Original Sin [privado]

por **Karin Schütz** Vie Oct 03, 2014 5:09 am

Dale al diablo lo que es suyo: lujuria, envidia y orgullo.

La lujuria el mayor placer terrenal, del cual nadie estaba libre, ya había visto a sacerdotes fervientes de deseo, a monjas queriendo ser tocadas y a santos desnudos, todo aquello se resumía a ese deseo inagotable por todos, por el, por mi, por nosotros. Ni santa, ni Puta así de simple, yo era aquello que cualquiera pensaría una mojigata, pero la realidad no era así, me daba mis gustos y cuando el deseo llegaba, Yo no le diría que no. Mientras el agua cubría mi cuerpo en la gran tinaja el jabón se resbalaba por mis piernas, mi cabeza hacia un buen tiempo estaba metida en cualquier lugar menos aquí en la tierra, un momento de relajo necesitaba y eso estaba por obtener. Un día completo para mí, para nadie más. El tiempo dándome el baño fue eterno para limpiar mis pecados, mis sueños y hacer desaparecer todo rastro de cansancio acumulado. Me levante de la tinaja y deje que el agua escurriera de cabeza a pies, tome la bata de ceda que con cuidado acomode en mi cuerpo, había pedido una botella de burbujeante que no había llegado a un. Mire la gran habitación frunciendo el ceño y sin más deje caer mi cabellera y fui a la recepción del hotel para reclamar por lo que había pedido, a final de cuentas había pagado por tres meses en aquel lugar, era una residente habitual.

En la recepción, las miradas se posaron sobre mí, no les tome importancia que agradeciera que estuviera cubierta, reí más para mí que para el resto. – Disculpe, hace una hora pedí Champagne y no ha llegado – aunque no me incomodaba que me vieran así, sabía que las damas de buen vivir harían un escándalo sobre aquello. El joven que me atendió se puso nervioso al acto que mis palabras salían de mis labios y seguí su mirada hacia el escote que tenía yo, baje la mirada y luego volví hablarle – Estaré ahí, en la barra esperando mi burbujeante – sonreí ampliamente – y si quieres evitar un gran escándalo, es mejor que se apresuren – una pequeña amenaza que no paso por alto por los comensales y los que venían llegando, camine hasta la barra y me senté en un taburete observe al barman y le sonreí – El servicio a la Habitación es un asco – le dije y el al minuto me sirvió una copa de vino tinto, llevaba dos semanas tomando de las mejores cosechas de vino, le guiñe el ojo – No ando con francos, así que te debo la propina – le guiñe un ojo y me di media vuelta en mi lugar, observe la sala y como el recepcionista discutía con otros sirvientes del hotel, hice un brindis hacia él y bebí un poco de aquel vino.

Algo era claro, no me iría sin mi burbujeante a mi habitación, un joven de bellas facciones llamo mi atención, difícil de leer, belleza sobrenatural, y perfectas facciones, eso solo tenía una lectura, vampiro, me quede ahí observándolo, tenia eso que me fascinaba de los de su especie, esa oscuridad que excitaría hasta la más santa de las vírgenes, sonreí, ni yo misma me conocía en ese momento, ¿Paris me había cambiado o solo dejaba aflorar mis bajos instintos? Mi atuendo era algo así provocativo pero yo no quería provocar, ¿no?

por **Achilles** Vie Oct 03, 2014 4:48 pm

Caminando una noche por París como tantas otras decidí expandir mi curiosidad hacia los estudios internos en la raza humana. Aun con mi naturaleza presumo que mi intelecto supera en demasía no solo a los de mi especie sino a muchos otros pues milenios atrás he aprendido desde artes hasta disciplinas, ciencias y he sido testigo de un sinfín de eventos que probablemente son solo el comienzo en una vida que queda hatada hacia la eternidad solitaria.

Siempre me ha gustado vestir bien, por eso con una caminata lenta ejercí la presencia imponente que siempre me ha colocado en la dominación de la cadena alimenticia. De traje oscuro de pies a cabeza con una camisa albina y corbata delgada en matiz azabache no pude evitar que la gente se quede viendo hacia mi persona, ¿cómo culparlos? Su inocencia e ignorancia conduce sus efímeras y absurdas vidas.

De pronto logré olfatear algo, una esencia que se distinguía entre toda la mediocre humanidad que me rodeaba. Con curiosidad como siempre me he caracterizado decidí adentrarme a una edificación de la cual ni siquiera pude leer que era.

Paciente me coloqué cerca de la barra donde pedí un poco de vino tinto. Dirigí mi cuerpo hacia el centro de la habitación y con suma facilidad mis sentidos detectaron ese olor… Desagradable, dirían los de mi naturaleza. No yo.

-¿Pero que tenemos aquí? ¿Una lycan conviviendo con humanos? Interesante-

Y con una sonrisa presencié algunos movimientos de la mujer, parecía molesta y eso la llevó a la barra. Poco después pude percibir su mirada así que correspondí a esta, alzando mi copa en forma de brindis y acercándome luego a donde ella se había sentado.

-Interesante atuendo-

Me limité a decir para después darme el atrevimiento de sentarme a su lado, fijando mis ojos grises sobre los suyos empezando a indagar dentro de sus pensamientos, de su alma. Escarbando para ver que se puede sacar de una especie tan interesante como los malditos por la Luna Llena.

por **Karin Schütz** Vie Oct 24, 2014 2:55 am

La noche es un laberinto sin salida...

Era difícil que alguien me intimidara y no había sido la excepción aquel vampiro que se acercaba mirando, más de lo que debía levante una ceja mientras tomaba asiento a mi lado gire mi cabeza para ver al barman al que le cerré un ojo de manera bastante picara, al final de cuentas ya era parte de la casa. Tome mi copa y le di un sorbo de mi exquisito burbujeante - Salud – sonreí de medio lado mientras cruzaba las piernas tapando lo que tenía que dejar oculto. Las burbujas se disiparon en mi boca y luego de eso trague aquel líquido que tanto me encantaba. – un camisón ¿Qué tiene de interesante? – y ahí estaba yo siendo hostil, siendo yo misma, siendo aquella fiera que cada luna llena salía para conquistar sus demonios, termine la pregunta saboreando mis labios y me detuve en su mirada gris, sin vida, que poco decía de él.

Encantador había que admitirlo pero el misterio que había detrás de su no vida era lo que más llamaba mi atención, como no era una mujer que se quedara callada – Solo hay una cosa que me molesta de los tuyos – y eso era muy cierto, odiaba que mis padres y hermanos acudieran a eso para saber cosas de mi - Que creen por su capacidad superior, tengan el permiso de meterse dentro de la mente de cualquiera – si con mis años sabia cuando lo hacían, una marca distintiva un poder silencioso. También podía estar equivocada y aun cuando estaba un noventa por ciento segura me gustaba correr el riesgo – Karin Schütz – estire mi mano para presentarme – Si deseas saber algo de mí solo pregunta, no oculto ni miento – esa había sido un privilegio al vivir rodeada de vampiros, que no podía ocultar nada, era por decirlo así la persona más transparente que había, ya que los secretos solo llevaban caos y agradecía que yo no los tenía.

No alcanzo a decir palabra alguna cuando escuche – Señorita Schütz, su Champagne va camino a su habitación junto con una cena por parte del hotel, si desea algo mas no dude en pedirlo, estamos a sus servicios – me levante del asiento en que estaba, me gire hacia el vampiro – Si desea una buena conversa… - hice una pausa podría ser una propuesta pero mejor lo deje a su imaginación – Habitación 203 – le cerré el ojo y me despedí del garzón que me había atendido minutos antes. Comencé a caminar victoriosa de lo que había conseguido, lo primero mi burbujeante y lo segundo y estaba más que segura que aquel vampiro no se quedaría con las ganas de conversar o tal vez de reivindicarse por su atrevimiento, o tal vez, aunque muy escaso era… no fuera a mi habitación y yo tendría otra noche tranquila en mí ya segundo hogar, el Hotel.

Llegue al segundo piso camine por el pasillo sin en ningún momento mirar hacia atrás, me detuve en mi habitación y la abrí con delicadeza, en la entrada se encontraba un carrito con dos cubiteras repletas de hielo y por supuesto no solo una sino dos Champagne, levante una tapa y un exquisito aroma a carne de res con especias y ensaladas inundaba el lugar, una cena digna para una noche diferente… ¿Cuánto me haría esperar aquel vampiro? Pensé un segundo y luego rei ante mi propio pensamiento, si, la verdad de las cosas es que lo estaba esperando… ambos podríamos ganar mucho esa noche…

por **Achilles** Dom Oct 26, 2014 1:43 pm

No pasó mucho antes de que ella se mostrara rebelde y fuerte, tal como su esencia me indicaba que iba a ser –No es el camisón en sí, sino como lo lleva… puesto- y en esa pausa decidí admirarle con mis ojos grises, percatándome del perfecto cuerpo que la tela ocultaba muy poco y sin duda eso había llamado mi atención. Quizás estaba muerto, pero no quiere decir que no podía admirar la belleza de una mujer.

-Achilles, un placer- adjunté cuando le tome de la mano y deposité un beso en el dorso de la misma; manteniendo mis ojos grises puestos en los de la dama no pude evitar soltar una ligera risa cuando me expresó su sentir acerca de los de mi especie y más que eso… Por lo que hacemos –Comprendo y descuida… No pretendo indagar en tu mente, preferiría hacerlo… de otras maneras- quedándome callado una vez que se levantó.

Mis ojos le siguieron cual cazador y sus palabras despertaron en mí no solo la curiosidad sino también el ansia por llegar a donde esa noche pueda conducirnos, por lo que atento dejé que se marchara y al cabo de solo segundos yo mismo me coloqué de pie para abotonar mi saco y dejar mi copa a un lado, empezando a dirigirme hacia su alcoba.

203 era la habitación pero conociendo o sin conocer el número exacto era sencillo encontrarla. Su esencia, su olor… Ese aroma que despierta en mí algo singular y que trato de obedecer a mis instintos bajos aun cuando eso ponga en poca evidencia la inteligencia que he recaudado por más de tres mil años –Una noche donde solo ganemos… Me gusta la idea- susurré para mí una vez al pie de la puerta de aquella habitación.

Quise tocar, pero me detuve y a cambio me tomé la libertad de tomar la perilla y abrir la puerta con descaro, adentrándome en la habitación para después clausurarla con broche.

Mis pasos me llevaron hacia donde estaba la bella lycan, de espaldas y aparentemente distraída –Entonces, creo que podemos platicar, o…- deteniendo mis diálogos para así acercarme a ella y poner mis manos alrededor de su cintura, apegándola celosamente a mí para entonces respirarle en el cuello, dejando un beso sobre este y finiquitando.

-O podemos hacer esta noche algo largo y provechoso-

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