Remember |Libre|

por **Devlin Adams** Mar Ene 06, 2015 11:40 pm

Con palabras en su boca tomó riendas sueltas a lo que su pecho obligaba, salir de ese lugar a como sea de lugar; Necesitaba un poco de aire, y el daño provocado por sus sirvientes sólo la hacían caer mucho más en sentimentalismos baratos que había creído abandonar desde antaño, pero no, estaban tan a flor de piel que sería capaz de mandar a decapitar al primero de ellos que se le acercara con la típica pregunta que ¿Cómo se encuentra, señorita?

Antes de irse guardó los restos de aquel retrato, no dejó, ni permitió mucho menos que alguien se acercara a ella, que tomase los pedazos que se esparcian por todo el comedor, o mucho menos que la observaran mientras lo hacía; Ordenó con claridad correr a todos en ese momento, decirles que salieran de allí, de esa habitación que la sostenía sólo a ella y sus demonios. Parecía estar encadenada a tal material ¿Y cómo no? Era el último retrato decente que tenía de sus padres y lo había mantenido desde su infancia en el mismo lugar. No por las incompetencias de una criada se iba a dejar derrumbar frente a todos, pero el temblor en sus rodillas le aclaró que aquello le importaba más de lo que deseaba; Una vez más sensibilidad barata. Tragó en seco, dejó los vidrios, marcos y aquella fotografía sobre su cama, en las sabanas blancas que la arrullaban cada noche; Su habitación con seguro y salió de allí, sin dar indicios de a dónde iría o si regresaría.

Hubo un momento dónde sus pies ya no respondían a los mandatos que daba su cabeza; Era la locura de salir arrebatada, ahora todo pesaba mucho más ¡Oh, pensamientos, que engañosos! Seguía rondando en su mente la imagen de cuando todo se trizaba, parecía ser que daba un viaje al pasado, aquel retroceso que había evitado tantas veces y que ahora un error lo sacaba de raíz para atormentar sus días.

Al cabo de cinco horas ya estaba contra el suelo, en medio de un gigantesco callejón que no ocultaba nada, sólo transeúntes que la veían con curiosidad por sus prendas y la posición que tomaba; Contra el suelo, sus codos cargados sobre sus rodillas y el rostro cubierto con ambas palmas. Se convirtió en un bulto inservible para todos, de buena fe una que otra mujer preguntaban por su estado, pero sin tiempo de parecer amable simplemente asentía sin siquiera hacer algún tipo de contacto visual; La soledad jamás la acompañaría y ahora solamente deseaba, aunque pareciera ilógico, que alguien la sacara de allí.

Poco contenta con sus deseos, hacía rememoraciones de su pasado, se convencía en que era inútil continuar pensando en aquello, mientras simultáneamente las imágenes llegaban como lluvia de ideas a sus ojos; Recuerdos, recuerdos.