En las sombras de la noche {Gianini}

por **Marlene Kaiser** Jue Sep 25, 2014 7:38 pm

Había pasado poco más de un año que no lo veía. Se había ido del lugar donde había ocurrido todo, y no tuve el valor de buscarlo. Aunque no me importaba ser humillada por él, se había ido dejando el departamento vacío. Y allí había ido a buscar esperando a que regresara. Cada noche se paseaba como quien no quiere la cosa buscando algo, aunque sea alguna señal de que estuviera vivo...o muerto...o algo. Y nada. Los primeros días frecuentaba el departamento cada unas horas, luego fue disminuyendo a medida que perdía las esperanzas de encontrarlo. Ni siquiera un trapo se había olvidado, como para seguir esperanzada que iría a buscarlo. Nada. Nadie ocupaba ese lugar. ¿Había dejado de cazar? Más bien la pregunta era si estaba con vida, ni los cazadores que solían estar con él había visto.

Se había hecho costumbre ir al departamento y esperar, siempre tenía la sensación que al irme, él aparecería, por eso el tiempo de espera se extendía más de lo planeado. Y no sucedía. Estaba enferma y lo sabía. Era una obsesión insana la que me ataba a él. Y me faltaba enloqueciéndome aún más.

¿Cuánto tenía que pasar para ir a buscarlo? ¿Cómo tomaría que haya seguido una vida normal? ¿Si lo buscaba y tenía una esposa la cual lo hacía feliz? ¿Y si en el escenario que lo encontrara era padre de familia? Diversas preguntas surgían cada vez que lo esperaba. Y cada una tenía una reacción planeada, que seguramente de plantearse la situación, no todo salía como lo que uno pensaba. Me los comería a todos delante de él, su familia completa, para que sufriera, por lo que me había hecho sufrir a mi, por haber sido como es y haberme enamorado.

Lo que si estaba segura es que no podía dejar pasar muchos años, él era mortal, y tenía que ser consciente en el tiempo que pasara. Debía estar vivo. Aún no juntaba el valor para buscarlo.

Era otra noche en la cual me instalé en su departamento, y más patética la situación se hacía por la lluvia, una tormenta que me había estropeado el pelo, y también la ropa. Había dejado de ser cuidadosa con mi aspecto, pero al seguir la rutina de esperarlo, intentaba arreglarme un poco.

por **Gianini Potenza** Jue Sep 25, 2014 8:31 pm

Después de tanto tiempo, un extraño sentimiento me devolvía a la Rue Royale, a pasearme por sus calles rebosantes de luz y ruido. Aunque esta vez fuera diferente. La noche y la lluvia traían consigo un susurro agónico que se escondía entre los callejones oscuros y se perdía bajo las sombras.

Esa noche llovía como solo podría llover al final del mundo. El viento arremetía contra mi y amenazaba con arrancarme la capa, o mi valija de las manos. Era una suerte que lloviera de esa forma, incluso el viento era una extraña bendición esa noche. Marlene nunca me vería llegar. Pues por ella había venido hasta aquí. A terminar aquello que no terminamos aquella noche.

Había escuchado a un viejo colega que aquella habitación del viejo hotel de la Rue Royale donde habíamos estado con Marlene estaba clausurada, que luego de irme, los viajeros que se hospedaron allí sufrieron violentas muertes. No tenía que indagar por que o por quien, yo ya sabía que era a causa de ella.

Subí hasta la terraza del edificio de enfrente y pude verla sentada frente a la ventana. Mirando a la calle con cierta tristeza, como si ya no pudiera confiar en sus otros sentidos, ahora tendría que usar su vista para dar con su próxima victima.

De la valija saqué las diversas partes de mi ballesta compuesta, cargué una saeta y respiré hondo. ¿Quería matarla? ¿A eso se reducía todo, o había algo mas? Mil preguntas más pasaban por mi cabeza y no me arriesgaba a responder ninguna de ellas. Había estado un año viajando por toda Europa y no había hecho mas que preguntarle a todos los cazadores que conocí, si sabían, conocían, o querían matar a Marlene Kaiser. Ahora estaba frente a ella, y no titubeé al tensar mi arma y apuntar a su pálido y brillante rostros y una vez que disparara ella pasaría a ser una más de la larga lista de vampiros que habría asesinado.

Gruesas gotas de lluvia caían sobre mi espalda mientras relajaba los músculos y apuntaba apropiadamente. Tomé en cuenta la fuerza de la lluvia, la fuerza del viento, la distancia. Era un tiro imposible de fallar. Pero allí estaba, recalculando una vez mas los milímetros a la derecha que tenía que mover mi ballesta para que a nuestra distancia, atravesara su corazón justo en el centro. Mientras media y calculaba y susurraba palabras que no tenían significado alguno, un trueno estalló en el cielo y por un instante mis ojos se cruzaron con los de ella, entonces disparé y un fulgor plateado voló dirigido hasta el centro de su pecho, como había calculado tan minuciosamente. Pero a penas jalé el gatillo supe que todo estaba mal, que me había mentido. Esa saeta no daría contra su pecho, no porque ella ya me hubiera visto y pudiera esquivarlo, sino porque cuerpo entero tembló frente a aquel breve contacto visual, y la saeta lo supo; supo que yo dudé y ella también dudó. La saeta y el corazón de Marlene nunca se encontraron.

por **Marlene Kaiser** Jue Sep 25, 2014 9:17 pm

Había perdido la noción el tiempo, ya no tenía a quién rendir cuentas de lo que hacía y dejaba de hacer. Mi hermana se había ido hacía tiempo y manteníamos nuestra relación a través de cartas. Por ende podía pasar la noche allí.

Me entretenía viendo a las personas escabullirse para mojarse lo menos posible. Aguardaba junto a la ventana que pasara otro día más sin saber de él. Podía estar imaginando cómo sería de acá a un año a dos, a veinte. Y ninguna noticia por llegar.

Tal vez estaría alucinando pero lo había visto. Estaba allí, a unos metros, era él. Si hubiese sentido mi corazón latiendo estaría golpeando mi pecho queriendo salir. ¿Cuántas veces había practicado esa situación? y no podía reaccionar, no me podía mover, no podía hacer nada. No sabía qué debía hacer para no espantarlo. Una vez más vi su arma apuntándome. Era precioso por donde se lo mire, cada día que había pasado no ayudaba a que lo olvidara, por el contrario, aumentaba la intensidad de lo que sentía y cómo me gustaba. Desde su lado más hostil, que fue como lo conocí, hasta lo más tierno, me encantaba por completo.
Ningún hombre soportaría a una persona así, en mi estado, en mi locura. No existe hombre que tolere una obsesión como ésta. Aún así no me importaba como él fuese conmigo, el sentimiento perduraría.

No estaba segura si debía sonreír. Tenía el impulso de salir y pararme junto a él, abrazarlo, besarlo, y violarlo si tuviera que ser así. Decirle que lo había extrañado, que lo deseaba cada día más, y todas esas estupideces inimaginables.

Pude contenerme, demostrando una sonrisa burlona ante su falla. ¿Qué iba a ocultar si me estaba viendo en el mismo lugar donde nos habíamos visto por última vez? Era imposible que él no supiera nada de lo que me pasaba.
Atiné a pararme sin dejar de verlo.

-Una de Tres?

Grité esperando que se escuchara, se podían escuchar interrupciones de truenos que hacían vibrar el edificio. Tenia que provocarlo como siempre intentaba. Abrí mis brazos sin moverme de la ventana. Su pelo mojado...sus ojos...sus dedos...mordí mi labio inferior sin dejar de esbozar una sonrisa irónica.

por **Gianini Potenza** Vie Sep 26, 2014 5:45 pm

Su grito estremeció todo mi cuerpo, un furioso temblor que sacudió mi cuerpo. Temblando incontrolablemente, cargué otra vez la ballesta.

Sus ojos quedaron grabados en mi mente, podía verla mientras parpadeaba. Su voz había despertado en mi una furia incontrolable. No la había matado, y tuve diversas oportunidades de hacerlo. No la había matado. Tendría que haberle dado en el corazón, podría haberlo hecho. ¿Por que habré dudado?

Ellá no se movía. Me miraba fijo, con una sonrisa torcida, desafiante. Una sonrisa que me gustaría erradicar de la faz de la tierra porque me dolía, me dolía. Generaba en mi interior una violencia incontenible. ¡Debía matarla!

Disparé una vez más. Pero no me tomé el tiempo para ver si había encontrado su objetivo. Cargué una vez más y corrí escaleras abajo. cruzaría al otro lado iría hasta el edificio de enfrente, patearía la puerta hasta arrancarla de la pared y le dispararía
en la cara.

Pero no hizo falta que usara la fuerza, cuando llegué la puerta ya estaba abierta.

por **Marlene Kaiser** Vie Sep 26, 2014 6:44 pm

Esperaba su siguiente ataque, cuando lo realizó seguí con la mirada su recorrido. No lo iba a perder de vista de nuevo. Si su acción había tenido como fin distraerme lo había logrado, me había dado en el hombro. Sentí un dolor punzante por todo el cuerpo. Lo había subestimado y como siempre terminaba siendo una estúpida. Intentaba sacarme el proyectil porque por alguna razón se me estaba inmovilizando el brazo. No sabía si estaba más preocupada porque tenía incrustado algo en mi cuerpo que no era lo que esperaba que se me incrustara esa noche. O que me había distraído perdiéndolo de vista.

-Arde...

Dije como si fuese una niña que acababa de rasparse las rodillas jugando. Sentí la presencia de él y sólo pude girar la cabeza para observarlo. Estaba desesperada, rápidamente con toda la fuerza que tenía logré sacar el proyectil de mi cuerpo. Pero sin dudas tardaría en sanar.

-Te dignaste a aparecer.

Susurré en su oído apareciéndome detrás de él, sin darle tiempo a reaccionar le clavé no muy profundo el proyectil desde la espalda en su hombro.

-Te la debía, cariño

No habia sido lo que tenía en mente hacer, pero fue lo que me salió en el momento. No iba a permitir que volviera a atacar. Estaba segura que iba a odiarme aún más, pero sabía que no había vuelta atrás, desde hacía tiempo no había vuelta atrás. Y tampoco era su forma de saludar, tirando proyectiles, es decir que su objetivo era bien claro.
Sintiéndome arrepentida por haberle hecho daño, le quité el proyectil quedándome detrás de él.

por **Gianini Potenza** Lun Sep 29, 2014 11:23 pm

Un dolor punzante atravesó mi hombro, Arlene estaba frente a mi con su clásica sonrisa torcida. Su rostro de marfil era lo único que se veía dentro de la habitación, los ojos pintados de negro y sus labios brillando a causa de una lejana luz en el pasillo y el dolor, un dolor intenso, un dolor que me hacía sentir vivo luego de esa interminable lluvia.

Disparé la ballesta una vez mas. Su ataque me había hecho reaccionar instantáneamente y cuando quito la saeta, cuando quito la maldita saeta de mi hombro dolió mucho más que cuando había entrado. Deje caer la ballesta al suelo y me arrojé sobre ella, un rostro blanco en la oscuridad absoluta. La embestí con todo mi cuerpo, caí sobre ella.

Un trueno iluminó la habitación. Su hombro y su costado estaban heridos, sus ropas rasgadas y llenas de barro, su cabello desprolijo y la sangre de mi hombro comenzaba a caerle sobre el cuello, como si la hubiesen mordido. Respiraba agitado, había corrido de un edificio al otro, estaba perdiendo sangre, sus ojos hacían que me perdiera, como si ya no pudiera controlar mi propio cuerpo. Con la mano herida acaricie sus mejillas, que hasta ahora no había notado de un tenue color azulado, suaves y frías. Con mi otro mano, tome la saeta con fuerza y se la saqué del cuerpo.

-¿Hablas de deudas? Lo único que te debo es una muerte lenta

Sostuve firme la saeta, dispuesto a volver a usarla en cualquier momento.

por **Marlene Kaiser** Jue Dic 25, 2014 9:17 am

*De un segundo para otro sentí su cuerpo sobre el mío, estaba sobre mi y notaba cómo su tibia sangre caía en mi cuello. Le dediqué mi mejor sonrisa luego de que hablara y sin esperar más levanté como pude mi mano izquierda con el objeto de acariciar su cabello seguido de su mejilla.*

-No lo vas a hacer

*Decreté aunque no muy segura realmente, pero no iba a demostrarle que en el fondo, sentía miedo. No sabía exactamente cuánto daño le había hecho pero era una delicia el aroma que se desprendía de su sangre. Que por cierto notaba que estaba perdiendo más de lo que se suponía debía ser. *

-Me necesitás

*No me movía pero sentía que en cualquier momento podría llegar a desmayarse y me tenía algo inquieta. ¿Por qué no podía sólo abrazarlo y ya? ¿Cuánto más iba a aguantar tener esa relación?*

-No podés perder más sangre...Sentate...

por **Gianini Potenza** Lun Dic 29, 2014 1:38 am

-No necesito sentarme -dije mientras rompía la manga de mi camisa - no me estoy muriendo, es solo una herida en el hombro.

Rápidamente me hice un torniquete para detener el sangrado, ya no se sentía esa tensión que se sentía antes. Ella parecía preocupada, y yo estaba enojado, pero no con ella, sino conmigo. De pronto Arlene actuaba como una niña de la edad que aparentaba y otra vez, sentía por ella, esa imposible atracción que tanto me había atormentado.

Me terminé de quitar la camisa, ese pedazo de tela ya no servía. Ella no se movía, miraba cada uno de mis movimientos y los analizaba, esperando ver cual era la próxima acción que tomaba.

Ya no podía correr, ya no podía escapar, solo quedaba enfrentarme a ella, terminar lo que habíamos empezado aquella vez.

Nos miramos a los ojos, me acerqué a ella, primero un paso, luego otro. Sonreía. Me lancé sobre ella como un depredador a su presa, salvo que esta vez yo era la presa. Agarré sus ropas con ambas manos. Cerré mis puños en su vestido y lo rompí en dos partes que dejé caer en el suelo. Terminé de romper su vestido parte por parte hasta que ya no quedaba nada. La miré desafiante. Esperando que dijera algo, esperando que reaccionara.

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