Un trato con el destino [Privado]

por **Fabrice Laurent** Lun Dic 01, 2014 1:22 pm

Existían personas sobre las que era absolutamente sencillo encontrar información y otras, como a la que ahora estaba siguiendo que eran terriblemente complicadas. Amélie Delacour entraba en la segunda categoría y seguirla se estaba convirtiendo en un verdadero infierno. Durante las dos semanas que llevaba tras ella desde su contratación, apenas había sido capaz de descubrir su nombre y que era pianista, nada más fuera de eso. Claro que si consideraba la información inicial, ahora llevaba demasiado avance. En un principio la descripción que tuviera de ella por parte del joven rico que le contrario fue “Es hermosa y sé donde vive” Nada más. Independiente a que considerara estupido que alguien se enamorara así de la nada de alguien más, el dinero era algo que necesitaba y no diría que no a ganar algo solo por seguir a una jovencita.

Ahora el problema era la dificultad y la frustración que Dylan comenzaba a experimentar respecto a esa joven. Sus intentos estaban fracasando y su única opción ahora se había transformado en ir a verla personalmente, utilizar el dinero del joven y decir que era quien ayudaba a la familia del chico, así, conseguiría quizás que ella aceptara dar un espectáculo donde mostrara su talento como pianista y entonces, todo lo demás se lo dejaría al joven Romeo que lucharía por su Julieta.

Guiado por la idea de que era lo más correcto fue que se vistió de acuerdo a la ocasión, con las mejores ropas que tenía en casa y se dirigió presuroso al hogar de la jovencita. Tenía preparado todo un excepcional discurso que sospechaba no daría lugar a dudas y brindaría a la joven la confianza necesaria para aceptar la propuesta del detective. Llegó a la puerta donde sabía habitaba la joven y después de darse unas palabras de ánimo a sí mismo y lucir la más sincera de sus sonrisas toco a la puerta esperando que Amélie atendiera.

Apenas se abría un poco la puerta cuando él ya estaba soltando el discurso o al menos la parte de la presentación.
– Muy buen día, soy Dylan Laurent y quisiera hablar con la señorita Amélie Delacour de ser posible – el tono de su voz era de lo más tranquilo posible y curvatura que se mostraba en sus labios no se perdía para nada.

por **Amélie Delacour** Mar Dic 02, 2014 4:45 pm

-Debo practicar una vez más la misma sonata…-
Dijo a su hermana Juliann mientras terminaba de tejer uno de los adornos en su velo a su lado. Amélie suspiro pesadamente, había repetido esa misma sonada unas diez veces… y no porque que le molestara, era que siempre intentaba hacerlo a su modo y no al pie de la letra, pero sabía que faltaba algo… Hacía ya un mes desde que había logrado ingresar al conservatorio, lo cual era un gran logro teniendo en cuenta que, por lo general eran aceptados solo los hijos de las personas más influyentes en toda Francia que por supuesto, tenían talento, Hijos de músicos y artistas reconocidos. Y ella… era la única ¨de menos clase¨ allí. Eso en realidad no le interesaba, ella había entrado por sus propios méritos y no por poseer dinero e influencia, y eso era algo que les calaba a los hijos de papi que tenía ver a diario.

-Lo estás haciendo bien…-Dijo su hermana sin levantar la vista de su bordado.-Eres una de las pocas personas que de verdad me gusta escuchar al piano… tienes un don, mama lo sabía, todos lo sabemos, ahora tu convéncete de eso.
su hermana sonrió de forma tenue y levanto su vista hacia la pequeña rubia.

- ¿Por qué no descansas un rato? Llevas allí toda la mañana-
Amélie miro las teclas de su piano, si quería conseguir la perfección tenía que seguir, pero lo cierto era que ya estaba algo agotada.

- No lo pienses tanto, quizás treinta minutos de descanso te vidrian bien.- Ella sonrió y asintió.

-Está bien… iré al patio un rato
La rubia se levantó de su puesto y dejando en la sala a su hermana y su piano se salió al jardín, se tiro en el césped para mirar las nubes, intentando unirlas en formas reconocibles, imaginado un conejo, flores, y después notas musicales…a diario le pasaba eso, la inspiración venía a ella de esa forma tan natural que apenas y podía creerlo. Cerró los ojos escuchando aquellas en su mente, como una se fusionaba ala otra creando una bella melodía, sonrió. Allí quizás podía estar la clave de lo que le faltaba.

-Niña Amélie… -Murmuro Constace, una de las pocas empleadas que su hermano podía pagar. Amélie abrió los ojos de golpe y se incorporó, seguramente se estaba quedando dormida- Un joven la busca en la entrada.

- ¿Que? – Se levantó de un respingo quedando sentada en la hierba.- ¿A mí? – la empleada asintió.
- Que raro… ¿sabes quién es?¿ Te ha dicho como se llama?-
Constance negó con la cabeza, entonces se levantó de la hierba y se dirigió a la sala, donde lo encontró de pie.

–Bonjour…? – le dijo mirándolo con extrañeza- Soy Amélie… usted me buscaba?.
Observo al chico castaño frente a ella, era… bastante alto y estaba bien vestido, pero jamás en su vida lo había visto, ni siquiera era uno de sus compañeros en el conservatorio. ¿Qué querría?

por **Fabrice Laurent** Miér Ene 28, 2015 5:39 pm

Una mujer amable y sonriente fue quien le atendido a la puerta. Pidió a Dylan que aguardara un poco en la sala del hogar en lo que iba por la señorita de la casa y entonces él suspiro, mientras aquella mujer desaparecía de nuevo en el interior de aquel lugar. Estaba ahí, ganando dinero de un joven ricachón, perdiendo el tiempo que podía emplear en cosas más interesantes. ¿Eran tan difícil que aquel muchacho fuera personalmente a hablar con ella? Seguramente que eso le generaría muchos más méritos con la dama, al menos desde donde Dylan veía el asunto, sería de esa manera. Al menos él hubiese hecho eso, arriesgarse enviando a otros siendo que pudieran robar los afectos de la dama indicada, definitivo no era lo suyo.

Estando a solas en aquel lugar, observo a su alrededor. La casa era sencilla, no existía nada verdaderamente llamativo que pudiera decirse atrajera fácilmente a un hombre de clase más acaudalada, pero los enamoramientos eran extraños y él no podía juzgar a nadie respecto a eso. Curioseaba interesado cuando la voz femenina le llamo y entonces, la observo con una sonrisa en los labios. Verla le recordaba precisamente porque aquel joven estaba tan enloquecido por ella. Amélie era hermosa, demasiado para su propio bien.
– Efectivamente, soy yo quien le busca – se acercó hasta ella y le saludo con una reverencia – Es un placer finalmente poder conocerla Amélie. Mi nombre es Dylan y he sido enviado aquí para ofrecerle ser participe en una presentación – hizo una mueca y negó – más que una presentación, es una fiesta privada donde se verían sumamente complacidos de escucharle interpretar algunas melodías – Era un descarado que mentía a la joven para llevarla hasta donde aquel muchacho rico quería. Sería un completo desperdicio de belleza y talento que ella realmente terminara estando junto a él por el resto de sus días, pero cada quien decidía que era lo que se hacía en su vida. Por ejemplo, el detective tenía la posibilidad de alejarla de aquel sujeto que lo más probable era que estuviese enamorado fugazmente de ella y que después de usarla le dejara, pero su necesidad de seguridad económica era mucho mayor. Se decía que si sucedía algo a alguien era precisamente porque eso se buscaban.

Notaba la extrañeza en el rostro femenino, lo cual no era de extrañarse. Él era un desconocido que tocaba a su puerta para pedirle que se presentará en un sitio, como si ella fuera famosa, cuando en realidad era la persona más complicada del mundo para conseguir al menos un poco de información.
– Estoy consciente de que esto es sumamente repentino, no le pediré una respuesta inmediata. Sin embargo es necesario que mencione – observo a su alrededor – se le pagará lo que usted pida y se le dará tanto como necesite para la presentación. Si necesita ropa, maquillajes o perfumes; todo le será brindado – Dylan tomaba su papel de mero contratista muy seriamente, aunque muy dentro de él deseaba reír de toda aquella situación y decirle que lo que en verdad deseaba era una cita para un chico que le contrario para saber de ella. Claro que era como confesar que llevaba dos semanas y unos días más, siguiendo sus pasos. Eso era definitivamente extraño para cualquiera.

por **Amélie Delacour** Lun Feb 02, 2015 10:05 pm

Amélie sonrió amablemente, algo muy típico de ella, siempre era amable con todos exceptuando los momentos en que su paciencia se agotaba, y hay que aclarar que la pianista era un enorme recipiente de paciencia para con otros, pero que claro, cuando este colapsa y se derrama, desearían no haber sido la gota que rebozo la copa. Hizo un asentimiento correspondiendo al saludo del joven, como era propio, y no hizo falta que ella se presentara puesto que el parecía saberlo a la perfección. Pudo con solo ver sus ojos la seguridad que solo el conocimiento brinda.

-El gusto es mio, monsiur Dylan.
Respondió ella también, con tono calmado pero vivaz y se rio un poquito de forma baja por la forma tan apresurada que el joven estaba hablando acerca de todo aquello, mas no pudo evitar hacer varias muecas de sorpresa ate las noticias, Amélie no esperaba que nadie le conociese aparte de sus compañeros de clase. Habían llegado a parias aproximadamente hacia tres meses, y entre las reformas de la casa, los preparativos del matrimonio de su hermana y las clases en el conservatorio, no había asistidos a eventos que le permitieran conocer personas diferentes a ese pequeño conjunto que veía casia diario, de ningún tipo, ni siquiera bailes o cumpleaños, ni siquiera paseos por la ciudad. Por qué no podía salir sola y en casa siempre todos estaban ocupados. Además, solo era una aprendiz, aunque su hermana dijese que tenía un don, sabía que había mucho que aprender. Los dones no sirven de nada cuando no se tiene la disciplina necesaria para ponerlos en práctica y hacerlos útiles.

Sin embargo, el joven la había intrigado, sea por sus ojos confiados o las palabras que decía, todo sonaba como si fuese irreal, como si fuese un bonito sueño que ella habría de tener algunos días. El que alguien conociera su música, que la invitara a tocarla frente a otros y que además colocara a su disposición las cosas que ella necesitara, era simplemente maravilloso, su lado soñador se dejó tentar por aquello y miles de preguntas surgieron en su cabecita a la vez que sus ojos adquirieron un esperanzado brillo y sus labios se curvaban en una amplia sonrisa.

-Por favor, joven, siéntese.
Le señalo el sillón a su lado mientras ella tomaba asiento en uno gemelo frente a este.
–¿Desea algo de tomar? ¿Té, café…agua?.

Pregunto enarcando la ceja sin hacer de lado su sonriente semblante. Las ideas y palabras expresada no le sonaban mal, de hecho era música para sus oídos, pero Amélie aunque era muy soñadora y despistada, no era para nada tonta, quería saber más de aquello, cosas que la motivaran y cosas que le aclararan dudas.

-Bueno…Monsieur, Dylan…?-Dejo la pregunta al aire sobre su apellido, puesto que conocer el nombre no es suficiente- Debo decir que estoy sorprendida por todo lo que me dice- parpadea un par de veces sin abandonar una tenue sonrisa. –Es… es maravilloso todo lo que me dice, que quieren una presentación mía, que lo que necesite me lo proveerán… pero… - ahí frunce el ceño un poco, como hace cuando cavila una pregunta y trata de hacerla con el suficiente tacto para hacer sentir cómodo a su interlocutor.- Si no está mal, y creo que no lo está, me gustaría saber… ¿De parte de quien viene tal grata invitación? – Ladea un poco el rostro bajando un poco la mirada con gesto tímido –Hace muy poco mi familia y yo llegamos a parís…conozco muy pocas personas aquí.

por **Fabrice Laurent** Lun Feb 23, 2015 1:14 pm

Tenía infinita confianza en que lo que dijera sería bien recibido por ella. ¿Quién en su sano juicio no dejaría que un rico le invitase a tocar en su mansión? De hecho, siendo más especifico ¿Qué mujer de la clase de ella no sucumbiría fácilmente a alguien que prometiera todo cuanto ella siempre pudo desear? Su experiencia investigando le decía que nadie se resistía a esa clase de cosas, por lo que ya estaba dando por sentado que pronto vería a aquella mujer al lado de joven que le contratará. Amélie se mantuvo atenta a sus palabras y demostró tener muy buena educación incluso estando con un completo extraño que le pedía de las cosas mas inusuales .

Decía todo lo que creía necesario a pesar de las muecas ejercidas por la joven y ya se estaba preparando para las preguntas que ella fuera a hacerle sobre aquel asunto, después de todo estaba ahí para resolver dudas y convencerla de confiar en él, de que le permitiera conocer más de ella y poder llevarla hasta los brazos de aquel sujeto que se moría por estar unos segundos charlando con ella. Ante ese pensamiento solo una risa divertida. Era bastante irónico que aquel rico se muriera por hablar con ella y él fuera el primero en hablar con la joven; seguramente de tener más confianza con su contratista, tal como la tenía con otros, le hubiese hecho burla de aquella situación. Una vez que termino de decir todo aquello, sus ojos se mantuvieron sobre los femeninos y una sonrisa se dibujo en sus labios.
– No gracias, me encuentro bien – respondió ante los amables gestos y costumbres que mostraba la mujer y sin esperar más, tomo asiento donde ella le indicaba. Eso significaba ya que las preguntas comenzarían a fluir y que era probable que su estancia en aquella casa se extendiera bastante pues no se iría de ahí sin que ella aceptara estar frente a aquel joven.

– Laurent, Dylan Laurent – dijo para que de esa manera Amélie se sintiese más segura sobre quien era el que se encontraba sentado frente a ella. Le sonríe tratando de hacerle saber que ya se esperaba todo aquello y que esta listo para darle todas las respuestas que ella le pida – Puedo comprender perfectamente el que tenga dudas. Sé también que hace poco llegaron a París. Quien espera de su presencia le escuchó tocar de casualidad y por eso es que me envío a su búsqueda la cual, permite admitir, no ha sido nada sencilla, pero me gusta poder complacer a todos los involucrados en esta clase de acuerdos – guardo silencio unos momentos – Si bien quien me ha enviado a contratarle preferiría mantenerse anónimo, le daré algunos datos sobre él para que se sienta mucho más cómoda y – rió – se de cuenta de que no corre peligro alguno asistiendo al evento – era más que obvia la desconfianza de la chica para con esa clase de contratos, pero él podría ingeniárselas bastante bien para llevarla – Su nombre es Matthias – se limito a decir, porque claro no soltaría todo de golpe.

por **Amélie Delacour** Dom Mar 08, 2015 12:37 pm

Oh bueno, mucho gusto señor Laurent – respondió la rubia con una cálida sonrisa en sus labios y voz suave. Por lo menos ya sabía el nombre de su interlocutor, eso era algo. Porque a pesar de que ella fuera una persona que siempre le veía el lado bueno a las otras y no tendía a desconfiar, el hecho de que un extraño llegase a tu casa hablándote de algo que para ella sonaba maravilloso, pero que aparecía ante sus ojos como arte de magia, y no era que no creyese en aquella, solo que su hermano le había concientizado de que las cosas así, solo se logran con esfuerzo y sacrificio, no aparecían solas. Aunque igual… los milagros existían. ¿Este sería uno de esos? Ella cruzaba los dedos en secreto rogando porque aquello fuera parte de la intervención divina.

Ya veo…- Dijo la rubia parpadeando un par de veces a la vez que asentía con su cabeza procesando la información que el joven castaño le ha dado. Cuáles serían las posibilidades de aceptar aquello, no podía dar una respuesta enseguida, porque de ser así tendría problemas con su hermano mayor, él era muy receloso y lo primero que haría ser cuestionar al amable joven frente a ella, queriéndole sacar información, si o si de aquel anónimo admirador de su música, y si no obtenía ninguna que le fuera relevante, rechazaría de tajo la oferta que se le había hecho. Ella suspiro pesadamente, con Sebastián en esa posición no sería nada sencillo, además porque pese a lo hermoso que sonaba el poder tocar para otras personas, fuera de su familia y conservatorio, todo el misterio que rodeaba la propuesta le parecía algo muy raro.

-¿Pero la vida está hecha de riesgos no? – se preguntó la joven mentalmente, así mismo ella sabía que aquellas oportunidades eran muy pocas y se presentaban una sola vez, ¿Quién sabría si aquello no sería un peldaño más para darse a conocer? Desde que su hermano le prohibió salir a trabajar tocando en restaurantes desde que llegaron a parís, extraño el poder sentirse útil al aportar algo para su casa y además el contacto con el poco público que alguna vez había tenido y quienes día a día le alentaban a seguir y continuar con su vocación.

Bien, señor Laurent. Seré sin cera respecto a lo que pienso. – carraspeo un poco y entrelazo sus manos apoyándolas en la rodilla tomando una pose serena. – la idea me encanta! – Dijo entusiasmada – pero la falta de información que me da… bueno, yo tengo un hermano, el mayor. Él es quien nos cuida y está pendiente de nosotros en cada aspecto, no podría aceptar sin su consentimiento, el cual pondré en duda que de cuando empiece a cuestionar la información que usted me ha dado y que es… muy poca. – un suspiro pesado escapa de los labios de la rubia quien tenía su mirada algo baja, pero que al momento de cruzarse una loca idea por su cabeza, fijo nuevamente en los ojos ajenos, se acerco solo un poquito y miro hacia ambos lado antes de hablar, como vigilando para que nadie le viera.

-Pero… si no le decimos nada respecto a esto… y el día que se requiera ir a la presentación usted se haría pasar… no sé, por un compañero del conservatorio y diremos que tenía un ensayo para una posible obra… quizás todo sea más sencillo. ¿Me entiende?- Una idea brillante que funcionaria si se planifica mejor, a ella no le gustaba decirle mentiras a su hermano, ni a nadie pero lo hacía por el bien de ella y su futuro como pianista. – ¿Qué dice? – pregunto al joven curvando sus labios en una divertida sonrisa y un brillo cómplice en su mirada.

por **Fabrice Laurent** Vie Mar 27, 2015 9:30 pm

¿Podían sus habilidades realmente convencer a la fémina? Para esos momentos la confianza que demostrara antes comenzaba a mermar seriamente, sobre todo porque la joven preguntaba bastante y ante las respuestas que Dylan le ofrecía, existía solo silencio para responderle, así que las cosas n estaban saliendo justo de la manera en que él lo había esperado y sin embargo, no podía rendirse aún, era muy pronto para terminar tirando la toalla y comenzando a decir más de lo necesario con tal de convencer a la joven de aceptará la propuesta. No todo estaba perdido aún como para soltar todo así que opto por relajarse mucho más en el lugar donde se encontraba y tratar de demostrar que llevaba mucho tiempo haciendo esa clase de trabajos. De verdad que simular no le costo gran trabajo, en si, lo que se le dificultaba era no saber que pensaba ella.

El silencio que se hizo entre ambos fue algo con lo que el investigador estaba acostumbrado a enfrentar, pero no en una situación como esa en la que él hacía de cupido para un chiquillo rico. Sus ojos permanecían fijos en la figura femenina, que de un segundo a otro le miro y abril los labios para que las suaves palabras fluyeran de sus labios.
– No puedo esperar más de usted que su absoluta sinceridad, será algo con lo que estar sumamente agradecido, sea cual sea su respuesta – menciono manteniendo una sonrisa relajada en su rostro mientras que la joven volvía a hablar y entonces, el brillo de la victoria asomo a los ojos del investigador. Ya con aquellas palabras que salían de los labios de Amélie, la mitad de la batalla para hacer que le acompañara estaba ganada, aunque permanecían los detalles que menciono casi enseguida y que eran algo que no podía ser ignorado por ninguno de ambos. Un suspiro salió de los labios de Dylan y paso lentamente la mano por sus cabellos, desviando la mirada a una mesita que se encontraba en aquel lugar – Y no es que no quisiera darle toda la información que usted necesite, sino que mi empleador es bastante estricto en ese aspecto y le encanta conocer a aquellos que le deleitan con su música de manera personal y el día de la presentación, aunque creo que debería existir una manera de llevar esto a cabo y que las cosas salgan bien para todos – miro de reojo a la joven, porque notaba el deseo en ella de acudir a la presentación que él le decía así que solo requería un ligero empujón para que su mente comenzara a maquinar.

Le miro con interés ya que ella volvió a hablar y una sonrisa más extensa asomo a los labios del detective quien asentía con suavidad a las palabras de la muchacha.
– Entiendo a la perfección lo que quiere decir y esta de más que le diga que contara conmigo para cualquier cosa que crea conveniente hacer, yo lo que deseo es que tanto quien planea contratarle como usted, salgan beneficiados de este negocio. Estoy dispuesto a hacerme pasar por lo que me pida así que con eso creo que solo me resta preguntarle y para estar del todo seguro ¿Esta aceptando la propuesta que le hago? – rió – quizás sea más que obvio que es de esa manera, pero vera que… más vale que este completamente seguro de ello antes de que cualquier otra cosa llegue a suceder – no había esperado ser parte de la operación escape de la joven, de hecho, creía que después de aquel encuentro no la volvería a ver pero las cosas no le estaban saliendo, en definitiva, como lo que él planeaba, así que termino por aceptar acompañarle, porque era lo mejor y lo que le llevaría a tener el pago por sus servicios. Amélie era solo una parte de la transacción que debía efectuar y no era nada más que eso, al menos, no hasta ese momento – ¿Y sería mucha molestia que me informara de lo que debo decir cuando venga por usted?

por Contenido patrocinado

Un trato con el destino [Privado]

Un trato con el destino [Privado]

Re: Un trato con el destino [Privado]

Re: Un trato con el destino [Privado]

Re: Un trato con el destino [Privado]

Re: Un trato con el destino [Privado]

Re: Un trato con el destino [Privado]

Re: Un trato con el destino [Privado]

Re: Un trato con el destino [Privado]