AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
Espacios libres: 11/40
Afiliaciones élite: ABIERTAS
Última limpieza: 1/04/24
En Victorian Vampires valoramos la creatividad, es por eso que pedimos respeto por el trabajo ajeno. Todas las imágenes, códigos y textos que pueden apreciarse en el foro han sido exclusivamente editados y creados para utilizarse únicamente en el mismo. Si se llegase a sorprender a una persona, foro, o sitio web, haciendo uso del contenido total o parcial, y sobre todo, sin el permiso de la administración de este foro, nos veremos obligados a reportarlo a las autoridades correspondientes, entre ellas Foro Activo, para que tome cartas en el asunto e impedir el robo de ideas originales, ya que creemos que es una falta de respeto el hacer uso de material ajeno sin haber tenido una previa autorización para ello. Por favor, no plagies, no robes diseños o códigos originales, respeta a los demás.
Así mismo, también exigimos respeto por las creaciones de todos nuestros usuarios, ya sean gráficos, códigos o textos. No robes ideas que les pertenecen a otros, se original. En este foro castigamos el plagio con el baneo definitivo.
Todas las imágenes utilizadas pertenecen a sus respectivos autores y han sido utilizadas y editadas sin fines de lucro. Agradecimientos especiales a: rainris, sambriggs, laesmeralda, viona, evenderthlies, eveferther, sweedies, silent order, lady morgana, iberian Black arts, dezzan, black dante, valentinakallias, admiralj, joelht74, dg2001, saraqrel, gin7ginb, anettfrozen, zemotion, lithiumpicnic, iscarlet, hellwoman, wagner, mjranum-stock, liam-stock, stardust Paramount Pictures, y muy especialmente a Source Code por sus códigos facilitados.
Victorian Vampires by Nigel Quartermane is licensed under a
Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 3.0 Unported License.
Creado a partir de la obra en https://victorianvampires.foroes.org
Últimos temas
Just a game? - Doreen C.
2 participantes
Página 1 de 1.
Just a game? - Doreen C.
Flashback, 3 años atrás.
Carajo, era realmente temprano. Todavía tenía las ojos sellados a la fuerza por el alcohol y la boca seca a causa del atado de tabaco que había saboreado hasta el hartazgo en la nueva Pipa de agua o Narguila que se había hecho traer desde Oriente Medio. Sentía demasiado calor, llegando a ser abrumador hasta que vira su cuerpo para que una ráfaga que golpeaba la ventana chocara contra su cuerpo refrescándolo. Así estaba mejor pero seguía sintiéndose presa de la compañía a su alrededor. Finalmente decide por investigar su habitación y no tardó en encontrar la causa de su desdicha. Una fémina morena descansaba entre sus sábanas, con su brazo sobre el pecho del duque. Delgada, rasgos felinos y una piel demasiado virgen como para pertenecer a un rango bajo o incluso ser una puta. O podría ser una buena puta, nunca se sabe. La luz se filtraba por entre las cortinas de bajo peso que se aprisionaban unas contra las otras en una danza al ritmo del aire. Podría ser entrada en la mañana o ya temprano en la tarde, la verdad era que no quería dormir con desconocidas a menos de que hubiera un placer premeditado de por medio. Se despierta sin un solo cuidado por perpetuar el sueño de la mujer. Tuvo lo que quería de ella, un lugar donde enterrarse unas horas la noche anterior y ahora era un desecho como todo el resto, solo quería tomar su cuaderno bajo la trampa de madera al pie de su escritorio. La llave era lo único que prendía junto a la cadena que llevaba el reloj de bolsillo. Ni el crujir de las viejas tablas de la Mansión estilo victoriana despertaron a la mujer. Encorvado sobre su tesoro lo abrió buscando alguna anotación vaga y la encontró, incluso fechada.
Mujer: Leonora Mirclaff
Edad: 24
Físico: Morena, aceptable.
Edad: 24
Físico: Morena, aceptable.
Miro sobre su hombro al cuerpo contrastante contra sus mantas de seda. Mierda, tendría que enviarlas a lavar, era por eso que prefería su carro o los callejones, era demasiado laborioso llevar una concubina al hogar, y que no esperara comida vespertina. Con una pluma todavía reseca tirada al pie del escritorio de mármol blanco tacha el aceptable rajando el papel. A continuación escribe: 3. Ninguna llegaba a la categoría aceptable de momento, el alcohol había mejorado una realidad que ahora era muy clara. Él era un Duque y quería putas hermosas para perpetuarlas y cogerlas hasta que gritaran su nombre, ella parecía estar a la altura pero todas lo decepcionaban, Maldición. Su vista volvió a entrelazar las letras.
Físico: Morena, aceptable. 3
Actitud: Premeditada, poca posición, demasiadas indicaciones.
Encuentros: 1.
Actitud: Premeditada, poca posición, demasiadas indicaciones.
Encuentros: 1.
Y el último. Volvió a guardar sus anotaciones con recelo en su escondite, cerrando y asegurándose que sus secretos seguían bajo tierra. Todavía quedaban hojas por completar y féminas por rellenar. En ambos sentidos. Pero en ese momento solo quería estar solo, había sido una semana de arduas negociaciones y aunque fuera extraño sentía la falta de su Inglaterra natal, sentía demasiada ajena la tierra francesa aunque la necesidad lo llevó a encauzar en su ciudad. Estaba desnudo y sin cuidado, había hecho a todo el mundo que trabajara para él firmar acuerdo de confidencialidad, obligando a los sirvientes a ser una pantalla de los horrores o víctimas de vicios que presenciaban entre las paredes de la mansión del Duque, aunque por otro lado sus recompensas y buen trato si lograba manipularlos terminaba por comprarlos.
Fue un baño tibio en tu piscina de mármol verde, contra un espejo de cuerpo entero que reflejaba como su rostro volvía a aparentar su edad, el que luego le devolvió su imagen vestido simple, camisa arremangada, pantalón informal y su cazadora azul. Tenía ganas de caminar para recordar los campos ingleses, una mañana libre era una pausa entre el sexo que realmente necesitaba para recobrar energía. En su camino a la salida se cruza con su Ama de llaves, Clemence. Quería las sábanas limpias y la cama armada, que quitara a quien estuviera allí, ningún pedido inusual. El humor neutro permaneció mientras salía del lugar, tomando la calle principal de piedra adornada por álamos que guiaban a los carruajes indicando la senda. Todo tranquilo, George no tenía ganas de fumar, todavía sentía la marihuana impregnada a sus pulmones quemando su interior, seguro que no recordaba demasiado a la puta por eso, gracias a Dios. Iba a buscarse un mejor distribuidor para los días siguientes, a cualquier niño rico podrían engañar con ese pasto seco pero el sabia lo que hacía, conocía demasiado sus vicios como para que quieran hacer pasar plata por oro frente a sus ojos, y al idiota que había osado en mentirle iba a hundir su negocio, robando sus clientes para llevarlos con su nuevo distribuidor y obtener comisiones. No importaba dónde o con qué, si fueran putas, mercaderías o vías férreas para ampliar los mercados, todo se trataba de negocios.
La luz incandescente del sol del mediodía no le dejaba alzar demasiado la vista sin quemarle las retinas. Problemas de ojos demasiado claros, la pedantería no le dejaba reconocer sus problemas visuales, pero nada le impidió verla a la distancia, en los campos hacia la mitad de su recorrido sin destino hasta que la joven se lo marcó. Los hoyuelos se marcaron presas de su sonrisa insolente mientras se acerca con pasos largos, seguros acortando la distancia con la melena rubia ya conocida por verla en la ciudad cuando hacía las compras, nunca aclarando cual era la mercadería que buscaba. Hasta el más puto genio debe alimentarse en más sentidos que los fisiológicos. Y el era un Duque, era un maldito genio para los negocios y lo cierto era que le encantaban. Ella inclinada en el terreno desnudo de cualquier árbol que pudiera dar paz a la luminosidad, George aplasta el pastizal amarillento verdoso a su andar hasta colocarse frente a ella impidiendo el paso del sol, obligando a que la sombra le permitiera a la muchacha ver hacia su presencia. Impertinente malcriado tocado por el diablo con la picardía a flor de piel, esa podría ser una de sus miles de descripciones.
-Admirando el paisaje Querida Doreen, ¿No es así?
Controlaba cualquier doble sentido que dijera, lo que lo convertía en un ser irritable pero irresistible al mismo tiempo. Voz cautivadora, áspera y grave que podría engañar con su lengua en un poema que terminaría carnalmente en su dormitorio. Pero ahora tenía ganas de jugar, necesitaba un desafío pero ponerla nerviosa era uno de sus pasatiempos preferidos. No duda un minuto en arrodillarse hasta la altura de Doreen, todavía atractiva como le recuerda la presión contra su entrepierna, pero no ahora. Se sienta a su lado mirando el desierto frente a ellos, parecía mañana de domingo donde todos estaban en la Iglesia menos ellos, pecadores.
George Richardson- Realeza Inglesa
- Mensajes : 18
Fecha de inscripción : 23/10/2012
DATOS DEL PERSONAJE
Poderes/Habilidades:
Datos de interés:
Re: Just a game? - Doreen C.
Sus rubios cabellos estaban siendo halagados por una mujer de aproximadamente cincuenta años. Ella llevaba dos meses fuera de casa, había bastado para poder encontrar a una mujer demasiado amorosa y caritativa, mujer que a su vez, la había visto como a la hija que nunca había tenido. de cierta manera, ella se sentía muy cómoda en aquel lugar, el hijo de aquella señora le recordaba lo afortunada que había sido al tener un hermano, aunque claro, la presencia masculina en nada se comparaba con la que había dejado en su ciudad natal. Le gustaba las sensaciones del cepillo al pasar por sus hebras, aquello la relajaba, se sentía bien. Estaba dejando su imagen lista antes de salir a hacer las compras. Su nueva madre le había pedido que trajera ciertos productos del mercado, que estaban comenzando a escasear, y que no quería les faltara algo, era mejor tener de sobra, que faltante. Con sus cabellos perfectamente acomodados, y su vestido pulcro (algo sencillo eso si), se animó a tomar los francos correspondientes para las compras, una canasta para colocar las cosas, y por fin salió de la hermosa y acogedora casa que se encontraba en el centro de la ciudad.
Mientras avanzaba, varias imágenes se le vinieron a la cabeza, como aquel encuentro con dos pintorescas personas: Milo Van Dyck y Darcy Trudeau. El primer encuentro había marcado por completo su vida, aquel aire de aventura, esa liberad que transpiraban, para ella eran fuente de inspiración, y claro de una futura nube de amor. Para la joven, el leer libros llenos de fantasías le había hecho buscar un amor fuera de lo común, de esos que manejaban armas, salvaban damiselas en peligro, y terminan, pese a las guerras, llenos de un final feliz, con una familia unida e hijos. Rápidamente desechó la idea, no le gustaba estar pensando todo el tiempo en las cosas, en hombres que solo les importaban las guerras. Fue entonces cuando decidió simplemente disfrutar del paisaje. La rubia avanzó entre las calles con una sonrisa radiante. Saludaba de vez en cuando a personas que estaban a su alrededor, siempre con aquella educación perfecta, a veces se le otorgaba la duda de proceder de una cuna alta, pero conforme veían sus ropajes descartaban la idea, ella simplemente estaba bien educada.
Decidió que tenía tiempo para poder darse una vuelta por algunos jardines antes de hacer las pesadas compras, a ella le gustaban los paisajes llenos de colores que en los prados parisinos habían, pero pocas veces se tomaba el tiempo para disfrutarlos. Las razones eran sencillas, primero que nada, estar sola para una mujer era una peligro, más cuando había ya conocido el mundo de los sobrenaturales, y en segunda, porque su soledad le dolía demasiado, no disfrutaba hacer grandes descubrimientos o grandes caminatas sin compañía, eso si que le afectaba, antes por lo menos tenía la presencia de su hermano, ahora simplemente el recuerdo de todo lo que había sido. Suspiró, era momento de perder el miedo a la soledad y disfrutar lo que necesitaba; fue así como se dispuso a caminar por el pasto ligeramente maltrecho, se sentó sobre las raíces de un frondoso árbol que le daba el paisaje perfecto, ella estaba feliz, tranquila, y al mismo tiempo triste. ¿Pero qué se le hacía? Ella había decidido por ese destino.
- Uhmm - Musitó, como haciendo memoria de a quien podría pertenecer esa voz, pero no es que fuera muy difícil reconocerlo. Se habían visto un par de veces, el chico llegaba a ser verdaderamente terco, insistente y una molestia, pero a Doreen no le caía para nada mal, por el contrario, a pesar de sus altercados, se llevaban muy bien, y le sacaba risas y sonrisas espontáneas haciendo que la joven se olvidara de sus añoranzas, y de sus recuerdos, simplemente haciendo que se sintiera feliz. - ¿Dónde fue que nos conocimos? - Preguntó con cierto tono cargado de duda - Oh si, en un prado, en una de mis tantas escapadas, creo que queda en claro lo mucho que me gusta admirar los paisajes - Le volteó a ver con una sonrisa amplia, cargada de alegría por verlo ahí, a su lado. La rubia le hizo una reverencia, de esas educadas y perfectas, podría ser su amigo, pero era un hombre, y no uno cualquiera, uno proveniente de la realeza, y merecía respeto. - Hace tiempo no lo veía, es grato poder tener el honor de nuevo - Comentó silenciosa, y suspiró para volver a ver aquella fiesta hermosa de colores.
Mientras avanzaba, varias imágenes se le vinieron a la cabeza, como aquel encuentro con dos pintorescas personas: Milo Van Dyck y Darcy Trudeau. El primer encuentro había marcado por completo su vida, aquel aire de aventura, esa liberad que transpiraban, para ella eran fuente de inspiración, y claro de una futura nube de amor. Para la joven, el leer libros llenos de fantasías le había hecho buscar un amor fuera de lo común, de esos que manejaban armas, salvaban damiselas en peligro, y terminan, pese a las guerras, llenos de un final feliz, con una familia unida e hijos. Rápidamente desechó la idea, no le gustaba estar pensando todo el tiempo en las cosas, en hombres que solo les importaban las guerras. Fue entonces cuando decidió simplemente disfrutar del paisaje. La rubia avanzó entre las calles con una sonrisa radiante. Saludaba de vez en cuando a personas que estaban a su alrededor, siempre con aquella educación perfecta, a veces se le otorgaba la duda de proceder de una cuna alta, pero conforme veían sus ropajes descartaban la idea, ella simplemente estaba bien educada.
Decidió que tenía tiempo para poder darse una vuelta por algunos jardines antes de hacer las pesadas compras, a ella le gustaban los paisajes llenos de colores que en los prados parisinos habían, pero pocas veces se tomaba el tiempo para disfrutarlos. Las razones eran sencillas, primero que nada, estar sola para una mujer era una peligro, más cuando había ya conocido el mundo de los sobrenaturales, y en segunda, porque su soledad le dolía demasiado, no disfrutaba hacer grandes descubrimientos o grandes caminatas sin compañía, eso si que le afectaba, antes por lo menos tenía la presencia de su hermano, ahora simplemente el recuerdo de todo lo que había sido. Suspiró, era momento de perder el miedo a la soledad y disfrutar lo que necesitaba; fue así como se dispuso a caminar por el pasto ligeramente maltrecho, se sentó sobre las raíces de un frondoso árbol que le daba el paisaje perfecto, ella estaba feliz, tranquila, y al mismo tiempo triste. ¿Pero qué se le hacía? Ella había decidido por ese destino.
- Uhmm - Musitó, como haciendo memoria de a quien podría pertenecer esa voz, pero no es que fuera muy difícil reconocerlo. Se habían visto un par de veces, el chico llegaba a ser verdaderamente terco, insistente y una molestia, pero a Doreen no le caía para nada mal, por el contrario, a pesar de sus altercados, se llevaban muy bien, y le sacaba risas y sonrisas espontáneas haciendo que la joven se olvidara de sus añoranzas, y de sus recuerdos, simplemente haciendo que se sintiera feliz. - ¿Dónde fue que nos conocimos? - Preguntó con cierto tono cargado de duda - Oh si, en un prado, en una de mis tantas escapadas, creo que queda en claro lo mucho que me gusta admirar los paisajes - Le volteó a ver con una sonrisa amplia, cargada de alegría por verlo ahí, a su lado. La rubia le hizo una reverencia, de esas educadas y perfectas, podría ser su amigo, pero era un hombre, y no uno cualquiera, uno proveniente de la realeza, y merecía respeto. - Hace tiempo no lo veía, es grato poder tener el honor de nuevo - Comentó silenciosa, y suspiró para volver a ver aquella fiesta hermosa de colores.
Doreen Jussieu- Hechicero Clase Alta
- Mensajes : 5232
Fecha de inscripción : 01/03/2011
Edad : 34
Localización : Zona Residencia.
DATOS DEL PERSONAJE
Poderes/Habilidades:
Datos de interés:
Re: Just a game? - Doreen C.
El miedo era el mejor amigo del hombre, lo mantenía vivo, y a la vez su peor enemigo, lo privaba de hacer cosas que realmente quería. La clave era el equilibrio, pero demasiado temeroso nunca se llegaría a tal punto a menos de que se tratara de George Richardson. Mezcla de tenor y picardía, teñida por la propia adulación y altivismo, él tenía todo lo que consideraba digno de sí mismo. La seguridad entramada con lo grave de su voz tornaba en hipnótico pero imperativo las palabras que usaba.
-O lo mucho que te aterra admirar algo que no sea un paisaje.
Cómodamente, tenso la espalda para impulsarse con un gemido de esfuerzo hasta lograr que su cabeza se apoyara sobre el regazo de la mujer. Estaba acostumbrado pero esta emanaba un perfume especial que tentaba a las hormonas. Los ojos cerrados ahora dejando que el sol los irradiara a su placer. Era una almohada poco mullida, se sentían los huesos de la chica pero era así y no por falta de hambre, aunque hubiera querido que engorde un poco, tenía predilección por los bustos bien armados aunque los de Doreen eran proporcionales dentro del catálogo mental que llevaba de las mujeres que se habían adentrado en sus pensamientos, único lugar donde se les permitía pasear a sus anchas. El traje ensamblado en Italia se arrugó un poco frente a los movimientos del joven que ahora con una mano recostada sobre la pierna de la chica estaba casi en el paraíso.
Había un lugar para cada hombre, y un resguardo para cada fémina. El de George estaba en donde él quisiera que estuviera. Entre las piernas del género opuesto, en su mesa de billar o en la cubierta del barco de su propia compañía. Cada quien se gobierna bajo sus normas, algunos nacieron para ser campesinos, otros con tanto miedo que resolvieron dejar la responsabilidad en los señores feudales y él, siempre fue un Duque con todas las palabras que eso implicaba. Dureza, Ultraje, Querubín diabólico, Único, EL. Era libre como un ave, no dependía de nadie más de su propio orgullo, y nadie dependía de el sin contar un país entero. Era el dueño de su vida pero había algo que no tenía y eso era la paz en su mente, pero jamás iba a reconocer que sin eso no tenía nada, entonces ¿De qué se trata todo? ¿Hacia dónde vamos? Hacia donde no iba a dejar de ir para esquivar todo tipo de preguntas eran los vicios y el trabajo, evitando eso que la gente tanto deseaba en la vida: Encontrar alguien para amar y vivir cada día como si fuera el último. George era su ego y allí residía todo su amor, y vivir cada día como si fuera el último era cuando se tenía un propósito. Él poseía dinero y poder, para que pensar que todo acabaría ese día cuando el siguiente podía ser mejor acaparando más todavía. Era un círculo vicioso y era consciente de que era su presa y a la vez el eje, pero en ese momento tenía ganas de ser un poco ingenuo. No por iluso ni por fe en las creencias populares sino porque necesitaba una vía de escape.
-No cuenta hasta que no me veas desnudo. Anda Doreen, conmigo no funciona el beneficio de la duda.
La sonrisa presa de los hoyuelos la miraron abriendo los ojos excitados, estaba demasiado cómodo haciéndoselo saber adaptando mas su cabeza contra la oquedad que se formaba en ese triangulo femenino que tanto le gustaba encajar, lo sexual le era tan ameno que ya lo tomaba como un acto diario y el hecho de descansar sobre la privacidad ajena era un placer extra. Quizá ella estuviera incomoda no le interesaba, algo de respeto le tenía y no iba a tocarla a menos de que no quisiera pero no iba a negar deseos carnales por esas piernas que ahora le servían de soporte. Sin borrar la sarna de su cara la busca hasta encontrarla mirándolo. Era encantadoramente virgen y por Doreen haría la excepción, porque lo conocía lo suficiente como para saber que era el peor enemigo del género femenino.
-Te preguntas como será tu vida, donde está el hombre que cambiara tu existencia, que no soy yo por suerte. Todos quieren creer en el amor, yo creo en la droga, tienen el mismo efecto deberías de probar algún día.
Siempre alguien estaba harto de una mujer, mientras otro la amaba locamente. George esperaba el momento en que ella cayera por la propia acción de la gravedad y la necesidad humana a sus sabanas para desmantelar su cama y luego continuar cada cual con su vida. Eso ocurría en el caso de las racionales quienes sabían que no debían buscar más en él de lo que el joven hacia para con ellas. Ahora las vírgenes con propensión a caer en sus ensueños románticos eran las que evitaba, no por no tener el gusto de ser el primer explorador, sino por haber sufrido años de acoso y hostilidad que eran más que un estorbo en la mesa. La vida le enseñó a ser selectivo y nada más selectivo que la propia naturaleza competitiva del hombre y su respuesta estaba oculta tras las hojas de un cuaderno perteneciente a uno en especial que tuvo el mismo problema que el Duque. Pero había una leve diferencia, su padre era dominado por las hormonas, George se dejaba dominar cuando la situación así lo ameritaba. No se llama temor sino evolución.
La grandeza de un hombre está en saber reconocer su propia insignificancia ¿El maldito era insignificante? Claro que no. Él era el parámetro para discernir cuando otros lo eran, era la máxima utopía que nunca se iba a poder alcanzar, era el Duque más joven del viejo mundo Carajo. Nadie estaba a su altura y era demasiado consciente llegando a sembrar la soberbia que lo caracterizaba y cosechaba enemigos en pánico que respondían a la simple inclinación de su cabeza. Quien era soberbio lo sabía y asumía, los pedantes eran demasiado insulsos temerosos de admitirlo.
-Tengo un plan, voy a reemplazar los caballos en los carruajes. Estoy trabajando en una maquina a vapor que impulsará una mecánica de engranaje que hará que los coches sean autónomos. No hay mujeres en mi futuro porque son decorativos, y yo soy decorativo para ellas ¿Por qué no puedo adornar tu living? Vamos Doreen, quieres perder el tiempo conmigo, sino vete a juntar flores como lo educada y correcta que eres.
Estirándose como un niño de 12 años con la otra mano le envolvió la cintura, era un imán para el aunque no tenía ganas de follarla realmente en ese momento, era una de las pocas veces en que prefería que cosas salieran de la boca de una mujer en vez de que algo ingresara. Era extraño pero incluso cuando las cosas finalmente debían terminar, siempre surgía la pregunta inevitable de si se había hecho lo correcto. En este caso sí, estaban hablando aunque no tenía ganas de que fuera por un tiempo indeterminado, siempre nos persigue el miedo de que las cosas no se materialicen.
George Richardson- Realeza Inglesa
- Mensajes : 18
Fecha de inscripción : 23/10/2012
DATOS DEL PERSONAJE
Poderes/Habilidades:
Datos de interés:
Re: Just a game? - Doreen C.
El silencio se hizo presente mientras ambos cuerpos se acercaban demás. La joven se sentía cómoda en la posición que había adoptado, de eso no había duda, además siempre el aroma de las flores, la brisa que se generaba, y la tranquilidad que manaba de esos lugares solía relajarla. Muchos recuerdos la azotan por completo, buenos, malos, peores y fantásticos que la hacen querer volver para revivir todo eso que ha pasado. Se siente tranquila pues sabe no pasa nada malo a su alrededor, a penas está por desatarse una gran revolución, se debe disfrutar la "paz" que por momentos está reinando. Después se escucharán cañones, balas, gritos de ayuda, suplicas de perdón, todo aquello que siempre ha temido a través de cuentos que lee mediante sus hermosos libros. Deja sus manos caer hacía atrás, para recargar su peso en una posición más a gusto. La joven mira de reojo al castaño quien parece tan sumergido en sus pensamientos como ella, pero que tranquilidad, que manera tan buena de sentirse tan bien. Le dedica una sonrisa cómplice que pronto se vuelve un rostro severo al notar su mano tan traviesa. Niega repetidas veces para que la observe, pero sólo eso, pues el silencio los sigue acompañando.
Doreen estiró una de sus manos para tomar la que su ahora amigo tenía sobre una de sus piernas. La movió con suavidad para que le soltara esa zona, arqueó una ceja al verlo ya tan en aquella posición y se movió con cierta brusquedad para tener un poco más de distancia. Se estaba incomodando demasiado, si la hacía molestar seguramente se levantaría, lo empujaría, y se perdería dejándolo por completo atrás, no estaba tonterías, él mejor sabía que el tema relacionado con el sexo no lo veía como practicarlo de manera ocasional, o con cualquier persona, pero ella también comprendía que no todos podían ver las cosas a su manera, le gustara o no, así que muchas veces tuvo que tragarse palabras para no parecer grosera, o demasiado inapropiada. Le colocó la mano sobre el pecho para volver a su posición habitual, volvió a relajarse, e intentó cerrar los ojos, pero temía que al hacer aquello, terminaría por llevarse una gran sorpresa al volver a abrirlos. Más valía vigilarlos bien o podría después arrepentirse de su torpeza. Nadie lo sabía, más valía estar alerta.
- A veces suele ser tan pesado, pero eso ya debe saberlo ¿No es así? - Le busca la mirada con seriedad- No necesito verle desnudo, no es algo que tenga en una lista, mucho menos entre mis prioridades, creo que eso ya lo debería saber de memoria - Se encogió de hombros intentando parecer lo más natural, lo cierto es que no aguantará mucho tiempo, quizás en poco sus mielas se le pondrán sonrosadas, y él notará que está cayendo por mero nervio. Se muerde el labio inferior repetidas veces intentando controlar su nervio, pero no puede. - ¿Qué pretendes? Por favor, deberías parar el tema, no me considero una mujer con la cual puedas pasar la noche, no tengo ni siquiera practica, no necesito me la vayas a dar, quiero amor, suena tonto pero siempre lo he querido, espero me sepas entender - Le da ligeros golpecitos en el mentón para que la volviera a ver, como reclamando su atención por unos instantes. - No seas insistente, es mejor que busques algo más - Le pide con un poco más de confianza.
- Es bastante grato saber que tus inversiones no van simplemente de la mano con el sexo, que te gusta innovar, al menos tus bolsillos estarán más repletos de lo normal - Se encoge de hombros haciendo una pequeña burla, pero está siendo demasiado sincera. Le hace una mueca por sus últimas palabras - Nadie te está obligando a que estés conmigo, George - La confianza, o quizás la molestia le hicieron comenzar ya a tutearlo, pero su rostro se nota fastidiado, demasiado. Se puso de pie ignorando si podría caer su rostro al pasto o no, eso no importaba, menudo grosero que se estaba comportando. - Nadie te impide el irte, creo que estos lares son muy extensos, me gusta como soy, si a ti no, no tienes porque compartir espacio conmigo ¿Lo has entendido verdad? - Se cruza de brazos al observarlo, sabe que después, más tarde cuando la rabia se le esfume de su cuerpo podrá sentir pena, arrepentimiento y mucha culpa por lo que acaba de hacer, pero al menos la rabia ayuda a salir.
- ¿Es lo único que tiene que decir? - Giró el cuerpo para darle la espalda mientras avanzaba adentrándose un poco más a aquel campo. - Me agradas tanto, te tengo tanto aprecio, y tú simplemente te interesas en algo, en un acto… - Avanza con tranquilidad, colocando ambas manos en sus costados.
Doreen estiró una de sus manos para tomar la que su ahora amigo tenía sobre una de sus piernas. La movió con suavidad para que le soltara esa zona, arqueó una ceja al verlo ya tan en aquella posición y se movió con cierta brusquedad para tener un poco más de distancia. Se estaba incomodando demasiado, si la hacía molestar seguramente se levantaría, lo empujaría, y se perdería dejándolo por completo atrás, no estaba tonterías, él mejor sabía que el tema relacionado con el sexo no lo veía como practicarlo de manera ocasional, o con cualquier persona, pero ella también comprendía que no todos podían ver las cosas a su manera, le gustara o no, así que muchas veces tuvo que tragarse palabras para no parecer grosera, o demasiado inapropiada. Le colocó la mano sobre el pecho para volver a su posición habitual, volvió a relajarse, e intentó cerrar los ojos, pero temía que al hacer aquello, terminaría por llevarse una gran sorpresa al volver a abrirlos. Más valía vigilarlos bien o podría después arrepentirse de su torpeza. Nadie lo sabía, más valía estar alerta.
- A veces suele ser tan pesado, pero eso ya debe saberlo ¿No es así? - Le busca la mirada con seriedad- No necesito verle desnudo, no es algo que tenga en una lista, mucho menos entre mis prioridades, creo que eso ya lo debería saber de memoria - Se encogió de hombros intentando parecer lo más natural, lo cierto es que no aguantará mucho tiempo, quizás en poco sus mielas se le pondrán sonrosadas, y él notará que está cayendo por mero nervio. Se muerde el labio inferior repetidas veces intentando controlar su nervio, pero no puede. - ¿Qué pretendes? Por favor, deberías parar el tema, no me considero una mujer con la cual puedas pasar la noche, no tengo ni siquiera practica, no necesito me la vayas a dar, quiero amor, suena tonto pero siempre lo he querido, espero me sepas entender - Le da ligeros golpecitos en el mentón para que la volviera a ver, como reclamando su atención por unos instantes. - No seas insistente, es mejor que busques algo más - Le pide con un poco más de confianza.
- Es bastante grato saber que tus inversiones no van simplemente de la mano con el sexo, que te gusta innovar, al menos tus bolsillos estarán más repletos de lo normal - Se encoge de hombros haciendo una pequeña burla, pero está siendo demasiado sincera. Le hace una mueca por sus últimas palabras - Nadie te está obligando a que estés conmigo, George - La confianza, o quizás la molestia le hicieron comenzar ya a tutearlo, pero su rostro se nota fastidiado, demasiado. Se puso de pie ignorando si podría caer su rostro al pasto o no, eso no importaba, menudo grosero que se estaba comportando. - Nadie te impide el irte, creo que estos lares son muy extensos, me gusta como soy, si a ti no, no tienes porque compartir espacio conmigo ¿Lo has entendido verdad? - Se cruza de brazos al observarlo, sabe que después, más tarde cuando la rabia se le esfume de su cuerpo podrá sentir pena, arrepentimiento y mucha culpa por lo que acaba de hacer, pero al menos la rabia ayuda a salir.
- ¿Es lo único que tiene que decir? - Giró el cuerpo para darle la espalda mientras avanzaba adentrándose un poco más a aquel campo. - Me agradas tanto, te tengo tanto aprecio, y tú simplemente te interesas en algo, en un acto… - Avanza con tranquilidad, colocando ambas manos en sus costados.
Doreen Jussieu- Hechicero Clase Alta
- Mensajes : 5232
Fecha de inscripción : 01/03/2011
Edad : 34
Localización : Zona Residencia.
DATOS DEL PERSONAJE
Poderes/Habilidades:
Datos de interés:
Re: Just a game? - Doreen C.
Se dice que el objetivo de un hombre en la tierra es andar y dejar herederos que recuerden su paso por la misma. Pero quien tiene a su alcance el poder y la avaricia no necesita de sembrar semillas genéticas, crear su propia historia, cuentos de locura, poder y traición. Murmuros atrapantes, envidiables, hazañas que cualquiera quisiera hacer si solamente tuviera los medios. George había construido su propio mito a muy corta edad, un Casanova sediento de poder con el ingenio suficiente para no ser presa de su propia debilidad, y ahora solo restaba seguir alimentando el dicho popular y no por el resto, sino por su propia necesidad de perfección en que había canonizado sus objetivos. El terminó siendo un hombre a partir de la mezcla de manerismos
El ser humano es lo que es, preso del status quo que personas como el Duque manejaban desde el borde superior de la pirámide. Él no iba a caer desde su máximo esplendor porque era George Richardson carajo! Y haría pagar a quien dijera lo contrario. Su fama había sido calculada y premeditada en cada paso y acción y así, sus más oscuros secretos habían recaído en su espíritu ermitaño y ella, esa joven rubia sin ninguna preocupación ni estandarte que sostener podía desarmarlo con sus labios y su mente, pero no.
-No soy pesado, tu eres virgen y por eso, demasiado suceptible ¿Qué haré contigo Doreen?
El sol se entrometía entre los párpados que pese a estar cerrados, no podían retractar la luz detrás de las persianas, cual maderas andrajosas de chozas o comercios abandonados corroídos por el paso del tiempo y la naturaleza. Incluso ahora el calor acumulado sobre la superficie comenzaba a hacer estragos picando sobre la cara demasiado blanca de George, poco acostumbrado al astro mayor. En Londres todos los días son nublados, las lluvias son la antesala de cada mañana y el manto de las noches. Contados son los días en que el cielo esta despejado en el sur del gigantesco archipiélago, casi de su total co-propiedad. Los nervios de las piernas inagotables de Doreen comenzaban a resultarle hasta atrayentes y cómicos. Ese era el efecto que causaba en las mujeres pero con ella se potenciaba hasta caer en recaudos de ternura, algo que solo guardaba para con sus caballos de competición predilectos, los juegos y las apuestas sublimes de miles de libras solo porque podía hacerlo ¿Por qué no? Y luego esa mujer ahí, por alguna causa y pese a considerar a las féminas parte de su fortuna, no estaba del todo seguro si llegaría a apostarla como hizo en varias ocasiones con sus predecesoras.
-No puedes tener prioridades hasta no conocer todas tus posibilidades. Debes conocer todo el terreno antes de poder juzgar si te gusta o no. Las mujeres son como una buena yegua de polo, no me importa montar a todas hasta encontrar a la mejor.
Pudo sentir como se movió su cabeza por la contracción de las flacos juncos de la joven que hacían de piernas. Lo corrió como si nada para ponerse de pie y realizar el famoso acto del arrepentimiento, vergüenza, odio y nuevamente arrepentimiento. Las mujeres eran como un manual, de hecho las tenía anotadas como tal. Ella lo intentó acomodar mientras el Duque rompía en una voz ronca, una risa como un maldito malcriado emblemado en picardía por el nerviosismo de Doreen. Pudo sentir por la sombra que se iba hacia el sur, el entretanto quedó recostado llevando las manos sobre su cabeza como si nada hubiera ocurrido y ese era el estado en el que había estado tendido desde hacía un tiempo. La ignorancia era el remedio así como el peor de los males. Ignorar o ser ignorado era el silencio que más aterra, pero la ignorancia de los hechos te convierte en un ser maleable a gusto de aquellos que tienen el poder y saben lo que desean. Podría…quería…pero no, por lo menos no por el momento.
Tras unos segundos de glorioso temple rebelde, sus músculos se tensaron para sentarlo sobre su eje recto, observando el contraste de la joven contra los arbustos, rodeada por sus propias ideas de perversión que él tenía para con ella. Ya no tenía el cinismo en su cara mientras se termino de levantar para seguirla de cerca sin terminar de ponerse a su altura. Era como una yegua salvaje que había que amansar de a poco y residía allí su interés con ella, aunque en el fondo su inocencia era lo que más la distinguía del resto.
-Pretendo que comprendas, si quisiera follarte lo haría aquí mismo en vez de estar escuchando ese ruido que haces que no son gemidos. Ten cuidado con el amor pequeña Doreen, es traicionero y egoísta.
Despreocupado con las manos en los bolsillos buscando de nuevo el tabaco que no sentía necesidad pero la ansiedad omnipresente se hacía cobrar en ese acto vicioso. Lo enciende despreocupado mientras la sigue como si estuviera paseando a su propia mascota, aunque en este caso la vista era mucho más prometedora.
-Nerviosa, asustada, irritada ¿Lo ves? Todo eso genero en ti y no puedes controlarlo porque es nuevo y dejas que lo sea en vez de reprimirlo. Tú quieres que me quede.
Termina por acortar la distancia en unos pasos hasta ponerse en su línea, y uno más para sobrepasarla colocándose por delante de ella, bajando el cigarrillo echando el humo hacia un costado sin sacarle los ojos de encima. Neutro como en sus charlas de negocios con grandes magnates ahora se imponía frente a ella sacándole casi una cabeza. ¿Intimidarla? No.
-¿En un acto qué? Termina tu frase.
Su tono de imposición, sin un solo rezago de juventud e inmadurez. El rostro del poder absoluto y la perfección donde el tiene la razón y el resto está equivocado. Temido por su accionar demasiado arriesgado y seguro, manipulando las situaciones inmanejables. Esa era la otra cara del Duque que ninguna había visto y ahora Doreen tenía aterrada frente a sí.
Siempre terminamos siendo lo que menos se espera de nosotros. El ser humano es un sinfín de errores acumulados, algunos atroces y otros inocentes. George había cometido ambos y Doreen, la iba a impulsar a seguir sus pasos.
El ser humano es lo que es, preso del status quo que personas como el Duque manejaban desde el borde superior de la pirámide. Él no iba a caer desde su máximo esplendor porque era George Richardson carajo! Y haría pagar a quien dijera lo contrario. Su fama había sido calculada y premeditada en cada paso y acción y así, sus más oscuros secretos habían recaído en su espíritu ermitaño y ella, esa joven rubia sin ninguna preocupación ni estandarte que sostener podía desarmarlo con sus labios y su mente, pero no.
-No soy pesado, tu eres virgen y por eso, demasiado suceptible ¿Qué haré contigo Doreen?
El sol se entrometía entre los párpados que pese a estar cerrados, no podían retractar la luz detrás de las persianas, cual maderas andrajosas de chozas o comercios abandonados corroídos por el paso del tiempo y la naturaleza. Incluso ahora el calor acumulado sobre la superficie comenzaba a hacer estragos picando sobre la cara demasiado blanca de George, poco acostumbrado al astro mayor. En Londres todos los días son nublados, las lluvias son la antesala de cada mañana y el manto de las noches. Contados son los días en que el cielo esta despejado en el sur del gigantesco archipiélago, casi de su total co-propiedad. Los nervios de las piernas inagotables de Doreen comenzaban a resultarle hasta atrayentes y cómicos. Ese era el efecto que causaba en las mujeres pero con ella se potenciaba hasta caer en recaudos de ternura, algo que solo guardaba para con sus caballos de competición predilectos, los juegos y las apuestas sublimes de miles de libras solo porque podía hacerlo ¿Por qué no? Y luego esa mujer ahí, por alguna causa y pese a considerar a las féminas parte de su fortuna, no estaba del todo seguro si llegaría a apostarla como hizo en varias ocasiones con sus predecesoras.
-No puedes tener prioridades hasta no conocer todas tus posibilidades. Debes conocer todo el terreno antes de poder juzgar si te gusta o no. Las mujeres son como una buena yegua de polo, no me importa montar a todas hasta encontrar a la mejor.
Pudo sentir como se movió su cabeza por la contracción de las flacos juncos de la joven que hacían de piernas. Lo corrió como si nada para ponerse de pie y realizar el famoso acto del arrepentimiento, vergüenza, odio y nuevamente arrepentimiento. Las mujeres eran como un manual, de hecho las tenía anotadas como tal. Ella lo intentó acomodar mientras el Duque rompía en una voz ronca, una risa como un maldito malcriado emblemado en picardía por el nerviosismo de Doreen. Pudo sentir por la sombra que se iba hacia el sur, el entretanto quedó recostado llevando las manos sobre su cabeza como si nada hubiera ocurrido y ese era el estado en el que había estado tendido desde hacía un tiempo. La ignorancia era el remedio así como el peor de los males. Ignorar o ser ignorado era el silencio que más aterra, pero la ignorancia de los hechos te convierte en un ser maleable a gusto de aquellos que tienen el poder y saben lo que desean. Podría…quería…pero no, por lo menos no por el momento.
Tras unos segundos de glorioso temple rebelde, sus músculos se tensaron para sentarlo sobre su eje recto, observando el contraste de la joven contra los arbustos, rodeada por sus propias ideas de perversión que él tenía para con ella. Ya no tenía el cinismo en su cara mientras se termino de levantar para seguirla de cerca sin terminar de ponerse a su altura. Era como una yegua salvaje que había que amansar de a poco y residía allí su interés con ella, aunque en el fondo su inocencia era lo que más la distinguía del resto.
-Pretendo que comprendas, si quisiera follarte lo haría aquí mismo en vez de estar escuchando ese ruido que haces que no son gemidos. Ten cuidado con el amor pequeña Doreen, es traicionero y egoísta.
Despreocupado con las manos en los bolsillos buscando de nuevo el tabaco que no sentía necesidad pero la ansiedad omnipresente se hacía cobrar en ese acto vicioso. Lo enciende despreocupado mientras la sigue como si estuviera paseando a su propia mascota, aunque en este caso la vista era mucho más prometedora.
-Nerviosa, asustada, irritada ¿Lo ves? Todo eso genero en ti y no puedes controlarlo porque es nuevo y dejas que lo sea en vez de reprimirlo. Tú quieres que me quede.
Termina por acortar la distancia en unos pasos hasta ponerse en su línea, y uno más para sobrepasarla colocándose por delante de ella, bajando el cigarrillo echando el humo hacia un costado sin sacarle los ojos de encima. Neutro como en sus charlas de negocios con grandes magnates ahora se imponía frente a ella sacándole casi una cabeza. ¿Intimidarla? No.
-¿En un acto qué? Termina tu frase.
Su tono de imposición, sin un solo rezago de juventud e inmadurez. El rostro del poder absoluto y la perfección donde el tiene la razón y el resto está equivocado. Temido por su accionar demasiado arriesgado y seguro, manipulando las situaciones inmanejables. Esa era la otra cara del Duque que ninguna había visto y ahora Doreen tenía aterrada frente a sí.
Siempre terminamos siendo lo que menos se espera de nosotros. El ser humano es un sinfín de errores acumulados, algunos atroces y otros inocentes. George había cometido ambos y Doreen, la iba a impulsar a seguir sus pasos.
George Richardson- Realeza Inglesa
- Mensajes : 18
Fecha de inscripción : 23/10/2012
DATOS DEL PERSONAJE
Poderes/Habilidades:
Datos de interés:
Temas similares
» Play game, everybody play the game... of love
» This is the dream… [Doreen Caracciolo]
» Perfumen -Doreen-
» Diosa de seda [DOREEN]
» Peregrino // Doreen Caracciolo
» This is the dream… [Doreen Caracciolo]
» Perfumen -Doreen-
» Diosa de seda [DOREEN]
» Peregrino // Doreen Caracciolo
Página 1 de 1.
Permisos de este foro:
No puedes responder a temas en este foro.
Miér Sep 18, 2024 9:16 am por Afiliaciones
» REACTIVACIÓN DE PERSONAJES
Mar Jul 30, 2024 4:58 am por Frederick Truffaut
» AVISO #49: SITUACIÓN ACTUAL DE VICTORIAN VAMPIRES
Miér Jul 24, 2024 2:54 pm por Nigel Quartermane
» Ah, mi vieja amiga la autodestrucción [Búsqueda activa]
Jue Jul 18, 2024 4:42 am por León Salazar
» Vampirto ¿estás ahí? // Sokolović Rosenthal (priv)
Miér Jul 10, 2024 1:09 pm por Jagger B. De Boer
» l'enlèvement de perséphone ─ n.
Sáb Jul 06, 2024 11:12 pm por Vivianne Delacour
» orphée et eurydice ― j.
Jue Jul 04, 2024 10:55 pm por Vivianne Delacour
» Le Château des Rêves Noirs [Privado]
Jue Jul 04, 2024 10:42 pm por Willem Fokke
» labyrinth ─ chronologies.
Sáb Jun 22, 2024 10:04 pm por Vivianne Delacour