AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Walking With Strangers ~ [Privado]
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Walking With Strangers ~ [Privado]
Se mantuvo en las penumbras, sus pequeños orbes azules vagaron por unos minutos o quizás casi una hora, no tenía importancia, al llegar al Cementerio notó que las nubes se alejaban con el empuje del viento. Se quedó inmóvil, mientras miraba en silencio el suave movimiento de los árboles contra el cielo, sus toscas ramas parecían arañar el sueño del mismo. Yuri sintió la oscuridad caer sobre sus hombros y decidió descansar, tomó asiento sobre una lápida que se encontraba entre los arbustos que crecían salvajemente alrededor. Notó también que el resto de las lápidas yacían limpias, con rosas ya secas y leyendas grabadas sobre ellas.
Quizás esta esta era la única tumba olvidada, la única que no mostraba un epitafio o dedicatoria similar. El momento de zozobra había pasado y ahí estaba solo y frío en la venidera noche, sus rodillas desnudas apenas cubiertas por los pantalones cortos y una gabardina oscura que ondeaba caprichosamente a merced del viento. Junto a él se encontraba Patrick, compañero inseparable de aventuras y sueños. A lo lejos un par de guardias fumaban fuera de la carroza esperando a que el pequeño terminara su catarsis en aquel lugar, de vez en cuando se le permitía visitar a sus “amigos” como Yuri solía llamar a los espectros que se arremolinaban a su alrededor.
Hasta el momento ninguno de sus acompañantes habían llegado a la cita, el pequeño llevó un caramelo a la boca y depositó uno más entre las manos del juguete. La mirada nostálgica de aquel artefacto no distaba mucho de la del infante quien volteaba de un lado a otro. Repentinamente una ráfaga de viento alertó sus sentidos, miró hacia atrás reparando en la silueta de una mujer, no mayor de 40 años, su fachada grisácea y etérea flotaba unos cuantos centímetros por arriba del suelo.
- Privyét - comentó en una voz apenas audible. Estaba habituado a tratar con fantasmas así que el saludo informal era algo normal.
Aquel fantasma sonrió de lado apenas, mantuvo la distancia adecuada para responder el saludo con un ligero ademan. Yuri sonrió y se volvió hacia la mujer.
-¿Cuál es tu nombre? - arqueó una ceja esperando una respuesta.
El viento emitió un chillido por todo el lugar, hacía eco en los oídos de ambas figuras, las verdaderas intenciones de aquella sombra aún se mantenían ocultas, la inocencia del niño le exponía de sobremanera al confiar de ese modo o simplemente consideraba un juego lo que para cualquier otro significaría peligro.
Última edición por Yuri el Dom Ago 24, 2014 5:38 pm, editado 2 veces
Yuri Alekséyevich- Condenado/Hechicero/Clase Alta
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Re: Walking With Strangers ~ [Privado]
Esa noche no planeaba jugar con ningún hombre, era el momento de ir en busca de nuevos fantasmas de los cuales aprender o encontrar nuevos cadáveres que sirvieran para perfeccionar las habilidades que poseía. A ratos podía ver la figura de su difunto hermano Yuri correr a un lado de ella, divertido por todo lo que harían seguramente durante las siguientes horas. Las personas siempre la miran cuando parece reír sola, pero todo es porque los humanos comunes no son capaces de ver lo que ella; ningún mortal común puede ver a su hermano, nadie puede quererlo como ella, pero sobre todo, nadie nunca le alejara de su lado y para hacerlo deberán arrancar de su cuerpo muerto el relicario que mantiene al mayor muerto de los Corman atado al mundo.
El viento agita sus ropas, un vestido que no le deja tener frío gracias a las mangas largas y que no parece tener mucho que ver con el sitio al que se dirige. Las ropas que Vanya usa esa noche son notorias; el vestido rojo que usa es únicamente para que los fantasmas que la conocen la reconozcan, saben que ella suele llevar colores fuertes al cementerio para darle un poco de “vida” al lugar. Apenas cruza la entrada al cementerio y una vez más nota como Yuri sale del mundo de la invisibilidad para comenzar a andar entre las tumbas, buscando algún fantasma con quien jugar o que pueda darles información que ambos desconozcan.
La hechicera nunca lo dirá y su hermano tampoco, pero ambos guardan la esperanza de que en algún momento descubran como traer a los muertos a la vida nuevamente y así, no será la única que pueda disfrutar de la compañía de su hermano.
– Vanya – la voz del fantasma que siempre le acompaña le indica que camino seguir y ella solamente le sigue. Avanza entre las tumbas hasta encontrar un pequeño que habla con una fantasma conocida ya por ella. El viento sopla nuevamente y la bruja sale de entre las tumbas, acercandose al niño y al fantasma. No es necesario que el niño diga que es, por el simple hecho de hablar con el fantasma puede notar que es brujo.
– No va a responderte, a ella solo no le gusta estar sola. He tratado de conversar con ella muchas veces antes y no he conseguido nada aún – suspira, mientras que el fantasma de su hermano se acerca curioso hasta aquel pequeño – Yuri, deja al niño en paz; no ha dicho que quiere jugar contigo.
– Lo lamento – la voz infantil responde y el fantasma desaparece. En el fondo, pese a que sea un adulto en edad cronológica el fantasma con aspecto de infante, es completamente un niño.
Vanya desvía su atención de los berrinches fantasmales de su hermano para enfocarse en el infante.
– ¿Qué haces aquí solo? ¿Cuál es tu nombre? – sonríe, tratando de ser lo más amigable posible para no asustar al niño.
El viento agita sus ropas, un vestido que no le deja tener frío gracias a las mangas largas y que no parece tener mucho que ver con el sitio al que se dirige. Las ropas que Vanya usa esa noche son notorias; el vestido rojo que usa es únicamente para que los fantasmas que la conocen la reconozcan, saben que ella suele llevar colores fuertes al cementerio para darle un poco de “vida” al lugar. Apenas cruza la entrada al cementerio y una vez más nota como Yuri sale del mundo de la invisibilidad para comenzar a andar entre las tumbas, buscando algún fantasma con quien jugar o que pueda darles información que ambos desconozcan.
La hechicera nunca lo dirá y su hermano tampoco, pero ambos guardan la esperanza de que en algún momento descubran como traer a los muertos a la vida nuevamente y así, no será la única que pueda disfrutar de la compañía de su hermano.
– Vanya – la voz del fantasma que siempre le acompaña le indica que camino seguir y ella solamente le sigue. Avanza entre las tumbas hasta encontrar un pequeño que habla con una fantasma conocida ya por ella. El viento sopla nuevamente y la bruja sale de entre las tumbas, acercandose al niño y al fantasma. No es necesario que el niño diga que es, por el simple hecho de hablar con el fantasma puede notar que es brujo.
– No va a responderte, a ella solo no le gusta estar sola. He tratado de conversar con ella muchas veces antes y no he conseguido nada aún – suspira, mientras que el fantasma de su hermano se acerca curioso hasta aquel pequeño – Yuri, deja al niño en paz; no ha dicho que quiere jugar contigo.
– Lo lamento – la voz infantil responde y el fantasma desaparece. En el fondo, pese a que sea un adulto en edad cronológica el fantasma con aspecto de infante, es completamente un niño.
Vanya desvía su atención de los berrinches fantasmales de su hermano para enfocarse en el infante.
– ¿Qué haces aquí solo? ¿Cuál es tu nombre? – sonríe, tratando de ser lo más amigable posible para no asustar al niño.
Karen Nygard- Hechicero Clase Media
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Re: Walking With Strangers ~ [Privado]
Aguardó unos segundos esperando respuesta aunque el fantasma solo se limitó a mirarle curiosamente. Yuri ladeó la cabeza cuando escuchó las palabras dulces de una mujer que se aproximó hasta él, de inmediato centró su mirada en esa nueva presencia, pues tales aseveraciones solo significaban una cosa: ella también era una bruja. En la distancia le pareció haber vislumbrado una apariencia más, pero se limitó a responder.
-Ya veo.- dijo un tanto desganado y suspiró.
El espectro miró a la joven y después al pequeño, en cuestión de segundos avanzó entre los matorrales crecidos alrededor y se desvaneció. Yuri se volvió a donde estaba la chica y se mostró sonriente.
-Me llamo Yuri.- y estiro la mano buscando contacto físico.-¿Tu cómo te llamas?-Aguardó unos segundos distrayendo sus ojos en las ramas de un árbol que se mecía a merced del viento.
-Yo, de vez en cuando me permiten venir a jugar con los fantasmas de este lugar, pero parece que el día de hoy nadie vendrá.-
Sus manos pequeñas acariciaron la desnudez de sus rodillas y sonrió nuevamente a la joven.
-¿Y tú, que haces aquí, también te gusta salir a pasear de noche? ¿Te gustaría sentarte a platicar un rato conmigo?-
No necesitaba decir más, no tenía que confesar que era un brujo, pues estaba tratando con una persona con dones similares a los suyos, se sintió en confianza una vez que la charla había iniciado y es que para el niño siempre su inocencia había sido un arma de doble filo, podía tener aliados o hacer amigos así como o hacerse de enemigos al instante utilizando esta situación a su favor. Pero ella era diferente, sentía que realmente podía confiar en ella.
-Te voy a contar algo ¿Si?-
Acorto distancias y en un ademán le invito a acercarse para conferirle un secreto al oído.
-Traje a un amigo conmigo a escondidas, es que a veces me siento solo, cuando nadie viene a jugar, solo él me acompaña a donde quiera que vaya.-
De entre su pequeña gabardina sacó un caramelo más y se lo obsequió a la joven, después le mostró a Patrick: un muñeco un tanto maltrecho, ojos con pequeños botones y una sonrisa cosida con hilos negros, el cabello verde sobresaltaba de sus vestimentas con lunares bicolores.
-Se llama Patrick.- murmuró. –Y es mi mejor amigo.-
El niño tomó la mano del juguete y la llevo hacia la chica saludándole. Por su mente cruzaron un par de suposiciones, en realidad no sabía si aquella mujer estaba perdida o gustaba como lo había cuestionado anteriormente, de pasear en ese lugar, miró hacia el firmamento, las nubes rollizas coqueteaban al viento febril chocando unas con otras creando formas caprichosas entre sí, los soldados quizás se habían olvidado que debían regresar poco antes de media noche con el niño, cosa que poco le importaba a Yuri. Sollozó ligeramente y sin apartar la mirada del cielo inquirió.
-Mira aquella nube enorme, creo que tiene forma de una ballena gigantesca y… aquella otra, pareciera un barco a punto de hundirse en el mar.-
Yuri Alekséyevich- Condenado/Hechicero/Clase Alta
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Re: Walking With Strangers ~ [Privado]
La presencia de otras personas cuando se dedicaba a sus investigaciones le parecía una molestia, pero algo que no podía negarse era que le agradaban los niños. Siempre dio por sentado eso debido a la existencia de aquel espíritu que le acompañaba, su hermano era un niño y por eso era probable que la presencia de otros infantes le ablandara el corazón. Le pasaba sobre todo cuando permanecía sentada en alguna plazoleta, leyendo algún libro y mientras que su hermano volvía un rato a la corporeidad para de ser posible jugar con los niños de los alrededores. Eso siempre le sacaba las sonrisas, y le llevaba a dejar de lado sus investigaciones solamente para mirarlo divertirse, cosa que ella también necesitaba de vez en cuando pero solía negarse para centrarse en otra clase de diversiones y descubrimientos.
Aquel pequeño solitario en el cementerio le inspiraba ternura y fue por eso que se sintió mal consigo misma de decirle que la fantasma que se alejaba de ambos no solía hablar. Pero aquella mala sensación en el pecho se desvaneció unos segundos, mientras el niño le regalaba una sonrisa. ¿Por qué la inocencia abandonaba a todos conforme se crecía? Algunos momentos en su vida quería ser como su hermano, mantenerse estancada en aquel mundo, permaneciendo eternamente de la misma edad; entonces era cuando lo veía más solo para darse cuenta de lo mucho que también él sufría únicamente lo superaba o lo ocultaba para no preocuparle, eso nunca lo sabría ella.
Agradeció infinitamente que el niño no le viera mientras captaba como se llamaba. Yuri. El destino le jugaba de maneras muy extrañas pero maravillosas, así que con cierta opresión en el pecho pero una sonrisa en los labios estiro su mano hasta tomar la del pequeño.
– Yo me llamo Vanya y me gusta mucho tu nombre – soltó con cuidado la mano del niño y suspiro antes de mirar todo el lugar. El pequeño tenía razón en que se encontraban demasiado solitarios, pero razones para eso existían muchas y a la vez ninguna podría ser certera – Bueno, tal vez vienen más tarde. Para ellos el tiempo es diferente después de todo – con sus palabras buscaba animar un poco a que esperase y tal vez algún espíritu llegaría o de no hacerlo podría presentarle a su hermano para que jugasen un rato – Me encantaría platicar contigo y yo venía, a charlar un poco con algunos fantasmas. Estoy haciendo algunas investigaciones y ellos son excelentes fuentes de información, se aprende mucho cuando están cerca de uno.
Se acercó a Yuri, esperando que le dijera aquello que parecía tan importante. Compartir secretos con un pequeño podría ser una de sus nuevas aficiones, en especial si compartían el nombre de alguien querido por ella.
– ¿En serio? Yo también traje conmigo a alguien que siempre me acompaña donde quiera que voy – decía mientras estiraba la mano y aceptaba aquello que le ofrecía el niño – Gracias, me gustan los caramelos y – observo al muñeco con detenimiento. No poseía nada de especial, justo como el relicario que ella cargaba y que era sin embargo lo más valioso del mundo. Se llevo el caramelo a la boca y saludo de manera cortes al juguete del niño – Patrick debe ser un muy buen amigo – soltó entonces al juguete y dirigió su mirar a las nubes, encontrando en ellas las formas que el infante le indicaba – Siempre he sido mala encontrando las figuras de las nubes, mi hermano siempre me ayuda en esas cosas – suspiro y observo al pequeño – De hecho, creo que a mi hermano le agradarías, de no ser así, no sé porque me guío hasta ti – y llevando la mano hasta su relicario hablo suavemente – Ya puedes salir a saludarle, además, ¿escuchaste cual es su nombre?.
Sin aguardar mucho, la figura del fantasma que siempre acompañaba a Vanya se hizo presente; observaba con curiosidad al niño, levitando frente a él.
– Sabía que algo de especial tenía – sonrió en dirección a su hermana y miro al pequeño brujo– Tu y yo nos llamamos igual. ¿No es eso divertido? –
– Vamos, deja de hablar tanto y ayudamos a buscar la forma a las nubes – replico la nigromante, solo para ver como el dedo del espíritu de su hermano señalaba en dirección a una nube que se arremolinaba de manera curiosa.
– Esa es un castillo, y la de allá – señalo otra – es un gato – Vanya lado el rostro, tratando de encontrar esas figuras pero no les encontraba la forma, así que observo al brujo, esperando por ver si él podía verlas.
Aquel pequeño solitario en el cementerio le inspiraba ternura y fue por eso que se sintió mal consigo misma de decirle que la fantasma que se alejaba de ambos no solía hablar. Pero aquella mala sensación en el pecho se desvaneció unos segundos, mientras el niño le regalaba una sonrisa. ¿Por qué la inocencia abandonaba a todos conforme se crecía? Algunos momentos en su vida quería ser como su hermano, mantenerse estancada en aquel mundo, permaneciendo eternamente de la misma edad; entonces era cuando lo veía más solo para darse cuenta de lo mucho que también él sufría únicamente lo superaba o lo ocultaba para no preocuparle, eso nunca lo sabría ella.
Agradeció infinitamente que el niño no le viera mientras captaba como se llamaba. Yuri. El destino le jugaba de maneras muy extrañas pero maravillosas, así que con cierta opresión en el pecho pero una sonrisa en los labios estiro su mano hasta tomar la del pequeño.
– Yo me llamo Vanya y me gusta mucho tu nombre – soltó con cuidado la mano del niño y suspiro antes de mirar todo el lugar. El pequeño tenía razón en que se encontraban demasiado solitarios, pero razones para eso existían muchas y a la vez ninguna podría ser certera – Bueno, tal vez vienen más tarde. Para ellos el tiempo es diferente después de todo – con sus palabras buscaba animar un poco a que esperase y tal vez algún espíritu llegaría o de no hacerlo podría presentarle a su hermano para que jugasen un rato – Me encantaría platicar contigo y yo venía, a charlar un poco con algunos fantasmas. Estoy haciendo algunas investigaciones y ellos son excelentes fuentes de información, se aprende mucho cuando están cerca de uno.
Se acercó a Yuri, esperando que le dijera aquello que parecía tan importante. Compartir secretos con un pequeño podría ser una de sus nuevas aficiones, en especial si compartían el nombre de alguien querido por ella.
– ¿En serio? Yo también traje conmigo a alguien que siempre me acompaña donde quiera que voy – decía mientras estiraba la mano y aceptaba aquello que le ofrecía el niño – Gracias, me gustan los caramelos y – observo al muñeco con detenimiento. No poseía nada de especial, justo como el relicario que ella cargaba y que era sin embargo lo más valioso del mundo. Se llevo el caramelo a la boca y saludo de manera cortes al juguete del niño – Patrick debe ser un muy buen amigo – soltó entonces al juguete y dirigió su mirar a las nubes, encontrando en ellas las formas que el infante le indicaba – Siempre he sido mala encontrando las figuras de las nubes, mi hermano siempre me ayuda en esas cosas – suspiro y observo al pequeño – De hecho, creo que a mi hermano le agradarías, de no ser así, no sé porque me guío hasta ti – y llevando la mano hasta su relicario hablo suavemente – Ya puedes salir a saludarle, además, ¿escuchaste cual es su nombre?.
Sin aguardar mucho, la figura del fantasma que siempre acompañaba a Vanya se hizo presente; observaba con curiosidad al niño, levitando frente a él.
– Sabía que algo de especial tenía – sonrió en dirección a su hermana y miro al pequeño brujo– Tu y yo nos llamamos igual. ¿No es eso divertido? –
– Vamos, deja de hablar tanto y ayudamos a buscar la forma a las nubes – replico la nigromante, solo para ver como el dedo del espíritu de su hermano señalaba en dirección a una nube que se arremolinaba de manera curiosa.
– Esa es un castillo, y la de allá – señalo otra – es un gato – Vanya lado el rostro, tratando de encontrar esas figuras pero no les encontraba la forma, así que observo al brujo, esperando por ver si él podía verlas.
Última edición por Vanya Corman el Vie Oct 10, 2014 9:40 pm, editado 1 vez
Karen Nygard- Hechicero Clase Media
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Re: Walking With Strangers ~ [Privado]
Escuchó atento a las palabras que la chica le decía. Pocas eran las veces que encontraba alguien que prestara atención a sus relatos e inquietudes sin duda algo había de especial en ella y era motivo de alegría en sus facciones. Seguía disfrutando de su caramelo y balanceaba de vez en cuando las piernas jugando con los pies, el sonido de sus zapatitos creaba un ligero eco en la opacidad del lugar.
–Mucho gusto Vanya, gracias tu nombre es lindo también– Y apretó su mano. Arqueó ligeramente la ceja derecha centrando sus ojos en la mujer –¿Si realizas investigaciones, entonces estas acostumbrada a tratar con muchos fantasmas cierto? En un principio me sentía atemorizado, vigilado incluso, pero ya me he acostumbrado– confesó a media voz.
Cada frase que Vanya le confería tenía peso, era real y honesta, esto mismo le brindó un poco más de seguridad al pequeño.
–Así es, Patrick es un excelente compañero–Sus orbes cerúleos se abrieron un poco más –¿De verdad? ¿Quién es?– Y busco incesantemente a su alrededor que alguien apareciera. Fue cuestión de un parpadeo cuando visualizó al espectro de un chico frente a sus ojos. Sonrió ampliamente puesto que era la primera vez que se encontraba con el fantasma de alguien menor, sus encuentros previos habían sido con entes mayores a él, algunos un tanto agresivos o con mal humor, pero este chico que compartía su nombre era muy distinto.
–¡Genial! Si lo es– Asintió y dio un pequeño salto, era demasiada coincidencia. Estiro la mano para saludarle. – Estoy seguro que tú y yo podemos ser grandes amigos –
Dedicó una mueca sonriente y volvió a centrar sus ojos en las nubes a lo alto. El viento caprichoso soplaba y terminaba por deshacer las figuras, tenían que ser rápidos para hallar las formas que se desvanecían suavemente.
– Un castillo de cristal, y aquel gato pareciera correr apresuradamente – Era normal que ambos chicos entendieran ese lenguaje de travesuras, la imaginación de Yuri parecía ser alimentada por cada lienzo que se proyectaba en la bóveda taciturna.
–Mira Patrick, él se llama justo como yo ¿No es grandioso?– dirigiéndose a su maltrecho compañero de juegos.
Reía generosamente y todo parecía tornarse en una perfecta tarde de juegos y risas, no obstante su sexto sentido se agudizó por unos instantes. La mente del pequeño fue asaltada por la incertidumbre de saber si ya estaba cerca de la hora de regresar a “casa” no había ni rastros de los huestes en los alrededores quienes siempre solían irrumpir en las pláticas del chiquillo con los espectros. En la penumbra trato de agudizar su mirada, buscándoles. Nada. Sabía que había transcurrido un tiempo considerable desde que descendió del carruaje. Arqueó levemente una ceja, algo no andaba del todo bien. Suspiró y se mantuvo distraído observando únicamente en la dirección por donde había llegado, un olor que no había notado antes hizo acto de presencia en el camposanto.
Yuri Alekséyevich- Condenado/Hechicero/Clase Alta
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Re: Walking With Strangers ~ [Privado]
Hablar con el pequeño brujo era igual a charlar con un adulto en algunos sentidos y aunque tuvo oportunidad de perderse contando de sus investigaciones, se limito a sonreír y darle ánimos al pequeño.
– Así es, estoy acostumbrada aunque siempre encuentras algo que te sorprende por más que digas que nada te toma por sorpresa. Es algo divertido pero raro estar siempre en el centro de la mira de los fantasmas, aunque la mayoría son muy buenos, como creo que ya lo has notado – la costumbre sería algo que ayudaría mucho al pequeño conforme fueran pasando los años. Ella recordaba a la perfección la manera en que su hermano se presento las primeras veces y la manera en que eso le hacía llorar hasta no poder más. Era una presa del temor y la culpa, hasta que decidió que ver a su hermano de aquella manera era mejor a no verlo nunca y desde entonces, anduvieron juntos.
Hizo las presentaciones que creía debidas entre ambos niños. Observo con agrado como tanto el niño como el fantasma se daban la mano de manera amistosa y después se dedico a verlos con fascinación. La manera en que miraban las nubes le recordaba que eran aún niños, y que las cosas más sencillas eran las que parecían atraer la atención de ambos. Sonrió divertida por poder considerar que había encontrado un pequeño bastante lindo y que además daba intenciones de llevarse de buena manera con su hermano. Sin embargo las preguntas la asaltaron de manera repentina y la sonrisa se desvaneció mientras que el brujo y el fantasma observaban aun con atención las nubes.
– Oye Yuri – llamó al niño cuando notaba como su atención cambiaba de manera repentina – ¿Dónde estas tus padres? – no podía creer la manera tan descuidada en que había sido capaz de omitir tal detalle. Yuri estaba solo en aquel lugar y apenas era un niño; aunque parte de ella se negaba a creer que fuera posible y tal vez los padres del pequeño se encontraran a una distancia prudente, visitando alguna tumba o algo similar – ¿Dónde vives? – el fantasma acompañante de Vanya noto la preocupación creciente en ella y se mantuvo cerca del niño y del muñeco de nombre Patrick, que de manera curiosa también le agradaba a él. La bruja observaba con atención al pequeño que comenzaba a perderse en sus pensamientos y no fue hasta que hablo su hermano que se dio cuenta del por qué.
– Vany, ¿Qué esta pasando? – El fantasma quizás no podía olfatear pero existía una diferencia en el aura del cementerio que era demasiado notoria. La bruja olió el ambiente; no era el típico aroma a putrefacción de un lugar como en el que se encontraban. Era algo más.
– ¿Qué es ese aroma? – la duda creciente fue suplida por la preocupación. En otros momentos se hubiese dedicado a investigar pero su atención se centraba en el niño que le hacía compañía – Yuri – estiro su mano en dirección al pequeño – algo no me da buena espina aquí. Hablemos fuera del cementerio ¿Te agrada la idea? – esperaba con la mano estirada cuando un escalofrío le recorrió el cuerpo y la fantasma que antes estuviera cerca del niño apareciera. Lucía alterada y eso solo aumento las dudas de la bruja – Salgamos Yuri, ahora – sujeto la mano del pequeño y comenzó a avanzar en dirección a la salida, pero en cuanto más avanzaba, menos notaba avance. Algo extraño estaba sucediendo.
– Así es, estoy acostumbrada aunque siempre encuentras algo que te sorprende por más que digas que nada te toma por sorpresa. Es algo divertido pero raro estar siempre en el centro de la mira de los fantasmas, aunque la mayoría son muy buenos, como creo que ya lo has notado – la costumbre sería algo que ayudaría mucho al pequeño conforme fueran pasando los años. Ella recordaba a la perfección la manera en que su hermano se presento las primeras veces y la manera en que eso le hacía llorar hasta no poder más. Era una presa del temor y la culpa, hasta que decidió que ver a su hermano de aquella manera era mejor a no verlo nunca y desde entonces, anduvieron juntos.
Hizo las presentaciones que creía debidas entre ambos niños. Observo con agrado como tanto el niño como el fantasma se daban la mano de manera amistosa y después se dedico a verlos con fascinación. La manera en que miraban las nubes le recordaba que eran aún niños, y que las cosas más sencillas eran las que parecían atraer la atención de ambos. Sonrió divertida por poder considerar que había encontrado un pequeño bastante lindo y que además daba intenciones de llevarse de buena manera con su hermano. Sin embargo las preguntas la asaltaron de manera repentina y la sonrisa se desvaneció mientras que el brujo y el fantasma observaban aun con atención las nubes.
– Oye Yuri – llamó al niño cuando notaba como su atención cambiaba de manera repentina – ¿Dónde estas tus padres? – no podía creer la manera tan descuidada en que había sido capaz de omitir tal detalle. Yuri estaba solo en aquel lugar y apenas era un niño; aunque parte de ella se negaba a creer que fuera posible y tal vez los padres del pequeño se encontraran a una distancia prudente, visitando alguna tumba o algo similar – ¿Dónde vives? – el fantasma acompañante de Vanya noto la preocupación creciente en ella y se mantuvo cerca del niño y del muñeco de nombre Patrick, que de manera curiosa también le agradaba a él. La bruja observaba con atención al pequeño que comenzaba a perderse en sus pensamientos y no fue hasta que hablo su hermano que se dio cuenta del por qué.
– Vany, ¿Qué esta pasando? – El fantasma quizás no podía olfatear pero existía una diferencia en el aura del cementerio que era demasiado notoria. La bruja olió el ambiente; no era el típico aroma a putrefacción de un lugar como en el que se encontraban. Era algo más.
– ¿Qué es ese aroma? – la duda creciente fue suplida por la preocupación. En otros momentos se hubiese dedicado a investigar pero su atención se centraba en el niño que le hacía compañía – Yuri – estiro su mano en dirección al pequeño – algo no me da buena espina aquí. Hablemos fuera del cementerio ¿Te agrada la idea? – esperaba con la mano estirada cuando un escalofrío le recorrió el cuerpo y la fantasma que antes estuviera cerca del niño apareciera. Lucía alterada y eso solo aumento las dudas de la bruja – Salgamos Yuri, ahora – sujeto la mano del pequeño y comenzó a avanzar en dirección a la salida, pero en cuanto más avanzaba, menos notaba avance. Algo extraño estaba sucediendo.
Karen Nygard- Hechicero Clase Media
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