AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Blank Space || Belial
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Blank Space || Belial
"Oscuras se tornan las colinas
Y los pensamientos comienzan a nadar."
—Elizabeth Siddal.
Y los pensamientos comienzan a nadar."
—Elizabeth Siddal.
El hombre arrojó una maldición al aire mientras sus ojos se paseaban con agilidad por el contenido de aquella carta que terminó arrugándose en las manos del licántropo. La misiva de Gian Pietro Caraffa había llegado en un mal momento. La luna llena arribaría en pocos días y Helié, siendo un estudioso de los ciclos lunares, no estaba nada contento. Ya empezaba a notar los cambios que el astro causaba en su cuerpo, anunciaba su llegada. Al menos tenía la ventaja de poder controlar temporalmente a su bestia interior, aunque esto no lo alejaba de indagar en otros métodos más eficaces para no sucumbir completamente ante el fatal hechizo lunar. Aún desconocía cuáles eran, pero no se cansaría de buscarlos. Aquella búsqueda estaba muy aparte de las misiones de la logia de los Ángeles Custodios, sin embargo resultaba tan importante como las misiones de su cofradía.
Trasladarse hacia la ciudad del Vaticano en esas circunstancias no era para nada alentador. No pretendía desobedecer a Caraffa, pero, ¿Qué más podía hacer? Su jefe era un tanto desconsiderado y se le escapaban ciertas cosas, como por ejemplo, el saber que uno de sus lacayos era un licántropo que no podía evitar volverse un animal rabioso durante cada luna llena. Debía de enviar una pronta respuesta a su líder para postergar su visita, le llevaría buenas noticias si al menos le esperaba un tiempo más. En su contestación, le indicó con toda seguridad que no iría solo a San Pedro, alguien más le acompañaría y no se trataba de Graffiacane.
Aguardaría pacientemente por una nueva carta de Caraffa, esperando que éste aceptara sus propuestas. Cosa que era muy probable, pues Cagnazzo (Helié), era un hombre bastante hábil con la palabra, logrando convencer hasta al mismísimo Papa cuando le convenía. Ya habiendo enviado su misiva a Roma, sólo le faltaba un último detalle: Convencer a Ciriatto de que le acompañase a los estados pontificios.
Tener que persuadir a Ciriatto o mejor dicho, a Belial Marcovic, no era tema fácil para él. Apenas se enteraba de su misión de vida y poco entendía sobre aquella situación en la que se había envuelto cuando Cagnazzo se dirigió a ella. Tratar de convencerla a que fuera a Roma para conocer al causante de toda aquella artimaña, no iba a estar sencillo y más por el fuerte carácter de la mujer. Recordar eso hizo que Cagnazzo entornara sus ojos con un deje de fastidio, pero no quedaba de otra debía hacerlo. Y si ella deseaba respuestas más apropiadas, debía tenerlas de Malacoda y de Caraffa, quienes eran prácticamente los que lideraban al grupo de Los Ángeles Custodios. Así que sin pensarlo dos veces, el licántropo decidiría citarla para la noche siguiente, cuando iniciaría su verdadero dolor de cabeza.
A la noche siguiente…
París era una ciudad muy concurrida para la época, incluso más que Toulouse, esperaba que en verdad Belial si haya aceptado asistir a su encuentro y no lo dejara esperando como un idiota. Confiaba en que la curiosidad de aquella fuera más fuerte y terminara asistiendo al lugar que Cagnazzo había pautado para que se reunieran. Esquivó a cada individuo que se le atravesaba en el camino durante su caminata por el centro de París, su cochero había quedado atrás, pues no deseaba ser interrumpido de ninguna manera. El licántropo resultaba ser un hombre complicado y muy desconfiado y más cuando se trataba de los temas de la logia a la que pertenecía. No tardó mucho en llegar al lugar de la cita. Al estar frente a las puertas de aquel café, echó un rápido vistazo a través del cristal del aparador. Habían algunas mesas afueras con varias personas reunidas, pero él prefería un sitio más privado dentro del negocio, así conversaría a gusto con su invitada. Decidió entrar finalmente y ante su llegada, el maître le atendió de inmediato, ofreciéndole una mesa en una ubicación adecuada, que le brindaría la privacidad que buscaba.
Cagnazzo tomó asiento en su lugar, dio algunas indicaciones al joven que le atendía pidiendo luego un café. Su mirada estaba fija en la entrada, esperanzado de que en algún momento llegase Belial. Pero lo cierto era que los minutos empezaban a volverse eternos durante aquella espera, ¿Será que la mujer había rechazado tan importante encuentro? La idea de que hubiera hecho eso hizo gruñir a Cagnazzo. Él no estaba para juegos y menos en dichas circunstancias. Era verdaderamente substancial de que conversaran esa noche.
—Vamos Belial, tienes que venir… No vayas a arruinar mi plan —murmuró Cagnazzo sin quitar la vista de la entrada. Aún mantenía su acostumbrada paciencia, pero ésta podía perderla en algún momento y mandar todo al diablo.
Cagnazzo- Licántropo Clase Alta
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Localización : En el octavo círculo del infierno
Re: Blank Space || Belial
I'm in the details with the devil
So now the world can never get me on my level
I just gotta get you off the cage
I'm a young lover's rage
Gonna need a spark to ignite
-FallOutBoy
So now the world can never get me on my level
I just gotta get you off the cage
I'm a young lover's rage
Gonna need a spark to ignite
-FallOutBoy
La luna creciente iluminaba el cielo como una sonrisa de un niño travieso que ha decidido prender fuego la cola de un gato para dejarlo partir adolorido y confundido a la neblina de la noche. Pero no son felinos si no hombres quienes vagan perdidos por parís y quien ríe de su tormento no es un niño si no la reina de plata que los sentencia al dolor cíclico de todos los meses mientras echaba gasolina sobre sus cuerpos, volviéndolos ignífugos a cualquier reacción, cualquier pequeña chispa podría ahora incitar un enfrentamiento acalorado lunas antes del gran finale. Lentamente les arrebataba la paciencia y con un gotero aumentaba cada dia sus sentidos un poco mas para verlos envueltos en un mundo lleno de luces, colores y olores demasiado extravagantes y diversos a la par que alimentaba su fuerza destructiva. Bestias poderosas y coléricas envueltas en el frenesí. De eso se reia la luna aquella noche. Todas las noches
Pero entre aquellos seres que escapaban asustados de su destino, estaban quienes aprendían a utilizar el fuego a su favor, llevándolo en la piel como un escudo del cual jamás se podrían liberar y el cual cargaban no con orgullo pero con la aceptación suficiente para seguir su existencia. Y de entre estos, de entre los protegidos de la luna, nacían los benditos por Selene quienes nacían del fuego mismo y estaban predestinados a la licantropía. Como Belial, que parecía predispuesta al gen licántropo incluso antes de haber sido mordida y quizás antes de ser concebida. Nacida para pelear, para ser paciente y constante en sus ataques, para consumirlo todo con las llamas eterno de su infierno, de su voracidad. Solo pudo sentirse completa cuando acepto su verdadera forma, cuando las noches como aquella la llenaban de poder y la hacían ver el mundo con una claridad sobre-humana como si aquellos olvidados 8 años de vida fueran un mundo de tiniebla y sus nuevos sentidos: su salvación. Pese que era cierto que sus primeras noches y durante pocos años, los días que antecedían a la luna llena los había sufrido. Como todo ser que nacía había sido torpe y la intensidad de las nuevas sensaciones la habían cegado, la había ensordecido pero todo esto se había perdido anormalmente pronto con los años. En noches como estas no sentía más que la sana y natural necesidad de su encerrarse en su habitación como un animal lo haría en su refugio. Y allí en la plena oscuridad apenas interrumpida por una vela distante, leía por una última vez la carta que la citaba a salir de su encierro ¿Debia? No existia riesgo alguno para ella, hacía tiempo que por su espalda no bajaban cosquilleos que la incitasen a correr ni sus músculos quemaban con la necesidad de liberar toda la tensión que cada noche traía. Pero Sathiel estaba inquieto y violento, demandante y ofuscado. Toda la chachara que venia en las primeras transformaciones, chacharas de las cuales no estaba seguro su anfitrión estuviera exento ¿a quién se le ocurrida citar a otro lobo en vísperas de la luna llena? Solamente a él
- Espero no haberle hecho esperar demasiado– Sabia que tal no era el caso pues en desde joven le habían enseñado e inculcado que era hembra; y que eso significaba delegarse a los hombres de su vida (familiares y cónyuges) y aparecer en el momento en que la llamaban. Pero además era dama lo que significaba que debia presentarse en las condiciones optimas y en el momento exacto para todas las reuniones sociales fueran de la índole que fueran. Asi que aquí estaba, traída por sus enseñanzas y la necesidad de saber que demonios ocurría y que respuestas podría ofrecerle un lobato a ella – Y lamento decir que de la misma forma espero esto no tarde demasiado. Este … no es el mejor momento –ni el mejor lugar estuvo por agregar pero sus modales la frenaron a tiempo para cambiar las palabras por una sonrisa amena que luego dirigió para pedir un café sin azúcar. Con paciencia espero que el hombre desapareciera de su vista y de golpe todo su discurso corporal cambio, su semblante se volvió mas frio y su postura mas erguida. Mas demandante de las respuestas que allí la traían ¿Quien realmente era el?¿Que era la logia de la que hablaba? Sus ojos ardían como dos pequeños llamas verdes, despues de todo y fuera quien fuera: Era luna creciente, luna para avanzar y redoblar los tambores de guerra
Belial Marcovic- Licántropo Clase Alta
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Fecha de inscripción : 31/08/2012
Localización : En las puertas del 3er averno
Re: Blank Space || Belial
“En la horca negra, amable manco,
bailan, bailan los paladines,
los descarnados actores del diablo;
danzan que danzan sin fin
los esqueletos de Saladín.”
—Arthur Rimbaud.
bailan, bailan los paladines,
los descarnados actores del diablo;
danzan que danzan sin fin
los esqueletos de Saladín.”
—Arthur Rimbaud.
El licántropo empezaba a impacientarse con aquella espera, pensaba que sus esfuerzos se habían ido por la borda, aunque siempre podría insistir más. Sin embargo, aquella ocasión no era la más adecuada para ponerse en dicha posición. La cercanía de la luna llena ofuscaba un tanto sus ideas y quebraba lentamente su impasible actitud para cumplir con sus misiones. Hasta se había atrevido a postergar su cita con el líder de Los Ángeles Custodios, de quien esperaba una pronta respuesta. Cagnazzo apenas podía centrarse en sus pensamientos, le preocupaba que Belial no quisiera acompañarle a Roma y si esto era así, ¿Qué le diría a Caraffa? La excusa barata de riñas entre razas no era algo válido y menos para aquella extraña cofradía de demonios. La mujer, siendo licántropo, no soportaba la cercanía con los vampiros y eso a Cagnazzo le parecía algo absurdo. Malacoda y Malebranche, los tribunales de Los Custodios, eran vampiros antiguos e incluso el antipático Alichino. Ya entre ellos estaba vetada la idea de diferencias entre especies.
Observó el reloj de bolsillo, ya había pasado casi una hora. El maître se acercó un par de veces a ofrecerle algo de beber, hasta que finalmente, Helié terminó pidiendo otro café. Ni lo probó. Al percibir el aroma de la bebida, supo que estaba demasiado cargado y el sabor le sería demasiado insoportable. Se distrajo tan sólo unos instantes removiendo el líquido oscuro con un cubierto. Estaba inquieto. Sólo una voz conocida logró distraerlo y al azar la mirada, se sintió extrañamente aliviado. Belial había acudido finalmente a la cita. Ya era hora, luego de haberlo hecho esperar tanto. Le dedicó una sutil sonrisa y le invitó a tomar asiento, ni siquiera se molestó en hacer uso de sus modales, estando tan agobiado por aquellas fechas, olvidaba principios que a veces consideraba absurdos y más cuando se trataba de otro tipo de ocasiones en donde las costumbres sociales valían muy poco.
—Bienvenida —masculló sin apartar la mirada de la mujer. Evitando salir con un burlesco comentario ante sus sobreactuada disculpa—. Y no te preocupes, a veces uno se acostumbra a este tipo de cosas.
Cagnazzo lucía bastante serio, más de lo normal, pues al igual que ella él no disfrutaba de esa reunión, pero habían fuerzas mayores que lo obligaban a eso. Quizás ella no comprendiera tanto el asunto, pues al ser el demonio más joven y el último en despertar, era un poco tonto tener que andar acudiendo a reuniones en los momentos menos oportunos. Sin embargo, él ya conocía a Caraffa y nada se comparaba con la ira de aquel. Cagnazzo siempre buscaba la manera de apaciguar sus enojos, pues por algo se había convertido en su brillante consejero dentro de Los Ángeles Custodios.
Echó un rápido vistazo a su alrededor esperando que estuvieran completamente solos, también notó el cambio corporal de Belial y no evitó alzar sus cejas con un deje de fastidio. Ella no era la única incomoda en el sitio. Cagnazzo se recargó en el espaldar de la silla y exhaló inconscientemente. En su mente organizaba cada una de sus palabras e intuía las posibles preguntas que le haría la mujer. Fuese como fuese su reacción, debía acudir a Roma cuanto antes y si se negaba a obedecer, las cosas no pintarían bien para ella, quien hasta ahora desconocía el enorme poder que contenía la marca en forma de ouroboros. Pero Cagnazzo tenía prohibido hacerle mención de esto, pues Malacoda prefería cuidar esa información hasta que fuera el momento indicado. El mismo licántropo ya había presenciado lo que el vampiro era capaz de hacer, e incluso ahora temía que Calcabrina le hiciera algo a Erinnia, pues al hechicero se le otorgó cierto dominio sobre el sello de Graffiacane. Recordar aquello hizo gruñir a Cagnazzo y esperaba que el hombre hubiera hecho caso a sus advertencias.
—Disculpa, al igual que tú, no estoy en el mejor momento y sí, seré breve —dijo Cagnazzo con voz gélida al momento que apartaba la taza de café—. Seré claro y directo. Necesito que viajes conmigo a Roma lo antes posible… Sólo ahí conocerás las respuestas que buscas. Aunque claro, siempre puedo adelantarte alguna que otra información. Nuestra logia es liderada por el actual Papa de la Iglesia Católica y ha demandado una reunión de todos sus servidores. Parece algo ridículo, ya sé, pero… En fin. Es el destino con el que nació cada quien.
Cagnazzo- Licántropo Clase Alta
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Fecha de inscripción : 29/10/2014
Localización : En el octavo círculo del infierno
Re: Blank Space || Belial
There are nights when
the wolves are silent
and only the moon howls.
-George Carlin
the wolves are silent
and only the moon howls.
-George Carlin
Fue un pinchazo de dolor el verlo actuar de aquella manera, una ofensa a su alma orgullosa, de que se viera tan molesto por su presencia como si fuera la tarea mas difícil, la mas cruel o desagradable el tratar con ella. Mas tarde reconocería que lo exagerado que resultaba ver agravios en sus suspiros o movimientos pero estos eran los rastros de la luna sobre sus hijos; los volvía más fuertes y a su vez, mas susceptibles en una dulce danza macabra que los guiaba a volverse presas de si mismos y de la cual ni siquiera ella escapaba. Quizá la diferencia es que la hubiera visto suficientes vece y sido participe infinidad de ocasiones, para saber moverse a un ritmo en el que no se pusiera en peligro apenas empezar. Cedió el momento y evito comentarios que hicieran virar el tema hacia su persona, simplemente acepto la taza de café y cruzo las piernas como si eso la retuviera de patearle-Una pena que deba acostumbrarse a los malos tratos. Aunque muy...noble de tu parte el aceptarlos- Levanto una ceja casi como un signo de interrogación. Cagnazzo el del 8vo círculo le resultaba muy paciente y piadoso con aquellos que consumían su tiempo y osaban faltarle el respeto para tratarse de un demonio. Y aquello le daba tanta gracia como desconfianza pues había vivido con y como demonios antes de que la logia la encontrara. Con ese ingenio maquiavélico y la paciencia para aguantar años tras una victoria predicha pero siendo incapaz de controlar su ego y vicios. Pero allí estaba, cambiando la ginebra, su amor líquido, por un mero café que servía para quemar dulcemente sus labios y nada más. Insípido, todo carecía de sabor y nada la saciaba, moría de hambre a cada minuto y su cuerpo no se daba cuenta porque continuaba viviendo aquella tortura de parte de un demonio impaciente y colérico que ansiaba ser liberado, que despertaba y pretendía romper las barreras que cada noche sellaban el Ouroboros. Pero sin importar cuanta magia se usara en adormecerlo, conseguía tener las fuerzas para condenar su contenedor mortal a puntos insalubres, desesperándola por encontrar una solución que no dejaran a Sathiel en medio del fuego. No creía en actos más cobardes que en usar a los niños de escudo o chantaje, ¿pero que le importaba a los demonios las moralidades humanas?
-La iglesia católica siempre ha sido ridícula y estado llena de pecados ¿Qué mejor lugar para reunirse los demonios?–En su voz resonaba el humor con el que decía las cosas, como si en verdad le diera gracia aunque su rostro se hallaba estático, casi en trance mientras consideraba los días a la luna llena y los consiguientes así como el tiempo que les llevaría atravesar el país y lo que suponía irse de forma tan inesperada hacia lo desconocido, hacia gente extraña de la cual no sabia que esperar mas que el tedio propio que le causaban los vampiros, ególatras empedernidos como eran, sumado al de un grupo de hombres reunidos en feliz montón del cual volvía a ser la última en llegar. Casi la hacía añorar las buenas épocas cuando todos sus hermanos estaban vivos. Salvo por el hecho de que esas reuniones fraternales nunca terminaban, o comenzaban,bien. Y sin embargo ¿qué más podría hacer que ir y aceptar escuchar lo que tuvieran para decirles seres tan viciosos y ociosos como la propia loba?
Se reclino hacia adelante levemente, confiriéndole al discurso siguiente un aire de secretismo y oscuridad. No le interesaba que oídos sobrenaturales la escuchasen y Paris, especialmente a la noche, estaba repleta de vampiros y cambiaformas que se aprovecharían de su ausencia -Si aceptara ir, si en verdad aceptase ir a Roma contigo, lo mas prudente seria esperar 6 lunas de este noche y lo mas pronto seria hacerlo en 4. Antes del plenilunio tentamos al destino de asesinarnos mutuamente y me temo que entonces hagamos rabiar a tus superiores- Su sonrisa seguía ahí, burlona pero silenciosa que parecía ocultar secretos que él no conocía.–-y en otra situación incluso recomendaría movernos esa misma noche, aprovechar la fuerza bestial para alcanzar el norte de Italia en una carrera pero será imposible– lo dijo con desagrado, regresando a su posición anterior, esta vez siendo ella quien se pegó al respaldo del asiento con un suspiro. La única diferencia es que se sentía derrotado y no simplemente molesto como había sido el del licántropo minutos atrás – necesito una noche extra, como mínimo – y no era un mero capricho aquel si no la amarga experiencia de los meses pasados tras su aparición, tras que la serpiente en su hombro reconociera a su hermana y clavara en ella un veneno ardiente que consumía las venas de su brazo y la obligase a apretar su mano en puño cuando estaba cerca del lobo. Le habían despertado y el clamaba por ser liberado de la prisión en que le mantenían entre el temple forjado de acero y la hechicería. Pero esta jaula no podía ser eterna y sus golpes infernales comenzaban a llevarla a la locura, a la desesperación misma de querer arrancarse el brazo como había ocurrido meses atrás, cuando por primera vez se vieron y la maldición se encontraba lejana. Entonces Belial podía concientizarse de no hacerse daño o buscar diversas prácticas que calmasen el ardor que escocia sobre (¿o bajo?) su piel y la torturaba con sueños casi proféticos. Pero cuando todo pensamiento racional se iba, cuando la maldición licantropa caía sobre ella, La Bestia no sabía de demonios, de energías ni de magia, solo sabía del dolor que le atosigaba como un hierro ardiente que lo mantenía sujeto y respondió a ello como cualquier criatura, intentando destrozar y alejarse de la trampa invisible que le sostenía. Asi bocado tras bocado fue abriendo la piel, arrancando el pelo y perforando los músculos pero la distracción de un cazador torpe la alejo finalmente de su objetivo y el festín con sus entrañas le quito el poco tiempo que tenía para acometer contra su propio cuerpo, el cual despertó entre las costillas abiertas y semi comidas de su presa. En desnuda confusión encontró el brazo sujeto de hilarachas de piel y musculo que aun sanaban visiblemente bajo el cuello de su vestido. Y la marca de los alquimistas; intacta.
Fue una sutil forma de Ciriatto de advertir que su despertar se hallaba cerca, gloriosa y glotonamente cerca
Belial Marcovic- Licántropo Clase Alta
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Re: Blank Space || Belial
Pero no ofendas insensible a un pecho
Para quien no hay consolación ninguna
Cuando eclipsada mi ventura lloro,
¡Vélate, luna!
—Gertrudis Gómez de Avellaneda.
Para quien no hay consolación ninguna
Cuando eclipsada mi ventura lloro,
¡Vélate, luna!
—Gertrudis Gómez de Avellaneda.
¿Qué hacía ahí? ¿Por qué en ese momento? Las circunstancias no eran las más agradables y tampoco las menos favorecedoras. Pero había algo más, algo oculto entre las sombras. Algo que las personas de ese Café ignoraban. Justo en esa mesa existía un debate desconocido, no se trataba de una contienda simple de dos sobrenaturales. No. Era más que eso, en el lugar más apartado de aquel local se hallaban dos demonios, de los mismos que renegó Dante en su Infierno. Sí, eran esos. Aunque difícilmente se podían reconocer, el castigo de tener que ser encerrados en recipientes de seres terrenales por su rebelión no era algo que precisamente disfrutaran. Sin embargo, durante los muchos siglos que han rondado por éste mundo se las apaliaron para tomar los cuerpos más poderosos y resistentes y de marcarse a sí mismos valiéndose de las más antiguas brujerías. La alquimia siempre fue su aliada y la ignorancia es el arma con la que destruyen lentamente al hombre.
Era lógico que aquella mujer con el sello de Ciriatto no recordara nada en lo absoluto, ni siquiera Cagnazzo estaba completamente lúcido. Apenas acababa de despertar y de seguro, al igual que a él, lo atormentaban sueños terribles que podían volverse más intensos durante cada luna llena, pues tanto el demonio como la bestia luchaban para mantener el control de su recipiente. Helié Seguier lo supo desde el momento en que Cagnazzo se convirtió en uno con su mente. Ahora sólo existían nombres. Cagnazzo para los más cercanos y Helié Seguier para relacionarse diplomáticamente. Todo era un simple juego de palabras. Esperaba, que al menos esta vez, esa hábil oratoria de la que tanto se sentía orgulloso, le ayudase.
Había hablado con calma aunque sus dichos estaban cargados de un fastidio enorme, como si le carcomiera el lugar. El simple hecho de estar ahí era tedioso. Hacía diez años que tenía que lidiar con lo mismo, debía acostumbrarse. Quizás lo estaba. Pero las emociones se agitaban más en su interior, desgarrándole el pensamiento. Al menos ese demonio del ouroboros cuidaba de que todo se mantuviera al límite, sin nada de excesos. Pero el tiempo era un enemigo tremendo. Lo maldijo. Cagnazzo debía retener un poco más a Belial, la notaba aún más incómoda que él. Daba igual, al licántropo sólo le interesaba dar su mensaje e irse lo antes posible de ahí. Tenía una pila de documentos sobre la situación de Toulouse que reclamaban su atención antes de poder partir a Roma.
—No me interesa en lo absoluto la opción de “asesinarnos mutuamente” cuando tengo mejores cosas en las cuales pensar. Estoy aquí por un único objetivo y ya te dije cual era —dijo con voz áspera mientras tamborileaba sus dedos sobre la superficie de la mesa—. Me da igual la Iglesia, me dan igual los vampiros… Sé perfectamente que nuestras costumbres terrenales difieren, pero a diferencia de los demás licántropos, nosotros poseemos algo completamente diferente. Quizás ahorita no lo recuerdes, ni siquiera eres capaz de reconocer el ouroboros marcado en tu cuerpo. Pero las únicas personas que son capaces de responder a esas interrogantes están en Roma.
Cagnazzo decidió hacer una larga pausa antes de seguir liberando palabras punzantes de su boca. Era necesario parar antes de volverse más amargo, la idea era conversar y emitir el mensaje que se le había encomendado, sólo eso tenía que hacer y luego podría marcharse tranquilamente a reposar en su morada. Aguardó unos segundos mientras sus pensamientos se acomodaban como lo hacían las piezas de un rompecabezas para luego dirigirse a su acompañante nuevamente.
—Lamento si mi sinceridad moleste un poco… Pero no hables sobre los efectos esporádicos de la luna llena como si fueras la única que tendría que soportar sus efectos. Hasta las mareas tienen que aguantarla. Pero ese no es el caso —habló finalmente, volviendo a recuperar la calma en sus dichos—. Se nos dará el tiempo necesario para recobrar nuestra voluntad luego de la maldición, con eso no hay problema. Sólo me interesa saber si vendrás o no. Necesito enviar una misiva a Roma antes de media noche y ya el tiempo avanza demasiado rápido como para no obtener una respuesta inmediata, ya es tu decisión, no mía.
Cagnazzo- Licántropo Clase Alta
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Fecha de inscripción : 29/10/2014
Localización : En el octavo círculo del infierno
Re: Blank Space || Belial
When he shows up in your nightmares,
don’t offer your forgiveness.
When he offers you his lips,
go for the throat.
-Clementine Von Radics-
don’t offer your forgiveness.
When he offers you his lips,
go for the throat.
-Clementine Von Radics-
Belial había vivido demasiado tiempo entre licántropos para creer que vivía dentro de ellos otro ser a quien culpar de los destrozos causados y muertes provocadas, era reconfortante quizás pensar que no tenían la culpa pero no era verdad. Fue su temprana transformación y su propia búsqueda del conocimiento interior que le permitió asimilar cómo funcionaba aquel pasaje, el cambio de las lunas y como esta iba eclipsando su sentido racional. Pues eso era y nada mas, no existía un espíritu dentro de ella que la volviera más violenta de la que ya era la naturaleza del hombre, gobernaba da por estúpidas reglas y morales que le instigaban a definir las acciones dentro del bien y el mal. Destruidas las barreras mentales por encanto de la luna se volvían realmente libres para buscar lo que todas las bestias deseaban: satisfacerse. Y su egosimo era tal que no les importaba destruir ni matar para alcanzarlo. Aunque quizás fuera cierto, también, que el dolor de los huesos y carnes reacomodándose bajo una piel llameante era lo que ocasionaba la rabia y el descontrol que les hacía salirse de su camino natural para destrozar a sus antiguos hermanos. Incluso en aquel momento! Su paciencia declinaba hasta el punto en que las frases se volvían murmullos y la tensión en su cuerpo era solo el reflejo de la que sentía el hombre por la empatía natural que tenían las criaturas entre si, acrecentada por verse confinada a un espacio social donde debía comportarse como una dama de sociedad bajo la mirada del resto de los presentes.
-¿Por quién me tomas? Deja la ignorancia para tus juguetes pues no está entre mis características quedarme quieta cuando algo me aqueja. Se del Ouroboros o al menos, lo que los libros hablan de él o yo puedo sentir en mi piel. Pero es cierto que desconozco como nos conecta; que es realmente para mi - No era mentira que apenas Cagnazzo había mencionado meses atrás la serpiente eterna, había recurrido a las grandes bibliotecas propias y parisinas asi como a la ayuda a mentes más ilustradas en el tema para aclararle que acontecía. No había llegado a todas la respuestas que deseaba aunque cierto era que había logrado suavizar su calvario y esta pequeña derrota temporal la frustraba. Mas no era tan necia ni estaba tan ciega para no admitir sus errores o derrotas pero si debía entregarse a otros entonces buscaría que fuera a su manera para reconfortar su orgullo herido tras el descuido que casi le significo el brazo así como el tener que partir sin otra opción hacia Roma. El pensamiento de verse arrastrada hiso prender su piel y los músculos en su espalda se tensaron casi de forma dolorosa. Odiaba sentirse subyugada por el genero masculino.
- No te disculpes por tu honestidad pero ten cuidado de quienes no quieren oir la verdad. – y aquello lo dijo como un consejo gratuito pese a que su voz sonara afilada mientras el demonio dentro de sí estiraba sus garras, torpes por el maleficio, hacia la fuente de poder que irradiaba su igual –Por lo que respecta no le temo a la luna llena, sería una ridiculez de mi parte cuando encuentro mis transformaciones la más deliciosa de las vivencias. No pido jamás perdón por ello ni temo a la sangre que arrebato de los osados que se internan en mi territorio pero hay peligros que me gusta subsanar antes de que se dieran siquiera. No puedo tener demonios corriendo libres por mi hogar, enloqueciéndome en el cenit, si no sé qué esperar de ellos. Asi que si, quizás acuda a tus dueños por respuestas pero, como has dicho, somos similares en esto. Sabrás guiarme en cuanto a que esperar- no espero su respuesta mientras alejaba la taza y levantaba de su asiento en el que no había estado más que pocos minutos pues allí, en medio de un café en la capital francesa, el sello de la bruja se estaba rompiendo en vísperas de su creciente mal sentir ¿casualidad o causalidad? Podía adivinarlo y que se jugaran venganzas por sobre su lomo no hacia más que echar leña al fuego - Por aquí "Le Garou"- y fue una orden terminante. De la clase que dejan entrever una amenaza en la última silaba ¿le obedecería? No importaba, la característica principal del lobo era de ser una criatura resistente y persistente, le esperaría y asaltara si no le obedecía pues tarde o temprano debía abandonar el café y alejarse de las masas.
Sus ojos se movieron en el rostro del licántropo, midiéndolo con exactitud matemática como oponente para asegurarse de que no pudiera el dominarla dado el caso. Pero tal no seria el caso; se aventajaba de los años que llevaba con la maldición y el pasado del alquimista le garantizaba que sus fuerzas físicas no distaban mucho, en el peor de los casos serian iguales salvo por el conocimiento de técnicas de combate en las que no creía fuera versado y con las cuales ella se llenaba los bolsillos. Bien, disminuirlo no sería difícil y aquello la hiso relamerse, quizás lo único que necesitaba digerir el demonio y la bestia, era poder más que comida. Quizas Ciriatto se habia cansado del 3er infierno y buscaba más, el exceso no era extraño en él mientras que su naturaleza más salvaje le dictaba imponerse frente a otros de su raza, especialmente si no pertenecían su manada pues debía de jerarquizarlos ...por debajo de ella. No había llegado hombre que pudiera vencerla y no pretendía cambiarlo aquella noche
- Acompañame y te prometo que la carta estará redactada para medianoche, si gustas de mi puño y letra– le susurro con tranquilidad al llegar a su lado y segundos antes de desaparecer nuevamente
Belial Marcovic- Licántropo Clase Alta
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Localización : En las puertas del 3er averno
Re: Blank Space || Belial
Yo no cambiaría tus ojos fríos,
Ni alteraría la calma fuente del discurso
Con un arrebato de pasión o sorpresa.
Inalcanzable me resulta tu corazón:
E inalterables tus ojos fríos.
Ni alteraría la calma fuente del discurso
Con un arrebato de pasión o sorpresa.
Inalcanzable me resulta tu corazón:
E inalterables tus ojos fríos.
Malestar. Eso era todo lo que sentía en esos momentos, estaba incómodo y un tanto molesto consigo mismo como con el mundo. Quería estar encerrado en su despacho, consumiéndose por pilas de documentos enviados desde Toulouse; no quería siquiera pensar un poco en la logia, no esa vez. Helié estaba harto y Cagnazzo simplemente intolerante. Ya cuando el espíritu demoníaco despertaba de una vez por todas, éste terminaba uniéndose con la esencia de su contenedor, siendo sus memorias una sola. Se equilibraban entre sí; desde luego, Cagnazzo había logrado con gran pericia dominar su nueva encarnación y claro, a pesar de ser tan astuto, tampoco era demasiado tolerante a determinadas cosas. Entre todas las criaturas había escogido siempre al lobo, porque en pocas palabras, él en realidad lo era y de ahí se derivaba su mal carácter cuando algo no salía como quería.
A diferencia de Graffiacane, que lograba doblegarse con gran agilidad, los otros demonios no contaban con tal habilidad. Y Ciriatto no era la excepción, ni siquiera había despertado del todo, sólo se manifestaba por medio de sueños y para Cagnazzo era un problema, porque tenía que ser él quien se encargara de hacerla reaccionar. Ni siquiera se les pidió a los magos del grupo, sino a él. Creyó en algún momento de su existencia que lograría librarse del mal genio de esa mujer, pero no. El karma existía de las peores maneras, de eso estaba seguro.
Y ahí estaba frente a ella, nuevamente, después de tantos siglos. Era como cargar con la misma piedra demasiadas veces; lidiar con el orgullo de Ciriatto no era tarea sencilla y menos cuando ambos eran excesivamente vanidosos. Belial se quejaba de que Cagnazzo era un altanero y pues, la mujer no se quedaba atrás, tenían mucho en común como demonios que eran. Aparte, la mente actual de Ciriatto estaba contaminada por simples banalidades del mundo mortal, caprichos que el otro licántropo no terminaba de comprender del todo. Las disputas entre criaturas terrenales no era algo que interesara a Cagnazzo, era un demonio, ¿qué le importaba a él eso? No se tomaba para sí mismo semejantes cosas, sólo las usaba a su favor. Pero con Belial era diferente, porque así no le gustara, era uno de los suyos.
Viró los ojos cuando la escuchó quejarse nuevamente y en la mente del licántropo sólo hubo un ahí vamos de nuevo. Pero todo aquello cambió repentinamente cuando la mujer dejó entrever que en vez de acudir a ellos, se fue por otros lados a buscar respuestas, ¡eso podía poner en peligro la cofradía de Los Ángeles Custodios! Cagnazzo se encrespó y sus ojos brillaron de pura ira. Estuvo a punto de golpear la mesa, pero sólo terminó haciendo la taza de café a un lado, casi tumbándola al suelo.
— ¿Qué hiciste que cosa? ¿Acaso estás mal de la cabeza, mujer? —Sus palabras salieron forzadas, notándose en la tensión de su mandíbula toda la molestia contenida—. Espero, por “nuestro” bien, no hayas hablado con las personas equivocadas con respecto al tema. Y sí, nuestro, te guste o no, eres un demonio como yo. Que tu mente no haya encontrado el equilibrio entre esta vida y lo que eres, es algo común para todos. Somos almas encadenadas en este basurero.
No era hombre de dejar que la cólera lo dominara, pero esto era demasiado y no había cosa que lo enfadara más que los fracasos. Que otro de sus aliados en este mundo cometiera un único error exponiendo a la logia era algo que sencillamente no toleraba, ni siquiera de uno de los suyos. La observó en silencio cuando se levantó mientras sus dedos golpeaban la superficie de la mesa; la respiración de Cagnazzo estaba levemente agitada y sus orbes aún brillaban, ¿qué pensaría Malacoda de esto? De seguro lo peor y si esta situación continuaba, él mismo le diría al vampiro que si tanto le preocupaba Ciriatto que se encargara personalmente del asunto.
—No me interesa… —Respondió finalmente—. Si quieres hundirte, hazlo sola. No te creas que por ser un lobo antiguo podrás salvarte de tu demonio personal, porque Ciriatto terminará consumiéndote y eso, “querida”, es algo que nuestro señor detesta —sonrió—. Mírate, te crees mejor que cualquier licántropo sólo por haberte criado en una, ¿cómo se dice? Ah sí, manada, animales… Lo que sea. Y te lo dejaré claro, Belial, no me importa si eres mujer, hombre, niño o niña. Puedes ser hasta un árbol… Pero aprende a actuar como un demonio genuino o quedarás mal y no pienso interferir esta vez. Mi alma está vieja y cansada de tener que defenderte ante el amo una y otra vez. Porque aunque no lo recuerdes, no es la primera vez que tengo que hacer esto —habló con toda la paciencia que pudo mantener intacta y antes de que la mujer terminara alejándose más se puso de pie. Fue tras ella y la sujetó del brazo, no con brusquedad, sino fue más bien una inevitable caricia—. Yo me encargo de redactar esa misiva, ya bastante has hecho con andar de fisgona con el asunto del ouroboros, no busques más líos innecesarios y por favor ¿podrías dejar a un lado ese desgastante humor? Y no te lo estoy ordenando, simplemente te lo estoy pidiendo de buena manera —acercó sus labios al oído ajeno, apenas rozándolo— no es tan difícil, ¿podrías siquiera intentarlo?
Cagnazzo- Licántropo Clase Alta
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Localización : En el octavo círculo del infierno
Re: Blank Space || Belial
El hielo rodeando a tu corazon
se juxtapone con el fuego
detras de tus ojos
se juxtapone con el fuego
detras de tus ojos
El pequeño cambio en el tono de voz del hombre que dejaba tras la hiso detenerse a medio camino hacia la puerta, devolviéndose lentamente al instante para observarlo con una ceja levantada y los ojos verdes opacos en evidencia de su escepticismo a las palabras que por algún extraño motivo se le habían ocurrido en aquel momento como resultado de conclusiones apresuradas que, sin embargo, la sorprendieron por su exactitud pese a ella no haberle dado pistas que le indicaran como o por donde habia buscados respuestas. Aquello solo podía ser resultado de un alma nerviosa y desconfiada, rasgos poco agradables para quien busca estabilidad y certeza, o bien revelabana que la hubieran estado siguiendo, manteniendo baja vigilancia desde el momento en que se encontraron, si no antes. No le hubiera causado mas que la típica desconfianza si no fuera por la mención de su familia, un tema demasiado delicado para la morocha para que pudiera ignorar el comentario con aquella falta de respeto que poco toleraba de los críos, mucho menos de los adultos. Tomo aire para aclarar su mente y recordarse que por mucho que deseara su instinto, no podría arrastrarlo por el piso para enseñarle de jerarquías, respeto o sumisión pues era un lugar publico y lleno de personas que susurraban; no podía darse a malos nombres en una sociedad construida por la imagen. Regreso entonces, los pasos que había distanciado para inclinarse levemente sobre la mesa, mirando de reojo la taza que habia apartado con hastio como si fuera la prueba silenciosa de la inexperiencia del otro – No hagas berrinches. Lo investigue en libros ¿acaso le tienes miedo a un par de hojas?– Extendió sus labios en una sonrisa perturbadora que crispaba los nervios aún más que cuando se mantenía seria y formal o guardaba silencio y se dedicaba a estocar personas con la mirada -Y no debería hacerlo, ni recurrir a nadie, si finalmente fueran claros y dejaran las divagaciones de una vez– No estaba muy segura de como pensaban los franceses o aquella logia, pero no le parecía lógico que creyeran que se quedaría sentadita sufriendo las inclemencias de su demonio interior porque ellos no respondían sus mas mínimas dudas. Demonios! Si siquiera la había citado al café para decirle que iban ir a roma bien podría haberlo escrito por carta pero no, nuevamente la arrastraba a decepciones.
-Se que esto me consumirá si no encuentro pronto la solución –susurró en un tono bajo y peligroso que no dejaba ver la debilidad que empezaba a consumirla pues el propio demonio que llevaba el cuerpo estaba harto de aquella alma de férrea voluntad y los hechizos que la retenían – pero aún tengo la fuerza para deshacerme de ti si me sigues provocando con tus altanerías pues he soportado y matado mas sobrenaturales de los que tu puedas siquiera sospechar, no por una “antigüedad” que solo compete a los vampiros – se irguió entonces, abandonando la cercanía de sus cuerpos para observarlo desde arriba -Quizas revivas, no me importa pero me asegurare de destruir este contenedor solo para que sufras, para que vuelvas a estar perdido y confundido en nuevo cuerpo ¿Se entendió, Ovtsa? – sentencio como lo hubiera hecho a un niño antes de voltear apra retomar su salida a la noche parisciana que esperaba pudiera llevarse en su soplo helado, todas las molestias que sentía, cargándola como una dosis de adrenalina o euforia que esperan ser saciadas en un desquite energético casi explosivo.
Pero algo que parecía tan sencillo como salir dignamente por la puerta atravesando un pasillo de pocos metros, fue entorpecido por la nueva interrupción que, de no haber sido tan delicada, le hubiera costado un guantazo al rubio que dejaría una roja impresión en la piel tan blanca y cuidada. Pero la fortuna de haber sido cuidadoso al sujetarla, guiaron la mirada femenina primero a los dedos sobre su piel y luego al rostro sin ninguna muestra de agresividad. Lentamente empezaba a reflejar el aura de su acompañante, relajándose bajo el contacto tan simple que habia logrado relajar a ese mounstro que se retorcía en su interior dejándola simplemente agotada –Si con eso logro que estés mas tranquilo…lo puedo intentar – dijo rodando los ojos y apoyando una mano sobre el pecho ajeno para retroceder, sintiéndose extraña con el aliento cálido contra su oído –aunque será la siguiente vez, la noche ya esta muy avanzada para que los cachorros– dijo con una sonrisa divertida, antes de agregar – y debo encargarme de Sathiel como tu de tus misivas. Asi que si me permite, cónsul.. Buenas Noches– la sonrisa burlesca no desaparecio entonces, mientras hacia la ultima reverencia observándolo entre las pestañas oscuras antes de desaparecer, finalmente, en el manto de la noche
y dios, eres la mas
bella zona de guerra
que alguna vez toque
bella zona de guerra
que alguna vez toque
Belial Marcovic- Licántropo Clase Alta
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