Una cita algo improvisada. [Privado]

por **Brett C. Svensson** Dom Ene 20, 2013 12:16 pm

"Reunirse en equipo es el principio,... Mantenerse en equipo es el progreso,... Trabajar en equipo es el éxito."
H.J. Tayler.

El sol estaba llegado a su fin y la oscura noche iba a inundar nuestra ciudad, París, una bella ciudad aunque algo complicada, por el simple hecho de estar llena de asquerosos secretos, secretos los cuales no podían llegar a ser conocidos de una manera fácil, una ciudad en la que miles de leyendas urbanas cobraban vida.

Estaba realmente agotado, la tarde había sido dura en el hospital, mucho movimiento de aquí para ahí y de ahí para aquí. Lo único que necesitaba era encontrar un sitio en el que relajarme, un sitio como una Taberna, alguna que se pareciera a las que había en América, es decir, tabernas sin mucho lujo en las que tomar tranquilamente un trago sin que te molestase nadie y en donde poder ser tu mismo sin ser juzgado por los que te rodean. Mejor dicho, había aprovechado la visita de mi primo para poder ir a un sitio como estos ya que desde que nos conocemos siempre nos a gustado disfrutar de una cerveza bien fría en la mejor compañía.

Caminaba por la calle, estaba perdido, ni siquiera sabía por donde me había metido pero aun así encontré el primer letrero normalito en toda la ciudad, no como esos cuyas letras están pintadas de oro... "Según por las indicaciones que me dio mi primo... Debe de ser este." pensaba mientras abría la puerta. Como esperaba no era un lugar muy decente, unos borrachos, un tabernero que no limpia nada... perfecto.

Me adentre con paso firme y una mirada tranquila. Llegué hasta la barra, a mi lado estaba una chica que al igual que yo no tenía aspecto de frecuentar estos lugares, la mire de reojo mientras movía el taburete para sentarme.

- Una birra. - Decía mientras levantaba mi dedo indice al camarero, este sin mostrar ningún esfuerzo me puso la cerveza que había pedido en una jarra que había estado limpiando desde que llegue, pero que mas da. La cerveza era bastante clara, como a mi me gusta. Mire la jarra que tenía delante, realmente pintaba bien. La agarre y comencé a darle el primer trago, un trago no muy largo pero lo suficiente para dejar la jarra casi a la mitad y soltar a la vez un suspiro de satisfacción, un suspiro que llenaba mi alma, podía sentir como la cerveza resbalaba por el interior de mi cuerpo, refrescándolo.

Había llegado demasiado pronto, como unos diez minutos antes de la hora a la que deberíamos encontrarnos pero que se le iba a hacer, yo era un impaciente en cuanto a temas de la familia, ademas, quería disfrutar solo de la primera cerveza, como hacía antes de llegar a París.

por **Leander N. Antzas** Sáb Feb 02, 2013 7:15 am

Ya llevaba bastante tiempo en aquella ciudad, haciendo negocios y conociendo todo cuanto había allí. La información era poder, el dinero era poder y yo quería todo aquello. Conseguí buenos tratos, buenas formas de protección y una hermosa mansión por el bosque, lejos de la civilización de los asquerosos humanos que tan plácidamente me dedicaba a arruinar o manejar.

En si, me había vuelto alguien demasiado fríbolo, alguien había olvidado el significado de la palabra piedad pero, ¿acaso no era todo el mundo así? Poco me importaba mientras no se acercaran a mi o a lo mío. Era alguien importante, alguien con dinero que muchos sabían que no debían meterse. ¿Podía querer algo más? Eso me hizo recordar a mi pequela esclava nueva, mi dulce e indefenso juguetito que estaba esperándome en casa para que yo pudiera hacer con ella lo que quisiera. Sonreí, divertido con aquello e imaginándome la de cosas que iba a hacerle cuando me di cuenta de la hora que era.

Cogí mis cosas y salí con tranquilidad del edificio, paseando por las calles de París de camino a dónde había quedado con mi primo. Hacía tiempo que no le veía, pero como ambos estábamos en la ciudad le había citado en uno de mis lugares favoritos. Una buena cerveza nos haría bien a ambos mientras hablábamo cosas de la manada, o simplemente de nuestras vidas. Probablemente era de las pocas personas que sabía de mí, de lo que me había ocurrido cuando era joven y el motivo de ser un grandísimo hijo de puta. Pero, ¿acaso no era familia? Nuestros padres hablaban, sabían de mi desaparición y, obviamente, de cuando por fin regresé después de lo que me hicieron esos asquerosos cazadores.

Me quedé quieto en la puerta cuando encontré el lugar y entré con tranquilidad, igual llegaba un par de minutos tarde, lo que para mi era ser puntual. ¿Qué son dos minutos? Lo visualicé al lado de la barra, pero mis ojos fueron hacia la chica de al lado sin poder evitarlo. Me acerqué con una sonrisa y le di una pequeña palmada en el hombro mientras me sentaba a su lado.

-Veo que has llegado pronto.-hice una seña al camarero, que ya me conocía y sin decirlo me puso una cerveza mientras yo le guiñanaba el ojo a la chica y volvía la atención otra vez a mi primo.-Ha pasado un tiempo desde la última vez, ¿eh?

Una cita algo improvisada. [Privado]

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