Ciudad de furia |PRIVADO|

por **Josiah D'Olincourt** Miér Feb 25, 2015 8:27 pm

"Eso es lo que todos deberíamos haber hecho. Ciertamente una de las decisiones más maduras que has tomado en lo largo de tu vida Josiah, en esa trayectoria vacía que llevas de la vida. Afinar tus cabos sueltos te traerán buena fortuna, un buen destino; Agradecidos los ojos que te verán volver, que te verán regresar a tu hogar, nuestro hogar.
Suerte compañero, tu viaje lo haces con nosotros".

La transformación maligna aventuraba una prorrogaba bajo el indiscutible beneficio a lo que se decía llamar "Bienestar". Esperaba con las cartas en mano recorrer a deleite personal un inherente placer de sabiduría, peregrinar por las calles qué, aunque fuese un bohemio empedernido, no conocía. Parecía ser un andar infinito, dejar lo que era la comunidad no lo entristecía, de hecho ¿Conocía tal sentimiento del cuál todo eran testigos presenciales? ¿No contaba con la facilidad de sufrir? ¿De extrañar? ¿De necesitar? Pero claro que necesitaba, a pesar de insistir no depender de nadie, sabía que la necesitaría, necesitaría de ella, de su presencia de aquella pícara sonrisa al verlo; Su mujer, sus mujeres, aquella amante noctambula que no cargaba con un nombre, si no más bien con muchos ¿Lo cierto? Lo cierto era que extrañaría el cuerpo femenino.

Solía recorrer, seguir en silencio respetando el pacto impuesto por un propio instinto, aquel demonio interno que lo hizo huir, aunque la palabra no fuese la apropiada todo se resumía en ello "Huía" se alejaba de los pensamientos que posiblemente lo harían encontrar algo por lo cual mantener estadía.
Nítido, con frialdad, decidido y calmado, observó cómo se dibujaba frente a sus ojos la líneas desiguales de un nuevo país, una nueva ciudad, una calle que no reconocía ni en sus sueños más desquiciados; Inglaterra.

Hace años había tratado la idea de conocer fuera de sus orbes, y el momento se había dado con un montón de casualidades; Era una mundo nuevo, y bajo la inocencia camuflada en su rostro comenzaba a trabajar ¿Qué? Si podría ser un ambiente diferente, Josiah seguía siendo el mismo ruin personaje. Cartas, predicciones, mentiras, estafas, problemas.
Pronto se vería envuelto en nuevas, graves controversias consecuencias claras de sus actos: Parecía ser el final para el gitano, pero había un dicho conocido ¿Cómo era? Tenía siempre un truco bajo la manga.

Su paso por ese nuevo lugar lo hacía querer regresar con más ahínco, tenía sus clientes cotidianos, sus malas costumbres amansadas, su comunidad, sólo que ésta vez había vuelto con un secreto que lo cargaría hasta el fin de sus días; Para salir de allí tendría que haber unido lazos con la hija (bellísima) de un embajador de prestigio ¿Que sucedió? Tras su primer noche, despojando a la mujer de su implacable celibato, regresó a París.

Su ausencia pesaba, y buscaba a aquellos que había dejado sin palabras.