La esperanza de arreglar un día espantoso con sangre [Libre]

por **Helida Darsian** Dom Mayo 04, 2014 5:28 am

—¡Hora de levantarse querida!

Las manos de Helida descorrieron las cortinas de aquella mugrienta y desierta casa. Por su espalda le alcanzó un chillido de agónico dolor. Se giró con un elegante desparpajo y corrió hacia la vampiresa maniatada a una silla. La empujó hacia las sombras y dejó escapar un largo suspiro de alivio.

—¡Uh! No te había visto ahí. Por poco te conviertes en vampiresa recalentada, ¿eh?

La susodicha gruñó una amenaza apenas audible a la sonrisa que Helida sujetaba con regodeo frente a ella. La cazadora la había sujetado a la silla; dos estacas atravesaban sus manos y la mantenían presa allí, de la misma forma que lo hacían las dos estacas clavadas en sus hombros.

—Vaya… ¿Cuántos días han pasado? ¿Dos y medio? Debe de estar muerta de hambre…Es usted un monstruito fuerte…—susurró las palabras sobre su oreja, de forma tan baja e íntima, que era casi imposible escucharla—.Puede que le de un regalo por buen comportamiento…

En lo que duraba un suspiro, Helida practicó una pequeña incisión en su brazo desnudo. La sangre brotó con timidez y el lugar se empaló de su aroma al instante. La vampiresa se tenso sobre la silla y apuntó a la cazadora con sus ojos, ávidos por probar aquel líquido carmesí. Un gruñido de poderosa urgencia brotó desde lo más profundo de su garganta. Helida sonrió mordaz y alzó el brazo. Su acompañanta levantó la cabeza casi al mismo tiempo.

— ¿Querría un poco….?

Le pareció escuchar algo parecido a un súplica entre gruñido y gruñido. La cazadora dejó que una lágrima carmesí se derramara por la mejilla de la vampiersa. Esta se removió presa del deseo y trató de alcanzar la gota de sangre con su propia lengua. Era una imagen grotesca.

—He tenido un día horrible en el mercado, ¿sabe? —comenzó retirando el brazo—.Primero me han vendido productos de mala calidad, después un borracho ha vaciado su estómago sobre mis zapatos, y por último, cuando finalmente he querido comprar lo que deseaba, me he cerciorado de que un rastrero ladrón se había llevado mi dinero.

La vampiresa ni si quiera parecía ser capaz de atender a sus palabras. Sus ojos continuaban clavados en el brazo de la muchacha, con doloroso deseo.

—¡Oh! Vamos… ¿No me está haciendo caso? Que mal educada. En fin…no hay problema…Hoy es su día de suerte. Voy a dejar que pelee por mi deliciosa sangre—levantó su brazo manchado de sangre con alegría, y acto seguido desclavó las estacas una a una.

La vampiresa se levantó tambaleante con el único objetivo de alcanzar el brazo de la cazadora. Sin embargo, tan solo fueron dos los pasos que dio antes de desplomarse sobre el suelo, débil y jadeante. Helida puso los ojos en blanco.

—¿También usted me va arrebatar la única diversión que podría llevarme de este espantoso día? Que fastidio.

De un seco puntapié empujó a la vampiresa fuera de las sombras. El sol abrasó su piel muerta. Y cuando parecía que su cuerpo no podía soportar más gritos agónicos, se desvaneció.

—...menudo lugar tan espeluznante—declaró la muchacha, segundos después de que el sitio se sumiera en un imperturbable silencio.

por **Shlainn Ravencroft** Vie Mayo 09, 2014 7:39 pm

Off rol:

Era temprano para iniciar el día, pero Sarah estaba animada para iniciar con sus artesanías, ya estaba trabajando con el barro para hacer algunos jarrones cuando sintió como un mal presentimiento que le obligó a detener el trabajo. –¿Qué me sucede?, acaso .... no puede ser, debo de estar alucinando de alguna manera, parece un día hermoso – pensó la chica mientras se acercaba a la ventana de su humilde casa.

Caminó mucho tiempo hasta que empezó a entrar en las zonas consideradas “abandonadas” de París, la chica no temió y siguió su avance ya que algo en su interior le indicaba continuar, era una sensación muy extraña y algo escalofriante pero no le tenía ningún temor.

La chica estaba algo distraída caminando mientras imaginaba en su mente unas nuevas creaciones para su venta, ya que en el camino había visto a un violinista y se le había ocurrido hacer un violín pero creado de porcelana pura, una obra que seguramente le costaría mucho empeño y dedicación pero que estaba dispuesto a tomar.

Así iba divagando sus pensamientos cuando, al pasar frente a una casa vio como una mujer atada era arrojada fuera y al contacto con la luz del sol se desvanecía en cenizas. – Pobre alma – murmuró la chica al destino presenciado de esa desafortunada vampiresa.

Segundos después se le vino a la cabeza que ¿tal vez por eso era esa sensación que tenía en la mañana?, no estaba segura de ello pero, era algo doloroso ver como un ser, cualquiera que sea era destruido, sin más la curiosidad ganó en su mente y avanzó hacia aquella casa, pasando entre las cenizas que habían quedado en el suelo, pidiendo permiso antes de pisarlas para conocer al responsable de aquello. Ya que era imposible de que una vampiresa fuese arrogada voluntariamente de esa manera.

-¿Hay alguien? – preguntó la chica, aunque sabía que la pregunta estaba de más pero era por educación para saber si no era molesto su visita, y más siendo ella una desconocida. Esperó a alguna respuesta antes de ingresar a la casa.

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