La Dame Forestière (Libre)

23 de Noviembre, 22:45

La noche ya había caído, oscureciendo la ciudad, sin temor o alegría. Unicamente con indiferencia eterna; como siempre. La gente volvía en sus hogares mientras algunas salían por diversas causas: diversión, necesidades, urgencias o como algunas como ella salían para dedicarse a su actividad preferida. Léonne atravesaba la ciudad que ya estaba iluminada de sus miles de luces. Decorando las tiendas y calles de unos halos luminosos, como esas candelas en la viejas viviendas victorianas. La vampira andaba lentamente, observando los mortales con una mirada neutra, casi sonriendo. Parecían tan fuertes y independientes pero eran tan frágiles y sometidos conciamente a la voluntad divina. Ella también fue humana en un tiempo; un tiempo ya lejano.

La mujer levanta la mirada hacía el cielo nocturno, un suspiro melancólico salió de su boca. Ya tenía su destinación planeada, el bosque. Encima era una muy buena temporada, los árboles con sus hojas ámbar y rojizas, el frió mordiendo la carne y los animales que se preparaban a ibernar. Esta zona era la primera en ser afectada por el tiempo y las estaciones. Durante la eternidad y hasta el fin de aquella; quizás nunca. La vampira ya había llegado a la zona en cuestión.




Continúo su lenta marcha, observando los árboles, contemplando todos los detalles de esa naturaleza salvaje. De la rama de esos últimos hasta las delicadas hojas luchando con el frío otoñal. El viento se levantó y su largo cabello empezó a bailar ligeramente por los aires, acariciando su piel suave  y su sombrerito azul decorado de una rosa azuleada. Esta noche, iba integralmente de azul, su vestido realizado por los mejores diseñadores de París y sus tacones provenientes de Alemania. No le molestaba ensuciarlos con el barro, lo que más le importaba era lo que estaba delante de ella ahora.




Su arpa, pintada de un negro ónix que brillaba con el reflejo de la Luna. Tenía una apariencia irreprochable, perfectamente entretenida y límpia. De día y de noche, nadie se atrevía a tocarla, como si estuviera encantada y protegida. A lo mejor la es. Este instrumento estaba bañado de la esencia de la mujer, de ese dulce halo azul claro. Al lado del arpa estaba un sillón negro, él también bien entretenido. Léonne dio vueltas contemplándolos antes de sentarse y empezar a tocar de este divino instrumento.

Sus finos dedos tocaron en primer lugar las cuerdas con un gesto lento, luego poniendo un poca de fuerza empezaron a hacer vibrar las cuerdas; iniciando la melodía.
Léonne tenía los ojos cerrados, ya conocía la melodía de memoria y le gustaba más escucharla que verla. Las notas salían de las cuerdas como la voz divina de los ángeles, suaves, subtiles y bien coordinadas. Sus dedos ágiles aceleraron la cadencia y toda la zona estaba llena de esa música.


Los árboles se movían junto al ritmo y el viento silbaba junto a las notas. Parecía que la naturaleza respondía a la melodía y aquella entraba en comunión con la vampira. Léonne lo sentía, lo sentía todo; las hojas que se caían mientras bailaban por los aires, las aves nocturnas observándola.

Y quizás esta presencia.

El viento era más frío ahora, un frío invernal en vez de un frío otoñal, extraño. La mujer seguía tocando del arpa, los ojos aún cerrados y en la misma posición. Se sentía tan bien en ese momento de soledad con su arpa, su única herramienta de expresión. Léonne seguía la melodía y ésta estaba bailando por los aires, encantando los árboles y animales nocturnos.

Según el destino, no estaba sola, había otra alma en este bosque. Sin tener que abrir los ojos, Léonne lo detectaba, podía sentir su estado de ánimo, su aura emanaba un color de contemplación. Parecía como atraído por la melodía, otro amante de la música quizás ? La mujer sonrió con los ojos aún cerrados y termino la melodía lentamente. Justo después, se podía oír los pasos del hombre que se dirigía hacía ella.
La vampira abrió los ojos y sonrió al caballero.


Su sonrisa fue más larga al oír el elogio. Viendo su reverencia debía ser un buen caballero y no un extraño personaje que encontramos en los libros de Balzac. Se podía ver en sus ojos que la sinfonía de la mujer había captado seriamente l'atención del hombre.

« Merci beaucoup »

Léonne analizaba el hombre con une sonrisa, una vieja costumbre que tenía ella.


Se levanto, avanzó lentamente hacía él con la misma sonrisa y hizo una reverencia perfectamente femenina.

« Léonne, es un placer para mi igualmente Señor Leinhart.

Y le agradezco por su elogia»

La mujer dio dos pasos hacía atrás, rodeando el arpa con sus pasos y acariciando el instrumento con los ojos y una mano. Permaneció silenciosa antes de abrir la boca.

« Nos son horas para salir de bosque, Señor Leinhart »

Dijo con una pequeña risita cándida. Se paro y miro al extranjero con una sonrisa enigmática enseñando una pequeña parte de sus colmillos intencionalmente. Tenía algo detrás de la cabeza, sólo curiosidad

« Quiere que le toque una segunda sinfonía, caballero ?»

La mujer no quiso entrar en la mente del individuo, lo imprevisible era más interesante par ella. Y la mente humana era como un templo privado, cualquiera no podía permitirse entrar en un tal santuario ; a parte de ella paradoxalmente.

La mujer devolvió la sonrisa y volvió a su sitio inicial. Miro una última vez el caballero que estaba sentado delante de ella antes de empezar otra melodía.

Mientras tocaba, pensaba en el momento en cual había enseñado una parte de sus colmillos. Ni susto, ni sorpresa, únicamente los ojos mirándolos. No podía ser un brujo, ni un licántropo y menos un vampiro, ninguna esencia sobrenatural emanaba de ese ser. Podría ser un cazador o un inquisidor, al parecer no quería librar batalla igual que ella esta noche. Pero se quedo intrigada sobre la potencia del individuo, seguro que podría rivalizar con ella o no.

El viento se llevo su sombrerito azulado, liberando su gran melena rizada de león. La luz de la Luna le daba un color castaño ligeramente azulado. En ese instante, la melodía tenía una pausa y en aquella pausa miro el sombrero en el suelo y volvió a tocar el instrumento sin darle importancia. Las notas volvían a bailar por los aires, las lechuzas la observaban desde un árbol y los árboles parecían más vivos. Podrían llamarla bruja pero ese espectáculo era demasiado único para decir lo que sea.

Con un suspiro finalizo la melodía y paso su mano en su pelo antes de mirar a Leinhart.

« Usted también viene para relajarse con esa naturaleza otoñal ? »

Sus ojos miraron durante un corto instante el cielo antes de volver al hombre. Se preguntaba porqué un tal hombre se dedicaba a salir de noche en los bosques, aunque no eran sus asuntos pero Léonne era muy curiosa. No todas las noches se encuentra una persona al azar para escuchar música en un bosque.

Spoiler:

-Me gusta la paz y tranquilidad que el bosque posee - 

Al oír esas palabras la sonrisa de la vampira creció ligeramente, él también apreciaba el ambiente de serenidad forestal igual que ella. Para ella ese lugar era como un segundo refugio, otro templo y un buen lugar para meditar fuera de esas energías negativas que emanaban las personas infelices, amargadas o podridas por los vicios humanos. Dormir debajo de un árbol era como acostarse en una cama gigante, digna de la Reine de Francía.
¿Leinhart no dormía lo suficiente ? Pues no lo parecía, parecía tener aún más energía. Léonne se pregunto cual era la causa, seguramente cosas banales de la vida de mortal o no.

En el según instante, la luz lunar la dejo ciega durante un corto momento. En este periodo del año siempre tenía esa intensidad, iluminando los ojos de los que merecián conocer la verdad. De repente el cuerpo del hombre tapo la trayectoria de la luz para luego ir al sombrero que estaba en el suelo. Le miro, con esa misma sonrisa. Encima de ser un buen caballero y un buen hombre físicamente, era galán. Actitudes que la mujer valoraba muchísimo. Había algo seguro en sus pensamientos, no iba a alimentarse de esa buena persona, no sentía la llamada de la sangre porque ya se había alimentado antes.

Cuando volvió a ella le presentó su sombrerito y con un gesto lleno de delicadeza lo cogió, inclinando la cabeza ligeramente.


Su sonrisa tomo una apariencia tímida bajando también la vista hacía el césped recubierto de hojas muertas. Dejo su sombrerito sobre sus rodillas y cruzo los brazos alzando la mirada hacía el hombre sonriendo.


Decía aquello pensando en esos siglos pasados, en ese tiempo ganado asombrosamente. Más de mil años ya, suspiro antes de escuchar las siguientes palabras de Leinhart.



Se levanto de su sillón por educación y lanzo una última mirada al arpa.


Alzo los ojos hacía el caballero antes de preguntarle.



Dió un paso hacía su lado, contemplando más su rostro.

La noche se tornaba interesante con cada segundo que pasaba, un cazador y una vampiresa parecían estar congeniando en aquel oscuro bosque iluminado solo por la poderosa luz de la luna que para esa época brillaba como el mismísimo sol, verdaderamente hermoso y en cierto modo sorpresivo, si bien Lein cazaba todo tipo de criaturas y en todo tipo de lugares siempre fue un hombre de ciudad, ciudades en las cuales este tipo de luna rara vez o nunca se presentaba.

Con este repentino rayo de luna que iluminó todo el lugar, Lein pudo ver en detalle a la vampiresa, una hermosa joven que no aparentaba mucho mas de 20 años, un aura de misterio se elevaba por encima de ella, una de las armas de seducción mas poderosa de un vampiro. Le agradeció por el pronto retorno de aquel pequeño sombrero que le había sido arrebatado por el viento y luego con un aire ególatra bien fundado le explico la fuente de su habilidad con el arpa.



Luego de una pequeña pausa agrego



Por supuesto, el regalo de la inmortalidad confería esa clase de ventajas sobre un mortal, por lo mínimo esta vampiresa en particular debía llevar mas de 500 años de existencia, algo a lo que mozart nunca pudo aspirar.
Si bien el comentario podía caer pesado o ególatra en algunos oídos, para los de Lein no lo era en lo mas mínimo, al contrario le causo un poco de gracia así que le siguió el juego

- Estoy seguro de ello, mozart podría haber aprendido unas cuantas cosas de usted -

Soltó una leve risa apoyando a la dama, realmente tenia mucha habilidad con el arpa y ya tantos años de practica la habrían hecho mejor que cualquier musico conocido.

Luego, la mujer pregunto la razón de su falta de sueño, si bien no lo demostraba en su aspecto ni actuar Lein podía llegar a sentirse agotado por estas, aunque esto no afectaba en ningún aspecto de su vida o su trabajo. Lo pensó por unos minutos, no era fácil hablar de ello y ciertamente no le daría placer hablarlo con un ser de la misma raza del culpable de ellas.

- Remordimiento -

Fue la única palabra que salio en respuesta a la joven, remordimiento de no haber protegido a su hermana cuando mas lo necesito, remordimiento de haber permitido que ella saliera de caza aquel día.
Una palabra tan sencilla, pero tan poderosa la cual amenazaba con destruir a mas de un hombre en el mundo.

No planeaba preocupar a la vampiresa -si es que acaso estos podían sentir alguna clase de emoción por un humano- así que le sonrió y sacudió la mano restándole importancia al asunto

- Ya estoy acostumbrado así que no se preocupe -

Agrego recobrando la compostura que había perdido por los recuerdos y volvió a su estado de seriedad y encanto.

- Una bella noche, diría que somos bastante afortunados ¿no lo cree? -

Refiriéndose tanto a la noche, como a la compañía por muy contradictoria que fuera a sus creencias.

La mujer apartó la vista con la misma sonrisa, como si ya hubiera dado su confianza al cazador ; que irónico. Le miro de nuevo pensando en lo que había dicho, era muy elogioso de su parte de recomendar a un prodigio musical unas cuantas clases con esa señora. Pero no sentía la necesidad de transmitir su conocimiento, su saber de la música y del mundo. Todo aquello era su tesoro, algo que no podía compartir fácilmente.

Observó el rostro del hombre que cambiaba lentamente hasta cambiar completamente de expresión al pronunciar esta palabra.

Vió en sus ojos y en su aura tristeza, frustración y deseo de cambiarlo todo. Quezás una vuelta hacía atrás ? Su curiosidad aumentó pero no quiso preguntar más allá ; lo privado era privado. El rostro de la greco-francesa se quedo ligeramente neutro, admirando los ojos castaños de aquel varón.

Tuvo una pequeña idea que a lo mejor no era cierta pero las hipótesis suelen ser verdades a veces. Sería uno de su raza que habría ocasionado un desastre en su vida ? Le habría quitado algo valioso ? Léonne era consciente de los actos macabros y crueles de los vampiros, no hay buenos ni malos en esta historia ; cada uno de ellos acaban cometiendo lo irreparable.



Dijo el caballero con un gesto de muñeca coloquial, aquel gesto la hizo sonreír ; viendo que Leinhart podía soportarlo pensó que ya tenía el control de aquel problema.

Léonne cruzo las piernas y descruzo los brazos que se apoyaron en el sillón. Inclinó ligeramente la cabeza hacía un lado mientras que el hombre seguía de pie.
Sus ojos miraron el horizonte antes de volver al hombre.
Dejó un momento de silencio antes de dejar escapar una pequeña risa.

Una de las numerosas preguntas que se hacía Léonne volvió a manifestarse y era si el azar no era azar al final cabo.


(Lo siento! D: Los examenes se acabarón por fin )

El viento volvía a silbar al lado de la oreja de la mujer, murmurando cosas, cosas que no cualquiera podría comprender ni oír. Escuchaba el hombre que se decía ateo, un hombre que tenía su propia fe en si mismo y no en una divinidad. El caso de Léonne era muy complejo y particular ; creer o no creer ? Rezar o esperar ? Razonar o inventar. Ella no cree en las divinidades, los estudiaba y investigaba sobre ellos pero no tiene fe en ellos. Más bien en algo tan complejo y fácil o invisible y visible o material y inmaterial a la vez, como si algo nos dominaba a todos, inclusos nuestros dioses incluso a esa cosa misma. Aunque el hecho de que existían seres maléficos como ella, implicaba una otra serie de preguntas, como si Dios existiese realmente ?

Aunque, no podemos negar que un encuentro amigable en medio del bosque entre una vampiresa y un cazador si pareciera como obra de una entidad misteriosa -

« Un caso entre veinte y dos millones, pero puede tener un aspecto de coincidencia o de hipótesis. Como Atlantis o l'Argatha -deja escapar una ligera risa-. De todas maneras, si una entidad podía ocasionar es tipo de obras, faltaría que un demonio haga una pesadilla para que todo el mundo mura.-levanta los brazos teatralmente.- »

Este mundo era tan raro que cualquiera cosa podría pasar en cada instante. Léonne tenía esa costumbre de sacar referencias o hipótesis sobre cualquier tema, con una gota de doble sentido que podría volver loco a cualquiera.

« En fin. »

Añadio con una sonrisa.

La vida tiene sus maneras de hacernos ver que no importa que, siempre estamos equivocados -

Le miro con su sonrisa eterna y cuando se sentó frente a ella, alzo su mirada hacía el cielo nocturno. Dejo un suspiro inútil para sus pulmones ya muertos haces siglos y le miro con curiosidad amablemente.

« De dónde viene usted ? »

Se lo ocurrió esa pregunta de repente, estaba de humor para conocer la vida de otro ser.

Inglaterra.. Inglaterra, un buen lugar por donde pasó la greco-francesa hace algunos siglos. Algunos recuerdos volvieron a su superficie cerebral, recordándola esos tiempos tranquilos ; imágenes, sonidos, gente y tiempo. Se quedaba sobre todo en Londres, como gran fan de Jack el Destripador. Había rumores de su real existencia, quizás eran verdades escondidas. Pero ahora ya no le importaba la cuestión. Se focalizaba sobre aquel hombre que estaba delante.

Sintió en su mirada como una tentativa de averiguar quien era de verdad, pero lo que tenía de especial Léonne era ese magnetismo. Un equivalente de un vuelo opaco que cubría sus pensamientos y sus motivaciones, una bella protección pero difícil de controlar. De repente le preguntó si se acordaba de su lugar de nacimiento, una pregunta que le parecía evidente pero algunas personas de este mundo no recordabán de donde venían.

« Sí, por supuesto. »

Dijo levantándose lentamente y con un tono neutro. Rodeo el arpa, acariciándola, pasando sus dedos sobre las finas y frías líneas hechas con precisión. Durante algunos segundos estuvo pensativa, debía revelar su lugar de nacimiento o mentirle ? De todas maneras, si por alguna razón ese hombre quera ir a Grecia, no encontrará las huellas de la mujer en la piedra. Miro durante un instante a los gigantes árboles azuleados antes de mirar el Cazador.

« Soy de Grecia. »

Esperó algunos minutos antes de añadir.

« De la antigua Grecia. »

Continuó de rodear al arpa, esperando alguna frase del cazador.

Note : No pasa nada, soy paciente igualmente ^^ y perdón por la espera ^^'

mujer volvió a perderse en sus pensamientos, recordando la tierra donde su madre dio luz. Recordando su Grecia y su Atenas queridas, demasiados eventos la marcaron en esas tierras. Los bosques, los paisajes, los templos y la cultura como la música o la literatura y como olvidar esas bellas personas andando por la ciudad. Viejos tiempos inolvidables para la mujer... Como la venida de Heleso en su vida, el que hizo de ella lo que era ahora, su creador, su mentor y su amante. Por desgracia, su único amor verdadero murió en las manos de los inquisidores, creando un deseo de venganza en ella que todavía entretiene con ánimo. Su mirada miró al horizonte con sus ojos azules turquesa, observando otra vez los árboles azulados antes de volver al hombre que pedía el periodo exacto. Acompaño su ligera risa con la suya antes de responder.

« Diría más durante la época clásica, tres siglos antes del nacimiento de vuestro Salvador. » Acompaño su frase de un gesto de la mano mostrando que no le daba importancia el nacimiento de Jesus.

Seguro que el cazador se habría dado cuenta de que Léonne le ofrecía la ocasión de conocer otra categoría de inmortal, más anciana, más sabia pero peligrosa. De un lado, le encantaba hablar de ella en ocasiones de este tipo, presos del azar, obligados inconscientemente a conocerse el uno al otro. Pero una parte de ella cuidaba a no dar demasiados detalles por prudencia, ese sexto sentido seguramente.

« Perdoné mi curiosidad pero como tomo consciencia de nuestra raza ? »

Preguntó la mujer con seriedad. Sabía que cada cazador tenía casi la misma versión del descubrimiento de esa oscura raza, como un asesinato, una matanza o un superviviente de la comida preferida de los inmortales.

« Usted no está obligado de responder a la pregunta. Sé que a veces puede ser difícil hablar de este tema. »