AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
Espacios libres: 11/40
Afiliaciones élite: ABIERTAS
Última limpieza: 1/04/24
En Victorian Vampires valoramos la creatividad, es por eso que pedimos respeto por el trabajo ajeno. Todas las imágenes, códigos y textos que pueden apreciarse en el foro han sido exclusivamente editados y creados para utilizarse únicamente en el mismo. Si se llegase a sorprender a una persona, foro, o sitio web, haciendo uso del contenido total o parcial, y sobre todo, sin el permiso de la administración de este foro, nos veremos obligados a reportarlo a las autoridades correspondientes, entre ellas Foro Activo, para que tome cartas en el asunto e impedir el robo de ideas originales, ya que creemos que es una falta de respeto el hacer uso de material ajeno sin haber tenido una previa autorización para ello. Por favor, no plagies, no robes diseños o códigos originales, respeta a los demás.
Así mismo, también exigimos respeto por las creaciones de todos nuestros usuarios, ya sean gráficos, códigos o textos. No robes ideas que les pertenecen a otros, se original. En este foro castigamos el plagio con el baneo definitivo.
Todas las imágenes utilizadas pertenecen a sus respectivos autores y han sido utilizadas y editadas sin fines de lucro. Agradecimientos especiales a: rainris, sambriggs, laesmeralda, viona, evenderthlies, eveferther, sweedies, silent order, lady morgana, iberian Black arts, dezzan, black dante, valentinakallias, admiralj, joelht74, dg2001, saraqrel, gin7ginb, anettfrozen, zemotion, lithiumpicnic, iscarlet, hellwoman, wagner, mjranum-stock, liam-stock, stardust Paramount Pictures, y muy especialmente a Source Code por sus códigos facilitados.
Victorian Vampires by Nigel Quartermane is licensed under a
Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 3.0 Unported License.
Creado a partir de la obra en https://victorianvampires.foroes.org
Últimos temas
Inolvidable [Privado]
Página 1 de 1.
Inolvidable [Privado]
Lo heroico no es morir joven... es disfrutar cada momento.
París, Francia - 2014.
El sol estaba cayendo sobre los viejos edificios de París mientras ella daba las últimas caladas a su cigarrillo. Aunque no fumaba con frecuencia, le proporcionaba cierta calma en días como ese. Sabía que él se hallaba cerca, no había necesidad de un mensaje ni de una llamada. Lo sabía. Sus sueños eran más vívidos que nunca y, aunque se consideraba a sí misma una escéptica, no podía ignorarlos. Lo veía a él y a sus inconfundibles ojos oscuros, rasgados. Lo conocía desde hacía varios años, cuando todavía iba en el colegio, de intercambio en la capital parisina. Lo rehuía desde aquel tiempo hasta la actualidad, cuando finalmente se había graduado de la universidad de diseño de modas. Pero las cosas habían cambiado bastante, era imposible no notarlo.
Admitirlo, sin embargo, era un asunto aparte.
Apartó las manos de la barandilla y retrocedió unos pasos sobre la superficie de piedra. El sol caía sobre los campos elíseos y daba paso a la noche, mientras París se iba ilumninando lentamente de forma artificial. Desde el pequeño departamento que alquilaba podía vislumbrar la Torre Eiffel, los campos, algunos edificios pequeños. Habría sido un espectáculo hermoso para fotografiar, de no ser porque sus nervios la tenían a flor de piel. Apagó el cigarrillo en el cenicero que sus padres le regalaron y tomó su mochila de la suerte, cargándosela al hombro. Decidió que si él le haría una visita nocturna, ella daría un largo paseo por la ciudad.
Como la mayoría del tiempo, vestía un conjunto cómodo, holgado y bañado de tonos estampados tierra. Se había ganado el apodo de "diseñadora hippie" en la facultad, pero con el tiempo, su estilo había innovado un poco entre sus compañeros. Ya nadie la llamaba religiosa por usar faldas largas y sandalias de cuero, ni le hacían bromas respecto al paganismo por sus collares de piedras de río y plumas de colores.
Caminó hasta alejarse varias cuadras de su casa, hallando un refugio en el pequeño bar de la esquina que frecuentaba cuando aprobaba algún examen importante. Al darse cuenta que sus días como universitaria habían terminado, una sonrisa melancólica acudió a sus labios.
— ¿Lo de siempre, Roham? —Le preguntó el barman, un coqueto francés que le tiraba los perros desde que se había mudado a la ciudad; aunque ella siempre había usado como excusa la universidad para desistir a sus invitaciones, ahora no tenía mayor inclinación a salir con él. Y en el fondo conocía la razón. Le dedicó una sonrisa agradable y negó con la cabeza.
— Sólo un Rose mary, Elric. —Le pidió con gentileza. El barman asintió, tomando el rechazo con profesionalismo. Nunca le había molestado dedicar sus atenciones a otras muchachas cuando ella le ponía evasivas. Cuando obtuvo su bebida, no pudo evitar garabatear en su servilleta con un bolígrafo de su mochila. Sin darse cuenta, había retratado con gran fidelidad los ojos rasgados que tanto la enloquecían. Cuando cayó en cuenta, el contacto con la servilleta le provocó la breve visión de un hombre alto, extranjero y sobrenatural cruzando el umbral del bar. Dio un respingo en su lugar y, sin quererlo muy en el fondo, se giró hacia la entrada del local. Una sola palabra escapó de sus labios:— Hero.
Yuna Rutledge- Gitano
- Mensajes : 269
Fecha de inscripción : 30/01/2013
Edad : 29
Localización : ¿Una sola?
DATOS DEL PERSONAJE
Poderes/Habilidades:
Datos de interés:
Re: Inolvidable [Privado]
“Ni las auras del olvido harían desaparecer tu perfume de mis pensamientos”
Incluso cuando me hallaba en los países más remotos, podía recordar el sabor de su piel. Su corazón latente y palpitante al alcance de mi mano. Los suspiros suaves que emanaba cuando algo no le satisfacía, no era igual que todos los humanos, era diferente, especial, con un sentido escéptico de incluso yo mismo. Me daba miedo, me inculcaba fragilidad y poca ductilidad en mi aura, pero con el tiempo, había calcificado los bordes de mi ser y me había proporcionado de una nueva satisfacción. Una cosa era tenerla lejos, sentir sus ojos en mi espalda y otra era tenerla entre mis brazos y poder girarla las veces que quisiera entre mis piernas. Poseerla era tan placentero como era de doloroso sentirla lejos. Pero desde hacía un tiempo habíamos llegado a un acuerdo, uno que solo me beneficiaba a mí. No la veía tan seguido, pero lo hacía cuando lo deseaba. ¿Contactarla? No era difícil, podía sentir e incluso ver el hilo de su aura a miles de kilómetros, podía dar con sus sueños con solo una tonada, mi sangre estaba en sus venas y me pertenecía. Jalaba como un titiritero sus hilos, aun cuando ella pensaba que estaba ganando. El tire y afloje solo me divertía, solo me mantenía entretenido hasta que deseaba ganar y así, simplemente lo hacía, ganaba y tomaba lo que me pertenecía con digna frialdad.
Y de ese modo era como lo haría ahora, ella seguía en Paris, había estudiado y se había graduado, ahora tenía una diseñadora en mis manos, por mi parte me había dedicado a la música, como siempre. No le había mandado un mensaje el día de su último examen, por lo contrario, siquiera le había dedicado una llamada. Su regalo debía ser dado frente a frente. Claro que tenía varios, algunos materiales, pero eran los que menos me importaban, que mejor que mi misma presencia para obsequiarle. Hice crujir mi cuello cuando bajé mi cuerpo de aquel subte. Había estado en corea por algún tiempo, por lo que el viaje había sido extremadamente largo y agotador. No era fácil para mi vampiro como yo tener que sentir el calor del hierro cuando le da el sol al avión. Aún si iba en un féretro perfectamente acomodado. Me daba un sentimiento de aprisionamiento que en realidad, deseaba olvidar. Por ende, me centré en encontrarla, había pensado en esperarla en su habitación, llamarla con la mente hasta que apareciera. Pero no, la deseaba ahora y no quería esperar más.
Llevaba un sobre-todo azul muy oscuro, casi negro, con pantalones y camisa a juego, acomodado con cabellos rubios opacos hacía atrás que hacían que mi rostro pálido entone con aquella aura misteriosa y juguetona con la que caminaba. Mis ojos profundos iban observando mi camino, mientras el sonido de los zapatos de charol caros resonaban en las calles poco transitadas de la ciudad. Tomé el aire fresco en mi pecho y con suavidad saqué de mi bolsillo un cigarrillo largo y fino, lo posé en mi boca con delicadeza sobrenatural y lo prendí segundos más tarde. Clásicos mentolados, seguí caminando entonces y observé como el aura dulce de una antigua gitana se reflejaba al otro lado de la pared del bar. No era tan lujoso, pero no estaba mal, me sorprendía por ser ella una hippie sin remedio. Pero me gustaba, me excitaba aquella extraña forma de ser, me hacía desear dominarla una vez más. Y entonces sonreí, mis dientes y colmillos se hicieron notar por unos segundos y cuando estuve en la puerta del lugar, el cigarrillo cayó en la baldosa de afuera y con mi pie derecho terminé apagándolo. El sonido de la campaña del bar sonó y mi cuerpo entró como una fragancia en el recinto. Supe entonces que la gente se había volteado a ver, mi ropa oscura pero llamativa, mis ojos rasgados y sumamente ovalados y grandes y mis labios rosados y piel tan blanca como la leche daban la alusión de algún tipo de caricatura de la televisión. Pero no observé a los demás, por lo contrario, dejé que mi visión vaya directamente a unos cabellos desacomodados y un atuendo holgado que en realidad, parecía demasiado cómodo.
Claro que cómodo no era especialmente bonito, pero me gustaba eso en ella. Su mirada se chocaba con la mía y sin dejar un segundo a que el tiempo pase y como quien aparece y desaparece, estuve a su lado, observando con nitidez sus dedos y la figura que se escondía entre ellos. Pude ver el reflejo de mis ojos justo allí en un retazo de papel. Lo ignoré y busqué su rostro, enarcando la ceja con curiosidad. — ¿Está ocupado este asiento? — Pregunté mientras deslizaba la butaca y me sentaba sin más, poniendo los codos sobre la barra. Siempre había sido más alto que ella, pero hacía tiempo que no la veía, por lo que no pude evitar recorrerla, mirar a donde me llegaba e incluso si tenía la oportunidad, había ojeado su mínimo busto. Me reí entonces y alcé uno de mis dedos, buscando llamar al barman del lugar. — ¿Un whisky a las rocas, puede ser? — La mirada del muchacho no me gustaba, sus gestos tampoco y podía sentir como esos ojos de él iban hacía Maia continuamente, como si quisiera encontrar una mancha en su ropa. Fruncí un momento el entrecejo y la miré de reojo, alzando la cabeza. — ¿Tu novio? — Bromeé a gusto, cuando mi mirada se iba a la servilleta y luego a su rostro; alcé mis dedos y los acerqué a su mejilla, bajándolos a su barbilla, buscando alzar un poco su cabeza, deseaba besarla y estuve a escasos centímetros de hacerlo pero el sonido seco del vaso de base de vidrio me desenfocó, el whisky estaba frente a mí al igual que el muchacho que inquietante me observaba. — Ugh… ¿Así que al final conseguiste graduarte Maia? — Le ignoré y mis dedos se entrelazaron a la frialdad de la bebida.
“Solo enfócame en la curva de tu piel”
Invitado- Invitado
Re: Inolvidable [Privado]
Eres mi problema constante, mi única rendición. Lo único que puede ponerme "a tono". ¿Y sabes qué, cariño? Es tu falta de moral lo que tanto adoro.
No había forma de definir con palabras lo que ocurrió cuando él entró al bar y sus miradas se cruzaron. Ocurría cada vez que volvían a verse, antes o después de una larga ausencia. Su corazón humano retumbaba adolorido contra su pecho, todos sus pensamientos se concentraban en él, en cómo se veía, en cómo se oiría su voz una vez que, inevitablemente, hablara. Al principio fue como una tortura, dadas sus constantes promesas de ignorarlo y pasarlo de largo; esto le provocaba migrañas y gruñidos de frustración, dolores que parecían aliviados sólo cuando encontraba refugio entre sus brazos. Ahora, sin embargo, estaba familiarizada con las corrientes eléctricas que circulaban por sus venas, vibrantes y progresivas conforme él se acercaban.
Sus pupilas se dilataban mientras le miraba, haciendo que sus ojos parecieran más oscuros. Cuando se sentó a su lado y lanzó su excesivamente retórica pregunta, se encogió de hombros. ¿Acaso serviría cualquier negativa para él? Maia ya había entendido que no era de los que claudicaban sin pestañear, lo que en el fondo la derretía. Evitó su mirada, concentrándose en su bebida, la cual le provocó un cosquilleo en la garganta por el intenso sabor. El nombre, "Bloody Mary", parecía muy apropiado para aquel reencuentro, pero la realidad es que resultaba pobre y decepcionante en comparación con el sabor de su sangre. Aquel espeso elixir que podía recibir a mitad de la noche, en la más intensa penumbra, con su cuerpo como único ropaje.
Parpadeó, confundida, cuando se dio cuenta que se había inmerso en sus pensamientos otra vez. ¡Que mala costumbre! Un tanto avergonzada, pero restándole importancia al asunto, dio un nuevo trago a su bebida y cerró la mano en torno a la servilleta.
— Sí, claro. —Respondió a su broma con otra más ácida, aunque se notaba a distancia que se debatía entre la irritación y la diversión. Pensó conveniente seguir atrasando cualquier acercamiento, tras su fallido intento de escapar una noche de él, pero era obvio que él no opinaba del mismo modo. Se estremeció cuando sintió sus dedos encima; esos dedos tan familiares, tan memorizados por su subconsciente que habría de reconocerlos en cualquier lado y con los ojos cerrados. Levantó la vista a sus ojos, dándose cuenta que su dibujo no les había hecho justicia, y luego la bajó hacia sus labios.
Un sonido interfirió entre ambos, sin embargo, cuando supo que había estado a punto de besarlo voluntariamente... otra vez. Se apartó, embelesada aún, y se retiró un mechón de cabello castaño, llevándoselo detrás de la oreja. No creía que Hero pudiera notar aquellos pequeños cambios en ella, pero en cierto modo, su cuerpo sí. Sentía su mirada encima y sus extremidades se sentían temblorosas y calientes. Le observó atentamente mientras él sostenía su bebida, pues no creía que en realidad fuese a tomarla.
— Sí, al fin me gradué. —Respondió en voz baja, volviendo los codos hacia la barra, jugueteando distraídamente con el apio bañado en líquido rojo. Una sonrisa discreta se posó en sus labios, mientras le miraba de reojo.— Y con varios reconocimientos, debo agregar. Gracias por el libro que me diste el año pasado, me ha servido mucho. —Le susurró, sincera. A pesar de que había ido ahí para evadirlo, mencionar el tema la hacía recordar lo contenta que se había sentido semanas atrás al recibirse. A veces se preguntaba si a Hero aquello le daría igual, pero para ella era un gran logro considerando sus bajas espectativas. No percibió el fastidio el barman por lo eclipsado que se había vuelto tras la llegada del asiático. En cambio, la chica frunció los labios, aguardando un instante mientras sus mejillas dejaban de colorearse como lo hacían, y sacó unos papeles de su bolso.— Pensé que no volverías. —Le dijo, más como una explicación objetiva que como un reproche.— Así que no sabía si podrías verlos, pero... —Se giró hacia el vampiro y, con una mal disimulada timidez, le entregó lo que eran varios diseños de ropa masculina con él como modelo. El estilo de la ropa era completamente del estilo del vampiro, aunque con trazos más suaves.
Yuna Rutledge- Gitano
- Mensajes : 269
Fecha de inscripción : 30/01/2013
Edad : 29
Localización : ¿Una sola?
DATOS DEL PERSONAJE
Poderes/Habilidades:
Datos de interés:
Re: Inolvidable [Privado]
“Te encontré en una noche diáfana, de Luna limpia, como tu alma”
Ni una ráfaga corría dentro del lugar, su aroma dulce y estremecedor estaba estático, perfecto para olerlo cuanto quisiera y como si fuese un cuadro pintado al óleo no deseaba acercarme, solo quería observarla, un poco más, saborear ese momento. Suspiré. Mis luceros oscuros, pero brillantes en el medio, la seguían. Incluso luego de estar sentado a su lado no me contenía de seguir recalcando su figura de porcelana. Siempre me había preguntado qué tanto podía pensar ella en un solo segundo. Me daba risa y no la ocultaba, mostrarle que me causaba gracia era más divertido que la acción en sí. Pero me daba coraje no poder tener la habilidad de leer su mente, muchos vampiros que había conocido poseían esa dota, pero yo no era uno de ellos, me quedaba con la curiosidad sobre sus pensamientos cada vez que la encontraba, porque aunque se lo preguntara o la obligara entre zamarreos y forzados besos a que me lo dijera, no lo hacía, no en su totalidad al menos. Dejé escapar un suspiro nuevo cuando ella terminó con su ensoñación y la observé con una media sonrisa y la ceja arqueada. ¿Cuánto tiempo había pasado en el limbo? Segundos quizá, pero habían parecido horas, pues había apreciado cada detalle de sus facciones a medida que se movían. — ¿Así que terminaste de soñar? ¿Qué era esta vez? — Apenas comenté con una clásica mirada a sus cabellos y luego a su rostro. Ligeramente ovalado y liso, con la nariz pequeña entre sus ojos, labios finos pero discretos. Era la típica descripción de una hippie, con la diferencia que ella había estudiado y se había graduado, ahora era una profesional y en mi cabeza lo único que resonaba es que tendría que darle un largo y apasionado regalo.
— Mmm, ¿te sirvió? Entonces me debes algo. — Con quietud perturbante le sonreí, acercándome un poco más, haciendo girar el vaso que tenía entre mis manos, lo acerqué a mis labios y apenas dejé que el líquido me rozara, para volver a dejarlo en la barra. El sabor seco y exquisito hizo que mi lengua se traslade por mi húmedo reborde. Observaba tediosamente como se movía y buscaba algo entre sus cosas. Mi dedo índice se paseó por el cristal que tenía frente a mí y recogiendo sus papeles con una mano le dediqué una mirada quejumbrosa. ¿Cómo osaba provocar mi distracción cuando yo lo único que deseaba era salir de ese lugar y enredarla en una cama? Mordí mi hocico inferior ocultando mis palabras y empecé a dar vuelta las hojas. Podía notar mi complexión en el papel, los trazos suaves y la ropa elegante pero no estrafalaria. Una sonrisa se ensanchó y volteé para ver lo siguiente. Claramente eran buenos diseños, pero no pensaba idolatrarla por ello. Se los dejé en las piernas en la misma forma en la que vinieron y mientras que con la izquierda hacía girar el contenido del vaso entre mis dedos; con la derecha me dirigía a su espalda, acariciándola lentamente hasta llegar a su cintura. — ¿Te falta mucho para terminar eso? Me quiero ir. Quien sabe, quizá luego de hoy de verdad no vuelva más. —Bramé encogiendo mis hombros en tanto llevaba la mano que estaba en su cuerpo hacía la copa de ella, tomando el apio que antes ella había agarrado. Desde la punta lo gire, mirándolo como si fuese de lo más alucinante y luego lo dejé caer en la madera debajo de mis codos.
— Estuve viajando en avión por casi un día y medio, ¿sabes? Tengo un poco hambre… — Anuncié al fin y acercándome a su mejilla mordí despacio su piel, apenas rozando mis colmillos, sin hacer alusión alguna a clavarlos. Pero lo haría, muy pronto el sabor de su sangre recorrería mi garganta como a mí me placiera. Endemoniadamente me levanté de la menuda silla y mis dedos se aferraron a su cuello, alzándolo vaporosamente para poder pasearme por sus labios de una vez por todas, mordí primero el de abajo y luego el de arriba. Dejando para lo último poder introducirme en su cavidad tibia y húmeda, saboreé su lengua tan solo unos segundos y me separé. Buscaba sus ojos curiosamente, mirándola como un depredador a punto de devorar a su presa. El ansia se notaba en mis orbes que poco a poco cambiaban a un rubí espeso. — Vamos, me aburrí de este teatro. — Con poca delicadeza levanté su cuerpo de ahí y pronto la mirada del barman se hizo presente. Observé de reojo y con divina molestia saqué la billetera negra de cuero del saco largo que tenía sobre mi espalda. — ¿Cuánto te debo por ambos? — La pregunta salió egocéntricamente de mis labios y sin más esperé su respuesta, atareado y modesto. Sabía que aquel se tomaría todo el tiempo del mundo en traer la cuenta, con lo cual miré a Maia entre celoso y ofuscado. — ¿Por cierto, qué hacías aquí sola? — Moviendo mis dedos, el reloj hacía tic tac en mi cabeza.
“Luz de perla tenue que alumbra las sendas de la oscuridad”
Invitado- Invitado
Re: Inolvidable [Privado]
Si juegas con fuego... te vas a quemar.
Lo desesperante de tomar un trago con alguien como Hero Jaejoong era que éste jamás pasaba por alto un detalle. Para muchas mujeres esto podía significar el cielo, y no es que Maia no pudiera apreciarlo a veces, pero el vampiro ya tenía demasiado poder sobre su persona para dejarle saber lo que tenía en mente. Además... le daba vergüenza. Sí, tal como a una colegiala. "Cierra el pico", masculló tan bajo que nadie que no poseyera sus sentidos sobrehumanos pudo haberla escuchado. Sólo bastaba mirarlo a la cara para saber la clase de pensamientos que tenía; a diferencia de sí misma, él era mucho más expresivo, pues no parecía tener la necesidad de guardarse nada. Claro, no creía que Hero Jaejoong pudiera ser tímido en absoluto.
— Eres un grosero. —Le reprochó en voz baja por sus prisas, pero sonó tan resignada como aquella madre que regaña a sus hijos por enésima vez, sabiendo que ya jamás cambiaría semejante mala actitud. Además, no podía hacerle notar que la posibilidad de no verlo volver la había crispado de los pies a la cabeza. Mientras lo miraba sujetar con extrañeza el apio, se preguntó si habría adquirido una obsesión hacia él. Lo rechazaba, no lo dejaba adueñare de ella.... pero luego, como en ese momento, permitía que la besara.— Hero... —Suspiró, pero ya tenía la batalla perdida. Cada roce y mordida le provocó oleadas de calor. Cerró suavemente los ojos y, sin moverse del taburete, correspondió el beso con una necesidad cada vez más alarmante. Cuando el muy maldito se separó (y demasiado pronto para su gusto), lo miró como si quisiera soltarle cientos de groserías.
— Teatro tus... ¡A-Ah...! —Indignada por tanta presura y la poca delicadeza que empleaba, le dedicó la mirada más furiosa que tenía. Una mirada que servía para bien poco, pues de todos modos seguiría a ese vampiro a cualquier lado que quisiera. Casi ni se dio cuenta de la mirada que intercambiaban el barman y Hero, pues tenía los ojos castaños clavados en éste último.— Eso no es de tu incumbencia. —Le soltó. La Maia amigable se había ido para dejar a la que tenía un temperamento volcánico.— Y te agradecería que no me levantaras como si fuera una muñeca de trapo, pareces bravucón. —Le reprochó, recordando que una vez incluso la había cargado por encima del hombro.
Se guardó rápidamente sus dibujos en el bolso y, como acto reflejo, su mano se cubrió el cuello desnudo, expuesto por aquella blusa de corte holgado pero muy escotada. Estaba ignorando a consciencia el hecho de que él tenía hambre, pues el menú estaría muy limitado. No podía pensar en los colmillos de Hero clavándose en su piel de un modo inocente, sin que su piel desnuda estuviera involucrada...
Yuna Rutledge- Gitano
- Mensajes : 269
Fecha de inscripción : 30/01/2013
Edad : 29
Localización : ¿Una sola?
DATOS DEL PERSONAJE
Poderes/Habilidades:
Datos de interés:
Re: Inolvidable [Privado]
“No juegues con la sinfonía de un mañana”
La risita se escabulló entre mis dientes cuando sus atoradas palabras me arañaron cual gato enfurecido y miré hacía el frente como si nada hubiese ocurrido. Revolviendo dignamente aquella bebida que tenía entre manos. Varias veces la acerqué a mi rostro, olisqueándola en tanto mis labios se mojaban con aquel sabor y pronto volvía a dejar aquello en la mesa, acariciándolo. Pero era claro, lo que menos quería era tocar ello. Y estaba a punto de empezar a molestarme, el tictac de mi paciencia no era demasiado alargado y fue cuando ella me distrajo con sus palabras que detuve por unos momentos aquel recado que estaba por hacerme agarrarla y llevarla en una corrida a su apartamento. — Y tú una mala anfitriona. — Reproché con recelo mientras observaba aquellos ojos oscuros empezando a enfurecerse, era la parte más divertida de verla. Encontrar todas sus emociones y explotarlas hasta ver cuanto más podía aguantar. Luego el placer era alarmante en su cuerpo y como un volcán que acababa de erupcionar volvía a su forma más inocente e inofensiva. Me relamí los labios de solo pensarlo y mi mirada oscura se paseó una vez más por su cuello. Pronto nos encontraríamos saliendo del lugar. Aun cuando sus quejas se volvieron un pequeño drama. Ignoré sus insultos dedicándome a pagar la cuenta que aquel hombre me ofrecía de mala gana. La sonrisa en mi rostro fue como un aclamado de victoria y con la risa un tanto abordonada terminé de dejar el dinero. Sujetando por la cintura a Maia, como si ella se fuese a escapar de mí en cualquier instante. — Maia, no quedes anonada, hay una larga y hermosa noche que está esperando. —
Establecí saliendo con ella a forcejones, ya me había olvidado absolutamente de aquel hombre que me había hecho sentir celoso, ahora solo éramos ella y yo. Y mis ganas de morderla y poseerla una vez más. La sujeté por los hombros, apretándola contra mi pecho, saboreando el perfume de sus cabellos, mientras una mano se alzaba a sus labios y mentón oprimiéndolos lentamente hacia arriba. — Tú me haces enojar. He viajado solo para verte y así es como me das la bienvenida. Sigues siendo la más bella de todas. No puedo dejarte ir tan fácilmente. Vamos, vamos a tu hogar enseguida. — Hurgué en su cuello y en la oscuridad de la noche paseé la lengua por aquella piel. No me importaba que intentara esconderla. Su mano sería agazapada por mis garras y entre más fuerte la sujetaba más me molestaba. Pues tenía que controlar cada uno de mis impulsos para no lastimar ni un centímetro de su piel. Ella era como un cristal perfecto entre mis manos. Y nadie la rompería en ese mundo más que yo. — Quiero tenerte, besarte y saborearte. ¿No quieres eso tú también? ¿Me negarás que me has extrañado aún con esa hermosa mirada de deseo que me regalaste un momento atrás? — Pregunté mientras la alzaba poniéndola sobre mis zapatos, caminando toscamente hacía el lugar donde ella vivía. Un apartamento no demasiado lejos. Que ya había mandado a inspeccionar más de una vez. Siempre estaba ella en mi mente. Aunque no fuese algo habitual encontrarla. Cuando lo hacía no quería despegarme. Fue de ese modo como entre empujones y risas terminé llegando al lugar indicado, con los ojos flameantes y el cuerpo erguido como si hubiese salido recién de la tumba.
Me apreté a su cuerpo, haciéndola en el medio contra la pared, fundiendo mi entrepierna entre sus piernas, mirándola con una ceja alzada que pronto se hundiría en sus cabellos una vez más. — Abre la puerta… No me hagas seguir esperándote o de verdad voy a enojarme y será una pena tener que atarte de pies a cabeza para que me prestes tu atención como yo la quiero. ¿Entiendes? — La miré a esos ojos preciosos que escondían una fiera. Besando cada parte de su piel, mordiendo los costados, fui fundiendo varias marcas hasta dejarle las zonas irritadas y coloridas como frutillas. Y no tardé un segundo más en llevarla frente a la puerta. De un brazo la tironeé y crucé los míos en mi pecho, esperando. Ansioso, furioso y con los deseos a flor de piel que se notaban en unos ojos de color tan rojos que siquiera se podían seguir disimulando.
Invitado- Invitado
Temas similares
» Never Enough | Privado |
» Voy a hacer que esta noche sea inolvidable... Para tí {Libre. +18}
» Una tortura inolvidable, los juguetes de Tiare| Giulia Vaggö y Hayden Vaggö
» Ven a por mi [Privado]
» Tú y yo [Privado]
» Voy a hacer que esta noche sea inolvidable... Para tí {Libre. +18}
» Una tortura inolvidable, los juguetes de Tiare| Giulia Vaggö y Hayden Vaggö
» Ven a por mi [Privado]
» Tú y yo [Privado]
Página 1 de 1.
Permisos de este foro:
No puedes responder a temas en este foro.
Miér Sep 18, 2024 9:16 am por Afiliaciones
» REACTIVACIÓN DE PERSONAJES
Mar Jul 30, 2024 4:58 am por Frederick Truffaut
» AVISO #49: SITUACIÓN ACTUAL DE VICTORIAN VAMPIRES
Miér Jul 24, 2024 2:54 pm por Nigel Quartermane
» Ah, mi vieja amiga la autodestrucción [Búsqueda activa]
Jue Jul 18, 2024 4:42 am por León Salazar
» Vampirto ¿estás ahí? // Sokolović Rosenthal (priv)
Miér Jul 10, 2024 1:09 pm por Jagger B. De Boer
» l'enlèvement de perséphone ─ n.
Sáb Jul 06, 2024 11:12 pm por Vivianne Delacour
» orphée et eurydice ― j.
Jue Jul 04, 2024 10:55 pm por Vivianne Delacour
» Le Château des Rêves Noirs [Privado]
Jue Jul 04, 2024 10:42 pm por Willem Fokke
» labyrinth ─ chronologies.
Sáb Jun 22, 2024 10:04 pm por Vivianne Delacour