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PARÍS, FRANCIA
AÑO 1842

Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.

Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.

¿Estás dispuesto a regresar más doscientos años atrás?



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Mensaje por Averno Dom Ago 03, 2014 10:52 pm



Una humana es como la buena literatura, al alcance de todos, pero incomprensible para los estúpidos



Los humanos son demasiado molestos algunas veces, tanto que logran destrozar incluso la paciencia del propio vampiro, hace unas semanas unos sujetos tocaron la puerta de su alejada vivienda avisando la fundación de una granja cerca de sus aposentos, no vio problema alguno en ello hasta que el día en el cuál iniciaron las obras de edificación, tener tantos corazones por ahí latiendo de cerca de él resultaba realmente fastidioso, había escogido ese lugar precisamente para estar alejado de los humanos y ahora tenía a unos cuantos revoloteando por ahí y por allá perturbando su paz. No pudo evitar preguntarse porque fueron tan estúpidos en el hecho de edificar aquí una empresa alimenticia, probablemente porque en la ciudad no deseaban este alboroto, lo peor de todo eran las carretas que venían y salían de aquel improvisado camino de piedras que guiaba a las carretas usualmente para moverse por la zona, el vampiro fue capaz de aguantar dos noches pero no pudo más a la tercera, no pretendía interrumpir el trabajo de aquellos humanos por el simple hecho de que tan solo atraería la atención de más de estos el hecho de que todo fuera destruido por arte de magia y que hubiera un par de muertos, pero sin duda aplastar sus cabezas para obtener tranquilidad era lo que más deseaba hacer. Algunas veces el ser sabio antepone lo correcto a sus deseos para un bien común, en este caso anteponía lo más prudente ante su básica necesidad de reacción, después de todo dejarse llevar por un impulso es siempre lo que ha tratado de alejar de su rumbo, la fuerza que entrega el autocontrol es la más útil de todas, incluso más valiosa que su propia fuerza sobrehumana, destruir es lo único que se logra con fuerza bruta, pero manipular es algo que solo una mente equilibrada y serena puede lograr, y es tan difícil mantenerse sereno y equilibrado para él, tanto que deberían premiarlo por no haber matado en más de mil ocasiones cuando lo ha deseado.  La mejor opción que descifró fue salir y pasar la noche en otro lugar, se podría decir que se vio obligado por la situación pero pensarlo de esa manera tan solo le podría poner más furioso aún pues jamás haría algo que no fuera impulsado por su propia voluntad.  Ir a la ciudad tan solo implicaría encontrarse de los seres que busca alejarse por ende ese no sería su destino particular, por el contrario decidió tomar su caballo y partir hacia el bosque que no se encontraba nada alejado de sus aposentos. No el lugar más interesante sin lugar a dudas, pero como todo en el mundo tenía lo suyo y solo por ese mínimo detalle ya valía la pena ofrecer una oportunidad, después de todo las sorpresas existen.

Tan solo le tomó un par de minutos preparase con la ropa adecuada, diferente a lo usual, no llevaba su traje negro impecable junto a su sombrero y bastón, por decirlo de una manera sutil vestía algo más deportivo, pantalones adecuados para montar, botas de cuero y la parte superior cubierta por una camisa holgada, y esta camisa cubierta por un abrigo negro de lana bastante fina, simplemente para lucir “pertinente” dado que el frío azotaba sin prudencia por la zona, una vez sobre su negro corcel  azoto las riendas contra la piel apretando firme las piernas en la montura y partió hacia su destino, bastante inmenso el bosque y espeso, demasiado fácil perderse dentro de él y muy propenso para los accidentes, ¿tendría algo que ver todo aquello con su elección? Tal vez. Ya dentro del bosque pudo notar una actividad bastante particular, un poco exagerada para la actual, algunos seres que usualmente no verías por los bosques estaban rodando, es cierto que esta zona nunca la había visitado antes, por lo tanto al ser desconocida quizás esto era común pero no para él, no era algo que le causara problema alguno la verdad, simplemente se encontraba en la búsqueda de un lugar solitario para poder estar consigo mismo y toda su verborrea de dolor y odio. El camino natural le llevo hacía una cabaña vieja en medio del bosque, parecía un lugar abandonado a primera impresión, pero era algo extraña, es como si hubiera sido puesta ahí a propósito en ese estado para simular realmente que fuera una cabaña vieja y abandonada. Bajó de su bestia sin soltarle las riendas, avanzó solo un poco y pudo notar los corazones latir de los habitantes, el vampiro amarró a su corcel en una valla endeble y avanzó por el lugar, la concentración de seres se encontraban por la parte de atrás, al no tener nada mejor que hacer simplemente decidió enfrentarlos directamente para ver a qué tipo de humanos se encontraba, ¿serían ladrones de caminos o refugiados sin hogar quizás? En este preciso momento no deseaba apostarle a la probabilidad, su humor quizás no era el más adecuado para estar jugando hoy, algo poco común en el vampiro sin duda, pero ya se ve que el estrés no afectaba solo a los vivos. Una vez estuvo en la parte trasera notó a las figuras mas no a todas – Buenas noches – dijo simplemente esperando una respuesta.
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Mensaje por Doreen Jussieu Mar Ago 05, 2014 5:25 pm

"Parecía como si sólo hubiese dos elecciones:
vivir dentro de la carrera de atropellos o ser un marginado hundido."

Su mirada se encontraba perdida en un libro de literatura inglesa. Se trataba de un libro muy viejo. Le costaba mucho trabajo pasar las hojas porque no deseaba romperlas, y parecía que cada que lo hacía podría ocurrir. Cuando era pequeña, se le prohibía acercarse a esas hojas encuadernadas. Su padre decía que aprender de eso le quitaba su verdadero propósito: conseguir marido. Para Doreen era un gran desafío poder encontrarse con un libro, y más aún, ir aprendiendo a leerlo. Le costaba horrores, y cuando era descubierta el castigo era catastrófico; doloroso. La vida había cambiado para ella, de cierta manera todo lo que quiso, y casi todo lo que soñó lo tenía. Pero no llegaba lo más importante: las cosas del corazón. Se sentía siempre confusa, sabía que no existía recuperación para su ser. La rubia se sentía maldita, y no habría poder humano que se lo quitara de la cabeza. Sus días eran monótonos, todos iguales a los anteriores, nada de emoción, nada de aventura. Era como ver a una flor que poco a poco se estaba marchitando sin pedir permiso alguno. Se estaba evaporando su vida, y todo gracias a la tristeza, a la soledad. Por eso Doreen leía en medio de la noche, con miles de lamparas de parafina a su alrededor para que su vista no se estropeara. Lo chía de hecho porque era el peor momento de su día, él que dejaba en claro que irse a la cama durmiendo sola y "desprotegida" la estaba llevando al punto de la locura. Cuando leía antes de dormir podía conciliar el sueño más fácilmente, evitar las pesadillas. A veces dedicaba dos horas a las lineas escritas en los libros. Siempre hambrienta de conocimiento, de tranquilidad.

Aquella noche parecía más triste que de costumbre. Para empezar el frío se había hecho presente de forma cruel. La rubia era friolenta, aunque le gustaba el frío claro. Además de eso, muchos de sus empleados/familia estaban enfermos, no es que le preocuparan los trabajos de su hogar parados, más bien tenía angustia por que deseaba se recuperaran, y aunque quería atenderlos no la dejaban, y eso le ponía el humor muy malo. Decidió pues que se quedaría a fuera leyendo para poder vigilar a los que montaban guardia en los terrenos; su mirada se había cansado, así que era momento de observarlos a lo lejos. Su espalda se había recargado en el diván en que se encontraba, con esa pose relajada. Se dio a la tarea de observar. Al final cayó dormida sin darse cuenta. Todo fue muy rápido, pero un par de gritos la sacaron de su descanso; alterada se levantó y puso de pie tomando la tela de su vestido negro. Avanzando hacía el ruido.

Corrió con toda la fuerza que sus piernas le permitieron. La joven tragó saliva al observar aquello. ¿Qué había pasado? Una criatura que tenía incrustada flechas y balas sostenía el cuello de sus de sus trabajadores. Doreen parecía horrorizada.

No… No, no, no ¿qué está pasando? — Se atrevió a mirar al intruso. — Por favor, suéltelos, por favor no les haga daño… — Se atrevió a acercarse un poco más sin importar que le impidieran el paso otros dos. Con una mirada severa - poco común en ella- y con un movimiento de manos los hizo retirarse para dejarla pasar. ¿Cómo es que la criatura podía seguir de pie tras esos ataques? Simple: no era un humano normal. — Por favor, déjelos, ellos sólo cumplían con su trabajo, usted es un intruso para ellos, me protegían — Se atrevió a decir, inevitablemente sus manos finas, delicadas y pálidas tocaron las heladas del vampiro. Lo hizo con suavidad pero firmeza, intentando ejercer fuerza para que el hijo de la noche soltara a su única familia que ahora tenía.
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Mensaje por Averno Miér Ago 06, 2014 5:18 pm



Por alguna razón pensó si estos hombres eran demasiado valientes o demasiado estúpidos, lo cual está perfectamente conectado, el exceso de valentía se vuelve estupidez y el ser estúpidamente ignorante te da la valentía suficiente para poder afrontar algo o alguien, en este caso quizás solo eran un poco de ambos, atacar a un vampiro con flechas y pólvora, que idea más idiota, el simple enojo que esto le causaba nació en dos factores, la insolencia de esos miserables humanos y que uno de sus trajes se viera afectado por el daño que supuestamente estos intentaban causarle, lentamente el vampiro avanzó hacia ellos, pudo simplemente correr y aplastar sus cráneos entre sí en un par de segundos, ¿pero para qué disfrutar tan poco del acto? No, prefería interpretar a un ser imponente que no caía con nada a pesar de que los héroes de la escena descargaban toda su artillería, el vampiro avanzó hasta el punto en el cuál la distancia que separaba a él de esos pedazos de carne era tan solo de tres o cuatro más de sus pasos, ya tenía varias flechas incrustadas en el cuerpo y unos cuantos proyectiles que nulo daño causaban, al dar un paso más noto por fin el miedo de aquellos hombres que segundo antes parecían cegados por el hecho de querer derrumbarlos, iban a morir, todo estaba dictado para que así sucediera no obstante no estaban corriendo para salvar sus vidas, ¿qué protegían o más importante aún, a quién protegían? ¿Sería ese otro latido tenue que comenzaba a asomarse hacia esta escena fúnebre? Probablemente, estaba deseando ya que apareciera en escena. Unos cuantos pasos más enfrentaron al inmortal cara a cara con sus ataques, sin dudar ni un segundo tomó el cuello de ambos humanos elevando del piso los pies de estos – Oh pobres diablos, ni sus almas, ni sus armas o su convicción podrían haberles ayudado en su faena, caer ante lo que se es inferior, nadie podrá culparles de aquello – el vampiro comenzó a ejercer la presión necesaria en los cuellos humanos para que poco a poco perdieran la respiración, lo haría lento para que disfrutaran consigo aquellos aparentes últimos momentos de sus seguramente miserables vidas, después de todo trabajan como carne de calló para proteger a un ser más valioso, ¿es el orden de este mundo, no? Que define de una manera u otra quién vale más que el otro aunque quieran enmascararlo de alguna manera, siempre existe esa diferencia.

El punto crucial llegó cuando los dos hombres perdieron el conocimiento uno después del otro, aplausos para el que resistió dos segundos más pues disfruto más que el ajeno, cuando estuvo a punto de crujir los huesos de ambos aquellos gritos resonaron en todo el bosque, incluso unos cuantos pájaros dormidos emprendieron vuelo de golpe cuando la fémina hizo sus demandas, ¿entonces ahí estaba la “protegida” no? Interesante. Averno volteó el rostro en la dirección proveniente del ruido, pudo notar entonces al detalle a la fémina, lo que más pudo llamar la atención a su perfecta visión nocturna fue el esmeralda que esa fémina poseía en los ojos, su piel pálida no tanto como la propia por razones obvias se diferencia bien de sus prendas, aunque su rostro se notara perturbado por la escena que observaba podía apreciarse bien la belleza y los rasgos finos de aquella muchacha, que probablemente no pasaba de los veinte años, su no tan largo cabello rubio adornaba perfectamente ese cuerpo aparentemente delicado y pequeño, aunque con buenas proporciones a pesar de lo reducido de sus medidas, un pequeño adorno perfecto para cualquier hombre sin duda, pensó el vampiro aun manteniendo a los hombres inconscientes a pesar de la demanda ajena, una de esas decisiones que traen consigo algo mejor tras ella tomó lugar esta noche, matarlos y aplicar el castigo justo, o no hacerlo y buscar atrapar dentro de sí a la humana que había captado su atención, difícil pero no imposible para su voluntad, aún aquellos corazones latían, así que simplemente soltó los cuerpos inertes pero con vida aún, ambos cayeron al suelo a la misma vez casi por completo rebotando con cierta fuerza, no obstante seguían vivos incluso después de eso – No se preocupe, sobrevivirán, pero estarán muy ocupados tratando de volver a caminar, por lo tanto deberá abstenerse de contar con ellos por un tiempo – liberó sus manos del agarre y las limpió suavemente al chocar una palma contra otra, se giró en dirección a la humana, avanzó apenas un poco para tenerle frente a frente, sin retirar las flechas y las balas que se encontraban enterradas en el interior de sus músculos le analizó por completo. Su ropa se había destrozado en gran parte y los huecos de bala sobre todo habían expuesto su piel en varias zonas circulares y ovaladas, más que nada en el pecho y los hombros - ¿Protegerla a usted de mí, unos humanos simples? Tiene suerte de que no venga para acabar con su vida entonces, porque ya estaría muerta de ser así, no pensé que este lugar estuviera habitado y menos por alguien que mereciera guardaespaldas – sonrió malicioso y falso como siempre frente a la humana – Tan solo han logrado dañar mi ropa y mi integridad, nada parecido a un recibimiento cálido a decir verdad, espero que haga algo al respecto de esto, sobre todo porque perdone unas vidas miserables – dijo sin más intentando victimizar en un acto total de descaro a quién durante más de mil años siempre fue y será el victimario.
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Mensaje por Doreen Jussieu Vie Ago 08, 2014 5:38 pm

Su corazón latía de sobre manera. Podía sentir como galopaba con fuerza dentro de su interior, cómo alteraba la forma en que sus venas dejaban ir la sangre, y poco a poco su respiración se aceleró a causa del susto que estaba experimentando; desde que había ocurrido la revolución, Doreen no había experimentado esa clase de medio. En pecho se había formado una especie de presión, y sentía un nudo en su garganta. A tal grado que una mano la llevó a la misma y la otra a la altura de su pecho. La joven estaba teniendo una crisis de nervios, de completa ansiedad, recordar aquellas tardes mezcladas con muerte no era lo mejor que podía pasarle, había dejado aquello atrás, enterrada, y su dolor y tristeza, sus ganas de no vivir le habían dejado cierta forma una ayuda para no traumatizarse con las imágenes que había vivido en su momento. No deseaba ver muertes, o al menos no de forma tan pronta, y menos de aquellos que convivían diariamente con ella, que los consideraba su familia y que la cuidaban. Cuando ella volvió a esa mansión, habló con ellos con sinceridad y les dio la opción de rehacer sus vidas o marcharse, todos eligieron quedarse con ella, lo cual le dejaba un sabor lindo de boca, porque se sabía poco solitaria, y que de cierta forma a alguien le importaba.

La chica alzó la mirada aún nervios para toparse con aquella inquisitiva. Sintió como su piel, se erizaba, y no se sentía muy feliz al respecto; lo escuchó atenta y cuando pudo lo rodeó con movimientos finos, elegantes y urgentes para aproximarse a los cuerpos inertes. La jovencita se agachó entre los dos, y necesitaba comprobarlo por ella misma. Si seguían vivos, si mantenían pulsaciones. Para su buena suerte así era.

Estaban cumpliendo con su trabajo — Se atrevió a romper el silencio con la voz entrecortada. Aclaró su garganta disimuladamente para poder tener una correcta forma de transmitir su voz por medio de palabras. Se puso de pie y volvió a girarse. Verle las flechas y las marcas de donde las balas habían atravesado la pusieron más nerviosa aún. Se acercó a la criatura unos pasos nada más — No de la mejor manera porque ellos sólo forman parte de la vigilancia, no del combate — Aclaró, algunos de los que cuidaban los terrenos estaban comenzando con las tareas, los expertos se estaban tomando sus merecidas vacaciones todo con gastos todo pagados por la chica. — Debe saber que no es muy correcto entrar a propiedad privada, suelen ocurrir este tipo de tragedias — Mencionó, porque de todas formas ¿qué hacía ahí la criatura? No debía. Según ella se habían puesto cercas y avisos pertinentes para que no ocurrieran ese tipo de incidentes. — Si tiene problemas con su traje no se preocupe, mandaré a su hogar dos de recompensa — El dinero le sobraba a la pobre mujer, un dinero que ni siquiera utilizaba para ella, y que poco le importaba gastarlo si era para aliviar un mal — Lamento lo ocurrido, pero debe entender que fue en defensa propia, en protección a mi — Se acercó otros dos pasos, la luz de la luna no era la mejor amiga para un humano cuando deseaba ver sin perder detalle con rostro. La jovencita tenía curiosidad por completo del hombre con la voz grave, y por eso se atrevió. Cuando lo vio como creyó era producente, dio dos pasos hacía atrás de nuevo en defensa propia.

Sé que aquello no le impide estar bien, pero si desea puedo hacerle las curaciones que crea pertinentes, tengo lo necesario en la casa de visitas, si lo desea, claro — Aclaró, porque tampoco iba a exponerse frente a esa criatura, le daba las opciones, él sabía si las tomaba o no.

¿Las criaturas de la noche siempre son así? Ya sabe, no piden permiso, entran a lugares prohibidos, y encima se hacen los ofendidos. A eso me refiero — Susurró, no lo decía de mala manera, sino, más bien, en su pasado había conocido a una gran cantidad de vampiros que se sentían los amos y señores del mundo. Quienes creían que a base de fuerza e intimidación podían tener lo que querían. Una cosa era la fuerza que tenían, eso no se negaba para nada, pero distinto le resultaba que de verdad tuvieran algo en su cerebro por lo cual valiera la pena seguirles la corriente, creerles lo que decían y obedecerles sin chistar. Por eso le gustaba su condición humana, podría ser frágil pero entendía bien su lugar, y no lo aborrecía tanto como muchos más. Su fragilidad y bondad podría ser su fortaleza tanto como su inocencia su debilidad. — Venga, vamos dentro, quiero ayudarle a curarse — Ofreció porque de cierta forma se sentía en deuda al ser atacado.
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Mensaje por Averno Sáb Ago 09, 2014 12:32 am



Pudo notar como primer rasgo de su personalidad una entrega y preocupación hacia los demás que pocos humanos suelen tener, no es algo que considere bueno especialmente, pero al menos cumple lo esa supuesta solidaridad que dicen tener la mayoría de los de su especie, aunque ciertamente la mayoría en realidad solo quiera subir a expensas de pisar los hombros de los demás sin importar si esto les hace caer. Una de las tantas maneras de demostrar su hipocresía que tienen los seres humanos a fin de cuentas. Justificaba a sus hombres como si realmente tuviera miedo de que aún los quisiera matara, la verdad es que lo haría sin dudarlo, pisaría sus cráneos cual insectos que son, pero había algo más en juego que la vida de esos miserables, en realidad capturar a esta muchacha entre sus garras sería mucho más satisfactorio, ironía de la vida o de la muerte que el hecho de que la vida de estos miserables valga menos que la de la humana fuera la razón de que se salvaran.  De igual forma no sería necesario que rogara más por ellos, con sus primeros gritos ya había conseguido captar el interés del vampiro sobremanera, ¿algo bueno o malo para ella? Habrá que dejar que el tiempo responda aquello con la ayuda de la humana, por supuesto – Sin duda no les culpo por hacer su trabajo, lástima que sea uno peligroso y cosas así puedan ocurrirle a estos valientes – evito reír por lo último que dijo, no eran más que meros estúpidos insolentes y soñadores creyendo que podrían aniquilar a un ser de su magnitud – Al menos tiene la educación y la decencia que a ellos les falto para poder disculparse por esto, quizás si ellos hubieran pedido disculpas por su ataque inesperado no hubieran tenido que desmayarse – mentira, claro, igual les hubiera matado si ella no hubiera aparecido tan pronto – Sin embargo no necesito que me envíe nada a mi hogar, los trajes sobran, simplemente resulta un hecho desagradable que lo arruinaran, pudieron haberse desmayado sin necesidad de hacerlo, ¿no? – le sonrió para después carcajear por un par de segundos – Disculpe si repito demasiado las cosas, pero si quisiera yo matarle a usted – dio unos pasos más hacia ella – Ni si quiera toda la gente y los no tan gente de Francia podrían protegerla de mi – lo menciono con un tono frió y su rostro tan solo demostraba intimidación y oscuridad absoluta, pero tan pronto como termino la frase esto también y su mirada se volvió neutra así como su expresión, lo que era usual en él. Luego carcajeo sutilmente una vez más  – Sin embargo no deseo verla muerta ni matarle – pasó las yemas de los dedos por el mentón de la muchacha para que le mirara con atención, para que aprendiera este rostro de memoria pues lo tendría que ver por mucho tiempo, así lo había decidido ya él – Al menos no en muchos años, no sería nada provechoso que deje este mundo sin hacer algo útil, ¿no cree? – no le importaba realmente si realmente hubiera hecho algo útil para la humanidad o para la gente, sino se refería a algo útil para él.

Al parecer la muchacha sabía más de las criaturas no humanas que el humano promedio lo cuál era bueno y a la vez malo, quizás sabría los trucos de los vampiros y sus artes, aunque sinceramente él no los use para estas cosas siempre es bueno tenerlos como reserva, uno nunca sabe lo que puede ocurrir, después de todo la probabilidad siempre es peligrosa e incluso mortal algunas veces – Toda la razón tiene madame, este daño es insignificante para mí, no obstante no curaré si no retiro los proyectiles del interior de mi carne, por ende aceptaré su oferta, pero no me curará su nana, su cocinera o su enfermera, sino usted – le atrajo por la cintura unos segundos para verle a los ojos directamente tras decir eso, para que notara su seriedad, luego le soltó sin más – Su última pregunta fue interesante, y le pido no espere una respuesta común, pero se la daré una vez estemos dentro – le siguió sin dudar hacia donde ella indicaba, ciertamente no perdía nada con ser “curado” puesto que realmente él se curaría solo no ella, tan solo sería un instrumento para que la curación se realizara – Al parecer este lugar ha tenido cierto uso y ha sido el escenario de cierta acción – comenzó por analizar le lugar, luego donde se encontraba, la vigilancia y a la mujer, ciertamente esta no encajaba en el perfil que estaba planeando dentro de su mente, algo más faltaba aquí, una razón o quizás un evento del pasado, no leería la mente de la humana o perdería toda la gracia - ¿Qué secretos podría tener una niña como usted? – Podría terminar sorprendiéndose sin duda, lo cuál sería grato puesto que lleva varios años sin notar nada relevante o realmente emocionante que no fuera matar a quien realmente deseara ver perecer bajo su mano.  Bastante obvio lo que ella pediría así que simplemente se adelantó a los hechos como si realmente estuviera leyendo su mente, retiro las dos prendas superiores una por una y las colocó sobre una de las mesas de madera, lo cierto es que estaban completamente arruinadas y dentro del bosque no las iba a necesitar pero por simple educación no las tiró al suelo, había porque llenar de basura el lugar, no sería como dicen “amable” y seguramente la humana se pondría a reclamar por ello – Bien, me sentaré aquí entonces, ¿le parece? – Tomó asiento sobre una de las sillas para doctor, el estilo de estas no pasaba desapercibido de las del resto, ella tenía el espacio suficiente para retirar el resto de las flechas que habían quedado encajadas en su piel y las bolillas de las balas - ¿Tiene el estómago, verdad? Sangrará cuando los quite, sobre todo el filo de las flechas, pero será por un tiempo mínimo, quizás me sorprenda y no sea una chiquilla tan débil como aparenta, lo cuál sería agradable sin duda – mientras más fuerte la mujer, más fuerte la correa del vampiro para con ellas.
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Mensaje por Doreen Jussieu Sáb Ago 09, 2014 3:46 pm

Sus ojos seguían estudiando con disimulo la figura masculina que tenía frente a ella. Resultaba extraño estar tan cerca de un vampiro, uno que le resultaba más extraño, distinto, fuera de lo común. Averno poseía la elegancia que los caracterizaban, así como esa mirada que intimidaba, la piel pálida, y lo que era obvio, el deseo de sangre, sin embargo algo existía dentro de él que la joven no comprendía. Tenía un aura pesada, y le resultaba misterioso, lo cual confundía. La curiosidad de la rubia quería salir a la luz, esa con sus mil preguntas de por medio, esas que buscaban saciar sus ansias. Sin embargo se contuvo, debía de ser una joven prudente, no tenían aún la confianza para poder compartir más de la cuenta. Hacerle cuestionamientos es estar dispuesta a dejarle hacer los mismos, y ella no estaba tan segura de querer compartir parte de su vida, de su pasado.

Mientras avanzaba camino a casa, la joven giraba el rostro un poco hacía atrás para notar si la seguía o no. Era evidente que la criatura no se iría de buenas a primeras, pero las esperanzas de la chica siempre resultaban ser las que morían a lo último, por muy ilusas que fueran.

Doreen era un estuche de monerías. Aunque muchos la subestimaban por su figura reducida, por ese rostro angelical. Lo cierto es que poca maldad existía en su cuerpo, pero con el tiempo la vida le había enseñado a tener cierto grado de mezquindad. Primero que nada lo aprendió en casa, cuando su padre la veía como un objeto de compra y venta que le daría muchas ganancias. Después por su escape, cuando por poco muere a causa de un hombre lobo, aprendió sí, que existían aún humanos que valían la pena, porque la señora que le había dado techo la trató como una hija, siguió su linea con los revolucionarios al volverse muy cercana a ellos, aprendió a sanar heridas de guerra, a ver personas sin brazos o piernas, tuvo que tener mucho carácter para aguantar aquello, encima de todo sintió el dolor de la perdida, y también del abandono cuando creyó tener al amor de su vida entre sus manos. La jovencita era dura de tumbar, si alguien dudaba de ello estaba equivocado, a veces resultaba ser una gran ventaja que se viera tan fácil, que la subestimaran, para que gracias a su inteligencia y gracia lograra hacer lo que muchos creía imposible. ¿Tendría entonces después de todo alguna ventaja con el vampiro? Claro que sí, el podría tener años de experiencia, pero la joven era un pilar imposible de tumbar. Sin importar cuantos ataques se le tuviera que hacer. Recordar aquello la hizo sentir nostálgica y al mismo tiempo fuerte, una guerrera que a pesar de no querer seguir con vida, se encontraba ahí por algo.

No quiso decir nada, prefirió que el vampiro parlara por ella. Estaba confundida y temerosa, así que lo mejor para ella sería hacer su trabajo lo más rápido posible para que la situación terminara.

Esta propiedad no es nueva, tiene su historia — Asintió observando el torso desnudo de la criatura. Se movió para atraer una especie de pinza y de esa forma romper el excedente de algunas flechas, con otras fue jalando el material para quitárselo. ¿La sangre? No le molestaba para nada, de hecho su color le gustaba. Ocupó unas pinzas más largas para quitar las balas que a duras penas habían entrado al cuerpo endurecido del hombre — No sé si en verdad necesitara que yo lo curara, pero al menos siento que estoy reparando un daño, que usted mismo se provocó — Le miró de reojo al mismo tiempo que dejaba caer una bala en un recipiente, junto a las demás — ¿Le quedó claro que tengo estómago? — Por primera vez en mucho tiempo sonrió orgullosa de algo que estaba haciendo, las habilidades bien aprendidas nunca se esfumarían. Requerían practica sí, pero no se olvidaba; sus manos se habían empapado de rojo — ¿Necesita siempre que le sorprendan? Buscar una sorpresa a cada instante, llega a volverse monótono y al final ya no existe mucho que nos sorprenda — Se encogió de hombros y sacó la última — Vaya forma de desperdiciar balas — Dijo al aire. Hasta ella misma sabía las formas de terminar con un vampiro.

¿Qué cree usted que sea de utilidad para el mundo? — Le miró a los ojos por unos momentos. — Ya está, iré a traerle una camisa limpia y nueva para que pueda ponerse — Sonrió recogiendo las cosas que había utilizado. Antes de salirse se acercó a una tina de agua para meter sus manos y frotarlas, necesitaba sacar la sangre — ¿Tiene algún color de preferencia? — Le gustaba ser detallista y meticulosa con ese tipo de detalles.
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Mensaje por Averno Dom Ago 10, 2014 4:48 pm

La evidencia que la humana mostraba en su labor le daba respuestas a varias de sus dudas, después de todo ser multifacético es un don humano, claro ninguno podrá igual la manera en que él ha interpretado a través de los años tantos roles no obstante la mujer sabía ponerse sería cuando la situación lo ameritaba, aparentemente no estaba fingiendo pues sabía mover con ligereza aquellos artilugios y mostraba una noción básica de enfermería, la rubia mostraba experticia para retirar los proyectiles de una manera que a un humano no le doliera tanto, él simplemente sentía pequeños piquetes como si le rozaran las puntas de la hiervas del sueldo, durante el proceso estuvo atento solo a la humana y sus reacciones, su manera de moverse y notar sus gestos faciales, lo necesario para leer con facilidad el aura ajena – Su historia… - repitió tras las palabras de la humana con cierto toque de interés, el lugar tenía historia una confirmación a sus pensamientos, el lugar con historia y la mujer con experiencia – Creo que está más que claro que la experiencia que tiene con esta labor la obtuvo siendo parte de la historia de este lugar, ¿o me equivoco madame? Dudo hacerlo pero quién sabe, quizás pueda confundirme de alguna manera – sonrió observando a la humana directamente en los ojos para luego responder – Así es, como puede notar – Se pronunció referente a su comentario sobre necesitar realmente una curación, en cuanto las muchacha quitaba un proyectil la carne comenzaba a cerrarse y regenerarse como si fuera arte de magia, con mucha tranquilidad el vampiro recupero cada centímetro de piel perdido y sano todas sus heridas abiertas una vez la humana terminó de retirar aquello que le impedía sanar – No obstante madame es una manera simbólica de hacer lo correcto, ¿no? Supongo que para usted es importante actuar cuando un ser a sufrido algún daño por su causa o causa de los suyos, la mayoría de humanos lo dice de la boca para fuera pero pocos lo hacen, al menos valoraré que no es solo una parlanchina superficial – como detesta a los humanos de ideas que no realizan acciones, no se puede decir que sean hipócritas, simplemente no poseen el suficiente valor de darle peso a sus afirmaciones, algo realmente triste pero digno de un humano después de todo, no hay gracia en tratar de buscar algo excepcional en un ser cualquiera, la mayoría resulta ser meramente promedio y aburrido, por eso mismo le cuesta tanto trabajo al vampiro escoger de entre tantas de miles opciones una realmente le llame la atención, por el momento esta rubia tenía la suya y quizás esto quedara así por un extenso periodo, al menos hasta revelar esos secretos que de seguro a de guardar bajo siete llaves.

El vampiro se levantó de la silla una vez la humana se alejó para limpiar sus palmas – Me quedan claras muchas cosas más madame, pero sin duda esa es una de ellas, aunque no fue nada del otro mundo, quizás alguna noche pruebe que tanto estomago tiene con un reto de verdad, no solo pequeños chorritos de sangre – se carcajeo imaginando mil y un escenarios donde la humana quedara cubierta de sangre ajena, y rodeada de unos cuantos cadáveres aún frescos pero mutilados, algo que no cualquier cordura humana lograría aguantar sin quebrarse en pedacitos – Cuando vive más de mil años rodeado de seres incompetentes, repetitivos, pasajeros y sin chispa uno debe buscar utilizando los medios que sean necesarios una manera de disfrutar de la muerte, ¿no cree? ¿O acaso le suela injusto que lo haga? No sea egoísta madame, usted es una niña que aún no ha visto nada, créame, todo lo que ya vivió no se compara a todo lo que un ser con más de cuatrocientos años ha vivido ya, y menos a uno que tiene más de mil, tantos hechos y factores que ahora son historia, si pudiera contarle todo lo que sucedió en la época antigua o incluso como se formaron los imperios que conocemos hoy, la propia historia de este ex reinado – observó con atención los pasos de la mujer - Podría pasarme varias noches ilustrando su mente y aclarando sus ideas, pero quizás no tenga la paciencia para ello – no quiso decir más respecto al tiempo -   Cualquiera mientras sea neutro no me afecta madame, por el momento dejaré las charlas históricas y hablaré de algo más simple como el blanco y el negro – Refiriéndose al color de la camisa que le estaba pidiendo hace unos momentos. Respecto a aquella pregunta sobre la utilidad la reservaría para poder responderla más adelante, podía sacar demasiado jugo con su respuesta pero quería tener su atención con totalidad y disponer de tiempo para hacerlo. Lo poco que ha compartido con la humana le ha servido para darse cuenta de que a pesar de su apariencia tampoco es estúpida, disfruta de tener una buena charla siempre y cuando él receptor sepa responder y no tan solo escuchar para afirmar como un lerdo por el simple hecho de que escapa de su comprensión lo que el vampiro está mencionando.
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Mensaje por Doreen Jussieu Dom Ago 10, 2014 5:43 pm

La rubia sintió un pinchazo tremendo en el pecho cuando le llamó egoísta. Porqué podría ser todo, menos eso. Toda su vida la había enfocado en buscar el amor, pero durante el trayecto, se había topado con tantos seres humanos que lo mejor que había hecho era entregarles un poco de sí misma, ¿por qué? Creía que ellos merecían mucho más que ella. Algo extraño sí, pero la joven resultaba ser alguien sacrificado, que daba la vida por los demás porqué creía que eso era lo correcto. Muchas veces no se daba cuenta que estaba dejando pasar demasiado, y que a penas se llegaba a consentir, aunque fuera con lo más mínimo. Ni siquiera se había dado un baño en una tina que dijera fuera para relajarse, o para poder disfrutar del contacto del agua con su piel. Para nada. Todo lo hacía en inercia, en automático, como una maquina moderna que no tenía sentimientos y sólo funcionaba a base de un vacío interior. Lo gracioso es que no perdía la fe, que creía en los demás, que creía en el amor, pero sólo lo profesaba de forma ajena a su ser. Le faltaba mucho amor propio, le faltaba creerse alguien que valía la pena, alguien hermosa, alguien inteligente y atractiva. Por esas y muchas cosas más, Doreen había sentido dolor cuando la criatura la llamó egoísta, sin embargo no dijo nada, no deseaba mostrarse su sentir.

No dije que había visto o conocido por completo, no confunda por favor mis palabras, sólo digo que mi vida humana como tal, ha visto demasiadas cosas que algunos no llegarían a ver, por eso puedo tener un poco de sabiduría, es todo — Susurró terminando de frotar sus manos, dejando que el agua cayera de ellas y tomando una toalla para secarlas y dejarlas en perfecto estado. A la jovencita le gustaba mucho lo limpio, lo fresco. Le hacía sentir menos insignificante, algo tonto, sí, pero un pensamiento muy suyo, no tenía porque decírselo a alguien más.

Espere aquí, no me tardaré — Comentó con naturalidad. Abrió la puerta de aquella casita de visitas. Caminó con tranquilidad por los jardines traseros y se atrevió a entrar a su casa, cuando lo hizo, una gran cantidad de empleados la miraron con asombro y temor. Una de ellas le indicó que ya habían traído a los dos jóvenes atacados y estaban descansando, por lo cual agradecido. La joven les miró acompañando su rostro blanquecino con una sonrisa tranquilizante, de igual forma les pidió estar encerrados y a uno de sus trabajadores le ordenó que fuera a traer a la guardia vieja.

La guardia vieja contaba con vampiros de años de existencia, no eran completamente sanguinarios pues trabajaban para ella, pero su edad los respaldaba, y su preparación. También entre ellos habían hijos de la luna. Les indicó que debían de cuidarse los unos entre los otros, y que debían estar alerta ante cualquier situación peligrosa que pudieran pasar. Todos unidos podrían vencer al vampiro sin ningún problema. Gracias a la revolución muchas criaturas cuidaban de Doreen, viejos, nuevos, humanos y aquellos que habían sido mordidos de alguna u otra forma, después de dar las indicaciones siguió caminando por algunos pasillos hasta toparse con una habitación en la planta baja que hasta hace muchísimo tiempo había sido sellada. Se atrevió a abrirla y su  corazón se aceleró al  momento que los recuerdos vinieron a su mente. Apresuró el paso porque sentía la presión en el pecho comenzar a ejercer cada vez más presión, y del armario sacó una camisa de seda negra. Era hermosa, y por extraña razón creía que al vampiro le quedaría a la perfección. Como pudo, con cierta torpeza y casi caídas salió del lugar y se aseguró de cerrar bien detrás de ella la puerta de la mansión. Cuando volvió, sólo notó la espalda de la criatura, era ancha y parecía bien trabajada, cómo si en sus tiempos como humano hubiera tenido un atractivo alto. De igual forma se sonrojó y no quiso pensar más en eso.

Aquí está, señor, espero le guste — Se la entregó en su mano con la mirada baja procurando no ver la desnudes de la criatura. Doreen sólo había visto hombres desnudos por fuerzas externas a lo que ella quisiera, ya que durante la revolución hubo tantos heridos que no podía darse el lujo de curar cosas leves, sino que debía dejar de lado todo su pudor.

No se ofenda,  mi señor — Musitó esperando a que el hombre terminara de vestirse — Pero no planeo tener otro encuentro con usted, es evidente que nuestras vidas son distintas, por lo que le digo que no me verá en otra situación — Aseguro jugueteando nerviosa con sus manos. No iba a dejar de intimidarle la criatura de un momento a otro — Así que… ¿Le ha gustado la camisa? Es muy hermosa, de tela fina sin duda — Porque la habían llevado de quien sabe que país donde la exportación e importación de telas preciosas y costosas era importante.

Doreen tomó asiento en lo que había sido la silla de doctor que Averno había utilizado. La jovencita balanceaba los pies ya que por su tamaño no tan largo no llegaban al suelo. Se veía inocente, llena de pureza y bondad, lo que en realidad era. Nadie habían mancillado aún su cuerpo, mucho menos su mente, y aunque le habían dejado maltrecho el corazón, aún contaba con un poco de esperanza, que quizás en el futuro no terminaría estando desdichada y sola. No quiso apresurar la partida del vampiro porque había entendido sus reglas. Él mandaba y el indicaría a que hora debía marchar, por lo que debía de cargarse de paciencia para poder resistir una noche en el infierno.
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Mensaje por Averno Miér Ago 13, 2014 5:05 pm



La espera no fue demasiado extensa ni demasiado corta, duró lo que debía de durar, el vampiro se giró segundos después de sentir la presencia de la humana devuelta en aquella especie de sala de traumas, recibió la prenda para analizarla al detalle después, disfrutó el tacto de esta y el aspecto elegante que mostraba a simple vista, sin lugar a dudas resultaba bastante pertinente para él, parecía que le hubiera pertenecido a una persona adinerada en algún momento, no lucía como una prenda moderna ni nada por el estilo, lo cual se acomodaba aún mejor a la personalidad y gustos de Averno – Interesante prenda, no obstante no más interesante que su aparente inocencia y extremo sentido de la vergüenza por ver un dorso desnudo, sobre todo teniendo en cuenta de que se trata de un cadáver madame, ¿cuál sería el problema de verme sin estar bajo un tratamiento médico? – Sencillamente estaba buscando tantear en la humana aquellos puntos sensibles que le mostraba, no es que supiera la razón de su actitud ni que no esperara que tipo de respuesta ella daría, simplemente picaba con un cincel la cobertura humana que la rubia mostraba, una vez destruida y corroída la cascara el interior sería fácil de degustar para el vampiro, pero por el momento tan solo se esmeraría en dejarle en claro que sus pensamientos no eran relevantes en esta situación, él ya había decidido visitar nocturnamente y repetitivas veces a esta rubia a partir de hoy, para ser exactos desde el momento en que ella le pidió a gritos que no matara a sus perros, ¿una venganza por haber interrumpido su venganza? Probablemente no, o al menos no del todo, seguramente se vengaría constantemente a través de las noches de ese incidente, obviamente de manera placentera y divertida para él – No me ofendo madame, en lo absoluto, ¿por qué debería yo de ofenderme por causa de un simple balbuceo tonto y sin importancia o relevancia alguna para futuro? Pues está más que claro que tendremos otro encuentro madame, usted lo sabe, cada vez que me mira puede notar en mis ojos un futuro turbio del que desea huir, pero le aseguro que no podrá hacer aquello, porque mi voluntad es visitarle, desenmascararle y aprender de aquello que no he conocido, de su pasado, del pasado de este lugar y lo que realmente le hace ser tan importante como para necesitar de tantos cuidados y precauciones, desde que me vio sintió algo así como yo lo sentí, de ese mismo “algo” se trata esto – El vampiro dio unos cuantos pasos en frente de la humana aún con el dorso desnudo, a propósito claramente, un ser perfectamente consiente él de que su cuerpo bien formado debido a los trabajos forzosos que de su juventud pasada realizo, un pasado que permanece dormido incluso para él – Por el momento me aseguraré de que deje de luchar contra la tentación de mirar lo que no debe mirar según usted madame – colocó la prenda riendo con tranquilidad.

No pretendía esta noche alterar demasiado los sentidos de la humana, pero una parte de su ser estaba consciente de esto que era casi imposible así intentara adrede no hacerlo en lo absoluto, su sola presencia era suficiente para impacientar a cualquiera – Sobre la camisa debería responder usted, ¿no le parece? – Sujetó el mentón de la humana levantando su rostro por completo para que pudiera observarle directamente con la prenda oscura puesta, sin duda reflejaba está muy bien el interior del vampiro – Es suave para con el tacto sin duda, y bastante cómoda, no aprieta, curioso que tuviera una prenda tan acorde a mi talla, ¿qué tipo de hombre fue el dueño de esta prenda, madame? Asumo que no está aquí, en este plano terrenal ya, de serlo no hubiera dejado sus pertenencias y menos a una mujer sola frente a un ser como yo que aparentemente para el resto de sus sirvientes es un peligro mortal – Soltó el mentón de la rubia muchacha dejándole ver en su rostro una sonrisa retorcida - ¿O acaso le parezco un ser capaz de entregar mortalidad a los demás? – Un tanto descarada quizás la última pregunta por parte del vampiro, es capaz y lo hizo ya más de mil veces sin duda, siempre con una buena razón y un factor determinante para que tomara una decisión así, no le podía entregar a la muerte cualquier esperpento a no ser que fuera justificado, pero por parte suya solo seres hermosos rozaban su piel con el más profundo de los avernos y disfrutaban de hermosas caricias y tratos en sus últimos minutos para tan solo generarles más éxtasis al momento de tener su encuentro uno a uno con el destino final de los humanos, el vampiro hace un tiempo ya creía en el infierno mas no en el cielo por la simple razón de que iba en contra de sus deseos y necesidades, ¿cuál sería la gracia de condenar al cielo a algún mortal que pasara por su navaja? No, que estúpido sería aquello – Entonces madame, ¿no teme que simplemente entre en su mente y descubra sus secretos más íntimos? ¿O qué busque sus peores temores? Por último pero no menos importante, ¿sus placeres y anhelos más ansiados? Sin duda alguna no discerniría demasiado de lo que ya tengo sentando de usted, pero no lo haré, así que puede respirar tranquila, entre comillas claro, nunca se sabe – Averno dio unos pasos más continuos rodeando a la mujer en círculo, paso lentamente dos veces delante de ella hasta quedar en la última vuelta detrás de la mujer, tomó los hombros de su acompañante suavemente y luego marcó los dedos sobre la tela de su ropa sin aplicar demasiada presión en ella – Después de todo muchos me han considerado un ser inestable, aunque quizás solo sean un tanto exagerados. Dígame usted madame, ¿se considera inestable, o piensa que siempre va en línea recta por la vida? Yo asumiré que ha tenido demasiados altos y bajos, puedo notarlo – susurró aspirando el aroma de la humana – Existe algo fundamental que ha faltado en su tratamiento madame, “sangre” Evidentemente planeo tomarla, de usted, claro – sentenció sin retirar las palmas de sus hombros.
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Mensaje por Doreen Jussieu Jue Ago 14, 2014 5:49 pm

Dijera lo que la criatura dijera, lo que estaba sintiendo era que la criatura le estaba leyendo la mente. Doreen no quería otro encuentro con él, para nada. De hecho lo que estaba buscando es que su acompañante no deseara volver a verla. Pero ¿cómo lograr aquello? Estaba siendo ella misma, lo que hasta ese entonces le resultaba irónico. La joven no se creía lo suficientemente bella para llamar la atención. Tampoco llamativa en cuanto a porte (y eso que muchas clases de etiqueta y refinamiento le habían dado), y sí se le sumaba su forma tan introvertida de ser. La joven no se creía interesante, se sentía tan poca cosa que necesitaba que Averno lo supiera, que le quedara claro aquello para que se aburriera de un segundo a otro y se decidiera a dos posibles cosas que le gustaría: la primera es que la matara, que fuera tanto su tedio por ella que terminara con su vida, y la segunda sería que la dejara viva, pero con ganas de hacerla más pequeña de lo que ya se sentía. Cualquiera de las dos opciones le parecían bien, las más adecuadas, las correctas, sin embargo no todo lo que se quiere se tiene, el destino depara muchas cosas distintas, ella era el claro ejemplo de que todos sus anhelos y deseos se extinguieran, se le escurrieran entre los dedos como el agua cristalina. Lo cierto es que tomar esas dos opciones sólo eran deseos escondidos en la jovencita, lo cual no dejaba nada bueno de que hablar en cuanto a su interior.

¿Lo veía la criatura entonces? ¡Ella era la peor de todas! Que la dejara en paz y se fuera por donde había venido. Así los dos estarían bien, en paz ¿No?

Tener otro encuentro no es algo que desee, creo que eso está más que claro, sin embargo ¿me dará opciones? No lo creo, no parece una criatura que da demasiado a los demás, y me temo que el dejar con vida a mis dos sirvientes le debe ya resultar demasiado, cómo para que le pague una condena de quizás unos diez años, y eso sí logro llegar siquiera al segundo — ¿Estaba entendiendo lo que ella quería decirle? Esperaba que sí. No se sentía cómoda, ni feliz con su intromisión, pero cómo el había dicho minutos antes, su balbuceo carecía de importancia. Lo comprendía rápidamente, era una mujer lista a pesar de su timidez; entendía que ese momento correspondía a la criatura, porque todo se movía a base de sus deseos. Los ajenos, nunca los propios que le hicieran compañía.

Guardó silencio unos momentos. La chica se reprendió, no se estaba comportando como se debía, de hecho se notaba hostil, fastidiada, y con ganas de arrancarle la cabeza, pero eso último no era posible, ni siquiera tenía el valor de desearlo con suficiente fuerza, era débil, era cobarde, era cómo estar frente a un gigante y ser la hormiga que en cualquier movimiento en falso se pudiera pisar. Así se sentía, acorralada en su propia casa ¿Ya ni siquiera en ese lugar podía estar a salvo? Sino la asaltaban los recuerdos pasados de aquellos que se habían ido del mundo terrenal, llegaba un vampiro a arruinarlo todo. Silenciosa escuchó todo lo demás que la criatura decía.

Al menos saca las mejores conclusiones que pueden existir. Ya no está en esta vida, claramente, de hecho ni siquiera sé si está en la que sigue, o si existe otra, ya ni siquiera sé si la iglesia habla con la verdad — Doreen dejaba en claro que sus creencias se habían derrumbado tanto como ella misma. Creía en Dios, sí, porque no se podía separar de esa fe, pero no creía en él como se lo pintaban en aquellos "santuarios". ¿Está errando? O cómo dicen los creyentes ¿Estaba pecando? — Se trataba de un conde, por eso las tela tan fina, y sí le soy honesta, nunca logró portar esa prenda, es prácticamente nueva, quizás estaba destinada a ser suya ¿No lo cree? — Se encogió de hombros unos momentos, siguió escuchando, la rubia mostró una sonrisa dulce por primera vez en el día; en varios días en realidad — No lo subestimo, querido Averno, para nada, pero ¿usted cree que todos mis empleados tienen tan poco entrenamiento como los que ha conocido primero? Quizás se encuentran detrás de los muros, o cerca de ellos, dispuestos a darle caza, me haya o no arrancado la cabeza ¿No lo ha considerado? — No, no es que estuviera amenazando al vampiro, ella era la menos preparada para esas cosas, sin embargo quería informarle, ya no deseaba peleas ni perdidas dentro de su propiedad. Doreen era valiosa, o lo había sido, cualquiera de los casos, pero la seguían cuidando, la querían mantener con vida porque incluso para aquellos que trabajaban para ella, su sola presencia les daba paz, esperanza, alegría y fe en que el amor existía al igual que la igualdad y la bondad. Dicho eso sintió un peso menos de encima. Alertar a su gente le hacía sentir falsa e hipócrita frente al "invitado" sino se le daba por enterado.

No me gusta sentirme acechada ¿Sabe? Menos en mi casa, debería mostrar un poco de educación — Comentó con la voz ligeramente entrecortada, incluso carraspeó un poco la garganta disimuladamente para no verse grosera. — ¿De verdad se considera inestable? ¿Por encima de su condición de vampiro? ¿Qué le hace especial del resto? — Las respuestas podrían ser dadas o mostradas, ella no lo sabía, pero una cosa era que él se creyera especial y distinto, y otra que lo fuera. La rubia cerró los ojos y sin darse cuenta se erizó al sentir la frialdad de las palmas y dedos masculinos. Él estaba invadiendo su espacio personal. Se sentía tan expuesta que estaba a punto de gritar para pedir ayuda. — No me toque — Pidió susurrando, suplicando.

¿Quiere mi sangre? — Tragó saliva con fuerza. Se imaginó a la criatura incrustando sus colmillos en su cuello y casi desfallece. A pesar de haber estado rodeada de vampiros, de licántropos, sólo una vez había dado su sangre para la recuperación de otra criatura, y había sido gracias a un pinchazo de dedo. Bajó un poco su figura liberándose del agarre, dio tres pasos hacía el frente y se giró, sus ojos verdes lo encararon, nunca veía con tanta profundidad a alguien, no podía, pero esa vez se trataba de su vida, de su sangre, su vitalidad.

No me dará opción ¿Verdad? Siento que sólo me está avisando, no es cómo si me pidiera permiso. — Hizo una mueca clara — Y siento que está siendo lo más tranquilo posible, ¿si me niego me obligará? — Arqueó una ceja de forma analítica. Aquello parecía más una pregunta retórica, ¡claro que sabía su respuesta!. — Le daré de mi muñeca — Comentó tranquila, pero dejaba en claro que aquello le molestaba demasiado, le incomoda. De esa forma alzó el brazo y le mostró ese punto, el de su mano izquierda.
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Mensaje por Averno Vie Ago 15, 2014 7:16 pm



La humana hablo de un tema que a él siempre le causa cierto escozor, la religión y sus representantes, siempre los humanos tan ligados a este par de obscenidades, un rasgo que sin duda es propio de su estupidez así que no puede hacer demasiado por ellos respecto a ese aspecto simplemente intentaría dar un toque de luminosidad a la humana respecto a los seres superiores, los únicos que realmente existen son los que tiene frente a ella, en este caso, él – Lo más cercano a un ser superior que le acompaña madame, es quien le habla, soy superior en fuerza, en intelecto, en años, en tiempo, en capacidades, seguramente también en fortuna aunque parezca tener mucho dudo que haya ahorrado lo que yo en más de mil años, aunque es cierto que mi dinero se encuentra repartido por casi todo Europa, pero es un mero detalle, es solo una manera de aclarare de que un ser tal como Dios o los Ángeles son simples mentiras, simples cuentos tontos para mentes de niños, obviamente cualquier humano promedio puede creer en ello, su iglesia siempre le pastoreo, ¿verdad? La religión es un arma poderosa que controla las mentes y las vidas de los demás, dan una “guía” para que todos vivan de acuerdo a la moralidad, ¿no es cierto? Y para que al final de sus penosas, aburridas y monótonas existencias puedan gozar del infinito placer de los cielos, ¿es qué acaso eso no suena demasiado fácil? ¿Demasiado cómodo? ¿Por qué todos deberían de poder ganar la máxima felicidad y el máximo gozo haciendo tan poco? La salvación y el castigo son cuentos graciosos para tomarlos como lo que son claro, una broma de mal gusto que no a todos les causa el mismo efecto – No iba a pretender cambiar el modo de ver las cosas de la humana respecto a lo que llaman “espiritualidad” Pero le hizo un resumen lo más posiblemente detallado y sintetizado para que comprendiera lo que realmente él da por correcto, no por verdad pues sabe que la verdad no existe, tendría que realizarse un proceso demasiado extenso y variable para poder llegar a la verdad, es como poder definir qué es lo correcto y lo incorrecto,  dicen que los humanos no suelen optar por obrar mal, sino que simplemente eligen mal, ¿será cierto? Seguro que sí, por eso todos eligen seguir a un ser superior que les diga cómo hacer, cuando hacer y qué hacer. Triste, sin duda, pero beneficioso para varios – Distraeré mi mente del tema aquel – podía ponerse demasiado filosófico si seguía con ello. El vampiro avanzó hacia la humana lentamente, no pretendía hacer caso a su pedido la verdad ni en lo más mínimo, la muñeca, que graciosa resultaba para él, no pudo evitar carcajear y luego de eso haber mantenido una sonrisa burla por un largo rato, rodeo a la humana hasta que finalmente le capturó por la cintura observándole de frente – Aquel conde se perdió una buena pieza de tela, pero quizá tenga razón, aunque el destino para mi sea probabilidad, quizás no solo la tela estuviera predestinada a ser mía – susurró cerca de la humana sin saber que tan ciertas serían a futuro sus palabras.

El vampiro acercó los colmillos con sutileza al cuello ajeno – Entonces toda la experiencia de sus hombres podrá ser lo suficientemente capaz de vengar su cuello, ¿verdad madame? Yo estaré esperando ansioso y lleno de gozo poder enfrentar el embate de sus hombres, solo que esta vez no les prometo que regresen de vuelta a su morada inconscientes, sobre todo si envía vampiros, ellos solamente desaparecieran en mis manos – Le susurró lleno de seguridad y arrogancia una vez más antes de incrustar los colmillos en la humana gozando notablemente casi al instante de ello, la sangre de la humana resultaba deliciosa, demasiado sabrosa, podía atribuir esto a su juventud, buena alimentación o virginidad quizás, pero no le podía dar a ciencia cierta una buena respuesta, solo notaba sus fauces se volvían locas degustando el majestuoso sabor de Doreen, apretó con fuerza la figura ajena evitando que intentara escapar o hacer alguna otra estupidez parecida, sería rápido y delicioso a pesar no desear alejar sus colmillos de la carne no pretendía dejar inconsciente o demasiado débil a la muchacha de rubios cabellos, le quería completamente consiente  para poder seguir esbozando palabras, para poder contestar a todo lo que aún no contesto y lo que ella no preguntó también. Lentamente, tortuosamente retiró por fin los colmillos del cuerpo ajeno, las marcas quedaron firmes y notables chorreando líquido carmín por unos instantes que terminó lamiendo hasta que desparecieron las emanaciones de este – Soy un ser inestable, cambiante, imposible de controlar, hoy soy yo, mañana no, la misma muerte me a lo exigido y yo he optado por darle gusto, de no habérselo dado no hubiera podido lograr todo lo que alguna vez logre y todo lo que pretendo lograr a futuro, madame – Era tan cierto lo mencionado por él, que quizás no debía de habérselo dicho, ¿pero qué podría hacer ella con esa información después de todo? – Quizás es momento de que sepa con quien está tratando, debe decirme Averno, así es como esta ciudad me conoce y a la vez como no lo hace – Soltó a la muchacha unos segundos no obstante le tomó de vuelta para colocarla con suavidad sobre la silla de doctor, parece ser que fue la primera vez que bebían de ella, porque a pesar de que fue poca la sangre retirada le estaba chocando – Yo siempre asecho madame – Dijo a la vez que se posaba detrás de ella una vez más tomando sus hombros – Pero le daré el crédito y el orgullo de saber que es la humana que me ha hecho la pregunta más interesante en más de mil años, ¿qué me hace ser especial, o sentirme especial? Es una pregunta demasiado tramposa, ¿no lo cree así acaso? Lo que especial para unos para otros no, lo que es extraordinario para esos otros para los unos no lo es, ¿cómo podría yo responder a eso? No, no tiene sentido alguno que lo haga, esa respuesta atesórela para usted, analícela y mastíquela con gusto y paciencia, y cuando tenga la respuesta usted misma podrá contestarse sin decirme nada, verbalmente claro pues yo me daré cuenta cuando la tenga – Averno todavía poesía unas cuantas horas más de oscuridad para disfrutar del primer contacto con la humana, pero no malgastaría su tiempo, tiró de los cabellos de la mujer con sumo cuidado y suavidad para que elevara el rostro y le mirara desde abajo, como tenía que ser, como ella tenía que acostumbrarse a partir de hoy a verle y sentirle - ¿Cuál es su nombre, madame? – Susurró cerca de los labios ajenos sin hacer contacto alguno con los propios.
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Extraviada [Doreen Caracciolo] Empty Re: Extraviada [Doreen Caracciolo]

Mensaje por Doreen Jussieu Sáb Ago 16, 2014 1:34 pm

Arqueó una ceja sin disimulo alguno. La joven sólo había dejado salir un comentario absurdo de la iglesia, dejando en claro que ni siquiera ya se encontraba segura de ella. ¿Por qué se ponía el caballero de esa manera? Debía de tener muchos peros, contras y odios a esa organización porque se le tomaba repudio al hablar. Suspiró dejando salir el aire contenido por el nerviosismo que había acumulado todo ese tiempo. La joven se mordió suavemente los labios y se quedó pensativa. Lo cierto es que para ella sí existía Dios, y le resultaba muy ofensivo que él se creyera muchísimo mejor que su ser superior en los cielos. No comentó al respecto nada, no deseaba discutir, mucho menos indagar al respecto, además de que si entraban a discusión, estaba segura que la criatura no descansaría hasta hacerse el dueño de la razón ¿No? Entrar a discusión también era tener más tiempo juntos, lo que evidentemente iba a buscar evitar.

Usted es muy complejo y al mismo tiempo sencillo de leer — Confesó casi en silencio, casi para sí misma — Me da claro que le gusta sentirse especial y superior al resto, sin embargo a mi no me da motivos para creer eso, a menos claro, que quiera hacerlo notar por la fuerza bruta, eso sería diferente y no refutaría para nada — Asintió un par de veces, no lo veía; vio a la nada, vio a la pared, vio al suelo, a sus ropajes y el color negro de la tela, se quedó pensativa y presa de un sin fin de preguntas que quería lanzarle, sus pensamientos habían alcanzado lo que él deseaba, se habían enfocado en él, y nada más que él. ¿Estaba usando algún truco sobrenatural o era por decisión propia? Resopló molesta por la mera cuestión. ¡Seguro él ejercía algo de culpa!

Se sintió melancólica al pensar en Darcy, gracias a él y a Milo se encontraba bien, viva, sana, y con un futuro prospero, no la habían dejado en la calle, la habían cuidado y lo seguían haciendo incluso en la muerte, Doreen cayó, no tenía porque recordarlos con aquella presencia, no merecía saber de su historia, menos de ellos. Él no.

No son mis hombres, son parte de mi familia — Aclaró sintiendo como su piel se erizaba poco a poco, cómo el brillo de sus ojos se eliminaba cuando cerró los ojos por inercia, por temor. Su cuerpo se tensó, la criatura estaba muy cerca de ella, no le gustaba aborrecía la sensación, y lo peor de todo es que se castigaba por sentir sentimientos tan negativos hacía alguien. Doreen no sabía el pasado del individuo, no sabía porque reaccionaba de esa forma, porque la deseaba tener bajo un dominio especial, y por esa razón no lo juzgaba. Todos aquellos que se vuelven violentos, negativos y dominantes, para la mente de la muchacha viene relacionado con un pasado tormentoso. — No habrá necesidad de pelear, no, porque podemos defendernos de otras maneras, podrían esconderme de usted, no habría manera alguna de… — No terminó de hablar. Sintió dos punzadas dolorosas en el cuello. La rubia retuvo el aire por unos instantes, mismos que pasaron con rapidez porque tuvo que dejar salir el mismo de sus pulmones, se quejó. Dejó escapar de entre sus labios la muestra de dolor que estaba experimentando, pero sólo había sido aquello a la hora de morder, dado que lo siguiente fue extraño y difícil tanto de imaginar cómo de creer. Algunas creencias eran mejor dejarlas sabidas entre voces, temerles o buscarles respeto, desmentirlas podría ser desastroso, incluso más que confirmarlas.

Doreen sintió cómo si sangre escapaba de su cuerpo, no sólo por los colmillos, sino porqué a cada segundo que pasaba el frío se apoderaba de ella. Sintió sensibilidad al tacto ajeno, porque su simple roce la hizo temblar. Su figura se había tensado en un principio pero en ese momento se sintió ligera. No había dolor en su corazón, sus tormentos se perdieron en algún rincón oscuro que no estaba segura si deseaba buscar. La jovencita sintió al poco tiempo pesadez al respirar y cómo sus piernas temblaron. Agradeció que la criatura la sostuvo, porque aunque comenzaba a sentir placer por dar su sangre, su cuerpo se había debilitado.

¿Por qué lo hizo? — Preguntó ignorando sus palabras, dejando a un lado lo que la criatura decía. Con la mano temblorosa acarició su cuello, le dolía un poco pero no tanto cómo imaginó. Sus ojos se cristalizaron a causa de las lagrimas que buscaban salir. Nadie había abusado tanto de ella, de su espacio vital, de su entorno, se sentía invadida de cierta manera. — No quiero decirle de ninguna forma, no quiero volver a verle — Le dijo con dolor, con enojo. Doreen sentía que cada palabra que pronunciaba iba en forma lenta y sin sentido, lo atribuía a la perdida de sangre; se acurrucó en el asiento, cerró los ojos deseando despertar de ese mal sueño.

Doreen… — Comentó con los ojos ligeramente abiertos. La muchacha se sentía cansada, bastante a decir verdad. Era una señorita que no dormía demasiado tarde porque sus labores comenzaban muy temprano. Verlo a él le recordó ese tiempo de encierro con sus padres, cuando su progenitor buscaba mantenerla con miedo, encerrada, intimidada, cuando no la dejaba pensar más que para aprenderse la retina perfecta de una mujer trofeo digna de casarse con el mejor rey. Había escapado de su casa para ser libre y poder amar, no para volver a eso. En cuanto el amanecer llegara la joven buscaría escapar a cómo diera lugar, de ser posible escaparía a algún país lejano, quizás se quedaría en un gran barco para que el mar no le permitiría seguir su rastro. Ese truco se lo había enseñado Lestat hace un tiempo atrás, cuando había sacado de sus ojos la venda y comprendió que los humanos no eran los únicos que pisaban el planeta tierra — Puede tener sangre de alguien más, puedo conseguirle sangre de muchachas saludables que disfrutan de entregarla a vampiros con tal de que les concedan la inmortalidad aunque eso no ocurra del otro, aunque les mientan, podría pagarles para que le den un poco aunque sea, pero por favor, no beba de la mía, todas son iguales, tienen el mismo sabor ¿No lo notó? Cuando me probó ¿No se dio cuenta de mi sabor? ¿Le supo igual? Si, debe ser, así que yo podría conseguirle la que quiera, pero déjeme en paz, por favor… — Susurró con suavidad y dolor, como sí se tratara de una flor que estaba marchitándose en plena primavera. La joven jamás había rogado y pedido algo con tanto deseo.

¿Se ha divertido lo suficiente, señor? — Se negaba a decir el nombre ajeno, quizás sí llegaba a decirlo se convertiría en algo más real, y no tenía intenciones de que algo así ocurriera. Todavía existía el tiempo y la esperanza, a fin de cuenta eso moría a lo último — ¿Qué es su siguiente paso? — Preguntó no curiosa, no inquieta, más bien sarcástica, era evidente que no le importaba, que lo cuestionaba por compromiso. — Es mucho mejor creer en la iglesia que en un ser cómo usted ¿No se da cuenta? Con la iglesia es una libre elección, sabemos sí nos hace bien o mal, si puede dañarnos o aliviarnos; creer en usted sería por imposición, nada por placer propio, pero eso a usted no le importa — Y volvió a cerrar los ojos, se relamió los labios, se sentía sedienta.
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Mensaje por Averno Dom Ago 17, 2014 11:28 am



Estuvo esperando una reacción mucho más agresiva y no tan pasiva por parte de la humana, no obstante el vampiro podía sentir a la perfección aquella rabia y desagrado que la humana tenía dentro por aquella acción inocente que acaba de realizar sobre su cuerpo, realmente no fue nada del otro mundo y si hubiera deseado ir más allá le hubiera podido dejar realmente maltrecha – A pesar de que ya lo dije tantas veces, ¿aún no lo comprende? Lo hice por la sencilla e importante razón de que así lo deseaba hacer, ahora mismo me encuentro ya totalmente recompuesto y lleno de energía gracias a usted – Le sonrió con diversión y se carcajeó con fuerza al escuchar lo segundo que dijo - ¿Otra vez expresando sus deseos, madame? Ya le dije que no son relevantes, ¿le cuesta tanto entenderlo? No es difícil de comprender madame, usted sabe que no lo es, simplemente no desea aceptarlo – Agradeció escuchar su nombre, “Doreen” la dueña de tan delicioso elixir carmín, aquel que hace perdurar a la muerte, no tenía motivos para admitir que en más de mil años esta era la sangre más deliciosa que alguna vez probaron sus colmillos, tan solo se podía mantener calmado en cierta medida anhelando más del elixir de la rubia, un cualquiera simplemente le hubiera drenado por completo pero esta mujer tenía suerte, le iba a conversar por mucho, mucho tiempo y le haría disfrutar del proceso también, para que no tuviera motivos de decir que era un ser egoísta, sin duda no lo era, claro – Oh madame, Doreen – evito reír mientras daba ese pequeño discurso de la sangre, no tenía intenciones de beber de otra humana por el momento, se encontraba bastante satisfecho con probar solo de ella, deseaba poder acariciar más con sus papilas aquel divino sabor de vuelta una vez más, y otra, y otra más, pero como poder explicarle a la humana su decisión sin admitir la verdad del hecho, sería difícil y trataría de convencerla con palabras sin soltar la verdad, lo trataría – Creo que su mente maquina demasiado y sin que se lo pidan madame, no haga esfuerzos tontos, ni palabree más de la cuenta, lo único que logra con aquello es exponerse más ante mí, exponer su miedo, su inconformidad, sus deseos que sabe no se cumplirán, debe detenerse o lo hará demasiado fácil para mí y buscaré más profundo dentro de usted algo con que entretenerme – Pasó los dedos por el cuello de la humana rodeando las marcas de su cuello - ¿La primera vez, verdad? No he sido considerado especialmente la primera vez de muchas damas con honestidad, en todo sentido, bueno quizás mienta, he sido la primera vez de varias mujeres, pero no con el sexo, el amor, por el contrario con un hecho mucho más satisfactorio y relevante – Claramente se refería a la muerte de estas humanas, pero no había razón de ser explicito aún, además ella poco a poco descubriría sus aficiones y deseos, pronto – Lastimosamente no parece convencida, así que se lo diré de manera muy resumida, su sangre me maravilla madame, tan solo deseo cortar su cuello y beber hasta reventar con su cuerpo colgando sobre mí, hasta adquirir la última gota de su ser, para su buena suerte madame, es algo que no ocurrirá, su vida es más valiosa que su sangre y mi placer sanguíneo, quizás esto no lo comprenda para nada madame, ¿por qué una humana sería valiosa, no? No se preocupe, entiendo bien su duda, la cual por supuesto no resolveré, ya sabe cómo funciona esto, ponga de su parte – Se carcajeó sonoro sin dejar ver sus ojos.

La paz es algo que la humana sabe que no tenía antes de toparse con él y algo que sabe que no tendrá durante ni después o al menos mientras la situación sea así no la tendrá - Me divierto sin duda, no obstante nadie le dijo que he terminado con ello – Negó con la cabeza ante la pregunta de la humana – No cuestione eso, lo haría aburrido responder, sobre todo si no estoy cien por ciento seguro de lo que realmente haré a continuación, existen tantas probabilidades madame, que tratar de encerrarme ante una sola solo sería limitar, y es bien sabido que limitarse es para tontos y débiles – Giró para estar delante de ella y le sujetó por la cintura atrayéndola - ¿La iglesia? – Tomó asiento y aprovechando la debilidad de la humana le colocó sobre sí mismo, no como un padre tomaría a su niña en brazos, no, la acción resultaba ser completamente erótica, adrede obviamente, se aseguró de colocar bien el definido trasero de la rubia sobre su pelvis no obstante no hizo ningún movimiento obsceno o sexual una vez teniendo esas duras porciones de carne sobre sí – La iglesia claro que existe madame, son eruditos entre comillas claro, que se aprovechan de la ignorancia de los humanos como usted – Pasó los dedos por el cuerpo de la humana, su estómago, sus piernas y su cuello, descansó la palma derecha sobre el fino mentón de la mujer elevándolo y desviándolo suavemente para poder lamer las marcas de la herida que dejo antes, como anhelando volver a tomar aquel líquido otra vez – Intenta hacerle creer a los humanos que existe un ser todo poderoso que les salvará, lo pintan de maravilla, es excelente, es inmenso, es puro y capaz de todo, ¿no es así? Dador de milagros y de todo el bien que ronda en la tierra, ¿y si este ser es tan bueno como dicen, por qué a gente como usted y otras más la vida les suele tratar de manera injusta y despiadada? Dígame madame, ¿por qué un ser inmenso lleno de amor haría sufrir a sus ciervos? ¿Son pruebas, son decisiones de él? ¿Por qué? ¿No sé supone que todos deben esforzarse y cumplir las mismas doctrinas para alcanzar el cielo? ¿Entonces para qué hacer sufrir a otros mientras a que a unos les premia con riqueza, salud, amor, amistad y gloria? ¿Fama, poder? Otros no tiene nada, luchan el día a día por poder comer y sobrevivir un día más para saludar a sus hijos desnutridos – Inclinó los labios hacia la piel del cuello no mancillada y succionó está buscando dejar una marca roja y no de colmillos esta vez. Muy seguro tenía sujeto a la humana por la cintura y el mentón para que no intentara interrumpir su labor - ¿No cree que si ese ser existe, es más cruel incluso que yo? Cada vez que hice daño tuve un motivo, una razón fundamentada que para mí fue la correcta – Volvió a succionar por unos segundos la piel que se encontraba ya completamente roja – Así como poseo motivos para tenerle nerviosa, excitada, temerosa, sucia e incómoda ahora. No es necesario que cite una vez más las razones por las cuales soy un ser superior, simplemente le aseguro que soy más honesto y más directo que aquel ser que usted tanto idolatra y déjeme decirle algo más, también mucho más rápido y efectivo que él, usted sabrá muy bien que puede pasar rezando veinte años para conseguir algo y aun así nunca tenerlo, pero en cambio sí me pide algo que valga la pena yo podría ofrecérselo en segundos – Sentenció, esta no sería la primera ni última vez que se comparara superior a Dios.
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Mensaje por Doreen Jussieu Dom Ago 17, 2014 7:08 pm

Inevitablemente se llevó una mano al cuello al escuchar lo que el hombre quería hacerle. Le preocupaba que la criatura fuera tan honesta, el significado de aquello se resumía a que si se trataba de alguien honesto, entonces estaba tratando con un vampiro cruel. Escuchó infinidad de historias relacionadas con esos sucesos, cada una ellas con desenlaces atroces para los humanos. Pensar que podía llegar a eso le causaba pavor, quizás muy en el fondo su deseo de muerte no existía, sólo era un deseo estúpido que la perdida le había implantado. La cantidad de historias le habían hecho temblar de miedo, pero sólo saberse cercana al caballero le resultaba cegador. Su piel se erizaba con la simple idea formada en su cabeza. ¿De verdad sería capaz de hacerle eso? Aunque le garantizara mantenerla con vida, ella no podía confiarse, no tan pronto, no tan rápido.

Con los ojos cerrados pensó en la sangre. Algo que de cierta forma le causó gracia. Jamás había pensado en ella cómo un alimento, aún sabiendo que existían criaturas que lo necesitaran. Siempre los juzgaba por tener que arrancarle la vida a los humanos, cómo si aquello fuera lo más inhumano del mundo. La realidad era que, ellos mismos lo hacían con los animales ¿No? Seguían siendo seres vivos. Lo que no podía comprender por completo era el degustar la vitalidad de un ser humano, de sólo pensarlo se asqueaba, pero claro, ella no la necesitaba de esa misma manera, por eso no podía estar a favor o en contra de Averno. Simplemente asintió a sus palabras, y no supo si sentir vergüenza u honra por saberse "maravillosa". Sí le preguntaba a él seguro le diría que siendo él mismo quien lo decía, debía sentires honrada, casi bendecida.

¿Por qué una humana sería valiosa? — Preguntó al aire, no necesitaba que le respondiera, para nada. Ella se estaba cuestionando propiamente, porque no se sentía valiosa, ninguna pizca de valor en su cuerpo, aunque constantemente se lo dijeran, no parecía comprenderlo. Doreen decidió que era momento de comprender porqué podría hacerlo, de verdaderamente reconocerse cómo tal y comprender, aceptarse y amarse. ¡Irónico! Claro que lo era, porqué lo estaba cuestionando frente a una criatura que lo que menos le importaba era eso, que ella se amara propiamente.

Su carcajada la hizo alucinar. Sentir ganas de correr sin mirar atrás.

Disfruta manejándome a su antojo — Comentó al aire al notar cómo la tomaba por la cintura, cómo la movía a su gusto, era cómo presenciar a una niña jugando con su muñeca, de ejemplo, claro, el escenario sin duda era otro, uno muy distinto; Doreen sostuvo el aire por un largo rato cuando sintió la manera en que la había sentado, y no sólo por eso, sino más bien por el lugar en el que la había colocado. Jamás se había sentado en las piernas de nada, ni siquiera cuando vivía con sus padres al viajar, siempre se le daba un lugar dado que como buena señorita debía hacerse respetar su espacio personal. No quiso moverse en nada, ni siquiera sentir, aquella noche no llevaba mucho vuelo en su vestido, tampoco mucha tela, era fácil poder percibir a través de ella. Tragó saliva con fuerza, y cuando sintió que se mareaba por la falta del aire volvió a respirar, agitada, afligida, avergonzada. En automático subió las manos buscando detener el tacto del hombre, lo cual fue imposible, parecía que sólo una pluma había acariciado las manos ajenas para evitar frenarlas. Se sentía expuesta, invadida; se sentía tan mal. Deseaba llorar, poder desahogar la frustración que le hacía sentir ser dominada de tal manera. Cerró los ojos cuando le desvió la criatura la mirada, no lo deseaba ver, lo aborrecía en ese momento. Respingó al sentir aquella lengua, incluso su cuerpo se quejaba adolorado por la tensión que estaba ejerciendo. Sin embargo se mantenía quieta, como un objeto siendo manejado por manos que parecían su dueño.

¿Por qué motivos me tendría usted así? Apenas y me conoce, no creo que tenga uno más que su simple capricho — Articuló. Subió una de sus manos a la zona que había el succionado para acariciarla, le ardía — Me dejará una marca que no se saldrá en una semana, y eso no es bueno — Le reprochó y buscó la forma de empujarle un poco la cara dejando que sus manos viajaran a su pecho para empujarle, Doreen se quería separar de él, aunque le resultaba imposible — Déjeme pararme, no estoy cómoda de está forma, menos que quiera hacer de mi cómo si fuera suya — Le reprendió molesta — Y no estoy excitada, no sea imprudente con sus palabras — La rabia crecía pero de la misma forma lo hacía el sonrojo en sus mejillas. No estaba acostumbrada a eso, nunca se lo había planteado de esa forma.

Es despreciable — Mencionó al notar el poco éxito que tenía de escapar. También notando aquella zona que seguía rozándole. Optó por cruzarse de brazos y mirando hacía el frente. Parecía una niña pequeña haciendo un berrinche, pero estaba lejos de ser aquello, simplemente deseaba su espacio, incluso su soledad y su tristeza, su agonía y sus ganas de morir disfrazadas. — ¿Algo que valga la pena? — Suspiró — Lo único que vale la pena en este momento es que me deje en paz, y lejos de usted, es lo que necesito, me tiene nerviosa, aterrada, intranquila y encima se toma atribuciones que no le corresponden, es mi sangre, mi cuerpo, mi piel, nadie le dio permiso de tomarlo, sólo le pensaba dar sangre y de otra forma. — Negó — A veces es preferible estar muerto a ser controlado por alguien como usted, seguramente así lo trataron en su vida humana y por esa razón me trata de esta manera — Gruñó fastidiada y dos lagrimas se escaparon de sus ojos. Sintió ahora mucho coraje por mostrarse tan vulnerable, pero así era ella, de nada le servía aparentar.

¿Cuántos años tiene exactamente? — Preguntó ya derrotada, él le estaba dando la clave de todo, mientras más pidiera, más exigiera, menos complacencias tendría. Quedaban un par de horas para el amanecer, que de algo sirvieran — ¿Le gusta París? ¿Está época? — Movió sus brazos hacía arriba, dejó que la coleta de su cabello cayera con cuidado, y la acomodó de tal manera que lo rubio cubriera su cuello. No iba a exponerse, a presumir sus marcas, no iba a avergonzarse. Doreen bostezó debido a la hora, debió al nervio y también a la perdida de sangre. Así que cómo ya no aguantaba la rigidez de su cuerpo, recargó su espalda sobre el pecho ajeno y cerró los ojos.

¿A cuántas humanas que le ha gustado su sangre ha matado? — Y esa pregunta había surgido de la nada, presa del miedo a morir en los brazos del vampiro.
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Mensaje por Averno Miér Ago 20, 2014 6:14 pm



Poco a poco, mientras más tiempo pasaba la humana sentada sobre él podía notar como su resistencia se convertía en una cada vez más tenue, algo no cambió, aunque fuera fuerte o débil siempre resultaba en vano. Algo obvio para él, para cualquiera que les mirara en ese momento, pero como siempre nunca obvio para el humano victimizado por él, este ser siempre demostraba sus ganas de luchar por más estúpido que fuera el intento, en más de mil lo único en que ha visto coincidir a todas sus víctimas es en su deseo de sobrevivir, la humanidad parece tener una disciplina natural para eludir a la muerte, como si existiera un mandamiento inquebrantable dentro de sus cabezas que le obligara como si estuviera bajo el control mental de un vampiro muy anciano a sobrevivir con todas sus fuerzas, a escapar, a soltarse, a correr, liberarse, es una pena que los humanos tan solo demuestren esta impoluta disciplina frente a la muerte y no frente a las demás vicisitudes de la vida, si los humanos fueran la mitad de disciplinados que son para evitar la muerte en la actividad de aprender probablemente casi todos serían genios, matemáticos, científicos, abogados brillantes, políticos agudos, filósofos, filólogos, economistas, etc. Si lo fueran de la misma manera con sus relaciones amorosas la infidelidad no existiría, el respeto va ligado de la disciplina, “La disciplina algún día vencerá a la inteligencia” No importa cuántas vueltas pueda dársele a este tema, Averno ha sobrevivido bajo sus propias garras y las garras ajenas más de mil años por esa suculenta y olvidada palabra “Disciplina” Un secreto estúpido y a la vez maravilloso, porque no es un secreto, está al alcance de todos y en las narices de cualquiera que se detenga a preguntarse, ¿por qué no hacer algo bien de la manera adecuada? Un humano modelo perfecto según su propia ideología es el humano íntegro y honesto, existe una diferencia abismal entre ambos términos aunque la gente no quiera aceptarlo – Si fuera igual de testaruda para mejorar su vida como lo es para luchar contra el miedo que le género, créame madame, hasta quizás yo podría temerle, pero como los sabemos que no ocurrirá, no hay problema – Las palabras del vampiro tenían mucho de verdad, si toda la humanidad siguiera ese modelo indicado estaría pensando pronto en plantearse, ¿quién sería superior? ¿Él o ellos? Por suerte y gracia para él esto nunca pasaría puesto que el humano promedio es un imbécil, un vago, un vividor, un truhan, un desperdicio y esto no ha cambiado a través de las épocas, por muchos esfuerzos que se hicieran, siempre la misma historia, solo ciertos grupos o localidades han alcanzado cierto régimen como por el ejemplo el imperio japonés, uno de los pocos lugares que resalta y sin duda un imperio que jamás ha invadido por la misma razón, el respeto, la disciplina y la serenidad que poseen estos humanos en específico les hacen blancos difíciles y a la vez aburridos.

Averno observó a la muchacha unos instantes luego bajo la mano por completo hacia las entre piernas de la humana y elevó ligeramente la falda de esta, comenzó a frotar la piel de la muchacha buscando sus reacciones – Lamento haber estado tan pensativo madame, digamos que me hizo pensar en un asunto en el cuál hace mucho no depositaba mi interés y pensamiento, y que no le diré cual es por supuesto – Averno pasó los dientes por el hombro de la humana mirándole de reojo en cada instante, deseando sentir, observar y escuchar lo que su actuar generara sobre el cuerpo ajeno – Me sorprende su bipolaridad repentina, primero me cataloga como un ser despreciable para después soltar un lloriqueo bastante extenso referente a lo que hago y a que desea que no lo vuelva hacer más y que me aleje, ¿y ahora me pregunta de buenas a primeras? Que interesante personalidad posee usted madame, lo tendré en cuenta para futuros encuentros que por supuesto se darán, así que puede seguir chillando lo que quiera respecto a no ver mi rostro de vuelta, porque le aseguro que hasta soñará con él, no le miento, pero puede temer de que sea verdad hasta que ocurra y lo disfrute – Aprovechó la tranquilidad ajena para recostarle mejor y apoyar bien sus nalgas sobre el miembro propio dejando que lo sienta por completo esta vez, aquello de que no se excitaba fue el detonante para que sus actitudes tomaran un calor especial – Empezaré por la pregunta que sin duda le importa más. Claro que me gusta París, es una ciudad llena de oportunidades y edificios hermosos – Oportunidad se podía traducir perfectamente por humanos y humanas con los cuales poder satisfacerse, en todo sentido. Obviamente esta pregunta era la menos importante de todas las que hizo sin embargo la respondió primero de manera irónica para molestarme tan solo un poco más – Esta época es interesante porque antes la pobreza existía y nadie se quejaba de ella, ahora los pobres se quejan y exigen a los ricos y poderosos, es curioso, ¿por qué esperaron tanto tiempo? Por incultura quizás o por miedo, quién sabe – Poco a poco iba respondiendo y claro, aquella respuesta más importante sería la última - ¿Exactamente? Es una pregunta difícil, asumiría que lo más exacto deben ser mil años con ochenta más – Intensifico en ese momento los roces de sus dedos contra la humana con total confianza y desfachatez a la vez – A muchas, a demasiadas diría yo, ¿tiene miedo? – Se carcajeó jubiloso de sus hazañas que seguro a ella le horrorizarían – Pero no he matado a una humana de la que disfrute tanto su sangre, es la primera en su clase madame, así que no podría dar ni un ápice de su futuro, probablemente sea la primera, ¿o quizás no? Juegue conmigo, tiremos los dados y que la matemática haga lo suyo sin ningún reparo como suele hacer, puede rogar y rezar a su Dios para cambiar un resultado desfavorable a su causa, pero créame que no tendrá efecto, porque lo único superior aquí, ¿es? – Simplemente estaba esperando oír su nombre, por la frase incompleta y sus dedos que no dejaban de frotar.
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Extraviada [Doreen Caracciolo] Empty Re: Extraviada [Doreen Caracciolo]

Mensaje por Doreen Jussieu Miér Ago 20, 2014 8:44 pm

Hay palabras que suelen tener efectos más fuertes que algunos golpes. En esa época, se acostumbraba a dar severas reprimendas si algo no les gustaba a los padres. En el caso de Doreen, cuando hacía algo fuera de lo ya establecido en su día, recibía golpes en las manos, uno que otro varazo en la espalda, o en el peor de los casos, la encerraban en el sótano por varios días apenas llevándole un poco de comer. Desde pequeña tuvo un espíritu "rebelde", buscaba aprender a leer más que aprender a limpiar, buscaba pintar antes de cocinar, y no porque le restara importancia, para nada, sino más bien tenía otras ambiciones. Quería vivir, no simplemente andar en automático, deseaba realizar lo que sus corazonadas le indicaran, no lo que le forzaban a hacer. La chiquilla aprendió a la mala que ser autentica costaba, e incluso después de su escape tuvo que ver realidades que le hicieron volver al camino "correcto.

Por primera vez se encontraba frente a alguien que no juzgaba precisamente sus acciones por lo bien o mal que hacía, sino lo contrario, le estaban echando en cara no ser un ser autentico. ¿No? Quizás no, pero eso era lo que comprendía. Doreen luchaba diariamente por cumplir las expectativas ajenas más que por mejorarse a sí misma, por mejorar su vida. Lo poco de amor propio que alguna vez tuvo se esfumó, y no lo encontraba. ¿Por qué se había empeñado a vivir en tristeza y miseria cuando lo tenía todo para triunfar? Hizo una mueca llena de reproche para su persona. Se trataba de una soñadora, de alguien que tenía riquezas, educación el arte en sus venas tanto cómo sus manos, y por sino fuera poco, era una joven hermosa. ¿Por qué tanta autoestima pisoteada? Lo que necesitaba era un pisón más fuerte para terminar de sangrar y abrir los ojos.

Giró su rostro para contemplar al vampiro unos momentos, y se perdió por un momento en la oscuridad que la mirada ajena tenía. Tener un poco de malicia no era tan malo después de todo, y menos sí era para poder estar bien consigo mismo. ¡Al diablo los demás! Debía preocuparse por ella, no por el resto; volvió a mirar al frente para analizar lo que estaba ocurriendo.

Lo que vino a continuación no se lo esperó, aquello era una prueba fuerte, una que en cualquier otro momento la habría hecho gritar, llorar y suplicar, pero no quería ser siempre la rata escurridiza que se escondía. No podía mostrarse toda la vida tan insignificante. No lo era.

¿Señor? — Le llamó bajando ella misma las manos para intentar empujar las ajenas. Su piel se erizó incluso sintió como el calor de su cuerpo se expandía hasta la nuca. No se percató de cuanto tiempo estuvo sin respiración hasta que sus pulmones le reclamaron el aire. Dejó salir de entre sus labios una gran cantidad que se había vuelto cálida, y cerró las piernas con fuerza queriendo que los dedos no la invadiera. Equivocada estaba. Se dedicó a escuchar. Cerró los ojos un momento al sentir la humedad fría del vampiro acariciar sus hombros con los dientes, e inevitablemente su cuerpo tembló como reacción. ¿Qué le estaba ocurriendo? Aquello no lo había experimentado, sin duda era nuevo, completamente distinto a todo lo que había experimentado, pero no iba a negarlo, tenía una enfermiza dosis de placer que ella no pudo pasar desapercibido, sintió un poco de vergüenza, pero también cómo un peso menos de encima. La rubia escuchaba muy a lo lejos las palabras de la criatura, su cuerpo estaba siendo presa de sensaciones extrañas, nuevas y deliciosas. Doreen se percató que incluso sus senos habían reaccionado, por que su respiración los movía contra la tela y la hacían sentir lo endurecidos que estaban. Cerró los ojos, dejó que el peso de su cuerpo cayera en la figura masculina y se mordió el labio inferior con fuerza, tanto que una pequeña fisura apareció, y el sabor metálico de la sangre invadió su boca. Sí, era la primera vez que Doreen Caracciolo se había excitado.

Usted, Averno, usted — Respondió en automático a las últimas palabras del vampiro. La chica sintió como su rostro adoptaba el calor que todo el cuerpo ahora tenía, sabía que estaba sonrojada por el bochorno que estaba sintiendo, y es que al romper el silencio su voz había salido temblorosa, y el nombre de la criatura salió en forma de gemidos que se había guardado. Sus manos se elevaron hasta sus labios asustada por sus reacciones que no tardaron en hacerse ver. Tragó saliva con fuerza y volvió a empujar las manos ajenas, su intimidad estaba reaccionando, eso no estaba bien. ¿Dónde había dejado sus creencias de llegar virgen al matrimonio? Ahí seguían, ella no tenía que sentirse culpable por lo que estaba pasando ¿O sí? Ella no lo provocó ¿O sí? Claro que no, él vampiro se había aprovechado de la situación, claro que todo lo estaba haciendo a su conveniencia. ¿Qué no lo era? Cómo pudo por fin apartó las manos de la criatura y se dedicó a poder tomar bocanas de aire para calmarse. Se encontraba muy agitada.

No es bipolaridad — Comentó ya más tranquila, aunque su voz era apenas un susurro, no la elevó más porque sentía que temblaba, y que sí elevaba el tono de sus palabras podría volver a delatar lo que había sentido. Además de que estaba segura de que el vampiro podía escucharla con claridad — Se trata de comprender que usted no va a dejar de insistir, que sí dice que vendrá, entonces lo hará, se nota que es tan terco como yo cuando desea algo — Abrió los ojos con lentitud observando la madera frente a ella. — Se trata de poder aprender lo que usted me muestre, me gusta aprender, me gusta saber de lo que ha pasado, de la vida, de cómo podría yo ser simplemente yo sin importar lo que los demás digan — Ya se encontraba más tranquila y estaba siendo sincera — La sociedad somete mucho a los humanos, y más a las mujeres que clases menos afortunadas, se aspira hacer negocios gordos con nosotras — Le explicaba pero estaba segura que era algo que él ya sabía de sobra — No es miedo a lo que pueda hacerme, porque sí me hubiera querido matar ya lo habría hecho, se trata del miedo a salir de lo establecido — Volvió a cerrar los ojos unos momentos.

¿Me quiere tratar de decir que mi sangre le ha gustado más por encima de todas? — Arqueó una ceja girando su rostro para poder verle con claridad, buscando la respuesta. Por un momento su pecho se infló gracias al ego que había ocasionado aquellas palabras muertas. Se sintió extraña por su comportamiento tan superficial, aunque sí lo pensaba de otra manera no lo era, simplemente era un reconocimiento a ella misma ¿No? — Juguemos entonces — Concedió aquello. Doreen intentaría dejar a un lado su miedo, intentaría apreciarse y mostrar más seguridad para dejar esos tormentos a un lado y poder gozar más de la vida. Ya era hora de dejar a un lado tantas estupideces. Aunque con honestidad no iba a dejar de tener ciertas precauciones, menos ciertos temores alado de la criatura, lo seguía creyendo cruel, tramposo; entre otras cosas, pero estaban por entrar a un juego en el que aún supiera que era casi probable que perdiera, no estaba demás aspirar al triunfo.
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Mensaje por Averno Vie Ago 22, 2014 1:44 am



Oh sí, el vampiro disfrutó lleno de complacencia el escuchar su nombre entre gemidos, la humana lo estaba admitiendo, su cuerpo mismo lo hacía. La humana tenía una pelvis muy atractiva y podía notarlo, mostraba un poco de vellosidad lo cuál resultaba perfectamente común, no esperaba verse envuelta en una situación como esta, a pesar de eso podía notar que realizaba cuidados a la zona con regularidad - ¿Yo, yo? – Respondió casi carcajeando ante los gemidos de la humana, realmente estaba disfrutando del hacer esto, y no había necesidad alguna por tener que ocultarlo de la humana, menos de la soledad que les acompañaba. Mantuvo sus acciones hasta que fue detenido, lo cual no disfrutó para nada, en lo absoluto, por el contrario, le causo pesar y molestia, pero lo contendría hasta que la humana guardara silencio, quería dejar que se exprese a ver si soltaba algo interesante. Efectivamente, la humana se encontraba emitiendo palabras interesantes para sus oídos, y tentadoras para su mente pues le abrían mil y un puertas de aquí en adelante, no dudaría en cerrar cada una de ellas después de haber obtenido todo lo útil de dentro de cada una de estas, Averno no es de los que desperdician oportunidades si están resultan ser lo suficientemente buenas para él y sus intenciones. Averno pudo notar ese pequeño cambio en la esencia de la humana, era apenas decudible por lo poco que dijo, pero pudo notar en su mirada cierta convicción que en el resto de la noche no había demostrado, ¿estaba oculto ese pequeño detalle de parte de la humana o es qué simplemente Averno fue el causante de que algo nuevo naciera dentro de su mente? ¿Podría ser lo segundo más que lo primero? Sí, dentro de su cabeza no cabía la posibilidad de que se le pasara algo similar a ello, pudo haberlo notado al instante si es que desde el inicio hubiera estado ahí, dado que no fue el caso no había nada que notar más allá de lo evidente de su personalidad - ¿Jugar? Oh, es un término interesante, ¿desea que juegue con usted? ¿No le molestará ser una muñeca? Imperfecta por supuesto, no mentiré, pero llena de atractivos y curvas – Menciono lo último subiendo las palmas por la cintura ajena – Que pueden recorrerse con facilidad y gusto – elevó un poco más las palmas y estrujó los pechos de la humana pasando los dedos por la tela del vestido, pudo notar aquellos detalles en los pezones – Parece ser que su cuerpo emana el éxtasis sin contemplación, y sangra además – El vampiro inclinó el rostro para poder lamer los labios de la humana, capturando la pequeña cantidad de sangre que brotaba de sus labios, sin duda un elixir que sabía no se cansaría de probar en un par de años, varios. Tras unos instantes terminó por subir más el vestido de la humana dejándole desnuda de la cintura para abajo, tan solo deseaba hacerle sentirse vulnerable y expuesta, quizás para que comprendería que así sería a partir de ahora.

No obstante el vampiro presentaba un dilema para sí mismo, ¿podía gozar a la humana ahora mismo? Sí, podría, pero, ¿sería esto lo correcto? Mientras su mente divagaba su cuerpo no le seguía los pasos, un dedo reposó sobre la intimidad de la humana y apretó el botón de esta – Madame Doreen, ¿qué hacer? Tantas posibilidades – Susurró con diversión. Giró su dedo presionando suavemente, dando leves toques como golpecitos por momentos con la yema, pero solo eso, se detuvo y bajo la falda de la rubia muchacha con tranquilidad, con una paciencia y un derroche de autocontrol que parecía ser otorgado por un sabio Dios, y este Dios se llamaba Averno pues lo hacía todo por su cuenta propia – No se preocupe, creo que fue suficiente experiencia sexual por hoy para usted madame – Se carcajeó con saña – Yo puedo enseñarle muchas cosas, contarle mil y un historias entretenidas si así desea, siempre y cuando esté dispuesta a escuchar y aprender, así sabré que no desecho mis palabras ni mis conocimientos en el aire – Palmeó la pelvis de la humana sin importar los estragos que pudiera haber causado su accionar anterior sobre el cuerpo de la fémina, en realidad todo lo hacía como siempre a propósito de que reaccionaria a su gusto – Y seguiremos jugando, pasaremos las barreras de lo prohibido, destruiré su zona de confort para que pueda descubrir lo que es realmente la vida y no lo que le han pintado que es los demás y sus propias convicciones tontas, le demostraré que no son más que paredes que ha colocado alrededor suyo y que derribaré, una por una, hasta llegar a esa matriz endurecida y oculta, lo que esta no sabe es que pueden esconderse todo lo que deseen de mí, pero yo siempre encuentro – Detuvo cualquier movimiento que buscara reacción carnal en la humana, simplemente dejo las palmas sobre las faldas de la rubia y guardó silencio unos minutos como si le estuviera dando tiempo a pensar y reponerse de lo que había sucedido, la verdad no fue la gran cosa para ser honestos, pero seguramente para la rubia la experiencia habrá sido muy estimulante y nueva, es que se podía notar a leguas la inexperiencia de la virgen humana, lo cual resultaba aún más atractivo y gracioso para Averno, podía disfrutar mucho más aún, podrir lo inocente, volverlo rebelde, vicioso y adicto a más no poder, oh sí, sería una de las tantas misiones que tendría con ella, pero por esta noche no iría más lejos, ¿la razón? Tirar todas las cartas y no guardarse algunas bajo la manga es lo más estúpido que puede hacerse – No se desespere madame Doreen, pronto me retiraré de sus aposentos, le daré un tiempo de descanso prudente para que pueda descansar ya que estas horas son altas para los humanos como usted, quizás no todos pueden aguantar despiertos, aplaudo su resistencia en todo caso, después de todo es a mí a quién llevará sobre los hombros desde hoy – Un peso que solo un imprudente o condenado llevaría a cuestas.
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Mensaje por Doreen Jussieu Vie Ago 22, 2014 12:14 pm

Sí bien, Doreen había roto un par de miedos en su interior, lo cierto es que le costaría trabajo mantener la frente en alto ante sus nuevos deseos y creencias, le costaría porque a sus cortos diecinueve años, lo único que supo es esconderse en ella misma, sin embargo no dejaría de intentarlo, de practicar, de hacer una lucha personal que le llenara de alegrías más que de desgracias. Por esa misma razón que la criatura siguiendo haciendo con sus manos a su antojo la hacía sentir incomoda. No quedaba duda, y no era necesario preguntar para notar cuánto pudo tenía la rubia. Bastaba con notar cómo sus mejillas se sonrojaban, cómo su mirada bajaba, y cómo obtenía una pose sumisa con las manos que se sostenía a la altura de su pecho. Sin duda la criatura debía de disfrutarlo, disfrutarla a ella, ¿y cómo no hacerlo? Él sólo había dicho lo mucho que disfrutó la sangre de la fémina, y también dejaba en claro que su cuerpo le parecía hermoso. La única duda de la humana era una,  una importante y que quizás rayaba de vanidosa, pero ¿sería la única en ese momento? ¿Apreciaba su sangre más que el de todas las que anteriormente había tenido? La singularidad, el sentirse única y especial le daba cierto remedio balsámico a su interior. Ya que no hacía aquello con alguien a quien amaba, mínimo con alguien que la veía por encima del resto ¿No?

Desvió su mirada hacía el lado contrario al sentir su desnudez, la noche resultaba fresca, y una pequeña brisa se acercó hasta sus piernas y caderas, lo que la hicieron notar que el vampiro también disfrutaba observando lo que él mismo exponía. Quiso bajar las manos para poder bajar la tela, pero no lo hizo, se mantenía congelada en esa posición tan entregada. La lengua del vampiro salió cómo sí se tratara de una serpiente encantada, y ella pudo notar lo frío de la saliva ajena tanto cómo el músculo mismo. Cerró los ojos unos momentos para relajarse.

Las muñecas no me resultan atractivas, son sólo objetos que no piensan y sirven de adorno ¿Así me quiere, Averno? — Se atrevió a tutearlo, a dejar a un lado su careta de señorita modales y perfección — No lo creo, sí eso estuviera buscando esta noche, ya habría bebido y arrancado la vida de mínimo diez señoritas. — Se encogió de hombros, se estaba concentrando en la mirada de la criatura para no pensar en su desnudes o en sus dedos traviesos. Debía enfocar su atención, ella había comprendió a la mala que rogarle resultaba contraproducente, porque en vez de hacer caso a sus suplicas, la criatura tomaba la decisión de hacer lo contrario. Bastó un delicado movimiento del dedo ajeno para que sus piernas temblaran de nuevo, aún se encontraba mucha sensibilidad en su interior, la añoranza de volver a experimentar eso, pero el freno de saber que no era lo correcto. Sus piernas se volvieron a juntar, hicieron presión para que la criatura dejara de invadirla, ya era demasiado para ella, no iba a resistir más; primero su intimidad, su botón, su cintura, ahora sus pechos y de paso volvía a esa pequeña zona que ella no había comprendido por completo su función hasta ese momento. Un gemido claro se le escapó. ¡Se sentía traicionado por su propio cuerpo!

Gracias — Susurró muy bajito después de la criatura había decidido dejarla en paz. No se movió para nada escuchando. — Las palabras, el conocimiento que brindan los sabios no deben dejar que se desperdicien, mi corta edad nunca se comparará con la suya, pero lo poco o mucho que he vivido lo he aprovechado, me gusta aprender, más que nada de los libros, pero no desperdiciaría la oportunidad de sacar historias provenientes de tantos años, tantos lugares, tantas reglas — La voz de Doreen ya se notaba más trasquila, incluso el miedo desapareció por un momento. No había que temer, sí el vampiro dijo que no la mataría, entonces no la mataría. Tenía una noche más de ventaja. — Merezco un poco de consideración después de que tomó de mi sangre — Indicó lo más tranquila que pudo.

Dio dos pasos hacía atrás, tomó la distancia pertinente, necesitaba volver a sentir que ella era dueña de su cuerpo, de sus pensamientos, de su entorno.

Entonces sólo sus deseos son los que se cumplen — Mencionó más para ella misma que para la criatura. Se movió por la pequeña casita para recoger las cosas que  utilizó con el vampiro, incluso la tela de su ropa rota que se había sacado. Buscó entre gabelas una bolsa y ahí puso todo, más tarde lo tiraría a la basura. Por un momento llegó el recuerdo de sus empleados. ¿Seguirían despiertos? ¿Estarían preocupados? Lo que menos deseaba era darles dolor de cabeza. Deseaba que ellos confiaran, que no se desesperaran o cometieran una imprudencia. Los necesitaba con vida sin importar lo que pudiera llegar a pasar. — No quisiera aprender demasiado con respecto al contacto físico, no con usted, ese es un deseo muy personal que quisiera compartir con alguien más, no me obligue a eso… — Pidió buscando la mirada de la criatura — Podríamos hacer mil y una cosas, podríamos incluso darle todo lo que quiera de mi sangre, incluso sí se la quiere llevar toda — Su ofrecimiento podría ser descabellado, aunque también inútil, es decir, sí el vampiro ya se creía dueño de ella, seguramente los ofrecimientos de Doreen salían sobrando, porque ya no se podía ofrecer lo que te pertenecía ¿No?

Lo cierto es que estoy cansada, sí — Asintió varias veces — Pero no sé sí pueda descansar después de lo ocurrido, hay muchas cosas que necesito pensar, para bien, para mal, lo que sea, pero necesito pasar mi poco tiempo sola para mi — Volvió a acomodar sus cabellos, escondiendo su cuello, la mordida, no debía dar rastros de lo sucedido, no se sentiría cómoda sí sus empleados notaban los cambios, y más que eso, sí notaban que parte de su cuerpo estaba siendo tomado. Cerró los ojos unos instantes y fue cómo sí el recuerdo de las caricias en su interior se estuvieran repitiendo, pero de forma real. Su figura había experimentado la excitación por primera vez. ¿Por qué era un pecado algo que se disfrutaba?

Averno — Lo llamó para poder captar toda la atención de la criatura, aunque estaba segura que ya la tenía. — ¿Cuál es el propósito de su inmortalidad? Me refiero a… — No sabía como expresarse, que fuera la idea correcta y que sus palabras no se confundieran — ¿Qué es lo que le mueve para no aburrirse en la monotonía de la eternidad, de los años? No creo que su simple interés sea atemorizar humanos. ¿Se tiene algo más después de todo? — Aquella pregunta le interesaba, porque de su respuesta podría tener algo más de claridad con respecto a su futuro a su lado. ¿Desgracia?  ¿Deseo? ¿Placeres sexuales? ¿Entrega de sangre? ¿Conocimiento? Se dio cuenta que lo más probable era tener una mezcla de todo eso. — ¿Cuándo volverá? — Preguntó para hacerse una idea, para poder tener planes en la cabeza, ¿Estaría preparada para el regreso de la criatura?

Su nombre lo dice, con usted es ir sintiendo las llamas del infierno, esas que te van consumiendo, que poco a poco te van consumiendo, pero la pregunta es ¿existe el infierno o usted lo es? — Sin darse cuenta se encontraba frente al vampiro y le sostenía la mirada. Doreen buscaba tener todo el detalle posible de él.
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Mensaje por Averno Miér Ago 27, 2014 5:38 pm

Cuando la humana se levantó, Averno esperó unos instantes para poder analizar todas sus reacciones, incluso lo que estaba diciendo, lo analizo con tranquilidad y sin desesperarse, todo poco a poco, para poder sacar lo máximo de cada una de sus palabras, ciertamente la humana resultaba ser más interesante de lo que había podido esperar, sí, bien, es un ser inteligente sin duda y parece poder tratar temas más triviales que el comer, beber y sobrevivir, ¿de dónde esta mujer podría haber obtenido la soltura para poder charlar y dialogar de algo que tuviera sentido? No es que él sea un ser machista, simplemente que la costumbre humana era no entregarle demasiada educación a las mujeres para así poder sacar provecho de estas y de su condición, ¿tal vez esta muchacha fuera una rebelde desde tan joven? Podría serlo, lo cual solo haría más entretenido para él aún.  Sin dudar ni un poco se levantó de la silla hasta estar erguido, dio un par de pasos en contra de los que la humana estaba dando, decidió mantener cierta lejanía para poder contestar lo que a continuación contestaría, en realidad nada demasiado serio o complicado a diferencia de lo que la humana podría pensar, seguramente para la rubia esta situación resultaba demasiado completa, peligrosa, intimidante pero a la vez atrayente, claro sería un poco mezquino si pensara o dijera que no es una noche más interesante o importante en comparación a otras u otros encuentros,  obviamente la humana resultaba llamativa, ligeramente más densa que otras con las que se ha juntado,  no es que fuera “diferente” exactamente, porque sin duda compartía ciertos aspectos, pero podría decirse que algunos aspectos resaltaba en la memoria del vampiro de otras féminas que alguna vez conoció o al menos con las que trató, a pesar de su posición ella sentía poder exigir algo, pero no sonaba a ese típico reclamo por “ser quién es” Sino más bien a pedidos mezclados entre clemencia y raciocinio, como si ella realmente sintiera que tuvieran fundamentos y razones exactas, interesante sin duda pues ella misma ya tenía claro que no tenía derechos respecto a él ni respecto a las acciones que el realizaría sobre ella o con ella, Averno vería hasta qué punto llega la humana, probablemente no hoy pues pensaba retirarse en un par de minutos – Tiene varias palabras interesantes contenidas dentro de sus labios madame, y me resulta agradable que comienza a dispararlas una por una, sin duda me predisponen a tener que contestar de manera adecuada y no para salir del paso, ¿eso es lo que busca, verdad? Lo sé, no se preocupe, tendrá el gusto de – Después de todo él era capaz de hacerlo, simplemente se comenzaba a preguntar si la humana sería capaz de entenderle por completo si se ponía serio y meticuloso con cada detalle en las futuras preguntas que le entregaría – Mis deseos se cumplen y quizás los suyos también, siempre y cuando no interfieran con los míos. Respecto a sus conocimientos y los que yo le voy a entregar, déjeme decirle que serán de todo tipo, de amplios temas, y sobre todo los temas de contacto físicos, no me importa su deseo al respecto, sobre todo porque son solo palabras, sus acciones y reacciones lo han confirmado - No se puede engañar a un ser como Averno.

El vampiro no tuvo inconveniente alguno para plantarse a continuación delante de la humana encarando rostro con rostro, parecía que le estuviera desafiando de esta manera pero obviamente no era así, ¿desafíos tan desiguales? A nadie le importaría ser parte de estos después de todo el ganador se sabría desde el primer instante – Ningún ser humano me preguntó alguna vez lo que acaba de preguntar usted, lo cual me causa cierta intriga y a la vez me genera cierto sentir parecido a la diversión, ¿usted se cree capaz de entender una respuesta tan complicada como la que amerita tremenda pregunta? Es una magnitud elevada, pues podría definir a ciencia cierta lo que soy, ¿pero si usted supiera para qué existo no se aburriría pronto de esta razón o de mi existir? ¿Yo mismo no lo haría? Es como un objeto, fue creado para cumplir una función y es simplemente eso, “un objeto” Sin gracia, sin magia y sin chiste más allá que las mecánicas y físicas que se utilizaron para concebir su creación, yo no podría arriesgarme a caer en tal semejanza, ¿no lo cree? –  El vampiro tomó por las caderas a la humana con cierta seriedad pero sin buscar ser amenazante - En dos días nuestros cuerpos se encontraran – Si la humana era avispada entendería que no agrego el “nuevamente” adrede pues él no se estaba refiriendo al hecho de volver a reunirse, esto último estaba explicito pero su afirmación indicaba algo más - ¿El infierno existe? Siempre podría animarme a decir que lo más cercano a este puede ser el hecho de ser tratado por mis garras, pero no podría comparar mis artes con un lugar supuestamente existente que nadie ha visto, yo estoy muerto y jamás pasé por el infierno de haberlo hecho créame que recordaría un lugar lleno de sufrimientos y castigos, sería como estar en casa y un orgasmo constante más suculento que el de la sangre o el placer carnal podrían alguna vez entregarme, tan solo le diré que atemorizar humanos es de lejos una actividad infantil, un juego común y corriente, un pasatiempo estúpido capaz de realizarse por ocio y nada más, mis acciones enmascaran tras de sí fundamentos realmente complicados, podría animarse a confesar que en más de una ocasión ni yo mismo puedo ser capaz de responder precisamente porque hago o dejo de hacer, solo sé que mi voluntad nunca me ha llevado por mal camino y siempre me ha dejado muy satisfecho, así que no hay razón por la cual tener deseos de cambiar o buscarle una razón estricta y dura - Finalmente soltó la cintura de la humana y dio unos pasos hacia la puerta, no obstante aun estando lejos de esta, no se iría justo en este momento, todavía -  Respecto a mis intenciones con usted, están muy claras, tengo mis razones y mis planes, pero todo a su tiempo – Sonrió ladino.
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Mensaje por Doreen Jussieu Jue Ago 28, 2014 2:11 am

Doreen miró a la nada por un momento, se perdió en sus pensamientos al mismo tiempo que el vampiro lo había hecho. Se sentía extraña, y por un instante todos sus deseos, anhelos y vivencias aparecieron. Desde pequeña la rubia había anhelado infinidad de cosas. Entre ellas se encontraba el poder enamorarse, el encontrar a un hombre que le diera su corazón, su entrega y su dedicación, no sólo eso, se había ilusionado con ser aquella que le diera el alimento para que se llevaba a su boca, y también con quien pudiera compartir un lecho caliente, por más frío que estuviera el ambiente, había añorado poder formar eso, y encima de todo, también el poder tener hijos. Su vida tenía aspiraciones sencillas, pero complicadas de tener, no todo lo que se quiere se tiene, y eso lo ha aprendido. Ella jamás deseo tener grandes riquezas, sólo un amor profundo y verdadero que le llenara el alma, la mente, el cuerpo y el corazón. Ahí, frente a la criatura, se dio cuenta que soñar le estaba haciendo pagar un precio muy alto, porque la desilusión de no tenerlo, y que nunca llegaría había llegado, y le estaba dando una bofetada muy grande. Le costaría lagrimas, y no de las normales, de esas a las que ya estaba acostumbrada. Con él se bañaría en sangre.

Averno había llegado a su vida para darle una bofetada de realidad. Para romperle cada uno de sus sueños y anhelos. Doreen, quien había creído que ya más destruida no podía estar, se estaba tomando con su verdugo final. ¿Por qué? Porque así era la vida. Ella no entendía las cosas, y por más dolor que había experimentado seguía en el mismo camino, en el mismo canal, no buscaba otras maneras, ni siquiera consideraba otras creencias, seguía empecinada en obtener lo que quería como lo quería, sin abrir su mente a más. Se estaba comportando ante la vida cómo una caprichosa, ego se pagaba muy caro, lo estaba notando.

Quizás Doreen había llegado un par de veces al final del abismo, se había topado contra el sueño frío y puntiagudo. Se había topado con los peores monstruos, pero la chica no entendía, seguía metida en la misma idea. La pobre estaba tan ensimismada que no comprendía la realidad. Su vida se le estaba consumiendo en una idea absurda, y los años comenzarían a pesarle. Porque la juventud no la poseería todo el tiempo. En su búsqueda por sus deseos había olvidado una cosa muy importante: vivir. Porque una cosa era sobrevivir por inercia, y otra muy distinta era disfrutar de su estadía en la tierra. Para muchos probablemente era lo mismo, pero en ese momento ella descubrió que no era así. Se había enfrascado tanto en sus miedos, en sus dolores, en sus tristezas y en sus lagrimas, que de lado había dejado la felicidad y el disfrute. ¡Que gran error! Ni siquiera había experimentado el sentirse deseada y necesitada cómo mujer ¿Eso estaría mal? No en cierta manera, sí, porque la vida no podía privarte del placer mismo que se había otorgado por naturaleza. ¡Todo le era tan complicado! Necesitaba una guía, y aunque parecía enfermo y extraño, reconocía que lo necesitaba a él.

Señor Averno, estoy consiente que soy humana, y que no tengo la fortuna de tener una mente tan privilegiada como la suya, que se encuentra más despierta y desarrollada gracias a los años que tiene encima, sin embargo le invito a no subestimar a una humana que tiene sed de saber, sed de conocer, sed de aprender — Porque quizás le costaría mucho trabajo entender las frases que el hombre dijera, pero a final de cuentas llegaría a una conclusión, correcta o incorrecta, porque los dos tenían visiones de la vida completamente distintas.Ahí se encontraba parte del encanto de dos personas diferentes ¡Y que decir de dos criaturas distintas! La abismal diferencia abrazaba a la interesantísima cantidad de información y comprensión que se podía tomar en planos separados. Lo que podrían llegar a descubrir juntos, eso sería una gran hazaña.

Doreen guardó silencio para escuchar con atención. No interrumpía porque aquello era una gran falta de respeto, y podía ser todo, menos maleducada, por supuesto.

Creo que existen preguntas que no volveré a hacer, por más deseos que tenga de musitarlas ¿Por qué? Hay descubrimientos que el conocimiento compartido con palabras no se fundamenta, a veces las acciones son el complemento perfecto para saciar las dudas, creo que con usted así va la cosa, más acción, pocas palabras — Comentó con tranquilidad, porque a pesar de tener un libro lleno de temas interesantes frente a ella, lo cierto es que la experimentación iba de la mano con ese libro de teorías, y Averno parecía muy dispuesto a enseñarle. Lo que Doreen no quería era entrar a un tema en concreto, pero parecía que era a lo primero que llegarían.

Dos días — Susurró exhorta en sus propios pensamientos y conclusiones — Dos días… — Repitió, y miró a la figura del hombre. Sintió terror, porque lo había comprendido, no se necesitaba ser muy inteligente para entender lo que quería decir. Supo entonces que su peor miedo se volvería realidad. Ser tomada por un desconocido, por alguien que no le daba amor en ese acto le resultaba lastimero. Y por primera vez en la noche decidió que de ser posible frenar ese momento, haría lo que fuera para truncar esas acciones. Sino pensaba tan mal cómo creía, la criatura la iba a tomar, y eso no estaba en sus planes. Ya había tocado lo suficiente, y eso incluso hizo sentir confundida a una humana que se creía de ideales firmes. Porque los movimientos perfectos y profesionales de la criatura, en su intimidad, habían despertado un deseo especial en la chica que no había conocido. ¿Eso era la excitación? Seguramente sí, porque su figura gritaba con fuerza seguir sintiendo aquello, que se dejara entregar a las llamas de ese Averno personal que tenía frente a sus ojos. Sintió la garganta seca, y el miedo a verse tan obvia por querer seguir experimentando, pero con la increíble necesidad de frenar todo lo que tuviera que ver con él.

Irlo descubriendo... — Mencionó Doreen al notar cómo la criatura se alejaba de ella. Cuando sintió que su cuerpo, que su ser se encontraba fuera de peligro, notó que sus piernas le dolían, que habían estado flexionadas y tensas todo el rato. Una pose meramente a la defensiva; sentirse menos amenazada la tranquilizó. — No sé hasta donde quiero descubrir, y sinceramente no quisiera nada, pero ya entendí, ya, esto es a su antojo, a sus deseos —Aquello lo dijo de mala gana, por un momento sintió que el negarle cualquier cosa a la criatura, era como negarse a sí misma el poder vivir de verdad. Se sentía frustrada, molesta, con ganas de gritarle, correcto, escapar, huir. ¡Quizás eso podría funcionar! Pero ya había bebido de ella, ¿no era así más fácil que un cazador como el encontrara a su presa?

Vaya pues mi señor, que tenemos dos días de espera para preparar nuestro próximo encuentro — Mencionó tranquila, incluso fingiendo a la perfección una posible añoranza a encontrarse de nuevo. ¿De verdad estaba actuando? — Necesito pensar, necesito resguardar, y necesito estar preparada para lo que vendrá de la mano con usted, estoy segura que este encuentro es el que hará el cambio definitivo en mi vida — No lo decía de broma, ya veía venir la realidad, de golpe, con fuerza, para destruirla y quizás volverla a forjar.
Doreen Jussieu
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