Tesoros bajo el mar [Eskol]

Hacia un día soleado y sin una sola nube sobre el cielo azul de París. Una suave brisa soplaba y la temperatura era más que agradable. Había elegido un vestido elegante pero no demasiado, lo suficientemente fresco y cómodo para caminar y no tener demasiado calor. Y de momento había cumplido su función. Mi tía no aprobaba que había elegido ese atuendo, creía que debía de llevar algo más llamativo y elegante para denotar la clase social a la que pertenecía. Sin embargo, sabía que era una batalla perdida, siempre acababa saliendome con la mía.

-No voy a ir a casa todavía. Voy a dar una vuelta por aquí-le dije a mi tía mientras la tocaba el hombro con suavidad y señalaba el mercado ambulante que se situaba a nuestras espaldas. Mi tía frunció el ceño y miró los puestos ambulantes que se disponían detrás de nosotras. Me miró, dispuesta a replicar pero ante mi mirada emitió un hondo suspiro de resignación y se despidió de mí, diciendo que me esperaba para la comida. Alcé la mano con una sonrisa jovial y el carruaje partió dejándome allí sola.

Mantuve mi sonrisa mientras caminaba hacia el mercado y procuré que la bolsa de dinero que llevaba estuviese protegida. Allí abundaban los ladrones, sigilosos y profesionales, no me apetecía tener que perseguir a nadie para recuperar algo mío. Me interné entre los puestos y la gente que estaba por allí. Había un barullo inconfundible, vendedores proclamando sus mercancías en alto, lanzando ofertas, gritando los precios y aclamando la calidad de estos... Niños corriendo entre medias de la gente curiosa que miraba los puestos, regateaba, compraba. Algunos pobres se abrían paso entre la multitud o se encontraban en las esquinas o paredes pidiendo limosna y caridad.

En verdad no sabía que estaba buscando pero me sentía con ánimos de comprar algo. Quizás algún adorno o complemento, quería tener algo nuevo aunque no demasiado recargado. Al parecer, como si el azar me hubiese escuchado, mi mirada captó un objeto que despertó mi curiosidad. Se encontraba en una tabla de madera junto a un par de objetos más, bajo  la vigilancia de un hombre joven, apoyado en la pared con expresión indiferente. Cuando me acerqué para admirar su mercancía me percaté, gracias a mis sentidos, de su naturaleza, un cambiante. Eso me animó bastante, no encontraba a otros como yo con facilidad en aquella ciudad.

Observé la joya con detenimiento, era un collar de oro, eso se veía a la vista por su brillo. Era sencillo pero elegante, con una piedra roja en el centro ¿Sería un rubí? Realmente me gustaba aquel collar pero no pude evitar preguntarme de donde lo había sacado aquel hombre. Alcé la vista hacia él y sonreí con amabilidad.

-¿Está en venta este collar?-pregunté sin quitar la sonrisa a la espera de que me dijese el precio y quizás de donde lo había sacado.