AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Doctrina Laboral [Doreen][+18]
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Doctrina Laboral [Doreen][+18]
Recuerdo del primer mensaje :
El negocio verdadero en todo el mundo siempre será el fraude
Podría resultar irónico que un ser como Averno estuviera realmente interesado en ayudar a pobres almas humanas con sus carencias en la vida, o colaborar con el servir a la seguridad de sus inmuebles y muebles, la realidad es que a través de los años el vampiro siempre ha sabido reconocer las oportunidades una vez se le presentan, desde que llegó a París estuvo no solo en busca de ente que ahora se llamaba Doreen, sino también un medio económico que tan solo lograra acrecentar su inagotable fortuna monetaria, no es que el dinero signifique algo, siempre para él tan solo ha resultado ser un medio necesario para obtener y desenvolverse en este mundo humano dirigido justamente por el poder y el dinero, dos factores que él maneja y controla a su gusto y con notable esmero y propiedad. Durante esta estancia en París llevaría una compañía que quizás en cien o doscientos años quiebre misteriosamente, y de todos los puestos generados empiece a despedir indiscriminadamente a cada trabajador incluso sin pagar la indemnización correspondiente. Averno como ya es usual en él terminaría llevando consigo a algún lugar del mundo toda la riqueza humana adquirida por sus acciones y maquinaciones y gozaría como siempre de lo más actualizado de la tecnología y lo más desarrollado en comodidades humanas que crea o considere necesarias. Básicamente Gael resultaba ser un hombre de negocios excéntrico recién llegado de Inglaterra que decidió fundar una compañía de seguros en París, abierta para todo el público que pueda contratar sus servicios, como era de esperarse los principales acreedores a su negocio resultaban ser otros mismos empresarios que buscaran protección en sus negocios y en sus propias vidas, Averno por suerte o “Gael”, tenía los fondos suficientes para incluso poder saldar el seguro de vida del mismísimo Rey si así este quisiera solicitar uno, no en balde mil años de labor humana o de robos o estafa le han hecho dueño de un fondo monetario bastante amplio, uno suficiente para respaldar a una gran compañía de seguros, si bien en este momento aún no lo era, pronto lo sería, ese resultaba incluso ser parte de su nuevo ritual, Doreen desempeñaría un papel fundamental en este negocio, pues sería el rostro social, una dama bella y atractiva para cualquier flamante socio o interesado en el mundo de los corredores de seguros. Sin duda una carrera que en realidad llevaba poco.
Esta idea de asegurar la vida y las propiedades resultaba bastante nueva para la época, incluso podía decirse que algunos desconfiaban, y hacían bien en hacerlo, la misión de la empresa no resultaba en realidad gastar su dinero en solventar los seguros que bono a bono, mes a mes, los clientes pagarían, miles de cláusulas legales y demás se verían envueltas en este juego, siempre a beneficio de la empresa y aprovechando el desconocimiento del público general, Averno es un ser dotado de conocimientos claro está, y el litigar junto a diferentes leyes y decretos tanto reales como civiles o penales se encontraban almacenados en su cabeza, al derecho al revés contenía toda organización legal de Francia, no es que estuviera preparado para jamás pagar un solo seguro, un tratamiento o una perdida, sin embargo como política de su empresa estaría el factor de evitar que el pago se realice lo máximo posible, demorar la transacción, establecer trabas legales, etc. Usualmente la mayoría de clientes podría darse por vencido o quizás Averno culminaría con la existencia de los más tercos y obstinados por la búsqueda de justicia y el respeto de la declaración de voluntad, dígase también contrato, que establecieron con Buena Fortuna. Y tratándose de la humana, inexperta, torpe e incluso asustadiza puesto que no tenía idea alguna de estos temas, él como ya es usual debía de guiarla, enseñar, adoctrinar a su gusto y claramente ir contra su voluntad, porque Doreen sería la primera en entregar incluso lo que no posee para ayudar a otros, ¿aún mantendría esa postura del todo? Este negocio resultaba precioso para jugar con la moralidad de la humana en este sentido tan estricto de su existencia, las respuestas de porqué ella y Buena fortuna estaban unidos se respondían ahora solas – Debe entender una cosa – Pronunció el vampiro desde su cómodo asiento rojo que llevaba colocado en la oficina del gerente y dueño tan solo tres semanas, tiempo que la compañía misma tenía en el mercado y de existencia – Esto es un negocio, no una beneficencia y le he otorgado un puesto privilegiado que amerita responsabilidad y además el buscar el beneficio económico y existencial de la compañía, así que no hay cabida a sentimentalismos por piedad o pena, ¿será capaz de llevar a cabo su labor? Espero que no falle, no debe, no puede, bueno, es humana, así que es cierto, puede fallar. Pero no se preocupe, aunque ya le encomende conocimientos, sé que tiene miles de preguntas y resulta ignorante ante mil y uno situaciones, así que adelante, suelte todo lo que desee aprender – Sonrió el inmortal desde su posición y mirando de frente a la subgerente, actualmente no se encontraba nadie en el segundo piso puesto que resultaba ser demasiado tarde, tan solo los empleados de ventas trabajaban a estas horas en el primer piso. El ambiente resultaba adecuado para esta conversación y demás actividades.
Esta idea de asegurar la vida y las propiedades resultaba bastante nueva para la época, incluso podía decirse que algunos desconfiaban, y hacían bien en hacerlo, la misión de la empresa no resultaba en realidad gastar su dinero en solventar los seguros que bono a bono, mes a mes, los clientes pagarían, miles de cláusulas legales y demás se verían envueltas en este juego, siempre a beneficio de la empresa y aprovechando el desconocimiento del público general, Averno es un ser dotado de conocimientos claro está, y el litigar junto a diferentes leyes y decretos tanto reales como civiles o penales se encontraban almacenados en su cabeza, al derecho al revés contenía toda organización legal de Francia, no es que estuviera preparado para jamás pagar un solo seguro, un tratamiento o una perdida, sin embargo como política de su empresa estaría el factor de evitar que el pago se realice lo máximo posible, demorar la transacción, establecer trabas legales, etc. Usualmente la mayoría de clientes podría darse por vencido o quizás Averno culminaría con la existencia de los más tercos y obstinados por la búsqueda de justicia y el respeto de la declaración de voluntad, dígase también contrato, que establecieron con Buena Fortuna. Y tratándose de la humana, inexperta, torpe e incluso asustadiza puesto que no tenía idea alguna de estos temas, él como ya es usual debía de guiarla, enseñar, adoctrinar a su gusto y claramente ir contra su voluntad, porque Doreen sería la primera en entregar incluso lo que no posee para ayudar a otros, ¿aún mantendría esa postura del todo? Este negocio resultaba precioso para jugar con la moralidad de la humana en este sentido tan estricto de su existencia, las respuestas de porqué ella y Buena fortuna estaban unidos se respondían ahora solas – Debe entender una cosa – Pronunció el vampiro desde su cómodo asiento rojo que llevaba colocado en la oficina del gerente y dueño tan solo tres semanas, tiempo que la compañía misma tenía en el mercado y de existencia – Esto es un negocio, no una beneficencia y le he otorgado un puesto privilegiado que amerita responsabilidad y además el buscar el beneficio económico y existencial de la compañía, así que no hay cabida a sentimentalismos por piedad o pena, ¿será capaz de llevar a cabo su labor? Espero que no falle, no debe, no puede, bueno, es humana, así que es cierto, puede fallar. Pero no se preocupe, aunque ya le encomende conocimientos, sé que tiene miles de preguntas y resulta ignorante ante mil y uno situaciones, así que adelante, suelte todo lo que desee aprender – Sonrió el inmortal desde su posición y mirando de frente a la subgerente, actualmente no se encontraba nadie en el segundo piso puesto que resultaba ser demasiado tarde, tan solo los empleados de ventas trabajaban a estas horas en el primer piso. El ambiente resultaba adecuado para esta conversación y demás actividades.
Averno- Vampiro Clase Alta
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Re: Doctrina Laboral [Doreen][+18]
No entendía la razón de las palabras aquejas, no porque fueran falsas y no estuviera de acuerdo, sino por el simple hecho de que esta estaba tan solo nombrando lo obvio, sin embargo ahí mismo residía el propio deseo de este matrimonio, ¿cómo debería sentirse respecto a lo que más quiere pero no de la manera adecuada? Le resultaba más que placentero disfrutar de la mezcla de sentimientos que la hembra debía de estar experimentado en este momento y sobretodo, la mezcla de sentimientos que experimentaría una vez frente al altar, jurando frente a ese Dios todo poderoso según ella, jurar amar a un engendro que ha dedicado toda su existencia a lastimar y atemorizar, un engendro incapaz de reconocer a ese ser o cualquier otro como superior, siquiera a molestarse en buscar un ápice de su existencia, el único Dios sobre la tierra tiene un nombre y se conoce bien – Estoy seguro que si Dios todo poderoso tiene la facultad de interrumpir esta boda, de desmoronarla hasta sus cimientos, la pregunta que debería rondar en su cabeza y tomarse un buen tiempo en resolver, ¿es por qué no lo hará? Porque le aseguro, no soy capaz de ver el futuro, pero tanto la lógica como la razón de la probabilidad nos muestra la simple y oscura verdad, este ser es incapaz de detenerme. ¿Por qué está de acuerdo con mis acciones o quizás con su sufrimiento? Tal vez en el fondo no considere absolutamente en ningún aspecto negativo la unión de nuestras realidades, dado que desde hace mucho llevamos una vida digna del matrimonio, quizás solo este deseando arreglar un leve aspecto suelto y le importe poco lo que pueda opinar o sentir respecto a esto – Le observó con atención, y mantendría aquello durante todo su viaje. Si es que había mayor disfrute que el ser testigo de una mente atormentada y destrozada, entonces debían de enseñárselo ya, puesto que nada le causaba más placer y satisfacción que notar a la humana en estas condiciones, tristes para ella, épicas por su parte – Creo que le dejaré pensar ya que su silencio adorna la noche de manera adecuada – Así fue como el resto del trayecto fue enmudecido, sin embargo aquel mismo viaje representaba tan solo ser una cadena más para la humana, un grillete de pesada bola, cada vez más aferrada al suelo por el propio peso de las acciones del inmortal respecto a ella.
El hematófago se preguntaba si en algún momento Doreen terminaría cediendo por este propio peso, o muy por el contrario, lucharía contra el mismo hasta el final, si no estaba equivocado el día que le encontró, entonces lo segundo pasaría y lo disfrutaría, hasta el último de sus alientos, hasta el más pequeño gemido de desesperación o de placer enfermizo que pudiera sentir. Una vez el destino se hizo presente se encargó de depositar a la humana en sus aposentos, el solitario y siempre calmado ambiente de la mansión rodeada casi de pantanos resultaba perfecto para situaciones como esta, en cuanto el engendro soltó a la humana sobre las sabanas y esta se cubrió con las mismas las palabras ajenas finalmente le hicieron sonreír por lo curiosas e inocentes que a la vez resultaban ser. Jamás, él no repetía sus intenciones, tampoco sus métodos, de hacerlo simplemente no podría gozar de su accionar, ¿pero cómo poder mencionárselo a ella sin que sospechara? La mentira siempre sería una buena salida, aunque hasta la fecha jamás la había utilizado, tan solo había usado esa facilidad que posee para mencionar cosas sin mencionarlas, o evitar cierta información tergiversando la realidad de la misma - Jamás me casé, ciertamente las costumbres humanas resultaban ser innecesarias en algunos casos. ¿Por qué un ser como yo debería contraer matrimonio con algún otro ser? Después de todo dicen que el matrimonio es la unión de un sentimiento, y no hubo nada parecido en ello dentro de mi existir, en este caso, yo me casó con usted porque tan solo le estoy cumpliendo uno de sus sueños, ¿está siendo ingrata conmigo al acusarme de esa manera? – Le dedicó una sonrisa traicionera y se acercó a ella – No se preocupe, es usted es especial madame Caracciolo, la primera y probablemente la última – Le expuso retiraron las sabanas y le besó el hombro lentamente – Su cuerpo debería notarlo – Observó la escena y volvió a sonreír – Traeré el alimento humano que necesita, no podemos permitir que se debilite, así también bastante líquido, mañana será otro día, ahora puede vivir los suyos con aquella piedra preciosa, sintiéndose feliz de contraer matrimonio con Gael, el exitoso empresario, ciertamente, una vida soñada – Concluyó bajando el tono mientras su cuerpo se alejaba para salir por esa puerta y perderse en el pasillo, no mentía en algo, buscaría su sustento puesto que no iba a permitirse perder a la humana tan pronto.
El hematófago se preguntaba si en algún momento Doreen terminaría cediendo por este propio peso, o muy por el contrario, lucharía contra el mismo hasta el final, si no estaba equivocado el día que le encontró, entonces lo segundo pasaría y lo disfrutaría, hasta el último de sus alientos, hasta el más pequeño gemido de desesperación o de placer enfermizo que pudiera sentir. Una vez el destino se hizo presente se encargó de depositar a la humana en sus aposentos, el solitario y siempre calmado ambiente de la mansión rodeada casi de pantanos resultaba perfecto para situaciones como esta, en cuanto el engendro soltó a la humana sobre las sabanas y esta se cubrió con las mismas las palabras ajenas finalmente le hicieron sonreír por lo curiosas e inocentes que a la vez resultaban ser. Jamás, él no repetía sus intenciones, tampoco sus métodos, de hacerlo simplemente no podría gozar de su accionar, ¿pero cómo poder mencionárselo a ella sin que sospechara? La mentira siempre sería una buena salida, aunque hasta la fecha jamás la había utilizado, tan solo había usado esa facilidad que posee para mencionar cosas sin mencionarlas, o evitar cierta información tergiversando la realidad de la misma - Jamás me casé, ciertamente las costumbres humanas resultaban ser innecesarias en algunos casos. ¿Por qué un ser como yo debería contraer matrimonio con algún otro ser? Después de todo dicen que el matrimonio es la unión de un sentimiento, y no hubo nada parecido en ello dentro de mi existir, en este caso, yo me casó con usted porque tan solo le estoy cumpliendo uno de sus sueños, ¿está siendo ingrata conmigo al acusarme de esa manera? – Le dedicó una sonrisa traicionera y se acercó a ella – No se preocupe, es usted es especial madame Caracciolo, la primera y probablemente la última – Le expuso retiraron las sabanas y le besó el hombro lentamente – Su cuerpo debería notarlo – Observó la escena y volvió a sonreír – Traeré el alimento humano que necesita, no podemos permitir que se debilite, así también bastante líquido, mañana será otro día, ahora puede vivir los suyos con aquella piedra preciosa, sintiéndose feliz de contraer matrimonio con Gael, el exitoso empresario, ciertamente, una vida soñada – Concluyó bajando el tono mientras su cuerpo se alejaba para salir por esa puerta y perderse en el pasillo, no mentía en algo, buscaría su sustento puesto que no iba a permitirse perder a la humana tan pronto.
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Re: Doctrina Laboral [Doreen][+18]
Silenciosa se volvió la habitación de un momento a otro. Sus ojos descansaban, los había cerrado, intentando poder relajar el ardor que se había generado en ellos. Había llorando un poco a causa del dolor, también por el anillo, uno que le pesaba demasiado. Intentaba relajar su cuerpo. Dolía cada centímetro de su ser, pero se daba cuenta que gracias al dolor también aprendía a conocer detalles de su figura que no pensaba existían. Era una noche medianamente tranquila. El clima se encontraba agradable, aunque sentía frío, no dejaba de ser agradable.
Analizó un breve tiempo las palabras de Averno. No es que le revelara demasiado, pero reconoció que ella era especial. ¿Eso tendría ventajas o desventajas? Podría ser especial al momento del asesinato, o quizás al prolongar la vida que tenían. ¿Averno era feliz con ella? Una pregunta muy complicada, ella sabía que la criatura no se regía por emociones, ni siquiera consideraba que las llegara a tener, pero de todas maneras se cuestionaba si lo era o no. Vanidad femenina, o quizás un deseo de saber algo imposible, mismo que pudiera sanar sus dolores, sus temores, sus complicaciones internas.
Se llevó la mano al estomago. Le estaba rugiendo salvajemente. Podría estar muy triste, pero al menos su cuerpo exigía lo que se necesitaba para poder seguir de pie. Cada día, y por obvias razones, cada noche mucha información aparecía para ella. Demasiado por procesar. Sino fuera por el cansancio físico que experimentaba, muy probablemente pasaría los días en vela intentando procesar cada información que le llegara.
Doreen estaba consciente de una cosa: todo lo había provocado ella. Cuando era pequeña sus padres le habían enseñado, que si algo se desea con mucha fuerza, llegaba a ocurrir. Quizás sus peticiones y deseos si habían sido escuchados, pero ella nunca las había formulado de la manera correcta. ¿Y cómo iba a hacerlo? No tuvo el conocimiento prematuro de las criaturas de la noche, poco sabía de la crueldad irracional de todo aquel a su alrededor. Vivir en la burbuja social no ayudaba. Si quería casarse, o al menos eso había deseado, si deseaba encontrar a alguien que estuviera por siempre a su lado, pero no por malicia, sino por amor. Y así pasaría pensando en todo lo que deseaba, quería, y soñaba, todo eso que se le estaba por dar, pero que no era ese su deseo, al menos la naturaleza del mismo.
Movió su cuerpo, se sentó. Relajarse por unos momentos le ayudó a recuperar fuerza. Cubrió sus piernas con las sabanas blancas que cubrían su cama. ¿Blancas? Un tanto irónico, demasiado hipócrita, pero muchas cosas en aquella casa tenían significados así, detalles ocultos, misterios que resolver, secretos que quizás se pudieran o no revelar.
Aunque Averno llegaba a ser silencioso. Ella podía notar hasta donde llegaba lo sepulcral de su ser. Sabía cuando llegaba, cuando se quedaba, y cuando se iba. El choque entre la luz y la oscuridad era fuerte, y cuando se abrazaban llegaba a causar un caos mental. Sorpresivamente ella resistía, y la locura masculina simplemente la gozaba. Por eso el cuerpo femenino sintió escalofríos al sentir que se acercaba, enfocó su mirada en la entrada, suspiró un par de veces, y gozó de la imagen masculina entrar con elegancia. Averno sabía encantar con su solo andar, él lo sabía, y también lo hacía a propósito.
— El termino especial resulta inquietante si viene de sus labios dementes ¿No lo cree? — Su voz se escuchaba como una caricia tierna queriendo consolar a un mendigo desgraciado. Siempre era así, sin importar el daño que pudiera la criatura hacerle, terminaba por volver a ese estado de dulzura que la caracterizaba, quizás por eso él la había escogido, porque sin importar el daño, Doreen jamás dejaría de ser ella misma, sería fiel a sus principios, a lo que había sido destinaba a ser. — De todas formas lo sea o no, no pienso cuestionar lo que dice, al menos esta noche, el cansancio y el hambre no son una buena combinación para un humano — Se encogió de hombros y observó la charola que la criatura llevaba en sus manos. Aquello la hizo torcer la boca.
Doreen no era una fiel amante de la carne, aunque reconocía que le gustaba, también reconocía que llegaba a asquearla. Siempre buscaba sólo ingerirla una vez cada semana, y que fuera una vez al día. Desde que llegó a vivir en aquella casa, parecía se habían empeñado en darle aquello. Reconocía que la hacía sentir más fuerte, pero cuando se encontraba así de cansada, terminaba por sentir fuertes ascos, intentaría simplemente digerirlo con rapidez. La charola ya se encontraba sobre su regazo. Tomó los cubiertos y comenzó a cortar el trozo que le habían llevado.
— Debo reconocerle algo — Articuló antes de llevarse un trozo de res acompañado de puré a los labios — Será entretenido, incluso divertido también para mi, al menos el saber que el matrimonio es experimentación y novedad en su eternidad — Sonrió volviendo a llevarse otro trozo a su boca. No sabía mal, parecía que la cocinera buscaba otros métodos de preparación para poder deleitar las papilas gustativas de la rubia, y así lograr que disfrutara un poco más de aquellos alimentos — A fin de cuentas no todo aquello que vivió tiene por que ser repetido, somos criaturas distintas, momentos distintos, deseos distintos. Será nuevo todo… Algo que podría sentarme bien, no sólo una más — Y entonces reafirmaba que era especial.
Después de un rato de silencio, y alimento. Sabía era el momento de la despedida.
— Vaya al sótano, sino lo hace, por muy rápido que sea los rayos del sol pueden atravesarse, no queremos eso — Sincera sí, sorpresivo lo que dijo, también.
Se despidió colocando la charola a un lado, envolviéndose entre las sabanas, y cerrando los ojos tras ver el andar de una criatura que se veía triunfal una vez más.
Analizó un breve tiempo las palabras de Averno. No es que le revelara demasiado, pero reconoció que ella era especial. ¿Eso tendría ventajas o desventajas? Podría ser especial al momento del asesinato, o quizás al prolongar la vida que tenían. ¿Averno era feliz con ella? Una pregunta muy complicada, ella sabía que la criatura no se regía por emociones, ni siquiera consideraba que las llegara a tener, pero de todas maneras se cuestionaba si lo era o no. Vanidad femenina, o quizás un deseo de saber algo imposible, mismo que pudiera sanar sus dolores, sus temores, sus complicaciones internas.
Se llevó la mano al estomago. Le estaba rugiendo salvajemente. Podría estar muy triste, pero al menos su cuerpo exigía lo que se necesitaba para poder seguir de pie. Cada día, y por obvias razones, cada noche mucha información aparecía para ella. Demasiado por procesar. Sino fuera por el cansancio físico que experimentaba, muy probablemente pasaría los días en vela intentando procesar cada información que le llegara.
Doreen estaba consciente de una cosa: todo lo había provocado ella. Cuando era pequeña sus padres le habían enseñado, que si algo se desea con mucha fuerza, llegaba a ocurrir. Quizás sus peticiones y deseos si habían sido escuchados, pero ella nunca las había formulado de la manera correcta. ¿Y cómo iba a hacerlo? No tuvo el conocimiento prematuro de las criaturas de la noche, poco sabía de la crueldad irracional de todo aquel a su alrededor. Vivir en la burbuja social no ayudaba. Si quería casarse, o al menos eso había deseado, si deseaba encontrar a alguien que estuviera por siempre a su lado, pero no por malicia, sino por amor. Y así pasaría pensando en todo lo que deseaba, quería, y soñaba, todo eso que se le estaba por dar, pero que no era ese su deseo, al menos la naturaleza del mismo.
Movió su cuerpo, se sentó. Relajarse por unos momentos le ayudó a recuperar fuerza. Cubrió sus piernas con las sabanas blancas que cubrían su cama. ¿Blancas? Un tanto irónico, demasiado hipócrita, pero muchas cosas en aquella casa tenían significados así, detalles ocultos, misterios que resolver, secretos que quizás se pudieran o no revelar.
Aunque Averno llegaba a ser silencioso. Ella podía notar hasta donde llegaba lo sepulcral de su ser. Sabía cuando llegaba, cuando se quedaba, y cuando se iba. El choque entre la luz y la oscuridad era fuerte, y cuando se abrazaban llegaba a causar un caos mental. Sorpresivamente ella resistía, y la locura masculina simplemente la gozaba. Por eso el cuerpo femenino sintió escalofríos al sentir que se acercaba, enfocó su mirada en la entrada, suspiró un par de veces, y gozó de la imagen masculina entrar con elegancia. Averno sabía encantar con su solo andar, él lo sabía, y también lo hacía a propósito.
— El termino especial resulta inquietante si viene de sus labios dementes ¿No lo cree? — Su voz se escuchaba como una caricia tierna queriendo consolar a un mendigo desgraciado. Siempre era así, sin importar el daño que pudiera la criatura hacerle, terminaba por volver a ese estado de dulzura que la caracterizaba, quizás por eso él la había escogido, porque sin importar el daño, Doreen jamás dejaría de ser ella misma, sería fiel a sus principios, a lo que había sido destinaba a ser. — De todas formas lo sea o no, no pienso cuestionar lo que dice, al menos esta noche, el cansancio y el hambre no son una buena combinación para un humano — Se encogió de hombros y observó la charola que la criatura llevaba en sus manos. Aquello la hizo torcer la boca.
Doreen no era una fiel amante de la carne, aunque reconocía que le gustaba, también reconocía que llegaba a asquearla. Siempre buscaba sólo ingerirla una vez cada semana, y que fuera una vez al día. Desde que llegó a vivir en aquella casa, parecía se habían empeñado en darle aquello. Reconocía que la hacía sentir más fuerte, pero cuando se encontraba así de cansada, terminaba por sentir fuertes ascos, intentaría simplemente digerirlo con rapidez. La charola ya se encontraba sobre su regazo. Tomó los cubiertos y comenzó a cortar el trozo que le habían llevado.
— Debo reconocerle algo — Articuló antes de llevarse un trozo de res acompañado de puré a los labios — Será entretenido, incluso divertido también para mi, al menos el saber que el matrimonio es experimentación y novedad en su eternidad — Sonrió volviendo a llevarse otro trozo a su boca. No sabía mal, parecía que la cocinera buscaba otros métodos de preparación para poder deleitar las papilas gustativas de la rubia, y así lograr que disfrutara un poco más de aquellos alimentos — A fin de cuentas no todo aquello que vivió tiene por que ser repetido, somos criaturas distintas, momentos distintos, deseos distintos. Será nuevo todo… Algo que podría sentarme bien, no sólo una más — Y entonces reafirmaba que era especial.
Después de un rato de silencio, y alimento. Sabía era el momento de la despedida.
— Vaya al sótano, sino lo hace, por muy rápido que sea los rayos del sol pueden atravesarse, no queremos eso — Sincera sí, sorpresivo lo que dijo, también.
Se despidió colocando la charola a un lado, envolviéndose entre las sabanas, y cerrando los ojos tras ver el andar de una criatura que se veía triunfal una vez más.
Doreen Jussieu- Hechicero Clase Alta
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