AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Bienvenido, pasad y tomad asiento {Libre}
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Bienvenido, pasad y tomad asiento {Libre}
Pasear por el circo gitano siempre sacaba una sonrisa a Kala. Aún era temprano para que la gente comenzara a llegar, pero los trabajadores ya estaban ensayando sus trucos para la función. En una esquina unos tragafuegos lanzaban llamaradas cual dragones de cuento de hadas, mientras justo al otro lado unas mujeres bailaban una danza exótica y sensual. Kala no hubiera dudado en acompañarlas si no tuviera que trabajar en su carpa, donde todavía le quedaban algunas cosas que preparar para tenerla lista. Bajo el brazo llevaba un atillo con una gran variedad de tés para ofrecer a los clientes. El té era una de las cosas que le recordaban a su infancia, un poco de su país y su origen que llevaba con ella a todas partes. No eran los recuerdos más felices que poseía, pero eran parte de ella.
Abrió la puerta de la carpa y una vez dentro la dejó abierta. Todavía tenía tiempo hasta que los primeros clientes comenzaran a llegar y el ambiente dentro estaba algo cargado del día anterior. Dejó el atillo encima de la mesa y ató la tela de la puerta con un cordel, dejando que el aire de la calle entrara y refrescara el interior. Se dirigió a un pequeño fuego donde calentaba el agua y, después de encenderlo, colocó la tetera encima y vertió unas pocas hojas de té negro. El aroma la envolvió dejando que su mente vagara hacia aquellas plantaciones tan lejanas, con el Sol brillando en su rostro y reflejando la inmensidad de colores de las ropas de sus habitantes.
Dejó la tetera en el fuego y salió de la carpa, alejándose del recinto ligeramente e internandose en un bosque cercano. Caminó tranquilamente hasta un claro con sus pies descalzos, sintiendo la hierba bajo ella. Se arrodilló en el claro y dedicó una oración a esos dioses que en París no estaban permitidos. Era su ritual, daba gracias por cada día vivido en la tierra, por el trabajo, por poder disfrutar de lo que ellos les habían dado. No tardó mucho, unos pocos minutos, pero fueron suficientes para que la gitana se sintiera en paz con ellos. Caminó de vuelta a su carpa justo cuando el té estuvo listo.
Dejó la tetera en una mesa auxiliar y junto a ella encendió un poco de incienso. Miró a su alrededor, la cantidad de colores que había dentro llegaba a ser cargante para algunos, pero no para ella. París tenía un clima tan frío y oscuro que Kala necesitaba alguna forma de hacer brillar el Sol, y esa forma era mediante las telas de colores. Para ella esa carpa era un viaje al paraíso, a un mundo tranquilo. Se sirvió un poco de bebida en una taza y se sentó en uno de los cojines que había alrededor de la mesa baja del centro. Levantó la vista cuando el primer cliente se asomó a la puerta.
-Os doy mi más sincera bienvenida. Por favor, tomad asiento -dijo señalando el cojín que había al otro lado de la mesa.
Abrió la puerta de la carpa y una vez dentro la dejó abierta. Todavía tenía tiempo hasta que los primeros clientes comenzaran a llegar y el ambiente dentro estaba algo cargado del día anterior. Dejó el atillo encima de la mesa y ató la tela de la puerta con un cordel, dejando que el aire de la calle entrara y refrescara el interior. Se dirigió a un pequeño fuego donde calentaba el agua y, después de encenderlo, colocó la tetera encima y vertió unas pocas hojas de té negro. El aroma la envolvió dejando que su mente vagara hacia aquellas plantaciones tan lejanas, con el Sol brillando en su rostro y reflejando la inmensidad de colores de las ropas de sus habitantes.
Dejó la tetera en el fuego y salió de la carpa, alejándose del recinto ligeramente e internandose en un bosque cercano. Caminó tranquilamente hasta un claro con sus pies descalzos, sintiendo la hierba bajo ella. Se arrodilló en el claro y dedicó una oración a esos dioses que en París no estaban permitidos. Era su ritual, daba gracias por cada día vivido en la tierra, por el trabajo, por poder disfrutar de lo que ellos les habían dado. No tardó mucho, unos pocos minutos, pero fueron suficientes para que la gitana se sintiera en paz con ellos. Caminó de vuelta a su carpa justo cuando el té estuvo listo.
Dejó la tetera en una mesa auxiliar y junto a ella encendió un poco de incienso. Miró a su alrededor, la cantidad de colores que había dentro llegaba a ser cargante para algunos, pero no para ella. París tenía un clima tan frío y oscuro que Kala necesitaba alguna forma de hacer brillar el Sol, y esa forma era mediante las telas de colores. Para ella esa carpa era un viaje al paraíso, a un mundo tranquilo. Se sirvió un poco de bebida en una taza y se sentó en uno de los cojines que había alrededor de la mesa baja del centro. Levantó la vista cuando el primer cliente se asomó a la puerta.
-Os doy mi más sincera bienvenida. Por favor, tomad asiento -dijo señalando el cojín que había al otro lado de la mesa.
Kala Bhansali- Gitano
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Re: Bienvenido, pasad y tomad asiento {Libre}
Caminando sin rumbo por las calles de Paris llegue a un peculiar lugar, lleno de colores, música y gente diferente, yo no estaba acostumbrada a tanto color y su música era particularmente atrayente , – es tan temprano para importunar a las personas– pensé mientras me adentraba en el circo gitano, pasaba inadvertida para todos y eso era algo divertido y que a la vez me entristecía, juguetear con las personas que están tan concentradas en vivir solo era un pasatiempo, pero aun y con las jugarretas me sentía tan vacía.
Algo llamo mi atención, era una chica, parecía tan alegre y su caminar tan sutil, definitivamente ella merecía mi atención, comencé avanzando poco a poco, observando hasta llegar a su carpa, lo decidí apresurada que entraría y hablaría con ella.
Ante su invitación le tome la palabra y me quede ahí donde me indico y le pregunte taciturna:
– ¿Sabes lo que es despertar y no reconocer absolutamente nada, ni siquiera tu nombre? –
Algo llamo mi atención, era una chica, parecía tan alegre y su caminar tan sutil, definitivamente ella merecía mi atención, comencé avanzando poco a poco, observando hasta llegar a su carpa, lo decidí apresurada que entraría y hablaría con ella.
Ante su invitación le tome la palabra y me quede ahí donde me indico y le pregunte taciturna:
– ¿Sabes lo que es despertar y no reconocer absolutamente nada, ni siquiera tu nombre? –
Helli Von Goethe- Fantasma
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Re: Bienvenido, pasad y tomad asiento {Libre}
Se llevó la taza a los labios y dio un sorbo mientras observaba al ser que había entrado. Miraba a la mujer atentamente, algo en ella le decía que no era un cliente normal. Su aura era distinta a la de otros que habían pasado por allí, pero ya la había visto otras veces. Mientras vivió en Ceylan había aprendido a diferenciar distintos tipos de personas mediante algo que desconocía y que no había contado a nadie. Sólo su tío se percató de lo que la pequeña era capaz.
-No, no sé qué se siente -contestó, sincera.
Dejó la taza en la mesa y adoptó una postura más cómoda y cercana, intentando que su visitante se sintiera a gusto en aquel lugar. La temperatura había bajado ligeramente desde la llegada de aquella mujer, a pesar de que el ambiente seguía cargado momentos antes de su aparición.
-¿Es eso lo que os ha ocurrido a vos? -preguntó, apoyando los brazos en la mesa.
Había oído historias de almas cuyos cuerpos habían dejado de vivir pero ellas seguían en la tierra, esperando algo. No podía decir que no lo creía, había visto infinidad de cosas extrañas en el tiempo que llevaba en aquella ciudad, pero jamás había intercambiado palabras con una. Miró a la mujer y vio que en algunos momentos su perfil se difuminaba, mezclándose con el fondo.
-No, no sé qué se siente -contestó, sincera.
Dejó la taza en la mesa y adoptó una postura más cómoda y cercana, intentando que su visitante se sintiera a gusto en aquel lugar. La temperatura había bajado ligeramente desde la llegada de aquella mujer, a pesar de que el ambiente seguía cargado momentos antes de su aparición.
-¿Es eso lo que os ha ocurrido a vos? -preguntó, apoyando los brazos en la mesa.
Había oído historias de almas cuyos cuerpos habían dejado de vivir pero ellas seguían en la tierra, esperando algo. No podía decir que no lo creía, había visto infinidad de cosas extrañas en el tiempo que llevaba en aquella ciudad, pero jamás había intercambiado palabras con una. Miró a la mujer y vio que en algunos momentos su perfil se difuminaba, mezclándose con el fondo.
Kala Bhansali- Gitano
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Fecha de inscripción : 01/03/2015
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Re: Bienvenido, pasad y tomad asiento {Libre}
– Si, eso me ha pasado…no es más que por casualidad sé mi nombre. –
No podía decir más sin que mi atormentada mente se alterara, nunca había sentido tanta confianza, nunca tanta como para sentarme y hacer de cuenta que todo está bien; tenia eso tan pesado y agobiante sobre mí que por un instante pensé que podía dejar mi carga al pie de su carpa.
– ¿tu, puedes ayudarme? – pregunte con la mirada al suelo, observe como mis pies empezaban a difuminarse , no podía mantenerme por mucho tiempo , apenas conseguía concentrarme. Necesitaba hacer que me entendiera, volví mi mirada hacia ella y extendí mi mano para que pudiera tocarme y trasmitirle lo que siento, de otra forma nunca podría explicarle la que se siente ser un fantasma.
No podía decir más sin que mi atormentada mente se alterara, nunca había sentido tanta confianza, nunca tanta como para sentarme y hacer de cuenta que todo está bien; tenia eso tan pesado y agobiante sobre mí que por un instante pensé que podía dejar mi carga al pie de su carpa.
– ¿tu, puedes ayudarme? – pregunte con la mirada al suelo, observe como mis pies empezaban a difuminarse , no podía mantenerme por mucho tiempo , apenas conseguía concentrarme. Necesitaba hacer que me entendiera, volví mi mirada hacia ella y extendí mi mano para que pudiera tocarme y trasmitirle lo que siento, de otra forma nunca podría explicarle la que se siente ser un fantasma.
Última edición por Helli Von Goethe el Lun Abr 27, 2015 12:25 pm, editado 1 vez (Razón : faltaba "sé" de saber en una oración para que se comprendiera)
Helli Von Goethe- Fantasma
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Re: Bienvenido, pasad y tomad asiento {Libre}
A pesar de que la gitana sabía la respuesta a su pregunta, aquella afirmación, tan rotunda y directa, le encogió la boca del estómago. No recordar nada de tu pasado, tus orígenes, la tierra que te vio nacer, era algo que Kala nunca había pensado. De pronto valoró cada recuerdo de su niñez como nunca antes lo había hecho. Con tan sólo dos frases, aquella mujer le estaba dando una nueva visión de la vida que jamás había imaginado.
No se conocían, nunca se habían visto antes, pero aquella mujer extendió su mano hacia la suya creando entre ellas un contacto. Kala no la apartó, dejando que aquella silueta algo difuminada tocara su piel.
-No sé si podré, pero puedo intentarlo -le contestó, sonriendo tiernamente.
La gitana se levantó suavemente y con ese andar ligero que la caracterizaba se acercó a la entrada de la carpa. Soltó la cuerda que ataba la tela que hacía las veces de puerta y dejó que ésta cayera pesada, tapando la luz que entraba del exterior. Unas velas esparcidas en el interior eran la única fuente de luz dentro de aquella estructura móvil.
Volvió a su cojín y apartó la taza de té de la mesa. En aquella ocasión su invitada no podría tomar una taza, y así haría ella también. Utilizaba el té como un medio para que aquellos que iban confiaran en ella, una manera de romper el hielo y la vergüenza que algunos sentían. Si por cualquier motivo no podían beberlo, no servía de nada que ella lo hiciera.
Alargó los brazos encima de la mesa con las palmas de las manos hacia arriba, ofreciéndoselas a la mujer. Quería que supiera que podía confiar en ella, que nada de lo que contara allí saldría fuera.
-Yo soy Kala -se presentó. -¿Y tú? -preguntó después.
No se conocían, nunca se habían visto antes, pero aquella mujer extendió su mano hacia la suya creando entre ellas un contacto. Kala no la apartó, dejando que aquella silueta algo difuminada tocara su piel.
-No sé si podré, pero puedo intentarlo -le contestó, sonriendo tiernamente.
La gitana se levantó suavemente y con ese andar ligero que la caracterizaba se acercó a la entrada de la carpa. Soltó la cuerda que ataba la tela que hacía las veces de puerta y dejó que ésta cayera pesada, tapando la luz que entraba del exterior. Unas velas esparcidas en el interior eran la única fuente de luz dentro de aquella estructura móvil.
Volvió a su cojín y apartó la taza de té de la mesa. En aquella ocasión su invitada no podría tomar una taza, y así haría ella también. Utilizaba el té como un medio para que aquellos que iban confiaran en ella, una manera de romper el hielo y la vergüenza que algunos sentían. Si por cualquier motivo no podían beberlo, no servía de nada que ella lo hiciera.
Alargó los brazos encima de la mesa con las palmas de las manos hacia arriba, ofreciéndoselas a la mujer. Quería que supiera que podía confiar en ella, que nada de lo que contara allí saldría fuera.
-Yo soy Kala -se presentó. -¿Y tú? -preguntó después.
Kala Bhansali- Gitano
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Fecha de inscripción : 01/03/2015
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Re: Bienvenido, pasad y tomad asiento {Libre}
- ¿Mi nombre? –
Pensé por unos instantes, jamás nadie pregunto mi nombre, algunos solo escapaban al darse cuenta de mi condición otros intentaron controlarme, pero nunca nadie pregunto mi nombre.
- Mi nombre es Helli… Helli Von Goethe–
Sentí como mis ojos ardían cuando le dije mi nombre, supongo que era algo parecido a las lágrimas, pero no podía distraerme descifrando con que sensación humana podía compararse aquella emoción por encontrarla, pensé: -debo concentrarme y canalizar mi energía…- , y ahora que ella extendía sus manos estaba segura, tenía que hacer mi mayor esfuerzo por conectarme.
- Kala, gracias y perdona por esta intromisión–
Seguro un escalofrió llenaría a cualquiera que fuese tocado por un fantasma, pero ella estaba preparada, extendí mis manos y tome las suyas, realice mi mayor esfuerzo por materializar y trasmitirle una serie de imágenes desordenadas de lo que tenía en mis recuerdos confusos, pequeñas frases y gritos alrededor de movimientos bruscos en una biblioteca, risas de jóvenes caballeros, copas y luces de salón, una silueta oscura y luego entre sabanas de seda dos amantes…era todo lo que tenía luego había oscuridad y de golpe un despertar en medio de un cementerio…no lo puede soportar y la ira inundo mi ser, era como si de tu pecho saliera fuego y quemara todo a su paso, el ardor de los ojos había desaparecido y sustituido por la incorporeidad de todo mi ser, me había desconectado , estaba descontrolada y me lamentaba …sabía que debía detenerme pero al contrario ocasionaba un caos moviendo todo con ráfagas de viento , se apagaron las velas, y amenazaba con derrumbar la pequeña carpa…Kala tenía a su lado un espejo antiguo , sabía por un brujo que intento retenerme que ese era un portal , podía entrar ahí para calmar este tormento, como un remolino pase justo al lado de Kala alborotando sus cabellos y desapareciendo en el espejo, volvió la calma y las velas se encendieron ; pero yo estaba luchando por controlarme en el espejo, debía tomar fuerzas para volver a manifestarme y encontrar un método para comunicarme con Kala. El envió mental había tenido una doble vía , pero en el caos de mi ira no me había dado cuenta de que era lo que Kala había querido compartir conmigo…
Pensé por unos instantes, jamás nadie pregunto mi nombre, algunos solo escapaban al darse cuenta de mi condición otros intentaron controlarme, pero nunca nadie pregunto mi nombre.
- Mi nombre es Helli… Helli Von Goethe–
Sentí como mis ojos ardían cuando le dije mi nombre, supongo que era algo parecido a las lágrimas, pero no podía distraerme descifrando con que sensación humana podía compararse aquella emoción por encontrarla, pensé: -debo concentrarme y canalizar mi energía…- , y ahora que ella extendía sus manos estaba segura, tenía que hacer mi mayor esfuerzo por conectarme.
- Kala, gracias y perdona por esta intromisión–
Seguro un escalofrió llenaría a cualquiera que fuese tocado por un fantasma, pero ella estaba preparada, extendí mis manos y tome las suyas, realice mi mayor esfuerzo por materializar y trasmitirle una serie de imágenes desordenadas de lo que tenía en mis recuerdos confusos, pequeñas frases y gritos alrededor de movimientos bruscos en una biblioteca, risas de jóvenes caballeros, copas y luces de salón, una silueta oscura y luego entre sabanas de seda dos amantes…era todo lo que tenía luego había oscuridad y de golpe un despertar en medio de un cementerio…no lo puede soportar y la ira inundo mi ser, era como si de tu pecho saliera fuego y quemara todo a su paso, el ardor de los ojos había desaparecido y sustituido por la incorporeidad de todo mi ser, me había desconectado , estaba descontrolada y me lamentaba …sabía que debía detenerme pero al contrario ocasionaba un caos moviendo todo con ráfagas de viento , se apagaron las velas, y amenazaba con derrumbar la pequeña carpa…Kala tenía a su lado un espejo antiguo , sabía por un brujo que intento retenerme que ese era un portal , podía entrar ahí para calmar este tormento, como un remolino pase justo al lado de Kala alborotando sus cabellos y desapareciendo en el espejo, volvió la calma y las velas se encendieron ; pero yo estaba luchando por controlarme en el espejo, debía tomar fuerzas para volver a manifestarme y encontrar un método para comunicarme con Kala. El envió mental había tenido una doble vía , pero en el caos de mi ira no me había dado cuenta de que era lo que Kala había querido compartir conmigo…
Helli Von Goethe- Fantasma
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Re: Bienvenido, pasad y tomad asiento {Libre}
-Es un placer, Helli. -Con una sonrisa en su rostro esperó a que su invitada diera el siguiente paso.
No tenía prisa, nunca corría por despachar a sus visitantes. La paciencia era el mejor camino para obtener los mejores resultados en la videncia, y eso era algo que había aprendido desde bien pequeña.
La fantasma parecía confundida cuando Kala extendió sus manos, pero enseguida se recuperó y, con una disculpa, unió las manos de ambas mujeres. En la cabeza de la gitana comenzaron a aparecer imágenes desordenadas de escenas pasadas, situaciones que con toda seguridad formaban parte de la ya abandonada vida de Helli. Intentaba ordenarlas, darles el sentido que la fantasma no podía explicarle. En todas aquellas imágenes tenía que estar la respuesta que necesitaba para poder ayudarla. O eso pensaba.
La conexión entre las dos se estaba debilitando. Kala vio como las manos de Helli se difuminaban hasta volverse completamente invisibles. Después siguió su cuerpo, desapareciendo así de su vista. Dentro de la carpa todo se movía con ráfagas de viento que se volvía cada vez más fuerte. Las velas tintinearon rápidamente hasta apagarse y todas las telas del interior se agitaron como si fueran a volarse. La carpa parecía que se iba a derrumbar, pero Kala no se apartó. Su curiosidad innata y su perseverancia la mantuvieron firme en su sitio, esperando, aunque no sabía qué podía esperar.
Un remolino agitó su melena igual que un huracán. Se cubrió la cabeza con sus manos asustada y aguantando la respiración. En el momento en el que pensó que la carpa no aguantaría mucho más todo acabó. Su cabello se posó con suavidad en su espalda y sus hombros. Las velas se encendieron de nuevo y las telas volvieron a su lugar, como si nada hubiera pasado. Kala se incorporó y se pasó los mechones de pelo que se habían quedado en el rostro por detrás de las orejas. Su cuerpo temblaba sin control. Miró a su alrededor inspeccionando el lugar en busca de Helli.
-Helli. -Su voz sonó casi como un susurro. -Helli, ¿sigues aquí? -preguntó.
Siguió buscándola por cada rincón, sin resultado. Recordó cada escena que había visto intentando ordenarlas y darles un sentido. Sabía que lo tenían, que todas ellas se enlazaban de alguna manera que no lograba comprender. Suspiró hondo y con la mano todavía temblorosa cogió la taza de té y bebió un sorbo largo.
-¿Qué es lo que querías enseñarme, Helli? -siguió intentado contactar con ella. -Quiero ayudarte, pero necesito que tu me ayudes a entenderlo. -Esperó unos segundos antes de continuar, atenta a cualquier sonido que pudiera escuchar. -Si sigues aquí, házmelo saber. -
No tenía prisa, nunca corría por despachar a sus visitantes. La paciencia era el mejor camino para obtener los mejores resultados en la videncia, y eso era algo que había aprendido desde bien pequeña.
La fantasma parecía confundida cuando Kala extendió sus manos, pero enseguida se recuperó y, con una disculpa, unió las manos de ambas mujeres. En la cabeza de la gitana comenzaron a aparecer imágenes desordenadas de escenas pasadas, situaciones que con toda seguridad formaban parte de la ya abandonada vida de Helli. Intentaba ordenarlas, darles el sentido que la fantasma no podía explicarle. En todas aquellas imágenes tenía que estar la respuesta que necesitaba para poder ayudarla. O eso pensaba.
La conexión entre las dos se estaba debilitando. Kala vio como las manos de Helli se difuminaban hasta volverse completamente invisibles. Después siguió su cuerpo, desapareciendo así de su vista. Dentro de la carpa todo se movía con ráfagas de viento que se volvía cada vez más fuerte. Las velas tintinearon rápidamente hasta apagarse y todas las telas del interior se agitaron como si fueran a volarse. La carpa parecía que se iba a derrumbar, pero Kala no se apartó. Su curiosidad innata y su perseverancia la mantuvieron firme en su sitio, esperando, aunque no sabía qué podía esperar.
Un remolino agitó su melena igual que un huracán. Se cubrió la cabeza con sus manos asustada y aguantando la respiración. En el momento en el que pensó que la carpa no aguantaría mucho más todo acabó. Su cabello se posó con suavidad en su espalda y sus hombros. Las velas se encendieron de nuevo y las telas volvieron a su lugar, como si nada hubiera pasado. Kala se incorporó y se pasó los mechones de pelo que se habían quedado en el rostro por detrás de las orejas. Su cuerpo temblaba sin control. Miró a su alrededor inspeccionando el lugar en busca de Helli.
-Helli. -Su voz sonó casi como un susurro. -Helli, ¿sigues aquí? -preguntó.
Siguió buscándola por cada rincón, sin resultado. Recordó cada escena que había visto intentando ordenarlas y darles un sentido. Sabía que lo tenían, que todas ellas se enlazaban de alguna manera que no lograba comprender. Suspiró hondo y con la mano todavía temblorosa cogió la taza de té y bebió un sorbo largo.
-¿Qué es lo que querías enseñarme, Helli? -siguió intentado contactar con ella. -Quiero ayudarte, pero necesito que tu me ayudes a entenderlo. -Esperó unos segundos antes de continuar, atenta a cualquier sonido que pudiera escuchar. -Si sigues aquí, házmelo saber. -
Kala Bhansali- Gitano
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Re: Bienvenido, pasad y tomad asiento {Libre}
-Kala…estoy aquí, en este pequeño espejo. ¿Puedes escucharme? –
-Tal vez , si tan solo pudiera …moveré el espejo , espero que no se rompa…- pensé para mi; y el espejo tintineo junto a otros objetos curiosos que Kala tenía en su carpa, fue apenas un movimiento suave, pero ella podría percibirlo, era lo único que podía hacer mientras recuperaba mis fuerzas... respondí a su mente, tratando de ser lo mas clara posible.
- Kala, tan solo quiero que me ayudes a entender que paso conmigo, porque mi vida se esfumo, deseo tanto vivir, aprender y sentir…–
En esos momentos creí con toda seguridad que Kala es la persona correcta, no tenía dudas, era ella tan noble, paciente y con un espíritu fuerte, era ella quien podía, yo estoy segura es ella.
- Kala, ayúdame a controlarme, apaciguar mi ira para recordar quien fui y poder descansar, mi sed por vengarme poco a poco me consume y perderé la oportunidad de trascender, necesito una guía, una maestra. –
-No recordar el pasado, saber que no tienes futuro y vivir atormentada en el presente … soy un perfecto desastre- volví a pensar y suspirar…solo me queda esperar a que su dulce voz me conceda una oportunidad.
-Tal vez , si tan solo pudiera …moveré el espejo , espero que no se rompa…- pensé para mi; y el espejo tintineo junto a otros objetos curiosos que Kala tenía en su carpa, fue apenas un movimiento suave, pero ella podría percibirlo, era lo único que podía hacer mientras recuperaba mis fuerzas... respondí a su mente, tratando de ser lo mas clara posible.
- Kala, tan solo quiero que me ayudes a entender que paso conmigo, porque mi vida se esfumo, deseo tanto vivir, aprender y sentir…–
En esos momentos creí con toda seguridad que Kala es la persona correcta, no tenía dudas, era ella tan noble, paciente y con un espíritu fuerte, era ella quien podía, yo estoy segura es ella.
- Kala, ayúdame a controlarme, apaciguar mi ira para recordar quien fui y poder descansar, mi sed por vengarme poco a poco me consume y perderé la oportunidad de trascender, necesito una guía, una maestra. –
-No recordar el pasado, saber que no tienes futuro y vivir atormentada en el presente … soy un perfecto desastre- volví a pensar y suspirar…solo me queda esperar a que su dulce voz me conceda una oportunidad.
Helli Von Goethe- Fantasma
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Re: Bienvenido, pasad y tomad asiento {Libre}
El silencio se hizo en aquella carpa. Las voces del exterior se colaban tímidas a través de la gruesa tela, pero estaban muy amortiguadas, apenas un murmullo lejano. Kala se mantenía atenta a cualquier cambio allí dentro, un tintineo mayor de las velas, una corriente de aire imposible que le dijera algo. Miraba a su alrededor aparentemente calmada, pero esperaba ansiosa la señal de Helli. Un espejo antiguo y casi olvidado tintineó ligeramente a su lado. Ahí estaba la señal. Miró atentamente el objeto, viéndose reflejada en él. Con manos temblorosas cogió el espejo y lo apoyó sobre la mesita sujetándolo con sus manos frente a ella.
Lo miró en silencio, escuchando una voz que estaba segura provenía de Helli. Quería ayudarla, sentía que debía hacerlo. Aquella mujer no tenía a nadie más en el mundo y, por algún motivo que la gitana desconocía, la había elegido a ella para ayudarla. Hablaba de venganza y de ira, sentimientos que Kala sintió una vez hacía mucho tiempo. Había llegado a olvidarlos, dedicarse a vivir el día a día y disfrutar de cada soplo de aire fresco. Pero Helli no tenía esa oportunidad, no le quedaba una vida que disfrutar.
-Entiendo ese sentimiento de venganza, sé lo que es. -Suspiró apesadumbrada mirándose en el espejo. -Esas imágenes que he visto… Son parte de tu vida, ¿verdad? -
Su voz sonó baja, como si temiera que con sus palabras pudiera perder el control de nuevo. Aquellas palabras de la fantasma la hicieron recordar poco a poco su pasado y los motivos que la llevaron a abandonar su país y huir a uno desconocido. Cuando alguien es traicionado es difícil llegar a perdonar, a veces incluso imposible.
Dejó el espejo sobre la mesa y bebió otro sorbo de té. Si quería ayudarla no podía sentir su propia ira, tenía que dejar a un lado esos sentimientos.
-Necesito saber todo lo que recuerdes, por poco que sea. Esperaré el tiempo que necesites. -Esperó unos segundos antes de continuar. -Te diría que es posible dejar de sentir ganas de venganza, pero no sé si es totalmente cierto. Quizá tú lo consigas y seas tú quien me ayude a mi. -
Lo miró en silencio, escuchando una voz que estaba segura provenía de Helli. Quería ayudarla, sentía que debía hacerlo. Aquella mujer no tenía a nadie más en el mundo y, por algún motivo que la gitana desconocía, la había elegido a ella para ayudarla. Hablaba de venganza y de ira, sentimientos que Kala sintió una vez hacía mucho tiempo. Había llegado a olvidarlos, dedicarse a vivir el día a día y disfrutar de cada soplo de aire fresco. Pero Helli no tenía esa oportunidad, no le quedaba una vida que disfrutar.
-Entiendo ese sentimiento de venganza, sé lo que es. -Suspiró apesadumbrada mirándose en el espejo. -Esas imágenes que he visto… Son parte de tu vida, ¿verdad? -
Su voz sonó baja, como si temiera que con sus palabras pudiera perder el control de nuevo. Aquellas palabras de la fantasma la hicieron recordar poco a poco su pasado y los motivos que la llevaron a abandonar su país y huir a uno desconocido. Cuando alguien es traicionado es difícil llegar a perdonar, a veces incluso imposible.
Dejó el espejo sobre la mesa y bebió otro sorbo de té. Si quería ayudarla no podía sentir su propia ira, tenía que dejar a un lado esos sentimientos.
-Necesito saber todo lo que recuerdes, por poco que sea. Esperaré el tiempo que necesites. -Esperó unos segundos antes de continuar. -Te diría que es posible dejar de sentir ganas de venganza, pero no sé si es totalmente cierto. Quizá tú lo consigas y seas tú quien me ayude a mi. -
Kala Bhansali- Gitano
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Re: Bienvenido, pasad y tomad asiento {Libre}
Parecía como si la carpa fuera un refugio de aquellos barullos de ciudad, ya había pasado un tiempo desde el instante en que decidí manifestarme ante ella, el sol había cambiado su posición y ahora irrumpía en la carpa volviendo visibles las partículas de polvo que se colaban de las calles, ¿y yo? Yo , no podía sentir nada, no deseaba volver a recordar, no quería enfrentar a mis recuerdos , al menos era suficiente por ese día …hubiera dicho que deseaba descansar pero como hacerlo si tu alma esta en pena , comencé a reír como una demente y sujete mi rostro para calmar mi tedio, me incorpore y comencé mi relato.
-Recuerdo haber tenido familia, pero también recuerdo como me abandonaron a mi suerte, recuerdo levemente el rostro de alguien elegante y bien parecido, un caballero apuesto y creo que ese galante hombre debe ser el responsable de mi desdicha…hay alguien más en mis recuerdos un joven , bien parecido pero no de clase noble , me parece que es un bibliotecario y al recordarlo siento algo de emoción, la misma que siento al tocar un libro, es tan agradable Kala, es la única sensación agradable que hoy tengo…a veces paseo en los parques y veo los atardeceres, ¡que bellos son! , ¿no lo crees Kala?, esos colores rojizos con los que finaliza un día, algún día espero finalizar mi búsqueda y unirme al atardecer …–
Diciendo esto, Helli poco a poco vuelve a materializarse frente a kala, por primera vez desde que es fantasma el vacío que llevaba en el pecho se disipa, los colores le parecían más vivos y las sensaciones más armonizadas con la madre tierra, aun le era imposible recordar o sentir emociones concretas que la ayudaran a trascender pero, parece que sin proponérselo, ya había comenzado el aprendizaje con Kala.
-Recuerdo haber tenido familia, pero también recuerdo como me abandonaron a mi suerte, recuerdo levemente el rostro de alguien elegante y bien parecido, un caballero apuesto y creo que ese galante hombre debe ser el responsable de mi desdicha…hay alguien más en mis recuerdos un joven , bien parecido pero no de clase noble , me parece que es un bibliotecario y al recordarlo siento algo de emoción, la misma que siento al tocar un libro, es tan agradable Kala, es la única sensación agradable que hoy tengo…a veces paseo en los parques y veo los atardeceres, ¡que bellos son! , ¿no lo crees Kala?, esos colores rojizos con los que finaliza un día, algún día espero finalizar mi búsqueda y unirme al atardecer …–
Diciendo esto, Helli poco a poco vuelve a materializarse frente a kala, por primera vez desde que es fantasma el vacío que llevaba en el pecho se disipa, los colores le parecían más vivos y las sensaciones más armonizadas con la madre tierra, aun le era imposible recordar o sentir emociones concretas que la ayudaran a trascender pero, parece que sin proponérselo, ya había comenzado el aprendizaje con Kala.
Helli Von Goethe- Fantasma
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Re: Bienvenido, pasad y tomad asiento {Libre}
Una risa casi diabólica erizó la piel de la gitana haciéndola parecer un ave desplumada. No sabía qué hacer para calmar a la pobre Helli, o lo que quedaba de ella. ¿De verdad podría ayudarla a seguir su camino? Ella veía el porvenir, podía ver más allá que un humano corriente, pero no sabía nada de las personas que se habían quedado a medio camino entre el mundo terrenal y el más allá.
El grito calló y la dulce voz de Helli inundó sus oídos. Había comenzado su relato, frases cortas y rápidas que aparentemente no tenían mucho en común pero que analizandolas atentamente componían una historia, su historia. Kala simplemente se limitó a dejarla hablar, que dijera todo cuanto quisiera. Había veces que ese simple acto era suficiente para ver el problema desde otra perspectiva, poniendo palabras a todo lo que te preocupaba dejaba una compuerta abierta por donde dejar escapar todos tus males.
Poco a poco la fantasma fue haciéndose visible frente a ella. La gitana sintió que su ira se iba disipando y, cuanto más nítidos fueran los colores de Helli, menos rencor sentiría. Tenía que conseguir que se mantuviera así, tranquila. «¿Libros? Puedo intentarlo.» Se levantó de su cojín casi como si estuviera hipnotizada.
-¿Dices que te gusta el tacto de los libros, Helli? -La miró como si fuera un niño que hubiera tenido una idea brillante.
Apartó con una mano unos mantos que había sobre algo tras ellas y descubrió un gran baúl de madera oscura. Lo abrió y las bisagras crujieron con un chirrido oxidado, dejado entrever lo que guardaba en su interior. Levantó platos, teteras, algunos juegos del tarot que apenas usaba y, finalmente, llegó al fondo, de donde sacó unos viejos volúmenes que habían perdido casi todo el color de sus portadas. Con cuidado los llevó a la mesa y los dejó frente a Helli.
-Mira, Helli. Creo que pueden ayudarte. -Sonrió.
Acercó uno a su invitada y lo abrió para ella, mientras Kala abría el otro para echarle un vistazo. Eran libros escritos en tamil, viejos recuerdos que pertenecieron a su familia y que casi había olvidado.
-No recordaba que los tenía, pensaba que se habrían perdido junto con más cosas. -Sus ojos brillaron de ilusión al darse cuenta de lo que tenía entre manos. -De niña los leí tantas veces que creo que todavía podría recitar algunas partes -
El grito calló y la dulce voz de Helli inundó sus oídos. Había comenzado su relato, frases cortas y rápidas que aparentemente no tenían mucho en común pero que analizandolas atentamente componían una historia, su historia. Kala simplemente se limitó a dejarla hablar, que dijera todo cuanto quisiera. Había veces que ese simple acto era suficiente para ver el problema desde otra perspectiva, poniendo palabras a todo lo que te preocupaba dejaba una compuerta abierta por donde dejar escapar todos tus males.
Poco a poco la fantasma fue haciéndose visible frente a ella. La gitana sintió que su ira se iba disipando y, cuanto más nítidos fueran los colores de Helli, menos rencor sentiría. Tenía que conseguir que se mantuviera así, tranquila. «¿Libros? Puedo intentarlo.» Se levantó de su cojín casi como si estuviera hipnotizada.
-¿Dices que te gusta el tacto de los libros, Helli? -La miró como si fuera un niño que hubiera tenido una idea brillante.
Apartó con una mano unos mantos que había sobre algo tras ellas y descubrió un gran baúl de madera oscura. Lo abrió y las bisagras crujieron con un chirrido oxidado, dejado entrever lo que guardaba en su interior. Levantó platos, teteras, algunos juegos del tarot que apenas usaba y, finalmente, llegó al fondo, de donde sacó unos viejos volúmenes que habían perdido casi todo el color de sus portadas. Con cuidado los llevó a la mesa y los dejó frente a Helli.
-Mira, Helli. Creo que pueden ayudarte. -Sonrió.
Acercó uno a su invitada y lo abrió para ella, mientras Kala abría el otro para echarle un vistazo. Eran libros escritos en tamil, viejos recuerdos que pertenecieron a su familia y que casi había olvidado.
-No recordaba que los tenía, pensaba que se habrían perdido junto con más cosas. -Sus ojos brillaron de ilusión al darse cuenta de lo que tenía entre manos. -De niña los leí tantas veces que creo que todavía podría recitar algunas partes -
Kala Bhansali- Gitano
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Re: Bienvenido, pasad y tomad asiento {Libre}
-Libros, tan antiguos que desbordan energía antes de abrirlos- exclama la fantasma.
Y los tenía tan cerca mío, casi sin esperar la amable invitación de Kala extendí mis manos hacia ellos, como limosnero que se arroja por una reluciente moneda; aunque las portadas estuviesen casi sin color, a los ojos de los vivos para un fantasma esas reliquias iluminaban energías de las generaciones a las que pertenecieron, conexiones fuertes entre este mundo y el mas allá, esos libros en lo personal me parecían poesía antigua o cantos sobre historias escritas en Tamil, esa es una lengua antigua y poco estudiada en Europa … podría ser …¡Si!…había escuchado esto en Londres, Helli pensó en eso durante un segundo o menos y pronto se dio cuenta que no era ajena a esos libros, había algo de sus recuerdos relacionado, ¿pero que podía ser? Sin duda era el lenguaje lo que le resultaba familiar, aun le faltaba mas por descubrir , por recordar…pero por ahora podía quedar absorta en las imágenes y las pocas palabras que podía descifrar, en las innumerables sensaciones que el libro le trasmitía con tan solo tocarlo, sentir su energía y ver las ilusiones de los momentos alrededor de esos libros, recuerdos gratos y lágrimas llenas de valor, esperanza y fé; esos libros eran invaluables.
La fantasma sabía que su condición había cambiado y tenía mucha más fuerza, volvió suavemente su mirada hacia kala.
–Gracias, Kala! Esto es maravilloso puedo recordar que estuve en Londres y aprendí algo sobre el Tamil, he recordado también momentos agradables y percibo en estos libros sensaciones que han pasado de generación en generación, ¿Sabes? He podido sentir momentos muy emotivos que acompañan a estos libros-
Helli prosiguió, mientras bajo la mirada para voltear las hojas del libro y se detuvo para cerrarlo con suavidad y colocarlo sobre la mesa; levantando su rostro sonrió levemente y quiso por un instante aproximarse a Kala , pero se detuvo, quería agradecerle, pero más que eso quería husmear por toda la carpa en busca de más tesoros, ahora Helli tenía más curiosidad por adquirir conocimientos de Kala pero tenía que calmarse o corría el riesgo de asustarla, espantar a la única persona que puede ayudarte no es la mejor estrategia, pensó Helli, riendo como de costumbre para sus adentros.
Helli miro de reojo el resto de objetos, se alejó un poco y trato de disipar esos pensamientos tan inoportunos – ¿Quisiera saber qué hora es?– dijo Helli como cambiando el tema, no era que a un fantasma le importara mucho la hora para tomar los alimentos o la siesta pero no podía pasar el día y perderse el atardecer en el parque.
-Debo ir al parque antes que se oculte el sol-
Volvió su vista a Kala y espero poco, impaciente Helli no dejo que diera su respuesta y prosiguió.
–Quiero que me acompañes a ver este atardecer- vocifero Helli muy seriamente.
–Eso, solo si, no tienes más que hacer a esas horas- reconsidero al darse cuenta de lo impertinente que parecía su petición.
Helli continuo hablando mientras se levantó de su silla y acaricio las telas de la carpa, buscando lentamente uno de esos rompe vientos tan curiosos que Kala tenía por ahí, uno en especial estaba hecho de cristales, los toco delicadamente para escuchar el sonido, sonriendo Helli decide desvanecerse y descansar un poco de tantas cosas en el libro, esperaba que Kala aceptara la invitación en el parque, Helli no tenía la intención de alejarse mucho de Kala pero necesitaba observar los alrededores y guardar energías, absorber el conocimiento de los libros y descansar.
La voz de Helli se escuchó aun cuando ya se había desvanecido -Regresaremos al anochecer para leer más libros- fue su última sentencia y todo quedo en paz.
Y los tenía tan cerca mío, casi sin esperar la amable invitación de Kala extendí mis manos hacia ellos, como limosnero que se arroja por una reluciente moneda; aunque las portadas estuviesen casi sin color, a los ojos de los vivos para un fantasma esas reliquias iluminaban energías de las generaciones a las que pertenecieron, conexiones fuertes entre este mundo y el mas allá, esos libros en lo personal me parecían poesía antigua o cantos sobre historias escritas en Tamil, esa es una lengua antigua y poco estudiada en Europa … podría ser …¡Si!…había escuchado esto en Londres, Helli pensó en eso durante un segundo o menos y pronto se dio cuenta que no era ajena a esos libros, había algo de sus recuerdos relacionado, ¿pero que podía ser? Sin duda era el lenguaje lo que le resultaba familiar, aun le faltaba mas por descubrir , por recordar…pero por ahora podía quedar absorta en las imágenes y las pocas palabras que podía descifrar, en las innumerables sensaciones que el libro le trasmitía con tan solo tocarlo, sentir su energía y ver las ilusiones de los momentos alrededor de esos libros, recuerdos gratos y lágrimas llenas de valor, esperanza y fé; esos libros eran invaluables.
La fantasma sabía que su condición había cambiado y tenía mucha más fuerza, volvió suavemente su mirada hacia kala.
–Gracias, Kala! Esto es maravilloso puedo recordar que estuve en Londres y aprendí algo sobre el Tamil, he recordado también momentos agradables y percibo en estos libros sensaciones que han pasado de generación en generación, ¿Sabes? He podido sentir momentos muy emotivos que acompañan a estos libros-
Helli prosiguió, mientras bajo la mirada para voltear las hojas del libro y se detuvo para cerrarlo con suavidad y colocarlo sobre la mesa; levantando su rostro sonrió levemente y quiso por un instante aproximarse a Kala , pero se detuvo, quería agradecerle, pero más que eso quería husmear por toda la carpa en busca de más tesoros, ahora Helli tenía más curiosidad por adquirir conocimientos de Kala pero tenía que calmarse o corría el riesgo de asustarla, espantar a la única persona que puede ayudarte no es la mejor estrategia, pensó Helli, riendo como de costumbre para sus adentros.
Helli miro de reojo el resto de objetos, se alejó un poco y trato de disipar esos pensamientos tan inoportunos – ¿Quisiera saber qué hora es?– dijo Helli como cambiando el tema, no era que a un fantasma le importara mucho la hora para tomar los alimentos o la siesta pero no podía pasar el día y perderse el atardecer en el parque.
-Debo ir al parque antes que se oculte el sol-
Volvió su vista a Kala y espero poco, impaciente Helli no dejo que diera su respuesta y prosiguió.
–Quiero que me acompañes a ver este atardecer- vocifero Helli muy seriamente.
–Eso, solo si, no tienes más que hacer a esas horas- reconsidero al darse cuenta de lo impertinente que parecía su petición.
Helli continuo hablando mientras se levantó de su silla y acaricio las telas de la carpa, buscando lentamente uno de esos rompe vientos tan curiosos que Kala tenía por ahí, uno en especial estaba hecho de cristales, los toco delicadamente para escuchar el sonido, sonriendo Helli decide desvanecerse y descansar un poco de tantas cosas en el libro, esperaba que Kala aceptara la invitación en el parque, Helli no tenía la intención de alejarse mucho de Kala pero necesitaba observar los alrededores y guardar energías, absorber el conocimiento de los libros y descansar.
La voz de Helli se escuchó aun cuando ya se había desvanecido -Regresaremos al anochecer para leer más libros- fue su última sentencia y todo quedo en paz.
Última edición por Helli Von Goethe el Vie Jul 31, 2015 1:01 pm, editado 1 vez (Razón : modifique palabras que se repetian.)
Helli Von Goethe- Fantasma
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Re: Bienvenido, pasad y tomad asiento {Libre}
Parecía que la gitana había acertado con los libros. Pudo notar como la energía de Helli aumentaba, contagiándola de ese entusiasmo por aquellas reliquias escondidas en el baúl. Ella misma estaba ensimismada con aquellas páginas que tantas veces había pasado, aquellos caracteres que parecían dibujos extraños, tan distintos a los que había allí en Francia. Fue la voz de Helli la que la sacó de aquel trance literario.
—¿De verdad? —Sus ojos brillaron igual que los de un niño. —Me encantaría saber qué te transmiten estos libros, quizá pueda aprender cosas sobre mis antepasados —dijo completamente emocionada.
Aunque no era algo que comentara habitualmente, echaba mucho de menos su tierra. El día a día hacía que se olvidara de sus orígenes, pero en los momentos en los que los ánimos estaban bajos volvía a recordarlo. ¿Si pudiera volver aunque sólo fueran unos días? Bajo la vista al libro de nuevo y lo rozó con las yemas de los dedos sintiendo la rugosidad de las páginas viejas y arrugadas. La voz de la fantasma fue la que volvió a traerla a la realidad. Se sobresaltó con la intensidad de sus palabras, pero enseguida agachó la cabeza y sonrió de manera sutil frente a sus peticiones. Le resultaba una mujer peculiar pero agradable.
La miró primero a ella y después a través de la tela, buscando la posición del Sol. A pesar de que eran telas gruesas se podía adivinar donde se encontraba el astro en cada momento, permitiendola saber cuando se terminaba su jornada allí.
—Si salimos ahora nos dará tiempo. Conozco un atajo que acorta el camino hasta la ciudad —dijo volviendo la vista hacia ella, pero había vuelto a desaparecer. En su lugar los cristales de una de las campanillas tintiearon suavemente, y Kala supo que Helli seguía allí con ella.
Guardó ambos libros en su lugar y se echó la capa por los hombros. Levantó la pesada tela de la puerta y salió, suponiendo que su compañera la seguía de cerca. Los visitantes en el circo seguían yendo y viniendo. En aquel lugar se podía llegar a ver actividad hasta altas horas de la noche, donde todos, tanto visitantes como los trabajadores se desinhibian de una manera que tan sólo se podía ver allí.
—Vamos por aquí —dijo en tono bajo, sabía que Helli la escucharía igualmente.
Una vez salieron del recinto del circo anduvieron por un camino de tierra rodeado de campos y pequeños bosquecillos aislados. No había nadie más por allí, aquella era una zona prácticamente desierta.
—Hace mucho que no veo el atardecer, ¿sabes? —comentó dejando caer las palabras como si se las dijera al viento.
—¿De verdad? —Sus ojos brillaron igual que los de un niño. —Me encantaría saber qué te transmiten estos libros, quizá pueda aprender cosas sobre mis antepasados —dijo completamente emocionada.
Aunque no era algo que comentara habitualmente, echaba mucho de menos su tierra. El día a día hacía que se olvidara de sus orígenes, pero en los momentos en los que los ánimos estaban bajos volvía a recordarlo. ¿Si pudiera volver aunque sólo fueran unos días? Bajo la vista al libro de nuevo y lo rozó con las yemas de los dedos sintiendo la rugosidad de las páginas viejas y arrugadas. La voz de la fantasma fue la que volvió a traerla a la realidad. Se sobresaltó con la intensidad de sus palabras, pero enseguida agachó la cabeza y sonrió de manera sutil frente a sus peticiones. Le resultaba una mujer peculiar pero agradable.
La miró primero a ella y después a través de la tela, buscando la posición del Sol. A pesar de que eran telas gruesas se podía adivinar donde se encontraba el astro en cada momento, permitiendola saber cuando se terminaba su jornada allí.
—Si salimos ahora nos dará tiempo. Conozco un atajo que acorta el camino hasta la ciudad —dijo volviendo la vista hacia ella, pero había vuelto a desaparecer. En su lugar los cristales de una de las campanillas tintiearon suavemente, y Kala supo que Helli seguía allí con ella.
Guardó ambos libros en su lugar y se echó la capa por los hombros. Levantó la pesada tela de la puerta y salió, suponiendo que su compañera la seguía de cerca. Los visitantes en el circo seguían yendo y viniendo. En aquel lugar se podía llegar a ver actividad hasta altas horas de la noche, donde todos, tanto visitantes como los trabajadores se desinhibian de una manera que tan sólo se podía ver allí.
—Vamos por aquí —dijo en tono bajo, sabía que Helli la escucharía igualmente.
Una vez salieron del recinto del circo anduvieron por un camino de tierra rodeado de campos y pequeños bosquecillos aislados. No había nadie más por allí, aquella era una zona prácticamente desierta.
—Hace mucho que no veo el atardecer, ¿sabes? —comentó dejando caer las palabras como si se las dijera al viento.
Kala Bhansali- Gitano
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Re: Bienvenido, pasad y tomad asiento {Libre}
Kala y su entusiasmo era algo de lo que podía “vivir” un fantasma, pensó Helli riendo por dentro; ¿estaría experimentando la fantasma otra emoción? Sí, podía sentir un estúpido deseo por tomar la mano de la gitana y correr a su lado como si fuera una amiga con la que corres a escondidas para ver un gran evento prohibido por sus tutores.
Es realmente estúpido, pensó Helli mientras flotaba junto a Kala, aun que era divertido, podía ver las luces de colores centellantes del circo como si fueran ráfagas, escuchar los barullos de la gente apresurada por entrar a las carpas y ver el espectáculo, todo se mezcla con los olores a incienso y flores del cabello de Kala quien no deja de guiarme por su atajo, era tranquilo a pesar que estábamos en plena ciudad, podía escuchar a Kala y me parecía que ella estaba emocionada por el pequeño escape hacia el atardecer, no podía explicarle porqué no podía pasar un día sin ver el atardecer, algunas personas prefieren el amanecer pero yo prefería el final del día tal vez por que simboliza que todo llega a su fin y que a pesar de ser un final existe una continuidad, un ciclo por la que toda criatura debe pasar, aun los llamados inmortales tienen su final o alguna especie de ciclo y cambio, es imposible permanecer inmutable por la eternidad, tal vez solo tengo una obsesiva curiosidad por finalizar mi viaje, pero por ahora solo quiero llegar al parque para mostrarle a Kala lo hermoso que puede ser iniciar con el fin de un día.
Llegamos por fin al antiguo parque, con sus bancas de acero forjado y sus faroles nostálgicos que apenas comienzan a iluminar, aun se pueden ver algunos niños jugando o despidiéndose de los amigos, “amigos” palabra tan curiosa, como si el hombre pudiera o supiera su significado.
Los arboles comienzan a colorearse con los rayos de luz y los parajes se tiñen de rojo y violeta, son de manera singular bellas las sombras en los adoquines, caprichosas siluetas de los enamorados que intentan controlar el tiempo haciendo más largos los minutos de su encuentro…pero aun así inevitable el adiós que deben enfrentar, eran ya las seis y las campanadas de la iglesia cercana espantan a las palomas que dichosas se alimentan de las migajas que les daba una horrible anciana, por fin Kala y Helli llegan para el ocaso , las molestas interrupciones de los demás se alejan como por arte de magia y a medida que el paisaje cambia y oscurece, Helli aparece al lado de Kala , ambas sentadas en una banca por fin ven los últimos rayos de sol.
-Gracias -
Susurra Helli acercándose un poco a Kala, tomando una noble postura Helli continua:
-Sabes quisiera que habláramos de tus libros, me parecen poemas o cantos -
Se detiene el mentón con una mano y con la otra mueve su mano como entonando a la sinfónica.
- Sera posible que los recuerde de mis días estudiando en la biblioteca, yo recuerdo leer mucho en dos lugares uno era particularmente escalofriante-
Helli pensó en que podía relacionarse a su estimado asesino, era un estimado pues cuando piensas demasiado en tu enemigo llegas a tomarle estima, al menos así pensaba Helli, hasta el más ruin puede ser un estimado.
- Podria ser que fuera de mi…esposo…-
Al pronunciar esa palabra Helli cambia su rostro, es que le resultaba odioso y extraño, no es para menos, llamar esposo a quien te quita la vida debe ser hasta en un nivel subconsciente detestable, pues tu mente está programada para sentir emociones al unísono de los títulos que la sociedad te otorga; esos títulos como padre, madre, esposo e hijos, que son a veces solo apariencias; pero Helli lo ignora, así es, al que debe su último suspiro, al que debe acusar por su muerte es a su esposo.
-Kala, no te preocupes yo cuidare nuestro regreso, caminemos un poco mientras pienso como trasmitirte las imágenes que veo cuando toco tus libros estoy segura que te encantaran-
Helli se incorporó, sonrió y le ofreció su brazo para caminar hacia el circo.
Es realmente estúpido, pensó Helli mientras flotaba junto a Kala, aun que era divertido, podía ver las luces de colores centellantes del circo como si fueran ráfagas, escuchar los barullos de la gente apresurada por entrar a las carpas y ver el espectáculo, todo se mezcla con los olores a incienso y flores del cabello de Kala quien no deja de guiarme por su atajo, era tranquilo a pesar que estábamos en plena ciudad, podía escuchar a Kala y me parecía que ella estaba emocionada por el pequeño escape hacia el atardecer, no podía explicarle porqué no podía pasar un día sin ver el atardecer, algunas personas prefieren el amanecer pero yo prefería el final del día tal vez por que simboliza que todo llega a su fin y que a pesar de ser un final existe una continuidad, un ciclo por la que toda criatura debe pasar, aun los llamados inmortales tienen su final o alguna especie de ciclo y cambio, es imposible permanecer inmutable por la eternidad, tal vez solo tengo una obsesiva curiosidad por finalizar mi viaje, pero por ahora solo quiero llegar al parque para mostrarle a Kala lo hermoso que puede ser iniciar con el fin de un día.
Llegamos por fin al antiguo parque, con sus bancas de acero forjado y sus faroles nostálgicos que apenas comienzan a iluminar, aun se pueden ver algunos niños jugando o despidiéndose de los amigos, “amigos” palabra tan curiosa, como si el hombre pudiera o supiera su significado.
Los arboles comienzan a colorearse con los rayos de luz y los parajes se tiñen de rojo y violeta, son de manera singular bellas las sombras en los adoquines, caprichosas siluetas de los enamorados que intentan controlar el tiempo haciendo más largos los minutos de su encuentro…pero aun así inevitable el adiós que deben enfrentar, eran ya las seis y las campanadas de la iglesia cercana espantan a las palomas que dichosas se alimentan de las migajas que les daba una horrible anciana, por fin Kala y Helli llegan para el ocaso , las molestas interrupciones de los demás se alejan como por arte de magia y a medida que el paisaje cambia y oscurece, Helli aparece al lado de Kala , ambas sentadas en una banca por fin ven los últimos rayos de sol.
-Gracias -
Susurra Helli acercándose un poco a Kala, tomando una noble postura Helli continua:
-Sabes quisiera que habláramos de tus libros, me parecen poemas o cantos -
Se detiene el mentón con una mano y con la otra mueve su mano como entonando a la sinfónica.
- Sera posible que los recuerde de mis días estudiando en la biblioteca, yo recuerdo leer mucho en dos lugares uno era particularmente escalofriante-
Helli pensó en que podía relacionarse a su estimado asesino, era un estimado pues cuando piensas demasiado en tu enemigo llegas a tomarle estima, al menos así pensaba Helli, hasta el más ruin puede ser un estimado.
- Podria ser que fuera de mi…esposo…-
Al pronunciar esa palabra Helli cambia su rostro, es que le resultaba odioso y extraño, no es para menos, llamar esposo a quien te quita la vida debe ser hasta en un nivel subconsciente detestable, pues tu mente está programada para sentir emociones al unísono de los títulos que la sociedad te otorga; esos títulos como padre, madre, esposo e hijos, que son a veces solo apariencias; pero Helli lo ignora, así es, al que debe su último suspiro, al que debe acusar por su muerte es a su esposo.
-Kala, no te preocupes yo cuidare nuestro regreso, caminemos un poco mientras pienso como trasmitirte las imágenes que veo cuando toco tus libros estoy segura que te encantaran-
Helli se incorporó, sonrió y le ofreció su brazo para caminar hacia el circo.
Última edición por Helli Von Goethe el Vie Jul 31, 2015 12:55 pm, editado 2 veces (Razón : cambie "manos" por "mano" y revise otros errores)
Helli Von Goethe- Fantasma
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Re: Bienvenido, pasad y tomad asiento {Libre}
Poco a poco el circo comenzó a quedarse atrás. Las luces se fueron atenuando al igual que el jolgorio por el que se caracterizaba el lugar. El atajo por el que llevaba a Helli lo había recorrido miles de veces desde que llegó a París, siempre el mismo camino, pisando en los mismos sitios una y otra vez. Miró a su alrededor buscando a la fantasma, pero seguía escondida a su lado. Cualquier otro hubiera salido corriendo espantado de allí, escondiéndose en sus casas bajo llave, creyéndose a salvo de aquellas almas en pena que eran los fantasmas. Kala sabía que aquello no serviría para hacer que dejara de acompañarla en su vida. Ahora que sabía lo que tenía que buscar, podía sentirla a flotando cerca de ella. Y, aunque otros quisieran huir de alguien como Helli, ella no.
Atravesaron los campos que separaban el recinto de la ciudad y entraron en ésta por unas calles poco transitadas. Los edificios y las calles estrechas paraban el curso del viento subiendo la temperatura. Kala pudo entonces aflojar la capa de sus hombros y dejar los brazos colgando relajadamente a los lados de su cuerpo. El suelo cambió de la tierra medio suelta a los adoquines de la ciudad, lo que hizo que los zapatos de la gitana resonaran en las paredes de los edificios haciendo un eco que devolvía el sonido hasta ellas. Por aquella zona de las afueras apenas se veían ciudadanos, y los que paseaban por allí no se detenían mucho tiempo por miedo a que alguien los asaltara. Kala caminaba a paso ligero con ese mismo temor rondándole de cerca.
Enseguida dejaron atrás esas calles desérticas y llegaron a zonas más pobladas y alegres. El parque no quedaba lejos de allí y lo vieron nada más cruzar un par de calles más. El frescor de la hierba se hizo notar nada más pisarla, al igual que el de las hojas de los árboles, aunque ya empezaran a amarillear en la mayoría de ellos. Eligieron un banco de forja y se dispusieron a ver el atardecer. Kala pudo notar el frío del metal bajo sus piernas y no fue capaz de evitar el escalofrío que le siguió. Poco a poco el resto de parisinos que allí se encontraban fueron desapareciendo hasta que las dos mujeres quedaron a solas. Helli se materializó entonces a su lado, justo cuando los primeros rayos rojizos comenzaban a aparecer. El espectáculo fue maravilloso. Desde allí la luz del sol imprimía colores a los ya existentes en el entorno, envolviendo todo en un ambiente casi irreal, como de cuento.
—No hay de qué. Creo que debería ser yo la que te lo agradeciese a ti —comentó sin quitar la vista del horizonte.
La mención de los libros hizo que la gitana girara el rostro hacia la fantasma. Casi los había olvidado. Escuchó lo que Helli dijo a continuación y se acomodó ligeramente en el banco mientras pensaba en ello. No era muy habitual que un libro escrito en su lengua materna saliera de su tierra, y menos aún que alguien ajeno a esa cultura lo leyera. ¿Podía Helli tener más cosas en común con ella de las que pensó en un principio?
—Si, deberíamos volver. Los caminos al anochecer se vuelven peligrosos. —Se levantó después de ella y comenzó el camino de regreso. —Confío en tu habilidad para asustar a los malhechores —bromeó, sonriendo ampliamente.
Caminó unos pocos metros en silencio dejando que Helli se concentrara para que pudiera transmitirle esas imágenes que tanta curiosidad le producían, pero esa curiosidad fue mayor que su capacidad para mantenerse callada.
—¿Qué clase de imágenes recuerdas con esos libros, Helli? ¿Crees que pueden estar relacionadas con lo que te pasó?
Fue entonces cuando la miró, esperando su reacción. Se podía aprender mucho de las reacciones de las personas, y más aún de las de un fantasma. Ellos tenían un alma sensible capaz de transmitir muchas sensaciones a los humanos. Eso era algo que Kala había aprendido aquella tarde en el circo y que no olvidaría con facilidad.
Atravesaron los campos que separaban el recinto de la ciudad y entraron en ésta por unas calles poco transitadas. Los edificios y las calles estrechas paraban el curso del viento subiendo la temperatura. Kala pudo entonces aflojar la capa de sus hombros y dejar los brazos colgando relajadamente a los lados de su cuerpo. El suelo cambió de la tierra medio suelta a los adoquines de la ciudad, lo que hizo que los zapatos de la gitana resonaran en las paredes de los edificios haciendo un eco que devolvía el sonido hasta ellas. Por aquella zona de las afueras apenas se veían ciudadanos, y los que paseaban por allí no se detenían mucho tiempo por miedo a que alguien los asaltara. Kala caminaba a paso ligero con ese mismo temor rondándole de cerca.
Enseguida dejaron atrás esas calles desérticas y llegaron a zonas más pobladas y alegres. El parque no quedaba lejos de allí y lo vieron nada más cruzar un par de calles más. El frescor de la hierba se hizo notar nada más pisarla, al igual que el de las hojas de los árboles, aunque ya empezaran a amarillear en la mayoría de ellos. Eligieron un banco de forja y se dispusieron a ver el atardecer. Kala pudo notar el frío del metal bajo sus piernas y no fue capaz de evitar el escalofrío que le siguió. Poco a poco el resto de parisinos que allí se encontraban fueron desapareciendo hasta que las dos mujeres quedaron a solas. Helli se materializó entonces a su lado, justo cuando los primeros rayos rojizos comenzaban a aparecer. El espectáculo fue maravilloso. Desde allí la luz del sol imprimía colores a los ya existentes en el entorno, envolviendo todo en un ambiente casi irreal, como de cuento.
—No hay de qué. Creo que debería ser yo la que te lo agradeciese a ti —comentó sin quitar la vista del horizonte.
La mención de los libros hizo que la gitana girara el rostro hacia la fantasma. Casi los había olvidado. Escuchó lo que Helli dijo a continuación y se acomodó ligeramente en el banco mientras pensaba en ello. No era muy habitual que un libro escrito en su lengua materna saliera de su tierra, y menos aún que alguien ajeno a esa cultura lo leyera. ¿Podía Helli tener más cosas en común con ella de las que pensó en un principio?
—Si, deberíamos volver. Los caminos al anochecer se vuelven peligrosos. —Se levantó después de ella y comenzó el camino de regreso. —Confío en tu habilidad para asustar a los malhechores —bromeó, sonriendo ampliamente.
Caminó unos pocos metros en silencio dejando que Helli se concentrara para que pudiera transmitirle esas imágenes que tanta curiosidad le producían, pero esa curiosidad fue mayor que su capacidad para mantenerse callada.
—¿Qué clase de imágenes recuerdas con esos libros, Helli? ¿Crees que pueden estar relacionadas con lo que te pasó?
Fue entonces cuando la miró, esperando su reacción. Se podía aprender mucho de las reacciones de las personas, y más aún de las de un fantasma. Ellos tenían un alma sensible capaz de transmitir muchas sensaciones a los humanos. Eso era algo que Kala había aprendido aquella tarde en el circo y que no olvidaría con facilidad.
Kala Bhansali- Gitano
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Re: Bienvenido, pasad y tomad asiento {Libre}
Inicie con la conexión mental y esperaba que Kala pudiera recibir el mensaje, las imágenes eran algo borrosas, pero con suficientes colores para identificar las figuras y paisajes, son niños jugando en el campo, rodeados de palmeras y colinas verdes, se pueden escuchar sonidos, cantares de voces femeninas, son como arrullos; no obstante el paisaje y las canciones son enternecedoras, sé que tengo temor por esos parajes, luego solo pierdo las imágenes y repito las escenas confusas de siempre.
-No sé cómo explicarte, pero sé que en mi vida pase por mucho temor al lado de un hombre, tengo vagos recuerdos sobre un caballero de clase alta, dos amantes y una sombra que acecha…-
Pensé sobre esos recuerdos y como percibía cuando era viva esos pasajes tan escuetos de mi vida
– Creo que siempre tuve miedo –
Volví con vergüenza la mirada, como pude haber sido tan cobarde, reproche mientras fruncía el ceño, además de estar molesta con mi vida estaba molesta conmigo misma ahora que estaba muerta.
– Y cuando fui lo suficiente para enfrentarlo me derrotaron, quiero terminar las cosas, desearía vengarme, desearía volver a vivir y hacer todo de manera diferente –
Empuñando su mano sin querer dejo escapar cierta energía amenazante, pero pronto volvió ser ella cuando recordó la presencia de Kala, realmente ella era una gran ayuda.
Siguieron su camino por el sombrío Paris, Helli absorta en resolver su verdadero final, ya no sabía que deseaba en realidad, venganza de aquel hombre, libertad para trascender o el inútil deseo de volver a la vida.
-No sé cómo explicarte, pero sé que en mi vida pase por mucho temor al lado de un hombre, tengo vagos recuerdos sobre un caballero de clase alta, dos amantes y una sombra que acecha…-
Pensé sobre esos recuerdos y como percibía cuando era viva esos pasajes tan escuetos de mi vida
– Creo que siempre tuve miedo –
Volví con vergüenza la mirada, como pude haber sido tan cobarde, reproche mientras fruncía el ceño, además de estar molesta con mi vida estaba molesta conmigo misma ahora que estaba muerta.
– Y cuando fui lo suficiente para enfrentarlo me derrotaron, quiero terminar las cosas, desearía vengarme, desearía volver a vivir y hacer todo de manera diferente –
Empuñando su mano sin querer dejo escapar cierta energía amenazante, pero pronto volvió ser ella cuando recordó la presencia de Kala, realmente ella era una gran ayuda.
Siguieron su camino por el sombrío Paris, Helli absorta en resolver su verdadero final, ya no sabía que deseaba en realidad, venganza de aquel hombre, libertad para trascender o el inútil deseo de volver a la vida.
Helli Von Goethe- Fantasma
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Re: Bienvenido, pasad y tomad asiento {Libre}
Infinidad de colores se mezclaban junto con las luces del anochecer. El colorido de las campiñas evocaba en su mente viejos aromas olvidados de los campos de té de Ceylan, los barritos de los elefantes y los cantos acompasados de los loros que sobrevolaban los campos. A su mente llegaban más imágenes, aparentemente relajantes, que Helli quería hacerle ver, a la vez que la fantasma le hablaba sobre sus sentimientos.
Kala alternaba su vista entre el camino frente a ellas y su acompañante, o al menos donde creía que se encontraba. La poca luz ambiental y el cuerpo semitransparente de Helli hacían que pareciera que la gitana caminaba sola. Sintió el impulso de energía que dejó escapar al hablar de su pasado y percibió parte del miedo del que le hablaba. Su estómago se encogió ligeramente.
—Tuvo que ser horrible —murmuró.
Recordó su propio pasado, los accidentes de sus hermanos y la sensación de no estar a salvo en tu propio hogar. El miedo que sintió cuando, con apenas nueve años, tuvo que partir hacia tierras extranjeras dejando atrás lo único que conocía. Intentó evocar el rostro de su madre en el puerto mientras ella se alejaba de manera inevitable en aquel horrible barco, pero se dio cuenta de que no recordaba sus rasgos. Sabía que fue una mujer hermosa y elegante que vestía siempre de colores alegres pero no ostentosos. Recordaba los abrazos, los besos y el cariño que profesaba a su familia, y de pronto la echó de menos.
—¿Quién crees que era aquel hombre? —preguntó, intentando apartar sus propios recuerdos de su mente.
Pero aunque lo intentara, ese sentimiento de tristeza y miedo siguió latente dentro de ella. Intentó imaginarse la vida de Helli y el horror que tuvo que sufrir. Instintivamente echó la mano hacia ella para dársela, pero la atravesó y se perdió en el aire. La invadió un sentimiento de angustia y decidió que haría todo lo posible por ayudarla.
—Estamos cerca del circo. Quizá los libros te ayuden a recordar más detalles —dijo, aunque no estaba segura de que ella quisiera recordar. —Si prefieres continuar otro día puedes venir a la carpa siempre que quieras.
Kala alternaba su vista entre el camino frente a ellas y su acompañante, o al menos donde creía que se encontraba. La poca luz ambiental y el cuerpo semitransparente de Helli hacían que pareciera que la gitana caminaba sola. Sintió el impulso de energía que dejó escapar al hablar de su pasado y percibió parte del miedo del que le hablaba. Su estómago se encogió ligeramente.
—Tuvo que ser horrible —murmuró.
Recordó su propio pasado, los accidentes de sus hermanos y la sensación de no estar a salvo en tu propio hogar. El miedo que sintió cuando, con apenas nueve años, tuvo que partir hacia tierras extranjeras dejando atrás lo único que conocía. Intentó evocar el rostro de su madre en el puerto mientras ella se alejaba de manera inevitable en aquel horrible barco, pero se dio cuenta de que no recordaba sus rasgos. Sabía que fue una mujer hermosa y elegante que vestía siempre de colores alegres pero no ostentosos. Recordaba los abrazos, los besos y el cariño que profesaba a su familia, y de pronto la echó de menos.
—¿Quién crees que era aquel hombre? —preguntó, intentando apartar sus propios recuerdos de su mente.
Pero aunque lo intentara, ese sentimiento de tristeza y miedo siguió latente dentro de ella. Intentó imaginarse la vida de Helli y el horror que tuvo que sufrir. Instintivamente echó la mano hacia ella para dársela, pero la atravesó y se perdió en el aire. La invadió un sentimiento de angustia y decidió que haría todo lo posible por ayudarla.
—Estamos cerca del circo. Quizá los libros te ayuden a recordar más detalles —dijo, aunque no estaba segura de que ella quisiera recordar. —Si prefieres continuar otro día puedes venir a la carpa siempre que quieras.
Kala Bhansali- Gitano
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Re: Bienvenido, pasad y tomad asiento {Libre}
-Nosotras no somos las culpables de todo lo que nos ocurrió – vocifere decidida.
La gitana que me ofrecía esa calidez humana tan añorada estaba agitada, podía sentir por mi conexión psíquica las emociones que atraía por sus recuerdos, que egoísta puede ser un fantasma en sus lamentos, pensé reprochándome una vez más mi actuar; observe los ojos de Kala, son la puerta al alma de cualquier criatura en la tierra, me volví hacia ella y tome su rostro entre mis trasparentes manos sin dejar de verla fijamente.
-cuanta bondad y cuanto dolor puedo ver ahora que me lo permites o puede ser que lo veo solo porque bajaste tu guardia unos momentos- le hable como si quisiera reconfortarla.
- he sido capaz de sentir tanto en tan poco tiempo, he pasado junto a ti ignorando tu sentir, y no se cómo agradecértelo o disculparme-
O tal vez si podía pensó Helli , flotando levemente por encima de Kala; suelta su rostro para observar la posición de la luna , aun no podía verla en el nublado cielo de parís, pero debía salir pronto.
Baje y le susurre al oído – Puedo darte un regalo, pero necesito retomar fuerzas a la luz de la luna, vamos a tu carpa –
Quería descansar y esperar por el momento preciso de la luna y la hora de las brujas, esa es la hora en que los fantasmas cobramos mayor fuerza. Me aleje de Kala y sonreí porque sabía que podía hacer algo bueno, -¡por primera vez puedo y siento que será algo bueno por alguien!- pensé riendo levemente mientras me desvanecía.
No podía responder a las preguntas de Kala, ese hombre que tanto temor me había causado y que sabía era mi asesino, como podía tener relación con esas imágenes borrosas, seria él uno de esos amantes y quien o que era la sombra que aparecía, era tan confuso, lo único seguro era el temor y la maldad que rondaba en mi recuerdo.
Quería redimirme con Kala, tal vez lo lograría esa noche a la luz de luna.
La gitana que me ofrecía esa calidez humana tan añorada estaba agitada, podía sentir por mi conexión psíquica las emociones que atraía por sus recuerdos, que egoísta puede ser un fantasma en sus lamentos, pensé reprochándome una vez más mi actuar; observe los ojos de Kala, son la puerta al alma de cualquier criatura en la tierra, me volví hacia ella y tome su rostro entre mis trasparentes manos sin dejar de verla fijamente.
-cuanta bondad y cuanto dolor puedo ver ahora que me lo permites o puede ser que lo veo solo porque bajaste tu guardia unos momentos- le hable como si quisiera reconfortarla.
- he sido capaz de sentir tanto en tan poco tiempo, he pasado junto a ti ignorando tu sentir, y no se cómo agradecértelo o disculparme-
O tal vez si podía pensó Helli , flotando levemente por encima de Kala; suelta su rostro para observar la posición de la luna , aun no podía verla en el nublado cielo de parís, pero debía salir pronto.
Baje y le susurre al oído – Puedo darte un regalo, pero necesito retomar fuerzas a la luz de la luna, vamos a tu carpa –
Quería descansar y esperar por el momento preciso de la luna y la hora de las brujas, esa es la hora en que los fantasmas cobramos mayor fuerza. Me aleje de Kala y sonreí porque sabía que podía hacer algo bueno, -¡por primera vez puedo y siento que será algo bueno por alguien!- pensé riendo levemente mientras me desvanecía.
No podía responder a las preguntas de Kala, ese hombre que tanto temor me había causado y que sabía era mi asesino, como podía tener relación con esas imágenes borrosas, seria él uno de esos amantes y quien o que era la sombra que aparecía, era tan confuso, lo único seguro era el temor y la maldad que rondaba en mi recuerdo.
Quería redimirme con Kala, tal vez lo lograría esa noche a la luz de luna.
Helli Von Goethe- Fantasma
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Re: Bienvenido, pasad y tomad asiento {Libre}
Ella no era la única que podía sentir las emociones de Helli, la fantasma también captaba cada cambio en el cuerpo de Kala. Todos aquellos recuerdos de su familia que tanto dolor le habían causado eran tan claros para Helli como sus propios recuerdos que había olvidado. Sintió las manos a los lados de su rostro durante unos pocos segundos casi como si siguiera viva. Al tacto prácticamente inexistente le acompañaba el frío de la muerte, pero, a pesar de todo, Kala agradeció el gesto.
—Oh, Helli. No tienes nada de lo que disculparte.
Subió sus manos para sujetar las de ella, pero nuevamente las atravesó tocando su propia piel esta vez. No dejaba de ser irónico que alguien que había dejado de existir en la tierra se compadeciera del dolor ajeno. Helli debió ser una gran mujer en vida, pensó Kala. La gitana no había visto a muchos fantasmas, aunque la mayoría de los que se habían materializado frente a ella no sentían ni la más mínima compasión por los humanos vivos a su alrededor.
—¿Un regalo? —murmuró. —¿Qué...? —Miró en la dirección de donde provenía su voz pero ya había desaparecido.
Alzó la vista a la Luna oculta entre las nubes, buscando inútilmente aquel brillo que permitía ubicarla. Frenó sus pasos mirando de derecha a izquierda, y finalmente sonrió. «No dejas de sorprenderme.» Se ajustó la capa para combatir el frío de la ciudad y reanudó la marcha hacia el campamento, al cual no tardaron mucho en llegar.
El camino estaba ligeramente embarrado y húmedo, y a los zapatos de Kala se adhirió una capa de barro que limpió antes de entrar en la carpa. Una vez dentro se los quitó para sentir las telas y alfombras del suelo bajo sus pies. Las velas se habían consumido ya y la carpa se encontraba en una penumbra inquietante. Encendió unas pocas más, haciendo que el lugar tomara un aspecto completamente distinto. Un escalofrío la recorrió y se frotó los brazos intentando entrar en calor.
—Desde dentro no puede verse la carpa, podemos esperar fuera a que se despeje el cielo —comentó.
En realidad, no sabía qué estaba tramando su nueva amiga ni como la Luna podía ayudarla, pero debía admitir que sentía una gran curiosidad.
—Oh, Helli. No tienes nada de lo que disculparte.
Subió sus manos para sujetar las de ella, pero nuevamente las atravesó tocando su propia piel esta vez. No dejaba de ser irónico que alguien que había dejado de existir en la tierra se compadeciera del dolor ajeno. Helli debió ser una gran mujer en vida, pensó Kala. La gitana no había visto a muchos fantasmas, aunque la mayoría de los que se habían materializado frente a ella no sentían ni la más mínima compasión por los humanos vivos a su alrededor.
—¿Un regalo? —murmuró. —¿Qué...? —Miró en la dirección de donde provenía su voz pero ya había desaparecido.
Alzó la vista a la Luna oculta entre las nubes, buscando inútilmente aquel brillo que permitía ubicarla. Frenó sus pasos mirando de derecha a izquierda, y finalmente sonrió. «No dejas de sorprenderme.» Se ajustó la capa para combatir el frío de la ciudad y reanudó la marcha hacia el campamento, al cual no tardaron mucho en llegar.
El camino estaba ligeramente embarrado y húmedo, y a los zapatos de Kala se adhirió una capa de barro que limpió antes de entrar en la carpa. Una vez dentro se los quitó para sentir las telas y alfombras del suelo bajo sus pies. Las velas se habían consumido ya y la carpa se encontraba en una penumbra inquietante. Encendió unas pocas más, haciendo que el lugar tomara un aspecto completamente distinto. Un escalofrío la recorrió y se frotó los brazos intentando entrar en calor.
—Desde dentro no puede verse la carpa, podemos esperar fuera a que se despeje el cielo —comentó.
En realidad, no sabía qué estaba tramando su nueva amiga ni como la Luna podía ayudarla, pero debía admitir que sentía una gran curiosidad.
Kala Bhansali- Gitano
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Re: Bienvenido, pasad y tomad asiento {Libre}
La luna posee formas intangibles de influenciar a los seres humanos, Helli había descubierto que si amplificaba sus poderes psíquicos con una luna favorable podía abrir la mente de su víctima a recuerdos bloqueados u olvidados, incluso si esos recuerdos fueran de otra vida, en su momento de descubrimiento la fantasma buscaba la forma de recordar su propia vida pero solo consiguió un método para hacer que otros recuerden lo olvidado. Este poder era tan beneficioso como también podía ser doloroso dependiendo de cómo lo manipulará, podía por ejemplo amplificar las emociones en el recuerdo para torturar a los malvados; en luna nueva era el más idóneo para los castigos, pero como el resto de sus poderes no podía mantenerlo por mucho tiempo.
Helli ronda siempre junto a la gitana, espera por su fuerza en la hora perfecta, para ampliar lo más que pueda la visión, esa apertura en la mente de Kala.
La paciencia no es una de las virtudes de la fantasma y desesperada observa el cielo y vuela por encima de la carpa como si eso pudiera hacer salir la luna llena, esa luna era la indicada para Kala y la hora perfecta oscila entre las 12 y las 3 de la madrugada… “la hora de la bruja” el tiempo en el que los muertos y los vivos se encuentran en el mismo plano.
-Ya casi es hora, concéntrate en lo que más quieres, en eso que añoras- vocifero la fantasma con un tono muy serio.
La luna comienza a salir de entre las nubes y su luz hace a Helli visible, parada frente a la carpa, como si volviera a la vida con los colores que la pintan en el paisaje sombrío, el césped alrededor de la carpa reverdece y Helli invita a su amiga para que tome su lugar junto a ella.
-cierra tus ojos y confía en mí-
Vuelve su mirada a Kala, mientras coloca sus manos en la cabeza de la gitana y gira para posicionarse frente a ella. La fantasma cambia sus ojos a resplandecientes orificios y de su boca sonidos como el viento envuelven el ambiente, azotan los matorrales con las ráfagas de energía y en su entorno el tiempo se detiene.
-Recuerda Kala lo que deseas, aquello que más deseas está a tu disposición-
La fantasma repite como un eco en la mente de Kala, pero es la gitana quien debe atravesar el umbral de su inconsciente y traer esos recuerdos, Helli solo es una guía y protección, al menos eso será por esta vez.
Una luz cegadora las envuelve y pronto Kala está sola en la blancura de su mente, frente a ella una puerta decorada con un estilo oriental , con repujados pintados de colores vivos que asemejan al sol en verano, flores delicadas como campanillas rodean los pedestales y un cerrojo con un ojo dormido la protege de todo, una lengua perdida se dibuja poco a poco en el marco de la puerta.
-Si decides entrar encontraras lo que perdiste, no existen respuestas erradas solo caminos complicados- susurra Helli.
-Tienes poco tiempo para decidir- sentencia la fantasma.
Ese era el regalo de Helli para su amiga, una elección entre sus recuerdos. No era del todo un regalo pues sabía que en todo recuerdo existe lo bueno y lo malo, todo dependía de ella, del pensamiento y sentimiento que expresara al momento de buscar ese recuerdo.
-Yo deseaba que encontrara ese recuerdo tan lejano pero que seguía latiendo en lo más profundo de su ser, no podía hacer más que esperar y mantener el portal- pensaba mientras observaba a la gitana.
Helli ronda siempre junto a la gitana, espera por su fuerza en la hora perfecta, para ampliar lo más que pueda la visión, esa apertura en la mente de Kala.
La paciencia no es una de las virtudes de la fantasma y desesperada observa el cielo y vuela por encima de la carpa como si eso pudiera hacer salir la luna llena, esa luna era la indicada para Kala y la hora perfecta oscila entre las 12 y las 3 de la madrugada… “la hora de la bruja” el tiempo en el que los muertos y los vivos se encuentran en el mismo plano.
-Ya casi es hora, concéntrate en lo que más quieres, en eso que añoras- vocifero la fantasma con un tono muy serio.
La luna comienza a salir de entre las nubes y su luz hace a Helli visible, parada frente a la carpa, como si volviera a la vida con los colores que la pintan en el paisaje sombrío, el césped alrededor de la carpa reverdece y Helli invita a su amiga para que tome su lugar junto a ella.
-cierra tus ojos y confía en mí-
Vuelve su mirada a Kala, mientras coloca sus manos en la cabeza de la gitana y gira para posicionarse frente a ella. La fantasma cambia sus ojos a resplandecientes orificios y de su boca sonidos como el viento envuelven el ambiente, azotan los matorrales con las ráfagas de energía y en su entorno el tiempo se detiene.
-Recuerda Kala lo que deseas, aquello que más deseas está a tu disposición-
La fantasma repite como un eco en la mente de Kala, pero es la gitana quien debe atravesar el umbral de su inconsciente y traer esos recuerdos, Helli solo es una guía y protección, al menos eso será por esta vez.
Una luz cegadora las envuelve y pronto Kala está sola en la blancura de su mente, frente a ella una puerta decorada con un estilo oriental , con repujados pintados de colores vivos que asemejan al sol en verano, flores delicadas como campanillas rodean los pedestales y un cerrojo con un ojo dormido la protege de todo, una lengua perdida se dibuja poco a poco en el marco de la puerta.
-Si decides entrar encontraras lo que perdiste, no existen respuestas erradas solo caminos complicados- susurra Helli.
-Tienes poco tiempo para decidir- sentencia la fantasma.
Ese era el regalo de Helli para su amiga, una elección entre sus recuerdos. No era del todo un regalo pues sabía que en todo recuerdo existe lo bueno y lo malo, todo dependía de ella, del pensamiento y sentimiento que expresara al momento de buscar ese recuerdo.
-Yo deseaba que encontrara ese recuerdo tan lejano pero que seguía latiendo en lo más profundo de su ser, no podía hacer más que esperar y mantener el portal- pensaba mientras observaba a la gitana.
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