La flor de la Pasión (libre)

por **Murat Khan** Vie Mayo 09, 2014 1:07 am

Un paseo nunca le hacía mal a nadie o al menos no estaba comprobado que el salir a la calle a que el sol y el viento te golpeara un poco fuera mortal en menos de un segundo, por lo que ella había tomado la grandiosa decisión de que todas debían salir a dar una vuelta. Fue a medio día que tomo aquella buena sentencia y concreto la salida para la hora después de la comida, así al menos le daría tiempo de terminar de escribir esas tediosas cartas que contenían grandes palabras para ser dispuestas ante una población. Seguramente tendría que regresarse pronto a su querida Meppen, unos cuantos meses para así poder regir de forma correcta su posición y sus decretos, podía darse el lujo de irse y pasear por la bella Paris y delegar su poder a aquellos mandatarios capacitados para llevar a cabo su función pero no podía simplemente olvidarse de sus obligaciones como Condesa y tener en la perdición a sus ciudadanos que con tanto afán se había ido ganando con forme pasaban los años.

Las horas pasaron con la rapidez debida y se preparo para el paseo. Hizo que sus criadas la vistieran con un vestido rojo liso por el frente y estampado con adornos florales por lo demás, las mangas eran adornadas con un moño a mitad del antebrazo. Se coloco un adorno en la garganta, simple pero igual de elegante que el vestido. Lo único visto a la piel era la parte descubierta del pecho que quedaba entre la gargantilla y el inicio del vestido. Espero con paciencia a que su hermana estuviera lista para partir y una vez las dos listas, subieron al coche y salieron con rumbo al jardín botánico.

Si había un lugar que disfrutara en demasía, además claro de su casa ahí, era el jardín botánico, con todas sus flores y plantas, sus arreglos y sus pasillos, su ambiente tranquilo pero misterioso. Dejo que su hermana y su nana se quedaran un poco rezagadas, disfrutaba de su compañía pero en ese preciso instante prefería más la compañía de la naturaleza. Caminó paseándose por los pasillos principales al inicio, saludando de vez en cuando a algún conocido y deteniéndose a intercambiar unas palabras amistosas con los más cercanos pero cuando se canso de ese procedimiento decidió introducirse más en el laberinto que era el jardín, así que los pasillos más chicos y profundos fueron su destino. Tranquilamente se fue moviendo entre ellos, siendo consciente de que se había alejado demasiado de su compañía pero disfrutando del momento.

De pronto se detuvo frente a una flor que siempre había admirado pero que desconocía su nombre, una flor que tenía la rareza de contar con cinco sépalos y pétalos similares en apariencia, blancuzcos, sobremontados por una corola de filamentos azules o violáceos, 5 estambres verde amarillentos, 3 estigmas purpúreos y aún así permanecer hermosa. Le decían la flor de la Pasión pero no conocía algún otro nombre para referirse a ella y no sabía el por qué aquel apelativo.

Spoiler:

por **Arianrhod Dankworth** Dom Jun 01, 2014 8:46 pm

Después de una mañana de trabajo en la tienda, me paré en la puerta del local a admirar el hermoso clima que hacía aquella tarde, el calor no era demasiado y el cielo se encontraba libre de cualquier nube que pudiera entorpecer una tarde de paseo con un intento de llovizna.

Sin pensármelo dos veces volví al interior de la tienda en busca de mi bolsa para salir a dar una vuelta, cerraría la tienda por hoy, porque la verdad era que no tenía ninguna intención de quedarme encerrada en aquel lugar cuando había un día tan lindo que podría disfrutar tranquilamente paseando por alguna parte; ahora la pregunta era ¿a dónde ir?

Tras asegurarme que todo había quedado cerrado de la manera correcta finalmente me decidí por una vuelta al parque botánico, al fin y al cabo si me tomaba el día libre en la tienda podría seguir trabajando evaluando nuevas combinaciones con lo que pudiera ver allá. Anotaría lo que me pudiera servir y ya luego experimentaría en mi taller. Sí, definitivamente aquella era una buena idea.

Al llegar a aquel parque fui directamente al jardín sin perder demasiado tiempo en la entrada, pasillos y sin detenerme a saludar a nadie, simplemente me limité a avanzar buscando un poco de privacidad, o más bien un lugar en donde no hubiera tanta gente mirando; en especial gente con aquella aura tan poco confiable... estar haciendo cosas como evaluar nuevas combinaciones para hechizos, curaciones y medicamentos cerca de ellos siempre lograba ponerme los pelos de punta, además de que era algo peligroso.

Fui viendo y disfrutando de las hermosas especies que se encontraban regadas por aquel jardín hasta que pude notar a una muchacha que se encontraba solo a unos pocos metros de distancia, una joven con un aura que me proporcionaba tranquilidad y me acerqué poco a poco solo por la curiosidad de saber que es lo que mantenía su atención por completo y pude notar pronto que se trataban de una flor, pero no era una flor cualquiera, se trataba de un hermoso espécimen de flor de la pasión; recuerdo que mamá una vez me habló sobre todas las propiedades que poseía aquella planta a las cuales se le había atribuido aquel nombre.

— Una hermosa flor, con un uso bastante interesante para algunos, si la saben ocupar de manera adecuada -dije suavemente recordando las palabras que alguna vez me había dicho mi madre en Manchester mientras también posaba mi atención en ese conjunto de pétalos, sépalos y estambres, intentando recordar que otro ingrediente sería necesario para poder ocuparla en algún medicamento en la tienda.

por **Murat Khan** Lun Jun 30, 2014 2:02 pm

Dio un pequeño respingo ante las palabras de la otra, se había quedado tan absorta en sus pensamientos que por un instante olvido por completo el lugar donde se encontraba y que podrían haber más personas paseando por allí.

-Ciertamente se encuentra en lo correcto, es una flor bastante hermosa y única, sólo aquellos realmente estudiosos conocen el verdadero fin por el que se encuentra tanta belleza ante nosotros -dijo con voz clara y suave, dedicándole a su nueva acompañante una pequeña sonrisa. Parecía una joven bastante simple y agradable así como hermosa, además de que su aura no parecía mostrar señal alguna de peligro.-Aunque muchos por aquí parecen ignorar por completo hasta la belleza que irradia, una verdadera tristeza para serle sincera-

Después dejo de ver a la señorita a su lado y volvió la atención a la flor, comenzando ahora a pensar en aquella pócima para el amor que alguna vez había leído entre las recetas viejas de su nana. Pero entonces recordó algo y volvió la vista a su acompañante.

-Lo lamento de sobre manera, he sido tan descortés que ni me he presentado. Mi nombre es Séraphine Broussard, un placer en conocerla -dijo mientras realizaba una pequeña reverencia.

por **Arianrhod Dankworth** Mar Jul 08, 2014 12:07 am

Mi atención seguía fija en aquella flor, me parecía algo fascinante que realmente quería tener en la colección existente en mi jardín con variadas especies, tanto medicinales, como decorativas e ingredientes para otro tipo de pociones. Podía sonar algo egoísta pero en estos momentos realmente encontrar la manera de poder conseguir semillas para plantar mi propio espécimen de esta planta, pero bueno, quizá algún día lo consiga; de todos modos sería simple capricho ya que ni siquiera sé al seguro si es que en los libros de mamá puedo encontrar las recetas necesarias para poder realizar algo productivo con esta flor. Sé que sirve para muchas cosas pero de ahí a saber el método de uso existe una gran brecha.

Fui sacada de mis pensamientos en cuando la muchacha a mi lado comenzó a hablar, a lo que presté total atención.

— Debo admitir que el placer es todo mío señorita Broussard, pero igualmente debo disculparme por mi descortesía al no presentarme, además de aparecer repentinamente, probablemente rompiendo su momento de tranquilidad. Yo soy Arianrhod Dankworth -respondí finalmente respondiendo a su reverencia-. Realmente espero mi presencia no la incomode ni cause malestar, si es así por favor le ruego que me lo haga saber, mi intención no es incomodar.

por **Murat Khan** Miér Jul 09, 2014 11:52 pm

-Mucho gusto señorita Dankworth y no se debe de preocupar, no es incomoda ni perturba mi tranquilidad. Siempre es agradable tener compañía que disfrute de las mismas pequeñeces que una- comento con toda la cortesía y delicadeza que le habían inculcado durante su vida. -Y parece ser que ambas disfrutamos de las flores, que siendo algunas tan pequeñas pueden mostrar gran elegancia. Aunque claro está que esta amiga nuestra no es de aquellas, simplemente le gusta ser difícil pero elegante y grande- dijo mientras volvía la vista hacia la flor. -Siempre que vengo aquí a pasear me dan ganas de hacer la travesura de llevarme un ejemplar y tratar que se dé en una pequeña maceta. Luego me da un poco de remordimiento imaginarla en un espacio reducido- suspiró con un toque de desgracia pues de verdad que le costaba no tener algo tan hermoso pero no tenía el corazón de mantenerla cautiva en un lugar tan pequeño. Sabía que contaba con el espacio suficiente para cultivarla pues su mansión tenía un jardín basto pero también estaba ahí la espinita de que sería hurtarla.

-Sabía que cuenta una leyenda que Mburucuyá era una muchacha española que se había enamorado de un aborigen guaraní, con quien se veía a escondidas. El padre de la muchacha, un militar, jamás hubiese aceptado esa relación con un hereje enemigo y, por otro lado, ya había decidido que su hija debía casarse con un joven capitán español. Al enterarse de la relación de su hija, decidió asesinar al muchacho guaraní. Mburucuyá, presa del dolor, se hundió en el corazón una flecha de plumas, la cual quedó sobre su pecho como una flor y cayó sobre el cuerpo de su amado muerto. Tiempo después, en ese trágico sitio nació una planta nunca vista hasta entonces, la cual fue denominada mburucuyá.- relato mientras aún veía la flor. Después le dedico una sonrisa amable a su acompañante. -Es tan romántico que una flor tenga una leyenda como esa escondida en su pasado-

por **Arianrhod Dankworth** Miér Ago 06, 2014 10:13 am

— Jamás había escuchado esa historia, algo triste, pero al mismo tiempo es esperanzador pensar que de una tragedia puede surgir algo tan hermoso como este ejemplar y en especial que la historia continúe en la memoria de algunos logrando perdurar en el tiempo, intentando dejar una enseñanza que quizá en algún momento será valorada de la manera adecuada para evitar que cosas como esas vuelvan a suceder -respondo volviendo a fijar mi vista en la planta que se encontraba frente a nosotras luego de haber mirado a mi acompañante durante todo el tiempo que relató aquella leyenda que proviene quizá desde hace cuantos años atrás.

A simple vista no parecían haber botones a punto de florecer o algún rastro de algo que pudiera utilizar como semilla para plantar en mi pequeño y humilde invernadero; sería un placer tener algo como esto para disfrutar en mis experimentos y medicamentos. Al parecer tendré que mantenerme alerta y volver dentro de unas semanas a ver si hay algún cambio. Al fin y al cabo aquel remordimiento que mi acompañante podía sentir a mi no me molestaba en lo más mínimo, en especial si esta sería ocupada para aquello que planeo.

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