Le Portrait || Privado

por **Walter Bastien Courcelle** Mar Feb 24, 2015 7:22 pm

El día anterior me había encontrado con una bella joven en la catedral. En mi siempre ha habido demonios egocéntricos que adoran poder captar la belleza de todo lo que pueda estar cercano a mí, en esa ocasión fue ella y dibuje en un pequeño papel un simple trazo que se convirtió en un puente para la cercanía entre nosotros dos. Era evidente el compromiso que tenía en mis hombros y la maldición que arrastraba en estos también, pero Patricia pareció avergonzarse de su imprudencia y no me permitió aclararle la forma en que veía mi condición.

— Puede dejarme aquí — le dije al cochero. Aunque habíamos quedado con las palabras en las manos, ella me había dado su dirección, otorgado una hora exacta de llegada y yo fui esperando poder aclararle mi posición. Su mansión era hermosa, pronto los empleados me abarcaron, llenándome de atenciones. Bajaron algunas de mis cosas del coche, al parecer me estaban esperando, mientras una de las sirvientas me guio hasta la sala de estar en donde esperaría la señorita Patricia.

— ¿Necesita que preparemos algo para la sesión? — pregunto uno de sus mayordomos. Yo sonreí. No estaba acostumbrado a tantas atenciones.

— Solo un lienzo y a la bella dama que debo pintar — respondí. La joven no se hizo esperar, gracias a mis sentidos aumentados pude escuchar sus pasos muy de lejos, parecían apresurados, su pecho se aceleraba y su respiración parecía jadeante. Cuando llego ante mi estaba parado y realice una reverencia. — No debe correr, estoy aquí, no soy una ilusión, mi querida patricia — Alce mi mirada, acomode mi cuerpo esperando una grata reacción de ella.

¿Realmente me estaba esperando?

por **Patricia Montalvo** Mar Feb 24, 2015 8:08 pm

¡SEÑORITA!

-Grito una de las doncellas, deteniendo a la señorita Montalvo de una muerte prematura-

Ahora estaba de vuelta a su mansión en donde misteriosamente las cosas habían mejorado un poco. Le iban a dar otra oportunidad. Desde que la “desterraron” por su seguridad, Los Montalvo, vampiros y licántropos habían sido perseguidos por unos inquisidores. Eh ahí la razón por la que la separaron de su familia. Demasiado rápido iba todo. Después de muchos años de tradición, los Montalvo habían decidido hacer algunos cambios en el modo de procreación y el mismo se trataba de ahora, en lugar de yacer con humanos y después con vampiros, al cumplir los 25 años, un o una Montalvo tenía que pasar por tres pruebas y llegar pura e inmaculada hasta la última de las pruebas.

Vale, todo era demasiado…todo iba demasiado rápido para Patricia. Había intentado suicidarse no hace menos de quince minutos. Estaba al borde de lágrimas tras saber que primero, su padrino, había sido enviado a luchar dios sabe dónde y que jamás volvería a verlo, después que conoció a un joven llamado Dylan y fue tan solo un hola y adiós, pero le pareció una eternidad demasiado cálida y ahora esto. Su madre estaba desaparecida, recibía cartas de ella y ahora mismo, Patricia se encontraba en el interior de las sabanas de su antigua cama, en aquella de la que salió para acicalarse y colocarse aquel vestido dorado y borgoña con el que sorprendería a su padrino, después irían a un gran acontecimiento, pero dicho acontecimiento no se celebró, todos desaparecieron, su padrino a luchar y ella fue solamente desterrada para su “protección”

¡¡De locos!!

-Señorita Montalvo ¿Desea algo?
-…-Muda, pura y hermosa era en ese instante la benjamina y última descendiente de los Montalvo. Ausente y dispersa de las llamadas preocupadas de sus jóvenes doncellas…Pero, enseguida, de un chasquido de dedos despertó de su inopia y observaba con detalle donde estaba aún. En aquel sitio lleno de recuerdos antes de una desaparición avanzada.
-Señorita Montalvo, el Sr Courcelle esta abajo esperándole.
-¿¡Que?¡ ¿Cómo es que está aquí?
-Lamento mi indiscreción mi señora, pero pensé que necesitaríais la visita de un amigo, al menos para hablar…no quiero veros silenciosa y muda, para eso me voy a un convento –Había que galardonar a la pomposa y dicharachera ama de llaves que llevaba con Patricia desde que llevaba pañales, pero Patricia no se sentía capaz e iba mandarlo que viniera otro día, pero cuando fue a mirar por la ventana cual gato curioso del exterior, ya era demasiado tarde.

Ya había desempaquetado, habían abierto las puertas de par en par y enseguida en ayuda de dos doncellas, rápidamente improvisó un atuendo dorado y tonos tierra junto con el cabello recogido en una hermosa trenza lateral, bajó a prisa pues no quería hacerle esperar y cuando lo tuvo enfrente, en los últimos escalones, bien torpe que era Patricia, se cayó tras tropezarse con el vestido - ¡Ouch! –Gimió de dolor pero más por la vergüenza que se tiñó en sus mejillas de pura vergüenza.

-Menuda entrada….-Dijo mientras se levantaba y era ayudada por un sirviente, Patricia hizo una reverencia a Walter después de tanto tiempo - Sr Courcelle, un placer volver a verle –Se irguió con esfuerzo pues aún le dolía la pierna de la caída – Pensaba que habría perdido la dirección de mi hogar…¿Gusta de un té o algún refrigerio? –A decir verdad, Patricia estaba en necesidad de tomarse un té, pero un té, buen, buen frío.

por **Walter Bastien Courcelle** Vie Mar 27, 2015 8:06 pm

La fémina se veía elegante, atrapando la atención de todos los presentes hacia arriba, en donde parecía presentarse ante las pobres almas que la servían. Se imponía rápidamente con su belleza sublime y atrayente. Tanto así mi propia mente se nublaba ante los errores cometidos posiblemente cometidos por mí mismo. En primera instancia no debía estar allí, Shannon me había preguntado antes de salir para donde me dirigía como si su instinto de mujer fuera el más afilado de todos. Terminamos teniendo una pequeña discusión, de la cual hui con mucha agilidad.

Un pequeño quejido me distrajo de mis pensamientos, Patricia se había lastimado bajando el último escalón. Mi cuerpo pareció no pensarlo mucho y antes de yo mismo reaccionar con conciencia, ya estaba a la altura de su cuerpo, pero ya un sirviente la estaba ayudando a levantarse, este mismo me dio su mano para que yo terminara de ayudarla a seguir — El gusto es mutuo — realice también una pequeña reverencia. Deje su brazo rodeara el mío, aun cojeaba, debía estar doliéndole, por eso le ayude hasta que los empleados nos dirigieron hasta una pequeña sala con muchos muebles en donde la pudieron sentar.

— Me gustaría un té de limón — veía como no presionaba bien el pie contra el piso, en vez de sentarme de arrodille al frente de ella y tuve el atrevimiento de acercar mis manos hacia su tobillo — Debería ponerle un poco de hielo, se va a querer hinchar, debemos combatir ese mal, antes que llegue — suspire suavemente. Mientras entre miradas suplicaba a una de las sirvientas que me hiciera caso, tal vez era un atrevimiento que una persona ajena ordenara algo semejante, pero una de ellas acepto y pronto junto con el té, trajo unos cubitos de hielo y una pequeña venda.

Puse un poco de hielo en la venda y la cubrí. Antes de ponerla en su tobillo la mire para medir permiso antes de poner la venda fría en su piel — ¿Puedo…? — y suavemente, con delicadeza, comenzó a masajear la parte herida con el hielo, eso ayudaría, con un tratamiento rápido y preventivo, se ahorraría muchos pesares en un futuro.

por **Patricia Montalvo** Lun Mar 30, 2015 7:31 pm

Acabo siendo testigo de la amabilidad ajena y que no era de su familia. Observo a Walter atentamente, se dejó, asintió antes de que le pusiera la venda con hielo y jadeo echando la cabeza hacia atrás, sintiendo el tirón en su pierna de lo frio que estaba aquellos trozos de hielo – Ahg…-Volvía a jadear sin darse cuenta de que su traicionero vestido mostraba más de lo debido, enseguida se tapó parte del muslo descubierto y con la mano libre, con la mano derecha fue acariciando los cabellos largos de Walter – Gracias, eres muy gentil Walter ¿te puedo llamar así, no? –Pregunto ya que no sabía si era correcto dado en el momento en que estaban ambos – Es buena para ti ¿esta luz? –Sonrió tranquila, sintiendo el dolor en su tobillo que disminuía poco a poco.

– Los artistas necesitáis buena luz ¿no…es así? –Patricia seguía sosteniendo el vestido para poder cubrirse, pero caía, rozaba las manos de su amigo y entonces se lo subía pero volvía a quedar demasiado corto. Solamente suspiró – Por favor, ya…no te molestes Walter, ya estoy bien –Siguió sonriendo, demostrando que el dolor que sentía pronto cesaría de un momento a otro, sintiendo que podía moverlo un poco – Déjame intentar levantarme –Aparto con cuidado las manos de su acompañante esa tarde, Se fue poniendo de pie, sujeta a los hombros de Walter, tambaleo un poco, se agarró más fuerte pero el resentimiento aún estaba ahí presente. Volvió a sentarse en el diván en el que la habían sentado, vio que las sirvientas trajeron dos tés para ambos con algunas pastas y atrajo a Walter hacia sí misma para que estas pudieran pasar sin problemas.

¿Por qué en ese momento, en el que estaba tan cerca, se puso tan nerviosa?

-Las...doncellas tenían que pasar –Lentamente se dispuso a alcanzar su taza de té y con ello unas pastas de chocolate y coco que Patricia disfrutaba siempre que podía y que cogía a escondidas de los ojos altivos de su madre. En ese momento que estuvieron sin saber, más que nada ella, estaba en blanco y no sabía de qué hablar con Walter, esta comía lentamente a mordisco de pajarito cada miga de la galleta fundida en sus pensamientos de donde estará su madre o si estaría viva. El sonido del traspié de una de las doncellas, hizo que volviera a la realidad.

No se dio cuenta de que la habían vendado el pie y que lo habían colocado en el diván, dejándola recostada con la forma circular del diván, haciendo la curva de sus caderas más perceptible, su recogido cayendo sensualmente en cascada y ella sumida en sus pensamientos románticos – Lo lamento, me perdí en mis pensamientos –Dijo, dejando la galleta entre sus manos que habían descendido a quedarse sobre su regazo – Bueno…le ¿Cómo…como quiere o como me coloco? –Estaba refiriéndose a la pintura, al retrato que le pintaría o dijo que la pintaría ¿no? O ¿ella está equivocada? –Oh si eso hará, de igual modo, si viene a retratarme o no, seria grato…-Un prematuro rubor aparecía en sus mejillas, bajaba la mirada hacia abajo resaltando su timidez – tenerle de compañía…unas horas, al menos. –Procuro ser cortés en su petición, pero ahora mismo, siendo completamente sincera no quería estar sola.

En compañía de Walter, sentía que por fin tenía un amigo.

por **Walter Bastien Courcelle** Vie Mayo 08, 2015 12:42 am

El ser atento con las mujeres me salía de forma natural, tenía ese instinto de querer protegerlas y amar a cada una de las que pudiera hacerlo. Tal vez por eso me consideraban un Casanova, pero lo que realmente me gustaba era poder hacer felices por al menos un momento a las personas que lo necesitaban. Me esforzaba en atenderla lo mejor posible, las doncellas mientras tanto arreglaban algunos aperitivos para nosotros.

— Aun no está bien, debería descansar — le reproche cuando intento levantarse, tratando de hacer una pequeña demostración de que estaba “Bien” algo que se notaba que no lo estaba aun. — No hay necesidad de moverse este es lugar perfecto — sonreí amablemente mientras veía que me atraía un poco hacia ella para darle permiso a las doncellas que traían un carrito y el lugar era muy estrecho. Me encontraba muy cerca de ella, pude detallar gracias a mis agudos sentidos su piel perfecta y unos perfectos ojos brillosos, que parecían estar ocultando tantos secretos, en mi interior esperaba poder captar todos esos secretos, sin necesidad de preguntarle sobre ellos.

Me termine reincorporando cuando las doncellas terminaron de arreglarse, habían traído también un botiquín de primeros auxilios que estaban utilizando en Patricia. Esta parecía perdida en sus pensamientos, aproveche tal momento para comenzar a sacar mis utensilios, los que realmente necesitaba. Estaba algo concentrado cuando me pregunto de cómo colocarse, alce la mirada y simplemente reí — ¿Acaso no se ha visto en el espejo? — mire a una de las empleadas y esta pareció leerme la mente, salió corriendo a buscar un espejo mediano para que la joven se viera — Su naturalidad es tal, que usted misma encontró la posición perfecta, solamente déjame terminar de arreglar mis cosas y proseguimos ¿le parece? — deje que la doncella se quedara con el espejo para que ella pudiera apreciar su belleza mientras yo estaba arreglando todo lo necesario para retrarla adecuadamente.

por **Patricia Montalvo** Jue Mayo 28, 2015 2:27 pm

Las palabras de Walter y de quien le pintaría en ese instante, hizo que se sintiera segura por dentro. Mientras observaba que él sacaba sus utensilios, ella mejoro la pose, echando a las doncellas de la sala para estar a solas con el pintor, se puso apoyada con los brazos en el diván, simulando sensualidad con parte de la pierna descubierta sin parte del vestido sobre ella - ¿Retrata mucho, Walter? –Pregunto siendo curiosa, echando sus cabellos hacia atrás, dejándose al descubierto parte de la curvatura de su cuello.

La paz era notoria en la sala. Observando a Walter como preparaba sus utensilios para poder desplazarlos sobre el lienzo en blanco. Había pinceles de muchos tipos, carboncillos y algunos que otros utensilios de color – Creo que debes de estar más cerca ¿no? –Pregunto por si no llegaba a verla bien o los detalles del vestido que a lo mejor se mezclarían con el fondo - ¿Cerramos las cortinas? –Pregunto aún más cosas solamente por la comodidad de Walter – Puedes hablarme normal, somos ¿amigos, no? –Pregunto aquello temerosa, no quería hacerse ilusiones, aunque ella creía que si eran amigos y que ahora él la iba a retratar en la eternidad.

Los nervios no desaparecían, comenzó a moverse con cierta inquietud, moviéndose en el diván, colocándose el pelo – Lo siento, de repente me puse algo nerviosa….-Al final acabó sentándose erguida en el diván, colocando las manos en la cara y con la respiración acelerada, intento por todos los medios que no se notara pero inmediatamente se puso a llorar de los puros nervios. Nunca había hecho esto – Lo siento Walter –Su respiración, aun acelerada la fue ralentizando poco a poco, situándose cerca de la bandeja en donde había agua, la cual se echó encima por pura torpeza haciendo que su vestido se le transparentase parte de su vestido interior – Yo…Ay dios mío –El rubor en su rostro era notorio, volvió a sentarse en el diván, intentando secarse con una servilleta la cual no sirvió pues su ropa estaría húmeda ahora.

por **Walter Bastien Courcelle** Mar Jun 23, 2015 6:39 pm

Mis manos recorrían con cuidado el lienzo para prepararlo, mientras patricia parecía comenzar a sentirse más a gusto con la situación, se situaba de manera adecuada para mi, comenzado a explorar sus mejores atributos solamente para mí. Pintar al alguien era poder llevarlo a la inmortalidad, aun así si muriera siempre seria joven, hermosa y todos en diferentes lapsos de tiempo la verían. Su inmortalidad moriría cuando el lienzo sucumbiera a los desastres del tiempo y la naturaleza. Por eso me gustaba tanto pintar, porque podría vencer al tiempo, al menos por una ronda.

Estaba muy preocupada, se le notaba en las expresiones. Parecía que en su mente había muchas más preocupaciones que solamente mis comodidades, realmente estaba bien, mi visión era muy buena gracias a mi condición, podía ver los detalles que necesitaba y hasta más de lo que quería, la luz tampoco era problema, aunque prefería las ventanas abiertas y que los rayos de luz iluminaran sus rasgos.

― Se ve muy tensa…― dije quejándome suavemente. Trate de que mi voz no sonara tan dura. Estaba haciendo el bosquejo de su cuerpo primero con carbón, aun los detalles no serian incluidos, pero necesitaba que se quedara lo más relajada posible ― ¿Por qué no puede relajarse? Estoy más que bien ― sonrió mirándola a un lado del lienzo. Pero el nerviosismo no desapareció, pareció darle un ataque de pánico y aunque ella le pareciera ridícula, era algo muy común en esos momentos.

― ¿Estás bien? ― me levante de mi asiento para acercarme a ella y poder consolarla. Vi como su mano temblorosa se fue hacia un vaso de agua que termino siendo derramada en el cuerpo de ella. La mire un poco mas preocupado, eso la haría colapsar, me apresure a llevar lo primero que pudiera encontrar, en este caso servilletas, que se las alcance para que comenzara a secarse un poco. Mientras me senté a su lado.

― Mira esto ― chasquee la lengua mientras sacaba un pañuelo de mi bolsillo. Se dedico a tratar de limpiar un poco la humedad de su vestido ― ¿Tienes alguna problema que invada tu mente? ― Me atreví a preguntar. Su rostro estaba todo enrojecido, y yo seguía limpiado parte de su hombro y cuello en donde todavía había algunas gotas de agua ― Eres todavía una niña ¿eh? ¿Dónde es tu madre para cuidarte? ― trate de hacer una pequeña broma y relajarla.

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