En honor al señor [Emma Zwaan]

Malditos sueños, mencionan que son nuestra parte dormida, nuestro subconsciente hablándonos, una parte de nosotros que jamás podríamos engañar ni burlar, también se menciona que son deseos ocultos o tareas por hacer que despiertos no somos capaces de descubrir ni de querer aceptar, son los sueños como un pequeño ser que te reprocha cada vez tus fallas, ¿serían eso?. Esperaba que realmente no fuera así, ya que él creía no tener fallas. Aunque por demasiados milenios se había mantenido inmaculado en sus pensamientos, forma de pensar y de actuar, era más fácil sacarle el corazón que hacerlo observar un diferente punto de vista al suyo con algo de respeto, mucho orgullo por su raza y por lo que representaba eran las causas de una mente aparentemente cerrada pero perfecta para él, no había nada que reprocharle a fin de cuentas era un ser sin humanidad, ya que nunca recordó tenerla.

Por otra parte tus memorias perdidas aún yacen en tu cerebro, es imposible que se pierda, dicen que el cerebro es tan maravilloso que todo lo acumula, tan solo esconde unas cosas otras no. Todo esto lo había leído antes, no sabía si eran grandes descubrimientos humanos o solo delirios de los mismos, pero creía en ello, ya que tenía bastante lógica, pero a la vez le aterraba, porque de ser cierto su humanidad aún estaría dentro de él mismo y no, no lo quería así.

Dos opciones le quedaban destruir esa figura femenina o escucharla, era extraño porque siempre figuras con curvas eran más llamativas para el vampiro, siempre una mujer, ciertamente tenía poco trato con hombres, quizá esto se debiera a un rechazo por los hombres, generando por el vampiro que le convirtió, claro eso no lo sabia ni el mismo, era ir demasiado dentro de su mente, quizá demasiado profundo hasta para un mismo ser inmortal.

El actuar digno de Raphael tan solo hubiera sino buscar a esa peste y exterminarla, pero en algún punto pensó que era necesario expandir sus horizontes, tan solo aprender y conocer, pero no compartir, sin duda alguna no iba a poder compartir todo eso llamado humanidad, esa era la forma en que se lo planteaba, ¿sería así?

Como ya era costumbre visitó la iglesia un domingo, ese tal todo "Poderoso" siempre fue de su interés, técnicamente él era un ser que debía ser destruido por el señor, ¿pero si él era tan poderoso por qué tenía que usar humanos o otros seres malditos para acabar con él? Esa simple pregunta le hacia tan solo pisar estos lugares sagrados para burlarse del gran poderoso del que todos hablan y celebran, hasta temen. Era de noche y poca gente allí se encontraba, paseo la vista observando a unas cuentas mujeres, mas su vista se fijo en una sola que resaltaba por su ropa, esa forma de vestir significaba un termino conocido para él, dinero y títulos, a penas puso atención al resto y se fue acercando a ella sin ser disimulado pero sin hablarle tampoco.

Aquellas palabras que fueron expulsadas por los labios de esta mujer podrían dar a entender que tendría algún tipo de poder adivinatorio o vista del futuro, o simple coincidencia, el motivo de su visita era cumplir con su búsqueda y que alguien le dijera semejantes palabras de buenas a primeras sin motivo o razón aparente, más que un acercamiento, podría haber sido tan solo un “Hola” “Buenas noches” “¿Busca algo” y quizá solo salir huyendo por el rostro sombrío del Arcángel, lastimosamente para el Arcángel, los segundos en dudas mentales eran algo que detestaba, la respuesta que daría a continuación debería ser exacta y con poca información, lo más inteligente debería de ser una respuesta ambigua, o una repregunta, las orbes del vampiro se fijaron en la humana, los filos de los colmillos se mostraban, recordaba por unos instantes que no se había alimentado esta noche, por ahora debería controlar bastante el impulso, sobre todo de un ser que se alimentaba tres veces por noche, estas orbes azules apaciguaron cualquier reacción notable antes de hablar - ¿Está usted afirmando o preguntando? - dio suaves pasando rodeando a la mujer – Clase Alta – dijo observando sus ropas – No, nobleza – tras observar mejor los diseños caros – Figura curva y femenina – menciono frente a ella mientras recorría la cintura de la mujer sin problema o vergüenza alguna, asegurándose de que esta estuviera a medida de su mensaje.

Una sonrisa torcida apareció en su rostro – Semblante angelical, se luce en su rostro de niña, aunque parezca mujer, veo a una niña y en la locación en la que se encuentra, que ayuda aún más – soltó el cuerpo de la mujer, no permitiría ser interrumpido por nadie, no por ella misma – Quizá tenga algo que yo busco, lo gracioso es que no estoy seguro de lo que estoy buscando, ni si es usted la adecuada para dármelo, ¿complicado, verdad? - técnicamente no tendría motivos reales para encontrarse en esa Iglesia, tan solo sus sueños, esos sueños que se presentaban una vez cada tantos años o meses, malditos sueños, son como estigmas en la piel que no sanan ni se van de la perfecta memoria del vampiro – A todo esto, mi nombre es Raphael, Muerte, Arcángel, Ángel Caído, llámeme como desee, a fin de cuentas ninguno es mi nombre real, mientras no me invente uno estupido – sentenció con gran seriedad, aún pasando las orbes por todo el cuerpo y rostro más aún de la muchacha – No debe pasar ni los 24 años, que manjar tan sabroso – giro su vista unos segundos hacia el resto de personas allí presentes, algo alejadas, todo se había dicho entre susurros, para no interrumpir el desperdicio de vida que hacían los demás seres dentro de esa iglesia – Este lugar me provoca cierto asco y a la vez burla increíble, si nos desviamos de aquí, los alrededores están llenos de jardines, artificiales, o lo que dejaron los humanos de la madre naturaleza, pero sigue siendo mejor opción que este antro de mentiras – culmino sus palabras con una sonrisa torcida, fina, con un colmillo salido.

Sus pasos eran lento, giró la muñeca para que la mujer le siguiera, si no lo hacía, los prontos problemas se harían presentes, si bien podía ser lo que buscaba a fin de cuentas era una simple humana y no iba a estar dispuesto a ser dominado por los deseos de una, a pesar de que la muchacha lucia un rostro tranquilo, pero parecía disimulado o escondido, cuanta pasividad podría mantener ella ante un hombre pálido, de uñas incoloras y de filudos colmillos, si antes no creía en vampiros, iba a ser tiempo de que empiece a creer, ya que con quien charlaba, pertenecía a ellos, con algo de asco, al ver tanto vampiro humanizado por allí, eran como él en bondad inmortal, pero no parte de su estirpe, eso lo tenía muy, pero muy claro y nadie iba a poder cambiarlo.