Retazos del corazón

por **Corinne Strasse** Lun Sep 22, 2014 12:13 pm

¿Hay alguien allí?
A veces dudo que hasta en mi mente quede alguien.

Todos se han ido… desde hace unos meses navego en la deriva y no veo en que puerto mis pasos lograrán detenerse. Porque aunque yo no me encuentre, aunque este perdida; todo sigue girando al compás de los relojes que en algún momento en el tiempo, siguieron mi risa y aquella felicidad que antaño tenia.

Todo ha desaparecido.
No existen más palabras con las que describir este vacío.

Las mañanas soleadas chapoteando en el lago, la risa de padre cuando regresaba asediada por Shack, quien hasta que no conseguía echarme al suelo no se detenía en su labor. Las cenas junto al fuego, los días enteros en las ventas de nuestros caballos, llorando cada vez que uno era vendido y yo le decía aquel último adiós en forma de un beso en su hocico. Las carreras en las que siempre ganaba, el olor de las hortalizas. Aquel inconfundible aroma a huerto que al crepúsculo llegaba hacia mi ventana. Su presencia y hasta aquellos gruñidos a los que me acostumbré. Sin duda, todo se ha ido. Ahora solo una caída ampara toda esperanza de quizás poder regresar y construir sueños. Hacer mi fortaleza y empezar de nuevo tras todo esto que ya jamás volverán a ser parte de mí. ¿Quizás sea, la caída del caballo, aquel precipicio… aquella última huida, mi único consuelo?

Y hasta en estos momentos que crees que todo debe terminar. Aparece una providencia y todo se rehace. Como el canto de los pájaros, como la temprana salida del sol siempre por el mismo lado, siempre similar. Idéntico. Y ahora ante mí una nueva parte se abre, una nueva historia. Unos ojos desconocidos me observan, me hablan en un idioma que no entiendo y al que aferrándome sacuden mi mundo. ¿Quién es? ¿Quién sois? Mis labios quedan mudos y respirando entiendo, que quizás no todo esté perdido.

por **Corinne Strasse** Miér Feb 25, 2015 3:29 pm

El fuego aviva las almas tristes

El fuego aquel cúal quema los retazos de cualquier dolor hoy ha sido mi premio de consolación. Ya no hay lugar al que ir, no hay frontera que traspasar. Todo perdido... mi vida entera y solo una cosa en mi mente prevalece; su aroma. Pero no aquel que de antaño buscaba en mis despertares y no encontraba. No aquel que hizo de mi voluntad una loba de muñeca. Este aroma, este nuevo perfume sabe a madera y a libertad. A naturaleza y viento... a cielo y humo. Una mexcla exponencial que cautiva los sentires de mi loba y mi alma soñadora. ¿Quien eres? de nuevo me pregunto. Y tú sencillamente me meces, me arropas y hablas. Sonrío y sonríes y así en medio tu voz oigo ese primer gruñido. Se eriza mi piel y sigues hablandome. Ya solo soy consciente de tus labios moviendose y de las caricias que las sombras de las llamas proyectan en tu piel. Siento el queso en mi boca, luego el agua y unos ladridos de Shack hacen que echemos a reir. ¿Quien eres? Vuelvo a preguntarme viendote con ojos cansados y tú que pareces leerme te levantas y aseguras nuestro refugio.

¿Sabes?
Quizas hoy sueñe contigo...

Retazos del corazón

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