Beware, you will be in danger || Privado

por **Markus Rousseau M.** Miér Abr 30, 2014 11:22 pm

Sabía que el arribo debía ser de noche pues en la mañana nadie lo recibiría más que solo su prima pero ¿Qué más daba? Su barco arribo a las costas parisinas en la mañana nueve en punto según su reloj todo iba acorde a su plan, con una sonrisa tomó su equipaje bajando del navío, sus ropajes no eran los de un hombre de clase alta sino de uno de clase trabajadora con un pantalón algo rasgado con los tirantes a medio colgar de uno, la camisa medio fuera y medio fajada, una chaqueta más grandes y zapatos ya algo gastados, con una boina que le cubría el cabello, pero aun así las féminas no paraban de verle y echarle miradas mientras él solo les sonreía moviendo su boina caminando lejos de las miradas de las mujeres.

El del carruaje no le quiso llevar pensando que no tenía dinero al menos hasta que escucho a donde iba, a las afueras de la ciudad de Paris justo a la Mansión Morel, él ya había llevado algunas veces a unos de los habitantes de esa mansión y siempre pagaban bien y en exceso ¿cómo sabía Markus de él? Su prima en cartas anteriores le había informado con lujo de detalles ¿por qué? Porque ella conocía muy bien a su primo y sabía cómo vendría y por ende que nadie en su sano juicio lo llevaría y la caminata del puerto a la mansión era un largo tramo y no llegaría en semanas quizás.
Al llegar a la mansión un hombre con un traje elegante le recibió dejando una bolsa de monedas mirando al joven que arriba a la mansión.
Silba ante la imponencia del lujo y lo costoso del terreno, se alza la boina dejándole su equipaje para dar una vuelta por el lugar, una vuelta por sus alrededores conociendo su nuevo hogar se percata que hay un lago y un bosque, además de jardines extensos y partes privadas de entrenamiento, todo un castillo como en Italia, además la decoración delicada de los jardines y rosas se ven que son de féminas que habitan en la casa, ahora entiende el por qué fue llamado a Paris.

15:00
Luego de un baño y una charla muy larga con su prima se le indica donde ha de pasar sus días en la habitación más grande que cualquier otra que haya visto, bueno en Italia son superiores pero aquí ellos viven como reyes realmente, entiende por qué el de tanto espacio y el porqué del lujo, y no le desagrada en el interior lo disfruta muy en el interior pues corre la misma sangre de ellos. Un paseo por los alrededores de la mansión aligeran el almuerzo con su prima, ella sale dejándole solo con sus primos descansando en las habitaciones cerradas con llaves extrañas y sus ataúdes dentro, sabía que dormían en camas pero igual guardaban ataúdes escondidos en sus habitaciones ¿por qué? Eso era un secreto familiar.

Por el paseo que daba llega al bosque, un bosque privado según su prima, que les pertenecía lo que hizo que divagara hasta acostarse en la tierra recargándose sobre un árbol caído cubriendo su rostro del sol con su boina, iba con una ropa que no delataba que era dueño también de ello si no como un empleado más, así podría despistar a todos y todo de su familia.

El sueño le llego hasta que el ángel le despertó.

por **Dawn Nimmet** Mar Mayo 20, 2014 5:37 pm

Había llegado a ser una de las tardes más calurosas en el país francés. Después de sus aventuras con aquel sádico vampiro y su nueva amiga e ídolo, Cilo se dirigía en carruaje hacia la casa de los Morel, allá hacia donde le había citado su nuevo “amo” por así decirlo. ¿Cómo podía haber caído tan bajo? Pero es que no tenía otra alternativa para que le dejara en paz. Antes de que se fuera de su habitación y la obligara a permanecer en silencio, aquel vampiro solamente le ofreció de su sangre sin llegar al intercambio, convirtiéndola en una humana que ansiaba de su sangre, en una esclava de sangre y con ello, él sabría con quien se rodearía o se vería.

Desde entonces se mueve por el día para que Santhiago no pueda llegar a socorrerla pero por la noche ella siempre aguarda en su habitación con las puertas y ventanas cerradas con candados. Ahora ella se trasladaba en carruaje hasta la mansión de los Morel, morada de donde aquel vampiro la estaría esperando, pero eran las 15:30 de la tarde y pensó que estarían ya cerca, pero mirando por la ventana avisto un cuerpo inmóvil entre la maleza.

Ella exclamo una orden hacia el cochero que este paro de repente sin saber mucho lo que le pasaba ahora a Cilo. La vio bajar del carruaje para dirigirse hasta aquel que parecía sin vida. Cilo, entonces no supo que hacer, se mantuvo a distancia de aquel hombre, pero se arrodillo a su lado para tomarle el pulso con las manos, colocando las yemas de los pulgares en sus venas, pero fue un alivio al ver que solamente estaba durmiendo o eso hasta que abrió lentamente sus ojos.

-¿Se encuentra bien, señor? Tengo agua…Espere…-Cilo mostro hospitalidad al desamparado que dormía, se fue acercando al carruaje en donde encontró su cesta de comida con agua en una botella de cristal. Volvió rápidamente hacia el hombre con la cesta en mano, termino arrodillada cerca del desconocido y miro al cochero-…podemos descansar, no debería de enfadarse Santhiago de que llegue tarde…

El cochero simplemente asintió para sentarse cómodo y adoptar una pose cómoda en su asiento y finalmente, Cilo observo al desconocido -…¿tiene hambre? –Saco dos barras medianas de pan y un cuchillo –Puedo hacerle un bocata si gusta…-Se quedó con el pan en una mano y el cuchillo en otra mano. Simplemente, no sabía cómo partir el pan, pero debía hacer algo por si aquel tenía hambre -…Bueno, me iré, disculpe las molestias-No quería preocupar a nadie, pero nunca tenía tanta suerte ni pensó ya que la podría tener nuevamente.

por **Markus Rousseau M.** Sáb Mayo 24, 2014 10:16 pm

Él estaba tendido en la tierra descansando con ojos cerrados, sus manos sobre su pecho y la respiración leve hasta el punto que él entró en un profundo sueño quizás por el largo viaje que tuvo, el sueño fue tanto que le gano hasta el punto de no sentir el farfullo que se estaba originando a su lado medio medio podía sentir la voz de una doncella que rezaba que no estuviera muerto hasta el arrullo sobre el agua, abrió los ojos y miro a la joven que se preocupaba por él, en su mente divagaba los pensamientos sobre su vitalidad

“Estoy vivo” “por qué tanto alboroto” “agua, comida, eso lo tengo en casa”

Entonces sus ojos fueron a sus propias vestiduras, estaba tal cual iría algún esclavo de una hacienda o un peón o empleado mal remunerado lo que le hizo reír acomodándose la boina en la cabeza riéndose como un tonto, negó ante las palabras de la joven que solo se movía como si fuera una monja ayudando a un pobre desvalido, la idea le causó más gracia pero para no parecer un desagradecido tomó el pan cortándolo él mismo.

Sus labios solo esbozaron una sonrisa muy amable pero no había palabras, solo pensamientos “por qué estaría una joven dulce y amable por esos lados de una mansión alejada de todo y todos en mitad casi del bosque oscuro y tenebroso” “sería una de las tantas amantes de su primo o prima” él sabía que sus dos primos cercanos tenían un gusto para las damas y no era de esperarse que hasta él tuviera el mismo pero eso es historia aparte, de otro costal.

Entregó el pan a la joven con una sonrisa pero sus labios no esbozaron palabra alguna, seguía callado, no por nada le decían el ángel del silencio (destrucción) volvió a recostarse mirando las hojas de los árboles cubrir parte del sol y como estas formas se vislumbraban en su piel bronceada de trabajo y peleas, luego giró la cabeza mirando a la joven, su mirada se clavó en la mujer indagando en su mente, dicen que los ojos son el espejo del alma y el silencio era el mejor investigador de almas y quizás la mujer terminaría confesando todo lo que su alma ocultaba, o eso él esperó que ocurriera

La penetrante mirada de él quizás ponía nerviosa a la mujer pero no le quitaba los ojos de encima cada movimiento de ella él lo seguía como si quisiera descubrir el motivo de su visita o paseo por esos lados, el motivo de que aquel ser de luz y sol este en un lugar de muerte y oscuridad como la mansión de sus primos.

por **Dawn Nimmet** Jue Jun 19, 2014 2:36 pm

Entonces la dulce e inocente Cilo, consiguió lo que quería -Está sonriendo...-Dijo con su aterciopelada voz. Cilo era muchas cosas, podría ser muchas cosas si dejara la timidez aparte, nunca ha podido confiar en nadie más que en seguir hacia delante por ella misma. Sin hermana, sin sus padres y sin aquel que la había acogido en el palacio Royal hasta que Santhiago llego, con una espada de plata y lo decapito de un solo movimiento. Después fue secuestrada por el mismísimo Satán, por Santhiago, pero poco duro aquello y lo que recordó fue que estaba bebiendo de su sangre y la dejaba de nuevo…mancillada y sola, pero todo estaba diferente, se sentía con ganas de él, con ganas de servirle y lo que hizo antes de maldecir a Santhiago, se sujetó en la cama con las cuerdas que antes había usado.

Ahora no había vuelta atrás.

Supuestamente, Santhiago la había llamado y no quería ir. Quería la compañía de la persona con quien estaba ahora, pero seguramente la estaría llamando. Imploraba que ignorase su presencia. Además, Cilo solamente iba por los bosques dando una vuelta…..aunque la verdad, sentía que la presencia de Santhiago estaba cerca, pero eso era imposible. Estaba cerca de un joven que parecía ser muy amable -…¿Cómo te llamas? –Cilo pregunto con curiosidad, teniendo en cuenta que tenía que ir con cautela. No podía quizás confiar en aquel con quien estaba, pero podía intentar conocerle un poco.

Había estado sola por mucho tiempo.

¿Sería hora de no estar sola nunca más?

No podría saberlo si seguía retrayéndose en sí misma una y otra vez. Siguió mirando a aquel con el que estaba y solo mantuvo silencio. El silencio que crecía incómodamente.

por **Markus Rousseau M.** Vie Jun 20, 2014 3:24 am

Él estaba mirándole con que detenimiento incluso por momento parecía un muero mirando a un vivo porque no pestañeaba y cuando lo hacía era de forma lenta como si pensara en algo que le hacía olvidarse de todos y así era quizás porque la joven preguntaba un nombre “par que mi nombre, eso solo unas palabra que buscan identificarnos” Sonrió como si quisiera engañar, y lo estaba haciendo estaba engañando a la joven bruja.

Y entonces vino la duda ¿Qué nombre dar? Si daba su verdadero nombre quizás podría correr y lastimarse y si ella era alguna amante de sus primos se metería en problemas ni bien llegando, pero si daba uno falso quizás la misma joven le odie, pero ¿Qué era el odio para aquella familia? Si de eso se alimentaban todos ahí, del odio de los demás, y hasta él mismo por un apellido, por una sangre, por ser el caos y la redención de la muerte, el diablo, el frío, la sensualidad y el silencio todos juntos con la muerte.

Pero ahora le toca hablar y él no quería romper el silencio, entre un suspiró rasco sus cabellos para volver a la pose que tenía antes recostado contra el árbol con la boina sobre su rostro –San – dejó a medio para retractarse –San Agustín- esboza una sonrisa en una mueca era una mentira pero quería hacerla pasar por real ya que no se podía arriesgar a decir la verdad, no era aún tiempo –Y no, no soy parte de la iglesia mis padres eran muy religiosos y decidieron ponerme ese nombre pero ya que ahora trabajo para los señores de la mansión próxima decidí quedarme con Agustín nada más- esas mentiras las había aprendido a su primo cuando quería pasar desapercibido o quería fastidiar a alguna señorita de buena familia o conocidos de él para crear dolor.

Alzó la boina un poco para ver el rostro de la joven –Usted conoce a los de la mansión del terror, digo la mansión Morel? Es usted amante de uno de ellos acaso?- directo y sin tapujo preguntó el hombre que parecía más un esclavo, quizás la dama se preguntaría “con que derecho ese simple trabajador le preguntaba eso” pero el solo lo hizo para observar en la quietud de su mente a la joven y sopesar las reacciones para tener la verdadera respuesta.

De todos los Morel que observan y analizan aquel que está en silencio es aún más peligroso todavía porque en el silencio observa, mira y ataca sin que nadie sepa quien fue o como lo ha hecho, las mentiras con él son eso como castillos de naipes que poco a poco el derrumba sin que nadie lo descoloque, quizás puede ser hasta peor que Santhiago, no lo dudo, hasta él lo dudaba porque su primo era el mismísimo lucifer, un maestro de las mentiras, el caos y el dolor, Markus estaba lejos de ser como él y tampoco quería serlo porque sabía la vida que llevaba cada uno y a como le tocaba la carga de esa vida.

por **Dawn Nimmet** Vie Jul 04, 2014 5:34 pm

Aquella pregunta le descoloco bastante y no sabia que contestar, pero en realidad en parte tenia razón en la pregunta. ¿Qué le diría? “Oh, si, un tal Santhiago mato a toda la familia que tenia viva y me tomo como su esclava sexual” Oh si, claro, eso pensaba decirle pero seguramente la tomaría como una loca y no quería eso. Lo único que quería era tener amigos…o alguien a quien confiarle sus inquietudes o que la hiciera suya, que sintiera que la hacia suya y no como lo hacia Santhiago y solo, al pensar en como la tomaba le entro un escalofrió que recorrió todo el cuerpo, miro a Agustín para sonreírle como acostumbraba hacer.

– Agus, un tipo llamado Santhiago Morel, ha...matado a toda mi familia…o la que quedaba de ella…-bajo su rostro a sus rodillas – y me tomó como su esclava sexual…me forzó a beber de su sangre, no bebió de la mía, pero yo si de la suya…-Estaba divagando demasiado, levanto la mirada envuelta en lagrimas, o al menos con la congoja en la garganta – Lo siento…-murmuro disculpándose -…Sé que es confuso, pero ¿no sabes que esta gente es peligrosa? ¿Le gustaría ser mi dama o mi damito de compañía? Oh…-La hermosa bruja de ojos azules desvió la mirada, sonrojándose por lo que había dicho, era de locos, de todas maneras no quería ir a casa de los Morel, encontrarse con Santhiago y que le hiciera una y mil cosas de las que podría ella acabar suicidándose sin más, bueno, tampoco quería llegar a ser tan exagerada – Bueno no dije nada…-Cilo se quedo algo cortada por el silencio que había entre los dos. Ella había dicho algo estúpido, pero aquella era la verdad -…Creo que me iré…he hecho el ridículo demasiado tiempo y quizás tu tienes que volver a tu trabajo…-Asintió pues eso era lo que haría.

Con las mismas se fue, se agarró de la corteza del árbol para poder subir lentamente, pero cuando estuvo de pie sacudiéndose la tierra de la ropa, su mente hallo la visión de unos ojos verdes, unos colmillos mostrándose tras una sonrisa, su cuerpo se puso tenso, estuvo fuera de su control con lo que cayó al suelo como si la empujara una fuerza extraña, su cuello se sentía asfixiado, se llevo las manos a su cuello para poder hacer algo, subsistir sobre la manera en que estaba siendo asfixiada -..So...Socorro…-Termino por gemir como pudo ayuda a aquel que estaba a su lado -…Ag…Agustín! –Gemio un poco mas fuerte, una de sus manos alcanzo la tela del pantalón, tirando de el para que hiciera algo, pero enseguida comenzó a toser repentinamente de la liberación que sintió.

¿Quién la estaría ahogando desde la distancia? ¿Estaría Santhiago despierto y consciente de su presencia? Entonces se quedo mirando a Agustín. Comenzó a sospechar de él -….¿Por…casualidad…no me habrás mentido, no? – Estaba a cuatro patas como si buscara algo entre la tierra seca bajo su ropa, observando a Agustín fijamente a los ojos y entonces ya las lágrimas salieron de sus ojos, gimoteo en silencio, observándole - ¡Dime! ¿No me estarás mintiendo?

por **Markus Rousseau M.** Dom Jul 20, 2014 9:41 pm

-….¿Por…casualidad…no me habrás mentido, no? –

Él escuchó cada palabra de la mujer ladeando la cabeza de lado a lado como si no comprendiera bien cada una de sus repuestas, o quizás porque las comprendía mejor que nadie, sí, eso era, el sabía perfectamente lo que la mujer relataba hasta el punto de llevarles a unos recuerdos vívidos.

“Markus, crees que esta mujer merece libertad”
“Lo creo”
--Sangre salpicando por todo el lugar y presentes, las cadenas sosteniendo el peso del cuerpo que poco a poco se hundía en un lago rojo—
Ojos de horror vislumbraron aquel acto mirando a todos como sonreían, su familia y amigos sin entender por qué el castigo, su cabeza no paró de girar y girar hasta que el mismo aroma de él, la dueña de unos labios rojos le susurró la razón
“La locura de una pasión desmedida le llevo a caer víctima de las cadenas del horror y terror”
La sonrisa de él había comprendido todo, solo habían sido benevolentes con la mujer, solo eso, con un silencio sepulcral acepto con complacencia.

Entonces sus ojos volvieron al momento de que la bruja esclava de su primo pedía el auxilió, se acuclilló frente a la mujer mirándola con mucho detenimiento como si quisiera encontrar algún rasgo de otras personas, cuando vio que no tenía aquello se levantó arreglándose la boina y así regresó a su posición inicial, estar recostado con su rostro cubierta por aquella tela; y entonces recordó las preguntas de la mujer –Crees que te miento? Si así fuera, ¿en qué estoy mintiéndote?, acaso en mi nombre?, bueno me llaman santo por el silencio, otros me llaman, Agustín por las angustias que hago pasar, otros solo no me llaman por temor a lo que encuentre, si eso es mentira, ¿qué quieres que te diga?-

Acomodó su sombrero de trabajador para poder apenas vislumbrar a la mujer con esa mirada de horror en el rostro femenino, entonces dejó de actuar para sentarse desperezándose completamente –Vine a esta casa en busca de algo y lo encontré, pero usted ¿Qué busca en esta apartada y tétrica villa?, El diablo y su bastarda hija están dormidos y la mano de dios aquella mujer está merodeando la propiedad, viene a hablar con ella para saber cómo soltarse de su amo y señor? Debería probar hablar con él esta noche, en la fiesta que ha realizado por conmemoración de su clan- invitó a la mujer mostrándole una sonrisa fingida de buenas intenciones, como si fuera un empleado predispuesto para las invitaciones del banquete donde los platos principales serán todos los invitados.

Sabía que sus dos primos arderían en furia, el mayor por ver a su esclava y la segunda porque no le notificaron, mientras que la última solo disfrutaría del tormento cual venenosa serpiente, y él estaría ahí ya no como un empleado si no como parte del círculo del terror, el diablo, el ángel, la serpiente y el silencio.

por **Dawn Nimmet** Mar Jul 22, 2014 7:06 pm

-Perdóname…pero no ire a ninguna fiesta que el dueño de esa casa organice por muy sometida que me tenga…-Murmuro con tranquilidad y paz. No pretendía que aquel joven le malinterpretara. Solamente estaba inquieta por tener que ver o saber de la familia de aquel demonio – Oye ¿Quieres trabajar para mi? Es decir…si te tratan mal, puedes venir a mi mansión, es demasiado grande para mi y estoy bastante sola – Tomo la mano ajena, sujetándola entre las dos de ella misma, parecía estar rogándole a Agustín que se fuera con ella de aquel lugar

– Vamos, creo que deberíamos tener en cuenta que estas personas están fuera de si ¿No te parece? –De repente, al subir un poco las manos sobre el brazo de Agustín, una visión vino a su mente, mostrándole parte de lo que él era o al menos no quería saberlo demasiado -….Solo Busco que el dueño de esta casa, Santhiago, me deje tranquila y en paz. No quiero nada que ver con él…-Se sentó a un lado de Agustin el cual no la miraba continuamente. No sabia si pensar en que le molestaba o no.

Si su familia estuviera viva, estaría con ellos.

Si no estuviera sola, estaría con su hermana. Quizás no debería de haber dicho que si a aquel hombre de barba azul que la propuso matrimonio pero que era al parecer un maniaco asesino en serie de mujeres, colgándolas en cadenas de los pulgares hasta que dejaban de gritar. Si no hubiera sido por ella, su hermana no estaría muerta, no habrían huido de Escocia, todo seguiría igual que siempre.

Cilo no pudo evitar comenzar a llorar o al menos a soltar las primeras lagrimas de su rostro -…lo…Lo siento…-gimoteo -….Esto es demasiado difícil para mi….si pudiera irme del país, lo haría, pero me mantiene dentro de Paris y me es imposible salir…-Se apoyó en el árbol, teniendo la frente apoyada en la corteza, sus manos le cubrían la cara para que no se la viera, debería de parecer patética estando asi. Echaba en falta tener a alguien a su lado para contarle todas sus penas o sus cosas en las que estuviera insegura.

Necesitaba un escudo. Alguien en quien poder apoyarse y sentirse segura. Se fijo por unos segundos en Agustin -….Seguro que estas casado…con hijos y una bella esposa que te haga feliz…-Lo dijo con un deje de tristeza, como si la energía de su vitalidad hubiera desaparecido de repente. ¿Tan difícil era que la comprendieran un poco? Cilo siempre había sido difícil de entender pero ella no pedía tanto ¿O si?

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por **Markus Rousseau M.** Miér Ago 20, 2014 7:49 pm

Las palabras que la mujer pronunciaba él no las comprendía en su totalidad lo que fue llenando de muchas ideas en su cabeza, se preguntaba y se respondía de mil maneras pero todas ellas eran solo suposiciones pero para él eran puntos de los cuales luego averiguaría, más tarde, más noche, cuando la sombras de las tinieblas despierten a sus vástagos.

Varios de sus pensamientos lo dejaron absorto al punto de olvidarse de la compañía.

“será que ella es la consorte de él”
“quizás ella lo ama pero como él no conoce de eso tiene que vivir en el delirio de la pasión desmedida”
“A lo mejor es uno de sus juguetes”
“Será sólo de él o de toda la familia”
“no, ella no es así, ella juega personalmente con sus presas, y la otra le gusta coleccionarlas y su juego es más sádico”
“Que será para mi entonces esta mujer”

Así de desordenados iban sus pensamientos hasta que solo una frase, una oración acomodó todas sus suposiciones y sospechas –Ah entonces tu eres la amante de turno del Señor Morel, verdad, ¿es atento con usted? ¿La visita cada noche? ¿Lo hace romántico o salvaje? ¿Es detallista? ¿Qué le hace señorita él a usted?- preguntas y más preguntas ¿por qué las hacía y más de ese tipo de cuestionamientos? Quizás porque quería comprender la relación enfermiza de la bruja con su primo.

-Si odia a señor Morel y desea librarse de él para irse de la ciudad debería decírselo ¿por qué no se lo ha dicho? ¿Le teme acaso?- suspira mirando a la castaña llorar, él no sabía que hacer pero observaba detenidamente cada movimiento, cada lágrima y suspiro de la joven –Insisto debería venir en la noche al baile que se precede aquí en la mansión, podría llevarse sorpresas como encontrar a mí- casi comete el error de nombra la familiaridad –a mi señor Morel con algún nuevo juguetito sexual y de sangre, así podría solicitar que suelten sus cadenas y collar que le impide ser usted-

Al ponerse de pie se acerca a la bruja, la mano derecha se guarda en su bolsillo del pantalón tomando un pañuelo de ahí, lo extiende a la mujer, para muestra la tela es blanca, lisa y sin ningún bordado a diferencia de los de su familia que poseen las iniciales de sus nombres, él también los tiene pero no los usa cuando es de día y menos cuando llega a una ciudad por que pasar de incognito es su mayor ventaja –No, no estoy casado, quisieron que lo estuviera pero las mujeres huyen de mí siempre lo que me ha llevado a vivir con los señores, no podría ir a trabajar con usted, a ellos les debo mucho y la lealtad es algo con lo que no se puede jugar y menos ser ingratos, y mi lealtad está con ellos- con una sonrisa como la de su homónima familiar fémina termina su discurso sobre su propia familia donde los valores más extremos y extraños son llevados a los límites, pero sin demostrar que él es parte de aquella familia del terror.

por **Dawn Nimmet** Vie Sep 19, 2014 4:59 pm

Observaba cada gesto y movimiento de su acompañante tomando el pañuelo y con ello seco su sufrimiento. Observándole con precaución y solamente quedándose cerca de este, tanto que tropezó y ambos fueron tirados al suelo por su torpeza, ella aprovecho para ir despacio a sus labios y poder robarle un beso lento de aquellos seductores labios. Se separó de inmediato rodando hacia uno de los lados y estaba tumbada en el pasto. Parecía que no le importaba en absoluto para después volver a ponerse encima de este.

– Venga como mi acompañante….pero de muy cerca por favor, en ningún instante me deje sola, ni si quiera si le llaman para algo. Quédese conmigo siempre durante la velada incluso si tengo que pagarle de algún modo todo lo que tenga que hacer conmigo…además Morel es un sádico en la cama, no es nada dulce conmigo y me hace sufrir de sobremanera que no me deja respirar y solo lagrimas por derramar y no es nada detallista….

-suspira –

El me trata como si fuera su propia esclava sexual, la única persona que creo que trata así. Odio como es él…-Tomo las manos de Agustín para poder sentarse sobre él a horcajadas- Usted parece tener el mismo aura que ellos….pero será por la cantidad de años que trabaja para ellos…debe alejarse, esta familia no es normal…-suspiro para volver a besarlo con total libertad y se dispuso a beber de los fluidos bucales de Agustín con la lengua tras el beso profundo que le dio, degustándose con ese sabor a almizcle, lamiéndose los labios – quédese conmigo Agustín…estoy sola y no quiero estar con nadie que con usted…con usted me siento en total paz y puedo sentirme que todo irá a bien, a mejor… que todo se olvidará en un santiamén…quiero una buena vida de una vez…-se acurruco mucho más, agarrándose sin importarse a sus andrajosas ropas- Hágame suya…-le miro con firmeza, como si estuviera segura de lo que decía aunque parecía descabellado – Sé que es repentino lo que le pido, pero no puedo seguir con una soga invisible en el cuello atada a él, yo no le pertenezco…-Volvía a llorar pero ahora con menos ímpetu que antes.

En verdad necesitaba apoyo moral como físico.

-¿O es que hay algo que me quiera confesar antes de que podamos avanzar en esta relación que comenzamos a tener? –Le pregunto con curiosidad cuando ya pararon sus lágrimas de salir de sus orbes celestes y tristes por el continuo maltrato que le profanaba Santhiago cada vez que la visitaba en su alcoba. Tenía ordenado de dejarla siempre abierta para que el pudiera llegar directamente a sus piernas y entrar en ellas sin que ella objetase nada de nada, sin que pudiera acercarse a la puerta para huir o algún modo de escape. El día lo pasaba sola como también lo tenía ordenado. Era una vida sin tener una vida.

Estaba acabada si no salía de ella.

por **Markus Rousseau M.** Sáb Sep 20, 2014 10:58 pm

Y entonces el silencio vino a su mente como rayos en noches de tormenta pero solo eran iluminaciones a su mente, las palabras de aquella mujer le habían dado eso, la iluminación necesaria para saber el trato que tenían sus primos con ella, sobre todo el líder el cabeza de familia de los Morel Rousseau, era eso lo que aquel hombre buscaba en verdad “Agustín” quizás un mal nombre de un santo para un hombre nada santificado.

Escuchó atento las palabras de la bruja, su cabeza se ladeaba de lado a lado buscando comprender las mismas es más por segundos se alejó, su mente se fue no estaba ya ahí si no en los recuerdos en el pasado, en decifrar a la mujer y la relación con su familia pero ¡ah del inocente que se cruce en su camino! El tenía que saberlo y la única forma era en aquella recepción

-Es la esclava de él-
-Por qué la hace sufrir tanto-
-Por qué me beso-
-Por qué esta así sobre mí-
-Le trae tanto mi primo que por eso se pone así conmigo porque siente que somos algo él y yo-
-Si voy con ella mi primo me odiará-
-Si se entera de la verdad ella me odiará-
-Odiaré todo esto al final-

De toda su dualidad en aquella mente unas palabras le trajeron al aquí, al ahora, al presente, una frase que lo desconcertó.

- Hágame suya…-

La mirada de la morena se quedaron prendados en los ojos cafés de aquel peón, no sabía cómo contestarle, de hecho quizás si “no soy como mi primo, si a eso se refiere” cerró los ojos buscando las palabras idóneas para no herir a la mujer –Madame como podría yo hacerle eso, un simple peón un don nadie tocar tan cuerpo inmaculado, sería un pecado y delito que a la horca me llevaría, quizás para soltar sus cadenas deba hablar con el dueño de ellas, hablando entiende la gente- sonríe levantando a la mujer de encima de él y entonces la palabra que siempre ha oído “no son normales” y quien lo era en esa loca ciudad –Señorita los Morel son tan normales como cualquier otro, es verdad que cada uno tiene su gusto y excentricidad pero, que le podemos hacer, así son todas las familias con secretos y peleas, sobre todo peleas-

Al ponerse de pie realiza una reverencia, toda digna de un teatro, de una farsa, una pantomima –My lady estaría a su lado si mis amos me lo permiten, si es que las señoritas de la casa no desean algún trabajo extra “tendrás una sorpresa esta noche Cilo, veremos si también me odias”- esa frase la dejó en su mente tomando la mano de la mujer para llevarla al carruaje –Este hermosa, póngase aún más hermosa que ahora y que siempre, gane la mirada de todos aquellos vampiros y licántropos que vendrán, quizás los señores me envíen a cuidar su espalda, ah no se olvide debe traer una máscara-

La sonrisa amigable y tranquila que solo guarda la máscara de un silencio de mentiras, no saben que el peor había conocido aquella bruja, el peor de los Morel, pero el mejor de los Rousseau, su crueldad no tiene límites más no es tan sádico como el resto de su familia conserva el frio de su prima cercana, quizás por ser ambos de la misma raza, aunque el tiene algo más de calidez que su prima Morel.

por **Dawn Nimmet** Sáb Oct 18, 2014 6:38 pm

No supo porque se le quedo mirando fijamente a los ojos. A lo mejor, porque había visto en él, en aquella cálida mirada la simple necesidad de llorar de nuevo suplicándole por que le creyera de verdad y que no la tomara por una loca – Piensas que estoy loca…creo que es eso…-No había subido aun en el carruaje y se quedaba mirándole fijamente, atrapándole de su entrepierna y aprisionándolo contra la madera del carruaje –y que soy una tonta…-gimoteo, soltó el agarre en aquella entrepierna, se le quedo mirando más de cerca y solamente ya no lloraba, sino que quería gritar de la rabia.

–Agustín…o bueno, dejémoslo ahí ya que no creo que ese sea tu nombre….No me has dicho ni una verdad desde que me he encontrado contigo y lo sé porque he estado controlando tu aura continuamente sin decírtelo evidentemente, así que iré a la fiesta porque tengo que ir obligada pero si de verdad quieres decirme la verdad, procura venir con buenos zapatos para que vea que tu sinceridad es sana y no tenga que pisotearte por seguir mintiendo…-Trago con dificultad saliva, se secó las lágrimas y se sonó la nariz antes de subir al carruaje. Agustín. Un nombre santo, pero quien lo llevaba no lo parecía tanto.

-Aquel que miente, se miente a si mismo…pero puede que se proteja de algún mal que le aceche, alguna amenaza pero siempre esa barrera que se crea con mentiras tiende a caer delante de nosotros por el más astuto de los sabios…..-Dijo sonando algo monótona – Puedes perder mucho si te apoyas en la mentira….-dijo teniéndose sobre sí misma, aguantando el repentino temblor de piernas que hizo que se desmayara sobre los brazos de aquel que se decía llamar con un nombre de santo. Cilo observo una mirada indiferente cuando cayó contra la hierba que había cerca de la rueda del carruaje, noto como el cochero se dio cuenta de la pobre Cilo y la transporto dentro del carruaje, empujando con enfado a Agustín por no haberla cogido a tiempo en sus brazos.

Febril se sentía en ese instante. Notaba como el ardor de la fiebre invadía todo su cuerpo, sintiéndose débil y dócil y con ganas de meterse bajo las mantas de su cama, tan solo deseaba desaparecer aunque fuera por una semana del mundo, comiendo en su habitación, durmiendo en su cama, no arreglarse, no salir a la calle, dejar la sociabilización de lado, no volver a tener ganas de hacer nada. Vivir pero muerta, sintiéndose vacía como siempre se había sentido. Con Agustín no había sido diferente. No había sido diferente a como otras personas le habían hecho sentir. Es más. Sentía un aura parecida a la de los Morel, pero aquello no podía ser.

Escuchaba voces de una avanzada edad diciéndola que ya estaban de camino hacia la salida, que la llevaría a su hogar, pero ¿A su desolada casa? Si, Ahí era hacia donde la dirigía, el cochero que bien sabia de ella, la llevaba de vuelta a casa sin que hubiera podido antes llegar a la mansión Morel que era su cometido más próximo a ese día por la tarde. Dispuesta a ser entretenida por Xaziel Moriel a saber hasta que llegara el otro, el vampiro, el demonio, el sin corazón sádico que la tenía presa entre sus garras de acero y sangre, con colmillos afilados cual demonio sacado de un cuento oscuro de terror.

CONTINUACION
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