AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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The vampire who stole my heart// Ksenia Vasiliev
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The vampire who stole my heart// Ksenia Vasiliev
Una noche de paz y tranquilidad, o al menos eso es lo que esperaba encontrar Arael en el teatro aquella noche lluviosa de verano. Hacía días que no salia de la hacienda familiar debido a que había estado ocupado buscando información sobre un "caso" que llevaba recientemente con Berger y siempre que algo así se le resistía tendía a enfrascarse en la lectura o a buscar indicios y sucesos de lo que había pasado, buscando similitudes con algunas de las historias que contaban los libros de su biblioteca, de hecho casi todo lo que sabía de los vampiros lo había averiguado gracias a dicha biblioteca, en la cual se podían encontrar toda clase de libros, algunos de ellos seguramente no muy bien vistos en la sociedad actual. Pero una de las ventajas de pertenecer a la realeza es que nadie hacía preguntas y nadie se metía en un terreno que luego le fuese complicado de salir, en resumidas cuentas, nadie investigaba la biblioteca de alguien de alto rango porque si.
La razón por la cual aquella noche no se había quedado en dicha biblioteca leyendo y buscando información era porque había decidido acompañar a su hermana al teatro, a ver una opera llamada Zenobia una obra romántica de las que le encantaban a su quería hermana y que por lo visto no había llegado nunca a los teatros de París hasta aquella noche. de camino al teatro su hermana le iba contando lo que sabía de la obra, las cosas que había oído hablar de ella y porque había sido compuesta y para quien. Una charla en la cual Alice mostraba un entusiasmo fuera de lo normal y que por el contrario Arael no compartía en absoluto. De hecho si aquella noche había decidido acompañarla era porque necesitaba evadir su mente con lo que fuera...
Al llegar al teatro no le sorprendió ver que casi toda la realeza estaba allí...como no. Al fin y al cabo era todo un "evento" que no se podían perder, al fin y al cabo aquella era una opera que había sido compuesta por Giovanni Bononcini y hasta hacía relativamente poco tiempo no se había llevado otros...en fin, un "bum" que el brujo no comprendía del todo, pero que al igual que muchos de los allí presentes iba a ver.
Por supuesto no solo estaba la realeza en el teatro, como en casi todos los estrenos había distintas secciones para todo tipo de clases sociales. Al fin y al cabo el dueño del teatro no se iba a limitar a las "altas esferas", por decirlo de algún modo le valía el dinero de cualquier tipo de bolsillo, siempre y cuando fuese dinero.
-¡¡Oh Arael, estoy tan emocionada!!-Alice se agarró del brazo de su hermano para entrar en el teatro-dicen que es una obra exquisita y que la puesta en escena es sublime ¿os imaginais?
No, en realidad no se lo imaginaba, pero aun así el brujo se dedico a sonreír y asentir. Al igual que cada vez que se encontraban con algún "conocido". Sonreír y asentir...no fallaba nunca. Pero al ver el ambiente que allí había empezó a sentir que la biblioteca no era tan mala opción como hubiese parecido en un primer momento, sobre todo por el agobio que sentía en aquel momento, con las miradas fijas sobre los dos hermanos, los cuales eran bastantes dispares en muchos aspectos. Era algo a lo que el estaba acostumbrado ya, pero eso no quitaba que se le hiciese un poco pesado el hecho de que muchos de los allí presentes le viesen como un "bicho raro" dentro de su propia familia. Pero como todo...sonreír y asentir, al fin y al cabo todo acabaría pasando en unas horas y con un poco de suerte aquella opera le sorprendería lo suficiente como para salir de la monotonía.
Cuando llegó el momento fueron a sus asientos y ambos hermanos se sentaron esperando a que la obra diese comienzo.
Arael se hundió en su silla algo exhausto por la "actuación" que el mismo acababa de representar delante de todos los conocidos y desconocidos de su familia. Por norma general los actos sociales se le hacían bastante pesados, pero era algo que llevaba haciendo desde pequeño y hasta cierto punto tenía practica evadiendo temas y conversaciones que no le interesaban, pero eso no hacía que fuese menos pesado. Al menos tenía la esperanza de que aquella noche fuese algo mejor que las anteriores...o al menos mas relajante.
La razón por la cual aquella noche no se había quedado en dicha biblioteca leyendo y buscando información era porque había decidido acompañar a su hermana al teatro, a ver una opera llamada Zenobia una obra romántica de las que le encantaban a su quería hermana y que por lo visto no había llegado nunca a los teatros de París hasta aquella noche. de camino al teatro su hermana le iba contando lo que sabía de la obra, las cosas que había oído hablar de ella y porque había sido compuesta y para quien. Una charla en la cual Alice mostraba un entusiasmo fuera de lo normal y que por el contrario Arael no compartía en absoluto. De hecho si aquella noche había decidido acompañarla era porque necesitaba evadir su mente con lo que fuera...
Al llegar al teatro no le sorprendió ver que casi toda la realeza estaba allí...como no. Al fin y al cabo era todo un "evento" que no se podían perder, al fin y al cabo aquella era una opera que había sido compuesta por Giovanni Bononcini y hasta hacía relativamente poco tiempo no se había llevado otros...en fin, un "bum" que el brujo no comprendía del todo, pero que al igual que muchos de los allí presentes iba a ver.
Por supuesto no solo estaba la realeza en el teatro, como en casi todos los estrenos había distintas secciones para todo tipo de clases sociales. Al fin y al cabo el dueño del teatro no se iba a limitar a las "altas esferas", por decirlo de algún modo le valía el dinero de cualquier tipo de bolsillo, siempre y cuando fuese dinero.
-¡¡Oh Arael, estoy tan emocionada!!-Alice se agarró del brazo de su hermano para entrar en el teatro-dicen que es una obra exquisita y que la puesta en escena es sublime ¿os imaginais?
No, en realidad no se lo imaginaba, pero aun así el brujo se dedico a sonreír y asentir. Al igual que cada vez que se encontraban con algún "conocido". Sonreír y asentir...no fallaba nunca. Pero al ver el ambiente que allí había empezó a sentir que la biblioteca no era tan mala opción como hubiese parecido en un primer momento, sobre todo por el agobio que sentía en aquel momento, con las miradas fijas sobre los dos hermanos, los cuales eran bastantes dispares en muchos aspectos. Era algo a lo que el estaba acostumbrado ya, pero eso no quitaba que se le hiciese un poco pesado el hecho de que muchos de los allí presentes le viesen como un "bicho raro" dentro de su propia familia. Pero como todo...sonreír y asentir, al fin y al cabo todo acabaría pasando en unas horas y con un poco de suerte aquella opera le sorprendería lo suficiente como para salir de la monotonía.
Cuando llegó el momento fueron a sus asientos y ambos hermanos se sentaron esperando a que la obra diese comienzo.
Arael se hundió en su silla algo exhausto por la "actuación" que el mismo acababa de representar delante de todos los conocidos y desconocidos de su familia. Por norma general los actos sociales se le hacían bastante pesados, pero era algo que llevaba haciendo desde pequeño y hasta cierto punto tenía practica evadiendo temas y conversaciones que no le interesaban, pero eso no hacía que fuese menos pesado. Al menos tenía la esperanza de que aquella noche fuese algo mejor que las anteriores...o al menos mas relajante.
Arael Nox- Hechicero/Realeza
- Mensajes : 49
Fecha de inscripción : 13/09/2014
Re: The vampire who stole my heart// Ksenia Vasiliev
Acostumbrada a moverse siempre en las altas esferas, el hecho de haber llegado a París como una chica sin a penas dinero, había resultado un golpe bastante duro para la rusa. Para ella, el dinero no lo era todo, ni mucho menos... pero le gustaba vestir bien, arreglarse, sentirse bonita. Aunque si preguntaran a cualquier persona que la hubiese visto en sus buenos momentos de ir "emperifollada", todos hubiesen coincidido en describirla como extraña. No le gustaba llevar vestidos con polisón o collares de oro y perlas, tampoco se rizaba el pelo con acero caliente ni usaba polvos de arroz para emblanquecer su piel.
Ella se consideraba una belleza natural, por pedante que eso pudiera sonar. Le encantaba lucir su sedoso cabello negro bien liso y decorar sus bonitos ojos azules con colores oscuros para hacerlos resaltar. Vestía siempre blusas vaporosas pero opacas, pues no pretendía mostrar más de lo debido, y prefería los pantalones a los vestidos o faldas. Traía ropa de países con más frío, entallados siempre en los puños, la cintura y los tobillos, resaltando así las sinuosas formas de su bien formado cuerpo.
Después de un par de trabajos esporádicos, había logrado recaudar algo de dinero y para sentirse de nuevo como antaño, decidió gastarlo en una entrada para el teatro. Se visitó con sus mejores galas, acordes siempre con su estilo y se dirigió al lugar donde se representaría una conocida pero nueva obra. Ella no era ninguna entendida, pero sólo quería hundirse de nuevo en el mundo de la clase alta, por ello había pagado más dinero por su exclusivo ticket.
Una vez llegó allí y vio toda esa gente, hinchó el pechó y se sintió satisfecha. No le importaban las miradas indiscretas que la criticaban por su manera de vestir. Ella era como era y al que no le gustara, que se aguantara. Con una radiante y apacible sonrisa, entregó su entrada y pasó al interior del grandioso teatro. Dejó que la guiaran hasta su localidad y tomó asiento. Cruzó las piernas, sí, aunque eso estuviera mal visto, y se dispuso a esperar el inicio de la representación. Hoy se sentía estupendamente bien, y nada ni nadie se lo estropearía.
El telón se levantó y ella observó con detenimiento a los actores, aún sin entender prácticamente nada, pues usaban una extraña forma de expresarse. De todos modos se veía increíble y el ambiente era idóneo. Aprovechó algunos momentos de silencio, en los que parecía que los intérpretes tomaban aire antes de proseguir, para echar un vistazo a su alrededor y examinar a los altos cargos que la rodeaban. No pudo evitar que se le escapara una pequeña risa y un suave destello rojizo brilló en su mirada, sin darse cuenta.
Ella se consideraba una belleza natural, por pedante que eso pudiera sonar. Le encantaba lucir su sedoso cabello negro bien liso y decorar sus bonitos ojos azules con colores oscuros para hacerlos resaltar. Vestía siempre blusas vaporosas pero opacas, pues no pretendía mostrar más de lo debido, y prefería los pantalones a los vestidos o faldas. Traía ropa de países con más frío, entallados siempre en los puños, la cintura y los tobillos, resaltando así las sinuosas formas de su bien formado cuerpo.
Después de un par de trabajos esporádicos, había logrado recaudar algo de dinero y para sentirse de nuevo como antaño, decidió gastarlo en una entrada para el teatro. Se visitó con sus mejores galas, acordes siempre con su estilo y se dirigió al lugar donde se representaría una conocida pero nueva obra. Ella no era ninguna entendida, pero sólo quería hundirse de nuevo en el mundo de la clase alta, por ello había pagado más dinero por su exclusivo ticket.
Una vez llegó allí y vio toda esa gente, hinchó el pechó y se sintió satisfecha. No le importaban las miradas indiscretas que la criticaban por su manera de vestir. Ella era como era y al que no le gustara, que se aguantara. Con una radiante y apacible sonrisa, entregó su entrada y pasó al interior del grandioso teatro. Dejó que la guiaran hasta su localidad y tomó asiento. Cruzó las piernas, sí, aunque eso estuviera mal visto, y se dispuso a esperar el inicio de la representación. Hoy se sentía estupendamente bien, y nada ni nadie se lo estropearía.
El telón se levantó y ella observó con detenimiento a los actores, aún sin entender prácticamente nada, pues usaban una extraña forma de expresarse. De todos modos se veía increíble y el ambiente era idóneo. Aprovechó algunos momentos de silencio, en los que parecía que los intérpretes tomaban aire antes de proseguir, para echar un vistazo a su alrededor y examinar a los altos cargos que la rodeaban. No pudo evitar que se le escapara una pequeña risa y un suave destello rojizo brilló en su mirada, sin darse cuenta.
Última edición por Ksenia Vasiliev el Vie Sep 19, 2014 5:38 am, editado 1 vez
Ksenia Vasil- Vampiro Clase Media
- Mensajes : 76
Fecha de inscripción : 26/08/2014
Re: The vampire who stole my heart// Ksenia Vasiliev
El telón se alzó con una hermosa y conmovedora melodía, que a mas de uno le haría llorar. Trágica, melancólica, llena de pena y sentimiento la cual revelaba la esencia de la opera que iban a presenciar los espectadores.
Alice emocionada agarró el brazo de su hermano, sumida desde el principio en la prosa y las palabras de los cantantes de opera que salían a escena. Casi daba la sensación de que la muchacha lo vivía como si la historia fuese la suya propia...aunque no había nada mas lejos de la realidad que aquello, pues la joven vivía como deseaba y el brujo estaba seguro de que su hermana nunca había pasado por una situación, siquiera, similar a la que se representaba sobre el escenario.
Al menos la música le resultaba agradable, y aunque la opera no estaba en francés ni tampoco en alemán se entendía bien lo que querían representar gracias a los gestos y las situaciones que representaban, lo que hacía fácil que los espectadores se metiesen en la historia de lleno. Aquello era lo que mas le gustaba al brujo del teatro, la facilidad que tenían los interpretes de hacer llegar los sentimientos de una puesta en escena con tan solo usar la música adecuada...por lo demás...bueno, le era prescindible, pero tampoco podía perder las pocas oportunidades que tenía de pasar tiempo con su hermana.
Durante unos segundos Arael cerró los ojos para atender solo a la melodía, las voces...sintiendo que disfrutaba mas de la obra de aquella manera. Aunque cuando abrió los ojos algo le sobresalto, un fulgor rojizo entre la gente, un pequeño y leve destello que le hizo mirar de un lado a otro con cierto nerviosismo.
-¡¡Hermano!!-susurró Alice dirigiéndose a él-¿que os sucede?-la voz de la humana denotaba verdadera preocupación, pues el brujo casi había pegado un bote en el asiento cuando había visto aquello.
-No...no es nada Alice. Disculpad un segundo, no tardo.-realmente no sabía si había sido imaginación suya o había visto de verdad aquel fulgor. Pero se tuvo que poner en pie y salir un segundo de la sala. Tal vez estaba demasiado agobiado con el tema de los vampiros, al fin y al cabo el y Berger se dedicaban a cazarlos o al menos a capturarlos...y el tiempo que el había pasado en la biblioteca había sido estudiando a los mismos seres que daban caza. Tal vez aquello que había visto había sido una ilusión, algo que su cabeza había simulado debido al tiempo que había dedicado al estudio y el agobio con tanta gente le había hecho ver alucinaciones.
Fuese lo que fuese necesitaba tomar el aire y despejar la mente antes de volver a entrar en aquella abarrotada sala, donde comenzaba a hacer un calor casi insufrible.
Sabía de sobra que Alice le haría mas de una pregunta después de aquella pequeña escena, pero necesitaba poner en orden sus ideas, sobre todo porque si había un vampiro en la sala tendría problemas. Dependiendo del tipo de vampiro y de las intenciones que tuviese. Lo que mas le agobiaba era que su propia hermana estaba en la sala y que no tenía la ayuda de Berger en aquel momento para que no se fuese el asunto de las manos.
Lo primero que tenía que hacer era dar con el vampiro en cuestión y después...bueno, después ya vería que hacer.
Alice emocionada agarró el brazo de su hermano, sumida desde el principio en la prosa y las palabras de los cantantes de opera que salían a escena. Casi daba la sensación de que la muchacha lo vivía como si la historia fuese la suya propia...aunque no había nada mas lejos de la realidad que aquello, pues la joven vivía como deseaba y el brujo estaba seguro de que su hermana nunca había pasado por una situación, siquiera, similar a la que se representaba sobre el escenario.
Al menos la música le resultaba agradable, y aunque la opera no estaba en francés ni tampoco en alemán se entendía bien lo que querían representar gracias a los gestos y las situaciones que representaban, lo que hacía fácil que los espectadores se metiesen en la historia de lleno. Aquello era lo que mas le gustaba al brujo del teatro, la facilidad que tenían los interpretes de hacer llegar los sentimientos de una puesta en escena con tan solo usar la música adecuada...por lo demás...bueno, le era prescindible, pero tampoco podía perder las pocas oportunidades que tenía de pasar tiempo con su hermana.
Durante unos segundos Arael cerró los ojos para atender solo a la melodía, las voces...sintiendo que disfrutaba mas de la obra de aquella manera. Aunque cuando abrió los ojos algo le sobresalto, un fulgor rojizo entre la gente, un pequeño y leve destello que le hizo mirar de un lado a otro con cierto nerviosismo.
-¡¡Hermano!!-susurró Alice dirigiéndose a él-¿que os sucede?-la voz de la humana denotaba verdadera preocupación, pues el brujo casi había pegado un bote en el asiento cuando había visto aquello.
-No...no es nada Alice. Disculpad un segundo, no tardo.-realmente no sabía si había sido imaginación suya o había visto de verdad aquel fulgor. Pero se tuvo que poner en pie y salir un segundo de la sala. Tal vez estaba demasiado agobiado con el tema de los vampiros, al fin y al cabo el y Berger se dedicaban a cazarlos o al menos a capturarlos...y el tiempo que el había pasado en la biblioteca había sido estudiando a los mismos seres que daban caza. Tal vez aquello que había visto había sido una ilusión, algo que su cabeza había simulado debido al tiempo que había dedicado al estudio y el agobio con tanta gente le había hecho ver alucinaciones.
Fuese lo que fuese necesitaba tomar el aire y despejar la mente antes de volver a entrar en aquella abarrotada sala, donde comenzaba a hacer un calor casi insufrible.
Sabía de sobra que Alice le haría mas de una pregunta después de aquella pequeña escena, pero necesitaba poner en orden sus ideas, sobre todo porque si había un vampiro en la sala tendría problemas. Dependiendo del tipo de vampiro y de las intenciones que tuviese. Lo que mas le agobiaba era que su propia hermana estaba en la sala y que no tenía la ayuda de Berger en aquel momento para que no se fuese el asunto de las manos.
Lo primero que tenía que hacer era dar con el vampiro en cuestión y después...bueno, después ya vería que hacer.
Última edición por Arael Nox el Vie Sep 19, 2014 2:54 am, editado 1 vez
Arael Nox- Hechicero/Realeza
- Mensajes : 49
Fecha de inscripción : 13/09/2014
Re: The vampire who stole my heart// Ksenia Vasiliev
Cuando el hombre sentado a su lado le echó un vistazo a su reloj de bolsillo, la rusa contuvo un resoplido. Faltaban veinte minutos aún para el receso y ella necesitaba urgentemente ir al baño. Sí, aunque mucha gente cuando imaginaba a los vampiros los consideraba seres superiores, seguían necesitando ir allí. A fin de cuentas, la sangre que consumían, la tenían que liberar de algún modo u otro. Hizo un leve gesto con la cabeza, disculpándose y se levantó de su asiento, pasando frente a dos caballeros y una dama, antes de alcanzar el pasillo que la llevaría a la puerta de salida del anfiteatro.
Una vez alcanzó el doble portón, empujó suavemente una de las gruesas hojas de madera decorada con metales que imitaban perfectamente el oro y se encontró en un gran corredor que se distendía a derecha e izquierda. Miró a ambos lados, dubitativa, esperando encontrar a alguien que pudiera trabajar allí, más lo único que vio fue a un hombre demasiado bien vestido como para ser un mero acomodador, de espaldas a ella. Ya que no había nadie más a la vista, decidió acercarse a él. No fue más sigilosa que un humano cualquiera, pues no era necesario en aquel momento, simplemente se aproximó despacio, aunque tenía cierta gracia al andar y no se escuchaba el sonido de los tacones de sus botas al caminar. Se detuvo a una distancia prudencial, ya que no quería asustar al hombre y carraspeó, esperando a que se diera la vuelta para recibirle con una bonita sonrisa y una suave y elegante inclinación de cabeza.
-Disculpe, ¿sería tan amable de indicarme dónde está el tocador de señoritas?
Observó entonces el rostro que tenía delante, esperando a que le indicara el camino lo antes posible. Y a pesar de sus ganas de echar a correr en dirección al baño, se mostró tranquila y paciente. Las facciones de la vampiresa eran delicadas y parecían frágiles, pero al mismo tiempo transmitía calma y simpatía sin necesidad de utilizar sus poderes de seducción.
Una vez alcanzó el doble portón, empujó suavemente una de las gruesas hojas de madera decorada con metales que imitaban perfectamente el oro y se encontró en un gran corredor que se distendía a derecha e izquierda. Miró a ambos lados, dubitativa, esperando encontrar a alguien que pudiera trabajar allí, más lo único que vio fue a un hombre demasiado bien vestido como para ser un mero acomodador, de espaldas a ella. Ya que no había nadie más a la vista, decidió acercarse a él. No fue más sigilosa que un humano cualquiera, pues no era necesario en aquel momento, simplemente se aproximó despacio, aunque tenía cierta gracia al andar y no se escuchaba el sonido de los tacones de sus botas al caminar. Se detuvo a una distancia prudencial, ya que no quería asustar al hombre y carraspeó, esperando a que se diera la vuelta para recibirle con una bonita sonrisa y una suave y elegante inclinación de cabeza.
-Disculpe, ¿sería tan amable de indicarme dónde está el tocador de señoritas?
Observó entonces el rostro que tenía delante, esperando a que le indicara el camino lo antes posible. Y a pesar de sus ganas de echar a correr en dirección al baño, se mostró tranquila y paciente. Las facciones de la vampiresa eran delicadas y parecían frágiles, pero al mismo tiempo transmitía calma y simpatía sin necesidad de utilizar sus poderes de seducción.
Última edición por Ksenia Vasiliev el Vie Sep 19, 2014 5:37 am, editado 1 vez
Ksenia Vasil- Vampiro Clase Media
- Mensajes : 76
Fecha de inscripción : 26/08/2014
Re: The vampire who stole my heart// Ksenia Vasiliev
Tenía que volver y tenía que intentar identificar al vampiro, al menos para tenerle controlado. Y aunque estaba seguro de que no era el único ser "sobrenatural" que había en el teatro, si era el que mas le podía llegar a preocupar, por un simple y fácil hecho. Los vampiros bebían sangre y no solían ir a actos públicos con tanta a conglomeración de gente a no ser que tuviesen algo en mente, y casi siempre solía ser algo "malo". Al igual que imaginaba que dicho "ser" no iría solo.
Un escalofrió comenzó a recorrer el cuerpo del brujo con tan solo pensar en lo que un grupo de vampiros con hambre y ganas de camorra podía hacer en aquel teatro con toda la gente que había en su interior. Entonces fue cuando la urgencia de sacar a Alice vino a su mente. Tenía que sacar a su hermana de allí antes de que tuviese algo que lamentar.
Fue en ese momento cuando una voz femenina llamó su atención haciendo que se girase lentamente. Aquella voz tenía un matiz extraño, algo que ya había escuchado otras veces pero que en aquel momento no supo reconocer, no al menos hasta que se dio la vuelta y se fijo en la joven que tenía ante si.
Una muchacha muy hermosa de cabello negro como el azabache, ojos azules y piel pálida...muy pálida. Por lo visto uno de sus problemas había llegado a el directamente sin tener que ir a buscarlo. Como todo buen hechicero, Arael, podía ver las auras de los seres sobrenaturales identificarlos casi al instante, ademas, daba la casualidad de que estaba mas que acostumbrado a identificar a los vampiros...al fin y al cabo era parte de su trabajo. Aun así se limitó a hacer algo que ya se le daba bien desde hace años...asentir y sonreír sin mostrar preocupación o cualquier otro tipo de emoción humana que pudiese dar a conocer su estado de animo o preocupación. Al igual que controlo las pulsaciones de su corazón, esperando que no se notase la anterior alteración...
-Por supuesto. Si mal no recuerdo se encuentran en aquella dirección-el brujo señaló la zona en la cual se encontraba el tocador de señoras.
No pudo evitar quedarse mirando a la muchacha, vampira o no era bastante hermosa y llamativa, y no solo debido a su extraño aspecto o forma de vestir, la cual era un poco...extravagante, sobre todo siendo mujer...pero claro ¿quien le iba a decir algo o quien la iba a detener si llegaba el caso?. Pero aun así había algo que le resultaba extraño. Con aquel aspecto con aquella indumentaria lo ultimo que pasaba era desapercibida...
-¿A que habéis venido a este lugar?-preguntó al final entrecerrando los ojos ligeramente. ¿Para que andarse por las ramas si podía dar solución al tema en aquellos instantes. Quería saber las intenciones de la joven, porque había decidido ir aquella noche al teatro y sobre todo si tenía intenciones de hacer una grotesca actuación arrancando las gargantas de los espectadores...sobre todo aquello ultimo era lo que mas le importaba saber.
Cabía la posibilidad de que solo hubiese venido a disfrutar de una "novedosa" opera, pero se le hacía tan rara aquella opción. Sobre todo porque le costaba mucho ver a los vampiros desde el punto de vista humano.
Un escalofrió comenzó a recorrer el cuerpo del brujo con tan solo pensar en lo que un grupo de vampiros con hambre y ganas de camorra podía hacer en aquel teatro con toda la gente que había en su interior. Entonces fue cuando la urgencia de sacar a Alice vino a su mente. Tenía que sacar a su hermana de allí antes de que tuviese algo que lamentar.
Fue en ese momento cuando una voz femenina llamó su atención haciendo que se girase lentamente. Aquella voz tenía un matiz extraño, algo que ya había escuchado otras veces pero que en aquel momento no supo reconocer, no al menos hasta que se dio la vuelta y se fijo en la joven que tenía ante si.
Una muchacha muy hermosa de cabello negro como el azabache, ojos azules y piel pálida...muy pálida. Por lo visto uno de sus problemas había llegado a el directamente sin tener que ir a buscarlo. Como todo buen hechicero, Arael, podía ver las auras de los seres sobrenaturales identificarlos casi al instante, ademas, daba la casualidad de que estaba mas que acostumbrado a identificar a los vampiros...al fin y al cabo era parte de su trabajo. Aun así se limitó a hacer algo que ya se le daba bien desde hace años...asentir y sonreír sin mostrar preocupación o cualquier otro tipo de emoción humana que pudiese dar a conocer su estado de animo o preocupación. Al igual que controlo las pulsaciones de su corazón, esperando que no se notase la anterior alteración...
-Por supuesto. Si mal no recuerdo se encuentran en aquella dirección-el brujo señaló la zona en la cual se encontraba el tocador de señoras.
No pudo evitar quedarse mirando a la muchacha, vampira o no era bastante hermosa y llamativa, y no solo debido a su extraño aspecto o forma de vestir, la cual era un poco...extravagante, sobre todo siendo mujer...pero claro ¿quien le iba a decir algo o quien la iba a detener si llegaba el caso?. Pero aun así había algo que le resultaba extraño. Con aquel aspecto con aquella indumentaria lo ultimo que pasaba era desapercibida...
-¿A que habéis venido a este lugar?-preguntó al final entrecerrando los ojos ligeramente. ¿Para que andarse por las ramas si podía dar solución al tema en aquellos instantes. Quería saber las intenciones de la joven, porque había decidido ir aquella noche al teatro y sobre todo si tenía intenciones de hacer una grotesca actuación arrancando las gargantas de los espectadores...sobre todo aquello ultimo era lo que mas le importaba saber.
Cabía la posibilidad de que solo hubiese venido a disfrutar de una "novedosa" opera, pero se le hacía tan rara aquella opción. Sobre todo porque le costaba mucho ver a los vampiros desde el punto de vista humano.
Arael Nox- Hechicero/Realeza
- Mensajes : 49
Fecha de inscripción : 13/09/2014
Re: The vampire who stole my heart// Ksenia Vasiliev
Aunque se encontraba relajada y por ello no tenía alerta sus sentidos como vampiro, al darse la vuelta el hombre, pudo ver claramente un aura de un tono oscurecido. Sabía bien que no era ni un vampiro ni un licántropo, pero estaba convencida de que él sí sabía lo que ella era y estaba alerta. De todos modos, ella no solía sacar conclusiones precipitadas si no la incitaban a ello, y como el caballero estaba siendo muy bien educado, decidió proseguir de manera natural con la conversación.
-Muy amable por su parte el indicarme el camino.
Miró en la dirección que le había sido señalada y al escuchar la pregunta ajena, volvió a centrar la vista en el rostro del hombre de cabellos claros. Sus ojos eran profundos y podía notar cómo la examinaba y ponía a prueba. Sin alterarse en lo más mínimo, rebuscó en su pequeña bolsa de mano de color terroso y sacó de allí el resguardo de su entrada, mostrándosela a continuación al varón.
-He venido a ver esta bonita obra, aunque no entiendo nada de lo que cantan, pero es bien entretenida.
Comentó risueña y aguardó unos instantes a que el contrario procesara lo que le decía. Seguramente pensaría que le tomaba el pelo, creyendo que los vampiros eran todos seres desalmados. Bien, era y no era cierto. Ella tenía un código y no dañaba a los humanos a no ser que fuera en defensa propia. Y al mismo tiempo, no se molestaba en ocultar la verdad, sin importar cual fuera. Solamente mentía cuando era a sí misma, pero de eso no era en absoluto consciente. Algunos la habían tomado por loca, la gran mayoría en realidad, pero eso a ella poco le importaba. Era feliz en su mundo cargado de sueños y drama, uno que construía la rusa en su mente de manera detallada y sin percatarse. Su mente era excesivamente activa y de manera automática y sin previa intención, ella sola se ponía a maquinar e idear situaciones de lo más rocambolescas a veces.
Ahora mismo, dado el pequeño giro en los acontecimientos por haber sido descubierta, ya ni si quiera recordaba su urgencia por acudir al baño. Su cuerpo había cambiado el orden de prioridades y descubrir si el individuo frente a ella era una amenaza o no, estaba encabezando la lista.
-Muy amable por su parte el indicarme el camino.
Miró en la dirección que le había sido señalada y al escuchar la pregunta ajena, volvió a centrar la vista en el rostro del hombre de cabellos claros. Sus ojos eran profundos y podía notar cómo la examinaba y ponía a prueba. Sin alterarse en lo más mínimo, rebuscó en su pequeña bolsa de mano de color terroso y sacó de allí el resguardo de su entrada, mostrándosela a continuación al varón.
-He venido a ver esta bonita obra, aunque no entiendo nada de lo que cantan, pero es bien entretenida.
Comentó risueña y aguardó unos instantes a que el contrario procesara lo que le decía. Seguramente pensaría que le tomaba el pelo, creyendo que los vampiros eran todos seres desalmados. Bien, era y no era cierto. Ella tenía un código y no dañaba a los humanos a no ser que fuera en defensa propia. Y al mismo tiempo, no se molestaba en ocultar la verdad, sin importar cual fuera. Solamente mentía cuando era a sí misma, pero de eso no era en absoluto consciente. Algunos la habían tomado por loca, la gran mayoría en realidad, pero eso a ella poco le importaba. Era feliz en su mundo cargado de sueños y drama, uno que construía la rusa en su mente de manera detallada y sin percatarse. Su mente era excesivamente activa y de manera automática y sin previa intención, ella sola se ponía a maquinar e idear situaciones de lo más rocambolescas a veces.
Ahora mismo, dado el pequeño giro en los acontecimientos por haber sido descubierta, ya ni si quiera recordaba su urgencia por acudir al baño. Su cuerpo había cambiado el orden de prioridades y descubrir si el individuo frente a ella era una amenaza o no, estaba encabezando la lista.
Ksenia Vasil- Vampiro Clase Media
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Re: The vampire who stole my heart// Ksenia Vasiliev
La pequeña "conversación"- si es que así se le podía llamar a aquella interlocución- se había tornado algo tensa, sobre todo porque Arael no había sido capaz de mantener del todo la calma y dejar ir a la vampira así como así, sobre todo porque sabía que si la dejaba ir le perdería el rastro rápidamente, sobre todo si la muchacha se sentía amenazada. Lo cual no quitaba que puede huir o atacarle en aquel preciso momento, pero era algo que a ninguno de los dos les convenía, a ella porque daría a conocer al resto de invitados su naturaleza y por parte del brujo...bueno, el tener que exponer sus habilidades ante el resto de humanos no era una de las cosas que mas le emocionasen, sobre todo porque ya le veían como alguien extraño sin tener la necesidad de mostrar que era en realidad.
Se encontraba en un punto muerto, de hecho cuando la muchacha comenzó a buscar algo en su bolso de mano el brujo se tensó pensando que iba a sacar algo con lo que atacarle, pero al ver la entrada de la obra su tensión se desvaneció dando paso a una extraña sensación de estupidez por su parte. Era consciente de que la situación era algo tensa, sobre todo porque todo aquello le estaba dejando ligeramente fuera de lugar. Si bien sabía que los vampiros tenían gustos caros y extraños les veía de otra manera completamente diferentes, al fin y al cabo si iban a eventos como aquel era porque necesitaban una victima de la cual alimentarse, y a casi todos parecía gustarles mas la sangre real que la sangre pobre, y la explicación era muy sencilla. Los ricos por norma general solían estar mas sanos...al menos los que llevaban un ritmo de vida "salubre" por eso no era de extrañar que hubiese mas de uno entre el publico esperando la oportunidad de encandilar a algún hombre o alguna mujer de alta cuna que hubiese asistido solo o sola a aquel recital.
Por alguna razón tenía la sensación de que aquella muchacha no le daría problemas en ese aspecto, aunque no sabía si era una sensación que quería tener o que realmente tenía. Cuando la miraba fijamente a los ojos se sentía ligeramente aturdido.
-Así que...habéis venido a ver la obra de teatro-sonrió ladino mientras cogía la entrada con un rápido movimiento del brazo y examinaba la misma con intención de comprobar de que era una entrada real...aunque aquello no demostraba gran cosa. A aquellas alturas seguramente ella sabía de sobra que no era humano. Al fin y al cabo los vampiros no eran tontos, tal vez Arael les veía como a seres sin alma y que eran capaces de hacer las mayores atrocidades de la época . Por un lado sentía curiosidad por ellos, por otro...bueno, era su trabajo darles caza.-¿y son esas vuestras únicas intenciones?-alzó la vista de la entrada hacía la vampira.-perdonad mis desconfianza, pero cada vez que he tratado con alguien como vos a habido bastantes problemas. Y no me gustaría que esta velada se puedes estropear.-por un lado estaba siendo mas "hostil" de lo necesario, pero la presencia de aquella "joven" le aturdía los sentidos de una forma extraña y desquiciante, una sensación que no había tenido antes ante otro de su misma especie...¿tal vez era por el hecho de que nunca se había parado a hablar con ninguno?.
-¡¡Arael!!-la voz de Alice a su espalda hizo que el corazón del brujo diese un vuelvo.-hermano ¿que hacéis aquí?, empezaba a...-Alice llego a la altura de la vampira y de su hermano, quedando en completo silencio al ver a la muchacha.-o vaya...disculpad, no sabía que estabais hablando con una...¿conocida?. Ya se me hacía raro que me dejaseis sola durante tanto tiempo-añadió con una amable sonrisa.
Como era de imaginar Alice no podía saber que era aquella joven, no poseía el "don" de poder ver las auras. Ni siquiera tenía magia como el, Alice no era mas que una simple humana...frágil y a merced de los elementos y ahora se había metido en una situación mucho mas peliaguda de lo que ella misma se imaginaba.
Se encontraba en un punto muerto, de hecho cuando la muchacha comenzó a buscar algo en su bolso de mano el brujo se tensó pensando que iba a sacar algo con lo que atacarle, pero al ver la entrada de la obra su tensión se desvaneció dando paso a una extraña sensación de estupidez por su parte. Era consciente de que la situación era algo tensa, sobre todo porque todo aquello le estaba dejando ligeramente fuera de lugar. Si bien sabía que los vampiros tenían gustos caros y extraños les veía de otra manera completamente diferentes, al fin y al cabo si iban a eventos como aquel era porque necesitaban una victima de la cual alimentarse, y a casi todos parecía gustarles mas la sangre real que la sangre pobre, y la explicación era muy sencilla. Los ricos por norma general solían estar mas sanos...al menos los que llevaban un ritmo de vida "salubre" por eso no era de extrañar que hubiese mas de uno entre el publico esperando la oportunidad de encandilar a algún hombre o alguna mujer de alta cuna que hubiese asistido solo o sola a aquel recital.
Por alguna razón tenía la sensación de que aquella muchacha no le daría problemas en ese aspecto, aunque no sabía si era una sensación que quería tener o que realmente tenía. Cuando la miraba fijamente a los ojos se sentía ligeramente aturdido.
-Así que...habéis venido a ver la obra de teatro-sonrió ladino mientras cogía la entrada con un rápido movimiento del brazo y examinaba la misma con intención de comprobar de que era una entrada real...aunque aquello no demostraba gran cosa. A aquellas alturas seguramente ella sabía de sobra que no era humano. Al fin y al cabo los vampiros no eran tontos, tal vez Arael les veía como a seres sin alma y que eran capaces de hacer las mayores atrocidades de la época . Por un lado sentía curiosidad por ellos, por otro...bueno, era su trabajo darles caza.-¿y son esas vuestras únicas intenciones?-alzó la vista de la entrada hacía la vampira.-perdonad mis desconfianza, pero cada vez que he tratado con alguien como vos a habido bastantes problemas. Y no me gustaría que esta velada se puedes estropear.-por un lado estaba siendo mas "hostil" de lo necesario, pero la presencia de aquella "joven" le aturdía los sentidos de una forma extraña y desquiciante, una sensación que no había tenido antes ante otro de su misma especie...¿tal vez era por el hecho de que nunca se había parado a hablar con ninguno?.
-¡¡Arael!!-la voz de Alice a su espalda hizo que el corazón del brujo diese un vuelvo.-hermano ¿que hacéis aquí?, empezaba a...-Alice llego a la altura de la vampira y de su hermano, quedando en completo silencio al ver a la muchacha.-o vaya...disculpad, no sabía que estabais hablando con una...¿conocida?. Ya se me hacía raro que me dejaseis sola durante tanto tiempo-añadió con una amable sonrisa.
Como era de imaginar Alice no podía saber que era aquella joven, no poseía el "don" de poder ver las auras. Ni siquiera tenía magia como el, Alice no era mas que una simple humana...frágil y a merced de los elementos y ahora se había metido en una situación mucho mas peliaguda de lo que ella misma se imaginaba.
Arael Nox- Hechicero/Realeza
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Re: The vampire who stole my heart// Ksenia Vasiliev
Pudo ver claramente el gesto tenso del contrario en lo apretada que tenía la mandíbula cuando ella abrió su bolso de piel. Contuvo una sonrisa, temiendo buscarse problemas sin motivo alguno y esperó a que dijera algo, asintiendo ante su observación, que únicamente confirmaba las palabras dichas por la rusa segundos antes. La pregunta que vino a continuación, no le sorprendió en lo más mínimo. Tal vez no hubiese esperado esa combinación en concreto, pero si la clara duda sobre sus intenciones. ¿De verdad era necesario tanto preguntar? Le pareció divertido, así que complació la curiosidad del hombre que tenía en frente.
-¿Preguntáis si he venido aquí a alimentarme?
Quiso continuar hablando, pero antes de que llegara a ellos, con un lejano oscilamiento de las puertas que daban al corredor y gracias a sus aumentados sentidos, supo que tendrían compañía en breves instantes, por lo que decidió callar y esperar a que se les uniera una chica joven de cabellos oscuros. La miró con una cálida sonrisa e inclinó ligeramente la cabeza en señal de saludo. Si bien sabía que lo común era que las damas hicieran una reverencia, ella no seguía esa clase de protocolo, pero no impedía el que fuera educada.
-En realidad nos acabamos de conocer, mucho gusto. -Miró de reojo al hombre, que seguro ahora estaba más tenso y temiendo por la vida de la jovencita- Mi nombre es Ksenia Vasiliev, recién llegada de Luxemburgo. Únicamente le preguntaba a su... al caballero, por el tocador de señoras.
Podría haberse alejado en aquel momento, disculpándose y yendo al lugar que había salido buscando, pero la cosa se había puesto interesante, e interactuar con humanos de clase alta era algo que no podía hacer todos los días de manera tan natural.
-¿Preguntáis si he venido aquí a alimentarme?
Quiso continuar hablando, pero antes de que llegara a ellos, con un lejano oscilamiento de las puertas que daban al corredor y gracias a sus aumentados sentidos, supo que tendrían compañía en breves instantes, por lo que decidió callar y esperar a que se les uniera una chica joven de cabellos oscuros. La miró con una cálida sonrisa e inclinó ligeramente la cabeza en señal de saludo. Si bien sabía que lo común era que las damas hicieran una reverencia, ella no seguía esa clase de protocolo, pero no impedía el que fuera educada.
-En realidad nos acabamos de conocer, mucho gusto. -Miró de reojo al hombre, que seguro ahora estaba más tenso y temiendo por la vida de la jovencita- Mi nombre es Ksenia Vasiliev, recién llegada de Luxemburgo. Únicamente le preguntaba a su... al caballero, por el tocador de señoras.
Podría haberse alejado en aquel momento, disculpándose y yendo al lugar que había salido buscando, pero la cosa se había puesto interesante, e interactuar con humanos de clase alta era algo que no podía hacer todos los días de manera tan natural.
Ksenia Vasil- Vampiro Clase Media
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Fecha de inscripción : 26/08/2014
Re: The vampire who stole my heart// Ksenia Vasiliev
Alice era siempre una joven muy oportuna, sobre todo en situaciones en las cuales era mejor que la muchacha no estuviese por medio, y aquella era una de esas situaciones. Y aunque Alice parecía encontrada con la vampira, Arael empezaba a sentirse realmente incomodo por el avance de los acontecimientos.
-Alice, nos os preocupéis y volver dentro, os estáis perdiendo la opera que tanta ilusión teníais de ver.
-Están en el intermedio, de hecho me extraña que no haya salido nadie mas de la sala.Alice Nox-se presentó la humana como si tal cosa-soy la hermana de este caballero de aquí-rió ligeramente por lo bajo y despues de mirar la expresión de Arael se apresuró a seguir con su camino- En fin, no interrumpo. Un placer Madame Vasiliev
Dicho esto Alice fue en dirección al tocador, seguramente a retocar su perfecto maquillaje antes de volver a entrar a la abarrotada sala. Como bien había dicho Alice, debían de estar en el intermedio pues poco a poco aquella sala empezó a llenarse otra vez de gente, algunos aprovechaban para fumar, y otros para charlar y comentar la magnificencia de la opera que estaban viendo, aunque el brujo sabía que mas de uno no se debía de estar enterando ni de la mitad de la misma.
Arael fijo sus ojos en los de la vampira una vez mas ¿que se suponía que tenía que hacer? si hubiese estado con Berger seguramente no se lo hubiesen pensado dos veces y habrían atacado a la muchacha sin darle mucha opciones a charlas y en otro tipo de situación sabía que el habría hecho lo mismo sin ayuda del cazador, pero por alguna razón no podía hacerlo con aquella joven ¿porque?.
-Si esa misma era la pregunta que tenía en mente.Pero claro, que vais a decir, ¿que si?...-se sentía cansado, exhausto, ni siquiera el día que se había cogido "libre" estaba siendo del todo tranquilo y encima ahora se encontraba con una vampira que parecía que le había robado el alma y la voluntad, porque no sabía que debía hacer con ella. Se llevó la mano a la sien y dio un ligero suspiro-no os acerquéis a mi hermana. E intentad no llamar demasiado la atención ni atacar a nadie. Es solo un aviso...pero no te quitare la vista de encima en toda la noche si es preciso.-y en el fondo era lo que quería hacer...
Dicho aquello se alejó unos pasos de la vampira dejandole paso libre. Sabía que dejarla libre era una locura, pero tampoco podía hacer mucho mas en un sala llena de gente y por alguna razón tenía la sensación de que no la podría hacer daño...y no entendía el porque, al fin y al cabo era un vampiro mas, por hermosa que fuera era una enemiga para él.
-Alice, nos os preocupéis y volver dentro, os estáis perdiendo la opera que tanta ilusión teníais de ver.
-Están en el intermedio, de hecho me extraña que no haya salido nadie mas de la sala.Alice Nox-se presentó la humana como si tal cosa-soy la hermana de este caballero de aquí-rió ligeramente por lo bajo y despues de mirar la expresión de Arael se apresuró a seguir con su camino- En fin, no interrumpo. Un placer Madame Vasiliev
Dicho esto Alice fue en dirección al tocador, seguramente a retocar su perfecto maquillaje antes de volver a entrar a la abarrotada sala. Como bien había dicho Alice, debían de estar en el intermedio pues poco a poco aquella sala empezó a llenarse otra vez de gente, algunos aprovechaban para fumar, y otros para charlar y comentar la magnificencia de la opera que estaban viendo, aunque el brujo sabía que mas de uno no se debía de estar enterando ni de la mitad de la misma.
Arael fijo sus ojos en los de la vampira una vez mas ¿que se suponía que tenía que hacer? si hubiese estado con Berger seguramente no se lo hubiesen pensado dos veces y habrían atacado a la muchacha sin darle mucha opciones a charlas y en otro tipo de situación sabía que el habría hecho lo mismo sin ayuda del cazador, pero por alguna razón no podía hacerlo con aquella joven ¿porque?.
-Si esa misma era la pregunta que tenía en mente.Pero claro, que vais a decir, ¿que si?...-se sentía cansado, exhausto, ni siquiera el día que se había cogido "libre" estaba siendo del todo tranquilo y encima ahora se encontraba con una vampira que parecía que le había robado el alma y la voluntad, porque no sabía que debía hacer con ella. Se llevó la mano a la sien y dio un ligero suspiro-no os acerquéis a mi hermana. E intentad no llamar demasiado la atención ni atacar a nadie. Es solo un aviso...pero no te quitare la vista de encima en toda la noche si es preciso.-y en el fondo era lo que quería hacer...
Dicho aquello se alejó unos pasos de la vampira dejandole paso libre. Sabía que dejarla libre era una locura, pero tampoco podía hacer mucho mas en un sala llena de gente y por alguna razón tenía la sensación de que no la podría hacer daño...y no entendía el porque, al fin y al cabo era un vampiro mas, por hermosa que fuera era una enemiga para él.
Arael Nox- Hechicero/Realeza
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Re: The vampire who stole my heart// Ksenia Vasiliev
El desesperado intento por parte del hombre para alejar a la dama, le resultó entrañable. La mayoría de personas optaban por salvar su propio pellejo antes que el de los demás, o al menos, huir juntos y no hacer desaparecer al débil para afrontar ellos la situación. Aquello le hizo pensar en la posibilidad de tener frente a ella a un cazador. De todos modos no le parecía demasiado peligroso y su aura se veía más confundida a cada instante y eso jugaba a su favor.
-Un placer, madame Nox.
Saludó una vez más con un leve gesto de cabeza y siguió a la muchacha cuando ésta se alejó de ellos camino del baño. Pronto tendría que seguirla, aunque visto lo visto, capaz era el hermano de seguirlas allí y vigilar mientras usaban el excusado. Le costó mucho no reír ante la idea, pero no pudo ocultar una traviesa sonrisa al dirigir de nuevo la mirada al joven adinerado.
-Yo diré la verdad, pero vos no me creeréis, es ley de vida, ¿o me equivoco?
Pronto empezó a salir el resto de personas asistentes al teatro, tal y como había indicado la joven Nox. Escuchó la advertencia del contrario antes de que éste se apartara, y aunque bien podría haber aprovechado para marcharse y dejar inquieto al sujeto por toda la noche, prefirió quedarse e incomodarle un poco más. Se disculpó al pasar por entre el gentío que llenaba el corredor y se quedó nuevamente frente al hombre. Se inclinó junto a su oreja y le susurró tranquilamente.
-Si me deja ir, iré al tocador de señoras como era mi intención desde un principio. ¿Está seguro de querer dejarme marchar?
Sonrió sin hacer ruido ni retirarse, esperando a que el contrario atara los cabos y recordara dónde estaba su hermana en aquellos instantes.
-Un placer, madame Nox.
Saludó una vez más con un leve gesto de cabeza y siguió a la muchacha cuando ésta se alejó de ellos camino del baño. Pronto tendría que seguirla, aunque visto lo visto, capaz era el hermano de seguirlas allí y vigilar mientras usaban el excusado. Le costó mucho no reír ante la idea, pero no pudo ocultar una traviesa sonrisa al dirigir de nuevo la mirada al joven adinerado.
-Yo diré la verdad, pero vos no me creeréis, es ley de vida, ¿o me equivoco?
Pronto empezó a salir el resto de personas asistentes al teatro, tal y como había indicado la joven Nox. Escuchó la advertencia del contrario antes de que éste se apartara, y aunque bien podría haber aprovechado para marcharse y dejar inquieto al sujeto por toda la noche, prefirió quedarse e incomodarle un poco más. Se disculpó al pasar por entre el gentío que llenaba el corredor y se quedó nuevamente frente al hombre. Se inclinó junto a su oreja y le susurró tranquilamente.
-Si me deja ir, iré al tocador de señoras como era mi intención desde un principio. ¿Está seguro de querer dejarme marchar?
Sonrió sin hacer ruido ni retirarse, esperando a que el contrario atara los cabos y recordara dónde estaba su hermana en aquellos instantes.
Ksenia Vasil- Vampiro Clase Media
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Re: The vampire who stole my heart// Ksenia Vasiliev
El hecho de que la vampira se acercase a el con aquella "observación" o advertencia le hizo reaccionar, aunque no tal vez del modo que Ksenia esperaba...o tal vez si y era aquello lo que la muchacha había estado pretendiendo desde hacía unos minutos. Por suerte aquella "amenaza" en la cual incluía a su hermana hizo reaccionar al fin al brujo, haciendo que saliese de aquel extraño ensimismamiento.
Arael ladeó la cabeza unos segundos serio, para acto seguido dibujar una extraña y siniestra sonrisa. ¿Quería jugar?...bien, jugarían, pero no sería en aquel lugar. Sin previo aviso el brujo agarró la delicada y palida muñeca de la joven y comezo a tirar de ella hacía el exterior de teatro.
Como era de imaginar tuvo que esquivar y sortear a alguno de los invitados a aquella velada. Los cuales se quejaron al sentir los empujones que daba Arael al pasar por sus lados para abrirse paso entre la marea de gente. El que pensasen al ver que salia presuroso con una joven le daba bastante igual, al fin y al cabo los miembros de la realeza tendían a ser caprichosos con las mujeres y en cierto modo aquellas habladurías es lo que mantenían su "trabajo" al margen de ojos y oídos ajenos.
-Siento tener que deciros que esta noche no va a poder disfrutar de la opera madame.
Seguramente aquella reacción no le haría gracia a la vampira, pero tenía la esperanza de que las quejas las expusiese una vez fuera de aquel lugar. Suficiente escena estaba montando si necesidad de que la vampira se retorciese intentando liberarse de su agarre. Si por el contrario le seguía, la gente perdería rápido el interés en ellos.
-Me parece que os habéis equivocado de persona a la cual amedrentar-una vez fuera soltó a la muchacha .-y mucho mas a la hora de meter a Alice en un posible conflicto.-la familia lo era todo y Arael se había jurado a si mismo que si hacía lo que hacía era por defenderlos de seres como aquella joven. Ahora ¿quien le defendía a el?. La presencia de la muchacha ejercía sobre el una sensación extraña que le incomodaba e inquietaba, no le gustaba en absoluto...sobre todo por no poder ponerle nombre a aquella sensación.
-Bien, ya tenéis mi atención. Y estáis lejos de mi hermana y del resto de personas del teatro.
Los únicos que ahora había cerca de ellos eran los transeúntes de las calles Paris. Casi todos ellos gente de pocos recursos que se arremolinaba en los alrededores del teatro sabiendo que había gente pudiente que tal vez les diese algo de dinero. Aunque inlcuso aquellas personas les evitaron...¿tal vez sabían que algo no iba a bien? porque no solo no se acercaron a la extraña pareja, si no que se alejaron de los alrededores.
Alice ya no le preocupaba tanto ahora, sobre todo porque el cochero que les había traído seguía en el mismo sitio que antes y el se encargaría de llevar sana y salva a su hermana al palacio. Seguramente Arael tendría que dar explicaciones sobre su desaparición, pero no era nada que no pudiese controlar o ingeniar.
Miró a la vampira y sonrió, en el fondo todo aquello le proporcionaba una extraña diversión. Y en cierto modo, solo en cierto modo sabía que aquella joven no era de los peores vampiros con los que se había topado...ni siquiera tenía del todo claro que fuese una amenaza, sobre todo porque ya había tenido tiempo de reaccionar y atacar en varias ocasiones y no lo había hecho, por el contrario se había dejado arrastrar por el al exterior. Y allí seguía frente a el, como si no le preocupase lo que pudiese pasar a continuación, ¿tan segura estaba de ella misma?.
Arael ladeó la cabeza unos segundos serio, para acto seguido dibujar una extraña y siniestra sonrisa. ¿Quería jugar?...bien, jugarían, pero no sería en aquel lugar. Sin previo aviso el brujo agarró la delicada y palida muñeca de la joven y comezo a tirar de ella hacía el exterior de teatro.
Como era de imaginar tuvo que esquivar y sortear a alguno de los invitados a aquella velada. Los cuales se quejaron al sentir los empujones que daba Arael al pasar por sus lados para abrirse paso entre la marea de gente. El que pensasen al ver que salia presuroso con una joven le daba bastante igual, al fin y al cabo los miembros de la realeza tendían a ser caprichosos con las mujeres y en cierto modo aquellas habladurías es lo que mantenían su "trabajo" al margen de ojos y oídos ajenos.
-Siento tener que deciros que esta noche no va a poder disfrutar de la opera madame.
Seguramente aquella reacción no le haría gracia a la vampira, pero tenía la esperanza de que las quejas las expusiese una vez fuera de aquel lugar. Suficiente escena estaba montando si necesidad de que la vampira se retorciese intentando liberarse de su agarre. Si por el contrario le seguía, la gente perdería rápido el interés en ellos.
-Me parece que os habéis equivocado de persona a la cual amedrentar-una vez fuera soltó a la muchacha .-y mucho mas a la hora de meter a Alice en un posible conflicto.-la familia lo era todo y Arael se había jurado a si mismo que si hacía lo que hacía era por defenderlos de seres como aquella joven. Ahora ¿quien le defendía a el?. La presencia de la muchacha ejercía sobre el una sensación extraña que le incomodaba e inquietaba, no le gustaba en absoluto...sobre todo por no poder ponerle nombre a aquella sensación.
-Bien, ya tenéis mi atención. Y estáis lejos de mi hermana y del resto de personas del teatro.
Los únicos que ahora había cerca de ellos eran los transeúntes de las calles Paris. Casi todos ellos gente de pocos recursos que se arremolinaba en los alrededores del teatro sabiendo que había gente pudiente que tal vez les diese algo de dinero. Aunque inlcuso aquellas personas les evitaron...¿tal vez sabían que algo no iba a bien? porque no solo no se acercaron a la extraña pareja, si no que se alejaron de los alrededores.
Alice ya no le preocupaba tanto ahora, sobre todo porque el cochero que les había traído seguía en el mismo sitio que antes y el se encargaría de llevar sana y salva a su hermana al palacio. Seguramente Arael tendría que dar explicaciones sobre su desaparición, pero no era nada que no pudiese controlar o ingeniar.
Miró a la vampira y sonrió, en el fondo todo aquello le proporcionaba una extraña diversión. Y en cierto modo, solo en cierto modo sabía que aquella joven no era de los peores vampiros con los que se había topado...ni siquiera tenía del todo claro que fuese una amenaza, sobre todo porque ya había tenido tiempo de reaccionar y atacar en varias ocasiones y no lo había hecho, por el contrario se había dejado arrastrar por el al exterior. Y allí seguía frente a el, como si no le preocupase lo que pudiese pasar a continuación, ¿tan segura estaba de ella misma?.
Arael Nox- Hechicero/Realeza
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Re: The vampire who stole my heart// Ksenia Vasiliev
Notó el cambio de actitud en el contrario, sabiendo que su comentario había causado cierto impacto en él. No buscaba tampoco hacerle excesivas cosquillas, únicamente le había remarcado su error al querer dejarle vía libre sin si quiera indagar un poco en sus aptitudes vampíricas o sus verdaderas intenciones. Ella le había dicho la verdad, pero no toda, pues en tan pocas frases no era posible y tampoco estaba segura de hasta qué punto era inofensivo aquel humano tan curioso.
Cuando la jaló de la muñeca, ella no se resistió y dejó que la sacara a empujones del atestado corredor del anfiteatro. Tampoco dudó en abrirse paso a codazos con aquellos que cerraban el paso tras el hombre para poder seguirle sin que hubiese tensión en su brazo y una vez fuerza, aminoró el paso hasta detenerse. Se arregló el puño de la camisa como si no le hubiera importado en lo más mínimo el perderse la segunda parte de la obra y finalmente alzó la vista para encontrarse con aquellos ojos que ahora parecían más oscuros, seguramente por la tenue iluminación de las lámparas de aceite que colgaban de las paredes de los edificios.
Escuchó atentamente y sin interrumpir, manteniendo el semblante serio pero afable. Intentaba averiguar más cosas sobre aquel individuo, analizando sus gestos, muecas, tics y tono de voz. Con el paso de los años, había aprendido a analizar a las personas aunque fuera de manera algo superficial, y aquello le había resultado extremadamente útil en multitud de ocasiones. Cuando al fin pareció darle pie a ella, se digno a hablar.
-Como ya os dije, no me hubieseis creído si os dijera la verdad y lo habéis confirmado con vuestros actos.
Dejó unos segundos de silencio, permitiendo así que el caballero meditara sobre sus palabras y acciones recientes, sabiendo que seguramente no encajaría las piezas sin más información. Sonrió levemente sin ninguna connotación de segundas intenciones y prosiguió.
-Me habéis juzgado por ser vampiresa, y comprendo vuestras precauciones, pero no todos los de mi especie cojean del mismo pie, como no todos los humanos son asesinos sin escrúpulos ni santos que jamás rompieron un plato.
Hizo el comentario sin malicia alguna, simplemente expresó oralmente sus pensamientos, como si le acabaran de venir en aquel preciso momento a la cabeza. No había rencor ni amenaza en su tono, pues éste se mantenía cordial.
-Yo no mato humanos, me alimento sólo por necesidad y dentro de lo posible, lo hago con el consentimiento previo de la persona.
No le iba a contar que nada más llegar a París tuvo que esconderse en el bosque para matar un conejo por el simple hecho de conocer sus límites. Sabía que de probar de un humano no hubiese sido capaz de detenerse, por eso se había desviado de su camino, buscando una presa segura que no le hiciera romper su código.
Cuando la jaló de la muñeca, ella no se resistió y dejó que la sacara a empujones del atestado corredor del anfiteatro. Tampoco dudó en abrirse paso a codazos con aquellos que cerraban el paso tras el hombre para poder seguirle sin que hubiese tensión en su brazo y una vez fuerza, aminoró el paso hasta detenerse. Se arregló el puño de la camisa como si no le hubiera importado en lo más mínimo el perderse la segunda parte de la obra y finalmente alzó la vista para encontrarse con aquellos ojos que ahora parecían más oscuros, seguramente por la tenue iluminación de las lámparas de aceite que colgaban de las paredes de los edificios.
Escuchó atentamente y sin interrumpir, manteniendo el semblante serio pero afable. Intentaba averiguar más cosas sobre aquel individuo, analizando sus gestos, muecas, tics y tono de voz. Con el paso de los años, había aprendido a analizar a las personas aunque fuera de manera algo superficial, y aquello le había resultado extremadamente útil en multitud de ocasiones. Cuando al fin pareció darle pie a ella, se digno a hablar.
-Como ya os dije, no me hubieseis creído si os dijera la verdad y lo habéis confirmado con vuestros actos.
Dejó unos segundos de silencio, permitiendo así que el caballero meditara sobre sus palabras y acciones recientes, sabiendo que seguramente no encajaría las piezas sin más información. Sonrió levemente sin ninguna connotación de segundas intenciones y prosiguió.
-Me habéis juzgado por ser vampiresa, y comprendo vuestras precauciones, pero no todos los de mi especie cojean del mismo pie, como no todos los humanos son asesinos sin escrúpulos ni santos que jamás rompieron un plato.
Hizo el comentario sin malicia alguna, simplemente expresó oralmente sus pensamientos, como si le acabaran de venir en aquel preciso momento a la cabeza. No había rencor ni amenaza en su tono, pues éste se mantenía cordial.
-Yo no mato humanos, me alimento sólo por necesidad y dentro de lo posible, lo hago con el consentimiento previo de la persona.
No le iba a contar que nada más llegar a París tuvo que esconderse en el bosque para matar un conejo por el simple hecho de conocer sus límites. Sabía que de probar de un humano no hubiese sido capaz de detenerse, por eso se había desviado de su camino, buscando una presa segura que no le hiciera romper su código.
Ksenia Vasil- Vampiro Clase Media
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Fecha de inscripción : 26/08/2014
Re: The vampire who stole my heart// Ksenia Vasiliev
Cierto, no la podía creer, sobre todo porque había visto tantos vampiros en aquel año...tantos que eran distintos a como ella decía. Vampiros que usaban los actos sociales como banquetes privados, o que organizaban fiestas que acababan siendo bacanales de sangre.
Por un lado Arael sabía de sobra que los "suyos" -refiriéndose a los hechiceros- también eran perseguido y asesinados injustamente- al menos en muchos casos- y no quitaba que algunos vampiros fuesen ajusticiados de igual manera...pero había visto tantas atrocidades causadas por los vampiros...
-No digo que los humanos sean mucho mejores que cualquier otro ser que habite este mundo. De hecho hay humanos que son mucho peores que vosotros, pero sabes que a esos los dan caza otros...-sonrió de forma ladina, ya que no se refería solo a la policía o la inquisición, los vampiros, los hombres lobo...y a saber que mas, daban caza a ese tipo de personas. Aunque muchas veces sin saberlo. Lo que muchas veces se preguntaba Arael era "¿en que bando estoy yo?". El hechicero no era del todo bueno, ni tampoco era un demonio, pero sabía que su forma de ser no le dejaba ser del todo..."legal", esa era una de las razones por la cual ayudaba a Berger, pero aparte de hacer algo "bueno" por la comunidad, lo hacía por si mismo...la emoción que le daba cazar no se la podía dar nada mas.
-Vaya que amable por tu parte el preguntar antes de alimentarte-cambio su forma de hablar a una algo menos recargada. Por norma general Arael no hablaba tan..."refinado" fuera del ambiente social que lo requería y estaba seguro que a la muchacha no le importaría.-aunque claro, seguro que no tienes muchos problemas con las negativas ¿verdad?--por supuesto aquello lo decía por su apariencia, la cual estaba seguro no dejaba indiferente a los hombres a los cuales le propusiese morder.
-Supongo que te habrás alimentado antes de venir ¿no?-Arael se aceró a ella-porque si alguien sangrase...seguramente te pondría en un aprieto de no ser así y tal vez, solo tal vez dejarías ver como eres en realidad, tu...naturaleza- con sutileza se hizo un corte en la mano con la daga que llevaba oculta. Al fin y al cabo el nunca salia desarmado de casa...por lo que pudiese pasar, y sabía que París por las noches no era precisamente un buen lugar para pasear solo a la luz de la luna. Ahora solo quedaba ver como reaccionaba la joven ante aquella locura...
Por un lado Arael sabía de sobra que los "suyos" -refiriéndose a los hechiceros- también eran perseguido y asesinados injustamente- al menos en muchos casos- y no quitaba que algunos vampiros fuesen ajusticiados de igual manera...pero había visto tantas atrocidades causadas por los vampiros...
-Primero dispara y después pregunta...-pensó para si. Era una filosofía que hasta el momento le había venido bastante bien y por el contrario con aquella mujer se lo estaba saltando.
-No digo que los humanos sean mucho mejores que cualquier otro ser que habite este mundo. De hecho hay humanos que son mucho peores que vosotros, pero sabes que a esos los dan caza otros...-sonrió de forma ladina, ya que no se refería solo a la policía o la inquisición, los vampiros, los hombres lobo...y a saber que mas, daban caza a ese tipo de personas. Aunque muchas veces sin saberlo. Lo que muchas veces se preguntaba Arael era "¿en que bando estoy yo?". El hechicero no era del todo bueno, ni tampoco era un demonio, pero sabía que su forma de ser no le dejaba ser del todo..."legal", esa era una de las razones por la cual ayudaba a Berger, pero aparte de hacer algo "bueno" por la comunidad, lo hacía por si mismo...la emoción que le daba cazar no se la podía dar nada mas.
-Vaya que amable por tu parte el preguntar antes de alimentarte-cambio su forma de hablar a una algo menos recargada. Por norma general Arael no hablaba tan..."refinado" fuera del ambiente social que lo requería y estaba seguro que a la muchacha no le importaría.-aunque claro, seguro que no tienes muchos problemas con las negativas ¿verdad?--por supuesto aquello lo decía por su apariencia, la cual estaba seguro no dejaba indiferente a los hombres a los cuales le propusiese morder.
-Hasta yo me dejaría...-pensó durante unos segundos antes de caer en la cuenta de que se estaba dejando engatusar por aquella muchacha. Y no debía...o mas bien no podía. Pero tambien le dio una idea.
-Supongo que te habrás alimentado antes de venir ¿no?-Arael se aceró a ella-porque si alguien sangrase...seguramente te pondría en un aprieto de no ser así y tal vez, solo tal vez dejarías ver como eres en realidad, tu...naturaleza- con sutileza se hizo un corte en la mano con la daga que llevaba oculta. Al fin y al cabo el nunca salia desarmado de casa...por lo que pudiese pasar, y sabía que París por las noches no era precisamente un buen lugar para pasear solo a la luz de la luna. Ahora solo quedaba ver como reaccionaba la joven ante aquella locura...
Arael Nox- Hechicero/Realeza
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Fecha de inscripción : 13/09/2014
Re: The vampire who stole my heart// Ksenia Vasiliev
Sabía bien a lo que se refería aquel hombre con lo de las cazas de humanos. Los vampiros y otros seres sobrenaturales, no eran los únicos que se ocupaban de eliminar escoria de las calles, sobretodo porque la mayoría de ellos se alimentaban del primero que se les cruzaba por la calle. Aún así, con las palabras ajenas, terminó por hacerse una idea de a qué se estaba enfrentando. Se refería a los seres humanos como algo ajeno, por lo que él debía ser un hechicero. No olía a licántropo ni tenía aura de cambiante, y por supuesto, desde el momento cero supo que no era otro vampiro.
Lo que sí le sorprendió en cierto modo, fue que cambiara su deje de noble a un lado para hablar con ella de tú a tú. A ella no le importaba hacerlo de una manera u otra, pero aquella noche se había propuesto ser elegante y mezclarse con la alta sociedad...
El que remarcara lo de no tener problemas con las negativas, le arrancó una sonrisa que no pudo ocultar. A cualquier mujer le gustaban los halagos, aunque estos fueran con segundas intenciones que implicaran succionar cuellos ajenos. La mirada ajena volvió a cambiar y deseó tener entre sus poderes el de leer las mentes de otros. Era una lástima no poseer semejante ventaja, la verdad.
No se inmutó cuando se le acercó, no era fácil de apabullar. La pregunta no le había llegado de manera inesperada, ya contaba con que la formulara en un momento u otro de su conversación. Sin embargo, lo que no vio venir en ningún momento, fue lo que ese hombre hizo a continuación. Por mucho que ella se hubiera alimentado, que le mostraran algo así, era mera tortura. Tenía fuerza de voluntad y no sucumbiría a la sed de sangre con un gesto tan simple, pero sus ojos fueron cambiando de color, empezaron siendo azul claro, tornasolando hasta volverse rojizos y algo apagados.
-No deberías provocar de esta manera...
Desvió la mirada hacia uno de los callejones al escuchar un sonido familiar y sus colmillos se afilaron rápidamente. Giró, dándole la espalda al rubio y soltó un bufido como si de un gato se tratase. Algo cayó en la lejanía y un resplandor dorado reafirmó sus sospechas.
-¡Os lo advertí, brujo estúpido!
Gritó y sin más dilación, tomó al hombre de la mano y tiró de él, emprendiendo una carrera en dirección opuesta. El olor de la sangre había llamado atención non grata y si no lo remediaban deprisa, se iban a tener que enfrentar a un licántropo de clase omega, los más peligrosos. No porque fuesen más fuertes, sino porque no tenían manada, iban por libre, y por lo tanto, no tenían reglas.
Lo que sí le sorprendió en cierto modo, fue que cambiara su deje de noble a un lado para hablar con ella de tú a tú. A ella no le importaba hacerlo de una manera u otra, pero aquella noche se había propuesto ser elegante y mezclarse con la alta sociedad...
El que remarcara lo de no tener problemas con las negativas, le arrancó una sonrisa que no pudo ocultar. A cualquier mujer le gustaban los halagos, aunque estos fueran con segundas intenciones que implicaran succionar cuellos ajenos. La mirada ajena volvió a cambiar y deseó tener entre sus poderes el de leer las mentes de otros. Era una lástima no poseer semejante ventaja, la verdad.
No se inmutó cuando se le acercó, no era fácil de apabullar. La pregunta no le había llegado de manera inesperada, ya contaba con que la formulara en un momento u otro de su conversación. Sin embargo, lo que no vio venir en ningún momento, fue lo que ese hombre hizo a continuación. Por mucho que ella se hubiera alimentado, que le mostraran algo así, era mera tortura. Tenía fuerza de voluntad y no sucumbiría a la sed de sangre con un gesto tan simple, pero sus ojos fueron cambiando de color, empezaron siendo azul claro, tornasolando hasta volverse rojizos y algo apagados.
-No deberías provocar de esta manera...
Desvió la mirada hacia uno de los callejones al escuchar un sonido familiar y sus colmillos se afilaron rápidamente. Giró, dándole la espalda al rubio y soltó un bufido como si de un gato se tratase. Algo cayó en la lejanía y un resplandor dorado reafirmó sus sospechas.
-¡Os lo advertí, brujo estúpido!
Gritó y sin más dilación, tomó al hombre de la mano y tiró de él, emprendiendo una carrera en dirección opuesta. El olor de la sangre había llamado atención non grata y si no lo remediaban deprisa, se iban a tener que enfrentar a un licántropo de clase omega, los más peligrosos. No porque fuesen más fuertes, sino porque no tenían manada, iban por libre, y por lo tanto, no tenían reglas.
Ksenia Vasil- Vampiro Clase Media
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Fecha de inscripción : 26/08/2014
Re: The vampire who stole my heart// Ksenia Vasiliev
A pesar de que el había comenzado a hablar de una forma distinta, mas directa, Ksenia no se dejó intimidar por ello, mas bien todo lo contrario. La vampira parecía tan segura de si misma que casi-solo casi- la creyó. Al fin y al cabo cierto era que no le había dado motivos para pensar que fuese a atacar a nadie, pero otro dicho que le gustaba mucho era "mas vale prevenir que curar" y con los vampiros no se jugaba, aunque el acababa de "arriesgar" su vida al exponer su sangre ante la muchacha.
Al principio pudo ver el cambio de actitud, el debió de mirada, los ojos azulones se fueron tornando rojizos y su expresión en si se endureció. A pesar de que Ksenia desvió la mirada de aquella herida no cambió el hecho de que estuviese alterada por la sangre al fin y al cabo un vampiro era un vampiro, por bueno que pareciese siempre había una bestia en su interior esperando a salir. Pero debía admitir una cosa...ese auto control no lo tenían todos sus "congéneres" .
Lo siguió después le pillo un poco desprevenido, el que la muchacha tirase de el y le llevase hasta una zona apartada de los alrededores del teatro hizo que el brujo se pusiese alerta, no solo por el hecho de que podía ser que aquel auto control se hubiese ido al traste y Ksenia buscase algún lugar donde intentar alimentarse, si no porque tenía la sensación de que había algo mas que su sangre que había alterado a la morena. Pero fuese lo que fuese no había tenido tiempo de verlo, lo que si, cuando pararon ya lejos del teatro el brujo ya tenía una de sus dagas en la mano. Se soltó bruscamente de la vampira y la miró con cierta acusación. Parecía que no le iba a morder, por ahora, pero solo porque había algo que debía de haber captado su atención, algo que le había hecho salir corriendo con el...aun así, no supo el porque de su reacción.
-¿que se supone que estas haciendo?-¿tal vez con aquella acción impulsiva había atraído a otro vampiro, a otro ser?, todo era posible, al fin y al cabo sabía bien que los vampiros tenían buen olfato para la sangre y como era de imaginar en la calle no solo estaban ellos dos, si no que había mas gente y también mas..."cosas". ¿Lo había tomado en cuenta? ligeramente, podría decirse que a veces había que actuar de aquella forma y ademas, podía ser que la noche se estuviese tornando algo mas divertida.
Cuando miró desde la lejanía el lugar que habían dejado atrás comprendió porque Ksenia había salido por patas de allí.
-Oh, ya veo. Por lo visto hay un perro que ha salido a pasear esta noche sin correa.-dijo con cierto tono burlón. Aunque un hombre lobo no era para tomárselo a broma...Arael podía percibir su aura, aunque de forma algo leve y borrosa, sobre todo porque nunca había visto un licantropoco de ese tipo.
Su aspecto era humano solo que bastante robusto, se había acercado hasta la entrada del teatro y miraba de un lado a otro como intentando seguir algo, un rastro. Era fácil identificarlo, sobre todo porque parecía sacar una cabeza y un cuerpo a todos los transeúntes de la calle.
-¿Te esta siguiendo a ti?-le preguntó a Ksenia, al fin y al cabo era la opción mas lógica. Vampiros, licantropos y su fama de llevarse "bien" entre ellos. Pero rápidamente supo que no era del todo la presencia de la vampira lo que le había atraido hasta la entrada del teatro.
En ese momento se miró la herida y la sangre que goteaba de su mano. Y después miró la cara de odio de Ksenia que casi parecía afirmar la pregunta que aun no había formulado, casi como si le leyese la mente.
-¿De verdad?-puso los ojos en blanco al pensar que tal vez su sangre había atraído a aquel ser.-¡oh, venga ya!, lo que me faltaba por oír. -¿desde cuando los licantropos se dejaban llevar por la sangre humana? ¿o no humana? ¿que clase de bicho era aquel y porque percibía su aura de aquella forma tan extraña?. Lo único que parecía tener claro es que debía hacer algo con aquella herida y lo ubico que se le ocurrió fue hacer una improvisada venta con parte de la camisa blanca que llevaba. Arranco un buen trozo de la parte baja de la misma usando los dientes para rasgas un poco la tela y poder tirar sin destrozar toda la camisa. Se vendó la mano como buenamente pudo y se puso a la altura de Ksenia.
-Bien...se aceptan sugerencias.
Podían pelear por supuesto, pero lo que le inquietaba de todo aquello es que no sabía si podía confiar en Ksenia. Nadie le decía o aseguraba que no le fuese a dejar allí plantado en medio del callejón peleando contra aquella mala bestia y tampoco nadie le podía segurar que ella misma no aprovechase para atacarle en un bajada de guardia. Cierto era que le había apartado de aquel lugar, pero ¿quien le decía que no era algún tipo de estrategia por parte de Ksenia?, una idea un poco paranoica si, pero tampoco sería tan descabellada.
Sin duda la noche se había vuelto muy muy interesante, tanto que no sabía si podría regresar a su hogar después de aquella velada.
Al principio pudo ver el cambio de actitud, el debió de mirada, los ojos azulones se fueron tornando rojizos y su expresión en si se endureció. A pesar de que Ksenia desvió la mirada de aquella herida no cambió el hecho de que estuviese alterada por la sangre al fin y al cabo un vampiro era un vampiro, por bueno que pareciese siempre había una bestia en su interior esperando a salir. Pero debía admitir una cosa...ese auto control no lo tenían todos sus "congéneres" .
Lo siguió después le pillo un poco desprevenido, el que la muchacha tirase de el y le llevase hasta una zona apartada de los alrededores del teatro hizo que el brujo se pusiese alerta, no solo por el hecho de que podía ser que aquel auto control se hubiese ido al traste y Ksenia buscase algún lugar donde intentar alimentarse, si no porque tenía la sensación de que había algo mas que su sangre que había alterado a la morena. Pero fuese lo que fuese no había tenido tiempo de verlo, lo que si, cuando pararon ya lejos del teatro el brujo ya tenía una de sus dagas en la mano. Se soltó bruscamente de la vampira y la miró con cierta acusación. Parecía que no le iba a morder, por ahora, pero solo porque había algo que debía de haber captado su atención, algo que le había hecho salir corriendo con el...aun así, no supo el porque de su reacción.
-¿que se supone que estas haciendo?-¿tal vez con aquella acción impulsiva había atraído a otro vampiro, a otro ser?, todo era posible, al fin y al cabo sabía bien que los vampiros tenían buen olfato para la sangre y como era de imaginar en la calle no solo estaban ellos dos, si no que había mas gente y también mas..."cosas". ¿Lo había tomado en cuenta? ligeramente, podría decirse que a veces había que actuar de aquella forma y ademas, podía ser que la noche se estuviese tornando algo mas divertida.
Cuando miró desde la lejanía el lugar que habían dejado atrás comprendió porque Ksenia había salido por patas de allí.
-Oh, ya veo. Por lo visto hay un perro que ha salido a pasear esta noche sin correa.-dijo con cierto tono burlón. Aunque un hombre lobo no era para tomárselo a broma...Arael podía percibir su aura, aunque de forma algo leve y borrosa, sobre todo porque nunca había visto un licantropoco de ese tipo.
Su aspecto era humano solo que bastante robusto, se había acercado hasta la entrada del teatro y miraba de un lado a otro como intentando seguir algo, un rastro. Era fácil identificarlo, sobre todo porque parecía sacar una cabeza y un cuerpo a todos los transeúntes de la calle.
-¿Te esta siguiendo a ti?-le preguntó a Ksenia, al fin y al cabo era la opción mas lógica. Vampiros, licantropos y su fama de llevarse "bien" entre ellos. Pero rápidamente supo que no era del todo la presencia de la vampira lo que le había atraido hasta la entrada del teatro.
En ese momento se miró la herida y la sangre que goteaba de su mano. Y después miró la cara de odio de Ksenia que casi parecía afirmar la pregunta que aun no había formulado, casi como si le leyese la mente.
-¿De verdad?-puso los ojos en blanco al pensar que tal vez su sangre había atraído a aquel ser.-¡oh, venga ya!, lo que me faltaba por oír. -¿desde cuando los licantropos se dejaban llevar por la sangre humana? ¿o no humana? ¿que clase de bicho era aquel y porque percibía su aura de aquella forma tan extraña?. Lo único que parecía tener claro es que debía hacer algo con aquella herida y lo ubico que se le ocurrió fue hacer una improvisada venta con parte de la camisa blanca que llevaba. Arranco un buen trozo de la parte baja de la misma usando los dientes para rasgas un poco la tela y poder tirar sin destrozar toda la camisa. Se vendó la mano como buenamente pudo y se puso a la altura de Ksenia.
-Bien...se aceptan sugerencias.
Podían pelear por supuesto, pero lo que le inquietaba de todo aquello es que no sabía si podía confiar en Ksenia. Nadie le decía o aseguraba que no le fuese a dejar allí plantado en medio del callejón peleando contra aquella mala bestia y tampoco nadie le podía segurar que ella misma no aprovechase para atacarle en un bajada de guardia. Cierto era que le había apartado de aquel lugar, pero ¿quien le decía que no era algún tipo de estrategia por parte de Ksenia?, una idea un poco paranoica si, pero tampoco sería tan descabellada.
Sin duda la noche se había vuelto muy muy interesante, tanto que no sabía si podría regresar a su hogar después de aquella velada.
Arael Nox- Hechicero/Realeza
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Fecha de inscripción : 13/09/2014
Re: The vampire who stole my heart// Ksenia Vasiliev
Corrieron lo suficiente como para alejarse del licántropo hambriento y se detuvieron que casi le empujó al interior de un callejón. Se asomó a mirar para poder distinguir bien a la criatura que les podía arruinar la noche a ambos y resopló, aún con los ojos rojizos y los dientes afilados. No tenía hambre, pero permanecía alerta y sus instintos afloraban de manera automática en situaciones de peligro. Se volvió a mirar de nuevo al hombre cuando bromeó sobre lo del "perro", estaba claro que o nunca se había cruzado con un omega o era mucho más estúpido de lo que parecía o mucho más fuerte de lo que ella creía. La pregunta que hizo a continuación, la hizo descartar la última opción y estrechó los ojos, mirando acusadoramente al brujo.
-Claro, todos los vampiros somos asesinos, pero los licans son perritos adorables, ¿no?
Dijo con cierto tono burlesco y se pasó una mano por el pelo, ya que con la carrera se le había despeinado. Decidió atar su fina melena con un pañuelo verde esmeralda que sacó del bolsillo y así dejar despejado su rostro. Pensaba mucho mejor cuando nada se interponía en su visión y la brisa que soplaba le resultaba molesta para ello. Observó entonces como el rubio se tapaba la herida y ella mientras anduvo meditando un plan. Sabía que el olfato de esos seres era mucho más agudo que el suyo a pesar de éste ser muy superior al de los humanos, y también estaba convencida que frente a la posibilidad de elegir entre cenar brujo o cenar vampiro herido, el chucho se decantaría por su eterno enemigo. Se quitó la chaqueta que llevaba y la lanzó al suelo junto a un charco que había -ventajas de las constantes lluvias parisinas- llenando así de lodo la bonita tela. Buscó con la mirada a su alrededor y vio el cuchillo del contrario. Tendió la mano y le miró a los ojos.
-Dame eso.
Seguramente el maldito humano pensaría que lo quería desarmar, pero siendo sinceros, si se lo propusiera, podría acabar con él aún con eso a mano. Ella era una vampiresa, no la más fuerte, estaba claro, pero cuando sacaba su fiera interior, tenía una mala leche y una fuerza increíbles. Eso sin contar su agilidad, velocidad y poder de levitación. ¿En serio creía que estando los dos solos, tendría alguna posibilidad contra ella? No rió, porque la situación era crítica y no tendría sentido, pero esperaba que el tipo recapacitara sobre sus prioridades y se diera cuenta de una maldita vez, que unos instantes antes le había salvado la vida.
-Es para hoy, brujo. ¿Quieres salvar nuestros pellejos o prefieres morir conmigo?
No se refería a matarle ella, sino a que ambos fueran cazados por el licántropo. Ella tenía claras sus opciones y aquel perro era demasiado grande y fuerte para vencerle ella sola, y más aún con un brujo que no se fiaba de ella al lado. En vez de ser una ventaja, se convertiría en un lastre si sólo quería acabar con ella igual que el dichoso lobo. Movió los dedos, incitando al contrario a apresurarse para darle la daga. Echó un nuevo vistazo hacia atrás y no vio a la mole frente al teatro, cosa que en vez de animarla, le causó un mal presentimiento. La cosa no iba bien y los segundos estaban descontando.
-Claro, todos los vampiros somos asesinos, pero los licans son perritos adorables, ¿no?
Dijo con cierto tono burlesco y se pasó una mano por el pelo, ya que con la carrera se le había despeinado. Decidió atar su fina melena con un pañuelo verde esmeralda que sacó del bolsillo y así dejar despejado su rostro. Pensaba mucho mejor cuando nada se interponía en su visión y la brisa que soplaba le resultaba molesta para ello. Observó entonces como el rubio se tapaba la herida y ella mientras anduvo meditando un plan. Sabía que el olfato de esos seres era mucho más agudo que el suyo a pesar de éste ser muy superior al de los humanos, y también estaba convencida que frente a la posibilidad de elegir entre cenar brujo o cenar vampiro herido, el chucho se decantaría por su eterno enemigo. Se quitó la chaqueta que llevaba y la lanzó al suelo junto a un charco que había -ventajas de las constantes lluvias parisinas- llenando así de lodo la bonita tela. Buscó con la mirada a su alrededor y vio el cuchillo del contrario. Tendió la mano y le miró a los ojos.
-Dame eso.
Seguramente el maldito humano pensaría que lo quería desarmar, pero siendo sinceros, si se lo propusiera, podría acabar con él aún con eso a mano. Ella era una vampiresa, no la más fuerte, estaba claro, pero cuando sacaba su fiera interior, tenía una mala leche y una fuerza increíbles. Eso sin contar su agilidad, velocidad y poder de levitación. ¿En serio creía que estando los dos solos, tendría alguna posibilidad contra ella? No rió, porque la situación era crítica y no tendría sentido, pero esperaba que el tipo recapacitara sobre sus prioridades y se diera cuenta de una maldita vez, que unos instantes antes le había salvado la vida.
-Es para hoy, brujo. ¿Quieres salvar nuestros pellejos o prefieres morir conmigo?
No se refería a matarle ella, sino a que ambos fueran cazados por el licántropo. Ella tenía claras sus opciones y aquel perro era demasiado grande y fuerte para vencerle ella sola, y más aún con un brujo que no se fiaba de ella al lado. En vez de ser una ventaja, se convertiría en un lastre si sólo quería acabar con ella igual que el dichoso lobo. Movió los dedos, incitando al contrario a apresurarse para darle la daga. Echó un nuevo vistazo hacia atrás y no vio a la mole frente al teatro, cosa que en vez de animarla, le causó un mal presentimiento. La cosa no iba bien y los segundos estaban descontando.
Ksenia Vasil- Vampiro Clase Media
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Fecha de inscripción : 26/08/2014
Re: The vampire who stole my heart// Ksenia Vasiliev
Aquel comentario sobre los licantropos le hizo reir. Desde luego no pensaba que aquellos seres fueran adorables, de hecho les detestaba por un asunto personal que tampoco tenía que sacar a relucir en aquel momento, pero si era verdad que al fin y al cabo eran perros...grandes, muy grandes y con mala leche, pero perros al fin y al cabo.
-¡Oh!, por supuesto. De hecho en cuento cacemos a ese ,le pondré un collar de dimanes y le llamare Flufy-añadió con sarcasmo al comentario de la vampira mientras alzaba una ceja.
No, no le caían bien los hombres lobo y tampoco era la primera vez que se enfrentaba a uno, tal vez a uno como aquella mole- en particular- si, pero sabía de sobra que un hombre lobo era peligroso, rápido y extremadamente fuerte. De hecho los vampiros eran mucho mas facilites de eliminar en comparación con un licantropo bien entrenado.
El cambio de aptitud de la vampira le llamo ligeramente la atención. ¿Que se suponía que estaba haciendo? ¿ayudarle?. Estaba seguro de que había sido su sangre lo que había atraído a aquel lobo y por el contrario ella no solo le había alejado de la entrada en la cual se encontraba dicho ser, si no que parecía querer ayudar. Eso, o le estaba pidiendo la daga para cortarle el cuello y dejar que se desangrase en el callejón, para llamar la atención del licantropo y ella poder huir con calma y tranquilidad.
Arael cogió la daga por el filo y se la tendió a la vampira. Por alguna extraña razón que aun ni entendía el mismo ni podía tampoco explicar, decidió darle un boto de confianza.
-Cuidado con cortarte. Es plata-añadió mientras esperaba que la muchacha cogiese el arma.
Tal vez iba siendo hora de ponerse algo mas serio, en unos instantes estarían peleando con aquel ser y por el aspecto que tenía como humano, en su forma "lobuna" debía de ser todo un monstruo.
Cuando alzó la vista del cuchillo y miró al frente, se percató de que "Flufy" había desaparecido de la entrada del teatro, lo cual no era una buena señal...aquellos bichos eran peor que los tiburones, podían oler la sangre a distancias muy largas y Arael sabía que la venda lo único que había conseguido era que la sangre no cayese al suelo, pero al olor a sangre impregnaba el cacho de tela que llevaba en la mano. Y hasta que dicha herida no cicatrizase era todo un botafumeiro con patas para aquel lobo.
Rápidamente sacó otra daga oculta de la ropa y se preparó para un posible alcance. Sabía de sobra que el lobo les encontraría, pero necesitaba tenerla relativamente cerca para poder usar sus poderes con el. Con un poco de suerte sería un lobo estúpido y cegado por la ira y la sed de sangre, eso le daría una pequeña ventaja sobre el y sobre todo sobre su mente. Si sabías como hacerlo hacer que esos bichos cayeran en la trampa no era tan complicado. Solo había que enfadarlos y hacer que perdiesen todo el raciocinio o toda su parte humana y se dejasen llevar por la de lobo. Ahí es cuando podría actuar y vencer. Ademas de que sus dagas siempre eran un buen aliciente para ello.
Aun así ante la duda levantó un campo de fuerza al rededor de los dos. Arael sabía que la vampira sabía que no era humano...¿que mas daba? tendrían suerte si salían sin demasiadas heridas o contusiones de aquella situación.
-Intenta no moverme mucho de este lugar-refiriéndose al campo de fuerza que había creado y que era casi invisible a no ser que te fijases muy bien en el. -seguro que ataca, pero tal vez sea mejor que de él el primer golpe y ver con que fuerza ataca.
-¡Oh!, por supuesto. De hecho en cuento cacemos a ese ,le pondré un collar de dimanes y le llamare Flufy-añadió con sarcasmo al comentario de la vampira mientras alzaba una ceja.
No, no le caían bien los hombres lobo y tampoco era la primera vez que se enfrentaba a uno, tal vez a uno como aquella mole- en particular- si, pero sabía de sobra que un hombre lobo era peligroso, rápido y extremadamente fuerte. De hecho los vampiros eran mucho mas facilites de eliminar en comparación con un licantropo bien entrenado.
El cambio de aptitud de la vampira le llamo ligeramente la atención. ¿Que se suponía que estaba haciendo? ¿ayudarle?. Estaba seguro de que había sido su sangre lo que había atraído a aquel lobo y por el contrario ella no solo le había alejado de la entrada en la cual se encontraba dicho ser, si no que parecía querer ayudar. Eso, o le estaba pidiendo la daga para cortarle el cuello y dejar que se desangrase en el callejón, para llamar la atención del licantropo y ella poder huir con calma y tranquilidad.
Arael cogió la daga por el filo y se la tendió a la vampira. Por alguna extraña razón que aun ni entendía el mismo ni podía tampoco explicar, decidió darle un boto de confianza.
-Cuidado con cortarte. Es plata-añadió mientras esperaba que la muchacha cogiese el arma.
Tal vez iba siendo hora de ponerse algo mas serio, en unos instantes estarían peleando con aquel ser y por el aspecto que tenía como humano, en su forma "lobuna" debía de ser todo un monstruo.
Cuando alzó la vista del cuchillo y miró al frente, se percató de que "Flufy" había desaparecido de la entrada del teatro, lo cual no era una buena señal...aquellos bichos eran peor que los tiburones, podían oler la sangre a distancias muy largas y Arael sabía que la venda lo único que había conseguido era que la sangre no cayese al suelo, pero al olor a sangre impregnaba el cacho de tela que llevaba en la mano. Y hasta que dicha herida no cicatrizase era todo un botafumeiro con patas para aquel lobo.
Rápidamente sacó otra daga oculta de la ropa y se preparó para un posible alcance. Sabía de sobra que el lobo les encontraría, pero necesitaba tenerla relativamente cerca para poder usar sus poderes con el. Con un poco de suerte sería un lobo estúpido y cegado por la ira y la sed de sangre, eso le daría una pequeña ventaja sobre el y sobre todo sobre su mente. Si sabías como hacerlo hacer que esos bichos cayeran en la trampa no era tan complicado. Solo había que enfadarlos y hacer que perdiesen todo el raciocinio o toda su parte humana y se dejasen llevar por la de lobo. Ahí es cuando podría actuar y vencer. Ademas de que sus dagas siempre eran un buen aliciente para ello.
Aun así ante la duda levantó un campo de fuerza al rededor de los dos. Arael sabía que la vampira sabía que no era humano...¿que mas daba? tendrían suerte si salían sin demasiadas heridas o contusiones de aquella situación.
-Intenta no moverme mucho de este lugar-refiriéndose al campo de fuerza que había creado y que era casi invisible a no ser que te fijases muy bien en el. -seguro que ataca, pero tal vez sea mejor que de él el primer golpe y ver con que fuerza ataca.
Arael Nox- Hechicero/Realeza
- Mensajes : 49
Fecha de inscripción : 13/09/2014
Re: The vampire who stole my heart// Ksenia Vasiliev
La gracia del brujo no la hizo reír, aunque mentalmente pensó que estaba loco. Bromear en momentos así, era síntoma de que no estabas cuerdo o bien que estabas nervioso. Tanto una cosa como la otra, podían significar un enorme riesgo para ambos. Obviamente, ella no se consideraba insana mentalmente, pues uno nunca ve la viga en el ojo propio, sino que únicamente la paja en el ajeno. Tomó la daga cuando le fue tendida y miró con sus delgadas y bien arregladas cejas negras alzadas al brujo.
-Sé que es plata y por eso te la he pedido.
Abrió la mano izquierda, tensando la piel al estirar los dedos y usó la diestra para cortarse en la palma, siguiendo la llamada "línea de la vida". El gesto tenía cierto toque poético, o eso consideraba Ksenia. Un vampiro, muerto, cortando justo por esa línea, por tal e salvar la vida de un brujo que de tener ocasión, la remataría. Rió entre dientes, a pesar de que aquello escocía como el demonio y su gesto se torcía en una breve mueca de dolor, sin explicar en alto lo que pensaba y limpió el filo del cuchillo en una de las mangas de la chaqueta, frotando luego la palma por otras zonas de la misma. La empujó fuera del campo de fuerza que el contrario había generado y cerró la mano en un puño, sabiendo que aquello no se curaría demasiado rápido. Le devolvió el cuchillo, ofreciéndole el mango y le miró a los ojos.
-Podemos quedarnos y enfrentarnos a él, aunque seguramente moriríamos o al menos uno de los dos. O podemos largarnos de aquí.
Señaló el abrigo tirado en el suelo, ahora en el otro lado de la calle, justo donde continuaba el callejón.
-Son buenos rastreadores, pero ahí tiene tu sangre y la mía. -Había usado la misma daga que el brujo al cortarse, por lo que la mezcla de olores sería como un frasco de feromonas para un gato en celo.- ¿Puedes crear un campo de fuerza temporal alrededor de eso?
La idea era entretener al licántropo que querría olfatear la prenda como un poseso, mientras ellos dos se daban a la fuga. No tenía claro del todo que funcionara, pero por norma general, los omega, aunque peligrosos por su falta de reglas, solían ser estúpidos. No aprendían en manada, no cazaban en grupo ni planificaban nada. Era todo puro ansia y ceguera por obsesión. Con suerte, el truco saldría bien y podrían vivir una noche más. Al menos alguno de ellos, ya que tal y como había empezado todo, no tenía nada claro que no terminaran por enfrentarse el uno al otro.
-Sé que es plata y por eso te la he pedido.
Abrió la mano izquierda, tensando la piel al estirar los dedos y usó la diestra para cortarse en la palma, siguiendo la llamada "línea de la vida". El gesto tenía cierto toque poético, o eso consideraba Ksenia. Un vampiro, muerto, cortando justo por esa línea, por tal e salvar la vida de un brujo que de tener ocasión, la remataría. Rió entre dientes, a pesar de que aquello escocía como el demonio y su gesto se torcía en una breve mueca de dolor, sin explicar en alto lo que pensaba y limpió el filo del cuchillo en una de las mangas de la chaqueta, frotando luego la palma por otras zonas de la misma. La empujó fuera del campo de fuerza que el contrario había generado y cerró la mano en un puño, sabiendo que aquello no se curaría demasiado rápido. Le devolvió el cuchillo, ofreciéndole el mango y le miró a los ojos.
-Podemos quedarnos y enfrentarnos a él, aunque seguramente moriríamos o al menos uno de los dos. O podemos largarnos de aquí.
Señaló el abrigo tirado en el suelo, ahora en el otro lado de la calle, justo donde continuaba el callejón.
-Son buenos rastreadores, pero ahí tiene tu sangre y la mía. -Había usado la misma daga que el brujo al cortarse, por lo que la mezcla de olores sería como un frasco de feromonas para un gato en celo.- ¿Puedes crear un campo de fuerza temporal alrededor de eso?
La idea era entretener al licántropo que querría olfatear la prenda como un poseso, mientras ellos dos se daban a la fuga. No tenía claro del todo que funcionara, pero por norma general, los omega, aunque peligrosos por su falta de reglas, solían ser estúpidos. No aprendían en manada, no cazaban en grupo ni planificaban nada. Era todo puro ansia y ceguera por obsesión. Con suerte, el truco saldría bien y podrían vivir una noche más. Al menos alguno de ellos, ya que tal y como había empezado todo, no tenía nada claro que no terminaran por enfrentarse el uno al otro.
Ksenia Vasil- Vampiro Clase Media
- Mensajes : 76
Fecha de inscripción : 26/08/2014
Re: The vampire who stole my heart// Ksenia Vasiliev
Era extrañamente irónico todo aquello. Por norma general en las situaciones criticas o de mas peligro, cuando hacía un trabajo , era Arael quien mantenía la calma y la compostura, siendo siempre el serio del equipo. Y aquel momento se dio cuenta de que era el quien estaba dando ligeramente la nota...¿tal vez era por la falta del otro cazador?...al fin y al cabo el siempre hacía todas aquellas situaciones mucho mas amenas y entretenidas, pero claro...no era la misma situación ni de lejos.
Aunque cuando la muchacha le comentó la idea que se traía entre manos pensó que tal vez no fuese tan mala y que les diese alguna oportunidad de salir de allí sin un solo rasguño -quitando los que se habían provocado ellos mismos, claro- y ademas entretendría al lobo lo suficiente.
-Puedo, pero al no estar cerca no puedo asegurar que su dureza y duración vayan a ser los deseados. Sobre todo por el hecho de que no se que fuerza tiene ese bicho y la resistencia que va a necesitar el campo de fuerza-siempre podría poner uno mas resistente de lo normal, lo cual le mermaría las fuerzas, por lo cual esperaba que aquella chica fuese tan "legal" como decía ser.
Arael se concentró en crear un segundo campo de fuerza el cual absorbió la fuerza del primero, haciendo que este fuese algo mas resistente y con una coloración ambarina.
-Ya puede ser tonto ese licantropo, o cuando vea la chaqueta y no nos vea a nosotros no se entretener en romper el campo de fuerza y nos seguirá.-sabía que por norma general los hombres lobo cuando estaban lo suficiente ofuscados o furiosos se dejaban llevar por la "bestia" interior haciendo que viesen las cosas de una forma algo distinta y menos racional, pero hasta el punto de quedarse allí por una chaqueta...en fin, el no era el mas indicado para criticar la idea, al fin y al cabo había sido una buena propuesta.
-Bien, será mejor que nos demos prisa y salgamos que aquí- el campo de fuerza ya estaba terminado, solo esperaba que aguantase el tiempo suficiente como para que se alejasen de la zona. Se guardó ambas dagas en el mismo sitio de donde las había sacado, teniéndolas aun así a mano por si hacían falta.
En la calle todo seguía igual, como si no hubiesen visto a que aquel ser. Caminaban con paso tranquilo, hablaban y algunos hacían negocios, por lo cual su "amigo" debía de ser bueno ocultándose a pesar de su imponente tamaño.
-En fin, será mejor mantenerse serio y lo mas distante posible--Pensó Arael y se mantuvo alejado de la vampira cuando esta se cortó la mano, pensando que eso no había tampoco una idea muy buena, y mas sabiendo los efectos que podría tener la plata sobre aquella herida y sobre la muchacha en sí.-bien, al menos se que no soy el único kamikaze de la noche
Aunque cuando la muchacha le comentó la idea que se traía entre manos pensó que tal vez no fuese tan mala y que les diese alguna oportunidad de salir de allí sin un solo rasguño -quitando los que se habían provocado ellos mismos, claro- y ademas entretendría al lobo lo suficiente.
-Puedo, pero al no estar cerca no puedo asegurar que su dureza y duración vayan a ser los deseados. Sobre todo por el hecho de que no se que fuerza tiene ese bicho y la resistencia que va a necesitar el campo de fuerza-siempre podría poner uno mas resistente de lo normal, lo cual le mermaría las fuerzas, por lo cual esperaba que aquella chica fuese tan "legal" como decía ser.
Arael se concentró en crear un segundo campo de fuerza el cual absorbió la fuerza del primero, haciendo que este fuese algo mas resistente y con una coloración ambarina.
-Ya puede ser tonto ese licantropo, o cuando vea la chaqueta y no nos vea a nosotros no se entretener en romper el campo de fuerza y nos seguirá.-sabía que por norma general los hombres lobo cuando estaban lo suficiente ofuscados o furiosos se dejaban llevar por la "bestia" interior haciendo que viesen las cosas de una forma algo distinta y menos racional, pero hasta el punto de quedarse allí por una chaqueta...en fin, el no era el mas indicado para criticar la idea, al fin y al cabo había sido una buena propuesta.
-Bien, será mejor que nos demos prisa y salgamos que aquí- el campo de fuerza ya estaba terminado, solo esperaba que aguantase el tiempo suficiente como para que se alejasen de la zona. Se guardó ambas dagas en el mismo sitio de donde las había sacado, teniéndolas aun así a mano por si hacían falta.
En la calle todo seguía igual, como si no hubiesen visto a que aquel ser. Caminaban con paso tranquilo, hablaban y algunos hacían negocios, por lo cual su "amigo" debía de ser bueno ocultándose a pesar de su imponente tamaño.
Arael Nox- Hechicero/Realeza
- Mensajes : 49
Fecha de inscripción : 13/09/2014
Re: The vampire who stole my heart// Ksenia Vasiliev
Nada de aquello había sido planeado, y lo que supuestamente debería haber sido una noche tranquila, elegante y entretenida, rodeada de gente de alta cuna, sintiéndose de nuevo una de ellos, había terminado siendo una encerrona canina. Resopló con fastidio, arreglándose bien la camisa y agradeció ser vampiresa y no ser capaz de sentir frío al no llevar su amada chaqueta.
Esperó a que el brujo formara un campo de fuerza sobre el objeto que, con suerte, les daría algo de tiempo para huir y cuando éste terminó, le dio un leve empujón en el hombro.
-Vamos, hay que moverse y ya. Huelo a perro y apesta. Se ha transformado.
Si bien los licántropos se decía que se transformaban únicamente durante la luna llena, había algunos capaces de controlar ese cambio a voluntad. Muy pocos podían evitar la mutación durante el plenilunio, pero sí que unos cuantos podían forzarlo durante otras fases o incluso de día. Los malditos se las habían apañado a lo largo de los siglos para superarse. Habían evolucionado, por extraño que sonara viniendo de un chucho que normalmente caminaba a dos patas.
No se paró a mirar la expresión del rostro ajena, no sabía si era conocedor de ese hecho o bien le había pillado por sorpresa. No era momento de hacerse ojitos e indagar, sino de salvar sus culos. Algo exasperada porque el rubio parecía algo cansado y no corría lo suficientemente deprisa, decidió parar un instante y aunque sabía que el brujo se rehusaría y sentiría su hombría mermada, cargó con él gracias a su fuerza sobrehumana y emprendió de nuevo la carrera, terminando por levitar ligeramente a un par de palmos del suelo, evitando así dejar más rastro del necesario.
-Estate quieto si no quieres que te suelte. Te advierto que aunque corta, la caída sería dolorosa a esta velocidad...
Sonrió con cierta malicia, consciente de que se estaba extralimitando, pero sin importarle realmente. Le encantaban los juegos y los dramas, siempre había sido una mujer de acción y aventuras, aunque con una fachada de princesita consentida algo macabra.
Esperó a que el brujo formara un campo de fuerza sobre el objeto que, con suerte, les daría algo de tiempo para huir y cuando éste terminó, le dio un leve empujón en el hombro.
-Vamos, hay que moverse y ya. Huelo a perro y apesta. Se ha transformado.
Si bien los licántropos se decía que se transformaban únicamente durante la luna llena, había algunos capaces de controlar ese cambio a voluntad. Muy pocos podían evitar la mutación durante el plenilunio, pero sí que unos cuantos podían forzarlo durante otras fases o incluso de día. Los malditos se las habían apañado a lo largo de los siglos para superarse. Habían evolucionado, por extraño que sonara viniendo de un chucho que normalmente caminaba a dos patas.
No se paró a mirar la expresión del rostro ajena, no sabía si era conocedor de ese hecho o bien le había pillado por sorpresa. No era momento de hacerse ojitos e indagar, sino de salvar sus culos. Algo exasperada porque el rubio parecía algo cansado y no corría lo suficientemente deprisa, decidió parar un instante y aunque sabía que el brujo se rehusaría y sentiría su hombría mermada, cargó con él gracias a su fuerza sobrehumana y emprendió de nuevo la carrera, terminando por levitar ligeramente a un par de palmos del suelo, evitando así dejar más rastro del necesario.
-Estate quieto si no quieres que te suelte. Te advierto que aunque corta, la caída sería dolorosa a esta velocidad...
Sonrió con cierta malicia, consciente de que se estaba extralimitando, pero sin importarle realmente. Le encantaban los juegos y los dramas, siempre había sido una mujer de acción y aventuras, aunque con una fachada de princesita consentida algo macabra.
Ksenia Vasil- Vampiro Clase Media
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Fecha de inscripción : 26/08/2014
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