AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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«Baile en la oscuridad». [Privado con Lucciano Vecchio.]
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«Baile en la oscuridad». [Privado con Lucciano Vecchio.]
Recuerdo del primer mensaje :
El tintineo de las monedas al caer en aquel ajado sombrero, era acallado, por los abalorios que la morena tenía cosidos en su larga falda. Había estado desde la entrada de la tarde bailando en aquella parte de la cuidad, claramente en busca de ganarse algo de dinero. Y no parecía ir del todo mal. A pesar de su cansancio, todo aquello valía la pena.
A la llegada del anochecer, ella optó por concluir con aquel espectáculo callejero, en verdad estaba agotada, y para colmo, la cicatriz de su espalda empezaba a darle fuertes punzadas. Entrecerró con suavidad los ojos, y optó por apoyarse durante unos segundos en aquella fría pared. Un pequeño quejido se le escapó de entre los labios, en verdad aquella cicatriz le dolía mucho a veces.
Después de un rato, optó por agacharse y contar las moneditas que había ganado. No era mucho, pero tampoco había estado mal. Le daría para unos cuantos días, suficiente para descansar y dedicarse a sus otros quehaceres. Se guardó las moneditas en la bolsita de cuero que llevaba colgada de su falda, y la ató bien para que las monedas no cayeran. Luego agarró aquel viejo sombrero y muy a su pesar su puso a caminar de camino a casa. Ya estaba anocheciendo. «La noche es oscura y alberga horrores…»; murmuró en bajito.
Para colmo, aún le quedaba un largo trecho hasta llegar a casa, estaba bastante lejos. Seguramente anochecería antes de que ella llegara, y sin duda no le iba a hacer gracia. No le gustaría toparse con ningún ser no deseado.Para colmo, se empezaba a ver a algún borracho por la calle, y eso nunca era bueno. Apuró un poco más el paso y ahogó un pequeño quejidito que se le escapó nuevamente de entre los labios, pero esta vez no era un quejido de dolor físico.
Su mente le gritaba cosas algo incoherentes, flasbacks de aquella fatídica se le pasaban por delante de los ojos como si estuviera pasando en esos momentos. Y estaba segura de que aquello no era buena señal. Se mordió con suavidad el labio inferior y apretó con suavidad la mano derecha contra, incluso se acabó por hacer sangre en el labio inferior debido a la presión ejercida por sus incisivos.
El tintineo de las monedas al caer en aquel ajado sombrero, era acallado, por los abalorios que la morena tenía cosidos en su larga falda. Había estado desde la entrada de la tarde bailando en aquella parte de la cuidad, claramente en busca de ganarse algo de dinero. Y no parecía ir del todo mal. A pesar de su cansancio, todo aquello valía la pena.
A la llegada del anochecer, ella optó por concluir con aquel espectáculo callejero, en verdad estaba agotada, y para colmo, la cicatriz de su espalda empezaba a darle fuertes punzadas. Entrecerró con suavidad los ojos, y optó por apoyarse durante unos segundos en aquella fría pared. Un pequeño quejido se le escapó de entre los labios, en verdad aquella cicatriz le dolía mucho a veces.
Después de un rato, optó por agacharse y contar las moneditas que había ganado. No era mucho, pero tampoco había estado mal. Le daría para unos cuantos días, suficiente para descansar y dedicarse a sus otros quehaceres. Se guardó las moneditas en la bolsita de cuero que llevaba colgada de su falda, y la ató bien para que las monedas no cayeran. Luego agarró aquel viejo sombrero y muy a su pesar su puso a caminar de camino a casa. Ya estaba anocheciendo. «La noche es oscura y alberga horrores…»; murmuró en bajito.
Para colmo, aún le quedaba un largo trecho hasta llegar a casa, estaba bastante lejos. Seguramente anochecería antes de que ella llegara, y sin duda no le iba a hacer gracia. No le gustaría toparse con ningún ser no deseado.Para colmo, se empezaba a ver a algún borracho por la calle, y eso nunca era bueno. Apuró un poco más el paso y ahogó un pequeño quejidito que se le escapó nuevamente de entre los labios, pero esta vez no era un quejido de dolor físico.
Su mente le gritaba cosas algo incoherentes, flasbacks de aquella fatídica se le pasaban por delante de los ojos como si estuviera pasando en esos momentos. Y estaba segura de que aquello no era buena señal. Se mordió con suavidad el labio inferior y apretó con suavidad la mano derecha contra, incluso se acabó por hacer sangre en el labio inferior debido a la presión ejercida por sus incisivos.
Última edición por Liona Kane el Mar Ago 12, 2014 6:46 pm, editado 1 vez
Liona Kane- Gitano
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Re: «Baile en la oscuridad». [Privado con Lucciano Vecchio.]
Cuando él se apartó un poco y empezó a hablar, ella frunció el ceño. Sus palabras la confundían, pero intuía que hablaba de aquella mujer que veía en su futuro. En su cabeza fue atando cabos, y sus pensamientos no la llevaron a nada bueno. Aquella mujer era como él… ¿pero fue antes como ella, una gitana? Apretó con suavidad los labios y volvió a poner atención en sus palabras. ― ¿Cuánto hace que… falleciste?― preguntó con bastante delicadeza. Aunque la curiosidad se notaba bastante en sus palabras, nunca antes se había planteado la forma de preguntar algo así.
No tardó mucho en seguirle hasta aquel elegante sillón. Sí, sin duda todo lo que rodeaba a ese hombre parecía ser caro y elegante. Demasiado elegante para alguien como ella. Cosa que la hizo suspirar con suavidad. Ladeó un poco la cabeza acabó por sentarse en el otro sillón que había. Al cual estaba justo frente al que el vampiro usaba. Carraspeó un poco la garganta, y fue entonces cuando se dio cuenta de lo mucho que le dolía aquella herida que él le había hecho con sus colmillos, cosa que se le notó el rostro. Puesto que se contrajo un poco debido al dolor. Se inclinó un poco hacía adelante y posó su mano derecha sobre aquella herida.
Nuevamente sus palabras la hicieron mirarle, y esa vez arrugó el ceño con curiosidad. La morena había oído hablar de una mujer gitana que había sido convertida. Una mujer hermosa y sabia que cayó en los brazos de la eterna oscuridad. Entrecerró los ojos y entreabrió los labios para dejar escapar un pequeño suspiro. Él tenía razón, puesto que ella descendía del linaje de aquella mujer. Pero siempre había querido creer que todo era mentira. Aunque… pensándolo bien, ella era la única mujer que quedaba viva y que descendía de aquella mujer gitana. ― No puede ser cierto. ― espetó algo incrédula. Se echó un poco hacía atrás y posó ahora ambas manos en los reposabrazos de aquel sofá. Incluso apretó las yemas de sus dedos contra aquella mullida zona.
―He oído hablar de esa mujer. ¿Y crees que por eso mataron a toda mi familia? Mi madre descendía del linaje de esa mujer de la que hablas, y ahora está muerta. Mi tía, era la hermana de mi padre… y eso me lleva a pensar que yo soy la única mujer viva que desciende directamente de esa mujer de la que hablas.― espetó con cierto miedo en sus palabras. ¿Qué quería decir todo aquello? Estuvo en silencio durante unos segundos, más bien minutos. Estaba pensando en todo lo que había pasado esa noche, y en todo lo que podría pasar si volvía con sus tíos. Podría ponerlos a todos en peligro.
― Sí todo esto es verdad… no debo volver ahí. Mis seres queridos correrían peligro si vuelvo, ¿no? Y tú eres el único que puede protegerme, y por lo visto, quieres hacerlo. ― clavó un poco más las yemas de los dedos contra el reposabrazos y prosiguió. ― Sé limpiar, cocinar…aunque no creo que a ti te importe eso de que sepa cocinar. Lo que quiero decir, es que no seré un gasto para ti, puedo trabajar… Pero no puedo volver con ellos. ¿Lo entiendes, verdad? Sí tú me has encontrado, otros pueden hacerlo.― Se levantó, y haciendo de tripas corazón se arrodilló ante él. ― Dejaré que te alimentes de mí si así lo precisas, pero pueden matarlos a todos por mi culpa. Ellos me salvaron la vida una vez, es lo menos que yo puedo hacer ahora por ellos.― suplicó mientras alzaba la mirada para clavarla en la ajena. ― No dejes que les pase nada…―
No tardó mucho en seguirle hasta aquel elegante sillón. Sí, sin duda todo lo que rodeaba a ese hombre parecía ser caro y elegante. Demasiado elegante para alguien como ella. Cosa que la hizo suspirar con suavidad. Ladeó un poco la cabeza acabó por sentarse en el otro sillón que había. Al cual estaba justo frente al que el vampiro usaba. Carraspeó un poco la garganta, y fue entonces cuando se dio cuenta de lo mucho que le dolía aquella herida que él le había hecho con sus colmillos, cosa que se le notó el rostro. Puesto que se contrajo un poco debido al dolor. Se inclinó un poco hacía adelante y posó su mano derecha sobre aquella herida.
Nuevamente sus palabras la hicieron mirarle, y esa vez arrugó el ceño con curiosidad. La morena había oído hablar de una mujer gitana que había sido convertida. Una mujer hermosa y sabia que cayó en los brazos de la eterna oscuridad. Entrecerró los ojos y entreabrió los labios para dejar escapar un pequeño suspiro. Él tenía razón, puesto que ella descendía del linaje de aquella mujer. Pero siempre había querido creer que todo era mentira. Aunque… pensándolo bien, ella era la única mujer que quedaba viva y que descendía de aquella mujer gitana. ― No puede ser cierto. ― espetó algo incrédula. Se echó un poco hacía atrás y posó ahora ambas manos en los reposabrazos de aquel sofá. Incluso apretó las yemas de sus dedos contra aquella mullida zona.
―He oído hablar de esa mujer. ¿Y crees que por eso mataron a toda mi familia? Mi madre descendía del linaje de esa mujer de la que hablas, y ahora está muerta. Mi tía, era la hermana de mi padre… y eso me lleva a pensar que yo soy la única mujer viva que desciende directamente de esa mujer de la que hablas.― espetó con cierto miedo en sus palabras. ¿Qué quería decir todo aquello? Estuvo en silencio durante unos segundos, más bien minutos. Estaba pensando en todo lo que había pasado esa noche, y en todo lo que podría pasar si volvía con sus tíos. Podría ponerlos a todos en peligro.
― Sí todo esto es verdad… no debo volver ahí. Mis seres queridos correrían peligro si vuelvo, ¿no? Y tú eres el único que puede protegerme, y por lo visto, quieres hacerlo. ― clavó un poco más las yemas de los dedos contra el reposabrazos y prosiguió. ― Sé limpiar, cocinar…aunque no creo que a ti te importe eso de que sepa cocinar. Lo que quiero decir, es que no seré un gasto para ti, puedo trabajar… Pero no puedo volver con ellos. ¿Lo entiendes, verdad? Sí tú me has encontrado, otros pueden hacerlo.― Se levantó, y haciendo de tripas corazón se arrodilló ante él. ― Dejaré que te alimentes de mí si así lo precisas, pero pueden matarlos a todos por mi culpa. Ellos me salvaron la vida una vez, es lo menos que yo puedo hacer ahora por ellos.― suplicó mientras alzaba la mirada para clavarla en la ajena. ― No dejes que les pase nada…―
Liona Kane- Gitano
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Re: «Baile en la oscuridad». [Privado con Lucciano Vecchio.]
-Más o menos "resucite" hace 2049 años, si soy bastante anciano he de admitirlo. -Había usado la palabra resucitar, más que fallecer, ya que él no se consideraba un muerto viviente, más bien un privilegiado con el don de la inmortalidad.
Por un momento notó las molestias que ella mostraba ante la herida que le había creado.
-No te preocupes, la herida se cerrará y el dolor pasará cuando mi sangre ya se haya paseado por completo por ese frágil cuerpo. -Aclaró y luego medito las palabras con respecto a su Sire, sin poder evitarlo sonrió divertido. -Tia, madre, hermana, hija, sobrina, prima... Gitana, sacerdotisa, noble, bruja...Son muchas de sus identidades, al igual que las historias que os contará a vosotros, una distinta de otra.
>>Yo la conocí como "Hathor", aunque su nombre verdadero era otro muy distinto, al igual que el nombre y la identidad que estará usando en esta época actual.
Por que ella me contó, ella nació un poco después que las pirámides se construyeran, en la tierra de Kemet, llamada ahora Egipto. A diferencia mia nunca tuvo hijos, pero su hermana si, de ahí tu ascendencia. Desde su nacimiento fue una mortal peculiar por sus dones, uno de ellos lo compartes, el resto espero que no. Ya que respondiendo a tu pregunta, es posible que estén buscando esos dones en ti o... Te quieran para atraerla a ella.
Cuando resucito y fue abandonada por su Sire, tendría tu edad y tu físico, os parecéis bastante. Tenéis mucho en común, has tenido mucha suerte de haberte cruzado conmigo y no con otro.
Según mis informadores ahora finge ser de la India, y se hace llamar "Lakme" y no se esta escondiendo demasiado.
Es posible que ella pueda darte más respuestas, pero si la información que me han dado es cierta, tendremos que esperarla.
Lucciano silencio y quedo meditando un instante, escucho el ofrecimiento de la muchacha y sin querer soltó una suave carcajada.
-No puedo ayudar a los tuyos, solo procura que no te vinculen con ellos, y los habrás salvado tu misma. Y no necesito que limpies para mí, o cocines... Ya tengo personas que hace eso; ¿tu sangre? No podría saciar mi sed, tendría que beber hasta la muerte de más de 5 personas de tu constitución; y mi dieta es un tanto especial. -La sonrisa de diversión seguía en sus labios, ella estaba sentada a su lado y con todo el atrevimiento del mundo Lucciano acaricio su barbilla con su dedo índice. -Solo podrías hacer una cosa por mí: divertirme. Y no creo que pudieses hacerlo en todos los aspectos que considero "diversión". -Sus ojos de nuevo la volvía a desnudar, de arriba a abajo, luego chasqueo la lengua. -Lástima.. Aunque te tendré que mantener aquí para tenerte vigilada, no tengo más remedio. Así que tendrás que empezar a pensar (aparte de bailar, tengo ya muchas mujeres que me divierten de ese modo) o aprender maneras de divertirme para que no cambie de idea. ¿Qué me dices?
Por un momento notó las molestias que ella mostraba ante la herida que le había creado.
-No te preocupes, la herida se cerrará y el dolor pasará cuando mi sangre ya se haya paseado por completo por ese frágil cuerpo. -Aclaró y luego medito las palabras con respecto a su Sire, sin poder evitarlo sonrió divertido. -Tia, madre, hermana, hija, sobrina, prima... Gitana, sacerdotisa, noble, bruja...Son muchas de sus identidades, al igual que las historias que os contará a vosotros, una distinta de otra.
>>Yo la conocí como "Hathor", aunque su nombre verdadero era otro muy distinto, al igual que el nombre y la identidad que estará usando en esta época actual.
Por que ella me contó, ella nació un poco después que las pirámides se construyeran, en la tierra de Kemet, llamada ahora Egipto. A diferencia mia nunca tuvo hijos, pero su hermana si, de ahí tu ascendencia. Desde su nacimiento fue una mortal peculiar por sus dones, uno de ellos lo compartes, el resto espero que no. Ya que respondiendo a tu pregunta, es posible que estén buscando esos dones en ti o... Te quieran para atraerla a ella.
Cuando resucito y fue abandonada por su Sire, tendría tu edad y tu físico, os parecéis bastante. Tenéis mucho en común, has tenido mucha suerte de haberte cruzado conmigo y no con otro.
Según mis informadores ahora finge ser de la India, y se hace llamar "Lakme" y no se esta escondiendo demasiado.
Es posible que ella pueda darte más respuestas, pero si la información que me han dado es cierta, tendremos que esperarla.
Lucciano silencio y quedo meditando un instante, escucho el ofrecimiento de la muchacha y sin querer soltó una suave carcajada.
-No puedo ayudar a los tuyos, solo procura que no te vinculen con ellos, y los habrás salvado tu misma. Y no necesito que limpies para mí, o cocines... Ya tengo personas que hace eso; ¿tu sangre? No podría saciar mi sed, tendría que beber hasta la muerte de más de 5 personas de tu constitución; y mi dieta es un tanto especial. -La sonrisa de diversión seguía en sus labios, ella estaba sentada a su lado y con todo el atrevimiento del mundo Lucciano acaricio su barbilla con su dedo índice. -Solo podrías hacer una cosa por mí: divertirme. Y no creo que pudieses hacerlo en todos los aspectos que considero "diversión". -Sus ojos de nuevo la volvía a desnudar, de arriba a abajo, luego chasqueo la lengua. -Lástima.. Aunque te tendré que mantener aquí para tenerte vigilada, no tengo más remedio. Así que tendrás que empezar a pensar (aparte de bailar, tengo ya muchas mujeres que me divierten de ese modo) o aprender maneras de divertirme para que no cambie de idea. ¿Qué me dices?
- Disculpas:
- Me esta encantando éste rol la verdad, y he hablado con la Sire de Lucciano para que podamos en el futuro tener un contacto o tu sola o ambos con ella. Y te quiero pedir disculpas porque tardo mas de la cuenta en contestar, hasta el día 5 no tendre unr itmo normal y más seguido de rol, ya que tengo esta semana que viene dos examenes de septiembre y ya me libero por asi decirlo
Lucciano Vecchio- Vampiro Clase Alta
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Re: «Baile en la oscuridad». [Privado con Lucciano Vecchio.]
Se sorprendió bastante cuando él dijo que había resucitado hacía tanto tiempo, se preguntaba si no estaba cansado de vivir tanto, pero aquel no era el momento de abordarle con una pregunta así. Por interés a lo que él decía, escuchó todo en sumo silencio. Aquella mujer… una parte de ella ansiaba conocerla, hablarle y preguntarle porqué a ella. Entrecerró con suavidad los ojos y aprovechando la postura aquella, decidió acomodarse un poco más y apoyar la cabeza en las piernas de aquel hombre.
Como ya anteriormente había dicho algo sobre las propiedades de la sangre vampírica, no le sorprendió que la herida fuera a cerrarse sola. Sin duda, la sangre de aquel hombre tenía unas propiedades asombrosas, incluso… podría usarla para ayudar a los demás. Pero eso era otro tema aparte.
Le pareció cruel que el creador de aquella mujer la hubiera abandonado al poco de renacer, incluso sintió una fuerte opresión en el pecho por el hecho de imaginarse cómo se habría sentido aquella mujer. A ella no le gustaría que la convirtieran, y mucho menos que la abandonaran a su suerte. Pero aquello no fue lo único, se tensó de la sobremanera cuando dijo que quizás la estaban usando para atraer a esa mujer, o para buscar los dones de aquella vampiresa en ella. O señor… ¿por qué? Soltó un fuerte suspiro y entrecerró con suavidad los ojos. Para colmo, según él, ella y aquella mujer se parecían bastante.
― Lakme…― repitió en voz baja. Tenía que encontrarla, tenía que preguntarle tantas cosas…. ¿Pero como la iba a encontrar? Quizás… él tenía razón y lo mejor sería esperarla. Se había relajado bastante, pero cuando le escuchó reír, ella alzó un poco la cabeza y frunció el ceño. Nuevamente, le escuchó con atención, y no dudó ni un segundo en clavar la mirada en la ajena. Frunció con suavidad el ceño y miró a otro lado, cuando le dijo aquello de que ella no podría saciar su sed. Tampoco le gustó eso de que tuviera que beberse hasta la muerte a cinco como ella. Señor, era un monstruo.
Cuando la agarró de la barbilla, ella puso una pequeña mueca. Debería de hacerle caso en unas cuantas cosas, para así, poder mantener a salvo a sus seres queridos. Evitaría volver a su hogar, evitaría todo contacto con ellos. Les protegería sobre cualquier cosa. Nuevamente, sus palabras la sacaron de quicio, y esa vez hicieron que un pequeño sonrojo se formara en sus mejillas. ¿Divertirle en otros aspectos? Oh, vamos… era virgen, pero no tonta. Al terminar el de hablar, ella se apartó un poco, pero se quedó aún de rodillas ante él. ― No, te digo que no.― espetó con claridad. Aunque una parte de ella quería probarlo, sabía que no era el momento. Y menos con él, o eso creía.
― No entra en mis planes acostarme con un vampiro.― dijo mientras se levantaba y se acomodaba con suavidad la ropa. Aún seguía sonrojada, ¿cómo no iba a estarlo? Aquel era un tema algo delicado para ella. Incluso se acabó por girar para darle la espalda. ― Deberíamos centrarnos en Lakme…― musitó con cierto retintín. Lakme…¿estarían ellos dos juntos? ¿Serían pareja? ¿Él dejaría de protegerla cuando ella volviera a aparecer? No sabía por qué, pero esos pensamientos la hacían sentirse ciertamente mal.
Como ya anteriormente había dicho algo sobre las propiedades de la sangre vampírica, no le sorprendió que la herida fuera a cerrarse sola. Sin duda, la sangre de aquel hombre tenía unas propiedades asombrosas, incluso… podría usarla para ayudar a los demás. Pero eso era otro tema aparte.
Le pareció cruel que el creador de aquella mujer la hubiera abandonado al poco de renacer, incluso sintió una fuerte opresión en el pecho por el hecho de imaginarse cómo se habría sentido aquella mujer. A ella no le gustaría que la convirtieran, y mucho menos que la abandonaran a su suerte. Pero aquello no fue lo único, se tensó de la sobremanera cuando dijo que quizás la estaban usando para atraer a esa mujer, o para buscar los dones de aquella vampiresa en ella. O señor… ¿por qué? Soltó un fuerte suspiro y entrecerró con suavidad los ojos. Para colmo, según él, ella y aquella mujer se parecían bastante.
― Lakme…― repitió en voz baja. Tenía que encontrarla, tenía que preguntarle tantas cosas…. ¿Pero como la iba a encontrar? Quizás… él tenía razón y lo mejor sería esperarla. Se había relajado bastante, pero cuando le escuchó reír, ella alzó un poco la cabeza y frunció el ceño. Nuevamente, le escuchó con atención, y no dudó ni un segundo en clavar la mirada en la ajena. Frunció con suavidad el ceño y miró a otro lado, cuando le dijo aquello de que ella no podría saciar su sed. Tampoco le gustó eso de que tuviera que beberse hasta la muerte a cinco como ella. Señor, era un monstruo.
Cuando la agarró de la barbilla, ella puso una pequeña mueca. Debería de hacerle caso en unas cuantas cosas, para así, poder mantener a salvo a sus seres queridos. Evitaría volver a su hogar, evitaría todo contacto con ellos. Les protegería sobre cualquier cosa. Nuevamente, sus palabras la sacaron de quicio, y esa vez hicieron que un pequeño sonrojo se formara en sus mejillas. ¿Divertirle en otros aspectos? Oh, vamos… era virgen, pero no tonta. Al terminar el de hablar, ella se apartó un poco, pero se quedó aún de rodillas ante él. ― No, te digo que no.― espetó con claridad. Aunque una parte de ella quería probarlo, sabía que no era el momento. Y menos con él, o eso creía.
― No entra en mis planes acostarme con un vampiro.― dijo mientras se levantaba y se acomodaba con suavidad la ropa. Aún seguía sonrojada, ¿cómo no iba a estarlo? Aquel era un tema algo delicado para ella. Incluso se acabó por girar para darle la espalda. ― Deberíamos centrarnos en Lakme…― musitó con cierto retintín. Lakme…¿estarían ellos dos juntos? ¿Serían pareja? ¿Él dejaría de protegerla cuando ella volviera a aparecer? No sabía por qué, pero esos pensamientos la hacían sentirse ciertamente mal.
- Todo bien. :
- No te preocupes, ya también ando algo ausente. Últimamente ando a mil por hora con todo. Y contesta sin prisa y cuando puedas, que no pasa nada. Yo también tardo lo mío.
Liona Kane- Gitano
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Re: «Baile en la oscuridad». [Privado con Lucciano Vecchio.]
Recostado sonrió al ver que de nuevo le sacaba los colores.
-Eso es lo que dice ahora, signorina Kane. -Suspiro y se levanto de su asiento, sus ojos había cambiado levemente y su gesto antes divertido sonaba serio.
No leyó con profundidad sus pensamientos, pero notó sus dudas con respecto a la relación que él tenía con su Sire y como es de algún modo la hacía dudar y sentirse mal. ¿Por qué ella iba a sentirse mal con respecto a ello? No tenía sentido, ella no le agradaba demasiado los vampiros y él menos. Lucciano no lo entendía.
-Creo que tendremos que dejar lo referido a Lakme, para otra ocasión. Acomódese en esta habitación, descanse, pida lo que desee a los sirvientes. Pero no puede marcharse, por la noche tendrás noticias mías.-Sus ojos de repente evitaban los de ella, había escarlata de nuevo en ellos, y se llevo por un momento la mano en la cabeza como si le doliese, gruño. -Aun no me he alimentado del todo, no suelo hacer acopio de mi autocontrol cuando pruebo la sangre, me gusta terminar lo que empiezo, pero he probado su sangre y me he frenado en terminar. Y ahora su olor me abruma profundamente, y eso la pone en peligro aunque no es consciente. Mis disculpas y que descanse.
Tras él, la puerta quedo cerrada. Fue una despedida precipitada y un tanto seca, pero Lucciano hacía demasiado tiempo que no se había sentido tan atraído por la sangre humana; todo lo contrario solo podía verse alimentado por la de los suyos propios, la sangre humana hacía demasiado tiempo que no le saciaba y le sabía casi a ceniza, pero la sangre de aquella chica.... Era algo muy diferente.
-Eso es lo que dice ahora, signorina Kane. -Suspiro y se levanto de su asiento, sus ojos había cambiado levemente y su gesto antes divertido sonaba serio.
No leyó con profundidad sus pensamientos, pero notó sus dudas con respecto a la relación que él tenía con su Sire y como es de algún modo la hacía dudar y sentirse mal. ¿Por qué ella iba a sentirse mal con respecto a ello? No tenía sentido, ella no le agradaba demasiado los vampiros y él menos. Lucciano no lo entendía.
-Creo que tendremos que dejar lo referido a Lakme, para otra ocasión. Acomódese en esta habitación, descanse, pida lo que desee a los sirvientes. Pero no puede marcharse, por la noche tendrás noticias mías.-Sus ojos de repente evitaban los de ella, había escarlata de nuevo en ellos, y se llevo por un momento la mano en la cabeza como si le doliese, gruño. -Aun no me he alimentado del todo, no suelo hacer acopio de mi autocontrol cuando pruebo la sangre, me gusta terminar lo que empiezo, pero he probado su sangre y me he frenado en terminar. Y ahora su olor me abruma profundamente, y eso la pone en peligro aunque no es consciente. Mis disculpas y que descanse.
Tras él, la puerta quedo cerrada. Fue una despedida precipitada y un tanto seca, pero Lucciano hacía demasiado tiempo que no se había sentido tan atraído por la sangre humana; todo lo contrario solo podía verse alimentado por la de los suyos propios, la sangre humana hacía demasiado tiempo que no le saciaba y le sabía casi a ceniza, pero la sangre de aquella chica.... Era algo muy diferente.
Lucciano Vecchio- Vampiro Clase Alta
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Re: «Baile en la oscuridad». [Privado con Lucciano Vecchio.]
Prefirió no responder a sus primeras palabras, ¿para qué? Él iba a seguir creyendo que ella caería en sus redes, realmente ni ella misma sabía si caería o no. Pero realmente esperaba que no… Oh señor, ¿cómo sería el sexo con un vampiro? Seguro que nada agradable, estarían helados. Un escalofrío la recorrió por completo, y no pudo evitar soltar un pequeño suspiro. Con lentitud, caminó hasta la cama y optó por volver a sentarse ahí.
Asintió a sus palabras y entrecerró los ojos. Nuevamente recordaba lo agotada que estaba. ― No iré a ningún lado.― musitó con delicadeza. Más que una afirmación, parecía una pequeña promesa, una promesa que no tenía pensando romper. A diferencia de él, ella le miraba fijamente, intentaba buscar su mirada, pero no era correspondida, y a decir verdad, no entendía el porqué. Siempre le habían dado miedo los vampiros, siempre… pero Lucciano era diferente, sabía que él no le haría daño. Por eso, cuando él dijo eso de que estaba en peligro aunque ella no era consciente sonrió con delicadeza. ― Sé que no me harías daño.― y tenía unas ganas razones para exponerle, pero no quería retrasar más el momento de la partida del vampiro.
― Diviértete.― musitó ella. Nuevamente intentó cruzar su mirada con la ajena, pero era imposible. Bueno, que se le iba a hacer. Cuando salió por la puerta, ella se tumbó en la cama y entrecerró los ojos. Ni se molestó en quitarse aquella ropa, estaba demasiado agotada, mañana buscaría algo para ponerse. Quería ponerse a pensar en todo lo que había pasado esa noche…pero realmente no podía. Sus ojos se cerraron por completo, y no tardó mucho en caer en un profundo y reparador sueño.
Asintió a sus palabras y entrecerró los ojos. Nuevamente recordaba lo agotada que estaba. ― No iré a ningún lado.― musitó con delicadeza. Más que una afirmación, parecía una pequeña promesa, una promesa que no tenía pensando romper. A diferencia de él, ella le miraba fijamente, intentaba buscar su mirada, pero no era correspondida, y a decir verdad, no entendía el porqué. Siempre le habían dado miedo los vampiros, siempre… pero Lucciano era diferente, sabía que él no le haría daño. Por eso, cuando él dijo eso de que estaba en peligro aunque ella no era consciente sonrió con delicadeza. ― Sé que no me harías daño.― y tenía unas ganas razones para exponerle, pero no quería retrasar más el momento de la partida del vampiro.
― Diviértete.― musitó ella. Nuevamente intentó cruzar su mirada con la ajena, pero era imposible. Bueno, que se le iba a hacer. Cuando salió por la puerta, ella se tumbó en la cama y entrecerró los ojos. Ni se molestó en quitarse aquella ropa, estaba demasiado agotada, mañana buscaría algo para ponerse. Quería ponerse a pensar en todo lo que había pasado esa noche…pero realmente no podía. Sus ojos se cerraron por completo, y no tardó mucho en caer en un profundo y reparador sueño.
Liona Kane- Gitano
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