Viejas pesadillas y sombras conocidas [Juliet]

por **Ozryel Sins** Dom Mayo 25, 2014 11:44 pm

La oscuridad de la noche lo envolvía todo. Sus pasos resonaron por las escaleras de piedra, levantando ecos en aquel mundo de material y aparente silencio. Llevaba casi una hora dando vueltas por los alrededores sin saber a dónde dirigirse para finalmente acabar allí, con todo el descaro del mundo, caminando entre tumbas desconocidas. No llevaba excesivo abrigo, y el único sonido aparte del andar provenía de su respiración agitada. Un inexplicable cansancio se había apoderado de él, probablemente procedente de sus más oscuros sueños mezclados con el viejo y conocido miedo incitado por la misma pesadilla de siempre.

Su madre llevaba muerta casi una década, ¿cómo es que aún no lo dejaba en paz? Jamás sintió por ella cariño alguno, no la quiso lo suficiente antes y tampoco ahora la recordaba con mucha frecuencia… Y sin embargo, le provocaba aquellas dolorosas pesadillas. Jerome era consciente de que no se trataba de un miedo real, tampoco actual, era un temor y un sentimiento enraizado en su niñez, por eso no podía paliar sus efectos… ¿Cómo te enfrentas a alguien que ya no está? Bueno, se le había ocurrido algo, pero su ayuda todavía no estaba lista para nada parecido.

Los rostros de ángeles de piedra lo miraban con sus ojos ciegos mientras él oteaba los alrededores en busca de una plantita de flores blancas diminutas que le ayudaría a dormir más placenteramente. Era esa la única garantía que tenía de descansar un poco de sus pesadillas. Abandonó la zona sin dejar de buscar con la mirada en la penetrante oscuridad las codiciadas flores pero no halló más que las usuales ornamentales.

Caminó durante otro cuarto de hora, a este punto ya estaba más cerca del alba que del ocaso, y la noche parecía tornarse más fría y silenciosa. Quizá ya se había acostumbrado a los sonidos habituales del cementerio, lo cierto es que era un lugar solitario, frío y poco cómodo. Mientras pensaba con sorna en que su trabajo en el más extremo de los casos involucraba una estupenda cama, un colchón de plumas y sábanas caras, sus pasos lo llevaron hasta ella. A su alrededor la oscuridad parecía ser más concentrada, como si incluso las sombras se sintieran atraídas por su presencia.

Él se cruzó de brazos, en parte en un gesto insolente y además porque no llevaba abrigo y el aire se había vuelto agudo y sutil en demasía. Apenas veía la silueta de Juliet, pero para él resultaba inconfundible.

–Mi querida Dama de las Sombras, qué agradable sorpresa. –Comentó él, en un susurro que se mimetizó a la perfección con el silencio imperante. Claro que la presencia de la chica no era para nada una sorpresa, más posiblemente estuviera buscándola, pero esa era su forma más cordial de iniciar un saludo que acabaría en una petición. Tampoco esperaba que esto pasara inadvertido a Juliet, que quizá lo conocía incluso mejor de lo que él mismo creía conocerse. –No podía haber pedido una compañía mejor. –Otra pequeña mentira, muy propio de Ozryel. Aunque aquella relación no era mala, los dos tenían personalidades conflictivas, y sus encuentros no siempre acababan en buenos términos. –Estaba buscando un poco de valeriana, ¿quieres ayudarme con eso?

por **Juliet E. Deveroix** Mar Jun 10, 2014 1:41 am

Para quien no estuviera acostumbrado el silencio en el cementerio podría inspirar temor. Conjunta a la oscuridad parecía esconder verdades y misterios, quizás ser propiamente un cazador asechando. En busca de silenciar los ruidos mas sutiles que se atrevieran a desafiarlo y que, en una de esas tan frecuentes ironías de la vida, parecían volverse mas nítidos, mas fuertes como ocurría con el fantasmagórico ulular de las lechuzas que vibraba mas profundo en el desamparo o con los propios pasos de cierta bruja que avanzaban en ritmo constante en un golpeteo similar al péndulo de un reloj. Incluso el pasar de las hojas sonaba más agresivo, más amenazante, como si se dispusiera cortar el aire en vez de solo la pálida piel de su usuaria quien ignoraba ampliamente a este Gran Silente. Se sabía una de las pocas personas que disfrutaba con el inescrutable mutismo y la profunda oscuridad que tanto parecían simular a la nada, a la muerte, que era oh tan conveniente en un cementerio.

Difícil era pasar desapercibido en aquel ambiente, cada movimiento resultaba como una roca lanzada al agua que aunque sutil repercutía en forma de ondas y asi fue como los sonidos llegaron a Juliet, como ondas que avanzaban en la noche y hacia ella cuando terminaba de encender los últimos faros de las tumbas principales.-Valla, miren a quien trajo la primavera– dijo con una sonrisa de lado mientras pensaba que seria interesante si la primavera además se acordaba de traer algo de calor, para las plantas claro –El señor de todos los pecados. Y en busca de Valeriana … eligio un extraño lugar, debo admitir – su sonrisa se volvió maliciosa, con un dejo desafiante y divertido, estaba segura que Ozryel era de los pocos que podía distinguir algunas de las plantas que eran más que mera decoración, lamentablemente aquellas de rasgos poco estéticos, como la valeriana, estaban en zonas mas alejadas y poco frecuentadas donde pasarían por meros yuyos o arbustos – pero si usted necesita de mi ayuda ¿Cómo negársela?–cerro su libro con un golpe, sentenciando la lectura a su final. Después de todo, ya había encontrado algo mas con lo que entretener su noche porque, incluso si las visitas no estaban permitidas pasada la medianoche estas eran bien recibidas por las bruja, si se comportaban y no eran una amenaza para su predilecto lugar y su propia paz, claro estaba. Sabiendo que el hombre frente a ella no seria un incordio, al menos no uno que estremeciera el ambiente con gritos y correderas salvajes, extendió una de sus brazos para invitarlo a continuar por el sendero oscuro a su espalda –Por aquí mi Lord- dijo levantando la lámpara para que iluminara por el oscuro y frio camino que tenian por delante

-¿Asumo que sigue con los problemas para dormir? -dijo tras unos minutos en silencio y con la vista enfocada en distinguir las tumbas y panteones que servían como referencia para la movilidad dentro de aquel inmenso lugar. Años atrás había notado que algo perturbaba los sueños del rubio y aunque jamás supo el motivo, suponía que era un motivo fuerte para tener que recurrir a los ingredientes mágicos que buscaba. Quizás solo por ello estaba ayudándole y permitiéndole recolectar de sus plantas, sabia lo frustrante que podía ser no lograr dormir incluso si se había vuelto un habito impuesto por el tiempo y la vida. Sus afectos se daban de aquel modo, silencioso

por **Ozryel Sins** Miér Jul 23, 2014 10:47 pm

Oz contempló con una mirada aburrida, en principio, a la cuidatumbas. No hacía falta reconocer que la penumbra le sentaba muy bien, la hacía ver peligrosa y malvada, dos cualidades que él podía fácilmente identificar en ella y que la volvían deliciosamente hermosa a su parecer. Quizá otros pensaran que allí, una silueta y un potencial como el de Juliet se desperdiciaba continuamente, pero Oz sabía que no podía existir un lugar donde su pequeña encajara mejor. Tanto mejor que aquella malvada sonrisa bailando en sus labios tras un comentario así.

Como fuera, no existía criatura con quien Oz pudiera congeniar mejor que con ella, y aún así tampoco se llevaban precisamente bien. Al menos no durante mucho tiempo, porque muy a su pesar, Juliet sabía demasiado acerca de él.

Cerró su libro en un gesto teatral que le arrancó al hechicero un suave bufido y se incorporó para guiarlo. También adoraba su férrea disposición a ayudarlo siempre que lo necesitara. Apuntó mentalmente no abusar de aquel gesto y se dispuso a andar por el camino que señalaba aquel brazo extendido y al pasar junto a ella enroscó su brazo en torno al suyo, para caminar junto a la chica. Recibió la pregunta en silencio y meditó unos instantes si responderla o no, era sabido por todos los que lo conocieran lo poco habitual que resultaba querer sacarle algún tipo de información a Oz. Podía llegar a parecer una verdadera tumba.

Por otro lado, Juliet ya lo conocía, al menos ese perturbado aspecto de él, no el que más le gustara, ni mucho menos el que preferiría enseñar, por cierto. Pero era un hecho que la hechicera sabía acerca de sus pesadillas, y aún hoy desconocía si no estaba al tanto, también, de la naturaleza de éstas. Muchas habían sido las ocasiones en que ella misma lo despertara, anunciando que hablaba en sueños, o que gritaba, o él la había despertado convulsionando en llantos. Pero aún si ella tuviera pleno conocimiento de su mente y sus pesadillas, mucho más necesitaría para hacerlo hablar sobre ellas.

Echó a volar un suspiro.

–Más bien el problema es seguir durmiendo.–

Aventuró él, torciendo el gesto en una sonrisa no del todo definida. Lo cierto es que conciliar el sueño no resultaba difícil, pero necesitaba una cura para no despertar cada noche violentado por sus estúpidos miedos infantiles. Contuvo el aliento unos segundos y lo soltó despacio mientras avanzaba con la mirada puesta en la oscuridad.

–Gracias por tu ayuda, Jul, significa mucho para mí. Algún día te lo compensaré.–

por **Juliet E. Deveroix** Jue Jul 31, 2014 7:07 am

Los orbes oscuros, las obsidianas que tenia por ojos, se dispararon hacia el rostro del hombre cuando sintió como este sujetaba su brazo con el propio. Él sabía, por supuesto, que desde hacía tiempo le desagradaban las cadenas sin importar la forma o material que adoptasen y estaba claro, además, que él se sabía una de las pocas excepciones a dicha y débil fobia. Volvió los ojos hacia el frente - ¿No es acaso eso, un problema para dormir Monsieur? – dijo con sarcasmo y una sonrisa de lado que quien no la conociera, tacharía de prepotente e incluso de hostil. Afortunadamente no era el caso y los participantes de la conversación a cámara lenta sabían que tal espectro de comentarios eran habituales de la pequeña parisiana y que estos no eran nunca un ataque si no un simple medio de comunicación. Aunque irónicamente a veces detuvieran toda comunicación posible.

Salvo entre ellos. La amistad de aquellos seres nocturnos era tan poco convencional como lo eran sus integrantes quienes compartían una astucia siniestra y un humor más bien satírico. Ambos podían asegurar que habían depositado en el otro una confianza descomunal y que aun así existían ciertas zonas oscuras y desconocidas en la relación que los volvía un espejo empañado en el cual ninguno de los dos se quería mirar pues cuanto más tiempo compartían, más se revelaban asi mismos. Y, al menos para Juliet, encontrarse con alguien a quien no poder mentir –o quien no le comprara la mentira- se volvía una tortura de la cual debía liberarse de tiempo en tiempo. El engaño era en cierta forma un manto de oscuridad, como el silencio que reinaba en su imperio de muertos, con el que se protegía del tedio de su realidad.
Pero cuando el mundo crujía. Cuando la propia realidad sufría tan abrupto que amenazaba con romperle su resquicio de alma, entonces debía acudir a ese espejo empañado que le recordara quien era sin engaños o adulaciones, con las cicatrices que el tiempo le había otorgado y sin un resquicio de magia para ocultarlas.

-¿Te molestaría si pongo fecha a ese “algún día”?– dijo con un hibrido de un suspiro y una risa cansada– Pensaba acudir a ti esta semana para que me ayudaras en una búsqueda que, en cierto modo, también me ayudara a dormir en las noches. Es casi idóneo ahora que lo pienso, tu me ayudas y yo te ayudo…por los viejos tiempos – se detuvo a tres cuarto camino para contemplar unas tumbas y asegurarse de que de hecho iban por buen camino mientras esperaba su respuesta. Pero fue por su extraña amistad y el conocimiento del sujeto que decidió no continuar, sabiendo que si le mostraba en el lugar exacto donde reposaba la valeriana tendría menos chances de que accediera a ayudarla en su pequeña travesía. Después de todo, confiaba en él, en que seguiría siendo Ozryel y que se comportaría como tal. Y por ello ella se volvía Juliet, para bailar si se requería en torno y con piruetas en torno a la misteriosas búsquedas

por **Ozryel Sins** Lun Ago 04, 2014 12:08 am

Hacía falta mucha destreza y temeridad para estrechar la mano a una criatura tan salvaje y peligrosa como Juliet, un movimiento en falso y podría ser el fin. Afortunadamente, y aunque él no podía hacer alarde de ninguna de las dos cosas, él sabía que gozaba de cierta tolerancia por su parte. Su relación con la bruja del cementerio podía resultarle extraña y poco productiva, pero era, cuando menos, una mujer hermosa e inteligente y había resultado una aliada perfecta. Por otra parte, se habían ayudado mutuamente, sellando sus propios caminos y revelándose ante la sorpresa de ambos como excelentes confidentes. Aún cuando él no pudiera confiar en sí mismo, en esos momentos en que se sentía arruinado, Juliet estaría allí para él.

…Y sin embargo, en su mente sólo flotaba la incertidumbre, ¿cuándo llegaría el día en que no existiera ese vínculo? La costumbre le llevaba a esperar sólo lo peor, más aún de una relación como aquella, donde tenía tanto que perder…

La voz de la otra le devolvió al cementerio real, no aquel donde vagaban sus ideas que nunca llegaban a concretarse, sino el mismo por el cual paseaban en busca de una cura para enterrar sus pesadillas. Tuvo que concentrarse y hacer un poco de memoria para entender las palabras de la bruja y recordar las propias. Sólo le dio tiempo a fruncir el ceño, porque ella se explicó con inmediatez, exponiendo su propuesta parcialmente.

Ella se detuvo, pareció buscar algo entre las tumbas y no obstante, le devolvió la mirada. Él supo identificar aquella mirada, esperaba algo… De él. Inspiró hondo y recorrió los alrededores, pero no halló nada más que oscuridad. Sonrió entre dientes.

–Si fuera una mejor persona me sentiría brutalmente ofendido, Jul. –Se encogió de hombros y añadió– Dime de qué se trata y te ayudaré en cuanto haga falta… –Chasqueó la lengua– Después dormiremos como cachorros, quieran los espíritus o no... Tienes mi palabra... Ahora enséñame esas flores.

por **Juliet E. Deveroix** Dom Ago 17, 2014 3:59 am

Una risa involuntaria y natural, escapo de los labios de la francesa quien enseguida negó con la cabeza en un intento de acallarla y, a su vez, responder a lo que su acompañante le decía - Si fueras una buena persona, quizas no me caerías tan bien… aunque creo podría decir lo mismo de mi misma- Cuando el sonido murió y el silencio volvió a gobernar aquel paraje, había en el rostro de la mujer una sonrisa oscura que resplandecía en sus ojos de obsidianas– Un libro.. un grimorio- especifico girando sobre sus talones para retomar el camino que había abandonado unos pocos segundos mientras meditaba que y cuanta información ofrecerle a Ozryel. Debía ser la suficiente para que no creer que ella le timaba –siendo el tan sagaz y perceptivo como era - y, a su vez, debía evadir ciertos detalles hasta al menos convencerle que el viaje valia la pena. Porque de otro modo, no creía que fuera aceptar un viaje a Italia porque si y de buen corazón.

El mundo no funcionaba asi

Al menos no el de Juliet quien jamás se salía de su senda si el bienestar de otros podría significar su malestar sin ninguna especie de ganancia ¿Cómo entonces podría esperar que otros lo hicieran? Era algo que no podía creer y era algo que sabía que él no haria. Aquello finalizo sus pensamientos con una decisión – pertenecía a mi familia materna y en sus páginas hay siglos y siglos de información – sus ojos viajaron rápido por las inmediaciones antes de continuar , nunca faltaban los oh coincidentales oídos en las paredes…aunque en el cementerio no había realmente construcciones si que habia fantasmas y tanto tiempo muertos les dejaba tiempo en sus manos. Demasiado – No es que tras 8 años de pronto este nostálgica pero quizás logre ayudarme con mis …problemas para dormir, al menos enclarecer un poco el asunto. Y quien sabe, quizás tenga algo mejor para los tuyos también, algo mejor que acudir al cementerio en plena noche en busca de Valeriana – y como si todo el discurso, la charla y el paseo hubieran sido planeados por ella; tan pronto como menciono el verde tesoro, este apareció. Entre las ramas y pastos altos se podía avisar pequeñas flores de color rosado en versos tonos que quizás pasarían por simples plantas silvestres de no ser por la altura con la que sobresalian del suelo y la distancia entre antenas y el sépalo. No, jamás las dejaría en alguna zona donde mujeres y niños se vieran tentados de arrancarlas, mucho menos algún otro trabajador menos experimentado que ella. Nunca donde otro mago pudiera tomarlas, si se puede negociar con ellas como si fueran verdaderos francos

por **Ozryel Sins** Lun Sep 08, 2014 9:49 pm

El joven no apartó su astutos ojos claros de la bruja, recorriendo su mirada cada movimiento que ella le regalaba. La sonrisa conseguía mantenerse férrea en sus labios, aunque le molestaba que jugara con él de aquella manera, por muy bien intencionada que fuera. Ya conseguiría devolverle su gesto, por ahora solo podía apuntarlo en su lista de rencores para una oportunidad en que el destino le diera algo de ventaja.

Sus pensamientos flotaban en torno a las palabras de Juliet, como en una danza, persuadidos de pronto por el contenido de las mismas y la delicadeza con que ella relataba su petición. Incluso para un ser tan cauto como ella, resultaba evidente tanta sutileza. ¿Por qué lo necesitaba? O mejor aún: ¿por qué creía necesitarlo?

Dedicó los siguientes minutos a pensar en aquel nuevo encargo, ella le conocía lo suficiente como para saber que ahora no podría dormir a causa de toda aquella intriga y de nada serviría la valeriana. Necesitaba saber qué había detrás, aunque luego no volviera a dormir jamás. Rodeó a la hechicera, hasta llegar a las diminutas flores blancas, echando a volar un suspiro de resignación y cansancio acumulado. Se sentó allí, sobre la incómoda tumba de un desconocido y paseó la mirada por los oscuros alrededores.

–Bien. Te advierto que si estás buscando a alguien que te sirva de cebo te has equivocado de persona, Jul. –Hizo una pausa, volviendo a perderse en la oscuridad concentrada de aquella mirada– Cuéntame cuál es el plan.

por **Juliet E. Deveroix** Miér Sep 17, 2014 3:49 am

Parecía que en este caso, la semilla de la duda estaba pronta a crecer y mostrar sus frutos. Lo veia en los ojos de su acompañante, en su desinterés súbito por las florecillas a las cuales acudió Juliet mientras lo oía, arrancando una a una con un cuidado magistral y que demostraba los años y experiencia que tenía con la flora del lugar. Se tomo su dulce tiempo para seleccionar a cada espécimen y pensar en que le respondería, sabia que el silencio alimentaria la impaciencia del hombre a su lado, cosa la cual era provechosa y si no, una simple tortura que le divertía

-No te preocupes, con suerte a nadie le toca el desagradable y desafortunado puesto de Cebo– desvio su mirada hacia el mausoleo y por su espina bajo una sensación fría y fantasmal, llena de tenebrosos recuerdos que no hicieron mas que definir su decisión de ir en busca de aquel mágico libro. Por supuesto, fue la sumatoria de unos eventos desafortunados en los que la magia la hubiera ayudado, pero aquel fue la gota que colmo el vaso – Necesito que me ayudes a encontrarlo de la forma mas rápida y silenciosa posible como se que solo tu eres capaz – le dedico una sonrisa sabionda de sus múltiples habilidades en el campo del sigilo. No era tonta al elegir a sus acompañantes o al menos, eso quería creer.–Se la zona en la que esta aunque encontrarlo me temo que será un trabajo un poco mas difícil y se necesitara nuestra inteligencia compartida ¿el plan? Entrar, tomar el grimorio y salir sin despertar ninguna sospecha. Lo normal, digo yo – finalmente volteo enteramente a el para entregarle las plantas que había venido a buscar y con las cuales no les permitiría irse sin, después de todo aun quedaban un par de semanas antes de que ella quisiera movilizar el viaje y hasta entonces el pobre hombre necesitaba dormir

por **Ozryel Sins** Dom Dic 07, 2014 4:51 pm

Su mirada se volvió más intensa, como era habitual cuando su interés le pertenecía por completo a ella. Eran escasas las personas que podían arrancarle aquella mirada, usualmente austera y despreocupada. Detestaba esos momentos en que la bruja hacía uso del conocimientos que había adquirido sobre él en todo este tiempo juntos. Una vez ella acabó de relatarle su situación (para su indignación, sin mucho detalle), él se permitió una honda inspiración, notando así que mientras ella hablaba él había contenido el aliento.

Estaba realmente interesado. ¿Un libro mágico? Está bien, él no era especialmente avaricioso, pero saber algunos trucos más no le vendría mal, además, aquello era un negocio. No pensaba robárselo, su relación con Juliet todavía le parecía más provechosa que un libro, pero eso no quería decir que no pretendiera servirse de él en el futuro.

Chasqueó la lengua, recogiendo las flores que la bruja le tendía y deteniendo su mirada allí durante unos segundos. Algo lo inquietaba. Todavía no lograba perfilar aquella historia. Ella le ocultaba cosas y si realmente iba a arriesgarse, prefería hacerlo a conciencia.

–Y dime, Jul. ¿Dónde se encuentra ese libro? –Hizo una pausa, en la que una sonrisa curvó sus comisuras un instante– O mejor aún: ¿A qué nos enfrentamos?

Y aunque no lo exteriorizó, sí realizó la pregunta para sí: ¿A qué le temes, bruja? Veía en sus ojos aquella inquietud, la misma que no lo dejaba dormir a él. Era miedo, porque si de algo sabía Oz más que de magia, era sobre temores y pesadillas.

por **Juliet E. Deveroix** Vie Ene 30, 2015 4:44 pm

Ambos parecían bailar una sonata extraña basada en la desconfianza y la sospecha. Giraban sobre el tema con elegancia, buscando puntos débiles, palabras no dichas que se leían en la mirada y con esa misma gracia avanzaban y retrocedían sobre la punta de sus pies siguiendo un ritmo que solo ellos eran capaces de percibir gracias a los años de relación que les habían legado el conocimiento exacto de su pareja para saber seguir el baile sin el menor de los atropellos. Quizás para otras personas seria ofensivo el tratar a un amigo de esa forma pero ambos eran serpientes y su danza era peligrosa, tenía pasos y protocolos. Intentaban obtener más, entregando menos

-Donde esta… Esta donde se refugian todas las cosas contra el olvido– dijo haciendo alarde de esas respuesta que ofrecía cuando realmente no quería decir nada en verdad para los hombres corrientes, de oídos sordos y mentes incapaces de encontrar la respuesta al interrogante porque, alli estaba ¿O no? Si en el recuerdo se escondían todo lo que el tiempo no podía demoler entonces lo que buscaban se hallaba hundido en las sombras de su pasado, entre las aguas de Niza y los bosques que alguna vez rodearon la casa de sus padres, aquellos que escondían seres feéricos que tanto odiaban y un aire cargado a magia que inspiraba incluso a los muggles a escribir sobre ella –en cuanto a que nos enfrentaremos, mi querido–se detuvo, insegura de su respuesta pues a quienes mas temía era a aquellos que la habían forzado a escapar, a madurar y ver la crueldad que existía en el mundo. No esperaba infundirle el mismo temor a Ozryel pues desde siempre de los dos, Juliet había sido la más cobarde pero realmente confesarle que habría allí podría hacerle retroceder. A ninguno de los dos les gustaba la inquisición, que supiera ella al menos y sin embargo ahora los conocía más que antes y aunque el pavor era mayor, ya no gozaban con el factor sorpresa y las probabilidades de que les vieran si actuaban correctamente eran menores. Y si era tal el caso ¿a qué le temía al regresar? A su propia memoria, a la misma que la guiaba hacia aquel lugar llena de dudas mas de certezas – lo que podríamos esperar, nada menos y quizás, poco más– se encogió de hombros y bajo el rostro, incomoda por su mirada inquisitiva. Le desagradaba que la observaran en los ojos pues estaba casi segura que podían observar en ellos más de lo que pretendía rebelar; sus sentimientos y principalmente aquella alma sucia e impura que se había achichado, ensombrecida por los miedos que con el paso de los días parecían orillarla más y más a tomar acción en aquel mundo de pesadillas pero ¿si no era él, quien? Lentamente levanto los ojos, hundidos por las noches sin dormir, el estress y la ansiedad de que esa dama del infierno regresara por ella y sin embargo, ardían con el fuego negro, destructor del mas puro odio que pedía, exigía quemarlo todo

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