AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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A pesar de que el sol se ha ido, nos quedará su luz. [Akseli]
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A pesar de que el sol se ha ido, nos quedará su luz. [Akseli]
En los brazos fríos del vampiro, apenas sentía el aire en mi delicada piel. Él me hacia de barrera. Me protegía. Menos de la frialdad de su piel, contra lo que no podía hacer nada mas que procurarme algo con que taparme o prometer que no tardaríamos mucho en llegar a nuestro destino como ya muchas veces me había dicho. Yo solo asentía entonces, sin desear ser una molestia para él y me acurrucaba mejor entre sus brazos, mientras cerraba los ojos con miedo a marearme. En esos días había sido testigo de la velocidad de los vampiros y ya me había mareado bastante, como para desear llegar a donde me llevase Akseli y al poner los pies en el suelo caer completamente desorientada. Que ridículo haría entonces, y no deseaba parecer mas delicada, mas frágil de lo que de seguro – y pondría la mano al fuego por ello- Akseli pensaba de mi. Suspiré y abrí unos instantes los ojos, viendo el rostro ajeno, cayendo en su rostro serio y a la misma vez indiferente. Frío, carente de emoción. Desde la muerte de mi hermana mayor Shunshine en la cacería de cazadores como de inquisidores, apenas me había dicho mas de unas pocas frases y mostrado efímeramente una preocupación por mí, más que sus brazos protectores los que me sostenían contra él en todo momento, protegiendome de todo y todos.
El silencio había sido estos días su palabra y también la mía, ya que ambos después de aquello habíamos quedado rotos. Shunshine, mi hermana mayor desaparecida y encontrada tras muchos años de incesante búsqueda, la que también fue el amor de Akseli. La pantera que había ocupado su corazón desde el primer día en que la salvó de aquellos que finalmente le dieron fin a su joven vida, estaba muerta y nada me dolía mas, que el saber que había sido por mi culpa. Por que si ahora yacía el cuerpo inerte de la pantera, de mi hermana mayor bajo tierra, era por no haber podido apartarla de mí, cuando en un acto maternal se había interpuesto entre yo y un cazador que le rasgó de forma irrevocable el corazón.Y sin corazón, cambiaformas, con poderes o sin poderes, no se podía sobrevivir.
Así había sido como mi hermana había vuelto a mi vida y al mismo instante, tras unos cortos y escasos días, había partido ahora irremediablemente lejos de mi.
Seguí mirándole, intentando adivinar en que debía estar su pensamiento. Apenas miraba el suelo, sin embargo no importaba, sabía que con él estaba a salvo. Desde que Shunshine antes de morir dijo que me protegiera, que me cuidara había sabido que con él estaría a salvo, que él jamás daría la espalda a la única petición de su amada pantera. Extrañamente, tras la primera noche no dejar de llorar, me había quedado sin lagrimas y por más que mis ojos lucieran rojos cada vez que pensaba en ella, y volvía a mi mente la ultima imagen que tenia de ella, me sentía incapaz de llorar. Escondí mi rostro en su frío pecho, agradeciendo que el frío hiciera que mi mente se abstuviera de recordar situaciones amargas y dolorosas, y solo tras un rato fue que le hablé por primera vez en toda la noche que llevábamos recorriendo bosques y campos.
—Akseli… —Alcé mi rostro y le miré, agradeciendo que ya no me sonrojara al contemplar sus ojos, como aquellos primeros días tras conocerle por primera vez, todo y que aún seguía sintiéndome avergonzada y hasta un poco tímida a su lado a pesar de que lleváramos días juntos. — ¿Podemos deternernos…? — Soné indecisa en mi pregunta. No conocía las capacidades de los vampiros, ni si necesitaban descanso o no. Lo único que conocía era que mi capacidad de sanar no era ni una pequeña parte tan efectiva como los cambiaformas, inclusive de Akseli, por lo que aún me dolía la pierna herida. La que por suerte todavía no me había hecho arder en fiebres y parecía estar controlada, menos cuando me dolía. Como en aquel momento.
El silencio había sido estos días su palabra y también la mía, ya que ambos después de aquello habíamos quedado rotos. Shunshine, mi hermana mayor desaparecida y encontrada tras muchos años de incesante búsqueda, la que también fue el amor de Akseli. La pantera que había ocupado su corazón desde el primer día en que la salvó de aquellos que finalmente le dieron fin a su joven vida, estaba muerta y nada me dolía mas, que el saber que había sido por mi culpa. Por que si ahora yacía el cuerpo inerte de la pantera, de mi hermana mayor bajo tierra, era por no haber podido apartarla de mí, cuando en un acto maternal se había interpuesto entre yo y un cazador que le rasgó de forma irrevocable el corazón.Y sin corazón, cambiaformas, con poderes o sin poderes, no se podía sobrevivir.
Así había sido como mi hermana había vuelto a mi vida y al mismo instante, tras unos cortos y escasos días, había partido ahora irremediablemente lejos de mi.
Seguí mirándole, intentando adivinar en que debía estar su pensamiento. Apenas miraba el suelo, sin embargo no importaba, sabía que con él estaba a salvo. Desde que Shunshine antes de morir dijo que me protegiera, que me cuidara había sabido que con él estaría a salvo, que él jamás daría la espalda a la única petición de su amada pantera. Extrañamente, tras la primera noche no dejar de llorar, me había quedado sin lagrimas y por más que mis ojos lucieran rojos cada vez que pensaba en ella, y volvía a mi mente la ultima imagen que tenia de ella, me sentía incapaz de llorar. Escondí mi rostro en su frío pecho, agradeciendo que el frío hiciera que mi mente se abstuviera de recordar situaciones amargas y dolorosas, y solo tras un rato fue que le hablé por primera vez en toda la noche que llevábamos recorriendo bosques y campos.
—Akseli… —Alcé mi rostro y le miré, agradeciendo que ya no me sonrojara al contemplar sus ojos, como aquellos primeros días tras conocerle por primera vez, todo y que aún seguía sintiéndome avergonzada y hasta un poco tímida a su lado a pesar de que lleváramos días juntos. — ¿Podemos deternernos…? — Soné indecisa en mi pregunta. No conocía las capacidades de los vampiros, ni si necesitaban descanso o no. Lo único que conocía era que mi capacidad de sanar no era ni una pequeña parte tan efectiva como los cambiaformas, inclusive de Akseli, por lo que aún me dolía la pierna herida. La que por suerte todavía no me había hecho arder en fiebres y parecía estar controlada, menos cuando me dolía. Como en aquel momento.
Adda Dubrinsky- Humano Clase Baja
- Mensajes : 59
Fecha de inscripción : 06/05/2013
Re: A pesar de que el sol se ha ido, nos quedará su luz. [Akseli]
La muerte no llega más que una vez, pero se hace sentir en todos los momentos de la vida.
Jean De La Bruyere
Muerto. Por primera vez desde que adquiera aquella condición de vampiro era que realmente me sentía muerto.
Shunshine, aquella cambiaformas que había llegado a mi de la manera menos pensada, con quien había compartido algún tiempo y más que nada estaba dispuesto a estar a su lado hasta que su vida llegara a su fin, me había abandonado finalmente. En mis brazos se encontraba su hermana, Adda, aquella a quien primero prometí ayudarle encontrar y como ultima voluntad de mi amada pantera ahora decidía salvarle y cuidarle costara lo que costara. Quería poder decirle que todo estaría bien y que conmigo se encontraría segura, pero estaría mintiendo si es que le decía eso; pues aunque me aseguraría de que ella estuviese a salvo, no todo estaba bien, la razón por la cual nos habíamos encontrado, ya no se encontraba a mi lado.
Por primera vez sentía el verdadero vacío del abandono, la tristeza de saber que no volvería a ver a la pantera, sentir su calor cerca de mi o esos ojos que me pedían que no le dejara, que permaneciera a su lado y que juntos, estaríamos bien.
Mi error se encontraba en creer que tendría una vida larga junto a mi y ni siquiera darle cabida a los pensamientos de que era probable que un accidente o algo como lo que pasamos sucediese.
Nuestro camino juntos me llevo a abandonar a Jarko sin decir palabra alguna, tenía pensado volver pronto a su lado pero el viaje que estábamos llevando a cabo con la pantera nos llevo hasta lugares que nunca creímos visitar, todo hasta que ambas hermanas se encontraron solo para decirse adiós, una despedida que sería definitiva.
Al contrario de Shunshine, Adda no poseía las habilidades de un cambiaformas y cuando los cazadores que la primera vez trataron de capturar a la pantera llegaron hasta nosotros supe que sería un problema. Ambos protegíamos lo mejor que podíamos a Adda pero fue mi amada Shunshine quien buscando protegerle termino herida de muerte y el único consuelo que quedo para mi fueron los cadáveres de aquellos que se atrevieron a hacerle daño, pero eso no era suficiente para salvarla y aquellos ojos que me llenaban de paz, extinguieron su luz. Entre su joven hermana y yo le dimos la sepultura apropiada y siguiendo los deseos de mi querida pantera tome la mejor decisión para Adda y para mi.
– Iremos a París… – aquello fue dicho por mi en un susurro que ocultaba todo el dolor que tenía internamente. Quería desaparecer de ahí, no dejar nada de aquellos seres que le habían quitado la vida y gritar hasta que mi dolor llegara a todo el mundo, pero no lo hice por la humana a quien jure proteger.
No me importaba el tiempo que llevábamos andando, no quería contar las noches porque cada una de ellas significaba una menos con Shunshine y tarde o temprano al igual que mi recuerdo de Dominique, se desvanecerían detalles. Olvidaría su voz, su aroma, el color exacto de sus ojos y no sería capaz de evitarlo.
Entre Adda y yo existía un gran silencio, ambos expresábamos nuestro dolor de manera diferente. Ella había llorado toda la primera noche y yo, era incapaz de hablar o sonreír como usualmente solía. Ahora únicamente buscaba llegar a París, que Jarko me llamara idiota, poder abrazar a Lanna, ayudar a que Adda se instalara y entonces, desaparecer un par de días más. Pensaba en lo que iríaa a aquella cabaña de mi primera noche y día al lado de Shunshine pero la voz de la humana que cargaba llego hasta mi y asentí.
– Claro, ya sabes que cuando necesites descansar solo es necesario que me digas y eso haremos – con cuidado busque una roca cercana y le senté en ella con cuidado – ¿Te duele mucho la pierna? – mire el rostro de la hermana de la pantera. Eran parecidas, sobre todo en aquellos ojos que absorbían al mundo, pero el dolor les había arrancado parte de la vivacidad que antes había mostrado y tanto ella como yo, tardaríamos en recobrarnos de aquella perdida – Estamos cerca de mi hogar, ya no falta tanto y ahí tendrás una cama en la cual dormir de manera apropiada – le acaricie le mejilla con mis dedos fríos porque necesitaba sentir al menos de esa manera que el sacrificio de mi pantera no había sido en vano – Te hace falta – suspire entonces para permanecer de pie frente a ella, aguardando a que se sintiese mejor para continuar con nuestro viaje.
Jean De La Bruyere
Muerto. Por primera vez desde que adquiera aquella condición de vampiro era que realmente me sentía muerto.
Shunshine, aquella cambiaformas que había llegado a mi de la manera menos pensada, con quien había compartido algún tiempo y más que nada estaba dispuesto a estar a su lado hasta que su vida llegara a su fin, me había abandonado finalmente. En mis brazos se encontraba su hermana, Adda, aquella a quien primero prometí ayudarle encontrar y como ultima voluntad de mi amada pantera ahora decidía salvarle y cuidarle costara lo que costara. Quería poder decirle que todo estaría bien y que conmigo se encontraría segura, pero estaría mintiendo si es que le decía eso; pues aunque me aseguraría de que ella estuviese a salvo, no todo estaba bien, la razón por la cual nos habíamos encontrado, ya no se encontraba a mi lado.
Por primera vez sentía el verdadero vacío del abandono, la tristeza de saber que no volvería a ver a la pantera, sentir su calor cerca de mi o esos ojos que me pedían que no le dejara, que permaneciera a su lado y que juntos, estaríamos bien.
Mi error se encontraba en creer que tendría una vida larga junto a mi y ni siquiera darle cabida a los pensamientos de que era probable que un accidente o algo como lo que pasamos sucediese.
Nuestro camino juntos me llevo a abandonar a Jarko sin decir palabra alguna, tenía pensado volver pronto a su lado pero el viaje que estábamos llevando a cabo con la pantera nos llevo hasta lugares que nunca creímos visitar, todo hasta que ambas hermanas se encontraron solo para decirse adiós, una despedida que sería definitiva.
Al contrario de Shunshine, Adda no poseía las habilidades de un cambiaformas y cuando los cazadores que la primera vez trataron de capturar a la pantera llegaron hasta nosotros supe que sería un problema. Ambos protegíamos lo mejor que podíamos a Adda pero fue mi amada Shunshine quien buscando protegerle termino herida de muerte y el único consuelo que quedo para mi fueron los cadáveres de aquellos que se atrevieron a hacerle daño, pero eso no era suficiente para salvarla y aquellos ojos que me llenaban de paz, extinguieron su luz. Entre su joven hermana y yo le dimos la sepultura apropiada y siguiendo los deseos de mi querida pantera tome la mejor decisión para Adda y para mi.
– Iremos a París… – aquello fue dicho por mi en un susurro que ocultaba todo el dolor que tenía internamente. Quería desaparecer de ahí, no dejar nada de aquellos seres que le habían quitado la vida y gritar hasta que mi dolor llegara a todo el mundo, pero no lo hice por la humana a quien jure proteger.
No me importaba el tiempo que llevábamos andando, no quería contar las noches porque cada una de ellas significaba una menos con Shunshine y tarde o temprano al igual que mi recuerdo de Dominique, se desvanecerían detalles. Olvidaría su voz, su aroma, el color exacto de sus ojos y no sería capaz de evitarlo.
Entre Adda y yo existía un gran silencio, ambos expresábamos nuestro dolor de manera diferente. Ella había llorado toda la primera noche y yo, era incapaz de hablar o sonreír como usualmente solía. Ahora únicamente buscaba llegar a París, que Jarko me llamara idiota, poder abrazar a Lanna, ayudar a que Adda se instalara y entonces, desaparecer un par de días más. Pensaba en lo que iríaa a aquella cabaña de mi primera noche y día al lado de Shunshine pero la voz de la humana que cargaba llego hasta mi y asentí.
– Claro, ya sabes que cuando necesites descansar solo es necesario que me digas y eso haremos – con cuidado busque una roca cercana y le senté en ella con cuidado – ¿Te duele mucho la pierna? – mire el rostro de la hermana de la pantera. Eran parecidas, sobre todo en aquellos ojos que absorbían al mundo, pero el dolor les había arrancado parte de la vivacidad que antes había mostrado y tanto ella como yo, tardaríamos en recobrarnos de aquella perdida – Estamos cerca de mi hogar, ya no falta tanto y ahí tendrás una cama en la cual dormir de manera apropiada – le acaricie le mejilla con mis dedos fríos porque necesitaba sentir al menos de esa manera que el sacrificio de mi pantera no había sido en vano – Te hace falta – suspire entonces para permanecer de pie frente a ella, aguardando a que se sintiese mejor para continuar con nuestro viaje.
Akseli Nygard- Vampiro Clase Alta
- Mensajes : 44
Fecha de inscripción : 09/04/2014
Re: A pesar de que el sol se ha ido, nos quedará su luz. [Akseli]
Por muy larga que sea la tormenta, el sol siempre vuelve a brillar entre las nubes.
Khalil Gibran
Khalil Gibran
Íbamos a París. ¿Cuántas veces habíamos hablado con mi familia de acudir a París y buscar de nuevo, incesantemente a mi hermana mayor? ¿A shunshine? El recordarlo me ponía todavía peor. Habíamos ido más de tres veces, más de tres meses cada vez por allí y la buscamos. La busqué hasta solo oír mis llamados hasta en mis sueños. Llamados que jamás llegaron a oídos de la pantera. Finalmente tras terminar derrotados por la pena, dejamos de buscarlas, sin embargo yo siempre mantuve una pequeña esperanza de algún día encontrarla, que volviera de nuevo con nosotros. Y así mi sueño, mis rezos se habían hecho realidad una noche en donde encontrándome primero con Akseli y luego con ella, me vi llorando de felicidad al reconocerla. El reencuentro había sido hermoso, un grato recuerdo que guardaría para siempre y que en el transcurso de estos días junto al silencio sepulcral de Akseli, había imaginado ciento de veces y odiarlo por igual, ya que si no hubiese aparecido, a ella no le habría pasado nada y el vampiro que ahora me llevaba acuestas en sus brazos, en vez de llevarme a mí, la llevaría a ella.
No podía imaginarme el dolor que debía estar sufriendo. Si apenas yo la conocí solo unos días, ya que solo pude compartir con ella sus últimos días y los de toda mi familia y me encontraba exhausta, perdida, rendida. Sinceramente de no haber sido por él, yo no sabría cómo habría podido seguir. Él era todo un amor, como los primeros días que pasó con él y mi hermana pude descubrir. Atento, siempre procuraba por la seguridad y atención de todos aquellos que le rodeaban, en especial y exclusivamente, a parte de mí, Shunshine. Aquellas noches con ellos reí, me divertí, lloré con las narraciones de la vida de mi hermana y sin embargo también me sonrojé, cada vez que coincidía con la mirada de aquel vampiro. Desde encontrarme con él, algo en mí se despertó y enmudecida permanecí ante él, como un conejo que espera ser acariciado por el hambriento y voraz lobo que va de caza. Y aún ahora seguía igual, solo que el dolor nos había hecho de forma u otra aliados. Ahora verle en ocasiones me hacia sonrojar, sin embargo no como los primeros días. Jamás como aquellos días de dicha que habíamos compartido con Shunshine y sus últimos días de vida.
Me arrepentí al acto cuando abrí la boca y pregunte si podíamos detenernos, al entender que me alejaría de su frío contacto y de aquello que estos últimos días había impedido que mi mente pensara mucho más de lo que ya de por sí, hacia; su contacto. De verdad que sentir su fría piel junto a la mía, me había hecho más bien que mal y yo lo había agradecido dedicándole efímeras sonrisas y muchas veces, terminando durmiéndome en sus brazos.
—Me duele un poco —Admití a medias ciencias cuando con un suspiro fui alejada de sus brazos y sentada en una roca cercana, sin decirle que al solo apoyar la pierna al suelo me había sentido morir. No quería preocuparle más de lo que ya estaba. — No te preocupes, no será nada, solo necesito un respiro. — Quizás solo necesitaba descanso de verdad, permanecer en cama unos días, vendarme la herida y a poder ser, quizás, conseguir medicinas que no fueran las hierbas del bosque que me había mezclado para aguantar hasta poder atender la herida como correspondía. Disimulé lo mejor que pude la mueca de dolor y le miré fijamente, cayendo de lleno en sus orbes y por primera vez en mucho tiempo, conseguí no sonrojarme. — A que parte de París nos dirigimos? No he ido muchas veces, por lo que no consigo situar este bosque, ni que tan cerca estamos de allí. ¿No sería mejor que encontraras un refugio, antes de que el sol salga? —Le pregunté mirándole preocupada. — No deseo que te expongas al sol y arriesgues tu vida más de lo que ya lo haces. Tú también deberías descansar — Le dije antes de cerrar los ojos al sentir la caricia de sus dedos en mi mejilla.
Suspiré plácidamente contra su frio tacto y abriendo de nuevo los ojos le miré, en lo que una de mis manos fue hacia la que tenía contra mi mejilla y la sostuve allí, contra mi suave piel. —El frío me hace bien… —Le sonreí y seguí viéndole fijamente, cambiando sin embargo, mi mirada antes de dolor, por una de curiosidad tras oírle hablar de su hogar. En esos días no habíamos hablado, y ahora necesitaba entablar comunicación con él, más que el silencio de los días pasados. — ¿Cómo es tu hogar? ¿Quiénes conoceré…? Hay alguien… como yo? —Terminé preguntando temiendo que quizás fuera la única humana en un hogar de vampiros. En esos días que habíamos compartido juntos, apenas habíamos hablado de la familia de él, por lo que todo era nuevo para mí.
—Si quieres puedes contarme en lo que vamos caminando, no quiero ralentizar el paso, más de lo que ya lo he hecho estos días. —Dije avergonzada de hablar quizás demasiado y levantándome como pude me puse derecha. Si no apoyaba mucho la pierna herida en el suelo, si no me caía en el camino o en la oscuridad solo alumbrada por los rayos de la luna, podría intentar caminar y así, él descansaba de llevarme, aunque yo solo deseaba sentir su frío tacto que calmaba mi herida y que me llevaba lejos de pensamientos tristes, al menos en lo que su mirada se posaba fijamente en la mía.
Adda Dubrinsky- Humano Clase Baja
- Mensajes : 59
Fecha de inscripción : 06/05/2013
Re: A pesar de que el sol se ha ido, nos quedará su luz. [Akseli]
Llora, medita y vive; un día lejano, cuando estés en la cumbre de tu futuro, este feroz huracán te parecerá una nubecilla
Federico Moccia
El camino al lado de mi pantera fue corto. El tiempo lejos de todo lo que conocía e incluso de aquellos que pensé que jamás me separaría fue apenas un suspiro humano; con Shunshine a mi lado no existía el tiempo. Las noches eran largas y los días eran maravillosos a pesar de que para mi estaba negada la exposición al astro rey que servia a Shunshine para buscar alimento y decidir que camino seguir por las noches en busca de los suyos. Ahora que su ausencia era lo único que ocupaba mis pensamientos, el camino era de lo más largo, casi eterno como mi propia existencia y no todos los años en que aprendí a perder conocidos sirvieron de preparación para el momento en que mi amada cerro sus ojos para siempre. Como me hubiese gustado que su naturaleza de cambiaformas no existiera en esos momentos, había pensado en darle mi sangre, atarle a mi una eternidad y entonces ser felices por siempre pero para las razas como la suya eso era imposible, la maldición de los vampiros no era eficaz para ellas y por eso debí aferrarme a su mano hasta que la muerte la arranco de mi lado, dejando solo frustración y sufrimiento.
Adda también estaba destrozada, sin embargo yo creía que su dolor no era comparable al mío. Ellas eran hermanas y como familia se querían, pero yo, amaba a Shunshine aun a pesar de que ella no tenía la sangre de mi familia por sus venas, yo decidí amarla sin que nada nos uniera más que el deseo de estar juntos. Aún con la perdida de la pantera, estaba satisfecho por haber logrado mis promesas para con ella. Habíamos encontrado a Adda, disfrutado a su lado y ahora cuidaría de ella como si la misma Shunshine aún estuviera entre nosotros.
La hermana de mi pantera se merecía todas mis atenciones y buenos tratos, aunque por aquellos momentos no fuera yo la mejor compañía. Mi manera de comportarme, a pesar de ser amable, distaba demasiado de lo que fui en un inicio. Desde que encontrara a la joven que se parecía a mi pantera, mi curiosidad se enfoco en ella y en la manera en que sus mejillas se tornaban más cálidas cada vez que le descubría mirándome, ese era un detalle que me divertía y que comencé a hacer de manera consciente. Existieron ocasiones en las que me quede mirando fijamente en dirección a ella solo para ver como se sonrojaba aunque después Shunshine me reprendiera cuando su hermana no veía. Decía que dejara de atosigar a su hermana con mis miradas curiosas pero me era imposible no hacerlo cuando lucía tan frágil y vulnerable. Ahora, ambos era vulnerables y la razón la compartíamos. En esos días había perdido las ganas de jugar con Adda aunque no descartaba la idea de que en el futuro pudiera divertirme con su manera de actuar, al igual que me divertía con Lanna.
Su expresión al dejarle en la roca y la manera en la que se respiración se contuvo apenas unos momentos me hizo percatarme de que su pierna estaba peor de lo que decía, pero era demasiado buena como para decirlo.
– No me mientas, parezco joven pero no lo soy y sé perfectamente cuando me estas mintiendo Adda – suspire – Necesitaras más que descanso, así que en cuanto pueda te conseguiré un medico que revise tu pierna, no quiero que resulte ser que te pasa algo grave – sabía que una pierna herida no era lo peor que podía existir, sin embargo, cruzó por mi mente la idea de perder también a aquella frágil criatura que ahora era mi compañía y ese pensamiento me aterro. No quería perder a nadie más. No quería que resultara que al llegar a París Jarko no estaba o que algo le hubiera sucedido a Lanna. Aparte esos pensamientos de inmediato, no quería ponerle una cara peor a la que tenía ya y fue por eso que me apresure a responder y desviar mi atención de las desgracias que podían aguardarme de regreso en casa – Ya veras a donde nos dirigimos porque si no has estado por París entonces es complicado explicarte y he dicho que falta poco, así que tranquila, no necesitare refugio para la poca distancia que nos falta por recorrer – le sonreí para tranquilizar aunque fuera un poco sus preocupaciones – no por nada he vivido tanto tiempo, así que confía en mi.
No podía negarme la alegría que me provoco el saber que mi frío tacto también le hacía bien, al igual que la primera vez que la herida Shunshine se había aferrado a mi cuerpo mientras el suyo ardía en fiebre.
– Me alegra que mi frío cuerpo sirva para algo de provecho – continúe mirándole, llenando mi tristeza con su sonrisa, apartando un poco la idea de una eternidad miserable porque con esa mirada y sus sonrisas, todo estaría bien. Rodé los ojos y negué ante su terquedad. Se esforzaba demasiado así que sin decirle nada y antes de que comenzara a caminar y se lastimara mucho más, volví a tomarla entre mis brazos – Te he dicho que no es bueno que camines, empeoraras la herida y entonces tardaras mucho más en sanar. Recuerda también que no me cansa llevarte y que no necesito de descanso como tu – reí ligeramente ante sus curiosas preguntas y reanude el paso, esta vez más lento para no lastimarla más – Bueno mi hogar es bastante agradable, es una casa demasiado grande quizás para quienes vivimos ahí – le mire fijamente – Conocerás a mi hermano. Su nombre es Jarko y es un tanto bruto e idiota, pero es bueno en el fondo y también conocerás a Lanna que es quien nos ayuda a mantener la casa en orden y ella es humana como tu. Solo vivimos nosotros tres y el perro de Lanna. Creo que disfrutaras estar con nosotros, o más bien eso espero – sonreí para ella, saliendo entonces de los bosques a lugares que parecían ser más las ruinas de las casas de orillas de París que el mismo bosque, pero aún faltaba algo de camino.
– Dime Adda ¿Quieres realmente vivir con nosotros?– en todo el camino recorrido, jamás pensé en preguntar algo así. No quería que dejara mi lado, pero tampoco podía obligarla a permanecer con quien le recordaría quizás siempre la perdida de su hermana.
Federico Moccia
El camino al lado de mi pantera fue corto. El tiempo lejos de todo lo que conocía e incluso de aquellos que pensé que jamás me separaría fue apenas un suspiro humano; con Shunshine a mi lado no existía el tiempo. Las noches eran largas y los días eran maravillosos a pesar de que para mi estaba negada la exposición al astro rey que servia a Shunshine para buscar alimento y decidir que camino seguir por las noches en busca de los suyos. Ahora que su ausencia era lo único que ocupaba mis pensamientos, el camino era de lo más largo, casi eterno como mi propia existencia y no todos los años en que aprendí a perder conocidos sirvieron de preparación para el momento en que mi amada cerro sus ojos para siempre. Como me hubiese gustado que su naturaleza de cambiaformas no existiera en esos momentos, había pensado en darle mi sangre, atarle a mi una eternidad y entonces ser felices por siempre pero para las razas como la suya eso era imposible, la maldición de los vampiros no era eficaz para ellas y por eso debí aferrarme a su mano hasta que la muerte la arranco de mi lado, dejando solo frustración y sufrimiento.
Adda también estaba destrozada, sin embargo yo creía que su dolor no era comparable al mío. Ellas eran hermanas y como familia se querían, pero yo, amaba a Shunshine aun a pesar de que ella no tenía la sangre de mi familia por sus venas, yo decidí amarla sin que nada nos uniera más que el deseo de estar juntos. Aún con la perdida de la pantera, estaba satisfecho por haber logrado mis promesas para con ella. Habíamos encontrado a Adda, disfrutado a su lado y ahora cuidaría de ella como si la misma Shunshine aún estuviera entre nosotros.
La hermana de mi pantera se merecía todas mis atenciones y buenos tratos, aunque por aquellos momentos no fuera yo la mejor compañía. Mi manera de comportarme, a pesar de ser amable, distaba demasiado de lo que fui en un inicio. Desde que encontrara a la joven que se parecía a mi pantera, mi curiosidad se enfoco en ella y en la manera en que sus mejillas se tornaban más cálidas cada vez que le descubría mirándome, ese era un detalle que me divertía y que comencé a hacer de manera consciente. Existieron ocasiones en las que me quede mirando fijamente en dirección a ella solo para ver como se sonrojaba aunque después Shunshine me reprendiera cuando su hermana no veía. Decía que dejara de atosigar a su hermana con mis miradas curiosas pero me era imposible no hacerlo cuando lucía tan frágil y vulnerable. Ahora, ambos era vulnerables y la razón la compartíamos. En esos días había perdido las ganas de jugar con Adda aunque no descartaba la idea de que en el futuro pudiera divertirme con su manera de actuar, al igual que me divertía con Lanna.
Su expresión al dejarle en la roca y la manera en la que se respiración se contuvo apenas unos momentos me hizo percatarme de que su pierna estaba peor de lo que decía, pero era demasiado buena como para decirlo.
– No me mientas, parezco joven pero no lo soy y sé perfectamente cuando me estas mintiendo Adda – suspire – Necesitaras más que descanso, así que en cuanto pueda te conseguiré un medico que revise tu pierna, no quiero que resulte ser que te pasa algo grave – sabía que una pierna herida no era lo peor que podía existir, sin embargo, cruzó por mi mente la idea de perder también a aquella frágil criatura que ahora era mi compañía y ese pensamiento me aterro. No quería perder a nadie más. No quería que resultara que al llegar a París Jarko no estaba o que algo le hubiera sucedido a Lanna. Aparte esos pensamientos de inmediato, no quería ponerle una cara peor a la que tenía ya y fue por eso que me apresure a responder y desviar mi atención de las desgracias que podían aguardarme de regreso en casa – Ya veras a donde nos dirigimos porque si no has estado por París entonces es complicado explicarte y he dicho que falta poco, así que tranquila, no necesitare refugio para la poca distancia que nos falta por recorrer – le sonreí para tranquilizar aunque fuera un poco sus preocupaciones – no por nada he vivido tanto tiempo, así que confía en mi.
No podía negarme la alegría que me provoco el saber que mi frío tacto también le hacía bien, al igual que la primera vez que la herida Shunshine se había aferrado a mi cuerpo mientras el suyo ardía en fiebre.
– Me alegra que mi frío cuerpo sirva para algo de provecho – continúe mirándole, llenando mi tristeza con su sonrisa, apartando un poco la idea de una eternidad miserable porque con esa mirada y sus sonrisas, todo estaría bien. Rodé los ojos y negué ante su terquedad. Se esforzaba demasiado así que sin decirle nada y antes de que comenzara a caminar y se lastimara mucho más, volví a tomarla entre mis brazos – Te he dicho que no es bueno que camines, empeoraras la herida y entonces tardaras mucho más en sanar. Recuerda también que no me cansa llevarte y que no necesito de descanso como tu – reí ligeramente ante sus curiosas preguntas y reanude el paso, esta vez más lento para no lastimarla más – Bueno mi hogar es bastante agradable, es una casa demasiado grande quizás para quienes vivimos ahí – le mire fijamente – Conocerás a mi hermano. Su nombre es Jarko y es un tanto bruto e idiota, pero es bueno en el fondo y también conocerás a Lanna que es quien nos ayuda a mantener la casa en orden y ella es humana como tu. Solo vivimos nosotros tres y el perro de Lanna. Creo que disfrutaras estar con nosotros, o más bien eso espero – sonreí para ella, saliendo entonces de los bosques a lugares que parecían ser más las ruinas de las casas de orillas de París que el mismo bosque, pero aún faltaba algo de camino.
– Dime Adda ¿Quieres realmente vivir con nosotros?– en todo el camino recorrido, jamás pensé en preguntar algo así. No quería que dejara mi lado, pero tampoco podía obligarla a permanecer con quien le recordaría quizás siempre la perdida de su hermana.
Akseli Nygard- Vampiro Clase Alta
- Mensajes : 44
Fecha de inscripción : 09/04/2014
Re: A pesar de que el sol se ha ido, nos quedará su luz. [Akseli]
Nada ocurre por casualidad. Todo lo que pasa tiene un porqué. Tal vez tu cerebro no lo sepa, puede que jamás lo imagine.
Pero tu corazón lo sabe. Tu corazón siempre lo sabe.
Anónimo
Pero tu corazón lo sabe. Tu corazón siempre lo sabe.
Anónimo
Intentaba por todos los medios no abrazarme al dolor. A esa sensación de pérdida que se colaba en mi interior, ahogándome al verme huérfana de toda la familia. No solo de padre y hermana, sino de todo vínculo familiar que me atase por sangre. Ahora lo único que me ataba a la vida era la promesa a la que Akseli había dado su palabra de cumplir, como último deseo de su pantera u mi hermana mayor, siendo él el único familiar – si así podía llamarle- que me quedaba sobre esta tierra.
La pierna me incomodaba y me dolía bastante, aunque no quisiera reconocerlo, solo que no deseaba verdaderamente darle más faena a Akseli o preocupaciones. Sabia de su dolor, y pensaba que hasta sería más hondo que el mío. Todo y que yo llorara por toda una familia perdida, él lloraba por el amor y habiéndolos visto juntos aquellos días me hizo ver lo complementados y lo tanto que se amaban. Y en secreto esas noches en que los veía, les tenia envidia. Jamás había conseguido que nadie me mirara de esa forma y realmente lo deseaba. Sin embargo visto lo visto, luego el dolor parecía ser más hondo e incluso mucho más intenso. ¿Valdría la pena entonces?
— No es necesario un médico, me apenaría causaros tantas preocupaciones Akseli y molestias. Apenas debe ser nada. — Me quejé con una sonrisa en mi rostro, viéndole. Le miré fijamente y en sus ojos había algo, a parte del sonrojo que producía en mis mejillas, sentía de que no conseguiría salirme con la mía con lo de no preocuparle. Él parecía leer mucho más de mí, de lo que yo a él. Así que aparté brevemente la mirada y asentí — De acuerdo, que venga un médico. — Asentí, pensando en los médicos de mis tierras. — Pero allá en el bosque siempre eran muy caros y bastante malos la verdad. Espero que conozcas alguno que no cueste mucho y así cuando me ponga a buscar trabajo, podré devolverte el dinero.
Si algo me habían enseñado era que todo en la vida, todo favor, debía de devolverse. Y no deseaba deberle más de lo que ya le debía a Akseli. Me había salvado la vida y ahora me cuidaría, quizás para toda mi vida. ¿Le podría recompensar todo ello, alguna vez?
— Tu frio seguro va mejor que un médico. De tocar mi pierna, creo que podría pasarse el dolor. Y es agradable. —Dije tras sus palabras con una sonrisa. — No es como el hielo helado que duele tras un buen rato. Es algo diferente… como un soplo de aire frio. Un remanso de paz. — Me sonrojé ante mi confesión y suspiré viéndole, cayendo por unos segundos en sus orbes sin salir de ellas. Sin poder dejar de mirarle. Como en aquellos primeros días que al verlo me había quedado hechizada por él, sin importarme en ningún momento que fuera un vampiro y pudiese ver a sus víctimas de aquel modo, como me habían dicho mis padres. —Puedo caminar. — dije terca, levantándome finalmente. Desde siempre me habían enseñado a que debía de valerme sola y aunque jamás había entendido el porqué, si siempre estaban ellos a mí alrededor, protegiéndome, ahora que no los tenía. Ahora que mi manada ya no existía, encontraba necesaria aquellas lecciones y las agradecía.
Lentamente el bosque pareció empezar a finalizar, y los claros de la luz de la luna se hicieron más visibles en nuestro camino, hasta llegar a un conjunto de claros desde donde se veía que lejos de allí se encontraban las primeras construcciones, o más bien ruinas, que señalaban la proximidad con la ciudad. Mirando al frente mantenía mí vista en el camino de mis pies, intentando no tropezarme, mientras le oía calmado hablándome de su hogar, advirtiendo en su voz un poco de melancolía. A todos nos ocurría lo mismo al estar mucho tiempo sin pisar nuestro hogar y ver los suyos.
— Me gustan las casas grandes, hay más por donde descubrir y por donde perderse. — le sonreí mirándole fijamente, apoyándome en él para caminar, sintiendo como en gran parte su brazo que me rodeaba me ayudaba a soportar gran parte de mi peso para que no me dañara más la herida. Era demasiado atento, parecía leerme con facilidad y adelantarse a mis deseos antes siquiera que yo me diera cuenta de ellos. — ¿Es él también un vampiro? — Le pregunte siendo contestada mi curiosidad ante sus últimas palabras, donde ponía de humana solo a Lanna y hablaba de su hermano. — Entonces no estaré… estaremos solos. Eso nos irá bien e intentaré hacer buenas migas con Lanna y su perro. Y tu hermano… ¿Crees que sería capaz de morderme si hablo demasiado con él? — Reí suavemente y afiance mis brazos a su alrededor, apoyándome en él inconscientemente con confianza. Me sentía mucho mejor cuando él estaba conmigo.
— Si… Deseo vivir contigo. ¿Por qué me lo preguntaís? No solo porque haya sido mi hermana la que nos hiciera prometer que cuidáramos el uno del otro. O casi más tu a mí que al contrario…`si no también por que deseo estar con vosotros, empezar de nuevo y conoceros. — El motivo principal por quedarme es porque no quiero ni deseo separarme de ti, pensé viéndole sonrojada con la mirada alzada a sus ojos. Me mordí el labio y volví la vista al frente. ¿Se reiría de mí de saber el efecto que tenía en mí, desde el primer día en que le vi? — Además, no podría quedarme allá en los bosques, sola. Me habría perdido y habría terminado siendo la comida de cualquier animal salvaje o si no de algún vampiro. Allí solían ser presentes los ataques a excursionistas o a la gente del campo. No era un lugar demasiado seguro para mí, de no estar toda mi familia cuidándome. —Añadí a su pregunta esperando que no pudiera leerme los pensamientos. Normalmente a su lado me encontraba con que con mucha facilidad me olvidaba de que él era un vampiro. Estaba siempre tan sereno y calmado, que me costaba ver en él a un desalmado ser, como el que una vez de pequeña intentó atacarme. — ¿No nos dirigimos al centro de la ciudad, verdad? ¿Vives a las afueras?— Pregunté al ver que seguíamos caminando por el bosque, sin encaminarnos directamente hacia la ciudad de Paris, o quizás es que solo estábamos tomando un atajo hasta su hogar. Sentía curiosidad por todo referente a aquella nueva vida y de Akseli, pero sobretodo también intentaba apartar de mi mente la molestia de la pierna, que entumecida seguía doliendo y terca de mí, no pedía que me alzara de nuevo. Que era justo lo que más deseaba, volver a estar en sus brazos. Solo así parecia encontrar algo de paz.
Adda Dubrinsky- Humano Clase Baja
- Mensajes : 59
Fecha de inscripción : 06/05/2013
Re: A pesar de que el sol se ha ido, nos quedará su luz. [Akseli]
¿Por qué llora un hombre? Se preguntó. No lo hace como las mujeres, no como ellas. No por sentimentalismo. Un hombre llora por la pérdida de algo, de algo vivo.
Philip Dick
La fortaleza que presentábamos o que tratábamos de presentar ante el otro se iba desmoronando, dejándonos agotados de fingir que todo estaba bien cuando la pena nos carcomía por dentro tanto a uno como a otro; yo sabía que lamentarse sobre lo perdido era completamente inútil, eso no ayudaría a traer a mi pantera de regreso y aún así, en silencio, sufría. Pese a mis creencias de mantener esos sentimientos ocultos, los ojos de Adda me demostraban que mis esfuerzos eran inútiles y que ella sabía muy bien que era lo que estaba atravesando, aunque no dijera nada, aunque no expresara todo mi dolor ante ella.
Negué ante su idea de no ir al médico. Yo no necesitaba de esas atenciones y Jarko tampoco pero eso no significaba que no fuéramos conscientes de que los humanos si.
– Igual buscaremos quien te revise, estaré más cómodo sabiendo que realmente te encuentras bien y que es como has dicho nada; lo escuchare de aquel que te revise y tenga experiencia en el asunto – Ni ella ni yo nos hallábamos capacitados para asegurar que fuese una herida leve, bien podría fiarme de ella y descubrir en unos días que todo era peor a lo pensado. Sonreí victorioso al escuchar que cedía y mi fría mano paso por sus cabellos castaños ante esas vanas preocupaciones que inundaban su mente – El dinero no es problema, de eso te prohibo que te preocupes o que siquiera trates de devolverlo. No se te permitirá trabajar mientras este yo presente así que descarta esas ideas de una buena vez y acepta mis ofrecimientos o es que acaso ¿Quieres rechazarme? – La diferencia entre los bosques que antes eran su hogar y el que ahora compartiría a mi lado y al del inútil de Jarko era abismal, pero eso no le alejaba las preocupaciones típicas de quien vivió toda una vida lejos de lo que ahora estaba yo para ofrecerle.
– Mi frío ira mejor por ahora, pero si resulta ser algo grave servirá para nada comparado con lo que el médico dita al respecto – le sonreí – aunque por ahora esto es lo mejor que puedo hacer esta llegar a tu revisión – ignore sus palabras siguientes, acerca de la paz. Era cierto que a momentos me olvidaba de los pesares y me sentía en paz al lado de la humana, pero ella no era Shunshine y eso me dejaba al darme cuenta una punzada de culpabilidad que no podía y tampoco quería que desapareciera. De dejar de sentir todo aquello mi amada pantera desaparecería para siempre, quedando únicamente como un recuerdo. Yo no buscaba un recuerdo, buscaba la sensación que pensar en ella generaba, aunque fuera mera culpa o dolor.
Reanudábamos el andar con la esperanza de llegar cada vez más pronto a mi hogar. Solté una carcajada ante sus ideas por las casas grandes, no cabía la menos duda de que se había criado toda la vida lejos de lugares opulentas, pues hablaba con la simpleza de aquellos que disfrutan de la naturaleza y sus sencillos placeres.
– Bueno de ser así, tendrás tantos lugares como quieras para visitar, tanto dentro de la casa como en los jardines. Como te he dicho ya, somos muy pocos en nuestro hogar y existen espacios completamente inexplorados, todo para ti. Aunque no sé si sería bueno que te perdieras, dado que durante el día no podré salir a buscarte más que de noche – medite eso unos instantes. Dudaba que fuera a necesitar de mi ayuda dentro de la casa, pero aún así era una probabilidad – peor sería no encontrarte si es que te pierdes — las dudas sobre los otros residentes de la casa se hicieron presentes y le sonreí – Lanna es buena persona, poco a poco se acostumbro a nuestra condición y se preocupa demasiado por todo, en cuanto a Jarko, de tener ganas de morderte no lo haría, menos porque formaras parte de la familia y nunca atacamos a nadie que sea recibido en nuestro hogar, al contrario, creo que te protegerá a su manera tal cual lo hace con Lanna.
– Quería asegurarme de todo, porque pese a lo que hayamos prometido a tu hermana sé que en algún momento podrías pensar que lo mejor es estar lejos de nosotros y entonces buscarías un lugar donde vivir por tu cuenta. Pero veo que no es de esa manera así que, me gusta que decidas comenzar de nuevo al lado de nosotros. Nada te hada falta y por supuesto nadie te lastimara – le aseguraba aquello solo al saber que era la absoluta verdad. Fruncí el ceño de imaginarla a solas en los bosques de donde veníamos – Tampoco pensaba dejarte completamente sola, hubiera regresado llevando a Jarko conmigo. Aún si quisieras vivir sola estaría lo suficientemente cerca como para asegurarme de que te encontraras completamente a salvo.
Le llevaba aún por los bosques y fue su pregunta la que me hizo cambiar de dirección.
– Ahora que lo dices, si, vivo a las afueras pero no tan lejos de las personas como para que puedan sospechar algo de nosotros. Creo que lo mejor entonces será primero encontrar quien vea tu pierna y después iremos a casa, sabiendo ya que estas bien – no le tome opinión o atención a si me miraba preocupada o molesta por mis repentinas decisiones, simplemente avance hasta que las calles de Paris aparecieron y las personas andaban por ellas. Algunas miradas curiosas se posaban sobre nosotros, pero yo estaba enfocado en encontrar algún sitio donde la hermana de la pantera, esa que ahora se convertía en mi motivo de protección estuviese bien – Vamos demasiado lento – susurre más para mi que a ella y la cargue entre mis brazos una vez más, acelerando el paso en dirección a donde alguna vez supe que se encontraba un hombre dedicado en cuerpo y alma al cuidado de otros. ¿De donde sabía yo eso? De Lanna por supuesto, que mejor que una humana para que informara de esa clase de aspectos irrelevantes y en esos instantes tan necesarios para mi. Gire en una callejuela, notando a la distancia un pequeño anuncio que provoco en mi una sonrisa. Llegábamos al lugar indicado.
Philip Dick
La fortaleza que presentábamos o que tratábamos de presentar ante el otro se iba desmoronando, dejándonos agotados de fingir que todo estaba bien cuando la pena nos carcomía por dentro tanto a uno como a otro; yo sabía que lamentarse sobre lo perdido era completamente inútil, eso no ayudaría a traer a mi pantera de regreso y aún así, en silencio, sufría. Pese a mis creencias de mantener esos sentimientos ocultos, los ojos de Adda me demostraban que mis esfuerzos eran inútiles y que ella sabía muy bien que era lo que estaba atravesando, aunque no dijera nada, aunque no expresara todo mi dolor ante ella.
Negué ante su idea de no ir al médico. Yo no necesitaba de esas atenciones y Jarko tampoco pero eso no significaba que no fuéramos conscientes de que los humanos si.
– Igual buscaremos quien te revise, estaré más cómodo sabiendo que realmente te encuentras bien y que es como has dicho nada; lo escuchare de aquel que te revise y tenga experiencia en el asunto – Ni ella ni yo nos hallábamos capacitados para asegurar que fuese una herida leve, bien podría fiarme de ella y descubrir en unos días que todo era peor a lo pensado. Sonreí victorioso al escuchar que cedía y mi fría mano paso por sus cabellos castaños ante esas vanas preocupaciones que inundaban su mente – El dinero no es problema, de eso te prohibo que te preocupes o que siquiera trates de devolverlo. No se te permitirá trabajar mientras este yo presente así que descarta esas ideas de una buena vez y acepta mis ofrecimientos o es que acaso ¿Quieres rechazarme? – La diferencia entre los bosques que antes eran su hogar y el que ahora compartiría a mi lado y al del inútil de Jarko era abismal, pero eso no le alejaba las preocupaciones típicas de quien vivió toda una vida lejos de lo que ahora estaba yo para ofrecerle.
– Mi frío ira mejor por ahora, pero si resulta ser algo grave servirá para nada comparado con lo que el médico dita al respecto – le sonreí – aunque por ahora esto es lo mejor que puedo hacer esta llegar a tu revisión – ignore sus palabras siguientes, acerca de la paz. Era cierto que a momentos me olvidaba de los pesares y me sentía en paz al lado de la humana, pero ella no era Shunshine y eso me dejaba al darme cuenta una punzada de culpabilidad que no podía y tampoco quería que desapareciera. De dejar de sentir todo aquello mi amada pantera desaparecería para siempre, quedando únicamente como un recuerdo. Yo no buscaba un recuerdo, buscaba la sensación que pensar en ella generaba, aunque fuera mera culpa o dolor.
Reanudábamos el andar con la esperanza de llegar cada vez más pronto a mi hogar. Solté una carcajada ante sus ideas por las casas grandes, no cabía la menos duda de que se había criado toda la vida lejos de lugares opulentas, pues hablaba con la simpleza de aquellos que disfrutan de la naturaleza y sus sencillos placeres.
– Bueno de ser así, tendrás tantos lugares como quieras para visitar, tanto dentro de la casa como en los jardines. Como te he dicho ya, somos muy pocos en nuestro hogar y existen espacios completamente inexplorados, todo para ti. Aunque no sé si sería bueno que te perdieras, dado que durante el día no podré salir a buscarte más que de noche – medite eso unos instantes. Dudaba que fuera a necesitar de mi ayuda dentro de la casa, pero aún así era una probabilidad – peor sería no encontrarte si es que te pierdes — las dudas sobre los otros residentes de la casa se hicieron presentes y le sonreí – Lanna es buena persona, poco a poco se acostumbro a nuestra condición y se preocupa demasiado por todo, en cuanto a Jarko, de tener ganas de morderte no lo haría, menos porque formaras parte de la familia y nunca atacamos a nadie que sea recibido en nuestro hogar, al contrario, creo que te protegerá a su manera tal cual lo hace con Lanna.
– Quería asegurarme de todo, porque pese a lo que hayamos prometido a tu hermana sé que en algún momento podrías pensar que lo mejor es estar lejos de nosotros y entonces buscarías un lugar donde vivir por tu cuenta. Pero veo que no es de esa manera así que, me gusta que decidas comenzar de nuevo al lado de nosotros. Nada te hada falta y por supuesto nadie te lastimara – le aseguraba aquello solo al saber que era la absoluta verdad. Fruncí el ceño de imaginarla a solas en los bosques de donde veníamos – Tampoco pensaba dejarte completamente sola, hubiera regresado llevando a Jarko conmigo. Aún si quisieras vivir sola estaría lo suficientemente cerca como para asegurarme de que te encontraras completamente a salvo.
Le llevaba aún por los bosques y fue su pregunta la que me hizo cambiar de dirección.
– Ahora que lo dices, si, vivo a las afueras pero no tan lejos de las personas como para que puedan sospechar algo de nosotros. Creo que lo mejor entonces será primero encontrar quien vea tu pierna y después iremos a casa, sabiendo ya que estas bien – no le tome opinión o atención a si me miraba preocupada o molesta por mis repentinas decisiones, simplemente avance hasta que las calles de Paris aparecieron y las personas andaban por ellas. Algunas miradas curiosas se posaban sobre nosotros, pero yo estaba enfocado en encontrar algún sitio donde la hermana de la pantera, esa que ahora se convertía en mi motivo de protección estuviese bien – Vamos demasiado lento – susurre más para mi que a ella y la cargue entre mis brazos una vez más, acelerando el paso en dirección a donde alguna vez supe que se encontraba un hombre dedicado en cuerpo y alma al cuidado de otros. ¿De donde sabía yo eso? De Lanna por supuesto, que mejor que una humana para que informara de esa clase de aspectos irrelevantes y en esos instantes tan necesarios para mi. Gire en una callejuela, notando a la distancia un pequeño anuncio que provoco en mi una sonrisa. Llegábamos al lugar indicado.
Akseli Nygard- Vampiro Clase Alta
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Fecha de inscripción : 09/04/2014
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