La Fama y los Negocios (Hela Gunnarsdóttir)

"Mansion Ollivier" citaba la entrada con un enrejado digno de la realeza, todo plantas enredaderas en la entrada al lugar y el piso era de adoquines perfectamente nivelados. La entrada la pude observar desde el carro. La ocasión como siempre eran las reuniones de gente del ambiente que invierte dinero y gente que la necesitaba. Un poco de beneficencia y algo de negocios también. Mi socio Christian insistió que era importante ir, que era necesario no perder de vista negocios importante y  bla, bla, bla...
Estaba cansado, no físicamente pero si de tener que andar mostrándome cuando mi mayor problema no era el dinero sino conseguir sangre y rodeado de humanos las cosas no se hacían mas fáciles. Podía sentir la vibración de sus corazones a tres kilómetros y notar las arterias en los cuellos escotados de las damas de los más conocidos empresarios del medio.

Pero no era solo negocios, también se podían disfrutar de una cata de vinos, baile social y buena música clásica a cargo de Monsieur Ollivier que había prestado su mansión con ese fin. De la comida poco me importaba ya que no podía probar bocado sin escupir todo ante la ingesta, pero no podía negar que la comida la hacían lucir agradable a la vista al menos. Me mantuve hablando con algunos empresarios de prensa ya que contaba con algunas acciones invertidas en ello y el futuro no auguraba más que ganancias a largo y corto plazo. A la hora y media ya había hablado con la mayoría de los inversionistas y dueños de empresas y acordado una reunión en Londres con un empresario del papel de Gran Bretaña con grandes aspiraciones. Ya me estaba empezando a aburrir de solo beber vinos hasta que sonaron los primeros acordes de la orquesta, algo de música clásica y ritmos suaves con cuerdas. Un suspiro que solo yo pude escuchar se entremezcló con la música. Pero como bien dije no era algo audible, era más bien algo que solo el oído vampírico podía tomar como el porte de los años en la sombra. Busqué primero con mi oído y luego se acompasaron con los tacones y la larga falda que rozaba contra el piso de mármol pulido.

Mis otros sentidos la habían encontrado antes y mis ojos la recordaban perfectamente de los diarios, revistas e incluso de la marquesina en el frente del Cabaret. Era una dama con un porte único, despilfarraba seducción propia de un vampiro con mucha antigüedad. Me la imaginaba en combate y la veía invencible. La imaginaba a ella y posiblemente el vino me animó a dar el primer paso hacia su figura de primeras intimidante en su poder. No se le preguntaba la edad a las damas pero ¿eso contaba para los seres de la noche? Me acerqué mientras el sonido del cuarteto de violines inundaba el salón marcando el énfasis de sus acordes, momentos antes del final del primer tema.

-Buenas noches Mademoiselle, soy Julien, aunque me temo que no es necesario informárselo porque usted ya debe de saberlo...- me incliné levemente y besé el dorso de su mano según la tradición. Ella de seguro tendría tal virtud que si colocaba una mano en mi cabeza adivinaría la historia completa y aun las cosas que ya no recordaba. Sonreí divertido ante tal pensamiento ¿era eso posible?

-Debo decirle que por mas que se me tilde de "molestia de celebridades" no podia pasar por alto el saludarla y felicitarla por el excelente trabajo que realiza, la he visto varias veces en el Cabaret y su baile hechiza - comenté manteniéndome en mi lugar y dejando espacio, estaba seguro que la mayoría de sus seguidores y fanáticos debería de tocarla y perseguirla hasta la puerta de su casa. Una molestia de solo pensarlo. Uno de los mozos pasaba con mas copas de vino rosado ahora, tomé una copa de ese vino dulce y se lo ofrecí mientras al otro lado del salón estaba Christopher, mi socio, durmiendo en una silla en las penumbras.