Noach Zwaan

Un joven de refinada estatura y elegancia manifiesta. Sus cabellos dorados son intensos y su piel clara hacen resaltar una azulina mirada que se expresa en dos orbes en su rostro. Orbes azules que alguna vez observaron con armonía cada criatura y evento en la vida y que ahora nada más se manifiestan como dos esferas carentes de emociones. Más bien, existe algo que predomina si se le mira con profundidad a ese par de ojos que asemejan un océano de misterio; resentimientos.
Noach es un joven bien parecido, de firme caminar y de expresión seria que a primera vista suele encantar las miradas de las damiselas contemporáneas. Da un aire de respeto al presentarse en algún lugar pues jamás es del tipo que camina encorvado o empequeñecido pese a la dura experiencia que ha vivido. Siempre es bueno demostrar una coraza de hielo la cual nadie puede destruir.


Cuando sus días de gloria albergaron su joven espíritu, Noach era un joven cuya armonía interna traspasaba hacia lo exterior. Un muchacho comprensivo y altruista que siempre luchó por los ideales que sus padres defendían y los cuales los adoptó como propios no por un asunto de herencia sino por el enriquecido derecho que ellos protegían. Para Noach siempre fue importante el bienestar de los demás y el amor por sus tierras natales. Un muchacho que desde temprana edad se culturizó exigentemente para aprender cada detalle que pudiese ser finamente estudiado, su inteligencia siempre fue de la mano con la razón. Noach fue la composición perfecta para el aristócrata perfecto que luchase por la igualdad y bien común de todos sin excepción. Diferenciado de otros nobles cuyas almas egoístas sólo piensan en privilegios propios. Un ser carismático y afectuoso con los suyos; especialmente con su hermana pequeña, Mina.
Pero la luz que iluminaba al joven hijo del Conde de Assen se extinguió por completo tras ser víctima de un secuestro de la mano de la persona que menos lo esperaba. Este suceso nubló su existencialismo y lo vació por completo ahora convirtiéndolo en un ente desahuciado de afectos y cariño por el mundo y por sus pares. Pasó, más bien, a convertirse en un joven completamente desconfiado de todos, que va a la defensiva nutriéndose de rencor y resentimiento que nacieron al sentir que las personas que más apreciaba le dieron la espalda. Olvidándolo, condenándolo, sepultándolo.



Su tierna existencia fue dorada desde el  comienzo de sus primeros  días en el mundo.  La alta alcurnia fue en la que nació como hijo mayor un reconocido e importante matrimonio conformado por dos intelectuales nobles.  A penas siendo un recién nacido, sus padres le hicieron conocedor del mundo que le rodeaba y el mundo lo conoció a él. Noach era el hijo del conde de Assen, algún día él ocuparía el lugar de su padre por lo que era normal que su presencia y su nombre fuese desde temprano hechos de conocer.
Su infancia fue una etapa muy añorada por Noach, una enriquecida estancia en el mundo donde se nutrió de conocimientos, amor de sus padres y, por sobre todo, la llegada de su querida hermana menor; Mina. Noach solía contemplar a su pequeña hermana y reflexionar sobre las características de la niña. Mina no era como las demás infantas hijas de los nobles que él conocía, mientras las demás princesas anhelaban nuevos vestidos y muñecas, Mina clavaba la vista en un libro tras otro. Era eso lo que más apreciaba Noach de Mina, que fuese única, especial entre todas, su pequeña Mina.
Pero su infancia celestial se fue poco a poco transformando en un huracán de vaivenes inquietantes cuando el maquiavelismo venido de la mano de los tiempos bélicos por la guerra Anglo-Holandesa tocaron directamente la puerta de los Zwaan. Su padre estimó prontamente trasladar a la familia a tierras francesas por seguridad de su núcleo familiar, pero su madre, fiel a sus ideales –y algo que él admiraba de ella- convenció a su padre para que permanecieran en sus tierras natales.
La caída de Guillermo llegó, los corazones de los llamados patriotas vieron la luz una vez más entre tanta oscuridad pero fueron las mismas tropas prusianas las que se encargaron de extinguir aquella luz.  Pese a que sus corazones les reclamasen que siguiesen firmes, muchas familias nobles debieron abandonar el país por temor a que sus seres queridos fuesen lastimados, entre esas familias estaba la de los Zwaan. Abordaron, al fin, en tierras francesas.
Francia, la tierra del amor, la fraternidad, la igualdad y la revolución. Un país que Noach admiró casi instantáneamente por aquel espíritu de independencia y lucha que embriagaba hasta el más sumido de los extranjeros. La nostalgia por su país invadía su corazón pero las calles de París tranquilizaban su alma. Su familia estaba bien en el país franco y eso le daba paz. Podía observar a sus padres disfrutar de una tarde contemplando las aves del jardín, podía ver como Mina se convertía en una preciosa damisela culta y con excelentes posibilidades de redes sociales que, en el futuro, le traerían grandes prestigios y beneficios. Noach sabía que, algún día, él sería el Conde de Assen, pero le divertía ver a su hermana sociabilizar con distintos entes de prestigio que influían en la política local. A veces pensaba que ella podía ser una gran condesa si a él le sucedía algún infortunio.
Fue una tarde en que Noach vislumbraba la tarde primaveral, con su alma en paz y cerrando los ojos ante la gran seguridad y felicidad que experimentaba por el bienestar de su familia, cuando su vida dio el vuelco más grande de todos. No recordaba mucho de ése día, sólo que de pronto se vio emboscado por cuatro tipos, uno de ellos colocándole un saco en la cabeza y los otros tres ejerciendo bruscos movimientos para subirlo a un coche pese a la oposición de Noach. Por supuesto, él intentó zafarse de esos rufianes y por poco lo logra pero uno de ellos le dio un golpe en la nuca con un tronco de madera. Noach perdió la conciencia. Cuando abrió pesadamente los párpados, se encontró en un oscuro lugar del cual jamás había puesto píe en ese sitio. Pensó rápidamente que se trataba de un secuestro con fines monetario, seguramente esas sanguijuelas tramaban pedir una recompensa a sus padres por su rescate. El calabozo era oscuro y húmedo, inhumado por lo demás, pero se armó de paciencia esperando a que algún alma apareciera en el lugar. Tuvo que pasar una gran cantidad de horas hasta sentir que unos pasos se aproximaban hacia su persona, unos pasos que poco a poco comenzó a traducir como demasiado finos para un grupo de toscos rufianes. Cuando alzó la mirada, aún adolorido por el golpe y algo debilitado por el tiempo transcurrido a solas en ese lugar, abrió los ojos enormemente y quedó boquiabierto al ver a la persona culpable de su secuestro. No podía ser cierto, fue lo primero que pensó.
Así pasaron los días, en poco semanas, en poco meses. Noach era el cautívo de esa maléfica alma de la cual jamás esperó que fuese dueña de tal maldad. Día y noche pensó en sus familiares, en sus queridos padres, en su amada hermana. ¿Por qué aún estaba allí? ¿Qué estaban haciendo sus familiares por entonces? Su mente era fuerte pero sentía que el encierro, oscuridad y tortura algún día lo enloquecerían. Sólo la desesperación y dolor se hizo más intenso cuando recibió la noticia de la muerte de sus padres.  La mente intelectual de su secuestro insistía en que sus propios padres lo habían olvidado tan pronto cuando desapareció. Que él nada importaba a sus familiares en realidad. De hecho, ante su desaparición rápidamente habían investido a Mina Zwaan como condesa de Assen incluso antes de la muerte de su padre.
Noach comenzó a experimentar una metamorfosis durante ese periodo. Ya no era más el joven que algún día conoció el mundo. Aquel joven que en su alma albergaba esperanza por la humanidad. Poco a poco, como si una cuchara imaginaria escarbara en su pecho, comenzó a quedarse sin nada en su interior, sin emociones, sin alma, sin amor, sin nada. Un ser completamente vacío que nada más esperaba el día de su juicio final.




ϟ Junto a su familia, huyó de su país natal y se asentaron en Francia. País que le nutrió como cuna cultural y social.
ϟ Noach, por herencia, debiese ser el verdadero Conde de Assen pero al ser secuestrado y ante la muerte de sus padres el título le fue concedido a su hermana menor, Mina.
ϟ Fue secuestrado por la persona que menos esperaba, vivió en claustro por culpa de ésta persona día a día teniendo como única compañía sus pensamientos.
ϟ Desprecia todo lo que tenga referencia con la esperanza en la humanidad pues considera que los seres humanos no son de confiar.
ϟ No le gustan los lugares que sean demasiado cerrados. Se podría decir que ha desarrollado cierto grado de claustrofobia.