The soul of the music

por **Amélie Delacour** Sáb Mayo 17, 2014 12:57 am

¨...La música es el corazón de la vida. Por ella habla el amor; sin ella no hay bien posible y con ella todo es hermoso.¨
Franz Liszt

Amelie! Te vas a quedar aquí toda la tarde!? – grito su hermana desde la planta inferior de la casa, ella terminaba de penar las ondas de su dorado cabello y cerró los ojos al escuchar la estruendosa y chillona, ¿cómo fuera posible que adorara a un ser con una voz tan dañina para los oídos? , sonrió afablemente, su familia y su música conformaban un todo para ella, y aunque su hermana tuviera una voz tan peculiar y fastidiosa a veces… ella le ama por encima de muchas cosas. La rubia tomo el cepillo de dientes gruesos y peino delicadamente las ondas que en pocos minutos tras acodarlas adecuadamente en su hombro derecho, caían como una cascada dorada que llegaba hasta su cintura, una pequeña sonrisa de satisfacción se dibujó en su rostro, Había quedado tal cual quería, aquel era un día muy importante, hacía más de un mes que habían llegado a parís y después de buscar un trabajo digno que le permitiera pagar algunos gastos y seguir dedicándose a la música había aplicado para una convocatoria que se realizaría en el importante y grandioso teatro de la ciudad, aquel que constantemente estrenaba una obra tras otra, donde se celebraban conciertos memorables, donde los mejores artistas y músicos habían tenido la oportunidad de desplegar su talento llenando de cultura y gozo la ciudad.

Se levantó del tocador y arreglo las faldas de su vestido lila, se paró frente al espejo de cuerpo entero y tras dar una pequeña vuelta de nuevo con candidez, no era el más elegante vestido, pero si el más adecuado, estaba convencida de que su talento seria lo que le haría destacar y no solo su vestido, digamos que en ese sentido era muy optimista, muy joven para comprender el entorno que en realidad le rodeaba, ya que , a pesar de que aquella en su momento era la ciudad mágica donde se creía que los sueños de los artistas se hacían realidad, era el lugar más materialista que podía existir, donde realmente casi todo era puras apariencias. Tomo el pequeño marco en su tocador donde se encontraba un retrato de su madre y lo beso, a ella le debía todo, su tenacidad, su optimismo al luchar por lo que se ama y principalmente esa pasión por la música, que después de la muerte de su progenitora la mantuvo viva.

-Tu bendición, madre… - susurro mirándole con devoción, como si esta desde el mas allá pudiera dar su aprobación ante aquello, se persigno y salió de la habitación. Al llegar a la planta baja su hermana la esperaba impaciente, movía su pie desesperada y jugaba con su cabello, A diferencia de Amelie que era rubia, su hermana tenía el cabello negro azabache y ojos azules muy profundos, su tez era blanca y perfecta, era realmente hermosa, la más hermosa de la familia… y al igual que su otra hermana, pronto les dejaría para unir su vida ala de alguien más, al final solo serían ella y su hermano... y luego su hermano encontraría esposa y también formaría una familia… al final solo quedaría ella… pero para ella el matrimonio no era una prioridad, tenía otras cosas en mente antes que dedicar su vida a un esposo y unos hijos. Tenía sueños y anhelos propios, y no era por ser egoísta, pero pensaba hacerlos realidad, así que desde un principio les dejo claro a sus hermanos que un matrimonio de ella no sería lo que los sacaría de la situación que estaban.

-Bueno mujer! – exclamo su hermana colocando sus brazos en jarra sobre la cintura mirándole fijamente- Crees que tu tiempo es infinito!? Llegaremos tarde y perderas la audición! – dijo mientras ella bajaba los últimos escalones. ¿Que más podía hacer si no sonreír ante la preocupación de su hermana? Así que camino hacia ella y dando un par de besos en su mejilla le sonrió cándidamente y luego a su hermano.

-No me miren así, tenía que lucir perfecta... hoy es el día más importante de mi vida… Hasta ahora…-

…

Podían dar las tres de la tarde cuando un modesto coche aparco a las afueras del gran teatro de parís, el primero en bajar por protocolo y demás fue su hermano, seguido por ella y su hermana. Los jóvenes entraron en una de las ante salas, el corazón a la pequeña rubia latía a mil por segundos y sus manos empezaban a sudar, era claro que el nerviosismo empezaba apoderarse de su ser, pero ante todo esta pensar que todo saldría bien, y que aquella era una –si no la mejor- experiencia que podía tener, y ella daría lo mejor de sí. Al adentrarse más en el recinto, encontraron que hasta ahora solo ellos habían llegado, y tras ser los primeros tendrían que esperar afuera pues la audición era privada, pero que solo Amelie podía pasar al interior del teatro mientras los otros convocados llegaban. Un par de besos, un par de abrazos y unos que otros buenos deseos hicieron parte de la pequeña despedida.

A media que avanzaba por el oscuro pasillo las ansias le carcomían, pero al llegar al umbral que conectaba con el pasillo de entrada al salón principal quedo perpleja por completo con la belleza y la elegancia del lugar, los acabados de madera pulida pintada de dorado reluciente, los elegantes palcos, las bambalinas de terciopelo rojo, la hermosa y gran lámpara de cristal en todo el centro de aquel techo que parecía haber sido pintado por el mismo Miguel Ángel, un sueño… y al final, en el centro del escenario… un hermoso y reluciente piano negro…su respiración se cortó por un segundo, sus pies tomaron vida propia y como poseídos se dirigieron al objeto de su deseo, la noción del trayecto se perdió hasta que estuvo frente a él, preguntándose cómo había llegado hasta allí, sus dedos acariciaron la brillante tapa y mirando hacia ambos lados en busca de alguien que pudiera descubrirle la levanto, se sentía una niña haciendo travesuras pero en realidad eso no le importaba en aquel momento…su dedo índice acaricio las finas teclas de marfil deteniéndose una y presionándola…sus ojos se cerraron levemente,el sonido fue celestial, definitivamente era alimento para su alma.

por **Mark Bass** Mar Mayo 20, 2014 10:56 pm

Paso lento y soberbio. Golpes contra el suelo que se expanden en eco debido al escenario donde todo este espectáculo se lleva acabo; un pasillo largo cuya alfombra roja se tiende ante el pasar de un hombre altivo y elegante. Vestimenta que lo clasifica con alto estatus social y económico pues con un traje plata metálica roba la atención de todo el entorno.

En su mano siniestra yace un reloj matiz platino. Con su otra coloca un puro en su boca, absorbiendo un poco del vicio para luego soltar una ligera cortinilla de humo que se rompe conforme el predominante ser continua su marcha.

Camisa albina bien acentuada con su traje y una corbata azul que hace juego perfecto con el pañuelo cimentado en el bolsillo de su saco hace incorregible la imagen única del Cazador más temido en el medio sobrenatural y que ahora estudia cada rincón de aquel recinto, girando su azabache mirar por todo lugar percatándose de los adornos elegantes que componen el sendero que lo dirigen al lugar clave del edificio… El escenario.

A sus oídos llega el sonido de aquel piano y en su rostro se dibuja una sonrisa ladina… Un momento, se supone que es ilegal y prohibido fumar en susodicha edificación, pero parece que las reglas han sido hechas solo para ser rotas.

-Las audiciones comienzan en un par de minutos, no comas ansias- Una voz rasposa y grave. Cruel en su acento y con bastante claridad –Pero si vas a tocar, por favor… Hazlo de una vez- una risa sale desde su garganta, expandiéndose por todo el marco escénico.

Luces que al chocar contra los telones crean distintas sombras que ahora resguardan la identidad del varón.

De su persona solo se puede apreciar desde los pies hasta su pecho, dejando aun en incógnita su rostro más sin embargo el humo de su puro empieza a expandirse por el escenario principal en espera de la interpretación de la hermosa chica.

“… Parece que el llamado tuvo respuesta, es momento de ver si vale o no la pena… Hacer negocios con la gente de París” Es el pensar de quien simplemente se queda en su lugar en espera de la interpretación de la fémina… Aguardando por momento oportuno para poder revelar su rostro.

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