Fiesta Erotica || Libre

por **Castalia Birdwhistle** Jue Jul 24, 2014 3:51 pm

La noche le parecía aun más interesante que el día, pues las estafas se podrían hacer con mas discreción que estando de día, se podía mover con sus cómplices de una forma más fácil y ágil, entre la oscuridad, que le permitía mantener un anonimato de género, como siempre iba con sus pantalones ajustados, que le daban una mejor movilidad y a su cuerpo aun mas sensualidad, una camisa negra y su sombrero de cuero era lo que complementaba el traje de la señorita. Sus compañeros, en forma de animal, estaban cerca de ella, vigilando detenidamente cualquier movimiento que pudiera ser perjudicial para ellos. Sabían que ella podría defenderse sola, pero siempre estaban cerca de ella para brindarle su apoyo, pero ella no era alguien que se quedaba tranquila, siempre buscaba la manera de buscar entrar en problemas.

—No puede pasar sin invitación— le habían dicho, ella solamente sonrió levemente, aquello era un burdel, en ese lugar las prendas importantes y las riquezas que pudieran tener encima las personas adineradas quedaban sin vigilancia mientras estaban buscando atención de mujeres u hombres de status considerablemente discutible. ¿Cómo le iban a prohibir tomarse unos tragos en esa mina de oro? Era un crimen, pero le habían explicado con pocas palabras que era algo exclusivo y ya nada había que hacer. Bufo suavemente, sus compañeros estaban a lo lejos, en uno de los callejones, estaban hostigando a un viejo verde que al parecer iba para el mismo lugar, la morena se apresuro a llegar hasta donde estaban sus dos animales, rio suavemente para luego amenazarlo con una navaja, le quitaron todas sus pertenencias, además de la invitación que le habían dado, pero Castalia ya no estaba interesada en llegar por ese lugar, por suerte encontró una ventana abierta y gracias a su agilidad estuvo pronto dentro de ella.

Sus compañeros se quedaron vigilando mientras que ella llegaba a aquella habitación vacía, suspiro suavemente, mientras vigilaba que nadie estuviera por allí de chismoso, abrió la puerta dispuesta a salir, pero un empleado la detuvo, recordó la invitación que le habían arrebatado al viejo verde y rápidamente se la mostro, despejando cualquier duda de su procedencia. La invitaron a ir hacia la sala principal, al parecer todo se trataba de una fiesta privada en el burdel, en donde empresarios de negocios dudosos se instalaban para disfrutar de las bebidas y mujeres; en ocasiones de algunos hombres. Al parecer no habían caído en cuenta que era una mujer o a lo mejor estaban acostumbrado a ese tipo de travestismo, fue guiada junto a su sobre a donde había cierta muchedumbre, se sentó en un lugar, cruzando sus piernas, mientras ocultaba su rostro con su sombrero, quien también tenía oculto su larga cabellera, ahora solamente tenía que esperar un buen prospecto para robar…

por **Lilith O'Hara** Sáb Jul 26, 2014 2:35 am

La hora de trabajo estaba cerca, una noche mas para quizá conocer a alguien que me ayudara con mi búsqueda de aquel ser inmortal que tanto anhelaba. ¿Podría llegar hasta mi ésta vez? ¿Tendría que ir yo por él? Hasta ahora la única información que tenía era la de la cantinera Gene, la cual había actuado de forma sospechosa al preguntarle acerca de estos seres; y la valiosa información acerca de un Teatro de Vampiros que me había contado Adrian, aún tenía que conseguir las invitaciones para entrar.

Un portazo en la habitación interrumpió mis pensamientos, mi jefe sin preguntar había penetrado el lugar muy malhumorado. Al parecer cada vez le molestaba mas el hecho de que rechazaba el dinero que me ofrecían para acostarse conmigo... pues yo no quería nada a menos que fuera un vampiro. Amenazó con correrme, pues no estaba dispuesto a seguir manteniendo a una "puta" que no hacía bien su trabajo.
-Yo bailo todas las noches a cambio de este cuarto, y muchos han venido aquí tan solo a verme. -le dije seriamente tratando de no levantar la voz a pesar de mi coraje, pues sabía que pronto podría dormir en las calles nuevamente.
-No me es suficiente. ¡La gente está harta de que tan solo les calientes los huevos y ni una mamada seas capas de regalarles! -contestó él muy enojado.

Jamás me había dejado tocar por un hombre que yo no deseara, no quería ser de esas mujeres para que trataran a su antojo como quisieran. Tenía que ingeniarme algo para que no me corrieran ni me obligaran a ser utilizada en mi contra.

Mi silencio reveló algo de temor, y mi jefe atacó.
-Un colega a organizado un evento. Tengo una invitación y tu vas a ir si no quieres irte a la calle. -se metió la mano bajo sus ropas y extrajo una invitación muy elegante que luego me tendió en la mano. Al parecer era un burdel donde tan solo la gente con altos cargos y mucho dinero visitaba... muy diferente al que yo trabajaba donde de repente hasta las clases bajas se colaban. -Muéstrales la invitación y diles que vas de mi parte. Consíguete a alguien con mucho dinero y déjate follar para que me pagues lo que me debes.
-¡Pero yo no estoy dispuesta a...!
-¡Tus bailes ya no son suficientes!, ¡Si no regresas con una buena cantidad de dinero es mejor que ni te aparezcas! -azotó nuevamente la puerta al salir sin dejar defenderme.

La rabia me carcomía y mi cuerpo ardía en llamas, mis brazos se levantaron y con gran emoción caminé al tocador arrumbando todo a mi paso rompiendo espejos y pinturas que momentos antes había usado. Saqué la ropa de los cajones y tiré las cobijas al suelo. Deshice todo lo de más que había a mi paso haciendo un desastre hasta que tuve que aceptar mi realidad...

Tenía que ir y hacerlo.

Llegué al lugar siguiendo las indicaciones y accedí fácilmente tal y como me lo había dicho mi jefe. Miraba todas esas caras y hombres ricos que tan solo me asqueaban, engañando a sus mujeres las cuales habían sido obligadas a elegir una vida de "señora" cuando no lo deseaban mientras sus maridos estaban aquí... buscando a una puta.

Caminé entre las mesas buscando alguien que no me repugnara tanto para cumplir con lo que debía, por suerte podía elegir y nadie se me acercaba ya que me encontraba escondida tras mi capucha negra y la gabardina, por lo cual pasaba desapercibida creyendo que era uno de ellos.

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