AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Lo imperfecto suele ser lo correcto [Privado]
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Lo imperfecto suele ser lo correcto [Privado]
Su vida de cazador se reducía a pocas cosas. Atrapar a todo aquello que le pedieran eliminar y llevar presas a quienes necesitaran librarse personalmente de algún ser sobrenatural o llevar mascotas poco usuales a personas ricas. Su labor le era tan cotidiana y le tenía sin cuidado alguno, pero existían momentos como aquel en que debía actuar de una manera que no se había esperado para poder salir con su cometido cumplido.
El único detalle que perturbaba a Elías era que cuando las cosas no salían de la manera en que lo esperaba tenía que formular otro plan, su perfeccionismo le impedía dejar las cosas simplemente al azar o al destino, pero en cacerías como aquella en que estaba metido ese día, debía dejarse llevar y esperar que lo que hiciera saliera bien.
Elías dejo su hogar y la seguridad del pueblo de cazadores para ir detrás de un vampiro bastante escurridizo, llevaba siguiendo cerca de una semana y cada vez que estaba cerca de atraparlo terminaba fracasando; eso era sencillamente imperdonable para él. Timado en varias ocasiones por aquel inmortal que parecía divertirse a lo grande con saber que estaba fracasando; pero esa noche no estaba dispuesto a dejar una vez más que escapara de sus garras.
Siguió el rastro del inmortal hasta el teatro, un sitio con muchos humanos, demasiado para el gusto del cazador como para entrar y simplemente asesinar a aquel vampiro. Estaba seguro de que si entraba solo el vampiro le detectaría mucho más rápido y podría escapar una vez más de su alcance y es por eso que se mantuvo a las afueras del teatro, planeando que era lo más correcto hacer para llamar poco la atención.
Suspiro de manera pesada mientras que su mirada recorría la calle, buscando en aquel lugar la respuesta a sus dudas y un indicio del plan de acción que debía seguir en esas circunstancias. Comenzaba a desesperarse por no encontrar respuesta a sus propias dudas, quería golpear la pared más cercana y ver si de esa manera es que se le ocurría algo que ayudara a su plan; antes de hacer aquello que deseaba observo pasar a una pareja y como el hecho de que un hombre y una mujer anduviesen juntos por la calle no causaba gran revuelo, si bien era algo que llamaba la atención, nadie mantenía la vista demasiado tiempo sobre las parejas, todo por temor a encontrarse con una escena capaz de abochornar a cualquiera o por el sencillo hecho de que las parejas parecían estar en otro nivel de consciencia diferente al de quienes andaban solitarios. Fue gracias a eso que se le ocurrió buscar a una joven y entrar con ella al teatro, alguien que no estuviese relacionada con él y que si acaso el vampiro leía mentes solo encontraría en la de aquella mujer que estaba al lado de un hombre bastante extraño.
Los ojos del cazador buscaron a la mujer adecuada entre las que estaban pasando cerca de aquel lugar y fue una mujer de cabellos castaños la afortunada para la misión.
De manera un tanto brusca se acerco hasta ella y le sujeto del brazo para llamar así su atención.
– Podrías ayudarme – sonrió tratando de ser lo más confiable posible – Estoy buscando a mi hermana y a su prometido, he venido a darles una sorpresa con mi llegada a París pero no quiero que se de cuenta tan fácilmente de que estoy aquí, ¿me acompañarías al teatro? – era una petición poco común pero no tenía que perder, más que tiempo.
El único detalle que perturbaba a Elías era que cuando las cosas no salían de la manera en que lo esperaba tenía que formular otro plan, su perfeccionismo le impedía dejar las cosas simplemente al azar o al destino, pero en cacerías como aquella en que estaba metido ese día, debía dejarse llevar y esperar que lo que hiciera saliera bien.
Elías dejo su hogar y la seguridad del pueblo de cazadores para ir detrás de un vampiro bastante escurridizo, llevaba siguiendo cerca de una semana y cada vez que estaba cerca de atraparlo terminaba fracasando; eso era sencillamente imperdonable para él. Timado en varias ocasiones por aquel inmortal que parecía divertirse a lo grande con saber que estaba fracasando; pero esa noche no estaba dispuesto a dejar una vez más que escapara de sus garras.
Siguió el rastro del inmortal hasta el teatro, un sitio con muchos humanos, demasiado para el gusto del cazador como para entrar y simplemente asesinar a aquel vampiro. Estaba seguro de que si entraba solo el vampiro le detectaría mucho más rápido y podría escapar una vez más de su alcance y es por eso que se mantuvo a las afueras del teatro, planeando que era lo más correcto hacer para llamar poco la atención.
Suspiro de manera pesada mientras que su mirada recorría la calle, buscando en aquel lugar la respuesta a sus dudas y un indicio del plan de acción que debía seguir en esas circunstancias. Comenzaba a desesperarse por no encontrar respuesta a sus propias dudas, quería golpear la pared más cercana y ver si de esa manera es que se le ocurría algo que ayudara a su plan; antes de hacer aquello que deseaba observo pasar a una pareja y como el hecho de que un hombre y una mujer anduviesen juntos por la calle no causaba gran revuelo, si bien era algo que llamaba la atención, nadie mantenía la vista demasiado tiempo sobre las parejas, todo por temor a encontrarse con una escena capaz de abochornar a cualquiera o por el sencillo hecho de que las parejas parecían estar en otro nivel de consciencia diferente al de quienes andaban solitarios. Fue gracias a eso que se le ocurrió buscar a una joven y entrar con ella al teatro, alguien que no estuviese relacionada con él y que si acaso el vampiro leía mentes solo encontraría en la de aquella mujer que estaba al lado de un hombre bastante extraño.
Los ojos del cazador buscaron a la mujer adecuada entre las que estaban pasando cerca de aquel lugar y fue una mujer de cabellos castaños la afortunada para la misión.
De manera un tanto brusca se acerco hasta ella y le sujeto del brazo para llamar así su atención.
– Podrías ayudarme – sonrió tratando de ser lo más confiable posible – Estoy buscando a mi hermana y a su prometido, he venido a darles una sorpresa con mi llegada a París pero no quiero que se de cuenta tan fácilmente de que estoy aquí, ¿me acompañarías al teatro? – era una petición poco común pero no tenía que perder, más que tiempo.
Elías Pharzuph- Licántropo Clase Media
- Mensajes : 46
Fecha de inscripción : 22/11/2013
Re: Lo imperfecto suele ser lo correcto [Privado]
En el día, mientras arreglaba uno de sus vestidos, Victoire recordó a su familia. Esa que la había adoptado cuando era muy pequeña tras la muerte de sus padres biológicos. Los extrañaba más de la cuenta, y es que encontrarse lejos de ellos por intentar romper una maldición no le resultaba fácil. La joven se caracterizaba por ser apagada a los extremos a ellos, tanto que las primeras noches a su llegada a París lloró desconsoladamente. ¿De verdad sería tan fuerte para resistir lejos de su "manada" y poder pasar desapercibida a ese destino que le marcaban tenía que vivir? Muchas veces se levantaba decidida, completamente segura que eso ocurriría, pero días cómo esos todo era le resultaba lo contrario, se sentía débil, sola y dispuesta a dejar todo, marchar a su montaña y dejar que la maldición le llegara con una mordida ¿Debía arriesgarse? Quizás, pero dejaría los meses pasar, se distraería de alguna u otra forma.
Terminó de arreglar su vestido, limpió la casa cómo era debido y al final preparó la cena, su estomago rugía con fuerza, a pesar de ser delgada le gustaba comer, esos temas de la estética exigida por la sociedad poco le importaban así que hizo un poco de papas en puré, pasta al mejor estilo italiano, y para no perder la costumbre, preparó carne sobre un comal casi a punto de explorar de lo caliente que estaba gracias al fuego. La chica no tardó en devorar todo, incluso fue tanta la comida se llevó a su pequeño cuerpo que a penas y tuvo fuerzas para lavar los trastes y llegar a la cama para descasar un poco. Se durmió.
Victoire se despertó cuando los últimos rayos del sol se estaban ocultando. Al darse cuenta se levantó de la cama sobresaltada y se dio un baño rápido. Se cambió y con una pequeña maleta en mano salió por una de las calles principales hasta encontrarse con la zona más transitada de París, en el trayecto saludó a su verdulera de cabecera, a un par de guardias que conocía y de paso a la señora que vendía carnes. Todos parecían contentos de tenerla enfrente para corresponderle el saludo. Cosa que le agradó y le llenó de buena energía. Esa noche sería su primer ensayo antes del gran recital en el que era la estrella principal. A lo lejos se veía el teatro, su recinto, su segundo hogar hasta que terminaran de presentarse las obras.
Ser la cantante principal de una obra importante era una buena motivación para quedarse en París, superarse y no pensar en regresar a la montaña.
— Usted tiene una manera poco usual de presentarse con las personas — Comentó un poco asustada cuando un hombre alto y fornido la había jalado para ingresar al teatro. Le miró sus rasgos por el rabillo del ojo y sintió un aire familiar. Rasgos que le recordaban eran un poco similares a los que tenían los licántropos masculinos en la montaña, sin embargo no preguntó, no cuestionó nada, no quería parecer una loca si resultaba estar equivocada, sabía bien que muchos humanos ignoraban la existencia de los seres naturales. — Voy hacía el teatro, señor, podemos entrar juntos si es lo que quiere, pero no me agarre tan fuerte, por favor, me está lastimando — La mirada femenina se desvió hasta el agarre del hombre. Con una mirada bastó para agradecerle que su agarre fuera más ligero. Aunque Victoire fuera medianamente salvaje, esto por la forma en que había crecido, una comunidad de licántropos en las montañas, la chica resultaba ser delicada y frágil, su padre siempre se lo decía. El miedo que le daba que se rompiera, aunque claro, ella misma se sorprendía por lo que llegaba a hacer o superar — ¿Al menos me dirá su nombre? Me refiero al de su hermana y su prometido, así cuando los veamos podría felicitarlos y saludarlos como es debido — Sugirió con una sonrisa ligeramente tímida en los labios.
Entraron al teatro sin ningún inconveniente, de hecho la persona encargada de la entrada ni siquiera le cobró la entrada a Elias dado que venía de acompañante de la cantante principal. A la persona encargada le pareció extraño ver a la jovencita con alguien, sabía lo solitaria y poco sociable que resultaba ser. Al entrar doblaron a la derecha y ella se detuvo frente a una de las puertas que daban a las butacas.
— Tengo una hora más o menos libre, no más que eso ¿Lo acompaño entonces? — Y por fin lo vio a los ojos, su mirada se entrelazó con la ajena y la sensación le resultó extraña, incluso se sonrojó.
Terminó de arreglar su vestido, limpió la casa cómo era debido y al final preparó la cena, su estomago rugía con fuerza, a pesar de ser delgada le gustaba comer, esos temas de la estética exigida por la sociedad poco le importaban así que hizo un poco de papas en puré, pasta al mejor estilo italiano, y para no perder la costumbre, preparó carne sobre un comal casi a punto de explorar de lo caliente que estaba gracias al fuego. La chica no tardó en devorar todo, incluso fue tanta la comida se llevó a su pequeño cuerpo que a penas y tuvo fuerzas para lavar los trastes y llegar a la cama para descasar un poco. Se durmió.
Victoire se despertó cuando los últimos rayos del sol se estaban ocultando. Al darse cuenta se levantó de la cama sobresaltada y se dio un baño rápido. Se cambió y con una pequeña maleta en mano salió por una de las calles principales hasta encontrarse con la zona más transitada de París, en el trayecto saludó a su verdulera de cabecera, a un par de guardias que conocía y de paso a la señora que vendía carnes. Todos parecían contentos de tenerla enfrente para corresponderle el saludo. Cosa que le agradó y le llenó de buena energía. Esa noche sería su primer ensayo antes del gran recital en el que era la estrella principal. A lo lejos se veía el teatro, su recinto, su segundo hogar hasta que terminaran de presentarse las obras.
Ser la cantante principal de una obra importante era una buena motivación para quedarse en París, superarse y no pensar en regresar a la montaña.
— Usted tiene una manera poco usual de presentarse con las personas — Comentó un poco asustada cuando un hombre alto y fornido la había jalado para ingresar al teatro. Le miró sus rasgos por el rabillo del ojo y sintió un aire familiar. Rasgos que le recordaban eran un poco similares a los que tenían los licántropos masculinos en la montaña, sin embargo no preguntó, no cuestionó nada, no quería parecer una loca si resultaba estar equivocada, sabía bien que muchos humanos ignoraban la existencia de los seres naturales. — Voy hacía el teatro, señor, podemos entrar juntos si es lo que quiere, pero no me agarre tan fuerte, por favor, me está lastimando — La mirada femenina se desvió hasta el agarre del hombre. Con una mirada bastó para agradecerle que su agarre fuera más ligero. Aunque Victoire fuera medianamente salvaje, esto por la forma en que había crecido, una comunidad de licántropos en las montañas, la chica resultaba ser delicada y frágil, su padre siempre se lo decía. El miedo que le daba que se rompiera, aunque claro, ella misma se sorprendía por lo que llegaba a hacer o superar — ¿Al menos me dirá su nombre? Me refiero al de su hermana y su prometido, así cuando los veamos podría felicitarlos y saludarlos como es debido — Sugirió con una sonrisa ligeramente tímida en los labios.
Entraron al teatro sin ningún inconveniente, de hecho la persona encargada de la entrada ni siquiera le cobró la entrada a Elias dado que venía de acompañante de la cantante principal. A la persona encargada le pareció extraño ver a la jovencita con alguien, sabía lo solitaria y poco sociable que resultaba ser. Al entrar doblaron a la derecha y ella se detuvo frente a una de las puertas que daban a las butacas.
— Tengo una hora más o menos libre, no más que eso ¿Lo acompaño entonces? — Y por fin lo vio a los ojos, su mirada se entrelazó con la ajena y la sensación le resultó extraña, incluso se sonrojó.
Victoire Vacquette- Humano Clase Media
- Mensajes : 35
Fecha de inscripción : 15/01/2014
Localización : Afueras de París
DATOS DEL PERSONAJE
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Re: Lo imperfecto suele ser lo correcto [Privado]
No era precisamente que su manera de presentarse a las personas fuera poco usual, todo era realmente ejecutado gracias a que no tenía un plan concreto aún y ese sencillo detalle le volvía un tanto impredecible, pese a que no le gustaba ser de esa manera y mucho menos acercarse de una manera tan brusca a una mujer como aquella. Era una mujer hermosa y de hablar firme, incluso en los momentos en los que pedía que soltara su brazo.
– Lo lamento, no ha sido mi intención ser tan brusco únicamente que estoy algo desesperado y desconozco a personas por aquí, así que, perdone mi atrevimiento – sus palabras estaban demasiado cerca de la verdad por la que atravesaba en esos precisos instantes. No iba a dejar que aquel vampiro se escapara aunque debiera estar actuando como un completo idiota frente a una desconocida, que pese a la brusquedad de Elías, aceptaba acompañarle al interior del teatro. Con cuidado soltó el brazo de la joven y desvió la mirada a la entrada del edificio – Perdón, no medí mi fuerza por hacer las cosas de manera tan apurada.
Lanzó una mirada rápida a ella. No se espero una pregunta de esa índole y aún con eso, se ció en la necesidad de inventar algo más.
– Mi hermana se llama Anne y mi cuñado Gustav – habló rápido, buscando que ella creyera a sus palabras y esperando que no cuestionara más acerca de la pareja ficticia, puesto que algo de esa naturaleza metería en apuros a Elías y no tenía tiempo para eso. Cada segundo que pasaba fuera de aquel teatro, era un segundo que acercaba al vampiro a alguna presa potencial. – Es usted muy amable en acompañarme a pesar de mi rudeza al tratarle, le agradeceré infinitamente su ayuda – le miro con mayor seguridad, tranquilizandose a si mismo, estando seguro de que al entrar podría dar con aquel inmortal y todo sería gracias a ella.
Siguió los pasos femeninos con calma, llegando hasta donde se suponía que debía pagar la entrada, la cual no le cobraron. No pregunto al encargado de los boletos la razón de eso, sino que se acerco mucho más a la mujer y le miro de reojo mientras cruzaban la puerta para ingresar.
– No han cobrado, me supongo que estoy siendo acompañado por alguien importante. ¿Puedo saber su nombre, señorita? – situaciones como esa, eran poco usuales. Se sorprendía siempre que pasaban, pero no demostraba incomodidad ni aunque la persona a su lado se tratara de la más importante en París y eso tampoco sucedería al lado de esa joven que sin previo aviso se detuvo cerca de una de las puertas y se giro para mirarle. Los ojos de ambos se encontraron y una sonrisa curveo los labios del cazador – Una hora es más que suficiente para mi – y dicho eso, abrió la puerta que daba a los asientos para permitir que ella entrara primero. Su acto no fue simple cortesía masculina, sino que de esa forma, entrando tras ella podía enfocarse aunque fuera unos segundo en recorrer con la mirada cada uno de los lugares y olfatear el aire en busca del aroma que ya estaba conociendo tan bien y el cual le repugnaba en demasía.
– Hay demasiada gente aquí – se acerco hasta ella, volviendo a sonreír para que no notase nada extraño – creo que será complicado encontrarlos – con cada respiración que daba, creía estar detectando el aroma del vampiro, a veces más cercano y otras un tanto más lejano; fueron esos acercamientos los que le hicieron tomar de nueva cuenta el brazo de ella y acercarla a él – No se aleje tanto de mi, no me gustaría perderme – mintió, buscando la seguridad para ella. Con él cerca, nada podía ocurrirle.
– Lo lamento, no ha sido mi intención ser tan brusco únicamente que estoy algo desesperado y desconozco a personas por aquí, así que, perdone mi atrevimiento – sus palabras estaban demasiado cerca de la verdad por la que atravesaba en esos precisos instantes. No iba a dejar que aquel vampiro se escapara aunque debiera estar actuando como un completo idiota frente a una desconocida, que pese a la brusquedad de Elías, aceptaba acompañarle al interior del teatro. Con cuidado soltó el brazo de la joven y desvió la mirada a la entrada del edificio – Perdón, no medí mi fuerza por hacer las cosas de manera tan apurada.
Lanzó una mirada rápida a ella. No se espero una pregunta de esa índole y aún con eso, se ció en la necesidad de inventar algo más.
– Mi hermana se llama Anne y mi cuñado Gustav – habló rápido, buscando que ella creyera a sus palabras y esperando que no cuestionara más acerca de la pareja ficticia, puesto que algo de esa naturaleza metería en apuros a Elías y no tenía tiempo para eso. Cada segundo que pasaba fuera de aquel teatro, era un segundo que acercaba al vampiro a alguna presa potencial. – Es usted muy amable en acompañarme a pesar de mi rudeza al tratarle, le agradeceré infinitamente su ayuda – le miro con mayor seguridad, tranquilizandose a si mismo, estando seguro de que al entrar podría dar con aquel inmortal y todo sería gracias a ella.
Siguió los pasos femeninos con calma, llegando hasta donde se suponía que debía pagar la entrada, la cual no le cobraron. No pregunto al encargado de los boletos la razón de eso, sino que se acerco mucho más a la mujer y le miro de reojo mientras cruzaban la puerta para ingresar.
– No han cobrado, me supongo que estoy siendo acompañado por alguien importante. ¿Puedo saber su nombre, señorita? – situaciones como esa, eran poco usuales. Se sorprendía siempre que pasaban, pero no demostraba incomodidad ni aunque la persona a su lado se tratara de la más importante en París y eso tampoco sucedería al lado de esa joven que sin previo aviso se detuvo cerca de una de las puertas y se giro para mirarle. Los ojos de ambos se encontraron y una sonrisa curveo los labios del cazador – Una hora es más que suficiente para mi – y dicho eso, abrió la puerta que daba a los asientos para permitir que ella entrara primero. Su acto no fue simple cortesía masculina, sino que de esa forma, entrando tras ella podía enfocarse aunque fuera unos segundo en recorrer con la mirada cada uno de los lugares y olfatear el aire en busca del aroma que ya estaba conociendo tan bien y el cual le repugnaba en demasía.
– Hay demasiada gente aquí – se acerco hasta ella, volviendo a sonreír para que no notase nada extraño – creo que será complicado encontrarlos – con cada respiración que daba, creía estar detectando el aroma del vampiro, a veces más cercano y otras un tanto más lejano; fueron esos acercamientos los que le hicieron tomar de nueva cuenta el brazo de ella y acercarla a él – No se aleje tanto de mi, no me gustaría perderme – mintió, buscando la seguridad para ella. Con él cerca, nada podía ocurrirle.
Elías Pharzuph- Licántropo Clase Media
- Mensajes : 46
Fecha de inscripción : 22/11/2013
Re: Lo imperfecto suele ser lo correcto [Privado]
Victoire se sentía dividida. Por un lado había aprendido a alejarse de cualquier desconocido, no era la mujer más social del mundo, no porque no quisiera, sino porque no se lo permitía, la simple idea de encariñarse con alguien y al poco tiempo tener que dejarlo en el camino la abrumaba. Así que o se interesaba o se mostraba de la forma más indiferente que existiera. ¿Cuál de las dos cosas ganaba con más facilidad? Pues claro, el hecho de ser antisocial, menos problemas en que meterse. ¿Y si dejaba en medio del camino al hombre? No, no debía de mostrarse tan grosera, a pesar de todo tenía una gran educación. Crecida estaba en las montañas, pero no haría ver como primitivos salvajes a sus padres adoptivos.
Hizo una mueca evidente porque aún le dolía el agarre que el hombre le había hecho. No es que fuera muy delicada, pero los hombres debían entender, que en ocasiones la igualdad que tanto decían no se tenía entre los mismos géneros, era cierta. Victoire era medio salvaje y tosca, pero eso de acuerdo a su tamaño, a su peso, y a alguien que estuviera a su nivel; si se ponía al tú por tú con un hombre de esa estatura y esa masa corporal, entonces la cosa no iba muy bien, porque con la simple vista se sabía que no había algún remedio para que venciera.
— Dígame la verdad… ¿Qué necesita? No va a poder encontrar a sus hermana y cuñado o lo que sean de estar forma a menos que todos los invitados a la obra se encuentren sentados, así que porqué no nos ahorramos el perder el tiempo — Se encogió de hombros, ella no podía estar haciéndose la tonta porque tenía que armonizar un poco sus cuerdas bucales. Le miró arqueando una ceja, aquello dejaba entre ver que le interesaba le contestara rápido las cosas. Delicada o no, Victoire tenía un carácter muy fuerte, nunca se estaba con rodeos, no le gustaban las tonterías. Las cosas como debían ir, sin filtros, lo malo que no todos veían o hacían las cosas de esa manera. Lo que más le inquietaba era que el hombre miraba hacía todos lados, cómo si estuviera vigilando a alguien o buscando algo.
— ¿Se te perdió algo? — Preguntó insegura, quizás si se lo preguntaban a los encargados del lugar la cosa estaría mucho mejor, pero parecía que el hombre no se encontraba muy de acuerdo con la situación. Resopló.
— No soy importante, sólo soy una persona que trabaja para el teatro, soy actriz en el reparto, canto, es todo — A la joven le molestaba en demasía que hicieran clasificaciones de los grupos de personas. Más de una vez tuvo que vivir humillaciones por ese tipo de cosas. A veces incluso de salvaje e ignorante la trataban, no se daban cuenta que ellos lo eran, ellos mismos que no se abrían a conocer un mundo distinto. — Me llamo Victoire, por cierto ¿Usted? ¿Ya me lo dijo? Si es así discúlpeme, soy bastante olvidadiza, más tratándose de un desconocido que me intercepta de forma misteriosa — Le sonrió con un poco más de calma, no debía comportarse de una mala manera tampoco ¿Verdad? ¿Qué tal y era alguien muy importante que podría ayudarle con su carrera? Hizo una mueca para sí misma, aunque lo fuera ella debía de tratarlo igual al resto, todos eran iguales ¿no era eso lo que exigía siempre? Menuda tonta en la que se estaba comportando.
Avanzó con tranquilidad seguida de él, y luego giró por un pasillo, tenía ella una mejor idea para terminar con tremenda persecución.
— ¿No quiere subir a los balcones? En ellos podría tener una mejor vista y encontrar a su familia? — Y lo jaló del brazo para subir por unas escaleras que apenas podían observarse, y sino se caía era porque se las sabía de memoria.
Hizo una mueca evidente porque aún le dolía el agarre que el hombre le había hecho. No es que fuera muy delicada, pero los hombres debían entender, que en ocasiones la igualdad que tanto decían no se tenía entre los mismos géneros, era cierta. Victoire era medio salvaje y tosca, pero eso de acuerdo a su tamaño, a su peso, y a alguien que estuviera a su nivel; si se ponía al tú por tú con un hombre de esa estatura y esa masa corporal, entonces la cosa no iba muy bien, porque con la simple vista se sabía que no había algún remedio para que venciera.
— Dígame la verdad… ¿Qué necesita? No va a poder encontrar a sus hermana y cuñado o lo que sean de estar forma a menos que todos los invitados a la obra se encuentren sentados, así que porqué no nos ahorramos el perder el tiempo — Se encogió de hombros, ella no podía estar haciéndose la tonta porque tenía que armonizar un poco sus cuerdas bucales. Le miró arqueando una ceja, aquello dejaba entre ver que le interesaba le contestara rápido las cosas. Delicada o no, Victoire tenía un carácter muy fuerte, nunca se estaba con rodeos, no le gustaban las tonterías. Las cosas como debían ir, sin filtros, lo malo que no todos veían o hacían las cosas de esa manera. Lo que más le inquietaba era que el hombre miraba hacía todos lados, cómo si estuviera vigilando a alguien o buscando algo.
— ¿Se te perdió algo? — Preguntó insegura, quizás si se lo preguntaban a los encargados del lugar la cosa estaría mucho mejor, pero parecía que el hombre no se encontraba muy de acuerdo con la situación. Resopló.
— No soy importante, sólo soy una persona que trabaja para el teatro, soy actriz en el reparto, canto, es todo — A la joven le molestaba en demasía que hicieran clasificaciones de los grupos de personas. Más de una vez tuvo que vivir humillaciones por ese tipo de cosas. A veces incluso de salvaje e ignorante la trataban, no se daban cuenta que ellos lo eran, ellos mismos que no se abrían a conocer un mundo distinto. — Me llamo Victoire, por cierto ¿Usted? ¿Ya me lo dijo? Si es así discúlpeme, soy bastante olvidadiza, más tratándose de un desconocido que me intercepta de forma misteriosa — Le sonrió con un poco más de calma, no debía comportarse de una mala manera tampoco ¿Verdad? ¿Qué tal y era alguien muy importante que podría ayudarle con su carrera? Hizo una mueca para sí misma, aunque lo fuera ella debía de tratarlo igual al resto, todos eran iguales ¿no era eso lo que exigía siempre? Menuda tonta en la que se estaba comportando.
Avanzó con tranquilidad seguida de él, y luego giró por un pasillo, tenía ella una mejor idea para terminar con tremenda persecución.
— ¿No quiere subir a los balcones? En ellos podría tener una mejor vista y encontrar a su familia? — Y lo jaló del brazo para subir por unas escaleras que apenas podían observarse, y sino se caía era porque se las sabía de memoria.
Victoire Vacquette- Humano Clase Media
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Fecha de inscripción : 15/01/2014
Localización : Afueras de París
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Re: Lo imperfecto suele ser lo correcto [Privado]
Su suerte no había podido ser mejor. Encontró la persona perfecta para ingresar en el teatro y llevar a cabo su búsqueda, además de todo eso, existía el pequeño detalle que esa persona era una mujer sumamente hermosa y al parecer conocida en aquellos lugares. ¿Sería ella suficiente para desviar al vampiro de su persona? Esperaba que andar al lado de la figura femenina, efectivamente desvaneciera las sospechas sobre su aroma y no dejara oportunidad de escape para aquella escurridiza presa que tenía tiempo siguiendo.
Agradecía estar dentro del lugar y poder aún detectar al vampiro dentro. Pese a su forma de actuar grosera y que buscaba la manera de hacer tiempo todo estaba saliendo viento en popa, cosa contraria según las creencias de la joven de los cabellos castaños, que le encaro con firmeza y le exigió más que pedir, dijera que era lo que tenía planeado hacer. En cualquier otra circunstancia, no le hubiese costado decir el plan que llevaba en mente pero dadas las circunstancias y la manera en que todos los planes anteriores habían fracasado, esta ocasión, estaba en ceros. Era la primera vez que de manera deliberada decidía lanzarse sin un plan determinado y ahora eso, le estaba metiendo en aprietos.
– Pues entonces ¿Cuál es la mejor forma de encontrar a alguien en este lugar? Lamento no saberlo, pero no estoy muy acostumbrado a venir a estos lugares y usted parece ser la única con la disposición de ayudarme, aunque claro, usted fue la única a la que asalte en la calle – daba igual lo que ella pensara, solo no podía dejar que se alejara o que no le ayudara a encontrar el vampiro.
Se forzó a si mismo a sonreír, no buscaba quedar en mal con ella porque no sabía si en alguna otra ocasión le sería necesario ir en busca de alguien más a aquel lugar.
– Se me perdió mi hermana y mi cuñado, pero eso ya lo dije. Solo que espero encontrarlos pronto antes de que deba usted irse; no busco molestarle y ya ha hecho suficiente por mi – Suficiente pero no tanto como Elías creía que podía ayudarle.
– Bueno, igual agradezco lo que ha hecho por mi – Ella podría negarlo, pero era lo suficientemente importante como para que entraran en el teatro sin que debiera Elías pagar. Pensaba que después de dar caza al vampiro, sería prudente ir a agradecer debidamente a la joven, solo quizás, pues no era para nada el estilo en el que el cazador hacía las cosas – Victoire, es un lindo nombre para una bella mujer – lo dijo sin mirarle, pensando solamente para si en que el nombre se escuchaba bien y en que por alguna razón iba a la perfección con ella – Descuide, no le he dicho aún mi nombre que es Elías, para servirle en lo que pueda señorita.
Victoire tiro de su brazo, guiándole a donde ella decía sería el lugar donde mejor ubicación tendrían y sin chistar ni oponer resistencia le siguió. Podía sentir la cercanía del vampiro y aquel punto preferencial le ayudaría a obtener la mejor vista posible del teatro.
– Gracias, de verdad. Usted no sabe todo lo que esta ayudándome y lo mucho que significa esto para mi – la reputación de Elías como cazador se encontraba en juego y no iba a perderla por un inmortal. El camino era algo estrecho para el cuerpo del cazador, que seguía de cerca a la fémina y su andar grácil, hasta que llegaron a los balcones, entrando en el que se encontraba más cercano y que para fortuna de ambos estaba vacío. Con prisa Elías se dispuso a observar el teatro entero hasta que su mirada se topo con la de la presa.
El vampiro que había estado siguiendo miraba fijamente en dirección a ellos y un gruñido se mantuvo en la garganta del licántropo quien olvido que cerca de él estaba la actriz y que gracias a su compañía también podría peligrar realmente.
Agradecía estar dentro del lugar y poder aún detectar al vampiro dentro. Pese a su forma de actuar grosera y que buscaba la manera de hacer tiempo todo estaba saliendo viento en popa, cosa contraria según las creencias de la joven de los cabellos castaños, que le encaro con firmeza y le exigió más que pedir, dijera que era lo que tenía planeado hacer. En cualquier otra circunstancia, no le hubiese costado decir el plan que llevaba en mente pero dadas las circunstancias y la manera en que todos los planes anteriores habían fracasado, esta ocasión, estaba en ceros. Era la primera vez que de manera deliberada decidía lanzarse sin un plan determinado y ahora eso, le estaba metiendo en aprietos.
– Pues entonces ¿Cuál es la mejor forma de encontrar a alguien en este lugar? Lamento no saberlo, pero no estoy muy acostumbrado a venir a estos lugares y usted parece ser la única con la disposición de ayudarme, aunque claro, usted fue la única a la que asalte en la calle – daba igual lo que ella pensara, solo no podía dejar que se alejara o que no le ayudara a encontrar el vampiro.
Se forzó a si mismo a sonreír, no buscaba quedar en mal con ella porque no sabía si en alguna otra ocasión le sería necesario ir en busca de alguien más a aquel lugar.
– Se me perdió mi hermana y mi cuñado, pero eso ya lo dije. Solo que espero encontrarlos pronto antes de que deba usted irse; no busco molestarle y ya ha hecho suficiente por mi – Suficiente pero no tanto como Elías creía que podía ayudarle.
– Bueno, igual agradezco lo que ha hecho por mi – Ella podría negarlo, pero era lo suficientemente importante como para que entraran en el teatro sin que debiera Elías pagar. Pensaba que después de dar caza al vampiro, sería prudente ir a agradecer debidamente a la joven, solo quizás, pues no era para nada el estilo en el que el cazador hacía las cosas – Victoire, es un lindo nombre para una bella mujer – lo dijo sin mirarle, pensando solamente para si en que el nombre se escuchaba bien y en que por alguna razón iba a la perfección con ella – Descuide, no le he dicho aún mi nombre que es Elías, para servirle en lo que pueda señorita.
Victoire tiro de su brazo, guiándole a donde ella decía sería el lugar donde mejor ubicación tendrían y sin chistar ni oponer resistencia le siguió. Podía sentir la cercanía del vampiro y aquel punto preferencial le ayudaría a obtener la mejor vista posible del teatro.
– Gracias, de verdad. Usted no sabe todo lo que esta ayudándome y lo mucho que significa esto para mi – la reputación de Elías como cazador se encontraba en juego y no iba a perderla por un inmortal. El camino era algo estrecho para el cuerpo del cazador, que seguía de cerca a la fémina y su andar grácil, hasta que llegaron a los balcones, entrando en el que se encontraba más cercano y que para fortuna de ambos estaba vacío. Con prisa Elías se dispuso a observar el teatro entero hasta que su mirada se topo con la de la presa.
El vampiro que había estado siguiendo miraba fijamente en dirección a ellos y un gruñido se mantuvo en la garganta del licántropo quien olvido que cerca de él estaba la actriz y que gracias a su compañía también podría peligrar realmente.
Elías Pharzuph- Licántropo Clase Media
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Re: Lo imperfecto suele ser lo correcto [Privado]
La joven no supo si debía de creer del todo en las palabras del desconocido o no. Le resultaba un poco complicado confiar en las personas. Ni siquiera supo si era correcto haberlo metido al teatro. Si resultaba que en aquella noche algo mal ocurría, la que pagaría las consecuencias sería nadie más que ella dado que lo había llevado, lo había dejado entrar como un invitado especial. Ni siquiera lo conocía. Siempre pecaba de tonta, no era la primera vez que cometía ese tipo de imprudencias, y la cosa nunca salía bien, de hecho resultaban peor de lo que imaginaba. ¡Terminaría sin trabajo! Seguro hasta la encarcelarían.
La idea de una hermana por extraña razón le resultaba una mentira. No es que lo conociera, no, como se dijo son apenas recién conocidos, sin embargo es una mujer intuitiva, de esas que se dejan guiar por sus presentimientos y corazonadas. Se sintió nerviosa y alterada. No le gustaba esa sensación, así que buscaría la manera de escapar de la presencia del hombre. Como quisiera no tenía muchísimo tiempo para discutir al respecto, había una función que atender, y debía prepararse, lo cual la salvaba de seguir sintiendo que estaba en peligro.
Le miró de pies a cabeza, de forma discreta, no era una mujer descarada, a pesar de haber nacido en el bosque lo cierto es que tenía modales, los mejores. Sus padres adoptivos la habían educado de buena manera; lo curioso eran sus rasgos. Muchos de los que se encontraban en las montañas tenían ese perfil bien marcado. La forma en que su cuerpo se desarrollaba, sus ojos, incluso la tonalidad del brillo en su cabello. Hizo una mueca. Los extrañaba tanto que quizás alucinaba. O quizás era parte de su pronta maldición. A veces Victoire creía que todo mundo era un licántropo que estaba casi a punto de atacarla. Debía tranquilizarse, pasarla bien, no todo aquel que estuviera a su alrededor iba a causarle daño. Tomó una bocanada de aire para relajarse, y luego arqueó una ceja al escuchar aquel gruñido.
— ¿Se encuentra usted bien? — Poco a poco sus sospechas se estaban agrandando. Lo mejor que pudo hacer era dar media vuelta. Sin embargo un sonido extraño provino fuera del mismo palco especial. La piel de la joven se erizó ¿qué ocurría?
No supo si habían pasado segundos, o varios minutos. El tiempo se le había ido pasando con rapidez. Sin embargo al dar dos pasos fuera del palco sintió unos dedos fríos que se enrollaban en su cuello. La cosa iba mal. Se quedó rígida y ni siquiera tuvo tiempo de gritar. El vampiro la había capturado.
La idea de una hermana por extraña razón le resultaba una mentira. No es que lo conociera, no, como se dijo son apenas recién conocidos, sin embargo es una mujer intuitiva, de esas que se dejan guiar por sus presentimientos y corazonadas. Se sintió nerviosa y alterada. No le gustaba esa sensación, así que buscaría la manera de escapar de la presencia del hombre. Como quisiera no tenía muchísimo tiempo para discutir al respecto, había una función que atender, y debía prepararse, lo cual la salvaba de seguir sintiendo que estaba en peligro.
Le miró de pies a cabeza, de forma discreta, no era una mujer descarada, a pesar de haber nacido en el bosque lo cierto es que tenía modales, los mejores. Sus padres adoptivos la habían educado de buena manera; lo curioso eran sus rasgos. Muchos de los que se encontraban en las montañas tenían ese perfil bien marcado. La forma en que su cuerpo se desarrollaba, sus ojos, incluso la tonalidad del brillo en su cabello. Hizo una mueca. Los extrañaba tanto que quizás alucinaba. O quizás era parte de su pronta maldición. A veces Victoire creía que todo mundo era un licántropo que estaba casi a punto de atacarla. Debía tranquilizarse, pasarla bien, no todo aquel que estuviera a su alrededor iba a causarle daño. Tomó una bocanada de aire para relajarse, y luego arqueó una ceja al escuchar aquel gruñido.
— ¿Se encuentra usted bien? — Poco a poco sus sospechas se estaban agrandando. Lo mejor que pudo hacer era dar media vuelta. Sin embargo un sonido extraño provino fuera del mismo palco especial. La piel de la joven se erizó ¿qué ocurría?
No supo si habían pasado segundos, o varios minutos. El tiempo se le había ido pasando con rapidez. Sin embargo al dar dos pasos fuera del palco sintió unos dedos fríos que se enrollaban en su cuello. La cosa iba mal. Se quedó rígida y ni siquiera tuvo tiempo de gritar. El vampiro la había capturado.
Victoire Vacquette- Humano Clase Media
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Re: Lo imperfecto suele ser lo correcto [Privado]
No esperaba que la actriz creyera sus mentiras, le bastaba únicamente con que le llevara hasta un lugar desde el que pudiera vislumbrar todo y percatarse así, de la ubicación de aquel ser oscuro que pretendía solo jugar más tiempo con Elías. Hasta que subían al palco fue que se pregunto si es que la mujer que le guiaba era realmente una actriz, pues hasta ese momento le engañaba perfectamente, o eso aparentaba ella. Era muy difícil saber si realmente el cazador mentía tan bien, o ella era un excelente actriz y llevaba su trabajo de una manera perfecta, sin embargo, continuo su andar detrás de ella hasta que la estrecha escalera se convirtió en un sitio más abierto.
La tranquilidad con la que se mostraba ante la fémina cambio al estar en donde planeo desde un inicio. La sonrisa y las miradas agradecidas cambiaron por una expresión de completa seriedad en lo que encaminaba para situarse debidamente en el palco y mirar a los presentes a aquella función con sumo detalle, esperando encontrarse al vampiro desprevenido y de esa manera atacarle y terminar con su miserable existencia de una vez por todas. Las circunstancias de la vida, en cambio, le tenían otra clase de planes.
Los ojos de la presa y el cazador parecieron encontrarse antes de lo esperado. La sonrisa en el rostro del inmortal le indicaba que no tenía nada bueno aguardando y fue solo la voz de la joven la que le hizo caer en cuenta de lo que estaba pasando, haciendo que desviara la mirada en dirección a ella unos segundos.
– Estoy bien, ya he visto a mi hermana. Puede usted irse, ha sido muy amable – quería que se largara de aquel lugar y le dejase solo para poder actuar, pero cuando volvió la mirada a donde antes estaba el inmortal no vio más que un sitio vació, percatandose entonces de que nada saldría como lo planeara antes.
El tiempo que tardo en girarse para ver a la actriz fue suficiente para que ella acabara en las manos de quien no esperaba tener ahí de visita. Un gruñido de frustración salió de sus labios y mantuvo la vista fija en aquella criatura de la noche que no hacía más que sonreírle.
– Gracias por traerme compañía para esta noche, cazador – el vampiro le miraba desde las afueras del palco – es muy hermosa tu acompañante ¿También es cazadora? o simplemente me la has traído de regalo – la nariz de aquel repulsivo ser delineo la mejilla femenina y Elías dio un paso en dirección a ellos, decidió a liberar a la mujer y llevarse su presa.
– Ella no tiene nada que ver aquí, es solamente una de las trabajadoras de este sitio. El asunto es entre tu y yo, no la metas en esto –
– Cazador, no fui yo quien trajo el conejillo al juego. Fuiste tu lobo con piel de oveja el que ha hecho que esta jovencita este en mi poder – con la superioridad de quien maneja la situación, aquel vampiro movió un dedo en la mejilla de su prisionera, haciendo que su uña rasgara la tersa piel femenina y un poco de sangre emanara. Otro paso daba Elías en dirección a ellos, con la mirada sobre ambos cuando la función de esa noche daba comienzo, volviendo todo de esa manera más complicado. Tanto como liberar a la chica, como para salir de aquel lugar.
La tranquilidad con la que se mostraba ante la fémina cambio al estar en donde planeo desde un inicio. La sonrisa y las miradas agradecidas cambiaron por una expresión de completa seriedad en lo que encaminaba para situarse debidamente en el palco y mirar a los presentes a aquella función con sumo detalle, esperando encontrarse al vampiro desprevenido y de esa manera atacarle y terminar con su miserable existencia de una vez por todas. Las circunstancias de la vida, en cambio, le tenían otra clase de planes.
Los ojos de la presa y el cazador parecieron encontrarse antes de lo esperado. La sonrisa en el rostro del inmortal le indicaba que no tenía nada bueno aguardando y fue solo la voz de la joven la que le hizo caer en cuenta de lo que estaba pasando, haciendo que desviara la mirada en dirección a ella unos segundos.
– Estoy bien, ya he visto a mi hermana. Puede usted irse, ha sido muy amable – quería que se largara de aquel lugar y le dejase solo para poder actuar, pero cuando volvió la mirada a donde antes estaba el inmortal no vio más que un sitio vació, percatandose entonces de que nada saldría como lo planeara antes.
El tiempo que tardo en girarse para ver a la actriz fue suficiente para que ella acabara en las manos de quien no esperaba tener ahí de visita. Un gruñido de frustración salió de sus labios y mantuvo la vista fija en aquella criatura de la noche que no hacía más que sonreírle.
– Gracias por traerme compañía para esta noche, cazador – el vampiro le miraba desde las afueras del palco – es muy hermosa tu acompañante ¿También es cazadora? o simplemente me la has traído de regalo – la nariz de aquel repulsivo ser delineo la mejilla femenina y Elías dio un paso en dirección a ellos, decidió a liberar a la mujer y llevarse su presa.
– Ella no tiene nada que ver aquí, es solamente una de las trabajadoras de este sitio. El asunto es entre tu y yo, no la metas en esto –
– Cazador, no fui yo quien trajo el conejillo al juego. Fuiste tu lobo con piel de oveja el que ha hecho que esta jovencita este en mi poder – con la superioridad de quien maneja la situación, aquel vampiro movió un dedo en la mejilla de su prisionera, haciendo que su uña rasgara la tersa piel femenina y un poco de sangre emanara. Otro paso daba Elías en dirección a ellos, con la mirada sobre ambos cuando la función de esa noche daba comienzo, volviendo todo de esa manera más complicado. Tanto como liberar a la chica, como para salir de aquel lugar.
Elías Pharzuph- Licántropo Clase Media
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Re: Lo imperfecto suele ser lo correcto [Privado]
Recordó las mañanas frías de la montaña, esas que la perturbaban hasta los huevos. La exigencia de los ancianos porque se acercaran a las fogatas para contar las historias viejas. Las noches de luna llena cuando se transformaban los cabecillas de las manadas, el resguardo de los más débiles como ella; todo apareció en su cabeza de un momento a otro. Tanta sabiduría que tenía en la cabeza, tanto que quizás después de esa noche no podría trasladar, compartir y enseñar esos conocimientos. Porque la delgada línea entre la vida y la muerte la estaba pisando, y no podía hacer nada al respecto, era su culpa por haberse confiado tanto.
Victoire había olvidado ese simple pero significativo detalle. La chica al encontrarse en la ciudad, hizo caso omiso a la evidencia, a los tipos de criaturas que se encontraban a su alrededor, se sintió segura, protegida, y transparente entre todos. Estaba dispuesta a romper su propia maldición, pero ¡No! tenía que hacerle caso a un hombre desconocido, dejarse llevar por la piedad y la empatía que había experimentado hacía su persona. se sentía tan tonta y al mismo tiempo el coraje incrementaba. Existían ventajas de haber nacido en la montaña: el entrenamiento.
— No tengo pensado morir, no este día, y no está noche — Movió con destreza su figura, logrando girar con la misma ayuda del agarre del vampiro. Había sido rápida, incluso la sorpresa fue grande para él. ¿Quién iba a dudar de una pobre, frágil y débil actriz? Nadie, los hombres siempre subestimaban a las mujeres, y más aún cuando se enfocaban en el arte. ¡Grave error! Gracias a la forma en que su cuerpo se movió, pudo salir de su firme agarre y echar su cuerpo hacía atrás, por poco cae de sentó al suelo sino es que chocó contra el licántropo y este mismo la sostuvo. Le ardía su rostro, y se quejaba un par de veces por que la sangre no dejaba de brotar. Cuando se percató de lo que acababa de hacer, la adrenalina se apoderó de su figura y empezó a temblar. ¿Quién se atrevía a perturbar el orden y la seguridad del teatro? Se sentía indignada.
— ¿Y qué espera? — Comentó de mala gana al hombre que había introducido al teatro — Haga algo, usted tiene la habilidad, lo sabe, destruya a esa criatura — Le exigió sintiendo cómo sus dientes tiritaban simplemente al hablar o quedarse sin hacerlo. Se puso de pie temblorosa buscando algo que beber, estaba angustiada, y seguramente la correrían por no haber llegado a tiempo, eso le dolía de verdad, Sus sueños viéndose caer por una imprudencia.
No, no, no. Nadie la iba a correr. Mientras aquellos locos se agarraban a golpes, ella tomó el sentido contrario y se apresuró para poder cambiarse y cubrir esa herida. Iba a salir esa noche, iba a mostrar su talento. Iba a cantar. Y así lo hizo, logrando que los espectadores se pusieran de pie cuando había terminado su acto, el principal.
Lo único que rondaba por la cabeza de Victoire era si el licántropo había podido asesinar al vampiro.
Victoire había olvidado ese simple pero significativo detalle. La chica al encontrarse en la ciudad, hizo caso omiso a la evidencia, a los tipos de criaturas que se encontraban a su alrededor, se sintió segura, protegida, y transparente entre todos. Estaba dispuesta a romper su propia maldición, pero ¡No! tenía que hacerle caso a un hombre desconocido, dejarse llevar por la piedad y la empatía que había experimentado hacía su persona. se sentía tan tonta y al mismo tiempo el coraje incrementaba. Existían ventajas de haber nacido en la montaña: el entrenamiento.
— No tengo pensado morir, no este día, y no está noche — Movió con destreza su figura, logrando girar con la misma ayuda del agarre del vampiro. Había sido rápida, incluso la sorpresa fue grande para él. ¿Quién iba a dudar de una pobre, frágil y débil actriz? Nadie, los hombres siempre subestimaban a las mujeres, y más aún cuando se enfocaban en el arte. ¡Grave error! Gracias a la forma en que su cuerpo se movió, pudo salir de su firme agarre y echar su cuerpo hacía atrás, por poco cae de sentó al suelo sino es que chocó contra el licántropo y este mismo la sostuvo. Le ardía su rostro, y se quejaba un par de veces por que la sangre no dejaba de brotar. Cuando se percató de lo que acababa de hacer, la adrenalina se apoderó de su figura y empezó a temblar. ¿Quién se atrevía a perturbar el orden y la seguridad del teatro? Se sentía indignada.
— ¿Y qué espera? — Comentó de mala gana al hombre que había introducido al teatro — Haga algo, usted tiene la habilidad, lo sabe, destruya a esa criatura — Le exigió sintiendo cómo sus dientes tiritaban simplemente al hablar o quedarse sin hacerlo. Se puso de pie temblorosa buscando algo que beber, estaba angustiada, y seguramente la correrían por no haber llegado a tiempo, eso le dolía de verdad, Sus sueños viéndose caer por una imprudencia.
No, no, no. Nadie la iba a correr. Mientras aquellos locos se agarraban a golpes, ella tomó el sentido contrario y se apresuró para poder cambiarse y cubrir esa herida. Iba a salir esa noche, iba a mostrar su talento. Iba a cantar. Y así lo hizo, logrando que los espectadores se pusieran de pie cuando había terminado su acto, el principal.
Lo único que rondaba por la cabeza de Victoire era si el licántropo había podido asesinar al vampiro.
Victoire Vacquette- Humano Clase Media
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Re: Lo imperfecto suele ser lo correcto [Privado]
Actuó de una manera tan imprudente e idiota que ahora sentía que debería cargar el resto de sus días con la muerte de una joven tan atenta como hermosa. Elías gruño por lo bajo, acercando su cuerpo de manera lenta y gradual al vampiro que seguía contemplando en dirección a él con superioridad. Era sencillo adivinar que en su mirada existía la complacencia, pues no solo logro burlar al licántropo sino que además al parecer se llevaría a una deliciosa presa para divertirse lo que restara de la noche. Con lo que ninguno de ambos contó fue con el movimiento rápido de Victoire que termino por hacer que se liberara del vampiro y se estrellara contra el pecho de Elías. La mano del cazador se aferro a ella, observando con hostilidad al vampiro que se deba cuenta de que la ventaja que poseía se había desvanecido y opto por hacer una leve reverencia y alejarse.
– ¿Estas bien? – la herida en Victoire no era como para preocuparse de más, pero aún así, el cazador sentía la responsabilidad de que todo lo que pasara esa noche a la joven actriz sería únicamente su culpa. Él fue quien se acercara a ella de manera tan inocente y la convenciera de guiarle. El vampiro en parte tenía razón, era el lobo con piel de oveja que ponía en peligro a quien estuviera en contacto con él. De manera lenta se perdía en sus pensamientos hasta que las palabras de la joven le hicieron despabilar y asintió de manera firme a lo que ella decía y fue tras el inmortal. Ya tendría tiempo después para disculparse de manera debida y halagar las habilidades tan poco usuales en una mujer que había presentado la actriz.
Los sonidos de la función que daba inicio ayudaron a que Elías pudiera salir detrás del vampiro que se movió al exterior del teatro. En su paso, saludo de manera amable a quien antes le dejara entrar e indico que regresaría en breves, solo para asegurarse de que se supiera de su regreso y no lo detuvieran cuando planeara entrar a ver a la castaña. Gracias a su olfato, pudo seguir de manera eficiente al vampiro hasta unas calles abajo, alejadas de la mayoría de las miradas de las personas que pasaban por lo más concurrido. Era obvio lo que ambos buscaban, que aquello llegara a su fin de una buena vez por todas y en cuanto más pronto terminara todo, el cazador tendría más oportunidad de ir a disculparse debidamente.
El enfrentamiento entre ambos duro más de lo que el licántropo había esperado, pero fue obvio desde un inicio que el inmortal era más resistente de lo que se esperaba y no fue hasta que en un movimiento de suerte Elías tuvo acceso directo a su cabeza que todo termino. Se había ganado una herida enorme en la pierna que comenzaba a dejar de sangrar y la cual era fácil de ocultar, además de algunas costillas rotas, pero todo era soportable. Ahora solo existía en su mente la chica del teatro.
De la misma forma en que salió, regreso al teatro donde se le permitió entrar después de que le dijeran que igual la función había terminado. Por la expresión de su rostro era notorio que no buscaba ver la obra y por eso es que fue guíado hasta un lugar por el cual se suponía que tendría que pasar la actriz. Permaneció ahí algunos minutos antes de ver como el aroma de la fémina se acercaba y entonces miro en dirección por donde venía el aroma, apareciendo ella segundos después. Victoire se veía diferente, se arreglo de otra manera para su acto y la herida estaba perfectamente cubierta.
– Lamento los inconvenientes que le cause, ¿Existe alguna forma en la que pueda disculparme debidamente? – hizo una mueca al moverse y terminar lastimando sus costillas, pero recobro la compostura y sonrío – No pude ver su acto, de verdad que hubiera deseado hacerlo – se acerco un par de pasos a ella, manteniendo sus sentidos alerta por si algo pasaba o ella le decía que se largara.
– ¿Estas bien? – la herida en Victoire no era como para preocuparse de más, pero aún así, el cazador sentía la responsabilidad de que todo lo que pasara esa noche a la joven actriz sería únicamente su culpa. Él fue quien se acercara a ella de manera tan inocente y la convenciera de guiarle. El vampiro en parte tenía razón, era el lobo con piel de oveja que ponía en peligro a quien estuviera en contacto con él. De manera lenta se perdía en sus pensamientos hasta que las palabras de la joven le hicieron despabilar y asintió de manera firme a lo que ella decía y fue tras el inmortal. Ya tendría tiempo después para disculparse de manera debida y halagar las habilidades tan poco usuales en una mujer que había presentado la actriz.
Los sonidos de la función que daba inicio ayudaron a que Elías pudiera salir detrás del vampiro que se movió al exterior del teatro. En su paso, saludo de manera amable a quien antes le dejara entrar e indico que regresaría en breves, solo para asegurarse de que se supiera de su regreso y no lo detuvieran cuando planeara entrar a ver a la castaña. Gracias a su olfato, pudo seguir de manera eficiente al vampiro hasta unas calles abajo, alejadas de la mayoría de las miradas de las personas que pasaban por lo más concurrido. Era obvio lo que ambos buscaban, que aquello llegara a su fin de una buena vez por todas y en cuanto más pronto terminara todo, el cazador tendría más oportunidad de ir a disculparse debidamente.
El enfrentamiento entre ambos duro más de lo que el licántropo había esperado, pero fue obvio desde un inicio que el inmortal era más resistente de lo que se esperaba y no fue hasta que en un movimiento de suerte Elías tuvo acceso directo a su cabeza que todo termino. Se había ganado una herida enorme en la pierna que comenzaba a dejar de sangrar y la cual era fácil de ocultar, además de algunas costillas rotas, pero todo era soportable. Ahora solo existía en su mente la chica del teatro.
De la misma forma en que salió, regreso al teatro donde se le permitió entrar después de que le dijeran que igual la función había terminado. Por la expresión de su rostro era notorio que no buscaba ver la obra y por eso es que fue guíado hasta un lugar por el cual se suponía que tendría que pasar la actriz. Permaneció ahí algunos minutos antes de ver como el aroma de la fémina se acercaba y entonces miro en dirección por donde venía el aroma, apareciendo ella segundos después. Victoire se veía diferente, se arreglo de otra manera para su acto y la herida estaba perfectamente cubierta.
– Lamento los inconvenientes que le cause, ¿Existe alguna forma en la que pueda disculparme debidamente? – hizo una mueca al moverse y terminar lastimando sus costillas, pero recobro la compostura y sonrío – No pude ver su acto, de verdad que hubiera deseado hacerlo – se acerco un par de pasos a ella, manteniendo sus sentidos alerta por si algo pasaba o ella le decía que se largara.
Elías Pharzuph- Licántropo Clase Media
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Re: Lo imperfecto suele ser lo correcto [Privado]
Cómo era de esperarse, la obra había transcurrido de la mejor manera. Muchos de los presentes aplaudieron más de la cuenta, incluso sus compañeros la felicitaron por su empeño y su naturalidad al hacer de aquello un sueño. Victoire había nacido con el talento del canto, desde pequeña lo supo, pero fue hasta que llegó a París cuando puso más empeño en él y buscó la manera de desarrollarse. Además de que su necesidad de conseguir dinero, el hambre que le produjo la había empujado para arriesgarse y audiciones. No se arrepentía, para nada, de hecho se sentía afortunada, sin embargo en ocasiones temblaba de sólo pensarlo, y en ese momento por poco se desmaya al finalizar. ¡La adrenalina no había sido su mejor amiga! Pero ahí se encontraba, logrando éxito completo. ¡Se sentía bien! Pero necesitaba ir a descansar.
La obra finalizó, y un par de caza recompensas se acercaron a ella. Preguntaron si nombre, su edad, e incluso si situación sentimental, lo cual le pareció de mal gusto, por supuesto, sin embargo sonrió y se limitó a responder justo lo necesario, de esa forma no se ponía en aprietos, y dejaba las incógnitas sobre ellos. ¡Aquello le daría un plus para que la fueran a buscar! Para que desearan saber un poco más sobre la joven prometedora; la nueva artista de París. ¿Estaba pecando de soberbia al actuar de esa manera? No, simplemente buscaba poder ser codiciada y ganar más. En las montañas necesitaban refuerzos monetarios.
Después de un tiempo considerable, la joven se despidió, su excusa era la hora, el cansancio, y actividades que tendría que hacer a la mañana siguiente. Un par de compañeros de teatro se disputaban el acompañarla de regreso a su camerino especial, sin embargo ella se negó, y no iba a ceder al respecto. Necesitaba pensar, estar sola, procesar lo que había experimentado con anterioridad. Si le contaba a cualquiera de ellos seguramente la tacharían de loca, y lo que menos deseaba era ganarse una mala reputación. Los humanos en su mayoría eran más ciegos que de costumbre. No estaba dispuesta a quitarles las vendas. ¡Que se esforzaran!
— Después del susto que me dio, no lo imaginaba rondar cerca del lugar. Es valiente, aunque yo me iría más a imprudente —Comentó casi al unísono cuando él dejó de hablar. Sus miradas habían chocado en ese momento, y ella sintió una especie de revuelco en el interior. ¿Debía seguir con él o avanzar? — Puede empezar por pedirme una disculpa apropiada, de esa forma comenzaríamos bien — Se detuvo por inercia frente a él mientras se acomodaba un mechón de cabello travieso detrás de su cabeza — No debió haberme mentido, me hizo sentir una chica ignorante — Aunque cualquier desconocido actuaría normalmente así dadas las circunstancias. ¿De qué se quejaba entonces? Ah si, de estar en peligro, ella no tenía intención de morir, no al menos hasta romper la maldición.
Con delicadeza movió sus manos invitándolo a que siguiera el camino en linea recta que ella estaba tomando. Necesitaba recoger sus cosas antes de irse.
— ¿Esa es su manera de empezar a conocer jóvenes? — Intentó aligerar la situación haciendo un poco de broma en el momento. No deseaba mostrarse como alguien sentido, rencoroso y poco comprensible; ella no era así. — Es original aunque muy arriesgado ¿No le han dicho que puede matar a su futura mujer de esa manera? — Llegaron a su camerino y Victoire lo invitó a pasar. Incluso cerró la puerta detrás de ellos — Sírvase algo de tomar si desea, yo guardaré mis cosas — Comentó con tranquilidad, pero antes se sentó para remover el maquillaje. La herida volvía a ser visible de nuevo.
La obra finalizó, y un par de caza recompensas se acercaron a ella. Preguntaron si nombre, su edad, e incluso si situación sentimental, lo cual le pareció de mal gusto, por supuesto, sin embargo sonrió y se limitó a responder justo lo necesario, de esa forma no se ponía en aprietos, y dejaba las incógnitas sobre ellos. ¡Aquello le daría un plus para que la fueran a buscar! Para que desearan saber un poco más sobre la joven prometedora; la nueva artista de París. ¿Estaba pecando de soberbia al actuar de esa manera? No, simplemente buscaba poder ser codiciada y ganar más. En las montañas necesitaban refuerzos monetarios.
Después de un tiempo considerable, la joven se despidió, su excusa era la hora, el cansancio, y actividades que tendría que hacer a la mañana siguiente. Un par de compañeros de teatro se disputaban el acompañarla de regreso a su camerino especial, sin embargo ella se negó, y no iba a ceder al respecto. Necesitaba pensar, estar sola, procesar lo que había experimentado con anterioridad. Si le contaba a cualquiera de ellos seguramente la tacharían de loca, y lo que menos deseaba era ganarse una mala reputación. Los humanos en su mayoría eran más ciegos que de costumbre. No estaba dispuesta a quitarles las vendas. ¡Que se esforzaran!
— Después del susto que me dio, no lo imaginaba rondar cerca del lugar. Es valiente, aunque yo me iría más a imprudente —Comentó casi al unísono cuando él dejó de hablar. Sus miradas habían chocado en ese momento, y ella sintió una especie de revuelco en el interior. ¿Debía seguir con él o avanzar? — Puede empezar por pedirme una disculpa apropiada, de esa forma comenzaríamos bien — Se detuvo por inercia frente a él mientras se acomodaba un mechón de cabello travieso detrás de su cabeza — No debió haberme mentido, me hizo sentir una chica ignorante — Aunque cualquier desconocido actuaría normalmente así dadas las circunstancias. ¿De qué se quejaba entonces? Ah si, de estar en peligro, ella no tenía intención de morir, no al menos hasta romper la maldición.
Con delicadeza movió sus manos invitándolo a que siguiera el camino en linea recta que ella estaba tomando. Necesitaba recoger sus cosas antes de irse.
— ¿Esa es su manera de empezar a conocer jóvenes? — Intentó aligerar la situación haciendo un poco de broma en el momento. No deseaba mostrarse como alguien sentido, rencoroso y poco comprensible; ella no era así. — Es original aunque muy arriesgado ¿No le han dicho que puede matar a su futura mujer de esa manera? — Llegaron a su camerino y Victoire lo invitó a pasar. Incluso cerró la puerta detrás de ellos — Sírvase algo de tomar si desea, yo guardaré mis cosas — Comentó con tranquilidad, pero antes se sentó para remover el maquillaje. La herida volvía a ser visible de nuevo.
Victoire Vacquette- Humano Clase Media
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Re: Lo imperfecto suele ser lo correcto [Privado]
Un imprudente, un idiota, un descarado. Tenía un poco de todo eso y al mismo tiempo nada le definía en realidad sino el perfeccionismo que hasta ese momento no había jugado a su favor. En circunstancias normales Elías no requería de ayuda, no ponía en peligro a personas que no hubiera predispuesto antes como carnada para las presas de caza. Sintió verdadero alivio al no recibir gritos o palabras que indicaran que debía abandonar el teatro en esos precisos instantes; quizás la joven actriz lo decía entre lineas pero si ella deseaba que se fuera, no la imaginaba siendo así de sutil y no tenía idea de porque estaba seguro de eso.
– No era me intención que se llevara un susto y creo que después de lo sucedido era mi deber ver como es que se encontraba – sus ojos se posaron donde se suponía que se encontraba la herida. De cerca lucía igual de bonita que antes, pero el que fuera arreglada daba un plus a su belleza y así fue como Elías mantuvo la mirada sobre ella, sin despegarla de ese rostro y esos labios – Lo siento, no quise que se viera inmiscuida en todo ese asunto y de verdad que espero me perdone – se sentía raro diciendo algo como eso, pero era la verdad. Puso en peligro a una mujer que amablemente le ofrecía su ayuda y que bien pudo resultar muerta sin que él lo planeara.
Las mentiras eran punto clave en la vida de Elías y no veía el porque de que ella se quejara. Seguro que era una chica demasiado lista y que se daba cuenta de que si le hubiera dicho la verdad, nunca se hubiera dispuesto a ayudarle a ingresar en el teatro. Por la manera en que Victoire se lo decía creía que era necesario que se sintiese culpable por algo como eso, sin embargo, Elías era incapaz de sentir culpabilidad por algo que era parte de su vida diaria.
– Era lo mejor, no podía decir la verdad y hacer que estuviese más en peligro de lo que ya estuvo una vez. Si le sirve de consuelo le diré que no es ignorante – efectivamente, no pensaba que la actriz lo fuera pues otra mujer en las circunstancias a las que ella debió enfrentarse, se habría desmoronado en terror o llanto y pese a todo, Victoire se mantuvo firme y supo exactamente que hacer. no era necesario que se lo dijera, pues la tranquilidad de ella le daba a conocer que sabía del mundo en que a Elías le tocaba vivir – Usted es demasiado inteligente y perceptiva, mucho más que cualquier mujer que he conocido – Exceptuando claro estaba a quienes al igual que él se dedicaban a la cacería y a las inquisidoras. Una cantante con las habilidades de la actriz era algo digno de elogiarse.
De manera obediente siguió los pasos femeninos de cerca.
– No, por supuesto que no es mi manera de conocer jóvenes. Eso que hice con usted es algo sumamente peligroso y estoy consciente de ellos, por eso es que he venido a pedir que me disculpara – los pasos de ambos les llevaron hasta un camerino, debía ser el que ella usaba y sin preguntar nada, ni negarse, entró – Nadie nunca me ha dicho algo como eso, es la primera que me hace dicha observación aunque vera, dudo bastante que alguien planeé ser mi mujer, considerando los riesgos que podría acarrear una relación conmigo, cosa que ya ha sido capaz de experimentar en cierta medida – pocas mujeres estaban preparadas y seguras de contraer matrimonio con cazadores. Con Elías todo era mucho más complicado pues al hecho de ser cazador debía sumarse la maldición de la licantropía.
Su mirada recorrió el lugar, los accesorios que la joven mantenía en aquel camerino y solo después de haber visto todo lo que creyó conveniente, volvió su mirada al espejo donde Victoire se reflejaba. La herida que se hiciera al estar cerca del vampiro estaba nuevamente visible y el licántropo avanzo hasta ella.
– ¿Duele? – uno de sus dedos delineo suavemente la herida y después aparto la mano para observar al espejo y de esa manera, los ojos de la humana – De verdad que siento mucho lo que ha sucedido Victoire, espero que no deje marca permanente – aparto no solo la mirada, sino que él mismo se alejo de ella – Estoy dispuesto a hacer cualquier cosa para compensar lo que ha pasado esta noche por mi culpa, nunca espere que ese vampiro fuera a utilizarle como rehén. Todo es mi culpa.
– No era me intención que se llevara un susto y creo que después de lo sucedido era mi deber ver como es que se encontraba – sus ojos se posaron donde se suponía que se encontraba la herida. De cerca lucía igual de bonita que antes, pero el que fuera arreglada daba un plus a su belleza y así fue como Elías mantuvo la mirada sobre ella, sin despegarla de ese rostro y esos labios – Lo siento, no quise que se viera inmiscuida en todo ese asunto y de verdad que espero me perdone – se sentía raro diciendo algo como eso, pero era la verdad. Puso en peligro a una mujer que amablemente le ofrecía su ayuda y que bien pudo resultar muerta sin que él lo planeara.
Las mentiras eran punto clave en la vida de Elías y no veía el porque de que ella se quejara. Seguro que era una chica demasiado lista y que se daba cuenta de que si le hubiera dicho la verdad, nunca se hubiera dispuesto a ayudarle a ingresar en el teatro. Por la manera en que Victoire se lo decía creía que era necesario que se sintiese culpable por algo como eso, sin embargo, Elías era incapaz de sentir culpabilidad por algo que era parte de su vida diaria.
– Era lo mejor, no podía decir la verdad y hacer que estuviese más en peligro de lo que ya estuvo una vez. Si le sirve de consuelo le diré que no es ignorante – efectivamente, no pensaba que la actriz lo fuera pues otra mujer en las circunstancias a las que ella debió enfrentarse, se habría desmoronado en terror o llanto y pese a todo, Victoire se mantuvo firme y supo exactamente que hacer. no era necesario que se lo dijera, pues la tranquilidad de ella le daba a conocer que sabía del mundo en que a Elías le tocaba vivir – Usted es demasiado inteligente y perceptiva, mucho más que cualquier mujer que he conocido – Exceptuando claro estaba a quienes al igual que él se dedicaban a la cacería y a las inquisidoras. Una cantante con las habilidades de la actriz era algo digno de elogiarse.
De manera obediente siguió los pasos femeninos de cerca.
– No, por supuesto que no es mi manera de conocer jóvenes. Eso que hice con usted es algo sumamente peligroso y estoy consciente de ellos, por eso es que he venido a pedir que me disculpara – los pasos de ambos les llevaron hasta un camerino, debía ser el que ella usaba y sin preguntar nada, ni negarse, entró – Nadie nunca me ha dicho algo como eso, es la primera que me hace dicha observación aunque vera, dudo bastante que alguien planeé ser mi mujer, considerando los riesgos que podría acarrear una relación conmigo, cosa que ya ha sido capaz de experimentar en cierta medida – pocas mujeres estaban preparadas y seguras de contraer matrimonio con cazadores. Con Elías todo era mucho más complicado pues al hecho de ser cazador debía sumarse la maldición de la licantropía.
Su mirada recorrió el lugar, los accesorios que la joven mantenía en aquel camerino y solo después de haber visto todo lo que creyó conveniente, volvió su mirada al espejo donde Victoire se reflejaba. La herida que se hiciera al estar cerca del vampiro estaba nuevamente visible y el licántropo avanzo hasta ella.
– ¿Duele? – uno de sus dedos delineo suavemente la herida y después aparto la mano para observar al espejo y de esa manera, los ojos de la humana – De verdad que siento mucho lo que ha sucedido Victoire, espero que no deje marca permanente – aparto no solo la mirada, sino que él mismo se alejo de ella – Estoy dispuesto a hacer cualquier cosa para compensar lo que ha pasado esta noche por mi culpa, nunca espere que ese vampiro fuera a utilizarle como rehén. Todo es mi culpa.
Elías Pharzuph- Licántropo Clase Media
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Re: Lo imperfecto suele ser lo correcto [Privado]
Cerró los ojos por un momento ante el tacto masculino. La herida no había sido curada de forma correcta, es más, ni siquiera se había desinfectado con un poco de agua. En su desesperación por salir a escena, simplemente se maquilló como pudo e ignoró el dolor. Probablemente de no curarse ahora, se infectaría, y la cosa sería muchísimo más desagradable. La joven suspiró profundamente, intentó evitar dar muestras del dolor que le ocasionaba el tacto, el simple hecho de tener aquella marca de lo acontecido minutos, casi una hora atrás. Tragó saliva y luego volvió a abrir los ojos, el dolor era más que claro, de eso no había duda. El problema es que Victoire era orgullosa, y no iba a decirle al hombre que la puso en peligro lo mucho que le dolía aquello, así que se tragó el dolor.
Se giró por un momento para verlo de frente. Ella sabía más de la cuenta, había nacido en medio de montañas y hombres lobos, sabía de los peligros de la vida, y aunque su figura mostraba delicadeza completa, se trataba de una guerrera que no iba a perder con facilidad en esa clase de luchas. Negó repetidas veces. El teatro le había parecido un lugar seguro, un santuario en el que día darle la vuelta a la maldición, y salir victoriosa de su destino, o al menos eso había querido pensarlo, estaba lejos de encontrarse a salvo. Su destino la seguiría incluso en el lugar más “seguro” del mundo. Eso comenzaba a romperle esperanzas, a ponerle de mal humor, siempre a la defensiva.
Avanzó hasta abrir una puerta que se encontraba al fondo del camerino. Dentro se encontraba un pequeño baño personal que la estrella principal utilizaba para sus necesidades personajes. Con cierta torpeza tomó una pequeña bandeja de plástico, la llenó de agua, y frente a un espejo se dedicó a limpiar con cuidado la herida. Incluso eliminaba las capaz de maquillaje que tenía en ese momento. Tuvo que apretar un poco también para sacar los restos que no quisieran ceder a la limpieza, y en ese momento sí se quejó. Dio una bocanada profunda de aire y después de un rato ya lo tenía todo limpio, aunque la zona estaba claramente enrojecida.
— Muchas veces he pensado que las acciones de peligro no necesitan disculpas para enmendarlas, simplemente suceden, se salen de nuestras manos, así que no debería sentirse mal, supongo que ya pasó ¿De qué se preocupa ahora? — Negó repetidas veces, incluso se acomodó en uno de los sillones, frente a ella había una manera con ropa desordenada, se dispuso a acomodarla en aquella posición — Si quiere tomar asiento, tomar algo, lo que desee puede servirse, los dueños del teatro son muy generosos con sus empleados, y más por sus actores o cantantes — Mencionó con una tranquilidad especial. Era momento de partir a casa, ¿para que quedarse en ese lugar que le había puesto los pelos de punta? No valía la pena, además tendría función dentro de tres días.
— ¿Por qué una criatura como este se ha expuesto tanto de está manera? — La pregunta no marcaba duda alguna, ella sabía, y él sabía que ella sabía. No se necesitaba ser muy inteligente para darse cuenta de aquel tema. — La ciudad está repleta de inquisidores, incluso los edificios de este tipo, debería ser un poco más prudente ¿No lo cree? — Si, estaba dándole un regaño bastante sutil, pero a fin de cuentas era un regaño. Las personas cometían muchas imprudencias cuando no se daban cuenta de sus acciones torpes, siempre se necesitaba tener a alguien que les aclarara lo que estaba pasando. Ese era parte de su trabajo en las montañas.
Se giró por un momento para verlo de frente. Ella sabía más de la cuenta, había nacido en medio de montañas y hombres lobos, sabía de los peligros de la vida, y aunque su figura mostraba delicadeza completa, se trataba de una guerrera que no iba a perder con facilidad en esa clase de luchas. Negó repetidas veces. El teatro le había parecido un lugar seguro, un santuario en el que día darle la vuelta a la maldición, y salir victoriosa de su destino, o al menos eso había querido pensarlo, estaba lejos de encontrarse a salvo. Su destino la seguiría incluso en el lugar más “seguro” del mundo. Eso comenzaba a romperle esperanzas, a ponerle de mal humor, siempre a la defensiva.
Avanzó hasta abrir una puerta que se encontraba al fondo del camerino. Dentro se encontraba un pequeño baño personal que la estrella principal utilizaba para sus necesidades personajes. Con cierta torpeza tomó una pequeña bandeja de plástico, la llenó de agua, y frente a un espejo se dedicó a limpiar con cuidado la herida. Incluso eliminaba las capaz de maquillaje que tenía en ese momento. Tuvo que apretar un poco también para sacar los restos que no quisieran ceder a la limpieza, y en ese momento sí se quejó. Dio una bocanada profunda de aire y después de un rato ya lo tenía todo limpio, aunque la zona estaba claramente enrojecida.
— Muchas veces he pensado que las acciones de peligro no necesitan disculpas para enmendarlas, simplemente suceden, se salen de nuestras manos, así que no debería sentirse mal, supongo que ya pasó ¿De qué se preocupa ahora? — Negó repetidas veces, incluso se acomodó en uno de los sillones, frente a ella había una manera con ropa desordenada, se dispuso a acomodarla en aquella posición — Si quiere tomar asiento, tomar algo, lo que desee puede servirse, los dueños del teatro son muy generosos con sus empleados, y más por sus actores o cantantes — Mencionó con una tranquilidad especial. Era momento de partir a casa, ¿para que quedarse en ese lugar que le había puesto los pelos de punta? No valía la pena, además tendría función dentro de tres días.
— ¿Por qué una criatura como este se ha expuesto tanto de está manera? — La pregunta no marcaba duda alguna, ella sabía, y él sabía que ella sabía. No se necesitaba ser muy inteligente para darse cuenta de aquel tema. — La ciudad está repleta de inquisidores, incluso los edificios de este tipo, debería ser un poco más prudente ¿No lo cree? — Si, estaba dándole un regaño bastante sutil, pero a fin de cuentas era un regaño. Las personas cometían muchas imprudencias cuando no se daban cuenta de sus acciones torpes, siempre se necesitaba tener a alguien que les aclarara lo que estaba pasando. Ese era parte de su trabajo en las montañas.
Victoire Vacquette- Humano Clase Media
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Re: Lo imperfecto suele ser lo correcto [Privado]
La única persona por la que se preocupara en realidad ya había dejado aquel mundo, desde ese momento fue complicado para Elías mostrar sus buenos deseos e intenciones con otros, prefirió ocultar todo dentro de él mismo, hasta que nada más le importara. No tenía por quien temer, no tenía nada de que preocuparse y morir era el menor de sus problemas y sin embargo, se había preocupado por la actriz. Era quizás porque ella le demostraba lo que nadie en mucho tiempo; una amabilidad genuina y una valentía única.
La expresión de dolor le hizo apartarse mucho más, no iba a decir que lo sentía porque no había sido su intención lastimarle y además, no estaba seguro del todo de haberlo hecho. Victoire no era como las demás mujeres, era fuerte, complicada de leerse y no parecía necesitar lo que todas, ella no parecía necesitar un hombre que la salvara de todo lo que acontecía. Era la primera vez que se sentía tan inútil, siendo un cazador que se dedicaba a ayudar a personas en peligro y a ganar dinero para vivir. Suspiro mientras le observaba alejarse en dirección al baño y le permitió mantenerse en la privacidad de aquel cuarto mientras que él mismo avanzaba por el camerino y veía todo cuanto le pertenecía a ella, aquel lugar estará repleto del aroma de la actriz.
Una vez que ella estuvo en el exterior y volvieron a verse, la herida en la mejilla femenina era mucho más notoria así que solo pudo negar.
– No trate de hacerme sentir menos culpable, me merezco sentir esto. Usted solo demostró amabilidad y le he pagado de la peor forma posible – Victoire dejaba pensando en un punto importante ¿De qué se preocupaba en esos momentos? no tenía de que hacerlo y sin embargo cada vez que observaba la herida en la mejilla de la actriz, una punzada de culpabilidad le atacaba el pecho. Tomo asiento como quien no quería la cosa, dándose a si mismo la oportunidad de relajarse como desde hacía mucho tiempo no lo hacía. En aquel teatro, ya no existía ningún otro peligro más que él – No gracias, necesita usted más los alimentos que yo – su hambre era de otro tipo. De sangre, de venganzas, de cosas que no se iban con alimentos.
Desvío la mirada, era consciente de que mentirle no era para nada útil y ¿No se merecía ella saber la verdad? Se lo debía después de sus inconsciencias que la pusieron en peligro.
–Se expuso por mi culpa, ya le he dicho que esto que sucedió es por mi. Sabía que lo seguía porque tenía tiempo haciendo y mi aroma es muy complicado de ocultar así que pienso que usándola a usted podría encontrar alguna debilidad en mi – rió – debió pensar que al igual que yo, se dedicaba a cazar y no me extraña que lo pensara – le escudriño con detenimiento – dígame ¿Dónde aprendido a defenderse? ¿Dónde es que conoció a las criaturas sobre naturales? Dudo que eso sea algo que le mostraron los demás actores y cantantes de este sitio. Ninguno de ellos pudo hacer lo que usted – se inclino recargando su cuerpo más al frente sin despegar la mirada de ella – ¿Quién es usted Victoire?
La expresión de dolor le hizo apartarse mucho más, no iba a decir que lo sentía porque no había sido su intención lastimarle y además, no estaba seguro del todo de haberlo hecho. Victoire no era como las demás mujeres, era fuerte, complicada de leerse y no parecía necesitar lo que todas, ella no parecía necesitar un hombre que la salvara de todo lo que acontecía. Era la primera vez que se sentía tan inútil, siendo un cazador que se dedicaba a ayudar a personas en peligro y a ganar dinero para vivir. Suspiro mientras le observaba alejarse en dirección al baño y le permitió mantenerse en la privacidad de aquel cuarto mientras que él mismo avanzaba por el camerino y veía todo cuanto le pertenecía a ella, aquel lugar estará repleto del aroma de la actriz.
Una vez que ella estuvo en el exterior y volvieron a verse, la herida en la mejilla femenina era mucho más notoria así que solo pudo negar.
– No trate de hacerme sentir menos culpable, me merezco sentir esto. Usted solo demostró amabilidad y le he pagado de la peor forma posible – Victoire dejaba pensando en un punto importante ¿De qué se preocupaba en esos momentos? no tenía de que hacerlo y sin embargo cada vez que observaba la herida en la mejilla de la actriz, una punzada de culpabilidad le atacaba el pecho. Tomo asiento como quien no quería la cosa, dándose a si mismo la oportunidad de relajarse como desde hacía mucho tiempo no lo hacía. En aquel teatro, ya no existía ningún otro peligro más que él – No gracias, necesita usted más los alimentos que yo – su hambre era de otro tipo. De sangre, de venganzas, de cosas que no se iban con alimentos.
Desvío la mirada, era consciente de que mentirle no era para nada útil y ¿No se merecía ella saber la verdad? Se lo debía después de sus inconsciencias que la pusieron en peligro.
–Se expuso por mi culpa, ya le he dicho que esto que sucedió es por mi. Sabía que lo seguía porque tenía tiempo haciendo y mi aroma es muy complicado de ocultar así que pienso que usándola a usted podría encontrar alguna debilidad en mi – rió – debió pensar que al igual que yo, se dedicaba a cazar y no me extraña que lo pensara – le escudriño con detenimiento – dígame ¿Dónde aprendido a defenderse? ¿Dónde es que conoció a las criaturas sobre naturales? Dudo que eso sea algo que le mostraron los demás actores y cantantes de este sitio. Ninguno de ellos pudo hacer lo que usted – se inclino recargando su cuerpo más al frente sin despegar la mirada de ella – ¿Quién es usted Victoire?
Elías Pharzuph- Licántropo Clase Media
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Re: Lo imperfecto suele ser lo correcto [Privado]
A pesar de haber nacido y crecido en la montaña, la jovencita reconocía que había tenido una buena educación. Que sus padres adoptivos la habían instruido de una manera especial, y que claro, parecía a simple vista una joven delicada. Se trataba de eso, era cierto, pero no era una damisela en peligro cómo se acostumbraba a ver día con día. ¡Para nada! A ella le habían enseñado a defenderse de incluso las peores catástrofes, y de las peores criaturas. Estaba claro que era una humana, y cómo tal tenía una gran y notable desventaja, pero no podía negar que al menos la guerra la daría, y en vez de morir en dos minutos, tardaría diez. La situación que ese día vivió le había dejado en claro que era fuerte, y que había aprendido muy bien.
No se sentía incomoda con la presencia ajena, pero sí tenía cierto grado de desconfianza. Para ella conocer a una persona en situaciones de peligro lo hacía todo un poco peor, podía incluso llevar a una amistad o relación de pareja muy traumática y extremista. No porque ella lo hubiera vivido, pero en la montaña había aprendido de eso, lo había presenciado en otros, y aunque nadie escarmienta en cabeza ajena, ella era una joven muy prudente, y si de diez situaciones, nueve habían dado positivo, entonces algo había de cierto. Le gusta jugar con los números, porque la probabilidad era clara si de ellos se basaba.
Lo que verdaderamente no le gustó fueron las preguntas incomodas que le había hecho. Ella no tenía porque revelar más partes de su ser, de su persona, pero debía reconocer que después de la destreza y conocimientos que utilizó, no había demasiado que ocultar. Ella no tenía una venda en los ojos, sabía de la existencia de las criaturas de la noche, y muchísimas más cosas. De buenas a primeras no le daría toda la información. No le convenía, decir más de la cuenta a un desconocido, era como darles un arma y colocársela precisamente en la cabeza. Destruir es muy fácil cuando se sabe más de lo que se debe saber. Bien que lo sabía.
— Suelo comer de forma correcta, así que no se preocupe por si me alimento o no bien. Sé cuidarme sola, por lo que pudo notar, y no se preocupe, todos tenemos nuestros trabajos, a veces hay personas que se cruzan en nuestro camino y se llevan los platos rotos, o suelen morir, pero no fue ese el caso, así que no hay nada que lamentar, la cicatriz se irá desapareciendo lentamente, las heridas de guerra se deben de apreciar por eso, porque a pesar de ellas uno sigue de pie — Se encogió de hombros. Victoire no dejaba de verlo, no porque estuviera embelesada o alguna que otra tontería así, más bien porque se encontraba a la defensiva, si él cometía un movimiento en falso o quería lastimarla no se dejaría. Al menos lo dejaría sin un brazo, o quizás sin los dos. ¡Y de esa no se podría recuperar la criatura!
— Yo nací en la montaña, entre hombres lobos, por esa razón conozco un poco de la naturaleza que existe a nuestro alrededor, además, esos lobos nos enseñaban a defendernos, más a las mujeres, dado que en ocasiones bajamos a la ciudad a hacer compras que podemos utilizar en la montaña, cosas que no se pueden obtener de la tierra, en la ciudad existen muchos hombres libertinos, y por esa razón uno debe aprender a defenderse de todo — Eso era cierto, pero no le estaba diciendo por completo toda la verdad. Lo principal, más obvio y fácil de creer si, pero ¿qué son los secretos si se cuentan de un momento a otro? Nada, y ella no era una indiscreta, guardaría aun los que le quedaban para ella. Él no tenía que saber, al menos aún.
No se sentía incomoda con la presencia ajena, pero sí tenía cierto grado de desconfianza. Para ella conocer a una persona en situaciones de peligro lo hacía todo un poco peor, podía incluso llevar a una amistad o relación de pareja muy traumática y extremista. No porque ella lo hubiera vivido, pero en la montaña había aprendido de eso, lo había presenciado en otros, y aunque nadie escarmienta en cabeza ajena, ella era una joven muy prudente, y si de diez situaciones, nueve habían dado positivo, entonces algo había de cierto. Le gusta jugar con los números, porque la probabilidad era clara si de ellos se basaba.
Lo que verdaderamente no le gustó fueron las preguntas incomodas que le había hecho. Ella no tenía porque revelar más partes de su ser, de su persona, pero debía reconocer que después de la destreza y conocimientos que utilizó, no había demasiado que ocultar. Ella no tenía una venda en los ojos, sabía de la existencia de las criaturas de la noche, y muchísimas más cosas. De buenas a primeras no le daría toda la información. No le convenía, decir más de la cuenta a un desconocido, era como darles un arma y colocársela precisamente en la cabeza. Destruir es muy fácil cuando se sabe más de lo que se debe saber. Bien que lo sabía.
— Suelo comer de forma correcta, así que no se preocupe por si me alimento o no bien. Sé cuidarme sola, por lo que pudo notar, y no se preocupe, todos tenemos nuestros trabajos, a veces hay personas que se cruzan en nuestro camino y se llevan los platos rotos, o suelen morir, pero no fue ese el caso, así que no hay nada que lamentar, la cicatriz se irá desapareciendo lentamente, las heridas de guerra se deben de apreciar por eso, porque a pesar de ellas uno sigue de pie — Se encogió de hombros. Victoire no dejaba de verlo, no porque estuviera embelesada o alguna que otra tontería así, más bien porque se encontraba a la defensiva, si él cometía un movimiento en falso o quería lastimarla no se dejaría. Al menos lo dejaría sin un brazo, o quizás sin los dos. ¡Y de esa no se podría recuperar la criatura!
— Yo nací en la montaña, entre hombres lobos, por esa razón conozco un poco de la naturaleza que existe a nuestro alrededor, además, esos lobos nos enseñaban a defendernos, más a las mujeres, dado que en ocasiones bajamos a la ciudad a hacer compras que podemos utilizar en la montaña, cosas que no se pueden obtener de la tierra, en la ciudad existen muchos hombres libertinos, y por esa razón uno debe aprender a defenderse de todo — Eso era cierto, pero no le estaba diciendo por completo toda la verdad. Lo principal, más obvio y fácil de creer si, pero ¿qué son los secretos si se cuentan de un momento a otro? Nada, y ella no era una indiscreta, guardaría aun los que le quedaban para ella. Él no tenía que saber, al menos aún.
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Re: Lo imperfecto suele ser lo correcto [Privado]
Le intrigaba ella, como hacía mucho tiempo no lo hacía alguien. De hecho era bastante curioso que la persona que generara interés en él fuera a primera vista una mujer que podía estar dentro del rango de lo común y que sin embargo, no lo era y eso, ya lo había demostrado la actriz con su valentía y ahora, lo demostraba aún más con sus palabras. No le hablaba con temor, no después de lo que habían enfrentado y eso también le agradaba al cazador. Era bastante extraño encontrar alguien que se enfrentara a una situación con sobrenaturales y se viese después con aquella entereza por eso es que sin importarle si estaba excediendo un limite, pregunto más sobre ella.
Le escucho con suma atención, analizando las palabras que salían de los labios femeninos. Ambos se miraban analizando al otro, si bien no estaba seguro del motivo por el que ella le analizaba, él estaba seguro de sus propios motivos por hacerlo.
– Ya he visto que sabe cuidarse pero ha sido una vez, no se que pueda pasar en otras situaciones – el inmortal que la atacara antes, no iba a exponerse en aquel lugar lleno de gente por eso es que Elías creía que sobre todo, Victoire había sido afortunada. Oír a la humana hablar de la muerte y las guerras le hizo fruncir el ceño. Esas clases de cosas no las decían generalmente las jóvenes como ella, que por lo regular tenían grandes pensamientos sobre que harían en el futuro y lo último en lo que pensaban era que la muerte les acechaba y que podía llegar a visitarles en el momento menos esperado, aún así, el licántropo suspiro – Al menos ahora solo ha sido una cicatriz entonces y usted no era quien debía llevar los platos rotos de lo que he hecho, eso téngalo muy en cuenta – sus descuidos eran los que le llevaron a ponerla en peligro y aunque tratase de hacerlo ver que eso era una consecuencia a los actos y que bien podía sucederle a cualquiera, para Elías un error era imperdonable. Él no se lo perdonaría fácil.
Entonces como parte de iluminación para lo que acababa de suceder y el motivo por el que ella fuera tan diestra, se revelo. Entre hombres lobo, que cosa tan irónica encontrarse son que una mujer criada por los de su especie estaba ahí frente a él.
– Todo toma sentido ahora, aunque esta de más decirle que las enseñanzas que le dieron quizás no fueran suficientes para detener a un vampiro – le miro fijamente y le sonrió – ¿Qué tan buena es cuando se trata de mantener hombres lobo lejos de usted? Porque hasta este momento, no he visto nada que pudiera mantenerme lejos si es que decido atacarla – dijo con descaro y seguridad; pues a pesar de no pensar atacarla, podía pasar que otro tratara de hacerlo. Se acomodo mucho mejor en aquel lugar donde se hallaba sentado – Victoire, tu no hueles a lobo eres una simple humana ¿Cómo es que una humana termina viviendo en montañas con licántropos? y mejor aún ¿Cómo es que te mantienes humana? – él apenas había cometido un ligero error y toda su vida había cambiado, dejando que fuera un simple sirviente de la luna en aquellas noches en que se mostraba llena.
Se levanto de donde se encontraba y camino por aquel lugar.
– Voy a ser sincero y esto no es algo que sea muy constante – dijo sin verla, simplemente observaba todo a su alrededor llenando aquella habitación por unos momentos del silencio, hasta que entonces se giro a mirarle – Me intrigas. Sales de todo parámetro y no puedo evitar querer preguntar sobre ti – cruzo los brazos a la altura de su pecho – Este encuentro no saciara toda mi curiosidad, se lo digo para que este consciente de que nuestro encuentro, no terminara esta noche – termino con aquello, sin importarle que fuera a creer ella o a decirle. Incluso si es que trataba de escapar, la encontraría.
Le escucho con suma atención, analizando las palabras que salían de los labios femeninos. Ambos se miraban analizando al otro, si bien no estaba seguro del motivo por el que ella le analizaba, él estaba seguro de sus propios motivos por hacerlo.
– Ya he visto que sabe cuidarse pero ha sido una vez, no se que pueda pasar en otras situaciones – el inmortal que la atacara antes, no iba a exponerse en aquel lugar lleno de gente por eso es que Elías creía que sobre todo, Victoire había sido afortunada. Oír a la humana hablar de la muerte y las guerras le hizo fruncir el ceño. Esas clases de cosas no las decían generalmente las jóvenes como ella, que por lo regular tenían grandes pensamientos sobre que harían en el futuro y lo último en lo que pensaban era que la muerte les acechaba y que podía llegar a visitarles en el momento menos esperado, aún así, el licántropo suspiro – Al menos ahora solo ha sido una cicatriz entonces y usted no era quien debía llevar los platos rotos de lo que he hecho, eso téngalo muy en cuenta – sus descuidos eran los que le llevaron a ponerla en peligro y aunque tratase de hacerlo ver que eso era una consecuencia a los actos y que bien podía sucederle a cualquiera, para Elías un error era imperdonable. Él no se lo perdonaría fácil.
Entonces como parte de iluminación para lo que acababa de suceder y el motivo por el que ella fuera tan diestra, se revelo. Entre hombres lobo, que cosa tan irónica encontrarse son que una mujer criada por los de su especie estaba ahí frente a él.
– Todo toma sentido ahora, aunque esta de más decirle que las enseñanzas que le dieron quizás no fueran suficientes para detener a un vampiro – le miro fijamente y le sonrió – ¿Qué tan buena es cuando se trata de mantener hombres lobo lejos de usted? Porque hasta este momento, no he visto nada que pudiera mantenerme lejos si es que decido atacarla – dijo con descaro y seguridad; pues a pesar de no pensar atacarla, podía pasar que otro tratara de hacerlo. Se acomodo mucho mejor en aquel lugar donde se hallaba sentado – Victoire, tu no hueles a lobo eres una simple humana ¿Cómo es que una humana termina viviendo en montañas con licántropos? y mejor aún ¿Cómo es que te mantienes humana? – él apenas había cometido un ligero error y toda su vida había cambiado, dejando que fuera un simple sirviente de la luna en aquellas noches en que se mostraba llena.
Se levanto de donde se encontraba y camino por aquel lugar.
– Voy a ser sincero y esto no es algo que sea muy constante – dijo sin verla, simplemente observaba todo a su alrededor llenando aquella habitación por unos momentos del silencio, hasta que entonces se giro a mirarle – Me intrigas. Sales de todo parámetro y no puedo evitar querer preguntar sobre ti – cruzo los brazos a la altura de su pecho – Este encuentro no saciara toda mi curiosidad, se lo digo para que este consciente de que nuestro encuentro, no terminara esta noche – termino con aquello, sin importarle que fuera a creer ella o a decirle. Incluso si es que trataba de escapar, la encontraría.
Elías Pharzuph- Licántropo Clase Media
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Re: Lo imperfecto suele ser lo correcto [Privado]
Demasiadas preguntas se asomaban en ese encuentro. La jovencita aún se encontraba un poco fuera de sí por lo que había ocurrido, no es que tuviera miedo, o quizás un poco, sin embargo lo que de verdad le afectaba era haberse dejado llevar, y confiado en alguien que apenas había conocido. Más de una vez le habían dicho que no debía confiar en cualquier persona, que debía tener cuidado, porque la maldición que estaba cargando podría lastimarle, incluso arrancarle la vida de un momento a otro. ¿Lo haría? ¿Las cosas terminarían en un abrir y cerrar de ojos? Probablemente, pero no debía ser de esa manera, mucho menos en ese momento. Debía vivir más, porqué aún no amaba, y tampoco llevaba a alguien en el vientre, sin duda tenía muchas oportunidades más.
La joven lo observó arqueando una ceja. Si él deseaba tener las cosas bien con ella, estaba yendo sin duda por el peor de los caminos. Victoire era una joven que aunque era delicada, la fuerza que tenía ayudaba demasiado. Ella estaba consciente que todo aquello ni siquiera iba de la mano de la fuerza, sino de la estrategia, y el buen movimiento. Suspiró un poco negando, no una vez, sino varias veces, y luego se cruzó de brazos imitándolo. Una risita burlona apareció en sus labios. Ella era encantadora incluso en esas situaciones. ¿Lo era? Muchos decían que sí.
Sin embargo no habló, ni dijo ninguna palabra, seguía meditando como seguir la conversación, como cortarla de raíz. ¿Quería estar más tiempo con él? No lo sabía, sentirse acechada y en riesgo no era su momento favorito del día. Suficiente había pasado ya en la montaña. Contestarle sus preguntas podrían llevarle problemas, tantos como aquellos que ya había causado el hombre. Si, tuvo suerte, pero también tuvo reacción, fuerza e inteligencia, no cualquiera sale de esa situación de forma victoriosa, aunque claro, su nombre mismo se lo decía, ¿por qué no hacerle los honores?
— No tengo porque contestar alguna de sus preguntas, no es que le tenga demasiada confianza después de lo que pasó — Aseguró sin bajar la guardia. Ella confiaba con facilidad, la prueba estaba en lo que le había ocurrido en la mejilla, pero después de eso, ya no tenía fuerzas, mucho menos ganas para volver a hacerlo — Sólo siéntase conforme con una cosa: nací en las montañas, y era muy feliz ahí — Guardó silencio un largo rato pero no dejó de mirarlo — Además, ¿cree que no me di cuenta de lo que era? Basta ver sus rasgos, sus ojos, y la forma en que el vampiro movía la nariz, sin importar que no necesite oler, a ellos les pica con solo tener una presencia como la de usted, es algo evidente — Dejó caer los brazos y luego se relajó un poco. Se acomodó bien en uno de los sillones. Estaba más que agotada.
— ¿Qué pasaría si le digo que no me interesa volver a verlo? ¿Insistiría? — Se aclaró la garganta. Victoire era dueña de códigos, mismos que le habían permitido seguir adelante, que le mantenían con vida. No se acercaba demasiado a caballeros por miedo a sentir atracción por ellos, es más, ni siquiera se acercaba a mujeres tampoco, y no por miedo a sentir interés sexual (que llegaba a pasar aunque tuvieran que esconderse por miedo a ser asesinados), más bien porque no deseaba maldecir, ni empapar de cosas malas a los demás — No insista, y tampoco se intrigue, piense que soy alguien común, no le conviene estar cerca de mi, incluso aunque sea un licántropo — Finalizó, aquello parecía más bien una orden.
La joven lo observó arqueando una ceja. Si él deseaba tener las cosas bien con ella, estaba yendo sin duda por el peor de los caminos. Victoire era una joven que aunque era delicada, la fuerza que tenía ayudaba demasiado. Ella estaba consciente que todo aquello ni siquiera iba de la mano de la fuerza, sino de la estrategia, y el buen movimiento. Suspiró un poco negando, no una vez, sino varias veces, y luego se cruzó de brazos imitándolo. Una risita burlona apareció en sus labios. Ella era encantadora incluso en esas situaciones. ¿Lo era? Muchos decían que sí.
Sin embargo no habló, ni dijo ninguna palabra, seguía meditando como seguir la conversación, como cortarla de raíz. ¿Quería estar más tiempo con él? No lo sabía, sentirse acechada y en riesgo no era su momento favorito del día. Suficiente había pasado ya en la montaña. Contestarle sus preguntas podrían llevarle problemas, tantos como aquellos que ya había causado el hombre. Si, tuvo suerte, pero también tuvo reacción, fuerza e inteligencia, no cualquiera sale de esa situación de forma victoriosa, aunque claro, su nombre mismo se lo decía, ¿por qué no hacerle los honores?
— No tengo porque contestar alguna de sus preguntas, no es que le tenga demasiada confianza después de lo que pasó — Aseguró sin bajar la guardia. Ella confiaba con facilidad, la prueba estaba en lo que le había ocurrido en la mejilla, pero después de eso, ya no tenía fuerzas, mucho menos ganas para volver a hacerlo — Sólo siéntase conforme con una cosa: nací en las montañas, y era muy feliz ahí — Guardó silencio un largo rato pero no dejó de mirarlo — Además, ¿cree que no me di cuenta de lo que era? Basta ver sus rasgos, sus ojos, y la forma en que el vampiro movía la nariz, sin importar que no necesite oler, a ellos les pica con solo tener una presencia como la de usted, es algo evidente — Dejó caer los brazos y luego se relajó un poco. Se acomodó bien en uno de los sillones. Estaba más que agotada.
— ¿Qué pasaría si le digo que no me interesa volver a verlo? ¿Insistiría? — Se aclaró la garganta. Victoire era dueña de códigos, mismos que le habían permitido seguir adelante, que le mantenían con vida. No se acercaba demasiado a caballeros por miedo a sentir atracción por ellos, es más, ni siquiera se acercaba a mujeres tampoco, y no por miedo a sentir interés sexual (que llegaba a pasar aunque tuvieran que esconderse por miedo a ser asesinados), más bien porque no deseaba maldecir, ni empapar de cosas malas a los demás — No insista, y tampoco se intrigue, piense que soy alguien común, no le conviene estar cerca de mi, incluso aunque sea un licántropo — Finalizó, aquello parecía más bien una orden.
Victoire Vacquette- Humano Clase Media
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Re: Lo imperfecto suele ser lo correcto [Privado]
Elías estaba acostumbrado a tener el control, a que las cosas salieran según él lo iba previendo y con aquella humana estaba todo saliendo de una manera en la que simplemente no podía ser. Si el licántropo trataba de llevar la conversación por algún rumbo, ella parecía cambiarlo de manera deliberada, haciendo que Elías perdiera el control y no supiera entonces que hacer o decir. Con cierto esfuerzo llevaba esa conversación lo mejor que le era posible aunque la manera que trataba de pedirle disculpas por los inconvenientes no fuera la mejor; igual, lentamente trataba de adquirir más conocimientos sobre ella y las cosas que hacía, por eso era que al parecer ella esquivaba gloriosamente las preguntas, dando algunos detalles pero no los necesarios como para dejar al hombre satisfecho.
Enarco la ceja cuando le imito al cruzar los brazos y una media sonrisa asomo a los labios del licántropo, quien con cada nuevo gesto, se sorprendía más de las capacidades de esa mujer por hacerle oscilar entre estados de animo y pensamientos. Era hermosa y fuerte, le llevaba la contraria y al mismo tiempo resultaba encantadora. En su mente, no podía dejar de pensar en que era una simple actriz pero que poseía todas las características para ser una cazadora muy buena, cosa que evidentemente ella no debería estar interesada en escuchar. Su rostro había sido herido por culpa de Elías y más heridas eran imposibles para alguien que trabajaba de su rostro y de como lucía en general.
– Estoy consciente de que no me tendrá confianza inmediata después de lo sucedido – sonrío de manera un tanto burlona – ni siquiera yo me tengo confianza ahora, pero igual aunque no me lo responda de manera directa, yo estoy sacando conclusiones con cada palabra que sale de sus labios y ya tendré manera de conocer más de usted, sea de sus labios o no – no era de extrañarse que criada entre hombres lobo, supiera exactamente que era él, pero tampoco eso significaba que le conociera por completo – En ningún momento he tratado de esconder mi naturaleza, contrario a lo que pueda pensar. No es algo que yo quisiera, pero es un detalle que ahora me resulta de cierta manera beneficioso – y si, desde que se convirtió en licántropo junto a su difunto hermano, los trabajos de cacería eran mucho más sencillos y de cierta manera, menos peligrosas así que por todo lo malo, llegaba algo bueno.
– Puede decírmelo si se siente mucho mejor de esa manera, pero no desistiré de lo que ahora planeo y de hecho, soy bastante insistente cuando me lo propongo, no descanso hasta tener lo que considero suficiente sobre algo o alguien – admitió de manera segura, esperando a saber más de ella aunque Victoire no planeara decir más. Suspiro con cierta frustración, porque a pesar de decirle que descubriría más cosas acerca de ella, le insistía en que no era muy diferente a todo lo que viera antes – Sabe tan bien como yo que no es común, eso es lo último que usted llegaría a ser y aunque me lo diga, si no se explica no se porque asegura que no me conviene estar cerca de usted, yo no veo nada de lo que deba temer o alejarme y si planea conseguir que guarde mi distancia con usted, lo mejor sería que me dijese ¿Por qué tengo que mantenerme alejado?
Enarco la ceja cuando le imito al cruzar los brazos y una media sonrisa asomo a los labios del licántropo, quien con cada nuevo gesto, se sorprendía más de las capacidades de esa mujer por hacerle oscilar entre estados de animo y pensamientos. Era hermosa y fuerte, le llevaba la contraria y al mismo tiempo resultaba encantadora. En su mente, no podía dejar de pensar en que era una simple actriz pero que poseía todas las características para ser una cazadora muy buena, cosa que evidentemente ella no debería estar interesada en escuchar. Su rostro había sido herido por culpa de Elías y más heridas eran imposibles para alguien que trabajaba de su rostro y de como lucía en general.
– Estoy consciente de que no me tendrá confianza inmediata después de lo sucedido – sonrío de manera un tanto burlona – ni siquiera yo me tengo confianza ahora, pero igual aunque no me lo responda de manera directa, yo estoy sacando conclusiones con cada palabra que sale de sus labios y ya tendré manera de conocer más de usted, sea de sus labios o no – no era de extrañarse que criada entre hombres lobo, supiera exactamente que era él, pero tampoco eso significaba que le conociera por completo – En ningún momento he tratado de esconder mi naturaleza, contrario a lo que pueda pensar. No es algo que yo quisiera, pero es un detalle que ahora me resulta de cierta manera beneficioso – y si, desde que se convirtió en licántropo junto a su difunto hermano, los trabajos de cacería eran mucho más sencillos y de cierta manera, menos peligrosas así que por todo lo malo, llegaba algo bueno.
– Puede decírmelo si se siente mucho mejor de esa manera, pero no desistiré de lo que ahora planeo y de hecho, soy bastante insistente cuando me lo propongo, no descanso hasta tener lo que considero suficiente sobre algo o alguien – admitió de manera segura, esperando a saber más de ella aunque Victoire no planeara decir más. Suspiro con cierta frustración, porque a pesar de decirle que descubriría más cosas acerca de ella, le insistía en que no era muy diferente a todo lo que viera antes – Sabe tan bien como yo que no es común, eso es lo último que usted llegaría a ser y aunque me lo diga, si no se explica no se porque asegura que no me conviene estar cerca de usted, yo no veo nada de lo que deba temer o alejarme y si planea conseguir que guarde mi distancia con usted, lo mejor sería que me dijese ¿Por qué tengo que mantenerme alejado?
Elías Pharzuph- Licántropo Clase Media
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Re: Lo imperfecto suele ser lo correcto [Privado]
Victoire reconocía que era una chica terca, caprichosa, y que cuando algo se le metía a la cabeza, no se le iba a salir de buenas a primeras, mucho menos tomando en cuenta su condición de vida; vivir en medio de una maldición. Para muchos, su forma de ser tendía al despotismo, y también, al egoísmo, cualquiera diría que era una joven adinerada, con un carácter de mierda dispuesta a joder al primero que se le cruzaba, pero lejos estaba de eso, en su interior existía mucha bondad, tanta que no cabía en su interior, y su mirada lo reflejaba, sin embargo no desear llevar a su condena a alguien más, le ponía grandes barreras, mismas que la alejaban del joven que tenía frente a ella.
La humana se dio cuenta que no valía la pena seguir con aquella conversación, por un lado él no cedería a querer más de su persona, y por otro, la chica no le revelaría más de lo que pudiera. Hizo una mueca clara, evidente, y cargada de molestia. Gruñó como si ella fuera en realidad el hombre-lobo, y no el hombre. Negó un par de veces más presa de la frustración, y al final decidió tomar sus cosas, abrir la puerta del lugar, y esperar a que él saliera junto con ella. Mientras más tiempo invirtieran juntos, más problemas tendría para evadir la verdad, porque Victoire no era una joven mentirosa, y jamás lo sería.
Mientras iban avanzando por los pasillos, la jovencita soplaba cada una de las velas que se encontraban a su paso. Su camino se iba volviendo un pasado de oscuridad, era como si ambos consumieran la poca luz que se encontraba a su alrededor. La joven dejó salir un gesto cargado de melancolía, eso ocurría en su realidad. La luz de sus alrededores se consumía con su presencia, su maldición acarreaba negrura, y todo porque la muerte misma iba sobre sus hombros. Todo un dolor para ella, porque su corazón le pedía ir a conocer.
La cantante y actriz se disculpó con el velador por la tardanza, aquel hombre tenía como misión cerrar con recelo todo aquello que dejara libre entrada o salida del recinto, sin embargo no podía hacerlo si alguien se encontraba adentro, aquello reducía las horas de sueño del pobre hombre, ¡aunque, bueno! El hombre debía vigilar, no dormir, sin embargo los del teatro lo comprendían, un hombre viejo que aún debe mantener a su esposa, no tendría nada de malo en dormir mientras cuida. ¿O si?
— Creo que hemos terminado la función, mi señor — Su voz mostraba un alivio claro. Victoire se sentía presionada, un poco en deuda con él, porque sin importar el peligro en el que la puso, lo cierto es que se preocupó, y buscó mantenerla con vida. — Espero su misión se haya completado, y sobretodo, no abuse de nuevo de la comprensión de otras personas — Le dedicó la sonrisa más sincera de aquella noche. Victoire sentía alivio, sí, pero también sentía tristeza, el deseo de poder conocer a alguien más, de interactuar, de entablar una amistad, o incluso enamorarse aparecía, la traicionaba, y le recordaba que la vida no llegaba a serlo sin poder tener un amor — Por favor, no me busque, lo mejor es no volver a vernos — Se encogió de hombros.
La muchacha se acercó, y como muestra de disculpa, dio un beso cálido en la mejilla del hombre, se dio la vuelta, y estaba a punto de decir adiós.
La humana se dio cuenta que no valía la pena seguir con aquella conversación, por un lado él no cedería a querer más de su persona, y por otro, la chica no le revelaría más de lo que pudiera. Hizo una mueca clara, evidente, y cargada de molestia. Gruñó como si ella fuera en realidad el hombre-lobo, y no el hombre. Negó un par de veces más presa de la frustración, y al final decidió tomar sus cosas, abrir la puerta del lugar, y esperar a que él saliera junto con ella. Mientras más tiempo invirtieran juntos, más problemas tendría para evadir la verdad, porque Victoire no era una joven mentirosa, y jamás lo sería.
Mientras iban avanzando por los pasillos, la jovencita soplaba cada una de las velas que se encontraban a su paso. Su camino se iba volviendo un pasado de oscuridad, era como si ambos consumieran la poca luz que se encontraba a su alrededor. La joven dejó salir un gesto cargado de melancolía, eso ocurría en su realidad. La luz de sus alrededores se consumía con su presencia, su maldición acarreaba negrura, y todo porque la muerte misma iba sobre sus hombros. Todo un dolor para ella, porque su corazón le pedía ir a conocer.
La cantante y actriz se disculpó con el velador por la tardanza, aquel hombre tenía como misión cerrar con recelo todo aquello que dejara libre entrada o salida del recinto, sin embargo no podía hacerlo si alguien se encontraba adentro, aquello reducía las horas de sueño del pobre hombre, ¡aunque, bueno! El hombre debía vigilar, no dormir, sin embargo los del teatro lo comprendían, un hombre viejo que aún debe mantener a su esposa, no tendría nada de malo en dormir mientras cuida. ¿O si?
— Creo que hemos terminado la función, mi señor — Su voz mostraba un alivio claro. Victoire se sentía presionada, un poco en deuda con él, porque sin importar el peligro en el que la puso, lo cierto es que se preocupó, y buscó mantenerla con vida. — Espero su misión se haya completado, y sobretodo, no abuse de nuevo de la comprensión de otras personas — Le dedicó la sonrisa más sincera de aquella noche. Victoire sentía alivio, sí, pero también sentía tristeza, el deseo de poder conocer a alguien más, de interactuar, de entablar una amistad, o incluso enamorarse aparecía, la traicionaba, y le recordaba que la vida no llegaba a serlo sin poder tener un amor — Por favor, no me busque, lo mejor es no volver a vernos — Se encogió de hombros.
La muchacha se acercó, y como muestra de disculpa, dio un beso cálido en la mejilla del hombre, se dio la vuelta, y estaba a punto de decir adiós.
Victoire Vacquette- Humano Clase Media
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Re: Lo imperfecto suele ser lo correcto [Privado]
Trataba de conseguir más de ella, más de lo que la propia Victoire estaba dispuesta a darle y aún así, Elías se mantenía firme aún sabiendo que en cualquier momento ella podía dar por finalizado aquel encuentro y después, tratar de no verlo más. Pero si ella era terca, Elías lo sería el doble. Pocas ocasiones en la vida tenía un deseo tan claro y en esos momentos era conocer un poco más de aquella actriz y poder estar cerca de ella el tiempo suficiente como para saber exactamente que era lo que le llamaba la atención.
Ella lucía en aquellos momentos más indispuesta y molesta de lo que él pudiera verse y eso de cierta manera la provocaba una alegría interna que no demostraba mucho, pero que sentía profundamente dentro de si mismo. Aún así, cuando la vio levantarse y dirigirse a la puerta para lanzarle una mirada e indicar con eso que esperaba que el licántropo saliera, Elías no hizo más que suspirar y avanzar hasta la salida de aquel camerino donde se habían encontrado a solas. Ya no quedaba nadie más en el teatro y quizás así era mucho mejor, después de todo la actriz no debía querer ser vista con un hombre con tan mala facha como lo era él.
Su camino hacía el exterior de aquel lugar transcurrió en un silencio que ambos parecían agradecer; aunque claro, Elías esperaba de si mismo eso, silencio; pero de ella esperaba palabras. A pesar de eso no hizo intento alguno de cuestionarla nuevamente o al menos no le haría más durante ese encuentro. Victoire le había dejado bastante en claro que no esperaba verlo más pero eso no pasaría, así que seguro se verían más rápido de lo que ella sospechaba.
Al encontrarse con el velador y mientras la actriz se despedía de manera educada de aquel hombre, él se limito a hacer una inclinación de su cabeza en señal de agradecimiento y desvío la mirada de aquel velador. No tenía realmente nada que decirle a aquel hombre, pues si se quedo más tiempo en aquel teatro fue únicamente porque ella le había llevado hasta su camerino y no ha otro lugar fuera del recinto donde ella presentaba sus actos y lucía tan contenta. Eso era algo que le parecía bastante interesante a Elías, ¿Cómo era posible que ella fuera de esa manera tan amigable al estar en el teatro y se mostrara tan fría al poder obtener un poco más de cercanía con alguien? El licántropo atribuía eso a la manera de vida que debió llevar lejos de París, pero la realidad es que no estaba del todo seguro y claro, desconocía por completo la maldición que la fémina cargaba.
– Ya le he dicho que no fue mi intención que usted saliera lastimada y la verdad es que ese asunto ha quedado limpio, ya no tiene que preocuparse porque ese vampiro vaya a regresar a acosarle – respondió de inmediato al ver su sonrisa y él mismo trato de dedicarle una a ella, solo que la de Elías lucía un tanto más seductora. Sin embargo, apenas escuchaba aquella petición, su expresión se torno nuevamente en completa seriedad y un suspiro salió de sus labios mientras que ella le besaba la mejilla. ¿De verdad creía que podía dejarle ir así? Victoire lucía un tanto entristecida y no requería ser él un genio para percatarse de eso, así que antes de que pudiera alejarse más, le sujeto de la mano apenas para hacer que ella le mirara – Eso es lo que cree pero espero no se moleste cuando sus deseos no se vean cumplidos y deba verme nuevamente, aunque prometo que en esa ocasión no vendré en compañía de ningún otro ser – Y claro, no solo la mano de la actriz – Le pediré además que por esta noche me deje acompañarla hasta su hogar, la verdad es que no me siento cómodo dejando que se vaya sola, siendo que se ha quedado mucho más tiempo por mi culpa – y dicho eso, soltó la mano de ella e hico un gesto con la mano de que le seguiría.
Ella lucía en aquellos momentos más indispuesta y molesta de lo que él pudiera verse y eso de cierta manera la provocaba una alegría interna que no demostraba mucho, pero que sentía profundamente dentro de si mismo. Aún así, cuando la vio levantarse y dirigirse a la puerta para lanzarle una mirada e indicar con eso que esperaba que el licántropo saliera, Elías no hizo más que suspirar y avanzar hasta la salida de aquel camerino donde se habían encontrado a solas. Ya no quedaba nadie más en el teatro y quizás así era mucho mejor, después de todo la actriz no debía querer ser vista con un hombre con tan mala facha como lo era él.
Su camino hacía el exterior de aquel lugar transcurrió en un silencio que ambos parecían agradecer; aunque claro, Elías esperaba de si mismo eso, silencio; pero de ella esperaba palabras. A pesar de eso no hizo intento alguno de cuestionarla nuevamente o al menos no le haría más durante ese encuentro. Victoire le había dejado bastante en claro que no esperaba verlo más pero eso no pasaría, así que seguro se verían más rápido de lo que ella sospechaba.
Al encontrarse con el velador y mientras la actriz se despedía de manera educada de aquel hombre, él se limito a hacer una inclinación de su cabeza en señal de agradecimiento y desvío la mirada de aquel velador. No tenía realmente nada que decirle a aquel hombre, pues si se quedo más tiempo en aquel teatro fue únicamente porque ella le había llevado hasta su camerino y no ha otro lugar fuera del recinto donde ella presentaba sus actos y lucía tan contenta. Eso era algo que le parecía bastante interesante a Elías, ¿Cómo era posible que ella fuera de esa manera tan amigable al estar en el teatro y se mostrara tan fría al poder obtener un poco más de cercanía con alguien? El licántropo atribuía eso a la manera de vida que debió llevar lejos de París, pero la realidad es que no estaba del todo seguro y claro, desconocía por completo la maldición que la fémina cargaba.
– Ya le he dicho que no fue mi intención que usted saliera lastimada y la verdad es que ese asunto ha quedado limpio, ya no tiene que preocuparse porque ese vampiro vaya a regresar a acosarle – respondió de inmediato al ver su sonrisa y él mismo trato de dedicarle una a ella, solo que la de Elías lucía un tanto más seductora. Sin embargo, apenas escuchaba aquella petición, su expresión se torno nuevamente en completa seriedad y un suspiro salió de sus labios mientras que ella le besaba la mejilla. ¿De verdad creía que podía dejarle ir así? Victoire lucía un tanto entristecida y no requería ser él un genio para percatarse de eso, así que antes de que pudiera alejarse más, le sujeto de la mano apenas para hacer que ella le mirara – Eso es lo que cree pero espero no se moleste cuando sus deseos no se vean cumplidos y deba verme nuevamente, aunque prometo que en esa ocasión no vendré en compañía de ningún otro ser – Y claro, no solo la mano de la actriz – Le pediré además que por esta noche me deje acompañarla hasta su hogar, la verdad es que no me siento cómodo dejando que se vaya sola, siendo que se ha quedado mucho más tiempo por mi culpa – y dicho eso, soltó la mano de ella e hico un gesto con la mano de que le seguiría.
Elías Pharzuph- Licántropo Clase Media
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Fecha de inscripción : 22/11/2013
Re: Lo imperfecto suele ser lo correcto [Privado]
Lo cierto es que Victoire no temía a los vampiros. Le resultaban criaturas poderosas sí, pero debido a eso se confiaban y subestiman al resto. Cuando estuvo en la montaña tuvo que entrenar, en una ocasión asesinó a una de esas criaturas. Lo que ella le tenía miedo era a la luna llena, a las noches cuando aquel astro se completaba. Ella le temía a lo que ninguna mujer desearía temer, porque el amor era el moto red la vida, y sin embargo, con aquel sentimiento su destrucción llegaría. ¿Qué podía saber él de verdadero temor? Las maldiciones de ambos eran tan distintas. De ahí provenía su tristeza.
A Victoire no le gustaba ser una chica ausente, y mucho menos de esas que se ocultan de la vida. En su interior existía una gran llama, y deseos de conocer a más de un ser humano; no podía. De brazos cruzados debía sacar esa fierecilla en su interior, demostrar que se podía valer por si sola, y que no necesitaba del mundo más que de ella misma. Quizás no era tan fuerte, quizás era débil y se iba quebrando de a poco. Quizás… quizás… quizás. ¡Que dilemas! Por es razón no se permitía acercamientos, porque la introspección se volvía su perdición también.
Caminar de regreso a casa recordando todo lo que cargaba sobre sus hombres, no era bueno. El frío llegaba a volverse más molesto, y cada paso resultaba más peligroso, pero aunque doliera eran detalles de los que ya se había acostumbrado. Ella no debía permitirse caer, ni siquiera tropezar. Las ganas de vivir de la joven eran tan grandes, que aceptaba los sacrificios que la maldición pudiera acarrearle. ¡Maldita condena! La estaba cansando. Quizás en realidad no estaba viviendo.
— Nunca había conocido a hombre más testarudo que usted — Confesó la señorita. La mano calidad del licántropo le hizo suspirar. Le recordaba a su montaña, a su familia, a esos tiempos de alegría, las veces que cultivaba sus alimentos, y cuando los retiraba de la tierra para consumirlos. Evitó una sonrisa para no dejarle ver que cedía. Si ya la había metido en problemas en su primera hora de conocerse, por alguna extraña razón creía él podría llegar a ser su condena. La confusión reinó. — Mis deseos se cumplen porque yo hago lo que sea para que eso suceda — Susurró, no importó el volumen de sus palabras, ella sabía que sería escuchada. — Sus persistencia me pone de un peor humor, y sólo quiero descansar — Movió las manos para que le soltara y siguió avanzando.
— Si lo dejo que me acompañe a casa corro el riesgo que llegue a interrumpir mis actividades, y eso no me agrada — Seguía avanzando, si se detenía a discutir con él jamás llegaría a su hogar, se sentía agotada, y además de eso, debía descansar, a la mañana siguiente algunos pedidos debía entregar. — Bueno, cuénteme ¿cómo es qué se convirtió en lo que es usted ahora? — Quizás con preguntas incomodas terminaría por alejarlo.
A Victoire no le gustaba ser una chica ausente, y mucho menos de esas que se ocultan de la vida. En su interior existía una gran llama, y deseos de conocer a más de un ser humano; no podía. De brazos cruzados debía sacar esa fierecilla en su interior, demostrar que se podía valer por si sola, y que no necesitaba del mundo más que de ella misma. Quizás no era tan fuerte, quizás era débil y se iba quebrando de a poco. Quizás… quizás… quizás. ¡Que dilemas! Por es razón no se permitía acercamientos, porque la introspección se volvía su perdición también.
Caminar de regreso a casa recordando todo lo que cargaba sobre sus hombres, no era bueno. El frío llegaba a volverse más molesto, y cada paso resultaba más peligroso, pero aunque doliera eran detalles de los que ya se había acostumbrado. Ella no debía permitirse caer, ni siquiera tropezar. Las ganas de vivir de la joven eran tan grandes, que aceptaba los sacrificios que la maldición pudiera acarrearle. ¡Maldita condena! La estaba cansando. Quizás en realidad no estaba viviendo.
— Nunca había conocido a hombre más testarudo que usted — Confesó la señorita. La mano calidad del licántropo le hizo suspirar. Le recordaba a su montaña, a su familia, a esos tiempos de alegría, las veces que cultivaba sus alimentos, y cuando los retiraba de la tierra para consumirlos. Evitó una sonrisa para no dejarle ver que cedía. Si ya la había metido en problemas en su primera hora de conocerse, por alguna extraña razón creía él podría llegar a ser su condena. La confusión reinó. — Mis deseos se cumplen porque yo hago lo que sea para que eso suceda — Susurró, no importó el volumen de sus palabras, ella sabía que sería escuchada. — Sus persistencia me pone de un peor humor, y sólo quiero descansar — Movió las manos para que le soltara y siguió avanzando.
— Si lo dejo que me acompañe a casa corro el riesgo que llegue a interrumpir mis actividades, y eso no me agrada — Seguía avanzando, si se detenía a discutir con él jamás llegaría a su hogar, se sentía agotada, y además de eso, debía descansar, a la mañana siguiente algunos pedidos debía entregar. — Bueno, cuénteme ¿cómo es qué se convirtió en lo que es usted ahora? — Quizás con preguntas incomodas terminaría por alejarlo.
Victoire Vacquette- Humano Clase Media
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