En una noche afrutada [Kurt]

por **Cindy Oehler** Miér Abr 09, 2014 11:44 am

El sonido de los pájaros. El bello cantar de los animales al alba, era lo primero que escuchaba al levantarse la joven pelirroja, que tras encontrar un cuarto rentable por muy pocos francos, había podido dormitar. No cómodamente, sin embargo mucho mejor ahora que tenia de un colchón en el que poder acostarse y no en el frío suelo, el que muchas veces había probado. Perezosamente se movió quitándose la fina sabana que cubría su cuerpo y una vez libre, levantándose se encaminó al pequeño y viejo tocador. Se cepilló el cabello y enseguida fue a buscar su vestido. Hacia poco había encontrado un trabajo temporal, ayudando a una anciana muy noble en su parada en el mercado de frutas. A cambio le daba unas monedas y siempre le dejaba llevarse alguna fruta para ella, ya que había muchas frutas que debían consumirse en menos de dos días o las debía de echar a la calle. La gente no deseaba comprar fruta en mal estado, o un poco blandas, por lo que debían de mantener la fruta en buenas condiciones, aunque solo fuera por estética.

Rápidamente al encontrarse vestida, bajó las maltrechas escaleras del lugar en el que se encontraba. Al salir afuera el sol la recibió destellando sobre su cabello rojo. Cindy sonrío al sentir el buen día que esa mañana haría y encaminándose al mercado, disfrutó de los jardines con los que su mirada se cruzaba, llegando hasta ella el olor a Jazmines de uno de los parques más cercanos al mercado. Apresurándose al ver en la lejanía como la gente empezaba a visitar el mercado, aceleró el ritmo de sus pies y entre la gente, llegó a su parada donde la anciana ya la esperaba con una sonrisa preocupada y alegre por verla de nuevo. — Toma querida, debes tener el estomago vacío. — Le ofreció un par de manzanas verdes— Cuando termines regresa y tranquila, a estas horas no vendrá mucha gente. No te preocupes por mí. — Ella tomó las manzanas agradecida y sentándose detrás de la parada, respaldada contra una pared, se sentó comiendo contemplando como la gente llegaba. Había institutrices con sus alumnos, carruajes de la aristocracia. Sirvientes en busca de la comida de sus señores, comerciantes… hasta los perros de la calle se acercaban, intentando ver si conseguían comida. Cindy volvió la mirada a la parada de la anciana, y rápidamente sonriendo terminó de desayunar y acudió a su lado, a ayudarla. La edad se hacia notoria en la señora, y a veces no podía con las bolsas que le pedían.

—Ya me encargo yo, Nanni. — Tomó las bolsas de sus manos y le sonrío. —Descansa, yo me ocupo de esto. — Y tras esas palabras se volvió hacia los que esperaban por la fruta y por el precio de esta.

Las horas fueron pasando, y tras el esplendor del mercado en el medio día y la primera parte de la tarde, la actividad bajaba de nivel hasta que cuando con los últimos rayos de sol, la gente desaparecía yéndose a sus casas. Sin embargo aún con las ultimas luces de la tarde, el mercado seguía un tiempo abierto aún entrada la noche. Y Cindy seguía allí, ya recogiendo lentamente las frutas, guardándolas en sus cajas. Apenas ya nadie se acercaba a comprar fruta, por lo que aprovecharía y si todo iba bien, se iría mas temprano a la habitación que rentaba.

por **Kurt Callahan** Jue Mayo 01, 2014 1:29 pm

-Vamos Charly, te doy tres centavos y me lo llevo todo, sabes que mañana no podrás venderla y además es lo último que te queda- regateaba con el viejo por tres pedazos de carne de dudosa procedencia, no era mucho pero bastaría para cocinar mi estofado favorito con eso.

Charly me miro cansado y enfadado por regatearle- Esta bien Callahan, pero es la última vez.- siempre decía aquello y siempre terminaba picando, después de algunos años buscándome la vida por mi cuenta sabia que estrategias usar, aquella tarde decidí bajar casi acabado el día al mercado, no había hora mejor para conseguir carne, y presionar al blando de Charley.

-La última, será la última- sonreí y deje los tres centavos y me guarde esos pequeños trozos de carne envueltos en papel en uno de los bolsillos de mi chaqueta.

Camine presuroso entre los puestos de madera que aun quedaban, la carreta donde solía comprar la fruta ya se había ido, maldije y busque con la mirada alguna otra que aun estuviese en pie. Unos destellos rojizos me hicieron fijarme en una en particular, me llamo la atención y me acerque.

Al ver a la muchacha de ojos enormes y pecas por las mejillas entendí por qué había visto destellos rojizos. Era pelirroja.

Me acerque a observar la mercadería, sin duda estaba fresca y tenia buen aspecto, eso era mucho más de lo que se podía decir de muchos puestos.

-¿Cuánto pides por seis manzanas verdes?- alce la vista de la fruta y me encontré con sus dulces ojos azules. Sonreí

por **Cindy Oehler** Miér Ago 06, 2014 1:49 pm

El deseo de terminar un poco antes y llegar a su habitación rentada mucho antes para poder descansar, la mantenía activa y sonriente con los últimos clientes de la tarde, o por lo menos aquello era lo que parecían.

—Madame Sherie, ya se le extrañaba esta tarde… ¿necesita algo esta tarde?— Le preguntó amablemente a una de las señoras que se había acercado y que solía frecuentarles día a día para comprar las frutas frescas del día. La señora la miró y asintió rogándole por que escogiera ella las mejores piezas de fruta para la cena de esa noche y con todo gusto la joven pelirroja asintió, llenándole una bolsa con las frutas más buenas y de mejor aspecto para esa importante noche. — Aquí lo tiene y como es clienta habitual, también tiene su rebaja. Ya sabes como Nanni llega a resultar pesada cuando de ello se trata, siempre agradece la fidelidad. — Reiteró la joven al ver que la señora negaba y deseaba pagarle más centavos de los que le tocaba para la compra.

— Es usted una joya de joven, Cindy. —Le dijo tras pagar la bolsa y alejarse de allí, sabiendo que la frutera no podía tener mejor aliada, mejor compañera y ayudante que aquella joven.

La última media hora pasó y cuando llevó media hora más sin clientes, fue que empezó a recoger, encontrándose vigilando y observando el mercado que en ocasiones dedicaba a ver, encontrándose fijamente con la mirada de un joven, a lo que rápidamente y turbada apartó la vista, centrándose en sus cajas y en las frutas antes de que se hicieran malas, sin saber que aquel mismo joven ahora se encontraba yendo hacia ella.

— Serían dos centavos Messier por las seis.—susurró al oírle al tiempo que dejando de lado una de las cajas con los melones, subía la mirada hacia su cliente, encontrándose con la mirada del joven, que rápidamente sacó sus colores. — ¿Deseáis escogerlas vos mismo u os puedo sugerir una elección? — Le preguntó disimulando así el sonrojo de su piel. No solía tratar con jóvenes y por todo su pasado, se sentía insegura al lado de ellos, por lo que solo podía actuar de la forma que sabía. Centrándose en su parada de frutas y tratarlo como a un cliente más. — o puede escogerla usted mismo… sed libres de tomar las que deseéis.

por Contenido patrocinado

En una noche afrutada [Kurt]

En una noche afrutada [Kurt]

Re: En una noche afrutada [Kurt]

Re: En una noche afrutada [Kurt]

Re: En una noche afrutada [Kurt]