• Capitulo II • L'abîme de l'obscurité

por **Cora A. Samaras** Mar Nov 11, 2014 7:59 pm

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L'abîme de l'obscurité

“No existe el orden en el mundo que nos rodea, debemos adaptarnos al caos.”
— Kurt Vonnegut

Las campanas de boda ya estaban sonando, tal vez se podían escuchar a dos leguas de aquella pequeña capilla, en donde se celebrara la unión entre Oleg y su prometida. Ya se había cumplido tres días desde había llegado a aquellas frías y lejanas tierras, había sido presentada por el mismo Oleg como la mujer con la que se casaría pronto. Pude percibir que no se había podido evitar sorprenderse por lo inesperado del asunto, pero Iván parecía muy contento con la joven que se había encontrado su primogénito y el mismo Oleg ya comenzaba a resignarse del futuro que le esperaba como esposo.

Posiblemente los planes de la familia era que yo llegara a ser la mujer que trajera herederos a la gran riqueza de Iván, pero todos teníamos planes diferentes. Los míos estaban muy lejos de congeniar con los de ellos y no esperaba el momento para poder divertirme destruyendo aquella familia tan disfuncional. Pero no podía evitar sentirme enamorada de aquella hermosa tierra, que como Adrik había comentado noches anteriores, era simplemente maravillosa, aunque posiblemente los crudos inviernos terminarían siendo el espectáculo principal, hasta en lo blanco de la nieve esta la magia y la belleza. Estaría encantada de quedarme con esas tierras y verlas prosperar bajo mi mando.

El ambiente era festivo, todo el pueblo hablaba de mí y del matrimonio pausado para esa noche. Gracias a mis exigencias comenzamos la ceremonia a las siete de la noche y ya a la nueva, comenzábamos un pequeño paseo por las calles del pueblo cercano en carruaje, para que los habitantes también celebraran nuestra reciente unión. Luego nos dirigimos a la casa principal, en donde un gran banquete nos esperaba, ya la gente más importante y estimada del viejo Iván estaba esperándonos. Oleg parecía estar disfrutando sus minutos de fama, parecíamos una linda pareja, muchas de las personas llegaban a decir eso, mientras suspiraban y susurraban cosas detrás de mí. Era cierto, llegaba a ser una mujer, mis costumbres podrían ser extraña para los mortales, pero yo me excusaba con simples tonterías, que terminaban de evitar no cuestionar. Estas últimas noches había encontrado ir a unas ruinas cercanas en donde reposaba, pero no antes de excusarme con todos sobre mi ausencia en el día.

No quería seguir por mucho tiempo con aquella farsa, primero eliminaría al viejo. Cuando pasaran el dolor de la perdida y Oleg; mi esposo. Obtuviera todos los bienes y negocios heredados de su padre. El hijo se reuniría con su padre en la tumba y así yo terminaría con todas las riquezas de la familia; o así había sido mi plan desde un principio. Pero había un factor que no me lo había esperado y posiblemente podría ser un gran problema si no lo manejaba bien. En mi mente se había centrado en un joven sirviente, que sumisamente atendía todas las necesidades de una familia que lo trataba cruelmente, estaba empeñada en transfórmalo lo más pronto posible y hacerlo mi propio juguete, seria mío y de nadie más, sería el tesoro más precioso que le quitaría a Oleg.

Habíamos llegado a la fiesta de nuestro compromiso. Apenas llegamos me pusieron puesto una corona de rosas en la cabeza, sonreía encantadoramente, mientras mucha gente venía e iba felicitándonos — Oleg, querido, mira allí está tu padre — avise, notando que el viejo se acercaba hacia nosotros con la sonrisa más grande que podría llegar a tener en su rostro, detrás de el, estaba Adrik, quien parecía no querer mantener la miraba fija hacia mí por mucho tiempo, algo que me parecía encantador.