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PARÍS, FRANCIA
AÑO 1842

Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.

Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.

¿Estás dispuesto a regresar más doscientos años atrás?



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Mensaje por Averno Mar Mar 24, 2015 11:49 am



El negocio verdadero en todo el mundo siempre será el fraude



Podría resultar irónico que un ser como Averno estuviera realmente interesado en ayudar a pobres almas humanas con sus carencias en la vida, o colaborar con el servir a la seguridad de sus inmuebles y muebles, la realidad es que a través de los años el vampiro siempre ha sabido reconocer las oportunidades una vez se le presentan, desde que llegó a París estuvo no solo en busca de ente que ahora se llamaba Doreen, sino también un medio económico que tan solo lograra acrecentar su inagotable fortuna monetaria, no es que el dinero signifique algo, siempre para él tan solo ha resultado ser un medio necesario para obtener y desenvolverse en este mundo humano dirigido justamente por el poder y el dinero, dos factores que él maneja y controla a su gusto y con notable esmero y propiedad. Durante esta estancia en París llevaría una compañía que quizás en cien o doscientos años quiebre misteriosamente, y de todos los puestos generados empiece a despedir indiscriminadamente a cada trabajador incluso sin pagar la indemnización correspondiente. Averno como ya es usual en él terminaría llevando consigo a algún lugar del mundo toda la riqueza humana adquirida por sus acciones y maquinaciones y gozaría como siempre de lo más actualizado de la tecnología y lo más desarrollado en comodidades humanas que crea o considere necesarias. Básicamente Gael resultaba ser un hombre de negocios excéntrico recién llegado de Inglaterra que decidió fundar una compañía de seguros en París, abierta para todo el público que pueda contratar sus servicios, como era de esperarse los principales acreedores a su negocio resultaban ser otros mismos empresarios que buscaran protección en sus negocios y en sus propias vidas, Averno por suerte o “Gael”, tenía los fondos suficientes para incluso poder saldar el seguro de vida del mismísimo Rey si así este quisiera solicitar uno, no en balde mil años de labor humana o de robos o estafa le han hecho dueño de un fondo monetario bastante amplio, uno suficiente para respaldar a una gran compañía de seguros, si bien en este momento aún no lo era, pronto lo sería, ese resultaba incluso ser parte de su nuevo ritual, Doreen desempeñaría un papel fundamental en este negocio, pues sería el rostro social, una dama bella y atractiva para cualquier flamante socio o interesado en el mundo de los corredores de seguros. Sin duda una carrera que en realidad llevaba poco.

Esta idea de asegurar la vida y las propiedades resultaba bastante nueva para la época, incluso podía decirse que algunos desconfiaban, y hacían bien en hacerlo, la misión de la empresa no resultaba en realidad gastar su dinero en solventar los seguros que bono a bono, mes a mes, los clientes pagarían, miles de cláusulas legales y demás se verían envueltas en este juego, siempre a beneficio de la empresa y aprovechando el desconocimiento del público general, Averno es un ser dotado de conocimientos claro está, y el litigar junto a diferentes leyes y decretos tanto reales como civiles o penales se encontraban almacenados en su cabeza, al derecho al revés contenía toda organización legal de Francia, no es que estuviera preparado para jamás pagar un solo seguro, un tratamiento o una perdida, sin embargo como política de su empresa estaría el factor de evitar que el pago se realice lo máximo posible, demorar la transacción, establecer trabas legales, etc. Usualmente la mayoría de clientes podría darse por vencido o quizás Averno culminaría con la existencia de los más tercos y obstinados por la búsqueda de justicia y el respeto de la declaración de voluntad, dígase también contrato, que establecieron con Buena Fortuna. Y tratándose de la humana, inexperta, torpe e incluso asustadiza puesto que no tenía idea alguna de estos temas, él como ya es usual debía de guiarla, enseñar, adoctrinar a su gusto y claramente ir contra su voluntad, porque Doreen sería la primera en entregar incluso lo que no posee para ayudar a otros, ¿aún mantendría esa postura del todo? Este negocio resultaba precioso para jugar con la moralidad de la humana en este sentido tan estricto de su existencia, las respuestas de porqué ella y Buena fortuna estaban unidos se respondían ahora solas – Debe entender una cosa – Pronunció el vampiro desde su cómodo asiento rojo que llevaba colocado en la oficina del gerente y dueño tan solo tres semanas, tiempo que la compañía misma tenía en el mercado y de existencia – Esto es un negocio, no una beneficencia y le he otorgado un puesto privilegiado que amerita responsabilidad y además el buscar el beneficio económico y existencial de la compañía, así que no hay cabida a sentimentalismos por piedad o pena, ¿será capaz de llevar a cabo su labor? Espero que no falle, no debe, no puede, bueno, es humana, así que es cierto, puede fallar. Pero no se preocupe, aunque ya le encomende conocimientos, sé que tiene miles de preguntas y resulta ignorante ante mil y uno situaciones, así que adelante, suelte todo lo que desee aprender – Sonrió el inmortal desde su posición y mirando de frente a la subgerente, actualmente no se encontraba nadie en el segundo piso puesto que resultaba ser demasiado tarde, tan solo los empleados de ventas trabajaban a estas horas en el primer piso. El ambiente resultaba adecuado para esta conversación y demás actividades.
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Mensaje por Doreen Jussieu Miér Mar 25, 2015 12:33 am

Sus ojos verdosos observaban por la ventana la estructura abandonada que se encontraba frente a ellos. El nombre de aquella propiedad aún brillaba por el barniz de la manera. El sol dejaba ver con claridad la hermosa e imponente propiedad que llevaba tiempo sin ser abierta. El suspiro más largo de la joven se dejó escuchar en aquella oficina. Su notaba melancólica, más que en otras ocasiones. Doreen extrañaba pintar, añoraba poder usar sus manos sobre un lienzo virginal, sin embargo no se atrevía a hacerlo, aún ni siquiera lo había comentado con él, aunque ella sabía con seguridad que él se encontraba al tanto del tema. Ver aquel edificio que le pertenecía, y que escondía obras suyas le ponía triste, y le recordaba la realidad absoluta que estaba viviendo. Ella era la prisionera de una criatura que jamás llegaría a sentir nada por ella.

Nada relacionado con temas sentimentales.

La rubia agradeció en su interior el silencio que la criatura le había otorgado, pero minutos más tarde se vio arrancada de sus añoranzas y pensamientos; la voz ajena la regresó a la realidad. Averno poseía una voz grave, pero no sólo eso, el aire magnético y misterioso que adornaba las palabras siempre la hacían querer escucharlo hablar. Una de las cosas que más apreciaba de su presencia era lo que le enseñaba. Para ella cada día era un mundo nuevo de aprendizaje, y eso, junto con varios factores más, convertían su estancia en la propiedad ajena más agradable. Además, él hacía que sintiera también era su hogar, un dato bastante curioso pero digno de apreciar.

Con lentitud giró su cuerpo para poder observarle, su ropa era menos ajustada que la anterior que utilizaba, pero más cara, increíblemente fina, la hacía sentir un ser egoísta que sólo gastaba en ella y no invertía en el bien ajeno, cosa que con el transcurso de los días, iba incrementando. Su lado humano se estaba alejando, y todo contra su voluntad. La idea de poder trabajar en otra cosa aparte de su casa, y atender las necesidades de la criatura le resultaba llamativa, comprender que aquello era sólo el aprovechamiento de la ignorancia ajena, le restaban las ganas que en un principio aparecieron. Se mordió el labio varias veces. Aquello era una clara señal de nerviosismo.

Al poco tiempo Doreen se sentó en una de las sillas frente al escritorio del vampiro, claramente respingó cuando su peso chocó contra el fino mueble, las actividades de días anteriores la tenían sensible. Asintió un par de veces a lo que él le dijo, y se quedó pensando un pequeño rato, asimilando la realidad de aquel negocio. Su rostro reflejaba desconecto.

¿Por qué disfruta retirando lo poco que los demás tienen? ¿No le es suficiente con lo que ya posee? — Cuestionó. Doreen era un ser bondadoso, alguien que daba más de lo que tenía (aunque estaba claro que poseía mucho), en muchos aspectos le faltaba comprender a Averno, sin embargo cuestionaba lo necesario para poder ir entendieron lo que él deseaba, necesitaba, y se debía tener para seguirle el ritmo — Esto me resultará muy complicado — Confesó bajando la mirada por un segundo. No tardó en subirla. Su dueño le había dejado en claro que nunca debía retirarle la mirada, y ella buscaba la fuerza para poder sostenérsela — ¿Que...? — Hizo una pausa antes de terminar su cuestionamiento — ¿Qué pasaría si yo otorgo los seguros porqué no he podido resistir el actuar de forma correcta? — La joven ya había recibido un par de castigos por no obedecer, pensar en aquello la hacía estremecer.

Comprendí que debo hacerles firmar de entrada un contrato de confidencialidad, también solicitarles sus datos básicos, así como los ingresos que poseen — Miró hacía la pared por un momento — También debo terminar por convencerlos de que están en buenas manos, y que la confianza es algo fundamental — Colocó sus manos sobre su regazo — Debo ser amable, y sonreír para poder llenarlos de confianza, pero no ser exagerada para que no mal interpreten la situación — Pensar en aquello le daba terror, a la jovencita el acercamiento de otros tipos (provocados por los coquetos, y deseos), resultaba algo inquietante. Con Averno realizaba actividades alucinantes, pero estaba segura en sus brazos de cierta manera, no es que hubiera ocurrido algo que se lo demostrara, pero la forma de ser tan posesiva y territorial de la criatura se lo dejaba en claro.

¿Vendré por el día entonces? — Aquello le parecía extraño, él no iba a dejarla sola, a plena luz del día, y lejos de su radar de vigilancia — ¿O cómo sería el horario de trabajo? — Los horarios que se iba establecimiento conforme pasaban los días le llevaban a tener otro tipo de disciplina. Su vida era monótona antes de llegar a él, pero con él todo resultaba una sorpresa, incluso el despertar, ya que sus actividades nocturnas le daban un rango de sueño más elevado. Todo era una novedad. ¿Qué la dejara sola también lo sería? ¿Qué pasaría si buscaba escapar?

Claramente se puso inquieta en el asiento, se removió un poco, y al poco tiempo se levantó dirigiéndose a una mesa al fondo del lugar. Se sirvió un vaso de agua, y bebió con tranquilidad, así hasta pasar un poco el nerviosismo.

¿Qué más debo hacer para tenerlo contento por mi buen desempeño en el puesto? — Cuestionó. Doreen estaba segura que no lo aprendería todo en un día, sino más bien sobre la marcha (conforme el tiempo pasara), no se desesperaría, y cómo todo lo que hacía, buscaría poder dar su máximo esfuerzo en cada una de sus actividades en aquel lugar, quizás con su buen desempeño podría ganarse el permiso que deseaba, ese que le daría la oportunidad de cruzar la calle y volver a adentrarse a su galería de arte.
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Mensaje por Averno Mar Mar 31, 2015 11:55 am



Ahí estaba, la humanidad de Doreen, aquella caridad que parecía incluso lograr enfermar en cierto punto al inmortal, no obstante la toleraba de maravilla pues sin duda alguna este aspecto fue uno de los tantos que le inclinaron a escogerle. Estaba consiente de que este camino sería largo, que realmente le tomaría unas largas charlas y unas cuantas reprendas contra la humana, no obstante al final lograría atraer toda su atención y manipular su accionar respecto al negocio de la manera perfecta que él necesitaba, cuando esto sucediera, entonces incluso podría desentenderse casi por completo del tema, Doreen debía ser la mujer capaz mentalmente de llevar a cabo algo como el control de una simple empresa humana, ¿se trataba de una prueba? Sí, no solo estaba buscando cambiar esa idiosincrasia estúpida para su entender, si no también estaba buscando poner en tela de juicio las habilidades de la humana al momento de dirigir, administrar y apegarse a un plan bien estructurado, aptitudes que Averno manejaba a la perfección, ¿la querría volver un propio reflejo de su existir? Esto sería realmente imposible, no obstante quizás necesitaba que su compañera de turno, turno largo, poseyera ciertas capacidades que le hicieran valer más de lo que ya vale, pero no solo para él, si no para el mundo exterior también, probablemente tampoco podría comprenderse muy bien esto, pero Averno estaba tan solo desarrollando la humanidad de Doreen, pero a gusto propio, ella aprendería, haría y desharía a su merced, lo que capte o deseche siempre estaría bajo la regulación de él, y sobre todo bajo su propio beneficio, uno que en la gran mayoría de las veces sin dudar le causaría un bien a ella también, después de todo él la estaba cuidando bien, invertía en ella y le cuidaba, no tan solo le sacaba provecho, y es que con seres vivos esto es difícil, si fuera un objeto inanimado en todo sentido de la regla sería más simple, pero la realidad era otra - No obtengo ningún placer personal en estafar a personas que me van a dar su dinero mensualmente con tal de que yo proteja sus sujetos de derecho u objetos de derecho, aunque debo decir que resultaba realmente divertido, de alguna manera quizás inmadura, timar a las mentes estúpidas. El beneficio es meramente monetario, nunca se tiene demasiado, si busca ser conformista con cualquier aspecto de su vida, entonces solo será una humana mediocre y mas nada - Afirmó de brazos cruzados, con el bastón en medio de estos, sentado en su gran sillón unitario - Estoy consiente de que le costará no pagar cuando sea legal o justo hacerlo, así que no debería preocuparse por sus castigos, no tendré y no me nacerá ser demasiado severo con usted, no obstante, por supuesto que será castigada - Le sonrió - No obstante estoy seguro que en este punto ya no desprecia tanto las reprendas que yo pueda darle - Se carcajeó con ligera soltura para después plasmar ambas palmas sobre su escritorio hecho de fina madera de roble.

Asintió un par de veces el inmortal - Vendrá de día, de Lunes a viernes, desde las doce del medio día, y estará presente hasta que anochezca, tendrá personal a su cargo que le entregará sus alimentos bajo las mismas finas reglas de siempre, no obstante, no tendrá jamás un horario de salida fijo, todo dependerá de cuando se oculte el sol, esto por el momento, no necesariamente será así para siempre - Es decir, Averno le remplazaría, por unas horas, después de todo la empresa cierra siempre a partir de las diez de la noche. Quizás podría decirse que Averno no trabajaría demasiado respecto de su propio negocio, no obstante él fue solo quién organizó todo, contrató a cada jefe de área y hizo la revisión personal de cada empleado, solo humanos, ningún ser que pueda dudar, ninguno demasiado inteligente como para sospechar algo y a su vez lo suficientemente inteligente como para ceñirse al plan fraudulento de esta organización - Ahora debe comprender algo más, no deberá negar absolutamente todas las polizas, tiene libertad como cualquier otro empleado de no tan alto rango, de aceptar hacer algún pago, pero si el pago que debemos realizar es bastante considerable entonces la política es siempre rechazar, dar negativas, presentar cartas que alarguen el proceso y si desean quizás someternos a juicio, entonces ya me encargaré yo personalmente de revisar cada caso y disponer a las personas adecuadas para el proceso jurídico, pero no debe preocuparse por ello, digamos que en este mundo, será difícil encontrarnos un ser capaz de alargar esto tanto hasta ese punto, lo que pasara comúnmente es que perdamos clientes por no cumplir con nuestra parte del trato tras argumentar alguna pericia sucia, pero lo relevante está en que ya nos apropiamos de su dinero pagado por meses y como es usual, no siempre suele haber problemas con la vida de los asegurados o con sus propiedades de manera pronta, por lo tanto, la situación no es tan oscura como pueda parecerle - No había porque apresurarse a grandes acontecimientos, no obstante si estar preparado, y ese mensaje buscaba transmitirle a Doreen, aparentemente había captado bien el mensaje respecto a su labor y qué hacer, lo realmente difícil se encontraba en como lo llevaría a cabo, por ende él sería el fiero vigilante de esta situación - Desde el Lunes que viene comienza sus labores, estará a prueba hasta que yo pueda certificar que no va a dejarse consumir por sus sentimientos innecesarios y nada favorables, ¿es justo, verdad? - Realmente lo era, después de todo su interés estaba en lucrar y nada más, Doreen no podía ir contra este aunque fuera uno de sus deseos más insignificantes. Averno hizo silencio por largos minutos, dejo a la humana analizar, pensar, también sufrir consigo misma, en silencio solía hacerlo ella, llevar sus clavos por dentro si se trataba de temas que ella no logra aprobar o considerar adecuados, y él disfrutaba notando aquello, un completo y enfermo sádico.
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Mensaje por Doreen Jussieu Jue Abr 02, 2015 12:00 am

Lo cierto es que Doreen había creído en  un pueblo tranquilo, su vida no se rigió por los lujos, sin embargo jamás padeció hambre, al menos hasta llegar a escapar de casa. Algunos días los vio difíciles, y aprendió a valorar muchísimas cosas que había tenido en su hogar; buscar su felicidad, romper barreras, e incluso reglas sociales establecidas la motivaron. Ella siempre fue una chica inteligente, perceptiva, intuitiva y perspicaz, con todo y las limitaciones que le colocaron, las trabas para que pudiera aprender y desarrollarse. La rubia demostraba conforme los días pasaban que era una joven digna, y que valía la pena, que era un diamante en bruto dispuesto a ser pulido. Encontrarse con Averno le dio posibilidades, le arrancó vendas en los ojos, también le mostró una vida muy distinta a la que planeó,  y aunque el deseo de amar, ser amada, y formar una familia se esfumó, la chica no era del todo infeliz.

En aquel momento, pese a sentirse contrariada, afligida, y nerviosa. La joven prestaba atención a su dueño al cien por ciento. No deseaba que ningún cabo le quedara suelto, por el contrario, mientras más cosas absorbía como esponja, más rápido aprendería el siguiente tema, y deseaba que el inmortal notara lo eficiente que era. Su orgullo aparecía con más ahínco día con día, y todo tenía que ver con la aprobación de aquel con que compartía la casa. Tantos años de diferencia acarreaba también conocimiento, y aunque estaba segura no le alcanzaría la vida, lo cierto es que no deseaba desperdiciar nada, incluso en el tema sexual, porque Doreen era una alumna dedicada, de esas que gustan ser la mejor en su clase.

El tema sexual ya no le cohibía demasiado. En ocasiones sí lo hacía, pero otras veces se armaba de valor para poder armar una conversación referente al tema. Había sido una semana de buen sexo, al menos para ella, y esperaba que también para él. Se dio cuenta que su carne se movía más firme, e incluso se veía hidratada, que su cabello brillaba de forma llamativa, y que sus ojos mostraban otro aspecto, o quizás toda su apariencia parecía tener aires repletos de vitalidad. ¿Por qué aquel cambio? Ella no lo había deseado así, y aunque disfrutaba del encuentro carnal, lo cierto es que faltaba para llenarla por completo. El amor era parte de Doreen, y no tenerlo simplemente generaba un vacío en su interior.

Todo aquello lo pensaba referente a los castigos. La chica creía que había empezado a pasar la prueba, y que no existía ya nada que el pudiera enseñarle, quizás estaba pasando las lecciones con aceptable, pero necesitaba ponerle más empeño para un sobresaliente. Quizás de eso hablaba su amo refiriéndose a los futuros castigos que pudieran serle otorgados. Nadie lo sabía, todo era sorpresa, misterio, y novedad con él.

Usted lo sabe muy bien, mi señor, jamás sacaré de mi interior los sentimientos, son parte de mí, sin embargo eso no implica que pueda hacer las cosas bien, o que haga mi máximo esfuerzo para que la casa gane, cuando recién nos conocimos había aprendido apenas a leer, a escribir y a establecer cuentas básicas, ahora usted nota que puedo aprender más que cosas simples, incluso podría aprender algún otro idioma, a favor de la causa, y también de mi persona — Algo que Averno le estaba enseñando, era a ser un poco más exigente con ella misma, no en el aspecto anterior que la relacionaba con su autoestima baja, sino con aquello que ella debía creer merecía, y lo cierto es que le salía muy bien. La joven comenzaba a creer que de verdad merecía.

Se dará cuenta que puedo hacer esto y muchas cosas más, tenga un poco más de fe en mi, mi corazón quedó guardado desde que lo conocí, así que no habrá problema, obviamente existirán aquellos que entibien mi alma, aquellos a los que quisiera dar más de la cuenta, pero tendré la fuerza para poder pasar estas pruebas, aún sabiendo que no es correcto — Porque ella lo que se ponía de meta lo cumplía, aunque aquello era más una imposición que un deseo propio. Doreen había comprendido que su vida ahora giraba en torno a él, que su lealtad, obediencia, pensamientos, e incluso deseos iban de la mano de su inmortal — Se sentirá orgulloso — Comentó. Estaba claro que ella deseaba que él reconociera su esfuerzo, aunque estaba más que claro que costaría mucho trabajo para que ello llegara a ocurrir. Suspiró con profundidad.

Doreen se removió un poco en el asiento, ya que estaba bastante claro todo, ahora deseaba ir a casa, descansar un poco, o perderse en un sueño reparador. Las emociones que ella gastaba, sumada a la energía de las actividades realizadas, la tenían agotada, aunque no se sentía débil ni nada. Recordó entonces que la criatura no se había alimentado de su ser, lo cual le pareció extraño. Aunque ninguno lo dijera, lo cierto es que cada día disfrutaban  más. Ella dándole de beber de su sangre, y él bebiendo del liquido carmín que sólo ella tenía.

Saberse la sangre predilecta del mortal acrecentaba su vanidad, y no la femenina, sino la completa de su ser.

La joven giró su rostro hacía la ventana al escuchar un trueno, el clima había empeorado conforme la charla se fue desarrollando, algunas gotas de lluvia chocaron contra el cristal, y el viento se coló por los bordes logrando que las velas y candelabros se apagaran. La oscuridad se apoderó del lugar, sin embargo podía observarlo con claridad.

—  Creo que deberíamos volver a casa ¿No lo cree? — Por primera vez de forma natural había mencionado que aquel lugar dónde dormía también era suyo; de ambos. Se sintió apenada, sus mejillas se sonrosaron con obviedad — No queremos que el mal tiempo nos juegue una mala pasada en el camino ¿O desea enseñarme algo más? — Si el inmortal tenía que enseñarle un poco más sobre la empresa por aquella noche entonces ella aprendería sin chistar.  

Lo cierto es que él mandaba, las decisiones las tomaba él, sí deseaba quedarse ella debía aguardar estoicamente. Todo lo que el decía era su verdad, e incluso toda religión o creencia debía ser suprimida, ahora él recibiría sus plegarias, porque sólo él tenía el poder de conceder todo a ella, en esa vida, no existía más.
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Mensaje por Averno Sáb Mayo 09, 2015 8:17 am


Averno desde un principio, desde que decidió introducirla en este mundo ya manejaba las consecuencias, y el resultado, o al menos los había presumido, así como se hace con los estados financieros de una empresa que apenas va en marcha, como la suya, la contabilidad puede aplicarse a cualquier aspecto de la vida pues es matemática pura y la probabilidad también, las chances de que Doreen cometiera fallos por culpa de esa humanidad inestable se encontraban latentes, muy fuertes y amenazantes para el negocio, el inmortal lo tenía claro, no obstante también resaltaba en silencio ese empeño y esa dedicación usualmente absurda que la humana suele dedicar a lo que hace, ya sea entregarse a él, solucionar los problemas que se detectaron en el domicilio de aquellos y ahora en este próspero negocio. De todo lo mencionado por la joven lo que más relevante y curioso le resultó fue aquello que menciono respecto al orgullo, ¿él se sentiría orgulloso de ella? ¿Cómo si fuera una hija a la cual celebrar sus logros? ¿O una mascota que realiza sus necesidades donde se le indicó? ¿Él podía sentir orgullo por un ser que no fuera él mismo? El silencio que otorgaba lo utilizaba únicamente para remarcar sus pensamientos una y otra vez, quizás no estaría orgulloso, pero si satisfecho con ella, pues le estaría demostrando que él no se equivocó al respecto de la misma, desde un principio notó en Doreen no solo los aspectos deseados por él, por los cuales le escogió o arrancó depende de cómo se mire, si no también noto esa capacidad explotable, a aquel mendigo sentado sobre la silla oro, oro que Averno aprovecharía también, ¿por qué negarlo? Después de todo no podía hacer florecer a la mariposa, muy a su estilo, sin apreciar y gozar finalmente del resultado de aquella eclosión. La justicia se impartía de manera tácita y practica en esta situación – Está aquí por algo, con un puesto relevante por algo, es decir, estoy apostado en mi matemática a que realizará un buen trabajo, con fallos, esos fallos y los otros más comunes de cualquier empleado humano, pero reconozco la capacidad para poder realizar esta labor de una manera que a mí me resulte provechoso y de paso a usted, pues claramente se le pagará a su nombre el sueldo asignado a su puesto también, no me creerá un empleador explotador – El inmortal carcajeó, quizás su exigencia enfermiza podía considerarse perfectamente como explotadora y anómala, pero a él poco le importaba aquello. Lo correcto o lo incorrecto para los humanos no le resultaba relevante excepto para situaciones como esta, en la que precisamente ejercía una labor de la mano con ellos, siendo más exactos brindando un servicio del cual por supuesto él obtendría más provecho, pues resultaba más listo y experimentado que sus inocentes clientes. ¿Reglas humanas a seguir? Pagos tributarios, impuestos a la renta y una buena contabilidad para que todo esté en regla y nadie si quiera ose interrumpir en sus actividades financieras.

Narices donde no las llaman a él siempre le perturbaron – No lloverá esta noche, ni nevara, quizás sí, pero la probabilidad es muy baja, así que pierda cuidado, el tiempo de esta noche está casi asegurado. Siendo honesto no hay nada más por el momento respecto a la empresa que nos aqueje tiempo aquí, no obstante nuestros hábitos no cambiaran estando aquí o en el pantano, por ende debería acercarse aquí – No necesitaba mencionar lo que deseaba, estaba muy claro. Solo por si le quedaban dudas, agregaría unos cuantos movimientos corporales que resolverían cualquiera, alejó levemente la silla del escritorio, al punto de dejar un espacio donde alguien más pudiera interponerse entre él y el mueble, ¿suficiente? Las orbes del inmortal se posaron en el cuello de la joven, después en el resto de su anatomía, por unos segundos, esperando que finalmente se acercara para tomar asiento como siempre en aquel lugar que a la humana parecía gustarle, por alguna razón que él desconocía, pero asumía que resultaba ser simplemente comodidad, aunque tratándose de Doreen quizás había algo más, lo descubriría, como todo, a su debido momento. Teniendo en cuenta que la soledad abundaba en este moderno edificio, diferentes posibilidades se mostraban prestas para ambos presentes, fue entonces cuando reformulo en su cabeza la pregunta que Doreen había hecho, ¿qué deseaba mostrarle? Debió haber preguntado: ¿Qué desea hacer? Entonces de esta manera acertada ahora él le podría responder, no obstante no lo haría con palabras, utilizaría su accionar al que ella reaccionaría como sucede siempre, aunque no muchas veces, había pasado un tiempo desde que había inducido a Doreen a cierta actividad a la que le induciría en minutos próximos, presentaba cierta curiosidad pues se está preguntando que tanto le puede influir a Doreen realizar aquello fuera de un ambiente que se estipula como privado, el lugar, el momento y el modo, influyen y deberían de, tan solo tanteaba su reacción, la estaba deseando ver, y desenvolverse también, ¿divertido? Sí, no podía negar que esto le causaba diversión, pero también le generaría morbo, usualmente lo obtiene con métodos mucho más repugnantes, no obstante dispuesto a variar como siempre, Averno se embarcaba en su odisea para explorar un poco de aquel mundo que desconoce respecto a la humana, experimentación, prueba y fallo, como siempre apegado a las ciencias el hematófago actuaba sin titubear sabiendo que las posibilidades de un fallo siempre resultaban ser casi minúsculas y poco relevantes, después de todo, ¿qué podría salir mal? ¿Y cuál sería la definición de mal en esa situación? Nadie se podía ofender porque jugaran con uno, si no te das cuenta que te están utilizando de aquella manera, por supuesto Doreen conoce sus mañas, no obstante no puede definir a la perfección cuando hace que y porqué, tan solo presumir, lo que genera tan solo otro juego para Averno, el que podría decirse que más disfruta realizar, ese que realiza con la mente ajena y su actuar propio, el continuo y duradero manjar.
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Mensaje por Doreen Jussieu Sáb Mayo 09, 2015 11:40 pm

Pocas cosas eran las que reconocía la joven de su persona. Para empezar nunca se creyó bonita, atractiva o deseable, sin embargo sabía que algo debían de ver en ella, dado que según su padre, desde que comenzó a desarrollarse le pedían su mano, tampoco se llegó a creer inteligente, y todo gracias a la sociedad, misma que no dejaba a la mujer trascender, o hacerse ver. Ella se veía solamente una mujer soñadora, alguien que deseaba lo que su corazón mandaba, y en sus noches soñaba. Nada interesante en realidad, tan común cómo cualquier otra chica, tan transparente cómo cualquier otra mujer, y tan frígida cómo debía ser. Ni más, ni menos. Todo esto había sido implantado en su mente por su progenitor, y aunque buscaba romper muchos de sus demonios, algunas veces la costumbre y el sabotaje propio le impedía ver con claridad.

En un principio, cuando llegó el impacto de la vida llamado Averno, la joven no comprendía que podía ver él en ella. Primeramente se creyó una simple mascota, después lo desechó. Con el tiempo notó que había cosas en común que tenían, no precisamente de iguales condiciones, sin embargo si había puntos claves; ambos estaban rotos. Aunque uno desquiciado, y la otra sumergida en la miseria de un interior. Para ella, el inmortal tenía alma, y la tonalidad de la misma era como la propia; gris. Él la  había visto en medio de la oscuridad, y es que la luz de la joven no podía pasar desapercibida. El hombre iba a apagarla, y había comenzando a hacerlo.

Doreen aprendió con el paso de los minutos al lado de Averno, que en realidad si era bonita, y no sólo eso, hermosa. Una mujer que podía despertar pasiones, aunque con él distaban de las normales, y que además de todo, poseía inteligencia, una que iba de la mano con la brillantez. Ella misma se sorprendía de reconocerse aquello, aunque no le molestaba. Saberse todo aquello le ayudaba en su andar, en sus ojos el brillo había cambiado, y su postura mostraba un grado de seguridad que no había portado nunca. En un principio todo fue gracias a él, pero al mirarse en el espejo notaba que si había todo eso y más en ella. Un paso gigante que había aprendido a dar.

La idea de trabajar en un negocio cómo esos, tan modernos, sofisticados, y al mismo tiempo tramposo, le ayudaba también. ¿Cuántas mujeres tenían ese tipo de oportunidades? Ninguna, o muy pocas en realidad. Contadas con los dedos de la mano, y es que para la sociedad tan cerrada en la que vivían, aquello era un insulto. Para la joven era posición, y también que la criatura confiaba en sus capacidades, aunque claro, el error siempre llegaría, más aún tomando en cuenta su forma de ser.

La rubia no podía ocultar la felicidad que le generaba sentirse útil. No sólo una mujer de casa. Aquel día por primera vez alejó de sus pensamientos el deseo de amar, formar una familia, y llegar a tener hijos. Se había centrado en aprender, absorber toda información que su dueño le había proporcionado. ¡Bendita memoria fotográfica que poseía! Nada se le escaparía, y por eso todo lo realizaría sin fallo. O al menos eso preocuparía. Con propiedad cerró la carpeta de papeles que tenía frente a ella. La acomodó en el bolso de mano que su compañero de vida le había otorgado. Doreen no sólo estaba aprendiendo sobre el negocio, sino también se pulía como el diamante en bruto que era.

Los movimientos de la joven habían pasado de ser básicos, a mostrar la elegancia que había ocultado, también mostraban cierto aire erótico (más no vulgar), gracias a la experimentación de la actividad sexual, además su forma de vestir había cambiado. No podía negarlo, hasta su piel resultaba más suave, su cabello brillaba con intensidad, y sus ojos mostraban su color a la perfección. Se veía bien, completamente saludable, muy bien alimentada, y claro, aprovechando la fortuna que tenía por su pasado, pero también esa que le brindaba Averno. Si se le veía desde otro punto, no lo estaba pasando tan mal, ignorando el hecho de ella desear ser amada, y anhelar que en alguna de sus noches, el inmortal con quien vivía pudiera abrazarla al dormir.

Pero como toda historia nada puede ser completamente perfecto, y es que el rostro de la jovencita pasó de su palidez natural, a un color rosáceo que la volvía más encantadora de lo normal. Doreen no perdía cierta inocencia que la caracterizaba. ¿De verdad él deseaba beber de ella ahí? Se sintió invadida, lo mostró con claridad al hundirse en su asiento, bajar la mirada, y jugar sus manos. Detalle que no tardó mucho en hacer, recordar que bajar la mirada podría acarrearle castigos le hizo intentar sostener su mirada. Se puso de pie con su cuerpo temblando, con su piel erizada, y con la respiración acelerada. No es que le pusiera mal darle sangre, ella era la fuente de alimentación de la criatura, sin embargo aquello tomaba un significado distinto en su interior.

Doreen sabía que independientemente de las relaciones sexuales que habían entablado, el momento de mayor conexión y unión entre ambos, era la hora en que ella le daba de su sangre. Su vitalidad le entregaba a él una inmortalidad más digna en cuanto a estado físico. Ella sentía no sólo excitación, sino también que se pertenecían de una manera extraña, y aunque ella no tenía voluntad sobre él, le parecía que ambos estaban en un nivel equitativo. ¿Para él sería lo mismo? Probablemente no.

La joven se acercó, y antes de sentarse respiró profundo. Estaba clara la batalla interna que estaba teniendo. Las ganas de salir corriendo y ocultarse en aquella casa en el pantano. Pedirle que la tomara ahí, en su casa, en su cuarto, en su zona de confort. Doreen se sentó sobre el regazo del vampiro, primero de medio lado, y después a ahorcadas, movió un poco su vestido para poder acomodarse bien. Descansó sus manos sobre los hombros ajenos. Sus rostros estaban a la misma altura, sus miradas chocaron, y aunque se notaba tensa le sonrió, como una clara señal de que estaba lista, aunque claro que él no le pedía permiso, sin embargo ella buscaba siempre darle a entender que se preparaba durante el día para él, para su encuentro, para ese momento en que sus cuerpos volvían a rozarse.

¿Alguna vez se cansará de tomar mi sangre? — Cuestionó temerosa de la respuesta que él podría darle, y es que en realidad Doreen sabía que durante su tiempo de vida, aquel ritual le desagradaría, por el contrario.

En un impulso se acercó a los labios ajenos, le lamió los mismos y lo besó. ¿Qué ocurrió que la hizo hacer aquello? Ni ella lo sabía. Su boca descendió al cuello ajeno hasta dar un suave mordisco. Se alejó y después ladeó el rostro, dejándole así al inmortal a la vista aquella zona que a él tanto le gustaba para beber de ella.
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Mensaje por Averno Lun Mayo 25, 2015 8:51 am



La intención del inmortal estaba clara, llevar a la humana fuera de la zona de confort a la que hace poco se había acostumbrado, ir más allá y demostrarle que no necesariamente había un lugar exacto, que él podía acceder a ella donde quisiera y en el momento que quisiera, le pareció prudente hacerlo justo aquí y en este mismo momento, después de todo el ambiente daba juego y brindaba espacios suficientes para el acto mismo en sí. No obstante esta vez se vio sorprendido por el accionar de la muchacha, desde que empezó a caminar de esa manera, Averno supo que la idea base de su intención no parecía estarle afectado del todo, o al menos no como el esperaba, cuando la rubia jugó de aquella manera utilizando sus labios tan solo confirmó lo sospechado, a pesar de ello esto no resultó para él un desencadenante negativo que arruinara sus planes, por el contrario, tan solo los adelantaba pues la joven humana comenzaba a demostrar ese gusto por la interacción física a la cual el vampiro buscaba hacerle dependiente, al mismo nivel que cualquier otro ser humano que tiene al sexo como una de sus altas esferas de placer y de rutina predilecta. El inmortal había pensado en unas palabras para entregarle a la humana, sin embargo ya no daban cabida alguna, ahora mismo sus acciones hablarían por él y de una manera más audaz y directa por supuesto, siempre las palabras pueden ser tildadas de bordear con el preámbulo innecesario. El rostro de Averno se inclinó con sutileza hacia delante, tomó los labios de la rubia, mordiendo estos, no se podía afirmar que estaba siendo suave, pero tampoco ejercía presión como para reventarlos y que sangraran, sujeto a la zona carnosa desde sus fauces, sus palmas fueron directo al vestido, agradeció así mismo poner a disposición de la humana prendas sin amarras y encajes duros que atrofiaran su anatomía, las mismas resultaban mucho más fáciles de retirar. Por lo dicho, enredó sus dedos entre los listones de sus hombros y con una leve presión y fuerza estos volaron desanudándose sin llegar a romperse, la prenda cayó hasta su abdomen quedando elevada hacia adelante por culpa del cuerpo propio, pero otorgaba el espacio suficiente para poder apreciar los senos redondos de la humana, Averno se adentraba en la fase sexual de Doreen y a su vez también se retaba así mismo, pues no resultaba prudente para él que se generara un deseo sexual tan solo con esa ronda provocadora e inusual en la humana para él, no es que no lo disfrutara, es que llegar a disfrutar demasiado de ello le podría hacer quedar a la misma altura que ella o de cualquier otro humano, perdido por el placer e incapaz de controlarse frente al mismo, Averno por su propia ideología y su propio asco además ante seres tan simplistas no podía quedar estancado con ellos en esta categoría. Doreen le serviría para probarse entonces, y no se hablaba de abstenerse, si no de regular.

Le separó un poco sí, la prenda cayó hasta topar con ambas pelvis, las palmas del inmortal subieron por el abdomen, Averno mantenía su mirada fija en la rubia, él buscaba que ella se pierda, y daría su máximo esfuerzo en enloquecer de placer y deseo a su ahora también empleada. La piel suave y caliente de la joven contrastaba contra el camino gélido que dejaban sus palmas a través de la piel, justo antes de llegar a los pechos las retiró y de inmediato las poso en los glúteos, apartando la tela fina de la zona abultada que vendría a ser el trasero, apretujó con fuerza, con confianza, elevando la figura de la humana un poco, ya en este punto si algún empleado rezagado se atrevía siquiera a tocar la puerta y arruinar la atmosfera idónea para la copulación, él le mataría por su ofensa, poco le importaría si fuera con o sin intención, no podían interrumpirle. Las fauces del vampiro fueron a dar a los pechos de la joven, se percató que la misma ya estaba excitada, le resultaba placentero notar que rápido efecto causaba en ella, aun mirando a sus ojos se inclinó hacia abajo para tomar el pezón derecho de la joven, lo succionó con esmero mientras su mirada penetrante mellaba en el rostro de la joven, ¿se cohibiría o se excitaría más aún? Averno experimentaba incluso mientras gozaba, y realizaban ambas labores a la perfección, dicen que nadie puede ser dos cosas a la vez, y bueno, él ha demostrado jamás parecerse a nadie en lo absoluto. Por otro lado había quedado pendiente la pregunta de la humana, la cual respondería sin dudarlo, no obstante no con palabras, claro estaba que si se aburría de su sangre habría un problema para la continuación de su vida, pero resultaba de cierto modo tonto que esta no presumiera esta realidad, sin embargo Averno tenía claro que difícilmente se aburriría de ella, de su sangre, para un humano quizás cincuenta años sería una eternidad o cuarenta, ese algún día para Doreen podría ser toda una vida, por ello tan solo bebería para que comprendiera o sospechara de sus intenciones. Lento fue subiendo, arañando la piel con sus colmillos, cuatro raspones rojos nacieron desde arriba del pezón hasta llegar a la clavícula, no sangraba, tan solo había cortado la parte superficial de la piel, fue entonces cando apartó más la frente de la humana, hacia el lado, e incrustó sus colmillos con rudeza en el cuello, comenzó a succionar y silenciosa su palma derecha pasó hacia delante para estimular de manera superficial y en ese espacio reducido el botón de la humana, siempre que esta asimilara el ser drenada con el placer resultaba oportuno. Siempre esos treinta segundos reglamentarios resultaban gloriosos y sin duda no parecían ser solo treinta para ambos, así podía sentirlo, en cuanto se separó del cuello empezó a lamer, no debía ensuciar demás, como es natural notó su quiebre tras la pérdida, pero sabía que ya se había acostumbrado al mismo, le elevó la cadera y con la mano que había estimulado antes su cuerpo, le quitó el vestido, lo dejo justo en el suelo bajo sus pies, giró su silla a un costado para generar más espacio, lentamente dejo resbalar a la joven hacia sus rodillas, así para que la misma quedara con los brazos a cada lado de sus piernas, justo a la altura de su pelvis – No fue solo un intensó proceso alimenticio, libérelo, y haga lo respectivo, esta noche el escritorio será la cama que anhela – Tenía más que claro que obedecería y de inmediato.
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Mensaje por Doreen Jussieu Sáb Mayo 30, 2015 12:44 am

¿Doreen Caracciolo estaba cambiando? Probablemente lo hacía. La joven no se sentía la misma, y aunque la inocencia, la bondad y el amor se encontrara en su interior, la realidad es que dentro de su ser algo no era lo mismo. La jovencita sonreía sí, pero no del mismo modo, y ni siquiera su cuerpo se parecía al que tenía unas semanas atrás. Su vida cambió tanto, demasiado, ni siquiera en sus peores o mejores sueños la idea se le habría asomado. Sin embargo no todos los cambios eran malos, algunos ayudaban, te enriquecían, y te volvían mejor persona. La idea de volverse mejor alado del vampiro se había descartado desde que lo conoció, sin embargo su vida parecía distinta, y ya no pensaba en la miseria ajena, sino en el disfrute propio.

La jovencita había dedicado su vida en la ayuda ajena. En la contribución, y el apretar la mano ajena para dar apoyo, comida, vestimenta, y en algunas ocasiones incluso techo, nunca había pensado en su beneficio por encima del ajeno, y mucho menos en el goce. ¿Se estaba volviendo egoísta? Porque no se sentía mal, y menos al notar que vivía, porque ya no sobrevivía. El alimento le resultaba delicioso, porque incluso lo saboreaba, y al bañarse disfrutaba del agua empapar su piel. Se dio cuenta que demasiado había pasado por alto. ¿Entonces estaba sufriendo? ¿Aquella vida estaba mal?

Nunca dejaba de cuestionarse una gran cantidad de cosas cuando se encontraba con él. Fuera de la experimentación, la jovencita estaba comenzando a analizar más las situaciones, los momentos, y las acciones, no sólo las ajenas, sino también las suyas. Ella estaba consciente de una cosa: jamás lo conocería por completo. Sin embargo, lo estaba aprendiendo a hacer, claro, los aspectos que la criatura le mostraba. Doreen acrecentaba su seguridad, y sobretodo su vanidad cuando él llegaba a mirarla de esa manera, con deseo, además, le ayudaba que tuvieran grandes charlas, y que el mostrara comodidad con su compañía. Que é fuera su dueño no era tan malo. O al menos eso parecía.

Su desnudez era un tema que no podía controlar. Sus manos parecían desear cubrir sus pechos, su intimidad, pero de hacerlo sería una falta de respeto para su señor, y no deseaba hacerlo enojar. Sus manos se volvían dos pequeños puños, mismos que le ayudaban a tranquilizar sus ansias. La jovencita de vez en cuando apartaba la mirada. Sus mejillas se volvían sonrosadas. El calor de su cuerpo subía por completo. Los botones rosáceos sentían alivio al sentir la saliva fría de la criatura. El contraste de las temperaturas era una explosión que llevaba a la adicción.

El gemido se hizo presente, uno que se interrumpió con prontitud. Recordarse que se encontraban trabajadores abajo le privaban de su común escándalo a la hora de copular. ¿Para qué mentir? Doreen no se guardaba en casa las sensaciones, las hacía audibles, y más porque la criatura parecía satisfecha por el grado de demostración de la chica. Sin embargo aquella zona era prácticamente publica, los podrían escuchar, y la vergüenza le carcomía. Por un momento bajó la vista intentando calmarse, y la sorpresa de ser prontamente el alimento llegó. La joven creyó por un momento que tomaría el masculino de sus pezones. La simple idea la excitó.

Tomó varias bocanadas de aire para regularizar su respiración. Al abrir los ojos la imagen de la criatura inmortal aparecía. Después de la perdida de sangre, los mareos la confundían, verlo frente a ella siempre la tranquilizaba, le recordaban que seguía viva. Doreen estiró sus manos para acariciar la camisa negra del vampiro. Sus dedos desabrocharon con parsimonia cada uno de los botones. La piel blanca y fría aparecía a su paso. Sus dedos sentían la textura, lo liso, y lo maltrecho. Notar algunas heridas después de varias noches compartiendo el lecho, no era complicado. Con esfuerzo no apartaba su mirada de la ajena. Sus manos seguían acariciando aquel torso desnudo. Sólo unos cuantos segundos, porque las manos habían detenido su trabajo topándose con el botón de aquel pantalón. La joven se detuvo.

¿Cómo conquistar lo inconquistable? ¿Se podía? ¿No se podía? Doreen deseaba poder hacerlo con él: conquistarlo. No precisamente en el plano sentimental, porque aquello sabía era imposible, sin embargo sí al tenerlo satisfecho en sus acciones. Quizás por eso se esforzaba tanto, aunque nunca el resultado fuera el esperado. Tenía una necesidad enfermiza por ser reconocida por él, y quizás era el hecho de saberse sólo para él, porque su vida, y su respirar dependía de él, tenerlo contento es lo que debería. La idea la motivaba, aunque la esperanza se reluciera a un uno por ciento. La chica se arqueó hacía adelante. Primero la timidez asomó, pero al final el valor triunfó, porque sus labios trazaron un camino suave, húmedo y sensual. Algo distinto a ella, algo que intentaba hacer.

Sus manos habían atrapado el falo de la criatura, y la habían liberado. El grosor siempre le asustaba, y el largo también, sin embargo intentaba no mirarlo por su bien, aún aquello la hacía sentir sucia; una completa pecadora. Doreen comenzó a deslizar sus manos. La masturbación se hizo presente en ese instante, su boca ya había cubierto de sus besos, y lamidas algunas zonas de su torso, sin embargo se separó para atrapar la mirada ajena. ¿Le estaría gustando a la criatura? Probablemente, sin embargo ella sabía lo que él quería, y sino se lo daba,  muy probablemente la noche terminaría mal. Llevaban un récord de días sin castigo, esa noche no se sentía preparada para recibir una reprimenda.

Intentando ser lo menos torpe posible, Doreen se bajó del la criatura. Ya no lo miraba, sólo observaba esa zona erecta que se encontraba frente a ella. Sus manos también lo habían soltado. La desnudez no afectaba tanto cómo el hecho de hacer lo siguiente. En ocasiones la humillación aparecía en su interior y le reanudaba las ganas de querer salir corriendo y nunca volver. De rodillas sostuvo el peso de todo su cuerpo. Acercó su rostro pero se detuvo a una distancia prudente. Sus manos volvieron a realizar la masturbación por un rato, ¿qué esperaba? quizás el valor que intentaba tomar ella misma, pero nunca llegaba. Cerró los ojos por un momento, tomó una gran respiración, y al final terminó tomando impulso, separando aquellos rosados labios carnosos, que no tardaron en cubrir la punta de aquel miembro. La limpieza que la criatura mantenía era agradecida, porque el sabor nunca le resultaba desagradable, por el contrario.

Doreen deslizó el miembro con lentitud hasta topar con su garganta. De esa forma buscaba medirlo un poco más, no deseaba ahogarse, y menos tener arcadas que le causaran alguna especie de accidente.

Dio la primera succión de la noche antes de abrir los ojos y toparse con la mirada ajena. Sólo bastaba una indicación, un movimiento, o las palabras correctas para que siguiera. Claro que le pondría mucho empeño.
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Mensaje por Averno Sáb Jun 27, 2015 1:10 pm

Y tal como había venido aquella ráfaga de picardía y derroche sin duda pronto se fue, progresivamente, Averno analizaba cada segundo la reacción, el proceder y el sentir de la humana, al pie de la letra, no desperdiciaba ni un solo detalle y tampoco escatimaba en esfuerzos para realizar aquella labor en su máxima magnitud, podía considerar cualquier este hecho una realidad enfermiza y completamente antinatural que por supuesto podría no solo ser incomoda sino también distraerle de recibir el placer ansiado de la actividad, el inmortal resultaba de una predisposición fácil para realizar dobles tareas, o quizás simplemente aquella forma de existir tan errática que había mantenido le había obligado inevitablemente a esta realidad. Cuanto se fuera a discutir eternamente por el proceder del vampiro poco cambiaría un solo hecho real y que sin duda inmiscuye a la humana, el hecho de que esta sería estudiada incluso en la situación más simple o poco relevante por él, que ningún detalle de su existencia se le escaparía, y que analizaría hasta la última gota que ella pudiera expulsar al ser exprimida por él, todo en términos metafóricos y a su vez no. El inmortal aprovechaba estos acontecimientos, estos encuentros, los consideraba realmente valiosos a pesar de que su notable ideal de que el placer de la carne resulta ser el más básico y más poderoso desequilibrante social e incluso mental para los seres como ella, motivo por el cuál no fornicaba diariamente con la humana, y este a su vez el motivo por el cual gozaba de observar, sentir y analizar el desenvolvimiento de la misma cuando debía plantar cara a estas situaciones, le bastaba la simple observación superficial para notar aquella evolución que esta había desarrollado con aquel aspecto que antes había resultado nulo para su existir, ahora que podía considerarse una mujer tras haber explorado en totalidad un aspecto más de lo que se considera serlo, aparentemente la confianza y la idea de saberse deseada estaban sin lugar a dudas afectando el proceder de su acompañante, la que justo en este instante se encontraba arrodillada engullendo su miembro. La mirada perforante del vampiro no se hizo esperar y de inmediato capturó la escena y a su vez la mirada ajena por partida doble.  No le tomó ni veinte segundos notar aquello que la humana intentaba transmitirle, ¿por qué debía negar aquello? Averno disfrutaba el hecho de que esta pidiera el permiso o esperara con el debido respeto sus órdenes inclusive dentro de este actuar, le satisfacía que la humana reafirme constantemente y quizás de manera inconsciente que servía a su deseo y voluntad – No necesita indicaciones al momento de pintar porque sabe hacerlo perfectamente bien, solo piense entonces – La analogía que le tiró a su parecer resultó ser bastante simple, tan solo tenía que proseguir en su quehacer, también debía estar presente el hecho de que él claramente le detendría si algo no resultaba agradable o si lo estuviera haciendo de la manera equivocada en algún punto, comprendía también el miedo a ser castigada por esos fallos, la nula cordura de Averno le dejaba un espacio para la tolerancia, una que había desarrollado perfectamente, sin embargo no comentar con la humana aquello le generaba ese morbo de que la otra tuviera siempre presente ese terror latente ante cualquier accionar que cometiera.

¿Cruel? Aquello hace mucho había quedado sin espacio para la discusión, los calificativos comunes o las simples interpretaciones de lo que podría ser el vampiro quedaban obsoletas, el consideraba que no existía palabra en el vocablo humano que pueda describir siquiera una parte de sí, probablemente por lo exclusivo que resultaba ser. No podía firmar tampoco que aquello le traía consigo satisfacción o que ensalzaba su ego, tan solo disfrutaba de aquella tranquilidad de no saberse repetido.  La palma derecha del inmortal hace mucho se había postrado sobre la nuca de la humana de rubio cabellos, como un simple símbolo de poder o de control, no estaba ejerciendo presión o fuerza alguna contra ese cráneo tan blando que podría apretar como un huevo y reventarlo, a de confesar que siempre resulta agradable observar algo así por el simple arte que derrocha, no obstante ella no era la más indicada para ser objeto de aquel final, según él, puesto que le tenía en consideración para miles de actividades más variadas aunque ciertamente no tan alejadas de la sangre, el dolor, la confusión y el miedo, aunque claramente este camino ella ya lo conocía, en el fondo de su ser, aquel instinto animal de sobrevivencia en ella debía de haberlo reconocido desde el primero momento, sin embargo la realidad y las circunstancias resultan siempre más poderosas que lo lógico y lo que debe hacerse. La palma que antes mostraba nula participación del acto, detuvo el mismo, no porque no estuviera disfrutando de la felación, solo porque debía avanzar con el acto. La palma se deslizó hacia delante para finalmente colocar un solo dedo bajo el mentón de la humana e hincar este hacia arriba contra la piel como clara indicación o invitación para que se pusiera de pie una vez más, no le dio demasiado tiempo en tranquilidad a la humana, de inmediato sus palmas adornaron los glúteos cubriendo estos en gran parte de su extensión, el apretón correspondiente le otorgó la firmeza indicada para levantar así con total facilidad el cuerpo femenino del suelo, en cuanto los pies de la muchacha se despegaron el vampiro comenzó su avance lento hacia el escritorio que apenas y había utilizado para más que firmar contratos relevantes. Aguantó a la muchacha sobre sí para poder arrimar libros, adornos, tintero, pluma y demás, una vez el espacio fue creado se encargó de recostar boca arriba a la mujer dejando a la misma a su completa merced, con ambas piernas abiertas de lado a lado, la palma derecha se posó sobre el vientre de la humana y una vez más las miradas tan contrastantes se enfrentaron por simple coincidencia. No pronunció palabra alguna y comenzó entonces a estimular el clítoris de la humana ayudado de su mano izquierda, la humedad levemente pegajosa no se hizo esperar demasiado y pronto empapó levemente los dedos largos del inmortal, el interior estrecho de la humana apretaba con claridad aquellas partes de su extremidad, hecho que le incitó a continuar su labor con aún más dedicación. El cuerpo masculino se reclinó lentamente, como preparándose para lo que vendría, la palma hizo lo mismo hasta llegar a la zona del busto donde se enganchó sobre el seno derecho el cuál apretó con cierta fuerza medida que podía generar quizás cierto dolor en ese cuerpo frágil del que resultaba ser dueño tras aquel embargo poco legal al que había puesto sometido sobre la vida de la ya no tan cándida muchacha humana.
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Mensaje por Doreen Jussieu Jue Jul 02, 2015 2:49 pm

Estaba claro que no era una experta en el ámbito sexual. Sin importar que ya lo hubieran corrompido, seguía siendo una joven dulce, inexperta, con alto grado de pudor, y sin reconocer su belleza física. Eso incrementaba su grado de torpeza en aquella actividad. La joven nunca se vio de la manera en que los demás la observaban, y ese era un gran error, sin embargo los momentos de lucidez aparecían y era cuando Averno la mirada de esa manera tan singular. Cualquier mujer desea sentirse hermosa y deseada, más aún con su pareja, aunque estaba claro que no eran una convencional, estaban compartiendo la vida de la mortal, así que se les relacionaba de esa manera. Cuando la miraba con deseo llegaba a intimidarse, pero al final se sentía hermosa, y sus actividades parecían casi expertas.

La felación resultaba la actividad más bochornosa que podía realizar. Adentrarse a la boca aquel miembro resultaba para ella un gran pecado, mismo que no negaba estaba aprendiendo a disfrutar. Se imaginó un mal sabor, e incluso podría llegar a tener arcadas por simplemente hacerlo, para su buena suerte sus ideas resultaron erróneas. El sabor le agradaba tanto como la textura, y hacer aquello llegaba a confundirla, porque le daba cierto poder al saber que lo complacía. O al menos eso creía. El inmortal no parecía molesto, ni insatisfecho, una excelente señal para seguir con su encomienda, e incluso hacer un mayor esfuerzo.

Cada que retiraba aquella zona de su boca, el vacío se notaba pronto. La perdida le ocasionaba confusión. En cada una de esas veces, la muchacha se preguntaba si estaba haciéndolo bien, si la estaba deteniendo porque no le gustaba. Por lo regular todo pensamiento se inclinaba por lo negativo, por su mal desempeño. Se prometía que en la siguiente ocasión se desempeñaría de una mejor manera. Aunque no se lo dijera, la joven buscaba poder escucharlo aprobar sus acciones. Un sueño quizás difícil de alcanzar tomando en cuenta que le daba mucha vergüenza preguntárselo. Algo que reconocía de él era su sinceridad, y que no se guardaba las cosas cuando ella cuestionaba, era cruel al decir ciertas cosas, pero al final ella aprendía algo. Todo era parte de una lección.

Doreen estaba aprendiendo a sostenerle la mirada sin titubear. Claro que le costaba mucho trabajo, demasiado. Averno le había ordenado que le mirara a los ojos lo más que pudiera. En más de una ocasión no lograba hacerlo, cuando se sentía nerviosa, miedosa, o que no estaba haciendo algo bien. La mayor parte del tiempo por vergüenza. Cuando la cargaba de esa forma podía notar la intimidad del hombre chocarle el cuerpo. Lo notaba endurecido, listo para invadirla. Su señor era una criatura inteligente, pensante, elegante, sofisticado, pero también alguien que la incitaba a pecar. Porque la lujuria formaba parte de ella al tenerlo frente. Al principio no se arrepentía, sólo cuando tocaba el momento de reflexión. Su interior le carcomía al momento de rezar. Una costumbre que hacía en silencio antes de caer dormida.  

Estar recostada en un escritorio, con la cabeza relativamente al aire, con las piernas suspendidas y abiertas le hicieron sentir una cualquiera. Lo que siempre le habían enseñado era que una dama debía hacerlo en la cama, y más aún por el deseo de concebir. Claramente ellos no podrían llegar a tener descendencia, y el hecho de encontrarse sobre la madera fría, expuesta, completamente a la merced ajena le enseñaron que el deseo también se apoderaba de la perversión. El primer movimiento de los dedos ajenos la hicieron respingar. Su cuerpo tembló, su piel se erizó. No gimió por miedo a ser escuchada, y porqué en ese instante podía seguir controlándose.

Cerró los ojos por mero instinto. Su intimidad reaccionaba con rapidez ante el tacto fría de la criatura. Averno conocía el cuerpo de Doreen a la perfección, incluso más que ella misma, por esa razón no le era complicado estimularla, casi llegaba al punto de la locura. Ella ya conocía el orgasmo, y no sólo de la penetración misma, sino de las caricias de su señor, incluso de los buenos besos atrevidos que llegaba a darle. El orgasmo más enfermizo y extraño que experimentó fue en una ocasión que el bebía de ella. El placer fue tan grande que terminó por frotarse contra él sin tener consciencia de lo que estaba haciendo. Lo notó hasta que sus ropa interior se humedeció. De la vergüenza que sintió tuvo que pedirle permiso de ausentarse un momento, se metió en la ducha y tomó un baño que la ayudó a retomarla la compostura. Sabía que para él aquello había sido entretenido, incluso interesante, y aunque ella lo había gozado, le fue inevitable sentirse una pecadora.

Doreen sabía que no iba a ir al cielo, que no estaría cerca de Dios, que su camino se había trazado a un sendero lleno de pecados, mismos que terminarían por hundirla en el infierno. Si existía esa realidad, seguro que Averno era el dueño y señor de todo eso, y al llevarla con él a aquellas zonas, la corrompería aún más de ser posible. Incluso la llevaría a cometer otros tipo de pecados. La idea la hizo temblar. Sin duda el clima se encontraba un poco a su favor, no importaba que lloviera con fuerza, eso ayudaría a que el sonido de sus gemidos no fueran escuchados. Los truenos y relámpagos daban un escenario teatral al encuentro carnal. En un movimiento brusco de los dedos ajenos, la joven gimió tan fuerte que su piel se erizó, y sus pezones se endurecieron por deseo y dolor bajo el tacto del vampiro.

Su pelvis se elevó. La media planta de los pies de Doreen se habían recargado en los bordes de la madera, lo cual le ayudaba a mover su intimidad. Lo hizo por instinto, por mero placer, y por esa razón sentía como con la ayuda de sus movimientos aquellos dedos se perdían en su interior. Cerró los ojos por inercia, y se mordía los labios de vez en cuando intentando no dejar salir sonido alguno de placer. No tardó más que algunos segundos, porque pronto aquello no resultó. La jovencita se sostenía también con las manos de los bordes. Ronroneó, gimió, e incluso pidió que siguiera con aquel movimiento. Lo estaba pasando bien, su cuerpo lo gozaba, se encontraba fuera de la cama, lejos de su hogar, en un escritorio colocado en una oficina de una empresa. Sin duda ya se encontraba demasiado corrompida.

Sus ojos se abrieron para notar que Averno en ningún momento dejó de observarla. La piernas de la joven decidieron atreverse a más, y fue así como se enroscaron en la cintura ajena atrayéndolo. Su intimidad humedecida se acariciaba con la sensación de un miembro endurecido que parecía listo para adentrarse en ella.

¿Por qué siempre busca perderme en usted? — Doreen sabía que Averno jamás la dejaría lejos de su alcance, y que disfrutaba sabiendo que él había sido quien quitara su virtud, tanto como el único que podía profanar su cuerpo. Su alma inocente se resistía a ser doblegada, pero su cuerpo se rindió desde el día en que él le hizo por vez primera el sexo.

Quiso preguntarle si entraría en ella, aunque era evidente que lo haría. Algo en el interior de la jovencita le afirmaba que esa noche sería más diferente aún de lo que estaba siendo. Que experimentara no sólo ese escenario nuevo, sino varias actividades más. El nerviosismo la apoderó. ¿Qué se supone que debía seguir? Ella siempre respetaba las situaciones, y los pasos que se iban realizando conforme a sus actividades, pero el ansia se apoderaba de ella. Bajó una de sus manos hasta su zona pélvica. Su mano sostuvo la cabeza del miembro con firmeza. Su mano se deslizó con suavidad por aquella zona, pero lo que buscaba era que el miembro se acomodara entre sus labios vaginales para poder sentir el roce más pronunciado entre ellos. Doreen también deseaba provocarlo, que el vampiro se dejara llevar por su deseo e instinto sexual. Por primera vez quiso que la prudencia se le escapara, aunque quizás era demasiado pronto para aquello. Le bastaba por el momento que se diera cuenta que buscaba excitarlo e incitarlo demasiado.

Doreen buscaba ser única, especial, y una humana digna de recordar con ahínco. Aunque quizás para él resultaba ser alguien más de su colección de experimentos, la idea en poder dejarle una marca más grande y significativa se le había atravesado. Haría hasta lo imposible para poder llegar a ello. ¿Lo lograría?
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Mensaje por Averno Dom Jul 26, 2015 3:10 pm


Averno poseedor de un extenso vocabulario, podría responder de varias formas a la corta pero profunda pregunta que su adoctrinada, contubernia, aprendiz y ahora empleada, le realizó, sin embargo satisfacer con respuestas tan profundas y a su vez enmarañadas de complicaciones seguramente no traerían a la humana aquel sosiego que buscaba mientras se encontraba dispuesta a entregarse hacia él. En realidad ella no debió haber realizado tal interrogante, ya el tiempo le había enseñado a la humana que el inmortal disfrutaba bastante de guardar ciertos secretos y de adornar con silencio la respuesta a esos mismos enigmas, podría decirse que resultaba casi enfermizo el recelo con el cuál Averno simplemente a veces se negaba a dejar escapar cierta información que para él podría resultar vital o que realmente no lo era, pero simplemente reconocía a leguas el valor de la misma por eso mismo se resguardaba de entregar la información en cuestión. Lo cierto e innegable está en que el hematófago como ya se sabe, no practica sus actividades por cuestiones del azar o por simples gustos que pueden salir en el momento y el lugar determinado, Doreen debía de tener en mente ya que este encuentro que estaba tomando lugar ya había sido procesado dentro de aquella masa gris inmortal que diferentes tramas escondía. Indudablemente la más importante de este tiempo resultaba ser toda la odisea de la humana que ahora mismo temblaba bajo su cuerpo y por causa de sus acciones, una de las tantas y variables respuestas a la pregunta formulada por la joven estaba ahí presente, y quizás tacita para él, no esperaba ni le resultaba relevante en realidad que llegara el momento en que la humana se diera cuenta también de ello, puesto que no le afectaba en realidad para nada que el hecho sucediera o no, en nada cambiaran los planes, ni el destino final de los mismos. No tardó demasiado en encontrar finalmente las intenciones de la humana tras esa invitación a la unión de ambos cuerpos. La sonrisa del inmortal se amplificó levemente denotando cierto tono de satisfacción y a su vez de superioridad mientras que lentamente y con un temple aparentemente de hierro empujaba el falo erecto dentro de la intimidad ajena que le estaba esperando húmeda, tibia y estrecha aún – Ciertas respuestas pueden destruir todo el misterio y el objetivo de un fin o en su caso, el destino de su existir – Culminó dando un fuerte pero controlado empujón para quedar del todo dentro de ella – Siempre le daré pistas pues encontró desde el inicio que mi generosidad aflora siempre y cuando la misma vaya llevando el cauce del camino correcto a usted que resulta el velero, pero recuerde que debe ganar el derecho a saber una verdad por su propia causa, sé que su intelecto y su curiosidad le van a llevar a responderse de manera efectiva o lo más efectivas respecto a lo que yo sé, pienso y deseo, y no pierda la calma, las pistas estarán allí para usted, para que revise lento y seguro si se está equivocando o no – Lo más cercano a un porqué, a la razón de esta penetración resultaba en realidad sencillo, pero esto puesto desde lo más minimalista, Averno deseaba que Doreen vaya perdiendo el pudor a los tabooes, que profundizara en sí misma respecto a una actividad relevante para la especie humana, y además en la mujer, también un arma potente, si Doreen aprendía a explotar tanto su mente como su cuerpo entonces le sería mucho más fácil triunfar, y no se malentienda esto como una invitación a la fornicación con el fin de obtener algún beneficio, no. Se trataba básicamente de completar la cascara que por decisión propia hasta hace poco tan solo se iba vaciando lentamente por desgano, melancolía e ignorancia. Para suerte de la humana un ser demasiado costoso se topó con ella y sin ninguna intención de recibir negativas o ir atrás en lo que lentamente obtenía de aquel recipiente se fue apoderando cada vez más de la idea de llenarle, y hoy por hoy resulta justamente lo que está haciendo, ahora mismo podría incluso verse desde una óptica muy fisiológica, sin embargo no tan fina y recatada.

Las embestidas del inmortal comenzaron hacer su presencia lentamente en el cuerpo de la humana, adecuado y ella también, al trato inicial del acto, Averno podía lastimarla claro, pero los fines que engendraba respecto al sexo con la humana no tenían nada que ver con la insatisfacción o la incomodidad, ¿cómo se podría enseñar el gusto por algo que causa efectos negativos? Siendo honestos se puede, y muchos lo logran, no obstante resulta engorroso y además siempre causa cierto recelo incondicional y oscuro que no tiene fácil reparación, por lejos estaba buscando verse en esa posición respecto al sexo, para eso estaba él, Averno representaba perfectamente aquello que fue descrito hace unos momentos, aquel ser que Doreen está aprendiendo a tener sobre sí y que si bien le otorga, desde su punto de vista muy interno también le mata lentamente y no física, en todo este tiempo consigo el vampiro jamás leyó la mente de la humana para entenderla, tampoco para obtener respuestas que le resultaran vitales, todo el tiempo estuvo utilizando tan solo su propia inteligencia para observar y analizar al detalle la realidad que la humana le mostraba con sus palabras, sus acciones, con lo que callaba incluso también y con lo que aspiraba y deseaba en el transcurso del tiempo – Tome toda la libertad que desee para dejar aflorar lo que su interior desea expulsar, puedo adelantarle que esta compañía le pertenecerá en poco también, por tanto tiene toda la vía libe para gemir y sudar en cualquier rincón de la misma y no solo trabajar en ella arduamente, después de todo ya se lo dije una vez, ¿cierto? El placer y la labor deben equilibrarse en una balanza muy fina para aprender y poder disfrutar de los mismos en armonía – Averno podría no ser el más adecuado para mencionar esto a los ojos de la humana, sin embargo lo cierto es que resultaba ser el más apegado esta misma regla, pues cada segundo que dedica a la humana laburaba y a su vez disfrutaba, puesto que se trataba de una doble partida en la cual apretaba botones y generaba efectos y placeres, efectos en ella, placeres en sí mismo y probablemente en ciertos momentos los segundos también en la rubia muchacha. El inmortal le dedicó una mirada indicativa a la humana y colocó el dedo índice sobre las fauces ajenas, no debían hablar más respecto a los temas relevantes, esa resultaba ser la misiva, y tan pronto como retiro su dedo de las fauces amplificó las embestidas que entregaba al cuerpo femenino de manera casi perfecta, la palma izquierda del inmortal se recostó sobre el seno de la misma orientación de la humana como una especie de soporte que en realidad no necesitaba del todo, los lados de los dedos estrujaron el pezón entre los mismos para buscar una estimulación también a la zona endurecida. Averno no tenía que negar ante nadie que disfrutaba la relación sexual con la joven humana, no obstante tampoco tenía que asumirlo ante nadie pues hasta la fecha ni la misma muchacha había resultado tan avispada como para realizar aquella pregunta, ¿por pena y timidez o quizás porque ella estaba clara en que el inmortal gozaba a plenitud con su cuerpo? Aquello resultaba interesante de saberse en realidad, pero probablemente lo más adecuado sería dejarlo para otra noche o quizás para el final de esta cuando ambos se encuentren en la posibilidad correcta para entablar ideas de forma eficaz y en el domicilio donde usualmente suelen realizar la gran mayoría de actividades relevantes que tienen un fin estricto, ella o él, o ambos puesto que resulta difícil en muchas de sus labores ya diferenciar lo que es solo exclusivo del vampiro y lo que resulta solo exclusivo para la humana, cierto es que Averno jamás deja sus espacios de soledad, no obstante cada noche por lo que tiene planeado para el futuro, realiza más actividades que tienen que ver con Doreen y su unión con esta señorita, el destino trae “sorpresas” por así decirlo, para la joven que retoza tras sus embestidas que logran llenarle hasta sentir ese tope que es cuando el hematófago se retira tan solo para cargar una vez más y otra más contra el cuerpo fino y suave de la hembra.
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Mensaje por Doreen Jussieu Mar Ago 18, 2015 4:36 pm

La curiosidad desde su nacimiento, había sido aquella compañera fiel de su vida. Gracias a ella ambicionó en poder conocer de forma más extensa el mundo, llegó a escapar, y con ello aprendió a gobernar un poco más su vida. Sin embargo, no toda pregunta llegaba a calmar sus dudas, y no todas las respuestas deseadas llegaban a aparecer. Anteriormente se le había contestado cada una de ellas, la joven siempre resultó alguien profundamente literal, pero en esa realidad, con esa actualidad, todo había cambiado. Su amo no era nada de lo que pudo imaginar, tomando en cuenta que ella se creía conocer la maldad pura, la gobernabilidad, y la esclavitud. Se frustraba, se desanimaba, y en ocasiones el ansia aparecía; él lo sabía.

Sus ojos siempre terminaban por cerrar un periodo de tiempo, verlo llegaba a alejarle de la concentración plena, los ojos ajenos le hacían perderse, él tenia un poder de atracción en ella, mismo que la alejaba del razonamiento. Mantenerse en la oscuridad de sus orbes le ayudaban demasiado, le permitían poder procesar las palabras, llegar a conclusiones, e incluso archivar los momentos en el baúl de recuerdos. No se tomaba demasiado tiempo al hacer aquello, porque temía que su falta de visión le faltara al respeto al otro ser, y no estaba dispuesta a recibir grandes castigos.

La actividad sexual con el paso de los días se había convertido en un bien necesario. Ambos parecían en el mismo nivel, y así como ella buscaba complacerlo, parecía que el inmortal buscaba complacerla, hacerle gozar. Aunque sus creencias religiosas le reiteraban que el sexo fuera del matrimonio era un pecado, ella buscaba poder justificar sus acciones, incluso seguía rezando antes de dormir. Pedía por su alma, por la de aquellos que había tenido que dejar ir, y en ocasiones por la de Averno. En algunas veces se convencía que él no poseía tal vitalidad, y de hacerlo, seguramente le valdría poco el perdón de un ser supremo. En más de una ocasión le dejó en claro que su religión debía de ser él, sin embargo la joven se rehusaba, y las ventajas de tener un libre pensamiento, era también la libre elección de creencia.

Después de cada intervención sexual, la joven se convencía también, que la actividad resultaba ayudarle en cuanto al rendimiento físico, su piel parecía más tersa, sus cabellos brillantes, y sus ojos mostraban emoción. Aventurarse en una vida distinta a lo deseado nunca fue una opción. En ese momento no se lo reprochaba del todo, pero la resacas morales causaban estragos, mismos que el inmortal le hacía olvidar con más frecuencia, aunque no del todo. Su figura cada día se mostraba más hermosa, aunque en ocasiones podía notar ciertos morados debido a la fuerza ejercida por su amo. Nunca dolían más de la cuenta, así que no se quejaba. Igual de quejarse, nada importaría. Una buena aprendiz sin duda.

Su intimidad se moldeaba a la perfección, abrazaba el erecto miembro, e incluso le ejercía presión. Con cada embestida su cuerpo temblaba por el placer que se le otorgaba. Doreen no entendía el poder del sexo, aún no lo descifraba, pero se daba cuenta que podía ser un arma de dominación perfecta. Cuando ella obtenía orgasmos, sus pensamientos se esfumaban, y sólo decía que sin en automático, nunca cuestionaba, y sólo gozaba del momento. Se alejaba de ser esa jovencita temerosa que parecía estar a un paso de romperse, se convertía en aquella mujer atractiva, y sensual que simplemente vivía para disfrutarlo. Quizá siempre había deseado ser así, pero la presión social la orilló a ser esa chica que debía ser, no la que siempre fue y se escondió. Algo difícil o sencillo de explicar, y que ella no deseaba aceptar. Faltaba camino por recorrer con su ser.

La velocidad de las embestidas subían, de la misma manera en que su corazón se aceleraba, y su respiración se alteraba. Se retorcía bajo el tacto de Averno. Ya no se mostraba recelosa de la actividad, en realidad la disfrutaba, sus gestos lo mostraban incluso más que el movimiento de su cuerpo, y es que la joven resultaba alguien tan expresiva, que difícilmente podía alguien no descifrar cuando mentía o decía la verdad. En ese instante solo mostraba su fascinación por aquella actividad; por él.

Cada relación sexual incrementaba también el goce, todo lo anterior había sido realizado en casa, por lo que el miedo de ser visto subía el morbo que ella estaba experimentando. Doreen nunca imaginó estar desnuda sobre un escritorio, tampoco imagino el sentirse tan hermosa y deseaba en esa posición. Nunca se imaginó nada en realidad, solo una convencional cama. Quizá por eso los hombres buscaban tanto a las prostitutas, por ese tipo de actividades, mismas que parecían no tener las mujeres de bien. Lo gozaba, sin embargo no deseaba llegar a sentirse como ellas, porque en ningún momento se había vendido por monedas, aunque la situación podría ser distinta, alguno que otro lo podría relacionar.

Su humedad incrementó más y más, sus piernas se moldearon a la forma de la cintura ajena, enredó las mismas en la espalda de la criatura. Las manos suaves de la joven se aferraban a los bordes de manera del escritorio, las embestidas parecían sacudirla demasiado, tanto que en cualquier momento, de no agarrarse, podría caer. Se mordía los labios con fuerza, todo con tal de no hacer ruido alguno. Le daba demasiado vergüenza. De vez en cuando los gemidos se escapaban, le resultaba inevitable, tanto como el desear que le  otorgaran más placer del ya obtenido. Deseó tener el valor de pedirle más de él, deseo poder reclamar un aumento de fuerza y velocidad, pero de abrir la boca todos la escucharían.

Los minutos pasan, y el placer se mantiene. Las caricias parecen haber hecho un estudio previo. Siempre son precisas, demasiado correctas, las mejores. Mismas que la llevan a explorar en cualquier momento. Como en ese instante.

Doreen intentaba poder tomar bocanadas de aire. regularizar su respiración antes de seguir con el siguiente paso. Nunca miraba a la criatura después de aquellas reacciones en su cuerpo. Sin embargo aquella ocasión sonrió, mostrando agradecimiento de eso que había estado sucediendo. Se relamió antes de volver a enfocarse.

Con la ayuda de sus hombros se impulsó buscando poder sentarse de forma correcta. Sentada ahí, sobre aquel escritorio, la rubia se encontró a la altura de su señor. Su cuerpo estaba sudado, y los pezones se le habían erizado de nuevo, aunque en ese momento por el choque de ambos pieles.

No deseo que la compañía me pertenezca, es suya, usted sabe lo que hace con ella, con la gente que trabaja dentro de ella. Yo prefiero simplemente ajustarme a mi trabajo — La respiración le había vuelto a la normalidad — Yo quisiera poder tener otro tipo de negocios, algo que ayude. Déjeme comprar un orfanato, o un asilo. Lo puedo atender cuando usted tenga que escapar del sol — Suspiró apartando el cabello de su rostro — Si lo considera, eso nos ayudaría a cubrir posibles habladurías que puedan provenir de este lugar — Lo miro con seriedad y seguridad. Una cosa por otra, podría funcionar — ¿Puede considerarlo al menos? ¿Por favor? — Estiró sus manos jugueteando con el cabello detrás de la nuca del vampiro, lo atrajo un poco a ella, y se acercó para besarlo.

Un beso que representaba su ruego.
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Mensaje por Averno Lun Ago 24, 2015 6:04 pm



Como resultaba natural y rotundamente predecible siempre que los dos se encontraban mutuamente conectados durante la relación sexual, la parte que perdía primera, pero a su vez ganaba indudablemente resultaba ser la femenina, Averno jamás fijaba su orientación en ser un perfecto semental dotado de gran potencia sexual y sobre todo habilidad para este mismo arte, sin embargo tenía claro su relevancia en el mundo humano, Doreen parecía siempre ceder fácilmente al vampiro en este campo, y no porque el sobrenatural estuviera haciendo deleite exagerado de su fuerza y su resistencia que por esos azares del destino también favorecían al hematófago en este sentido tan primitivo y placentero que resulta ser el sexo respecto al cuerpo con fisionomía humana. Prefería el inmortal dejar la duda flotando, la cual seguramente podría también tener su compañera, después de todo ella resultaba monógama respecto a esta actividad ya no tan poco común para ella, las dudas respecto al sexo seguramente rondaban por la cabeza de la humana, pero Averno se divertía sabiendo que siquiera pensar en relaciones sexuales con otro ser ya pondría de puntas a la humana, no solo por el miedo y por el obvio castigo o prohibición tácitos que la humana tenía impuestos, sino también por la propia naturaleza de la misma, ¿sería el vampiro el amante ideal o no? No había manera alguna de que pudiera entonces comprobarlo realmente, sin embargo para el entender de los bien sabidos, podría decirse que siempre la gloría golpeaba las puertas y a su vez los muslos suaves de la rubia muchacha. Tras la joven haberse posicionado de aquella madera el inmortal pensó que la misma se encontraba un poco impaciente por terminar, mientras le escuchaba hablar e incluso le besaba, él ya estaba maquillando de manera muy precisa como colocaría sus negativas ante ambas realidades, raudamente el vampiro separó a la joven de su rostro no por rechazo, simplemente resultaba ahora mucho más importante comunicarse con ella y aquello no lo permitía – Ciertas decisiones que se tomaran muy pronto impedirán que su deseo pueda ser cumplido, sin bien ciertos aspectos legales limitaran lo que usted pueda llamar como suyo propiamente dicho, aun así poseerá muchísimo, y no hay punto que discutir al respecto, ¿cree que yo necesito realmente una aseguradora para coexistir en este mundo? Quizás solo como fachada perfecta, pero realmente no resulta ser algo estrictamente necesario, todo esto es una de sus tantas pruebas, sería una decepción que intente desatender una de ellas sin siquiera comenzar con la misma seriamente, espero que entre en razón en lo que queda la noche para poder así continuar con lo establecido desde hace tiempo - Por supuesto que no adelantaría absolutamente nada a la humana, de hacerlo esto perdería gracia y no traería consigo los resultados esperados por él, o quizás sí, pero en este preciso momento no estaba deseando tenerlos presentes, más adelante, paso a paso, lentamente armaría aquel rompecabezas que en su mente desde el principio una vez ya había sido instaurado por completo y que todo el tiempo pasado con ella iba armando este mismo hasta poder finalmente toparse con aquel que originalmente existió tan solo dentro de su mente tan peculiar. La palma derecha del vampiro fue a dar entre los senos de la humana, allí mismo aplicó leve fuerza para recostar a la joven una vez más contra aquel escritorio, la noche no terminaba aún, él lo había indicado antes, ahora indicaba también que el esfuerzo físico tampoco, Doreen era capaz de soportar, estaba claro para él, también lo exhausta que podía quedar tras ello, pero es ahí donde no podía esconderse ese dejo sádico que controlaba siempre para no causar grandes estragos.

Ambas palmas del inmortal sujetaron la figura femenina con gran facilidad y a su vez pertinencia, las caderas fueron el punto perfecto de anclaje para ello, el cuerpo femenino fue elevado con lentitud hasta que el mismo despegara por completo del escritorio que antes había soportado su para nada elevado peso, el cuerpo del inmortal al mismo compas se vio inclinado hacia atrás cada vez más hasta llegar el punto en el cuál tocó con la espalda el respaldar de su asiento, fue entonces cuando con la humana aún en aires y sujetándola tomó asiento para a continuación colocar a la misma justo sobre sí. El falo levemente desviado hacia adelante descansaba y a su vez amenazaba con hacer su inmersión nuevamente dentro de la humana – Espero que no pensara que esta noche tendría tan poco para ofrecerle, después de todo durante esta velada se está dando cuenta al menos de cierta forma que pronto conseguirá mucho en diferentes aspectos, ¿por qué no en el placer también? - Se podía afirmar incluso que el inmortal estaba siendo generoso, sin embargo la bondad realmente no tenía ningún rol que cumplir aquí, si bien podría decirse que sí, si realmente existía un interés detrás, y que existía, la bondad deja de serlo y pasa a ser inversión o un mal necesario si desea verse desde otra óptica. Claro Doreen seguiría quizás con nula idea respecto a todo aquello, y realmente poco relevante resultaba en el hecho de que lo llegara siquiera a suponer o presumir, nada o poco podía hacer respecto de, pero sin duda alguna jamás podría cambiarlo – Estoy seguro que sabrá acomodarse como siempre a lo nuevo y a disfrutar a pesar de que al inicio le cueste de todo lo que lentamente irá ingresando a su vida, quizás más lujos, poder, terrenos, puede imaginar todo eso que según usted no vale absolutamente nada y no traer felicidad, estaré esperando aquel momento en el cuál su opinión cambie por la simple realidad – Todo aquello trae efectos, el inmortal estaba convencido en su totalidad que finalmente estos harían su labor en la humana por más férrea que colocara su postura y sus ideales, así como él mismo cuando le toma en cuerpo, si bien su misión en este aspecto no estaba completa del todo, los avances resultaban ser enormes y cada vez más cercanos a lo que él deseaba ver en ella. Un agregado de fuerza para levantar la figura de cabellos rubios y tan solo soltar levemente para que una vez más encajara perfectamente con la figura masculina. Llegó a colocar las plantas de los pies ajenas sobre las posaderas de su destellante sofá y con sola una palma en la cadera derecha de la humana incitó al movimiento de la figura misma para que continuaran aquel coito interrumpido que en primer lugar no debía de haberse quebrado, al menos no había dado la orden, sin embargo tampoco había dado indicaciones, nunca, respecto al sexo, simplemente porque necesitaba otorgarle eso mismo a ella, al menos para ello, “libertad”, la libertad como concepto utópico está bien, pero si existen diferentes tipos de libertades y Averno contemplaba el poder manejarlas bastante bien si se trataba de seres humanos bajo su cuidado o poder, de aquello varias pruebas tenía y varías también se habían enterrado por beneficio general del inmortal, Doreen no resultaba ser su marioneta sin embargo, puesto que finalmente los cambios relevantes y los sentires importantes que podrían generarse según la mente del vampiro, dependían al final solamente de ella misma.
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Mensaje por Doreen Jussieu Vie Sep 18, 2015 2:06 pm

Doreen al conocer a Averno, comprendió que su vida cambiaría, que sus bienes materiales también, sin embargo, nunca imaginó que tanto él buscaba influenciar en ella. Sus pensamientos en cuanto a sexo se refería, habían dado un cambio radical, aunque estaba claro que sus enseñanzas, y aquello que había aprendido en su momento, jamás dejaría de ser una llama en su interior. Sí, disfrutaba del acto, le resultaba delicioso, y conforme el tiempo pasaba, anhelaba que llegaran las noches para poder gozar de él. No negaría nunca que en su interior admitía que eso estaba mal, y que sus acciones serían castigadas por su Dios; no se encontraba casada, no amaba a tal persona, y nunca tendrían hijos. El acto sexual era estrictamente utilizado sólo para la reproducción, no para el placer, y por eso llegaba a hacerla sentir demasiado mal.

¿Qué más de sus pensamientos terminarían por cambiar? Quizás muchos, y tal vez también sus placeres, sus deseos, sin embargo, su idea del amor, y la unión nadie llegaría a romperla, ni siquiera él, y estaba segura que el inmortal lo sabía. ¿Se volvería ambiciosa? ¿Vanidosa? ¿Disfrutaría derrochando el dinero que en algún punto le había faltado, y que a muchos también les hacía falta? La idea no le gustaba, pero reconocía que pensarlo, por el simple hecho de pensarlo, ya hacía que todo cambiara en su interior, porque en un pasado jamás llegaría a si quiera pasarlo por su mente.

Nada en ellos era común, lo ordinario, y aburrido de su vida había pasado a ser increíble, y entretenido. En ocasiones extrañaba ese pasado que jamás volvería. La revolución en la que participó fue un hecho emocionante, algo que puso en riesgo si vida, pero nada había sido tan cruel, o real, como encontrarse bajo el poder de aquel inmortal. extrañaba también su tranquilidad, el saberse dueña de su vida, y más aún de sus tiempos, pero tampoco podía quejarse, cuando se portaba bien, y demostraba que no hacía falta tenerla bajo la mira, y encerrada, Averno le otorgaba ciertas libertades, no era del todo un represor, y tampoco alguien que quisiera una muñeca de trapo.

Ella reconocía que nunca antes se había sentido tan protegida, y también tan indispensable. Consciente estaba de que todo humano podía remplazarse por otro, pero sentirse útil e indispensable en la vida, o al menos en aquella etapa eterna de la criatura le había ofrecido un porqué para vivir. Reconocerse siempre a la deriva, con incertidumbres, con detalles inciertos, sin un propósito para vivir, le resultaba un desperdicio para los pocos años que le quedaban, al menos en ese momento tenía que alimentar a un vampiro, aprender a ser alguien que pudiera encajar en la sociedad, ayudaba a los niños huérfanos, pero sobretodo se estaba conociendo, y estaba haciendo cosas que nunca pensó, y siempre anheló. Ironías de la vida.

Cuando Averno no se encontraba cerca de ella, Doreen pasaba la mayor parte del tiempo con la mente en blanco, no porque fuera alguien sin inteligencia, o porque fuera floja, conformista o perezosa, al contrario. Sin embargo esos tiempos muertos los ocupaba para descansar, no sólo su cuerpo, sino también su mente. Mucha información pasaba dentro de su cabeza, cosas que debía analizar al detalle, otros que debía procesar, y cada que terminaba la noche, y el sol aparecía, su cabeza daba mil vueltas intentando absorber lo máximo de la información. En ese instante, por ejemplo, se le venían un sin fin de cosas, de reacciones, de conocimiento, y más tarde, cuando durmiera, y cuando despertara, se alimentaria, y buscaría simplemente relajarse, para poder soportar toda esa derrama de información que debía guardar.

Doreen había aprendido a desarrollar varios talentos, a pesar de haber aprendido a leer desde temprana edad, lo había hecho lentamente, y su falta de practica le tenían en un estado de torpeza. En su actualidad ya leía de forma fluida, incluso le ocurría con las palabras extrañas, o que fueran de origen extranjero. Sus pinturas resultaban más profundas, incluso conmovían por alguna razón, aunque de igual forma nadie estaría ahí para verlas, a menos que pronto se remontara el negocio de la galería. Eso le encantaría.

¿Averno estaría consciente de todo lo que en la cabeza de la joven ocurría? Seguramente se hacía una idea, pero Doreen le agradecía el no entrometerse en sus pensamientos, le agradecía que le dejara sus espacios, y que le permitiera ser ella en su interior. Después de todo eso analizado, y quizás algunas cosas que faltaban por analizar, la joven se daba cuenta que en desgracia no estaba, y tampoco estaba viviendo aquel infierno que en algún momento se imaginó. ¿Debía ser completamente complaciente entonces? Por supuesto que sí, por convicción, y por salud; para poder conservar su vida.

La joven había desarrollado una extraña fascinación por las manos del vampiro, al menos, por la forma en que tomaba su cuerpo, la forma en que la movía, y la manera en que la hacía sentir, por eso, cada que la cargaba, o la giraba, o cualquier cosa que hiciera en medio del sexo, resultaba ser emocionante para ella.

Sonrió a la espera de la cercanía, pero no imaginó que de nueva cuenta, o al menos con tanta rapidez, la criatura terminaría por hacerlos volver a ser uno. Su cuerpo sólo reaccionó con un respingo.

Su humedad se mantenía, y es que su intimidad seguía deseando que la unidad entre ambos permaneciera. Doreen movió sus caderas, y colocó sus manos en los hombres de la criatura, así sintió que no llegaría a caer, un instinto humano, porque bien sabía que él no la dejaría lastimarse, a menos que fuera por su propia mano.

Cada nueva postura resultaba más atrevida, deliciosa, o incluso más obscena, y aunque se moría de la vergüenza, y en ocasiones buscaba poder suplicar por un acto más común o tradicional, terminaba por morderse la lengua, y los labios para no protestar; le causaba terror imaginarse castigada, por supuesto que buscaba la manera de no ser reprendida, al menos no con tanta prontitud. Doreen siempre había sido así, una joven que buscaba hacer las cosas bien, para de esa manera poder tener menos problemas con ellas.

Su cadera seguía en movimiento, echó su cabeza hacía atrás, y se dejó mover por el inmortal. Su intimidad abrazaba con fuerza aquel miembro que se había convertido en su invitado de honor. Aquella noche las energías volvieron a su cuerpo, parecía que estaba dispuesta a lo que llegara a ocurrir en ese momento, y durante aquella noche.
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Mensaje por Averno Lun Oct 19, 2015 10:35 am



Averno había contemplado todas las opciones, todos los posibles escenarios, qué hacer y qué no, cómo hacerlo, ser sutil o directo, quizás intermedio, ¿intimidante? ¿O comprensivo? ¿Consentidor? Resultaba estúpido quizás podían pensar, de igual forma la respuesta siempre sería sí y por supuesto el resultado sería el esperado también, pero él podía encontrar la variación en Doreen incluso aunque su respuesta no fuera diferente a la obvia. Él que conocía bien los tantos anhelos quebrados de su humana, ahora que estaba empezando a rellenarlos y a agregarle algunos forzados, debía de ser cauteloso, muy cauteloso al momento de ello, de no serlo no tendría sentido alguno que realizara todas estas actividades, Doreen mantenía aquella firme decisión ideológica respecto a que de esta manera jamás podría ser feliz, muchos podrían ser felices de esta manera, con dinero, con un buen puesto de trabajo que normalmente solo un hombre podría ostentar, con una mansión, con extensas dosis de placer y sin libertad, ¿había una afectación real? Después de todo cuándo Averno le encontró ella resultaba también ya ser esclava si así le gusta llamarlo, esclava de su dolor, de su autocompasión, de su depresión estúpida y sin sentido, un signo humano muy común y relevante para ellos a fin de cuentas. Podía admitir entonces el inmortal que en pleno acto sentía la ansiedad por revelar finalmente su siguiente jugada, mostrar la carta más fuerte que tenía escondida desde hace mucho tiempo, una carta que podría deformarlo todo y quitar el cauce deseado, o tan solo dar un fuerte empujón a la figura de Doreen, filosóficamente hablando. El objeto contenedor de aquel símbolo tan relevante para Doreen se encontraba reposando tan solo unos cajones más debajo de donde antes ella había colocado sus posaderas para recibirlo. También resultaba divertido en cierto punto el hecho de saber que ella jamás estaría esperando nada similar en lo absoluto, la ingenuidad humana, la sorpresa de la inocencia, esa falta de norte al toparse con algo que desconocían, no hay duda de que Averno ha pasado más de un mileno creando y destruyendo todo tipo de comportamientos, reacciones y posturas, utilizando a estas criaturas que parecen prevalecer ante la naturaleza ya no tan indomable, tan solo para su propio y vulgar entretenimiento, no había otra manera de plantearlo, y no buscaba en lo absoluto una variante. De golpe el inmortal ser detuvo las acciones y sujetó con fuerza a la humana por las caderas - ¿Puede mantener la concentración conmigo dentro? Me resulta demasiado fácil notar como se pierde completamente en aquel placer prohibido que tanto menciona para sus adentros, cuando el efecto que colorea sus mejillas y aborda su estómago desaparece para dar paso al arrepentimiento y ah aquella moral parcialmente perdida – La joven fue depositada sobre el suelo de madera lentamente mientras la figura masculina empujaba hacia atrás aquel robusto asiento – Nunca la espío Doreen, pero estar en su cabeza sin estarlo es lo más entretenido del día desde hace unos meses – Y estaba otorgando una verdad completa, algo poco común.

Las embestidas duras y ya comunes por parte del hematófago no se hicieron esperar, guío con aparente tranquilidad la palma izquierda de la humana hacia la hilera de cajones, en el más cercano al piso se encontraba lo que debía ser encontrado por la humana - ¿Recuerda lo que le pregunté hace nada? Busque entre los cajones si la coordinación entre su mente y su extremidad se lo permite, algo que le pertenece y que a la vez le modificara, al menos para los humanos, está esperando por usted – Consideraba que tal vez había otorgado demasiadas pistas, Doreen resultaba ser mujer no solo de ideales, sino también de razón, lo descubrió en poco tiempo, las mujeres no estúpidas dicen ser más peligrosas que las que tan solo sirven para abrir las piernas y procrear buenas camadas de manera obediente, ¿sería esto verdad? Debía reconocer que la humana con sus constantes afanes morales intranquilizaba los cimientos de sus deseos, no obstante esto tan solo obligaba al vampiro a moverse más allá del molde rígido, no resultaba exageradamente fácil, tampoco difícil, ese simple cambio ya le hacía valer la pena desde su perspectiva. La palma izquierda masculina fue a reposar al filo del escritorio para apoyarse y a la vez mantenerlo a una distancia prudente pues el cuerpo de la humana inevitablemente tras cada choque se inclinaba hacia adelante. Por su parte la derecha sujetó los cabellos de la fémina ya humedecidos por causa del acto en sí, los enrolló ligeramente entre sus dedos y dio aquel tirón inicial para tener la cabeza ajena levemente inclinada, usualmente lo hacía más hacia atrás, pero deseaba que la joven pudiera tener al menos un poco de visión respecto a la mano que debía encontrar el contenedor tan mencionado y enmascarado a este punto de la noche. Usualmente Doreen caía rendida pasadas las dos horas de actividad, no la culpaba, un cuerpo humano a pesar de ser femenino en el acto sexual, contra las bondades que la condición vampirica otorga no puede ser rival. Sin embargo estaba completamente seguro de que en cuanto la joven humana comprendiera tras encontrar lo que debía encontrar, se despertaría de golpe, como cuando se marca a las reses y estás emiten aquel gimoteo de dolor inmediato que hacer voltear la vista a quien sea que este en los alrededores y no haya estado consiente del hecho. La decepción sería enorme de no suceder así, para suerte de Averno, conocía a Doreen, sus límites momentáneos, y también esa obstinación que guardaba dentro de ella, aquellas ganas, esa fuerza, él tan solo cumplía aquel rol de contención perfectamente, y de mal tutor, por no darse el trabajo de explotar todo el potencial de su tutelada, pero se trataba justamente de Averno, ¿cómo iba a no sacar provecho de ella, de la situación y de la misma existencia de todo ser que le rodeara? Después de todo, esta larga cruzada se iniciaba justamente por ello únicamente, él.
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Mensaje por Doreen Jussieu Vie Nov 13, 2015 5:42 pm

Cualquier espectador de la escena llegaría a la conclusión que aquello era un acto sexual barbárico. Que algo en ese cuadro no se encontraba bien. No se trataba de la clara dominación del vampiro hacía la humana, ni tampoco del disfrute que ella llegaba a sentir por cada embestida causada. Lo realmente diferente provenía del pensamiento. Un acto tan instintivo cambiaba de enfoque, se volvía la exploración de cada uno de ellos, porque aunque la joven era quien más aprendía, la criatura también lo hacía. Aquel acto era enseñanza pura no sólo del ser que poseían en su interior, tampoco de sus gustos, o incluso de su excitación. La mente volaba, se obligaba a pensar, a dominar por encima del sentir del cuerpo. Era una guerra entre la razón, el deseo, y el sentimiento.

Doreen se había dado cuenta que se había rendido hace unas semanas atrás. Que ya no pensaba en escapar, que probablemente, aunque no lo aceptara, ya no deseaba hacerlo. No se trataba de la comodidad que él le otorgaba sino, de todo aquello que había descubierto de su ser. En ocasiones, aunque fuera muy raro el momento, se sentía bendecida por aprender a ver cosas que jamás imaginó que podría llegar a presenciar. El pecado la llevaría al infierno. Segura se encontraba que pagaría una pena cruel, que el dolor que estaba por atravesar después de aquella vida no se comparaba con ningún sometimiento; con ninguna especie de privación de la libertad.

Averno se había convertido en sus maestros de vida. Con anterioridad había tenido algunos. Su padre, su hermano, aquel licántropo que la atacó en medio del bosque, la señora que la adoptó como hija, Milo, Sybelle, Darcy, e incluso la princesa Dominique. Sin embargo ella reconocía que ninguno había sido como él, porque aunque los demás le habían mostrado realidades del mundo, aquella criatura que se alojaba entre sus piernas, él había sido quien le llevaba de un extremo a otro en situaciones, en emociones, en pensamientos y lecciones. Averno era el último de sus maestros, con quien aprendió que vivir fuera de una burbuja era lo que cualquiera tenía que pasar día con día, y que al mismo tiempo salir del plan de vida no era malo. Quizás si aquella noche no hubiera escapado de casa, otra cosa sería de su vida.

Ella siempre se perdía cuando la actividad sexual aparecía. En algunos momentos la lucidez aparecía, en esos instantes era cuando más se ponía a pensar y a analizar todo aquello que vivía, pero sólo eran pequeños momentos, nada que pudiera transcender. Aquella noche aunque había mucho que procesar, nada cambiaba, hasta ese instante. cada embestida era un gemido que ella misma apagaba por vergüenza a ser escuchada. Le habían enseñado a ser una dama, alguien digno de ser escogido para ser esposa, amante, y madre de futuros hijos. Lecciones que aunque algunas no pudiera poner en marcha, nunca borraría de sus recuerdos. Ella era una pieza imperfecta de lo perfecto que era un plan de vida bien trazado y enseñado.

La curiosidad siempre había sido su mejor virtud, o quizás su peor defecto. Bastaba con verla en ese momento para saberlo, el libido le había disminuido en cantidades abismales al tener que descubrir aquella “sorpresa”. Su cuerpo disfrutaba indudablemente de las mieles del placer, pero su mente dominaba. Por primera vez se dio cuenta que sus pensamientos eran más fuertes que sus deseos, porque verse obligada a descubrir algo le hacía comprender aquello. Se ayudó con los codos para poder inclinar el cuerpo hacía adelante. De esa forma pudo abrir el cajón, hurgar por un momento, y darse cuenta de lo que había ahí. Una caja, una de tamaño considerable, de terciopelo y con incrustaciones de diamantes. Inevitablemente frunció el ceño.

La caja fue retirada del cajón. La rubia agradeció la interrupción de las embestidas, colocó el objeto sobre su abdomen desnudo y después la abrió. Lo que había dentro hizo que perdiera el color de sus mejillas. Una pequeña caja, seguramente más pequeña que su mano. La colocó sobre la palma. Lentamente desvió la mirada hacía el vampiro, mismo que había dejado de tocarla o sostenerla, aunque seguía dentro de ella. ¿Acaso estaba haciéndole una broma? Sin duda aquello era lo más cruel que habría podido hacerle. ¿Verdad?

Doreen se estaba obligando a no pensar en aquello que se encontraba adentro. La mirada del inmortal dejaba en claro que debía abrir la pequeña caja. Ella sabía que a la criatura no le gustaba que le hicieran perder el tiempo, por esa razón estiró sus manos hacía el objeto y termino por abrirlo. Un anillo brillante, con piedras preciosas, ostentoso, y absurdamente enorme en su piedra central había aparecido. Sin duda su temor se había hecho presente. Aquello no podía estar ocurriendo. No así, no de esa manera manera. Movió su cuerpo logrando que la penetración fuera interrumpida. Se sentí dejando caer la pieza frente a ellos. El anillo ni siquiera había salido de la pequeña caja, y la caja como si estuviera embrujada, había caído de frente a ella, mostrando el objeto, y al poco tiempo cerrándose de golpe.

Las piernas de Doreen comenzaron a temblar. Se sentía nerviosa, abrumada, confundida, y muy triste. Todo aquello que pensó debía ser de alguna manera, comenzaba poco a poco a seguir desmoronándose. Averno era experto en romper sus sueños, sus deseos, sus anhelos y aquello que llegara a poder hacerle feliz aunque sólo fuera en su imaginación.

Esto es una broma — Articuló. ¿Qué más podía decir? Nada, porque ni siquiera se imaginaba lo que estaba por ocurrir.
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Mensaje por Averno Sáb Nov 14, 2015 7:37 pm



Jugar con las emociones humanas resulta ser siempre lo más sublime para el vampiro, no son estrictamente marionetas con las que puede entretenerse, los objetos inanimados no son capaces de sentir absolutamente nada, Averno disfrutaba otorgando estímulos que a su vez desencadenaban efectos variables que difícilmente podría predecir él mismo a la perfección, y allí mismo descansaba la magia de su afición, la variedad es un don que mientras más años pasan más engorroso resulta poder disfrutar del mismo y eso lo sabe a la perfección. Él estaba empezando recién entonces a jugar un poco más duro, estaba casi seguro de que Doreen pensaba que los cambios habían concluido ahí, o al menos lo más drásticos, el inmortal solo podía contener su risa ante tanta inocencia y ante aquella reacción que estaba mostrando frente a su descubrimiento, la sonrisa sin embargo del inmortal resultaba ser lo único que se topaba con la humana cada vez que este le observaba. Se levantó del suelo y se acercó a la ventana, la cual abrió de par de par, definitivamente los humanos lucían más insignificantes desde alturas mayores, y dado que se encontraban en un piso de considerable altura se dificultaba la visión desde la ventana hasta la calle que ciertamente por la hora resultaba estar bastante poco concurrida, dio varias ojeadas mientras la humana procesaba aquello que le había impactado cual pared concreto contra el rostro, nadie, entonces fue cuando se decidió por fin a continuar con la noche, tenía que mostrarle a la humana lo que significaba convivir a este nivel con un inmortal, una labor que le iba a costar mucho sudor y tiempo, debía agradecerle en cierto punto, pues a su vez le ponía a prueba, ya que no resulta ser Averno un señor poco exigente – Me resulta bastante curioso que crea a estas alturas que mi sentido del humor puede ser tomado respecto a usted, a pesar de ser bastante negro si es que fuera una broma, para nada lo es – Tomó la caja y la colocó sobre la mesa, casi de inmediato levantó a Doreen del suelo y la sentó una vez más sobre el escritorio - ¿Qué tal suena para usted; “Doreen de Granger”? Es la identidad que ostento actualmente y estoy seguro que prefiere el apellido a ser; “Doreen de Averno”, seguro que los hombres de las leyes lo preferirán también – Carcajeó finalmente y se dispuso a tomar el anillo de la caja para colocarlo en el dedo de la humana.

Si ella pensaba que ahí terminaba la noche se estaba equivocando, las sorpresas tampoco – Quizás piense usted que representaré el papel de un prometido irresponsable, pero en lo absoluto, siempre quiso usted saber lo que significaba estar casada, compartir su vida con aquel hombre mágico, irrepetible y lleno de amor, tanta es mi bondad que le voy a permitir vivir su cuento de hadas, siempre que recuerde lo que ocurre con los sueños y los ideales imposibles – Acomodó los cabellos de la humana y luego elevó su brazo para que se pudiera observar bien el artículo de lujo – Estoy seguro de que no le agradará más que lo anteriormente dicho, pero debemos hacer una visita obligada a; Toulouse, para que pueda presentar a su futuro esposo a la familia que alguna vez dejó – Le sujetó el mentón y sonrió, aquella sonrisa notablemente macabra – No vaya a pensar mal de mí, no es que me metiera en lo más profundo de su mente y espectara sus pesadillas, y es por ello que manejo cierta información, digamos que el dinero da mucho poder y es por eso que le encomiendo siempre que debe tratar de multiplicarlo y no regalarlo. Digamos también que no fue nada complicado con un poco de tiempo, con dinero suficiente y con los hombres indicados, averiguar sus orígenes querida Doreen Sophie Caracciolo Parfait – Otorgó un énfasis enorme al pronunciar su nombre completo – Desde su familia ilegalmente adoptiva, hasta sus verdaderos progenitores y por supuesto, su hermano, los tengo a todos desde que fui por usted, al alcance de mi mano, no se preocupe, no visitaremos a los pobres mencionados al inicio, después de todo debe saber que la mujer murió y que había pensado en darle el mismo destino a su hijo, pero luego me informaron que resultaba ser más miserable estando vivo, ¿para qué meternos con ello, no? – Sujetó a la humana por el hombro y la llevó hacia la ventana, donde la inclinó dándole la espalda, la expuso directamente para que su rostro y el pecho junto a los hombros queden fuera del edificio, elevó sus caderas para que este presta para su entrada – Me pregunto quién le preocupa más, su familia la extraña Doreen, y estoy seguro que a su padre le encantará saber que finalmente encontró a ese gran postor que tanto tiempo pasó buscando para usted – Se inclinó el inmortal pegando su cuerpo al ajeno – No se preocupe, sus demonios están a salvo conmigo, y si desea vengarse también, tengo muchas ansias de ver a su padre, me han contado que es bueno con la bebida y los escándalos, para ser el desperdicio humano perfecto que cualquiera podría eliminar – Sin previo aviso se insertó dentro del recto de la humana - ¿No le parece? Algo me dice que debe tener muchísimo rencor guardado hacia él, ¿no le gustaría liberarlo alguna vez? Ya tendrá mucho tiempo para pensar en ello, un mes para ser exactos hasta que se celebre la boda, seremos una hermosa familia feliz de cinco miembros o de cuatro si en algún momento se anima a tomar mi oferta – Por supuesto que Averno tenía ya gente de confianza que resultaban ser amigos de Gael, el hombre de negocios exitoso y también de la familia de la humana a su vez. Sabía mucho más de lo que le había contado a Doreen hace nada, pero quién en su sano juicio no guarda sus cartas. Ahora tan solo dejaría que la hembra procese y sopese la sensación en su cuerpo. Las embestidas iniciaron junto al silencio para así interrumpirlo, la palma izquierda en la cadera de la humana y la derecha sujetado con fuerza sus cabellos impedirían que por más fuerte que chocara esta cayera por el marco de la ventana, sin embargo aquello no aseguraba de que alguien pudiera verles y ya disfrutaba que aquella molestia se apoderara de Doreen junto a todo lo demás.
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Mensaje por Doreen Jussieu Mar Dic 01, 2015 12:00 am

Una vida en pecado. Esa había sido su idea inicial, y la que probablemente ya se había instalado en su mente, pero sobretodo, le había hecho sentir costumbre y aceptación. De pecado nos referimos a la unión de dos personas sin el consentimiento de Dios, o en su caso, el consentimiento de la iglesia, porque no se les había dado la bendición frente a un altar, además, habían comenzado a tener relaciones sexuales mucho antes de lo permitido, y si a todo eso se le sumaba que la obligación había llegado a ser una imposición, además de que no existía amor alguno entre ellos. Nada de eso se encontraba bien, muy por el contrario, su vida era un gran desastre, misma que el vampiro disfrutaba, saboreaba y no dejaría de gozar alado de la jovencita,

Todos los anhelos de Doreen el inmortal los estaba acabando. A cada paso que daba, con cada escalón que subían. Nada era bueno, aunque reconocía que estaba aprendiendo del mundo, de la crudeza del mismo, todo aquello que soñó y deseó se había ido al carajo desde el momento en que él tocó su propiedad. Sueños rotos que ya eran deseos de no tenerlos más. Quizás ya habían desaparecido, pero él se encargaba de recordarle cada uno de ellos, no permitiría que lo olvidara, porque de hacerlo lo sufriría desengaños que el complacientemente estaba dispuesto a volver más oscuros y dolorosos.

Cuando Averno colocó el anillo en el dedo de la joven, ella sintió como su mano pesaba, como incluso ella misma no podía sostenerla a una altura prudente. Portar aquella joya le traía más problemas, porque si lo pensaba de una manera más profunda, aquello podía ser una marca, otra seña de propiedad. Algo que le molestaba, pero que de igual manera ya ocurría. Pronto llegaría el día de su sentencia. El momento de asegurar por completo su camino al infierno, porque de casarse frente a una iglesia, estaba claro que la mayor de las mentiras iban a cometer, y eso nada ni nadie lo perdonaría, ni siquiera su Dios, porque la mayor de las ofensas estaría a punto de cometerse, y ella, como buena cobarde que era, se dejaba guiar por el camino de la No verdad.

Conforme la criatura hablaba, la rubia negaba, primero a cada palabra la sorpresa se asomaba. Sus movimientos de cabeza iban y venían de un lado a otro intentando que en algún punto él le diera un poco de libertad en la toma de decisiones, algo que nunca pasaría. Conforme pasaban las palabras, la desesperación se mostraba con claridad. Incluso temblaba, y no precisamente por el frío que se escurría por la ventana. ¡Para nada! Todo se debía a la impotencia que en su interior se alojaba. Doreen estaba confundida, y quizás también en un estado de Shock, porque no hablaba, y llevaba ya un tiempo sin hacerlo.

Aunque había escapado de casa, lo cierto es que no deseaba que ellos estuvieran involucrados. Antes de poder decir palabra alguna, de siquiera pensar en rogarle a la criatura porque no hiciera aquella ronda protocolar. La estocada de la vergüenza se hizo presente. Las piernas de la joven temblaron, por poco se iba de boca fuera del edificio a causa de su falta de fuerza, de equilibrio y de razón. La había penetrado en una zona virgen, una zona sin preparación. Literalmente la había desgarrado, podía ella sentir la calidez del liquido carmín correr entre sus glúteos y deslizarse entre sus piernas. No lloró, no gritó; ni siquiera estaba respirando.

Tuvieron que pasar algunos minutos para que se recuperara, no del todo, pero al menos la idea de poder pensar con más claridad. El aire que se alojaba en sus pulmones y no deseaba salir, en ocasiones sólo parecía querer matarla.

Doreen intentaba con todas sus fuerzas poder decir algo, pero su cuerpo no respondía, no había ni siquiera un pensamiento coherente en su interior de lo que podía llega a decir. Estaba destrozada. Se había vuelto un rompecabezas, mil pedazos se esparcían a su alrededor. Todo lo componía ella, su alma, su cuerpo, su corazón. Sabía que nunca se llegaría a componer, ella jamás sería la misma, ya no existía rastros de inocencia. Lo sabía.

Todo el placer que había recibido desde su llegada se había esfumado, el dolor que experimentaba en ese momento le hicieron olvidar lo delicioso que había resultado en su momento el orgasmo. No deseaba que estuviera dentro de ella, lo aborrecía y sentía asco tanto de ella, como de la enferma mente que la criatura poseía. ¿Qué podía decir? No había palabras, porque aunque las tuviera ninguna contaría. La sentencia estaba clara, con él no había marcha atrás, porque de arrepentirse sería como haber cometido un error, y Averno jamás cometía errores.
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Mensaje por Averno Mar Dic 01, 2015 1:21 pm



¿Y ese silencio tan profundo? Cualquier hubiera reaccionado ingresando en la mente de la humana que aparentemente ni siquiera estaba chillando por la intromisión en su recto, Averno lo sabía, la había puesto de cabeza una vez más, como aquella vez en la vieja propiedad que ella poseía, una vez más los hilos del títere se habían estirando demasiado, tanto que llegaban a doler seriamente. Ella no podía verlo, pero la satisfacción que estaba invadiendo al vampiro definitivamente no podía ni siquiera ser disimulada por él, así estaba la situación, aquello tan solo le empujo a continuar con lo suyo, ignorando que estuviera sangrando, continuó las embestidas sabiéndose triunfador, sin duda uno realmente cruel y despiadado, un déspota total, el peor de todos los dictadores y el más bravucón de todos los abusadores. Solo una muestra más de que cuando Averno se veía inmiscuido en algún papel, lo actuaba mejor que cualquier libreto y resaltaba de maravilla en cada una de sus acciones. Podía en este momento comenzar una charla más extensa aún, pero estaba seguro de que Doreen tan solo se agobiaba más con su propio silencio, sin encontrar puertas en ese laberinto donde se encontraba ahora perdida, antes quizás tenía la esperanza de ser guiada por la luz, pero el sol se había puesto para ella, y la oscuridad no resultaba la mejor aliada para dar pasos de ciego, este laberinto lleno de trampas y de peligros que ahora resultaba ser su vida, tan solo seguiría empeorando, el vampiro sabía que la humana no iba a durar mucho tiempo más así, su mente no se encontraba fuerte, tenía claro que los tiempos extra que le otorgaba de placer a él, los ejercía por pura voluntad, porque su cuerpo usualmente más ya no daba y era esa obstinación que ella presentaba lo único que le sostenía. ¿Cuánto más le faltaría para desmoronarse? Tenía esa duda, sin embargo no deseaba que perdiera la batalla tan pronto, después de todo necesitaba a esa mujer feliz y radiante para que estuviera emocionada de dar sus votos frente a ese Dios que si algún control tenía entonces debía de impedir esta boda maldita, aunque de sobra se sabía ya que esto no ocurriría y que la celebración se daría, con bombos y platillos teniendo en cuenta la naturaleza de la familia de la humana, esta estaría mucho más feliz que la misma novia.

Una situación que no resultaba ser una novedad ni para Doreen, ni para el resto del mundo. Se detuvo tras unos minutos de tortura – Eso es todo – La sujetó con indiferencia y la recostó sobre el escritorio, caminó hacia el tumulto de prendas y las colocó también sobre el escritorio, de uno de los cajones sacó un ungüento de hierbas, ¿todo planeado? Por supuesto, se trataba de él. Lo acercó y lo colocó sobre el abdomen de la perturbada mujer, el aroma delataría hacia ella para debía usarlo. Vistió sus prendas con tranquilidad, como si nada hubiera pasado, aunque antes se limpió el miembro, tenía un poco de Doreen consigo, de manera literal y aquello echaría a perder su prenda inferior. Como le había roto el corsé dejó su gran abrigo a un costado de la joven que parecía no inmutarse demasiado – Diez minutos – Todo el tiempo que tenía para estar lista y preparase. Salió de la oficina y bajo las escaleras lentamente, en la puerta estaba durmiendo el cochero que les regresaría a la mansión, un par de golpes a la ventana despertaron al sujeto – Es la hora, no se duerma de vuelta, a su familia no le gustará tener a la cabeza de casa desempleada – Los humanos indecentes, no podían siquiera cumplir bien una labor como esa, bueno, no todos, habían sus excepciones, Doreen le cumplía, así como lo haría ahora aunque aquello le fuera a dejar la vida en el camino. Regresó finalmente a su oficina, tenía ya el triunfo bajado, estaba como siempre ahora, parco y medido - ¿Está lista? Cuando lleguemos a la mansión podrá beber y comer, es hora de cerrar, todo lo que venimos a hacer aquí esta noche, ya está hecho, ¿no le parece? – Le sonrió con maldad, pero a la vez lucia entretenido. No iba a esperar demasiado a la humana, se acercó y la recogió en brazos, como si fuera algo común bajo las escaleras hasta llegar a la carroza. El caballero estaba despierto, menos mal, no quería obligarlo a mutilarse un dedo por ser irrespetuoso y decepcionante. Y si una noche sería perfecta para soltar todo lo que contiene definitivamente sería esta, así que no resultaba adecuado fastidiarle. Introdujo el cuerpo de Doreen dentro de la carroza y se regresó dentro para ultimar detalles con el personal de seguridad. Hecho esto salió e ingresó a la carroza, una orden su palma y la carroza avanzó, luego cerro las ventanillas - ¿Emocionada, entonces? Dicen que las mujeres se ponen nerviosas ante estos acontecimientos, parece ser que en el caso de los caballeros no es así – Volvió a sonreír. Buscaba reacción.
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Mensaje por Doreen Jussieu Vie Dic 11, 2015 7:02 pm

Doreen sentía las punzadas no sólo en la zona de su recto, sino también en todo el cuerpo, tanto era el dolor, que incluso sus oídos llegaban a sentir retumbar su interior. Siempre creyó que su dolor interno era mucho mayor que cualquiera que pudieran ocasionarle fisicamente, pero nada tenía que ver con eso, porque el físico la estaba cegando. Ni siquiera podía pensar con claridad. Se estaba dejando llevar por la inercia, por lo que debía de ser correctamente hablando.

Simplemente asintió a lo ordenado por el vampiro. Con las manos temblorosas se dedicó a acomodarse la ropa. Se sentía extraña, porque no sólo le había roto una zona del cuerpo, sino también su interior. Muchos cachos de ella se habían esparcido en aquella oficina, mismos que quizás el viento se llevaría, no volverían a aparecer, porque incluso intentando volver a unirlos, era muy probable que jamás llegaría a ser la misma. No lo era.

Sintió lo helado del clima, también las manos frías de la criatura, pero ni siquiera respingó, quizás su cuerpo se había entumecido, y por esa razón ya no reaccionaba a las temperaturas, y muy probablemente tampoco al dolor que quisieran volverle a ocasionar. Al menos en esos momentos.

Se notaba cansada, su cuerpo le pedía su cómoda cama caliente, aunque su estomago sonaba con violencia, pidiéndole un poco de alimento. No deseaba nutrirse, pero comprendía que eso era lo correcto, además de que Averno ya lo había mencionado, lo que dejaba en claro que debía hacerlo, nada de ignorarlo. Cerró los ojos unos instantes dentro del carruaje. Suspiró un par de veces. Ella necesitaba retomar el control de su cuerpo, tanto como el de sus emociones, porque de no hacerlo no ganaría nada, por el contrario, perdería demasiado.

Existen nervios, claro que sí — Afirmó, su voz era apenas un susurro, las palabras salían entre cortadas. — Pero no creo que sea el mismo que el que llega a sentir una mujer completamente enamorada — Sus hombros apenas y se movieron, ella creía que los había encogido con perfecto dramatismo, pero no, sólo se movieron con ligereza — Me refiero a que yo no lo amo, siento miedo por usted, y saber cual es el siguiente paso me hace sentir más miedo que todo lo demás, porque se convertirá en otro tipo de encierro, uno que se vería ante los ojos ajenos, pero sobretodo ante los ojos de Dios — Un Dios que la había abandonado desde el momento en que el mismísimo diablo se había aparecido en su camino.

Volvió a quedarse silenciosa. Averno le había enseñado a expresarse. De una manera muy peculiar, obviamente, pero al menos Doreen comenzaba a mostrarse transparente, con miedo si, pero mostrando también destellos de seguridad y franqueza, cosa que no había podido hacer. No es que fuera una mujer falsa, para nada, pero no se sentía con la libertad de expresarse a riendas sueltas, y es que esa sociedad resultaba ser del dominio masculino, o al menos eso parecía, y por eso de entrada no tenía el derecho de decir más de lo normal. Con el vampiro claramente nada era normal.

Llegar a su hogar le hizo sentir un gran alivio. Aunque aquel terreno también fuera de la criatura, aquella se había vuelto su casa, y gracias a Dios el sol la separaba del infierno; del diablo. No faltaba mucho para el amanecer, cosa que añoraba ocurriera en cualquier momento. Mientras él la cargaba hasta la habitación, la joven sostenía lo más fuerte que podía el tarro en sus manos, si aquello iba a darle alivio y paz física, entonces no lo soltaría por nada. A menos que tuviera algo más efectivo, o que la cura fuera más pronto de lo esperado. Su cama la recibió con dulzura, y estiró su figura lo más que pudo, porque se sentía contraída y entumecida.

¿Cuántas veces se ha casado? — Preguntó con mucha curiosidad. No es que fuera algo relevante, seguramente no lo fuera, al menos para el vampiro, pero a Doreen le gustaba saber e intentar entender, aunque nunca pudiera llegar a hacer aquello con él. Entrecerró los ojos unos instantes, escondió su cuerpo debajo de las sabanas y con mucha vergüenza comenzó a untarse aquella cosa babosa del frasco. Intentó hacerlo lo más rápido posible, y claro, sin lastimarse. — Supongo que debe ser parte del pasatiempo — Concluyó antes de acomodar su cabeza en la almohada. Necesitaba descansar un poco antes de poder alimentarse, porque sino lo hacía, no tendría la fuerza para poder hacerlo.
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