Fun in the Swamp // Cliodna (+18)

Iba saliendo de el burdel en direccion a su casa, estaba completamente descansado, se sentia con mucha energia, al llegar a su hogar el sermon de su hermano no se hizo esperar. Tenian trabajo que hacer y Luke habia llegado tarde, la verdad por primera vez no le importo el sermon de su hermano, pues tenia la cabeza en otro lugar. Solo pensaba en el anochecer y lo que Clio podria tener preparado para el, por lo que por la mayor parte de el dia estuvo distraido.

Ya se acercaba la hora, Luke termino su trabajo un poco apurado, subio a su habitacion para darse un baño. Se vistio de forma apresurada, llevando lo que siempre llevaba encima, su chaqueta, sombrero y un par de dagas. Nunca salia de su casa sin un arma encima, no importaba a donde se dirigiera, se sentia seguro de esa forma. Le notifico a su hermano que iba a salir, cosa que no le gusto para nada, tenian una caza pronto y tenian que preparar todo, Luke prometio no volver a llegar tarde para apasiguar a Angelos.

Salio de su casa y se dirigio a los bosques donde quedaba el pantano que le habia dicho Clio, recorrio las calles de Paris, ya se podia ver la vida nocturna cobrando vida, los burdeles se comenzaron a llenar y las tabernas ya mostraban uno que otro borracho. Paso al lado de un cabaret y escucho la musica y los aplauso de el publico, nunca habia entrado a uno, quizas algun dia lo haria, la verdad era que no le llamaba mucho la antencion.

Se adentro al bosque para poco despues llegar al pantano, al parecer habia llegado temprano, faltaba poco para el anochecer pero no lograba ver a Cliodna por ningun lado, camino un poco por el lugar, observando cada rincon, cada arbol en el, todavia se preguntaba, ¿que podria tener preparado Clio para el?. Logro ditinguir a lo lejos una silueta femenina, sin duda era ella, no podia estar esquivocado despues de aquella noche en el burdel, podria distinguir su hermoso cuerpo donde lo viera, se acerco y le dijo, -Pues aqui estoy, soy todo tuyo- dijo quitandose el sombrero y haciendo una pequeña reverencia con la cabeza,  -¿Ahora que planeas hacer conmigo?- pregunto con una sonrisa arrogante en su rostro.

¿Cuántas horas llevaba dormida? Me di cuenta de que ya era de día cuando por la ventana de la habitación se coló un rayo de sol, obligándome a abrir los ojos para darme cuenta de que estaba completamente sola entre esas sábanas. Luke se había marchado de mi lado sin nisiquiera despedirse, dejándome tan solo su aroma. Una fragancia masculina que, tras aspirarla sobre la almohada; trajo a mi mente retazos de lo sucedido aquella noche, imágenes repletas de erotismo que quedaron grabadas en mi retina y las cuales estaba segura de que serían difíciles de olvidar. ¡Menudo hombre! ¿De verdad se atrevería a reunirse conmigo esa misma noche? Estaba deseando comprobarlo, me moría de ganas de volver a tenerle entre mis brazos, entre mis piernas..., saber con certeza si el caballero era tan valiente como aparentaba o sin tan solo era una simple máscara. - Ains.- suspiré arqueando mi espalda durante unos segundos antes de abandonar la cama, dispuesta a cubrir mi desnudez. Debía terminar todos los preparativos para esa noche y meditar a conciencia el atuendo que debía llevar. Esperaba con todas mis fuerzas que todo saliera perfecto, llegar a causar en él la sensación que su compañía había logrado conmigo. Quería que el moreno dejara de sentir ese recelo por los pantanos mientras una ninfa de agua le limpiaba los bajos.

Después de que transcurrieran varias horas, cuando el atardecer ya estaba al caer, salí de mi casa algo ligera de ropa, cubriendo mi cuerpo con un abrigo de terciopelo tan largo que me llegaba hasta las rodillas. Mientras, portaba entre mis manos una cesta de mimbre, un pequeño aperitivo escondido debajo de un trozo de tela que poseía una doble finalidad: ser parte del juego y servirnos de cena antes de pasar al postre, antes de comernos el uno al otro. Paseé tranquilamente por los bosques cercanos al pantano, sorteando la gran cantidad de árboles desprovistos de hojas que existían en la zona, hasta que llegué a un pequeño claro. Un trozo de terreno lo suficientemente grande como para extender el mantel y depositar sobre él un cuenco con fresas, algo de nata, chocolate y otros manjares igual de apetitosos. - Al final has venido, ya creía que te ibas a arrepentir.- dije poniéndome de pie para pegar mi cuerpo al suyo, rodeando  con mis brazos su cuello. Rocé con mis labios los suyos en un beso corto que terminó con una sonrisa. - ¿Te noto impaciente? - deslicé mi dedo índice por su boca.- tiempo al tiempo, de momento vete poniendo cómodo y toma asiento.- le indiqué mientras me desabrochaba uno a uno los botones del abrigo, dejándolo caer por mis hombros una vez quedó abierto. En un abrir y cerrar de ojos la prenda quedó situada a mis pies sobre la hierba y mi cuerpo, vestido tan solo con lencería.

Un beso en sus labios, fue lo primero que sintió después de ver a Clio, fue rápido pero excitante, su dedo índice recorre sus labios de forma provocativa, -Impaciente no seria la palabra par describir como estoy en estos momentos- bromeo un poco. En el piso noto como habían varios tipos de manejares, sin duda lo utilizarían en sus pequeños juegos. Sin pensarlo dos veces Luke se sentó cuando Clio le dijo, se quito su sombrero y chaqueta y los hizo a un lado, -Es bastante acogedor, para ser un panta...- sus palabras fueron interrumpidas, cuando Clio dejo caer el abrigo que traía para revelar el tipo de lencería que llevaba puesta.  

Con la boca abierta Luke se había quedado sin palabras ante majestad espectáculo, -Dios mío- fue lo que pudo articular después de varios segundos de silencio. Se quito su franela para estar mas cómodo. -Al parecer va a ser una noche fría, afortunadamente se como calentarnos-, agarro una de las fresas que habían con una de sus navajas la corto por la mitad, se levanto y situando su mano izquierda en la parte baja de su espalda la acerco con fuerza pegando su cuerpo al de ella, paso la fresa por sus hermosos humedeciéndolos con el jugo de la fresa, para luego plasmar un profundo y lujurioso beso, ya se notaba la excitación de Luke el beso duro unos minutos. Al terminar Luke la mira a los ojos y le dice -Lo siento por ser tan impaciente, pero es tu culpa por llevar esa lencería y tener ese cuerpo- dijo con una sonrisa arrogante en su rostro. Llevo la fresa hacia los labios de Clio para dársela, la metió lentamente en su boca solo para sacarla y comerla el, le gustaba provocar a las mujeres, y a Clio aun mas, aun con la sonrisa arrogante en su rostro, -Ahora si seré paciente, lo prometo-, dijo acostándose con su brazo derecho atrás de su cabeza, sin dejar de mirar a Clio. cabeza, sin dejar de mirar a Clio.

Hacía poco tiempo que conocía a Luke, para ser exactos poco más de veinticuatro horas; y sin embargo ya comenzaba a darme cuenta de que la paciencia no era una de las grandes virtudes que poseía ese hombre de cabellos morenos. Sus frases eran directas, tajantes, tratando de aclarar en todo momento que era lo que le tenía preparado, lo cual me hizo sonreir. Me resultaba divertido mantenerle con la duda, dejarle en ascuas durante unos momentos mientras me quitaba el abrigo, descubriendo mi cuerpo y la lencería semitransparente que lo cubría. A través de él se percibía cada una de mis curvas y mis pechos, amenazaban por soltar el lazo que los mantenía unidos,apretujado el uno contra el otro a la espera de ser liberado. - Si no cierras esa boquita te entrarán moscas.- bromeé al tiempo que observaba como el caballero se despojaba de su franela. La cosa comenzaba a ponerse a tono, pero la noche no había hecho nada más que empezar, aun quedaba mucho por hacer y lo mejor estaba por llegar. De repente sentí como su brazo me rodeaba pegándome más a él,cerrando los ojos al notar esa la fresa deslizándose por mis labios, tentándome a morderla. - ¿Te gusta la lencería como esta? - pregunté jugando con el lacito que colgaba del pecho ¿Soltarlo o no soltarlo? Esa era la cuestión, pero quería hacerle sufrir un poco más.- tengo muchas más prendas así, ya las irás viendo y rompiendo.- confesé con un tono de voz sensual, atrapando el trozo de fruta con mi boca. Apunto estuve de comérmela cuando vi como me la arrebataba para quedársela para él. Me había dejado con las ganas, lo cual pagaría muy caro.


- Yo no prometería cosas que no fuera a cumplir.- dije tumbándome a su lado para después coger dos trozos de chocolate. Uno de ellos me lo coloqué entre los senos, aún a riesgo de que se deshiciera. El otro fue a parar a la parte delantera de mi tanga, allí donde el monte de Venus anunciaba la proximidad de cierta gruta. - quiero que te acerques y que me las quites sin usar las manos ¿Eres capaz? - le reté tumbándome sobre el césped, deslizando las yemas de mis dedos por mi abdomen en un movimiento ascendente que se topó con los laterales de mis tetas, aquellas dos montañas que poseían un tesoro dulce en su interior.

No podía apartar los ojos de Cliodna, la lencería de alguna forma resaltaba sus curvas o solo era imaginación de Luke, -Me encanta como esta la lencería-, dijo conteniéndose de no arrancarla con los dientes. Se notaba como su pequeño juego con la fresa había provocado un poco a Clio, por lo cual Luke no pudo dejar de sonreír. No deja de mirarla, y observa como se va acercando, poco a poco para sentarse al lado de el, sus ojos no dejan de mirar los suyos, solo los bajaba para ver sus hermosos pechos que eran una gran distracción y sobretodo en la lencería que traía puesta.

Clio toma un poco de chocolate, una parte se la pone en medio de sus pechos y la otra en la parte mas baja de su ser, esa entrada exquisita que Luke ya había probado hace unas horas, y que esperaba impaciente la hora de volverlo a hacer. Lo reto a quitarle el chocolate sin usar las manos, -Bueno será difícil frenar mis manos de tocarte pero lo intentare- bromeo mientras se acercaba lentamente hacia donde Clio estaba acostada, enterró su rostro entre esas dos hermosas montañas que hacían retorcer a Clio cada vez que el las tocaba, fue lentamente con su boca y su lengua comiendo el chocolate, limpiando todo y quizás un que otro mordisque juguetón a los lados internos de sus senos. Fue bajando lentamente por su abdomen besando cada centímetro de el mismo, mientras hacia su camino hacia ese ultimo pedazo de chocolate. Igualmente fue lentamente comiéndose el pedazo frotando lentamente sus labios en la parte superior de su sexo, sin llegar a las zonas erógenas solo provocando con suaves besos su vientre, para luego alejarse, -Si quieres que haga algo mas, solo tienes que pedírmelo- dijo con una sonrisa traviesa en su rostro.

Era algo sencillamente inexplicable, no nos podíamos resistir el uno al otro, la atracción sobrepasaba cualquier tipo de límite cada vez que nos rozábamos, cada vez que nuestros cuerpos se sometían al más mínimo contacto. Notaba como los ojos de Luke se posaban sobre mi figura, desnudándome con la mirada, irradiando un deseo dificil de controlar. Y sin embargo allí estaba, apaciguando sus necesidades para complacer cada una de mis peticiones. Suspiré al sentirme caliente, excitada tanto por sus caricias como por sus palabras, humedeciéndome los labios mientras su boca atrapaba el trozo de chocolate que se escondía entre mis pechos; en ese valle formado por dos montañas tan abrasadoras como volcanes. - Oh cariño.- gemí retorciéndome cual gatita, viendo como su rostro avanzaba lentamente por mi abdomen, repartiendo besos a lo largo de mi vientre hasta llegar allí donde se encontraba la goma de mi tanga.

¡Qué maravilla! Sabía que podría volverme adicta a ello ¿qué pensaría el caballero si me decidía raptarle? La lujuria se apoderaba de mi a medida que sus labios se aproximaban al segundo trozo de chocolate, frotando esa zona íntima por encima de la ropa. - ¿Hacer algo más? - una pregunta retórica escapó de mi boca acompañada de una dulce risilla.- quiero que me hagas de todo, que me desgastes a mordiscos y besos cada milímetro de mi piel, pero de momento me conformaré con que te levantes y te acerques a ese árbol de ahí.- dije señalando la planta cuyas ramas estaban desprovistas de cualquier tipo de hojas, situándose a una altura perfecta para lo que tenía en mente. Era hora de empezar a jugar y dejarse de arrumacos, nos lo íbamos a pasar muy bien. Él deseando tocarme, rozarme, desnudarme y yo aumentando con mis gestos esas ansias salvajes. - Las manos sobre la cabeza, donde pueda verlas.- susurré apoyando mi espalda sobre el tronco del árbol, esperando que el hombre siguiera cada una de mis indicaciones. - Si eres un buen chico te recompensaré por ello.- rocé con mis dedos aquella parte que quedaba escondida entre mis piernas

Se podía notar en los ojos, el deseo que sentían el uno por el otro, no era algo normal en Luke, había algo en Cliodna que era diferente de todas las cortesanas con la que el había estado. No era solo por su cuerpo, había algo mas que lo atraía de ella. Observaba como su cuerpo se retorcía con cada beso que le daba, cosa que lo excitaba mas, ver como respondía a a sus caricias. Ya casi no se veía el sol, no hacia mucho que había llegado al pantano, entre juegos y provocaciones su hombría ya estaba endurecida entre sus pantalones, deseosa de rozar el cuerpo de Clio una vez mas.

Era verdad que Luke había estado con muchas mujeres, cortesanas y no cortesanas, tenia un talento para ello, y sin duda alguna lo disfrutaba al máximo, nunca había tenido sexo con la misma mujer mas de una vez, era algo que le aburría, pero no con Clio, era diferente, y era claro que disfrutaba de su compañía.

Luke se muerde el labio inferior y le da una mirada llena de lujuria a Clio por la forma en que ella le responde, mucha fuerza de voluntad le tomo a Luke para no lanzarse encima de ella en ese momento, los dos lo deseaban, pero retrasar el placer solo lo hacia aun mas grande cuando pasara. Se levanto por orden de Clio, puso sus manos sobre su cabeza lentamente sin dejar de mirarla, se dio vuelta y despacio fue caminando hacia el árbol que le había indicado, -Entonces prometo ser un buen chico mi ama- dijo en forma de broma con una sonrisa picara, aun con las manos sobre su cabeza y comenzando a sentir el frio que se acercaba de la noche, -Aquí me tienes, ¿ahora que deseas hacerme?- quito su mirada de ella y cerro los ojos esperando cualquier tipo de interacción de Clio con su cuerpo.

El juego estaba a punto de comenzar, aquel motivo que nos había reunido en un lugar tan abandonado y poco iluminado. Una zona de París que muchos tacharían de lúgrube y tenebrosa pero, ¿qué era de la vida si no existía cierto riesgo en nuestras vivencias? Después de darle una serie de instrucciones al caballero vi como Luke me obedecía, llevó sus manos hasta la cabeza y tras caminar hacia el árbol señalado se quedó a la espera de mis siguientes reclamos. - Ya lo verás, esosí, solo te pido una cosa.- dije aproximándome a su cuerpo muy lentamente, manteniendo mi mirada fija en sus orbes oscuros. Esos dos pozos que me robaban la razón e incrementaban mi deseo. - No me pierdas de vista. - posé mi mano sobre su vientre mientras caminaba entorno a él, rodeándole, situándome poco a poco a su espalda. Quería que sintiera mi respiración sobre su nuca al tiempo que sacaba un pañuelo del interior de mi sujetador, dispuesta a atarle las muñecas para inmovilizarle contra la rama más baja del árbol. Y así lo hice. Antes de que se pudiera quejar o reaccionar ya estaba maniatado, incapaz de desatarse y utilizar esa zona de su cuerpo. - Espero que estés cómodo, cariño, y no te aprieten las cuerdas. - me relamí colocándome delante de él, deslizándo mis dedos por su abdomen hasta el botón de su pantalón, manteniendo la tensión en todo momento. ¿Se lo desabrocharía? En un primer instante tal vez mis intenciones fueran esas, sacarle el pene y comérselo como había hecho la noche anterior. Me moría de ganas por recorrerlo de nuevo con mi lengua, sentir su calor en mis labios y toda su envergadura en mi cavidad bucal. En lugar de eso le pegué un pequeño mordisco a ese bulto de su pantalón y me alejé, contoneando sensualmente las caderas mientras mi cabello caía por mi espalda como una cascada.

- ¿Me deseas? - pregunté humedeciéndome los labios al tiempo que jugaba con el lazo de mi pecho.- ¿qué es lo que más te gustaría hacerme o que te hiciera? - añadí sentándome tranquilamente sobre una roca, abriendo por completo mis piernas. Allí estaba, mi femenidad cubierta por un minúsculo trozo de tela que tan sólo cubría la parte más interesante y, como que no quiere la cosa, introduje mi mano dentro y empecé a masturbarme para él. Permitiendo que varios gemidos escaparan de mis labios a la par que inclinaba mi cuerpo hacia atrás, adoptando una postura mucho más cómoda y placentera.

Luke se había sometido a las ordenes de Clio, había cerrado los ojos, para solo sentir la respiración de ella sobre su cuerpo. Volvió a abrir los ojos al Clio decirle que no la perdiera de vista, conecto su mirada con esos grandes y hermosos ojos grises, todavía con sus brazos por arriba de su cabeza, observo como lo rodeaba, en un movimiento rápido tenia sus manos atadas, -¿Nos vamos a poner traviesos?- sin dejar de verla con unos ojos llenos de lujuria. Su cuerpo estaba pegado a de el, podía sentir la calidez de los dos cuerpos aumentando, sus suaves manos recorrer su abdomen para parar en sus pantalones, Luke baja su mirada y observa como sujeta su pantalón, -¿Se te perdió algo allá abajo?- dice con humor, quería volver a sentir sus labios alrededor de su hombría, esos grandes y jugosos labios que solo hacían provocar pensamientos eróticos en Luke. Solo un mordico juguetón por encima de sus pantalones es lo que le ofrece su hermosa amante, solo para provocarlo y lograr endurecerlo aun mas, Luke se muerde el labio inferior con una sonrisa y arqueando la ceja le dirige la mirada, -¿Ahora vas a torturarme?- pregunta mientras ve como Clio se aleja.

-No estuviera aquí si no te deseara-, la humedad mas la calidez que sentía de la excitación habían hecho comenzar a sudar a Luke, a pesar de que la noche se acercaba, solo sentía calor. -Pero para que todo quede claro, si, te deseo, quiero tomarte ahora mismo, y llevarte al orgasmo una y otra vez- pero estaba dispuesto a esperar, y demorar la gratificación. -Sabes como me gusta mantener mi cabeza entre esos hermosos muslos, y pues soy todo tuyo para que me hagas lo que quieras-. Clio muy provocativamente mete su mano entre la poca tela que cubría su feminidad, y comienza a masturbarse enfrente de Luke, como si ya no estuviera provocándolo suficiente. Luke la mira con deseo mientras escucha los gemidos saliendo de ella, era difícil mantener su posición, fácilmente se podía desatar de sus ataduras y tomarla en esa misma roca.

-¿Te gusta verme sufrir verdad?-, dijo tensando sus brazos, y luchando contra todos sus instintos para no soltarse, -Si me ataste, lo menos que debes hacer es abusar de mi ¿no?- con una sonrisa arrogante en su rostro, su sudor ya era mas evidente, la noche ya había caído completamente sobre ellos, y a pesar de ser otra de las noches frías de Paris, Luke sentía solo calor y deseo.

Y como si la noche ejerciera un extraño influjo sobre mi cuerpo, me dejé llevar por mis instintos primarios, guiada en todo momento por el deseo que sentía hacia Luke. Me moría de ganas de tenerle de nuevo dentro de mi, cabalgándole una y otra vez mientras él me arranca el sujetador a mordiscos con toda la fiereza propia de un depredador. - ¿Verte sufrir cariño? - Susurré como si nunca hubiera roto un plato, deslizando sin ningún tipo de pudor mis dedos sobre el tanga de encaje. La fina tela de color cada vez estaba más empapada con mis fluidos.- para nada, solo quiero oirte gritar mi nombre.-concluí con una sonrisa traviesa. Mis ojos no se despegaban de los de él, mirándolo con picardía cuando tiré de la tela hacia arriba, consiguiendo que ésta se metiera entre mis labios mayores. Clavándose en mi sexo. - ¿Ahora eres tu quien me propone cosas? .- alcé una ceja algo incrédula ¿Desde cuando los prisioneros se quejaban del trato de sus carceleros? El moreno se estaba buscando un buen castigo... y lo iba a encontrar más pronto que tarde, - tenía entendido que aquí las órdenes las daba yo.

La curva de mi boca fue creciendo lentamente hasta convertirse en una sonrisa un poco diabólica, sonrisa que no me abandonó ni un solo instante a medida que me iba acercando hacia Luke. ¿Quería que abusara de él? Eso estaba hecho, pero haría que se arrepintiera de sus palabras, le iba a hacer gemir hasta que me implorara piedad, que me exigiera que me detuviera. Sin separar mi mirada de sus orbes me agaché frente a su cuerpo, le aflojé los pantalones y se los bajé hasta los tobillos junto con su ropa interior. Noté como su hombría chocaba contra la parte exterior de mi garganta y de repente, el tiempo se detuvo. En esos momentos no existía para mi nada más que ese caballero que me robaba la razón y despertaba en mi mis instintos más salvajes. Me gustaba demasiado, tanto que no dudaría ni un instante en escaparme con él bien lejos. Con firmeza sostuve su pene contra su abdomen a la vez que yo me agachaba aún más para atrapar con mis labios su escroto, mordiendo muy despacio sus testículos. Unas suaves caricas con mi boca que llegaron acompañadas de algún que otro lametón.- ¿Te gusta, cielo? - pregunté deslizando mi lengua por su ingle, desplazándome tranquilamente hasta su falo el cual ya tenía un tamaño cosiderable, pero estaba segura de que podría hacer algo más por el. Podía aumentar un poco más su erección. Sin despegar los ojos del moreno acerqué mi boca hasta la zona en la que parecía almacenar toda su sangre corporal en aquel momento, recorriéndolo desde la base hasta la punta mientras me ayudaba con las manos. - Vas a ver de lo que soy capaz...- de nuevo dirigi mi lengua allí, solo que esta vez lamiendo con movimientos más elaborados, rodeando la forma de su pene e introduciéndolo lentamente en mi cavidad bucal. No dejé de mirarle en ningún momento, y cuando introduje en mi interior todo su falo, cuidando de que no rozara los dientes para no hacerle daño, pellizqué mis pezones. Los agarré con el índice y el pulgar y tiré de ellos hasta que comenzaron a escocer, gimiendo levemente.

El deseo se notaba en los ojos de ambos, Luke cada ves tensaba mas sus ataduras, luchando contra todos sus instintos para no romperlas y seguir con el pequeño juego que tenían. Observaba con algo de inquietud pero con ojos deseosos como Clio jugaba con su tanga, y como frotaba lentamente su sexo sobre la misma. -No te preocupes después de esta noche todos en la ciudad sabrán tu nombre de lo mucho que lo gritare- una pequeña risa sale de el. Era evidente que no le había parecido que Luke le sugiriera que hacer, cosa que aprovecharía Luke, le daba curiosidad hasta donde podía llegar Clio.

Lentamente Clio se fue acercando a el, la excitación en Luke solo aumentaba, deseoso de volverla a tomar en sus brazos y hacerla gemir hasta el amanecer. Sintió la calidez de su cuerpo mientras ella se hacia camino hacia sus pantalones, aflojándolos y llevándolos al piso, dejando a la vista su miembro ya bastante endurecido. -Vez lo que me haces- dijo Luke refiriéndose a su erección, antes de que pudiera seguir diciendo algo, siente los labios húmedos de Clio envolverse en su pene, -¡CLIO!- grito al sentir como se introdujo completo su miembro en su boca. Sus ojos nunca se apartaron de ella, observando como jugaba con su sexo. Era increíble lo que hacia sentir a Luke, la primera noche no había mostrado tal destreza, -Veo que tienes...trucos bajo la manga- dijo entre gemidos incontrolables, su cintura se comenzó a mover involuntariamente. Sentía la lengua de Clio recorrerlo como toda una experta, el estar atado solo aumentaba el deseo y la excitación.

En un movimiento Luke se quita las botas y se termina de sacar los pantalones para quedar completamente desnudo, todavía se deleitaba con la vista de Clio jugando con su pene, era una de las cosas mas exquisitas que habia experimentado en su vida. Luke uso sus piernas para abrir levemente las de Clio mientras seguía de rodillas, para luego con la parte superior de su pie derecho, comenzó a frotar el sexo de Clio, muy lentamente pero asegurándose de tener completo contacto con el mismo, podía sentir a través de la delicada tela lo húmeda que ya se encontraba, solo hizo que su excitación aumentara.

No existía nada en este mundo más satisfactorio que ver el deseo reflejado en los ojos de Luke, ese sentimiento salvaje que contrastaba con la fuerza de voluntad que poseía y que le impedía hacer uso de su potencia. No sabía a que se dedicaba, realmente no conocía nada sobre su vida, pero teniendo en cuenta el aspecto de su cuerpo y su fisonomía, estaba convencida de que no le costaría mucho trabajo deshacer el agarre. Rasgar el pañuelo que le mantenía atado para hacerse con la posesión de mi ser, para ejercer su voluntad conmigo. - ¿Todos en la ciudad conocerán mi nombre? - pregunté con una suave sonrisa.- vaya, no sabía que estuvieras por la labor de hacerme propaganda. - añadí colocándome en cunclillas delante de él, sacando su miembro dispuesta a devorarlo con toda la sensualidad que era capaz de demostrar.

Su pene estaba duro, desafiante, con su punta señalando hacia mis labios gruesos a punto de alcanzar su máxima erección.- ¿insinuas que yo soy la culpable de que estés tan caliente? - me hice la ofendida mientras con mis manos acariciaban una y otra vez el largo de su hombría, memorizando comi tacto su textura y temperatura. Estaba caliente, pero pensaba hacerle arder de placer, tanto que no sabría si estábamos en un pantano o en el mismísimo averno. - si piensas echarme la culpa de algo, hazlo con motivos cariño.- sin darle tiempo a reaccionar situé mis labios sobre su sexo, me eché el cabello sobre uno de mis hombros y empecé a chupársela. ¡Menudo manjar! Mis ojos destilaban lujuria a la par que mi lengua se deslizaba por la cabeza del pene, trazando movimientos en espiral que poco a poco conseguían que el miembro fuera quedando enterrado dentro de mi boca. Lo succioné, cubrí mis dientes con los labios y comencé a mover la cabeza, a sacarlo y meterlo dentro de mi hasta que dí un respingo. ¿Qué había sido eso? Sentí un roce placentero entre mis piernas, lo tanteé con la mano y me di cuenta de que se trataba del pie del moreno. - ¿también sabes follar así? - gemí moviendo mis caderas sin dejar de comérsela, acentuando el roce de mi feminidad contra la parte baja de su cuerpo. Toda una delicia.

El cosquilleo que recorría mi clítoris una y otra vez me llevaba hacia la locura, esa corriente eléctrica me estaba poniendo muy muy cachonda, pero necesitaba más. Me sentía insaciable, tanto que en un arrebato llevé mis manos hacia mi tanga y lo desgarré por los laterales. - Esto sobra.- dije alzándolo durante unos segundos para después tirarlo lejos de nosotros. Mi rajita había quedado completamente libre, vulnerable y en pleno contacto con el pie de mi amante. - Si continuas haciéndomelo pasar tan bien, vas a terminar enamorándome.- le guiñé un ojo y me puse de pie. Le miré a los ojos, me di un muerdo suave en el cuello y acto seguido, me alejé. Alguien había dicho alguna vez que quien algo quiere, algo le cuesta, por lo que si Luke deseaba seguir disfrutándome debería hallar la manera de hacerlo. Tras lanzarle una última mirada y humedecer mis labios, caminé hacia el pantano, adentrándome poco a poco en sus aguas.

Esos grandes y hermosos ojos grises que no dejaban de mirarlo, hacia que aumentara el deseo en Luke, era un movimiento hipnótico el que Clio hacia en su sexo. -Pensándolo bien no quisiera que todo Paris te conociera, después tendría que golpear a bastantes hombres y suena como mucho trabajo- dijo bromeando pero quizás no tanto.

Su actitud era sexy y adorable cuando se hizo la ofendida hacia las palabras de Luke, ya estaba apunto de soltar sus ataduras, por como estaban amarradas al parecer esa era la intención desde el principio, que Luke se soltara y la tomara para satisfacer sus deseos, -Y el que estés vestida así y arrodillada enfrente de mi ¿no es motivo suficiente?-, su respiración era agitada podía sentir como su corazón aceleraba hasta el punto de casi salir de su pecho, simplemente era una sensación increíble, una que quería sentir todos los días a todas horas si pudiera.

Al hacer contacto su pie con el paraíso que tenia Clio entre sus piernas, estaba completamente húmeda, no tardo para sentir como Clio gemía mientras seguía entreteniéndose con su pene. No pudo evitar pero reírse hacia el comentario de Clio. En un movimiento ella se saca la diminuta tela que cubría esa parte, Luke sentía el pleno contacto de su vagina con su pie, era celestial, tan suave y excitante que Luke se preguntaba como no estaba en su limite todavía. -No se tu pero yo me enamore desde que me rescataste en ese frio callejón- dijo con una sonrisa en su rostro.

Siempre con sus ojos fijados en ella, por orden de Clio no debía perder contacto visual y tampoco que era muy difícil hacerlo. Observo como se levanto y se alejo de el solo provocándolo con su forma de caminar y como se adentraba en las aguas de el pantano, con un movimiento de fuerza Luke se zafó de sus ataduras, ya era hora, el estaba completamente desnudo y ella todavía tenia esa pieza tan provocativa de lencería, no dudo en acercársele. Se adentro también a las aguas de el pantano, no sabia si era su calentura pero ya la noche había caído y no sentía ni una pizca de frio aun estando en el agua. Acercándose poco a poco a Clio, pego su parte frontal en su espalda, podía sentir como su pene se situaba perfectamente entre su parte trasera, sus manos comenzaron a recorrer su cuerpo, comenzado desde la cintura, pasando por su abdomen hasta llegar a sus pechos, el cual apretó y jugo un poco con ellos. Con su mano volteo su cara para plasmarle un beso lleno de lujuria y pasión en sus labios, seguidamente la volteo en un solo movimiento y tomándola en sus brazos la subió en una pequeña montaña de tierra, sin mediar palabras mirándola a los ojos abrió sus piernas y enterró su cabeza en medio, no hubo aviso alguno, no beso ni jugueteo con sus muslos, fue directo a la fuente de placer, volvía a probarla, un manjar digno de los dioses, situó sus manos por las afueras de sus muslos, apretándolos y acariciándolos. Su lengua siguió recorriendo su sexo, sus labios superiores hasta llegar a su clítoris, ese pequeño botón que la hacia retorcer y como le gustaba Luke hacerla retorcer. Su boca seguía jugueteando con su clítoris mientras sus dedos se introducían en sus adentros, entrando y saliendo en un ritmo lento pero decidido, sus ojos nunca se apartaron de Clio, le gustaba ver como su cara reflejaba el placer que le estaba haciendo sentir.

Después de su confesión traté de ocultar por todos los medios posibles mi sonrojo, mis mejillas adoptaron un tono rosado a pesar de que era imposible que se hubiera enamorado de mi. Nadie se enamoraba de una prostituta ni poseía el menor sentimiento hacia ella que no fuera el de satisfacer su deseos sexuales, el de conseguir con dinero aquello que no era capaz de alcanzar de ninguna otra manera. Luke estaba muy confundido respecto a mi, no me quería tan sólo se lo pasaba muy bien a mi lado, disfrutaba, gemía, al fin y al cabo yo sabía como ponerle cachondo, hacerle tener la testosterona por las nubes, pero no podría ser más que una mujer objeto para él. Un juguete con el que desfogarse de vez en cuando y liberar el estrés. - Si es así, ¿por qué no me raptas? llévame contigo lejos de aqui, prometo calentarte la cama todas las noches, ser tu desayuno todas las mañanas. - mencioné divertida mientras sentía como el agua del pantano empezaba a acariciar mi piel, como poco a poco iba ascendiendo por mi cuerpo hasta cubrirme a la altura de la cintura. A la luz de la luna, mi rostro y mis pechos todavía cubiertos por esa fina tela, se reflejaban sobre la superficie cristalina del lago, la cual acaricié y removí con mis dedos.

Sabía que el caballero no tardaría en emplear su fuerza para arrancar sus ataduras, era solo cuestión de segundos que el moreno quedara libre para venir a por mi ¿qué haría en ese entonces? No me dio tiempo a decidirme, aún estaba valorando las posibilidades cuando noté su cuerpo desnudo pegado a mi espalda y su pene acoplado entre mis nalgas. - Oh Luke.- gemí echando mi cabeza hacia atrás, apoyándola sobre uno de sus hombros en el momento en el que sus manos tomaron posesión de mis pechos. Jadeé mientras los acariciaba, los apretaba y jugaba con mis pezones, los cuales se hallaban completamente endurecidos. Si la temperatura del agua había conseguido empitonarme, la excitación terminó haciendo el resto. Estaba encantada de encontrarme entre sus brazos, disfrutando de cada una de sus acciones, gozando de cada gesto que mi amante me regalaba. - Eres un hombre rudo y al mismo tiempo delicado ¿a qué te dedicas? - pregunté tratando de resolver el enigma, dándome la vuelta para tomar sus labios entre los míos. Me aferré a su cuello y le besé con pasión, introduciendo mi lengua en su boca hasta quedar sin aliento.

De repente me elevó entre sus brazos y me llevó hasta un pequeño montículo de tierra donde me dejó sentada y abierta de piernas, con todo el negocio al aire. - Por todos los dioses.- exclamé arque ando mi espalda, echando el cuerpo hacia atrás mientras mis rizos negros caían por mi espalda como una cascada. ¿Qué había sido eso? Luke sin previo aviso abalanzó hacia mi y empezó a lamerme el sexo. Su lengua hacía maravillas con mi clítoris a la par que sus dedos entraban y salían de mi vagina. ¡Pensé que me iba a dar algo! Gemí, grité, me retorcí e incluso le imploré que parara, algo que para nada quería pues, aunque mis labios pedían a gritos un descanso... mi mano derecha fue a parar a su cabeza, enterrando mis dedos en su cabello para aproximarle más a mi. Evitando que ni por un momento su boca se alejara de mi feminidad.

Miro el rostro de Clio y claramente se había sonrojado, no sabia si era por su pequeña confesión o por la excitación que en el momento estaban sintiendo. Luke no era muy inteligente en cuanto a sentimientos se trataba, quizás era por el sexo o quizás no, pero si sentía algo por Clio solo que no estaba claro al respecto. Luke no pensaría dos veces en llevársela lejos a un lugar donde estuvieran los dos nada mas, pero la realidad era otra y no podía dejar Paris, o por lo menos no por ahora, -No me tientes con esas ideas, no me puedo dar el lujo de escaparme contigo en estos momentos- su voz se había tornado algo seria.

Después de romper sus ataduras y mientras se hacia camino hacia donde estaba Clio, ella le hace una pregunta. Los hermanos Ashford estaban en una ciudad completamente nueva para ellos, era difícil encontrar gente en quien confiar, no sabe si fue por el momento que estaban compartiendo, pero Luke no le mintió a Clio, -Soy cazador- le dijo al acercarse a ella y mirarle a los ojos.

Ya la tenia montada en el pequeño montículo de tierra, y su cabeza se encontraba en medio de sus delicados muslos, lamiendo y jugando con su clítoris, haciéndola retorcer y gemir una y otra vez. En el sexo Luke era un hombre muy visual, le encantaba ver la cara de Clio mientras le daba placer, como sus grandes ojos grises se retorcían y como se mordía los labios, para el era muy excitante. Llevo sus manos a sus pechos, agarrándolos y apretándolos por encima de la delicada pieza de tela que tenia, los quería ver en todo su esplendor, aun con su cabeza en su sexo, con sus manos agarro la delicada tela y en un movimiento de fuerza se la arranco, dejando en libertad sus hermosos pechos. Subió su rostro y con su boca comenzó a jugar con uno de sus pezones mientras con su mano atendía el otro seno. Sin ningún aviso acerca sus labios a los de ella, rosándolos levemente para luego besarla, agarrándola con su mano izquierda por la nuca, mientras que la derecha masajeaba su sexo. -Ahora quiero escucharte a ti decir que me deseas-, le dijo Luke dándole una mirada llena de lujuria mientras seguía masajeando su vagina suavemente con sus dedos.

Abrí los ojos sorprendida al saber que tenía ante mi a todo un cazador de criaturas, un caballero que se ganaba la vida persiguiendo vampiros y hombres lobo. Ahora era cuando entendía la facilidad con la que se había deshecho de mi trampa, esa destreza a la hora de romper las ataduras que le retenían y le impedían venir veloz a mi encuentro. Sin duda estaba ante un hombre peligroso, capaz de enfrentarse a todo tipo de seres por muy fuertes que estos fueran, algo que me asustaba si, pero ante todo me excitaba. El riesgo siempre venía acompañado de una sensación placentera, una descarga de adrenalina que nos hacía disfrutar de los momentos al máximo. ¿Quién nos aseguraba que no fueran los últimos? - Parece que hoy tu presa es algo difente.- gemí notando como su lengua me lamía el clítoris, como sus mordiscos me hacían humedecerme todavía más.- ¿Qué se siente al capturar una ninfa del bosque? Hay quien dice que sus movimientos hipnotizan a aquel que las contempla. - bromeé entrecerrando los ojos, posando mi mirada felina sobre la ajena. Luke no se perdía detalle de ninguno de mis gestos y yo era incapaz de resistirme a sus encantos, cada roce de su boca, cada contacto de su lengua me transportaba a un mundo inigualable. Un lugar lejos de la realidad donde la lascivia daba rienda suelta a cada uno de nuestros actos.

Arqueé mi espalda hacia atrás mientras sus manos iniciaban un camino ascendente, un sendero que tenía como meta mis pechos. Aquellas dos montañas que rápidamente quedaron ocultas entre caricias y algún que otro pellizco, arrancándome todo un concierto de gemidos que solamente se vieron silenciados por el rasgar de la tela de mi ropa interior. El cazador había terminado por liberar mis senos despojándolos de toda prenda, provocando que ahora la suave brisa endureciera todavía más mis pezones. - cariño...- susurré cuando su boca tomó posesión de esos dos botoncitos con ganas de guerra, chupándolos, succionándolos. - Oh venga Luke, si quieres escucharme decir que te deseo vas a tener que trabajártelo un poco más.- le reté tras besarle con pasión, sintiendo el calor de su piel en mis labios. - las mujeres somos mucho más complicadas de complacer que los hombres.- añadí al tiempo que mi cadera enfatizaba cada uno de los movimientos de su mano, consiguiendo que sus dedos llegaran más al fondo de mi vagina y que el roce mucho más placentero. Me encantaba lo que me hacía, pero sobre todo, deseaba que me tomara por completo, que me hicera suya también esa noche.

Al parecer se había sorprendido un poco, al Luke decirle que era cazador, no le decía eso a muchas personas. -¿Ahora tu eres mi presa?, pensé que yo era la tuya- dice bromeando continua dándole placer con su boca por unos momentos, -Si eso es verdad entonces quizás ya me tienes hipnotizado y no hay nada que pueda hacer para escaparme de tus encantos-, continuo con su cabeza entre sus piernas, ese sabor que desde aquella noche estaba anhelando, al que sin duda alguna se había vuelto adicto.

Al despojarla de la fina tela que cubría sus pechos, no dudo en enterrar su cabeza entre ellos, jugueteando y apretándolo con sus manos. Sintió el beso profundo de pasión que Clio plasmo en sus labios, justo después de decirle que tenia que intentar mas para escucharla decir que lo deseaba, su mano se encontraba masajeando su clítoris mientras su boca se ocupaba de sus pechos. -Haciéndote la dura, como tus caderas se mueven y por el beso que me acabas de dar, diría que tu cuerpo respondió a mi pregunta muy claramente, pero si quieres que trabaje por ello, que así sea- dijo con una sonrisa arrogante en su rostro.

Al terminar de hablar se separo bruscamente de ella, se paro y camino alrededor para situarse atrás, toma asiento y en un movimiento de fuerza la toma y la pega a su cuerpo. Sus manos comienzan a recorrer todo su cuerpo, acariciando los muslos, luego subiendo lentamente por sus caderas hasta llegar a sus senos, todo esto mientras iba besando su espalda y cuello. Sentía el aroma de su cabello, de verdad lo cargaba hipnotizado, un aroma dulce y suave que lo volvía loco, entre mordiscos y besos iba lentamente situando su mano derecha entre sus piernas, susurrándole al oído, al mismo tiempo que se lo mordisqueaba, -Tu cuerpo sigue diciéndome claramente lo que tu no quieres admitir-, sus caricias se intensificaban, su mano derecha subió y la situó en su boca, haciéndola probar sus propios fluidos, para luego voltear su cara y darle un beso profundo y lleno de lujuria.

Todo esto continuo por unos minutos, Luke no se detuvo durante todo este tiempo, paseando sus manos por todas las curvas de su cuerpo y besando sus hermosos y carnosos labios, -Volveré a preguntar esperando que no me mientas esta vez, ¿Me deseas?-, pregunto todavía con su cuerpo entre sus manos, y su boca recorriendo su cuello y parte de su espalda, esperando la respuesta de Clio.

¡Bendita tortura! Resultaban casi insoportables todas aquellas sensaciones tan maravillosas que las manos del cazador provocaban en mi cuerpo, esas caricias que abrasaban mi piel con el fuego de la pasión. No podía dejar de gemir cada vez que sus dedos se adentraban en mi vagina, deslizándose con suma facilidad entre mis fluidos, preparando la zona para lo que estaba por llegar. Sonreí ante las palabras de Luke, era cierto que mis reacciones me traicionaban, que cada uno de mis movimientos espontáneos revelaba el placer que estaba sintiendo en esos momentos. Me era imposible controlarlos, reprimir todos aquellos gemidos que salían de lo más profundo de mi garganta para acompañar todos los espasmos que mi anatomía generaba. - Tal vez mi cuerpo y mi mente tienen opiniones muy distintas, está claro que al primero le gustas pero ¿eres capaz de hipnotizar también al segundo? Volverme adicta a ti.- le reté en el instante en el que el caballero se separó de mi tan de repente que no tuve más opción que seguirle con mi mirada para descubrir hacia donde se dirigía.

Pronto quedó fuera de mi campo de visión, sin embargo podía sentirle. Escuchaba sus pasos a mi espalda, noté el suave roce de sus piernas al sentarse detrás de mi y, antes de que pudiera darme cuenta tenía de nuevo sus manos recorriéndome desde las caderas hasta mis pechos. ¿No podía estarse quieto? Su boca dibujaba un sendero húmedo y cálido a través de mi espalda mientras mis jadeos se hacían mucho más constantes, mucho más frecuentes. - Si quieres escucharme decir que te deseo vas a tener que follarme.- aclaré lamiendo aquella mano que segundos antes había estado indagando entre mis piernas, recogiendo con sus dedos ese líquido cálido que era la misma prueba del placer.

Dejé que el cazador continuara divirtiéndose con mi cuerpo un poco más, viajando por todas y cada una de mis pronunciadas curvas hasta que me volvió a formular aquella pregunta. ¿Tanto necesitaba de mi confesión? - ¿De verdad quieres que te diga cuanto te deseo? ¿Todo lo que me gusta estar aqui contigo? - pregunté dándome la vuelta, quedando de rodillas frente a él mientras me acercaba un poco más a su cuerpo. Tenía mis senos a la altura de su cara y mis piernas semi abiertas. Tomé su pene entre mis manos, lo acaricié una vez más y lo aproximé a la entrada de mi sexo. - Embísteme, penétrame, hazme tuya y te cantaré al oido lo cachonda que me tienes.- coloqué su punta entre mis labios y empecé a mover las caderas hacia atrás y hacia delante, sintiendo ese roce tan provocador.

De arriba hacia abajo se paseaban las manos de Luke por el cuerpo de Clio, recorriendo cada centímetro de su suave piel. Su cuerpo era una adicción, podía pasar horas saboreándolo y acariciándolo. -Estoy bastante seguro de que podría hacer algo para lograrlo-.

Al colocarse detrás de ella, sus manos comenzaron a recorrer su cuerpo, provocándola y excitándola aun mas. Observo como Clio se daba la vuelta, incitándolo a que la penetrara, sentía como su pene rosaba la entrada de su sexo, como lentamente Clio movía las caderas, Luke la miraba a los ojos con deseo. A su propuesta Luke solo respondió de una forma, se levanto y se puso de rodillas rápidamente, pego su cuerpo al de ella sintiendo la calidez de el mismo y sus firmes pechos pegados a el. Acerco su rostro al de ella, dándole un beso profundo y húmedo, al mismo tiempo que situaba sus manos en sus nalgas, apretándolas pegando su cuerpo aun mas a el de el.

Sin previo aviso, la volteo y hizo que se inclinara hacia delante poniendo sus pechos y su rostro en la tierra y dejando su cadera levantada, mostrando completamente su sexo hacia Luke. Volvió a situar sus manos en sus nalgas, al mismo tiempo que la embistió con fuerza, volvía a estar dentro de ella, dentro de ese paraíso que hacia que olvidara todo, estaba en otro mundo, en otra dimensión, mientras lentamente pero con penetraciones fuertes gemía y se sucumbía completamente a la voluntad cruda de la lujuria y el deseo.

Tal vez aquel fuera cosa de ese momento pero la temperatura empezaba a ascender con una velocidad alarmante, además mi propio cuerpo me iba pidiendo más y más de lo que podía dar Luke, tratando de hacerle mío con cada beso, con cada caricia y con cada mirada. - Te animo a que lo intentes. - Sonreí un poco observando como él se arrodillaba frente a mi, pegando su cuerpo contra el mío tanto, que mis pechos quedaron aplastados contra sus pectorales, atrapados contra su ser sin tener la menor intención de liberarlos. Me gustaba tenerle cerca, me encantaba estar entre sus brazos fuertes y cálidos. Ser su pequeña muñeca. En esos instantes estábamos apunto de fundirnos el uno contra el otro en una unión tan placentera como mágica, y es que no sabía que tenía aquel pantano pero era capaz de evadirme de la realidad. En esos instantes solo era consciente de la presencia del cazador, nada más, ni siquiera el viento, giraba entorno a nosotros.

Todo estaba saliendo a pedir de boca, era incapaz de separar mi mirada gris de la ajena, perdida en esos ojos marrones que me estaban robando algo más que la cordura y es que, además de conocer a Luke en el terreno pasional, sentía cierto interés por hacerlo también en un ámbito más privado y personal. El moreno me atraía. Si oponer resistencia dejé que mi amante me guiara inclinando mi cuerpo hacia delante hasta que mi mejilla y mis senos quedaron pegados al suelo. - ¿Qué piensas hacerme? - susurré con un tono de voz sugerente cuando, sin previo aviso, su miembro me taladró con energía, sin un ápice de delicadeza. Volvía a estar dentro de mi. - Joder.- gruñí entre dientes posando mis manos en sobre la tierra, intentando soportar cada una de sus embestidas.

Una tras otra fueron sucediéndose mientras su pelvis chocaba contra mi intimidad haciendo un sonido de chapoteo, llenándome de una y mil formas posibles. Me moría de ganas por verle la cara, por contemplar aquel gesto de placer que debería estar reflejando en su rostro. En lugar de eso me mordí el labio con energía, reprimiendo unas palabras que amenazaban por salir a flote de entre mis labios. Unas palabras que Luke estaba deseando escuchar desde hacía rato y que finalmente emergieron a pesar de mis esfuerzos. - Oh cariño... me pones muy cachonda, te deseo tanto... - gemí entrecortadamente.