AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Misery [Anuar]
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Misery [Anuar]
Recuerdo del primer mensaje :
Aquella noche me desperté más temprano de lo normal, y como los rayos del sol seguían brillando, me ví obligado a permanecer un buen rato oculto en mi escondite provisional. Cuando finalmente el astro rey decidió ponerse, salí agotado del lugar donde había dormido.
Llevaba días más cansado de lo normal, y no era cuestión de hambre, o algo relacionado con mi trastornada mente... se trataba de mi alma, que necesitaba ser alimentada. A veces me preguntaba si realmente tenía alma o simplemente era un pequeño yo interior que me llevaba a sentirme así.
Caminé hasta el pueblo a paso ligero, debía encontrar alguna tienda abierta y comprar algunas hojas y pinturas, pues las mías, para mi desgracia, no tenían la misma vida eterna que yo.
Me costó encontrar un lugar donde vendieran dichos materiales, pero tras mucho buscar, logré conseguir lo que necesitaba.
Salí de la tienda despidiéndome con profundo acento francés y una risita se escapó de mis labios al cerrar la puerta del local. Qué humano me sentía a veces... no terminaba de saber si aquello me gustaba o no, pero me sentía humano.
Mi carácter parecía completamente apaciguado, y habría jurado que había sido amable con la señora del local... ¿amable? ¿Pero yo podía ser amable?
Una media sonrisa se dibujó en mis labios tontamente y salí de la ciudad al mismo paso que había entrado, pues si quería hacer algo aquella noche, debía apurarme.
Sabía de una laguna cercana a mi escondite provisional, y parecía pedirme a gritos que le dedicase algo... quizá era mi otro yo quién pedía que le prestara un poco de atención y olvidara la sangre y mi dolor. ¿Podía ser eso o simplemente estaba cada vez más loco?
Negué con la cabeza aturdido y llegué a la laguna más pronto de lo que esperaba, perderme en mis pensamientos me llevaba a no darme cuenta de donde me encontraba.
Recorrí el lugar con la mirada para luego sentarme a la orilla del agua y suspirar sin entender muy bien la razón. Pensé por un momento en cómo se vería la laguna al amanecer, ¿qué demonios me pasaba? Yo no solía pensar en esas cosas... me cubrí los ojos con la mano y luego apreté ligeramente el puente de mi nariz, me asustaba la idea de que todo aquello fueran los síntomas posteriores a otra visión que me atormentaría.
Pinta, bastardo estúpido, me dije cerrando los ojos para intentar cesar aquella extraña sensación de "humanidad".
Aquella noche me desperté más temprano de lo normal, y como los rayos del sol seguían brillando, me ví obligado a permanecer un buen rato oculto en mi escondite provisional. Cuando finalmente el astro rey decidió ponerse, salí agotado del lugar donde había dormido.
Llevaba días más cansado de lo normal, y no era cuestión de hambre, o algo relacionado con mi trastornada mente... se trataba de mi alma, que necesitaba ser alimentada. A veces me preguntaba si realmente tenía alma o simplemente era un pequeño yo interior que me llevaba a sentirme así.
Caminé hasta el pueblo a paso ligero, debía encontrar alguna tienda abierta y comprar algunas hojas y pinturas, pues las mías, para mi desgracia, no tenían la misma vida eterna que yo.
Me costó encontrar un lugar donde vendieran dichos materiales, pero tras mucho buscar, logré conseguir lo que necesitaba.
Salí de la tienda despidiéndome con profundo acento francés y una risita se escapó de mis labios al cerrar la puerta del local. Qué humano me sentía a veces... no terminaba de saber si aquello me gustaba o no, pero me sentía humano.
Mi carácter parecía completamente apaciguado, y habría jurado que había sido amable con la señora del local... ¿amable? ¿Pero yo podía ser amable?
Una media sonrisa se dibujó en mis labios tontamente y salí de la ciudad al mismo paso que había entrado, pues si quería hacer algo aquella noche, debía apurarme.
Sabía de una laguna cercana a mi escondite provisional, y parecía pedirme a gritos que le dedicase algo... quizá era mi otro yo quién pedía que le prestara un poco de atención y olvidara la sangre y mi dolor. ¿Podía ser eso o simplemente estaba cada vez más loco?
Negué con la cabeza aturdido y llegué a la laguna más pronto de lo que esperaba, perderme en mis pensamientos me llevaba a no darme cuenta de donde me encontraba.
Recorrí el lugar con la mirada para luego sentarme a la orilla del agua y suspirar sin entender muy bien la razón. Pensé por un momento en cómo se vería la laguna al amanecer, ¿qué demonios me pasaba? Yo no solía pensar en esas cosas... me cubrí los ojos con la mano y luego apreté ligeramente el puente de mi nariz, me asustaba la idea de que todo aquello fueran los síntomas posteriores a otra visión que me atormentaría.
Pinta, bastardo estúpido, me dije cerrando los ojos para intentar cesar aquella extraña sensación de "humanidad".
Invitado- Invitado
Re: Misery [Anuar]
Sentí que por un momento mi único consuelo serían las lágrimas, ¿pero de qué podían servirme? Un par de lágrimas no iban a hacerme recobrar la memoria, ni recuperar el tiempo perdido... ni siquiera podría recuperar mi vida anterior, pues ya habían pasado demasiado años desde entonces y era algo, ciertamente, imposible.
Me digné a mirar al chico, pues todo aquello había sido en parte gracias a él, y pocas personas lograban sacar en mí algún sentimiento, por muy infímo que éste fuera. Parecía estar en un debate interno, preguntándose quizá quién demonios le mandaba meterse en líos como en el que ahora estaba, hablando con un desconocido que sólo le contaba su vida y del cual a penas sabía el nombre.
Pude observar que en su debate interior, se mordía el labio inferior como de ¿su comprensión? No sabía si era por mí o por todo lo que ocupaba su cabeza en aquel momento, parecía completamente distante.
-Lamento no ser de ayuda.- dijo en un murmullo pegando uno de sus brazos a su cuerpo, como si hubiera tenido la intención de tocarme en forma de consuelo pero se hubiera retraído finalmente. -El aquí y ahora no se crea sino que se vive…lo lamento yo….- murmuró, haciendo que le mirase más fijamente intetando expresar lo que mis palabras serían incapaces de pronunciar: Gratitud. Sentí de pronto su mano en mi hombro, pero la apartó rápidamente como si mi cuerpo quemase. –Me callaré.- dijo, con un deje de confusión en su voz, como si su comportamiento le estuviera asombrando, como si fuera algo extraordinario.
-¿Quién eres?.- me cuestionó frunciendo el ceño lijeramente, mirándome seria y friamente. Tenía que respoderle, no podría evitar más sus dudas... –No quien eras sino…¿Qué eres ahora? en este momento.
Su curiosidad era tal que en medio de mi amargura se me escapó una risa amarga. Le miré a los ojos, de aquel color tan claro, suspiré agotado.
-Soy un monstruo, un asesino....- mi mirada se perdió en el horizonte y mi voz se tornó cada vez más oscura. - Soy el temor de miles, el compañero de otros tantos... soy el desafío a Dios y a sus creencias... soy un demente, un demente que depende de medicina que tiene un precio muy alto... la muerte.- no pude evitar reírme siniestramente ante el tono sombrío que había tomado mi voz y la conversación. -Una medicina llamada sangre... .- me decidí a mirarle a los ojos para finalmente pronunciar lo que sus preguntas cuestionaban. -Un vampiro.- susurré mirando sus ojos. Una leve risa rompió el silencio -Pero no te he contado todo esto con intención de atacarte... es más, no me atrae tu sangre... me eres demasiado curioso como para darte un final tan poco merecido...
En mi mente apareció una tonta broma de "Sientete agradecido", pero que decidí no pronunciar porque si alguien debía estar agradecido... al menos, era yo.
-Además... normalmente, suelo atacar a gente con mala reputación... curas, bandidos, atracadores... su sangre es más sabrosa.- que estúpido sonó aquello. -No creo que puediera atarcarte después de lo de esta noche....- acerté a decir, avergonzado
Me digné a mirar al chico, pues todo aquello había sido en parte gracias a él, y pocas personas lograban sacar en mí algún sentimiento, por muy infímo que éste fuera. Parecía estar en un debate interno, preguntándose quizá quién demonios le mandaba meterse en líos como en el que ahora estaba, hablando con un desconocido que sólo le contaba su vida y del cual a penas sabía el nombre.
Pude observar que en su debate interior, se mordía el labio inferior como de ¿su comprensión? No sabía si era por mí o por todo lo que ocupaba su cabeza en aquel momento, parecía completamente distante.
-Lamento no ser de ayuda.- dijo en un murmullo pegando uno de sus brazos a su cuerpo, como si hubiera tenido la intención de tocarme en forma de consuelo pero se hubiera retraído finalmente. -El aquí y ahora no se crea sino que se vive…lo lamento yo….- murmuró, haciendo que le mirase más fijamente intetando expresar lo que mis palabras serían incapaces de pronunciar: Gratitud. Sentí de pronto su mano en mi hombro, pero la apartó rápidamente como si mi cuerpo quemase. –Me callaré.- dijo, con un deje de confusión en su voz, como si su comportamiento le estuviera asombrando, como si fuera algo extraordinario.
-¿Quién eres?.- me cuestionó frunciendo el ceño lijeramente, mirándome seria y friamente. Tenía que respoderle, no podría evitar más sus dudas... –No quien eras sino…¿Qué eres ahora? en este momento.
Su curiosidad era tal que en medio de mi amargura se me escapó una risa amarga. Le miré a los ojos, de aquel color tan claro, suspiré agotado.
-Soy un monstruo, un asesino....- mi mirada se perdió en el horizonte y mi voz se tornó cada vez más oscura. - Soy el temor de miles, el compañero de otros tantos... soy el desafío a Dios y a sus creencias... soy un demente, un demente que depende de medicina que tiene un precio muy alto... la muerte.- no pude evitar reírme siniestramente ante el tono sombrío que había tomado mi voz y la conversación. -Una medicina llamada sangre... .- me decidí a mirarle a los ojos para finalmente pronunciar lo que sus preguntas cuestionaban. -Un vampiro.- susurré mirando sus ojos. Una leve risa rompió el silencio -Pero no te he contado todo esto con intención de atacarte... es más, no me atrae tu sangre... me eres demasiado curioso como para darte un final tan poco merecido...
En mi mente apareció una tonta broma de "Sientete agradecido", pero que decidí no pronunciar porque si alguien debía estar agradecido... al menos, era yo.
-Además... normalmente, suelo atacar a gente con mala reputación... curas, bandidos, atracadores... su sangre es más sabrosa.- que estúpido sonó aquello. -No creo que puediera atarcarte después de lo de esta noche....- acerté a decir, avergonzado
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Re: Misery [Anuar]
Escucho con atención lo que de sus labios afloraba como la verdad absoluta, la verdad que a su parecer era mas importante aun que su pasado lo que en esos momentos le diferenciaba y lo que era y lo que no. Le observo sin inmutarse por sus palabras no por lo menos de una manera notoria ¿con cuantos vampiros no habia estado ya? ¿Cuántos no parecían estar locos?¿cuantos no le habían intentado morder? Quizá no tantos como aparentaba su actitud mas si los suficientes para saber que no todos eran dementes ni todos le deseaban, lo suficiente para saber que lo que Eric decía era la verdad.
-¿no te atrae?- le pregunto curioso y emocionado Soren le habia dicho todo lo contrario suponía que cada vampiro tenia su peculiar sangre, suponía que no todas sabían igual a algunos debían gustarles las mas dulces o las mas saladas, las mas metalicas…a el todas le sabían a metal, por lo menos la propia –no es eso lo que me han dicho…en todo caso me alegra- aseguro y esque no veía a quien podia gustarle ser visto como un embase de apetecible sangre que después de drenar no servia para mas nada, como si no tuviese una vida, sentimientos o pensamientos, un futuro, como si no importase en lo absoluto.
-eso también ya…- iba a decir que ya lo habia escuchado pero no era ais, giro su rostro sorprendido hacia el fijando sus iris color de oro sobre los ajenos -¿curas?- le cuestiono a pie de renglón no creyendo aquello aunque ¿en que le serviría a el mentirle? En lo absoluto –seria una pena de ser asi, en verdad no tengo animos de verle como una amenaza…no es agradable ser mordido quiero decir- le indico desviando la mirada, le habia confesado ya que le habían mordido antes y habia mentido porque si habia sido agradable mas, se rehusaba por todos los medios a ser un aperitivo, un tentapie al cual podia acudirse cada que uno deseaba.
Olvido aquello regresando nuevamente al tema de los curas queriendo evadir cualquier tema referente a aquel otro vampiro de rubios y cenizos cabellos y ojos como el cielo aquel que no podría volver a ver –entonces…lleva usted mucho tiempo sin recordar- supuso no seguro de ello podia ser un vampiro convertido recientemente aunque…quizá eso era algo que ni el sabia sino que también aquello se encontraba en sus memorias olvidadas, como si alguien atrapase esa parte de su cerebro reteniéndola con esmero, impidiéndole ser ese alguien que deseaba, tener ese pasado, ese conocimiento de uno mismo, el mismo que el deseaba aveces no poseer.
-¿no te atrae?- le pregunto curioso y emocionado Soren le habia dicho todo lo contrario suponía que cada vampiro tenia su peculiar sangre, suponía que no todas sabían igual a algunos debían gustarles las mas dulces o las mas saladas, las mas metalicas…a el todas le sabían a metal, por lo menos la propia –no es eso lo que me han dicho…en todo caso me alegra- aseguro y esque no veía a quien podia gustarle ser visto como un embase de apetecible sangre que después de drenar no servia para mas nada, como si no tuviese una vida, sentimientos o pensamientos, un futuro, como si no importase en lo absoluto.
-eso también ya…- iba a decir que ya lo habia escuchado pero no era ais, giro su rostro sorprendido hacia el fijando sus iris color de oro sobre los ajenos -¿curas?- le cuestiono a pie de renglón no creyendo aquello aunque ¿en que le serviría a el mentirle? En lo absoluto –seria una pena de ser asi, en verdad no tengo animos de verle como una amenaza…no es agradable ser mordido quiero decir- le indico desviando la mirada, le habia confesado ya que le habían mordido antes y habia mentido porque si habia sido agradable mas, se rehusaba por todos los medios a ser un aperitivo, un tentapie al cual podia acudirse cada que uno deseaba.
Olvido aquello regresando nuevamente al tema de los curas queriendo evadir cualquier tema referente a aquel otro vampiro de rubios y cenizos cabellos y ojos como el cielo aquel que no podría volver a ver –entonces…lleva usted mucho tiempo sin recordar- supuso no seguro de ello podia ser un vampiro convertido recientemente aunque…quizá eso era algo que ni el sabia sino que también aquello se encontraba en sus memorias olvidadas, como si alguien atrapase esa parte de su cerebro reteniéndola con esmero, impidiéndole ser ese alguien que deseaba, tener ese pasado, ese conocimiento de uno mismo, el mismo que el deseaba aveces no poseer.
Anuar Dutuescu- Humano Clase Baja
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Fecha de inscripción : 25/06/2010
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Re: Misery [Anuar]
Tras aquella confesión, me atreví a mirar a aquel chico a los ojos esperando su reacción... esperaba que huyera, que me tomara por loco, que sintiera miedo... pero se quedó tan tranquilo tras mis palabras que tuve la impresión que no era el primer vampiro que conocía. Me reí levemente ante esa idea y sentí una especie de bienestar interior por haberle contado la verdad después de tantas preguntas.
-¿No te atrae?.- negué con la cabeza sin poder evitarme reírme. –No es eso lo que me han dicho… en todo caso me alegra.- sonreí amargamente y sentí que aquel espacio que parecía haber estado presente toda la noche, se había esfumado al decir la verdad. - Eso también ya….- se paró para mirar mis ojos, sorprendido. -¿Curas?.- me cuestionó como si creyera que aquello había sido una mentira. –Seria una pena de ser asi, en verdad no tengo animos de verle como una amenaza… no es agradable ser mordido quiero decir.- tras aquella confesión, apartó la mirada. ¡Aquel chico no dejaba de sorprenderme! –Entonces…lleva usted mucho tiempo sin recordar.- supuso, de forma correcta, aunque no lo supiese.
Volví a perder la mirada en el infinito y me reí negando con la cabeza, aquello era tan extraño... dos desconocidos confesándose el uno con el otro, sumado al hecho de que le había dicho que era vampiro... definitivamente aquel chico era "especial".
-Adivino por tus palabras que ya te han mordido...- bromée en voz baja y apretando ligeramente las rodillas a mi cuerpo, le miré.- Cuando tengo visiones, mi única calma es la sangre... normalmente, me conformo con lo primero que veo, pero a veces las visiones me torturan tanto que mi lado malvado sale a relucir... y entro en iglesias, maldigo a Dios y les demuestro a los feligreses que Dios no existe matando a los curas ante sus ojos... sé que diabólico, pero a veces es divertido...- me reí, algo avergonzado, contarle aquello a un humano no era tan divertido como contárselo a un vampiro.- Pero sin visiones que me torturen, procuro acabar con la maldad del mundo... aunque también acabo con víctimas inocentes, todo depende de mi sed...- volví a reír amargamente y dediqué una fugaz mirada a sus ojos.- Tu sangre no me atrae... las personas interesantes son más valiosas que unas gotas de sangre... así que tranquilo, no te haré nada.- sonreí de medio lado irónicamente y volví a perder la mirada en el horizonte.- He contado más de 100 años en este estado... todo va a peor, cada día las preguntas me torturan más, y con ello, empeoran mis visiones... cada día me vuelvo más loco, pero también más diabólico... supongo que mi pasado no justifica mi presente... pero, si nadie pensó en mí, ¿por qué tengo que pensar yo en los otros? Es egoísta, pero es triste pasarte más de 100 años vagando para buscar un maldito lugar, un maldito recuerdo... una maldita razón por la que decir "Quizá merezca la pena vivir así"...- suspiré, bajando la mirada, ¿qué clase de confesión era aquella?.
-¿No te atrae?.- negué con la cabeza sin poder evitarme reírme. –No es eso lo que me han dicho… en todo caso me alegra.- sonreí amargamente y sentí que aquel espacio que parecía haber estado presente toda la noche, se había esfumado al decir la verdad. - Eso también ya….- se paró para mirar mis ojos, sorprendido. -¿Curas?.- me cuestionó como si creyera que aquello había sido una mentira. –Seria una pena de ser asi, en verdad no tengo animos de verle como una amenaza… no es agradable ser mordido quiero decir.- tras aquella confesión, apartó la mirada. ¡Aquel chico no dejaba de sorprenderme! –Entonces…lleva usted mucho tiempo sin recordar.- supuso, de forma correcta, aunque no lo supiese.
Volví a perder la mirada en el infinito y me reí negando con la cabeza, aquello era tan extraño... dos desconocidos confesándose el uno con el otro, sumado al hecho de que le había dicho que era vampiro... definitivamente aquel chico era "especial".
-Adivino por tus palabras que ya te han mordido...- bromée en voz baja y apretando ligeramente las rodillas a mi cuerpo, le miré.- Cuando tengo visiones, mi única calma es la sangre... normalmente, me conformo con lo primero que veo, pero a veces las visiones me torturan tanto que mi lado malvado sale a relucir... y entro en iglesias, maldigo a Dios y les demuestro a los feligreses que Dios no existe matando a los curas ante sus ojos... sé que diabólico, pero a veces es divertido...- me reí, algo avergonzado, contarle aquello a un humano no era tan divertido como contárselo a un vampiro.- Pero sin visiones que me torturen, procuro acabar con la maldad del mundo... aunque también acabo con víctimas inocentes, todo depende de mi sed...- volví a reír amargamente y dediqué una fugaz mirada a sus ojos.- Tu sangre no me atrae... las personas interesantes son más valiosas que unas gotas de sangre... así que tranquilo, no te haré nada.- sonreí de medio lado irónicamente y volví a perder la mirada en el horizonte.- He contado más de 100 años en este estado... todo va a peor, cada día las preguntas me torturan más, y con ello, empeoran mis visiones... cada día me vuelvo más loco, pero también más diabólico... supongo que mi pasado no justifica mi presente... pero, si nadie pensó en mí, ¿por qué tengo que pensar yo en los otros? Es egoísta, pero es triste pasarte más de 100 años vagando para buscar un maldito lugar, un maldito recuerdo... una maldita razón por la que decir "Quizá merezca la pena vivir así"...- suspiré, bajando la mirada, ¿qué clase de confesión era aquella?.
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Re: Misery [Anuar]
No se atrevió a mirarle cuando hizo aquella aseveración porque no era algo de lo que se sintiese orgulloso, le habían mordido si no podia ni tenia por que mentir mas tampoco asi habia sido…¿Por qué habia sido? Aquella noche en el bosque, con el encuentro del licántropo habia tenido que buscar la forma de regresarle el favor al vampiro no le gustaba sentirse en deuda con nadie aquello seria atarse y aberraba sentirse pegado a algo no por gusto sino por necesidad o dado el caso una deuda que no pronunciada existía.
-¿divertido?- le cuestiono no sabiendo como aquello podia serlo se dijo a si mimo que debía poner en practica lo que tanto pregonaba, no juzgaba hasta donde la medida se lo permitiese porque cada cual debía tener sus motivos para actuar o dado el caso dejar de actuar, su pasado o su falta de era lo que lo llevaba a todo aquello que, bueno o malo estaban soportados por aquello.
-yo creo que la mayoría de las personas son mas importantes que unas gotas de sangre- aseguro encogiéndose de hombros, quizá aquellos hombres que engañando a sus familias acudían a los burdeles no, ni ladrones ni…apretó los parpados con fiereza sintiendo como el corazón le daba un vuelco ante el recuerdo -¿y en cien años no ha logrado saber quien es?- le cuestiono azorado, por tantos pensamientos, aseveración e incógnitas.
-cada uno da lo que cada uno recibe- murmuro conociendo bien aquella sensación el mismo lo habia practicado como fiel creyente durante varios años, ahora semanas atrás de aquel justo dia habia comenzado a salirse de aquella aseveración, habia comenzado a ayudar a las personas y extraño era pensar que no se sentía mal haciéndolo sino que una paz interior le embriagaba casi como si el motivo de su buena obra fuese exclusivamente el hecho de sentir aquella tranquilidad – yo no creo que sea asi…en mi pasado tampoco recibir ayuda pero no por eso la niego…no ahora- le confeso encogiéndose de hombros sintiéndose débil al recordar la forma en que su vida le habia sido hurtada.
-¿divertido?- le cuestiono no sabiendo como aquello podia serlo se dijo a si mimo que debía poner en practica lo que tanto pregonaba, no juzgaba hasta donde la medida se lo permitiese porque cada cual debía tener sus motivos para actuar o dado el caso dejar de actuar, su pasado o su falta de era lo que lo llevaba a todo aquello que, bueno o malo estaban soportados por aquello.
-yo creo que la mayoría de las personas son mas importantes que unas gotas de sangre- aseguro encogiéndose de hombros, quizá aquellos hombres que engañando a sus familias acudían a los burdeles no, ni ladrones ni…apretó los parpados con fiereza sintiendo como el corazón le daba un vuelco ante el recuerdo -¿y en cien años no ha logrado saber quien es?- le cuestiono azorado, por tantos pensamientos, aseveración e incógnitas.
-cada uno da lo que cada uno recibe- murmuro conociendo bien aquella sensación el mismo lo habia practicado como fiel creyente durante varios años, ahora semanas atrás de aquel justo dia habia comenzado a salirse de aquella aseveración, habia comenzado a ayudar a las personas y extraño era pensar que no se sentía mal haciéndolo sino que una paz interior le embriagaba casi como si el motivo de su buena obra fuese exclusivamente el hecho de sentir aquella tranquilidad – yo no creo que sea asi…en mi pasado tampoco recibir ayuda pero no por eso la niego…no ahora- le confeso encogiéndose de hombros sintiéndose débil al recordar la forma en que su vida le habia sido hurtada.
Anuar Dutuescu- Humano Clase Baja
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Re: Misery [Anuar]
-¿Divertido?.- me cuestionó impresionado.
Se me escapó una tonta risa.
-¿Has pensado alguna vez en las maldades que hace un cura? ¿Has pensado que se aprovechan de la soledad y el miedo de las personas para sus propios fines? Yo no seré un ángel, pero los curas no son lo que se dice, "enviados de Dios"....- fruncí ligeramente el ceño. -Para mí, la sangre mejora su sabor cuanto peor es una persona... la de los curas es deliciosa... seguramente haré daño a muchas personas con mis acciones, pero no soporto la hipocresía que pregonan....- suspiré negando con la cabeza, en una situación normal no habría dado tantas explicaciones. Aquello empezaba a darme muchas vueltas en la cabeza...
-Yo creo que la mayoría de las personas son mas importantes que unas gotas de sangre.-aseguró él encogiéndose de hombros. Tuve la intención de contestar, pero cerró los ojos con fuerza como si algún doloroso pensamiento rondase su mente. Arquée una ceja confuso.-¿Y en cien años no ha logrado saber quien es?.- continuó.
Negué con la cabeza distante, era demasiado triste pensar que en más de cien años no había logrado recordar nada. Ni había encontrado absolutamente. Eran ya más de cien años en aquel estado de desconocimiento absoluto hacia mi mismo.
-Cada uno da lo que cada uno recibe.-murmuró, haciendo que saliese de mi ensimismamiento y le mirase de nuevo. –Yo no creo que sea asi…en mi pasado tampoco recibir ayuda pero no por eso la niego… no ahora..- confesó finalmente, encogiéndose de hombros algo avergonzado.
Suspiré con fuerza y cerré los ojos. ¿Qué ayuda podría prestar alguien como yo?
-Y posiblemente eso te convierta en una buena persona... en alguien a quien posiblemente deba agradecerle mucho pero... pero yo no soy así.- balbucée cansado. -Yo soy un monstruo y no puedo cambiarlo... mi mente no me permitiría cambiar, me torturaría rápidamente con otra visión que acabaría conmigo... otra visión que me llevaría a matar a cualquiera por una maldita gota de sangre... .- me decidí a mirarle.- ¿Qué fue? Lo que te cambió, lo que te llevó a la pintura... .- las tornas habían cambiado y era yo ahora el curioso, al menos, por un momento.
Se me escapó una tonta risa.
-¿Has pensado alguna vez en las maldades que hace un cura? ¿Has pensado que se aprovechan de la soledad y el miedo de las personas para sus propios fines? Yo no seré un ángel, pero los curas no son lo que se dice, "enviados de Dios"....- fruncí ligeramente el ceño. -Para mí, la sangre mejora su sabor cuanto peor es una persona... la de los curas es deliciosa... seguramente haré daño a muchas personas con mis acciones, pero no soporto la hipocresía que pregonan....- suspiré negando con la cabeza, en una situación normal no habría dado tantas explicaciones. Aquello empezaba a darme muchas vueltas en la cabeza...
-Yo creo que la mayoría de las personas son mas importantes que unas gotas de sangre.-aseguró él encogiéndose de hombros. Tuve la intención de contestar, pero cerró los ojos con fuerza como si algún doloroso pensamiento rondase su mente. Arquée una ceja confuso.-¿Y en cien años no ha logrado saber quien es?.- continuó.
Negué con la cabeza distante, era demasiado triste pensar que en más de cien años no había logrado recordar nada. Ni había encontrado absolutamente. Eran ya más de cien años en aquel estado de desconocimiento absoluto hacia mi mismo.
-Cada uno da lo que cada uno recibe.-murmuró, haciendo que saliese de mi ensimismamiento y le mirase de nuevo. –Yo no creo que sea asi…en mi pasado tampoco recibir ayuda pero no por eso la niego… no ahora..- confesó finalmente, encogiéndose de hombros algo avergonzado.
Suspiré con fuerza y cerré los ojos. ¿Qué ayuda podría prestar alguien como yo?
-Y posiblemente eso te convierta en una buena persona... en alguien a quien posiblemente deba agradecerle mucho pero... pero yo no soy así.- balbucée cansado. -Yo soy un monstruo y no puedo cambiarlo... mi mente no me permitiría cambiar, me torturaría rápidamente con otra visión que acabaría conmigo... otra visión que me llevaría a matar a cualquiera por una maldita gota de sangre... .- me decidí a mirarle.- ¿Qué fue? Lo que te cambió, lo que te llevó a la pintura... .- las tornas habían cambiado y era yo ahora el curioso, al menos, por un momento.
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Re: Misery [Anuar]
-y no por ello todos los curas deben ser asi- le indico pensando que no todos los vampiros eran unos monstruos…por lo menos no asi lo exteriorizaban y cuidaban bastante el no hacerlo, uno debía ver y no exagerar el culto a la verdad que no habia hombre sobre la tierra que en un solo dia no hubiese mentido en mas de una ocasión por una buena razón. ¿era acaso aquello una manera de remedir el monstruo que el mismo decía ser y todas las cosas estrafalarias que hacia? Limpiando el mundo de esos seres aberrables.
Le miro de soslayo observando sus parpados cerrados ¿estaba pensando? Quizá, no sabia ya que decir o que callar, no sabia como frenar aquel dolor que parecía embriagarlo a todo momento, la manera en como hablaba de si mismo, la forma en que se expresaba del mundo era una época decadente mas no todo estaba perdido, por lo menos asi lo veía el mas su vida se limitaba a veintiún años contra el siglo de Eric…sin lugar a duda el debía saber mas de la humanidad y era por ello, el conocimiento de los suyos que le resultaban fascinantes.
Se perdió en sus pensamientos reaccionando al escucharle ¿Qué le habia incitado a aquello? –la soledad- se limito a decirle observando ahora la calma superficie de la cristalina laguna –pinto desde que tengo memoria…cuando niño fue mi manera de decir de alguna forma mis sentimientos…mi padre no era precisamente un hombre que apreciase a su hijo…creci expresándome de esa manera…- le explico añorando aquella época en que todo era mucho mas fácil.
Fue entonces que una pregunta le golpeo con fuerza -¿recordaba usted como pintar?- le cuestiono ¿no habia olvidado como hacerlo?.
Le miro de soslayo observando sus parpados cerrados ¿estaba pensando? Quizá, no sabia ya que decir o que callar, no sabia como frenar aquel dolor que parecía embriagarlo a todo momento, la manera en como hablaba de si mismo, la forma en que se expresaba del mundo era una época decadente mas no todo estaba perdido, por lo menos asi lo veía el mas su vida se limitaba a veintiún años contra el siglo de Eric…sin lugar a duda el debía saber mas de la humanidad y era por ello, el conocimiento de los suyos que le resultaban fascinantes.
Se perdió en sus pensamientos reaccionando al escucharle ¿Qué le habia incitado a aquello? –la soledad- se limito a decirle observando ahora la calma superficie de la cristalina laguna –pinto desde que tengo memoria…cuando niño fue mi manera de decir de alguna forma mis sentimientos…mi padre no era precisamente un hombre que apreciase a su hijo…creci expresándome de esa manera…- le explico añorando aquella época en que todo era mucho mas fácil.
Fue entonces que una pregunta le golpeo con fuerza -¿recordaba usted como pintar?- le cuestiono ¿no habia olvidado como hacerlo?.
Anuar Dutuescu- Humano Clase Baja
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Re: Misery [Anuar]
-Y no por ello todos los curas deben ser asi.- asentí, tenía razón, no todos eran malos, pero sí la mayoría... además, aún me quedaban algunos principios, pues no mataba ni niños ni adolescentes... ¿era aquello una forma de ser bondadoso? Solía decirme que esperaba a que crecieran, pero por un momento me di cuenta que quizá, llevara años mintiéndome a mi mismo.
-La soledad.- contestó casi de forma seca, observando la laguna. No pude evitar asentir entendiéndole y mirándole, esperando que continuara, al menos, un poco más. –Pinto desde que tengo memoria…cuando niño fue mi manera de decir de alguna forma mis sentimientos…mi padre no era precisamente un hombre que apreciase a su hijo…creci expresándome de esa manera….- explicó, con nostalgia en sus palabras, o quizá con dolor. No podía imaginarme lo que era tener un padre o poder decir "ser hijo" de alguien.
-¿Recordaba usted como pintar?.- preguntó ipso facto, sorprendiéndome.
Fruncí el ceño sorprendido y confuso, y busqué las palabras adecuadas para poder expresarme.
-Yo... yo no sabía que podía pintar, todo nació un día, casi por casualidad... tuve una visión y ataqué a un joven... algo más mayor que tú.- bromeé, pero aquello me resultó tan estúpido que volví a fruncir el ceño. -El joven llevaba un cuadernillo y lo recogí cuando estuve recuperado de los dolores que las visiones me provocan... había una caja con carboncillos y allí mismo me senté para empezar a trazar líneas... líneas, que sin saberlo, se tornaron una imagen... no sé como lo hago... solo... sale, como si mi mente ya estuviera programada para ello... supongo que es la única forma que tiene mi mente para expresarse....- fruncí más el ceño y bajé la mirada avergonzado. -Hablo como si mi mente y yo fuerámos dos personas distintas... pero, puede que sea así, que ella tome mi cuerpo para hacer su voluntad y yo solo sea un triste títere... ¿patético, verdad? Creerás que estoy loco...
-La soledad.- contestó casi de forma seca, observando la laguna. No pude evitar asentir entendiéndole y mirándole, esperando que continuara, al menos, un poco más. –Pinto desde que tengo memoria…cuando niño fue mi manera de decir de alguna forma mis sentimientos…mi padre no era precisamente un hombre que apreciase a su hijo…creci expresándome de esa manera….- explicó, con nostalgia en sus palabras, o quizá con dolor. No podía imaginarme lo que era tener un padre o poder decir "ser hijo" de alguien.
-¿Recordaba usted como pintar?.- preguntó ipso facto, sorprendiéndome.
Fruncí el ceño sorprendido y confuso, y busqué las palabras adecuadas para poder expresarme.
-Yo... yo no sabía que podía pintar, todo nació un día, casi por casualidad... tuve una visión y ataqué a un joven... algo más mayor que tú.- bromeé, pero aquello me resultó tan estúpido que volví a fruncir el ceño. -El joven llevaba un cuadernillo y lo recogí cuando estuve recuperado de los dolores que las visiones me provocan... había una caja con carboncillos y allí mismo me senté para empezar a trazar líneas... líneas, que sin saberlo, se tornaron una imagen... no sé como lo hago... solo... sale, como si mi mente ya estuviera programada para ello... supongo que es la única forma que tiene mi mente para expresarse....- fruncí más el ceño y bajé la mirada avergonzado. -Hablo como si mi mente y yo fuerámos dos personas distintas... pero, puede que sea así, que ella tome mi cuerpo para hacer su voluntad y yo solo sea un triste títere... ¿patético, verdad? Creerás que estoy loco...
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Re: Misery [Anuar]
¿Estaba bromeando? Le parecia casi que lo hacia de una forma tétrica como si asi supusiese hacerle sentir intimidad ser menor implicaba muchas cosas, que la gente pensara y le tratase aun como a alguien que no comprendía de lo que hablaba, los años no habían hecho justicia con el, hablaba con la propiedad de un ilustre, tenia la vida de un desafortunado, gozaba del infortunio de alguien que en alguna vida pasada debió haber profanado alguna tumba o dicho blasfemias contra los cielos, no veía otro modo porque el destino se encaprichase en hacer de la existencia algo insoportable.
Escucho su relato con atención preguntándose si el cuadernillo habia quedado manchado con el recuerdo de aquel joven cuestionándose cuantas personas no habían caído a merced de esos hijos de la noche, cuantos no se habían esfumado de la faz de la tierra…por proveer de sangre y de vida a aquellos. Entonces no lo habia olvidado…era extraño pensar que una persona podia olvidar sus orígenes y no asi a plasmarse sobre un lienzo aunque suponía que aquello no podia enseñarse, se habia o no, nacia del alma o no, asi de simple.
-el cuerpo no es mas que un contenedor del alma- aseguro encogiéndose nuevamente de hombros, dejando su cuadernillo a un lado mientras estrechaba sus piernas contra su pecho con fuerza, intentando asi contrarrestar el frio de la noche, aquel frio abrazador que incrementaba solo la soledad como si le susurrarse al oído la verdad del mundo, la verdad que tanto se esmeraba en querer creer por mentira.
-no…patético no- aseguro negando –aveces todos somos títeres de nadie…o eso parecemos ser…aveces- le indico en voz baja como si lo que estaba diciendo no fuese del todo correcto, como si nadie antes se hubiese atrevido a pronunciarlo en voz alta –no lo creo y no pienso que llegue a creerlo…- sonrio de medio lado sacudiéndose las manos contra el pantalón, llevaba aun el pulgar ennegrecido ¿mas que importaba eso? Banalidades.
Escucho su relato con atención preguntándose si el cuadernillo habia quedado manchado con el recuerdo de aquel joven cuestionándose cuantas personas no habían caído a merced de esos hijos de la noche, cuantos no se habían esfumado de la faz de la tierra…por proveer de sangre y de vida a aquellos. Entonces no lo habia olvidado…era extraño pensar que una persona podia olvidar sus orígenes y no asi a plasmarse sobre un lienzo aunque suponía que aquello no podia enseñarse, se habia o no, nacia del alma o no, asi de simple.
-el cuerpo no es mas que un contenedor del alma- aseguro encogiéndose nuevamente de hombros, dejando su cuadernillo a un lado mientras estrechaba sus piernas contra su pecho con fuerza, intentando asi contrarrestar el frio de la noche, aquel frio abrazador que incrementaba solo la soledad como si le susurrarse al oído la verdad del mundo, la verdad que tanto se esmeraba en querer creer por mentira.
-no…patético no- aseguro negando –aveces todos somos títeres de nadie…o eso parecemos ser…aveces- le indico en voz baja como si lo que estaba diciendo no fuese del todo correcto, como si nadie antes se hubiese atrevido a pronunciarlo en voz alta –no lo creo y no pienso que llegue a creerlo…- sonrio de medio lado sacudiéndose las manos contra el pantalón, llevaba aun el pulgar ennegrecido ¿mas que importaba eso? Banalidades.
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Re: Misery [Anuar]
-El cuerpo no es más que un contenedor del alma.- aseguró encogiéndose de hombros, rompiendo el silencio. Le observé cuando dejó su cuadernillo a un lado y estrechó sus mientras contra su pecho con fuerza para evitar así el frío.
-No…patético no.- aseguró negando con la cabeza. –A veces todos somos títeres de nadie…o eso parecemos ser…a veces.- dijo en voz baja, como si no estuviera del todo seguro de lo que decía. –No lo creo y no pienso que llegue a creerlo…- sonrió de medio lado tras decir esto y se sacudió las manos contra el pantalón.
Hubo un gran silencio, frío y distante, que por un momento me hizo sentirme incómodo. Finalmente, decidí darle de nuevo mi pañuelo para que se limpiase.
-No entiendo como si la vida ha sido tan dura como tu voz me dice... ayudas a un monstruo como yo.- confesé finalmente. -¿Como podría yo agradecerte esto? Estoy seguro de que no buscas una recompensa por todo esto, pero no me gusta sentirme en deuda... hay pocas personas que se atrevan a escuchar.- reí amargamente, no por el hecho de que nadie se atreviera a escucharme, sino porque sabía perfectamente que era algo que yo me había buscado con mi maldad... pero ya no lograba ser de otra manera.
Suspiré, ¿qué demonios estaba haciendo? ¿Ser amable con aquel desconocido? ¿Por qué? Me confundía todo aquello y todas las preguntas que se deslizaban por mi mente de forma confusa. ¿Qué podría ofrecerle yo a un joven así? Le miré, intentando descifrar algo de su mirada, de su mente...
-No…patético no.- aseguró negando con la cabeza. –A veces todos somos títeres de nadie…o eso parecemos ser…a veces.- dijo en voz baja, como si no estuviera del todo seguro de lo que decía. –No lo creo y no pienso que llegue a creerlo…- sonrió de medio lado tras decir esto y se sacudió las manos contra el pantalón.
Hubo un gran silencio, frío y distante, que por un momento me hizo sentirme incómodo. Finalmente, decidí darle de nuevo mi pañuelo para que se limpiase.
-No entiendo como si la vida ha sido tan dura como tu voz me dice... ayudas a un monstruo como yo.- confesé finalmente. -¿Como podría yo agradecerte esto? Estoy seguro de que no buscas una recompensa por todo esto, pero no me gusta sentirme en deuda... hay pocas personas que se atrevan a escuchar.- reí amargamente, no por el hecho de que nadie se atreviera a escucharme, sino porque sabía perfectamente que era algo que yo me había buscado con mi maldad... pero ya no lograba ser de otra manera.
Suspiré, ¿qué demonios estaba haciendo? ¿Ser amable con aquel desconocido? ¿Por qué? Me confundía todo aquello y todas las preguntas que se deslizaban por mi mente de forma confusa. ¿Qué podría ofrecerle yo a un joven así? Le miré, intentando descifrar algo de su mirada, de su mente...
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Re: Misery [Anuar]
Tomo el trapo entre sus manos comenzando a sentir aquel sueño propio de las altas horas o bajas de la madrugada, escondió su rostro contra sus rodillas conteniendo el bostezo era la desventaja de ser humano, dormía de noche y hacia los quehaceres de dia, la energía no le rendía para quedarse despierto toda la noche.
-porque no creo que seas un monstruo…además conozco que es la soledad…a veces es bueno romper con la rutina- aseguro en voz baja limpiándose los dedos nuevamente, levantándose con el cuadernillo entre las manos y el carboncillo enredado en las costuras de este, no sabia si debía regresárselo o no, no deseaba hacerlo no tenia otro y sabia que tarde o temprano las ansias de dibujar a trazos negros le haría mover las manos instintivamente si se lo regresaba los movimientos no se verían plasmados.
-no necesito nada acambio…aunque podría hacernos un favor a ambos…- aseguro pensando en voz alta, entrecerrando los parpados como si asi pudiese idear mejor -¿quiere recordar? Podríamos intentar colarnos en una de esas fiestas de pomposos y ostentosos trajes- le indico de pie observándole con curiosidad nunca antes habia asistido a una, la curiosidad le comenzaba a acariciar el estomago como algun ser viviente ademas que, las palabras no debían quedarse solo en eso sino atravesar el espacio y volverse acciones si Eric deseaba el le ayudaría a descubrir quien era, quien habia sido y quien deseaba ser…
-porque no creo que seas un monstruo…además conozco que es la soledad…a veces es bueno romper con la rutina- aseguro en voz baja limpiándose los dedos nuevamente, levantándose con el cuadernillo entre las manos y el carboncillo enredado en las costuras de este, no sabia si debía regresárselo o no, no deseaba hacerlo no tenia otro y sabia que tarde o temprano las ansias de dibujar a trazos negros le haría mover las manos instintivamente si se lo regresaba los movimientos no se verían plasmados.
-no necesito nada acambio…aunque podría hacernos un favor a ambos…- aseguro pensando en voz alta, entrecerrando los parpados como si asi pudiese idear mejor -¿quiere recordar? Podríamos intentar colarnos en una de esas fiestas de pomposos y ostentosos trajes- le indico de pie observándole con curiosidad nunca antes habia asistido a una, la curiosidad le comenzaba a acariciar el estomago como algun ser viviente ademas que, las palabras no debían quedarse solo en eso sino atravesar el espacio y volverse acciones si Eric deseaba el le ayudaría a descubrir quien era, quien habia sido y quien deseaba ser…
Anuar Dutuescu- Humano Clase Baja
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Re: Misery [Anuar]
Observé pues como tomaba el pañuelo entre sus manos, y luego ocultaba su rostro entre sus rodillas luchando para contener un bostezo. Me reí negando con la cabeza y eché la cabeza hacia atrás un momento, estirando el cuello.
-Porque no creo que seas un monstruo…además conozco que es la soledad…a veces es bueno romper con la rutina.- dijo rompiendo el silencio del momento y comenzando a limpiarse los dedos. Se levantó tomando su cuadernillo y el carboncillo. Hice un pequeño gesto con la mano indicándole que podía quedarse con el pañuelo, seguramente, lo necesitaría para la próxima vez que pintase.
-No necesito nada acambio…aunque podría hacernos un favor a ambos….-ladée ligeramente la cabeza por la curiosidad -¿Quiere recordar? Podríamos intentar colarnos en una de esas fiestas de pomposos y ostentosos trajes.- dijo de pie mirándome lleno de curiosidad.
Sus palabras me tomaron casi por sorpresa y agité la cabeza levantándome.
-¿Estás dispuesto a hacer eso por mí?.- pregunté mirando a sus ojos. -Yo... podría buscar un modo para entrar en una de esas fiestas... solo necesitaríamos ropa adecuada....- me reí negando con la cabeza, odiaba la hipocresía de todas esas fiestas. -Solo tienes que decir un día y un lugar donde pueda encontrarte... de lo demás, me encargaría yo...
-Porque no creo que seas un monstruo…además conozco que es la soledad…a veces es bueno romper con la rutina.- dijo rompiendo el silencio del momento y comenzando a limpiarse los dedos. Se levantó tomando su cuadernillo y el carboncillo. Hice un pequeño gesto con la mano indicándole que podía quedarse con el pañuelo, seguramente, lo necesitaría para la próxima vez que pintase.
-No necesito nada acambio…aunque podría hacernos un favor a ambos….-ladée ligeramente la cabeza por la curiosidad -¿Quiere recordar? Podríamos intentar colarnos en una de esas fiestas de pomposos y ostentosos trajes.- dijo de pie mirándome lleno de curiosidad.
Sus palabras me tomaron casi por sorpresa y agité la cabeza levantándome.
-¿Estás dispuesto a hacer eso por mí?.- pregunté mirando a sus ojos. -Yo... podría buscar un modo para entrar en una de esas fiestas... solo necesitaríamos ropa adecuada....- me reí negando con la cabeza, odiaba la hipocresía de todas esas fiestas. -Solo tienes que decir un día y un lugar donde pueda encontrarte... de lo demás, me encargaría yo...
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Re: Misery [Anuar]
¿Estaba dispuesto? Suponia que si debía aveces tomar algunos de esos riesgos de esas acciones que hacían de la vida algo digno de disfrutarse para tener que recordar y aunque no lo contase supiese el que habia sido real que no se habia acobardado sino que habia seguido y por ello tenia una experiencia, si, si lo haría. Asintio tranquilamente observándole percatándose de su fija mirada y no podiendo evitar desviar la propia porque sus ojos eran lo único que no sabia mentir.
-ya vere como consigo la ropa…- aseguro en voz baja asintiendo no sabia como pero sabia que la iba a conseguir robarla no era una opción pero podrían brindársela a cambio de algun favor, de alguna obra sobre pedido o cualquier cosa de aquel calibre.
Dentro de tres noches sin contar aquella seria su reencuentro con Soren cualquier dia siguiente a ese podrían verse después de que su alma hubiese descansado de volver a verle porque habia odiado como se habia marchado, de forma parecida a en el circo y no podia evitar sentir nuevamente aquella incertidumbre que le cuestionaba si lo volveria a ver –dentro de cuatro noches le parece- le cuestiono pensando donde podrían verse –en la plaza Tertre a eso de las nueve- le cuestiono era confiado hasta la medida de no llegar a lo torpe, no planeaba decirle en primera instancia y desde un primer encuentro donde era que vivía. –le parece- cuestiono nuevamente observándolo, esperando solo una afirmativa para marcharse.
-ya vere como consigo la ropa…- aseguro en voz baja asintiendo no sabia como pero sabia que la iba a conseguir robarla no era una opción pero podrían brindársela a cambio de algun favor, de alguna obra sobre pedido o cualquier cosa de aquel calibre.
Dentro de tres noches sin contar aquella seria su reencuentro con Soren cualquier dia siguiente a ese podrían verse después de que su alma hubiese descansado de volver a verle porque habia odiado como se habia marchado, de forma parecida a en el circo y no podia evitar sentir nuevamente aquella incertidumbre que le cuestionaba si lo volveria a ver –dentro de cuatro noches le parece- le cuestiono pensando donde podrían verse –en la plaza Tertre a eso de las nueve- le cuestiono era confiado hasta la medida de no llegar a lo torpe, no planeaba decirle en primera instancia y desde un primer encuentro donde era que vivía. –le parece- cuestiono nuevamente observándolo, esperando solo una afirmativa para marcharse.
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Re: Misery [Anuar]
La decisión estaba tomada. Aquello era una completa locura, una verdadera locura. ¿Enfrentarme a mis miedos de golpe y a todas sus consecuencias? Me enfrentaba a la posibilidad de que uno de esos lugares me provocase una visión y todo lo que ello conllevaba... agité la cabeza, ya no podía echarme atrás.
-Ya veré como consigo la ropa….- dijo en voz baja, asintiendo. Imaginé que estaba buscando ideas para cómo conseguirla, yo lo tendría más fácil... la conseguiría como siempre.
Guardó unos minutos de silencio y finalmente pareció encontrar una fecha exacta para nuestro próximo encuentro. –Dentro de cuatro noches le parece.- me dijo, pensativo. Asentí, me parecía una buena fecha, podría hacerme con la ropa... y sobre todo, poner en orden mis ideas. –En la plaza Tertre a eso de las nueve.
-Me parece perfecto....- asentí lentamente, algo distante por todas las cosas que mi mente intentaba asimilar. -Dentro de cuatro noches, a las 9 en la plaza Tertre.- me reí al repetir toda la información, quizá necesitaba hacerlo por la situación en la que mi mente se encontraba. Agité ligeramente la cabeza y clavé mi mirada en sus ojos, extendiendo una mano. -Gracias.- susurré ligeramente avergonzado, esperando que no tuviera miedo de estrechar mi mano.
-Ya veré como consigo la ropa….- dijo en voz baja, asintiendo. Imaginé que estaba buscando ideas para cómo conseguirla, yo lo tendría más fácil... la conseguiría como siempre.
Guardó unos minutos de silencio y finalmente pareció encontrar una fecha exacta para nuestro próximo encuentro. –Dentro de cuatro noches le parece.- me dijo, pensativo. Asentí, me parecía una buena fecha, podría hacerme con la ropa... y sobre todo, poner en orden mis ideas. –En la plaza Tertre a eso de las nueve.
-Me parece perfecto....- asentí lentamente, algo distante por todas las cosas que mi mente intentaba asimilar. -Dentro de cuatro noches, a las 9 en la plaza Tertre.- me reí al repetir toda la información, quizá necesitaba hacerlo por la situación en la que mi mente se encontraba. Agité ligeramente la cabeza y clavé mi mirada en sus ojos, extendiendo una mano. -Gracias.- susurré ligeramente avergonzado, esperando que no tuviera miedo de estrechar mi mano.
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Re: Misery [Anuar]
Tomo su mano con tranquilidad estrechándole suavemente con aquel tacto calido y delicado al cual se veía tan acostumbrado ya no negaba que en ciertos años de su vida los insultos y burlas eran recurrentes por un aspecto de su cuerpo como aquel era absurdo creía el dado que no habia hecho nada para nacer de aquella forma.
-lo veo entonces alla- aseguro haciendo un movimiento con la cabeza que mas fue un asentimiento a sus propias palabras y sin decir masa nada porque mas nada habia que decir giro sobre sus talones comenzando a andar sobre la tierra húmeda que despedia el olor de la naturaleza ¿Qué lo habia llevado a aquel lugar? La necesidad de plasmar sus sentimientos como si exponiéndolos de aquella manera lograsen salir de su pecho y dejarle en paz.
Y sin embargo habia dejado eso de lado por una charla inusual con un vampiro inusual ¿mas en esa época quien era ya usual? Comenzaba a ver que las personas guardaban secretos algunos mas simples que otros a fin de cuentas cosas que no querían que el resto supiesen cosas que les carcomían de esas que de no decir terminarían matando de ser asi ¿Cuánto le quedaba a el de vida? Suspiro negando internamente dejando que la obscuridad le devorase como un animal ambriento, estrujando con sus puños su rostro hasta hacerlo desaparecer.
-lo veo entonces alla- aseguro haciendo un movimiento con la cabeza que mas fue un asentimiento a sus propias palabras y sin decir masa nada porque mas nada habia que decir giro sobre sus talones comenzando a andar sobre la tierra húmeda que despedia el olor de la naturaleza ¿Qué lo habia llevado a aquel lugar? La necesidad de plasmar sus sentimientos como si exponiéndolos de aquella manera lograsen salir de su pecho y dejarle en paz.
Y sin embargo habia dejado eso de lado por una charla inusual con un vampiro inusual ¿mas en esa época quien era ya usual? Comenzaba a ver que las personas guardaban secretos algunos mas simples que otros a fin de cuentas cosas que no querían que el resto supiesen cosas que les carcomían de esas que de no decir terminarían matando de ser asi ¿Cuánto le quedaba a el de vida? Suspiro negando internamente dejando que la obscuridad le devorase como un animal ambriento, estrujando con sus puños su rostro hasta hacerlo desaparecer.
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Re: Misery [Anuar]
Noté su cálida mano estrechando la mía.
-Lo veo entonces alla.- terminó, asintiendo ligeramente ante sus propias palabras y se giró para volver a su hogar.
No pude evitar seguirle con la mirada por unos segundos hasta que su silueta se perdió en la noche. Todo aquello era demasiado extraño para mi mente. ¿Había encontrado a alguien dispuesto a ayudarme? Me parecía imposible, por no decir irrreal. Pero era así, aquel joven del que apenas sabía el nombre y algunos datos más, se había propuesto ayudarle. ¿Buscaría una calma así a su tortura interior? Eso solo me hacía plantearme cientos de preguntas más, ¿debía portarme yo así con los demás? ¿Me lo permitiría mi mente? Estaba casi seguro de que no, yo no sería capaz de cambiar de un día para otro, me llevaría años, quién sabe si no serían siglos. Las cosas no eran tan fáciles como a veces aparentaban, pero de todo aquello, sacaba la extraña sensación de volver a sentir la bondad en alguien después de todos aquellos años... ¿podría ser verdad aquello? Y lo que me traía más de cabeza, ¿era yo merecedor de aquella ayuda? Por muchas vueltas que le diera, la decisión del chico estaba tomada... y la mía, de enfrentarme a mi propio pasado, también.
-Lo veo entonces alla.- terminó, asintiendo ligeramente ante sus propias palabras y se giró para volver a su hogar.
No pude evitar seguirle con la mirada por unos segundos hasta que su silueta se perdió en la noche. Todo aquello era demasiado extraño para mi mente. ¿Había encontrado a alguien dispuesto a ayudarme? Me parecía imposible, por no decir irrreal. Pero era así, aquel joven del que apenas sabía el nombre y algunos datos más, se había propuesto ayudarle. ¿Buscaría una calma así a su tortura interior? Eso solo me hacía plantearme cientos de preguntas más, ¿debía portarme yo así con los demás? ¿Me lo permitiría mi mente? Estaba casi seguro de que no, yo no sería capaz de cambiar de un día para otro, me llevaría años, quién sabe si no serían siglos. Las cosas no eran tan fáciles como a veces aparentaban, pero de todo aquello, sacaba la extraña sensación de volver a sentir la bondad en alguien después de todos aquellos años... ¿podría ser verdad aquello? Y lo que me traía más de cabeza, ¿era yo merecedor de aquella ayuda? Por muchas vueltas que le diera, la decisión del chico estaba tomada... y la mía, de enfrentarme a mi propio pasado, también.
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