nada, infinita e invisible! Volviendo tempestuoso la claridad, entre más quieren ayudarlo más lo empujan al feudo misterioso que declara el frenesí hierático por prevalecer dopado a una catástrofe ruidosa ponderosa.

Prevaleciendo las lesiones invisibles, ¡La mente es la cripta asesina! Mascullo el pensar, hilando la crueldad sentida por querer esa mujer invertir los juicios, desasosiego a serenidad,  padeciendo envuelto sin flujo alguno más que de esos labios intactos esperando la blasfema reaparición.
–Guardare sus palabras ya que no hay deleite a que me orille en pensar si debo o no debo olvidarlo pero me apetecería escuchar esas historias quizás así su pasado se refleje y al fin pueda discernirle. -Descubrir el pasado de ese pequeño era lo único que añoraba, desnudar esas dudas de los huecos que desterraba la memoria cuando las interrogativas no eran recordadas.

Pero percibiendo ese timbre cerca, la presencia de Hoyt comenzó a aceptarla tras los jazmines y la vainilla que le cubrieron en el viejo recuerdo al unir fragancias de amantes que se desnudan con un olor, sin pensar con sus vaciadas palabras, el tesoro lo dio a relucir porque no era si mereciera o no, ese querubín lo era y siempre será, a pesar que le vea lejos, siempre estará cerca.
-El sufrimiento se muestra en diferentes maneras, en unos más en otro menos, algunos los destierran otros se consumen.-Como un viento abrazador lo desprendía de los labios, fluyendo la sensación de una meditación relevante.-Usted mejor que nadie debería comprender mis palabras hacia él.-Enfoco el ojo hacia la mujer, le veía que era como si ese querube estuviese.-Él es como usted, cual alba soñada, la oda de leer la vida  y el alma del  instrumento que da vigor a la muerte, así de bellos son, cual resplandor que de repente aparece y aclara los pasos del oscuro sendero, más allá de los ojos su pureza prevalece, su voz que llena de armonía y dice; ¡Sigue viviendo!¡ Yo soy la vida!...y su alma eterna brilla y abraza: ¡Tú ya no estás solo! Tu dolor enjugo, estoy en tu camino, te sostengo y es como en un cielo sueñan, sonriendo como el amor mismo, a pesar de estar rodeados de sangre y fango, el ángel besa, y al besar, besa como demonio. Perfecta sinfonía son, aun si llegasen a ser tiznados jamás dejaran de ser la luz misma que son…-Hablaba con la verdad ofrecida, teniendo su imagen de cuando le vio por primera vez, tras sentir su piel, suave y delicada junto con las palabras fortalecedoras, sin poder cerrar los ojos cuando una frialdad y a su vez quemadora sensación obtuvo, calmaba la piel del ardor y pareciese que magnifica era por rehabilitar la piel.- ¿Aferrarme a la existencia? ¿Por qué mejor no, aferrarme a la muerte? , con palabras no llegaran a comprender este sendero que he tomado, ¿Qué si merecía sufrir? No es de merecer, para esto fui creado, trágicamente este soy yo, no un violinista del diablo, ni un vampiro, simplemente la efímera tristeza, ¿Patético? Quizás, pero no hay manera de abandonar lo que está tatuado en mí. Aunque, dicen que preguntar en abstracto el sentido de la vida sería como preguntar cuál es la mejor jugada que se puede hacer en ajedrez: depende de la partida y del momento en que esta se encuentre, ¿Qué piensa de ello?

En ese instante esperaba dormir, cerrar los ojos y jamás despertar pero siempre las mismas palabras, vestigios que le hagan recordar y mantenerlo siempre en el interior.- Quizás me odie ahora mismo pero no veo lo extraño en todo esto, por su esencia afirmaría que él se parece a usted, reinando el egocentrismo en eso tiene toda razón…-Medito un momento, como un oleaje se vino un recuerdo…-¿Ama a su “hijo” por el parecido a su mujer? –La incógnita libero, desatando los cabos que había encontrado con él y su creador.- Por la misma razón del daño que ha causado en él o quizás peores atrocidades que cometí con él es que ¿borro sus recuerdos?...Hay demasiadas cosas que se tornan confusas en la vida de él.-Ahora quería entablar la conversación con el creador, necesitaba saber lo que pudiese y comprender del porqué la locura de matarle, sin querer faltar al respeto a esa bella dama que le sorprendió por los cuidados.


“Habían muchos castigos, el más tolerable era la muerte, (…)”


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Mensaje por Invitado Miér Mayo 07, 2014 9:04 am

“Hay un festejo de almas que se encuentran para gozar lo que fue de sus vidas pasadas.”
Era un alma que estaba atravesando el lago de la muerte, una y otra vez se encontraba con el genio que era en realidad un demonio, como el hijo de Abraham, quien sin preámbulos lucho y fue bendecido. Pero ese cuervo negro aún peleaba en el sueño, golpeaba y parecía empezar a disfrutar de no ganar nunca, una batalla por la eternidad. Glenna pensaba que quizá él era en realidad demasiado fuerte, luchando contra sí mismo y sus necesidades. Pero quizá se confundía, puesto que su marido, al contrario, lo veía como un niño débil y sin control de sí mismo. Nadie podía ser capaz de perder contra la vida de esa forma, dejarse llevar al dolor para siempre, eso no era de buena salud. Aunque hablar de salud era algo irrelevante para estas personas, menos para la mujer, quien aún vivía y tenía un corazón que latía al compás de una hermosa sinfonía. Fue la curiosidad de Nicolás, lo que hizo que los labios de ella se arqueasen y le sonriera de forma tal que el brillo de sus dientes y ojos se vieron al descubierto. ―Tienes una curiosidad escondida en realidad. Te contaré un poco entonces… Él se crió con mi marido desde antes de ser un inmortal, se mantuvo como humano unos años hasta cumplir más de la mayoría de edad y siempre se portó mal, un niño travieso, ¿me equivoco? No le gustaba estudiar, así que apenas sabe las cosas básicas, todo el tiempo con la música, al parecer su familia humana no le dejaba seguir esa pasión y tenía el sueño reprimido. Con los años se volvió cada vez más testarudo y creo que no fue hasta que se mudó aquí que empezó a cambiar para mejor. ―
Comentaba la mujer mientras curaba lentamente las heridas del hombre sin alas, lo distraía con los cuentos de su añorado amante para poder hacer las cosas que le dictaban como tarea, el cuervo no sabía que todo lo que hacía, estaba siendo hecho por peticiones, ella en realidad siempre se fijaba y preocupaba solo por los que amaba y a él aunque le caía bien, le parecía un ser interesante y completamente fabuloso, no le conocía y usar sus fuerzas y energías para curarlo no era algo que en realidad le hiciera en gracia, si llegaban a atacarlos ella no tendría maná para defenderlos y valerse solo de un vampiro en esos tiempos no estaba bien. La inquisición tenía muchas formas de detenerlos y en su mayoría, eran todas certeras. Pero los brujos tenían habilidades diferentes, todos eran capaces de salvarse más fácilmente y tenían la posibilidad de engañar a aquellos hombres por al menos unos minutos. Hoyt pensó que la respuesta de Nicolás era bastante irracional, pero no lo mencionó, se quedó en silencio igual que la mujer, observando a aquel ser bañado en sangre que evidentemente había sufrido más que un calvario. De solo pensar en las formas de tortura de la inquisición se le helaban los bellos de la nuca, cual bestia rabiosa no lo podía controlar. ― Hero no es luz, es fuego y te quemarás amándolo demasiado. Pero te entiendo, es atrayente, te seduce y cuando lo comprendes es imposible escapar. ―
Escupió aquel afamado creador con la frente en alta, sintiendo las quemaduras internas que su propio hijo le había dado, cuando se aburrió de él, cuando empezó a despreciarlo de la forma más vil y cruel. Era porque comenzaba a recordar cosas, pero aun así lo lastimaba, porque Hoyt lo había llegado a amar casi tanto como a Glenna, pero tuvo la suerte de ser salvado por ella. Aquella mujer que lo merecía todo y que se mecía con aire despampanante. Pronto ella se levantó del lugar, Nicolás tenía las heridas sanas, pronto podría irse y volar junto con su dueño, aunque en esa relación, ella pensaba firmemente, que no se sabía quién era de quien. Mostró una vez más su dulce sonrisa y no dijo palabra alguna, sabía mantener su lugar y sabía cuándo debía intervenir. ― Se podría decir que lo acaparé como mío porque él tenía el aire de ella, pronto me di cuenta que Hero tenía una luz más poderosa y hasta algo cruel. ― Respondió el preguntado con desconcierto, pero las próximas palabras jamás las vio venir. Sintió como un vuelco en el corazón seco y sus ojos claros como el mar se abrieron de par en par y el silencio tajante reinó por un instante. ¿Así que Hero sabía sobre eso? Bajó la mirada, no tenía derecho a enojarse tampoco.
― ¿Él te dijo esas cosas? Le borré partes de la memoria, algunas para que no sufra, otras para que no me odie, son partes que no necesita saber y que no le hace daño no saberlas… Siempre fue un chico confuso, no necesitó mi ayuda para no recordar algunas cosas. ¿Qué te ha dicho él? ― Inquirió el mayor en tanto se levantaba y acomodaba, yendo hacia el vampiro que estaba allí magullado y parecía estar esperando la muerte, una que él no tendría el placer de quitar. Tomó un aire que no necesitaba y con uno de sus dedos fue cerca del hueco del ojo ajeno. ― Es como si te hiciera olvidar tus heridas y tu tortura, estarías confuso por no recordar cómo te pasó, pero estarías sin el tormento de ello. No es nada malo, había pensado en quitarme la memoria a mí también, pero decidí que yo merecía sufrir. ― Aceptó, quizá con amargura, como un viejo al cual acusaban con sus pecados. No tenía como escapar, porque era cierto y merecía la pena del castigo, tarde o temprano la tendría. Pero no le devolvería su memoria, no mancharía de negro aquella luz que era gris, porque aunque dijese que era fuego, aún el fuego alumbraba y lo hacía de la forma más hermosa y seductora que existía. ― Es hora de irte, la noche aún abunda y los inquisidores se han alejado, no te encontrarán. ― Anunció el despertar girándose, para irse al otro lado del lugar, allí donde la oscuridad abundaba, quería dormir y quizá intentar olvidar sus pecados.

“Me recordaste la estaca que alguna vez quise quemar”
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Mensaje por Nicolás D' Lenfent Jue Mayo 15, 2014 2:38 pm

“(…) El cuervo que se creía cuerdo había muerto, sus alas desaparecieron al ver el festín de la guerra.”
Acostumbrándose al aura confusa, se opacaban los instintos con la aberración de permanecer al heredar la fuerza, comenzando a sentir esa sanación en el templo pero aún seguía manchado de tortura por dentro. La piel nívea volvía a cubrirse de blancura fina, heridas desvanecientes cual vacío desdeñaba por no cuidar de ese enigma olvidado, dejando que esa tranquilidad contara la historia y ante ese gesto,  idolatra ese rostro que le robo la mirada ante esa pintarrajeada sonrisa, aferrándose a la marcación fija de sus labios puesto que la debilidad no puede ser ocultada porque le parecía ser una trampa, le invitaban a pensar en él, solamente él se proyectaba en la visión, con el mismo semblante, ofreciendo las mismas palabras, hubiese añorado otra historia no la misma que ya sabía, esa precisión con la que contaba se  transcribía el pasado en un papel transparente que la mente capta al ir escuchando a la mujer pero que tristeza que no encuentre algo más. -No se equivoca, está en lo correcto, él no olvida su humanidad como un pequeño quiere conocer demasiadas cosas y es lo que ha cambiado en él porque en lo demás sigue siendo el mismo.-el ojo se tiño de carmesí, quemaba, reflejaba la calma mientras se ocultaba la sed, mostrando una blasfema mirada tras escuchar esa voz que siempre terminaba por renacer el desprecio que le tenía, los celos que reinaban, porque a pesar de todo jamás tendrá lo que ese creador tuvo de él, escuchar sus hermosos latidos, regocijarse en esa linfa viviente y ofrecer ese lazo que siempre los mantendrá unidos, el beso de su vida que jamás podrá tener. –Sino comprende mis palabras, debería manifestar su silencio. Dice fuego, ¿Qué es el fuego? Es luz candente que bailotea, mata y revive, te mantiene preso a sus encantos, te consume hasta quedar en cenizas, en nada, porque, él todo lo quiere, ¿Qué es esto? Es un enfermizo ciclo de una fantasiosa vida ¿Por qué? Eso usted mismo sabe por estar acompañado de tan esplendida dama.

Se mantuvo inmóvil de cierta manera le enojaba escucharle, quería alejarse antes de terminar en guerra con ese que solo invitaba a asesinarlo, clavando la mirada como espinas envenenadas que enfermen su templo, lo pudran y quede como porquería de la larva… Había pensado en este lastimoso suceso, que su creador enfermizamente amaba a ese querubín, que se ocultaba algo en esa mente que no recordaba, explicar las razones que eran por las atrocidades que le hicieron, el alimaña que hería por el placer efímero que causaba, ¿Por qué lo imaginaba? Porque solo de esa forma este cuervo le hubiese borrado esos momentos, conocía las mentes y podía interpretarlas con la misma crueldad en la que hubiese el actuado. –Entonces el amor se asemeja al que tiene por ella pero dígame, ¿Hizo lo mismo con ella?  ¿La tomo como suya? No se ha puesto a pensar que quizás usted despertó, provoco esa crueldad y esa luz poderosa. - Evidentemente se notaba lo claro que era, esas sospechas se retoñaban verdaderas, pero, ¿Con que derecho lo decía cuando el mismo hizo lo mismo?

Siguiéndole con la mirada cuando este se levantó, la tranquilidad se había desvanecido, en cuanto percibió ese intruso dedo, no permitía que le tocaran y fue ahí que se levantó aun a pesar de que no tenía la fuerza suficiente pero con la ira pudo presionar ese brazo y le aparto…-¡Jamás vuelva a tocarme! –Veía como se alejaba, negando tras ver su espalda. -¿Para qué no le odie? Vaya condena seria-se burló y espero que la mujer se mantuviera al margen, se aguantó el deseo de humillarlo por ella. -No necesita tener compasión de él, Hero es más feroz, valiente que a su lado usted es una rata huyendo de la peste…Realmente se engaña, no es por él que le borro esos recuerdos y ahora que, ¿Está sufriendo por eso? Ja, no se crea el único, no por su vetustez sea el único que pueda mantener esos recuerdos. Recuerde que hay alguien más en esa existencia que pueda devolverle esos episodios ya vaya, que hermoso seria que el respeto, el cariño y esa clase de amor le destruyeran la unión que tienen. -Un momento de silencio, la descares se desnuda, el odio se abraza y los celos se trasforman en la sed de venganza., teniendo miedo de volver a ser él, ese que en la silla llena de púas apareció. 

Guiado un impulso donde todos sufrirán, aceptando el festín de la guerra, a todos quiere herir porque el cuervo comenzó  resurgir, jugar peligrosamente, no gana si no hace el primer movimiento y era ese, buscar la manera de alejar a ese querubín de él por medio de ese creador, sin máscaras, sin engaños. –Usted mismo sabrá cuando recupere por completo esa memoria y vendré a preguntarle. - ¿Se merecía eso su hijo? Ante los ojos de él lo haré –escupió la maldad, no podía matarlo pero si ofenderle con la cruda realidad.

Dirigiendo la mirada a la hermosa mujer, solo inclino el rostro, respeto ante esa reverencia y un agradecimiento sin necesidad de decirlo. –Hubiese añorando conocerle en otras circunstancias, la llevare presente madame. Espero volver a verla más sin en cambio a su marido le deseo la muerte- Brindo la sinceridad porque los mismos ojos fueron los que le cautivo. No debía decir aquello pero fue de esa manera que desapareció, no debía de agradecer porque no pidió ser salvado. Así que tomo el sendero donde le condujera al jardín de sangre, con esa capa que no supo en realidad quien se la había brindado ya que la desnudez prevaleció a la hora de ser torturado, alejándose de esa especie de cueva misteriosa, recorriendo el sonido del agua agitarse, el viento caudaloso por anunciar el nuevo amanecer y el cuervo que vuela hacia el carmesí licor con los pensamientos silenciados y el destruido sentir…

El cielo llorara cenizas...


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Mensaje por Invitado Lun Mayo 19, 2014 12:13 pm

“Mujer callada, mujer pensante, arruga tus palabras y disfruta tus pesares”
Glenna estaba callada, sumida en un pensamiento nostálgico que la remontaba a sus eternas vidas pasadas, donde había sido de piel oscura, blanca, color ceniza. Había tenido cabellos de todos los colores y formas, sus ojos habían variado tantas veces que no los podía recordar todos. Pero siempre había sido la misma, siempre había terminado recordándolo todo, como una inmortalidad prejuzgada. Y ahora podía ver lo  que era sufrir esa eternidad en un solo cuerpo, por siempre y con un alma varada en el tiempo. Porque ella había llegado a ser vieja y había revivido sus etapas una y otra vez, cosa que los vampiros no podían. Se sintió algo melancólica para con su esposo y aquel vampírico ser. Pero no dejó entrever nada. Tan solo era la pesadez de pensar en que quizá y solo quizá, aquel cuervo negro tenía una razón que era imposible de aceptar fácilmente. Y por eso no quería escucharlo hablar de Hero. ¿Cómo podía ser un vampiro, que se aceptaba a sí mismo como inmortal, pero mantenía sentimientos puros y tranquilos en el alma? Le causaba algo de extrañeza y al mismo tiempo no lo aceptaba, porque había visto a muchos inmortales que deseaban ser humanos y odiaban ser lo que eran, pero ninguno que lo disfrutara y al mismo tiempo mantuviera un estatus de calma y seguridad que daba la impresión de estar con el corazón latente. Glenna tuvo que alejarse y dejar de sentirse influenciada con esas palabras, dejando a Hoyt para que termine con aquella reunión mal organizada.
―No pareces entender mis palabras, pero tampoco me esforzaré en que las descubras. Esto es lo que hay y nada más. No puedes volver al pasado, así como yo tampoco. Y mi dama, mi dama parece estar algo intranquila ahora mismo. ― Murmuró con la voz iracunda aquel que tantos años tenía y suspiró mordazmente al notar que Glenna estaba sintiéndose algo melancólica por la circunstancia, decidiendo que era la hora de no tener que lidiar más con cosas ajenas. No podía estar la eternidad entera intentando hacerle comprender a un cuervo de muchos años, que lo hecho es imposible de cambiar.  Hero estaba destinado a tener una vida movida, llena de altibajos, lo sabía porque muchas brujas y gitanas se lo habían advertido, porque aquel chico debería haber muerto aquella noche. Estaba predestinado para que muera en ese momento y que su existencia desaparezca para siempre. En cambio había decidido no solo dejarlo vivir por muchos años, sino que también le había dado la existencia infinita. ―Lo de Hero fue un impulso. Y no puedo justificarlo. Simplemente lo hice porque así lo deseaba. Tomé esa luz y no la moldeé, dejé que se extendiera hasta que se creó así como es él ahora. ¿Qué si es mi culpa? Claro que sí, pero no tomaré responsabilidad por ello. Porque me gusta cómo está de esa forma y yo siempre estaré para él. Y él cuenta más conmigo que contigo o eso parece. ―
Fue una suerte de provocación en silencio, donde la mujer de largos cabellos colorados lo miró con gran sorpresa y molestia, como si supiese que lo que decía lo hacía para enojarlo más. Porque era obvio que Hoyt también estaba teniendo una extraña situación de celos, pero que no era comparable con la de Nicolás que parecía querer asesinarlo a toda costa. El antiguo dejó salir una risita lenta cuando vio como Nicolás se enojaba, como se intentaba levantar y las piernas delgadas y sin estructura buscaban mantener un equilibrio imposible. Negó lentamente y no dijo palabra alguna, pero escuchó, sintió y blasfemó pesares en su interior. Qué cosas le habría contado Hero a aquel hombre que parecía saber tanto. Quiso matarlo y llevarse muy lejos a su  hijo, volverlo a encarcelarlo como lo había hecho en un pasado no tan lejano, pero no pudo siquiera recrear las cosas en su mente. Glenna le prohibía tener esa clase de deseos macabros. Y como un idiota se masajeó los ojos y le observó con clara ira. ―Es hora de irse… Monsieur Nicolás. Ojala los caminos del destino vuelvan a unirnos en otras circunstancias. Por ahora, es mejor que se vaya. Los astros y los dioses le responderán las preguntas a lo largo del tiempo, solo debe saber escucharlos. ― Glenna, que aunque no quería meterse se obligó, habló con una voz calmada y un marcado acento que mostraba magia y claridad en su lengua. Como un veneno eficaz pero no asesino. Dormir los males, hasta que las cosas que calmen o fuego y sangre habría en aquel lugar.
―Estaré esperando ese día De Lenfent. Ahora váyase, seguro verá a Hero antes de lo que espera. Él siempre encuentra una forma de aparecerse. ― La mujer se acercaba a Hoyt y se apoyaba en su pecho, observaba como Nicolás se iba, se alejaba con notable esfuerzo y dejo salir un hechizo de suerte en su cuerpo. “Que la maldad no persiga al ave, que el sol no encuentre su piel. Que la noche lo esconda del peligro, recubro a este ser, por los dioses de los cuatro signos, te entrego seguridad en tu camino de oscuridad.” Murmuró la bruja con los dedos estirados, mientras se acurrucaba en aquel hombre que había sido suyo por tantos años. Y al final se quedó mirando como la sombra del cuervo desaparecía y el silencio se enmarcaba, dejando a la soledad en una armonía inestable, se sentía extraño y pesado el ambiente. Pero ambos dos seres, deseaban que el camino volviera a la luz.

“No deseo ser piedra en el camino, pero me convertí en un clavo el día en que lo convertí.” 


TERMINADO. 
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