Cuando vaya quebrando la huella. [Ozryel Sins]

por **Devlin Adams** Mar Mayo 27, 2014 8:57 am

Sólo lo que mi visión imaginaria era
traer tu sombra hasta mis ojos ciegos.

Debían atarla a las barras de su cama para que no saliera, pero ¿Quien se atrevería a hacer aquello? No eran quienes para controlar la vida de Devlin por lo que arreglando uno de sus más sencillos vestido dio rienda suelta a sus acciones; Generalmente eran sonatas en su cabeza la que le hacían emprender sus pasos fuera del hogar, siempre buscando algo diferente, era esa necesidad de sentirse viva, de sentirse vulnerable lejos de las cuatro paredes que la reprimían día a día; Ató sus cabellos en una peinado sencillo, no podía hacer mucho era tan corto que pronto, o más pasados los minutos estarían sueltos y alborotados como de costumbre; Tiñó sus labios con un color carmesí mientras oscurecía sus ojos para darle ese aspecto de mujer normal, un semblante neutro para externos que pudieses verla - Sus facciones la hacen ser quien es señorita, no un maquillaje barato con prendas destrozadas, siempre estará escalón más arriba del resto - mencionaba una de sus sirvientas cuando Devlin optaba por dar un paseo por los barrios bajos, y lejos de sentirse halagada por sus dichos, se molestaba cambiando el tema de forma terminante; Más que mal, recordaba siempre de donde eran sus orígenes, sabía que no era una clase social de sangre, fue adoptaba de un lugar de mala muerte, sus rasgos claramente no deberían demostrar algo que no, no tenían porque ni tenían que dar razón de aquello a personas que no conocían del todo sus raíces; Al pesar del mal rato, terminó de arreglarse o des-arreglarse y emprendió su camino lejos del hogar.

Todo indicaba que la noche sería perfecta, sus pasos eran desapercibidos por las calles, no era victima de miradas aduladoras ni mucho menos de señalaciones, era una más por las calles parisinas ¡Ah, que alivio estar libre de las ataduras que imponen las marcas de etiqueta! Derramaba sus semblante alegre por cada paso que daba contra el suelo, casi canturreaba una canción entre sus labios que levemente se entreabrían para que no la tacharan de loca, era lo que menos deseaba, querer ser invisible y llamar la atención por algo completamente diferente a como es; Era de las que no sonreía, no por lo menos frente a alguien más, razón por la que esa emoción de momento era mucho más directa en su interior, continúo su andar hasta detenerse frente al bar de mala muerte con peor fachada de todos, los personajes que entraban al mismos eran igual o más deplorables que el lugar, frunció levemente el ceño, su nariz se arrugó por el olor tan particular que fluía de allí y pensó tan sólo un par de segundos en entrar, cosa que hizo, no iba a confiar en las primeras apariencias, quizás aquel mundano espacio tendría para ella algo que dar, algo más que poder ofrecerle.

Pensó "Que lugar tan peculiar, que gente más extraña la que se codeaban por las clases más bajas, bebían casi expuestos a cualquier peligro, ignorantes completos de que una pequeña salida como tal los podría llevar a un bajisimo lugar".
Algo la estaba excitando, excitando de una forma diferente a lo normal, la cavidad de su pecho se movía de formas irregulares y logró saber que era, esa irresponsabilidad que la obligaba a caer contra el suelo y no poder disfrutar en completo de su salida nocturna; Beber era una opción para ignorar tales reacciones ¿No? para eso estaba allí y por eso sus desconocidos acompañantes también lo estaban, aunque sus estado le indicaba que se habían adelantando mucho más de lo que ella quería llegar a estar.
Se sentó en una de las sillas que daba a la barra, cargó sus codos sobre ésta y sólo espero a que una muchacha de la misma se le acercara a ofrecer los tragos, así fue, pidió una jarra de cerveza siendo fugazmente salpicada por un borracho que se encontraba justo dos asientos a la derecha de la misma; No se enfadó, era normal, por lo contrarío ¿Por qué se había sorprendido? - ¿Podría usted tener un poco más de cuidado? Existe lo que se llama respeto a las señoritas y tanto ella cómo yo lo somos ¿Cuál es la necesidad de lanzar su trago? - Sentenció con la mayor tranquilidad sus dichos al hombre que casi se desvanecía bajo los efectos del alcohol sobre la barra, hizo un mohín a la muchacha para que le diera su pedido, ignoró al hombre que le había dando un aspecto nuevo a sus prendas y observó a su alrededor, todos estaban en el mismo estado; Hasta ahora se daba cuenta de la falta de mujeres allí, mala idea quizás entrar.

Cómo reflejo volvió la mirada a él, que le veía con cara de pocos amigos, frunció nuevamente el ceño sin pensar en consecuencias de actos -Cuando la marcha se pone dura, lo duro se pone en marcha- murmuró para si mismo, rodeo el jarro de cerveza entre sus manos y llevo la bebida alcohólica a sus labios, bebiendo de ésta con un poco de dificultad; No le gustaba el sabor, pero sí el efecto que pronto esperaba que le diera.

por **Ozryel Sins** Mar Mayo 27, 2014 10:44 pm

Así acababan los días malos como aquel, donde nada salía acorde a lo que los volubles caprichos del joven necesitaban. Evidentemente no podía esperar que las personas actuaran siempre como acostumbraban, y ese día le había repetido la lección ya conocida con intereses muy altos, porque Ozryel no manejaba bien el fracaso y eso lo hacía perder el control. Primero se había encerrado caprichosamente en su habitación, bajo llave, pese a que nadie nunca le hacía visitas allí, luego había comenzado a beber en la cama, pero sin recordar cómo ni cuándo acabó la misma taberna de siempre, sentado ante el piano interpretando alguna de sus más ásperas canciones de melodía irónicamente agradable. No estaba tan ebrio como los clientes habituales que gritaban pullas a diestra y siniestras y exigían bebidas y música a la par. Él tocaba para ellos, pero más tocaba para sí, sin importar que le pidieran “aquella canción que tocó la última vez”.

Ahora mismo improvisaba, porque el alcohol le volvía curiosamente creativo y tocaba con la seguridad de quien lleva años sentado al piano. Oz tenía aquella tozuda forma de sumergirse en sus fracasos, llevándolos al extremo de acabar en la miseria. Llevaba un buen rato sin cantar, empujando una jarra tras otra, y el piano ya comenzaba a oler a ron. Ni siquiera le gustaba el ron… Tampoco el piano y seguía presionando sus hábiles dedos sobre él.

Pronto la melodía cambió, y se hizo más lenta, hasta desaparecer. Se incorporó, con la evidente intención de salir de aquel lugar, pero ni su público ni el repentino mareo propio de su estado de embriaguez le dejaron abandonar su puesto junto al instrumento. Hizo una mueca y soltó una sucesión de improperios, dando un manotazo a quien intentó ayudarlo y volviéndose a sentar con las manos sobre las gastadas teclas. Parecía que se había quedado dormido, pero al poco rato sus dedos acariciaron el piano, arrancándole una nueva canción. Con una voz más bien ronca por el alcohol comenzó a cantar en un inglés desnaturalizado.

“I am just a skin for scars…”

Tras ese primer verso, carraspeó un poco, bebiendo un poco de la jarra y continuó. Aunque su voz sonaba áspera, tenía cierto atractivo para la canción, complementándose en una decadencia perfecta e irremediable.

“I am just a skin for scars…
I am salt for tears.
I don’t know what I really am.
A feeling, maybe just a word?"

Continuó sacando melodías a aquel piano viejo mientras apuraba un trago tras otro. Le dedicó una mirada que pretendía ser analítica a la concurrencia pero que sólo logró obnubilar su visión y arrebatarle un gruñido.

"I am me and I’m not at once.
Then, what am I?
Please…
Not this, in what I became
Because… I’m nothing at all. ”

Un hábil violinista, casi de la misma edad que Oz comenzó a acompañar el ritmo y a doblar los versos, justo a tiempo para ver morir la melodía en las manos del intérprete y salvar la canción cuando éste se derrumbó sobre su instrumento. Tras un tiempo que cualquier persona sobria habría considerado apropiado, el violinista comenzó a tocar otra obra, capturando la atención y permitiéndole al pianista reponerse… o morir del todo. Pasaron unos minutos en los que apenas pudo percibirse el lento movimiento de su respiración. No era la primera vez que se derrumbaba desastrosamente cansado de tanto tocar y más que nada de tanto recordar. Al menos en esta ocasión no se había echado a llorar… y al menos por el momento había escapado a los pleitos.

Cogió impulso y logró sentarse, un suspiro y consiguió pararse; arrastró los pies hasta la barra, no se veía tan ebrio, pero sí destrozado y estaba sudando por el esfuerzo.

–¿Tienes otra jarra de ron para mí? –Interrogó a la muchacha que se dedicaba a servir a la concurrencia. Ella lo miró a los ojos, como sopesando su propia prudencia y le respondió con una negativa, justificando que había bebido demasiado. –Déjame que yo decida cuándo es demasiado. –Espetó él con un derroche de enfado, pero sin esperar respuesta ni ninguna otra cosa salió del lugar con paso presuroso.

¿Ebrio? Sí, bastante, pero nunca lo suficiente como para perderse. Era la derrota lo que lo hacía lucir tan miserable.

por **Devlin Adams** Jue Mayo 29, 2014 11:45 pm

Se hallaba completamente en descanso, miraba a su alrededor y divagaba en las personalidad de los múltiples personajes que lograban rodear su cuerpo; Borrachos, mujeres en busca de dinero, simples almas torturadas y desdichadas intentando perder en el alcohol las diversidades de la vida, de su propia vida; Se veía ruda, casi imponiendo un diámetro de distancia en todo aquel que quisiera acercarcele, no servia bajo los estándares de comportamiento, se alejaba de aquellos que buscaban algo más, de hecho, ella iba de caza por así decirlo, buscaría entre las proporciones del lugar ese personaje que le hiciera la noche completa; Muchas diversidades, miro a la muchacha de la barra y por un momento pensó que su única comunicación sería con ella, misma que le servía trago tras trago, ¿Para que más? Jamás bebía demasiado, pues no podía llegar a su hogar en condiciones de denigrancia, no por respeto a alguien más, tan sólo por respeto propio ¿Con que cara podría luego infringir reclamos con sus sirvientes si la veían llegar en su forma más débil? Pues no.
Imaginaba en su cabeza cómo sería el emboscar ese lugar y hacer de ese una simple extensión de su fabrica, cosas banales que se le pasaban por la mente.

Justo cuando pensaba que la noche no podría ser mejor le vio entrar por las puertas de la taberna, apenas y podía sus piernas, se arrastraba casi como un gusano por los suelos, estaba completamente ebrio, cosa que casi llego a sorprenderla - Se supone que uno viene a éste lugar para embriagarse... no se llega ya listo para caer contra los sucios suelos de este inmundo lugar - Mencionó para sus adentros, la muchacha que servía los tragos asintió a los mismos dichos que Devlin mencionaba; Poco a poco este personaje se acercó a la barra, con completa dificultad reposo su cuerpo sobre una silla conjunta pidiendo más tragos ¿Enserio? ¿Podría aún soportar más? Sonrió entre dientes y le miro, disfrutaba del espectáculo; Fue larga su espera para poder encontrarse con él, no precisamente lo buscaba, pero cuando le vio sabía que su noche se volvería completamente interesante, esperaba que se cumpliera con las expectativas de su mente.
Pero el salió, estuvo a punto de seguirlo de inmediato pero detuvo sus pasos y miro a la muchacha de la barra antes de emprender su camino - Esto se volverá realmente interesante... lamentaras luego no darle más de beber, creo que eso habría hecho por completo mi noche - Le dedicó una última mirada fugaz mientras dejaba un par de monedas en forma de propina.

Al salir de la taberna no fue muy difícil su encuentro, se hallaba cargado contra una pared cercana, murmurando entre labios cerrados un sin fin de palabras que no podría reproducir luego, solo eran conversaciones, osea... monólogos de un borracho más entre los pasillos oscuros de la ciudad - Dicen que un borracho siempre dice la verdad... - Mencionó acercándose a él, sus tacones resonaban contra el piso y antes de tenerlo de frente, retrocedió recordando que no le conocía, no sabía como podría ser que reaccionara frente a una desconocida; Se estaba metiendo en terreno complicado, no era bueno seguir a alguien a las oscuridades completas, sintió pánico por un minuto y recrimino sus propias acciones.
Ladeo su cabeza de lado a lado notando como no estaba tan sola con él, a su lado derecho se hallaban otro par de personajes en estado de ebriedad, no tan borrachos, pero sí bajo las influencias de esas drogas - ¿Por qué estás de esta manera? ¿Que hiciste o que te hicieron? -Sentenció ahora sus preguntas, quizás la noche le daba un deje de fortaleza que a ratos se desvanecía con el viento, pero ahora erguía su espalda y se dedica tan sólo a ver a su nuevo compañero.

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