the beginning of a new friendship (Llya Lena)

por **Akari Tanaka** Sáb Dic 27, 2014 2:19 pm

Me encontraba caminando sin rumbo fijo por París. Era media noche y la luna brillaba en lo alto del cielo. Era una de esas típicas noches de película de miedo en la que aparecen monstruos que asustan a las personas, pero a mi me parecía una linda noche. Mis ojos brillaban de un color rojo sangre mientras buscaba una presa de la que satisfacer mi voraz apetito. ´

No había visto mucha gente pasar por la zona, así que pasé al plan B. Me senté en el suelo cerca de una farola para que me iluminara y empecé a llorar para llamar la atención de algún que no se podía negar a ir a ayudar a una niña llorando. No tardó mucho en aparecer una mujer la cual me preguntó que había pasado, yo le contesté que estaba perdida y esta se ofreció a ayudarme.

Caminamos un rato hasta llegar al teatro de los vampiros. Me paré allí delante y miré a la mujer con mis penetrantes ojos inyectados en sangre -Entra al lugar- Le ordené. A ella no le quedaba otro remedio que obedecer a lo que decía. Sus ojos se mostraban llenos de terror y se arrependía de haberme ayudado, pero no la podía dejar escapar ahora. -No te preocupes, solo vamos a jugar hasta la muerte- Dije antes de darle un golpe en la cabeza para dejarla tirada en el suelo y que así por lo menos no sufriese.

Al cabo de unos minutos acabé de beber su sangre. Pero ahora tenía otro probema ¿Cómo escondería el cadaver? Si lo llevaba hasta el bosque me podría ver algún ciudadano, pero si lo dejaba aquí lo descubrirían y eso haría que me siguiesen la pista, sea lo que sea tendría que hacer algo. Decidí cargar el inerte cuerpo hacia el interior de aquel edificio, tal vez allí encontrase algún lugar.

por **Llya Lena Pávlova** Sáb Dic 27, 2014 4:27 pm

El Theatre des Vampires abría sus puertas una vez más para los amantes de la noche, la cultura, el humor negro y la sangre. Algo que los humanos poco o nada podrían entender. La pelirroja aún pensaba en la posibilidad de que alguna noche los inquisidores desearan hacer una visita a aquel lugar, una no tan cordial, poniendo en riesgo la vida y la falsa fachada que muchos de los vampiros llevaban en la sociedad, eso la incluía claramente a ella, la rusa pensaba en la mejor manera en que aquellos cazadores de lo oculto o sobrenatural podrían hacer un trabajo limpio y sin bajas, prender fuego en el día sería una buena opción o en pleno acto, cuando todos los espectadores estuvieran en el clímax total.- Mejor deberías dejarte eso para ti, Lena...o no solo los inquisidores te perseguirán sino también los tuyos por tales herejías.- se dijo en voz baja mientras apoyaba su codo en el marco de la ventana del carruaje, desde allí se veían las calles atestadas de gente, uno que otro inmortal a la caza, las bellas y encantadoras mujeres vendiendo su belleza y el olor a peste e inciensos que en verdad llenaba en algunas ocasiones aquella ciudad. Suspiró pesadamente viendo a lo lejos el gran edificio al que debía llegar, acomodó su cabello que muy pocas veces llevaba recogido como hoy, adornando su frente con una tiara de margaritas doradas.

El relinchar de los caballos le indicaron que su viaje había terminado, la puerta se abrió y la sonrisa amable de Lena se dejó ver con el mayordomo ruso que sin muchas preguntas y atención extrema había aceptado trabajar para ella hace algunos meses, lo que ella deseaba él lo traía, incluso si tenía que pasar sobre la moral de hierro que sabía la vampiresa él tenía. Tomó su mano para bajar por fin, viendo a cada lado para saber si algún conocido hacía presencia, pero a quien deseaba engañar? No tenía amigos en aquella ciudad o estos se podían contar con los dedos de sus manos o bueno con los de una al menos. Miró sus palidas y delicadas manos mientras pensaba en esto, no se sentía mal de no tenerlos, al contrario le gustaba su vida solitaria y segura, pero a veces le hacía falta una cálida velada con fieles amigos y Zarevich, su lobo no contaba entre estos, la música y la literatura no eran temas para hablar con un lobo. - La 1 será una buena hora, Piotr. Mientras tanto podéis gastar vuestro dinero en alguna de estas francesillas como las llamáis.- dijo con una sonrisa socarrona, sabiendo que el hombre solo necesitaría de unas cuantas cervezas para saciar su impaciencia. - Que tenga una hermosa velada, mi Señora.- murmuró el hombre en su lengua nativa a la par que subía al carruaje haciendo una leve reverencia partiendo calle arriba mientras esquivaba a la multitud.

Entró cómodamente por el lujoso arco de aquel edificio, buscando su palco en el cual poder descansar, pero los susurros comenzaron primero suaves y cada vez más cercanos, paró frente a la puerta que la separaba de un relajante momento en soledad y el querer saber lo que sucedía. Cerró sus ojos usando su clarividencia, apartando las voces y los ecos, llegando de una vez a lo que había llamado su atención, Lena abrió sus dorados ojos asustada, sintiendo un sudor seco y aún más frío que su alma bajar por la espalda y regresando en su memoria a Bilbao, solo un nombre vino a su cabeza...Susana. Entregó el abrigo a uno de los mozos, ordenándole tener listo té caliente para beber y un buen vino. El jovencito pareció no impresionarse mucho con la idea de servir vino como lo hizo con el tener que conseguir algo "caliente", Lena le dio una mirada afilada mientras caminaba por los aún vacíos pasillos en dirección a la pequeña, no sin antes asegurarse que el joven vampiro obedeciera sus ordenes. No pasaría mucho tiempo antes de que cientos de vampiros abarcaran aquel lugar poniendo en riesgo a la pequeña.

Caminó por lugares del teatro que jamas había visto, en estos momentos no eran un lugares muy transitados pero allí la llevaron los pensamientos de la pequeña, su angustia que parecía ser propia, la rusa se detuvo al llegar a un cuarto completamente abierto, sin puertas, pero muchas ventanas, las cortinas se agitaban por el viento de verano y el silencio parecía haberse apropiado del recinto al igual que de ella. Temió por saber lo que en su interior pasaba y el pensar que quizás había llegado tarde, si ella la había escuchado era probable que alguien más lo hubiera hecho.
Dio un paso hacia el frente con toda la sutileza y el mayor silencio que pudo, respirando hondo al buscar por todo el inmenso cuarto alguna señal aún de vida. Poco podía creer lo que sus ojos veían, una pequeña de cabello negro de espaldas a ella. Cabello negro. - Su...Susana.- tartamudeó diciendo aquel nombre que salió como una imitación de grito, ahogado. Un segundo paso sintiendo bajo sus pies la madera crujir y el saber que había alertado a la infante, esperaba no asustarla aunque dadas las circunstancias habría sido mejor tomarla entre sus brazos para huir de allí y ponerla a salvo de una vez por todas.

por **Akari Tanaka** Lun Dic 29, 2014 4:21 pm

Una chica se acercó a mi, parecía estar asustada o sorprendida, tal vez las 2 cosas, no lo sabía. Lo que si que podría afirmar con total seguridad era que aquel ser era lo mismo que yo, es decir, un vampiro.

Pronunció un nombre el cual yo no conocía -¿Conocías a esta chica? Pues creo que ya no despertará, ahora está en las estrellitas con mis papás- Le dije dejando el cuerpo en el suelo y haciendo una pequeña reverencia ante él -Lo siento, Susana, espero que seas feliz al otro lado, descansa en paz- Podía ser un vampiro o todo lo que se quisiera, pero por lo menos tenía que ser un poco educada y darle una despedida al muerto si conocía su nombre.

Miré a la chica -¿Cómo te llamas?- Sonreí -Yo soy Akari Tanaka- No iba a decir mi edad porque eso a un vampiro no le iba a importar nada, éramos inmortales al fin y al cabo.

-Por cierto ¿Me ayudas con esto?- Señalé al cuerpo del suelo, algo tendría que hacer con él, si lo dejaba aquí tenía la certeza de que algo malo pasaría y no me apetecía eso ¡Si me encontraban me capturarían y ya no podría volver a jugar más! y quería aprovechar mi eternidad para jugar mucho.

Miré todo el lugar. Nunca había entrado aquí, por lo que me llamaba mucho la atención -Este es un lugar extraño, pero bonito- Dije en voz alta. El comentario no iba dirigido a nadie, pero la chica podría comentar algo si quería, hablar con gente era una buena manera de pasar la noche, y más si acababas la misma con una nueva amiga.

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