AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Los cerezos también florecen por la noche (priv)
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Los cerezos también florecen por la noche (priv)
La avenida comercial lucía abarrotada, muchas fabricas solían cerrar a estas horas de la noche para huir de las horas de máxima oscuridad. La razón era la escasez de luz, realmente una amputación o dos no era algo que les preocupara mucho a los dueños de las fabricas, pero con la luz de la noche cerrada llegaba un momento en el que el numero de lesiones era tal que se perdía más tiempo retirando a los mutilados y heridos de las maquinas que fabricando los productos para la venta. Por esa razón ahora habían muchos miembros de la clase baja paseando por las calles, realmente ninguno compraría nada, lo único que hacían era apestar con su olor a sudor y a obrero la calle. Ciertamente me recordaba bastante al hogar.
Normalmente cuando paseaba por estos lugares lo hacía con fines comerciales, normalmente para forzar a alguno de los tenderos para conseguir algún "favor". Hoy no era ese día, realmente este día había sido bastante tranquilo e incluso me había permitido dar un paseo por las calles de París, sin mayor pretensión que ver la ciudad y a sus gentes.
Normalmente no solía salir por las calles yo solo, siempre solía venir acompañado de alguno de los fortachones que usaba de vigilantes en la fabrica, aunque no porque realmente los necesitara pero en esta sociedad la estética era muy importante, y el ir acompañado de un fortachón que le saca la cabeza a todo el mundo es algo que impone bastante respeto, el suficiente como para que ni siquiera muchos de los gendarmes llegaran a pararme o siquiera a mirarme mucho.
Ajusté mi gabardina para cerrarla, realmente no soy una persona muy friolera pero la noche parisina era bastante dura y fría podía calarte bastante los huesos muy rápidamente. Veía a muchos mendigos sin ninguna manta o protección, y en alguna parte de mi mente incluso llegaba a sentir pena de ellos, en otro tiempo yo también había sentido el frío, cuando perdimos todo mis hermanos y yo. Nosotros salimos adelante, conseguimos recuperar la fortuna que tuvimos antes, incluso la aumentamos. Si ellos siguen en las calles, es porque no han tenido la inteligencia para librarse de su situación
Normalmente cuando paseaba por estos lugares lo hacía con fines comerciales, normalmente para forzar a alguno de los tenderos para conseguir algún "favor". Hoy no era ese día, realmente este día había sido bastante tranquilo e incluso me había permitido dar un paseo por las calles de París, sin mayor pretensión que ver la ciudad y a sus gentes.
Normalmente no solía salir por las calles yo solo, siempre solía venir acompañado de alguno de los fortachones que usaba de vigilantes en la fabrica, aunque no porque realmente los necesitara pero en esta sociedad la estética era muy importante, y el ir acompañado de un fortachón que le saca la cabeza a todo el mundo es algo que impone bastante respeto, el suficiente como para que ni siquiera muchos de los gendarmes llegaran a pararme o siquiera a mirarme mucho.
Ajusté mi gabardina para cerrarla, realmente no soy una persona muy friolera pero la noche parisina era bastante dura y fría podía calarte bastante los huesos muy rápidamente. Veía a muchos mendigos sin ninguna manta o protección, y en alguna parte de mi mente incluso llegaba a sentir pena de ellos, en otro tiempo yo también había sentido el frío, cuando perdimos todo mis hermanos y yo. Nosotros salimos adelante, conseguimos recuperar la fortuna que tuvimos antes, incluso la aumentamos. Si ellos siguen en las calles, es porque no han tenido la inteligencia para librarse de su situación
Hans Ortolani- Hechicero Clase Alta
- Mensajes : 40
Fecha de inscripción : 08/12/2014
Re: Los cerezos también florecen por la noche (priv)
Era él, no había duda. Era Ortolani. Encajaba perfectamente con la descripción, aunque según me habían dicho le solía acompañar algún chucho guardián y hoy estaba solo. Me sentía algo nerviosa porque éste era mi primer encargo en París, no podía cometer fallos, en la vida criminal tu reputación es tu futuro. El uniforme de trabajo, en versión mozo de almacén (con una gorra bien calzada para ocultar la cara) era bastante fino y no podía parar de tiritar, debía darme prisa.
Había conseguido el trabajo conociendo a la gente adecuada en una sucia taberna cercana al río. Por lo visto, ese tal Hans Ortolani había aparecido de la nada y se había hecho con un trozo de tarta demasiado grande como para pasar desapercibido. Un par de tipos estaban molestos pero no parecían querer abrir una guerra abierta contra Ortolani. Según decían, la suerte siempre acababan poniéndose de su lado. Así que, habían enviado a uno de sus secuaces para contratar a un ratero del tres al cuarto y que no pudieran relacionarlos con el incidente. Bueno, esta raterilla ya se había cubierto las espaldas por si algo salía mal.
Mantuve la mirada fija en mi objetivo, por suerte para mi, parecía bastante tranquilo. No sólo su aura, su postura y sus movimientos mostraban a un hombre seguro, confiante. El plan era bastante sencillo, me habían dado una pluma estilográfica de esas nuevas que llevaban un depósito recargable, sin necesidad de tintero, sólo tenía que dejársela en el bolsillo y hacerle una señal a los gendarmes del final de la calle (obviamente comprados) para que le detengan. "Si me llevo la pluma, gano cien veces más" parecía ser frase de moda en mi cabeza, me tenía que repetir una y otra vez que lo hacía por mi reputación.
Suspiré. Ya era la hora, el final de la calle estaba cerca. Me ajusté la gorra, bajando la visera y aceleré. Acorté la distancia rápidamente, apenas estaba a un paso de él. Con soltura, saqué la pluma de mi bolsillo y lo coloqué en su gabardina. Le adelanté, acelerando de nuevo para volver a mezclarme con la muchedumbre pero había algo raro, dudaba que él hubiera notado nada, había sido un movimiento diestro. Sin embargo, una sensación de pánico, impropia de mi, me recorría el cuerpo. Parecía que mis piernas se iban a parar en cualquier momento ¿Qué estaba pasando?. Me mordí el labio con fuerza para tranquilizarme y obligué a mis piernas a obedecer. Tenía que salir de allí.
Había conseguido el trabajo conociendo a la gente adecuada en una sucia taberna cercana al río. Por lo visto, ese tal Hans Ortolani había aparecido de la nada y se había hecho con un trozo de tarta demasiado grande como para pasar desapercibido. Un par de tipos estaban molestos pero no parecían querer abrir una guerra abierta contra Ortolani. Según decían, la suerte siempre acababan poniéndose de su lado. Así que, habían enviado a uno de sus secuaces para contratar a un ratero del tres al cuarto y que no pudieran relacionarlos con el incidente. Bueno, esta raterilla ya se había cubierto las espaldas por si algo salía mal.
Mantuve la mirada fija en mi objetivo, por suerte para mi, parecía bastante tranquilo. No sólo su aura, su postura y sus movimientos mostraban a un hombre seguro, confiante. El plan era bastante sencillo, me habían dado una pluma estilográfica de esas nuevas que llevaban un depósito recargable, sin necesidad de tintero, sólo tenía que dejársela en el bolsillo y hacerle una señal a los gendarmes del final de la calle (obviamente comprados) para que le detengan. "Si me llevo la pluma, gano cien veces más" parecía ser frase de moda en mi cabeza, me tenía que repetir una y otra vez que lo hacía por mi reputación.
Suspiré. Ya era la hora, el final de la calle estaba cerca. Me ajusté la gorra, bajando la visera y aceleré. Acorté la distancia rápidamente, apenas estaba a un paso de él. Con soltura, saqué la pluma de mi bolsillo y lo coloqué en su gabardina. Le adelanté, acelerando de nuevo para volver a mezclarme con la muchedumbre pero había algo raro, dudaba que él hubiera notado nada, había sido un movimiento diestro. Sin embargo, una sensación de pánico, impropia de mi, me recorría el cuerpo. Parecía que mis piernas se iban a parar en cualquier momento ¿Qué estaba pasando?. Me mordí el labio con fuerza para tranquilizarme y obligué a mis piernas a obedecer. Tenía que salir de allí.
Cerise Moreau- Hechicero Clase Baja
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Fecha de inscripción : 17/10/2014
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Re: Los cerezos también florecen por la noche (priv)
El tumulto de gente en las calles era un poco asfixiante, uno no podía evitar chocar con las personas que iban en la dirección contraria. Tanta era la gente que ni siquiera uno se percato de esa ladronzuela que me dejó la pluma en el bolsillo, fui a enterarme de la situación por la cortesía de dos grandes agentes, en el sentido más literal de la palabra. Esto no era algo que me esperara, pero tampoco podía decir que me preocupara en sobremanera, tenía suficientes trucos sobre la manga para librarme de estas situaciones.
-Señor, va a tener que acompañarnos.- dijo el gendarme cogiéndome del brazo, ese era todo el contacto que necesitaba, suficiente para ahondar en su mente, suficiente también para anular su voluntad y tomarla como propia, no sería la primera persona con la que lo hacía. Prefería explorar las mentes con bajas defensas, el sueño era un gran aliado. Las mentes conscientes con pensamientos que van y vienen solían ser confusas.
-Seguro que podemos llegar a un acuerdo.- dije mientras cogía la pluma y la guardaba en el bolsillo del gendarme bajo mi control. El otro guarda pronto bajó la vista y miró a su alrededor, en esta ciudad estas situaciones no eran extrañas, de todos era sabidos que los gendarmes son gente muy propensa a recibir dinero por ciertos favores. Para cualquiera que lo viera de fuera podría parecer que acababa de untar al policía, lo que no sabían es que no lo necesitaba, solo era puro teatro.
-¿Quien?.- dije al oido del policía, para evocar la imagen del dueño de la pluma en su mente. El brazo del policía señaló hacia el tumulto de gente, mientras en su mente se dibujaba la imagen de lo que parecía un joven mozo. Miraba al tumulto, hasta que al final di con la presa de mi nueva cacería. No entendía cual era la razón por la que me había pasado este incidente, pero podía imaginármelo. Mucha gente me odiaba en esta ciudad, un intento como este requería un fuerte escarmiento y para ello necesitaba saber quien era y seguro que esa información estaba en la mente de ese mozo de almacén.
Los gendarmes comenzaron a caminar en dirección contraria a la que tomaba yo. El gendarme al que no había dado la pluma dio un par de codazos a su compañero, que aún estaba confuso sin realmente sin saber que era lo que acababa de pasar, simplemente veía que ahora era él el que tenía la pluma, la cual era muy, muy cara. Se creería lo que quisiera creerse, pero era algo que no debía salir de allí, a los comerciantes de la región no les gustaría este soborno. Esto no había ocurrido.
-Señor, va a tener que acompañarnos.- dijo el gendarme cogiéndome del brazo, ese era todo el contacto que necesitaba, suficiente para ahondar en su mente, suficiente también para anular su voluntad y tomarla como propia, no sería la primera persona con la que lo hacía. Prefería explorar las mentes con bajas defensas, el sueño era un gran aliado. Las mentes conscientes con pensamientos que van y vienen solían ser confusas.
-Seguro que podemos llegar a un acuerdo.- dije mientras cogía la pluma y la guardaba en el bolsillo del gendarme bajo mi control. El otro guarda pronto bajó la vista y miró a su alrededor, en esta ciudad estas situaciones no eran extrañas, de todos era sabidos que los gendarmes son gente muy propensa a recibir dinero por ciertos favores. Para cualquiera que lo viera de fuera podría parecer que acababa de untar al policía, lo que no sabían es que no lo necesitaba, solo era puro teatro.
-¿Quien?.- dije al oido del policía, para evocar la imagen del dueño de la pluma en su mente. El brazo del policía señaló hacia el tumulto de gente, mientras en su mente se dibujaba la imagen de lo que parecía un joven mozo. Miraba al tumulto, hasta que al final di con la presa de mi nueva cacería. No entendía cual era la razón por la que me había pasado este incidente, pero podía imaginármelo. Mucha gente me odiaba en esta ciudad, un intento como este requería un fuerte escarmiento y para ello necesitaba saber quien era y seguro que esa información estaba en la mente de ese mozo de almacén.
Los gendarmes comenzaron a caminar en dirección contraria a la que tomaba yo. El gendarme al que no había dado la pluma dio un par de codazos a su compañero, que aún estaba confuso sin realmente sin saber que era lo que acababa de pasar, simplemente veía que ahora era él el que tenía la pluma, la cual era muy, muy cara. Se creería lo que quisiera creerse, pero era algo que no debía salir de allí, a los comerciantes de la región no les gustaría este soborno. Esto no había ocurrido.
Hans Ortolani- Hechicero Clase Alta
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Fecha de inscripción : 08/12/2014
Re: Los cerezos también florecen por la noche (priv)
Me alejaba, poco a poco parecía que mi cabeza volvía a estar en su sitio. Desde que había llegado a la ciudad, no parecía yo misma. Eché la vista atrás para confirmar que los picoletos cumplían su papel pero el brazo de uno de ellos me señalaba, delatándome.
-Mierda.- mascullé. Por suerte, parecía que mis piernas habían aprendido la lección y salí corriendo, a empujones entre la multitud. La sangre se me subía a la cabeza mientras rebotaba entre la gente intentando avanzar. Mientras huía mi mente buscaba una explicación ¿Qué había sido eso? Claramente, el aura de esos dos policías estaba afectada, parecían estar bajo un terror absoluto. Todo apuntaba a que lo había hecho Ortolani pero parecía un simple humano, su aura no mostraba que fuera sobrenatural pero había sometido fácilmente a los dos gendarmes... ¡¿era un hechicero?! llevaba buscando un maldito hechicero durante dos semanas y cuando lo encontraba, trataba de inculparle en un crimen. Sólo esperaba que no encontrara la nota oculta en la pluma.
Mi cuerpo no aguantaría ese ritmo mucho más, tenía que buscar una salida rápidamente. Todas las tiendas que cruzaban mis ojos estaban cerradas ya. Me agaché, para salir de su campo de visión y giré a una de las callejuelas adyacentes. Era una callejuela estrecha y oscura, vacía sí pero con un olor tan fuerte a orín que dejaba una sensación de mareo. Además, era una ruta bastante obvia, seguro que me seguiría, así que lo mejor sería cambiar de perspectiva. Me propuse trepar por una de las tuberías cercanas, por suerte ese edificio era algo bajo, podría guarecerme en el tejado y el seguiría buscando por las calles.
Me agarré a un saliente cercano a la tubería y me apoyé en un estrecho tejadillo de madera que separaba los pisos, gracias París por tus innumerables detalles arquitectónicos. En ese momento, alguien entró en la callejuela. Me encaramé a la pared y me tapé la boca con la mano, para silenciar mis jadeos. Sólo deseaba que, esta vez, la suerte no estuviera de lado del hechicero.
-Mierda.- mascullé. Por suerte, parecía que mis piernas habían aprendido la lección y salí corriendo, a empujones entre la multitud. La sangre se me subía a la cabeza mientras rebotaba entre la gente intentando avanzar. Mientras huía mi mente buscaba una explicación ¿Qué había sido eso? Claramente, el aura de esos dos policías estaba afectada, parecían estar bajo un terror absoluto. Todo apuntaba a que lo había hecho Ortolani pero parecía un simple humano, su aura no mostraba que fuera sobrenatural pero había sometido fácilmente a los dos gendarmes... ¡¿era un hechicero?! llevaba buscando un maldito hechicero durante dos semanas y cuando lo encontraba, trataba de inculparle en un crimen. Sólo esperaba que no encontrara la nota oculta en la pluma.
Mi cuerpo no aguantaría ese ritmo mucho más, tenía que buscar una salida rápidamente. Todas las tiendas que cruzaban mis ojos estaban cerradas ya. Me agaché, para salir de su campo de visión y giré a una de las callejuelas adyacentes. Era una callejuela estrecha y oscura, vacía sí pero con un olor tan fuerte a orín que dejaba una sensación de mareo. Además, era una ruta bastante obvia, seguro que me seguiría, así que lo mejor sería cambiar de perspectiva. Me propuse trepar por una de las tuberías cercanas, por suerte ese edificio era algo bajo, podría guarecerme en el tejado y el seguiría buscando por las calles.
Me agarré a un saliente cercano a la tubería y me apoyé en un estrecho tejadillo de madera que separaba los pisos, gracias París por tus innumerables detalles arquitectónicos. En ese momento, alguien entró en la callejuela. Me encaramé a la pared y me tapé la boca con la mano, para silenciar mis jadeos. Sólo deseaba que, esta vez, la suerte no estuviera de lado del hechicero.
Cerise Moreau- Hechicero Clase Baja
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Fecha de inscripción : 17/10/2014
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Re: Los cerezos también florecen por la noche (priv)
El joven era muy rápido y claramente conocía mejor que yo las calles de esta ciudad; nada más levantar el brazo el policía, salió corriendo como alma que lleva el diablo. No podía negar que aquello me divertía un poquito, normalmente le dejaba estas persecuciones a los fortachones que solían "protegerme", pero hoy el disfrute iba a ser mio. A veces incluso llegaba a sentir que estos momentos emocionantes de persecuciones, en los que el corazón late a mil por hora no volverán a mis dias, por suerte me equivoco en esto frecuentemente.
Intenté no correr, pues no quería llamar la atención. No tardé en perderlo, pero no me preocupaba, los espiritus estaban de mi parte esta noche. De la gabardina saque un pequeño saco de color rojo sangre, aterciopelado. Miré de lado a lado, un poco temeroso de que cualquier estúpido pudiera verme, realmente era solucionable, tenía preparadas pocimas para estas contingencias, algunas que borraban la memoria, otras que daban la sensación de que todo era un sueño, otras más extrañas y peligrosas que imbuían la locura en la mente del sujeto, el tormento de los gritos de los espiritus podía turbar a cualquiera. Saqué las tabas de hueso inscritas con runas célticas. No solía usarlas tanto, eran más un recuerdo que un útil, habían pertenecido a mi madre. Ella las utilizaba para comunicarse y pedir consejo de los espiritus del bosque, yo les encontré otras funciones.
-¿Dónde está el joven ladrón?.- dije mientras las lanzaba un poco en el aire, sin resultados. Miraba extrañado las tabas cuando caí en la cuenta. -¿Donde está la joven ladrona?.- La dirección quedó clara.
Seguí el camino hasta un callejón sin salida, ¿cómo podía ser? Aquí no estaba la joven. Otra pregunta a las tabas con una respuesta confunsa, miré en todas direcciones sin suerte. -Bueno, modemioselle...- dije volviendo a tirar las tabas, con la pregunta de si podía o no oirme.- Tranquila, quiero que sepas que no tengo intención de hacerte ningún daño. No me interesa el mensajero, sino el emisor del mensaje. Seguro que podemos llegar a algún tipo de acuerdo entre ambos.- Planeaba usar el mismo truco que para con los gendarmes, funcionaba a final de cuentas.
Intenté no correr, pues no quería llamar la atención. No tardé en perderlo, pero no me preocupaba, los espiritus estaban de mi parte esta noche. De la gabardina saque un pequeño saco de color rojo sangre, aterciopelado. Miré de lado a lado, un poco temeroso de que cualquier estúpido pudiera verme, realmente era solucionable, tenía preparadas pocimas para estas contingencias, algunas que borraban la memoria, otras que daban la sensación de que todo era un sueño, otras más extrañas y peligrosas que imbuían la locura en la mente del sujeto, el tormento de los gritos de los espiritus podía turbar a cualquiera. Saqué las tabas de hueso inscritas con runas célticas. No solía usarlas tanto, eran más un recuerdo que un útil, habían pertenecido a mi madre. Ella las utilizaba para comunicarse y pedir consejo de los espiritus del bosque, yo les encontré otras funciones.
-¿Dónde está el joven ladrón?.- dije mientras las lanzaba un poco en el aire, sin resultados. Miraba extrañado las tabas cuando caí en la cuenta. -¿Donde está la joven ladrona?.- La dirección quedó clara.
Seguí el camino hasta un callejón sin salida, ¿cómo podía ser? Aquí no estaba la joven. Otra pregunta a las tabas con una respuesta confunsa, miré en todas direcciones sin suerte. -Bueno, modemioselle...- dije volviendo a tirar las tabas, con la pregunta de si podía o no oirme.- Tranquila, quiero que sepas que no tengo intención de hacerte ningún daño. No me interesa el mensajero, sino el emisor del mensaje. Seguro que podemos llegar a algún tipo de acuerdo entre ambos.- Planeaba usar el mismo truco que para con los gendarmes, funcionaba a final de cuentas.
Hans Ortolani- Hechicero Clase Alta
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Fecha de inscripción : 08/12/2014
Re: Los cerezos también florecen por la noche (priv)
Las tabas y esa pregunta, desde luego era un hechicero, mientras maldecía mi suerte algo de envidia y una extrema curiosidad se adueñaban de mi mente... si yo fuera tan poderosa como él...
Ante la mención de un posible trato me quedé más quieta todavía ¿Quién se lo iba a creer? Antes de mover un músculo tenía que pensar en mis opciones. Podría saltar encima suya y tratar de huir pero dada la altura y mi corpulencia, la que saldría peor parada sería yo. Si trataba de seguir trepando sabría donde estoy fácilmente, podría lanzarme algo o acorralarme en el tejado. Su opción cada vez parecía más tentadora aunque era seguramente una trampa... tenía que jugar bien mis cartas.
- De acuerdo pero no me moveré aquí .- Repliqué, tratando de sonar firme, obviando lo incómodo de mi posición. - Sepa que no formo parte de ellos, mi única misión era colocarle esa pluma. Sin embargo, puedo darle lo que quiere, sé quien se lo ha hecho, se lo diré pero en mis propios términos. -Hablar con la cara pegada a una pared no era lo ideal, tenía que forzar la voz demasiado.- Seré rápida. Yo le digo quiénes son y usted se larga. Si además quiere saber qué querían hacerle y dónde puede encontrarles, deje usted las tabas en el suelo y dígame como usarlas ... luego, márchese.- Me arrepentí inmediatamente ¿Las tabas? ¿Qué demonios me pasaba? En vez de buscar perdón trataba de robarle, pero es que, si el podía usarlas, yo también... había que intentarlo. - Piense que si muero, no le serviré de nada.
Ante la mención de un posible trato me quedé más quieta todavía ¿Quién se lo iba a creer? Antes de mover un músculo tenía que pensar en mis opciones. Podría saltar encima suya y tratar de huir pero dada la altura y mi corpulencia, la que saldría peor parada sería yo. Si trataba de seguir trepando sabría donde estoy fácilmente, podría lanzarme algo o acorralarme en el tejado. Su opción cada vez parecía más tentadora aunque era seguramente una trampa... tenía que jugar bien mis cartas.
- De acuerdo pero no me moveré aquí .- Repliqué, tratando de sonar firme, obviando lo incómodo de mi posición. - Sepa que no formo parte de ellos, mi única misión era colocarle esa pluma. Sin embargo, puedo darle lo que quiere, sé quien se lo ha hecho, se lo diré pero en mis propios términos. -Hablar con la cara pegada a una pared no era lo ideal, tenía que forzar la voz demasiado.- Seré rápida. Yo le digo quiénes son y usted se larga. Si además quiere saber qué querían hacerle y dónde puede encontrarles, deje usted las tabas en el suelo y dígame como usarlas ... luego, márchese.- Me arrepentí inmediatamente ¿Las tabas? ¿Qué demonios me pasaba? En vez de buscar perdón trataba de robarle, pero es que, si el podía usarlas, yo también... había que intentarlo. - Piense que si muero, no le serviré de nada.
Cerise Moreau- Hechicero Clase Baja
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Re: Los cerezos también florecen por la noche (priv)
-Me encantaría hacer lo que pide, pero me temo que no va a ser posible.- ¿Que era lo que debía hacer ahora? Me había visto utilizar las tabas, ¿debía atraparla y limpiarle la mente de todo recuerdo? Normalmente era lo que haría, pero tenía un extraño presentimiento con esto. No era algo material ni tangible, era algo.... un algo que me decía que realmente esta joven me valía más viva que muerta.... o incapacitada permanentemente.... - No creo que usted pudiera hacer nada con estos inertes trozos de piedras ¿o sí?.- No solo le hacía la pregunta a ella, al mismo tiempo había lanzado las tabas al aire, buscando una respuesta sincera a la pregunta, a fin de cuentas los espiritus no mentían nunca. La respuesta me sorprendió bastante, pues era la primera vez en esta ciudad que las tabas me daban una respuesta como esta.
- Y aunque sí que pudiera usarlas, requiere meses de estudio poder entender los mensajes que dicen... no es algo para explicar en un callejón a una neófita en este arte en concreto.-dije con una media sonrisa en los labios. Ahora tenía mucho más interés en la joven que antes. Una de las razones por las que había crecido tanto en la ciudad era porque sabía rodearme bien de la gente. Para muchos podían parecer despojos sociales, pero yo podía ver la realidad. Eran los próximos reyes de París.
-Tampoco puedo dejarla ir libremente.- dije subiendo un poco los hombros a modo de disculpa, estaba siendo muy amable, ahora sentía interés por ella. Eso no era algo que pasara conmigo normalmente.- No puedo irme sin asegurarme de que nada más irme usted vaya y avise a esos “comerciantes”, eso me traería muchos problemas.- Realmente no iba a dejarla allí, eso no iba a ocurrir, no habría forma de convencerme de eso.- Solo puedo ofrecerle una única salida. Acompáñeme. Lléveme hacia esos amigos comunes, para que pueda hacerles una visita y agradecerles personalmente la pluma.- Normalmente este solía ser un punto difícil para estos contratados, traicionar a sus jefes así solía significar su propia muerte. Pero este caso sería diferente, a fin de cuentas ella me interesaba.- Dios sabe que su ayuda puede ser muy útil para mi, y también sabe que soy muy agradecido con estas cosas.- No lo decía abiertamente, nunca lo decía abiertamente, pero era una proposición laboral en toda regla, obviamente sujeta a que no me mintiera ahora y condicionada a que todo saliera bien.
- Y aunque sí que pudiera usarlas, requiere meses de estudio poder entender los mensajes que dicen... no es algo para explicar en un callejón a una neófita en este arte en concreto.-dije con una media sonrisa en los labios. Ahora tenía mucho más interés en la joven que antes. Una de las razones por las que había crecido tanto en la ciudad era porque sabía rodearme bien de la gente. Para muchos podían parecer despojos sociales, pero yo podía ver la realidad. Eran los próximos reyes de París.
-Tampoco puedo dejarla ir libremente.- dije subiendo un poco los hombros a modo de disculpa, estaba siendo muy amable, ahora sentía interés por ella. Eso no era algo que pasara conmigo normalmente.- No puedo irme sin asegurarme de que nada más irme usted vaya y avise a esos “comerciantes”, eso me traería muchos problemas.- Realmente no iba a dejarla allí, eso no iba a ocurrir, no habría forma de convencerme de eso.- Solo puedo ofrecerle una única salida. Acompáñeme. Lléveme hacia esos amigos comunes, para que pueda hacerles una visita y agradecerles personalmente la pluma.- Normalmente este solía ser un punto difícil para estos contratados, traicionar a sus jefes así solía significar su propia muerte. Pero este caso sería diferente, a fin de cuentas ella me interesaba.- Dios sabe que su ayuda puede ser muy útil para mi, y también sabe que soy muy agradecido con estas cosas.- No lo decía abiertamente, nunca lo decía abiertamente, pero era una proposición laboral en toda regla, obviamente sujeta a que no me mintiera ahora y condicionada a que todo saliera bien.
Hans Ortolani- Hechicero Clase Alta
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Fecha de inscripción : 08/12/2014
Re: Los cerezos también florecen por la noche (priv)
La negativa fue bastante obvia, sabía de lo ridículo de mi proposición pero en este tipo de regates hay que tantear el terreno primero, me estaba jugando la vida. No podía mira al hombre más que de reojo, dada mi postura, pero por sus palabras y el sonido de lo que parecían ser las tabas de nuevo en el aire, había entendido que era una hechicera. Me moría de curiosidad por saber como lo hacía, cómo sabía la respuesta al lanzarlas al aire. Decía que eran meses de estudio pero si las tenía, podía conseguirlo por mi cuenta, estaba segura.
Decidí bajar, si me iba a matar ahora, al menos perdería la información y una vez estuviéramos en la calle podría tratar de escabullirme si la cosa se ponía fea. Tanteé la pared hasta dar con la tubería y bajé rápidamente. En cuanto toqué el suelo me alejé del hechicero tanto como lo permitía aquel estrecho callejón. Mantuve los ojos clavado en el hombre, a la espera de un súbito ataque.
-¿Quiere que aparezca por allí con usted ?- resoplé- Si me mata ahora acabaríamos antes.- Estaba algo cansada de jugar al ratón y al gato, no era mi estilo. Él debía pensar que al verme, me matarían en el acto pero excepto por el intermediario, no me conocían, yo había averiguado quienes eran precisamente por si surgía una situación como ésta. Por desgracia, mi cara no era fácil de olvidar, podrían relacionarme fácilmente y yo no les valía de nada- Seguramente, sabrán de mi fra.... el fracaso en poco tiempo. Sin embargo, ellos no saben que les conozco, no se esperarán una respuesta rápida de vuestra parte.
Quería pedirle alguna garantía pero nada me venía a la mente, estaba en clara desventaja, no podía más que seguirle la corriente.- Mi vida por la información y me enseña lo de las tabas por el paseo hasta su escondite.- Desde luego, no era sensato quedarse cerca de Ortolani pero menos lo era aún ponerse en su contra y si le acompañaba quizás pudiera aprender algo de él y tratar de replicarlo por mi cuenta ¿Cuantas oportunidades más tendría de ver a un brujo poderoso en acción?- Por cierto, me llamo Cerise.
Cerise Moreau- Hechicero Clase Baja
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Fecha de inscripción : 17/10/2014
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Re: Los cerezos también florecen por la noche (priv)
Metí las pequeñas tabas dentro del saco nuevamente, para cualquiera que las viera desde el exterior no tenían ningún valor, no eran más que unas pequeñas piezas de madera de nogal, no más grandes que una judía. Lo unico que podía desentonar un poco eran las letras que tenía grabadas encima, silabas escritas en un lenguaje antiguo, proveniente de las lejanas montañas del Cáucaso, hogar de los ancestros de mi difunta madre, primera dueña de las tabas. Era bastante reticente a prestarle las tabas, pues era el único recuerdo físico que conservaba de mi madre, pero era algo que tenía que hacer si buscaba convencer a la muchacha. Bien es sabido que normalmente no suelo hacer las cosas de ese modo, pero los espíritus me advertían de esta joven. Era peligrosa, iba a ser peligrosa, podía ver el poder durmiente en su alma. No quería un enemigo así, tenía que obligarla a mi bando, tenía que conseguir que ese poder fuera mi siervo y no mi verdugo.
Dejé el pequeño saco en su mano, ese leve contacto fue suficiente para mi, no más de un segundo en el que entre como fuego en su memoria más reciente, buscando a los ejecutores reales del trabajo de la pluma. No necesitaba que ella me diera la información, pero tampoco tenía intención de eliminarla, era valiosa... o podía serlo. No podía saber si había notado mi intrusión o no.- Me devolverás las tabas al final de todo esto Acto seguido, y sin mediarle palabra saqué un pequeño anillo del bolsillo y lo coloqué en mi dedo. Este anillo lo usaba como método de comunicación, al otro lado uno de mis mayores y confiables hombres, otro hechicero, de baja ralea.- Encuéntralo James, tráemelo.- dije susurrando al anillo. Para cuando llegáramos, esperaba que ese sucio comerciante ya estuviera a buen recaudo en mi sótano. Quería que supiera que no se debe jugar con Ortolani.
-Bien Cesire, acompáñame y te diré como entender el mensaje de estas tabas.- dije mientras, en un intento de ser galante... y de tenerla bien vigilada, le ofrecía paso por el callejón. No podía enseñarle de camino a mi escondite, no era seguro usar la magia sin mirar a los dos lados de la calle. Mi casa sería más seguro, aunque estaba seguro de que no le gustaría así que no lo comenté directamente.
- Su ayuda esta siendo muy útil señorita y tal vez podríamos conseguir otros acuerdos que nos beneficiaran, no se tome a la ligera este contrato.- Podía ofrecer mucho, aunque obviamente me interesaba, los brujos poderosos son difíciles de encontrar. O no tenían potencial o ya tenían un nivel suficientemente alto como para no interesarles un mayor aprendizaje, ergo no me servían para nada. Si yo había logrado mucho en poco tiempo gracias a mi poder, con otro igual que yo podía poner París bajo mi bota.
Dejé el pequeño saco en su mano, ese leve contacto fue suficiente para mi, no más de un segundo en el que entre como fuego en su memoria más reciente, buscando a los ejecutores reales del trabajo de la pluma. No necesitaba que ella me diera la información, pero tampoco tenía intención de eliminarla, era valiosa... o podía serlo. No podía saber si había notado mi intrusión o no.- Me devolverás las tabas al final de todo esto Acto seguido, y sin mediarle palabra saqué un pequeño anillo del bolsillo y lo coloqué en mi dedo. Este anillo lo usaba como método de comunicación, al otro lado uno de mis mayores y confiables hombres, otro hechicero, de baja ralea.- Encuéntralo James, tráemelo.- dije susurrando al anillo. Para cuando llegáramos, esperaba que ese sucio comerciante ya estuviera a buen recaudo en mi sótano. Quería que supiera que no se debe jugar con Ortolani.
-Bien Cesire, acompáñame y te diré como entender el mensaje de estas tabas.- dije mientras, en un intento de ser galante... y de tenerla bien vigilada, le ofrecía paso por el callejón. No podía enseñarle de camino a mi escondite, no era seguro usar la magia sin mirar a los dos lados de la calle. Mi casa sería más seguro, aunque estaba seguro de que no le gustaría así que no lo comenté directamente.
- Su ayuda esta siendo muy útil señorita y tal vez podríamos conseguir otros acuerdos que nos beneficiaran, no se tome a la ligera este contrato.- Podía ofrecer mucho, aunque obviamente me interesaba, los brujos poderosos son difíciles de encontrar. O no tenían potencial o ya tenían un nivel suficientemente alto como para no interesarles un mayor aprendizaje, ergo no me servían para nada. Si yo había logrado mucho en poco tiempo gracias a mi poder, con otro igual que yo podía poner París bajo mi bota.
Hans Ortolani- Hechicero Clase Alta
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Re: Los cerezos también florecen por la noche (priv)
Agarré rápidamente las bolsa y metí la mano en ella cogiendo una pieza al azar, la toqué, tratando de descifrar los grabados sólo con mi mano. Me sentía excitada, pletórica, tenía ganas lanzarlas al aire y preguntar cualquier cosa, en ese momento nada más ocupaba mi mente, tenía la guardia baja. Le seguí, sin prestar mucha atención a lo que decía.
- El que vino a buscarme se llamaba Fabien pero no era más que uno de sus lacayos - le comenté mientras seguía jugueteando con las tabas.- Le seguí, por si acaso y me llevó hasta una fabrica de hilo, no muy lejos de la tuya.- estaba tan absorta, tratando de memorizar cada detalle de las piezas que incluso había empezado a tutearle.- Me llevó hasta la familia Allamand. Por lo visto no están muy contentos contigo. Esa pluma tenía una especie de mensaje que te relacionaba con la muerte de un pez gordo y todas esas mie... cosas políticas.
Quería sacar las tabas y preguntar pero no sólo eso, quería más, saber como funcionaban, saber qué más podía hacer ese hombre, qué más podría hacer yo. Cuando escuché su proposición, lo ojos me brillaron y apreté la bolsa con fuerza. Ese hombre quería algo de mi, no me había matado por algo. Me paré, le agarré un brazo para que me mirara.
- Úsame.- le susurré con tal fuerza que parecía un grito.- Espiaré para ti, robaré para ti... descenderé hasta el mismísimo infierno por ti. Sólo enséñame.
Le miré entre desafiante y desesperada. Tenía ganas de gritarle que era inteligente, que la suciedad escondía a alguien a la que los profesores alababan constantemente, por encima de los hermanos Moreau, tenía ganas de recitarle todas mis proezas como ladrona, mostrarle mi valía. Sin embargo, permanecí callada, esperando.
- El que vino a buscarme se llamaba Fabien pero no era más que uno de sus lacayos - le comenté mientras seguía jugueteando con las tabas.- Le seguí, por si acaso y me llevó hasta una fabrica de hilo, no muy lejos de la tuya.- estaba tan absorta, tratando de memorizar cada detalle de las piezas que incluso había empezado a tutearle.- Me llevó hasta la familia Allamand. Por lo visto no están muy contentos contigo. Esa pluma tenía una especie de mensaje que te relacionaba con la muerte de un pez gordo y todas esas mie... cosas políticas.
Quería sacar las tabas y preguntar pero no sólo eso, quería más, saber como funcionaban, saber qué más podía hacer ese hombre, qué más podría hacer yo. Cuando escuché su proposición, lo ojos me brillaron y apreté la bolsa con fuerza. Ese hombre quería algo de mi, no me había matado por algo. Me paré, le agarré un brazo para que me mirara.
- Úsame.- le susurré con tal fuerza que parecía un grito.- Espiaré para ti, robaré para ti... descenderé hasta el mismísimo infierno por ti. Sólo enséñame.
Le miré entre desafiante y desesperada. Tenía ganas de gritarle que era inteligente, que la suciedad escondía a alguien a la que los profesores alababan constantemente, por encima de los hermanos Moreau, tenía ganas de recitarle todas mis proezas como ladrona, mostrarle mi valía. Sin embargo, permanecí callada, esperando.
Cerise Moreau- Hechicero Clase Baja
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Re: Los cerezos también florecen por la noche (priv)
Agradecía profundamente que me hubiera dicho la verdad, yo ya sabía quienes eran e incluso esperaba que cuando llegaramos a nuestro destino los culpables ya estuvieran apresados y bien atados, esperandonos a que dictaminaramos sus destinos. Si ella me hubiera dicho otros nombres que no hubieran sido esos.... no se que el lo que habría pasado. Probablemente habría sufrido el mismo destino que los Allamand o que ese Fabien.
Lo del mensaje en la pluma debería haberme enfurecido mucho, pero las siguientes palabras de la joven hicieron que mi pensamiento saltara de eso por un momento. Es cierto que era algo importante y que tendría que solucionarlo en algún momento, o lo que era más probable, mandar a que lo solucionaran. Parecía que a la joven le interesaba el trato, enseñarle era algo más que factible, iba a tener que hacerlo de todas formas. Tengo decenas de ladrones capaces, y otro tanto de espías validos, eso no era algo que me interesara realmente. Su potencial se basaba en su poder.
Actualmente solo otro mago inferior trabajaba conmigo. James, 78 años, es sensible a la magia pero nunca aprendió a leer, por lo que nunca podría desarrollarse, se le notaba su incultura incluso en sus palabras. Ella era diferente, ella tenía potencial.- Si quieres aprender, lo primero que debes saber es qué quieres aprender.- dije mientras nos guiaba a traves de las rutas más vacias posibles hasta mi casa, nuestro destino momentaneo.- Los hechiceros pueden utilizar muchos hechizos, pero son especialmente poderosos con sus dones innatos. Lo máximo que he visto es controlar tres dondes en una persona. Es magia innata, suele ser en ella en lo que se basa tu poder.- James tenía un unico don, telekinesia. Levanta una silla 3 centimetros del suelo. Patetico.
-Luego con esto aprendido, uno estudia los hechizos, pociones, cantos y encantamientos. Normalmente centrandose en una o varias especialidades, aunque sin abandonar las otras. Finalmente uno aprende a confeccionar sus propios hechizos- Habiamos llegado a nuestro destino, mi mansión. No estaba especialmente lejos y era facilmente distinguible, ciertamente no trataba de esconderme. Dos plantas y un enorme jardín delantero y trasero, más grandes que la misma casa.
Cuando uno entraba podía sentir unos ojos clavados en la nuca. Para un humano no era más que una mala sensación, pero si uno se fijaba bien podía ver que como las plantas parecían seguir tus pasos y tus movimientos, como silenciosos guardianes de la casa -Siento haberte conducido por aquí sin decirte nuestro destino, pero temía que te opusieras a venir.- dije señalando la casa, mi casa.-Si no tienes donde alojarte, cuando terminemos solo debes ir al ama de llaves y decirle que te prepare una habitación de invitados.- dije mientras aún caminaba, sin llegar a detenerme, por los terrenos de la casa, en dirección a una de las puertas traseras. La abrí y solo dije.- Saluda a nuestros amigos cuando entres.-
El ambiente dentro era asfixiante, un autentico sótano. Al fondo solamente un rosal negro, que se alimentaba de la poca luz que entraba por dos únicas ventanas. En el centro dos sillas con dos hombres maniatados y con las bocas tapadas, rodeados por otros cuatro fortachones. Lo unico que se oía en la sala eran llantos, provenientes de dos mujeres, las esposas de los que se sentaban en la silla. Atadas y tiradas en una de las esquinas de la habitación. Esta sería la prueba de valía para Cesire, sus reacciones y comportamiento podían dictaminar no solo su futuro, sino su propia vida.
Lo del mensaje en la pluma debería haberme enfurecido mucho, pero las siguientes palabras de la joven hicieron que mi pensamiento saltara de eso por un momento. Es cierto que era algo importante y que tendría que solucionarlo en algún momento, o lo que era más probable, mandar a que lo solucionaran. Parecía que a la joven le interesaba el trato, enseñarle era algo más que factible, iba a tener que hacerlo de todas formas. Tengo decenas de ladrones capaces, y otro tanto de espías validos, eso no era algo que me interesara realmente. Su potencial se basaba en su poder.
Actualmente solo otro mago inferior trabajaba conmigo. James, 78 años, es sensible a la magia pero nunca aprendió a leer, por lo que nunca podría desarrollarse, se le notaba su incultura incluso en sus palabras. Ella era diferente, ella tenía potencial.- Si quieres aprender, lo primero que debes saber es qué quieres aprender.- dije mientras nos guiaba a traves de las rutas más vacias posibles hasta mi casa, nuestro destino momentaneo.- Los hechiceros pueden utilizar muchos hechizos, pero son especialmente poderosos con sus dones innatos. Lo máximo que he visto es controlar tres dondes en una persona. Es magia innata, suele ser en ella en lo que se basa tu poder.- James tenía un unico don, telekinesia. Levanta una silla 3 centimetros del suelo. Patetico.
-Luego con esto aprendido, uno estudia los hechizos, pociones, cantos y encantamientos. Normalmente centrandose en una o varias especialidades, aunque sin abandonar las otras. Finalmente uno aprende a confeccionar sus propios hechizos- Habiamos llegado a nuestro destino, mi mansión. No estaba especialmente lejos y era facilmente distinguible, ciertamente no trataba de esconderme. Dos plantas y un enorme jardín delantero y trasero, más grandes que la misma casa.
Cuando uno entraba podía sentir unos ojos clavados en la nuca. Para un humano no era más que una mala sensación, pero si uno se fijaba bien podía ver que como las plantas parecían seguir tus pasos y tus movimientos, como silenciosos guardianes de la casa -Siento haberte conducido por aquí sin decirte nuestro destino, pero temía que te opusieras a venir.- dije señalando la casa, mi casa.-Si no tienes donde alojarte, cuando terminemos solo debes ir al ama de llaves y decirle que te prepare una habitación de invitados.- dije mientras aún caminaba, sin llegar a detenerme, por los terrenos de la casa, en dirección a una de las puertas traseras. La abrí y solo dije.- Saluda a nuestros amigos cuando entres.-
El ambiente dentro era asfixiante, un autentico sótano. Al fondo solamente un rosal negro, que se alimentaba de la poca luz que entraba por dos únicas ventanas. En el centro dos sillas con dos hombres maniatados y con las bocas tapadas, rodeados por otros cuatro fortachones. Lo unico que se oía en la sala eran llantos, provenientes de dos mujeres, las esposas de los que se sentaban en la silla. Atadas y tiradas en una de las esquinas de la habitación. Esta sería la prueba de valía para Cesire, sus reacciones y comportamiento podían dictaminar no solo su futuro, sino su propia vida.
Hans Ortolani- Hechicero Clase Alta
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Re: Los cerezos también florecen por la noche (priv)
Las preguntas que se agolpaban en mi cabeza desaparecieron en cuanto entre en aquella casa. Me paré en el umbral. El aire era tan denso que me volvía pesada al respirar, casi se masticaba. Había pasado fácilmente por alto que me llevara a su casa, puesto que sentía una enorme curiosidad por ver como vivía un hechicero. También había notado esas sombras, esos ojos, siguiéndome en el jardín ,mi corazón expectante se había acelerado de emoción ante la imposibilidad de encontrar su fuente bajo mi mirada experta. Sin embargo, esa habitación oscura y llena de miedo, cargada de gritos y lloros, me había vuelto a mis sentidos, me había puesto alerta. En parte, volver a estar en guardia me tranquilizaba, era algo tan común en mi vida que si no lo estaba, no era yo misma.
- No esperaba que fueras tan rápido.
Entré en el horrible cuarto tratando de hacer que no pasaba nada. En realidad, incluso me sentía un poco como en casa, violencia y ajustes de cuentas, era un idioma que conocía a la perfección. Parecía que la vida de un hechicero no era tan diferente de la mía. Era mi mundo.
- Espero que mi cuarto tenga más luz.- comenté con frialdad, añadiendo un intencionado tono de aburrimiento a mi voz. En mi mundo, la imagen era importante: una actitud serena, como si estuvieras en control de todo y mientras tanto observa tu entorno y hazte realmente con el control. Me dirigí a mi maniatada audiencia.
- Buenos tardes señores. - Era imposible que me identificaran en esas condiciones, incluso el inútil de Fabien pensó que yo era un chico pero mis rasgos asiáticos podrían relacionarme, así que me solté el pelo y traté de moverme en la penumbra del cuarto, ocultando la cara, nunca esta de más ser precavida- Parece que sus amigos policías se fueron de la lengua.
Miré a Ortolani ¿qué esperaba de mi en aquella situación? puede que quisiera que yo los matara ¿una especie de prueba de lealtad? Si ese era el caso, me negaría, cada uno que lave su trapos sucios. Saqué la bolsita de las tabas y formulé un pregunta, lanzándolas al aire.
- ¿Va a matarlos?- lo dije con la suficiente fuerza para que todos me oyeran, los gritos de las mujeres se hicieron más fuertes y estridentes. Miré las tabas, tratando de absorber cada detalle y volví a dirigirme a los hombres . - Parece que hoy no es vuestro día de suerte. Mi maestro ha cubierto el cupo de piedad por hoy.
Esperaba que eso fuera suficiente para intimidarlos y para contentar a Ortolani, fuera lo que fuera lo que quisiese. La parte del maestro había sido una licencia artística pero servía para remarcar la relación y hacer claras mis expectativas al hechicero. Por supuesto, no tenía ni idea de qué decían las tabas, si es que decían algo.
- No esperaba que fueras tan rápido.
Entré en el horrible cuarto tratando de hacer que no pasaba nada. En realidad, incluso me sentía un poco como en casa, violencia y ajustes de cuentas, era un idioma que conocía a la perfección. Parecía que la vida de un hechicero no era tan diferente de la mía. Era mi mundo.
- Espero que mi cuarto tenga más luz.- comenté con frialdad, añadiendo un intencionado tono de aburrimiento a mi voz. En mi mundo, la imagen era importante: una actitud serena, como si estuvieras en control de todo y mientras tanto observa tu entorno y hazte realmente con el control. Me dirigí a mi maniatada audiencia.
- Buenos tardes señores. - Era imposible que me identificaran en esas condiciones, incluso el inútil de Fabien pensó que yo era un chico pero mis rasgos asiáticos podrían relacionarme, así que me solté el pelo y traté de moverme en la penumbra del cuarto, ocultando la cara, nunca esta de más ser precavida- Parece que sus amigos policías se fueron de la lengua.
Miré a Ortolani ¿qué esperaba de mi en aquella situación? puede que quisiera que yo los matara ¿una especie de prueba de lealtad? Si ese era el caso, me negaría, cada uno que lave su trapos sucios. Saqué la bolsita de las tabas y formulé un pregunta, lanzándolas al aire.
- ¿Va a matarlos?- lo dije con la suficiente fuerza para que todos me oyeran, los gritos de las mujeres se hicieron más fuertes y estridentes. Miré las tabas, tratando de absorber cada detalle y volví a dirigirme a los hombres . - Parece que hoy no es vuestro día de suerte. Mi maestro ha cubierto el cupo de piedad por hoy.
Esperaba que eso fuera suficiente para intimidarlos y para contentar a Ortolani, fuera lo que fuera lo que quisiese. La parte del maestro había sido una licencia artística pero servía para remarcar la relación y hacer claras mis expectativas al hechicero. Por supuesto, no tenía ni idea de qué decían las tabas, si es que decían algo.
Cerise Moreau- Hechicero Clase Baja
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Re: Los cerezos también florecen por la noche (priv)
No pude evitar sonreír cuando le vi tirar las tabas, ese era el clásico error de novato, esa era la razón por la que uno tardaba tiempo en aprender ese arte y poder distinguir una buena respuesta de una invalida.- La juventud de hoy en día es bastante precoz verdad.- le dije a tal Fabien, que permanecía con cara de confusión.- Cerise, la respuesta que te han dado las tabas ahora es un No.- dije sonriendo más ampliamente, sobre todo al ver el atisbo de esperanza en los ojos de los maniatados.- Oh no, amigos, yo no lo haré, pero tengo un par de amigos que les encanta encargarse de estos trabajos.- dije mientras volvía a dirigirme a Cerise, anulando las esperanzas de nuevo.- Tu preguntaste si yo los mataría a ellos, no si morirían.- Probablemente solo acabaría con uno de ellos, cruelmente
Ellos podían haber estado ya muertos, pero eso no era lo que buscaba. Todo esto era una prueba para mi nueva "alumna", necesitaba ver que era capaz de soportar sin decir nada, necesitaba ver donde acababa su moral, ver hasta donde podía ir pero sin obligarla a ir. Nadie puede matar a alguien en su primer día, es algo muy fuerte que te aleja del resto de la humanidad para siempre, pero algo que si debe soportar es la tortura, debe ser capaz de ver sufrir y no inmutarse.
Con un movimiento aburrido, la lumbre de todas las velas se precipitó hacia mi mano, una bola de fuego que se dirigí hacia los pies de Fabien, que empezó a arder sin control, entre gritos de dolor y desesperación, lo que aumentó el tono de los lloros de su mujer.
-Bueno, como iba diciendo.- dije quitando mi atención de los atados, aunque también iba para ellos. Preludio y explicación del dolor.- Es bueno conocer todas las artes mágicas, pero obviamente las que más domino son las que más te puedo enseñar. Estás son la magia espectral.... y la magia natural.- Los ojos de los que estaban sentados eran poemas, elegías a sus propias vidas. Ahora comprendían mi rápido ascenso, como la suerte siempre estaba de mi parte, también que nunca saldrían de esa habitación.- También debes aprender a utilizar tus dones más innatos y naturales. Personalmente controlo el don de las reminiscencia, puedo leer los recuerdos y la vida de cualquiera.- Esto podía llegar a ser innecesario de explicar, pero era una advertencia tácita a la joven. A mi no se me miente, a mi no se me engaña.- el don de la dominación y el don de la nigromancia.- Todos dones espirituales, de ahí mi rápido ascenso en este tipo de magia espiritual, la otra era un recuerdo de otra vida.- ¿Que puedes decirme de ti?.
Ellos podían haber estado ya muertos, pero eso no era lo que buscaba. Todo esto era una prueba para mi nueva "alumna", necesitaba ver que era capaz de soportar sin decir nada, necesitaba ver donde acababa su moral, ver hasta donde podía ir pero sin obligarla a ir. Nadie puede matar a alguien en su primer día, es algo muy fuerte que te aleja del resto de la humanidad para siempre, pero algo que si debe soportar es la tortura, debe ser capaz de ver sufrir y no inmutarse.
Con un movimiento aburrido, la lumbre de todas las velas se precipitó hacia mi mano, una bola de fuego que se dirigí hacia los pies de Fabien, que empezó a arder sin control, entre gritos de dolor y desesperación, lo que aumentó el tono de los lloros de su mujer.
-Bueno, como iba diciendo.- dije quitando mi atención de los atados, aunque también iba para ellos. Preludio y explicación del dolor.- Es bueno conocer todas las artes mágicas, pero obviamente las que más domino son las que más te puedo enseñar. Estás son la magia espectral.... y la magia natural.- Los ojos de los que estaban sentados eran poemas, elegías a sus propias vidas. Ahora comprendían mi rápido ascenso, como la suerte siempre estaba de mi parte, también que nunca saldrían de esa habitación.- También debes aprender a utilizar tus dones más innatos y naturales. Personalmente controlo el don de las reminiscencia, puedo leer los recuerdos y la vida de cualquiera.- Esto podía llegar a ser innecesario de explicar, pero era una advertencia tácita a la joven. A mi no se me miente, a mi no se me engaña.- el don de la dominación y el don de la nigromancia.- Todos dones espirituales, de ahí mi rápido ascenso en este tipo de magia espiritual, la otra era un recuerdo de otra vida.- ¿Que puedes decirme de ti?.
Hans Ortolani- Hechicero Clase Alta
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Re: Los cerezos también florecen por la noche (priv)
Miré a nuestros invitados, si alguno escapaba, esa conversación podría ser un problema pero tras ver el poder del hechicero no le preocupaba demasiado. Iban a morir. No era algo que me importara especialmente, mucha gente moría en mi negocio y no de la forma más bonita, así que tarde o temprano te acababas acostumbrando. También había tenido mi pequeña dosis de torturas, por suerte como espectadora, aunque sólo habían durado un par de bofetadas o alguna que otra costilla rota. Sinceramente, esa gente me importaba poco, era la clase de gente que mataba a las ratas como yo pero el fuego me había sobresaltado, era demasiado cruel, además, el fuego y las brujas no nos llevamos demasiado bien. Sin embargo, reprimí mis instintos de correr y apagar el fuego, en esa tesitura tenía que demostrar mi fuerza, si él era capaz de hacerlo, yo podría resistirlo incluso si el fuego iba en contra mía, ya dejaría las luchas de conciencia para después.
-¿Y bien? ¿Qué piensas hacer con ellos? La verdad es que me gustaría acabar rápido y centrarnos en lo interesante.
Sabía que mi idea de las tabas había sido algo infantil pero aun así me molesté un poco por mi propia ineptitud. Ante las preguntas de Hans , volví a sucumbir al encanto de la magia, a la curiosidad por desvelar el misterio que la envolvía aunque los gritos de las mujeres y los sonidos ahogados de los hombres me mantenían algo más centrada.
- ¿Qué clase de poderes hay? Espectrales... fantasmas ¿no? naturales se refieren a las pociones ¿verdad? ¿Hay más tipos de poderes? ¿Qué clase de poder usa con las tabas?¿y eso del fuego es un poder innato también? .- dejé que la retahíla de preguntas saliera de mis labios con rapidez. Hice una pausa y miré a mi nuevo maestro como pidiéndole perdón .- No soy una completa inculta, hace tiempo robé un libro de pociones y he estado recolectando ingredientes, puedo hacer anticonceptivos bastante útiles .- normalmente se los vendía a las prostitutas para sacarse unas perras, muchas otras lo regalaba a aquellas que veía más desesperadas . -también algunas pociones para bajar la fiebre, la verdad es que no es un libro demasiado mágico... pero veo auras, lo hago desde siempre y me es fácil distinguir a seres especiales, estados de ánimo... es lo que me mantiene con vida..- Aquella frase me trajo recuerdo de una noche oscura, cuando más he temido por mi vida y recordándola añadí algo insegura - Una vez... una vez hice un muro, no se veía pero nadie podía atravesarlo.- Nunca conseguí repetirlo de nuevo, aún veía aquella horrible cara tratando de traspasar el muro, empujándolo.
Repasé de nuevo las palabras de mi maestro, sabía lo que era la nigromancia, todos lo sabían, hablar con los muertos, usar a los muertos. La reminiscencia me ponía algo nerviosa, esperaba que no decidiera hurgar en sus recuerdos, no es fueran demasiado bonitos pero no le gustaba desvelarle su vida a cualquiera. Y en cuanto a la dominación...
- Eso es lo que usaste. Me refiero a los policías, sus auras estaban muertas de miedo y había algo extraño en ellas, como una impotencia extrema. Los dominaste.- reflexioné de nuevo sobre los diferentes poderes .- ¿Puedes enseñarme esos poderes? ¿Cómo sabré cuáles son los míos?
-¿Y bien? ¿Qué piensas hacer con ellos? La verdad es que me gustaría acabar rápido y centrarnos en lo interesante.
Sabía que mi idea de las tabas había sido algo infantil pero aun así me molesté un poco por mi propia ineptitud. Ante las preguntas de Hans , volví a sucumbir al encanto de la magia, a la curiosidad por desvelar el misterio que la envolvía aunque los gritos de las mujeres y los sonidos ahogados de los hombres me mantenían algo más centrada.
- ¿Qué clase de poderes hay? Espectrales... fantasmas ¿no? naturales se refieren a las pociones ¿verdad? ¿Hay más tipos de poderes? ¿Qué clase de poder usa con las tabas?¿y eso del fuego es un poder innato también? .- dejé que la retahíla de preguntas saliera de mis labios con rapidez. Hice una pausa y miré a mi nuevo maestro como pidiéndole perdón .- No soy una completa inculta, hace tiempo robé un libro de pociones y he estado recolectando ingredientes, puedo hacer anticonceptivos bastante útiles .- normalmente se los vendía a las prostitutas para sacarse unas perras, muchas otras lo regalaba a aquellas que veía más desesperadas . -también algunas pociones para bajar la fiebre, la verdad es que no es un libro demasiado mágico... pero veo auras, lo hago desde siempre y me es fácil distinguir a seres especiales, estados de ánimo... es lo que me mantiene con vida..- Aquella frase me trajo recuerdo de una noche oscura, cuando más he temido por mi vida y recordándola añadí algo insegura - Una vez... una vez hice un muro, no se veía pero nadie podía atravesarlo.- Nunca conseguí repetirlo de nuevo, aún veía aquella horrible cara tratando de traspasar el muro, empujándolo.
Repasé de nuevo las palabras de mi maestro, sabía lo que era la nigromancia, todos lo sabían, hablar con los muertos, usar a los muertos. La reminiscencia me ponía algo nerviosa, esperaba que no decidiera hurgar en sus recuerdos, no es fueran demasiado bonitos pero no le gustaba desvelarle su vida a cualquiera. Y en cuanto a la dominación...
- Eso es lo que usaste. Me refiero a los policías, sus auras estaban muertas de miedo y había algo extraño en ellas, como una impotencia extrema. Los dominaste.- reflexioné de nuevo sobre los diferentes poderes .- ¿Puedes enseñarme esos poderes? ¿Cómo sabré cuáles son los míos?
- OFF ROL:
- He cambiado los colores de mi rol, para que estén más parecidos y así me ahorre algo de tiempo en eso, pronto edito los anteriores para hacerlo formato único xD
Última edición por Cerise Moreau el Lun Ene 12, 2015 1:33 pm, editado 1 vez
Cerise Moreau- Hechicero Clase Baja
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Re: Los cerezos también florecen por la noche (priv)
Buena respuesta. Cerise se estaba comportando como quería que lo hiciera, era cierto que podía ver miedo en su aura, pero se mantenía firme y en sus palabras se veía la voluntad de seguir queriendo mantenerse allí aún con el miedo y lo desagradable que le podía resultar todo eso. Asentí contento, pues ya había visto lo que quería ver.- Tienes razón Cerise, este no es el lugar más indicado para hablar de esto, mejor hablemos en un lugar más preparado para ello.- Con un ademán de la mano le indiqué que me volviera a seguir. La habitación solo tenía una entrada, la misma por la que habíamos entrado, de vuelta al jardín. Allí ya habían dos fortachones con caras de pocos amigos, los dos hombres que se iban a encargar de los apresados en la habitación, también se encargarían de tirar los cuerpos lejos y de limpiar el recinto. Mañana parecería que nada había pasado allí. Los hombres morirían rápido, la verdadera pena iban a ser las mujeres, era seguro que ellos iban a jugar mucho con ellas, les harían todas las cosas que se les pasaran por sus mentes de animales, probablemente delante de sus maridos. Yo no ordenaba eso, pero tampoco era algo que les iba a negar. No me gustaba tanto recreamiento, pero formaba parte tácita del trato en el que ellos me servían.
Esta vez entramos por la puerta principal de la casa, no tenía nada que ver con ese sótano. Tal vez no tenía grandes lujos, pero si era cálida y confortables. En el hall principal nos esperaba el mayordomo jefe de la casa.- Buenos días señor Ortolani, y acompañante del señor.- dijo mientras hacía una leve reverencia.- Por favor Fredrick, dile a una de las doncellas que prepare una de las estancias de arriba para la invitada. La de la esquina, la más luminosa.- dije con una sonrisa, recordando el comentario que había dicho sobre la iluminación de su habitación.- Y llevarnos un té con pastas a la biblioteca.- dije mientas abría una de las dobles puertas a la derecha de nosotros, la entrada de la biblioteca de la casa.
La habitación era una de las más confortables de la casa, el fuego crepitaba y la luz de la luna entraba por dos grandes ventanales que daban al jardín lateral. Los techos de esta habitación eran los más altos de la casa, pues se relacionaban con dos plantas de la casa, repletas hasta arriba de libros. En el fondo una mesa de escritorio hacía de despacho improvisado. Pegado a los ventanales habían cuatro de sofás de cuero centrados para una mesilla de té, un lugar también para improvisadas reuniones. La invité a sentarse al mismo tiempo que entraba el mayordomo, cargando con una bandeja con las viandas. Normalmente también era su trabajo servirnos, pero también sabía que en estas reuniones prefería que se fuera, aunque eso implicaba servirlo yo mismo. Con una leve reverencia volvió a salir por la puerta.
- Bien, antes de nada. No te enseñaré estos artes por amor al voluntariado, no creo que te sorprenda tampoco esto.- dije mientras llenaba las tazas con el té aún caliente.- Debes comprender que tengo muchas personas validas para robar y espiar en las calles, eso no me interesa lo más mínimo. En cambio, una joven como tu, y con tus actuales y futuras habilidades tiene más utilidad en negocios más elevados.- Era cierto, pero también tenía truco. La clase alta y sus formas eran tediosas pero tenían recompensas, una cama mullida y buena comida, eso era algo que no podía ofrecer otro estilo de vida, una cuerda más que podía mantenerla atada a mis servicios.- La magia es especialmente beneficiosa en las altas esferas, los secretos que allí se manejan son más suculentos y los tratos allí amañados traen muchos más beneficios, de ahí viene todo lo que ves. Lo que necesito es una ayudante en la clase alta, alguien que pueda estar al mismo nivel que yo en poder llevar una negociación a buen puerto.- dije mientras tomaba un primer sorbo de la taza.- Estas son mis condiciones, no te preocupes por no saber las normas de etiqueta, yo tampoco las sabía cuando llegué aquí. Si aceptas, tu primera misión será mañana por la mañana, tomarás a dos doncellas e irás a comprar unos cuantos vestidos más propios y esa misma tarde empezarán tus lecciones mágicas, si te niegas, puedes irte ahora.- Su ropa podía ser cómoda, pero la alta sociedad es apariencia y solo apariencia
-En respuesta a tus preguntas de antes. Hay muchas maneras de organizar las diferentes artes mágicas. Mi favorita es sin duda la elemental, pues la magia no es más que el intento humano de dominar los elementos.- dije apurando la taza y dirigiendo mi mirada hacia la luna.- La magia espiritual y de la muerte suele ser llamada magia oscura, que no tiene por que ser usada para los malos modos, aunque es proclive a ello. La magia curativa y protectora suele denominarse blanca. La magia del agua y la ilusión, basada en el engaño y la confusión de lo sentidos, es una de las artes más inestables. La magia del fuego es la más violenta y fue usada mucho en la guerra, a los alquimistas de esta área les debemos la pólvora de las pistolas. La magia natural se representa con el color verde y representa el poder sobre la vida vegetal y animal, esta es la magia de las antiguas druidas, las guardianes de los bosques- Como era el legado de mi madre y el mio propio.
Un grito cortó mi conversación, desde los ventanales. La esposa de Fabien parecía huir, sus ropas destrozadas era testigos de las atrocidades que estaban cometiendo esos animales en ese sótano. Esa mujer era un peligro, pero en ningún momento me sobresalté, ni siquiera miré en esa dirección, realmente incluso aparté un poco la mirada. Sabía lo que iba a pasar y era bastante dantesco. En un parpadeo más de diez ramas salieron del jardín hacia la mujer, llenas de espinas afiladas como cuchillas, la mujer quedó empalada y con multitud de cortes, resultaba difícil ver a la mujer entre el reguero sanguinolento. Todo fue muy rápido, era una medida automática de protección, plantas encantadas con espíritus, una mezcla de dos artes.- Claramente las artes no son compartimentos cerrados y se pueden mezclar......- Ese espectáculo era demasiado violento hasta para mi.- En el fondo tuvo suerte.- dije en un susurro volviendo a mirar a Cerise, mientras los hombres que estaban abajo empezaban a sacar el cadáver de las ramas, que volvían a su forma original
Esta vez entramos por la puerta principal de la casa, no tenía nada que ver con ese sótano. Tal vez no tenía grandes lujos, pero si era cálida y confortables. En el hall principal nos esperaba el mayordomo jefe de la casa.- Buenos días señor Ortolani, y acompañante del señor.- dijo mientras hacía una leve reverencia.- Por favor Fredrick, dile a una de las doncellas que prepare una de las estancias de arriba para la invitada. La de la esquina, la más luminosa.- dije con una sonrisa, recordando el comentario que había dicho sobre la iluminación de su habitación.- Y llevarnos un té con pastas a la biblioteca.- dije mientas abría una de las dobles puertas a la derecha de nosotros, la entrada de la biblioteca de la casa.
La habitación era una de las más confortables de la casa, el fuego crepitaba y la luz de la luna entraba por dos grandes ventanales que daban al jardín lateral. Los techos de esta habitación eran los más altos de la casa, pues se relacionaban con dos plantas de la casa, repletas hasta arriba de libros. En el fondo una mesa de escritorio hacía de despacho improvisado. Pegado a los ventanales habían cuatro de sofás de cuero centrados para una mesilla de té, un lugar también para improvisadas reuniones. La invité a sentarse al mismo tiempo que entraba el mayordomo, cargando con una bandeja con las viandas. Normalmente también era su trabajo servirnos, pero también sabía que en estas reuniones prefería que se fuera, aunque eso implicaba servirlo yo mismo. Con una leve reverencia volvió a salir por la puerta.
- Bien, antes de nada. No te enseñaré estos artes por amor al voluntariado, no creo que te sorprenda tampoco esto.- dije mientras llenaba las tazas con el té aún caliente.- Debes comprender que tengo muchas personas validas para robar y espiar en las calles, eso no me interesa lo más mínimo. En cambio, una joven como tu, y con tus actuales y futuras habilidades tiene más utilidad en negocios más elevados.- Era cierto, pero también tenía truco. La clase alta y sus formas eran tediosas pero tenían recompensas, una cama mullida y buena comida, eso era algo que no podía ofrecer otro estilo de vida, una cuerda más que podía mantenerla atada a mis servicios.- La magia es especialmente beneficiosa en las altas esferas, los secretos que allí se manejan son más suculentos y los tratos allí amañados traen muchos más beneficios, de ahí viene todo lo que ves. Lo que necesito es una ayudante en la clase alta, alguien que pueda estar al mismo nivel que yo en poder llevar una negociación a buen puerto.- dije mientras tomaba un primer sorbo de la taza.- Estas son mis condiciones, no te preocupes por no saber las normas de etiqueta, yo tampoco las sabía cuando llegué aquí. Si aceptas, tu primera misión será mañana por la mañana, tomarás a dos doncellas e irás a comprar unos cuantos vestidos más propios y esa misma tarde empezarán tus lecciones mágicas, si te niegas, puedes irte ahora.- Su ropa podía ser cómoda, pero la alta sociedad es apariencia y solo apariencia
-En respuesta a tus preguntas de antes. Hay muchas maneras de organizar las diferentes artes mágicas. Mi favorita es sin duda la elemental, pues la magia no es más que el intento humano de dominar los elementos.- dije apurando la taza y dirigiendo mi mirada hacia la luna.- La magia espiritual y de la muerte suele ser llamada magia oscura, que no tiene por que ser usada para los malos modos, aunque es proclive a ello. La magia curativa y protectora suele denominarse blanca. La magia del agua y la ilusión, basada en el engaño y la confusión de lo sentidos, es una de las artes más inestables. La magia del fuego es la más violenta y fue usada mucho en la guerra, a los alquimistas de esta área les debemos la pólvora de las pistolas. La magia natural se representa con el color verde y representa el poder sobre la vida vegetal y animal, esta es la magia de las antiguas druidas, las guardianes de los bosques- Como era el legado de mi madre y el mio propio.
Un grito cortó mi conversación, desde los ventanales. La esposa de Fabien parecía huir, sus ropas destrozadas era testigos de las atrocidades que estaban cometiendo esos animales en ese sótano. Esa mujer era un peligro, pero en ningún momento me sobresalté, ni siquiera miré en esa dirección, realmente incluso aparté un poco la mirada. Sabía lo que iba a pasar y era bastante dantesco. En un parpadeo más de diez ramas salieron del jardín hacia la mujer, llenas de espinas afiladas como cuchillas, la mujer quedó empalada y con multitud de cortes, resultaba difícil ver a la mujer entre el reguero sanguinolento. Todo fue muy rápido, era una medida automática de protección, plantas encantadas con espíritus, una mezcla de dos artes.- Claramente las artes no son compartimentos cerrados y se pueden mezclar......- Ese espectáculo era demasiado violento hasta para mi.- En el fondo tuvo suerte.- dije en un susurro volviendo a mirar a Cerise, mientras los hombres que estaban abajo empezaban a sacar el cadáver de las ramas, que volvían a su forma original
- OFF ROL:
- Bueno, como veas. A mi no me importan dos formatos diferentes XD
Hans Ortolani- Hechicero Clase Alta
- Mensajes : 40
Fecha de inscripción : 08/12/2014
Re: Los cerezos también florecen por la noche (priv)
La espantosa muerte que vislumbré a través de la ventana me hizo revolverme en mi asiento, empecé a temblar reprimiendo las ganas de salir corriendo de allí ¿Dónde demonios me había metido?. Traté de controlar mi expresión para que el horror no se reflejara en mi rostro, cerré los ojos un segundo, razonando conmigo misma. Ya sabía que iban a morir, es lo mismo que un puñal en un callejón, sólo que más vistoso. Me repetía eso una y otra vez pero una pequeña chispa de ira se encendió en mi interior, ira hacia Ortolani.
- Si fuera a huir, lo habría hecho hace tiempo.- contesté ásperamente. Hans Ortolani me intrigaba, sus poderes eran increíbles, esas plantas habían sido espectaculares pero en esos momentos me repugnaba aún más, no tenía que haber matado a las mujeres, no era necesario y además estaba aquella sensación, como si estuviera jugando conmigo, como si supiera perfectamente como iba a reaccionar.
- Haré lo que quieres pero respecto a vivir aquí permanentemente. Pensándolo, prefiero tener un espacio para mi sola. Me gustaría continuar con ciertas... actividades sin tener que preocuparme de involucrarte.Si lo permitía, al menos podría alejarme de él por temporadas, tenía que evitar que me apresara, que el control fuera excesivo.
Pensé en los pomposos vestidos y los horribles tacones que los acompañaban. Detestaba la idea de codearme con la clase alta, desde niña les había visto pavoneándose por Casa Moreau tratando a las chicas como objetos, incluso pegándolas hasta dejarlas hinchadas por días, no se diferenciaban de cualquier matón de barrio. Miré a mi alrededor, todos aquellos lujos, los cómodos asientos y mullidas alfombras, lo más cerca que quería estar en casas como aquella era saqueándolas. Mas merecía la pena hacerlo, si a cambio obtenía todo ese conocimiento, todo ese poder.
- Por suerte, conozco la etiqueta básica.- es lo que tiene criarse con dos aspirantes a noble, se te queda algo.- Pero quizás haya un pequeño problema, al menos para introducirme entre la clase alta.- señalé mi cara y estiré mis ojos con el dedo, imitando la burla más usual de mi vida- voy a necesitar una excusa creíble y aun así seré una foránea. Pero volvamos al tema principal ¿cómo puedo saber cuales son mis poderes innatos?¿Hay algún hechizo que puedas echarme para descubrilos?
- Si fuera a huir, lo habría hecho hace tiempo.- contesté ásperamente. Hans Ortolani me intrigaba, sus poderes eran increíbles, esas plantas habían sido espectaculares pero en esos momentos me repugnaba aún más, no tenía que haber matado a las mujeres, no era necesario y además estaba aquella sensación, como si estuviera jugando conmigo, como si supiera perfectamente como iba a reaccionar.
- Haré lo que quieres pero respecto a vivir aquí permanentemente. Pensándolo, prefiero tener un espacio para mi sola. Me gustaría continuar con ciertas... actividades sin tener que preocuparme de involucrarte.Si lo permitía, al menos podría alejarme de él por temporadas, tenía que evitar que me apresara, que el control fuera excesivo.
Pensé en los pomposos vestidos y los horribles tacones que los acompañaban. Detestaba la idea de codearme con la clase alta, desde niña les había visto pavoneándose por Casa Moreau tratando a las chicas como objetos, incluso pegándolas hasta dejarlas hinchadas por días, no se diferenciaban de cualquier matón de barrio. Miré a mi alrededor, todos aquellos lujos, los cómodos asientos y mullidas alfombras, lo más cerca que quería estar en casas como aquella era saqueándolas. Mas merecía la pena hacerlo, si a cambio obtenía todo ese conocimiento, todo ese poder.
- Por suerte, conozco la etiqueta básica.- es lo que tiene criarse con dos aspirantes a noble, se te queda algo.- Pero quizás haya un pequeño problema, al menos para introducirme entre la clase alta.- señalé mi cara y estiré mis ojos con el dedo, imitando la burla más usual de mi vida- voy a necesitar una excusa creíble y aun así seré una foránea. Pero volvamos al tema principal ¿cómo puedo saber cuales son mis poderes innatos?¿Hay algún hechizo que puedas echarme para descubrilos?
- OFF ROL:
- Cierto, paranoias que me dan de vez en cuando. Mejor ignorarlas.
Cerise Moreau- Hechicero Clase Baja
- Mensajes : 34
Fecha de inscripción : 17/10/2014
DATOS DEL PERSONAJE
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Re: Los cerezos también florecen por la noche (priv)
Miré a la joven de nuevo, realmente el espectáculo no era algo del agrado de nadie y ciertamente no estaba previsto que pasara. Cierto era que no era algo que uno no pudiera imaginarse pero no era lo que tenía esperado. Tampoco era algo que me quitara el sueño.- Crees que ha sido demasiado cruel.- No era una pregunta, pues su aura estaba siendo más clara de lo que las palabras podrían esperar. Era cierto que había sido cruel, pero incluso eso era una lección valiosa para aprender.- ¿Sabes que habría sido cruel?.- dije mirando al ventanal, esbozando una leve sonrisa.- Cruel habría sido traer también a los hijos pequeños y haber obligado a los queridos padres a firmar un testaferro legándome a mi todas sus posesiones. Luego obligar a los padres a matar a sus propios hijos y a sus mujeres. Eso habría sido cruel.- No soy una persona que haga todo esto por gusto personal, vivo de esto y no puedo mostrar flaqueza ni dejar ningún cabo suelto.- Esas mujeres podrían haber reclamado por la muerte de sus maridos, podían haber ido a los gendarmes y otros comerciantes rivales podían haberles apoyado para quitarme a mi de en medio. La vida de esas mujeres podía haberme mandado a prisión o directamente a la hoguera.- No me gustan las cosas por amor a la violencia, pero tampoco quería que se pensara que se podía jugar conmigo. Estas muertes sería un anuncio silencioso para los comerciantes que quisieran oírlos. No pasarse ni un pelo con Ortolani.-Esto es lo primero que quiero que se meta en tu cabeza. Tu supervivencia, mi supervivencia... prima sobre la de los demás estúpidos.-
La situación me había alterado tal vez más de lo que quisiera admitir y cuando dijo que prefería vivir fuera tampoco pude negarme, en el fondo también prefería egoístamente mantener espacio personal. Tal vez en otra situación no hubiera pasado, a lo mejor con una cara más amable podía haber conseguido atarla en corto, pero esto tampoco era algo que primara tanto por el momento. Si la fortuna nos acompañaba, este trato duraría tiempo. Ya habría ocasiones en el futuro.- Como gustes, simplemente recuerda que aquí tienes un piso franco-
Me agradó bastante que aceptara el trato, pues eso ya era un paso bastante importante. Cuando hizo referencia a su aspecto no pude más que reírme.- Por favor, Cerise. Eres la querida sobrina Ortolani, tus hermosos cabellos rubios demuestran nuestro legado escandinavo.- Ciertamente esto era falso, tanto como el aspecto que ella tendría cuando hablara con el publico. Algo especialmente interesante si pensaba vivir fuera, no era permisible que se viera un representante de una casa de alta cuna por las calles robando a mercaderes de baja ralea. Eso sería una sospecha inadmisible.- Hay muchas maneras de cambiar el aspecto de uno, solo hemos de encontrar la más adecuada.- Esto iba a coalición de ver cuales eran sus habilidades innatas.
No tenía ningún hechizo preparado para eso, realmente tendría que probar por todas las áreas mágicas. Sin saber realmente si encontraría algo. Había hablado de un muro invisible, pero quien sabía que podía haber en la profundidad. Tenía que navegar por sus recuerdos, memorias olvidadas que pudieran darme una pista sobre ella. No era agradable para ninguno pues tocar una mente es algo fácil, pero moverse por ella implica introducirse totalmente y eso era harina de otro costal, mi exposición de recuerdos sería tanto como lo que vería de ello. La diferencia es que yo tengo experiencia y se buscar, ella puede que salte de un recuerdo a otro.- Para saberlo, tendrás que dejarme terminar de echar un vistazo.-
La situación me había alterado tal vez más de lo que quisiera admitir y cuando dijo que prefería vivir fuera tampoco pude negarme, en el fondo también prefería egoístamente mantener espacio personal. Tal vez en otra situación no hubiera pasado, a lo mejor con una cara más amable podía haber conseguido atarla en corto, pero esto tampoco era algo que primara tanto por el momento. Si la fortuna nos acompañaba, este trato duraría tiempo. Ya habría ocasiones en el futuro.- Como gustes, simplemente recuerda que aquí tienes un piso franco-
Me agradó bastante que aceptara el trato, pues eso ya era un paso bastante importante. Cuando hizo referencia a su aspecto no pude más que reírme.- Por favor, Cerise. Eres la querida sobrina Ortolani, tus hermosos cabellos rubios demuestran nuestro legado escandinavo.- Ciertamente esto era falso, tanto como el aspecto que ella tendría cuando hablara con el publico. Algo especialmente interesante si pensaba vivir fuera, no era permisible que se viera un representante de una casa de alta cuna por las calles robando a mercaderes de baja ralea. Eso sería una sospecha inadmisible.- Hay muchas maneras de cambiar el aspecto de uno, solo hemos de encontrar la más adecuada.- Esto iba a coalición de ver cuales eran sus habilidades innatas.
No tenía ningún hechizo preparado para eso, realmente tendría que probar por todas las áreas mágicas. Sin saber realmente si encontraría algo. Había hablado de un muro invisible, pero quien sabía que podía haber en la profundidad. Tenía que navegar por sus recuerdos, memorias olvidadas que pudieran darme una pista sobre ella. No era agradable para ninguno pues tocar una mente es algo fácil, pero moverse por ella implica introducirse totalmente y eso era harina de otro costal, mi exposición de recuerdos sería tanto como lo que vería de ello. La diferencia es que yo tengo experiencia y se buscar, ella puede que salte de un recuerdo a otro.- Para saberlo, tendrás que dejarme terminar de echar un vistazo.-
- OFF ROL:
- Ehh no hay que infravalorar las paranoias, yo tengo roles decentes basados en ellas XDDD
PD: Perdón por tardar!!
Hans Ortolani- Hechicero Clase Alta
- Mensajes : 40
Fecha de inscripción : 08/12/2014
Re: Los cerezos también florecen por la noche (priv)
Reminiscencia. Lo entendí al instante. Inconscientemente, di unos pasos hacia atrás, tropezándome con uno de los sillones, me dejé caer en él tratando de disimular. Aunque tampoco servía de mucho, el brujo parecía saber exactamente mis emociones. Sin escrúpulos, bárbaro, y todo hay que decirlo, con algo de acento pueblerino. Sería más inocuo prenderme fuego cubierta de aceite que dejarle hurgar en mi cabeza.
- ¿No podría simplemente contártelo yo?.- sabía que era inútil negarme pero no me gustaba la idea de que alguien se metiera en mi cabeza. Soy discreta por naturaleza, la información es poder, si le abro mi mente, será lo mismo que ser suya. ¿valdrían tanto mis poderes como para regalar mi pasado?. Suspiré y hice un ademán con la mano, indicándole que olvidara mi comentario..- Sacrificar mi apariencia y mis recuerdos...realmente espero que esto valga la pena.
Pero ya sabía que lo valía. Abría un mundo completamente nuevo y lo ponía a mi disposición. Un mundo oculto, donde sólo los más privilegiados obtenían la información y yo estaba a dispuesta a hacerme con él. La curiosidad que sentía me hacía temblar de emoción. Incluso empezaba a plantearme cuan interesante sería la experiencia. Además, alentada por ese calor que surgía de mi pecho, empezaba a pensar que el precio no era tan grande, mi vida no era especialmente importante, no poseía nada de valor. Y mi único secreto era la quimera pero viendo con que clase de personas se codeaba Ortolani, no creía que le importara mucho. Excitación y miedo se mezclaban a partes iguales en mi interior.
- Adelante.- Murmuré pero alcé una mano hacia el hechicero, para que parara. - Antes quiero saber en qué consiste y si puedo pararlo. Y cómo puedo pararlo. - añadí rápidamente, por si volvía a ponerse literal.
Le miré a los ojos, tan azules y brillantes que me recordaban al mar. Un mar traicionero en el que traté de descifrar cualquier atisbo de tormenta. Retiré la mirada y abriendo aún más lo ojos procuré fijarme en cada movimiento del hombre, tratando de memorizar hasta el más mínimo roce, ya que tenía que pasar por eso, al menos trataría de aprender algo.
- ¿No podría simplemente contártelo yo?.- sabía que era inútil negarme pero no me gustaba la idea de que alguien se metiera en mi cabeza. Soy discreta por naturaleza, la información es poder, si le abro mi mente, será lo mismo que ser suya. ¿valdrían tanto mis poderes como para regalar mi pasado?. Suspiré y hice un ademán con la mano, indicándole que olvidara mi comentario..- Sacrificar mi apariencia y mis recuerdos...realmente espero que esto valga la pena.
Pero ya sabía que lo valía. Abría un mundo completamente nuevo y lo ponía a mi disposición. Un mundo oculto, donde sólo los más privilegiados obtenían la información y yo estaba a dispuesta a hacerme con él. La curiosidad que sentía me hacía temblar de emoción. Incluso empezaba a plantearme cuan interesante sería la experiencia. Además, alentada por ese calor que surgía de mi pecho, empezaba a pensar que el precio no era tan grande, mi vida no era especialmente importante, no poseía nada de valor. Y mi único secreto era la quimera pero viendo con que clase de personas se codeaba Ortolani, no creía que le importara mucho. Excitación y miedo se mezclaban a partes iguales en mi interior.
- Adelante.- Murmuré pero alcé una mano hacia el hechicero, para que parara. - Antes quiero saber en qué consiste y si puedo pararlo. Y cómo puedo pararlo. - añadí rápidamente, por si volvía a ponerse literal.
Le miré a los ojos, tan azules y brillantes que me recordaban al mar. Un mar traicionero en el que traté de descifrar cualquier atisbo de tormenta. Retiré la mirada y abriendo aún más lo ojos procuré fijarme en cada movimiento del hombre, tratando de memorizar hasta el más mínimo roce, ya que tenía que pasar por eso, al menos trataría de aprender algo.
Cerise Moreau- Hechicero Clase Baja
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Fecha de inscripción : 17/10/2014
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