Cita con el destino -Capítulo I- // Privado

Exiliado de la sociedad. Buscando un escondite en el bosque para proteger a hombres, mujeres e infantes. Estamos de paso. Qué más da si la bestia mata, tu consciencia estará limpia. No tienes razonamiento en ese estado. Cuando matabas como hechicero, ahí si te debió condenar el remordimiento mas nunca pasó

No es solamente eso, y lo sabes. No, aún lo desconoces. Mi instinto cambió, es un encandilamiento a buscar lugares desolados para liberar esto que soy. No liberar a una bestia, al monstruo. Malek puede ser eso. Pero el lobo que soy, no lo es. Es mi naturaleza. El día de luna llena, mi instinto me guía. No sé a dónde vamos, no tengo miedo/

Deberías tenerlo, ¿sabes que Rumania es uno de los lugares europeos donde más predomina la cacería?

Pero también hay manadas de licántropos

Eres un lobo solitario. Serás hostil al Alpha si su encuentro es como bestias. Más honor tendrías al morir bajo la plata de un cazador.

¿Tampoca fe tienes de que no pueda vencer al Alpha?

No eres un lobo de combate, tus sed de sangre, tus instintos asesinos se perdieron como tu magia ¿Es qué quieres tener una manada?

No, y de quererlo sería en Escocia; sin embargo/

No dijo más, escuchó unos pasos ligeros a varios metros, cerca de lo que parecía ser un rio. Malek se fue acercando y pudo ver a una mujer al pie del rio. Agudizó su vista para darse cuenta de que era como él. Desprendía el aura de un licántropo, capto su olor y en ella había de de varios. –Es una mujer de manada –dijo sobre su hombro, al espectro. Éste quiso decir algo pero Malek avanzó, no sabía rumano así que esperaba que ella entendiera otras leguas. Probaría primero con el gérmano, seguiría con el fránces, el italiano, el inglés y por último el español. Se acercó a pasos normales, sería difícil sorprenderla, además de que no era su intención siquiera intentarlo. Se colocó a un lado de ella, se agachó para tomar el agua del rio entre sus manos para finalmente mirarla.

–No soy de estás tierras/ Usted puede comprobarlo/ Al escucharme hablar / En estas lenguas esperando / Que me comprenda en alguna de ellas –y esperó.

Equidad.

No lo manifestó en su rostro, tampoco en alguna demostración fisiológica o química. Como es la aceleración de los latidos del corazón, el sudor, el aumento o decremento corporal/ No. Lo único que hizo fue mantener el cuello extendido para no estorbar el corte de la peligrosa navaja. –¿Cómo entonces me he de acercar, yo, un extranjero cuando marqué una distancia considerable? –respondió con una pregunta, pues consideró que ella había sobreactuado o quizá se encontraba en una situación riesgosa manteniéndola alerta casi al límite de la paranoía–. Precisamente porque es día de luna llena. Sea o sea alguno de los pueblos cercanos su hogar. No es seguro esperar la luna allí, para ellos ni para mí considerando a Rumania como una de las muchas cunas de cazadores. Realmente me sorprenden sus preguntas.

Con la daga lejos del cuello. Malek avanzó hasta el riachuelo, se agachó para meter la diestra dentro del agua y sentir la fuerte corriente. –He conocido licántropos de manadas y por primera vez me encuentro con alguien que no percibe a un merodeador a distancia. ¿O tal vez ese es su propósito? Antes de decirle mi nombre, otorgándole con éste el poder sobre mí. ¿Dígame? ¿Por qué está alejada de su manada? –Malek se reincorporó, se dio media vuelta y mientras el agua de su mano se secaba por el calor corporal. Malek le dedicó una sonrisa cortés–. Mi nombre es Malek y mi tierra es Escocia.

El espectro no era más que el reflejo de lo que alguna vez fue Malek. Ahora simplemente era un ente vacío, no era un fantasma sólo una presencia. Por más que su mano quiso tocar el cabello oscuro de la mujer. No podía ni siquiera manifestarse como viento. Cuando Malek se hubo convertido en licántropo, cuando hubo perdido sus poderes; el espectro también lo hizo. Por eso el espectro esperaba ahí, atento a las reacciones y decisiones de Malek. Y extrañamente pacífico, sin la intención de molestarlo o provocar una distracción que delatara al escocés que en él había algo mal.

–Soy un viajero, no soy una amenaza para su manada. Sólo hoy estaré en estas tierras, mañana no sabrá de mí a menos que nos encontremos en otro lugar pero no sería por mí. Podría culpar al destino o que me estén siguiendo. Como sea, me siento cómodo de tener unas palabras con una igual previo a la luna llena.

Comunicación.

Las respuestas le hicieron ver a Malek que ella era muy recelosa, pero también cuidadosa. Seguramente tenía más edad que él, o tal vez sólo más años como licántropo; aunque también esa constante instinto de defensa podía deberse a librar batallas constantemente. Al fin y al cabo, ¿no había mencionado algo sobre entrenar? Malek mantuvo su semblante ajeno hasta que se vio obigado a sonreír ligeramente al escuchar el acento escocés de la fémina con la que trataba, era un escocés un tanto brusco, con palabras galesas entre mezcladas. «¿Será galesa?» se preguntó. «Así que está en una búsqueda»

Vaya sorpresa Malek, resultó ser escocesa. ¿Qué asuntos le traerán aquí? Sin duda es una fugitiva. ¿Pero quién abandonaría Escocia? Debe de tratarse de un hombre, ¿qué otra cosa alejaría a una mujer de sus tierras? El espectro continuaba con sus preguntas, mismas que Malek también tenía y otras tantas que quiso hablar con el espectro como una ayuda a ver con claridad la perspectiva de la situación. Pero ahora que ya sabía que ella era de Escocia (o eso suponía), no podía hablar escocés, un recurso que usaba en Europa para hablar con el espectro frente a otros simulando que hablaba para sí mismo. Ella hablabla francés, ¿pero qué otro idioma?

–Me ha malinterpretado. No es la muerte, no es la enfermedad, no es el tiempo; nadie me persigue. Mencioné que sólo hoy la veré a menos que nos encontremos en otro lado y eso sería porque usted o su manada me seguirían. Arrogante, lo sé. Pero ahora que se un poco más de usted, creo que podría darse un encuentro más adelante, propiciado por usted o por mí –dijo desapareciendo la sonrisa de su rostro y viendo por primera vez al espectro, ubicado a su derecha, intercambiando con éste una mirada perspicaz. Volvió a observar a la que por ahora podía llamar “compatriota” y continuó–. Tres días después a la última luna llena, llegué. Conocí algunos pueblos, pero al ser mi primera luna llena, sólo hice referencia a este día, disculpe si la confundí. Me expresaré con mejor claridad, seré más concreto y conciso para que no haya malinterpretaciones de mi parte -hizo gala de su cortesía inclinando su cabeza al frente mientras llevaba su brazo derecho a la espalda y el izquierdo al torso en una reverencia grácil. Al reincorporarse caminó a un árbol caído cerca del equino majestuoso que a ella seguramente le pertenecía.

–Por lo que entendí, ¿vino a estas tierras por nuevos aires?, ¿buscando otra manada? Disculpe si me es ajeno el tema de las manadas yo soy un lobo solitario. No me puedo permitir una manada salvo que sea en Escocia donde gobierno en Montrose; sin embargo, me he encargado de que en Montrose sólo haya un licántropo, el que usted ve –le dedicó una sonrisa ladina y se sentó en una corteza lisa. Malek llevaba prendas holgadas de un color arenizco, un tanto delgadas por lo que evitó cortesa levantada que pudiera incomodarle. Inclinó su cuerpo hacía el frente y enlazó sus manos mientras observaba nuevamente a su compatriota–. ¿Qué es estar en manada?, ¿cuál es la sensación? Usted es la primera en nuestra especie que pertenece a una y desde que me transmitieron la licantropía siempre me ha atraído el conocimiento de escuchar en voz de un licántropo de manada, lo que es esa vida. ¿A usted le gusta?

Te lo agradezco Malek, eso también lo quiero saber yo. Dijo el espectro que rodeaba a la mujer, se elevaba y se ponía frente a ella, a un costado, por detrás. En todos los ángulos posibles con la certeza de que ella no se percataba en lo absoluto de que existía una presencia además de la de Malek, el caballo y ella.

Disturbios.

Mantuvo sus ojos enfocados sólo en ella, en el movimiento facial. En como danzaban sus labios al hablar, esa gesticulación que hacía bailar a sus mejillas, esa cabalidad en sus ojos y la sobriedad de sus cejas. El viento agitando su cabello castaño que imparable no cedía a cubrirle el rostro. Respondió con preguntas pero Malek observó que ella cedería al generar su última pregunta.

No es que tenga inconveniente en escucharla Malek, pero vamos que vaya ya al grano. Que responda y deje de divagar. Se expresó el espectro, mas Malek ni pestañeó al comentario de su compañero. Lo que decía aquella mujer que subió a su caballo era algo decepcionante. Malek esperaba algo distinto. Salvaje. Dijo el espectro al ver el semblante del duque, distante y perdido. Una sociedad y sólo eso, no muy distinta a la de los Marginados. Malek salió de sus cavilaciones cuando le preguntó si tenía hambre. «¿Tan ensimismado estuve como para que desviara el tema a un tópico corriente?» se preguntó y por primera vez volteó hacía el espectro ubicado a su izquierda.

Malek desvió su mirada a la derecha, a las patas del caballo aunque no observaba precisamente a éstas, sino a la tierra. Antes de que ella lo mencionara sus oídos ya habían detectado pasos sobre hojas secas y segundos más adelante el crujir de un par de ramas. –Si, lo he oído –dijo en voz baja. Puso más atención y descubrió más de un latido y éstos totalmente calmados. Malek se puso de pie y tomó una roca lanzándola a un lugar cercano a las presencias y en respuesta no obtuvo nada, ninguna agitación o sobresalto. Las respiraciones eran calmadas y escuchó el desenvainar de lo que debía ser una espada por lo prolongado que fue el sonido. –Ve a investigar –ordenó al espectro en escocés, pues el espectro sólo hablaba además de su lengua materna, el francés y el español. Sabiendo que ella no veía al espectro y que entendería que esa orden sería para ella Malek tuvo que adelantarse a la respuesta de la mujer a las palabras del duque.

–No lo he dicho para ti –dijo mientras la miraba a los ojos. Sin decir nada el espectro se aventuró al bosque agitando ligeramente al caballo quien sí percibía la energía del espectro. –Son hombres, y más de uno –mencionó acercándose a ella, aunque ya era consciente de que ella ya lo había deducido. A diferencia de ella, él estaba desarmado lo que evidentemente era una imprudencia pues como él mismo lo citó. Rumania era un lugar hostil y con bastantes cazadores. Era tarde alta en noche de luna llena, sí no eran parte de su manada Malek tenía que suponer que eran cazadores. La pregunta era, ¿de qué clase?, ¿sobrenaturales que pueden verlos por su aura o simples humanos? –¿Es tu manada? –preguntó terminando sus palabras con una sonrisa sombría, carente de esperanza de que así fuera. Pero mientras no los viera o el espectro lo confirmara se atenía a las palabras de la mujer.