AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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The vampire who stole my heart// Ksenia Vasiliev
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The vampire who stole my heart// Ksenia Vasiliev
Recuerdo del primer mensaje :
Una noche de paz y tranquilidad, o al menos eso es lo que esperaba encontrar Arael en el teatro aquella noche lluviosa de verano. Hacía días que no salia de la hacienda familiar debido a que había estado ocupado buscando información sobre un "caso" que llevaba recientemente con Berger y siempre que algo así se le resistía tendía a enfrascarse en la lectura o a buscar indicios y sucesos de lo que había pasado, buscando similitudes con algunas de las historias que contaban los libros de su biblioteca, de hecho casi todo lo que sabía de los vampiros lo había averiguado gracias a dicha biblioteca, en la cual se podían encontrar toda clase de libros, algunos de ellos seguramente no muy bien vistos en la sociedad actual. Pero una de las ventajas de pertenecer a la realeza es que nadie hacía preguntas y nadie se metía en un terreno que luego le fuese complicado de salir, en resumidas cuentas, nadie investigaba la biblioteca de alguien de alto rango porque si.
La razón por la cual aquella noche no se había quedado en dicha biblioteca leyendo y buscando información era porque había decidido acompañar a su hermana al teatro, a ver una opera llamada Zenobia una obra romántica de las que le encantaban a su quería hermana y que por lo visto no había llegado nunca a los teatros de París hasta aquella noche. de camino al teatro su hermana le iba contando lo que sabía de la obra, las cosas que había oído hablar de ella y porque había sido compuesta y para quien. Una charla en la cual Alice mostraba un entusiasmo fuera de lo normal y que por el contrario Arael no compartía en absoluto. De hecho si aquella noche había decidido acompañarla era porque necesitaba evadir su mente con lo que fuera...
Al llegar al teatro no le sorprendió ver que casi toda la realeza estaba allí...como no. Al fin y al cabo era todo un "evento" que no se podían perder, al fin y al cabo aquella era una opera que había sido compuesta por Giovanni Bononcini y hasta hacía relativamente poco tiempo no se había llevado otros...en fin, un "bum" que el brujo no comprendía del todo, pero que al igual que muchos de los allí presentes iba a ver.
Por supuesto no solo estaba la realeza en el teatro, como en casi todos los estrenos había distintas secciones para todo tipo de clases sociales. Al fin y al cabo el dueño del teatro no se iba a limitar a las "altas esferas", por decirlo de algún modo le valía el dinero de cualquier tipo de bolsillo, siempre y cuando fuese dinero.
-¡¡Oh Arael, estoy tan emocionada!!-Alice se agarró del brazo de su hermano para entrar en el teatro-dicen que es una obra exquisita y que la puesta en escena es sublime ¿os imaginais?
No, en realidad no se lo imaginaba, pero aun así el brujo se dedico a sonreír y asentir. Al igual que cada vez que se encontraban con algún "conocido". Sonreír y asentir...no fallaba nunca. Pero al ver el ambiente que allí había empezó a sentir que la biblioteca no era tan mala opción como hubiese parecido en un primer momento, sobre todo por el agobio que sentía en aquel momento, con las miradas fijas sobre los dos hermanos, los cuales eran bastantes dispares en muchos aspectos. Era algo a lo que el estaba acostumbrado ya, pero eso no quitaba que se le hiciese un poco pesado el hecho de que muchos de los allí presentes le viesen como un "bicho raro" dentro de su propia familia. Pero como todo...sonreír y asentir, al fin y al cabo todo acabaría pasando en unas horas y con un poco de suerte aquella opera le sorprendería lo suficiente como para salir de la monotonía.
Cuando llegó el momento fueron a sus asientos y ambos hermanos se sentaron esperando a que la obra diese comienzo.
Arael se hundió en su silla algo exhausto por la "actuación" que el mismo acababa de representar delante de todos los conocidos y desconocidos de su familia. Por norma general los actos sociales se le hacían bastante pesados, pero era algo que llevaba haciendo desde pequeño y hasta cierto punto tenía practica evadiendo temas y conversaciones que no le interesaban, pero eso no hacía que fuese menos pesado. Al menos tenía la esperanza de que aquella noche fuese algo mejor que las anteriores...o al menos mas relajante.
Una noche de paz y tranquilidad, o al menos eso es lo que esperaba encontrar Arael en el teatro aquella noche lluviosa de verano. Hacía días que no salia de la hacienda familiar debido a que había estado ocupado buscando información sobre un "caso" que llevaba recientemente con Berger y siempre que algo así se le resistía tendía a enfrascarse en la lectura o a buscar indicios y sucesos de lo que había pasado, buscando similitudes con algunas de las historias que contaban los libros de su biblioteca, de hecho casi todo lo que sabía de los vampiros lo había averiguado gracias a dicha biblioteca, en la cual se podían encontrar toda clase de libros, algunos de ellos seguramente no muy bien vistos en la sociedad actual. Pero una de las ventajas de pertenecer a la realeza es que nadie hacía preguntas y nadie se metía en un terreno que luego le fuese complicado de salir, en resumidas cuentas, nadie investigaba la biblioteca de alguien de alto rango porque si.
La razón por la cual aquella noche no se había quedado en dicha biblioteca leyendo y buscando información era porque había decidido acompañar a su hermana al teatro, a ver una opera llamada Zenobia una obra romántica de las que le encantaban a su quería hermana y que por lo visto no había llegado nunca a los teatros de París hasta aquella noche. de camino al teatro su hermana le iba contando lo que sabía de la obra, las cosas que había oído hablar de ella y porque había sido compuesta y para quien. Una charla en la cual Alice mostraba un entusiasmo fuera de lo normal y que por el contrario Arael no compartía en absoluto. De hecho si aquella noche había decidido acompañarla era porque necesitaba evadir su mente con lo que fuera...
Al llegar al teatro no le sorprendió ver que casi toda la realeza estaba allí...como no. Al fin y al cabo era todo un "evento" que no se podían perder, al fin y al cabo aquella era una opera que había sido compuesta por Giovanni Bononcini y hasta hacía relativamente poco tiempo no se había llevado otros...en fin, un "bum" que el brujo no comprendía del todo, pero que al igual que muchos de los allí presentes iba a ver.
Por supuesto no solo estaba la realeza en el teatro, como en casi todos los estrenos había distintas secciones para todo tipo de clases sociales. Al fin y al cabo el dueño del teatro no se iba a limitar a las "altas esferas", por decirlo de algún modo le valía el dinero de cualquier tipo de bolsillo, siempre y cuando fuese dinero.
-¡¡Oh Arael, estoy tan emocionada!!-Alice se agarró del brazo de su hermano para entrar en el teatro-dicen que es una obra exquisita y que la puesta en escena es sublime ¿os imaginais?
No, en realidad no se lo imaginaba, pero aun así el brujo se dedico a sonreír y asentir. Al igual que cada vez que se encontraban con algún "conocido". Sonreír y asentir...no fallaba nunca. Pero al ver el ambiente que allí había empezó a sentir que la biblioteca no era tan mala opción como hubiese parecido en un primer momento, sobre todo por el agobio que sentía en aquel momento, con las miradas fijas sobre los dos hermanos, los cuales eran bastantes dispares en muchos aspectos. Era algo a lo que el estaba acostumbrado ya, pero eso no quitaba que se le hiciese un poco pesado el hecho de que muchos de los allí presentes le viesen como un "bicho raro" dentro de su propia familia. Pero como todo...sonreír y asentir, al fin y al cabo todo acabaría pasando en unas horas y con un poco de suerte aquella opera le sorprendería lo suficiente como para salir de la monotonía.
Cuando llegó el momento fueron a sus asientos y ambos hermanos se sentaron esperando a que la obra diese comienzo.
Arael se hundió en su silla algo exhausto por la "actuación" que el mismo acababa de representar delante de todos los conocidos y desconocidos de su familia. Por norma general los actos sociales se le hacían bastante pesados, pero era algo que llevaba haciendo desde pequeño y hasta cierto punto tenía practica evadiendo temas y conversaciones que no le interesaban, pero eso no hacía que fuese menos pesado. Al menos tenía la esperanza de que aquella noche fuese algo mejor que las anteriores...o al menos mas relajante.
Arael Nox- Hechicero/Realeza
- Mensajes : 49
Fecha de inscripción : 13/09/2014
Re: The vampire who stole my heart// Ksenia Vasiliev
Salieron corriendo por la calle, apartando a la gente que se les resultaba un estorbo, aunque por suerte a aquellas horas no había demasiada afluencia de gente por las aceras que pudiesen ser un ostaculo a esquivar. Aun así El brujo vio como la vampira aumentaba el ritmo corriendo a una velocidad casi inalcanzable y mas aun cuando había dejado parte de sus fuerzas con el campo de fuerza que había tenido que crear para entretener al chucho que les seguía. Por norma general solía tener mucho mas aguante a la hora de correr o perseguir un objetivo, de hecho había corrido mucho peores que en una calle en llano. De hecho aun recordaba la primera vez que se tuvo que meter en un bosque a perseguir a un cambia formas...aquella noche fue larga y cuando llego a casa tenía tantos moretones por los golpes de las ramas y las caídas que parecía mas un boxeador que un chico de la realeza. Y lo peor de todo fue el tener que llevarlos totalmente tapados para evitar las preguntas de su hermana o de sus padres.
Pero lo que sin duda no se hubiese esperado, ni de lejos, fue lo que hizo Ksenia a continuación. De hecho no tenía muy claro que es lo que estaba pasando hasta que se vio en los brazos de la joven y levitando por una de las calles principales de París...por suerte a aquellas horas no había ni un alma y cuando torcieron a una calle menos transitada se sintió ligeramente mas aliviado de que nadie le viese en una situación como aquella.
-Esto se me hace un poco violeto, así sin mas. Sin una cena, sin flores...-no sabía porque pero tenía la sensación que solo por aquel comentario le dejaría caer, sobre todo después de haber visto su forma tan "risueña" de ser.
Lo peor de todo aquello no era la situación en si. El hecho de que una mujer le estuviese llevando en brazos, se le hacía extraño pero mientras eso le salvase la piel...¿que mas daba?. Lo peor era la confianza que estaba cogiendo con ella, el hecho de hacer bromas y confiar en ella. Era algo que le costaba por norma general mucho mas sacar con la gente. Pero aquella vampira tenía un extraño efecto sobre él, y para ser del todo sinceros, no le gustaba, pero nada.
El cazaba a los suyos y lo solía hacer sin demasiados escrúpulos, de hecho era una de las cosas que le daba emoción a sus noches. El coger confianza con ella no era bueno, porque nadie le decía que algún día ella no pudiese ser uno de sus objetivos y entonces ¿que haría?.
-Bueno creo que ya hemos dejado atrás al licantropo y a media Francia. ¿Me puedes dejar en el suelo?. No es que no esté disfrutando del paseo, pero...-e le gustaba usar sus propios pies y ademas necesitaba ubicarse. ¿Donde se suponía que estaban ahora?
Pero lo que sin duda no se hubiese esperado, ni de lejos, fue lo que hizo Ksenia a continuación. De hecho no tenía muy claro que es lo que estaba pasando hasta que se vio en los brazos de la joven y levitando por una de las calles principales de París...por suerte a aquellas horas no había ni un alma y cuando torcieron a una calle menos transitada se sintió ligeramente mas aliviado de que nadie le viese en una situación como aquella.
-Esto se me hace un poco violeto, así sin mas. Sin una cena, sin flores...-no sabía porque pero tenía la sensación que solo por aquel comentario le dejaría caer, sobre todo después de haber visto su forma tan "risueña" de ser.
Lo peor de todo aquello no era la situación en si. El hecho de que una mujer le estuviese llevando en brazos, se le hacía extraño pero mientras eso le salvase la piel...¿que mas daba?. Lo peor era la confianza que estaba cogiendo con ella, el hecho de hacer bromas y confiar en ella. Era algo que le costaba por norma general mucho mas sacar con la gente. Pero aquella vampira tenía un extraño efecto sobre él, y para ser del todo sinceros, no le gustaba, pero nada.
El cazaba a los suyos y lo solía hacer sin demasiados escrúpulos, de hecho era una de las cosas que le daba emoción a sus noches. El coger confianza con ella no era bueno, porque nadie le decía que algún día ella no pudiese ser uno de sus objetivos y entonces ¿que haría?.
-Bueno creo que ya hemos dejado atrás al licantropo y a media Francia. ¿Me puedes dejar en el suelo?. No es que no esté disfrutando del paseo, pero...-e le gustaba usar sus propios pies y ademas necesitaba ubicarse. ¿Donde se suponía que estaban ahora?
Arael Nox- Hechicero/Realeza
- Mensajes : 49
Fecha de inscripción : 13/09/2014
Re: The vampire who stole my heart// Ksenia Vasiliev
La broma del brujo se le antojó hasta divertida, pero no tenía humor para reír y se sentía algo crispada ya que por la tontería ajena de cortarse la mano, habían llamado atenciones no deseadas. Tuvo la necesidad de darle un escarmiento y aunque se le pasó por la cabeza el fingir que le dejaba caer, prefirió pensar en algo más ocurrente para el futuro cercano.
Una vez dejaron atrás la zona rica de la ciudad y se adentraron en territorio de nadie, donde la clase pobre habitaba en los rincones oscuros, dejó de levitar para volver a correr y finalmente se detuvo, bajando al quejica y le dejó tomar tierra. No le importó saber que más de una persona les habría visto, pues o bien ya conocerían de la existencia de seres sobrenaturales como ella, o bien serían tan cobardes que no osarían tampoco decir nada por miedo a los poderes ocultos que pudiera tener alguien que era capaz de "volar".
Se alisó la camisa que en el trayecto se había tornado rugosa y miró al hombre, al tiempo que tiraba del pañuelo que sostenía su cabello y lo liberaba nuevamente. Usó éste para apresar la herida que había sangrado un poco durante los minutos transcurridos y se lo anudó al dorso de la mano.
-¿Cuánto tiempo tardarás en recuperar las fuerzas? No es que no me guste la compañía, pero...
Imitó el tono de voz utilizado escasos segundos antes por el rubio y sonrió de medio lado, mostrando que sólo le tomaba el pelo.
-Ahora en serio. ¿Alguna vez te has enfrentado a un omega?
Repasó al hombre con la mirada, ya que con aquellos ropajes tan elegantes no se lo podía imaginar cazando ni si quiera a una mosca. Todo podía ser, ya que ella tampoco parecía una vampiresa que quisiera pasar desapercibida... claro que no lo era. A ella le importaba un pepino llamar la atención.
Una vez dejaron atrás la zona rica de la ciudad y se adentraron en territorio de nadie, donde la clase pobre habitaba en los rincones oscuros, dejó de levitar para volver a correr y finalmente se detuvo, bajando al quejica y le dejó tomar tierra. No le importó saber que más de una persona les habría visto, pues o bien ya conocerían de la existencia de seres sobrenaturales como ella, o bien serían tan cobardes que no osarían tampoco decir nada por miedo a los poderes ocultos que pudiera tener alguien que era capaz de "volar".
Se alisó la camisa que en el trayecto se había tornado rugosa y miró al hombre, al tiempo que tiraba del pañuelo que sostenía su cabello y lo liberaba nuevamente. Usó éste para apresar la herida que había sangrado un poco durante los minutos transcurridos y se lo anudó al dorso de la mano.
-¿Cuánto tiempo tardarás en recuperar las fuerzas? No es que no me guste la compañía, pero...
Imitó el tono de voz utilizado escasos segundos antes por el rubio y sonrió de medio lado, mostrando que sólo le tomaba el pelo.
-Ahora en serio. ¿Alguna vez te has enfrentado a un omega?
Repasó al hombre con la mirada, ya que con aquellos ropajes tan elegantes no se lo podía imaginar cazando ni si quiera a una mosca. Todo podía ser, ya que ella tampoco parecía una vampiresa que quisiera pasar desapercibida... claro que no lo era. A ella le importaba un pepino llamar la atención.
Ksenia Vasil- Vampiro Clase Media
- Mensajes : 76
Fecha de inscripción : 26/08/2014
Re: The vampire who stole my heart// Ksenia Vasiliev
Sin lugar a dudas estar de nuevo en suelo firme era algo que el brujo agradecía, como era de imaginar no estaba muy acostumbrado a volar en brazos de nadie, o mas bien, no estaba acostumbrado a volar en sí.
Cuando sus pies tocaron el suelo se arregló ligeramente la ropa, la cual se había arrugado con el paseo y la carrera posterior.
Cuando las personas que deambulaban por allí, les vieron aparecer no tardaron demasiado tiempo en desaparecer, dejando a los dos solos en medio de ninguna parte. Arael no conocía aquella zona de la ciudad, no por el hecho de ser una zona poco favorecida- al fin y al cabo no era la primera vez que cumplía un encargo en un lugar como aquel- si no por el hecho de que estaban bastante lejos.
Luz lo que era luz en aquella zona, no había mucha, el olor no era tampoco de los mas agradables que había tenido el placer de oler y la visión...tampoco era de las mejores, pero es lo que tenían los bajos fondos de todas las ciudades...que no eran "agradables" en si. Eso si, era un bufet libre para vampiros y otros seres, al fin y al cabo ¿quien iba a echar en falta aun pobre desgraciado?...como mucho su familia y su tenía.
-No te preocupes mas por mi, agradezco la ayuda, pero no eres mi niñera, puedes irte cuando quieras-le dijo con toda la amabilidad que pudo. Cierto era que le había ayudado a escapar y que seguramente gracias a ella aun estaba vivo, pero aun se le hacía un poco raro y violento todo aquello. No porque no disfrutase de la compañía de la joven, que por raro que pareciese le agradaba, si no precisaste por eso mismo, porque no le desagradaba su compañía sabía que se tenia que alejar de ella. Eso si, le iba a costar volver a su casa, ya que estaba claro que allí no iba a encontrar transporte y mucho menos de fiar.
En cuanto a la pregunta sobre el chucho...bueno estaba claro que no, nunca se había enfrentado a un armario como aquel.
-No, es la primera vez que me he cruzado con uno-algo raro la verdad, pero en todo aquel tiempo que llevaba cazando no se había cruzado con un mostrenco como aquel.-supongo que tu sí. Por lo poco que he visto tiene pinta de que te has encontrado con alguno de esos en mas de una ocasión.-y si seguía viva debía de ser una muchacha bastante fuerte...en cuanto a antigüedad, nunca se sabía la edad real que podía tener un vampiro, pero seguramente Ksenia era muchísimo mas mayor que el.
Cuando sus pies tocaron el suelo se arregló ligeramente la ropa, la cual se había arrugado con el paseo y la carrera posterior.
Cuando las personas que deambulaban por allí, les vieron aparecer no tardaron demasiado tiempo en desaparecer, dejando a los dos solos en medio de ninguna parte. Arael no conocía aquella zona de la ciudad, no por el hecho de ser una zona poco favorecida- al fin y al cabo no era la primera vez que cumplía un encargo en un lugar como aquel- si no por el hecho de que estaban bastante lejos.
Luz lo que era luz en aquella zona, no había mucha, el olor no era tampoco de los mas agradables que había tenido el placer de oler y la visión...tampoco era de las mejores, pero es lo que tenían los bajos fondos de todas las ciudades...que no eran "agradables" en si. Eso si, era un bufet libre para vampiros y otros seres, al fin y al cabo ¿quien iba a echar en falta aun pobre desgraciado?...como mucho su familia y su tenía.
-No te preocupes mas por mi, agradezco la ayuda, pero no eres mi niñera, puedes irte cuando quieras-le dijo con toda la amabilidad que pudo. Cierto era que le había ayudado a escapar y que seguramente gracias a ella aun estaba vivo, pero aun se le hacía un poco raro y violento todo aquello. No porque no disfrutase de la compañía de la joven, que por raro que pareciese le agradaba, si no precisaste por eso mismo, porque no le desagradaba su compañía sabía que se tenia que alejar de ella. Eso si, le iba a costar volver a su casa, ya que estaba claro que allí no iba a encontrar transporte y mucho menos de fiar.
En cuanto a la pregunta sobre el chucho...bueno estaba claro que no, nunca se había enfrentado a un armario como aquel.
-No, es la primera vez que me he cruzado con uno-algo raro la verdad, pero en todo aquel tiempo que llevaba cazando no se había cruzado con un mostrenco como aquel.-supongo que tu sí. Por lo poco que he visto tiene pinta de que te has encontrado con alguno de esos en mas de una ocasión.-y si seguía viva debía de ser una muchacha bastante fuerte...en cuanto a antigüedad, nunca se sabía la edad real que podía tener un vampiro, pero seguramente Ksenia era muchísimo mas mayor que el.
Arael Nox- Hechicero/Realeza
- Mensajes : 49
Fecha de inscripción : 13/09/2014
Re: The vampire who stole my heart// Ksenia Vasiliev
Alzó ambas cejas, intentando disimular la sonrisa que cada vez se hacía más grande en su rostro y tosió un poco, volviendo a ponerse seria antes de preguntar con tono tranquilo y confiado al brujo.
-¿Estás seguro de que quieres que me vaya? -Echó un vistazo hacia atrás, aunque ahora no hubiera peligro a la vista, simplemente por tomarle el pelo al rubio- Ese lican no es el único peligro por esta zona... de hecho, hay un nido de vampiros en la calle de al lado. -Era mentira, o tal vez no, porque en realidad no tenía ni idea de lo que les rodeaba, pero dudaba mucho que los vampiros se reunieran en una zona como aquella, o bien lo harían en una mejor o ya en las afueras de la ciudad, aunque nunca se sabía.- Aunque lo comprendo, yo soy muy peligrosa también y me quieres lejos lo antes posible. -Mostró sus colmillos que ahora tenían un tamaño normal y éstos se afilaron y agrandaron un poco, antes de tocar uno de ellos con la punta de la lengua.
Se llevó una mano a la mandíbula y la deslizó hacia abajo, dejando que las yemas de los dedos le recorrieran el cuello, al tiempo que simulaba tragar, asegurándose que de ese modo se le marcara un poco la nuez, ya que en las mujeres eso era difícil. Se estaba divirtiendo con eso de ver hasta dónde podía llegar con aquel hombre. Él había empezado con las bromas y gracias, pues bien, ella pensaba llevarlas al límite. Su vida se había vuelto bastante aburrida y para un humano que no salía corriendo al verla, ni la intentaba matar al segundo siguiente, tenía que aprovechar.
-Te ves pálido y no sé si estarás del todo sano, pero con la herida... necesito reponer fuerzas yo también. -Volvía a mentir, a penas había perdido sangre y la noche anterior se había alimentado gracias a Idara, así que no le preocupaba en lo más mínimo el perder el control, sabía que eso no sucedería, no por ahora al menos.
-¿Estás seguro de que quieres que me vaya? -Echó un vistazo hacia atrás, aunque ahora no hubiera peligro a la vista, simplemente por tomarle el pelo al rubio- Ese lican no es el único peligro por esta zona... de hecho, hay un nido de vampiros en la calle de al lado. -Era mentira, o tal vez no, porque en realidad no tenía ni idea de lo que les rodeaba, pero dudaba mucho que los vampiros se reunieran en una zona como aquella, o bien lo harían en una mejor o ya en las afueras de la ciudad, aunque nunca se sabía.- Aunque lo comprendo, yo soy muy peligrosa también y me quieres lejos lo antes posible. -Mostró sus colmillos que ahora tenían un tamaño normal y éstos se afilaron y agrandaron un poco, antes de tocar uno de ellos con la punta de la lengua.
Se llevó una mano a la mandíbula y la deslizó hacia abajo, dejando que las yemas de los dedos le recorrieran el cuello, al tiempo que simulaba tragar, asegurándose que de ese modo se le marcara un poco la nuez, ya que en las mujeres eso era difícil. Se estaba divirtiendo con eso de ver hasta dónde podía llegar con aquel hombre. Él había empezado con las bromas y gracias, pues bien, ella pensaba llevarlas al límite. Su vida se había vuelto bastante aburrida y para un humano que no salía corriendo al verla, ni la intentaba matar al segundo siguiente, tenía que aprovechar.
-Te ves pálido y no sé si estarás del todo sano, pero con la herida... necesito reponer fuerzas yo también. -Volvía a mentir, a penas había perdido sangre y la noche anterior se había alimentado gracias a Idara, así que no le preocupaba en lo más mínimo el perder el control, sabía que eso no sucedería, no por ahora al menos.
Ksenia Vasil- Vampiro Clase Media
- Mensajes : 76
Fecha de inscripción : 26/08/2014
Re: The vampire who stole my heart// Ksenia Vasiliev
No pudo evitar alzar una ceja al escuchar la pregunta de la muchacha. Era la segunda vez que se la formulaba aquella noche y ya no sabía muy bien como tomárselo.
-Da la sensación de que la que no quiere que me vaya eres tu-sonrió de forma divertida y con una expresión algo "pilla" en el rostro para ver cual era la reacción de la vampiersa. Aquel era un juego al que ya había jugado antes, pero nunca antes con una mujer como aquella-como era de imaginar-al fin y al cabo nunca había dado la oportunidad a una vampira de mantener una conversación mas o menos cordial, y mucho menos bromear con cosas de ese estilo.-si tanto lo deseas me puedo quedar contigo. Ahora eso si, tengo unos limites en las primeras citas, nada de chupar sangre ni nada por el estilo, ya sabes...no da muy buena impresión que te usen como bebida.-la sonrisa se hizo un poco mas grande, pues con aquello casi pretendía incomodar a la muchacha.-aunque he de admitir que estar al borde de la muerte tampoco es de lo mejor...tendré que añadirlo a la lista. Aunque ha sido, hasta cierto punto, divertido.
Cuando vio la reacción de Ksenia y el como hacía mención a sus colmillos, la expresión del brujo no varió demasiado, teniendo un aspecto divertido y tranquilo.
-Creo que si me quisieras ver muerto ya me habrías matado o simplemente me habrías dejado morir. Te has tomado muchas molestias llevándome de un lado a otro como para matarme ahora ¿no crees?. Incluso me podrías haber dejado caer cuando me llevabas en brazos-si algo le había dejado claro Ksenia es que no tenía intenciones de matarle ¿la razón?, la desconocía por completo.
Sobre el nido de vampiros...bueno, era mejor no hacer comentarios al respeto sobre ese tema, pero quel lugar no tenía pinta de ser el lugar predilecto para los de su clase, sobre todo porque solian ser mas como...como ella. Altivos, bien vestidos y de aspecto aristócrata, pocos vampiros se dedicaban a vivir en los bajos fondos a no ser que no les quedase mas remedio.
-¿He de suponer que me protegerías de un clan de vampiros? no, eso lo dudo, si en realidad hay un grupo tan grande aquí y vienen a mi, estoy muerto, por lo cual tanto si estas tu como si no, creo que sería mas productivo que fuese pidiendo perdón por mis pecados.
El que su compañía fuese tan agradable le preocupaba mucho, sobre todo si se llegaba a encariñar con ella- algo que tenía la sensación que ya estaba pasando- pero tampoco sabía que hacer para evitarlo. Había algo en Ksenia que le atraía y no solo su aspecto, había algo en la vampira que le tenía completamente atrapado y por mucho que hiciese por apartar la idea o por apartarla a ella no funcionaba...aunque tampoco es que estuviese teniendo mucha fuerza de voluntad al respecto.
-Busquemos un lugar donde guarecernos y reponer fuerzas-dijo al final. El también estaba cansado, lo debía admitir, aunque la palidez...era algo que venia ya de serie, de hecho en mas de una ocasión le habían tomado por un enfermo o un vampiro, ya estaba acostumbrado. Y encima con la perdida de sangre...debía de tener un aspecto estupendo.-¿conoces bien este lugar? ¿sabes donde nos podríamos esconder?-no es que le quedasen muchas mas opciones que confiar en ella...ya que sabía de sobra que si se quedaba solo llegaría a casa en un estado aun mas lamentable de que tenía en aquel momento.
-Da la sensación de que la que no quiere que me vaya eres tu-sonrió de forma divertida y con una expresión algo "pilla" en el rostro para ver cual era la reacción de la vampiersa. Aquel era un juego al que ya había jugado antes, pero nunca antes con una mujer como aquella-como era de imaginar-al fin y al cabo nunca había dado la oportunidad a una vampira de mantener una conversación mas o menos cordial, y mucho menos bromear con cosas de ese estilo.-si tanto lo deseas me puedo quedar contigo. Ahora eso si, tengo unos limites en las primeras citas, nada de chupar sangre ni nada por el estilo, ya sabes...no da muy buena impresión que te usen como bebida.-la sonrisa se hizo un poco mas grande, pues con aquello casi pretendía incomodar a la muchacha.-aunque he de admitir que estar al borde de la muerte tampoco es de lo mejor...tendré que añadirlo a la lista. Aunque ha sido, hasta cierto punto, divertido.
Cuando vio la reacción de Ksenia y el como hacía mención a sus colmillos, la expresión del brujo no varió demasiado, teniendo un aspecto divertido y tranquilo.
-Creo que si me quisieras ver muerto ya me habrías matado o simplemente me habrías dejado morir. Te has tomado muchas molestias llevándome de un lado a otro como para matarme ahora ¿no crees?. Incluso me podrías haber dejado caer cuando me llevabas en brazos-si algo le había dejado claro Ksenia es que no tenía intenciones de matarle ¿la razón?, la desconocía por completo.
Sobre el nido de vampiros...bueno, era mejor no hacer comentarios al respeto sobre ese tema, pero quel lugar no tenía pinta de ser el lugar predilecto para los de su clase, sobre todo porque solian ser mas como...como ella. Altivos, bien vestidos y de aspecto aristócrata, pocos vampiros se dedicaban a vivir en los bajos fondos a no ser que no les quedase mas remedio.
-¿He de suponer que me protegerías de un clan de vampiros? no, eso lo dudo, si en realidad hay un grupo tan grande aquí y vienen a mi, estoy muerto, por lo cual tanto si estas tu como si no, creo que sería mas productivo que fuese pidiendo perdón por mis pecados.
El que su compañía fuese tan agradable le preocupaba mucho, sobre todo si se llegaba a encariñar con ella- algo que tenía la sensación que ya estaba pasando- pero tampoco sabía que hacer para evitarlo. Había algo en Ksenia que le atraía y no solo su aspecto, había algo en la vampira que le tenía completamente atrapado y por mucho que hiciese por apartar la idea o por apartarla a ella no funcionaba...aunque tampoco es que estuviese teniendo mucha fuerza de voluntad al respecto.
-Busquemos un lugar donde guarecernos y reponer fuerzas-dijo al final. El también estaba cansado, lo debía admitir, aunque la palidez...era algo que venia ya de serie, de hecho en mas de una ocasión le habían tomado por un enfermo o un vampiro, ya estaba acostumbrado. Y encima con la perdida de sangre...debía de tener un aspecto estupendo.-¿conoces bien este lugar? ¿sabes donde nos podríamos esconder?-no es que le quedasen muchas mas opciones que confiar en ella...ya que sabía de sobra que si se quedaba solo llegaría a casa en un estado aun mas lamentable de que tenía en aquel momento.
Arael Nox- Hechicero/Realeza
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Fecha de inscripción : 13/09/2014
Re: The vampire who stole my heart// Ksenia Vasiliev
-Oh, pero a mí tal vez me gusta llevar al límite a mis víctimas... disfrutar antes de su miedo, del estrés que les provocan las situaciones en las que les meto, mhm... -Se pasó la lengua por los labios, como si ya pudiera saborear su sangre tras todo aquello... una sangre asquerosa, pues con el estrés bajaba el pH y la carne se endurecía, dificultando el hincar en ella los colmillos. Ella no solía acorralar a su "alimento", pero había tenido compañeros de caza que si no disfrutaban previamente de un acto un tanto barbárico, no eran capaces de comer a gusto. Era por motivos como ese que siempre terminaba cazando sola, porque eran todos unos capullos de mierda incapaces de respetar el código de honor de una vampiresa con conciencia. ¿Qué culpa tenía ella de que todos fueran unos cretinos? De haber estado a solas, hubiese escupido en el suelo como un machote que mascaba tabaco, pero no lo estaba y sus acciones se veían condicionadas aún sin tener que pensárselo.
El brujo tenía razón, ella no podría protegerle de un nido de otros vampiros, ni si quiera ella misma podría mantenerse a salvo si decidían que tenían ganas de jugar con uno de su especie. Tenía muy claro cuán crueles podían ser sus "compañeros" y que a la hora de la verdad, ella no era ni mucho menos de los fuertes.
Chasqueó la lengua al ver que sus artimañas no funcionaban y se dio media vuelta, mirando a su alrededor. Como realmente no tenía ni idea de dónde se encontraban, usaría sus aumentados sentidos para intentar ubicarse medianamente o encontrar algún lugar tranquilo que no estuviera infestado de ratas. Dio un par de pasos hacia delante, otros tanto hacia la izquierda y cerró los ojos, dejando que los sonidos, los olores y la humedad, le dieran alguna idea. Inspiró lentamente y movió un poco las orejas, algo que le habían comentado era genético, claro que desconociendo por completo su pasado humano, no podía comprobarlo. Sonrió de pronto al abrir los párpados y se giró a ver al rubio.
-Ven, creo que sé dónde podremos pasar un rato tranquilo. -Sin esperar respuesta por la parte contraria, tomó al hombre de la mano y tiró de él a través de los callejones cubiertos de charcos. Se detuvo un momento al caer en algo y volvió a enfrentar al brujo.- Das demasiado el cante, así vestido... -Le desabotonó la chaqueta y se la quitó, tendiéndosela luego.- Si hay algo importante en los bolsillos, es hora de sacarlo. Porque nos tenemos que ensuciar un poco si queremos pasar desapercibidos. -Y dicho eso, se acercó a una fuente que había saliendo de un pequeño empedrado en la pared y se mojó las manos para pasárselas por el pelo y estropear su bonito peinado, así como desprenderse del escaso maquillaje que rodeaba sus ojos. Luego tomó las mangas de su camisa y tironeó de ellas hasta rasgar las costuras, dejando expuestos sus delgados y blanquecinos brazos. Por último se agachó y tomó algo de agua sucia del suelo para mancharse los pantalones. Alguien con su aspecto en aquel barrio, vampiro o no, llamaría en exceso la atención, por lo que debían rebajarse un poco la clase si querían cruzar por allí y recargar energías en una posada.
El brujo tenía razón, ella no podría protegerle de un nido de otros vampiros, ni si quiera ella misma podría mantenerse a salvo si decidían que tenían ganas de jugar con uno de su especie. Tenía muy claro cuán crueles podían ser sus "compañeros" y que a la hora de la verdad, ella no era ni mucho menos de los fuertes.
Chasqueó la lengua al ver que sus artimañas no funcionaban y se dio media vuelta, mirando a su alrededor. Como realmente no tenía ni idea de dónde se encontraban, usaría sus aumentados sentidos para intentar ubicarse medianamente o encontrar algún lugar tranquilo que no estuviera infestado de ratas. Dio un par de pasos hacia delante, otros tanto hacia la izquierda y cerró los ojos, dejando que los sonidos, los olores y la humedad, le dieran alguna idea. Inspiró lentamente y movió un poco las orejas, algo que le habían comentado era genético, claro que desconociendo por completo su pasado humano, no podía comprobarlo. Sonrió de pronto al abrir los párpados y se giró a ver al rubio.
-Ven, creo que sé dónde podremos pasar un rato tranquilo. -Sin esperar respuesta por la parte contraria, tomó al hombre de la mano y tiró de él a través de los callejones cubiertos de charcos. Se detuvo un momento al caer en algo y volvió a enfrentar al brujo.- Das demasiado el cante, así vestido... -Le desabotonó la chaqueta y se la quitó, tendiéndosela luego.- Si hay algo importante en los bolsillos, es hora de sacarlo. Porque nos tenemos que ensuciar un poco si queremos pasar desapercibidos. -Y dicho eso, se acercó a una fuente que había saliendo de un pequeño empedrado en la pared y se mojó las manos para pasárselas por el pelo y estropear su bonito peinado, así como desprenderse del escaso maquillaje que rodeaba sus ojos. Luego tomó las mangas de su camisa y tironeó de ellas hasta rasgar las costuras, dejando expuestos sus delgados y blanquecinos brazos. Por último se agachó y tomó algo de agua sucia del suelo para mancharse los pantalones. Alguien con su aspecto en aquel barrio, vampiro o no, llamaría en exceso la atención, por lo que debían rebajarse un poco la clase si querían cruzar por allí y recargar energías en una posada.
Ksenia Vasil- Vampiro Clase Media
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Fecha de inscripción : 26/08/2014
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