AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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[Libre] El jodido y espantoso mundo real...
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[Libre] El jodido y espantoso mundo real...
Sólo unas horas pasaron tras mi llegada a París. Estaba cansada, para mí esto era algo nuevo. No había dormido casi y tenía que conseguir varias especias para hierbas medicinales, pues mi hermano Khris tenía fiebre y eso le había impedido ir a trabajar.
Llegué a la zona comercial con dificultad. El bullicio de gente no me permitía orientarme decentemente. Examiné los escaparates con atención, la mayoría de cosas no se encontraban tan fácilmente en Canadá, por lo que ese aspecto me agradó. Aceleré el paso al hallar la tienda ''Spice-Dame'' de venta de especias, y compré lo indicado para inmediatamente salir al exterior.
Observé todo mi alrededor detenidamente, porque era de esas personas que contemplaban con serenidad todo lo que se escondía en cada rincón de las más grandes o extrañas calles; que percibían y notaban cosas que otra gente hacía caso omiso.
''Taberna de Mala Muerte'' leí mentalmente, entrecerrando los ojos. A la vista el nombre no me inspiraba mucha confianza, pero a lo mejor su interior destruía los esquemas de las primeras apariencias, y pensé en entrar, pero en cuestión de segundos comencé a escuchar de fondo gritos y golpes que me conectaban al mundo real. El jodido y espantoso mundo real...
Me giré preocupada y la situación me impactó. Un señor mayor de cuerpo casi esquelético sacudía contra la pared a un niño aproximadamente de diez años. Me recordó tanto a mí de pequeña que no pude evitar dirigirme hacia donde se encontraba la bulla.
-¿Qué hace? ¿No ve que le está haciendo daño? ¡Sólo es un niño! -protesté, metiéndome en medio. Me daba rabia. El rostro joven lloraba desconsoladamente mientras intentaba pronunciar la palabra: ''para'', sin éxito. Y sabía que no debía meterme, pero me sorprendió tanto que los demás que cruzaban por su lado no hicieran nada...
-¡Quite, mujer! -contestó el hombre, empujándome fuertemente y provocando que cayera al suelo.
Llegué a la zona comercial con dificultad. El bullicio de gente no me permitía orientarme decentemente. Examiné los escaparates con atención, la mayoría de cosas no se encontraban tan fácilmente en Canadá, por lo que ese aspecto me agradó. Aceleré el paso al hallar la tienda ''Spice-Dame'' de venta de especias, y compré lo indicado para inmediatamente salir al exterior.
Observé todo mi alrededor detenidamente, porque era de esas personas que contemplaban con serenidad todo lo que se escondía en cada rincón de las más grandes o extrañas calles; que percibían y notaban cosas que otra gente hacía caso omiso.
''Taberna de Mala Muerte'' leí mentalmente, entrecerrando los ojos. A la vista el nombre no me inspiraba mucha confianza, pero a lo mejor su interior destruía los esquemas de las primeras apariencias, y pensé en entrar, pero en cuestión de segundos comencé a escuchar de fondo gritos y golpes que me conectaban al mundo real. El jodido y espantoso mundo real...
Me giré preocupada y la situación me impactó. Un señor mayor de cuerpo casi esquelético sacudía contra la pared a un niño aproximadamente de diez años. Me recordó tanto a mí de pequeña que no pude evitar dirigirme hacia donde se encontraba la bulla.
-¿Qué hace? ¿No ve que le está haciendo daño? ¡Sólo es un niño! -protesté, metiéndome en medio. Me daba rabia. El rostro joven lloraba desconsoladamente mientras intentaba pronunciar la palabra: ''para'', sin éxito. Y sabía que no debía meterme, pero me sorprendió tanto que los demás que cruzaban por su lado no hicieran nada...
-¡Quite, mujer! -contestó el hombre, empujándome fuertemente y provocando que cayera al suelo.
Annie Walmsley- Hechicero Clase Media
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Localización : Paris, Francia
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Re: [Libre] El jodido y espantoso mundo real...
Un nuevo día había llegado, y tras una buena noche de descanso era momento de volver a la realidad y seguir con el negocio, es por eso que rápidamente ingresé a mi tienda para comenzar a organizar las cosas y comenzar un nuevo día. Lo primero era revisar el libro de pedidos, necesitaba asegurarme si tenía algún pedido para hoy o alguna entrega.
- Parece ser que todo está en orden... solo debo ir a dejar un ungüento para las quemaduras a la panadería y estaré lista para abrir.
Si bien podía esperar a que vinieran por el ungüento, prefería ir yo, de esta forma compraría uno de esos bollos tan maravillosos que venden.
Al cerrar la puerta tras de mi y avanzar un par de pasos me dí la vuelta y observe mi preciada botica junto al cartel de "cerrado"
- Quizá necesite un ayudante... aunque puede ser difícil encontrar un hechicero por acá de forma discreta, quizá deba conformarme con un simple humano que haga los recados... -pensé mientras avanzaba por la zona comercial.
La entrega del ungüento fue rápida al igual que el pago, de paso me hicieron un pequeño descuento en la compra de un par de bollos, al parecer el ungüento era muy bueno y los estaba ayudando bastante con los aprendices que tenían, gracias al cielo no dijeron que el ungüento parecía mágico, aquello sí sería un problema.
Finalmente iba de vuelta a la botica cuando en medio de un mordisco a un bollo logro distinguir un pequeño tumulto a unos pasos de distancia, un hombre mayor casi en los huesos tenía acorralado a un pequeño... me fije mejor y también había una chica metida en el medio, su aura mostraba fuerza y ganas de luchar, aunque también tranquilidad y bondad... ella solo quería ayudar, parece ser una buena chica aunque su rostro -y acento- no me suenan mucho de haberla visto anteriormente por el sector.
Puesto que nadie más parecía notar lo que estaba pasando me acerqué cuidadosamente a la chica.
- Si el chico anduvo robando, no es mucho lo que podemos hacer -le dije a la chica para que diera un paso atrás-, al menos no de esta forma. Si el chico robó, debe pagar; si hizo algo mal, lo debe remediar... no lo dejará ir solamente con un susto, si quieres ayudar hay que saber que hizo y cuál es la solución, de otro modo no creo que lo suelte tan fácilmente. Bienvenida a París.
- Parece ser que todo está en orden... solo debo ir a dejar un ungüento para las quemaduras a la panadería y estaré lista para abrir.
Si bien podía esperar a que vinieran por el ungüento, prefería ir yo, de esta forma compraría uno de esos bollos tan maravillosos que venden.
Al cerrar la puerta tras de mi y avanzar un par de pasos me dí la vuelta y observe mi preciada botica junto al cartel de "cerrado"
- Quizá necesite un ayudante... aunque puede ser difícil encontrar un hechicero por acá de forma discreta, quizá deba conformarme con un simple humano que haga los recados... -pensé mientras avanzaba por la zona comercial.
La entrega del ungüento fue rápida al igual que el pago, de paso me hicieron un pequeño descuento en la compra de un par de bollos, al parecer el ungüento era muy bueno y los estaba ayudando bastante con los aprendices que tenían, gracias al cielo no dijeron que el ungüento parecía mágico, aquello sí sería un problema.
Finalmente iba de vuelta a la botica cuando en medio de un mordisco a un bollo logro distinguir un pequeño tumulto a unos pasos de distancia, un hombre mayor casi en los huesos tenía acorralado a un pequeño... me fije mejor y también había una chica metida en el medio, su aura mostraba fuerza y ganas de luchar, aunque también tranquilidad y bondad... ella solo quería ayudar, parece ser una buena chica aunque su rostro -y acento- no me suenan mucho de haberla visto anteriormente por el sector.
Puesto que nadie más parecía notar lo que estaba pasando me acerqué cuidadosamente a la chica.
- Si el chico anduvo robando, no es mucho lo que podemos hacer -le dije a la chica para que diera un paso atrás-, al menos no de esta forma. Si el chico robó, debe pagar; si hizo algo mal, lo debe remediar... no lo dejará ir solamente con un susto, si quieres ayudar hay que saber que hizo y cuál es la solución, de otro modo no creo que lo suelte tan fácilmente. Bienvenida a París.
Arianrhod Dankworth- Hechicero Clase Media
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Re: [Libre] El jodido y espantoso mundo real...
Inmediatamente me levanté del suelo, impactada. Nadie parecía percatarse de la situación. Estaba comenzando a cabrearme y no deseaba montar ahí mismo un espectáculo, pero si seguía así...
—¿Usted quién se cr... —una voz desconocida me interrumpió, dejando mis palabras en el aire (y menos mal, porque iba a decir una barbaridad).
Entorné mis ojos y la vi. Era una chica, posiblemente de mi edad o un poco más. Tenía el cabello oscuro, a juego con sus ojos, que poseían un brillo especial el cual no había visto nunca. Fue extraño el momento en el que su mirada y la mía conectaron, supongo que por ello al instante supe que era como yo, una hechicera, pues pude percibir miles de destellos en su aura.
Arqueé cada vez más la ceja a medida que ella continuaba hablando. No estaba del todo de acuerdo, pero el hecho de que hubiera intervenido por lo menos para aportar eso ya era un gran logro.
—Me da igual. La violencia no soluciona nada. Se puede resolver de diversas formas, no es manera de tratar a las personas, ni mucho menos a un crío. —te contesté seriamente, intentando no perder la calma.
El hombre al escucharnos, cerró los puños fuertemente, como si estuviera conteniéndose a alguna acción agresiva o peligrosa.
—Es mi hijo. Igualmente, no os incumbe a ninguna de las dos. Mujeres teníais que ser... Sólo servís para eso: ¡incordiar! —exclamó a regañadientes, agarrando al niño del pelo, que cesó de llorar en cuanto sus pies tocaron el suelo.
Si esto era París, desde luego había destrozado todas mis expectativas. No era un buen comienzo, y oír las estupideces de aquel hombre me hacía perder la fe en la humanidad.
Me cabreé. Me cabreé porque nos estaba discriminando simplemente por ser del sexo contrario; aunque bueno, ¿quién, hoy en día, no trataba a las mujeres como el género inferior? Claro que no, no era la primera vez que presenciaba este tipo de insultos, pero estaba harta y cansada de tener que aguantarlos.
En apenas segundos, el sol brillante y cálido desapareció, dando paso a unas potentes y nubladas nubes que se dirigían hacía nosotros. Se inició una fuerte lluvia, acompañada de truenos que no cayeron muy lejos de donde nos situábamos. No era nada casual, era culpa mía, culpa de no poder controlar la atmokinesis (una de mis habilidades) cuando estoy enfadada.
Di varios pasos hacia atrás. El hombre me miró sospechosamente y luego desvió su mirada a la chica de ojos resplandecientes que se encontraba justo a mi lado.
—¿Usted quién se cr... —una voz desconocida me interrumpió, dejando mis palabras en el aire (y menos mal, porque iba a decir una barbaridad).
Entorné mis ojos y la vi. Era una chica, posiblemente de mi edad o un poco más. Tenía el cabello oscuro, a juego con sus ojos, que poseían un brillo especial el cual no había visto nunca. Fue extraño el momento en el que su mirada y la mía conectaron, supongo que por ello al instante supe que era como yo, una hechicera, pues pude percibir miles de destellos en su aura.
Arqueé cada vez más la ceja a medida que ella continuaba hablando. No estaba del todo de acuerdo, pero el hecho de que hubiera intervenido por lo menos para aportar eso ya era un gran logro.
—Me da igual. La violencia no soluciona nada. Se puede resolver de diversas formas, no es manera de tratar a las personas, ni mucho menos a un crío. —te contesté seriamente, intentando no perder la calma.
El hombre al escucharnos, cerró los puños fuertemente, como si estuviera conteniéndose a alguna acción agresiva o peligrosa.
—Es mi hijo. Igualmente, no os incumbe a ninguna de las dos. Mujeres teníais que ser... Sólo servís para eso: ¡incordiar! —exclamó a regañadientes, agarrando al niño del pelo, que cesó de llorar en cuanto sus pies tocaron el suelo.
Si esto era París, desde luego había destrozado todas mis expectativas. No era un buen comienzo, y oír las estupideces de aquel hombre me hacía perder la fe en la humanidad.
Me cabreé. Me cabreé porque nos estaba discriminando simplemente por ser del sexo contrario; aunque bueno, ¿quién, hoy en día, no trataba a las mujeres como el género inferior? Claro que no, no era la primera vez que presenciaba este tipo de insultos, pero estaba harta y cansada de tener que aguantarlos.
En apenas segundos, el sol brillante y cálido desapareció, dando paso a unas potentes y nubladas nubes que se dirigían hacía nosotros. Se inició una fuerte lluvia, acompañada de truenos que no cayeron muy lejos de donde nos situábamos. No era nada casual, era culpa mía, culpa de no poder controlar la atmokinesis (una de mis habilidades) cuando estoy enfadada.
Di varios pasos hacia atrás. El hombre me miró sospechosamente y luego desvió su mirada a la chica de ojos resplandecientes que se encontraba justo a mi lado.
Annie Walmsley- Hechicero Clase Media
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Re: [Libre] El jodido y espantoso mundo real...
- ¿Mamá? -Susurré levemente.
¡¿Quién era esta chica?! Ella acababa de enojarse y el clima había cambiado... la única persona que había conocido en mi vida que podía hacer eso era mi mamá... y hacer exactamente eso fue lo que la mató.
Obviamente esta chica era como yo, es decir, de un momento a otro pude notar como su aura cambiaba y tan pronto como aquello sucedía el cielo se nubló y de la nada comenzó a llover; si bien nos encontramos en pleno invierno, el que esta lluvia naciera tan repentinamente no era normal y aquel hombre lo notó. Su mirada se posó en la chica a mi lado y era claro, hasta alguien que no puede leer las mentes como yo, que aquel hombre algo estaba sospechando.
- Rápido Aria, debes hacer algo. -pensé al ver como la mirada del hombre se dirigía ahora a mí, pero parte de mi mente aún divagaba en los recuerdos de mi madre en la plaza de Manchester haciendo llover en pleno verano.- Despierta, haz algo... ¡Una ilusión, lo que sea!
¿Qué podía hacer para que este hombre se calmara? ¡Ya sé! Rápidamente entre en su mente -y en la de su hijo-. Una ilusión simple aunque poderosa, en este momento ellos estarían viendo a todos a su alrededor con sombrillas o algo para cubrirse de la lluvia, también escucharán a la gente decir que el día había amanecido bochornoso, anunciando una inminente lluvia, aquello los desconcertaría lo suficiente para pensar que ellos no habían notado el clima el día de hoy y el inicio lluvia era mera casualidad que se veía venir, de paso no verían nuestros rostros reales... no podía arriesgarme a que nos recordaran luego de que la ilusión se desvaneciera.
Era momento del toque final, la ilusión ya no parecía ser tan simple como planeé en un comienzo. Ellos ahora verían la llegada de un hombre por nosotras.
- Perdone usted por la intromisión de mis torpes hijas -dice el hombre existente únicamente dentro de sus mente.
- Debería tener usted más vigiladas a esas chicas entrometidas -responde el hombre.
- Así lo haré, vamos muchachas, hablaremos en casa -vuelve a hablar la ilusión.
- Sí padre -respondo yo, mientras tomó a la muchacha a mi lado del brazo y comienzo a jalar de ella para irnos de ese lugar.
Seguramente ella solo vio el desconcierto del hombre y como éste parecía hablar solo, de todos modos ya debe saber que soy como ella, y de paso... probablemente el hombre ya haya olvidado lo que iba a hacer con su hijo.
Necesito que vuelva en si para detener esta lluvia, lo mejor será guiarla a mi botica, además... quería hablar con ella, había pasado tiempo desde que me topé a otra persona como yo.
¡¿Quién era esta chica?! Ella acababa de enojarse y el clima había cambiado... la única persona que había conocido en mi vida que podía hacer eso era mi mamá... y hacer exactamente eso fue lo que la mató.
Obviamente esta chica era como yo, es decir, de un momento a otro pude notar como su aura cambiaba y tan pronto como aquello sucedía el cielo se nubló y de la nada comenzó a llover; si bien nos encontramos en pleno invierno, el que esta lluvia naciera tan repentinamente no era normal y aquel hombre lo notó. Su mirada se posó en la chica a mi lado y era claro, hasta alguien que no puede leer las mentes como yo, que aquel hombre algo estaba sospechando.
- Rápido Aria, debes hacer algo. -pensé al ver como la mirada del hombre se dirigía ahora a mí, pero parte de mi mente aún divagaba en los recuerdos de mi madre en la plaza de Manchester haciendo llover en pleno verano.- Despierta, haz algo... ¡Una ilusión, lo que sea!
¿Qué podía hacer para que este hombre se calmara? ¡Ya sé! Rápidamente entre en su mente -y en la de su hijo-. Una ilusión simple aunque poderosa, en este momento ellos estarían viendo a todos a su alrededor con sombrillas o algo para cubrirse de la lluvia, también escucharán a la gente decir que el día había amanecido bochornoso, anunciando una inminente lluvia, aquello los desconcertaría lo suficiente para pensar que ellos no habían notado el clima el día de hoy y el inicio lluvia era mera casualidad que se veía venir, de paso no verían nuestros rostros reales... no podía arriesgarme a que nos recordaran luego de que la ilusión se desvaneciera.
Era momento del toque final, la ilusión ya no parecía ser tan simple como planeé en un comienzo. Ellos ahora verían la llegada de un hombre por nosotras.
- Perdone usted por la intromisión de mis torpes hijas -dice el hombre existente únicamente dentro de sus mente.
- Debería tener usted más vigiladas a esas chicas entrometidas -responde el hombre.
- Así lo haré, vamos muchachas, hablaremos en casa -vuelve a hablar la ilusión.
- Sí padre -respondo yo, mientras tomó a la muchacha a mi lado del brazo y comienzo a jalar de ella para irnos de ese lugar.
Seguramente ella solo vio el desconcierto del hombre y como éste parecía hablar solo, de todos modos ya debe saber que soy como ella, y de paso... probablemente el hombre ya haya olvidado lo que iba a hacer con su hijo.
Necesito que vuelva en si para detener esta lluvia, lo mejor será guiarla a mi botica, además... quería hablar con ella, había pasado tiempo desde que me topé a otra persona como yo.
Arianrhod Dankworth- Hechicero Clase Media
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Re: [Libre] El jodido y espantoso mundo real...
Me empecé a preocupar. Siempre lo había llevado con discreción, pero se me fue de las manos y no sabía cómo controlarme en estos momentos. No era usual, cosas como estas sólo me habían ocurrido dos veces contadas, por ello me alarmé y vigilé a mi alrededor por si alguien desconocido se había catado del gran y extraño cambio climático. Todos parecían actuar normal, con la diferencia de que ahora caminaban rápido para esconderse de la lluvia.
No sé exactamente qué pasó. El rostro del hombre cambió repentinamente, y con ello su actitud hacia nosotras. Fue como si por arte de magia... espera, ¿qué digo? Era obvio que la chica que tenía al lado estaba usando alguna de sus habilidades, pues le miraba fijamente sin ni si quiera pestañear, como si quisiera crear algún tipo de vínculo.
Apenas duró segundos. El señor, confuso, comenzó a hablar solo, como si se estuviera comunicando con nosotras. Acto seguido se marchó lentamente con su hijo tras decir una frase la cual no escuché perfectamente. Suspiré, mucho más aliviada, pese a que la lluvia no cesara.
La chica desconocida me cogió del brazo y me arrastró hasta una botica, una especie de tienda o farmacia que vendía remedios caseros, hierbas medicinales y todos esos tipos de especias. Me llamó la atención, tanto el local como ella. Su interior era amplio y ordenado. Poseía varias estanterías en las cuales se colocaba lo necesario para mostrar al cliente.
Un rayo cayó al árbol más cercano del establecimiento, provocando que varias ramas prominentes se rompieran. No podía soportarlo, necesitaba que parara ya, pero el dolor era mayoritario. Me apoyé inconscientemente en la pared, dejándome deslizar con suavidad hasta sentarme en el suelo. Me llevé las manos a la cabeza, todo me daba vueltas y sentía grandes pinchazos en el pecho.
—No puedo... —susurré con dificultad. Mi nerviosismo se apoderaba de mí y llegaría al punto de la incoherencia.
Cada vez respiraba más fuerte, no era digno de mí. ¿Qué me estaba pasando?
No sé exactamente qué pasó. El rostro del hombre cambió repentinamente, y con ello su actitud hacia nosotras. Fue como si por arte de magia... espera, ¿qué digo? Era obvio que la chica que tenía al lado estaba usando alguna de sus habilidades, pues le miraba fijamente sin ni si quiera pestañear, como si quisiera crear algún tipo de vínculo.
Apenas duró segundos. El señor, confuso, comenzó a hablar solo, como si se estuviera comunicando con nosotras. Acto seguido se marchó lentamente con su hijo tras decir una frase la cual no escuché perfectamente. Suspiré, mucho más aliviada, pese a que la lluvia no cesara.
La chica desconocida me cogió del brazo y me arrastró hasta una botica, una especie de tienda o farmacia que vendía remedios caseros, hierbas medicinales y todos esos tipos de especias. Me llamó la atención, tanto el local como ella. Su interior era amplio y ordenado. Poseía varias estanterías en las cuales se colocaba lo necesario para mostrar al cliente.
Un rayo cayó al árbol más cercano del establecimiento, provocando que varias ramas prominentes se rompieran. No podía soportarlo, necesitaba que parara ya, pero el dolor era mayoritario. Me apoyé inconscientemente en la pared, dejándome deslizar con suavidad hasta sentarme en el suelo. Me llevé las manos a la cabeza, todo me daba vueltas y sentía grandes pinchazos en el pecho.
—No puedo... —susurré con dificultad. Mi nerviosismo se apoderaba de mí y llegaría al punto de la incoherencia.
Cada vez respiraba más fuerte, no era digno de mí. ¿Qué me estaba pasando?
Annie Walmsley- Hechicero Clase Media
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Re: [Libre] El jodido y espantoso mundo real...
Finalmente llegamos a la botica, y justo a tiempo, ya que segundos después de cerrar la puerta un rayo cayó en un árbol cercano a la entrada. Okey, esto estaba comenzando a salirse de control, ¿de qué era capaz esta chica? ¿Acaso ahora comenzaría un huracán? ¿Terminaremos inundados?
Alejé mi vista de la ventana en cuanto comencé a escuchar sobre el ruido proveniente del exterior. Solo tuve que voltearme para verla hiperventilando con las manos en la cabeza.
- Tienes que estar bromeando -dije mientras volvía a cerrar la cortina por la cual estaba mirando y acercarme a ella.
Podría ir y prepararle una poción que la calme, pero mi sala para eso estaba arriba y en este estado ella no podría subir y no puedo arriesgarla a dejarla sola acá, eso solo puede desesperarla más y quien sabe que signifique eso para el clima que cada vez se ve peor.
Rápidamente me acerqué a ella y posé mis manos sobre las de ella.
- Okey, necesito que te calmes... voy a utilizar una de mis habilidades en ti, perdón por entrar en tu mente pero es necesario... y ni siquiera sé si estas entendiendo lo que te estoy diciendo ahora -la miré a los ojos y acerqué un poco nuestros rostros-. Necesito saber si me escuchas... si lo haces, intenta decirme cosas que te gustan, cosas que te calman.
La haré tener una ilusión para que se distraiga, por ahora solo un prado, flores y mariposas... intentaré infundirle tranquilidad en la ilusión para que pueda calmarse, pero realmente necesito saber qué es lo que la tranquiliza... Me preparo para comenzar a incluir en la ilusión lo que ella me diga, si es que entendió lo que le dije.
- ¿Me entiendes? necesito saber qué te gusta, cuales son las cosas que te tranquilizan.
Alejé mi vista de la ventana en cuanto comencé a escuchar sobre el ruido proveniente del exterior. Solo tuve que voltearme para verla hiperventilando con las manos en la cabeza.
- Tienes que estar bromeando -dije mientras volvía a cerrar la cortina por la cual estaba mirando y acercarme a ella.
Podría ir y prepararle una poción que la calme, pero mi sala para eso estaba arriba y en este estado ella no podría subir y no puedo arriesgarla a dejarla sola acá, eso solo puede desesperarla más y quien sabe que signifique eso para el clima que cada vez se ve peor.
Rápidamente me acerqué a ella y posé mis manos sobre las de ella.
- Okey, necesito que te calmes... voy a utilizar una de mis habilidades en ti, perdón por entrar en tu mente pero es necesario... y ni siquiera sé si estas entendiendo lo que te estoy diciendo ahora -la miré a los ojos y acerqué un poco nuestros rostros-. Necesito saber si me escuchas... si lo haces, intenta decirme cosas que te gustan, cosas que te calman.
La haré tener una ilusión para que se distraiga, por ahora solo un prado, flores y mariposas... intentaré infundirle tranquilidad en la ilusión para que pueda calmarse, pero realmente necesito saber qué es lo que la tranquiliza... Me preparo para comenzar a incluir en la ilusión lo que ella me diga, si es que entendió lo que le dije.
- ¿Me entiendes? necesito saber qué te gusta, cuales son las cosas que te tranquilizan.
Arianrhod Dankworth- Hechicero Clase Media
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Re: [Libre] El jodido y espantoso mundo real...
De verdad, yo no quería mostrarme de esa manera. Tan... débil. Yo no era así, yo estaba llena de fuerza y coraje, ¿por qué no podía usar esas dos características y solucionarlo cómo si nada? Supongo que no era tan complejo.
Me asustaba por el hecho de que nunca me había ocurrido algo así, o por lo menos no con la misma gravedad. Y tampoco me habían visto de esta forma; debilitada, decaída... excepto mi hermano Khris, claro. Era como si estuviera en una gran montaña y mis energías se escondieran en la cúspide de ésta.
Varios recuerdos junto a mi madre aparecieron en mí mente, pues al ver el prado y las flores, rápidamente lo relacioné con ella. Amaba pasear por esos terrenos porque decía que la naturaleza había que aprovecharla y cuidarla. También hablaba sobre que todos eramos leyes de la naturaleza y que nos debíamos cumplir; de ahí el tatuaje que poseo en el omóplato con la frase de: ''somos leyes de la naturaleza'', en pequeño, aunque destacaba si te fijabas bien. Nunca acabé de entender la cita del todo, pero fue algo que desde luego, me marcó.
Inmediatamente la chica morena se dirigió a mí, un tanto preocupada. Noté sus manos cálidas cogiendo las mías, intentando captar mi atención. La escuché, y acto seguido asentí con la cabeza levemente. Miré fijamente a sus ojos, y ahí seguía ese brillo especial y propio, que por peculiar que parezca, logró calmarme un poco.
Me costó unos segundos contestarle hasta que pude pronunciar, en un susurro y a pocos centímetros de ella, lo que más me tranquilizaba del mundo:
—El piano... la pintura... y.. y.. el mar... —esperaba con todas mis ganas que funcionase. Apreté su mano suavemente, llevándomela al pecho, para que pudiera sentir la aceleración de los latidos de mi corazón.
Me asustaba por el hecho de que nunca me había ocurrido algo así, o por lo menos no con la misma gravedad. Y tampoco me habían visto de esta forma; debilitada, decaída... excepto mi hermano Khris, claro. Era como si estuviera en una gran montaña y mis energías se escondieran en la cúspide de ésta.
Varios recuerdos junto a mi madre aparecieron en mí mente, pues al ver el prado y las flores, rápidamente lo relacioné con ella. Amaba pasear por esos terrenos porque decía que la naturaleza había que aprovecharla y cuidarla. También hablaba sobre que todos eramos leyes de la naturaleza y que nos debíamos cumplir; de ahí el tatuaje que poseo en el omóplato con la frase de: ''somos leyes de la naturaleza'', en pequeño, aunque destacaba si te fijabas bien. Nunca acabé de entender la cita del todo, pero fue algo que desde luego, me marcó.
Inmediatamente la chica morena se dirigió a mí, un tanto preocupada. Noté sus manos cálidas cogiendo las mías, intentando captar mi atención. La escuché, y acto seguido asentí con la cabeza levemente. Miré fijamente a sus ojos, y ahí seguía ese brillo especial y propio, que por peculiar que parezca, logró calmarme un poco.
Me costó unos segundos contestarle hasta que pude pronunciar, en un susurro y a pocos centímetros de ella, lo que más me tranquilizaba del mundo:
—El piano... la pintura... y.. y.. el mar... —esperaba con todas mis ganas que funcionase. Apreté su mano suavemente, llevándomela al pecho, para que pudiera sentir la aceleración de los latidos de mi corazón.
Annie Walmsley- Hechicero Clase Media
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Re: [Libre] El jodido y espantoso mundo real...
Probablemente si se hubiera tratado de otra persona no habría hecho nada y habría seguido mi camino disfrutando de mi maravilloso bollo recién horneado... pero esta chica tenía algo. Hubo algo en su aura que me hizo acercarme y ahora, ese poder... ese poder tan maravilloso que no veía desde mi madre. No soy alguien que se decantara especialmente por la caridad, pero esta chica NO ERA cualquier chica.
- Finalmente habló -pensé alegre cuando pude distinguir un leve susurro salir de entre sus labios.
- Okey, espero que esto no te parezca demasiado forzado... lo siento.
Rápidamente me concentré y la vi a ella, sentada frente a un lienzo a medio pintar, con un delantal lleno de pintura, colores a su lado en una mesa junto a brochas y un trapo, en un mano un pincel delgado que intentaba imitar la textura de la espuma de las olas del mar que se extendía metros adelante de ella. Estábamos en una playa, ella estaba pintando, pintando uno de los paisajes que al parecer era de sus favoritos, ahora solo faltaba un detalle.
Un poco de concentración y entonces ahí estaba yo, sentada frente a un piano cerca de ella tocando una suave melodía que recordaba vagamente de un baile al que había asistido alguna vez.
Lo siguiente que hice fue que la Arianrhod que se encontraba en su mente tocando el piano le sonriera gentilmente antes de hablarle.
- Deja de mirar la brocha como si te fuera a morder... solo relájate.
- Finalmente habló -pensé alegre cuando pude distinguir un leve susurro salir de entre sus labios.
- Okey, espero que esto no te parezca demasiado forzado... lo siento.
Rápidamente me concentré y la vi a ella, sentada frente a un lienzo a medio pintar, con un delantal lleno de pintura, colores a su lado en una mesa junto a brochas y un trapo, en un mano un pincel delgado que intentaba imitar la textura de la espuma de las olas del mar que se extendía metros adelante de ella. Estábamos en una playa, ella estaba pintando, pintando uno de los paisajes que al parecer era de sus favoritos, ahora solo faltaba un detalle.
Un poco de concentración y entonces ahí estaba yo, sentada frente a un piano cerca de ella tocando una suave melodía que recordaba vagamente de un baile al que había asistido alguna vez.
Lo siguiente que hice fue que la Arianrhod que se encontraba en su mente tocando el piano le sonriera gentilmente antes de hablarle.
- Deja de mirar la brocha como si te fuera a morder... solo relájate.
Arianrhod Dankworth- Hechicero Clase Media
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Re: [Libre] El jodido y espantoso mundo real...
Parecía todo tan real... El sol resplandecía en aquel instante y la marea estaba en calma, provocandome una satisfactoria sensación que reducía mi estrés. Observé todo mi alrededor. Yo parecía estar pintando en un lienzo el paisaje que se me presentaba frente mía. Si aquello no era la perfección... entonces desconocía lo que podía ser. Los tonos azules y fríos abundaban en el cuadro, haciendo destacar aún más el ambiente, me gustaba como estaba quedando.
Escuché de fondo un piano siendo tocado con tal delicadeza y a la vez intensidad que no pude evitar voltearme para ver de quién se trataba. Allí estaba ella, la chica de los ojos resplandecientes, una vez más, consiguiendo atraparme. Se percató de que la estaba mirando y le devolví una pequeña sonrisa afable.
Seguidamente, decidí dejar de pintar para ir a donde ella se encontraba. Me senté a su lado, intentando no molestar para que no se confundiera de tecla. Fue tan bonito... tan inefable... Supongo que de ilusiones se vive...
La melodía, aunque fuera sencilla, era hermosa, igual que sus finos dedos, que acariciaban las teclas de izquierda a derecha. Mientras ella tocaba concentrada, yo la contemplaba, como si estuviera en trance. Un mechón de pelo le tapaba la cara, en lo que yo aproveché para, con mi mano, apartárselo de su rostro, escondiéndolo detrás de su oreja. Entonces paró de tocar, me mantuvo la mirada y de repente... abrí los ojos, despertándome de la ilusión.
Recuperé de nuevo mi conciencia. Las nubes grises desaparecieron lentamente hasta que el clima volvió a ser como antes, cálido y soleado. Suspiré, aliviada, mientras dejaba apoyar mi cabeza en el hombro de la chica.
Escuché de fondo un piano siendo tocado con tal delicadeza y a la vez intensidad que no pude evitar voltearme para ver de quién se trataba. Allí estaba ella, la chica de los ojos resplandecientes, una vez más, consiguiendo atraparme. Se percató de que la estaba mirando y le devolví una pequeña sonrisa afable.
Seguidamente, decidí dejar de pintar para ir a donde ella se encontraba. Me senté a su lado, intentando no molestar para que no se confundiera de tecla. Fue tan bonito... tan inefable... Supongo que de ilusiones se vive...
La melodía, aunque fuera sencilla, era hermosa, igual que sus finos dedos, que acariciaban las teclas de izquierda a derecha. Mientras ella tocaba concentrada, yo la contemplaba, como si estuviera en trance. Un mechón de pelo le tapaba la cara, en lo que yo aproveché para, con mi mano, apartárselo de su rostro, escondiéndolo detrás de su oreja. Entonces paró de tocar, me mantuvo la mirada y de repente... abrí los ojos, despertándome de la ilusión.
Recuperé de nuevo mi conciencia. Las nubes grises desaparecieron lentamente hasta que el clima volvió a ser como antes, cálido y soleado. Suspiré, aliviada, mientras dejaba apoyar mi cabeza en el hombro de la chica.
Annie Walmsley- Hechicero Clase Media
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Re: [Libre] El jodido y espantoso mundo real...
La ilusión se extendía, pero al parecer funcionaba, la chica lentamente comenzó a estar cada vez más preocupada del cuadro y el paisaje que de la hiperventilación que antes la poseía. De pronto ella solo se movió de su lugar para sentarse a mi lado dentro de la ilusión y dedicarse a mirarme "tocar el piano". Era divertido ver estas imágenes, en especial porque yo nunca antes me había posado frente a un piano.
Estaba concentrada intentando mantener todo aquel paisaje, pero el momento en que su mano se estiro para mover un mechón de pelo de mi rostro, nuestras miradas chocaron y pude admirar sus ojos, se veían tan lindos e inocentes, tan frágiles y vulnerables. Perdí la concentración y terminé pestañeando, dejando la ilusión de lado.
Ahora nos encontrábamos mirándonos realmente a los ojos, y pude sentir como la lluvia de afuera comenzaba a parar, creo que finalmente había podido soltar el clima y dejarlo simplemente ser, que todo volviera a la normalidad y que la naturaleza fuera quien decidiera el destino de las nubes. Al parecer finalmente se había calmado.
Suspiró y dejó caer su cabeza en mi rostro. Aquello me sorprendió, pero la dejé, solo se me ocurrió posar mi mano sobre su cabello y acariciarlo suavemente.
- Ya pasó -dije con voz suave-, ¿ya te sientes mejor? Creo que me debes un par de explicaciones -solté junto a una pequeña risa que se me salió del puro alivio de que, al parecer, todo esto haya acabado.
Estaba concentrada intentando mantener todo aquel paisaje, pero el momento en que su mano se estiro para mover un mechón de pelo de mi rostro, nuestras miradas chocaron y pude admirar sus ojos, se veían tan lindos e inocentes, tan frágiles y vulnerables. Perdí la concentración y terminé pestañeando, dejando la ilusión de lado.
Ahora nos encontrábamos mirándonos realmente a los ojos, y pude sentir como la lluvia de afuera comenzaba a parar, creo que finalmente había podido soltar el clima y dejarlo simplemente ser, que todo volviera a la normalidad y que la naturaleza fuera quien decidiera el destino de las nubes. Al parecer finalmente se había calmado.
Suspiró y dejó caer su cabeza en mi rostro. Aquello me sorprendió, pero la dejé, solo se me ocurrió posar mi mano sobre su cabello y acariciarlo suavemente.
- Ya pasó -dije con voz suave-, ¿ya te sientes mejor? Creo que me debes un par de explicaciones -solté junto a una pequeña risa que se me salió del puro alivio de que, al parecer, todo esto haya acabado.
Arianrhod Dankworth- Hechicero Clase Media
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Re: [Libre] El jodido y espantoso mundo real...
Menos mal que todo había acabado. La verdad, si estaba viva y sana mentalmente era gracias a ella, se lo debía, y lo menos que podía hacer era darle explicaciones y abrirme personalmente. No sé porqué me apoyé en en ella, fue algo automático, pero me sentía bien escondida en su cuello, sin presiones alguna. Cuando su mano comenzó a acariciar mi cabello un pequeño escalofrío recorrió todo mi cuerpo. Suspiré de nuevo, haciendo caso omiso a esa extraña sensación.
Seguidamente me coloqué recta y desvié mi mirada hacía la ventana, notando la suya posada en mí, observándome.
—Gracias. En serio, te lo agradezco mucho, yo... —hice una pausa, no era fácil de explicar.
Me rasqué leve e inconscientemente en la zona del tatuaje, por la clavícula; era una manía que poseía y que no podía controlar (una de tantas...)
—Es una larga historia —proseguí— Hace un día que he llegado a París. Yo vivía en Canadá, Estados Unidos. Estaba paseando por el área comercial y me topé con ese individuo y su hijo. Sé que no debí de meterme, pero... —estuve a punto de decirle que me recordó a mi, cuando mis padres adoptivos nos maltrataban y explotaban a Khris y a mí, pero me excusé— me pareció que debía de reaccionar ante la situación, ya que nadie lo hacía. Después me cabreé y acabé perdiendo el control de mis poderes. Suele pasar cuando estoy extremadamente enfadada o triste. Sólo ha ocurrido dos veces, y la primera me ayudó mi hermano, le costó más que a ti. Tras cambiar el clima abunda un dolor muy fuerte en mi cabeza y pecho, casi inevitable de solucionar —expliqué, aún sin mirarle, pues (aunque quisiera contemplar sus ojos), no deseaba que viera los míos, cristalizados—. Pero tú lo has logrado—añadí, con una diminuta y sutil sonrisa.
Seguidamente me coloqué recta y desvié mi mirada hacía la ventana, notando la suya posada en mí, observándome.
—Gracias. En serio, te lo agradezco mucho, yo... —hice una pausa, no era fácil de explicar.
Me rasqué leve e inconscientemente en la zona del tatuaje, por la clavícula; era una manía que poseía y que no podía controlar (una de tantas...)
—Es una larga historia —proseguí— Hace un día que he llegado a París. Yo vivía en Canadá, Estados Unidos. Estaba paseando por el área comercial y me topé con ese individuo y su hijo. Sé que no debí de meterme, pero... —estuve a punto de decirle que me recordó a mi, cuando mis padres adoptivos nos maltrataban y explotaban a Khris y a mí, pero me excusé— me pareció que debía de reaccionar ante la situación, ya que nadie lo hacía. Después me cabreé y acabé perdiendo el control de mis poderes. Suele pasar cuando estoy extremadamente enfadada o triste. Sólo ha ocurrido dos veces, y la primera me ayudó mi hermano, le costó más que a ti. Tras cambiar el clima abunda un dolor muy fuerte en mi cabeza y pecho, casi inevitable de solucionar —expliqué, aún sin mirarle, pues (aunque quisiera contemplar sus ojos), no deseaba que viera los míos, cristalizados—. Pero tú lo has logrado—añadí, con una diminuta y sutil sonrisa.
Annie Walmsley- Hechicero Clase Media
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Re: [Libre] El jodido y espantoso mundo real...
Ella finalmente estaba hablando, al parecer tras todo lo ocurrido era la primera vez que la escuchaba realmente formular una frase tranquilamente... y fue más que eso. Comenzó con sus explicaciones sin ningún alegato al respecto.
- Ya decía yo que no te me hacías de por acá -dije soltando un suspiro cansado-, realmente lo siento pero debo decirte que acá no todos suelen ser muy empáticos. Hay veces es que uno puede entrometerse, pero todo depende de con quién. Ese hombre no era una buena opción para discutir.
Me acomodé mejor en el piso de la botica, estiré las piernas y me tiré levemente hacia atrás sosteníendome en la palma de las manos tras mover un poco mi vestido para que no quedara tan desparramado.
- Y si vas a discutir de todos modos, debes intentar controlarte, no puedes perder el control de esa forma, es decir, no solo te pondrías en evidencia... Si no que comenzarían los rumores de que hay brujas y hechiceros en el sector y eso no sería bueno ni para los que llevamos tiempo acá, ni para quienes andan contigo... si es que estás acompañada -moví la cabeza hacia un costado, esperando que sonara un poco el crujir de mi cuello y solté un nuevo suspiro-. De todas formas no planeo darte un sermón, lo siento.
De acuerdo así que esta chica era una recién llegada, eso explicaba muchas cosas, pero seguía sintiendo mucha curiosidad por cómo controló el clima. Aunque por el momento creo que lo mejor será dejar ese tema de lado.
Respiré profundo solo para dejar salir el aire en un resoplido antes de ponerme de pie antes de dirigir una sonrisa a la chica.
- De todos modos, creo que no tuvimos oportunidad de presentarnos, soy Arianrhod Dankworth, un placer. Y esta, es mi botica, Bienvenida a París y bienvenida a "Autre médicament à Arianrhod" -dije sonriendo y abriendo mis brazos para dar más énfasis a mis palabras y mostrar el lugar que tanto esfuerzo me había costado armar- y sobre lo último, ¿qué quieres que te diga? Necesitaba que el clima volviera a la normalidad, y no se me apetecía verte entrar en shock... mucho menos si había algo que podía hacer al respecto -dije finalmente dirigiéndole una mirada algo cómplice.
- Ya decía yo que no te me hacías de por acá -dije soltando un suspiro cansado-, realmente lo siento pero debo decirte que acá no todos suelen ser muy empáticos. Hay veces es que uno puede entrometerse, pero todo depende de con quién. Ese hombre no era una buena opción para discutir.
Me acomodé mejor en el piso de la botica, estiré las piernas y me tiré levemente hacia atrás sosteníendome en la palma de las manos tras mover un poco mi vestido para que no quedara tan desparramado.
- Y si vas a discutir de todos modos, debes intentar controlarte, no puedes perder el control de esa forma, es decir, no solo te pondrías en evidencia... Si no que comenzarían los rumores de que hay brujas y hechiceros en el sector y eso no sería bueno ni para los que llevamos tiempo acá, ni para quienes andan contigo... si es que estás acompañada -moví la cabeza hacia un costado, esperando que sonara un poco el crujir de mi cuello y solté un nuevo suspiro-. De todas formas no planeo darte un sermón, lo siento.
De acuerdo así que esta chica era una recién llegada, eso explicaba muchas cosas, pero seguía sintiendo mucha curiosidad por cómo controló el clima. Aunque por el momento creo que lo mejor será dejar ese tema de lado.
Respiré profundo solo para dejar salir el aire en un resoplido antes de ponerme de pie antes de dirigir una sonrisa a la chica.
- De todos modos, creo que no tuvimos oportunidad de presentarnos, soy Arianrhod Dankworth, un placer. Y esta, es mi botica, Bienvenida a París y bienvenida a "Autre médicament à Arianrhod" -dije sonriendo y abriendo mis brazos para dar más énfasis a mis palabras y mostrar el lugar que tanto esfuerzo me había costado armar- y sobre lo último, ¿qué quieres que te diga? Necesitaba que el clima volviera a la normalidad, y no se me apetecía verte entrar en shock... mucho menos si había algo que podía hacer al respecto -dije finalmente dirigiéndole una mirada algo cómplice.
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Re: [Libre] El jodido y espantoso mundo real...
La gente ya paseaba con normalidad por las calles húmedas de París. Mientras la chica hablaba, yo la escuchaba a la par que observaba como un señor salía de su domicilio a limpiar el grande cristal. Me crucé de brazos. La verdad es que en Canadá tampoco solían ser empáticos, por ello casi siempre estaba metida en problemas y conflictos.
Ignoré el exterior y me concentré en ella cuando se acomodó en el suelo para no arrugar su vestido, analizando cada parte de su cuerpo; sus facciones, la comisura de su boca, sus manos... y hasta llegar a sus ojos.
—Intento controlarme, pero no es fácil. Hacer cambios en el clima es lo que más me cuesta de dominar; además, tampoco tengo ningún mentor o tutor que pueda ayudarme. Sólo mi hermano, pero está demasiado ocupado con su trabajo y con su preciada amada.. —recalcé la palabra ''preciada'' dándole énfasis, pues interiormente pensaba que la mujer de mi hermano escondía algo extraño y secreto, como que no era quien decía ser.
Vi como la joven se levantaba y se presentaba de manera afable, dedicándome una sonrisa. Al comentar que esa botica era suya me sorprendió, pues estaba bastante bien organizada y creí que sería de algún familiar suyo.
—Annie. Annie Walmsley —dije, y seguidamente me levanté del suelo, tal y cómo hizo ella. Examiné el establecimiento nuevamente, paseando con lentitud por las estanterías.
Arianrhod Dankworth... —pensé, repitiéndolo varias veces. No me sonaba de nada, ni si quiera había escuchado ese nombre. No hice mucho caso a su última contestación, no quería darle más vueltas. La cuestión es que durante mi corta vida mucha gente ha intentado ayudarme, sin éxito. Pero ella... no sé, tenía algo, y lo pude ver nada más mirarle a los ojos.
—¿Te apetece que tomemos algo tranquilamente? Yo invito.
Ignoré el exterior y me concentré en ella cuando se acomodó en el suelo para no arrugar su vestido, analizando cada parte de su cuerpo; sus facciones, la comisura de su boca, sus manos... y hasta llegar a sus ojos.
—Intento controlarme, pero no es fácil. Hacer cambios en el clima es lo que más me cuesta de dominar; además, tampoco tengo ningún mentor o tutor que pueda ayudarme. Sólo mi hermano, pero está demasiado ocupado con su trabajo y con su preciada amada.. —recalcé la palabra ''preciada'' dándole énfasis, pues interiormente pensaba que la mujer de mi hermano escondía algo extraño y secreto, como que no era quien decía ser.
Vi como la joven se levantaba y se presentaba de manera afable, dedicándome una sonrisa. Al comentar que esa botica era suya me sorprendió, pues estaba bastante bien organizada y creí que sería de algún familiar suyo.
—Annie. Annie Walmsley —dije, y seguidamente me levanté del suelo, tal y cómo hizo ella. Examiné el establecimiento nuevamente, paseando con lentitud por las estanterías.
Arianrhod Dankworth... —pensé, repitiéndolo varias veces. No me sonaba de nada, ni si quiera había escuchado ese nombre. No hice mucho caso a su última contestación, no quería darle más vueltas. La cuestión es que durante mi corta vida mucha gente ha intentado ayudarme, sin éxito. Pero ella... no sé, tenía algo, y lo pude ver nada más mirarle a los ojos.
—¿Te apetece que tomemos algo tranquilamente? Yo invito.
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Re: [Libre] El jodido y espantoso mundo real...
Así que esta chica ha tenido que aprender a controlar sus poderes casi por si misma, aquello me causaba empatía, yo sabía lo difícil que aquello podía llegar a ser. Lo duro y peligroso que se tornaba en ciertas ocasiones. Ella tiene el apoyo de su hermano, yo tuve el apoyo de mamá por casi 7 años y luego... me quedaron sus libros. Desde entonces han pasado 4 años y sigo con problemas para lograr algunas cosas, entiendo completamente lo que es necesitar un mentor, pero son cosas que a estas alturas simplemente ya no podemos tener.
- Un placer Annie -respondí sonriente.
De acuerdo, si su familia venía de Estados Unidos era difícil que realmente tuviera algo que ver con mamá, es decir, ese lugar esta muy lejos de Manchester. Probablemente el control del clima no las una exactamente... aún así era algo que ELLA tenía en común con mamá y me interesaba mantener aquello cerca.
- No busco rechazar tu propuesta, pero después de lo sucedido allá afuera, no me interesa volver a salir por ahora. Además debo abrir la botica, por si alguien necesita algo -dije recordando el libro de pedidos que había revisado esta mañana antes de ir a dejar el ungüento a la panadería.
La panadería... es cierto, aún tenía esos bollos y el que la botica estuviera abierta no significaba que se llenara de clientes.
- ¿Qué te parece si modifico un poco tu propuesta? Nos quedamos acá, pues aún debo trabajar, pero podemos subir a mi despacho y tomar algo, hay una campanilla que avisará si es que alguien llega a entrar... o en el primer piso si quieres, aunque no lo parezca hay bastante espacio tras las repisas.
- Un placer Annie -respondí sonriente.
De acuerdo, si su familia venía de Estados Unidos era difícil que realmente tuviera algo que ver con mamá, es decir, ese lugar esta muy lejos de Manchester. Probablemente el control del clima no las una exactamente... aún así era algo que ELLA tenía en común con mamá y me interesaba mantener aquello cerca.
- No busco rechazar tu propuesta, pero después de lo sucedido allá afuera, no me interesa volver a salir por ahora. Además debo abrir la botica, por si alguien necesita algo -dije recordando el libro de pedidos que había revisado esta mañana antes de ir a dejar el ungüento a la panadería.
La panadería... es cierto, aún tenía esos bollos y el que la botica estuviera abierta no significaba que se llenara de clientes.
- ¿Qué te parece si modifico un poco tu propuesta? Nos quedamos acá, pues aún debo trabajar, pero podemos subir a mi despacho y tomar algo, hay una campanilla que avisará si es que alguien llega a entrar... o en el primer piso si quieres, aunque no lo parezca hay bastante espacio tras las repisas.
Arianrhod Dankworth- Hechicero Clase Media
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Re: [Libre] El jodido y espantoso mundo real...
En realidad me daba igual a dónde fuéramos. Tenía claro que no quería volver a casa, por lo menos no aún. Pese a que no conocía a Arianrhod tenía la sensación de que era buena compañía, y ahora mismo sólo me apetecía estar allí.
—De acuerdo. Vamos entonces —respondí tranquilamente, desviando mi mirada y siguiéndote hacía el despacho. Su interior era bastante amplio y se asemejaba a un estudio de trabajo, con muebles y escritorios para llevar el establecimiento adelante.
Me surgió curiosidad al ver algunas de las fotos que se encontraban en marcos pegados a la pared, en algunas salía ella y en otras sólo rostros desconocidos, por lo que pregunte:
—¿Llevas todo este trabajo tú sola? —relajadamente di una vuelta por la sala hasta llegar a una de las ventanas que daban a la calle. Me quité el abrigo y lo dejé en una de las sillas mientras contemplaba el exterior. Un pequeño rayo de luz entraba en la habitación, iluminando parte de mi rostro.
Los carros cruzaban la calle con destino alguno, a la vez que un grupo de niños salían de una tienda con muchas golosinas y bollos en las manos. Sus caras estaban llenas de felicidad. Y normal. A veces me gustaría volver a esa edad, pero luego recordaba mi entorno tan tóxico que deseaba no volverlo a pensar jamás.
—De acuerdo. Vamos entonces —respondí tranquilamente, desviando mi mirada y siguiéndote hacía el despacho. Su interior era bastante amplio y se asemejaba a un estudio de trabajo, con muebles y escritorios para llevar el establecimiento adelante.
Me surgió curiosidad al ver algunas de las fotos que se encontraban en marcos pegados a la pared, en algunas salía ella y en otras sólo rostros desconocidos, por lo que pregunte:
—¿Llevas todo este trabajo tú sola? —relajadamente di una vuelta por la sala hasta llegar a una de las ventanas que daban a la calle. Me quité el abrigo y lo dejé en una de las sillas mientras contemplaba el exterior. Un pequeño rayo de luz entraba en la habitación, iluminando parte de mi rostro.
Los carros cruzaban la calle con destino alguno, a la vez que un grupo de niños salían de una tienda con muchas golosinas y bollos en las manos. Sus caras estaban llenas de felicidad. Y normal. A veces me gustaría volver a esa edad, pero luego recordaba mi entorno tan tóxico que deseaba no volverlo a pensar jamás.
Annie Walmsley- Hechicero Clase Media
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Re: [Libre] El jodido y espantoso mundo real...
(por cierto, lee MD cuando puedas, creo que te ha llegado vaya)
Annie Walmsley- Hechicero Clase Media
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Re: [Libre] El jodido y espantoso mundo real...
En cuanto Annie accedió la conduje al segundo piso, a mi estudio. Esta tienda era mi hogar, cuando llegué a Paris me gasté gran parte del dinero en comprar este lugar, no me alcanzaba para además comprar una residencia. Además tengo un par de cuartos más adecuados para cuando se presentaban casos... especiales. Últimamente no se muy bien como se difundió entre algunos sobrenaturales que soy una bruja y han venido un par de lobos en busca de ayuda. Un par de veces hasta un cazador rondó por acá, tuve suerte de que necesitara ayuda y realmente no estuviera interesado en cazar brujas.
Rápidamente habilité una mesa que se encontraba en un rincón del estudio y posé ahí los bollos que había comprado más temprano. Fui por una panera y unas tazas, mientras aprovechaba de poner agua.
- Estoy preparando agua para un té... ¿o prefieres algo frío? La verdad es que por ser una botica tengo muchas hierbas disponibles para varias infusiones.
Me di la vuelta hacia ella y pude notar como admiraba todo lo que le rodeaba, era una chica bastante guapa, pero su mirada era lo que más me intrigaba. Después de haber visto esos ojos de una forma tan profunda cuando despertó de la ilusión, esa mirada vulnerable y delicada. Y ahora ver como estaba tranquila y... bueno, tiene una mirada hermosa.
Su pregunta no me tomó por sorpresa, es muy común que quienes vienen por primera vez digan lo mismo, en especial cuando me piden "hablar con alguien más experimentado". Me acerqué a ella por la espalda y posé mi mano sobre su hombro mientras intentaba recordar cuando fueron tomados aquellos retratos. Pinturas para las cuales había que posar por horas... pero la verdad es que me gustaba, no sé ni como fui capaz de traerlos conmigo cuando huí, quizá se deba a que son de tamaños pequeños y fáciles de transportar. Recuerdos del pasado, recuerdos de mi familia.
- Pues si, lo llevo todo yo sola. No eres la única que llegó a París buscando dejar una historia atrás -le susurré en el oído antes de soltar una risita y dirigirme a la mesa para ubicar los bollos en la cesta.
Rápidamente habilité una mesa que se encontraba en un rincón del estudio y posé ahí los bollos que había comprado más temprano. Fui por una panera y unas tazas, mientras aprovechaba de poner agua.
- Estoy preparando agua para un té... ¿o prefieres algo frío? La verdad es que por ser una botica tengo muchas hierbas disponibles para varias infusiones.
Me di la vuelta hacia ella y pude notar como admiraba todo lo que le rodeaba, era una chica bastante guapa, pero su mirada era lo que más me intrigaba. Después de haber visto esos ojos de una forma tan profunda cuando despertó de la ilusión, esa mirada vulnerable y delicada. Y ahora ver como estaba tranquila y... bueno, tiene una mirada hermosa.
Su pregunta no me tomó por sorpresa, es muy común que quienes vienen por primera vez digan lo mismo, en especial cuando me piden "hablar con alguien más experimentado". Me acerqué a ella por la espalda y posé mi mano sobre su hombro mientras intentaba recordar cuando fueron tomados aquellos retratos. Pinturas para las cuales había que posar por horas... pero la verdad es que me gustaba, no sé ni como fui capaz de traerlos conmigo cuando huí, quizá se deba a que son de tamaños pequeños y fáciles de transportar. Recuerdos del pasado, recuerdos de mi familia.
- Pues si, lo llevo todo yo sola. No eres la única que llegó a París buscando dejar una historia atrás -le susurré en el oído antes de soltar una risita y dirigirme a la mesa para ubicar los bollos en la cesta.
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Re: [Libre] El jodido y espantoso mundo real...
—Un té está bien, gracias —contesté agradablemente, deslizando suavemente mi mano por una de las telas que tapaban media ventana.
Su respuesta, o mejor dicho, la forma en lo que lo dijo, me gustó. Me lo susurró al oído de una manera que consiguió captarme al instante.
Y en parte parecía que lo hiciese aposta, aunque si quería jugar a llamarnos la atención mutuamente, debía saber que yo era especialista en esos terrenos.
También me entró curiosidad de saber sobre su vida. Me sentí identificada y afortunada, ya no era la única que deseaba deshacerse de su pasado. Pero, ¿qué intentaba olvidar ella? Era algo que me preguntaba y qué ansiaba saber.
Aria me pareció como ese libro escondido en la estantería, que con sólo leer una frase de su interior quieres leer más hasta que acabas comprándotelo y releyéndolo cientos de veces, sin cansarte, mientras que cada vez encuentras un nuevo significado, palabra o dato.
Tras hacer un pequeño silencio de varios segundos, comenté, dirigiéndome a la mesa y cogiendo un bollo:
—¿Qué quieres dejar atrás?—me mordí el labio inferior inconscientemente, esperé a que no le importara mi pregunta. De todas formas, si teníamos que acabar cogiendo confianza, alguien debía de dar el paso de abrirse.
Su respuesta, o mejor dicho, la forma en lo que lo dijo, me gustó. Me lo susurró al oído de una manera que consiguió captarme al instante.
Y en parte parecía que lo hiciese aposta, aunque si quería jugar a llamarnos la atención mutuamente, debía saber que yo era especialista en esos terrenos.
También me entró curiosidad de saber sobre su vida. Me sentí identificada y afortunada, ya no era la única que deseaba deshacerse de su pasado. Pero, ¿qué intentaba olvidar ella? Era algo que me preguntaba y qué ansiaba saber.
Aria me pareció como ese libro escondido en la estantería, que con sólo leer una frase de su interior quieres leer más hasta que acabas comprándotelo y releyéndolo cientos de veces, sin cansarte, mientras que cada vez encuentras un nuevo significado, palabra o dato.
Tras hacer un pequeño silencio de varios segundos, comenté, dirigiéndome a la mesa y cogiendo un bollo:
—¿Qué quieres dejar atrás?—me mordí el labio inferior inconscientemente, esperé a que no le importara mi pregunta. De todas formas, si teníamos que acabar cogiendo confianza, alguien debía de dar el paso de abrirse.
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Re: [Libre] El jodido y espantoso mundo real...
Fui por la tetera y finalmente serví los brebajes, pero no me senté a la mesa a disfrutar de este si no que me apoyé contra el escritorio que se encontraba en la pared opuesta donde se encontraba Annie ahora con una taza en una mano y un bollo en la otra, de esta forma podía ver tranquilamente cada uno de sus movimientos.
- Siéntete libre de endulzarlo a gusto -le dije señalando su taza sobre la mesa mientras hacía un gesto de salud.
Su siguiente pregunta fue directa, aunque la respuesta ahora que lo pienso... puede llegar a ser un poco irónica después de lo ocurrido el día de hoy. Me tomé mi tiempo para responder. Le di una mordida al bollo, lo degusté tranquilamente y luego lo tragué con un sorbo de té, para luego dar otro trago y aclararme la garganta.
- Bueno, la verdad es que la respuesta a eso puede ser algo divertida -dije soltando una suave risita mientras bajaba la cabeza-. Lo que busco dejar atrás es justamente algo como lo que hiciste hoy -solté tranquilamente con la cabeza gacha pero mirándola directamente.
Me moví de mi lugar para dirigirme nuevamente a la mesa y dejar allí la taza y moverme hasta uno de los cuadros que mostraba la imagen de mi difunta madre.
- Verás Annie, lo que hiciste hoy... fue justamente lo que hizo mi madre 4 años atrás. La diferencia claro, fue no hubo nadie que la ayudara en ese entonces y oh, como olvidar el pequeño detalle de que logró hacer que nevara en pleno verano. Aunque a diferencia tuya, ella lo hizo de modo intencional.
Volví sobre mis pasos para tener nuevamente la taza en mis manos y posarme esta vez, sobre una silla.
- Siéntete libre de endulzarlo a gusto -le dije señalando su taza sobre la mesa mientras hacía un gesto de salud.
Su siguiente pregunta fue directa, aunque la respuesta ahora que lo pienso... puede llegar a ser un poco irónica después de lo ocurrido el día de hoy. Me tomé mi tiempo para responder. Le di una mordida al bollo, lo degusté tranquilamente y luego lo tragué con un sorbo de té, para luego dar otro trago y aclararme la garganta.
- Bueno, la verdad es que la respuesta a eso puede ser algo divertida -dije soltando una suave risita mientras bajaba la cabeza-. Lo que busco dejar atrás es justamente algo como lo que hiciste hoy -solté tranquilamente con la cabeza gacha pero mirándola directamente.
Me moví de mi lugar para dirigirme nuevamente a la mesa y dejar allí la taza y moverme hasta uno de los cuadros que mostraba la imagen de mi difunta madre.
- Verás Annie, lo que hiciste hoy... fue justamente lo que hizo mi madre 4 años atrás. La diferencia claro, fue no hubo nadie que la ayudara en ese entonces y oh, como olvidar el pequeño detalle de que logró hacer que nevara en pleno verano. Aunque a diferencia tuya, ella lo hizo de modo intencional.
Volví sobre mis pasos para tener nuevamente la taza en mis manos y posarme esta vez, sobre una silla.
Arianrhod Dankworth- Hechicero Clase Media
- Mensajes : 167
Fecha de inscripción : 01/06/2014
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Re: [Libre] El jodido y espantoso mundo real...
Le sonreí y le devolví el gesto de salud para acto seguido probar el sabroso té. Me gustó, por lo que lo acompañé dando un bocado al cremoso bollo que agarraba con mi otra mano.
Me mantuve en pie durante unos segundos para poder contemplar a Aria, mientras que la seguía con la mirada.
Ojalá no le haya molestado mi pregunta —pensé interiormente, bebiendo de la mediana taza. Tardó un poco pero por su contestación no pareció haberle disgustado realmente.
Arqueé las cejas y la miré directamente. No estaba preocupada, es más, en su tono de voz se podía distinguir un toque de humor, como si no quisiera que pareciera tan serio, aunque en verdad sí lo era, y yo la entendía perfectamente.
La joven se dirigió hacía un gran cuadro colgado en la pared que destacaba más que la mayoría. Me resultó extraño, además, no comprendí del todo lo que quería decir. ¿Por qué iba a dejar atrás lo que hizo su madre? ¿A caso le perjudicó o algo por el estilo?
No respondí inmediatamente, quería reflexionar unos segundos antes para sacar la cuestión adecuada. Ella se sentó finalmente en la silla a la vez que degustaba el té, y acto seguido yo hice lo mismo que ella. Ahora estábamos frente a frente, compartiendo mesa, una conversación y té.
—¿Qué le ocurrió a tu madre? —dije tranquilamente, sin presión. Apoyé los codos en la mesa mientras que posaba mi cabeza en mi mano izquierda y la miraba a la vez.
Me mantuve en pie durante unos segundos para poder contemplar a Aria, mientras que la seguía con la mirada.
Ojalá no le haya molestado mi pregunta —pensé interiormente, bebiendo de la mediana taza. Tardó un poco pero por su contestación no pareció haberle disgustado realmente.
Arqueé las cejas y la miré directamente. No estaba preocupada, es más, en su tono de voz se podía distinguir un toque de humor, como si no quisiera que pareciera tan serio, aunque en verdad sí lo era, y yo la entendía perfectamente.
La joven se dirigió hacía un gran cuadro colgado en la pared que destacaba más que la mayoría. Me resultó extraño, además, no comprendí del todo lo que quería decir. ¿Por qué iba a dejar atrás lo que hizo su madre? ¿A caso le perjudicó o algo por el estilo?
No respondí inmediatamente, quería reflexionar unos segundos antes para sacar la cuestión adecuada. Ella se sentó finalmente en la silla a la vez que degustaba el té, y acto seguido yo hice lo mismo que ella. Ahora estábamos frente a frente, compartiendo mesa, una conversación y té.
—¿Qué le ocurrió a tu madre? —dije tranquilamente, sin presión. Apoyé los codos en la mesa mientras que posaba mi cabeza en mi mano izquierda y la miraba a la vez.
Annie Walmsley- Hechicero Clase Media
- Mensajes : 44
Fecha de inscripción : 22/12/2016
Localización : Paris, Francia
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